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qué está él maldito?, ¿por quéle es negado el Paraíso? Seconvierte en un ser fuerte einquieto, acuciado por un inextinguible afán de inmortalidad,de perpetuación, de "extraertodo de la tierra con toda lafuerza de la voluntad y el genio". Abel es lo contrario dela inquietud. El es pacífico,sumiso, conservador. Ofrecesacrificios a Javeh y le teme,porque le han enseñado a temerlo. Es, a pesar de su belleza, como un ser de la charca,como un querubín de alma desapo. Vive en las agua.s estancadas. Caín desea las corrientes de los ríos para luchar contra ellas, para llegar a susfuentes. Caín mata a Abel enun rapto de furor, al ver queéste, en un momento dado, noresponde a la angustiosa llamada de! hermano. De ahí enadelante, no habrá agua parala sed de Caín. Esa sed le llevará a huir de los hijos deDios, a crear una nueva raza,a levantar ciudades, asaltar elParaíso y aliarse con Abadón,e1 ángel de las tiniebla¡Sl, alque también será rebelde. Porque la rebeldía es su destino.
En un estilo de gran riqueza imaginativa -que recuerdaen algo el de Gabriel }..Iiró-.van Aerde ha~e una biogQlfíadel Hombre, de la inquietudhumana, oscilando siempre entre el bien el mal, entre 1('.oscuridad y la luz. La inquie·tud del hombre, que al travésde mil avatares dejará su semilla y su huella.
Es un libro bello. E inquietante para quien sepa leerlo.Tal vez su autor quiere decirnos algo a todos nosotros. Es,claro, susceptible de mil interpretaciones distintas. Peroatendamos a las palabras mismas:
... lejos, ah, muy lejos haquedado el Paraíso. Tan lejos . .. Pero, ¿no está la nochecasi más cerca? Sí, cerca, mucho más cerca.
J. de la C.
RAINER MARÍA RILKE, Cartas.Zig-Zag. Santiago de Chile,1951. 216 pp.
Esta edición de las cartasíntimas de Rilke -que inexplicablemente nos llega muytarde- es un ~recioso documento acerca del mundo interior del poeta.
Actualmente, Rilke más queun nombre es una leyenda.Uno de tantos escritores famosos desconocidos. Se hablamucho de él, pero no se leensus obras. En toda charla máso menos poética, donde se verse de la soledad y de la muerte, habrá casi siempre alguiendispuesto a pronunciar el nom-
bre de Rilke. Eso da una atmósfera vaga y sugerente quees de muy buen tono para lareunión. Pero Rilke no estaráallí.
Para poder hablar de Rilke-amigos poetísimos- hay queir a su poesía, a sus monografías, a sus cartas.
En sus Carlas se puede verque no sólo era un poeta. solitario y cultivador de su muerte, como tantas veces se ha dicho. Rilke era, además. un poeta humilde, un discípulo:
Soy demasiado débil en elmundo, pero 110 bastante httnúlde para ser delante de tícomo una cosa oscura e inteligente.
Humildad: aceptar un granamo, una gran guía. Rodin yJacobsen, en el caso de Rilke.Porque para los espíritus superiores, la libertad es un problema menor. Un espíritu pequeño teme a las influencias y,desesperado, se aferra a suilusoria "voluntad creadora".Un espíritu fuerte, como e! deRainer María Rilke, acepta serinfluido, porque no duda desus propias fuerzas, y porquesabe que toda influencia esuna nueva energía que acopiapara el camino a su obra.
Ri~ke no saltó nunca las etapas y se ejercitó a conciencia.Pero -dice en una de sus cartas- ¿ cómo debo empezar aandar por este camino? ¿Dónde está la labor manual de miarte, su más honda o pequeñaparte en la cual pudiera empezar a ser activo?
Sí, se reconocía como unaprendiz, como un alborozadopero profundamente serio einocente aprendiz de la belleza. Se convirtió en un solitario para ser sólo una horasolitaria . .. una hora que sonríe de 11WCO diferente entresus hermanas y se calla antelo eterno.
Sí, era humilde. Y era errante. No es que huyera, sino quedeseaba llegar. Llegar a esarealidad de los seres (sólo losobjetos me hablan), palparloy saberlo. todo. Eso necesitopara ser más s('guro y :nenossin patria.
De la lectura de estas Cartasse saca una lección de sabiduría, de grandeza espiritual. Quelo lean todos los "originales",tocios 10s"profetas' y los "angustiados" de la nueva poesía,esos poetas que brotan porcentenares sí se golpea el suelocon un bastón. Que lean lascartas de Rilke y dejen el corode los grillos para escuchar,entre todas las voces, una, como decía otro gran poeta.
J. de la C.
JAIME GARcÍA TERRÉs, Correonocturno. México, 1954. 16pp.
Este cuaderno de poesía, apesar de su reducido númerode páginas, presenta serias dificultades para una descripción fenomenológica. En primer término, por su falta delugares comunes y características prosaicas, así como de"ideas" sin p~asmar, malahierba que cautiva a nuestrosbotánicos de la literatura, yluego por la ausencia de huecos y aristas, fallas que constituyen el punto de partida delanálisis superficial, ya queaquí la estricta economía delas palabras y un temple especial de ánimo funden las imágene~ de manera indisoluble,envolviéndolas en la indefinible luz del misterio:
Yo quisiera, estrújandolas,dar nuevo alientoa las canciones sepultadasen secreto.
porque si el crítico irreverentese atreve con el bisturí y elfichero en el país de las mitologias, en cambio, el poeta essólo un espejo que refleja lasrevelaciones que le confía lanoche, y esta inconsciencia essu mayor fuerza, o más bienla única frontera que lo separade la lucidez de la prosa:
y yonada puedo. Nadasé. U na tras otrafluyen, para morir,las provincias del vuelo.
Obsérvense las masas poéticas cortadas a cuchillo, lospuntos ele valor absoluto ycontundente, en lugar de comas que se prestan a una transición suave. En las negaciones rotundas: " ... nada puedo. Nada/sé", la emoción sedescarga en su totalidad, sedefine a sí misma, se completa en un círculo cerrado. yluego el devenir muestra suesencia fugaz: "Una tras otra/fluyen, para morir'; las provincias del vuelo" ; porque estoes la poesía, una trayectoriavital apenas aprisionada en lared del lenguaj e, símbolo visible, dura roca clel tiempo, conel que el poeta tiene que lucharcuerpo a cuerpo para obteneruna victoria dudosa, ya quela poesía, como todo lo que seda dentro del tiempo, es caediza, su valor sólo es comparable en un determinado sectorde las manecillas del reloj, y sudestino está indisolublementeunido a la cacluca trayectoria
UNIVERSIDAD DE MEXICO
de la lengua. Por esto, es queel poeta se queja con amargura: "Ah palabras./ Linajedesesperado, / consümiénelose./ He aquí los restos. / Lascruces que dejó la batalla /en medio de los campos, rígidos ya, / al grave modo de unabandera abandonada. / Ahora/ son las palabras. / El botín /fúnebre. Los lívidos / rasgosde la pluma". Además, la pot"sía es humildad y espera, ysobre todo casualidad, un minuto antes o un minuto después significa el fracaso: "E~demasiado tarde, acaso: / y mIvoz ya no tiene / la frescurade ayer. / O tal vez muy temprano: / y el lenguaje me llegatodavía / desprovisto del vago / milagro que lo cumple".La poesía es 'el milagro deconvertir las palabras de cobre, que han pasado de 111anoen mano, en oro, para esto novale ningún conjuro, ni se admite ningún artificio; sólo eltrabajo honrado.; pero ni éstesi rve cuando falla la' gracia:así García Terrés nos cu.entasu lucha por la expresión:"Cada firme / señal destila eltorpe virus i de la fuga. Pié~agos / destruídos, y Tia / limpios faros candentes, / fecundan el naufragio de lassílabas. / y al cabo de los frutos, amanecen / tan sólo callestruncas / -manchadas por milaños os~uros- / cuyas líneasno llevan / ni siquiera al olvido" ; porque la poesía es unamanera de recordar y de o~vi
dar al mismo tiempo; aunqueparezca paradójico, es un he
.cho que toda la literatura par~
te de la tradición, para luegonegarla. Los sentimientos queamparan a la poesía no son menos contradictorios, una especie de comunión de so~edades,
de un apartarse a la soledadpara encontrar la compañía, .debuscar las alegrías de la triSteza, deseos siempre en lucha,siempre en contradicción consus principios: "¿ Por quésiembro la tarde / entre lasfauces de una pálida / tumba?¿ Por qué ahogo / -quemoalucinado- / las nobles mocedades ruborosas? / Yo quisiera / tocar, sentir, buscar, /con profunda violencia". Y esque, de esta dualidad tiene quenacer la voz profética, queaporte un mensaje personal ytrascendente al mundo de lossentidos; por esto la poesíasignifica, en gran parte, recogimiento e introspección, renunciar a todo lo fácil, al lujooropelesco de las palabras, alfalso brillo de las metáforasy, sobre tocio, hacerse a laidea de que la poesía no estáal a~cance de la mano, que sólo
RAFAEL
UNIVERSIDAD DE" MEXICO .
se llega a la belleza por aproximación: "En vano, en vano /rueda la angustia -macilento/ hueco-; / en vano marcanhoras fantasmas los relojes. /Inútilmente / las brújulasapuntan al ocaso".
C V.
VícTOR MANUEL VILLEGAS,
Hierros coloniales de Zacatecaso Instituto de Investigaciones· Estéticas. UniversidadNacional Autónoma de México. México, 195 5. 162 pp.
Zacatecas es una de las ciu-dades que conservan los másbellos ejemplos de hierrosforjados, que este libro ilustra con dibujos y fotografías,y los compara con ejemplaresespañoles correspondientes enestilo. En España el arte delhierro era ya conocido en
tiempo de los celtas. Si el cristianismo proporcionó temasnumerosos, los árabes intro-
JaSE(Viene de la. pág. 14)
mejante, que produjo el sigloXVIII en América.
Dos de los grandes Jesuitas, Abad y Alegre, ensalzan, a través de la plumade Maneiro, las grandes vírtudes y talento extraordinario de Campoy.
Epílogo.
Hemos dicho muchas cosasacerca de las dotes de almade Campoy y de la índole demasiado severa consigo mismo; añadiremos este solo testimonio: habiendo inflamadolos ánimos de muchos J esuítas
dujeron el acero y las formasmusulmanas de cerrajería, ylos judíos de Cataluña difun-
CAMPOYmexicanos para buscar unamás saludable literatura; y habiendo difundido la aficiónpor una cultura universal, sinembargo, por un obstinado silencio de todo lo suyo, viviólos diez últimos años de suvida, enfermó y murió en lamás completa pobreza en lacual. empero, se conservósiempre congruente consigomismo v como un héroe defortalez~ inquebrantable. Verdaderamente. cuando Méxicodé a luz su historia de la restauración del buen gusto en lasletras (empl-esa que ojalá acometiera alguno), Campoy serádigno de ocupar un lugar entre los nombres más ilustres.
dieron nue\'as técnicas: cincelado en el corta frío, calado'yrepujado. Durante el períodogótico-español se construyeron hermosas rejas para lascatedrales; pero la época másbrillante de la cerrajería coincide con el descubrimiento deAmérica. A principios del siglo XVI se creó el estilo plateresco. que se importó a laN ueva España. donde se aplicó el hierro arútico casi enforma exclusiva a la arquitectura, y no llegó a superara los modelos españoles.N uestros hierros, en su mayoría, corresponden al tipo extremeño, el más sencillo y po)Jular de todos, y no tienenningún influjo indígena, yaque a los nativos' no les estaba permitido adiestrarse eneste oficio.
c. V.
REFLEJO DE MEXICO EN LA OBRA DE JOSE J\10RENO VILLA(Vime de la .pág. 4)
tampoco de sus dos obrassobre escultura colonial yartes plásticas mexicanas;para nuestra intención enesta breve nota es Cornucopia de México .10 interesante. Dicho libro, escritoen un período de tiempo
. qúecubre l6sdos'años"1)rimeros de su estancia etiMéxico, ofrece, junto conlas primeras reacciones, lasulteriores, cuando (comodice) "México va creciendo dentro de mí", cuandoel autor está ya "en el período del amor a México,lo que quiere decir que hapasado la fase de la sorpresa". Abarca ahí muchos y muy diversos aspectos mexicanos, aunqueasí diluya un tanto el efecto: "abarcando mucho acambio de perder en intensidad".
El título mismo del libro, según el autor, essímbolo de la vida mexicana y por eso lo ha escogido; ya que la vida aquí leparece esencialmente "rococó": muebles, fachadas,trajes populares femeni~nos, charros a caballo enlos paseos públicos, objetos diversos, como bandejas, pulseras, anillos, todolo ve marcado con el sellodel siglo XVIII. "Méxicoes cornucopia por todaspartes: la cornucopia es-resumen del rococó y producto de contrastes, de cla-
roscuro, de contradicciones". Afirma ante todohaber entrado en México"libre de prejuicios".
Respecto a la impresióntan honda y entrañableque el español puede sentiral oír su lengua habladapor otros pueblos al otrolado del mundo, dice:"Voy creyendo que los mexicanos tienen todavía, alcabo de los siglos y de loscruces, una dificultad nativa para hablar el castellano". (Es de MorenoVilla de quien hablo, node mí; pero no puedo citar esas palabras suyas sinindicar al margen 1oopuesto de mi opinión: elcastellano hablado por elpueblo .mexicano me parece en ocasiones más castizo, más elegante que el delpueblo español). Ve ahí laposibilidad de que el análisis psicoanalítico hallara,en el lenguaje del pueblo,"lo que había en el fondodel alma mexicana de peculiar y obstaculizadorpara pronunciar el idiomaadoptado hace cuatro siglos". ("Idioma aprendido", le oí decir a MorenoVilla, aludiendo al castellano hablado en generalpor los americános).
El mexicano le parece"mucho más recatado ycomedido" que el español;insistiendo, en su libro LaEscultura Colonial: "Elmexicano es,. en su trato
y lenguaje, mucho más sereno, templado y comedidoque el hombre celtíberomedio. Habla bajo; modifica las frases españolas,limándoles toda forma autoritaria o impositiva; damuestras, en suma, decierta preferencia por elaplomo, la corrección, lacortesía, hasta el punto deque un español de esos quese llaman castizos, colocado de repente en un círculomexicano, parece un entemelodramático".
La cortesía, la galantería y la religiosidad son"tres notas muy fuertesen el carácter mexicano"." o existe el vocabulariosoez que en España". Entres gestos del mexicano(para indicar dinero, señalar medida de tiempo ydar gracias) ve otros tantos rasgos de algo comúnen el pueblo: expresividadestática; hieratismo de raza.
Sus amistades estabanentre el medio intelectualy las clases acomodadasde la capital (véase el capítulo "En México", de suautobiografía Vida enClaro), pero le fascina, como a tantos extranjeros,el pueblo, el indio. El indio es "el hombre acurrucado", cuyos ojos "tienenuna, gran fogosidad apretada". La fortuna del indio "está unida a la quietud, a la pasividad, al en-
simismamiento"; y surgeasí "la imagen de As ia".Pero no cree que Méxicoequivalga a todo lo que dicha actitud lleva consigo,porque sólo "hay que tenerpresente tal postura comoíndice étnico". En el fondo(ahí aparece el escritor influido por el 98 y por elrespeto a la actividad industrial anglo-sajona) nole gusta lo que denota;porque para Moreno Villael trabajo es "alegría",olvidando que el trabajocreador del poeta, aunqueno sea remunerado, sí puede significar alegría, peroel trabajo monótono y fatigoso del pobre, siempremal remunerado, no puedesignificarla.
El indio le parece triste,y frente a esa tristeza, como español que recuerdacosas pasadas, siente remordimiento, preocupación de culpabilidad: "Esatristeza secular, cuya curación se me antoja imposible, ¿ se debe a mí? Nopuedo creerlo ... Hay razas tristes y razas fáusticaso y atlnque éstas hayanestado durante siglos sometidas por una raza duray opuesta a sus naturalestendencias, no pierden suelasticidad, su ímpetu nisu alegría".
Le sorprende el silencio en los mercados: "Elsilencio del indio, sus modales suaves y finos", En