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SALUD COLECTIVA, Buenos Aires, 1(3): 253-284, Septiembre - Diciembre, 2005 253 ARTÍCULO / ARTICLE RESUMEN El trabajo revisa las distintas concepciones sobre la infancia y la adolescencia que van desde la compasión, la inversión social, el rol de las ONGs y el emergente enfoque de derechos. Se plantean también los conflictos y tensiones en la difícil relación entre la infancia y la adolescencia y la representación democrática. El argumento central se basa en la visión de Michael Foucault en rela- ción a que niños y niñas son víctimas de la biopolítica del control disciplinario o de la construcción de su subjetividad como sujetos "sujetados". El enfoque de derechos no escapa a su vez, de lo que Giorgio Agamben denomina “Estado de Excepción” en el que la ley incluye y excluye al mismo tiem- po a quienes supuestamente debería defender. Siguiendo a Agamben surge el “Niño/a Sacer” como aquel que desde tiempos antiguos puede ser sacrificado o disciplinado y nadie puede ser condenado por esa situación. Para superar el estado de indefensión en que se encuentran niños, niñas y adoles- centes se plantea una estrategia basada en un adecuado equilibrio entre autonomía y heteronomía en los procesos educativos y en una lucha política continua por la conquista de sus derechos. PALABRAS CLAVE Defensa del Niño; Derechos Humanos; Controles Formales de la Sociedad; Controles Informales de la Sociedad; Formulación de Políticas. ABSTRACT The work reviews the different ideological visions in relation to childhood and adoles- cence since the feeling of compassion, the concept of social investment, the role of NGOs and the emergent approach based on children's rights. The paper also deals with the tensions and conflicts between children and adolescents on one hand and the system of representative democracy on the other. The central argument all across the paper is based on Michael Foucault's approach on boys and girls as victims of the biopolitics of disciplinary control and since the adolescence, for the pro- cess of building up its subjectivity as "fastened subjects". In its turn, the approach based on childre- n's rights can not surpass what Giorgio Agamben has called the "State of Emergency" in which the legal system includes and excludes those who are presupposed to be defended. Following Agamben´s arguments, it seems to emerge the "Child Sacer" as the one that since old times can be sacrificed or drastically disciplined and nobody can be legally demanded for directly causing such a situation. In order to overcome the state of defencelessness it is argued that there is a need for a new strategy based on an adequate equilibrium between autonomy and heteronomy in all educa- tional processes jointly with a continuous political fight to conquer children's rights. KEY WORDS Child Advocacy; Human Rights; Social Control, Formal; Social Control, Informal; Policy Making. Infancia en Indefensión (a) Children in Defencelessness Eduardo Bustelo Graffigna 1 1 Director Académico de la Maestría en Política y Planificación Social de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo. Argentina. [email protected]

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bre,2005 253ARTÍCULO / ARTICLE

RESUMEN El trabajo revisa las distintas concepciones sobre la infancia y la adolescencia que van

desde la compasión, la inversión social, el rol de las ONGs y el emergente enfoque de derechos. Se

plantean también los conflictos y tensiones en la difícil relación entre la infancia y la adolescencia y

la representación democrática. El argumento central se basa en la visión de Michael Foucault en rela-

ción a que niños y niñas son víctimas de la biopolítica del control disciplinario o de la construcción

de su subjetividad como sujetos "sujetados". El enfoque de derechos no escapa a su vez, de lo que

Giorgio Agamben denomina “Estado de Excepción” en el que la ley incluye y excluye al mismo tiem-

po a quienes supuestamente debería defender. Siguiendo a Agamben surge el “Niño/a Sacer” como

aquel que desde tiempos antiguos puede ser sacrificado o disciplinado y nadie puede ser condenado

por esa situación. Para superar el estado de indefensión en que se encuentran niños, niñas y adoles-

centes se plantea una estrategia basada en un adecuado equilibrio entre autonomía y heteronomía en

los procesos educativos y en una lucha política continua por la conquista de sus derechos.

PALABRAS CLAVE Defensa del Niño; Derechos Humanos; Controles Formales de la Sociedad;

Controles Informales de la Sociedad; Formulación de Políticas.

ABSTRACT The work reviews the different ideological visions in relation to childhood and adoles-

cence since the feeling of compassion, the concept of social investment, the role of NGOs and the

emergent approach based on children's rights. The paper also deals with the tensions and conflicts

between children and adolescents on one hand and the system of representative democracy on the

other. The central argument all across the paper is based on Michael Foucault's approach on boys

and girls as victims of the biopolitics of disciplinary control and since the adolescence, for the pro-

cess of building up its subjectivity as "fastened subjects". In its turn, the approach based on childre-

n's rights can not surpass what Giorgio Agamben has called the "State of Emergency" in which the

legal system includes and excludes those who are presupposed to be defended. Following

Agamben´s arguments, it seems to emerge the "Child Sacer" as the one that since old times can be

sacrificed or drastically disciplined and nobody can be legally demanded for directly causing such

a situation. In order to overcome the state of defencelessness it is argued that there is a need for a

new strategy based on an adequate equilibrium between autonomy and heteronomy in all educa-

tional processes jointly with a continuous political fight to conquer children's rights.

KEY WORDS Child Advocacy; Human Rights; Social Control, Formal; Social Control, Informal;

Policy Making.

Infancia en Indefensión (a)

Children in Defencelessness

Eduardo Bustelo Graffigna1

1Director Académico de laMaestría en Política yPlanificación Social de laFacultad de Ciencias Políticas ySociales de la UniversidadNacional de Cuyo. [email protected]

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"En el principio es el grito. Nosotros gritamos.Cuando escribimos o cuando leemos, es fácilolvidar que en el principio no es el verbo sino elgrito. Ante la mutilación de vidas humanas pro-vocada por el capitalismo, un grito de tristeza,un grito de horror, un grito de rabia, un grito derechazo: ¡NO!" John Holloway

INTRODUCCIÓN

Como todo campo (b), el de la infanciaestá compuesto por enfoques, análisis, estudios yconceptos; por la práctica que incluye un conjun-to de acciones, programas y políticas; y finalmen-te, por una amplia gama de actores intervinien-tes. Aún siendo un campo que uno podría presu-mir "definido", es propenso a ambigüedades queocultan relaciones sociales de dominación, loque conduce a imprecisiones que uno podríaafirmar que no son "inocentes". Esta aseveracióntiene aún más fuerza dada la expansiva difusiónmediática y la "preocupación" pública que eltema de la infancia cubre en la industria cultural.

En la dimensión temporal de la infanciay la adolescencia pueden reconocerse tres institu-ciones que dejan "marca" en su desarrollo: lafamilia, la escuela y los medios de comunica-ción. Las dos primeras son las que tradicional-mente han recibido más atención. En este traba-jo, pretendo concentrarme –aunque no exclusi-vamente– en la forma más general e ideológicade trasmisión de las diferentes relaciones dedominación que se establecen sobre la infancia yla adolescencia. Allí sin duda tiene mucha inci-dencia la familia y todavía la escuela aunque, deuna forma creciente, están asociados los mediosde comunicación, que "amplifican" los discursosexplícitamente distorsionados que pretendenocultar esas relaciones de dominio. Intento avan-zar en la localización y revelación de las "obscu-ridades" que considero más relevantes y en laenvergadura que revisten las instituciones estata-les en la protección de la infancia y la adolescen-cia como categoría social. Discuto asimismo elestatuto de los derechos de niños/as y adolescen-tes centralizando el campo de la infancia en elcontexto de la lucha política. Por otro lado, recal-co la importancia del Estado como un espaciopúblico significativo en la lucha política por losderechos dadas las dificultades que la infancia y

la adolescencia tienen para auto-representarsecomo actores en un escenario democrático.Desde estas dimensiones, procuraré explicitar lospuntos más sobresalientes que determinan la pro-ducción de lo que en este campo denomino esta-do de indefensión en que se encuentran niños,niñas y adolescentes (c).

LA BIOPOLÍTICA DE LA INFANCIA

La infancia y la adolescencia son identi-ficables con la vida como iniciación. La infanciaes nacimiento y epifanía. El filósofo italianoGiorgio Agamben explica bien cómo los griegosno tenían una sola palabra sino dos para denotarla vida. Por un lado estaba la zoé que expresabala vida pura, el simple hecho de vivir, la nudavita (vida desnuda) como vida fuerza o vida bio-lógica y por otro lado el bios, la vida relacionalque implica el lenguaje, la política y la ciudada-nía. En el caso de la infancia uno podría resumirla zoé en sobrevivencia y el bios en la ciudada-nía y la política.

Foucault a su vez, ha planteado la pala-bra biopolítica para analizar la relación del podercon el cuerpo viviente y al mismo tiempo con laconstrucción de subjetividad. La biopolítica defi-ne el acceso a la vida y las formas de su perma-nencia y asegura que esa permanencia se desarro-lle como una situación de dominación. En las ins-tancias iniciales de la vida, la bipolítica designala situación en donde la política suprime el biospara despojar todo lo humano de los humanosdejándolos sólo como zoé. Según Foucault, enla antigüedad el hombre tenía una existenciadestinada a la vida política, en cambio esa rela-ción se invierte en la actualidad en donde lapolítica tiene como objeto al mismo ser viviente(1 p.173). Foucault, abandona así el enfoque clá-sico del poder jurídico institucional, para pasar avisualizarlo como el modo específico en que elpoder penetra en el cuerpo mismo de las perso-nas, en su subjetividad y en sus formas de vida.En un principio se trataba de un poder externo decastigo que generó la sociedad disciplinaria. Perotambién Foucault llegó a conceptualizar el pasode una sociedad disciplinaria a una sociedad decontrol en donde los mecanismos y dispositivos

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de dominación se distribuyen y difunden mássutilmente en la sociedad logrando que cada vezmás los ciudadanos internalicen las pautas ycódigos adecuados de integración o exclusión. Elpoder se entreteje con dispositivos muy fuertesque organizan la vida y el cerebro humano a tra-vés de las poderosas máquinas de comunicaciónsocial, de las redes informáticas y de una ampliagama de sistemas de control. El poder se ejerceahora desde adentro justo cuando muchos creenque desarrollan una subjetividad propia y autó-noma. En otras palabras: el biopoder define lascondiciones de ingreso en la fuerza laboral, lasrelaciones de "filialidad" en la familia, controla laindividuación y la heteronomía en el procesoeducativo, sistematiza su incersión en el mercadode consumo y regula su comportamiento a travésde la ley.

La infancia es la instancia de la inaugu-ración de la vida y en donde la aparición del bio-poder aparece en su forma paroxística. Y aquídistingo dos niveles. Uno es propiamente la vidasobreviviente, la zoé de niños y niñas que estárelacionada a la materialidad del existir, a sumera sobrevivencia. Y lo que expresa esa situa-ción es la infancia en situación de pobreza (d).

LA POBREZA Y LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

Muchos y variados son los conceptos depobreza y sus dimensiones asociadas. La expan-sión teórica y metodológica que ha tenido el con-cepto es admirable y ha contribuido tanto a laconcomitante confusión de sus usos y desarrollosprogramáticos, como a su incapacidad para inspi-rar una práctica trasformadora ante una realidadque, en el caso de niños/as y adolescentes, resul-ta intolerable (2-5).

Ahora bien, esta "producción" intelec-tual no es "cándida" y precisamente por ello, lamayor parte de ella tiene como objetivo ocultaraquello que "describe". Es que los discursossobre la pobreza llevan embutidos los argumen-tos que derivan en acciones o modalidades deentender el problema que no son conducentes asu superación. Como afirmaré, existen en la bio-política poderosos dispositivos ideológicos que

proceden a legitimar una situación de domina-ción por medio de la ocultación de la relaciónsocial primaria que la expresa, que en este caso,es la de los ricos sobre los pobres. La pobreza depropuestas sobre la pobreza consiste principal-mente en "empobrecer" su discurso focalizandoel análisis sólo sobre los pobres ignorando ladominación de los ricos. Y es en esa tensióndominante-dominado en donde la situación depobreza de la infancia debe ser entendida y loca-lizada como relación social.

No pretendo aquí amplificar esta discu-sión con argumentos que he dado hace bastantetiempo (6). La pobreza y la riqueza no son sólouna distribución estadística. Esa relación tieneque ver principalmente con la igualdad, esto escon el entendimiento de que la pobreza se da alinterior de relaciones sociales asimétricas asocia-das en última instancia a la distribución del podereconómico y a las modalidades en que éste influ-ye y/o determina la práctica política. Para unapolítica por y con la infancia, también el centrode la cuestión es el poder: esto es, si éste puedeser determinado en una dirección opuesta a laopresión que genera la pobreza y/o puede produ-cirse un contrapoder que emancipe a las víctimasde su opresión. La cuestión de la infancia pobrees entonces una cuestión biopolítica mayor. Nohay políticas para la infancia "fuera" de la políti-ca y que por lo tanto, no pasen por la construc-ción de relaciones sociales más simétricas. Enotras palabras, todo discurso que plantee lapobreza por fuera de relaciones sociales dedominio y sobre todo, como una situación querequiere "soluciones" externas a la práctica polí-tica, concebida ésta como proceso colectivoemancipador, está asociado directa o indirecta-mente a ejercicios argumentativos para justificarel statu quo. O digámoslo sin eufemismos: anali-zar el hecho "social" del ser pobre o más particu-larmente, la situación niño/a-adolescente-pobre,no relacionándolos a los procesos económicosde concentración de ingresos, riqueza y poder, escomo trabajar por y para su reproducción.

En el caso de los niños/as y adolescentesno hay más que una simple y transparente consta-tación: la mayoría de los niños son pobres y lamayoría de los pobres son niños. Uno de cadados niños/as es pobre en el mundo. Ellos/as per-manecen en el mundo de la zoé. La desigualdad

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de las relaciones sociales afecta profundamentela situación de la infancia (7). El análisis de losdeterminantes de la pobreza de los niños y niñases por demás conocido. El impacto de sus conse-cuencias de todo orden están ya sobreargumenta-das y nuestra responsabilidad como adultos esmoralmente inconmensurable.

Pero siguiendo con mis argumentos, lacuestión no es sólo "analítica" sino sobre todobiopolítica pues hablamos de poder. Afirmoentonces que la cuestión central en la relaciónpobreza-infancia es el poder, puesto que niños/asy adolescentes son por autonomacia "los que notienen poder". La biopolítica de la infancia con-siste en mantenerla en la zoé como sólo sobrevi-vencia e inhibir o regular el desarrollo de la ciu-dadanía y su acceso a la política. Aún más, deseoenfatizar que la biopolítica implica la regulaciónde la vida pues en esta instancia de la edad tem-prana, es donde se define quién accede a ella,quién no y quién permanece en ella "reglamen-tando" las condiciones de esa permanencia. Yesto es lo que trataré a continuación.

TANATOPOLÍTICA

La biopolítica puede ser pensada comola capacidad regulatoria del poder sobre la vidapero también como "tanatopolítica" o sea, lanegación de la vida o la política de expansión dela muerte. La mortandad de niños, niñas y adoles-centes es la forma más "silenciada" de la tanato-política moderna. Denomino entonces formasuperior de biopolítica a la que se "aplica" a lasnuevas generaciones. En este caso, la muertemasiva y cotidiana de 30.000 niños/as y adoles-centes por día, lo que aparece completamente"naturalizado" y nadie podría ser condenado poresta situación.

Es por esta razón que parangonando aAgamben (e) existe desde el inicio de la vida un"Niño Sacer" cuya muerte sagrada y ofrendada hasido mostrada desde la antigüedad como gratitudo generosidad a los dioses. Desde el derechoromano, la vida del niño/a ha sido definida paro-dojalmente como contrapartida de un poder quepuede eliminarla. Vitae necisque potestas desig-na ya en el hecho de "nacer" la potestas del

padre de dar vida o muerte al hijo varón (9).También en un principio como explica Foucault,el soberano que convocaba a la guerra reclama-ba la vida de sus súbditos: más que la vida exigíala muerte como el derecho de dejar de vivir. Estasituación adquiere hoy otras formas, como vere-mos, pero todavía persiste una forma tanática"moderna" que consiste en la naturalización delhorror de millones de niños/as y adolescentesque mueren todos los años (10,6 millones) en elsilencio, en una muerte verdaderamente "silen-ciada" y cuya responsabilidad sospechosamente,no puede ser atribuida a nadie.

Entran también como forma tanatopolí-tica, los niños/as y adolescentes que son recluta-dos para ir a la guerra, proceso de enrolamientoque comprende su instrucción para matar. En laúltima década más de 1,6 millones de niños hanmuerto en conflictos armados. Y el número deniños que han tenido que abandonar sus hogaresdebido a conflictos y violaciones de derechoshumanos llega a más de 20 millones. Los meca-nismos de inducción al odio, a la demonizacióndel "otro" y la dinámica de intransigencia que sedesata se asocian al extermino (f). En la dimen-sión de la muerte, el biopoder de los que domi-nan no tiene dudas: "se educa a poblacionesenteras para que se maten mutuamente en nom-bre de la necesidad que tienen de vivir"; y tam-bién Foucault lúcidamente expresa: "si el genoci-dio es por cierto el sueño de los poderes moder-nos, ello no se debe a un retorno, hoy, del viejoderecho de matar; se debe a que el poder residey ejerce en el nivel de la vida, de la especie, dela raza y de los fenómenos masivos de pobla-ción" (1 p.165,166).

Es un dato más que evidente que tam-bién los niños y las niñas son las primeras vícti-mas de la guerra. Desde 1990, se estima que el90% de las muertes relacionadas a conflictosarmados en todo el mundo han sido civiles y un80% de las víctimas han sido mujeres y niños. Enel lenguaje militar esto se denomina depravada-mente "colateral damage" (g). Y a lo anteriordeben añadirse las escuelas destruidas, los hospi-tales dañados, los insumos escolares y en saludbásica inutilizados, y los sistemas de agua pota-ble sin funcionar.

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BIOPOLÍTICA Y SUBJETIVIDAD

El segundo dispositivo de la biopolíticaestá relacionado propiamente al bios, esto es, losdispositivos destinados a la construcción de lasubjetividad puesto que se trata de controlar lavida desde adentro mismo del sujeto. Es la socie-dad de control de la que hablamos anteriormen-te. En el caso de la infancia y la adolescencia,esta construcción abarca tanto la visión de losadultos sobre los niños como la propia de losniños/as y adolescentes y su relación con losadultos y el mundo.

Deseo hacer aquí algunas precisionesconceptuales puesto que, en el caso de la infan-cia y la adolescencia, estamos muy lejos del "finde las ideologías". Muy por el contrario, lascomunicaciones distorsionadas forman parte delos mecanismos a través de los cuales el podersobre niños/as y adolescentes legitima un sistemade dominación. Jürgen Habermas ha puntualiza-do que la ideología desactiva la forma comunica-tiva del lenguaje para servir a los intereses delpoder. Y si las formas de comunicación son siste-máticamente distorsionadas se producen doscuestiones cruciales para entender su vigencia enla lucha política: la apariencia de normatividad yla imparcialidad. La normatividad hace alusión aun "deber ser" cuyo "deber" se impone comopráctica discursiva de poder. En el caso de lainfancia y la adolescencia es un "deber" despóti-co al que todo "se debe". Es un deber, sin apela-tivos, a los adultos. La imparcialidad a su vez serefiere a su supuesto carácter "objetivo": coinci-dencia "pura" y plena con una "realidad" ante lacual sólo cabe someterse. En esas condiciones, ladistorsión sistemática de mensajes consigue abo-lir incluso las propias dimensiones a través de lascuales puede juzgarse su "deformación" y de esemodo volverse invulnerable a la crítica. La ideo-logía que puede ser expresada en la forma de undiscurso, de una política o de un programa alcan-za así su máxima potencia al invalidar su exterio-ridad. Como lo ha explicado Terry Eagleton, laideología llega a su punto máximo de eficaciacuando niega la posibilidad de un "afuera" (h).

Pero la ideología también está relacio-nada al sujeto pues penetra en el desarrollomismo de la subjetividad: es una estructura que

se impone sin pasar necesariamente por la con-ciencia (i). Es por esto que Bourdieu piensa en elconcepto de habitus (10 p.129,130) con lo quedesigna la inculcación en hombres y mujeres deun conjunto de disposiciones duraderas que gene-ran lo que domina "inconciente cultural". Se"naturaliza" así un orden social por medio deestructuras objetivas y subjetivas. Particularmenteagudas son sus observaciones de cómo opera unaideología en términos de "campos" (10 p.49).Éstos son sistemas de relaciones sociales que fun-cionan respecto a un área en donde se compitepor lo mismo y que funcionan con su propia lógi-ca interna. En los campos y particularmente en elde la infancia, se juega el máximo de dominiocuando los agentes que detentan el poder se legi-timan con un discurso distorsionado que otorga"legitimidad" a los participantes dóciles y almismo tiempo, consiguen dejar de ser reconoci-dos como lo que son: esto es, poder y dominación.

En el campo de la infancia, estas prác-ticas discursivas distorsionadas y manipulatoriasse han constituido en un orden "natural" endonde los factores de poder conocen que es enel "tiempo" de la infancia donde se inicia el pro-ceso constructivo de su situación de dominio yen donde el ocultamiento de la relación dedomino se hace más evanescente. Como afirmé,se cumple en este campo como quizás en nin-gún otro, aquel primado que establece que unarelación de dominación para ser efectiva debepermanecer oculta.

Funciona así como una inmensa máqui-na de captación de incautos o de "lavar" concien-cias o como un "analgésico" de amplio espectropara aquellos que sinceramente se comprometeny creen hacer "el" bien.

Pero también en el campo de la infan-cia existen rivalidades y luchas para obtenerpoder simbólico y prestigio entre diferentes gru-pos, organismos civiles, religiosos, sindicales,organizaciones sectoriales y empresas comercia-les. Lo anterior implica que al interior del campocomo manifiesta Foucault, existe una microfísicadel poder y analizarla sería como descubrir laanatomía del mismo. "Se trataría en él del cuerpopolítico como conjunto de los elementos mate-riales y las técnicas que sirven de armas, de rele-vos, de vías de comunicación y de puntos deapoyo a las relaciones de poder y de saber que

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En un shoping de la ciudad de Rosario en Argentina (que puede significar"muchos lugares en el mundo"), se instaló en un patio de juegos infantiles una sillaeléctrica para que "jueguen" los niños. La silla era una emulación de la que se utilizapara ejecutar a los condenados a muerte. Se manejan microvoltages para "recrear"la horrorosa situación previa a la instancia final que clausura la vida.

El empresario que la insta-ló, declaró que era como cualquierjuego; que él "no veía" la diferenciacon otros "entretenimientos" infanti-les y que los padres traían a los hijos"libremente" para que jueguen coneste instrumento macabro. Estasituación tiene muchos ángulospara reflexionar que son apropia-dos a los puntos que trato en estetrabajo.

La silla puede ser tomadacomo la metáfora tradicional delcastigo biopolítico definitivo queaguarda a la infancia si no sesiguen las normas aceptadas. Lavida sagrada puede ser dada ypuede ser quitada y el "matarás"forma parte de la ley desde lainfancia temprana.

A su vez, la silla puede sertomada como la simbolización delorden disciplinario del que repre-senta la instancia final máxima mos-trada a los niños como "juego". Elmensaje se naturaliza pues elempresario no "ve la diferencia" nitampoco los padres parecen captar el mensaje implícito de la "ley" que le espera asus hijos. El instrumento se ofrece al entretenimiento con toda su "inocencia".

Como lo ha expresado Foucault en Vigilar y Castigar "se trata de reincorpo-rar las técnicas punitivas –bien se apoderen del cuerpo en el ritual de los suplicios,bien se dirijan al alma– a la historia de ese cuerpo político". Y sugería que las prácti-cas penales sean consideradas menos como una consecuencia de la teorías jurídi-cas que como un capítulo de la anatomía de la política. La silla en su carácter"inofensivo" e "inocente" es una ilustración del Estado de Indefensión: todos podemosdefender los "derechos" de los niños/as pero al final, la metáfora "electrizante" nosenseña que ni la tortura, ni el sufrimiento y la muerte podrían ser descartados en elproyecto de una humanidad inconclusa.

Figura 1. SILLA ELÉCTRICA PARA QUE “JUEGUEN” LOS NIÑOS.

Fuente: Elaboración propia.

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cercan los cuerpos humanos y los dominan hacien-do de ellos unos objetos del saber" (11 p.35).

Ampliando, podemos afirmar que elpoder que se ejerce en este campo, más que unapropiedad o un atributo, es una estrategia dedominación y está compuesto de tácticas, subter-fugios, tergiversaciones conceptuales, manipula-ciones y de dispositivos que se aplican no comouna prohibición a quienes están "adentro" delcampo "sino que los invade, pasa por ellos y através de ellos; se apoya en ellos..." para lograren el caso de la infancia y la adolescencia sujetosobedientes, sumisos y ordenados (Figura 1).

Hechas estas reflexiones, veamos ahoracon más detenimiento los dos enfoques que con-sidero hegemónicos respecto a la relación socialque involucra a niños/as y adolescentes. Digamosdesde el inicio, que ambos no son excluyentessino funcionalmente complementarios.

LA COMPASIÓN

El primer enfoque prevaleciente respec-to de los niños es ciertamente el basado en lacompasión. Siendo seres indefensos e inocentesson moralmente no imputables. Entonces: ¿cómono movilizar los sentimientos, cómo no ayudar,cómo no entregarse a su "causa", cómo no ase-mejarse a los niños/as? Los medios de comunica-ción masiva abusan en la presentación de estediscurso mediante la promoción de situacionesde ayuda social "meritoria" y personas "ejempla-res" con avisos y campañas publicitarias.También se apela a temas que crean escenariosde expectación perversa mostrando situaciones ycasos límite de abuso, trata y explotación deniños/as y adolescentes. Esta "exageración" estáintencionalmente presentada más allá de la situa-ción "objetiva" de esos niños/as oprimidos pues-to que se "produce" este ambiente mediática-mente exasperante con el propósito principal devender espacios publicitarios. Igualmente, estaestimulación se presume que está directamenteasociada a la sensibilización de la población quees la base de la construcción de un contexto"compasivo" (Figura 2).

Aunque se apela al niño/a pobre, lo fas-cinante es como se evade el problema de la

redistribución de los ingresos y la riqueza que esla "base" de la explicación de la infancia pobre:se plantea que lo que les sobra a unos es exacta-mente lo que necesitan otros y que por lo tanto,sería sólo suficiente poner en contacto al donan-te y al necesitado. Dar lo que "sobra" implicaademás soslayar la relación de dominación enque se hallan inmersos los niños/as pobres pre-tendiendo que hay una solución que se deriva,por un lado, de un compromiso individual al quese le atribuye la solidaridad (benefactor) y por elotro lado, a la aceptación pasiva de una "genero-sidad" que anularía la dominación.

Asimismo, dicha "generosidad" coincidi-ría con el atributo de ser gratuita ya que, eliminarla pobreza depende sólo de un gesto, apenas unaactitud que en el fondo "no cuesta nada" (j). Elsupuesto "no costo" a su vez está pensado por unlado, como contrapartida a lo "costoso" y corruptode las políticas estatales y, por otro lado, al volun-tariado social al que se le asocian las característi-cas de seriedad, generosidad y altruismo (k).

Digamos que los sentimientos sonimprescindibles pero ciertamente no suficientes.Una cosa es "con-padecer" y otra es esparcir gaslacrimógeno para neutralizar una conducta pro-activa por una efectiva implementación de losderechos de la infancia. Asimismo afirmo que elpaternalismo/maternalismo reproduce una rela-ción "protectora" descaradamente asimétrica. Elque protege, es dueño del poder y la voluntadsobre "el desprotegido". Además, no es una rela-ción que "hace" el bien o que busca hacer el bienen el otro sino principalmente que "me hacebien" en el sentido de una actitud narcísica (l).No provoca creciente autonomía como fuentepara la expansión de una subjetividad responsa-ble, origen de ciudadanía. Y fundamentalmente,porque el problema no es de índole particular yno se resuelve desde un compromiso personalcon un niño o un proyecto, sino en un espaciocolectivo construido como política pública. Ladependencia y la cautividad de los niños de unarelación de "padrinazgo" los hace víctimas deldespotismo de la benevolencia (m). Y cuandocon este enfoque se responde con programas delsector público, se promueve una ciudadanía"tutelada" que termina bajo los argumentos delamparo, en la criminalización, opresión y repre-sión de los niños, niñas y adolescentes.

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La publicidad social de las organizaciones sociales del stablishment, delBanco Mundial y más particularmente de las empresas con "responsabilidad" social,usa a personas ejemplares y a su compromiso con niños/as y adolescentes. Peromediante este artilugio se "invierte" la significación de ejemplaridad y se pretende"demostrar" un camino cuyo sentido invoca en primer lugar, que los temas asociadosa la lucha contra la pobreza y la igualdad son un compromiso personal y que nadatienen que ver con la emancipación de relaciones sociales de dominación y portanto, con la política. Lo"personal", a su vez, quie-re decir una disposicióninterna en donde "hacerel bien" coincide con "elpropio" bien: se trata deuna "solidaridad" egoísti-ca. Y además, socialmen-te "no cuesta nada": setrata solamente de "daruna mano". En segundolugar, en esta lucha nadatiene que ver lo público-estatal sino que implicaríasimplemente un compro-miso que queda encap-sulado en el ámbito priva-do. Y cuánto mejor si esecompromiso es "volunta-rio"; esto es, enraizado enlas actitudes cotidianasde todas las personasdurante todos los días.¡Así de simple!

En tercer lugar, la"amoralidad" de la publi-cidad disfraza una inten-ción legitimadora que busca hacer aparecer como idénticos la "bondad" del capi-tal y las organizaciones sociales que lo representan, con el compromiso respetabley sincero de una mujer con la causa de los niños/as y adolescentes. Este testimoniopersonal podría por supuesto ser cuestionado, pero en ningún caso banalizado.

Figura 2. EL “BUEN” SAMARITANO.

Fuente: Elaborada en base a una publicidad aparecida en múltiples medios de comunicación nacionales yprovinciales (12).

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El enfoque "compasivo" tiene además–en su evocación de una supuesta "responsabili-dad social"– una práctica recaudatoria. En reali-dad se promueve la sensibilización presentandosituaciones límite, en donde movilizar sentimien-tos, tiene también como objetivo promover dona-ciones (pecuniarias, en bienes o en tiempo del"donante"). Y la donación da "prestigio". Másperversa y tergiversada en su fingida intenciona-lidad es la organización de shows benéficos, rifaso "cenas" recaudatorias en donde los dueños delpoder además de disfrutar y "pasar un buenmomento" recaudan dinero para los niños yniñas pobres (n). La crónica mediática es explíci-ta en presentar una riqueza obscena como espec-táculo que "divierte para beneficiar" a los niños.En este sentido, el discurso no tiene ninguna pre-tensión de distorsión comunicativa: los niños/asson un motivo más para mostrar la riqueza y lapertenencia a los círculos distintivos del poder.

El problema comienza cuando el niño/aentra en "conflicto con la ley". Allí es donde nau-fraga este enfoque ya que "convierte" la compa-sión en feroz represión: el poder termina sin pie-dad imponiéndose a los que no tienen poder. Eldespotismo se hace explícito pues el "niño-ame-naza" debe ser sometido y a estos afectos, consi-derado "adulto". En el momento de la "interna-ción", que coincide con la abolición efectiva dela voz y la libertad del sujeto, es cuando se haceconcreta "la verdadera" responsabilidad de unasubjetividad que ahora se considera "autónoma yplenamente responsable". La relación se "invier-te": de "protegido" se pasa a ser responsable y los"protectores" se convierten así en la fuente de ladesprotección más inhumana.

La soberanía de esta relación de domi-nio termina finalmente expresándose en el poderde policía. No sólo en la institución policial, sinotambién en los mecanismos de control y depoder que aseguran el "disciplinamiento" de lainfancia y la adolescencia. Los niños/as y adoles-centes terminan conformando lo que RobertCastel denomina "clases peligrosas". De estemodo, puede percibirse en muchos países res-pecto a la infancia y la adolescencia, un paulati-no deslizamiento de un Estado Social a un Estadode la Seguridad en donde se proclama sin eufe-mismos la "tolerancia cero".

LA "INVERSIÓN"

El segundo enfoque prevaleciente es elde la infancia y la adolescencia como inversióneconómica que produce una determinada rentabi-lidad. Se trata de una colonización conceptual dellenguaje expansivo de la economía profusamentepropagada por los bancos internacionales. Ésta esla versión utilitarista e individualista más pérfida:es conveniente en términos económicos "invertiren capital "humano", una paradoja para la másinhumana de todas las lógicas opresivas: la lógicadel capital que ahora se hace "humana". Educar aun niño me conviene y nos conviene aunque nosabemos si a ellos "les conviene" puesto que noconocemos de qué "educación" se trata. Y estaconveniencia, es una conveniencia económicaque en términos monetarios se mide como "tasade retorno". Con este argumento, que implica laintroducción de la razón utilitaria por sobre losderechos, se pretende convencer al poder (losbancos codiciosos, los empresarios corruptos ylos gobernantes ineptos) que los niños son buenospara la lógica de la ganancia. Así tenemos hoy losbancos y las grandes corporaciones "trabajando"y haciendo promociones por los niños/as.Mercantilización de la infancia es así negociopara las ahora "buenas" empresas y los bancosque mejoran así su "imagen" institucional (o).

Igualmente, la lógica de la gananciaargumenta que la inversión en educación deter-mina a mediano plazo el crecimiento económicoy que éste a su vez, derrama generosa y equitati-vamente sus beneficios. Y si esto no alcanza a losniños/as para ello existen "redes de seguridad" o"redes de contención" o "solidaridad privatiza-da", un eufemismo para calificar el camino de lano inclusión. O el voluntariado como una moda-lidad para expresar inescrupulosamente el carác-ter gratuito de los servicios de bienestar infantil.

De nuevo, el problema "realmente"aparece cuando los niños/as y adolescentes sesalen del "guión" y entonces el enfoque los con-vierte rápidamente en "costos"; son costos ahorasí en seguridad que la sociedad tiene que pagar.Sólo cuando el niño/a se hace "delincuente" seconvierte en un problema o preocupaciónpública. Los temas inversión y seguridad estáníntimamente conectados en la lógica de esta

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argumentación ya que, la "supuesta" inversiónsignificaría en realidad el pago por la seguridadde no ser agredidos por los niños y adolescentesen un próximo futuro.

En otras palabras: la versión "soft" deeste enfoque afirma que la inversión en la infan-cia se conecta con la posibilidad de crecimien-to vía el aumento de la productividad que sedesprende de mayores niveles de educación.Éste sería además el único camino admitido dela inclusión y la movilidad social. En la versión"hard", sorpresivamente "la inversión se invier-te" presentando la infancia desde el miedo o laamenaza potencial ya que, si no se "invierte" enla infancia, ellos terminarán en una situación de"incontención" o desborde, lo que será un aten-tado a mediano plazo a la propia seguridad indi-vidual. Además, no "invertir" ahora significaincurrir a mediano plazo en costos mayorespara toda la sociedad. En ambos casos, la con-clusión es predecible: los niños/as y adolescen-tes terminan en la ferocidad de la represión desus derechos.

Antecedentes de esta actitud pueden serencontradas en el movimiento "salvadores delniño" en EE.UU. en el siglo XIX descriptas en elexcelente y pionero trabajo de Anthony Platt. Eltérmino "salvadores del niño" se ha utilizado paradenominar a un grupo de "reformadores socialesdesinteresados que veían su causa como caso deconciencia y moral y no favorecían a ningunaclase ni ningún interés político particular". Se defi-nían como altruistas y humanitarios y "su interésen la pureza, la salvación, la inocencia, la corrup-ción y la protección reflejaba una fe firme en larectitud de su misión" (17 p.31). Sin embargo,ellos fueron los precursores de la asociación delniño con la criminalidad y de tratarlos como ungrupo social diferente y peligroso, y en su actuar,siempre terminaron imponiendo "sus concepcio-nes de clase y elitistas". El mencionado estudioconcluye que dicho movimiento nunca fue unaempresa humanitaria para ayudar a los obreros ylos niños pobres a liberarse del orden establecidoque los oprimía sino que se trataba de personaspertenecientes a las clases media alta y alta quecontribuyeron a crear nuevas formas de controlsocial para proteger su poderío y defender sus pri-vilegios (p). Los "salvadores del niño" fueron losque terminaron "justificando" la delincuencia.

Pero lo que es realmente una paradojaentre tantas en este campo es que, la distorsióncomunicativa pretende hacer "actuar" a losdetentores del poder y el stablishment económi-co (los bancos; las grandes empresas; las compa-ñías multimedios; etc) en favor de la infancia bajola idea de "responsabilidad social". Todos tienenque hacer algo y forma parte de los "nuevos"enfoques del management que estimulan la vidaejemplar de los CEOs (Chief Executive Officer) adedicar tiempo, esfuerzo y contribuciones econó-micas para ayudar a la infancia. El capital y suética asociada de ganancia sin límites se esfuerzapor legitimarse como "responsable", lo que lodesculpabilizaría de su responsabilidad "social"efectiva que es pagar impuestos y cumplir consus deberes en el financiamiento y acompaña-miento de una política pública. Aparece como"benévolo" disimulando su rapacidad insaciabley al presentarse como "generoso" encubre lasbases materiales objetivas en donde basa supoder opresivo (Cuadro 3).

LA INFANCIA Y LOS DERECHOS

Considero ahora la principal fuente legi-timadora de la protección de la infancia que es laConvención Internacional de los Derechos delNiño (CIDN). Éste es el instrumento político y jurí-dico más importante que supuestamente regula elcampo de la infancia y la adolescencia. Ha sidollamada "la primera" ley de la humanidad ya quees el tratado internacional que más ratificacionesha tenido a lo largo de la historia (q). Su relevan-cia pedagógica ha sido y es fundamental como loexplica Gómes da Costa (18). Su importancia polí-tica, jurídica y programática es incuestionable.Sus debilidades también.

La CIDN corresponde a un momentodel desarrollo de la categoría infancia en dondesu objetivo es constituir al "niño" como "sujetode derechos": derechos que serían emulables alos de los adultos. Ahora, este proceso no es tansimple y puede ser visualizado desde ángulosmuy diferentes.

Así por un lado, hay una "visión" quepromueve un concepto de infancia en donde éstase aproxima a la idea de una completa autonomía

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Una nueva forma de legitimación del capitalismo pareciera que pasa por presentar la emergen-cia de un moderno empresariado preocupado con los temas sociales. Esa "preocupación" mostraría uncompromiso real con la sociedad y sus problemas.

Aunque continúan haciendo la clásica filantropía, los empresarios contratan ahora profesionalesy "arman" equipos que estudian y proponen soluciones concretas para los problemas sociales desde unpunto de vista "objetivo". Aparecen así jóvenes profesionales, preferentemente de apariencia atlético-deportiva, y empresarios "innovadores" ahora también "voluntarios" de acciones sociales. Modernos ejecuti-vos especializados (CEOs) en "gerencia social" y preparados para transformar un aparato público anquilosa-do y carente de transparencia con las novedosas técnicas "objetivas y eficientes" de la gestión privada.

Pero nada de lo anterior está exento de la intención expresa de construcción de poder y de domi-nio, sea comercial o político. Así no se puede ignorar la creciente aparición de "empresarios" (eufemismopara decir “hombres/mujeres de negocios”, muchos de ellos sin empresas) que se hacen ahora "visibles" enla política, ni mucho menos, operativos de "social marketing" para hacer un verdadero "lifting" de las empre-sas presentándolas ahora con un "rostro" bueno y socialmente comprometido. En este contexto, es significa-tivo recordar que paradojalmente, fue un empresario quien primero estudió y midió la pobreza. Su nombrefue Charles Booth y perteneció a la tercera generación de una familia de exportadores de Liverpool. Fundóla compañía naviera The Booth Steamship Company con la que fue tremendamente exitoso.

Simultáneamente a su actividad empresaria, Booth emprendió un estudio en donde por primeravez se midió la pobreza y que concluyó en un libro publicado en 1902: La Vida y el Trabajo de la Gente dela Ciudad de Londres que comprendió 17 volúmenes. Se le atribuye haber inventado el concepto "línea depobreza" metáfora que tomó observando los barcos de su firma: la línea que marcaba en el casco de lanave, el nivel de sumersión de la misma. Pero Booth pensaba que la pobreza no era sólo la cuestión de sumedición y estudio.

Su compromiso social no era algo que practicaba "afuera" de su empresa sino que comenzabacon la misma. En tiempos en que casi no existía ninguna legislación laboral, Booth estableció un plan depensiones para los empleados de su firma; un plan para compartir las ganancias de la compañía y bonosanuales que se daba a los trabajadores, especialmente en los períodos de recesión para incentivar la pro-ductividad. Esos bonos, pagaban una alta tasa de interés y se acreditaban cuando el trabajador se jubila-ba. Booth se adelantó por varios años en la idea de que la ética empresarial era sobre todo una responsa-bilidad social y pública.

Tampoco su compromiso social era una cuestión meramente empresaria sino también, una éticapersonal. Así Booth calculó que le hacia falta para vivir –tanto a él como a su familia– 1.000 libras por mes entanto que ganaba 2.000. Analizó que gastaba en alimentación 150 libras pero como creía que los trabaja-dores estaban mal pagos por lo menos en un 50%, consideraba que tenía que "devolver" de algún modo 75libras. Igualmente, examinando otros rubros de su consumo familiar encontró un "excedente de explotación"equivalente a 500 libras que entregaba a los que necesitaban, simplemente "para que la humanidad volvie-se a ser lo que tenía que ser".

El estudio que realizó sobre la pobreza y del cual él mismo escribió 8 volúmenes, demoró 17 añospero no por ello abandonó sus actividades empresariales: escribía a la noche, en los fines de semana,durante sus viajes a Europa continental y EE.UU. Tampoco pagaba a otros para que levantasen los datosde su estudio. Aunque tenía ayudantes, él mismo convivía en la casa de las familias pobres estudiando suvida y sus hábitos. Llegaba a pasar semanas completas viviendo en los barrios más pobres de la ciudadde Londres. Presentando los resultados de su trabajo cuantitativo y cualitativo en la Real AcademiaEstadística de Londres afirmó que "en la vivencia con los pobres... y no en la estadística, radica el poderde cambiar el mundo".

Booth no organizó ninguna Fundación para su empresa, ni financió museos artísticos para que losvisiten los ricos, ni aceptó subsidios públicos, ni pidió exenciones impositivas por las actividades que realiza-ba. Fue un simple practicante del concepto de "empresa ciudadana" que implicaba tanto titularidad dederechos como de obligaciones. Pensaba que la responsabilidad social de la empresa no consistía en una"ética post-ganancia" ni en una "façade" para mejorar sus ventas ni mucho menos, en la construcción de unespacio público para el prestigio personal o para conquistar poder político.

Cuadro 1. “YUPPISMO SOCIAL” O CIUDADANÍA.

Fuente: Elaboración en base a Poverty and Compassion de Gertrude Himmelfard (19).

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despojándose de la heteronomía que la "domes-tica" a través de la familia o la "socializa"mediante la escuela. El niño/a de acuerdo a suedad, adquiere progresivamente derechos, y enla medida que accede a su subjetividad, conquis-ta su plena autonomía. El punto final de ese viajesería un mundo en el cual el niño es visto comoun continuo y no introduce ninguna fracturageneracional: la niñez es un tiempo de prepara-ción para la adultez para repetir "la adultez" delos adultos.

Por otro lado y en una visión opuesta, elniño es visualizado también como un ser en evo-lución pero esa evolución culminaría en un pro-ceso autónomo que se define por su diferencia yoposición al mundo de los adultos y más particu-larmente, su emancipación, esto es: la construc-ción de su subjetividad consistiría en superar elmundo adulto, de manera que se trata de un pro-ceso que se hace discreto y discontinuo.

El primer camino, describe tal vez unaposibilidad idealizada pero bien próxima a laimagen de la infancia "neoliberal" que cuenta lahistoria de niños y niñas que se encaminan concerteza hacia un destino marcado por el consu-mo y la competencia en donde se asegura eltriunfo de los "más aptos". Aquí lo más importan-te es el acceso a la libertad y los derechos indivi-duales. No existe la infancia, existen niños/asindividualizados cada vez más tempranamente.La igualdad que implica la sustentación de unarelación simétrica con otros, es sólo consideradacomo igualdad de oportunidades. El niño/a es unadulto "menor".

En la segunda visión, en cambio, sesigue sosteniendo una subjetividad individualdesde que no se promueven las instancias institu-cionales heterónomas que colocan al niño/a en surelación e ingreso a la sociedad: se trata de unniño/a, esta vez distinto del adulto, pero su evolu-ción hacia la adultez termina en una especie de"alternativismo individualista". Se plantea unafractura sólo intergeneracional y en consecuencia,se produce una individualidad "sin sociedad".

Ahora bien, en medio de las dos versio-nes descriptas, corre una tercera visión, en dondela autonomía y la heteronomía son definidoscomo dimensiones constitutivas en tensión conti-nua. Pero en este proceso, los elementos heteró-nomos que sitúan al niño/a y al adolescente

como parte de una sociedad y de su historia noson una imposición, sino un diálogo entre la gene-ración adulta y la generación más joven sobrecómo construir y direccionar el proceso emancipa-torio ya que ambas, son igualmente categorías his-tórico-sociales que en el caso de la pobreza, que-dan del lado de las víctimas. Si bien hay una ten-sión insalvable entre el adulto y la infancia, la prin-cipal contradicción radica en este caso, en queambas categorías se corresponden en una relaciónsocial en donde ambas son oprimidas.

Prosiguiendo con esta reflexión deseointroducir ahora una definición que considerocrucial: todos los derechos de los niños/as y ado-lescentes son derechos "sociales" en el sentidode que su garantía es esencialmente política ypor lo tanto, corresponde a la sociedad en suconjunto implementar. No son esencialmentederechos subjetivos puesto que no se correspon-den con derechos civiles individualizados. Ellosexisten y por supuesto no deberían ser dejadosde lado. Pero los derechos definidos en la CIDNdeben ser considerados como derechos "socia-les" en el sentido que corresponden al ámbito delo público y al de una categoría social. Defino ala infancia y la adolescencia como categoríasocial al valor y ubicación relativa que se da a eseperíodo del desarrollo humano en la cultura. Eneste contexto, son derechos que una generaciónbusca fundar en una nueva generación emergen-te como parte de un proceso emancipatorio. Y aldefinirlos como sociales, trato asimismo de re-situar esos derechos en el más alto posiciona-miento ético de la cultura. En este sentido, losderechos de la infancia y la adolescencia secorresponden con una responsabilidad indeclina-ble de los adultos y a esto llamo "eleidad": hacer-nos cargo definitivamente de "ellos". La "eleidad"de los niños/as y adolescentes demanda una res-ponsabilidad sin amenazar con un castigo y másallá de prometer una recompensa. Es esa fragili-dad que revela nuestra capacidad de actuarmoralmente como pura responsabilidad sin espe-rar nada de ellos. Como afirma ciertamenteBauman (20 p.99,107), la responsabilidad hacialos niños/as puede ser pensada como la ética deuna caricia: "la mano que acaricia siempre semantiene abierta, nunca se cierra para asir",jamás demanda posesión. Y éste es el sentidomás profundo de lo que llamamos "derechos".

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Lo anterior tiene una significación sus-tantiva en el ámbito de una tensión estructural enel desarrollo de la infancia; esto es el eje autono-mía-heteronomía. Como afirmé, el niño/a en sudesarrollo no parte de una subjetividad pre-cons-tituida pero evoluciona en búsqueda de su auto-nomía y en lo que los psicólogos denominan"identidad". La visión liberal considera que es enel período de la infancia y la adolescencia dondese van constituyendo los derechos como parte dela construcción del individuo y que, estos dere-chos serán "individuales" llegados a su fase"adulta". En este sentido no hay derechos "socia-les" atribuibles a la infancia y la adolescencia.Por otro lado, sostengo que los derechos de lainfancia deben ser garantizados por toda la socie-dad y por lo tanto, son derechos heterónomos. Enotras palabras, se trata de derechos transindivi-duales que relacionan una autonomía en desarro-llo que simultáneamente está relacionada con unser parte de una sociedad, de su historia y de losdilemas en la representación de su futuro. Y deli-berar sobre el futuro de una sociedad es nadamenos que discutir la infancia y la adolescenciahoy. Entonces, como no son derechos individua-les, los derechos de niños/as y adolescentes sonlos derechos de "ellos", de aquellos que estánmás allá de mí, de aquellos que me sobrevivirán.Por eso son derechos relacionados a la "otredad"o sea, de una "otredad" que se niega a volversobre el "yo" retrotrayéndose a lo mismo. Son"otros" más allá del nos-otros. Los derechos de lainfancia y la adolescencia corresponden en reali-dad a la "eleidad", a ellos y por lo tanto, son puranegación de nuestra "mismidad", pura generosi-dad sin esperar reciprocidad. Son derechos fueradel "cálculo" sobre todo del cálculo utilitarista delo que me conviene (r) (21,22).

Hechas estas consideraciones crucialescuyas implicancias son decisivas en cómo anali-zo la CIDN, deseo recordar algunos puntos deci-sivos en su desarrollo para contextualizar y cali-brar su importancia y luego, tratar la cuestión nomenor de su status jurídico (s). Es importante aquílevantar al menos cuatro puntos que son impres-cindibles recordar.

En primer lugar, habría que hacer unanálisis de las "reservas" que los países hicierona la Convención (t) en el momento de su ratifica-ción pues nos encontraríamos seguramente con

sugerentes sorpresas. La Convención ciertamenteestá desde su génesis siendo negada en importan-tes cuestiones relacionadas a la vida misma y enesto también opera la biopolítica de los niños.No sabemos pues con precisión cuánto de su cor-pus sustantivo está "universalmente" vigente (u).Recordemos a su vez en segundo lugar, la discu-sión que se planteó respecto al "interés superiordel niño" cuando se discutió la CIDN (24). Esimportante aclarar desde el inicio, que la CIDNen su artículo 3 inciso 1 habla del "mejor interésdel niño" (the best interest of the child) y no delinterés "superior" del niño (v). En su versión ori-ginal, la propuesta consistía en el interés "supe-rior" del niño (the paramount interest) perovarios países se opusieron y la versión final esta-bleció definitivamente "el mejor" interés delniño. Cambio fenomenal que introdujo un rela-tivismo insuperable que trasunta un espíritupaternalista pues: ¿quién define ahora qué es lo"mejor" para los niños? ¿Son los padres? ¿Es elEstado? ¿Son los códigos sociales que se handesarrollado históricamente y conforman unhábito socialmente establecido? Se dejó unaverdadera y lamentable aporía.

Es también importante aclarar siguiendoa Alston y Gilmour-Walsh (24 p.20-25) quesegún el artículo 3 de la CIDN, al interés superiordel niño se le debe dar "una" consideración pri-mordial y no "la" consideración primordial locual indica que el denominado interés superiores una entre otras tantas consideraciones quedeben tenerse en cuenta en la toma de decisionesrelacionadas a los niños. Si bien el Comité de losDerechos del Niño ha declarado que el principiodel interés superior del niño es "el principio rec-tor-guía" de toda la CIDN ello no pasa de ser unaafirmación entusiasta que contrasta con las reser-vas y aclaraciones que la jurisprudencia ha esta-blecido en diferentes países. Más confusiónañade el artículo 21 que establece que hay quedarle a este principio "la" consideración "primor-dial" en los sistemas de adopción. Importante,principal, primordial son términos que están refe-ridos a situaciones en donde debe definirse explí-citamente el contexto de su aplicación. Hay porlo tanto, un amplio ámbito de interpretación yello está lejos de ser una elucidación definitiva.

Otra dimensión importantísima de esteartículo es la relacionada a lo que se define como

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"medidas" concernientes a los niños y si estas"medidas" alcanzan las omisiones. Está claro queen los redactores, este tema no tuvo la debidaconsideración. Pero éste es un punto central nosólo para la CIDN sino para todo el enfoquesobre derechos humanos. La doctrina convencio-nal establece que las personas son responsablesde los daños causados por los actos que efectiva-mente realizaron pero no por los daños causadospor omisiones. Así planteado, este enfoque impli-caría una responsabilidad humana muy restringi-da puesto que tratamos de cuestiones muy cru-ciales relacionadas a la vida y la muerte, la nutri-ción, la salud, la educación, etc. Hay omisionesante hechos "previsibles" como los relacionadosa la infancia y la adolescencia y también hay omi-siones "intencionales". Por esta razón la distin-ción moral entre actos y omisiones ha sido seve-ramente criticada y ha dado lugar al nacimientodel concepto de "obligación positiva" en relacióna actos previsibles y prevenibles tanto a nivelindividual como social (w). Volveré sobre estetema más adelante.

Y por último siguiendo nuestro análisisanterior del biopoder: este artículo de la CIDNque define el interés "superior" del niño y quehabla de los "niños" en plural, podría haber sig-nificado el reconocimiento político del comienzode una transferencia de poder a las nuevas gene-raciones mientras que en el caso del "mejor inte-rés del niño", son los adultos en general los quedeciden y definen "lo mejor" y lo hacen porsupuesto, desde el poder.

En tercer lugar, está la cuestión de losderechos económicos y sociales. La CIDN reco-noce en varios artículos (especialmente en su artí-culo 4) los derechos sociales aunque en relacióna su financiamiento, establece que los Estadosmiembros deben cumplir con el "máximo derecursos posibles". Aclaremos que los derechoseconómicos operan como derechos "habilitantes"del resto de los derechos sociales: si no hay finan-ciamiento, no hay derecho que pueda implemen-tarse de un modo plenamente efectivo. En estepunto, y en el contexto de la lucha Este-Oeste,hubo un fuerte enfrentamiento cuando se discutióla Convención: por un lado, los por entonces paí-ses que constituían la URSS que levantaban losargumentos que daban primacía a los derechossociales y por otro lado, la oposición de EE.UU.,

que esgrimía la idea de que los derechos socialesno existen pues no hay nada que en principiopudiese ser demandable que no sea atribuible aun individuo. La fórmula finalmente adoptada"hasta el máximo" de los recursos disponibles noimplica entonces un financiamiento conminato-rio para los Estados Partes, para hacer efectivoslos derechos sociales, particularmente en las épo-cas de recesión y crisis económicas en donde losmás perjudicados resultan ser los niños/as y ado-lescentes. Algunos economistas, con realismocruel, afirman que estos "derechos" son sólo"conditional oportunities" (25) (x), o sea, son sólouna posibilidad condicionada a la evolución dela economía y la "sacralidad" de las cuentas fisca-les cuyo equilibrio por supuesto, está más allá detodo sacrificio impuesto a la infancia y la adoles-cencia. Y generalmente, como no cabe duda,suponer lo contrario, en un contexto de pugnasobre recursos escasos, no vale casi nunca aque-llo de "los niños primero" (y).

En cuarto lugar, está el punto de la adap-tación de la legislación interna de cada uno de lospaíses a los principios establecidos en la CIDN.Aquí la adaptación de la CIDN ha sido verdadera-mente "invertida" en el sentido de que la mayoríade los países y particularmente los que tienen unaestructura político-institucional federal la han ver-daderamente "adaptado" a su legislación interna yno a la inversa como era lo originalmente pro-puesto. Lo que no ha podido ser adaptado a lascondiciones de los que tienen el poder, finalmen-te no se ha "adaptado" o solamente se ha incluidolo que se considera "inofensivo"; esto es, lo queno tiene consecuencias reales. La institucionali-dad judicial a su vez ha salido, salvo algunasexcepciones, fortalecida como órgano protectorde statu quo legal que criminaliza a los niños/as yadolescentes (z). Quiero traer como ejemplo eltema de bajar la edad de la imputabilidad de los"menores", que ha suscitado importantes y signifi-cativas discusiones en casi todos los países. Comolo afirmé anteriormente el discurso distorsionadoque vincula infancia-adolescencia-seguridad hatenido primacía en lo que constituye otra pruebacontundente de cómo opera el biopoder con res-pecto a la represión de las nuevas generaciones.La imagen del "niño delincuente" generalmente ydolorosamente prima sobre la del "niño/a futuro"o niño/a esperanza" (aa).

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Las cuatro observaciones que hice mellevan a plantear en este campo el "estado deexcepción", una de las categorías más profundasy originales formulada por Giorgio Agamben endonde analiza "la ambigüedad constitutiva delorden jurídico por el cual éste parece estar siem-pre al mismo tiempo afuera y adentro de símismo, a la vez vida y norma, hecho y derecho"(28 p.14). Y esta ambigüedad deja una zonavacía entre el derecho y la vida introduciendo enel caso del derecho positivo referido a la infancia,la posibilidad de la crueldad respecto a niños,niñas y adolescentes.

En el estado de excepción, el orden jurí-dico aparece vinculado a la guerra civil, a la insu-rrección y la resistencia. Serviría tanto para prote-ger como para anular la vida o para justificar tantouna democracia como un totalitarismo, lo que essu forma más frecuente. Igualmente, la oposición"dentro y fuera" del derecho que está implícita enlas teorías del estado de excepción invalida lo queprecisamente pretende explicar. En otras palabras,"si lo propio del estado de excepción es una sus-pensión (total o parcial) del ordenamiento jurídi-co: ¿cómo puede tal suspensión estar comprendi-da en el orden legal?" (28 p.56).

Pero dejando de lado esa "vaguedad"más que sospechosa y que en muchos casos his-tóricos sirvió para justificar los totalitarismos, esimportante destacar la relación entre el estado deexcepción y la necesidad. Como bien recuerdaAgamben, históricamente existe una tradiciónque afirma que "la necesidad no tiene ley", locual puede significar cosas tan opuestas como "lanecesidad no reconoce ley alguna" o "la necesi-dad crea su propia ley" (28 p.60). En este caso, secrea una situación de anomia de significados queen relación a la CIDN daría tanto para justificarpor ejemplo, las demandas sociales emergentesrespecto a la infancia y la adolescencia comotambién, su supresión vía una "necesidad" deequilibrio fiscal.

La situación planteada me lleva a afir-mar que el refugio de las necesidades de lainfancia y la adolescencia vía el orden jurídicoson muy frágiles y están lejos de ser claras. Enotras palabras: los derechos se reconocen en sucondición de existencia pero se desconocen ensu condición de ejercicio. Para colmo, un análi-sis del biopoder diría a este respecto que hay

una potente polarización entre las fuerzas que seoponen a la ley y otras que la apoyan, lo quecoloca el orden jurídico en una situación de casiperpetua tensión y ambigüedad. Esto puede ins-talar al derecho peligrosamente en una no rela-ción con la vida o a su inverso que es lo más fre-cuente: la vida sin protección del derecho. Y estoes precisamente lo que frecuentemente sucedecon la CIDN: tironeada desde su ambigüedad,entra y a la vez no entra en el orden jurídico;puede proteger o condenar con la máxima seve-ridad. Ahora lo que sí debe quedar claro para unainfancia y adolescencia que no pueden autore-presentarse, es lo que Agamben citando aBenjamin dice: "la tradición de los oprimidos nosenseña que el estado de excepción en el cualvivimos es la regla". Ahora si el estado de excep-ción es la regla aboliendo así la aplicación de laley, ello borra dramáticamente la distinción entreviolencia y derecho, entre ley y verdugo y porende, la policía también se mueve en estado deexcepción. Si esto fuese así, niños/as y adoles-centes cuya constitución como categoría socialreclama casualmente una consideración "espe-cial" de la ley como lo establece la CIDN, eseestatus "especial" es un "estado de excepción" loque en verdad los deja "fuera" de la ley y estoconstituye un argumento contundente sobre suestado de indefensión (bb).

Aún con todas las objeciones realizadas,afirmo que la CIDN implica la posibilidad concre-ta de terminar con toda una cultura de la discre-cionalidad de los padres, los funcionarios, elpoder judicial y las ONGs (aunque lamentable-mente la Convención no dice nada respecto delprincipal responsable, que es el sector privado).Igualmente, es claro que la pretensión de reducirlos ámbitos de discrecionalidad de padres, maes-tros, funcionarios, ONGs y empresas es ampliarlos ámbitos de la democracia aunque esto, porimportante que sea, no descarta las dificultades desu implementación. En este sentido, coincido conGarcía Méndez en que hay una fuerte correlaciónentre profundización de la democracia y reduc-ción de la discrecionalidad puesto que, la discre-cionalidad –como estado de excepción– históri-camente ha demostrado que nunca funcionó paraproteger a los grupos en los cuales se justificabasu intervención, pues así funciona el biopoder"soberano" tout court (29 p.28).

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Complementariamente al punto ante-rior, no puedo dejar de referirme ahora a un enfo-que reciente que coloca los derechos del niño/ay adolescentes como puntos prioritarios en laagenda por el cumplimiento de los derechoshumanos. Más precisamente, en el contexto delos derechos económicos y sociales, se suponeque la infancia debe ser un punto central en lalucha contra la pobreza y que por lo tanto, unaestrategia que intente superar la misma debecomenzar por hacer efectivos los derechos deniños/as y adolescentes. Los derechos humanosdeberían ser concebidos como un código moralque comenzaría a cumplirse en primer lugar conlas jóvenes generaciones.

Puede observarse correlativamente queen las más recientes luchas por las identidades yel reconocimiento de las diferencias, hay un cre-ciente proceso de "humanización" de los dere-chos particulares: todos los grupos sociales, entreellos, las mujeres, los indígenas, las personas concapacidades diferentes, los "sin tierra", los "sintecho", etc., en la lucha por hacer "visibles susderechos", intentan su "humanización" comoderechos para, primero priorizarlos, segundo ase-gurar su inapelable cumplimiento y tercero uni-versalizarlos. En ese contexto, niños/as y adoles-centes también deben luchar para asegurarse "unlugar" en una agenda de derechos humanos pau-latinamente tensionada y muy dinámica en loque se refiere a los distintos contextos históricosdesde donde una conflictividad social crecientelos invoca. Habermas critica con razón esas dife-rencias en la lucha por los derechos que sonexasperadas al límite y llama la atención sobrelos grupos sociales que proceden "como mona-das aisladas, que actúan interesadamente, que nohacen sino lanzar sus derechos subjetivos comoarmas los unos contra los otros" (cc). Aquí lainfancia y la adolescencia corren con desventajadada la imposibilidad de su autorepresentacióncomo veremos más adelante.

Paralelamente, en el escenario interna-cional surgen sobre todo a partir de los años 70los derechos humanos como una posibilidad deordenamiento de un mundo globalizado endonde se piensa que deben existir algunos valores

morales universales que sirvan como principiosguías de la conducta humana, sea individual ocolectiva y cuyo cumplimiento integral no puedaser cuestionado. Los derechos humanos seríancomo un meta-derecho inapelable correspon-diente a una moral "perfeccionista" pero esto estámuy lejos de ser viable dada la naturaleza social-mente divergente de la cultura moderna.

Hay una manera neoliberal de plantearlos derechos humanos que en este momentopuede ser considerada hegemónica y que tieneque ver con el origen mismo de la DeclaraciónUniversal de los Derechos Humanos de 1948 queacordemos, fue elaborada sin la participación dela mayoría de los pueblos del mundo. Esta visiónpone énfasis en el reconocimiento casi exclusivode los derechos individuales; reconoce un dere-cho colectivo como la autodeterminación que fuecercenado en su origen por causa de los pueblossubyugados por el colonialismo europeo y ahorapor el fundamentalismo para luchar contra elterrorismo; le otorga primacía a los derechos civi-les y políticos sobre los derechos económicos,sociales y culturales y reconoce el derecho a lapropiedad que fue durante muchos años, el únicoderecho económico inapelable (dd).

Esta tradición que continuamente seviene afianzando procede de una afirmaciónsobre los derechos humanos como derechosnegativos: derechos destinados a amplificar lalibertad individual contra el Estado, o los gruposo las clases sociales. No tienen como base ningu-na idea de una naturaleza humana inapelable: losderechos humanos representan lo que es correc-to y no lo que es bueno. Y como las ideas de bienimplican un amplio espectro, un régimen quepretenda la universalidad de los derechos huma-nos debe ser compatible con un pluralismomoral. Es por esta razón que la virtud prudencialbásica que se esgrime es aquella de la toleranciasobre las diferencias en donde los derechoshumanos terminan siendo según Gray (32 p.122-159) un Modus Vivendi; o sea, una forma decompromisos precarios sujetos a un consensoque será determinado de acuerdo a circunstan-cias políticas y sociales concretas y no en abs-tracto. Como bien lo ha expresado Isaiah Berlinse trataría de seguir "el individualismo liberalque tiene como base una teoría minimalista delbien: define y prescribe lo negativo, es decir las

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restricciones e injusticias que hacen imposible lavida; al mismo tiempo, no prescribe ningún con-junto positivo de vidas buenas que se puedenllevar" a cabo (33 p.95) (ee). En esta visión, losderechos inculcan una "moral" en los sereshumanos para ser "libre de" y no de ser "librepara". Como hay muy distintas concepciones delbien y de lo que se considera una vida buena setermina en un dramático relativismo culturalpero que, según los teóricos de las libertadesnegativas, este relativismo es la mejor coartadacontra la tiranía.

Contra esta visión económica "ortodo-xa" ha reaccionado Amartya Sen. Particularmente,en discusión contra el concepto de justicia deRawls y las ideas centradas en el "liberismo" deNozic, Sen ha levantado el enfoque de las capaci-dades que provee un sostén sustantivo para unacaracterización más amplia de las libertades fun-damentales y los derechos humanos y que tomaen consideración la pobreza y sus consecuenciascomo el hambre, las enfermedades y la muerteque la misma conlleva. Sen argumenta correcta-mente, que la pobreza es una condición que res-tringe la libertad (freedom-restricting). Por ejem-plo, si una persona vive desnutrida y en pobrezatiene una capacidad más que restringida para elejercicio de las libertades básicas. En consecuen-cia, demandas mínimas relacionadas al salir deuna situación de pobreza como nutrición adecua-da, casa, vestuario y educación pueden ser con-ceptualizadas como derechos. Más aún, Senavanza caracterizando los derechos humanoscomo "objetivos" del desarrollo argumentandoque en un sistema ético sensible, los derechoshumanos son el principal parámetro para evaluarel desarrollo (35-38) (ff).

Pero dejando de lado la "excepcionali-dad" del enfoque de Sen, nos encontramos nue-vamente en la Declaración Universal, con unaambigüedad particularmente en lo que respecta alos derechos sociales que es la misma que yaapuntamos en el caso de la CIDN. No es miintención profundizar más este tema que requeri-ría entrar en un análisis mucho más detallado queel ya realizado. No obstante, debo afirmar quelos derechos humanos tampoco escapan a unaconsideración biopolítica: su profundo contenidominimalista tiene como destino depositar y rete-ner a las víctimas de la opresión en la nuda vida

de la zoé y/o regular el despliegue de una ciuda-danía basada en un individualismo sin conten-ción en ninguna forma de heteronomía. Al indi-viduo como fuera de la ley. Casualmente, el bio-poder se legitima desligándose de todo lazosocial, de toda ley común condenando a lamayoría de las personas a una economía restrin-gida a una mera "conservatio vitae": la vida sacri-ficada sólo a su conservación.

Ahora, si hay algo positivo en los dere-chos humanos desde su instauración en los suce-sos de 1789, es que han habilitado, aún con susserias limitaciones normativas, el desarrollo y laconquista de innumerables derechos y defendi-do valerosamente millones de vidas humanasaunque la trayectoria de esas luchas está larga-mente incompleta. Como lo documenta PabloSalbat, "la relevancia actual del tema de los dere-chos humanos encuentra sus orígenes, en lamayor parte de América Latina, en la década delos años setenta, y se relaciona histórico-política-mente, con la instalación de un conjunto de regí-menes autoritarios que violan los derechoshumanos de manera sistemática. Estos regíme-nes, en su mayoría gobiernos de las FFAA o sos-tenidos por ellas, se apoyaban ideológicamenteen la doctrina de seguridad nacional, la cualobedecía a un esquema de relaciones políticasinternacionales típico del período de la guerrafría entre bloques antagónicos" (39). Y nadie ten-dría condiciones de contradecir que la lucha porestos derechos desembocó en la conquista de lademocracia y lo más importante, es que aún hoyconstituyen la posibilidad más concreta de suprofundización política.

Argumento que es necesaria una políti-ca de derechos humanos e igualmente una polí-tica para la CIDN que articule a ambos como ins-trumentos para la lucha política. Como ya sostu-ve, esa política debe basarse en luchas afirmati-vas ante la negatividad del mundo y en confor-mar una ciudadanía social que articule el amplioespectro de fuerzas que afirman la identidad y ladiferencia (gg). Por lo tanto, esa política debeconciliar una esfera pública estatal y no estatal enun espacio público, cuya característica centralsea la de estimular una lucha política transforma-dora. En este contexto, asevero que es un errorseparar lo humanitario implícito en los derechoshumanos y lo político pues esto significaría aislar

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los derechos del hombre de los del ciudadano.Se equivocan las organizaciones humanitarias yparticularmente las organizaciones supranaciona-les, al reducir la defensa de los derechos huma-nos a la vida nuda o zoé, a un minimalismo en laayuda y protección sólo centrado en la sobrevi-vencia, abandonando el campo de la ciudadaníay la lucha política (hh).

En una humanidad exigida y violentadapor una crisis sin precedentes, aparecen losderechos humanos como un espacio potencialaglutinante en donde es posible pensar una prác-tica política emancipatoria en el contexto histó-rico presente que aparece marcado por un gene-ralizado escepticismo. Como afirma PabloSalvat, los derechos humanos tienen una particu-laridad que es la de funcionar como idea regula-dora a través de la cual se expresa –de distintasformas y en diferentes tiempos– la constantebúsqueda del hombre de una mayor libertad yjusticia y sobre todo, "como un posible foco arti-culador de un nuevo tipo de racionalidad inte-gradora que coloca en su centro, una ética de laresponsabilidad solidaria". Ahora es casualmen-te la solidaridad social la más combatida ya que,el mercado y el biopoder luchan por prescindirde ella puesto que la solidaridad social (ii) impli-ca una dimensión profunda del ser orientadocomunicacionalmente con "el otro" y por lotanto, es un modo de coordinar la acción pormedio de valores, normas y el empleo de un len-guaje que habilite el entendernos como ciudada-nos. Habermas también ha destacado estadimensión solidaria del bien y su vocación uni-versal al afirmar que cuando interpretamos lajusticia como lo igualmente bueno, el "bien"constituye un puente entre justicia y solidaridad(40, p.59). Y esto es crucial para la defensa delos derechos de la infancia y la adolescencia.

EL ESTADO Y LOS NIÑOS/AS

En una situación en donde la autono-mía de una persona está en desarrollo y la hete-ronomía necesita ser constituida no como nega-ción de la individualidad o como una situaciónopresiva sino como relación con "el otro" y en estecaso me refiero a la sociedad, es indispensable la

presencia de lo público. Si la infancia y la adoles-cencia son una categoría histórico-social, enton-ces se hace fundamental el poder configuradordel Estado y su institucionalidad como garantesde una política pública respecto a los derechosde la infancia y la adolescencia.

Necesito acá hacer algunas precisionessin entrar a desarrollar todas las argumentacio-nes que están involucradas en términos de larelación Estado-Sociedad Civil (41). Percibo quecon una frecuencia sistemática, los analistas(sobre todo los filósofos europeos) argumentanuna reiterada identificación del Estado como elorigen del totalitarismo. Es cierto que la historiade Europa occidental ha estado asociada a lasluchas por la libertad más que a la igualdad y enla última fase de su consolidación, al desgarra-miento étnico asociado al emerger del EstadoNación (jj). Pero en este aspecto tomo otrorumbo, menos eurocéntrico, diferenciándomeclaramente de todos ellos.

Repasemos antes algunos elementosclaves de esta discusión. En la mayoría de losanálisis el centro de los cuestionamientos es elEstado como institucionalidad aglutinante y ori-gen del totalitarismo y por lo tanto, el centro cru-cial de la opresión (kk). Es explicable que en esosexámenes después de las experiencias delHolocausto y el Gulag se identifique el peligrototalitario en el Estado particularmente en el"Estado-Partido". Además, debido a la presenciaexpansiva de la URSS, Europa occidental y susteóricos, fueron siempre justificadamente des-confiados de una visión del aparato estatal aso-ciado a la posibilidad de construir sociedadesmás isonómicas. Hasta ahí se entiende, y si lasituación fuese así, ésta sería hasta justificable.

Pero desprendimientos de estos análisisresaltan una dualidad maniquea: sociedad civil"buena" y Estado "despótico y corrupto" (ll).Como resultado de esos enfoques y de las políti-cas de "fortalecimiento" de la sociedad civil en elEste europeo y de la política del "empowerment"de las comunidades contra el Estado y la política,resultó un pavoroso y largamente documentadoproceso de desmantelamiento de la instituciona-lidad pública acompañado de una privatizaciónde servicios y de una flexibilización laboral queconllevó mayor desempleo y precariedad laboral(mm). La correlación de fuerzas que emerge de

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esa situación, no cristaliza tampoco como seargumenta, en una sociedad civil "fortalecida" nien la emergencia de una vigorosa esfera públicano estatal o en el surgimiento de nuevos movi-mientos y actores sociales con una subjetividadhistórica, sino en un proceso de fraccionamientoy discontinuidad de las luchas sociales que pier-den el carácter de construcción colectiva. En elfinal, estos desarrollos culminan en procesos deconcentración del poder no ya en la "visibilidad"(controlable al menos como posibilidad) del"poder" de lo estatal sino en la "invisibilidad" delos intereses del poder biopolítico del mercado yde fuerzas que extraen su fortaleza en el oculta-miento de su configuración opresiva (nn).

Lo que no se entiende y no se puede jus-tificar, es que no se centre el análisis sobre las cre-cientes desigualdades y la pobreza que afectandesproporcionadamente a niños/as y adolescentese igualmente, a la ausencia de consideracionesrelacionadas al poder expresado en el mercado yla economía. El Estado aparece como una institu-ción no referenciada a la economía y autónomode intereses que no sean los de una burocracia"insensible" o de partidos políticos concebidoscomo "máquinas" de poder. Incluso se llega aidentificar a los funcionarios como "los enemigos"de los emergentes actores sociales "progresistas"(oo). Pareciera que, para muchos analistas europe-os lo más "social" a lo que se puede llegar es altema de los inmigrantes y por lo tanto, al multicul-turalismo. De ahí las cuestiones relacionadas a lasidentidades sociales y las diferencias. Y la res-puesta a esta situación, no pasa más que por la"tolerancia liberal". En esta visión, los filósofos"de izquierda" coinciden con los filósofos "dederecha", los que, en abierto ataque al Estadoponen en su lugar veladamente al verdaderopoder, esto es el "mercado" y sus bases de domi-nación (44 p.97-113; 45 p.23-42; 46).

En tanto, en los países de "menor desarro-llo relativo" no puede explicarse ni entenderse elEstado como autónomo de la materialidad de laeconomía. El Estado no es una entidad abstractasino que es un espacio de lucha en donde sepuede configurar el sentido y la direccionalidadde las políticas públicas. Generalmente, en lospaíses "más pobres" el Estado es "ocupado" por ungobierno circunstancial, determinado por intere-ses extraterritoriales y tiene en consecuencia, una

institucionalidad muy frágil, sobre todo respectoa los intereses económicos asociados al mercadoglobalizado. El Estado entonces, ciertamente norepresenta el poder ni es el recinto del poder y lasluchas sociales en este caso deben trascenderlo.Pero el Estado, sí puede ser origen de instanciasa través de las cuales sea posible constituir unasituación hegemónica que produzca un cambiosustantivo. El Estado puede configurar una posi-ción positiva de separación del poder hegemóni-co –externo e interno– y al mismo tiempo y endeterminadas circunstancias, representar unpoder político autónomo. Aunque –seamos sin-ceros– también debe reconocerse que puede sercierta la hipótesis contraria, especialmente cuan-do "ocupan" el Estado los partidos políticos auto-denominados "progresistas" que terminan acep-tando las prescripciones del poder para posibili-tar hacer un país "gobernable". Pero en cualquie-ra de los casos, se trata de un espacio de luchapolítica (pp).

En el caso de la infancia y la adolescen-cia, las anteriores observaciones no son menores.Es claro que los derechos de niños, niñas y ado-lescentes no pueden recaer solamente en lasorganizaciones de la sociedad civil cuyo carácterinsospechado en esa defensa está puesto en cues-tión principalmente porque su existencia es casiimposible fuera de un subsidio público o priva-do. Y fundamentalmente por el análisis que hici-mos de la microfísica del poder en este campo(qq). Tampoco estos derechos pueden quedarreducidos sólo a la familia, sobre todo al "familis-mo amoral" descrito por Banfield que implica laprivatización de la infancia sometiéndola alámbito "egoístico" de la familia y renunciar a sucarácter social y político (rr). Pero principalmen-te, porque los derechos de los niños/as y adoles-centes como relación social requieren de unapolítica en el sentido de que su implementaciónserá el resultado de luchas. Y el espacio quepuede configurar esas luchas es público y su coro-lario concreto son políticas predominantementeaunque no exclusivamente estatales en donde elcomponente educativo tiene un rol crucial. Escierto que el Estado abandonado a las determina-ciones del poder económico y sus discursos dis-torsionados puede ser una causa de opresión de lainfancia y la adolescencia. Esta situación, presen-tará un escenario para el desarrollo de luchas en

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favor de los derechos de niños/as y adolescentesfrente al Estado y lo que éste representa. Pero esuna enseñanza duramente aprendida en AméricaLatina, que la "ausencia" frecuente del Estado eneste campo ha demostrado ser, en las circunstan-cias histórico-sociales del presente, una de lasprincipales causas del estado de indefensión dela infancia y la adolescencia. La primera conside-ración política que debe entenderse es que en lagran mayoría de los países de "menor desarrollo"la amenaza no es el totalitarismo sino la anarquíay que la primera condición para la defensa de losderechos es la presencia de una institucionalidadestatal fuerte con competencias para lograr laequidad.

Llegados a este punto, debemos ahoraresponder a otra cuestión sustantiva: dado elámbito público de las luchas por los derechos deniños, niñas y adolescentes: ¿Quién "representa"la infancia y la adolescencia? Esto nos pone enrelación con el tema de la democracia.

INFANCIA Y DEMOCRACIA

En términos de la teoría política tradi-cional, los atributos del hombre no tienen unadistribución uniforme y se necesita de la políticapara construir igualdad. En un análisis del capita-lismo que se base en una visión desde la biopolí-tica, la desigualdad es el punto de consideracióncentral pues allí se encuentra el nudo que encu-bre el biopoder. Esto es más evidente en el casode los niños y niñas que sobreviven en la zoé queno pueden autorepresentarse y por lo tanto, nece-sitan de la política para su ingreso al bios de laciudadanía.

Para la infancia y la adolescencia, comose trata del desarrollo del proceso de autonomíaen el contexto de una inserción emancipatoria enla heteronomía, la resolución del tema de larepresentación no es una cuestión fácil sino muycompleja.

Desde el comienzo, partimos de unalimitación que es nuestra falta de memoria queempieza en la intensidad de la pubertad y quehace que olvidemos muy fácilmente la niñez ysus acontecimientos constitutivos asociados.Cuando contemplamos nuestra propia fotografía

de pequeños nos cuesta reconocernos por ejem-plo, en la foto de ese ser desnudo, o con el dis-fraz, o con ese rostro sonriente de ocasión; ocuando contemplamos la foto de nuestro primerdocumento de identidad. Esa es la muestra mástriste de nuestra pérdida de memoria y el porquénos cuesta tanto en la adultez representarnos eseperíodo crucial de la vida.

Es entre otras cosas por esa pérdida dememoria, que una de las maneras más abruptasde los dispositivos ideológicos que inciden fuer-temente en la indefensión de la infancia y la ado-lescencia es la expropiación de la posibilidad desu lenguaje, de manera que se produce una inco-municación intergeneracional en donde el únicolenguaje legítimo es aquél de los adultos.

La interlocución generacional ilegítimapregunta para darse razón: los niños respondenen el lenguaje "legítimo" de los adultos. Se pro-duce una inversión que coloca al niño sólo comozoé e incompetente para el bios que lo habilitaen el lenguaje. Los niños y niñas hablan pero lohacen desde la aceptación de un "deber" impues-to por el adulto. Se produce una situación deheteronomía extrema en donde los adultos "adul-teran" (ss). Lo descrito corresponde frecuente-mente al ámbito de lo que se denomina "minori-dad". El niño/a es un adulto en estado de reduc-ción a una categoría "menor" o en su inverso, serniño/a es no ser un adulto pleno. Esto introdujotradicionalmente en la categoría infancia una aso-ciación casi automática con la incapacidad.

Por otro lado, existe la visión que sepresenta desde la pura autonomía de la personaen donde la subjetividad es concomitante al naci-miento del niño/a, o sea que todo niño/a trae ensí mismo los "genes" de su liberación (tt). Serniño/a es estar destinado a la libertad pero comoproyecto individual.

Concretando mis argumentos afirmoque se trata en democracia de construir un difícilequilibrio. No se puede renunciar al tiempo y lahistoria y pensar que la infancia y la adolescenciaadvienen a la vida fuera de todo contexto.Tampoco se podría pensar que la heteronomíasiempre equivale a pura dominación y disciplina-miento. En el mismo sentido, no se podría anali-zar el proceso de individuación como un "absolu-to" que ignore el "otro" y particularmente quecorte la vinculación entre la subjetividad naciente

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de niños/as y adolescentes y la pertenencia a unafamilia y una sociedad. Como ha explicadoEspósito, el ego sum se anuncia hacia "otro (almenos de ese otro en él que difiere de élmismo…), de modo que, puede decirse, todo egosum es un ego cum" (48 p.14) y ese cum es loque vincula, lo que relaciona y lo que junta.

Los derechos de niñas y niños y adoles-centes en tanto que equilibrio tensional autono-mía-heteronomía dependen entonces de la políti-ca para poder generar las condiciones de su ciu-dadanía. Pero este proceso es crecientementecomplejo. En el caso de la familia, no se trata nide una filiación solamente "obediente" ni tampo-co, de una proyección narcísica de los padressobre los hijos. Y recordemos aquí también unaverdad elemental: la democracia comienza por lademocratización misma de la familia (uu). En elcaso educativo, el planteo no es la ya "clásica"visión "productivista" del sector educativo endonde la cuestión es educarse como proyectoindividual para ser más "competitivo" y obteneréxito a través de "mejores" ingresos. Lejos deello, aquí lo sustancial es observar una adecuadacorrelación entre la individualidad y la pertenen-cia social pero con una supremacía relativa de laheteronomía ya que la escuela es una instituciónpor definición "socializadora" (vv). Y es bueno eneste punto recordar las reflexiones acertadas deMarcel Gauchet en las que afirma que "la entra-da en la vida es en todas sus etapas –desde la másprecoz y cualquiera sea el apoyo recibido– undesafío tan temible, tan pleno de riesgos de inhi-bición y de fracaso, tan cargado de huellas imbo-rrables". Y continúa afirmando sobre la dolorosadiscontinuidad del crecer: "No hay acceso a lahumanidad, no hay inclusión en la red ajustadade los símbolos que la representan y constituyensin choque con la exterioridad violenta de unaorganización cuya coherencia nos precede, sindesesperación en cuanto a la posibilidad denunca alcanzar ese lazo que nos envuelve y senos escapa a la vez, sin paso por la angustia deldesfase entre lo poco que comprendemos y lasuma de lo que habría que dominar" (51 p.127).

Gomes da Costa considera acertada-mente la relación infancia-democracia como elpaso del "menor" al ciudadano (52 p.131) al quecaracteriza como un proceso largamente incum-plido. Los niños no son un sujeto colectivo y no

han logrado un movimiento sobre sus necesida-des ni luchado por sus derechos. Y como habla-mos de democracia en su forma representativa, elproblema básico de la infancia y la adolescenciaes a la sazón que no pueden auto-representarse. Ysin poder social es difícil construir poder político.

La cuestión de los niños/as y adolescen-tes no es sólo un problema de identidad sinoprincipalmente de igualdad y esto sería en princi-pio lo más importante que debería garantizar unademocracia. Ahora, en el caso de la infancia y laadolescencia tenemos un problema por partidadoble ya que, de un lado tenemos la asimetríaniño/a adulto y de otro, la que oprime igualmen-te a niños/as, adolescentes y adultos. Por lo tantoniñas/os y adolescentes en tanto que categoríasocial, están sujetos a una forma suprema de vio-lencia simbólica: por ser "minorizados" y por serpobres (ww).

Sin capacidad de auto-representarse, ladefensa de los derechos de la infancia y la ado-lescencia queda en manos de los adultos. Se nospresentan aquí varios problemas no menores enesta representación "sin mandato". Denominorepresentación "Sin Mandato" a aquella que seproduce cuando los adultos, las autoridades, losorganismos de la sociedad civil y el mercadotoman decisiones en nombre de la infancia y laadolescencia haciendo "suponer" una representa-ción ni delegada ni demostrable. Como ha expli-cado muy bien Baratta (23 p.54) puede existiruna cierta legitimidad en una representación sinmandato pero esto depende del vínculo comuni-cativo entre las partes y del deber de los adultos,"de aprender de los niños" y de "penetrar cuantosea posible al interior de la perspectiva de losniños". Este ejercicio es una tarea que requieremárgenes de transparencia que raramente selogran. Lo anterior no quiere decir que sea un tra-bajo imposible y en todo caso, deberemos tenermuy presente que desde una perspectiva biopolí-tica el mantener una infancia "irrepresentada",constituye un espacio temporal fundamental parala regulación de su vida como zoé y el punto cen-tral de su estado de indefensión.

Más lamentable es cuando se produceel síndrome de "Peter Pan", esto es, cuando losadultos tratan de "miniaturizarse" para parecersey hablar el lenguaje de los niños/as. Operacionescomo las siguientes suelen ser muy frecuentes:

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a. La manipulación política infantilizando la polí-tica como "juego" o estratagema para inducir-los a representar y emular las conductas de losadultos como forma de "deber".

b. La manipulación económica en donde el bio-poder construye su subjetividad como consu-midores. Aquí las formas son múltiples y vandesde los dibujos animados, la publicidad y laimposición de modas hasta la "información"que se produce. Ahora, son formas verdadera-mente paroxísticas de irresponsabilidad socialaquellas usadas por las empresas de la indus-tria del entretenimiento como sus "realityshows" (xx) Disney World y particularmente,Epcot Center, presentados como parquestemáticos para exhibir la grandeza e infalibili-dad del futuro del capitalismo. También, los"jueguitos" electrónicos y la industria deljuguete bélico-agresivo, la Mc’minorizaciónde la infancia y la adolescencia (55).

c. La manipulación social que los privatiza comocategoría social reduciéndolos a "niño/a pro-yecto" de organismos tanto estatales como dela sociedad civil con "intervenciones" asisten-ciales "ejemplares" o "populismo" infantil pre-sentando niños/as de un determinado proyec-to como "víctimas" a los que, supuestamente"el" proyecto liberaría.

d. Las manipulaciones "pedagógicas" de diversasformas en donde niños/as son colocados enprocesos de experimentación.

Ahora bien, recordemos que todamanipulación es una expresión de una situaciónde dominio y que el biopoder penetra en "la sub-jetividad" en evolución de la infancia y la ado-lescencia usando entre otras, algunas de lassiguientes estrategias:

→La venta de productos baratos de consumocultural: moda especialmente "casual" ydeportiva, zapatillas, bebidas, comida rápida,música popular y películas (56). Esto tiene ungran impacto en adolescentes y jóvenes y esmuy potente en la construcción de una homo-geneización y de una rebeldía puramente epi-dérmica. Estos aspectos además, han funcio-nado como el integrador más exitoso de laglobalización (57).

→La "humanización" neo-liberal que operamediante movimientos políticos liberales,socialdemócratas, innumerables ONGs finan-ciadas por los países del norte y los bancosinternacionales y cuyo centro conceptual es el"empoderamiento de la sociedad civil".Supuesta "transferencia" de poder a los pobressólo a nivel local para que ellos "se ayuden aellos mismos", se aparten de la política y des-culpabilicen al Estado de sus obligacionespúblicas. Y como se sabe, esta visión es espe-cialmente activa en el caso de la infancia y laadolescencia (yy).

→Las drogas y sus diversas manifestaciones cul-turales políticamente inmovilizantes. El "pier-cing" y los tatuajes como autoagresiones enbúsqueda de identidades "imborrables" oagresividad identitaria desde el cuerpo.

→La comunicación vía Internet que bajo la metá-fora de la "red" oculta la desigualdad de losinterlocutores y, bajo una creencia de "super-comunicación", en realidad termina dejandola certeza de la soledad y el aislamiento.

Obviamente que estas estrategias noson "condenables en sí" sino en su carácter mani-pulatorio. La sola enumeración de estos temasindica el amplio espectro en que el biopoderopera para regenerar constantemente su capaci-dad expoliativa. En este aspecto, el capitalismomuestra una creatividad y versatilidad admira-bles. Es por esta razón, que la dimensión educati-va se hace estratégica y es donde más se necesitala presencia de un Estado que garantice el proyec-to de una autonomía de la infancia y la adoles-cencia con pertenencia social y contribuya a con-figurar un contradiscurso público que supere lasprácticas manipulatorias particularmente de losmedios de comunicación masiva propagandísti-cos de determinados "estilos de vida".

En el caso de la asistencia social tantopública como privada, ya es sabido que niños/asy adolescentes no pueden ser considerados como"objetos" de tratamiento y experimentación, nitratados como pertenecientes al patrimonio de unproyecto o de un "benefactor". Entonces, la asis-tencia social también debe ser pensada como ins-cripta en un proyecto educativo que conciliecomo dije, una ayuda social consistente con unamayor autonomía, y creciente subjetividad con

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pertenencia social. Esto implicaría satisfacer almenos dos condiciones:

→La voz y el escuchar (artículo 12 de la CIDN),esto es, respetar su ingreso paulatino al len-guaje. Es interpretar la voz de los niños/as yadolescentes y su sentido. Una cuestión cen-tral es tomar el artículo 12 de la CIDN comoprincipio general de la construcción de lasubjetividad del niño/a teniendo en cuentatodas las dimensiones de su experiencia vital,intelectual y emotiva y no sólo sus "opinio-nes". Es fundamental la interpelación o inte-rrogación y la heurística de la infancia en suprofundo sentido interpretativo. Una heurísti-ca centrada en ellos, en la "eleidad".Nuevamente cito aquí las esclarecedoraspalabras de Baratta: "sólo configurando elderecho del niño a ser escuchado, comodeber de los adultos de escucharlo y aprenderde él, es que el principio contenido en el artí-culo 12 se coloca como el principio centralde la CIDN e indica un largo camino hacia elfuturo de la relación entre niños y adultos.Pero este también es el camino hacia el futu-ro de la democracia" (23 p.54).

→La representación, esto es, la vinculación conla democracia. El niño es un sujeto social frá-gil que no puede autorepresentarse como yalo traté ut supra. Y aún cuando esto debe sermateria de investigación, deseo añadir quehay situaciones de alta conflictividad que pue-den identificarse como las peores formas opre-sivas como la de mantener a los niños/as cau-tivos de programas o víctimas de acciones endonde son objeto de cambio o de extorsión(zz). Se requiere en todos los ámbitos un pro-ceso participativo cuidadoso y no demagógi-co. Ambas cuestiones, la voz y la representa-ción, íntimamente ligadas merecen, repito, unestudio profundo desde lo cual se podráentender mejor la relación crucial entre infan-cia y democracia.

La relación entre infancia y democraciano es entonces una cuestión resuelta: conocemosmás los problemas que sus posibles soluciones.Lo central del estado de indefensión es que labiopolítica pretenderá siempre o sujetar losniños/as a una regulación opresiva de su vida y

sobrevivencia o alejar a la infancia de la políticay la democracia y disciplinarlos en las reglas delmercado como consumidores sumisos. Un pro-grama de lucha por y con la infancia y la adoles-cencia deberá tener muy en cuenta esa situaciónde origen y sus dispositivos legitimadores paralanzar un programa verdaderamente emancipato-rio. Un programa no fácil de definir, que deberátener en cuenta las necesidades de formación deun ser con anclaje social y atento a la construc-ción de un futuro. Otra vez en palabras de Barattaello requerirá pasar "de la política como adminis-tración del statu quo o como gestión eficiente delo que hay, a la política como proyecto de socie-dad". Y aquí los niños/as son la cuestión crucial.

CONCLUSIÓN: LUCHAR POR LA INFANCIA ES DENUNCIAR EL MUNDO

En tanto que política de regulación ycontrol de la vida, la infancia y la adolescenciacomo relación social son una preocupación bio-política central. La infancia y la adolescenciacomo nacimiento y comienzo de la vida implicanque en ese campo se "juegue" el gran partidocuyo resultado tendrá un impacto directo sobreuna política emancipatoria. Por lo pronto, elcapitalismo conoce muy bien que allí es dondese "incuba" y se reproduce su poder y por ellorealiza ingentes esfuerzos para controlar la cons-trucción de la naciente subjetividad.

He recorrido el trayecto del discursodistorsivo y opresor que en su "candidez" solapa-da tiene un potencial demostradamente efectivopara captar incautos que creyendo trabajar porlos niños/as y adolescentes terminan legitimandouna relación de dominación de una crueldadferoz. En este sentido, la denuncia debe serimplacable. También he planteado las dificulta-des de un programa que constituyendo como"centro" la infancia y la adolescencia tenga encuenta la historicidad de la sociedad y su futuro,en términos de instituciones claves como la fami-lia y la escuela pero sobre todo, en los medios decomunicación masiva. Habrá que tener muy encuenta que la "mediocracia" tiene un rostrobifronte: desde un lado "vende" publicidad ynoticias, entretiene, distrae, defiende y legitima

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el biopoder ocultando sus estructuras opresivas ydesde otro, se camufla en los momentos de crisiscon el objeto de confundir, controlar y dirigir laprotesta para someterla al poder del statu quoque en apariencia dice no representar. En el casode la infancia y la adolescencia, la industriamediática construye lo imaginario y lo simbólicodesde una perspectiva biopolítica con lo cual nosólo se pone al servicio del poder sino que lointegra en su mismo funcionamiento.

La cuestión de la relación de la infanciay la adolescencia y la democracia es un temaabierto por ambos lados: por las dificultades deauto representación de la infancia y la adolescen-cia y por la debilidad creciente de los sistemas derepresentación y organización democrática. Perolo que no podemos obviar, es que tanto la infan-cia como los adultos en situación de pobreza son"cortados" por la misma relación social que losdefine mayoritariamente del lado de las víctimas.No hay niños/as y adolescentes "afuera" de unarelación social, de lazos sociales que involucrantanto a ellos como a la generación adulta en unasituación de opresión.

Luego he tratado la "centralidad" de losderechos y su "juricidad". El argumento principales que del lado del "derecho", sobre todo de losderechos individuales en la modalidad liberalhegemónica que inspira al menos parte de laCIDN, estaremos sujetos a una casuística particu-lar y limitados a un poder más que débil en ladefensa concreta de los derechos de la infancia yla adolescencia como relación social. En lasluchas sociales no hay "garantías" individualesconclusivas por encima de la política.Recordemos que en 1789, el título original de ladeclaración de derechos humanos decía:"Déclaration des droits de l'home et du citoyen"indicando que la idea del hombre era inseparablede la del ciudadano. Los derechos entoncesdeben ser conceptualizados como "sociales" ycolocados en el ámbito de una lucha política que

los "signifique" como una posibilidad concretapara una práctica emancipatoria. Y recordemossiempre que las prácticas "adaptativas" de lo jurí-dico significan desde una visión biopolítica esen-cialmente eso: adaptarse al statu quo opresor. Entodo caso, tanto en la defensa de los derechos entodas sus dimensiones, como en la cuestión delEstado o de la sociedad civil no propongo unabandono sino una resignificación de esos espa-cios pero como espacios para la lucha política.En este sentido, afirmo que la infancia y la ado-lescencia representan la positividad de una resgestae en donde se puede generar el quiebre ydesarrollar en el tiempo una fuerza antagónicasuperadora.

A lo largo de este trabajo, he tratado desubvertir el lenguaje para develar las que consi-dero principales estructuras de operación del bio-poder sobre niños/as y adolescentes y también,analizar los procesos de producción de subjetivi-dad que incluye a sus víctimas y victimarios espe-rando que este análisis, sea conducente a la cons-trucción de un horizonte social y político queimplique el nacimiento de un nuevo poder cons-titutivo liberador. Así afirmo que la infancia y laadolescencia son la ontogénesis de un proyectohumano largamente inconcluso pero al mismotiempo, la posibilidad más importante para surealización.

Hechos estos planteamientos deseoinsistir en una inversión lingüística básica: la cues-tión de la infancia y la adolescencia no es unacuestión "menor" como argumenta el biopoder.Tal vez sea la cuestión "mayor" y crucial a resolverpara un proyecto abierto al futuro que comiencepor anunciar la libertad desde el nacimiento, elprincipio y la iniciación de la vida. En este alum-bramiento, la primera señal de que la vida ha lle-gado es el grito. Y ante tanta crueldad con víctimassin poder de autorepresentación y que se desarro-llan en estado de indefensión, trabajar por y conellas significa denunciar el mundo.

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NOTAS FINALES

a. En diciembre del año 2004 fui invitado por lasautoridades de UNICEF a formar parte del panelde presentación del "Estado Mundial de laInfancia 2005” en la ciudad de México y cuyosugestivo título era La Infancia Amenazada. Apartir de ese evento decidí realizar las reflexionesque componen este trabajo. Deseo no "externali-zarme" de las afirmaciones de estas notas: así, nome considero "el" sujeto emancipado que habladesde la libertad ni me siento inmune ante el feti-chismo del consumo. No puedo engañar ni ocul-tar y presentarme como un "Yo" sujeto sano enuna "sociedad enferma"; el "buen héroe" quebatalla contra la "mala" sociedad. El capitalismonos impregna a todos en diversas formas y el aná-lisis que realizo no trata de ser un análisis "ilumi-nado" que "se eleva" por sobre el combate sinosimplemente, una modalidad –tal vez "menor"–de inserción de la existencia en la lucha política.Y también una afirmación de que tanto el análisiscomo la reflexión son parte de la práctica cotidia-na por alcanzar la dignidad.

b. Utilizo la palabra campo en el sentido de PierreBourdieu y como será precisada más adelante.

c. Infancia, niñez, niños, niñas y adolescentes serántérminos utilizados indistintamente como todos losmenores de 18 años como lo define la ConvenciónInternacional de los Derechos del Niño.

d. Incluyo aquí la indigencia o lo que otros deno-minan pobreza absoluta.

e. Agamben habla del Homo Sacer (8 p.243,244)que "es precisamente aquél a quien cualquierapuede matar sin cometer homicidio". Los llama-dos pobres, indigentes y "desechables" entran enesta categoría ya que su muerte no tiene casi nin-guna consecuencia jurídica. Así es la nuda vida,la vida "desnuda", a la que cualquiera puedeanular impunemente y al mismo tiempo, nisiquiera puede ser "condenada" de acuerdo a losrituales establecidos.

f. Recordemos que en Rwanda en sólo 90 díasfueron muertos más de 300 mil niños en 1990.

g. Muchos niños no mueren pero sufren otrospadecimientos como quedar huérfanos, tenermutilaciones y padecer todo tipo de complicacio-nes psicosociales debido a la exposición directaa la violencia, al rapto, al desplazamiento, elabandono y la pérdida de sus seres queridos.Según la OIT, 12 millones de personas están bajoel régimen de trabajo "forzado" en el mundo, lamayoría de ellos niños y niñas.

h. Este aspecto es de una efectividad impresio-nante. Por ejemplo, es altamente probable quelas críticas como las de este trabajo serán tratadascomo impiadosas o "desalmadas" y caracteriza-das como carentes de objetividad. La críticaqueda entonces "externalizada", los argumentosque quedan "de lado interior" legitimados y lavisión del campo que impone el biopoder sehace aparentemente inviolable.

i. El poder mediático que determina en la mayo-ría de los casos las "prioridades" políticas de lademocracia representativa hace crecientementeimposible a su vez, diferenciar entre tecnologíaspolíticas y tecnologías para la construcción de lasubjetividad. Ellas son siempre políticas.

j. Es impresionante el surgimiento de redes desolidaridad, proyectos y fundaciones solidarias yhasta los más audaces que anuncian el adveni-miento de una "revolución" solidaria. Todas estasfundaciones tienen en general un sitio web endonde anuncian sus propósitos. Son muy ilustra-tivas aquellas en donde "la protección" que danestá arancelada. Por ejemplo: 1 niño U$S 30 pormes; 1 niño HIV positivo U$S35 por mes; unafamilia pobre U$S40 (13). En los aspectos "con-ceptuales", se han producido muchas publicacio-nes sobre la "solidaridad", algunas de una insus-tancialidad supina como el libro de PachoO`Donnell (14) u otras, que parecen sugerircomo Marcos Aguinis (15), un verdadero despro-pósito como creer que: ¡la "salida" de Argentinaestá en el voluntariado!

k. El tema del voluntariado como práctica socialha sido bien estudiado desde hace mucho tiem-po (recuérdense los análisis de Marcel Mausssobre la economía del "don") y su fundamento"generoso" y altruista ha sido seriamente cuestio-nado. Véase Bourdieu, P. (10), capítulo 6 dedica-do a la economía de los bienes simbólicos. Conrespecto al voluntariado católico al que tambiénmuchos cuestionan su "entrega" y generosidad,consúltese en el mismo texto "La Risa de losObispos", (10 p.186-198), en donde el autor seexplaya sobre lo que denomina la economía dela "ofrenda".

l. Sugiero consultar aquí una obra señera y pione-ra que describe y explica el narcisismo en la cultu-ra moderna. Christofer Lasch (16), sugiere que par-ticipar en una ONG donando tiempo libre para"purificar" la conciencia y sentirse "bien", es equi-valente para muchos a concurrir a un gimnasiopara mantener el cuerpo sano y bello. Allí, des-pués del esfuerzo, uno también se siente "bien".

m. Los temas de las relaciones de patrimonialis-mo y patronazgo en las ONGs así como, el ya

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"clásico" de las "primeras damas" y su asocia-ción a la infancia los he tratado en el artículo "Elabrazo" (6). Un caso "tipo" de despotismo ilustra-do en el desarrollo de la política social fue el deOctavia Hill como presidenta de la NationalCharity Organization en Inglaterra. No menosimportante, deseo destacar que hay frecuentesejemplos de abuso flagrante de niños/as y adoles-centes por parte de sus "benévolos" protectores.

n. Hay una "rentabilidad" de estos eventos quetienen como una escala en donde casi siempretiene primacía la dis-capacidad pues es lo másconvocante y en principio menos sospechoso.Aunque el marketing de estos espectáculos puede"convertir" en importante cualquier banalidad.

o. Los bancos internacionales y los fondos deinversión también utilizan frecuentemente laimagen de niños y niñas incentivando a lospadres a efectuar "ahorros" en el presente parapoder darles a "sus" hijos un futuro mejor. En esecontexto, colocan al niño "dentro de la familia" yocultan en ese apelativo sus verdaderas "ganan-cias". El Banco Mundial usa en su publicidad pro-gramas de inmunización para niños o programasalimentarios en donde uno puede llegar a creerque es un verdadero "titán" en la lucha contra lapobreza y la defensa de los débiles. Lo que no seaclara es que, esos programas o se financiancomo créditos que los países devuelven con inte-reses más la correspondiente tasa de "riesgo país"o, son "premios" concesionales por haber realiza-do programas de ajuste económico aceptandocon obediencia las "condicionalidades" que elBanco Mundial y el FMI imponen y que general-mente implican restricciones fiscales y moneta-rias con impactos socialmente regresivos.

p. Como ejemplo, Platt (17 p.22) comenta lalucha por la abolición del trabajo infantil entrelos industriales de clase alta de Nueva York, queera vista como un medio para excluir a loscomerciantes marginales y los trabajadores adomicilio, aumentando así la consolidación delpoderío de sus negocios.

q. Esta expresión fue formulada por el Sr. James P.Grant, entonces Secretario Ejecutivo de UNICEF.El Sr. Grant fue un luchador ejemplar y militantecomprometido con la causa de los niños/as y ado-lescentes en el mundo y el principal artífice polí-tico de la Convención.

r. Me baso aquí en la filosofía de Levinas (21,22)quien exige una destrucción de la ética basada enel subjetivismo individualista de la culturamoderna. Aquí el punto de partida será el reco-nocimiento de la alteridad absoluta del "otro". El"otro" en su dimensión de alteridad absoluta

exige una ética de responsabilidad infinita. Y estosignifica que la filosofía tendrá que realizarse enla perspectiva del ethos de la persona y la socie-dad. La experiencia humana se da por la posibili-dad del ser humano de "ser para otro" en unarelación ética que implica el cuestionamientoabsoluto del "yo".

s. Es apropiado recordar aquí y tener presentedesde el inicio, lo afirmado por Bobbio, citadopor Baratta, (23 p.47) en el sentido de que losderechos de los niños están sujetos a una triplecondicionalidad: 1) en forma indirecta, en elderecho de familia resultan automáticamentesubordinados al derecho de los padres; 2) enforma condicional, cuando hay recursos econó-micos que deben ser puestos y no lo son inviabi-lizando el cumplimiento de los derechos; 3) la noexistencia de derechos que sólo son reservadospara los adultos.

t. Esta idea la tomo de Emilio García Méndez conquien he tenido la oportunidad de discutir ésta yotras tantas cuestiones relacionadas a la filosofíadel derecho y particularmente de los derechoshumanos.

u. Pensemos simplemente en la definición de cuán-do comienza la vida, punto fundamental sobre elque no existió ni existe consenso. Otra cuestión nomenor es la edad de los niños para ir a la guerra.

v. No se trata de un "error" de traducción. LasONGs comprometidas con los derechos de la infan-cia y la adolescencia y bien intencionadas, en cier-ta medida han "impuesto" en sus valerosas luchas elconcepto de "interés superior" pero lo que realmen-te corresponde es "el mejor interés del niño".

w. Es por esta razón que hay muchas declaracio-nes relacionadas al cumplimiento de los derechosque son fácilmente firmadas por las más altasautoridades pero que no son cumplidas puestoque las omisiones entre otras causas, no son teni-das seriamente en cuenta. Como ejemplo, véasela Declaración de San José de la VI ConferenciaIberoamericana de Ministras, Ministros y AltosResponsables de la Niñez y la Adolescencia (18 a19 de octubre del 2004), en cuyos considerandosse utilizan verbos y expresiones como los siguien-tes: reiteramos, reafirmamos, reconocemos, resal-tamos, reconocemos, preocupados, alarmados,concientes de la necesidad, etc.; los que hacenalusión y reclaman compromisos anteriores pre-viamente asumidos que ni los signatarios firman-tes en su momento cumplieron. Aquí vuelve lodel “Niño/a Sacer”: ¿quién se hace responsable desus muertes? ¿quién se compromete como obliga-ción moral a responder por sus necesidadeshumanas más apremiantes?

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x. Debo aquí hacer una importantísima excep-ción con respecto al Premio Nobel de EconomíaAmartya Sen. Este economista ha realizadoinvestigaciones pioneras demostrando las seriaslimitaciones que tiene la teoría económica orto-doxa para analizar las libertades fundamentalesy los derechos humanos y ha realizado sustanti-vas contribuciones en el análisis de las relacio-nes entre ética y economía. Sen ha defendido laidea de que el proceso de globalización, inclu-yendo sus dimensiones económicas, debe estarsujeto a consideraciones morales, lo que implicatener en cuenta los principios éticos y legalesque emergen de la idea de derechos humanos.Además, Sen ha sido siempre muy sensible a lasnecesidades de la infancia y la adolescencia y hapropuesto al indice de mortalidad infantil comoel indicador más relevante para evaluar el des-arrollo económico de un país. Es muy aconseja-ble en este punto, consultar el excelente trabajode P. Vizard (26).

y. "No hay nada más nauseabundo que la pro-cacidad con que los que han hecho del dinerola única razón de vivir agitan regularmente elfantasma de la crisis económica, y los ricos serevisten de austeridad para advertir a lospobres que van ser necesarios sacrificios paratodos" (9 p.110).

z. Traigo de nuevo a colación los ejemplosdados en el trabajo de Platt (17 p.200), en estecaso, en referencia a los tribunales de menoresen los que concluye que " es imposible concebirel sistema de tribunales para menores como unorganismo de rehabilitación y de igualdad socialen una sociedad donde la mayoría de los jóve-nes de la clase obrera y las minorías son encarri-lados hasta puestos de trabajo de salario bajo ocallejones sin salida, donde el racismo y el sexis-mo institucionales segmentan sistemáticamentea la gente en relaciones sociales antagónicas, ydonde el sistema de justicia penal se utiliza des-caradamente para socavar y reprimir los movi-mientos sociales progresistas".

aa. Emilio García Mendez (27) llama al sistemade "justicia" de menores argentino como la ges-tión de una "crueldad bondadosa" al presentarlas sentencias de primera instancia condenando acadena perpetua a personas menores de 18 añosde edad (10 sentencias y 12 personas condena-das). Estas sentencias invocan que la Argentina"cumple" los principios establecidos en el artícu-lo 37 párrafo a) de la CIDN incorporada a laConstitución Argentina en el artículo 22, en lamedida que permite la excarcelación o en otraspalabras acceder a la libertad condicional defini-da en el artículo 13 del Código Penal. Un verda-dero artilugio jurídico inmoral.

bb. En el momento de finalizar la escritura deeste trabajo, el Congreso Nacional Argentinoacaba de aprobar la ley largamente esperada deProtección de los Derechos de las Niñas, Niños yAdolescentes que adecua la legislación nacionala los principios, normas y procedimientos esta-blecidos en la CIDN a su vez incorporada a laConstitución Nacional. Aún falta que el PoderEjecutivo reglamente la nueva ley y lo que, lapredominante práctica jurídica –asociada a visio-nes verdaderamente obsoletas– hará de ella.Puedo afirmar no obstante que, los efectos con-cretos de esta legislación serán complejos y múl-tiples y habrá ciertamente que esperar un perío-do de "transición" para hacer una evaluaciónconcreta. Ahora bien, la nueva ley no invalida enprincipio ninguno de los argumentos centrales deeste trabajo, principalmente los relacionados alEstado de Excepción.

cc. La cita de Habermas está tomada de su expo-sición en la Academia Católica de Baviera el 19de enero de 2004 en donde dialogó con el enton-ces cardenal Joseph Ratzinger sobre los funda-mentos morales del Estado liberal basándose enargumentos centrados en la razón o en la fe. Enotro orden y en conexión con el tema sobre elcontenido de la conflictividad social moderna,puede afirmarse que uno de los "éxitos" máscomprobables empíricamente del capitalismo esla transformación de la conflictividad "vertical"capital-trabajo en una conflictividad "horizontal"de luchas identitarias que en la mayoría de loscasos, implican la defensa de derechos de pobrescontra pobres (30).

dd. Con respecto a la Declaración Universal delos Derechos Humanos es crucial no olvidar queChurchil, Roosevelt y Stalin pretendían un acuer-do de seguridad colectiva para el período de post-guerra. Los derechos humanos contaban muypoco en el orden de prioridades de las principalespotencias, de modo que solo fueron mencionadosuna sola vez en el borrador de la propuesta de laCarta. América Latina desde 1938 en laConferencia Interamericana ya había adoptado la"Declaración en Defensa de los DerechosHumanos" en su octava reunión en Lima, Perú.Sorprendentemente, esta Declaración conteníaprincipios pioneros como el condenar la persecu-ción racial y religiosa, en favor de los derechos dela mujer, y sobre el derecho de libre asociaciónde los trabajadores. Estos derechos más otros, fue-ron luego incorporados en la Declaración deBogotá del 30 de abril de 1948 que fue la prime-ra Declaración Internacional de DerechosHumanos. Los países latinoamericanos trataronde incluir los derechos humanos en laDeclaración Universal originaria, lo que provocóreacciones de escepticismo en la delegación de

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EE.UU. y de franca hostilidad en las delegacionesde la Unión Soviética y de las naciones colonia-les como Francia y Gran Bretaña. Fue recién en1945, cuando se revelaron las fotos más cruentasdel holocausto que causaron estupefacción enlos países centrales, que se decidió incorporar ensiete pasajes del documento original los derechoshumanos y crear la Comisión de DerechosHumanos en el ámbito de la ONU. Recordemostambién que el borrador de la Declaración fueencomendado a una Comisión presidida porEleanor Roosevelt, esposa del Presidente deEE.UU. y que los comisionados de derechoshumanos le pidieron la escritura del primerborrador al director del área de la ONU, el cana-diense John Humprey. Cuando la AsambleaGeneral de la ONU discutió el borrador de laDeclaración se hizo un expreso reconocimientoa las contribuciones de los países latinoamerica-nos particularmente a Minerva Bernardino de laRepública Dominicana, a Guy Pérez Cisneros deCuba, Jorge Carrera Andrade de Ecuador, HernánSanta Cruz de Chile y a Eduardo Jiménez deAréchaga de Uruguay. Finalmente recordemosque la Declaración Universal fue aprobada porunanimidad en la Asamblea General de la ONUel 10 de diciembre de 1948 con la abstención delbloque de la URSS, Arabia Saudita y África delSur. En este tema, lo que más se necesita es noperder la memoria (31).

ee. Esta discusión tiene una larga trayectoria quecomienza con un posicionamiento epistemológi-co sobre el ser, el conocer y el lenguaje (34).

ff. Deseo nuevamente introducir el tema de las"obligaciones positivas" que Sen enfatiza comoresponsabilidad ética ante las omisiones quecomo afirmé, en el caso de la CIDN es la puertaabierta para no cumplir con los derechos socia-les. Aquí traigo a colación el muy apropiadoejemplo dado por Vizard (26 p.24,25), referido alos artículos 26-29 de la Carta de Derechosanexo a la Constitución de Sudáfrica de 1996 yque define un conjunto de derechos humanosesenciales para tener un adecuado nivel de vida.El carácter judiciable y legalmente demandablede esos derechos humanos ha sido puesto másallá de toda discusión por la Suprema Corte deese país en una serie de fallos en los que, esta-bleció que los mismos, son una obligación queel Estado debe cumplir. Aún cuando la mismaCorte define que el Estado no está obligado asatisfacer esos derechos inmediatamente si notiene los recursos económicos adecuados, tam-bién definió, que la falta de recursos sólo es jus-tificable si el Estado demuestra fehacientementeque tiene una política y programas adecuadospara asegurar el cumplimiento de esos derechosa largo del tiempo.

gg. El concepto de multitud introducido porNegri y Hardt me parece que requiere muchamás investigación, sobre todo en lo que se refie-re a la modalidad del espontaneísmo de luchassociales que pareciera se coordinan por genera-ción espontánea.

hh. Por ejemplo, el Alto Comisionado de lasNaciones Unidas para los Refugiados estableceen su estatuto que sus actividades no puedentener un carácter político sino "únicamentehumanitario y social". Aclaro que cuando merefiero a lo político no lo uso como conceptoequivalente al político partidista.

ii. Deseo aclarar que estoy hablando de solidari-dad "social" y no la "solidaridad" limitada a lafamilia, a los amigos, a la restringida a los alcan-ces de un "proyecto" o a la "solidaridad" intere-sada del capital de la que hablé anteriormente.

jj. Desde 1913 han muerto en Europa comoresultado de conflictos armados casi 70 millonesde personas.

kk. La principal gestora de esta visión fue HannaArendt (42). Son muy sustantivas las reflexionesde Habermas (40): ¿Tiene futuro el EstadoNacional?

ll. Esta concepción se originó principalmente enlo sucedido en Polonia y en los acontecimientosque determinaron la caída del Muro de Berlin.

mm. Las políticas de "empoderamiento" actúansobre el principio de "ayudar a ayudarse", claroque, sin preguntarse por los causantes que origi-nan que una persona necesite ayuda.

nn. Los peores crímenes contra la humanidadhan dejado de ser exclusivamente de los Estados.Los cometen fuerzas paramilitares, carteles crimi-nales y organizaciones económicas basadas en eltráfico de drogas, de armas y de personas.

oo. Uno podría entender que en el caso de Italiauno no tiene cómo perderse pues allí coincideel poder político como aparato, el poder econó-mico particularmente como poder mediático yla corrupción como instrumento sistemático deacumulación económica y cooptación política.El totalitarismo allí pareciera ser una proximidadamenazante. Michelángelo Bovero (43) lo llama"cacocracia": la democracia en donde se eligenlos peores. Pero esta situación histórica estálejos de ser universable. Otro caso más quecomprensible es el de EE.UU. aunque allí el"modelo" del Patriot Act y su "justificación" escompletamente distinto.

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pp. Una excepción en el pensamiento europeo esBoaventura de Souza Santos (47 p.17-22) quienplantea varias perplejidades de la modernidad,entre ellas, la pérdida del poder estatal comoefecto de la globalización. Pero este autor se inte-rroga porqué en lo cotidiano somos obsesivamen-te enfrentados con el Estado que ocupa las princi-pales noticias en la TV, en los diarios y las radios.Y se pregunta: ¿será el Estado nacional una insti-tución en vías de extinción o por el contrario, esahora más central que nunca aún bajo la forma deuna ambigua descentralización? ¿Será que elintervencionismo del Estado va asumir en los pró-ximos años una forma de "intervencionismo noestatal"? ¿Será que el Estado va a crear una socie-dad civil a su imagen y semejanza?

qq. Deseo y debo dejar muy en claro la distin-ción entre ONGs que representan los interesesdel establishment económico de otras que repre-sentan los intereses humanos a nivel global ynacional. Su mandato por tanto, no es incremen-tar el poder de ningún grupo particular. Suacción política se basa en un llamado moral pueslo que está en juego es la vida misma.Representan una fuerza vital que transforma lalucha política en una cuestión de defensa yexpansión de la vida en toda su generosidad.

rr. Deseo remitir en este punto a los mismos argu-mentos dados en la nota final (ss).

ss. Los adultos "producen" a su vez simulacros endonde por ejemplo hacen votar a los niños/as porsus derechos o los llevan a ocupar el recinto delparlamento para que "repitan" en esa "escenifica-ción" montada el comportamiento de los adultos.

tt. Frecuentemente, cuando se habla de "sujetosde derechos" se asimila esa subjetividad a la deladulto y no una subjetividad que debería sermediada y decodificada en sus propios paráme-tros. Por ejemplo; hay niños/as que desean enro-larse e ir a la guerra y están dispuestos a hacerlopero esto no querría decir que esa "subjetividad"históricamente determinada por los adultos seacorrecta.

uu. Muchas veces se asume que la familia es la pri-mera línea protectora de los niños/as y adolescen-tes. Si bien la familia ha demostrado ser una insti-tución social que pese a todos los procesos deses-tabilizadores aún sobrevive, ella se encuentra "endesorden" y algunas hipótesis sobre su futuro(dados los recientes desarrollos de la biotecnolo-gía) resultan por lo menos, desconcertantes (49).

vv. El proceso de formación más que una imposi-ción sobre los niños debería presentarse comouna articulación de los derechos individuales y

sus responsabilidades sociales que se anclan enlo colectivo. En esto hay que insistir puesto que,esa relación individuo-sociedad hoy está resueltaampliamente a favor del individuo y sus dere-chos. En este contexto y sobre la participación delos niños/as, concuerdo con Tenti Fanfani (50p.485) que en una educación democrática, no essólo importante aprender las reglas de laRepública, como estudiar la Constitución, sinoprincipalmente en construir una escuela demo-crática "donde los niños no sólo aprenden con-ceptos sino que viven experiencias: votan, tomandecisiones en conjunto, se hacen responsablesde las consecuencias de las decisiones quetoman, argumentan, debaten, evalúan, contro-lan". La experiencia de "Escuela Nueva" enColombia puede ser un buen ejemplo. Y esto, nocomo "escenificación" como se aclara en la notafinal (ll) y otras partes de este trabajo.

ww. Dice Pierre Bourdieu (53 p.112) "Habrá quemovilizar, sin duda, cada vez más justificaciones yrecursos técnicos y racionales para dominar, y losdominados tendrán que utilizar cada vez más larazón y los argumentos para defenderse de formascada vez más racionalizadas de dominación".

xx. El "encerrar personas" y provocar una reac-ción de sus conductas con fines de espectáculoen donde en forma de "juego" se promueve la eli-minación y supresión del "otro" mediante elengaño, la competencia despiadada al límite dela traición "justificable" en la idea de vencer acualquier costo, puede ser tomada como la repre-sentación escenificada de un zoológico. De unazoé más próxima a un estado de animalidad (54).

yy. Afirma acertadamente James Petras (58 p.105)que las "ONGs no son en realidad no guberna-mentales. Sus fondos provienen de los gobiernosextranjeros y trabajan como subcontratistas priva-dos de los gobiernos nacionales. Con frecuencia,colaboran abiertamente con las agencias guberna-mentales nacionales y extranjeras. Estas subcon-trataciones sirven para erosionar las formas tradi-cionales del servicio público, que implicaban laasignación fija de trabajadores a los servicios.Ahora los profesionales son contratados en preca-rio, temporalmente o por obra. Las ONGs no tie-nen capacidad para ofrecer los amplios programasa largo plazo que el Estado de Bienestar puedeproporcionar. En su lugar, las ONGs dispensanservicios limitados a los que sólo acceden peque-ños grupos o comunidades. Y lo que es másimportante: no son responsables ante las personasque trabajan, sino ante sus donantes extranjeros.En este sentido, las ONGs minan las bases de lademocracia, pues sustraen el control de los pro-gramas sociales de las manos de las poblacioneslocales y de sus representantes electos, creando

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una dependencia ante funcionarios extranjerosno elegidos y ante sus responsables nombradoslocalmente".

zz. Uno de los casos que debe ser analizado consumo cuidado es la situación que se producecuando hay conflictos salariales en el campo edu-cativo. Aquí frecuentemente, bajo el discurso dedefender los intereses de la escuela y los dere-chos de los niños se los mantiene como cautivosen una forma de chantaje social. Bajo un seudoprogresismo se pretende hacer creer que enseñar,esto es, el complejo proceso de iniciar a los chi-cos en el lenguaje de la ciudadanía, es un proble-ma solamente salarial. Aquí también hay unasituación clara de biopoder sobre la infancia que

se expresa en las burocracias sindicales y secto-riales a quienes les cabe las palabras de BaruchSpinoza: "creyendo luchar por su liberaciónescogen el camino de su esclavitud". Tratan a lainfancia como rehenes y moneda de cambio enconflictos salariales y/o de rivalidades internas endonde la "intransigencia" es un eufemismo paracaptar mayores adeptos/contribuyentes de estruc-turas burocráticas corruptas. También los que"viven" de la infancia en los Institutos deInternación y que se niegan a des-institucionali-zar a los niños/as y adolescentes bajo la excusade que perderían el trabajo. Nos recuerdan triste-mente la anécdota del enterrador que decía: "yono le deseo el mal a nadie… pero tengo quesobrevivir".

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Recibido el 27 de septiembre de 2005

Versión final presentada el 20 de octubre de 2005

Aprobado el 2 de noviembre de 2005