huasipungo

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RESUMEN DE LA OBRA HUASIPUNGO La novela comienza en Quito, Don Alfonso Pereira, caballero de la alta sociedad, se encuentra preocupado por sus problemas. Además de cuantiosas deudas, su mayor problema es ahora que su hija, Doña Lolita, de diecisiete años, ha quedado embarazada. Caminando por las calles de Quito, Don Alfonso se encuentra con su mayor acreedor, el Tío Julio, quien lo invita a tratar asuntos importantes en su despacho, un gabinete con puerta de cristales escarchados y amplios divanes para “degollar cómodamente a las víctimas de los múltiples tratos y contratos de la habilidad latifundista”. Incómodo, Don Alfonso trae a colación su deuda, pero el Tío Julio lo interrumpe proponiéndole un negocio que los hará “millonarios a todos”. El pariente le informa a Don Alfonso que Mr. Chapy, el Gerente de la explotación maderera en Ecuador, y él mismo ha explorado Cuchitambo, la hacienda de Don Alfonso, y han descubierto que contiene excelentes maderas. Esas maderas podrían utilizarse para abastecer de durmientes los ferrocarriles de Ecuador y también para exportar. El Tío Julio continúa informando a su sobrino de los pormenores del negocio. Mr. Chapy pondrá la costosa maquinaria necesaria para la tala. Don Alfonso tendrá que hacer mejoras a su hacienda, específicamente varios kilómetros de carretero para automóvil entre su 1

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Page 1: Huasipungo

RESUMEN DE LA OBRA HUASIPUNGO

La novela comienza en Quito, Don Alfonso Pereira, caballero de la alta sociedad, se

encuentra preocupado por sus problemas. Además de cuantiosas deudas, su mayor

problema es ahora que su hija, Doña Lolita, de diecisiete años, ha quedado

embarazada. Caminando por las calles de Quito, Don Alfonso se encuentra con su

mayor acreedor, el Tío Julio, quien lo invita a tratar asuntos importantes en su

despacho, un gabinete con puerta de cristales escarchados y amplios divanes para

“degollar cómodamente a las víctimas de los múltiples tratos y contratos de la

habilidad latifundista”. Incómodo, Don Alfonso trae a colación su deuda, pero el Tío

Julio lo interrumpe proponiéndole un negocio que los hará “millonarios a todos”. El

pariente le informa a Don Alfonso que Mr. Chapy, el Gerente de la explotación

maderera en Ecuador, y él mismo ha explorado Cuchitambo, la hacienda de Don

Alfonso, y han descubierto que contiene excelentes maderas. Esas maderas podrían

utilizarse para abastecer de durmientes los ferrocarriles de Ecuador y también para

exportar. El Tío Julio continúa informando a su sobrino de los pormenores del

negocio. Mr. Chapy pondrá la costosa maquinaria necesaria para la tala. Don Alfonso

tendrá que hacer mejoras a su hacienda, específicamente varios kilómetros de

carretero para automóvil entre su hacienda y el pueblo, comprar bosques lindantes y

limpiar de huasipungos las orillas del río. El Tío Julio va a ayudar económicamente a

Don Alfonso para que lleve a cabo las obras requeridas.

Don Alfonso se sorprende al oír que su tío espera que él mismo vaya a su hacienda y

dirija la obra. Se siente especialmente receloso con la orden de limpiar de

huasipungos las orillas del río. Los huasipungos eran parcelas de tierra que otorgaba

el dueño de la hacienda a la familia india en parte de pago por su trabajo diario.

Despectivamente, Don Alfonso informa a su tío que “los indios se aferran con amor

ciego y morboso a ese pedazo de tierra que se les presta en medio de su ignorancia,

lo creen de su propiedad”. Para el Tío Julio todo eso es sentimentalismo, los indios

sólo son importantes para la empresa por el trabajo que pueden aportarle. Cuando

Don Alfonso argumenta que su hacienda no tiene suficientes indios, su tío le

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Page 2: Huasipungo

recuerda que los indios (peones) se encuentran incluidos en los bosques que tienen

pensado adquirir.

Al salir del despacho del Tío Julio, Don Alfonso recuerda el problema de su hija

Lolita, a sus ojos, la niña inexperta en el amor, engañada por un cholo. Piensa en la

vergüenza, en el qué dirán, y toma la decisión de salir de Quito hacia la hacienda,

acompañado por su esposa e hija. Ni los parientes, ni los amigos, ni la sociedad

capitalina pueden dudar de los motivos puramente económicos que obligan a los

personajes a dejar la ciudad.

Luego del lento viaje en tren, llegan a una pequeña estación perdida en la cordillera

donde los esperan indios y caballos. El viaje continúa a caballo para la familia, a pie

para los indios, bajo la llovizna. Cuando los caballos se niegan a avanzar por los

senderos resbaladizos y enlodados, agravados por las últimas tempestades, los

miembros de la familia Pereira pasan de las bestias a ser cargados por las espaldas

humildes de los indios. El grupo llega al pueblo de Tomachi al atardecer. El pueblo

es descripto como un “nido de lodo, de basura, de tristeza, de actitud acurrucada y

defensiva” debido al invierno, la miseria y la indolencia de la gente.

En la hacienda los espera Policarpio, el mayordomo. Después de dejar todo arreglado

en la casa de los patrones, los indios que sirvieron de guía y animales de carga a la

caravana van, a través de tortuosos caminos, en busca de su huasipungo.

El indio Andrés Chiliquinga no toma la ruta que le llevaría a la casa de sus padres.

Su padre murió de cólico hace unos años y su madre vive con tres hijos menores y un

ocasional compadre que aparece y desaparece por temporadas. El indio Chiliquinga

vive desde hace aproximadamente dos años “amañado” con Cunshi. El burló la

vigilancia del mayordomo y desobedeció las reglas del sacerdote del pueblo, quienes

pretendían que él se casara con una india joven del pueblo. Pero el indio Chiquilinga

los desafió, construyó su huasipungo en el filo de la quebrada mayor, se fue a vivir

con la india Cunshi y tuvieron un hijo. Nadie los molestó, pero la llegada del amo a

la hacienda inquieta al indio.

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Page 3: Huasipungo

Don Alfonso adquiere la costumbre de ir al pueblo durante el largo invierno, en los

días en los que no llovizna. Una vez en el pueblo, se toma una copa de aguardiente

puro con jugo de limón y oye la charla de Jacinto Quintana, teniente político, capataz

y cantinero, y su esposa Juana. Los paseos del dueño de Cuchitambo terminan

generalmente en el curato. El cura y el terrateniente hablan de patria, progreso,

democracia, moral y política. Don Alfonso brinda al sacerdote una amistad y una

confianza ilimitadas, el párroco al mismo tiempo que brinda gratitud y entendimiento

cristianos, forma una alianza con el amo del valle y todos sus poderes materiales y

espirituales. Durante una de esas charlas planean el negocio de Guamaní y los indios

que habitan esas tierras que serán parte de la transacción.

La hija de Don Alfonso da a luz un varón cuyos problemas empiezan cuando la

madre no puede amamantarlo más. Sin embargo esto no es un problema para los

señores de Cuchitambo quienes simplemente ordenan a varias indias jóvenes y

robustas, que se encuentran amamantando, presentarse en la casa. Se ordena a la

india elegida para amamantar el recién nacido a dejar su propio hijo con Policarpio,

el mayordomo. Luego de pocas semanas el hijo de la india muere, desatendido y

desnutrido, y ella abandona la casa durante la noche. Una nueva nodriza es

seleccionada entre las indias con hijos pequeños. Las indias, sabiendo que la que sea

seleccionada para amamantar al “señorito” será bien alimentada en la hacienda, se

pelean por ser elegidas para salir de la miseria y del trabajo diario de largas horas.

El trabajo de desmonte comienza en Guamaní, dirigido por el “Tuerto” Rodríguez.

Policarpio selecciona indios jóvenes que deberán recorrer horas a pie para llegar a la

Rinconada y quedarse ahí hasta finalizar el trabajo. El indio Chiliquinga es uno de

los elegidos para el trabajo. Desesperado decide hacer el largo camino de vuelta

todas las noches para dormir unas pocas horas con su india. El “Tuerto” Rodríguez

descubre la verdad tras “amonestar” al indio con puñetazos y patadas debido a su

tardía llegada una mañana. Sigue volviendo el indio a su huasipungo todas las noches

pero una noche lo encuentra vacío. Cunshi ha sido elegida por la Señora Blanquita

como nodriza para el “niñito”. El indio Chiliquinga vuelve al trabajo lleno de

amargura y rabia. Uno los hachazos certeros y fuertes producto de su enojo resbala y 3

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se clava en parte en la carne y en los hueso del pie del indio, que sin atención

médica, queda cojo de por vida. El defecto lo desvaloriza enormemente en el trabajo,

pero los señores, por caridad, consienten en darle trabajo cuidando día y noche la

sementera grande.

A mediados de verano vuelven las patronas a la ciudad. Para ellas sus problemas

están solucionados, el honor de Doña Lolita restaurado y Doña Blanquita convertida

en madre. El Tío Julio y los negocios de los gringos obligan a Don Alfonso a volver

a la hacienda.

Jacinto Quintana y su esposa Juana esperan a Don Alfonso en Tomachi. Atienden al

hacendado, le sirven comida y bebida. El párroco es invitado a reunirse con Don

Alfonso y Jacinto. Con el alcohol consumido va aumentando la sinceridad, el coraje

y la fantasía del diálogo de los tres hombres. El tema de conversación es la

construcción de veinte kilómetros de carretera con “mingas”. Enumeran patrón,

religioso y autoridad los posibles “mingueros”. La conversación despierta la codicia

de Don Alfonso que exige a Policarpio las laderas aradas y sembradas en una

semana. El mayordomo objeta que es primero necesario limpiar el cauce del río pues

puede crecer e inundar los huasipungos en las orillas, pero Don Alfonso,

despectivamente, indica que los indios pueden “levantar las chozas en los cerros” el

año próximo.

Se organiza una fiesta para comenzar la obra del carretero. La muchedumbre

entusiasmada se lanza cuesta abajo, y al llegar a donde están los indios, cada cual

toma su puesto con fe y coraje en la obra que todos esperan traerá pan y progreso a la

comarca. A las tres semanas el cansancio y las maldiciones se extienden como un

virus contagioso. Las obras continúan, aún bajo lluvias fuertes que dejan la tierra

ciega, silenciosa y fría. Para evitar el debilitamiento del esfuerzo colectivo, Don

Alfonso apela al aguardiente, la chicha y el guarapo. Los mestizos empiezan a

abandonar la tarea, el hacendado decide acelerar la tarea sacrificando indios para

desecar el pantano. Superada la etapa peligrosa que cuesta la vida varios indios, la

junta patriótica exhorta al vecindario de los pueblos de la comarca para unirse en una 4

Page 5: Huasipungo

segunda minga que termine la obra. La prensa de todo el país colma de fama al

terrateniente, al cura párroco, al teniente político y hasta los mestizos que

participaron en la minga. Pero ninguna referencia se hace a los indios que

sacrificaron sus vidas para terminar el carretero.

El cura párroco insiste en celebrar la obra con una misa y fiesta dedicada a la

Santísima Virgen. Los indios han de contribuir a los gastos de la misma. Cuando uno

de los indios, Tancredo Gualacoto, ruega al cura que baje el costo de la misa, el

párroco se enerva invocando la furia de Dios sobre los indios. Al mismo tiempo,

“con esa precisión con la cual a veces sorprende la casualidad”, empieza a tronar y a

llover. Las fuertes lluvias provocan la crecida del río. El paso del río destruye los

huasipungos, matando indios, niños y animales, y destruyendo los pequeños

sembradíos.

Siguiendo la costumbre de muchos años, los indios hambrientos luego de que la

crecida destruyera sus posesiones, se vuelven a Don Alfonso, esperando que él

reparta los restos de la cosecha. Cuando la espera se vuelve insufrible y el hambre

inaguantable, gran parte de los indios y las indias jóvenes de las propiedades de Don

Alfonso se dirigen hacia el patio de la hacienda a suplicar socorros invocando la

tradición. El hacendado se niega. El hambre continúa. La tensión crece.

Un día Policarpio informa a Don Alfonso que uno de los toros ha muerto. Lo

encontraron tendido, muerto desde hace varios días. El hacendado ordena que se

entierre. Sabe que los indios intentarán robar pedazos de su carne para comer. De

acuerdo con las órdenes dadas por Don Alfonso, el mayordomo lleva indios, entre

quienes está Andrés Chiliquinga, que entierran el buey, no sin antes intentar robar

pedazos de su carne casi en estado de putrefacción. Policarpio les ordena devolver la

carne. Los indios vuelven luego, por la noche, a desenterrar el buey.

El indio Chiliquinga vuelve a su choza con el producto de su robo, su regalo para su

mujer y su hijo. Cunshi cocina la carne maloliente al fuego. La familia y el perro

saborean con deleite la carne asada. Devoran sin percibir el mal olor y la suave 5

Page 6: Huasipungo

bravosidad de la carne corrompida. Luego de comer se tienden a dormir. Los

despiertan fuertes dolores en el estómago, vómitos y diarrea. Los retortijones y la

fiebre continúan al llegar la mañana, y durante el día y la noche siguientes. Cunshi

muere a la mañana del día siguiente.

En medio del dolor y las lágrimas Andrés Chiliguinga ruega en vano al mayordomo

que pida ayuda a Don Alfonso para pagar el sepelio de su mujer. Ruega en vano al

cura párroco que le rebaje el precio que tendrá que pagar para que Cunshi ocupe un

lugar en el cementerio. Finalmente, cuando se le presenta la ocasión de llevar una

vaca del hacendado que se encuentra extraviada, toma provecho de ella. Vende el

animal en un pueblo vecino obteniendo dinero suficiente para pagar la sepultura. El

castigo no se hace esperar cuando el culpable es identificado. Suenan los latigazos en

la espalda del indio sobre el silencio taimado de la muchedumbre. El hijo intenta

defender al padre, pero el teniente político y policías doman a golpes al pequeño

huérfano.

Mientras Andrés Chiliquinga sufre su castigo, Don Alfonso y Mr. Chapy planean sus

negocios siguientes. El “gringo” insiste a Don Alfonso que debe desplazar a los

indios que establecieron sus huasipungos en la loma luego de la crecida del río.

Planean poner allí el aserradero grande. En los días siguientes, siguiendo las órdenes

de los señores gringos, el Tuerto Rodríguez y los policías de Jacinto Quintana

capitanean un grupo de gente de la aldea para desalojar a los indios de sus

huasipungos. Ruegan los indios que los dejen salvar sus cosas de las chozas, lloran

en vano las indias y los niños para que no los arranquen de ese pedazo de tierra que

creen suyo.

Las noticias del desalojo llegan al indio Chiliquinga. Se encuentra acorralado. No

puede dudar de la verdad del atropello que invade el cerro. Pero a él tendrán que

arrastrarle con yunta de bueyes para arrancarle de la choza donde vivió con su mujer,

donde nació su hijo, donde vio morir a Cunshi. Organiza a los indios para resistir.

Los ultrajes de los blancos exaltan más y más el coraje y odio de los indios. El

primer encuentro de los enfurecidos huasipungueros fue con el grupo de hombres 6

Page 7: Huasipungo

capitaneados por el Tuerto Rodríguez, al que se ha sumado Jacinto Quintana. Las

balas detienen en principio a algunos indios, pero no a Chiliquinga quien se lanza

sobre el mestizo. Cinco cadáveres, entre los cuales se cuentan el de Quintana y el

Tuerto Rodríguez, quedan tendidos en los senderos del cerro.

A la mañana siguiente el grupo de indios ataca el caserío de la hacienda, dan libertad

a los indios e indias del servicio, pero Don Alfonso ha huido a Quito, desde donde

con presteza las autoridades del Gobierno envían doscientos hombres de infantería a

sofocar la rebelión. Tienen la orden de matar sin piedad a todos los indios. Deben

defender las desinteresadas y civilizadoras empresas extranjeras. Los soldados cazan

y matan a los rebeldes. Los pequeños y las mujeres que se habían refugiado bajo el

follaje a orillas de una charca caen también bajo ráfagas de ametralladora.

Sólo algunos indios han logrado replegarse con valor hacia el huasipungo de Andrés

Chiliquinga al caer el sol. El jefe de los soldados decide atacar para evitar que los

indios huyan por la noche. La choza que cobija a los indios no tarda en arder bajo las

balas. Asfixiados por el humo, los indios abren la puerta del huasipungo. Los ojos de

Andrés Chiliquinga ven por breves momentos de nuevo la vida, antes de que todo

enmudezca para él, para los otros indios. Sobre el silencio la bandera patria del

batallón flamea antes de dar paso a los “señores gringos”.

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Page 8: Huasipungo

ANÁLISIS LITERARIO

Huasipungo es un libro bastante rico en vocabulario indígena.

Alfonso Pereira es uno de los personajes principales de esta obra por lo tanto

empezaré hablando de él; este personaje debía una gran cantidad de dinero a una

buena cantidad de gente por lo cual decidió aceptar una propuesta de su tío Julio

Pereira de internarse en la selva para organizar una explotación de madera y para

sacar adelante un proyecto que tenían en compañía de Mr. Chappy un reconocido

explotador de madera en el Ecuador. El aceptó esta propuesta y se fue con su hija

Lolita y con su esposa Blanca Chanique de Pereira, estuvieron internados por tres

largos años en los cuales don Alfonso fue compasivo con sus indígenas dándoles

privilegios y ayudándolos, pero después de que su familia se regresara para la ciudad

él empezó a perder la visión generosa que tenía de sus indígenas y los empezó a

tratar demasiado mal, ya no les ayudaba, los golpeaba y violaba a las esposas de los

cholos como los llamaría él, la novela transcurre en diferentes puntos de vista los

cuales empezaremos a ir tomando para darle forma.

Los terratenientes, los jefes políticos y el cura mandaban aquel pequeño caserío que

ponía toda su fe a la religión y todo el amor del mundo a su trabajo así le tocara

sacrificar su propia vida y la de su familia con tal de que su Dios estuviera feliz,

además de su amo, ellos ponían todo de su parte para cumplir los deseos de su amo,

el cual más adelante los traiciona; El señor Alfonsito como lo llamaban ellos les

mando a construir una carretera para comunicarse con la civilización y poder hacer

comercio más adelante, el proyecto comenzó a tomar forma pero el terrateniente

estaba desesperado por terminar esta obra rápido para lo cual tomo una técnica de

construcción que comenzaría a cobrar vidas indígenas por lo cual le tocó empezar a

entretener al pueblo con aguardiente y peleas de gallos, como muchas veces lo hacen

nuestros gobernantes trayéndonos diferentes diversiones o entretenimiento para que

se nos olvide la realidad que está viviendo el país y así manejarnos a su antojo. Ya

finalizada la obra el terrateniente viajó a Quito pero su tío lo mando a que adelantara

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Page 9: Huasipungo

el proyecto de los gringos con el cual le venderían a estos el terreno. Las hambrunas

en el pueblo comenzaron a cobrar vidas y todos los indígenas estaban desesperados,

llegando hasta el punto de tener que robar a los demás para poder subsistir.

Las condiciones en que vivían aquellos sujetos eran deplorables, los niños como

único juguete usaban su excremento y sus orines para hacer una masa y así

entretenerse mientras sus madres eran sometidas a diferentes trabajo, y mientras sus

taitas eran sometidos a duras jornadas de trabajo forzado y el que se resistiera a este

era castigado y aniquilado por los altos mando a cargo de ellos. Cuando un indígena

se aporreaba trabajando como es el caso de Andrés que en un descuido se corto el pie

con el hacha, le ponían provisionalmente telarañas y vendas, pero si este empeoraba

lo llevaban donde el curandero el cual chupaba la infección del pie junto con sus

gusanos, hasta que el paciente se desmallara, luego el brujo preparaba una olla de

barro con agua y hierbas las cuales ponía al fuego para calentarlas y depuse procedía

a meter el pie del herido en esta olla, este procedimiento se repetía todos los días

hasta que el longo se curara totalmente, peor lo que es inaudito es que los

terratenientes los obligaban a trabajar así estuvieran enfermos, claro que le cambiaba

la labor hasta que se alivie para regresar a su antiguo trabajo, el indígena era rebajado

hasta su mínima expresión, el cura cobraba fuertes sumas de dinero para celebrar

misas, y para los entierros engañaba a los indios diciéndoles que si no pagaban

fuertes sumas de dinero sus seres queridos irían al infierno. Era tal el estado en el que

estaba Tomachi que a Andrés y a varios indios les toco desenterrar un büey que don

Alfonso había mandado a sepultar, el cuerpo ya estaba putrefacto pero el hambre de

aquellos indígenas con sus guaguas llorando de hambre lo pudo todo, al llevar la

mortecina al huasipungo la asaron pero a la esposa de Andrés le cayó mal y murió;

Andrés tuvo que robar una vaca para pagar el entierro de su esposa vendiendo

aquella vaca a Sangolquí, pero corriendo con la mala suerte que lo cogieron y lo

sometieron a fuertes torturas, para que el pueblo tomara escarmiento y no hiciera esto

nunca, el tiempo pasaba en esta población y el cura explotaba a los longos cada vez

más, en esta ocasión el era el único que tenía buses para comunicarse con los pueblos

vecinos, entonces cobraba grandes sumas de dinero por el transporte de mercancía o

de indios. Pienso que este sacerdote represento muy mal a la iglesia en esta época ya 9

Page 10: Huasipungo

que no ayudaba a sus siervos, sino por el contrario cobraba hasta para dar un consejo,

el poderío de aquella época excedió el límite y llevaron a personas inocentes al

extremo. El cura y el terrateniente eran una sola voz, lo que ellos dijeran era sagrado

y tenía que ser respetado, el que no lo hiciera tendría que pagar con su propia vida.

Ya en últimas cuando el pueblo perdía toda esperanza de una buena comida,

empezaron a correr los rumores en el pueblo de que por fin iban a llegar los gringos

que los salvarían, los longos se preparan con banderas, barren sus calles y se asean

un poco para recibir a los que serían su salvación, pero apenas empezaron a pasar los

carros de los gringos, se dieron cuenta que estos por el contrario lo acabaría; Estos

personajes se reunieron con Alfonso Pereira para hacer entrega del territorio, y

empezaron a ordenar la limpieza de los huasipungos para que ellos pudieran

construir sus casas lujosas, pero lo que ellos no habían predicho era que los runas no

estaban dispuestos a abandonar sus huasipungos para probar suerte en la montaña,

cuando menos pensaron los indios estaban en rebelión y mataron a cinco hombres de

la burguesía, inmediatamente pidieron refuerzos en Quito y en menos de tres días ya

habían más de trescientos soldados con sofisticadas armas, empezaron a matar a

sangre fría, hasta que lo lograron, los pantanos y las calles ya estaban manchados de

sangre indígena que algún día les sirvió y que nunca pensaron en defraudarlos,

siempre fieles hasta que sus vidas corrieron peligro.

Este escrito nos ayuda a entender en el mundo tan cochino en el que vivimos, en el

cual la burguesía nos maneja a su antojo. Lo que se vivió en esa época fue una

especie de salvajismo que no medía consecuencias, donde no importan sino los

intereses personales y no los colectivos, donde la vida del indígena vale menos de

dos sucres y puede ser quitada por su dueño cuando él quiera porque él ha pagado

por él.

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Page 11: Huasipungo

PERSONAJES

Don Alfonso Pereira: Considerado un caballero de la alta sociedad de Quito. De

mejillas rubicundas y lustrosas.

Doña Blanca Chanique de Pereira: Matrona de las iglesias

Doña Lolita: Hija adolescente de Don Alfonso.

Tío Julio: Poderoso tío de Don Alfonso. De gruesa figura, cejas pobladas, cabellera

media canosa y ojos de mirar retador. Tiene la costumbre de hablar en plural.

Mr. Chapy: Gerente de la explotación de la madera en el Ecuador. Un

estadounidense (“gringo”) de grandes recursos y millonarias conexiones en el

extranjero.

Policarpio: el mayordomo de la hacienda Cuchitambo de Don Alfonso Pereira.

Andrés Chiliquinga: Indio de la hacienda de Don Alfonso. Encabeza la resistencia

de los indios durante el desalojo de los huasipungos.

Jacinto Quintana: mestizo de apergaminada robustez. Teniente político del pueblo,

cantinero y capataz. Corrupto y autoritario. Desprecia y maltrata a los indios.

Juana Mestiza: Esposa de Jacinto Quintana. Mantiene ocasionales relaciones

amorosas con Don Alfonso y el cura.

Gabriel Rodríguez: Conocido como “Tuerto” Rodríguez es un mestizo de gruesas y

prietas facciones, mirada desafiante en su único ojo. De cinismo alelado y retador al

responder o interrogar a la gente humilde.

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Page 12: Huasipungo

INDICE

Contenido Página

Carátula I

Agradecimiento II

Dedicatoria III

Introducción IV

Resumen de la Obra 1

Análisis Literario 8

Personajes 11

Indice 12

12