josé emilio pacheco, alta traición, antología

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De Los elementos de la noche (1958-1962) Árbol entre dos muros Sitiado entre dos noches el día alza su espada de claridad: mar de luz que se levanta afilándose, selva que aísla del reloj al minuto. Mientras avanza el día se devora. Y cuando toca la frontera en llamas empieza a calcinarse. De tu nombre brotan la luna y su radiante armada, islas que surgen para destruirse. Es medianoche a la mitad del siglo. Resuena el huracán, el viento en fuga. Todo nos interroga y recrimina. Pera nada responde. Nada persiste contra el fluir del día. Al centro de la noche todo acaba y todo recomienza. En la savia profunda flota el árbol. Atrás el tiempo lucha contra el cielo. El fuego se arrodilla a beber rescoldos. La única luz es la que da el relámpago. Y tú eres la arboleda en que el trueno sepulta su rezongo. La enredadera Verde o azul, fruto del muro, crece. Divide cielo y tierra. Con los años

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Page 1: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

De Los elementos de la noche (1958-1962)

Árbol entre dos muros

Sitiado entre dos nochesel día alza su espada de claridad:mar de luz que se levanta afilándose, selva que aísla del reloj al minuto.

Mientras avanza el día se devora.Y cuando toca la frontera en llamasempieza a calcinarse. De tu nombrebrotan la luna y su radiante armada,islas que surgen para destruirse.

Es medianoche a la mitad del siglo.Resuena el huracán, el viento en fuga.Todo nos interroga y recrimina.Pera nada responde.Nada persiste contra el fluir del día.

Al centro de la noche todo acabay todo recomienza.En la savia profunda flota el árbol.Atrás el tiempo lucha contra el cielo.El fuego se arrodilla a beber rescoldos.La única luz es la que da el relámpago.Y tú eres la arboledaen que el trueno sepulta su rezongo.

La enredadera

Verde o azul, fruto del muro, crece.Divide cielo y tierra. Con los añosse va haciendo más rígida, más verde.Costumbre de la piedra, cuerpo ávidode entrelazadas puntas que se tocan.Llevan la misma savia, son una breve plantapero forman un bosque. Son los añosque se anudan y rompen. Son los díasdel color del incendio. Son el viento

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que a través del otoño apaga el mundo.Son las vivas raíces de la muerte,la sombra hecha de luz: la enredadera.

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De El reposo del fuego (1963-1964)

DE LA SEGUNDA PARTE

4

Si se extiende la luztoma la formade lo que está inventando la mirada.

5

Vuelven mundos a hendirse. Y de milagrocruza rampante un astro en pie de guerrahasta encajarse náufrago en la hierba,deshecha su materia voladora. Como si el rayo halcónque vence al airede la estrella fugaz se apoderase:la caricia que siente el enterradocuando el suelo mortal lo desfigura.

(In memorian Luis Cernuda. Noviembre de 1963.)

7

Algo crece y se pierde a cada instante.Algo intenta durar, algo remoto:la forma sustantiva en que la arenadibuja la inscripción de su agonía(porque es la permanencia del oleajecuando el mar en desierto ha terminado).

11

Todo lo empeña el tiempo y da al olvidoLos ojos no resistentanta ferocidad.La luz, la luz, su llamaincendia los perfiles de las cosas.Y en medio tanta muerte, esos tus ojos, ojos tuyos tristísimos que vieronlo que nunca miré.Todo lo empañan.

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Todo es olvido y sombra y desenlace.

13

O es el desnudo pulular del fríoo la voz invisible de la hormigaatareada en morir bajo su carga.Repta el viento y horada los caminossubvegetales que anegó la asfixiade cuál roer en brusca madriguera.¿Sabe el jardín que zonas del veranoengendran el otoño adormecidopor la savia esclerótica?

Y no es estolo que intento decir.

Es otra cosa.

DE LA TERCERA PARTE

14 (Las palabras de Buda)

Todo el mundo está en llamas:lo visible

ardey el ojo en llamas lo interroga.Arde el fuego del odio.Arde la usura.Arde el dolor.La pesadumbre es llama.Y es hoguera de angustiaen donde arden

todas las cosas.

Llama.Arden las llamas,

mundo y fuego.Mira

la hoja al viento,tan triste

de la hoguera.

15

Es hoguera el poemaY no perdura.

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Hoja al vientoa su vez.

También tristísima.Inmóvil ya,

Desierta.Hasta que el fuegorenazca en su interior.Cada poema

epitafio del fuego,cárcel,

llama,hasta caer en el silencio en llamas.Hoja al viento

tristísima la hoguera.

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De No me preguntes cómo pasa el tiempo (1964-1968)

Alta traición

No amo a mi patria.Su fulgor abstracto

es inasible.Pero (aunque suene mal)

daría la vidapor diez lugares suyos,

cierta gente,puertos, bosques de pinos,

fortalezas,una ciudad deshecha,

gris, monstruosa,varias figuras de su historia,

montañas—y tres o cuatro ríos.

Aceleración de la historia

Escribo unas palabrasy al minuto

ya dicen otra cosa significan

una intención distintason ya dóciles

al Carbono 14Criptogramas

de un pueblo remotísimoque busca

la escritura en tinieblas

Declaración de Varadero

(En el centenario de Rubén Darío. 1967.)

En su principio está su fin. Y vuelve a Nicaraguapara encontrar la fuerza de la muerte.Relámpago entre dos oscuridades, leve piedraque regresa la honda.

Cierra los ojos para verse muerto.Comienza entonces la otra muerte, el agrio

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tallar las selvas de papel, torcerle el cuelloal cisne viejo como la elocuencia,incendiar los castillos de hojarasca,la tramoya retórica, el vestuariode aquel desván llamado «modernismo».Fue la horade escupir en las tumbas.

Las aguas siempre se remansan.La operación agrícola suponemil remotas creencias, ritos, magias.Removida la tierrapueden medrar en ella otros cultivos.Las palabras son imanes del polvo.Los ritmos amarillos caen del árbol.La música deserta del caracoly en su interior la tempestad dormidase vuelve sonsonete o armoníamunicipal y espesa, tan gastadacomo el vals de latón de los domingos.

Nosotros somos los efímeros.Lo que se unió se unió para escindirse.Sólo el árbol tocado por el rayoguarda el poder del fuego en su maderay la fricción libera esa energía.

Pasaron pues cien años:ya podemos perdonar a Darío.

Escorpiones

El escorpión atrae a su parejay aferrados de las pinzas se observandurante un hosco día o una nocheanterior a su triste cópula. Terminael encuentro nupcial:sucumbe el machoy es devorado por la hembra—la cual (dijo el Predicador)es más amarga que la muerte.

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De Irás y no volverás (1969-1972)

Contra los recitales

Si leo mis poemas en públicole quito su único sentido a la poesía:Hacer que mis palabras sean tu vozpor un instante al menos.

Escrito con tinta roja

La poesía es la sombra de la memoria,pero será materia del olvido.

No es la estela erigida en plena selvapara durar entre sus corrupciones sino la hierba que estremece el pradopor un instantey luego es brizna, polvo,menos que nada ante el eterno viento.

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De Islas a la deriva (1973-1975)

Tulum

Si este silencio hablarasus palabras se haría de piedra.

Si esta piedra tuviera movimientosería mar.

Si estas olas no fuesen prisionerasserían piedras

en el observatorio.Serían hojas

convertidas en llamas circulares.

De algún sol en tinieblasbaja la luz que enciende

a este fragmento de un planeta muerto.

Aquí todo lo vivo es extranjeroy toda reverencia profanación

y sacrilegio todo comentario.

Porque el aire es sagrado como la muerte.Como el dios

que veneran los muertos en esta ausencia.

Y la hierba se prende y prevalecesobre la piedra estéril comida por el sol—centro del tiempo, padre de los tiempos,fuego en el que ofrendamos nuestro tiempo.

Tulum está de cara al sol.Es el sol

en otro ordenamiento planetario.Es núcleo

de otro universo que fundó la piedra.

Y circula su sombra por el mar.

La sombra que va y vuelvehasta mudarse en piedra.

Ceremonia

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De entre los capturados en la Guerra Floridaescogeremos uno.

Para él seránlas vírgenes del templo, la comida sagrada.

Todo el honorque la ciudad de México reservaa quien es elegido por sus deidades.

Y pasados tres meses se vestirácon la piel de un dios vivo.Será el dios mismo

por algunos instantes.

Más tarde subirá la escalinataentre el aroma de copal y el lúgubre

sonido de atabales.Hasta que en el remate de la pirámidele abran el pecho para alimentar—con la sangre brotada del sacrificio—al sol que brilla entre los dos volcanes.

de Old Forest Hill Road (Toronto)

“[…]Soy extranjero

en esta tierra.En todas

seré extranjero.Al regresar

mi patria habrá cambiado

y no estaré ni estuve […]”

La rama

De pronto la visiónde la rama desnuda por la ventana.Su dibujo crispado se encamina—arabesco o araña— entre la nieve.

Esta caligrafía del invierno

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trae la esperanza de un renacimiento.Pero nunca será tan bella como hoy

su menuda muerte.

Savia que hierve inmóvil o duerme.Inscripción en el aire. Nave.

Este jardín como mil jardinespudo ser sin saberlo

el paraíso.

Despertar

Abre los ojos el jardín.No hay nadie.

Se detiene la noche en la espesuraaunque el aire ya invoca

al nuevo día.Mundo que nace de sí mismo,

esferahecha de tiempo en derredor.

Las horasbajan sin pausa a la memoria.

Abro los ojos.Veo el jardín.No hay nadie.

Abre los ojos el jardín.Me mira.

Estación termal

Para huir del dolor aquí trajimostodos nuestros pesares.Nos acompañan, se renuevan, llenanal pobre cuerpo que les da aposento.

Cada uno es distinto. Nadie puedereconocer su pesadumbre en el otro.Nadie tampoco hace el esfuerzo.

Aquí nos mata la vejez.Aquí nos entretiene

la enfermedad

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con un tablero de esperanza.

Aquí por un momento la locuraparece más serena.

Bien descansados, bien comidos,vamos

cayendo uno por uno.

H & C

En las casas antiguaslas llaves de agua

tienen un orden diferente.Los fontaneros que instalaron los grifos

hechos en Norteaméricadieron a C de cold el valor de caliente.La H de hot les sugirió agua helada.

¿Qué conclusiones extraer de todo esto?—Nada es lo que parece.—Entre objeto y palabra

cae la sombra(ya entrevista por Eliot).

Para no hablar de lo más obvio:Cómo el imperio nos exporta un mundoque aún no sabemos manejar ni entender.Un progreso bicéfalo (creadory destructor al mismo tiempo—y como el mismo tiempo)al que no es fácil renunciar.

Nadie que ya disfrute el privilegio (aquítener agua caliente es privilegio)se pondrá a cavar pozos, a extraeraguas contaminadas de un arroyo.

Y de otro modo cómotodo acto es traducción:

Sin este códigose escaldará quien busque

bajo la C el agua fría.Los años pasarán sin que se entibie

La que mana de H.

Page 14: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

Las moscas*

y en el aire y el muro y el suelomoscas tiernas, a pares, en celo;

Salvador Díaz Mirón.

Mientras yo sobre ti,tú sobre mí,los dos al lado,dos alados insectos se persiguen.

Obscenamente sobrevuelan el lecho.Miran zumbonas o tal vez excitadas.

Para él sin duda no eres la más hermosa y deseable.

(Tal un lirio entre las espinasen su mosca entre muladares.Los contornos de su trompa son como joyas,como púrpura real sus vellosidades.)

¿Despreciaránsus ojitos poliédricos nuestros cuerpos,nuestra torpes maniobras,nuestro brazos que no son alas?

Y juntas se levantan como la aurora,grandiosas como ejércitos en batalla.

Han puesto de cabeza el rastrero infiernoy se adueñan al fin de su cielo raso.

Bocabajo seguramente jadeantes,colgadas de las patas sobre el abismo.

Y hacen lo mismo sin pensar en la muerte.

* Con disculpas a Salomón: Cantares 2:2, 7:1 y 6:10.

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De Desde entonces (1975-1978)

Bosque de marzo

La flor acaba de nacer.La hoja vibrade juventud en solidario follaje.

Nueva es la tierray es la misma de entonces.

Aquí tan sólo quien contempla envejece.

Del último Juan Ramón

A Ricardo Gullón

Desde su nocheve

no la otra sombrasino su claridad.

Brilla en el mar nocturnola sal del sola solasagua adentro

en su materia misma inasible.

En la honda arena cae lo muriente,pero lo vivo resplandece en la gotaa la que sólo puede interrogarla mirada del pez profundo.

Circulacionesde la vida transformándose siempre.

Y en el abismo de su oscuridadno desciende.Se alzasobre-viviente.Animal de fondo.

La noche al finse vuelve transparencia deseante.

Page 16: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

Fin de siglo

La sangre derramada clama venganza.Y la venganza no puede engendrarsino más sangre derramada.

¿Quién soy:el guarda de mi hermano o aquel

a quien adiestraronpara aceptar la muerte de los demás,

no la propia muerte?¿A nombre de qué puedo condenar a muertea otros por lo que son o piensan?Pero ¿cómo dejar impunesla tortura y el genocidio y el matar de hambre?

No quiero nada para mí.Sólo anhelolo posible imposible:un mundo sin víctimas.

Cómo lograrlo no está en mi poder.Escapa a mi pequeñez, a mi pobre intentode vaciar el mar de sangre que es nuestro siglocon el cuenco trémulo de la mano.Mientras escribo llega el crepúsculo.Cerca de mí los giros que no han cesadono me dejan cerrar los ojos.

Jardín de niños

Para Alba y Vicente Rojo

1

Abrir los ojos. Aún no hay mundo. Cerrarlos.Ver las tinieblas prenatales. Allíalgo como un regreso al principio de todo.Soy una ameba, un protozoario, un pezque milenariamente va saliendo del agua*.Con espasmos de asfixia me interrogosobre el planeta humeante. Me adentro en tierra firme. Ya respiro.Avanzo a rastras. Soy reptil pulmonado.Y ahora me brotan alas: mis escamas

* Esto que aquí se rompe y se deshace se llama mar.

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se han transformado en plumaje.

2

Lo que entre sangre y de la sangre brotano es bello ciertamente.Como una fiera se debate, luchacon los puños cerrados y protestacontra quienes lo arrancan. Porque una colalo ata a su especie humana. Es cercenada.Recibe el primer golpe. La luz lo hiere.Hierve el estruendo de este mundo.Ahora está solo y se defiende llorando.Cabeza deformada por el túnely la lucha asfixiante.Arrugas de humedad. El viejo monstruorejuvenece en horas y mañanaserá tierno y hermoso.

3

Desde la cuna veo llover. Se desplomael cielo entero en un torrente sin pausa.La tierra inerme volverá a ser del agua.¿Voy a tocar el fondo como una piedrao flotaré como un anfibio en las ondas?Desciende a plomo y melodiosamente la lluvia.Huele el jardín a recomienzo. Despierta.El agua baja a proseguir este mundo.Vibra el rumor que me adormece. Me duermo.

4

Tinta de la memoria. Extensión ciegade lo indecible inmemorable.Allí no hay nada. Sólo calor sin luz.Tal vez la angustiade la primera noche en esta tierra.¿Acabaránalguna vez las sombras? ¿Volverá el airea iluminarse?

Llanto, llantode aquel recién nacido en quien renueva

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sus temores la especie.Ser a solas

indefenso ante el mundo: el gran no-yoy su despliegue amenazante

sobre, en tornodel que ha llegado sin palabras.Si tienes hambre, si padeces de frío,si te incomodan los pañales,existes, te hallas vivo, caes en cuentade que los otros te hacen falta y no erescentro de ningún mundo, simple ruedadel enorme engranaje, una semillaentre la cuna eterna que se mece insaciable.

5

Generación que vas como las hojas…como las hojas no: como las ondaso círculos concéntricos taladradospor la gota de lluvia en la masa de agua,hasta que al ensancharsese hacen un todocon el río que nunca paraporque es distinto siempre.Las aguas pasany el río sigue en su curso,sigue su cauce. Generaciónde los nacidos entre tumbas, al resplandordel incendio del mundo. Tanto trabajo de las célulasy en poco tiemposer alimento de gusanosen grandes fosaso en las ruinas del bombardeo. Generaciónde millones de niños muertos. La sobrevidaserá para los otros muerte en el alma. Y es su tareadejar escrito en agua su testimonio.

6

La única antorcha recibidailuminó el entierro de sus muertos.

Desplazamientos

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que por mil noches terminaron en humo:larga columna, golpes en vano a las puertas del cieloy descenso en hollín hasta el crematorio.Crujir de huesos, rumor de casas incendiadas.

¿A quién le debohaber estado a salvo

mirando tododesde otra orilla?

Gran aventuraes la guerra como espectáculo,

a menosde que uno lleve como pecado original la culpa.

7

Pero el que nace y muere sólo vivirá acompañado.Madre, padre, inventoresdel frágil desconocido, de la página en blanco en que la estirpe deja rasgos y rastros.

Pero quién sabequé hará con él la vida, qué hará la historia,qué hará consigo mismo este ser libre;sí, libre (con sus limitaciones:clase, nación, época, lengua).Mamá y papá, como en un juego,arrojaron la piedra cuestabajo, pusieronla hoja al viento, llevadapor los que están aquí, por los que naceny nacerán mañana.

El enigmaParece un dibujito de unir puntos y encontrar la figura o trazar una línea que conduzca

a la boca del laberinto.Lo grave

es que sólo la muerte podrá dar la respuesta.

8

El lactante o lechón entre dos orificios:boquita bien dispuesta para llenarse de placer con el líquido que lo construye y lo hace egoísta,

y la cloacaque lo ata al suelo como globo cautivoy le recuerda: eres también destructor

Page 20: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

y has profanado la limpieza del mundo.No eres ángel

sino algo más hermoso y terrible.Por ser humano

estás sujeto a tu grandeza y tragedia.Y que tus ojos sin color te descubranla hermosura de esto que vives, la sordidezde haber nacido entre la injusticia, el terror,el microbio o bacilo que puede fermentarnos en lobos

de nuestros semejantes.

9

Narciso en el espejo: hay un espejodonde se abisma quien se reconoce.

Quién como yosupone el niño al observar la ficciónhecha de luz contra telones de azogue.Si no hay piedra que rompa el maleficiola autohipnosis embriagará a su víctima,la hará un tirano incapaz de vezmás allá de su ombligo mínimo—precisamente la cicatrizque nos señala a fuego para indicarpertenencia al conjunto, la obligaciónde ser para otros ya que somos de otros.

10

Entre el amor que puede ser asfixia y produceplantas de sombra que se calcinan en la realidad sensitivasy el desamor que engendra monstruos dolientes,¿cuál es el justo medio, cuál es el puntodonde se erigen los que debe ser seresrealmente humanos, no caricaturas

ni proyectos abandonados?La violencia nace en la casa y el dulce hogar,reproduce lo que hay afuera. El maltrato,como toda crueldad, es inconscienciay produce a quienes seránlos crueles inconscientes del mañana.

La sobre protecciónes un efecto del pesimismo:

Si el mundo es malo

Page 21: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

y nada hacemos por cambiarlo —se dicen—al menos retrasaremos en lo posible

la hora y fecha del pago.

11

Si nada sobra, nada falta: hay comida,tienes un techo, ropa limpia,cuadernos de dibujo, libros, juguetes.Por un azar incomprensible te tocó en suerte nacerdel otro lado de la muralla, en los márgenes. Pero de cualquier modo no te moja la lluvia,

no sufres de hambre,cuando te enfermas hay un médico,

eres queridoy te esperaron en el mundo.

Son muchoslos privilegios que te cercan y das

por descontados.Sería imposible

pensar que otros no los tienen.Y un día

te sale al paso la miseria.La observas

y no puedes creer que existan niños sin pan ni ropa, sin cuadernos, sin padre.,Te vuelves y preguntas por qué hay pobres.

Descubresque está mal hecho el mundo.

12

Esos días, lo rápido que pasan.Memorias no: destellos, aerolitosen galaxias de olvido o de invención.

Esos díasdel último adán único que tiene para sí toda la casatodos los padres, todos los amores.Hasta que el paraíso se deshacey entran por fin los otros,semejantes o hermanos, da lo mismo;

pero siempre expulsores.No hay limbo, el purgatorio no existe:

únicamente

Page 22: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

paraíso o infierno en este mundo.En uno y otro,no en la tierra de nadie.

Infierno si has perdido lo que tuviste,infierno

si te desvela la obsesión de perderlo,aunque no valga nada ni sea nada:

espejismode egolatría,disfunción de una célula,carcoma.

Arde la tierra.En sangre derramada

arde la tierra.

13

Pero el niño reinventa las palabrasy todo adquiere un nombre.Verbos actuantes, muchedumbre de sustantivos.

Poderde doble filo: sirve lo mismoa la revelación y al encubrimiento.Cuando el objeto ya no está,cuando los actos mueren,queda aún la palabra que los nombra: fantasmade presencias que se disuelven.

Nos llega el tiempoenvuelto en esta herencia, calidoscopiode figuras compuestas al infinito.

Los mismos vidriospara un millón de imágenes distintas,

siempre distintas.Ningún día vuelve, cada minuto es diferente.

En la sucesión,en su insondable vértigo nos queda,como hilo en nuestro camino o migaja,para volver por nuestros pasos perdidos el habla.

14

El niño tiene la intuición de que no es preciso formaruna secta aparte o sentirsesuperior a los otros para hacer poesía.

Page 23: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

Pues la poesíase halla en la lengua,

en su naturaleza misma está inscrita.Y las primeras frases no mecánicas son poéticas siempre.

Como un poeta azteca o chinoel niño de dos años se interroga y pregunta:

«¿Adónde van los días que pasan?»

15 (Cartilla de lectura)

EL NIÑO rompe todas las cosas de LA CASA.Quiere adueñarse de LA CASA.EL NIÑO representa LA VIDA nueva.Rompe todo lo viejo que hay en LA CASA.LA VIDA nueva está condenada a hacerse LA VIDA vieja.Un día será como las viejas cosas que hay en LA CASA.

16

Recuerdos de la infancia como el eco de un pozo.Inquietud

de quien surge y destruye todo.Niño que sin saberloquiere rehacer el mundo y, cansadode exterminar las cosas del viejo orden,

se ponea esculpir su utopía inconsciente: dibujos

en un cuaderno,trazos geométricos, ciudad justa, visiones

de una tierra alcanzable.O si no puedecon el dibujointenta

inventar las historias que ajusten los fragmentosdel gran rompecabezas: la realidad,

y ordenensensación e impresión.

Y queda al margende los actos:su hacer

se añade al mundo pero no lo transforma.

17

Page 24: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

Como pedazos de estatuas rotas que desentierran en los centros ceremoniales

son los juguetes lamentables, las fotos,los cuadernos casi ilegibleshallados de repente al limpiar la casa.Estas ruinas son todo lo que perdura

de la infancia irrestituible.(La estatuapuede recomponerse;el pasado interno

salidifica a quien se vuelve a mirarlo.)En los despojos o recuerdos por un instanteel ayer se entreabre y luego

queda cerrado para siempre.

18

Ahora, en definitiva, es otro mundo.Aquellos años

en que irrumpimos sin saber adónde parecentan lejanos como el diluvio.

No obstanteaún prosigue la gran matanza.

Se extiende el hambrecuando todo está aquí para vencerla.

En el sur de Américahay campos de tortura e inmensas fosasse abren en nuestras tierras como en Auschwitz.

El tiempono pasó en vano:

se perfecciona el exterminio.Pero todo estono servirá de nadaante el valor humano,frente a la decisión

de inventar otro mundo.

19

Como del fondo sube una burbuja y los pecesencadenados al acuario horadan el tedioen feroces o mansas coreografías, nosotros

Page 25: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

estamos ciegos para ver más allá del gran vidrio,del agua turbia que llamamos tiempo.

Somos los peces de este ahoraque velozmente se transforma en entonces.Los prisioneros, los recudidos a soñar un futuroque otros muchos soñaron y ya es estemiserable presente.

No puedo darun paso que me aparte de mi acuario.Conozco mis voraces limitaciones.Falta el oxígeno. Las algas no devoran.Se adensa el aguay hay un escape en algún lado.Tal vez nos llegará la asfixia,tal vez muramos sin ver ese otro mundo allá afuera*.

20 (Epílogo)

… o somos los guijarros que avienta el mar y caemosen la playa que no elegimos, entre sargazosy los grumos letales del petróleo. Aquí está la sequía que nombran el desierto. Es precisoatravesarlo de sol a sol. Llegaremosal otro mar a que nos cubra la muerte.

Entretantoel camino es la meta. Y nadie avanza solo.Y el agua se comparte o revientas. No hayminuto que no transcurra.

Adelante.

* Pero qué importa esa agonía. Si te derrumbas, si te mueres habrá otro siempre para acabar cuanto empezaste, nada es inútil. Tu misma muerte Transmitirá la vida a quienes lleguen. El mundo no morirá (lo sabes) cuando te extingas.

Page 26: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

De Los trabajos del mar (1983)

Cosas que son mías

1

De la isla conozco el olor, la formay la textura de la arena.

Sé que no pertenezco a ellapero la siento mía por derecho de amor.

La isla es del mar.No voy a disputarla.Simplemente

le dejo aquí el más humilde homenaje.

2

Ola rima con luna en la noche clarísima de azogue.Nadie puede encender el sol ni frenar el océano,el misterioso oleaje que no tiene

misericordia de nosotros.

3

Lo que dice la arena al mar es acaso:—No te serenes nunca. Tu bellezaes tu absoluto desconsuelo.

Si alguna vezencuentras sosiego perderás

tu condición de mar.Si te calmas

dejará de fluir el tiempo.

5

Así como el jardínque está ocho pisos más abajo, en silencio,todos los animales se combaten,bajo el mar de la noche hay guerra.Y este cielo sin nubes allá arribaparece tan sereno y es violencia—como las calles, como los países—:

Page 27: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

astros mueren, planetas se derrumban,de una explosión brutal

nacen galaxias.

Perra en la tierra

La manada de peros sigue a la perrapor las calles inhabitables de México.

Perro muy sucios,cojitrancos y tuertos,malheridos

y cubiertos de llagas supurantes.Condenados a muerte

y por lo pronto al hambre y a la errancia.Algunos cargan

signos de antigua pertenencia a unos amosque los perdieron o los expulsaron. Ya pocos pueden

darse el lujo de un perro. Y mientras alguien se decide a matarlos

siguen los perros a la perra. La huelen todos, se consultan, se excitan

con su aroma de perra. Le dan menudos y lascivos mordiscos.

La montanuno por uno en ordenada sucesión.

No hay orgíasino una ceremonia sagrada, inclusiveen estas condiciones más que hostiles:

los que ríen,los que apedrean a los fornicantes,

celososdel placer que electriza las vulneradas pelambresy de la llama seminal encendidaen la orgásmica entraña de la perra.

La perra-diosa,la hembra eterna que llevaen su ajetreado lomo las galaxias, el pesodel universo que se expande sin tregua.

Por un segundo ella es el centro de todo.Es la materia que no cesa. Es el templode este placer sin posesión ni mañana

Page 28: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

que durará mientras subsista este punto,esta molécula de esplendor y miseria

átomo erranteque llamamos tierra.

Malpaís

Malpaís: Terreno árido, desértico e ingrato; sin agua ni vegetación por lo común cubierto de lava.Francisco J. Santamaría: Diccionario de mejicanismos.

Ayer el aire se limpió de prontoy renacieron las montañas.Siglos sin verlas. Demasiado tiemposin algo más que la conciencia de que allí están,

circundándonos.Caravana de nieve el Iztaccíhuatl.

Cúpula heladao crisol de lava en la caverna del sueño,

nuestro Popocatépetl.

Ésta fue la ciudad de las montañas.Desde cualquier esquina se veían las montañas.Tan visibles se hallaban que era muy rarofijarse en ellas. Verdaderamentenos dimos cuenta de que existían las montañascuando el polvo del lago muerto,los desechos fabriles, la cruel ponzoñade incesantes millones de vehículos,

la mierda en átomosde muchos más millos de explotados,bajaron el telón irrespirable

y ya no hubo montañas.Contadas veces

se deja contemplar azul y enorme el Ajusco.Aún reina sobre el valle pero lo están acabandoentre fraccionamientos, taladores y lo que es peor

incendiarios.Por mucho tiempo

lo creímos invulnerable. Ahora sabemos de nuestra inmensa capacidad destructiva.

Cuando no quede un árbol,cuando todo sea asfalto y asfixia o malpaís, terreno pedregoso sin vida,

Page 29: José Emilio Pacheco, Alta traición, antología

esta será de nuevo la capital de la muerte.

En ese instante renacerán los volcanes.Vendrá de lo alto el gran cortejo de lava.El aire inerte se cubrirá de ceniza.El mar de fuego lavará la ignominiay en poco tiempo se hará piedra.Entre la roca brotará una planta.Cuando florezca tal vez comiencela nueva vida en el desierto de muerte.

Allí estarán, eternamente invencibles,astros de ira, soles de lavaindiferentes deidades,centros de todo en su espantoso silencio, ejes del mundo, los atroces volcanes.

Crónica mexicáyotl

En otro grito de la procesióno de la tribu errante que somos,henos aquí sin nada como al principio.Sapos y lagartijas nuestro alimento.

Sal de nuestra vida, polvo nuestra casa.Añicos y agujeros en la red,

nuestra herencia de ruinas.

Por fin tenemosque hacerlo todo a partir

de esta nada que por fin somos.