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51'Sí I G6 S. ~r, ~ "1'~ '" ;..\ ~ ]! ~ !l\ t, Modernización y conflicto urya~b L a crisis vivida por la ciudad de Medellín en el decenio de 1980* debe ser abordada consideran- do, sim ultáneamente, los procesos de larga duración que la ciudad ha expe- rimentado y los acontecimientos de carácter puramente coyuntural. La explicación de lo que fue Medellín en ese decenio no se agota en el análisis de las significaciones del narcotráfico, ni en la enunciación de un conjunto de valores perdidos, como tampoco en la cuantificación de los delitos y las víctimas. Lo que vive la ciudad sólo puede pensarse a tra- vés del estudio de los elementos es- tructurales de la crisis, esto es, desde una perspectiva que muestre los va- cíos y desfases de su configuración histórica, haciendo énfasis en la fiso- nomía que paulatinamente adquiere a partir de los años cincuenta. Téngase en cuenta la fecha en que se desarrolló la investigación que le sirve de base a este trabajo (octubre de 1992- abril de 1993). l. Modernización económica e industrialización La configuración moderna de la ciudad colombiana se inscribe en la dinámica de la modernización y el desarrollo capitalista del país, en un proceso desatado a partir de 1920. Desde esa época, las transformacio- nes de la estructura económica tran- sitan por el camino de la moderniza- ción capitalista estrechamente vincu- lada al papel que cumple la economía cafetera de exportación, la cual im- pulsa el crecimiento industrial y mo- difica laestructura espacial y poblacio- nal del país. En el decenio de 1920- 1930 el desarrollo económico privile- gió a las ciudades: La preferencia del mercado mundial por los países producto- res de materias primas y consumi- dores virtuales de productos ma- nufacturados [...] estimuló la con- centración, en diversas ciudades, de una crecida y variada pobla- ción, 10 que creó en ellas nuevas 9

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I G6 S.

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~ !l\ t,Modernización y conflicto urya~b ;§

La crisis vivida por la ciudad deMedellín en el decenio de 1980*debe ser abordada consideran-

do, sim ultáneamente, los procesos delarga duración que la ciudad ha expe-rimentado y los acontecimientos decarácter puramente coyuntural.

La explicación de lo que fueMedellín en ese decenio no se agotaen el análisis de las significacionesdel narcotráfico, ni en la enunciaciónde un conjunto de valores perdidos,como tampoco en la cuantificación delos delitos y las víctimas. Lo que vivela ciudad sólo puede pensarse a tra-vés del estudio de los elementos es-tructurales de la crisis, esto es, desdeuna perspectiva que muestre los va-cíos y desfases de su configuraciónhistórica, haciendo énfasis en la fiso-nomía que paulatinamente adquierea partir de los años cincuenta.

Téngase en cuenta la fecha en que sedesarrolló la investigación que le sirvede base a este trabajo (octubre de 1992-abril de 1993).

l. Modernización económicae industrializaciónLa configuración moderna de la

ciudad colombiana se inscribe en ladinámica de la modernización y eldesarrollo capitalista del país, en unproceso desatado a partir de 1920.Desde esa época, las transformacio-nes de la estructura económica tran-sitan por el camino de la moderniza-ción capitalista estrechamente vincu-lada al papel que cumple la economíacafetera de exportación, la cual im-pulsa el crecimiento industrial y mo-difica laestructura espacial y poblacio-nal del país. En el decenio de 1920-1930 el desarrollo económico privile-gió a las ciudades:

La preferencia del mercadomundial por los países producto-res de materias primas y consumi-dores virtuales de productos ma-nufacturados [...] estimuló la con-centración, en diversas ciudades,de una crecida y variada pobla-ción, 10 que creó en ellas nuevas

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fuentes de trabajo y suscitó nuevasformas de vida [..V

Podemos, entonces, hablar de laciudad moderna colombiana parareferimos a aquella "organizaciónsocio-espacial que acompañó a lasdefiniciones estructurales que forja-ron el país actual, [es decir], la ciudadentendida como la complejidad derelaciones que condiciona un deter-minado momento del desarrollo delcapitalismo y que en nuestro paíssólo comenzó a consolidarse a partirde la tercera década del presente si-glo'? y logra su mayor significación apartir de 1950.

Una mirada a la configuraciónespacial en Colombia durante estosaños muestra que la modernizaciónva acompañada de un paulatino cre-cimiento poblacional de la ciudad. Elperíodo que va desde 1940 hasta 1960presenta dos hechos poblacionalesesenciales: en primer lugar, una fuer-te aceleración del crecimiento demo-gráfico como consecuencia de la con-solidación de los procesos económi-cos, sociales y políticos y, en segundolugar, una redistribución espacial dela pob lación, como resultado del afian-zamiento de la industrialización.

De ese segundo hecho pobla-cional, íntimamente ligado al papel

de la ciudad corno escenario de lamodernización y la nueva dinámicaeconómica del país, puede hablarseconcretamente a partir de 1950. Elcambio de las áreas rurales como efec-to de la presión del latifundio sobre elminifundio, de la penetración degrandes capitales al agro y de la crisispolítica que se conoce con el nombrede la Violencia, hizo que las tasas decrecimiento de la población rural seredujeran casi en un 50% en relacióncon las registradas en las primerascuatro décadas del presente siglo.

Por su parte, las tasas de creci-miento en el sector urbano se dupli-caron en el lapso comprendido entre1938y 1951; Yentre 1951 y 1964 aban-donaron el campo cerca de 2.2 millo-nes de campesinos cuyo destinopreferencial fueron las grandes ciu-dades. Como lo señala Jesús AntonioBejarano:

Al crecimiento global de losaños de la posguerra van apareja-dos varios cambios [...j. La estruc-tura económica, se modifica sensi-blemente en estos años. El paísdejará de ser fundamentalmenteagrario para orientarse hacia lasactividades urbanas, lo que, comoes obvio, se traduce en una locali-zación creciente de la población enlas áreas urbanas."

2.

José Luis Romero. Latincameríca: las ciudades y las ideas. México, Siglo XXI, 1976. p. 247.

Fernando Viviescas. "La ciudad c~lombiana: la arquitectura en busca de la ciudadanía".Revista Foro. No. 5. Bogotá, Fundación Foro Nacional por Colombia, marzo de 1988. p. 39-40.

1.

3. Jesús Antonio Bejarano. "La economía colombiana entre 1946 y 1958". En: Nueva Historia deColombia. Vol. V. Bogotá, Planeta, 1989. p . .153.

10

El proceso de urbanización, esdecir, la configuración de la ciudad,se produjo en el contexto de una muybaja institucionalidad, esto es, sin unaregulación, un control y una planifi-cación eficaz por parte del Estado.Colombia se urbanizó sin estar pre-parada para ello. Para la época, ycomo lo plantea José Luis Romero:

muchos tuvieron la sensación deque la ciudad podía estallar encualquier momento [...],y algunasestallaron. Las tensiones socialesse intensificaron, porque el creci-miento desmesurado de la pobla-ción urbana originó un círculo vi-cioso: mientras más crecía la ciu-dad más expectativas creaba y, enconsecuencia, más gente atraía [...].Pero en rigor, el número de quie-nes se incorporaban a la estructuraurbana era siempre superior a loque la estructura podía soportar.[Con lo cua\) era inevitable que laexplosión urbana, nacida de unaexplosión socio-demográfica, des-encadenara a su vez graves explo-siones sociales",

en las cuales lo fundamental era lairrupción de una sociedad marginal,o como la llama Romero, una sociedadanomica,

Como producto del proceso deurbanización, que se inició a mitad desiglo, la ciudad comenzó a presentarsignos de agotamiento visibles en suconstante tugurización. Este procesose manifiesta también en un persis-tente conflicto ligado a la posibilidad

. 4. José Luis Romero. O". cit. p. 327.

de ocupación y apropiación de la ciu-dad que tenían los diferentes sectoressociales, es decir, el conflicto por elcontrol efectivo del espacio urbano.

11. Estructura y configuraciónsocialLa ciudad de Medellín se con-

creta en un espacio urbano con carac-terísticas sociales, materiales y cultu-rales bien peculiares en relación conel contexto nacional: ha sido el espa-cio en donde se gestó y desarrolló elmayor potencial modernizador de laeconomía y de la sociedad colombia-na, fue epicentro de las grandes deci-siones y líneas de avance de la econo-mía nacional, tanto en lo que tieneque ver con el desarrollo industrial,como con el sistema financiero.

Como epicentro de desarrolloindustrial, Medellín se convirtió, apartir de la década de 1950, en unespacio urbano que canalizó una mi-gración rural propia de las grandes yconflictivas transformaciones que sedaban en el nuevo orden capitalista.Entre los factores que explican eseproceso de crecimiento de la ciudadse destacan la expectativa de un me-jor nivel de vida que genera la ciudady la migración obligada por la violen-cia rural.

Así, en los últimos cuarenta años,la ciudad ha tenido que asimilar unaenergía social migratoria cuyo resul-

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tado, desde el punto de vista socioló-gico, ha sido el agotamiento de laciudad como espacio vital para satis-facer las necesidades integrales deesas grandes masas que, por tanto, sehan refugiado en un espacio físicomarginal.

En el período intercensal 1951-1964 la ciudad de Medellín pasó de358.189 a 772.887 habitantes. Comoresultado de este proceso,

a principios de ladécada del seten-ta, se presenta una dualidad urba-na: por un lado, la ciudad conviviendas en concreto, calles pavi-mentadas, acueducto, servicioeléctrico; y por otro lado, en con-traste, una ciudad rural izada, concasas de cartón, sin acueducto, sincalles y en general carente de ser-vicios y con altas tasas de densi-dad poblacional."

En Medellín se puede constatarla configuración de dos modelos ur-banos diferenciados. En primer lu-gar, el conformado por aquellosasentamientos normatizados y plani-ficados y, en segundo lugar, el que secaracteriza por modalidades depoblamiento espontáneo e ilegal.

Por ello, la ciudad de Medellínpresenta un modelo de segregación

espacial y polarización social dondelo predominante es la diferenciaciónque existe entre la parte baja y laspartes altas del Valle. Por ejemplo,laszonas Nororiental y Noroccidental

se han conformado en lo funda-mental a través de procesos al mar-gen de la normatividad y la legali-dad. Barrios llamados piratas ybarrios de invasión, son el resulta-do de la dificultad o la mayoría deveces imposibilidad, que tienenlos sectores de menores recursosde acceder a la vivienda oficial yprivada del mercado inmobilia-rio."

El res ultado de la urbanizacióny las migraciones campo ciudad, ocu-rridos a partir de la década de 1950, esla acumulación de un conjunto deconflictos que no logran ser canaliza-dos ni pensados por el "proyecto"político y socio-cultural sobre el cualse edifica la ciudad. En esencia, elproceso de configuración de la ciu-dad se acompaña de un progresivodeterioro y una repetida negación delespacio público, entendido éste comola 11 forma de expresión cotidiana,como [el] ámbito de reconocimientodel otro y como [el] campo de con-frontacióncivilizada de nuestros plan-teamientos."?

5. Hedor de los Ríos y Jaime Ruíz Restrepo. "La violencia urbana en el Medellín de los añosochenta". Revista Un irersidad de Antionuio. No. 221. Medellín, julio-septiembre de 1990. p. 31.

6. Gloria NaranjoGiraldo. Medt'llíll en zO/las. MOIlOgrafías. Medellín, Corporación Región, 1992.p 13.

7. Fernando Viviescas. "El futuro de Medellín en el espacio público". En: Medellín: allemativasde [uturo, Seminario Internacional Alternativas de Futuro para Medellín y su AreaMetropolitana. Medellín, Presidencia de la República, Consejería Presidencial para Medellíny su Area Metropolitana, 1992. p. 277.

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Los grupos que han llegado a laciudad no son asimilados espacial-mente, pero tam poco logran integrar-se económica, social y culturalmente.Por eso, encontramos un espacio don-de se multiplican manifestacionesanormales de una sociedad que tieneprofundas y esenciales contradiccio-nes.

III. Ciudad y conflictoLa tesis central que se va a desa-

rrollar en este apartado es la siguien-te: la ruptura que se establece entre lasociedad y el Estado permite que enla ciudad de Medellín no exista, porparte de los ciudadanos, un verdade-ro reconocimiento de las institucio-nes del Estado y viceversa, es decir, larelación del Estado y la sociedad civilpresenta fuertes fracturas y desarti-culaciones en la ciudad.

El concepto de sociedad nos re-mite a la idea de un orden, de unaespecie de "ciudad poblada por unplural de identidades", cuyas rela-ciones de poder y dominación se en-cuentran hasta cierto nivel institucio-nalizadas. La sociedad sería ese espa-cio donde se construye y toma formala identidad del tejido social; es ellugar privilegiado que permite uni-versalizar las demandas, propuestasy proyectos que nacen de lo social. Esel territorio de la institucionalización,el espacio donde los diferentes ámbi-tos de lo social alcanzan un grado derepresentación y normatividad, esdecir, una forma de organización co-lectiva.

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Pero la existencia de lo institu-cional, de lonormatizado, presuponetambién la presencia de su contrapar-te, es decir, de aquellos hombres, pro-cesos y propuestas que quedan almargen de esta estructura legal ydonde es posible encontrar una di-versidad de formas de resistencia alas relaciones de poder imperantes.Es, en último término; un espacio quedesborda lo institucional; el lugardonde la ausencia de normatividadtiene su expresión.

La construcción de un ordenverdaderamente democrático se en-cuentra en la posibilidad de tejer unaidentidad capaz de integrar el con-junto de demandas, propuestas yproyectos que nacen de la sociedad,es decir, a partir del espacio que elEstado abra a la pluralidad de fenó-menos propios de ésta.

El proceso de desintegración \social, como amenaza constante y Icomo resultado de las contradiccio-nes y conflictos propios de toda socie-dad, se acentúa en Medellín por ladesarticulación existente entre la so-ciedad civil y el Estado.

En Medellín se han restringidolos espacios para la construcción deun modelo de orden social en el cualse den oportunidades reales a las"mayorías" para que hagan conocersus opiniones y para que participenefectivamente en la vida de la ciudad.En ésta, el péndulo de la relaciónentre los individuos, y entre éstos y elEstado, ha permanecido histórica-mente más cercano al polo de la corn-

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petencia, la conflictividad y el anta-gonismo que al polo de la comple-mentariedad, la cooperación y la soli-daridad.

Uno de los rasgos esenciales dela ciudad en la década de 1980 es laexistencia de una anomia generalizadaque está determinada o es el produc-to de la conflictividad y la desin-tegración histórica y estructural quepresenta. Esto hace que Medellíncomo sociedad no tenga relación decomplementariedad con un ordenlegal, social, político y cultural míni-mo que permita el juego de las dife-rentes interrelaciones de los sujetossociales; hoy estas interrelaciones sondefinidas, en uno de sus puntos fun-damentales, por las diferentes accio-nes de fuerza y de choque.

El desfaseexistenteentre las ten-siones-conflictos y cohesión-equili-brio, está siempre mediatizada por lacoacción física y por el uso constantede la violencia por parte de los dife-rentes actores sociales.

La ruptura que se establece en larelación del Estado y la sociedad civilen la construcción de la ciudad, tienemanifestaciones concretas en lo polí-tico, lo socio-cultural y lo económico.

A. Conflicto político

Al Estado, como aquel "aparatodiferenciado, especializado y perma-

nente de acción política y de gestiónadministrativa'", le corresponde darracionalidad a las diferentes relacio-nes de conflicto existentes en el cuer-po social. En este sentido, como" gru-po general que abarca a la sociedad",es el Estado, a partir de su autoridad,quien da cohesión, estabilidad y per-manencia a la estructura social global,ofreciendo respuestas reales y sim-bólicas a las demandas de la sociedadcivil.

Como causa y resultado de lacreación de un orden, el Estado es elrequisito para la supervivencia deuna sociedad contradictoria e inesta-ble como la de Medellín. Su suprema-cía, como garante del orden y, portanto, como elemento mediador enlas relaciones entre los miembros dela sociedad, se sustenta en un princi-pio esencial: la legitimidadt.De estemodo, al hablar de la crisis del Estadoen la ciudad de Medellín estamoshaciendo referencia, en primer lugar,a la no existencia de una verdaderainstitucionalización del poder estatalcomo el encargado de dar coherenciay de regular las diferentes dinámicasconflictivas de la sociedad civil y, ensegundo lugar, a la incapacidad queha tenido para fijar las reglas consti-tutivas de un sistema de valores ysímbolos que reafirmen el ordena-miento social.

M a reos Ka plan. Estado y suciedad. Méx ico, Universidad N acional A utónorna de Méx ico, 1978.P 206.

El concepto de legitimidad es usado aquí en un sentido weberiano. Al respecto véase: MaxWeber. Econoll/ía y sociedad. México, Fondo de Cultura Económica, 1984. p. 26-29, 170-173 Y663-667.

8.

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En Medellín, el Estado y su fun-ción de poder político, el poder queordena sobre la base de la autoridadque emana del monopolio legítimode la fuerza, no se estructura como unreferente aceptado, respetado y reco-nocido. La ausencia total del Estadoen unos casos, o su presencia tergi-versada en otros, ha terminado porsocavar el componente sustancial deun ideal régimen político democráti-co, esto es, el principio de la autori-dad política y el principio de la legiti-midad.

Al hablar de la crisis de legitimi-dad del Estado se está haciendo refe-rencia a:

1. Su incapacidad para generar ymantener un sistema valorativoque integre consensual mente a lamayoría de los individuos, con-tando con la diversidad y la dife-rencia; es decir, para institucio-nalizar el equilibrio entre el con-senso y el disenso.

2. Su incapacidad para regular losconflictos que nacen de la articula-ción de los diferentes intereses pre-sentes en la sociedad, haciendouso del monopolio legítimo de lafuerza.

3. La poca eficacia que muestra elEstado en la ciudad reflejada en suincapacidad para ofrecer solucio-nes a los problemas básicos quedemanda la sociedad, situación

ocasionada por la inoperancia delas medidas políticas form uladaspara obtener los resultados desea-dos.

4. La preocupante situación de im-punidad, en la que los marcos dela justicia y de la ley se diluyen sinque existan unos claros referentespara regular el conflicto social.

De otro lado, la crisis de la ciu-dad se manifiesta en la constante ne-gación de la ciudadanía, entendidaésta como el "proceso de formaciónde actores políticos con capacidad degenerar y estabilizar un régimenvirtual, producto de severos conflic-tos políticos y cuyo carácter demo-crático le impone la forma de pactoconstitucional.Y'? La negación de laciudadanía hace que los individuosestablezcan relaciones anómicas, queexpresan la inexistencia de una ver-dadera comunidad política civil.

Sepuede concl uir afirmando queen Medellín no existen unas institu-ciones políticas comunes y volunta-riamente aceptadas, ni una ciudada-nía real y extendida que actúe comofundamento de una verdadera cultu-ra política democrática.

La inexistencia de este marco dereferencia colectivo que incluya las di-ferencias, conforma una ciudad dondelo fundamental es la carencia total deun conjunto de valores éticos, sociales,políticos y económicos compartidos.

10. Véase: Oscar Landi. "Sobre lenguajes, identidades y ciudad~ía política". En: NorbertLechner. et. al. [s lada y "olílica en América l atina . México, Siglo XXI, 1988. p. 172.

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Se trata de la inexistencia de unaciudad pensada como un marco devoluntades alrededor de un propósi-to común de hombres y mujeres quese disponen a habitar un espacio. EnMedellín existen marcadas diferen-cias entre los distintos espacios físi-cos,lo que incide en los desequilibriosque presenta la calidad de vida urba-na en la carencia de un sentido de,apropiación colectiva de la ciudad yen la baja participación ciudadanapara su desarrollo.

Para los fines de este análisis seI parte de la tesis central según la cual,

la crisis de legitimidad, los dese-quilibrios socio-materiales y la caren-cia del reconocimiento al valor de laautoridad, han configurado un esta-do permanente de conflicto que al noser canalizado, mediatizado y regu-lado, ha desembocado en una situa-ción generalizada de violencia dentrode la cual los diferentes sectores de lasociedad recurren con mayor frecuen-cia al uso indiscriminado de la fuerzapara la sobrevivencia.

El conjunto de representacionescolectivas que legitiman por la costum-bre el uso de la fuerza y la violenciacomo métodos válidos para la soluciónde los conflictos, ha hecho que tomefuerza una cultura caracterizada máspor el choque, la resistencia y la nega-ción, que por la construcción de identi-dades políticas y sociales democráti-cas.

B. Conflicto socio-económicoEn la dimensión de lo económi-

co, el conflicto social urbano se en-cuentra ligado al agotamiento de laciudad y al desfase existente entreuna ciudad marginal y otra norma-tizada y planeada; es decir, a la rup-tura entre una ciudad planificadadonde se siente la presencia del Esta-do y otra que se construye a sí mismay al margen de éste.

La planeación que se ha ejerci-do en Medellín por décadas, hademostrado ser incapaz de res-ponder a las demandas y los pro-blemas de las áreas populares yautoconstruidas de la ciudad, lascuales representan cerca de la mi-tad de [su] territorio [...] y alber-gan a la mayoría de la población.Mientras seha sobreplanificado laparte formal de la ciudad, la ciudadautoconstruida, popular, creció yse consolidó sin que se resolvieranlos problemas que su urbaniza-ción espontánea ocasionó."

La marginalidad en la construc-ción de la ciudad se expresa en laacumulación de una gran deuda so-cial por parte del Estado y la ciudadnormatizada. En este sentido, Mede-llín puede ser definida como una ciu-dad en la cual existe una gravedisfuncionalidad en la coordinacióny la gestión pública, ello se manifiestaen las deficiencias que hasta hoy sepresentan en cuanto al equipamiento

11. Seminario Sobre la Comuna Nororiental de Medellín. (San Pedro: Agosto 15,16 Y17: 1990)."Elementos sobre la situación socio-económica de la Zona Nororiental". En: v iotencia[unenil, [)in~l/ós/ico y alternat inas. MI'II/orins de! seminario. Medellín, Corporación Región,1990. p 63-77. .

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en salud, bienestar, educación y re-creación para aquellas zonas que his-tóricamente se han configurado almargen de la planeación y la norma-tividadestatal. Igualmente, en la con-vivencia e interrelación de la econo-mía formal y la informal.

Aquí, el planeamiento urbano,entendido como el instrumento bási-copara ordenar y estabilizar el creci-miento, para reconstruir la ciudadexistente o integrar las zonas margi-nales, ha estado inmerso en una lógi-ca selectiva que incide en el dese-quilibrio entre las demandas de lapoblación y las respuestas que la ciu-dad está en capacidad de dar.

De manera general, se puedeafirmar que Medellín puede ser pen-sada, en relación con la caracteriza-ción del conflicto, como una ciudadque ha dejado de ser humanamentehabitable, económicamente viable,políticamente gobernable y cultural-mente integrable.

IV. Laviolencia en Medellín

A. Caracterizacián

El Estado, a través de su acción,institucionaliza y canaliza el conflictoo,en sentido contrario, hace que éstesemanifieste en forma violenta. En elprimer caso, el conflicto social se en-tiende como algo propio de la estruc-tura y dinámica social. En el segun-

do, se considera como una patologíasocial que debe ser reprimida y elimi-nada.

Determinado por la concepciónde orden social subyacente en la vi-sión estatal, el conflicto en Colombiase ha interpretado históricamentecomo un estado de perturbación con-tra la organización armónica yequili-brada de la sociedad, es decir, comoalgo anormal" antisocial" con causasmetasociales que deben ser elimina-das.

En la confluencia de una crisisde carácter nacional, íntimamente li-gada con la crisis de legitimidad delEstado colombiano y otra de carácterlocal, vinculada al agotamiento de losmodelos institucionales de soluciónde los conflictos, se traza el puenteque conduce a las manifestacionesviolentas del conflicto social. En estesentido,

la acelerada urbanización, [...], ladebilidad de los lazos de cohesióninterna, la precaria infraestructu-ra física, [...], el desempleo y elsubempleo, la crisis de los movi-mientos de izquierda y los proble-mas de legitimidad del Estado ylos partidos tradicionales, se com-binan para producir la crisis de losmarcos institucionales con que elpaís había afrontado tradicional-mente los conflictos sociales",

derivando éstos en situaciones cróni-cas de violencia.

12. Fernán González. "Visión política de las violencias urbanas". En: Mrdellíll: Alternatioas de[uturo. Op. cit. p. 307.

]7

Lo evidente en la CrISISde laciudad de Medellín, durante el dece-nio de 1980, es la constante fragmen-tación del poder y la precariedad delEstado, así como la existencia de unasociedad que no ha logrado construirel espacio de lo público como el esce-nario de solución de los conflictos.

La situación actual del país, par-ticularmente de la ciudad de Medellín,puede ser definida en términos deuna profunda crisis estructural quecada día presenta nuevas, complejasr agudas expresiones. La forma de¡manifestación nominal que adoptaesa crisis es el fenómeno de la violen-

I cia múltiple en todos los ámbitos dela vida cotidiana. Este fenómeno tie-ne un origen multicausal que semanifiesta en contextos sociales dife-

I renciados a través de formas comple-jas y diversas. En Medellín,

[La violencia] como acción so-cial, [...] asume una doble fisono-mía: de una parte es un mecanis-mo de respuesta a condiciones his-tóricas que la hacen viable yelegi-ble como medio de activación y/osolución de conflictos; de otra, ellamisma crea sus propios escena-rios, es decir, sus espacios socialesde dinamización.u

El proceso de descomposiciónen el ámbito nacional y, en conse-cuencia, el fenómeno de la violencia,tiene en la ciudad de Medellín el es-pacio de mayor radicalidad cuantita-tiva y cualitativamente. Seafirma que

esta ciudad constituye el lugar endonde la violencia ha trascendido losparámetros históricos de cualquierotro período violento por el que hayaatravesado el país. Contempo-ráneamente los índices de la violen-cia han alcanzado niveles tan altos,que se comparan con aquellos pro-pios de una sociedad en estado deguerra.

La debilidad de los referentesinstitucionales,la inexistencia de ver-daderos canales de participación po-lítica, económica y social, la condi-ción de ilegalidad en la que actúagran parte de la población, la crisiseconómica de la década de los ochen-ta y la irrupción del narcotráfico, sonalgunos de los procesos que llevan aque los campos sociales del conflictose expresen fundamentalmente porla vía de la violencia.

B. Inseguridad y violencia enti Medellín

De una manera global podemosseñalar que la violencia en Medellínse inscribe en tres formas típicas: laprimera, puede ser definida, en tér-minos de William Ramírez Tobón,como aquella violencia que, en condi-ciones históricas determinadas, ejer-cen sectores particulares con el fin deacceder a los beneficios económicos,políticos y socio-culturales delordenamiento social; la segunda, esaquella que se ejerce desde el Estado

13 Alvaro Carnacho Cuizado y Alvaro Guzmán Barney. Colontbia: ciudad y uiolrncia. Bogotá,Fundación Foro Naci0l131 por Colombia, 19?O. p '27

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buscando esencialmente la conserva-ción del orden vigente y la tercera,oscila entre las dos anteriores."

A manera de síntesis, podemosafirmar que

acumulación, dominación e into-lerancia, y sus antagónicos: super-vivencia, rebeldía y exigencia dereconocimiento, son dimensionesque configuran campos de conflic-to económico, político y social, yque se constituyen en las claves enque podemos fragmentar la es-tructura social para facilitar la ca-racterización de las diferentes ex-presiones y modalidades de vio-lencia" [en Medellín].

La caracterización de estas ex-presiones y modalidades remite alestudio de los "escenarios de violen-cia", es decir, al estudio de aquellosespacios donde es posible

dilucidar las diferentes formas enque se cristalizan las relaciones delosactores involucrados, sus iden-tidades sociales, sus intereses, susrecursos y las relaciones entre ellosy el campo normativo dentro delcual se desarrollan."

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narcotráfico y a las guerrillas urba-nas, específica mente, a las miliciaspopulares."

La violencia generada por el afánde conservación del orden tiene comoactores a los organismos de seguri-dad del Estado, a los grupos privadosde limpieza social ya los organismosparamilitares.

De nínguna manera la caracteri-zación de las diversas formas de vio-lencia y de sus actores puede ser está-tica o unívoca. Los escenarios en quese manifiestan estas formas de vio-lencia presentan, en la ciudad, unasfronteras profundamente débiles eindefinidas dentro de las cuales sepueden ubicar otras formas de vio-lencia bastante difusas y móviles, estoes, aquellas que genera tanto la delin-cuencia com ún como la conflictividadpropia de las relaciones interper-sonales.

La explicación de la crisis que haexperimentado la ciudad de Medellínen los dos últimos decenios no sereduce a la relación violencia-pobre-za. Sin embargo, los procesos históri-cos de exclusión económica, política,social y cultural no pueden ser aban-donados a la hora de abordar el estu-

14. Véase: William Ramírez Tobón. Estado, niolencin y democracia. Bogotá, Tercer Mundo,Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional, 1990. p.75-109.

15. Alvaro Camacho Guizado y Alvaro Guzmán Barney. Op. cit. p. 31.

16. lbid. p. 27.

17. Cfr. María Teresa Uribe de Hincapié. "Legitimidad y violencia! una dimensión de la crisispolítica colombiana". En: Rasgando vt'los Ensauo« sol,,1' la oiolencia t'1I Mt'dt'llíll. Medellín,Universidad de Antioquia, 1993.

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t

dio de la crisis. Es claro que las condi-ciones de pobreza, los altos niveles dedesempleo, el bajo nivel de ingresode un grupo amplio de la población,la carencia de viviendas, las limitadasposibilidades de recreación y la bajacobertura en servicios asistencialesbásicos, son fenómenos que crean unambiente propicio para que los dife-rentes conflictos sociales se manifes-ten en forma violenta. Además, lacrisis del Estado en la ciudad ha he-cho que la función de la administra-ción de justicia se privatice, por tanto,se ha generado un proceso en el queamplios sectores de la población laasumen como un asunto privado.

En la crisis de la ciudad deMedellín el narcotráfico debe ser pen-sado como un elemento coyunturalque canaliza y potencia, de manerasimbólica o real, el conjunto de ele-mentos estructurales de la crisis. Laproblemática violenta de la ciudadno se agota en la irrupción delnarcotráfico, sin embargo, no se pue-de subvalorar su papel como prota-gonista de primer orden en la violen-cia que vive la ciudad desde la segun-da mitad de la década del ochenta.

Lo esencial de la participacióndel narcotráfico dentro de la crisis secaracteriza por la magnificación de laviolencia a través del terrorismo, lasofisticación de las prácticas del in-cuenciales y la masificación de valo-res antisociales: todo ello ha acelera-do la crisis del Estado, fundamental-mente, la crisis de la justicia y de losorganismos de control.

En estrecha relación con la irrup-ción del narcotráfico y con la crisis delegitimidad del Estado, la ciudad seve inrnersa en una crisis total delaparato de justicia y de los organis-mos policiales. La forma como se pre- rtende lograr la institucionalización Wdel conflicto, a través de la represión, ktermina por involucrar a los organis-]mos del Estado en una situación de)guerra en la que el accionar de estosorganismos rebasa, en algunos casos,las facultades que le otorga la Ley,.colocándolos como un actor más del)conflicto. En este sentido, a la violen-¡cia ilegítima que emana de la socie-dad marginada se responde con unviolencia ilegítima desde el Estado.

Entretanto,elciudadanocomúnse ha involucrado en esa lucha fron-tal, cuya manifestación más sinto-mática y expresiva es la violencia co-tidiana generalizada, es decir, la ne-gación y el choque de todos contra!todos. Es claro, entonces, que en for-ma paralela a esas expresiones deter-minantes de la violencia, se ha dadoun proceso de descomposición gene-ral que toca cada vez con mayor fuer-za a la sociedad civil y al hombrecomún. En definitiva, el conflicto \global que se concreta en la relación Ide choque entre Estado, guerrilla ynarcotráfico, ha integrado a toda ladinámica social en una compleja redde violencia.

La expresión del conflicto poresta vía se encuentra aparejada condos fenómenos interrelacionados: lapredominancia del ámbito militar

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sobre el ámbito político y jurídico enlasolución del conflicto, y la constan-te privatización de lo público en laciudad.

La predominancia del ámbito ,1 militar sobre el ámbito político y jurí- \I dico puede ser planteada en los si-

guientes términos: en la ciudad, lavisión legalista de la política, esto es, \"aquella donde la fuerza se reserva \como última ratio, como la peor yúltima razón, r ... ] y en donde los con-flictos son resueltos por medio deacuerdos, tribunales y procedimien-tos jurídicos", se sustituye por unavisión beligerante de la política, estoes, "aquella donde la fuerza predO-)mina sobre la persuación, el poderestablece el derecho y se intenta re-solver los conflictos en términos dederrota del enemigo -el otro-."!"

De este modo, las relaciones ba-sadas en la fuerza desplazan y susti-tuyen a las relaciones basadas en elderecho y en el ejercicio de la política,!entendida esta última como un "es-cenario que excluye la violencia" por \ser, en esencia, una "práctica discur-siva" cuyo instrumento es la" persua-ción, [la] argumentación, [las] formasde contestar y replicar, de sopesar y,también, de reconocer al otro, al (interlocutor, como ser capaz de ac-ción y de discurso."!"

La privatización de las funcio- ~nes estatales, tiene que ver funda-mentalmente con el desdibujamientoque sufre el Estado como detentadordel poder político y, por tanto, comoel medio y escenario de la acción delos individuos y grupos en conflicto.Dicho desdibujamiento está determi-nado por la incapacidad mostradapor el Estado para ejercer el monopo-lio de la fuerza legítima y, como con-secuencia, por la irrupción indiscri-minada de fuerzas privadas que sehan constituido en las detentadorasdel poder coercitivo. El Estado queidealmente es "el único titular conderecho a disponer del monopolio dela fuerza legftirna"?", deviene como ~un actor más en disputa por estemonopolio.

La falta de efectividad y la pocaeficacia de un régimen, propicia laresistencia que sectores de la socie-dad, mediante la fuerza, oponen a lasdecisiones del gobierno. En este sen-tido, el Estado, por su inacción ante laviolencia o por su indiferencia cóm-plice ante ella, ha posibilitado elsurgimiento de violencias privadascomo formas de respuesta al vacío deautoridad que existe en la ciudad.

En esencia, la privatización delEstado en la dimensión que aquí nosinteresa se encuentra relacionada condos hechos fundamentales: a) la sus-

18. Giovanni Sartori . l'roria dr la democracia. [/ debat« conlemporáurn. Madrid, Alianza, 1988. p. 65.

19. María Teresa Uribe de Hincapié. "Etica y política". Estudio« Políticos. No. 1. MedeIlín,Instituto de Estudios Políticos, Universidad de Antioquia, enero-junio, 199::!.p 68.

20.Norberto Bobbio. et. al. Crisis d,> /11 deutocracia Barcelona, Ariel, 1985. p 6-11.

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titución del derecho que posee el Es-tado de ejercer el monopolio legítimode la fuerza, por una pluralidad depoderes de grupos e individuos de lasociedad; y b) la privatización de sec-tores de las Fuerzas Armadas que,por esta vía, dejan de ser las herra-mientas políticamente neutrales delEstado, para guiar sus acciones enbeneficio de segmentos particularesde la sociedad civil. En este punto, yen relación con eso que llamamos lapresencia marginal del Estado en laciudad, las Fuerzas Armadas, espe-cialmente sectores de la policía, apa-recen como un "ente privado en po-sesión de la máxima fuerza posibledentro de la sociedad."?'

V. A modo de conclusiónEl proceso acelerado e irracional

de concentración urbana propio deColombia, ha tenido incidencias fun-damentales en el desarrollo y recru-decimiento de la crisis social y la vio-lencia en la ciudad de Medellín.

El desempleo producido por eldesplazamiento de la población ru-ral, sobre todo de zonas de conflicto,se expresa en el denominado sectorinformal urbano, que es un sector deservicios inferiores y de otras activi-dades irregulares e inestables. El re-sultado inmediato de este proceso es

el subempleo, que recubre artificial-mente el grave problema de la des-ocupación.

La u rbanización desigual ha des-equilibrado las posibilidades de acce-so de la mayoría de la población a lautilización de los recursos para satis-facer necesidades básicas como vi-vienda, educación, salud, alimenta-ción, es decir, todos aquellos elemen-tos primarios y fundamentales paraalcanzar una vida digna. Este fenó-meno se concreta en la tugurización yruralizaciónque, paradójicamente, seha desarrollado en nuestra ciudadpor la vía de un proceso de "moder-nización" que ha resultado serirracional, desequilibrado y violento.

Se integran también en este pro-ceso las condiciones peculiares denuestro contexto estructural, antropo-lógico y sicológico, fundidos hoy porel fenómeno del narcotráfico. Estefenómeno, originado en Antioquiabajo las condiciones de la profundacrisis económica, social y cultural de1970, encontró todas las condicionesobjetivas y peculiares para afianzarseen esta ciudad. No son deleznablesde ninguna manera, la existencia d~factores subjetivos y culturales queabonan el terreno para el aparecí-miento del narcotráfico como una for-ma de acceder a la riqueza fácil.

21. José Joaquín Brunner "Id l . l iti " di li. eo ogla, eg1 imacron y ISClp inarniento: nueve argumentos" En'Daniel Camacho et l Á / 'lari 1 . .. '. a. /1 or¡ artsnto ya trrnatituts popularr« en /unérica I atina S J . dCosta RICa, FLACSO, 1982. p. 71-101. . an ose e

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En cuanto al departamento deAntioquia, la represión al narco-tráfico y la difícil situación que hadebido enfrentar en los últimosdiez años la población del Depar-tamento, en especial la de la zonametropolitana, como consecuen-cia de la crisis manufacturera yfinanciera, contribuyó no sólo a laagudización de los viejos conflic-tos sociales, sino a crear conflictosnuevos.F

El conflicto Estado-narcotráfico,como se sabe, ha tenido especialesincidencias en la crisis y el caos quevive Medellín. El efecto más desas-troso ha sido ese latente y tenebrosoestado de guerra que vive el país,pero que tiene particulares manifes-taciones y funestas consecuencias ennuestra ciudad.

ElconflictoEstado-narcotráficoha distorsionado el respeto a losderechos humanos en diferentesaspectos. De un lado, el recursodel narcotráficoal asesinatoaquie-nes fomentan la guerra contra sunegocio, de otro lado el gobiernoal amparo de medidas de excep-ción realiza continuamente opera-tivos militares encaminados a re-primir al narcotráfico, en los cua-les se violan los más elementalesderechos humanos [...].23

Todo esto ha conducido, por ra-zones complejas, a una situación enla que el enfrentamiento de las fuer-zas del orden contra aquellas perso-nas que actúan al margen de la ley, seha convertido en una guerra particu-larizada que ha llevado a que estasfuerzas concentren su acción en unalucha de defensa y ataque contra eldenominado cartel, desvirtuandogran parte de su papel como salva-guarda del orden para todo el cuerpopolítico.

La particularización de la gue-rra ha sido un paso más en el procesogeneral de crisis del país y de Medellín,pero lo más grave es que en esteproceso se ha dado una transforma-ción cualitativa de los principios, lasfunciones y los objetivos de la policíacomo institución. Así, de ser una ins-titución para el servicio de la com uni-dad, la policía ha asumido con todo elrigor, y con todas las consecuenciasconocidas, la función de liderar laguerra particularizada contra elnarcotráfico, o mejor, contra particu-lares definidos como narcotraficantes.

El resultado de este proceso hasido, por extensión, el enfrentamientoy choque generallzado que define cla-ramente la relación entre la policía yla sociedad en la ciudad de Medellín.

22. Mario Arango Jaramillo. /III{'IIC/O de! narcoiráfico en Antioquia. Bogotá, Editorial J. M. Arango,1988. p. 188.

23. ¡bid. p. 188

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