la alimentación en personas de la tercera edad
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La aLimentación en personas de La tercera edad I NUTRICIÓN
28 I Trainer 3 I 2014 Trainer 3 I 2014 I 29www.trainerspain.es www.facebook.com/trainerespana
C on el paso de los años, el or-
ganismo experimenta diversas
modificaciones psicosociales,
físicas y fisiológicas que hacen que las
necesidades nutricionales varíen. Entre
las alteraciones fisiológicas se pueden
destacar los cambios en la composición
corporal con pérdida de masa muscular
y ósea y el aumento del compartimento
graso, y con ello de la fuerza, que en la
población anciana está directamente
relacionada con una reducción de la
movilidad y de la capacidad para reali-
zar tareas de la vida cotidiana.
Las personas de la tercera edad pueden
sufrir en muchas ocasiones problemas de
obesidad, diabetes, hipercolesterolemia
e hipertensión. Por ello, es fundamental
fomentar la práctica diaria de actividad fí-
sica en este colectivo y adaptar su alimen-
tación a esos cambios con el objetivo de
mantener una buena salud.
Características de la alimentación de los mayores
La dieta de las personas mayores
debe ser variada para evitar cualquier
tipo de déficit, ya sea porque tengan
problemas de masticación y saliva-
ción, por falta de apetito o porque con
la edad se altera el sentido del gus-
to y disminuye la percepción de los
sabores y con ello corren el riesgo de
no alimentarse bien.
Es importante que el colectivo de la
tercera edad consuma un menor número
de calorías en comparación con etapas
anteriores, para evitar la tendencia pro-
gresiva a aumentar de peso, ya que exis-
te una disminución de las necesidades
energéticas a causa de la baja actividad
física, y otros factores psicosociales, que
provocan una disminución del metabo-
lismo basal. Es decir, una disminución
de las calorías que necesitan ingerir para
obtener suficiente energía para el fun-
cionamiento corporal diario. Por tanto,
deben realizar una adaptación de los re-
querimientos energéticos manteniendo
un adecuado aporte de todos los macro
y micronutrientes, como para asegurar
las necesidades individuales.
Es necesario asegurarles un aporte ade-
cuado de proteínas de calidad a través de
la alimentación para compensar la pérdi-
da de masa muscular, entre el 10-15% Kcal
totales. Los alimentos ricos en proteínas
de mayor calidad son los alimentos de
origen animal (carnes, pescados, huevos
y derivados), preferiblemente los cortes
más magros cocinados de la manera más
sencilla (plancha, horno, microondas...),
para así no aumentar en exceso las ca-
lorías de la dieta. Estos alimentos deben
ajustarse a la cantidad aconsejada, que es
de 120 gramos de carne y 140 gramos de
pescado (blanco o azul), ambos dos racio-
nes semanales, o dos huevos de tamaño
pequeño o mediano. Sin embargo, no se
pueden olvidar las proteínas de origen ve-
getal como las legumbres, la soja o los ce-
reales y las combinaciones proteicas que
puedan hacer entre ellas para así obtener
proteínas de alta calidad.
En sus comidas principales deben es-
tar presentes alimentos energéticos ricos
en hidratos de carbono, representando
el 55-75% de la energía total consumida,
como el pan, el arroz, la pasta, las pata-
tas y las legumbres. Estos les aportan la
energía necesaria para llevar a cabo una
vida activa, son fáciles de digerir y no les
producirán subidas o bajadas de azúcar.
Por otro lado, el estreñimiento suele
ser habitual en personas ancianas por lo
que para evitarlo, aparte de promover
cierto grado de actividad física, deben
llevar una alimentación rica en fibra. Así
debería de contener tres o más raciones
de fruta al día, al menos dos raciones
de verdura diaria (unos 150-200 g) y de
cuatro a seis raciones de cereales y de-
rivados al día, sobre todo integrales,
repartiéndolos de la siguiente manera:
dos raciones por semana de legumbres
(lentejas, garbanzos, alubias, etc.), pasta
de dos a tres veces a la semana y arroz
también de dos a tres veces a la semana.
La calidad de la grasa de su dieta es
fundamental para la prevención de enfer-
medades crónicas y presenta un impor-
tante papel suministrando ácidos gra-
sos esenciales y vitaminas liposolubles.
Se debe favorecer el consumo de grasa
Ejemplo de un menú para personas mayoresEl menú debe ser, además de nutritivo, variado y equilibrado, sensorialmente aceptable, con textura y temperatura adecuada y una combinación de colores apetecible lo que favorecerán su buena aceptación.
• Desayuno. Café descafeinado o cacao en polvo con leche semidesnatada. Tostadas de pan con jamón cocido/aceite de oliva. Zumo de naranja natural.
• Media mañana: Fruta o infusión.• Comida. Ensalada variada de verduras. Paella valenciana. Manzana.• Merienda. Yogur natural con miel y nueces o Leche semidesnatada con Galletas
tipo “María”.• Cena. Sopa de pescado. Pechuga de pollo con pimiento y berenjena al horno. Ma-
cedonia de fruta natural.• Al acostarse. Leche caliente o infusión. Galletas.*Además incluir en los menús el pan y las bebidas.
insaturada frente a la saturada y so-
bre todo se recomienda que cuiden el
aporte de ácidos grasos poliinsatura-
dos (omega 3) presentes en pescados
azules, que previenen enfermedades
cardiovasculares, procesos infecciosos
y problemas inflamatorios.
En las personas de edad, la dispo-
nibilidad de micronutrientes, es decir,
de vitaminas y minerales, puede estar
comprometida por los cambios fisioló-
gicos, enfermedades y/o consumo de
fármacos. Por lo que en algunos casos
los requerimientos de estos compues-
tos se ven aumentados. Algunos de los
nutrientes más comprometidos en las
personas mayores son:
• Hierro. Es fundamental la combina-
ción alimentaria para aprovechar al
máximo el contenido de hierro de
los vegetales. Esto es, combinar, en
el mismo menú, alimentos ricos en
hierro (legumbres, frutos secos) con
otros ricos en vitamina C.
• Folatos. Es necesaria la presencia
diaria de esta vitamina consumien-
do, mayormente, verduras de hoja
como acelgas, espinacas o brócoli.
• Calcio y vitamina D. Se debe ase-
gurar un aporte adecuada de ambos
nutrientes, ya que ambos desarro-
llan un papel importante en la pre-
vención, no solo de la osteoporosis
sino también de las caídas. Son
fuentes de calcio la leche y sus deri-
vados, así como las almendras o ali-
mentos enriquecidos. Por su parte,
la vitamina D la podemos obtener de
los pescados y de la exposición solar.
Por último, destacar que si nuestros
ancianos consumen una dieta variada,
amplia y rica en alimentos frescos no
será necesario administrar suplemen-
tos. No obstante, en algunas situacio-
nes concretas sí que resulta necesaria la
suplementación tras la valoración de un
profesional sanitario cualificado.
Hidratación, importante para los mayores
El agua es el alimento más esencial de
todos y en el caso de los ancianos toda-
vía hay que prestarle especial atención,
ya que tienen lugar varias circunstancias
desfavorables que pueden favorecer cier-
to grado de deshidratación. Estas son la
alteración del mecanismo de la sed, la
disminución de la capacidad funcional
del riñón o la gran predisposición al es-
treñimiento. Por ello el requerimiento
de agua es de mínimo 2 litros al día o
de 8 vasos de líquidos en forma de agua,
infusiones o caldos junto con el consu-
mo de alimentos con alto contenido en
agua y más cantidad cuanto más ejerci-
cio se haga o en las épocas más caluro-
sas, que es cuando se producen mayores
pérdidas por el sudor.
Interacción entre fármacos - nutrientes y fármacos - alimentos
Los ancianos suelen ser personas poli-
medicadas de manera que es posible que
se aumente el riesgo de interacciones,
no solamente entre fármaco-fármaco,
sino también entre fármaco-alimentos
y fármaco-nutriente. Estas interacciones
pueden afectar tanto al estado nutricio-
nal de la persona mayor como al efecto
terapéutico de algunos medicamentos y,
en definitiva, a la calidad de vida. Para
prevenir cualquier tipo de interacción
será necesaria una actuación conjunta
del equipo de profesionales sanitarios
con el objetivo de optimizar la terapéu-
tica y mantener un estado nutricional
adecuado del paciente.
En definitiva, es importante que las
pautas alimentarias se ajusten a las
necesidades y capacidades particulares
para cada tramo de edad entre las perso-
nas mayores, y acudir, si fuera necesario,
a un dietista-nutricionista especialista
para que valore su estado nutricional
desde una múltiple perspectiva: dieté-
tica, antropométrica, bioquímica, inmu-
nológica y clínica.
La alimentación en personas de la tercera edad
Ana y Laura Bilbao CercósGraduadas en Nutrición Huma-na y DietéticaSocias-fundadoras y dietistas-nutricionistas de [email protected]
La práctica de actividad física junto a una alimentación equilibrada es la base para mantener una buena salud. en el caso de las personas mayores, dieta y ejercicio se convierten en esenciales para minimizar las alteraciones fisiológicas que se producen en su cuerpo debido a su avanzada edad.
SUPLEMENTOS Grasas y aceitesmoderar el consumo
Evaluar prescripción de suplementos individualmente (Calcio, vitamina D, vitamina B12, folatos, etc.)
Carne, aves, pescados, frutos secos y huevos 2 racionesLeche, yogur y queso
3 raciones
Grupo de verduras3 raciones
Grupo de frutas2 raciones
Pan, arroz y pasta6 raciones
Agua8 vasos
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