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¿Cómo transfigurar la vida con la Oración de Jesús? Un monje de la Iglesia de Oriente 1- Nosotros hemos considerado, hasta ahora, la invocación del Nombre de Jesús de una forma general. Ahora consideraremos diversos aspectos de la invocación. El primer aspecto es el de la adoración y el culto. 2- Muy a menudo nuestras oraciones se limitan a la súplica, a la intercesión y al arrepentimiento: el Nombre de Jesús puede ser usado también con esta finalidad. Pero la oración desinteresada, la alabanza ofrecida a Dios con motivo de su gloria, el obsequio a Dios lleno de respeto y amor, el grito de Tomás: “Señor mío y Dios mío” (Juan 20,28) deben tener prioridad sobre todo. 3- La invocación del Nombre de Jesús debe hacer presente en nuestra mente a Jesús, sino fuera así, la invocación del Nombre sería mera idolatría verbal: “La letra mata pero el espíritu da vida” (I Corintios 3,6). La presencia de Jesús es el contenido real y la sustancia del Sagrado Nombre. El Nombre significa la persona de Jesús y contiene su palabra. 4- Esto nos conduce a la pura adoración: pronunciando el Nombre, debemos sentir la presencia de Nuestro Señor: “Ellos cayeron de rodillas y lo adoraron” (Mateo 2,11). La pronunciación meditada del Nombre de Jesús equivale al reconocimiento de la santidad perfecta del Señor y de nuestra nada. Con esta convicción lo adoramos y le damos reverencia: “Dios lo ha exaltado grandemente

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Hesicasmo ortodoxo. Oracion de Jesus

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Cmo transfigurar la vida con la Oracin de Jess?Un monje de la Iglesia de Oriente

1- Nosotros hemos considerado, hasta ahora, la invocacin del Nombre de Jess de una forma general. Ahora consideraremos diversos aspectos de la invocacin. El primer aspecto es el de la adoracin y el culto.

2- Muy a menudo nuestras oraciones se limitan a la splica, a la intercesin y al arrepentimiento: el Nombre de Jess puede ser usado tambin con esta finalidad. Pero la oracin desinteresada, la alabanza ofrecida a Dios con motivo de su gloria, el obsequio a Dios lleno de respeto y amor, el grito de Toms: Seor mo y Dios mo (Juan 20,28) deben tener prioridad sobre todo.

3- La invocacin del Nombre de Jess debe hacer presente en nuestra mente a Jess, sino fuera as, la invocacin del Nombre sera mera idolatra verbal: La letra mata pero el espritu da vida (I Corintios 3,6). La presencia de Jess es el contenido real y la sustancia del Sagrado Nombre. El Nombre significa la persona de Jess y contiene su palabra.

4- Esto nos conduce a la pura adoracin: pronunciando el Nombre, debemos sentir la presencia de Nuestro Seor: Ellos cayeron de rodillas y lo adoraron (Mateo 2,11). La pronunciacin meditada del Nombre de Jess equivale al reconocimiento de la santidad perfecta del Seor y de nuestra nada. Con esta conviccin lo adoramos y le damos reverencia: Dios lo ha exaltado grandemente y le ha dado el nombre ms all de todo otro nombre, para que al nombre de Jess toda rodilla se doble (Filipenses 2,9.10)

5- El Nombre de Jess nos trae algo ms que su presencia. Jess est presente en su Nombre en calidad de Salvador. La palabra Jess significa salvador y salvacin. No hay salvacin en ningn otro: ya que no hay ningn otro nombre bajo el cielo dado a los hombres que pueda salvarnos (Hechos 4,12). Jess inici su misin terrena sanando y perdonando, es decir, salvando a los hombres. As el verdadero inicio del camino del Nombre es el conocimiento de nuestro Seor, como nuestro Salvador personal. La invocacin del Nombre nos trae la liberacin en todas las necesidades.

6- El Nombre de Jess no slo nos ayuda a obtener el cumplimiento de cuanto pedimos: Cualquier cosa que pidas al Padre en mi nombre, te lo conceder. Hasta ahora no has pedido nada en mi nombre, pedid y recibiris (Juan 16, 23-24). El Nombre de Jess ya compensa nuestras necesidades. Cuando buscamos el socorro del Seor debemos pronunciar su Nombre con fe y esperanza, seguros de recibir por esto lo que hemos pedido. Jess es el cumplimiento definitivo de todos los pedidos humanos. Y es a l a quien ahora estamos orando. No consideremos nuestra oracin pensando que obtendr su cumplimiento en el futuro, sino en la actuacin de Jess desde ahora. l no solo da lo que pedimos sino l mismo es el don, siendo en S mismo dador y don: si tengo hambre, l es mi alimento; si tengo fro, l es calor; si estoy enfermo, es mi salud; si soy perseguido, es mi salvacin; si soy impuro, me da la pureza. l viene a nosotros como pureza, y santificacin y redencin (Corintios 1, 30). [] Debemos encontrar en su Nombre todo lo que l es. El Nombre de Jess, en cuanto nos une a l mismo es ya un misterio de salvacin.

7- Si somos tentados, el Nombre de Jess nos trae la victoria y la paz. El corazn lleno del Nombre del Seor no ser arrastrado por ninguna imagen o pensamiento pecaminoso. Pero nosotros somos dbiles, y a menudo nuestras defensas se desmoronan, y entonces la tentacin se levanta dentro de nosotros como una impetuosa ola. En tal caso, no te detengas en la tentacin, no discutas con tu propio deseo, no pienses en la tormenta, no te mires a ti mismo. Fijad la mirada sobre el Seor, agarraos de l, invocad su Santo Nombre. Cuando Pedro, caminando sobre las aguas para llegar hasta Jess, vio la tempestad, tuvo miedo" (Mt 14,30) y comenz a hundirse. Si en vez de mirar las olas y de escuchar al viento, con corazn confiado caminamos sobre las aguas hacia Jess, l nos tender la mano y nos dar apoyo. El Nombre nos dar entonces un gran servicio, siendo una frmula precisa, concreta y eficaz, capaz de oponerse a las fuertes sugestiones de la tentacin. Cuando ests tentado, invocad el Sagrado Nombre con insistencia y, a la vez, con paz y serenidad, sin pronunciarlo en alta voz, con angustia y turbacin. Haz que descienda en tu alma lentamente, hasta que todos tus pensamientos y tus sentidos converjan y se unan a l. Dejad pues que ejerza su fuerza de atraccin: es el nombre del Prncipe de la Paz. Invcalo con paz y nos dar la paz, o, mejor, como Aquel del cual es el smbolo, ser nuestra paz.

8 - El Nombre de Jess trae el perdn y la paz. Cuando hemos pecado gravemente, y tanto ms cuando hemos pecado levemente, podemos, en un momento, estrecharnos al Santo Nombre con dolor y amor e invocarlo con todo el corazn y el Nombre as repetido, por cuyo medio hemos alcanzado a la persona de Cristo, ser ya un signo de perdn. Despus del pecado no nos quedemos ociosos, detenidos y vacilando. Volvamos, sin titubear, a retomar la invocacin del Nombre, a pesar de nuestra indignidad. Un nuevo da est apareciendo y Jess est sobre la orilla. Cuando Simn Pedro oy que era el Seor se tir al mar (Juan 21, 7). Hagamos como Simn: repite Jess, como si retomases desde el principio la vida.

Nosotros pecadores reencontramos al Seor invocando su Nombre. l viene a nosotros rpidamente y en el estado en el cual estemos. l retoma el camino con nosotros desde donde lo hemos abandonado. Cuando se les vuelve a aparecer a los discpulos, despus de la Resurreccin, fue a ellos, que estaban tristes, perdidos y culpables y, sin culparlos de su traicin, simplemente se puso de nuevo en la vida de ellos de cada da: les dijo: tenis alimento? Y le ofrecieron un pescado asado y un panal de miel (Lucas 24, 41-42). As, cuando decimos Jess despus de haber cometido un pecado o despus de un tiempo de arrepentimiento, l no exige largas justificaciones del pasado, sino que desea que nuevamente nos unamos a su Persona y a su Nombre en la vida de todos los das, con nuestro pescado asado y nuestro panal de miel, dejndolo penetrar en el centro de nuestra existencia.

9- As el Sagrado Nombre nos trae la reconciliacin despus de los pecados cometidos. l puede darnos una experiencia ms vasta y fundamental del perdn divino. Pudiendo nosotros pronunciar el Nombre de Jess e introducirnos a la total realidad de la cruz y al entero misterio de la expiacin. Unidos al Nombre de Jess, propiciacin por los pecados de todos los hombres, encontramos el signo de la Redencin extendido a todos los tiempos y al universo entero, encontramos al Cordero muerto desde la fundacin del mundo (Apoc 13,8) y al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1, 29).

10- Cuanto hemos dicho no contradice o desvaloriza los medios de la penitencia y remisin de los pecados ofrecidos por la Iglesia, sino que nos referimos solo a lo que respecta a la vida escondida del alma y estamos ante la absolucin interior que el arrepentimiento apoyado en el amor por s mismo obtiene, el perdn que el publicano recibe despus de su oracin en el templo y del cual el Evangelio dice: este hombre volvi a su casa perdonado (Lucas 18, 14) 11- Hemos considerado el poder salvfico del santo Nombre. Ahora debemos ir ms lejos. En la medida que el Nombre de Jess crece maduramos en el conocimiento de los misterios divinos. El Santo Nombre no es solo un misterio de salvacin, el cumplimiento de nuestras respuestas, la destruccin de nuestras tentaciones, el perdn de nuestros pecados, es tambin un medio para recordar el misterio de la Encarnacin y es una unin eficaz con el Seor. El estar unidos a Cristo es ms beatificante que el estar ante l, o el ser salvado por l.

12- Puedes pronunciar el Nombre de Jess porque Cristo puede habitar en tu corazn (Efesios 3,17), pues, cuando has formado sobre los labios su Nombre pruebas la realidad de Jess que desciende en el alma: Estoy a la puerta y llamo: si uno oye mi voz, y abre, entrar en l y cenar con l y l conmigo (Apoc 3,20)

Puedes poner sobre el trono a su Persona y a su Nombre dentro de ti: Ellos te han construido un santuario en el interior para tu Nombre (II Crnicas 20, 8). Tal es la oracin sacerdotal del Seor: yo en ellos (Juan 17,26).

Podemos llevar dentro el Nombre y experimentar que somos los miembros del Cuerpo de Cristo y los sarmientos de la vid verdadera. Permaneced en m (Juan 15,4).

Ciertamente ninguno puede abolir la diferencia entre el Creador y la creatura, pero existe, hecha posible por la Encarnacin, una real unin del hombre y de nosotros mismos con el Seor, unin que el uso del Nombre expresa y hace ms firme.

13- Entre la Encarnacin y la Palabra y el morar del Sagrado Nombre en nosotros existe una cierta analoga: la Palabra se hace carne, Jess se hace hombre.

La silenciosa realidad del Nombre de Jess, llegando a nuestras almas, desborda en nuestros cuerpos: revestos del Seor Jesucristo (Romanos 13,14). El contenido vivo del Nombre penetra fsicamente en nosotros mismo: Tu nombre es un perfume que se derrama a nuestro alrededor (Cant 1,3).

Si lo repito con fe y amor, el Nombre se convierte en una fuerza, capaz de destruir y subyugar la ley del pecado que est en mis miembros (Rom 7,23). Podemos poner tambin en nosotros mismos el Nombre de Jess grabado como un sello sobre tu corazn, como un sello sobre el brazo (Cant 8,6). Pero este sello, no es un pedazo de cera o de plomo, es el signo exterior del Nombre y de la Palabra viviente.

14- El uso del santo Nombre no slo nos trae el conocimiento de nuestra unin con Jess en su Encarnacin, sino es tambin el medio de una visin ms extensa de la conexin ntima existente entre el Seor y todas las creaturas de Dios. El Nombre de Jess nos ayuda a transfigurar el mundo en Cristo (sin ninguna confusin pantesta). As descubrimos otro aspecto de la invocacin del Nombre: un camino hacia la transfiguracin.

15- Bajo este aspecto la invocacin del Nombre est en relacin con la naturaleza, el universo considerado como obra del Creador: El Seor que hizo el cielo y la tierra (Salmo 14,3); se vuelve el smbolo visible de la invisible belleza divina: los cielos cantan la gloria del Seor (Salmo 19,1). Considerad los lirios de los campos (Mateo 6,28).

Esto, sin embargo, no basta: la Creacin no es esttica, tiende, sufriendo y gimiendo, hacia Cristo, como su cumplimiento y terminacin. La creacin entera se lamenta y sufre(Rom 8,22), hasta que sea liberada de la esclavitud de la corrupcin por la gloriosa libertad de los hijos de Dios (Rom 8,21).

Lo que llamamos mundo inanimado es empujado por un movimiento hacia Cristo. Todas las cosas convergen hacia la Encarnacin: los elementos, los frutos de la tierra, la roca y la lea, el agua y el aceite, el grano y el vino adquieren un nuevo valor convirtindose en signos de la gracia. Todo lo creado, misteriosamente, manifiesta el nombre de Jess: yo les digo que, si estos callan, las piedras gritarn (Lc 19,40).

Es la palabra de este Nombre que los cristianos deberan escuchar en la naturaleza, pronunciando el Nombre de Jess, sobre las creaturas: piedra o plantas, frutos o flores, mares o paisajes, o cualquier otro, el creyente expresa el misterio de estos seres y los conduce a su cumplimiento, dando as la respuesta a su silenciosa espera. Porque el anhelo ardiente de la creacin es el aguardar la manifestacin de los hijos de Dios (Rom 8,19). Pronunciaremos el Nombre de Jess en unin con toda la creacin: Al nombre de Jess toda rodilla se dobla, en el cielo, en la tierra y en los abismos (Filipense 2,10).

16- Tambin el mundo animal puede alcanzar la transfiguracin por nuestra mediacin. Cuando Jess permanece cuarenta das en el desierto, estaba con las bestias salvajes (Marcos 1,13). No sabemos lo que sucedi entonces, pero podemos estar seguros que ninguna creatura viviente permanece indiferente a la influencia de Jess. l mismo dijo de los gorriones que ni uno de estos es olvidado por Dios (Lc 12,6) y nosotros somos como Adn cuando debi dar un nombre a todos los animales. Del suelo el Seor Dios form las bestias del campo y los pjaros del aire: "los condujo ante Adn para que les pusiese un nombre (Gn 2,19). Los cientficos los nombran de acuerdo a sus criterios, nosotros invocamos el Nombre de Jess sobre los animales, los reconducimos a su primitiva dignidad. Muy fcilmente nosotros olvidamos la dignidad de los seres vivientes, creados y amados por Dios en Jess y por Jess.

17- Pero sobre todo en las relaciones entre los hombres podemos ejercer esta obra de transfiguracin. Cristo resucitado aparece muchas veces bajo un aspecto que no era el que los discpulos conocan: l apareci con otro aspecto (Marcos 16, 12.16), el aspecto de un caminante sobre el camino de Emas, o de un jardinero cercano al sepulcro, o de un desconocido parado sobre la ribera del lago, siempre con la apariencia de un hombre comn, como los que encontramos en la vida cotidiana. Jess revel de este modo un importante aspecto de su presencia entre nosotros: su presencia en el hombre. Condujo as al cumplimiento lo que haba enseado: tuve hambre y me disteis de comer, estuve sediento y me disteis de beber estuve desnudo y me vestisteis, estuve enfermo y me visitasteis, estuve prisionero y vinisteis a mi encuentro cuantas veces lo has hecho a uno de mis ms pequeos hermanos, lo habis hecho conmigo (Mateo 23, 36-40). Jess se aparece a nosotros ahora bajo los rasgos de un hombre o de una mujer. Verdaderamente esta forma humana es la nica bajo la cual cada uno puede, cuando lo desee, en todo tiempo y en todo lugar, contemplar el rostro del Seor.

Los hombres de hoy son realistas: no viven en abstracciones o en visiones fantsticas y, cuando los santos y los msticos llegan a decir: hemos visto al Seor, responden con Toms: Hasta que no pueda meter mi dedo en la herida y poner mi mano sobre su costado, no creer (Juan 20,23). Jess acepta este desafo. l se deja ver, permite ser tocado y ser interpelado en las personas humanas de todos sus hermanos y hermanas. A nosotros, como a Toms, l nos dice: Extiende pues tu mano e introdcela dentro de mi costado, y no seis hombres sin fe sino creyentes (Juan 20,22). Jess nos muestra a los pobres, a los enfermos, a los pecadores y, de forma general, a todos los hombres y nos dice: Mirad mis manos y mis pies Tocadme y mirad: porque un espritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo (Lucas 24, 39). Los hombres y las mujeres son la carne y los huesos, las manos y los pies, el costado traspasado de Cristo, su cuerpo mstico. En esto nosotros podemos experimentar la realidad de la Resurreccin y la real presencia (si bien sin confusin de esencia) del Seor Jess. Si nosotros no lo vemos es a causa de nuestra incredulidad y de nuestro sordo corazn: sus ojos estaban velados tanto que no podan reconocerle (Lucas 24,16).

Por esto el Nombre de Jess es un concreto y eficaz medio para transfigurar a los hombres en su escondida, ntima y extrema realidad. Deberemos ser capaces de acercarnos a todos los hombres y mujeres que nos encontremos en el camino, trabajo, oficio, fbrica, autobs y, especialmente, a aquellos que parecen aburridos y repelentes, con el Nombre de Jess en el corazn y sobre los labios. Llmalos con su Nombre, en su Nombre, con espritu de adoracin, entrega y amor. Adora a Cristo en ellos, sirve a Cristo en ellos: en muchos de estos hombres y mujeres, en el perverso, en el criminal, Jess est prisionero. Libralo reconocindolo silenciosamente y adorndolo en ellos. Si vas por el mundo con esta nueva visin, pronunciando Jess sobre todo hombre, viendo a Jess en cada hombre, cada uno ser transfigurado en s mismo y delante de tus ojos.

Y ms estars pronto a darte a ti mismo a los hombres, mientras ms se vuelva la nueva visin clara y vivida. La visin no puede ser separada de la ofrenda. Justamente dijo Jacob a Esa, cuando estaban reconciliados: Te ruego, si ahora estoy de nuevo en tu gracia, recibe mi don de mis manos, ya que despus de haber visto tu rostro y tu pensamiento, he visto el rostro de Dios (Gnesis 33,10).

18- Invocando el Nombre de Jess, encontramos interiormente a todos aquellos que estn unidos al Seor y de los cuales l ha dicho: Donde dos o tres estn unidos en mi Nombre, en medio de ellos Yo estoy (Mateo 18, 20).

19- Deberemos encontrar a todos los hombres en el corazn y en el amor de Jess, colocndolos y reunindoles en el espacio sagrado de su Nombre. No son necesarios largos elencos de invocaciones, basta aplicar el Nombre de Jess a la persona que se encuentra en una necesidad. Todos los hombres y todos los justos pedidos convergen en el Nombre del Seor. Unirse a Jess es volverse una sola cosa con l en el amor solcito y piadoso hacia las creaturas y la intercesin del Seor por ellas es la mejor splica en su favor.

20- Donde est Jess, all est la Iglesia, cualquiera que est con Jess est en la Iglesia. Si la invocacin del Sagrado Nombre es un medio de unin con Nuestro Seor, es tambin un medio de unin con la Iglesia la cual en l existe y por ningn pecado humano puede ser contaminada. Esto no significa que se deban tener los ojos cerrados a los problemas de la Iglesia sobre la tierra, a las imperfecciones y a las divisiones de los cristianos. Aqu tratamos de la eterna, espiritual e inmaculada parte de la Iglesia que est reunida en el Nombre de Jess y que trasciende todas las realidades terrestres. Ningn cisma puede romperla. Jess dijo a la Samaritana: creedme, vendr la hora que t no adorars al Padre ni sobre esta montaa ni en Jerusaln. La hora viene y ya llega en que los verdaderos adoradores adorarn al Padre en Espritu y en verdad (Juan 4, 21-23). Hay una aparente contradiccin en estas palabras de nuestro Seor: cmo puede ser la hora futura y a la vez el ya ha llegado?. Esta paradoja encuentra su explicacin en el hecho que la Samaritana estaba ante Cristo. Por una parte la histrica oposicin entre Jerusaln y Garizin todava subsista, y Jess lejos de tratar esto como una frvola circunstancia, apoy los ms altos derechos de Jerusaln: Vosotros adoris lo que no conocis. Nosotros adoramos lo que conocemos: ya que la salvacin viene de los hebreos (Juan 4,22). En este sentido, la hora no haba llegado todava pero estaba viniendo. Por otra parte, la hora haba llegado ya porque la mujer tena ante s a Aquel que es ms grande que Jerusaln y que Garizin, Aquel que revelar todas las cosas y ante aquel en quien solo podemos plenamente adorar en espritu y en verdad (Juan 4,24). La misma situacin se determina cuando, invocando el Nombre de Jess, nosotros nos unimos estrechamente a su Persona. Ciertamente no creemos que todas las contrastantes interpretaciones del Evangelio dadas por los hombres sean igualmente verdaderas, ni que los grupos separados de los cristianos tenemos la misma medida de luz. Pero pronunciando el Nombre de Jess con la debida perfeccin, entregndonos totalmente a su Persona y a sus exigencias, implcitamente participamos de la plenitud de la Iglesia, y as experimentamos su esencial unidad, ms profunda que todas nuestras humanas divisiones.

21- La invocacin del Nombre de Jess permite encontrar, en l, a todos nuestros muertos. Marta se equivoca cuando hablando de Lzaro, dice al Seor s que l resucitar de nuevo en la resurreccin al final de los das (Juan 11, 25). La vida y la resurreccin de los muertos no es nicamente un evento futuro (si bien la resurreccin de los cuerpos individuales si lo sea). La persona de Cristo resucitado es ya la resurreccin y la vida de todos los hombres. En vez de intentar establecer en nuestra oracin, o en nuestra memoria, o en nuestra imaginacin un contacto directamente espiritual con nuestros difuntos, podemos alcanzarlos en Cristo, donde est ahora su verdadera vida. Por esto podemos tambin decir que la invocacin del Nombre de Jess, es la mejor oracin por los muertos: dndonos la presencia del Seor, nos trae tambin la presencia de ellos. Y nuestra unin con el Sagrado Nombre y con sus mismos nombres es un servicio de amor en su favor.

22- Los difuntos, cuya vida est ahora escondida en Cristo, forman la Iglesia celestial, pertenecen a la perfecta y eterna Iglesia, de la cual la Iglesia militante sobre la tierra es una pequea parte. Nosotros encontramos en el Nombre de Jess la sociedad entera de los Santos: Mi Nombre estar sobre sus frentes (Apoc 22,4). En ellos encontramos a los ngeles: esta Gabriel, que, fue el primero sobre la tierra que anunci el sagrado Nombre, diciendo a Mara: T les dars el Nombre de Jess (Lucas 1,31). En ellos encontramos a la mujer bendita entre las mujeres, a la que Gabriel dirige estas palabras, y que tan a menudo llamaba a su hijo por su nombre. Pueda el Sagrado Nombre hacer que se llegue a escuchar el Nombre de Jess como la Virgen Mara lo oy por primera vez y que sea repetido tal como Mara y Gabriel lo pronunciaron. Pueda nuestra misma invocacin del Nombre penetrar este abismo de adoracin, obediencia y paz!

Un Monje de la Iglesia de Oriente

Traducido del texto italiano publicado por esicasmo.it

Publicacin en castellano:La invocacin del nombre de Jess.Un Monje de la Iglesia de OrienteEd. Claretiana. Buenos Aires. 2009Pgs. 31-55