i nf l ue nci a de l o s e s t i l o s de cri anz a pare

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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD Trabajo Fin de Grado Grado en Enfermería INFLUENCIA DE LOS ESTILOS DE CRIANZA PARENTALES EN EL DESARROLLO DE TRASTORNOS CONDUCTUALES EN LOS HIJOS ALUMNA: Nuria Martínez Cerdá TUTOR: Miguel Richart Martínez LÍNEA DE TRABAJO: Estudios de Parentalidad CURSO: 2020/2021 Alicante, mayo 2021 1

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Page 1: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

Trabajo Fin de GradoGrado en Enfermería

INFLUENCIA DE LOS ESTILOS DE CRIANZAPARENTALES EN EL DESARROLLO DE TRASTORNOS

CONDUCTUALES EN LOS HIJOS

ALUMNA: Nuria Martínez CerdáTUTOR: Miguel Richart Martínez

LÍNEA DE TRABAJO: Estudios de ParentalidadCURSO: 2020/2021

Alicante, mayo 2021

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Page 2: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

RESUMEN

Los estilos de crianza parentales tienen un gran impacto en el desarrollo evolutivo del

niño. De esta manera, las formas de cuidado y crianza que recibimos por parte de

nuestra familia en la infancia influyen de forma directa en nuestro desarrollo

emocional y social futuro. Se ha demostrado que el estilo de crianza que emplean los

padres afecta al hijo y conduce a respuestas conductuales particulares. El objetivo

principal de esta revisión ha sido identificar si los estilos de crianza influyen en el

desarrollo de trastornos conductuales en los hijos e hijas (niños/as y adolescentes), y

de ser así qué estilo de crianza resulta un factor predictivo y cuál puede actuar como

factor protector. Para ello se localizaron artículos publicados en revistas científicas

indexadas en bases de datos como PubMed, CINAHL y Google Académico. Además,

se utilizaron Google Académico junto a Dialnet y el catálogo de artículos de la

biblioteca de la Universidad de Alicante para buscar artículos concretos encontrados

en las bibliografías de otros estudios. Los resultados reflejan que los estilos de crianza

autoritario y permisivo resultan factores de riesgo frente a los trastornos de conducta,

siendo más perjudicial el estilo autoritario, y el estilo de crianza autoritativo actúa

como factor protector en el desarrollo de trastornos conductuales. En conclusión, sería

conveniente instruir al personal sanitario para detectar a través de la observación

durante las consultas posibles estilos de crianza que sirvieran como factor predictivo

en el desarrollo de trastornos conductuales, así como, llevar a cabo programas

preventivos que enseñen a los padres a supervisar el comportamiento de sus hijos para

disminuir la probabilidad de desarrollar dichas conductas, y proporcionarle a los

padres estrategias y pautas para evitar el uso de estilos y prácticas de crianza

negativas.

Palabras clave: Estilos de crianza, trastornos conductuales, factor predictivo, factor

protector, familia, padres, hijos, hijas.

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Page 3: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

ABSTRACT

Parental parenting styles have a great impact on the developmental development of the

child. In this way, the forms of care and upbringing that we receive from our family in

childhood directly influence our future emotional and social development. The

parenting style used by parents has been shown to affect the child and lead to

particular behavioral responses. The main objective of this review has been to identify

whether parenting styles influence the development of behavioral disorders in children

(children and adolescents), and if so, which parenting style is a predictive factor and

which can act as a protective factor. For this, articles published in scientific journals

indexed in databases such as PubMed, CINAHL and Google Scholar were located. In

addition, Google Academic together with Dialnet and the catalog of articles from the

University of Alicante library were used to search for specific articles found in the

bibliographies of other studies. The results reflect that authoritarian and permissive

parenting styles are risk factors for conduct disorders, the authoritarian style being

more damaging, and the authoritative parenting style acts as a protective factor in the

development of behavioral disorders. In conclusion, it would be convenient to instruct

health personnel to detect possible parenting styles that serve as a predictive factor in

the development of behavioral disorders through observation during consultations, as

well as to carry out preventive programs that teach parents to supervise their children's

behavior to decrease the likelihood of developing such behaviors, and to provide

parents with strategies and guidelines to avoid using negative parenting styles and

practices.

Keywords: Parenting styles, behavioral disorders, predictive factor, protective factor,

family, parents, children.

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Page 4: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN 5

1.1. Estilos de crianza 5

1.1.1. Familia y socialización familiar. 5

1.1.2. Historia sobre la evolución de la socialización y los estilos de crianza

parentales. 6

1.1.3. Primeros estudios relevantes sobre los estilos de crianza y sus efectos en

los hijos. 8

1.1.4. Clasificación de los estilos de crianza parentales. 10

1.2. Trastornos conductuales en niños y adolescentes 13

2. OBJETIVOS 14

3. METODOLOGÍA 15

3.1. Diseño 15

3.2. Estrategia de búsqueda 15

3.3. Criterios de selección 16

4. RESULTADOS 16

5. DISCUSIÓN 25

6. CONCLUSIÓN 28

7. BIBLIOGRAFÍA 29

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Page 5: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

1. INTRODUCCIÓN

Los estilos de crianza parentales tienen un gran impacto en el desarrollo evolutivo del

niño. De esta manera, la forma de cuidado y crianza que recibimos en la infancia

influyen de forma directa en nuestro desarrollo emocional y social futuro. Un gran

número de las reacciones de los niños dependen en gran medida de su temperamento

pero también se ha demostrado que el estilo de crianza que emplean los padres afecta

al niño y conduce a respuestas conductuales particulares.

1.1. Estilos de crianza

1.1.1. Familia y socialización familiar.

El concepto de familia ha variado a lo largo del tiempo. Entre las primeras

definiciones de familia encontramos la familia nuclear, que es la familia formada por

un padre y una madre unidos a través del matrimonio y sus hijos nacidos de forma

tradicional.

En la actualidad esto ha sido modificado apareciendo familias constituidas por uniones

no matrimoniales, parejas sin descendencia, familias combinadas o reconstituidas,

monoparentales, homoparentales y familias que recurren a métodos de reproducción

asistida o la adopción (Guatrochi, 2020).

Por esto, la familia se puede definir como un conjunto de individuos, relacionados ya

sea por la genética o por compromisos duraderos, y con unos roles establecidos, que

desempeñan papeles que influyen en la socialización mutua, la crianza y el

compromiso emocional. La familia ayuda en la intermediación del individuo, la

comunidad y la sociedad (Marilyn, 2019).

Asociado al término familia se encuentra la socialización familiar. El término

socialización abarca el proceso mediante el cual se transmite la cultura, ayudando,

mediante conductas y creencias, a desarrollar la personalidad de los individuos. Es un

proceso de aprendizaje no formalizado y en gran medida no consciente en el que el

niño y adolescente utiliza dichos patrones culturales para establecer su adaptación a la

sociedad. La socialización familiar es el conjunto de conductas que los padres creen

5

Page 6: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

apropiadas para enseñar a sus hijos y así ayudarlos en su desarrollo evolutivo y en su

integración en la sociedad. Se establecen estrategias de socialización entre padres e

hijos determinadas por el estado de la relación, la comunicación que exista y las

conductas que los padres adoptan para encaminar los comportamientos de los hijos

(Oliva et al., 2014).

1.1.2. Historia sobre la evolución de la socialización y los estilos de crianza

parentales.

A mediados del siglo pasado se distinguieron en la socialización familiar dos variables

de estilos educativos parentales denominadas como «dominio-sumisión» y

«control-rechazo» y que finalmente se acabaron definiendo estas dos variables como

«intentos de control» y «apoyo parental» (Rollins et al., 1979).

Schwar, Barton-Henry & Pruzinsky (1985) dividieron las estrategias de socialización

en tres dimensiones para explicar los estilos de crianza parentales: aceptación, control

firme y control psicológico (tabla 1).

TABLA 1. Dimensiones establecidas por Schwar, Barton-Henry y Pruzinsky (1985)

Aceptación - Implicación positiva

- Centrarse en el hijo hasta el

rechazo

- Separación hostil

Control firme - Refuerzo

- Falta de refuerzo

- Disciplina laxa

- Autonomía extrema

Control psicológico - Intrusión

- Control hostil

- Posesividad

- Retirada de la relación

6

Page 7: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

Coloma (1993) puso de manifiesto las siguientes variables de socialización familiar

acompañadas de su contraposición para explicar de qué forma se configuran los estilos

educativos parentales y así tener la capacidad de explicar mejor las reacciones de los

hijos. Se observó: el control más fuerte en contra de un control más permisivo, el

cuidado más delicado y la empatía contra la indiferencia y el rechazo, un cuidado

afectivo frente a la frialdad y a la hostilidad, el apoyo y disponibilidad de los padres en

contraposición a la no disponibilidad y finalmente, una buena comunicación abierta

entre padre-hijo contra una comunicación unidireccional y cerrada por parte del

progenitor.

A partir de las teorías de los distintos autores sobre las dimensiones en los estilos de

crianza, surgieron cuatro conductas de los progenitores en cuanto a socialización

familiar: el afecto, el grado de control, el grado de madurez y la comunicación

paternofilial. El afecto en la relación se puede observar en el apoyo que recibe el niño

por parte de la familia haciendo que se sienta confortable y seguro de ser aceptado

como persona entre los miembros de la misma. El grado de control se define como el

comportamiento que adopta el progenitor intentando dirigir al hijo hacia una conducta

deseable para los padres. El control hace referencia a dominancia, restricción o

coacción. Esta variable es imprescindible en el desarrollo del niño puesto que está

estrechamente relacionada con un futuro control de la conducta de forma autónoma. El

grado de madurez se relaciona con el grado de exigencia que los progenitores imponen

a los hijos. En cuanto a la comunicación entre padre-hijos es necesaria la capacidad

para intentar establecer un ambiente comunicativo (Torío et al., 2009).

Otros dos factores a tener en cuenta en la socialización y en los estilos de crianza son

el apego y el temperamento por parte del niño.

La teoría del apego propuesta por John Bowlby establece que el apego es todo aquel

comportamiento propio del ser humano que permite al sujeto conseguir o mantener

proximidad con otra persona que generalmente considera un referente y que motiva la

búsqueda de proximidad entre el niño y sus padres o cuidadores. El apego o

vinculación afectiva proporciona al niño/adolescente un modelo relacional básico que

le proporcionará las pautas necesarias para desenvolverse en los procesos de

socialización y en la interacción con otros individuos (Duarte-Rico et al. 2016;

7

Page 8: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

Garrido-Rojas 2006). Por otra parte, el temperamento es un rasgo asociado a la

personalidad y en gran medida es heredado de los progenitores. En el temperamento

se pueden observar tres cualidades: el nivel de actividad, la sociabilidad y la

emocionalidad. La personalidad de la persona dependerá en gran medida del resultado

de la combinación del temperamento del niño y las experiencias ambientales

tempranas que se den en su vida. Esto influirá en parte en las reacciones que los niños

y adolescentes presenten ante las situaciones (Liporace et al., 2015).

1.1.3. Primeros estudios relevantes sobre los estilos de crianza y sus efectos en los

hijos.

La autora Diana Baumrind llevó a cabo una de las investigaciones pioneras acerca de

la influencia de los progenitores sobre el desarrollo de los hijos e hijas. En los años

1967 y 1971, Baumrind realizó un estudio longitudinal con 134 niños y niñas,

menores de 3 años y escolarizados. Mediante la observación durante una entrevista a

los progenitores se observaba la conducta que adoptan a la hora de interactuar con sus

hijos e hijas. El objetivo del estudio era conocer cómo influyen y repercuten las pautas

de conducta familiares en el desarrollo de la personalidad del niño (Baumrind, 1967;

Baumrind, 1971).

La metodología utilizada en el primer estudio (Baumrind, 1967) consistió en tres

agrupaciones según la estructura de la personalidad de los niños que muestran a través

de su conducta y estas agrupaciones se relacionaron con los métodos de crianza

utilizados por los padres:

- En el grupo I, los niños y niñas estaban más contentos y confiados en sí mismos,

resultaban más competentes e independientes y mostraban conductas

exploratorias. Esto se relaciona con que los progenitores (especialmente las

madres) ejercían un control firme, mostraban exigencias de madurez y contaban

con una buena comunicación con sus hijos e hijas. Estos padres recibieron el

nombre de padres autoritativos o democráticos.

- En el grupo II, los niños y niñas resultaron menos confiados que los del grupo I

pero capaces de controlarse a sí mismos. Se mostraban inseguros y temerosos.

8

Page 9: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

Se observó que los padres eran menos cuidadosos y atentos con sus hijos en

comparación con el resto de grupos. Recibieron el nombre de padres

autoritarios.

- En el grupo III, los niños y niñas se mostraban inmaduros y dependientes.

Contaban con una menor capacidad de control y confianza en sí mismos. Los

padres de este grupo resultaron afectuosos y atentos pero ejercían muy poco

control en sus hijos. Estos se denominaron padres permisivos.

En el segundo estudio realizado (Baumrind 1971) también se descubrió que al

comparar los padres que utilizaban un estilo autoritativo con padres que utilizaban el

estilo autoritario o permisivo, los niños demostraron tener una mayor facilidad para

desarrollar habilidades instrumentales y mayores puntuaciones en responsabilidad

social e independencia.

En 1977, Baumrind volvió a estudiar la conducta de la misma muestra cuando los

niños habían alcanzado la edad de 8/9 años. Se observó que los niños criados con un

estilo autoritativo o democrático tenían elevadas competencias sociales y cognitivas;

los criados con un estilo autoritario se encontraban en un nivel medio y finalmente los

niños criados con un estilo permisivo tenían niveles más bajos. Mediante esta

observación dedujo que el estilo autoritativo resultaba el más eficaz para un mejor

desarrollo de la personalidad de los niños en el futuro (Baumrind, 1978).

MacCoby & Martin (1983) llevaron a cabo una reformulación de las investigaciones

de Baumrind. Estos dos autores interpretaron los estilos parentales en función de dos

dimensiones: el control o exigencia y el afecto o sensibilidad y calidez. La diferencia

más significativa entre las investigaciones de Baumrind y la reformulación de

MacCoby y Martin fue la permisividad; observaron que se mostraba de dos formas

muy diferentes. Esto llevó a las autoras a agrupar los estilos de crianza en cuatro:

estilo autoritario-recíproco, autoritario-represivo, permisivo-indulgente y

permisivo-negligente (tabla 2).

TABLA 2. Estilos educativos formulados por MacCoby y Martin (1983)

9

Page 10: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

Implicación afectiva y

buena comunicación

No implicación afectiva ni

comunicación

Disciplina severa

(Alto control y

exigencias)

Autoritario- Recíproco Autoritario-Represivo

Disciplina laxa

(Bajo control y

exigencias)

Permisivo- Indulgente Permisivo- Negligente

Lamborn et al. (1991) llevaron a cabo una investigación entre adolescentes de 14 a 18

años teniendo en cuenta la agrupación de estilos educativos propuestos por MacCoby

y Martin y relacionándolo con el desarrollo social, los resultados académicos, las

habilidades desarrolladas e interiorizadas y las conductas problemáticas. Los

resultados obtenidos de este estudio fueron que los adolescentes criados con un estilo

autoritativo tenían mayores competencias sociales y menor disfunción psicosocial y

comportamental. Aquellos criados con el estilo negligente resultaron todo lo contrario,

menores competencias sociales y existencia de disfunción psicosocial y

comportamental. En cuanto al estilo autoritario se observó que los adolescentes

obtenían puntuaciones dentro de la obediencia y conformidad de los adultos y tenían

un pobre autoconcepto respecto a otros jóvenes. Finalmente el estilo indulgente

mostró una frecuencia mayor de abuso de sustancias tóxicas y malas conductas

escolares y un menor compromiso escolar en los adolescentes.

1.1.4. Clasificación de los estilos de crianza parentales.

Considerando la investigación previa, que hemos mencionado, en la actualidad se

consideran cuatro estilos de crianza, caracterizados por una serie de rasgos y

asociados a unas consecuencias sobre el comportamiento de los hijos: estilo

autoritativo o democrático, estilo autoritario, estilo negligente y estilo permisivo o

indulgente (tabla 3).

10

Page 11: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

TABLA 3. Estilos de crianza parentales y consecuencias en los hijos. Fuente: Torío,

Peña & Rodríguez (2009)

Tipología de

socialización

familiar

Rasgos de conducta parental Consecuencias educativas

sobre los hijos

AUTORITATIVO

O

DEMOCRÁTICO

● Afecto manifiesto.

● Sensibilidad ante las

necesidades del niño:

responsabilidad.

● Explicaciones.

● Promoción de la conducta

deseable.

● Disciplina inductiva o

técnicas punitivas

razonadas (privaciones,

reprimendas).

● Promueven el

intercambio y la

comunicación abierta.

● Hogar con calor afectivo

y clima democrático.

● Competencia social

● Autocontrol

● Motivación

● Iniciativa

● Moral autónoma

● Alta autoestima

● Alegres y

espontáneos

● Autoconcepto realista

● Responsabilidad y

fidelidad a

compromisos

personales

● Prosocialidad dentro

y

fuera de la casa

(altruismo,

solidaridad)

● Elevado motivo de

logro

● Disminución en

frecuencia

e intensidad de

conflictos

padres-hijos

11

Page 12: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

AUTORITARIO ● Normas minuciosas y

rígidas

● Recurren a los castigos y

muy poco a las alabanzas

● No responsabilidad

paterna

● Comunicación cerrada o

unidireccional (ausencia

de diálogo)

● Afirmación de poder

● Hogar caracterizado por

un clima autocrático

● Baja autonomía y

autoconfianza

● Baja autonomía

personal y creatividad

● Escasa competencia

social

● Agresividad e

impulsividad

● Moral heterónoma

(evitación de

castigos)

● Menos alegres y

espontáneos

INDULGENTE

O

PERMISIVO

● Indiferencia ante sus

actitudes y conductas

tanto positivas como

negativas

● Responden y atienden las

necesidades de los niños

● Permisividad

● Pasividad

● Evitan la afirmación de

autoridad y la imposición

de restricciones

● Escaso uso de castigos,

toleran todos los

impulsos

de los niños

● Especial flexibilidad en el

establecimiento de reglas

● Baja competencia

social

● Pobre autocontrol y

heterocontrol

● Escasa motivación

● Escaso respeto a

normas

y personas

● Baja autoestima,

inseguridad

● Inestabilidad

emocional

● Debilidad en la

propia

identidad

● Autoconcepto

negativo

12

Page 13: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

● Acceden fácilmente a los

deseos de los hijos

● Graves carencias en

autoconfianza y

autorresponsabilidad

● Bajos logros

escolares

NEGLIGENTE ● No implicación afectiva

en los asuntos de los hijos

● Dimisión en la tarea

educativa, invierten en

los hijos el menor tiempo

posible

● Escasa motivación y

capacidad de esfuerzo

● Inmadurez

● Alegres y vitales

● Escasa competencia

social

● Bajo control de

impulsos

y agresividad

● Escasa motivación y

capacidad de esfuerzo

● Inmadurez

● Alegres y vitales

1.2. Trastornos conductuales en niños y adolescentes

Los problemas de comportamiento que surgen en la infancia pueden tener efectos

negativos durante el desarrollo evolutivo del niño, así como en su aprendizaje. Estos

problemas pueden continuar y empeorar durante la adolescencia. Los trastornos que

presentan los niños y adolescentes se agrupan en trastornos internalizantes y

externalizantes. Los trastornos internalizantes, se refieren a aquellos que se

manifiestan con comportamientos ansiosos, depresivos y problemas somáticos,

mientras que los trastornos externalizantes incluyen problemas relacionados con

agresividad, falta de atención, desobediencia y conducta delictiva (Alarcón et al.,

2015).

Se pueden observar los problemas de comportamiento en aquellos niños/adolescentes

que no suelen cumplir las normas sociales o reglas que se le imponen apropiadas a su

edad y que por regla general el resto de los niños/adolescentes cumplen sin mayor

problema. Los trastornos de comportamiento se manifiestan por formas antisociales,

13

Page 14: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

agresivas o comportamientos desafiantes que se producen de forma persistente y

repetitiva en los niños y adolescentes (Bisetto et al. 2011;Alarcón et al., 2015) .

Dentro de los trastornos de externalizantes más relacionados con problemas

conductuales podemos encontrar: el trastorno oposicionista desafiante y el trastorno

disocial (Bisetto et al. 2011).

El trastorno oposicionista y desafiante se caracteriza por un enfrentamiento persistente

por parte del niño/adolescente con los adultos y personas que muestran cierta

autoridad. Se caracteriza por un comportamiento terco y oposición a las normas

impuestas. Si este comportamiento se vuelve más frecuente y repetitivo y comienza la

utilización de la violencia hacia los demás influyendo en todos los factores de la vida

del niño hay que empezar a pensar en un posible trastorno de la conducta. Este

trastorno suele aparecer en torno a los dos-tres años pero será a partir de los siete

cuando se manifieste en su plenitud. Afecta a entre el 5-15% de la población escolar

(Bisetto et al. 2011).

El trastorno disocial o trastorno de la conducta se produce por una alteración del

comportamiento, que se presenta de una manera antisocial. Este trastorno se puede

observar por una serie de incumplimiento de normas que no son propias de la edad y

que se pueden considerar más allá que la maldad o rebeldía que podría presentar un

niño/adolescente. Los síntomas más evidentes son las rabietas no controlables, la

agresividad hacia sus compañeros y familiares. Aparecen en la infancia pero puede

continuar y aumentarse en la edad adulta. Es más común en niños que en niñas, siendo

la prevalencia entre el 6-16% en niños y entre el 2-9% en niñas (Bisetto et al. 2011).

2. OBJETIVOS

Objetivo principal:

- Realizar una revisión bibliográfica, a través de estudios científicos, puesto que

no he encontrado ninguna que relacione los estilos de crianza con el desarrollo

de trastornos conductuales, como tal, en los hijos. Además, saber qué estilo de

crianza resulta un factor predictivo y cuál puede actuar como factor protector.

14

Page 15: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

Objetivos específicos:

- Examinar si existen más variables que influyen en el desarrollo de trastornos

conductuales.

- Determinar el conocimiento de los padres acerca de los estilos de crianza y

saber si cuentan con un estilo definido.

- Conocer la actuación de enfermería respecto a los estilos de crianza y el

desarrollo de trastornos conductuales.

3. METODOLOGÍA

3.1. Diseño

Se ha realizado una revisión bibliográfica a través de artículos científicos publicados

en diferentes revistas científicas dedicadas a la salud.

3.2. Estrategia de búsqueda

Una vez revisados los estilos de crianza, los posibles efectos que produce cada estilo

(tabla 3) y los trastornos conductuales más comunes, se realizó una búsqueda de

estudios que relacionan los estilos de crianza con los problemas de comportamientos

de los hijos e hijas para describir los objetivos de esta revisión. Se utilizó el término de

trastornos conductuales al inicio, pero fue más complicado encontrar bibliografía por

lo que se modificó el término por problemas de comportamiento.

Para ello se localizaron artículos publicados en revistas científicas indexadas en bases

de datos como Pubmed, CINAHL y Google Académico. Además, se utilizaron Google

Académico junto a Dialnet y el catálogo de artículos y revistas científicas de la

biblioteca de la Universidad de Alicante para buscar artículos concretos encontrados

en las bibliografías de otros estudios.

Para todos ellos se siguieron las siguientes estrategias de búsqueda, utilizando las

palabras clave abarcando todos los campos, siendo las siguientes:

- “(Behavior problems outcomes[MeSH Terms]) AND (Parenting styles [All

Fields]) AND (Children [All Fields]) AND (Teenager [All Fields])”.15

Page 16: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

- “(Behaviour problems [MeSH Terms]) AND (Parenting styles [All Fields])

AND (Children or Adolescents or Youth or Teenager [All Fields])”.

- (Actuación enfermera) AND (Estilos de crianza) AND (Trastornos de conducta)

Se limitó la búsqueda de textos completos y el idioma a inglés y español. Además, en

las bases de datos Pubmed y CINAHL se limitó el año de publicación desde 2011

hasta 2021, con el fin de aportar a la revisión datos actualizados. Se analizaron además

las bibliografías de los estudios seleccionados con el fin de encontrar otros estudios

relevantes para la revisión.

3.3. Criterios de selección

En la búsqueda de artículos se seleccionaron todos aquellos que relacionan los estilos

de crianza, disciplinas y técnicas que utilizan los padres con la presencia de trastornos

conductuales y comportamientos externalizantes. Se seleccionaron los documentos a

partir de la lectura de los títulos y los resúmenes.

No se seleccionaron los artículos que estudiaban trastornos conductuales, como por

ejemplo el Trastorno por déficit de atención con (TDAH) o sin hiperactividad (TDA),

ya que cuenta con una clara base fisiológica. Tampoco todos aquellos artículos que al

leer el resumen y los resultados no aportan datos relevantes para la revisión.

4. RESULTADOS

Los resultados se obtuvieron de documentos seleccionados a través de la metodología

anteriormente descrita. Los documentos se seleccionaron a través de las siguientes

búsquedas:

TABLA 4. Resultados de la búsqueda bibliográfica.

BASE DEDATOS

ESTRATEGIADE BÚSQUEDA

ARTÍCULOSENCONTRADOS

ARTÍCULOSSELECCIONADOS

PubMed “(Behavior

problems

outcomes[MeSH

En la búsqueda inicial

se encontraron 63

artículos. Tras limitar a

9 artículos

16

Page 17: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

Terms]) AND

(Parenting styles

[All Fields])

AND (Children

[All Fields])

AND (Teenager

[All Fields])

texto completo se

redujeron a 58 artículos.

Después se marcó un

periodo de 2011 a 2021

encontrando 32

artículos. Por el título y

el resumen se

seleccionaron 13.

Finalmente tras la

lectura completa se

descartaron 4.

CINAHL “(Behaviour

problems

[MeSH Terms])

AND (Parenting

styles [All

Fields]) AND

(Children or

Adolescents or

Youth or

Teenager [All

Fields])”

En la búsqueda inicial

se encontraron 89

artículos. Tras limitar a

texto completo se

redujeron a 11 artículos.

Después se marcó un

periodo de 2011 a 2021

encontrando 4 artículos.

Por el título y el

resumen se

seleccionaron 2.

Finalmente tras la

lectura completa no se

descartó ninguno pero

uno de ellos coincidía

con otro seleccionado

de PubMed.

1 artículo

17

Page 18: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

Dialnet plus Se buscaron

artículos concretos

encontrados en las

bibliografías de

otros documentos.

3 artículos 3 artículos

GoogleAcadémico

Se buscaron

artículos concretos

encontrados en las

bibliografías de

otros documentos.

2ª Búsqueda:

(Actuación

enfermera) AND

(Estilos de

crianza) AND

(Trastornos de

conducta)

1ª Búsqueda: 2 artículos

2ª Búsqueda: tras la

lectura de varios títulos

se seleccionó, un libro y

un artículo.

1ª Búsqueda: 2artículos

2ª Búsqueda: 1

libro

y 1 artículo

Catálogo de la

Biblioteca de

la Universidad

de Alicante

Se buscaron

artículos concretos

encontrados en las

bibliografías de

otros documentos.

4 artículos 4 artículos

Se seleccionaron 20 artículos y un libro para la redacción de los resultados.

Los estilos de crianza se dividen en disciplinas, como la disciplina severa, la disciplina

inductiva o la disciplina laxa, que se caracterizan por técnicas o comportamientos

determinados, como pueden ser el castigo físico, la retirada de privilegios, ejercer el

poder de la fuerza, la retirada de afecto y atención. Estas técnicas y comportamientos

establecen la disciplina que utilizan y a su vez definen los estilos educativos de los

padres.18

Page 19: I NF L UE NCI A DE L O S E S T I L O S DE CRI ANZ A PARE

Algunos de los autores de los artículos de la revisión nombran los estilos de crianza

mientras que otros mencionan las disciplinas, y otros comportamientos y técnicas que

utilizan los padres.

Tras el análisis de los estudios se puede concluir que estilos de crianza, disciplinas y

técnicas actúan como factores de riesgo en el desarrollo de trastornos conductuales, así

como cuales actúan como factor protector.

En el estudio de García et al. (2005) se comprueba que el rechazo a un hijo ya sea por

parte paterna o materna está relacionado con problemas de ajuste social y psicológico

del hijo. Al no tener el apoyo parental los niños tienden a sentirse inferiores, no

queridos, con baja autoestima y un sentimiento negativo de aceptación. Todo esto hace

que los niños demuestran una escasa confianza en las personas y vean el mundo

inseguro y hostil. Las respuestas de los niños ante el rechazo o la indiferencia percibida

puede dar lugar a comportamientos internalizados, como depresión, ansiedad,

aislamiento social, problemas somáticos, y comportamientos externalizados, como

agresividad y conducta disocial. En el estudio se refleja que esto sucede si el rechazo se

realiza más en la infancia que en la adolescencia.

El estudio de Ramírez (2007) afirmó que la crianza inadecuada, como control

autoritario, énfasis en el logro y castigos no físicos, así como la disminución del afecto,

la guía razonada y la diversión con el niño, llevan al desarrollo de problemas de

conducta, agresividad, hostilidad y temperamento difícil. Una práctica de crianza

adecuada y positiva serviría como factor de protección frente a los conflictos y a los

problemas de conductas ya que los niños presentan una mejor adaptación gracias al

apoyo. Las prácticas de crianza negativas por el contrario aumentan la intensidad del

impacto que puede suponer el conflicto.

Fuentes et al. (2014) encontraron que la crianza autoritaria estaba directamente

relacionada con la conducta problemática en los niños, mientras que la crianza

autoritativa se asocia a un mejor progreso. La existencia de conducta externalizante en

los niños se podría explicar por la presencia de críticas y rechazo por parte de los

progenitores. Se muestra una vez más que los estilos de crianza autoritarios y

permisivos dan lugar a un mayor número de problemas externalizantes. La falta de

19

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límites y respeto por las reglas debido a la permisividad puede llevar al desarrollo de

conductas externalizantes. Aún así, también, se pudo observar que el uso de estrategias

permisivas resulta menos perjudicial que la crianza autoritaria.

Mackenbach et al. (2014) comprobaron que a diferencia de otros estudios los efectos de

la disciplina severa no se limitaban al padre sino que la severidad de la madre tenía

mayores efectos en los problemas de conducta desarrollados por los niños. Es probable

que la diferencia sea debida a las variables de disciplina severa que utilizaron, siendo

estas amenazas y gritos. Se observó que existían diferencias entre los problemas

desarrollados a raíz de una crianza severa aportados por los progenitores y la visión de

los niños.

Franco et. al (2014) estudiaron los efectos de la disciplina, el afecto, el compromiso, la

distribución de roles y la autonomía en la crianza en los niños. Una baja disciplina,

afecto y un menor compromiso por parte de los padres llevaba a los hijos a desarrollar

conductas más hiperactivas, problemas de atención y de sueño y menores capacidades

sociales en los hijos en contraposición de los que aplican una alta disciplina, afecto y

compromiso.

De acuerdo con los datos obtenidos en el estudio de Jiménez et al. (2019) la quinta parte

de la población infantil muestra problemas de conducta agresiva. Las prácticas de

disciplina severa, en las que se incluyen los comportamientos de desprecio y

expresiones de ira hacia el hijo, destacando la hostilidad verbal, así como el castigo

físico y el castigo verbal, se asocia estrechamente con la conducta agresiva infantil.

Calders et al. (2019) realizaron un estudio longitudinal para examinar los estilos de

crianza a lo largo del tiempo y comprobar las consecuencias y los cambios que se

producen en los estilos de crianza conforme avanzan los años. En el estudio se

observó la importancia de la identificación de los estilos de crianza para prevenir el

desarrollo de problemas tanto sociales como emocionales. El castigo severo y el

control psicológico pueden influir en que se desarrolle una mala relación padre-hijo ya

que estos últimos podrían interpretarlo como un control intrusivo. El establecimiento

de reglas puede funcionar en un entorno positivo, es decir, en aquellos en los que los

padres muestran interés y apoyo a sus hijos e intentan controlar el comportamiento de

20

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manera constructiva. Tras examinar los resultados de las tres recogidas de muestra se

demostró que los adolescentes dentro del grupo de padres autoritativos presentaban

menos problemas de externalización, como infracción de reglas y comportamiento

agresivo, que los adolescentes dentro del grupo de padres autoritarios. Además los

adolescentes dentro del grupo autoritario informaron de un mayor autoconcepto.

Lorence et al. (2019) realizaron un estudio en el que agruparon a los adolescentes en

función de los problemas de adaptación que presentaran. Obtuvieron tres grupos. En el

primero los adolescentes se caracterizaban por presentar niveles bajos de desajuste

tanto interno como externo y se relacionaban con estilos de crianza más indulgentes y

autoritativos. El segundo, los adolescentes presentaban problemas de externalización,

como agresividad, y se le atribuía un estilo de crianza más negligente. Por último, en

el tercer grupo, los adolescentes presentaban trastornos internalizantes, como ansiedad

y depresión, y no se les relacionaba significativamente con ningún estilo de crianza.

Se obtuvieron resultados en los que se dedujo que el estilo indulgente se encuentra

proporcionalmente relacionado con la ausencia de problemas de adaptación. Además

se descubrió que los trastornos externalizantes, como menor autocontrol o mayor

agresividad, se detectan antes que los trastornos internalizantes. Se relaciona la

presencia de trastornos tanto internalizantes como externalizantes con eventos

negativos sufridos por los adolescentes.

En el estudio de Berkien et al. (2012) se mostró que una discrepancia entre los estilos

de crianza de sus progenitores tiene efectos negativos en el bienestar emocional y

conductual de los niños. Mediante este estudio se mostró que los hijos que percibían

diferencias entre la calidez emocional proporcionada por sus padres mostraban niveles

más altos de trastornos internalizantes y aquellos que percibían diferencia en la

sobreprotección presentaban mayor trastornos tanto internalizantes como

externalizantes. A pesar de los autores que afirman la relación entre rechazo y

trastornos externalizantes (Coloma,1993; García et al. 2005), en este estudio no se

encontró asociación entre la discrepancia percibida en el rechazo con problemas de

externalización.

21

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Jaureguizar et al. (2018) realizaron un estudio en el que las principales dimensiones de

crianza también fueron la calidez y el control. Se mostró una mayor inadaptación y

problemas de conducta cuando los adolescentes recibían menos calidez y aceptación por

parte de los progenitores. Un estilo autoritativo, basado en niveles más altos de calidez

y control, mostró menor probabilidad de desarrollar problemas internalizantes y

externalizantes. Se deduce que un bajo control y supervisión por parte de los

progenitores se encuentra estrechamente relacionado con la inadaptación clínica del

adolescente. Finalmente en cuanto a estilos de crianza se observó un mayor nivel de

problemas internalizantes y externalizantes en adolescentes con madres negligentes y

padres autoritarios. Otro estudio, (Reuben et al., 2015) comprobó estas mismas

variables pero con niños adoptados obteniendo que la calidez y el control materno es un

factor protector contra el desarrollo de trastornos externalizantes. La crianza afectiva

por parte del padre no demostró estar estrechamente relacionada con el desarrollo de

problemas conductuales, pudiendo ser debido al tiempo que pasan los padres con los

hijos.

En cuanto a otras variables que influyen en el desarrollo de trastornos conductuales,

encontramos el temperamento como factor influyente. Wittig et al. (2019) estudiaron

los posibles efectos bidireccionales entre el temperamento infantil y los estilos de

crianza materno y paterno en la predicción de problemas de comportamiento

internalizantes y externalizantes de los niños pequeños. El estudio realizado por estas

autoras reveló que el temperamento de los niños no predecía el estilo de crianza

autoritario de los padres. Sin embargo, otro estudio (Ganiban et al. 2011) mostró

asociaciones más evidentes entre el temperamento de los niños y estilos de crianza

negativos (estilo autoritario y permisivo) que con la crianza positiva (estilo

autoritativo). Además, Wittig et al. (2019), mostró que con el estilo de crianza

autoritativa los niños presentan menos trastornos internalizados y externalizados. El

estilo de crianza autoritario no predijo trastornos internalizados y externalizados, lo

que difiere de los resultados otros artículos (Ramírez, 2007; Fuentes et al., 2014; Stülb

et al., 2018; Jaureguizar et al., 2018; Calders et al., 2019; Lorence et al., 2019).

Finalmente el estilo de crianza permisivo fue el que mostró más trastornos

conductuales por parte de los niños. Justifican las diferencias con otros artículos con el

tamaño y la heterogeneidad de la muestra de estudio elegida.22

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Otras variables encontradas en los resultados del estudio de Franco et. al (2014) son:

la distribución de roles, una menor distribución presenta una mayor somatización, es

decir dolores sin causa médica, por parte del niño; y la autonomía, se observa que una

mayor autonomía por parte de los progenitores muestra menor retraimiento social por

parte del niño.

También encontramos que los conflictos matrimoniales suponen un riesgo en el

desarrollo de trastornos conductuales. Ramírez (2007) mostró que los conflictos

matrimoniales están estrechamente relacionados con el desarrollo de problemas de

conductas en los hijos, siendo una variable predictora de numerosos problemas

conductuales sobre todo externos. El perfil de los niños que suelen presentar más

problemas de conducta se ve asociado a aquellos que pertenecen a hogares en los que

los progenitores desarrollan con gran frecuencia conflictos entre ellos y ejercen un

gran control autoritario sobre sus hijos.

Suzuki et al. (2019) resaltaron que los padres que tenían menos conflictos y más

consenso con respecto a la crianza eran más propensos a tener hijos con menos

problemas de conducta. Se demostró la necesidad e importancia de una buena relación

entre los padres para conseguir un entorno familiar que evitará que los niños desarrollen

conductas problemáticas. Los problemas de conducta se asociaron con la crianza

disfuncional, destacando una crianza hostil y sobre reactiva, la angustia psicológica y la

relación entre los padres.

Además observamos en algunos estudios la necesidad de definir el patrón de estilo de

crianza. En el estudio realizado por Torío et al. (2008) se muestra que la gran mayoría

de padres de la muestra no tienen definido su estilo de crianza, mostrando pautas

contradictorias entre los estilos democráticos y permisivos. Se puede observar que los

niños que reciben afecto, atención, apoyo y una buena comunicación con sus padres

obtienen efectos positivos en la socialización y el bienestar psicológico. El estudio

pone de manifiesto que aunque los padres defienden un estilo de crianza democrático,

son pocos los que pueden definir los estilos que realmente utilizan. Una minoría

define su estilo como autoritario. Aún así los padres peores parados del estudio son

aquellos que no reconocen ciertos rasgos de autoridad o no permisividad en los

23

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patrones de comportamiento, así como tampoco tienen claro el conjunto de valores

que quieren inculcar a sus hijos. Concluyen el estudio con que sería necesario tener un

patrón definido de crianza para proporcionar una mejor educación.

Stülb et al. (2018) realizaron un estudio a lo largo de un año y dedujeron que el no

tener un estilo de crianza establecido puede llevar a problemas de conducta debido al

comportamiento inestable de los padres, desde castigos hasta recompensa según el

estado de ánimo o factores externos. Sería conveniente utilizar un estilo estable basado

en la calidez, el estímulo y el uso de reglas flexibles. Se pudo observar un aumento de

crianza inconsciente y a su vez, aumento de los problemas de conducta de un año para

otro. Además se observó que el uso de castigo corporal estaba relacionado con niveles

más altos de problemas de conducta. Los estilos de crianza negativos, en los que se

utiliza el castigo, una crianza inconsciente, la permisividad y la autoridad se

relacionan con mayores problemas de conducta.

Respecto a la actuación de enfermería en los estilos de crianza y el desarrollo de

trastornos conductuales Dempster et al. (2011) mostró que con aquellos padres que

utilizan estilos de crianza autoritario con sus hijos, es menos probable que los

encargados de las revisiones de los niños, los pediatras, identifiquen dificultades en el

comportamiento.

Los resultados de Valenzuela et al. (2013) ponen de manifiesto la necesidad de realizar

intervenciones mediante programas para promover estilos de crianza positivos y así,

prevenir conductas externalizantes. Esto requiere la participación tanto de los padres

como de los hijos e hijas. El fin de estas intervenciones sería facilitarle a los padres

habilidades, como por ejemplo la autosuficiencia, el desarrollo de competencias

sociales, la autorregulación y la crianza de hijos e hijas. Estas intervenciones deben

llevarse a cabo en edades tempranas para mejorar los resultados cara al futuro. Es un

trabajo multidisciplinar, en el que además de los padres y los hijos, deben involucrarse

educadores y profesionales de la salud.

Levac et al. (2008) mostró que el hecho de que los padres pudiesen compartir sus

experiencias de crianza con otros padres les ayudaba a reflexionar sobre sus estilos de

crianza. Los resultados del estudio manifestaron que además de proporcionar enseñanza

24

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sobre técnicas de crianza, resulta positivo el crear reuniones de apoyo en las que los

padres puedan interaccionar entre ellos para reflexionar sobre las relaciones

paternofiliales y promover vínculos y relaciones más positivas entre padres e hijos.

Barcalow (2006) mostró la necesidad de un reconocimiento temprano de trastornos

conductuales para evitar una progresión hacia un trastorno más grave. En este artículo

se muestra la importancia de la enfermera escolar, quien puede resultar fundamental a

la hora de detectar y prevenir posibles trastornos de conducta. Además, también, para

educar a los profesores sobre factores de riesgo y posibles comportamientos asociados

a los trastornos. La enfermera escolar puede utilizar técnicas de evaluación y ayudar

en las intervenciones que se propongan para el niño o niña. Es importante una

intervención precoz para evitar conductas que puedan llegar a ser difíciles de cambiar

una vez avanza la edad del niño o niña.

Barbero et al. (2009) propusieron dos formas de intervención enfermera en el abordaje

familiar de los trastornos conductuales de los hijos o hijas. Puede ser una intervención

independiente, basada en un plan de cuidados individualizado, o una intervención

interdependiente, mediante tratamiento psicoeducativo. Las intervenciones

independientes del plan de cuidados que proponen son el asesoramiento, la educación

paterna, tanto con niños y niñas, como con adolescentes, fomentar el desarrollo de los

hijos o hijas y grupos de apoyo, todas ellas destinadas a los progenitores. En cuanto a

las intervenciones interdependientes mencionan un programa de intervención grupal

psicoterapéutica, llamado “Escuela de Padres” (Ruiz et al., 2005). Este programa

consiste en un número de sesiones con padres de niños y niñas que muestran problemas

de comportamiento. Con estas sesiones se busca mejorar de forma positiva las actitudes,

conocimientos y habilidades educativas por parte de los padres hacia los hijos e hijas.

En este artículo también se muestra que la formación a los padres además de ser

positiva respecto al ámbito terapéutico disminuyendo e incluso previniendo posibles

trastornos conductuales, también suponen una optimización de la sanidad pública, ya

que se reduce la demanda del ámbito de Salud Mental.

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5. DISCUSIÓN

La revisión de los resultados de los estudios responde a los objetivos de este trabajo. El

objetivo principal que se planteaba era comprobar si existe influencia entre los estilos de

crianza el desarrollo de trastornos conductuales en los hijos. Además también deducir,

por el contrario, cuál sería el estilo más adecuado para evitarlo. También se buscó que

más variables podrían afectar al desarrollo de estos trastornos y si los padres son

conscientes de los estilos educativos parentales que utilizan.

Tras la recopilación y estudio de los resultados, se ha encontrado que los estilos de

crianza clasificados como negativos, siendo estos el estilo autoritario y el estilo

permisivo resultan un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos conductuales,

como son la agresividad y la conducta disocial. En las investigaciones se muestra que

un estilo autoritario, en el que se integran las disciplinas severas y técnicas parentales

como el castigo físico y psicológico, retirada de privilegios, el rechazo, énfasis en el

logro, etc., resulta el mayor estilo de crianza predictor en cuanto al desarrollo de

problemas de comportamiento (Ramírez, 2007; Fuentes et al., 2014; Stülb et al., 2018;

Jaureguizar et al., 2018; Calders et al., 2019; Lorence et al., 2019). En cuanto al estilo

permisivo, se demostró que también resultaba un factor predictor, ya que la

permisividad y una baja supervisión en el comportamiento de los hijos lo confirman

(Fuentes et al., 2014; Rodríguez et al., 2017; Wittig et al., 2019). Sin embargo, usar

estrategias permisivas resulta menos perjudicial que un estilo de crianza autoritario

(Fuentes et al., 2014). Estos resultados no significan que todos los hijos de padres que

utilizan técnicas propias del estilo autoritario y el estilo permisivo vayan a desarrollar

trastornos conductuales, pero sí existe una mayor probabilidad de que los presenten.

Respecto a un estilo que actúe como factor protector en el desarrollo de problemas de

comportamiento se concluye que un estilo autoritativo junto con prácticas de crianza

positivas, como el apoyo, la calidez parental y una protección y control adecuados,

protege frente a los problemas de conducta ya que los hijos presentan una mejor

adaptación y socialización (Ramírez, 2007; Jaureguizar et al., 2018; Calders et al., 2019;

Lorence et al., 2019; Wittig et al., 2019). Con una educación basada en el afecto, la

atención, el apoyo y una buena comunicación paterno filial se obtienen efectos positivos

26

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en la socialización y el bienestar psicológico. (Coloma, 1993; Torio et al., 2008; Torio et

al., 2009; Olivia et al.,2014). Además, los comportamiento de elogio, la interacción

social, el seguimiento de instrucciones claras, un menor uso de castigo, la utilización de

la técnica de ignorar para alcanzar una buena conducta, la solución de problemas, el

establecimiento de reglas y la interacción social académica, se asocian con una

disminución del comportamiento problemático infantil (Morales et al., 2014).

En cuanto a los objetivos específicos de la revisión, encontramos que a parte de los

estilos de crianza, los conflictos matrimoniales o dentro de la familia y eventos

negativos que puedan sucederle a los niños o adolescentes influyen también en la

posibilidad de desarrollar trastornos conductuales (Ramírez, 2007; Lorence et al., 2019;

Suzuki et al., 2019). También se observó que una gran parte de los padres de algunos

estudios no conocían bien, ni podían clasificar sus estilos de crianza, resultando un

factor de riesgo ya que proporcionan la educación mediante conductas contradictorias

(Torío et al., 2008; Stülb et al., 2018). Cómo Suzuki et al. (2019) resaltaron en su

estudio, los padres que tenían menos conflictos y más consenso con respecto a la

crianza eran menos propensos a tener hijos con problemas de conducta.

Como dicen los resultados del estudio de Stülb et al. (2018), la relación entre el estilo de

crianza y los problemas de comportamiento podrían ser explicado bajo la teoría del

aprendizaje social de Bandura, es decir los hijos aprenden por la observación de sus

padres. Sería interesante instruir a los padres proporcionándoles estrategias y pautas

para evitar estilos de crianza autoritarios y permisivos (Fuentes et al., 2014). También

se deberían llevar a cabo programas preventivos que enseñen a los padres a supervisar el

comportamiento de sus hijos y a evitar el uso de prácticas de crianza negativas, como el

castigo o la retirada del afecto (Rodríguez et al., 2017). Aún así hay que tener en cuenta

la edad de los hijos, ya que dependiendo de la edad perciben ciertos comportamientos

de forma distinta, por ejemplo a una edad más temprana pueden percibir el

comportamiento controlador de los padres como un apoyo, sin embargo, a edades

tardías lo pueden percibir como invasión (Calders et al., 2019). Es importante adaptar

las estrategias y pautas a cada persona y a cada situación.

27

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En cuanto al papel de enfermería respecto a los estilos de crianza y el desarrollo de

trastornos conductuales, se observa la necesidad de que se realice una intervención

precoz y temprana para evitar el desarrollo de conductas más graves en el futuro

(Barcalow, 2006; Barbero et al., 2009; Valenzuela et al., 2013). Además, en los

resultados de algunos estudios se muestra que la realización de programas en los que los

padres pudiesen compartir experiencias de los estilos de crianza resulta positivo para

mejorar las relaciones paternofiliales y promover vínculos y relaciones más positivas

entre padres e hijos (Barbero et al., 2009; Levac et al., 2008). También se resalta la

necesidad de programas que incluyan tanto a padres como a hijos o hijas, con el fin de

enseñar a los padres habilidades para la crianza basadas en las necesidades de sus hijos

e hijas (Valenzuela et al., 2013). El personal de enfermería puede proporcionar el

asesoramiento, la educación paterna, tanto con niños y niñas como con adolescentes,

fomentar el desarrollo de los hijos o hijas, grupos de apoyo y programas de intervención

grupal psicoterapéutica para fomentar estilos de crianza positivos y prevenir el

desarrollo de trastornos conductuales (Barbero et al., 2009). Con todo esto se mostró la

necesidad de aumentar la evaluación de los estilos de crianza, tanto en las revisiones

pediátricas (médicos y enfermeras) como en los colegios, con el fin de evitar el

desarrollo de trastornos conductuales y que deriven en posibles ingresos en las

Unidades de Salud Mental Infantil (Barcalow, 2006; Barbero et al., 2009; Dempster et

al., 2011).

Para terminar la discusión queríamos reflejar una serie de limitaciones. Una de ellas ha

sido que muchos de los estudios que hemos encontrado contaban con la percepción de

los padres, sobre todo en aquellos en los que los hijos no eran adolescentes. Es

necesario que los futuros estudios abarquen la percepción de los hijos ya que son una de

las fuentes necesarias, puesto que los niños proporcionan mayor información sobre las

consecuencias conductuales de los estilos de crianza. El no contar con su percepción

puede llevar a un sesgo del informador. Otra limitación ha sido que en muchos de los

estudios encontrados en los que se relacionan ambas variables, no hablan de los estilos

de crianza (estilo autoritario, estilo autoritativo, estilo permisivo, estilo negligente) sino

que utilizaban comportamientos o técnicas concretas de los padres. También que solo un

observador ha realizado la búsqueda, seleccionado los artículos y extraído y organizado

28

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el contenido de los mismos. Por último, una limitación metodológica es que no se ha

utilizado la base de datos PsycLIT, una base de datos importante de psicología.

6. CONCLUSIÓN

Durante esta revisión se observa que los estilos de crianza autoritario y permisivo

resultan factores de riesgo frente a los trastornos de conducta, siendo más perjudicial el

estilo autoritario, y el estilo de crianza autoritario actúa como factor protector en el

desarrollo de trastornos conductuales. Dado que en la infancia las revisiones pediátricas,

en los Centro de Salud son los recursos más utilizados, sería conveniente instruir al

personal sanitario, tanto médicos como enfermeras, para detectar a través de la

observación durante las consultas posibles estilos y prácticas de crianza que sirvieran

como factor predictivo en el desarrollo de trastornos conductuales. Además, también, es

importante llevar a cabo programas preventivos que enseñen a los padres a supervisar el

comportamiento de sus hijos para disminuir la probabilidad de desarollar dichas

conductas, y proporcionarle a los padres estrategias y pautas para evitar el uso de estilos

de crianza, como el estilo autoritario y permisivo, y prácticas de crianza negativas,

como el castigo o la retirada del afecto. Un ejemplo puede ser el programa de

intervención grupal psicoterapéutica “Escuela de Padres”. En conclusión, la familia es

una variable importante en el desarrollo del niño y el adolescente, por lo que sería

importante promover la creación y fortalecimiento de vínculos afectivos, confianza y

comunicación entre padres e hijos.

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