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Comisión Diocesana de Pastoral de la Familia Arquidiócesis de Guadalajara HORA SANTA POR LAS FAMILIAS

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Hora Santa Familias

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Page 1: Hora Santa Familias

Comisión Diocesana de Pastoral de la FamiliaArquidiócesis de Guadalajara

HORA SANTAPOR LAS FAMILIAS

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Comisión Diocesana de Pastoral de la FamiliaArquidiócesis de Guadalajara

HORA SANTAPOR LAS FAMILIAS

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NIHIL OBSTATPbro. José Gracián Ordaz.IMPRIMATURG. Ramiro Valdés Sánchez.Vicario General.Arzobispado de Guadalajara.Enero 10 de 2005Guadalajara, Jal.Segunda edición.Se imprimieron 1,000 ejemplares.

Edita el Departamento deFORMACIÓN DE AGENTES.Distribuye la SECCIÓN FAMILIAS de la COMISIÓN DIOCESANA DE PASTORAL DE LA FAMILIA.Arquidiócesis de Guadalajara.

CASA DIOCESANA DE LA FAMILIA.Calle Rayón 835, CP 44190.Col. Moderna, Guadalajara, Jal.Tel (Jal.) 3162 0449

Diseño: Centro Católico de Comunicaciones.Ediciones Católicas de Guadalajara, SA de CV.Isla Flores 3344, Jardines de San José.Tlaquepaque, Jalisco. México. CP 45085.Teléfono y fax: (33) 3002-6470.Impreso en México, octubre de 2007, en los talleres de Ediciones Católicas de Guadalajara, SA de CV.

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HORA SANTA POR LAS FAMILIASEXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

(SE RECOMIENDA)

GUÍA 1. Dios no es un ser solitario, es una Familia formada por el Pa-dre y el Hijo y el Espíritu Santo, y la Iglesia, Pueblo Santo de Dios, es la familia de Dios en la Tierra. La familia, a su vez, es imagen de Dios, es una alianza de personas a las que se llega por vocación amorosa del Padre que invita a los esposos a una «íntima comunidad de vida y de amor», cuyo modelo es el amor de Cristo a su Iglesia.

GUÍA 2. La familia que se inicia con el amor del hombre y la mujer, surge ra-dicalmente del misterio de Dios. Esto corresponde a la esencia más íntima del hombre y de la mujer, y a su natural y auténtica dignidad de persona.

La familia misma es el gran misterio de Dios. Como «Iglesia domés-tica», es la esposa de Cristo. La Iglesia universal y dentro de ella cada Iglesia particular, se manifiestan más inmediatamente como esposa de Cristo en la «Iglesia doméstica», y en el amor paterno y materno, amor fraterno, amor de una comunidad de personas y generaciones.

GUÍA 1. Por eso, hermanas y hermanos, vamos ahora a contemplar el Mis-terio de Cristo Esposo en su humanidad eucarística, y por Él y en Él, con-templemos agradecidos el misterio de nuestra familia. Con nuestros can-tos y oraciones, aclamemos el misterio del amor de Cristo, que ha querido quedarse con nosotros para caminar juntos por la vida; pidamos perdón a Dios por las infidelidades a su plan de amor, démosle gracias a Dios por el don del matrimonio y la familia, y alabémoslo por su misericordia. Participemos con gran fe y alegría en este encuentro con Cristo vivo, camino de conversión, comunión y solidaridad para nuestras familias.

GUÍA 2. La Eucaristía es un sacramento verdaderamente admirable. En él se ha quedado Cristo mismo como alimento y bebida, como fuente de poder salvífico para nosotros. Nos lo ha dejado para que tuviéramos vida y la tuviéramos en abundancia, la vida que tiene Él y que nos ha trasmitido con el don del Espíritu, resucitando al tercer día después de la muerte; es efectivamente para nosotros la vida que procede de Él. ¿No instituyó Él la Eucaristía en un contexto familiar, durante la Última Cena?

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TODOS. Señor nuestro Jesucristo, que con tu pasión, muerte y resu-rrección sellaste la Nueva Alianza con tu pueblo y bajo las especies del pan y del vino te quedaste en medio de nosotros; concede a cuan-tos reconocemos tu presencia real y verdadera en la Eucaristía, saber descubrir tu presencia en nuestras familias, «Iglesias domésticas», así como en cada uno de nuestros hermanos y hermanas. Tú que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. AMÉN.

TODOS. En la Sagrada Eucaristía, Tú estás todo entero, todo vivo, mi bien amado Jesús, tan plenamente como estabas en Betania. Como estabas en medio de los Apóstoles, ¡igual estás aquí, mi bien amado y mi todo! ¡Oh! No estemos jamás fuera de la presencia de la Sagrada Eucaristía ni un solo instante. AMÉN.

PRIMER MOMENTO

PETICIÓN DE PERDÓN

GUÍA I. La fe y la obediencia de José y María nos sirven de ejemplo para nuestras vidas. ¿Cuántas veces el Señor nos dice algo y no le hacemos caso? Queremos hacer nuestra voluntad y no la de Él. Por nuestra fragilidad humana nos hemos apartado de su camino sin dar-nos cuenta, y nuestra familia no es luz para la sociedad. Reconozca-mos que no hemos sabido cuidar esa obediencia y fe que nos enseñó la Sagrada Familia de Nazaret. En presencia del Señor, reconozcamos en silencio nuestras fallas y nuestros pecados, porque hemos permiti-do la desobediencia en nuestra familia, en nuestra mente, en nuestro corazón. Pidamos perdón por nuestra falta de entusiasmo, de gene-rosidad, de entrega en la tarea de promover y defender a las familias.

SALMO 50 (51)

GUÍA 2. Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa com-pasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

TODOS. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pe-cado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.

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GUÍA 2. En la sentencia tendrás razón, en el juicio brillará tu rectitud. Mira que en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.

TODOS. Te gusta un corazón sincero y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve.

GUÍA 2. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos que-brantados. Aparta de mis pecados tu vista, borra en mí toda culpa.

TODOS. ¡Oh Dios! Crea en mí un corazón puro, renuévame por den-tro en espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu Santo Espíritu.

GUÍA 2. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores vol-verán a ti.

TODOS. Líbrame de la sangre, ¡oh Dios, Dios Salvador mío! Y cantará mi lengua tu justicia. Señor, abreme los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.

GUÍA 2. Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado, Tú no lo desprecias.

TODOS. Señor, por tu bondad, favorece a Sión. Reconstruye las mura-llas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios, rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos.

SÚPLICA COMUNITARIA

GUÍA I. Ahora, expresemos al Padre con sinceridad algunas cosas que en la vida de nuestras familias y de nuestra sociedad han oscurecido el plan de Dios. Después de cada petición, respondemos: PERDÓN, SEÑOR PERDÓN.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

GUÍA I. Por las veces en que, como Iglesia, no hemos puesto especial atención a la vocación y misión de la familia y no hemos promovido a sus integrantes a participar de acuerdo al plan de Dios, en la vida eclesial, cultural, social, política y económica.

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TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN..GUÍA I. Por las veces en que hemos valorado y construido a la familia

más hacia el ‘poder’ y el ‘tener’ que en la fe y obediencia a Dios, para cumplir la misión y función que le encomendó como «Iglesia doméstica».

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN..

GUÍA I. Por permitir que se pierda la riqueza que sólo las familias pue-den aportar a la vida de la Iglesia y de la sociedad, y por no valorar su papel decisivo en la defensa de la vida, en la educación y en la formación de la sociedad.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

GUÍA I. Por las discriminaciones de las que son objeto las familias en dificultades o en una situación irregular dentro de la Iglesia, sin tomar en cuenta que también son parte del Pueblo de Dios y están llamadas a la salvación.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN..

GUÍA I. Por la falta de compromiso de las familias cristianas con el resto de la sociedad, al no darle el ejemplo que deben, según el plan de Dios.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

GUÍA I. Por la esterilización, a veces programada, de hombres y muje-res, sobre todo de las más pobres y marginados, que es practicada a menudo de manera engañosa.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

GUÍA I. Por las veces en que el hombre y la mujer han optado por vivir su amor fuera del matrimonio, sin aceptar el plan de Dios para los esposos y para la familia.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

GUÍA I. Por el pecado de tantos adulterios y divorcios, que rompen la unidad del matrimonio y destruyen la vida y la paz de los hijos y de las familias.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

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GUÍA I. Por el rechazo y el menosprecio a la maternidad de la mujer y las veces en que se le ha abandonado y dejado sola con su mater-nidad; por el pecado del aborto y de la anticoncepción, a los que a veces es orillada.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

GUÍA I. Por la difundida cultura hedonista y comercial que promueve la explotación sistemática de las familias, haciéndolas consumistas y con falta de valores cristianos verdaderos.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

GUÍA I. Por el pecado del abandono de los hijos, del maltrato de ellos y la falta de amor a los padres, que no tienen la conciencia de ese gran regalo que Dios les da.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

GUÍA I. Por la desunión familiar existente y la falta de compromiso cristiano para trasmitir, a los hijos y la sociedad, la alegría de ser hijos de Dios.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

GUÍA I. Por la lejanía que se ha dado entre las familias y el Pan de Vida eterna, la Sagrada Eucaristía.

TODOS. PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

CANTO

Perdón, oh Dios mío, perdón e indulgencia.Perdón y clemencia. Perdón y piedad (2 veces).

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SEGUNDO MOMENTO

ACCIÓN DE GRACIAS

GUÍA 2. «El deber de santificación de la familia cristiana, tiene su prime-ra raíz en el Bautismo y su expresión máxima es la Eucaristía, a la que está íntimamente unido el Matrimonio cristiano». Volver a encontrar y profundizar tal relación es del todo necesario si se quiere comprender y vivir con mayor intensidad la gracia y las responsabilidades del ma-trimonio y de la familia cristiana. La Eucaristía es la fuente misma del matrimonio cristiano. En efecto el Sacrificio Eucarístico representa la alianza de amor de Cristo con la Iglesia, en cuanto sellada con la sangre de la Cruz, y en este sacrificio de la Nueva y Eterna Alianza, los cónyuges cristianos encuentran la raíz de la que brota, que configura interiormente y vivifica desde dentro, su alianza conyugal.

TODOS. Que la Sagrada Familia, imagen y modelo de toda familia hu-mana, nos ayude a cada uno a caminar con el espíritu de Nazaret; que ayude a cada núcleo familiar a profundizar su misión en la sociedad y en la iglesia mediante la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la fraterna comunión de vida. ¡Que María, Madre del Amor hermoso, y José, custodio del Redentor, nos acompañen a todos con su incesante protección!

GUÍA I. Como familia, tenemos en la asamblea dominical un lugar pri-vilegiado de unidad. En dicha asamblea, las familias cristianas viven una de las manifestaciones más cualificadas de su identidad y de su «misterio» de «Iglesias domésticas», cuando los padres participan con sus hijos en la única mesa de la Palabra y del Pan de Vida. Unidos a Jesús, agradezcamos en silencio a Dios Padre este don que nos une más como familia.

UN MOMENTO DE SILENCIO.

CANTO

Te doy gracias Jesús, por haberme encontrado,por haberme salvado, te doy gracias Jesús. (2 veces)

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GUÍA 2. Llenos de agradecimiento, expresemos algunas de las muchísi-mas cosas con las que Dios ha bendecido a la humanidad por medio de las familias. Demos gracias al Señor por su designio sobre la voca-ción y la misión de las familias, y por lo que representan en la vida de la humanidad y de la sociedad. Respondemos diciendo: TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

GUÍA 2. Padre, Hijo y Espíritu Santo, Familia Divina: te damos gracias por brindarnos hoy la oportunidad de contemplar tu imagen en la familia, por todo lo que nos permites ver de ti en ella.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

GUÍA 2. Te damos gracias porque los esposos forman una sola carne al unirse en matrimonio, convirtiéndose en los padres que orientan y educan a sus hijos, para que lleguen a ti en el camino de la vida, mediante la oración, la participación en la Eucaristía y el ejemplo de fe, esperanza y amor a Dios.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

GUÍA 2. Te damos gracias por las familias que saben acoger con amor a sus hijos, por su esfuerzo en educarlos y guiarlos hacia ti.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

GUÍA 2. Te damos gracias, por la mujer-esposa y el hombre-esposo que unen irrevocablemente su destino, en una relación de recíproca entrega al servicio de la comunidad de la vida.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

GUÍA 2. Te damos gracias por las familias que son comunidad de amor y vida, a semejanza tuya, y que irradian a los demás tu presencia, al vivir el Evangelio en el interior de la familia, en su trabajo y en la sociedad.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

GUÍA 2. Te damos gracias por las familias que viven fieles a ti, en me-dio del sufrimiento y la separación de sus miembros.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

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GUÍA 2. Te damos gracias por las familias que rezan el Rosario para bien propio y de la humanidad, que saben que en María tienen a una Madre corredentora que los guía hacia su hijo Jesús.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

GUÍA 2. Te damos gracias por las familias que reconocen la fuente de agua viva en la Sagrada Eucaristía y la frecuentan asiduamente, para sentirse unidos a Cristo en su misión.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

GUÍA 2. Te damos gracias por las familias que ejercen su apostolado en la Iglesia, por sentirse cuerpo de Cristo y que son objeto y sujeto de evangelización progresiva y permanente.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

GUÍA 2. Te damos gracias por todas las iniciativas que favorecen la ver-dadera dignidad de las familias en todos los campos de la existencia, del saber y del hacer humano.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

GUÍA 2. Te damos gracias por haber elegido a nuestras familias para vivir el don de tu gracia y así alimentados por ti, poner los cimientos de una nueva primavera para las familias del tercer milenio.

TODOS. TE DAMOS GRACIAS, PADRE.

CANTO

Demos gracias al Señor, demos gracias,demos gracias al Señor. (2 veces)

ORACIÓN POR LAS FAMILIAS

TODOS. Dios, Trino y Uno, en quien encuentra origen y fundamento toda relación familiar, conserva y fortalece en el amor a la familia mexicana, y aparta de ella los signos de muerte y destrucción que la amenazan, para que promueva siempre los dones de la vida, la justicia y la paz.

Haz que todos nosotros favorezcamos siempre la institución fa-miliar, reforzando su estabilidad y tutelando sus derechos, para que,

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mediante el amor y el trabajo, seamos los nuevos hombres y mujeres del México nuevo que anhelamos. Señor: concede que cada una de nuestras familias sea una comunidad de vida y amor, mediante la es-cucha de la Palabra, la oración, la comunicación y la ayuda mutua, a ejemplo de la Sagrada Familia. Que nuestra Madre Santísima María de Guadalupe, nos acompañe en el empeño de hacer de nuestras fa-milias lo que Tú quieres y nosotros deseamos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

ORAR CON MARÍA POR LAS FAMILIAS DEL TERCER MILENIO

GUÍA I. Al inicio del tercer milenio, comencemos nuestro caminar bajo la protección de la Santísima Virgen. Invoquémosla diciendo: ESCÚ-CHANOS, SANTA MADRE DE DIOS.

TODOS. ESCÚCHANOS, SANTA MADRE DE DIOS.

GUÍA I. Santa Madre de Dios y Madre nuestra: al inicio del tercer mi-lenio te pedimos que intercedas por nuestras familias ante tu Hijo Jesús, para que las transforme según su voluntad en verdaderas Igle-sias domésticas y santuarios en donde la vida sea acogida con amor y generosidad.

TODOS. ESCÚCHANOS, SANTA MADRE DE DIOS.

GUÍA I. Te rogamos por los agentes de la Pastoral Familiar del mundo entero, para que, inflamados en el amor a Jesús Buen Pastor, se com-prometan a difundir con entusiasmo el Evangelio del matrimonio, de la familia y de la vida.

TODOS. ESCÚCHANOS, SANTA MADRE DE DIOS.

GUÍA I. Intercede por las familias desintegradas, divididas, en situacio-nes difíciles e irregulares, para que vuelvan a ser comunidad de vida y amor, se acerquen lo más posible al plan de Dios para la vida familiar, y se reconcilien y sanen.

TODOS. ESCÚCHANOS, SANTA MADRE DE DIOS.

GUÍA I. Por los hijos huérfanos de padres vivos, para que encuen-tren por tu gracia el amor de sus padres y crezcan en el seno de la familia unida.

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TODOS. ESCÚCHANOS, SANTA MADRE DE DIOS.

GUÍA I. Intercede por los jóvenes, para que consagren su amor a Dios y no teman comprometerse en el sacramento del Matrimonio, fun-dando así familias sanas y fuertes.

TODOS. ESCÚCHANOS, SANTA MADRE DE DIOS.

GUÍA I. Por todas las familias no cristianas, para que, con tu ayuda, algún día reconozcan a Jesús como único Señor y Salvador.

TODOS. ESCÚCHANOS, SANTA MADRE DE DIOS.

GUÍA I. Te pedimos que nos ayudes a difundir la grandeza del don de la vida concebida, a luchar contra la mentalidad y la práctica anti-conceptiva y abortiva. Intercede por las mujeres que han abortado y haznos mensajeros del amor de Dios para ellas.

TODOS. ESCÚCHANOS, SANTA MADRE DE DIOS.

CANTO

Bendito, bendito, bendito sea Dios,los ángeles cantan y alaban a Dios. (2 veces)

Yo creo, Jesús mío, que estás en el altar;oculto en la Hostia te vengo a adorar. (2 veces)

Bendito Sea Dios.Bendito Sea Dios.Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.Bendito sea el nombre de Jesús.Bendito sea su sacratísimo Corazón.Bendita sea su preciosísima Sangre.Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.Bendita sea la Madre de Dios, María Santísima.Bendita sea su santa e inmaculada Concepción.Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.Bendito sea San José, su castísimo esposo.Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

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HORA SANTAORIGEN, FIN, RECURSOS Y PRÁCTICA

Con el propósito de favorecer el crecimiento del amor a Cristo Eu-caristía, en la Arquidiócesis se nos propone promover, entre otras, la práctica de las devociones eucarísticas; una de éstas, de mucho arraigo y tradición en nuestra Iglesia, es la Hora Santa, una devoción –señalada por Pío XI– de origen divino.

La primera y el modelo para nuestras Horas Santas es la que encon-tramos en Marcos 14, 32-34: «Llegaron a una finca que se llama Getse-maní, y dijo a sus discípulos: “Sentaos aquí mientras yo voy a orar”. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a sentir pavor y angustia, y les dijo: “Me muero de tristeza, quedaos aquí y estad en vela”. Adelan-tándose un poco, cayó en tierra, pidiendo que si era posible se alejase de Él aquella hora». De este pasaje nació en la Iglesia la práctica de la Hora Santa, que consiste precisamente en dedicar una hora a meditar los misterios de Cristo cuando sintió solo y tuvo miedo.

Sobre esta práctica, Pío XI, en su Carta Encíclica «Misericordiosí-simo Redentor», señaló y ratificó el origen divino de esta devoción, al escribir que el Corazón de Jesús, para reparar las culpas, recomendó a Santa Margarita «que los hombres comulgaran con ánimo de expiar, que es lo que llaman “Comunión reparadora”, y que hicieran súplicas y pre-ces durante una hora, que propiamente se llama la Hora Santa».

El fin principal de la Hora Santa es recordar a los fieles la Pasión y Muerte de Jesucristo, e impulsar la meditación y veneración del amor por el cual instituyó la Eucaristía; es decir, dedicar una hora a meditar los misterios de Cristo, cuando lo invadió la soledad y pidió al Padre apartara de Él el cáliz del sufrimiento.

Es una hora para acompañarlo junto al sagrario o en exposición so-lemne, y volcar en Él todos nuestros afanes y sufrimientos, y recibir su gracia para sobrellevarlos. Una hora, en definitiva, para agradecer su sacrificio y aprender de Él.

Nuestra Iglesia diocesana nos invita a promover y valorar la piedad popular, en especial aquella relacionada con la Eucaristía, ya que, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica en su Nº 1676, «es un acervo de valores que responde con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la existencia. Tiene una capacidad de síntesis vital y conlleva creado-ramente lo divino y lo humano».

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Promovamos, por lo tanto, las Horas Santas en nuestras comunidades –como dice Tobías en el capítulo 4– para que la debilidad que pertenece a la naturaleza humana, sea superada por la fuerza de Dios. Y de aquí adquiera la valentía para que el creyente entregue su vida a servicio de Dios y de su pueblo.

Para muchas personas es una devoción difícil, porque implica un gran sacrificio concentrarse, guardar silencio, meditar y orar. La forma, el lugar y la hora de realizarla son muy flexibles; la Iglesia la ha dejado a criterio de cada creyente, cuidando el fondo de la devoción. No hay nada establecido; pero sí sugerencias: en cuanto al lugar y la hora, Pío XI sugirió que se practicara «desde la apuesta del sol hasta su salida, aunque la hora más indicada es la de once a doce de la noche del jueves a vier-nes». En cuanto al lugar, señaló que «cualquier lugar es válido, aunque es preferible la casa de Dios y ante el sagrario». Y en cuanto a lo que se ha de orar, no hay algo establecido, pero a juzgar por las palabras de nues-tro Señor a Santa Margarita, lo más propio parece ser la meditación de su pasión y agonía, su humillación, su infinito amor no correspondido, y los ultrajes hechos a Él.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Jesús mío, creo firmemente. Que estás en el Santísimo. Sacramen-to del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo tenerte en mi alma. Ya que ahora no puedo re-cibirte sacramentalmente, ven a los menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya hubieses venido, te abrazo y me uno todo a ti; no permitas que me separe de ti. Amén.

ALMA DE CRISTO

Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. San-gre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pa-sión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me separe de ti. Del malig-no enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir ti, para que con tus ángeles y santos, te alabe por los siglos de los siglos. Amén.

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La Hora Santa heroica de una niñaPor el Pbro. Felipe Bloom

Unos meses antes de su fallecimiento, Monseñor Fulton Sheen dio una entrevista por televisión. El reportero le preguntó: «Monseñor, us-

ted ha inspirado a millones de personas. ¿Quién lo inspiró a usted? ¿El Santo Padre? Monseñor Sheen respondió que no era el Papa ni un cardenal, ni otro obispo, ni aun un sacerdote o religiosa. Era una niña china de once años de edad. Explicó que cuando los comunistas se apoderaron de China, se encarceló a un sacerdote en su propia rectoría. Mirando por la ventana, el sacerdote vio a los soldados entrar al templo y sacar las hostias del taber-náculo, arrojando el Santísimo Sacramento en el piso. El sacerdote sabía el número exacto de hostias en el liborio: treinta y dos.

Cuando los soldados profanaron el templo, estaba una niña rezando al fondo, que vio todo lo que sucedió. Aquella noche ella regresó y pasó una hora en oración y, al terminar, entró en el templo, se hincó, se dobló y con su lengua recibió a Jesús en Santa Comunión.

La niña regresó cada noche, hizo una Hora Santa y recibió a Jesús en su lengua. La noche treinta y dos, después de consumir la última hostia, hizo un ruido accidental y despertó a un soldado. Él corrió detrás de ella, la aga-rró y la golpeó con su rifle. El ruido despertó al sacerdote, pero demasiado tarde: desde su casa vio morir a la niña.

Monseñor Sheen dijo que cuando oyó ese suceso, lo inspiró tanto que hizo la promesa de hacer una Hora Santa ante el Santísimo Sacramento cada día de su vida. Cumplió su promesa, y siempre decía que el poder de su sacerdocio venía de su Hora Santa.