1. El reycaprichosoEn la antigua Arabia exista ungran rey. steera dueo delgran parte del territorio arbigo.

2. Este afamado yfanfarrn hombre tenauna gran obsesin: la comida. Parasatisfacer todos sus deseos culinarios, reclut a todos loscocineros deArabia para que le cocinasen slo a l. 3. Un da, harto decomer siempre lomismo, orden a su asesor real quellamara alcocinero ms fiely con ms talento para untrabajo especial. Al poco tiempo el cocinero llegara a la mesa real. 4. -Si consigo realizar ese plato que tanto desea Qurecibir a cambio de usted,su majestad? - Te dar la cosa que msaprecio en mi vida, la mano de mi hija. 5. El Cocinero llegara al da siguiente con una gran bandeja en sus manos y con lo que pareca ser un almuerzo nunca antes visto. El rey lo prob y lleno de jbilo grito: Es la cosa ms increble que he probado en mi vida! 6. - Lo consegu ms cerca de lo que imagina seor.1er Final2do Final 7. -A qu te refieres?- pregunta el rey. - Cocine al loro que estaba en el segundo piso; no haca ms que gritar todas las noches y no me deja dormir. - Has sido capaz de cocinar a mi mascota, insolente? 8. - Olvdate del trato, te vas de mi palacio. - El asesor del rey al observar que ste estaba incumpliendo con su palabra le dice: - Su majestad, est incumpliendo con su palabra y eso le quitar crdito con sus sbditos as que le recomiendo cumplir el trato. 9. Elrey al darse cuenta que su credibilidad y su honor se iban a ir abajo con tal decisin no tuvo otra opcin que aceptar que su hija se casara con el cocinero del castillo. 10. As, con la envidia de todos los hombres del resto de los feudos, el cocinero tuvo el placer de casarse con la mujer mas bella de toda Arabia.Fin 11. - Aqu te refieres?- pregunta el rey. - Cocine el loro que estaba en el segundo piso. No haca ms que molestar y no dejaba dormir a nadie. - Fuiste capaz de cocinar a mi mascota? 12. - pero le gust el plato o no? Elrey indignado por la respuesta de su sbdito, orden que llamasen al ejrcito y enjuiciaran pblicamente al muchacho. 13. As, el rey mostr a todos sus sbditos que cualquiera que fuese capaz de faltarle el respeto correra con la misma suerte que el joven. Fin