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  • 8/14/2019 Guigou, L. Nicols. Religin, memoria y mitos: las artes de narrar en la construccin de identidades. Anuario de A

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    Religin, memoria y mitosLas artes de narrar en laconstruccin de identidades

    Nicols Guigou

    En la investigacin busqu unificar diversos ejes relacionadoscon un conjunto de tematizaciones de inters antropolgico,intentando ahondar en la esfera de lo religioso en tanto ejede construccin identitaria, a travs de la indagacin de lasmitologas, memorias y narrativas posibles en el marco de lamemoria colectiva y social de un grupo especfico: la comuni-dad rural denominada San Javier (Departamento de Ro Negro,Uruguay). La matriz religiosa de esta Colonia se afinca en su

    propio proceso fundacional: San Javier fue fundado en el ao1913, en el Uruguay, por un grupo de inmigrantes rusos per-tenecientes a la Comunidad Nueva Israel (Novo IsrailskaiaObchina), corriente religiosa escindida de la Iglesia OrtodoxaRusa a mediados del siglo XVIII. En el presente artculo refieroa la profundizacin en las narrativas de los habitantes de SanJavier, estudiando las diferentes temporalidades que atraviesan

    a las mismas y las fragmentaciones espacio-temporales sobrelas cuales estas narrativas se construyen. En el espacio de la temporalidad que rela-ciona religin y memoria y que sealan la desagregacin de Nueva Israel, religinfundadora de San Javier, ingresan un conjunto de fragmentaciones que construyenvarios Otros en un proceso de alteridad interna a la propia Colonia. Sumado a esto, lasrelaciones de la Colonia San Javier con la sociedad nacional uruguaya y con la UninSovitica, y particularmente, las temporalidades del Terror vividas por los habitantesde San Javier bajo la influencia del estalinismo en la URSS y la dictadura militar en elUruguay, hacen que esa produccin del Otro adquiera diversas modalidades, y que elespacio pluralizado y fragmentado donde conviven religin y memoria, se encuentre

    poblado por narrativas conflictivas, establecindose una tradicin de la temporalidadsanjavierina basada en y para el conflicto.

    Palabras clave: Religin/Memoria/Nueva Israel/ San Javier/Narrativas

    RESUMEN

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    SUMMARY

    This research study is intended as a unifying link for a variety of topics that relate toa number of anthropological subject-matters. The research is aimed at an in-depthanalysis of the religious aspect as the central theme in building an identity. The studyinvestigates mythologies, memories and narratives that can possibly be part of the co-

    llective and social memory of a specific group: a rural community known as San Javier(in the Department of Rio Negro, Republic of Uruguay). The religious mold of thiscolony is a result of its very own founding process. San Javier was founded in 1913 bya group of Russian immigrants who were part of the New Israel Community (NovoIsrailskaia Obchina), a religious current that broke away from the Russian OrthodoxChurch in the mid 18th century. In order to attentively study the narratives of the peopleof San Javier, our work considers, in ample detail, their various temporalities, and thespatial and temporal fragmentations upon which such narratives have been created. Anumber of fragmentations that constitute several Others as part of an internal alterity

    process of the colony, are included in the space of the temporality that relates religion

    and memory pointing at the decline of New Israel, the religion responsible for thefounding of San Javier. Also, such production of the Other assumes a variety of forms,

    by virtue of the relations of the San Javier colony with Uruguayan society and with theSoviet Union; and in particular, due to the temporalities of Terror experienced by theinhabitants of San Javier during Stalins influence in the USSR and during the militarydictatorship in Uruguay. In addition to this, the pluralized and fragmented space wherereligion and memory coexist becomes filled with controversial narratives, determininga tradition of the San Javier temporality, based on and toward conflict.

    Key words: Religion / Memory / New Israel / San Javier / Narratives / Other

    Religin y tradicin

    La intencin etnogrfica de orientar una investigacin se encuentra siempre sometidaa entrecruzamientos inesperados, golpes de azar, y especialmente, a diferentes ejer-cicios de poder por veces eufemizados. Orientar, orientacin, postula una lnea quedebe ser continuada por los pasos del peregrino y que marca su lugar (el Oriente) enrelacin a otros y a otros lugares. He aqu que nuestro Oriente etnogrfico trata msde un entramado que de un topos especfico. O bien requiere de un conjunto de topos

    para ingresar a diferentes dimensiones que se solapan unas a otras. Haremos as re-ferencia a las memorias, religiones y mitos de una comunidad que imagina, por estosrecorridos, su identidad. El nfasis acerca de los elementos temticos indicados, noagota las posibilidades mltiples y cambiantes propias a las construcciones identitarias.Se trata pues de un lugar horadado- como toda experiencia cultural- por mito-praxisvarias, es decir, por producciones de sentido que intentan generar la continuidad de lossignificados socialmente heredados sobre la discontinuidad de la experiencia prcticade utilizacin de los mismos.

    Recordemos que toda modalidad de conformacin de identidades posee lagunassimblicas inevitables que habilitan multiplicidad de posibilidades, o bien abren un

    espacio a la multiplicidad en tanto posibilidad. Lo indecible y lo irrepresentable acom-paan los blasones, las seales emblemticas, las inscripciones, que vuelven efectiva lademarcacin de una comunidad dada. Hace unas dcadas atrs, un sabio antroplogonos recordaba que la identidad deba ser indagada en tanto fondo virtual, negndole

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    cualquier posibilidad de existencia real. Esa propia virtualidad permite un campo deexperimentacin etnogrfico en el cual certezas y abismos se conjugan: la produccin desentido, de sentido social, muestra que los sujetos constructores del mismo, se encuen-tran lejos de agotar sus posibilidades simblicas bajo tal o cual moldura socio-cultural.

    Con todo, los nfasis temticos colocados no son azarosos. Nos encontramos pues,con una colonia de origen ruso, fundada por una corriente religiosa llamada Comunidad

    Nueva Israel, movimiento que emerge como escisin de la Iglesia Ortodoxa Rusa ycuyo origen se remonta al Siglo XVIII (Pi Hugarte; Vidart, 1969).

    Dicho movimiento religioso llega al Uruguay en el ao 1913 y funda, como de-camos, una Colonia (la Colonia San Javier, Dpto. de Ro Negro) ese mismo ao1. La

    profundidad temporal exige justamente que pensemos la temporalidad como uno de losejes para situarnos antropolgicamente en la construccin de una identidad especfica,que posee una larga tradicin, y que construye su continuidad identitaria creando yrecreando un estilo de hacer el tiempo, alimentado por una memoria colectiva y socialconflictiva, fragmentada y recreada en la pluralidad de las narrativas que los habitantesde la Colonia San Javier construyen.

    El segundo recorrido de este trabajo, de ndole ms terico, se encuentra en rela-cin con un conjunto de articulaciones pasibles de ser establecidas bajo el eje religiny memoria.

    Surge de esta manera la necesidad de indagar en el concepto de tradicin y sinolvidar la tan cuestionada tradicin inventada de Hobsbawm (Hobsbawn; Ranger,1983), intentar trascender la mera arbitrariedad cultural (perspectiva aunada a la ben-

    jaminiana crtica a la teora burguesa de la arbitrariedad del signo) para de este modoahondar en la gestacin de tradiciones que hacen sentido para sus eternos recreadores,considerando el lugar de lo religioso y la creencia en la espacialidad etnogrfica de lasidentidades sanjavierinas.

    La Colonia San Javier, colonia originariamente religiosa, ha sido atravesada porprofundas transformaciones desde su fundacin. Pero esta religin de origen la Nue-va Israel, que hoy parece en proceso de extincin constituye parte fundamental dela memoria de los sanjavierinos. De esta manera, tradicin y memoria mantienen undilogo permanente.

    Este dilogo entre memoria y tradicin ha sido particularmente subrayado por Hal-bwachs (Halbwachs, 2006) en su categrica afirmacin de la hoy tan citada memoriahistrica en tanto concepcin poco feliz. La memoria que se comparte y experimenta co-lectivamente resultara en todos sus aspectos contraria a una memoria histrica, productoesta ltima del trabajo reificante de los especialistas y seal clara de la desagregacin

    1. Los motivos que llevaron a los integrantes de la Comunidad Nueva Israel a su salida de la Rusia zarista, estabanplenamente relacionados con las persecuciones de ndole religiosa y poltica que venan sufriendo. Sus concepcioneseran opuestas tanto a la Iglesia Ortodoxa Rusa como al zarismo imperante.

    La corriente religiosa Nueva Israel tuvo su mayor difusin en el Cucaso, entre los ros Don y Kubar, en Krasno-dar. Siguiendo las indagaciones de Vidart y Pi Hugarte (Vidart; Pi Hugarte, 1969, p.45), la situacin de Nueva Israelbajo el Imperio zarista pas por varias etapas a inicios del Siglo XX. Las diferentes revueltas que alberg el perodorevolucionario de 1905 a 1907, la frustrada Guerra de Manchuria, obligaron al rgimen zarista a liberalizar diversasreas, entre ellas la religiosa. La pluralidad religiosa rusa posee una larga historia, marcada tambin por continuaspersecuciones religiosas por parte de la teocracia zarista. Con todo, ya en 1911 la persecucin religiosa recomienza(Vidart; Pi Hugarte, 1969, p.45). Tambin el sueo de Amrica ya estaba presente entre los fieles de Nueva Israel.Ese territorio donde todo era posible, inclusive practicar tranquilamente su religin y estilo de vida. Despus de varias

    peripecias llegan, por fin, al Uruguay, tierra de libertad, como hasta ahora muchos de ellos repiten. La llegada delos integrantes de Nueva Israel tuvo a varios representantes del gobierno uruguayo como protagonistas, inclusive enel viaje de alguno de ellos al propio Cucaso. (Pi Hugarte, 1996). En bsqueda de una inmigracin blanca y califica-da, en procura de una inmigracin alternativa a la espaola e italiana, en la transformacin danesa del medio ruraluruguayo mediante estos contingentes migratorios, se encuentran varias ensoaciones del primer batllismo. De hecho,el culto a la figura del Presidente uruguayo Jos Batlle y Ordez contina hasta el da de hoy entre los sanjavierinos.

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    de la memoria social y colectiva.De esta forma, continuando conel recorrido halbwachsiano, lamemoria histrica constituira lacristalizacin de la prdida de latradicin. La tradicin devienedesde esta perspectiva en ilegible;y el intento de rescatarla por la vade su historizacin, mostrara entodo caso la muerte de la misma.

    Esta tensin entre tradicin,memoria e historia, va a adquirirotro espacio terico bajo el an-lisis hermenutico-antropolgicode Ricoeur. Ricoeur (2004) va acolocar las especificidades cul-turales en plena relacin con los

    diferentes tratamientos que activan una tradicin. La distanciacin y la objetivacinhistrica no necesariamente ilustran el fin de la tradicin.

    Dicha distanciacin puede operar en tanto dispositivo de correccin, desplazamien-to, irrupcin, destruccin o consolidacin de las tradiciones socialmente heredadas, deacuerdo a la dinmica de las especificidades culturales en cuestin.

    En la especificidad cultural de la Colonia San Javier, las memorias expresadasen las diversas artes de narrar, hacen que la relacin entre tradicin y memoria seacolocada en el espacio de la pluralidad. Una pluralidad y polifona conformada en ydesde el conflicto.

    Retomando a Bajtn, James Clifford se refiere al gnero polifnico, recordandoque ste tiene la condicin fundamental de representar sujetos hablantes en un campodiscursivo mltiple. (Clifford, 1995, p.279).

    Ahora bien, este campo discursivo mltiple requiere de sujetos que narran y ela-boran diferentes lugares del discurso, diferentes nfasis sobre determinados aconte-cimientos. Pero el hecho que la tradicin reconstruida e reinventada constantementeen San Javier, tenga como espacio de fundacin la dimensin religiosa, hace que la

    propia identidad, en tanto tentativa de continuidad, tenga que llamar a lo religioso (ya la religin fundadora) como mbito constituyente de la misma. Y, siguiendo aqu aHervieu-Lger (Hervieu-Lger, 1993), la aceptabilidad de la continuidad entre pasadoy presente que conforma la tradicin y su demostracin prctica- consiste en que lamisma sea capaz de integrar los cambios y representaciones que habitan el presente(Hervieu-Lger, 1993, p.127). Surge por lo tanto, la problemtica de estudiar una reli-gin que se encuentra en proceso de extincin, casi moribunda, en tanto un ...dispositifidologique, pratique et symbolique par lequel est constitue, entretenue, dveloppeet contrle la conscience (individuelle et collective) de lappartenance une lignecroyante particulire (Hervieu-Lger, 1993, p.119).

    En tanto religin fundadora, la corriente religiosa Nueva Israel, creadora de laColonia San Javier, no puede ser obliterada o privatizada. El linaje de creyentes lostodava escasos practicantes de Nueva Israel, invocan una tradicin para legitimarse,

    mostrando una de las tantas posibilidades de organizacin de la creencia. En esta formaespecfica de creencia, habitara lo religioso, en el sentido de ...dsigner comme re-ligieuse cette modalit particulire du croire qui a en propre den appeler lautoritlgitimatrice dune tradition (Hervieu-Lger, 1993, p.121). Por otra parte, el linaje de

    Mapa 1.- Ubicacin de San Javier en Uruguay.

    Fuente: ANTEL Administracin Nacional de Telecomunicaciones.Disponible en: http://www.mapasadinet-csi.com.uy/default.htm.Ingreso: 2 mayo. 2008.

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    creyentes se puede ampliar, aunque en otra direccin a la referida por la citada sociloga.Sea que entendamos la identidad en tanto fondo virtual como Lvi-Strauss (1981), o

    bajo su dinmica relacional y contrastiva (Bourdieu, 1998),lo cierto es que la mismarequiere de una legitimidad temporal, que elabore su continuidad y que haga sentido

    para los habitantes de la Colonia San Javier en cuestin.La creencia se puede as desacoplar de una religin especfica, habitando de este

    modo otros ncleos de sentidos (tambin de creencias) para reconstituir modalidadesidentitarias.

    As, la memoria no resulta solamente un dispositivo legitimador. Ella es profunda-mente cuestionadora, dinmica y creativa en las dificultades de establecer lo continuodesde lo discontinuo, y, al mismo tiempo, permanecer fiel a este ltimo. En este sentido,las artes de narrar de los sanjavierinos, descansan en fuertes ncleos de creencias, cuyaalteridad interna, recuerda no solamente la polifona bajtiniana, sino tambin el hechoque la creencia puede desacoplarse de la religin, y conformar ncleos de sentido queno necesariamente remiten en un plano de fidelidad a la religin fundante.

    Pasar de una antropologa de las religiones a una antropologa de lo religioso, o,como quiere Hervieu Lger para el caso de la sociologa, pasar de una sociologade las religiones a una sociologa de lo religioso (Hervieu-Lger, 1993, p.173), llevatambin a evaluar el propio concepto de creencia. Particularmente, cuando la creenciaest basada en una tradicin especfica.

    Religin, memoria e identidad narrativa

    Para el caso de la Colonia San Javier, el linaje de los creyentes se pluraliza, en la me-dida que la propia tradicin es la que entra en conflicto. Tal vez sea mejor decir que

    la tradicin en San Javier es el conflicto, en un estilo particular de hacer el tiempo.Las configuraciones temporales la ...refiguracin efectiva del tiempo, convertidoas en tiempo humano como poticamente seala Ricoeur (Ricoeur, 1996, p.901),se encuentran moldeadas por discontinuidades espacio- temporales, que marcan unamemoria fragmentaria, constituida a partir justamente de fragmentos dispersos. Lamemoria, en tanto dimensin temporal de la identidad, mostrara de acuerdo a Ri-coeur (Ricoeur, 2004) la dificultosa relacin entre la propia constitucin identitariay el trabajo del tiempo. Esto es, dado que la propia temporalidad est trabajada pormultiplicidades, establecer que la identidad contina idntica a s misma a travs deltiempo, requiere hacer abstraccin de todas las modificaciones que la misma ha sufrido

    a travs de ste.Diferente de una concepcin abstracta de la identidad que se mantiene a travs

    de la reiteracin de lo Mismo (idem), la ipseidad de una comunidad (Ricoeur, 1996,p.998) evoca la idea de identidad narrativa: A diferencia de la identidad abstracta delo Mismo, la identidad narrativa, constitutiva de la ipseidad, puede incluir el cambio, lamutabilidad, en la cohesin de una vida. (Ricoeur, 1996, p.998). Esta identidad narra-tiva acepta reelaboraciones varias, en tanto reconfiguraciones del tiempo, y, as mismo,

    posee sus lmites en lo inenarrable: los sujetos no son dueos de su discurso: No sedir que el elogio de la narracin de nuevo ha dado vida solapadamente a la pretensindel sujeto constituyente de dominar el sentido (Ricoeur, 1996, p. 1036), as como

    tampoco la temporalidad se agota en la propia identidad narrativa. La construccin desentido sera imposible sin un conjunto de tramas relacionales que conforman esa iden-tidad narrativa bajo la relacin memoria-olvido. Pero, como recuerda Ricoeur (2004),los abusos de la memoria, son tambin abusos del olvido. No solamente porque las

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    narrativas implican inevitablementeuna seleccin de acontecimientosque sern narrados. Tambin, porqueesta seleccin y por este motivo, se

    puede postular para el caso de SanJavier una memoria polifnica esconformada segn los lugares dondese ubican esos sujetos que narran.

    La corriente religiosa NuevaIsrael, en tanto religin fundante,ingresa en un conjunto de conflictosms amplios, en la cual la identidad

    parece dar espacio a la explosin enuna multiplicidad identitaria sin fin,aunque las mismas puedan coexistire imbricarse unas con las otras.

    Ficcionando lugares:mitos, creencias, narrativas

    La corriente religiosa NuevaIsrael posee su propia topografa reli-giosa. Ya Maurice Halbwachs (2006),haca referencia a la importancia delos lugares de la memoria. La memo-ria requiere as de imgenes espaciales, de geografas y de topos. Al hacer referenciaal caso especfico de la memoria religiosa, Halbwachs hace alusin a esa necesariageografa y topografa religiosa para la afirmacin de la misma.

    Qualquer religio tem tambm sua histria, ou melhor, h uma memria religiosa feitade tradies que remontam a eventos muito distantes no passado, que aconteceram emdeterminados lugares. Ora, seria muito difcil evocar o acontecimento se no penss-semos no lugar, que, em geral no conhecemos porque vimos, mas porque sabemosque existe, que poderamos v-lo e que, de qualquer maneira, testemunhas garantemsua existncia. Por isso existe uma geografia ou topografia religiosa. (Halbwachs,2006, p. 186).

    Pero qu sucede cuando esos mbitos espacio-temporales deben confrontarsecon procesos de fragmentacin? Qu ocurre cuando la huella documentaria es almismo tiempo considerada, pero compite con otras? Cules son las consecuenciasde la prdida (relativa) de la huella? Si tal vez esa memoria religiosa tiene como

    base una geografa o topografa religiosa imaginaria imaginaria no porque nece-sariamente los lugares no existan y s porque son evocados imaginariamente en elcaso de la Colonia San Javier, nos deparamos con una topografa trabajada por ladiscontinuidad y la continuidad. La identidad en tanto ipseidad, es elaborada en esedoble juego.

    Tenemos pues, una topografa religiosa presente en la propia Colonia San Javier:La Sabraa es el templo central de Nueva Israel. Y es tambin el archivo: las fotos delos fundadores, de las primeras familias que habitaron en San Javier, los libros escritoscon los cnticos religiosos, el canon religioso inscripto en antiguas publicaciones.

    Mapa 2.- Mapa de la planta urbana de San Javier.Poblacin de San Javier.

    Fuente: Instituto Nacional de Estadstica y Censo, Montevideo,Uruguay.

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    Tambin las narrativas de los sanjavierinos evocan La Sabraa, evocan a la NuevaIsrael. Las calles que llevan el nombre del mximo dirigente de Nueva Israel (BasilioLubkov), los emblemas presentes en las mismas, recordndolo y homenajendolo, ha-

    blan de esa topografa religiosa evidentemente visible en San Javier. Pero esa topografainevitable, es tambin evaluada una y otra vez, idolatrada o rechazada.

    Los procesos de fragmentacin espacio-temporales, han sido una constante en latemporalidad sanjavierina. Inclusive la fundacin de la Colonia, responde a una pri-mera instancia de fragmentacin: el viaje, la llegada de este grupo de inmigrantes, lainstalacin en otro pas.

    Ese recorrido, ese viaje, construye una primera fragmentacin: esa Rusia mtica, ellugar de partida, la historia de Nueva Israel, debern ser transmitidas por la narracin, re-mitindose a una tradicin cuyo sentido pleno se encuentra en la propia prctica religiosa.

    Mas esa colonia religiosa, cuyo sentido est basado en aquel ethos religioso rusode construir el Reino de Dios en la Tierra (Desroche, 1985), rpidamente comienzaa sufrir un doble proceso de fragmentacin interna y externa. Las disidencias religiosascomienzan a emerger rpidamente, llevando a la construccin de una multiplicidadde narrativas que anidan en el conflicto que podramos llamar de los orgenes. Estasnarrativas mltiples son complejas: creencias y versiones se mezclan. La figura deBasilio Lubkov lder religioso de Nueva Israel cristalizan esa conflictividad. Paraunos casi un santo, para otros, un ladrn y manipulador, Basilio Lukov ingresa comouno de los semantemas principales de las construcciones mticas sanjavierinas. Un lugary un dador de sentido. Pero no un semantema en tanto locus semiotizable, sino comodador de la ...significacin global que un sujeto individual o colectivo puede dar a su

    praxis, su discurso o su situacin (De Certeau, 2006, p.192). La conflictividad interna,se expres en la voluntad de muchos colonos de abandonar el estilo comunitario de

    produccin que caracterizaba la Colonia, para intentar organizarse econmicamente deforma autnoma, fuera de la tutela de Lubkov y sus apstoles (figuras fundamentalesen la estructura organizativa de esta corriente religiosa).

    En tanto construccin del Reino de Dios en la Tierra, la regulacin econmica dela Colonia ingresaba en el terreno pleno de la prctica religiosa de Nueva Israel. En estaforma peculiar de comunismo religioso, no exista el dinero, la propiedad privada dela tierra y de los productos elaborados por los colonos. La mediacin entre el mundo dela Colonia y el mundo de afuera, era llevada adelante por las autoridades religiosas.

    Las sospechas sobre los manejos dudosos de dinero y sobre las cuentas de la Co-lonia, monopolizadas por los lderes religiosos; las prcticas supuestamente abusivasque Lubkov llev adelante sobre parte de los colonos dando lugar a tambin algunossupuestos escndalos sexuales que lo tuvieron como figura central hicieron que el

    propio conflicto fuese constructor de sentido. Por otra parte, las relaciones que los gru-pos de colonos disidentes comenzaron a tener directamente con autoridades nacionales,el ingreso de instituciones estatales en el seno de la Colonia (sea en tanto gestualidadeducativa y nacionalizante, como la escuela pblica, sea en su carcter fiscalizadorsobre los rendimientos y la contabilidad econmica de la Colonia), colaboraron aque la elaboracin de nuevas sntesis espacio-temporales surgidas aqu en Uruguay,cargaran no solamente con la fragmentacin primera la salida de Rusia, y la llegadae instalacin en un pas inicialmente desconocido sino tambin con aquellas nacidasde un conflicto ya instalado.

    La comunidad dejaba de ser tal, y la corriente Nueva Israel comenzaba a decaer entanto ncleo central productora de sentido y de prcticas. La topografa de creencias seiba a aglutinar en otras dimensiones institucionales y Basilio Lubkov se transformaba

    por lo menos en parte- en un sujeto des-divinizado.

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    Otras fragmentaciones

    En relacin a los procesos que podramos llamar de externos aunque no lo sean yaque fueron fuertes constructores de sentido y creencias para los habitantes de la Co-lonia San Javier, tenemos los acontecimientos que se iban dando en la propia Rusia.El impacto de la Revolucin de Octubre sobre la Colonia San Javier fue en extremo

    importante, manifestados en fervorosos alineamientos a favor o en contra de la misma.Surgan pues otros ncleos de creencias que competan y que en parte tambin se

    apoyaban en la religin fundante.Hervieu-Lger afirma que

    ... tre religieux, en modernit ce nest pas tant se savoir engendr que se vouloir en-gendr. Ce remaniement fondamental du rapport la tradition qui caractrise le croirereligieux moderne oeuvre, de faon en principe illimite, les possibilits dinvention,de bricolage et de manipulation des dispositifs du sens susceptible de faire tradition.(Hervieu-Lger, 1993, p. 245).

    Estos dispositivos de construir tradicin estuvieron y estn presentes en SanJavier, tal vez porque tempranamente (y traumticamente) sufrieron la situacin quecaracteriza la modernidad religiosa: el reino de la pluralidad. No se trat pues de una

    pluralidad compartimentada y s de los entrelazamientos que habilitaron esa invencin,ese bricolage. Y de una pluralidad surgida de y por el conflicto.

    A los conflictos entre los as llamados lubkovistas y anti-lubkovistas, se suma-ron los ya citados alineamientos en pro y contra la Revolucin del 17.

    Al mismo tiempo, Basilio Lubkov, parte da dirigencia de Nova Israel y 260 habi-tantes de la Colonia (Sapielkin, 2003) deciden volver a la Rusia sovitica.

    Parten en el ao 1926, constituyendo una otra y profunda fragmentacin espacio-

    temporal. Una parte de los que todava seguan siendo fieles a Nueva Israel qued enUruguay. La otra, con el mximo lder religioso, decide volver a su patria de origen,con un destino trgico para algunos de ellos.

    Los dirigentes de Nueva Israel sufren la persecucin del estalinismo, y las comu-nicaciones con los integrantes de esta religin que quedan en San Javier, disminuyencasi llegando a la clandestinidad.

    Por otra parte, otros ncleos de creencias comienzan a exigir su propia topografa.Considerando que toda actividad humana constituye y apela a la creencia

    (Hervieu-Lger, 1993, p. 147), las creencias derivadas de la Revolucin de Octubre,iban a generar diferentes dimensiones institucionales. As, surge el Instituto MximoGorki nombre que hace referencia a uno de los intelectuales claramente vinculadosa la Revolucin Rusa y el Club Juventud Unida (fundado con anterioridad) que porveces, ejemplificaron adhesiones favorables o contrarias a la Revolucin (Pi Hugar-te,1996).

    Ms y ms fragmentaciones

    De esta manera, las narrativas en San Javier circulan por diferentes dimensiones insti-tucionales, confrontando tambin mezclando diferentes ncleos de creencias.

    Las diferentes identidades narrativas pueden retomar tradiciones, reinventarlas,mezclarlas: un conjunto de ncleos de creencias que van a definir, apelando a variossentidos, lo que es ser ruso. Pero ese ser ruso debe recorrer a varios niveles deficcionalidad. El mirar cronotpico (Bajtn, 1999,2002; Clifford, 1995,1999) exigede la ficcionalidad: colocar detalles histricos (y narrarlos) supone la construccin deescenas espacio-temporales.

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    Y cuando nos deparamos con narrativas en conflicto, que tratan de establecersecomo verdad histrica y memoria legtima, los cronotopos pueden construir escenariosvarios, as como el mito puede tener varias versiones. Una memoria en plural que deberemitirse a una topografa incompleta. De esta manera, de cada acontecimiento puedensurgir varias versiones.

    La muerte de Lubkov puede ser un buen ejemplo de esta situacin: no se conoceel lugar de su muerte (aunque existe una foto que supuestamente ilustra el lugar deSiberia donde viviera sus ltimos das). La fecha de su muerte es tambin dudosa. Losmotivos, tambin. Dentro de las versiones posibles Lubkov muri de viejo, en unarepblica interior de la URSS donde fuera enviado para sanar de alguna enfermedad.Otras versiones indican que fue fusilado o bien asesinado de alguna forma. Inclusivehay versiones que la Nueva Israel nunca fue perseguida en la URSS, en tanto que otroshablan de su virtual desaparicin bajo el estalinismo.

    Tambin las escenificaciones de la URSS: una segunda (o primera) patria, una patriarechazada, un espacio geogrfico cuyas relaciones se mezclan con el miedo: a veces,miedo al rgimen de la ex-URSS, a veces, miedo a ser clasificado como comunista porlas autoridades locales (con consecuencias trgicas en el perodo de la ltima dictaduramilitar uruguaya). Por ltimo la Gran Rusia la Madre Rusa, que atraviesa todaslas narrativas.

    Memorias que coexisten se contaminan, y que adquieren en los sujetos que lasnarran toda la expresin de la conflictividad. Porque el arte de narrar en San Javier esel arte de narrar el conflicto.

    Creencias

    Las creencias, van as a tener su lugar como productoras de sentido, en la experienciasubjetiva de aquellos que las poseen, siguiendo aqu a Hervieu-Lger (Hervieu-Lger,1993, pp. 105-106). Y la religin fundante va a ingresar a ese campo de creencias,muchas de ellas cargadas de una fuerte emotividad religiosa.

    La memoria en ese campo ampliado de creencias, ser el hilo, el frgil hilo, por lacual la aparente fragmentacin ilimitada tendr su sustentacin y tambin su lmite.

    Sustentacin en el sentido de trabajar y ser producida en esa fragmentacin, y lmiteen tanto pasaje de esa multiplicidad a la unidad (lo cual no quiere decir homogeneidad)de la identidad de los sanjavierinos.

    Pero al final, qu era Nueva Israel?

    En este estudio, que trata de establecer las diferentes relaciones que se pueden cons-truir entre religin y memoria, el propio ncleo religioso parece, por momentos, estar

    poblado de olvidos. La Sabraa est all, como si fuera un museo de una religinen extincin. Las posibilidades de actualizar una tradicin religiosa se pierden y seencuentran en un conjunto de dimensiones superpuestas, en la cuales, lo propiamentereligioso, la memoria religiosa, es subsumida a las memorias fundantes.

    Los pocos practicantes de Nueva Israel parecen estar fascinados por sus creencias,en un estilo casi patrimonial. Pero este patrimonio es tambin una caja de sorpresas. Si

    los seguidores de Nueva Israel reclaman ser los herederos de una tradicin religiosa, lamisma es pues fragmentaria como todo en San Javier y el propio linaje religioso estambin colocado en cuestin. El problema del conocimiento sobre la propia Nueva Is-rael, muestra tambin el arte de trabajar en trminos de fragmentos. Evocar esta religin

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    en agona es tambin, en cierta forma, inventarla. Las narrativas de los integrantes quetodava pertenecen a la Nueva Israel, o que han abandonado La Sabraa por diferentesmotivos, pero que continan creyendo en la religin que hizo posible la fundacin dela Colonia, tratan de aumentar su saber en relacin a la propia religin mediante losestudios de diferentes investigadores y especialistas.

    Por lo menos resulta el caso de aquellos seguidores que intentan demostrar conmayor nfasis su relacin con el linaje de creyentes de los orgenes de San Javier,y que se constituyen en presentadores pblicos de esta religin frente a las autori-dades del cuerpo diplomtico ruso cuando stas visitan San Javier o en relacin alos investigadores, curiosos y turistas que persiguen con afn una suerte de Uruguaymulticultural.

    La pregunta que intitula este tem Qu era Nueva Israel? fue realizada por quienescribe este artculo innumerables veces. Pero, por qu al final?

    Porque justamente, las variadas respuestas siempre venan acompaadas por uninicio pico, en el cual la dimensin religiosa no poda ser abstrada del conjunto heroicode persecuciones, resistencias, la llegada al Uruguay, la figura de Basilio Lubkov, elregreso a Rusia. Todo enmarcado en conflictos y ms conflictos. Cada vez que indagabae intentaba profundizar acerca de Nueva Israel, las narrativas tenan que recapitularel tiempo, volver a las fuentes, recordar una y otra vez prcticas religiosas que ya noexistan o estaban cerca de desaparecer.

    En uno de los encuentros etnogrficos con M.V.G.2 vinculado directamente allinaje religioso en cuestin l habla de las fiestas en La Sabraa:

    Y cuando hay fiesta, vamos todosNo vamos todos los domingos. Toda esa genteque iba a la Sabraa a la postre falleca y los familiares traan la foto y la dejabanall. Cada vez haba casamiento, y lo bien que hablaban en los casamientos

    Tal vez a usted ya le contaron que se abusaba de la mujeresEso es bruta mentira.La gente se poda divorciar.Mi abuelo los casaba tambin, hizo varios casamientos y les deca cmo comportarse

    M.V.G. posee un cuaderno con escritos de Andrs Poiarkov, el ltimo sucesornominado por Basilio Lubkov antes de su partida. Me muestra el cuaderno con ciertoaire de desconfianza y dice:

    Aqu est todo explicado lo de nuestra religin Lo escribi Don Andrs PoiarkovEst en ruso... Lo leo, yo no entiendo mucho porque me olvid pero ac est todo.

    Pero, qu es ese todo? La Sabraa cuenta con una biblioteca con innumerablesdocumentos y tambin fotografas. Los documentos son guardados y no fcilmentecompartidos por N.L., quien por cierto es la responsable de la La Sabraa, y quientiene en su poder la llave del lugar. De Lubkov a N.L., qu fue lo que pas?

    En La Sabraa eran frecuentes las reuniones los mircoles y los domingos,comenta N.L. Ella me da algunos artculos publicados por la hija de Andrs Poiarkov

    para que yo tenga un mejor conocimiento de Nueva Israel y de San Javier y habla delfin de la religin.

    Segn N.L., Andrs Poiarkov ya supona el fin de Nueva Israel y seala:

    No somos guas espirituales. Esos guas espirituales de la religin, no se ensea en

    la FacultadY mismo nosotros los que vamos, aprendimos con la familia. No haba

    2. De aqu en adelante, cuando sea necesario, utilizaremos iniciales en vez de nombres para proteger la identidadde los sujetos investigados.

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    centros especiales. Poiarkov en una carta prevea el final de esta religin. Porque estareligin juntaba lo material y lo espiritual, tiene que ser nivelado. Porque si te dedicssolamente a lo material, vas abandonando la otra parte.

    Siguiendo las artes de la memoria de N.L., Andrs Poiarkov haba anunciado elfin de Nueva Israel confrontada con las exigencias de este mundo materialista. El pe-

    simismo del sucesor de Basilio Lubkov es aceptado por N.L. como un destino prcti-camente inevitable de su religin. As, la cada de la participacin de los sanjavierinosen las festividades de La Sabraa es vivida por los propios (y pocos) integrantes de

    Nueva Israel como parte de ese fin. Una muerte anunciada, sin ningn reavivamientoni preocupacin por aumentar el nmero de fieles.

    Un cierto linaje

    M.V.G trata de reconstruir los liderazgos religiosos de La Sabraa despus de Lubkov:

    Primero estuvo Lubkov, despus Poiarkov, despus Gayvoronski y despus siguiSinchenko.Estaba Sabeln que era el secretario de l. Krausov Gayvoronski Poiarkov. Nosterminamos nosotros porque somos todos mortales. Se va a terminar con nosotros. Vaa quedar para la historia. Ya vemos que la gente no quiere. Se dedica ms a la polticaque a La Sabraa. Y como ah no se habla de poltica. Puede ser que nos equivoquemospero difcil. Muchas veces hablamos, nos terminamos, se termina, qu le vas a hacer,quedan los recuerdosSe llevaron toda la historia, es una lstima.

    M.G.V. agrega que todos estos lderes eran personas muy bien preparadas y nocampesinos ignorantes como dicen por ah. Tambin N.L. hace referencia a algunostrabajos periodsticos que afirman que ellos son ignorantes y, por lo tanto, ignorantesde su religin.

    La temtica de la ignorancia surge una y otra vez en mis conversaciones con lossanjavierinos, sean ellos integrantes o no de Nueva Israel. Ponen como ejemplo desu sabidura en contraposicin a la acusacin de ignorancia el galpn de piedra,hoy estudiado por la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la Repblica; lasconstrucciones que dan testimonio del procesamiento de harina de trigo y aceite degirasol; las instituciones culturales y, en fin, todo aquello que pueda eventualmente serde utilidad para ir en contra de la imagen de una pretendida ignorancia campesina.

    Ms all de reflexionar sobre versiones periodsticas que, por momentos, son ciegasa los saberes de una comunidad singular, me quedo pensando en el tema de la ignoranciaen un sentido ms amplio. Evidentemente, las deslocalizaciones espacio-temporalessufridas por los integrantes de Nueva Israel y que afectan a los sanjavierinos hasta el dade hoy, dificultan cualquier investigacin que procure trabajar en trminos de continui-dad. La discontinuidad no es aqu solamente un elemento de discusin epistemolgica.Se trata de una realidad experimentada y arraigada. De hecho, Lubkov volvi para laURSS, con lo mejor de la Colonia, cita comn en las narrativas de los sanjavierinos.

    Lo mejor entindase bien hace referencia a los liderazgos religiosos-admi-nistrativos de confianza de Basilio Lubkov. No se refiere a los mejores moralmentehablando (no, al menos, entre aquellos que eran anti-lubkovistas). Pero, para los se-guidores de Nueva Israel que quedaron aqu, la partida de la comunidad religiosa, la

    salida de su mximo lder religioso, contribuy a la prdida de claves fundamentalespara la comprensin cabal y la orientacin de las prcticas religiosas.

    El hecho de que Andrs Poiarkov quien recibiera el don por parte de BasilioLubkov hubiese quedado en el Uruguay, habra sido un elemento que ya anunciaba la

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    decadencia de esta religin. Aunque la figura de Andrs Poiarkov estuviera claramentedentro de un linaje religioso fuera de discusin, la sacralidad de su figura est plena-mente relacionada con el hecho que hubiese sido Basilio Lubkov quien determinaraque l sera el gua espiritual de Nueva Israel para esta parte del mundo. El pasaje deldon fue llevado a cabo pblicamente, delante de los seguidores de Nueva Israel quequedaron en San Javier.

    Las opiniones sobre Andrs Poiarkov expresan, en general, mucho respeto hacia supersona. Poiarkov dej salmos escritos y dirigi La Sabraa hasta la dcada de los 50.

    l muri de un infarto en Montevideo. La historia de Andrs Poiarkov es muy inte-resante ya que l no vino al Uruguay con el grupo inicial de fundadores de la ColoniaSan Javier. Esa diferencia es fundamental: los colonos fundadores de San Javier fueronfuertemente interpelados por la Revolucin de Octubre. No olvidemos, que parte deestos colonos volvieron a la ya oficialmente denominada URSS pensando que iban a

    poder desarrollar su religin con total libertad. Pero el recorrido de Andrs Poiarkov esbien diferente. Las narrativas de M.G.V. y N.L. son muy respetuosas de la versin dejada

    por la hija de Andrs Poiarkov, Valentina Poiarkov de Diguez. Andrs Poiarkov eraun soldado por cierto, un capitn del ejrcito zarista (un ruso blanco). Su relacincon el gobierno sovitico era de franca oposicin:

    Cuando empez la revolucin lo sorprende en el servicio militar. Poiarkov vino esca-pndose. Vino despus que Lubkov. l era de la religin en Rusia. Valentina Poiarkov deDiguez vino ms o menos a los 15 aos. Era hija de Poiarkov y vino con otra familia.Eran rusos blancos Poiarkov y seora se escaparon por la frontera. Valentina salidespus y vino legalmente.

    La narrativa de N.L. recoge en parte los artculos y entrevistas que dej ValentinaPoiarkov de Diguez, hoy ya fallecida. En el ao 1989, la hija de Poiarkov fue entre-vistada por el historiador Toms Sansn (Sansn, 1989). En esa entrevista, Valentinadeclara que su padre ya perteneca en la tierra de los zares a la Comunidad Nueva Israely que era asesor de Lubkov. Poiarkov y su familia vivan en una Colonia fundada porLubkov.

    La ltima imagen de Valentina de su padre en Rusia es la siguiente:

    Recuerdo cuando l sali por ltima vez que lo vi porque ya comenz la revolucin ylgicamente l tuvo que salir del lado donde vivamos nosotros con mis abuelos. Yotena entonces 4 aos y lo que recuerdo, el tren en el que parti, entre la nieve comouna cinta negra y me lo llev a mi padre para despus de 10 aos lo volv a ver en elUruguay (Sansn, 1989, p.1).

    Siendo parte del ejrcito zarista, las simpatas de Andrs Poiarkov no se volcabanprecisamente en favor de los nuevos dirigentes de la Revolucin de Octubre.

    Evidentemente, esta situacin ira a colaborar a la fragmentacin interna de los ha-bitantes de San Javier. Lubkov, y parte de los colonos, regresaban a la Rusia Sovitica.

    Al mismo tiempo, el nuevo gua espiritual Andrs Poiarkov tena un alineamientoclaro con relacin al bando zarista. Los sanjavierinos que apoyaban el proceso revolu-cionario iban en parte a distanciarse cada vez ms de la Nueva Israel.

    Segn N.L., despus de Andrs Poiarkov

    ...no haba nadie, como ser, Gayvoronski, casaba parejas, les hablaba. El padre deAdela Gregorio Sinchenko se encarg de abrir y cerrar. Ms o menos despus deGayvoronski, y despus del padre de Adela, D. mi hermana queda con la llave deLa Sabraa. Iban mucho Claudia Nikitin, Juan Litinov y K.). Y K. sac tantas cosasde ah A mi hermana, le pasa la llave L.

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    Pero ese no haba nadie puede relativizarse. Despus de Poiarkov, el linaje religio-so comienza a problematizarse. Ya no existe una ceremonia pblica de pasaje del don.

    La des-divinizacin de los guas espirituales de Nueva Israel es con todo relativi-zada, ya que Sinchenko o Gayvoronski eran apstoles. De cualquier forma, N.L. noreconoce en ellos la relevancia de Poiarkov, para no hablar del propio Lubkov.

    Aqu se comienza a construir una suerte de derecho de posesin de La Sabraa,cuya legitimidad (relativa) tiene su materialidad en la posesin de la llave del Templo.

    La llave permite justamente abrir y cerrar La Sabraa. N.L, guardiana de La Sabraa,no es una gua espiritual para nadie. Apenas toma cuenta de La Sabraa, la abre parahacer las reuniones, mostrar el interior de La Sabraa al pblico interesado. Tambinintenta aunque en un plano de igualdad con los otros continuar con las ceremonias

    principales, y particularmente, ser la portavoz autorizada del grupo religioso, princi-palmente los 27 de julio, fecha del aniversario de la fundacin de San Javier, y los 31de mayo, fecha de la liberacin de Basilio Lubkov de su prisin en Siberia poca delzarismo en el ao 1911.

    El liderazgo de N.L. es obviamente cuestionado. Ella es una persona conflictiva.C. y N. dos firmes y viejas integrantes de Nueva Israel dejaron de asistir a La Sa-

    braa despus de sus declaraciones en relacin a la muerte de Vladimir (Valodia ouVolodia) Roslik. N.L. no es solamente profundamente anticomunista (en un sentidoamplio del trmino). Ella como tantos civiles uruguayos, hoy reciclados polticamen-te colabor con la ltima dictadura uruguaya, por lo menos en algunos captulos quefueron extremamente relevantes y traumticos en la constitucin de la temporalidadsanjavierina.

    Para N.L., los militares nunca incomodaron a los integrantes de La Sabraa:

    Al contrario, con los militares vivimos mejor, protegidos. Cuando me preguntaban

    sobre los militares, yo digo: ac no molestaron a nadie. Si molestaron a alguien poralgo sera.

    N.L. recuerda la militarizacin de la poblacin y habla de su participacin en elcierre del Instituto Mximo Gorki. El Instituto Mximo Gorki fue cerrado e invadido

    por el ejrcito en el ao 1980. Los militares quemaron libros, ropas tpicas que los rusosutilizaban para sus danzas. Destruyeron casi todo.

    Yo que iba a la UTU (Universidad del Trabajo del Uruguay), nos obligaban a marcarel paso. El Comisario nos militarizaba. Esa gente, que iba de noche a estudiar, y aciertas horas nos mandaban a marcar el paso. Cuando tomaron el Mximo Gorki, ah

    comenz a funcionar la UTU. Llamaron a una muchacha,cmo era el nombre? ya m, nos llamaron de la autoridad la polica creo, y all estbamos nosotras, en lacancela esperando. Nosotros ramos de la Comisin de la UTU, y por eso nos llamaronpara pedir el local. Estaba el General Hontou y otros.

    A N.L le gustaba esa militarizacin y sobre todo, marcar el paso. Ella siente tam-bin que fue una actividad cvica ejemplar legitimar con su presencia la invasin delInstituto Mximo Gorki por parte de los militares.

    Pese a estos acontecimientos, varios sanjavierinos circulaban todava entre el Insti-tuto Mximo Gorki y La Sabraa. Las declaraciones que N.L. hiciera hace pocos aos

    para la televisin en relacin a la muerte de Vladimir Roslik fueron, sin duda, uno de

    los elementos prcticamente definitorios para arruinar la comunidad de participantesde La Sabraa.M.V.G., por ejemplo, para quien el comunismo y la poltica en general siempre

    fueron un freno para el buen desarrollo de la religin Nueva Israel desde los propios

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    orgenes de San Javier, qued profundamente disgustado por las ltimas declaracionesde N.L.

    Esto contribuy an ms para deslegitimar el liderazgo de N.L. As, M.V.G. seala:

    N.L. es nueva en La Sabraa...Siempre le preguntamos: mostranos fotos de antes. Y ella,mira para otro lado. Lo que pasa que N.L. no hace tanto que est en La Sabraa. Ella

    habla bientiene la llave, pero no sabe nada. Hasta pens varias veces en reclamarla llave. Despus de todo, tambin soy G. tengo ms derecho

    Tambin Katia Kastarnov es contraria al liderazgo de N.L. Katia critica a N.L.

    Esas mujeres, como M., y otras mujeres dejamos de ir porque la que tiene la llavede La Sabraa es N.L. Y cuando vino el periodista de Montevideo y le pregunt quopinaba de Vladimir Roslik, y tuvo el atrevimiento que dentro de La Sabraa hablde Roslik dijo que si lo haban matado, por algo haba sido.

    Mientras, N.L. trata de sustentar el derecho de posesin de la llave de La Sabraa.Ahora, N.L., est tratando de recomponer las relaciones con las personas ofendidas

    por sus declaraciones.Esta situacin es extremadamente compleja. Su actual aislamiento parece prenunciarel fin de su liderazgo. Con todo, reclamar el derecho a la posesin de la llave de LaSabraa resulta tambin complicado, ya que no existen herederos religiosos legtimos

    y pblicamente legitimados para dar cuenta de La Sabraa.Por otra parte, La Sabraa no es apenas un templo religioso. Es tambin un archivo.

    Y, en San Javier, hay problemas con los archivos.

    El don, el tiempo y la transmisin

    El don en la Nueva Israel era y todava es, en las narrativas de los seguidores de estacorriente religiosa la transmisin espiritual. Indistintamente hacen referencia al don,al poder espiritual, y a la transmisin del poder espiritual. Esa transmisin espiritualera llevada a cabo por la figura principal de Nueva Israel el lder mximo que de-signaba su sucesor.

    Mokschin, por ejemplo, segn las narrativas de los integrantes de Nueva Israel,habra visto las cualidades de Basilio Lubkov, transmitindole as el don, as como Ba-silio Lubkov habra visto en Andrs Poiarkov las caractersticas para que la transmisinespiritual tuviese lugar en su figura y continuase el linaje de Nueva Israel.

    Es de destacar que la transmisin en uno y otro caso poseen diferencias importan-

    tes. Mokschin, remitindonos a las narrativas de los integrantes de Nueva Israel vio enLubkov un predestinado, un iluminado que podra continuar la dura tarea de conducireste grupo religioso. La transmisin era evidentemente masculina y, por lo menos, enel caso de la transmisin de Mokschin a Lubkov y de Lubkov para Andrs Poiarkov,de carcter pblico.

    Por cierto, en el caso de la transmisin de Mokschin a Lubkov, tenemos hasta eltestimonio silencioso de Maximin Laurentivich, apstol que habra presenciado latransmisin espiritual de uno para otro, como indica el cartel cerca de la tumba deLaurentivich, colocado por los seguidores de Nueva Israel en la propia Colonia SanJavier. La transmisin de Lubkov para Andrs Poiarkov, fue tambin llevada a cabo

    pblicamente segn cuenta N.L. y otros integrantes de Nueva Israel. Sin embargo,las diferencias se vuelven evidentes. Mokschin transmiti efectivamente el don paraBasilio Lubkov. Esto significa que el carisma pasa de Mokschin a Lubkov, anunciandoas un nuevo tiempo.

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    El don que recibe Lubkov tambin en otro tiempo un tiempo diferido tendr queser pasado a su sucesor. Evoca as una temporalidad diferida propia del don y contra-don, si pensamos la visin maussiana del don (Mauss, 1950) desde el perspectivismodeconstructivo (Derrida,1995).

    Pero quedmonos mientras tanto con la imagen de esas dos transmisiones. Hay,entre una y otra, como decamos, varios elementos que las diferencian. El don elcarisma se concentra en una persona y solamente es transmitido para otra (el caso deMokschin y Lubkov). Ahora bien, en el caso del pasaje del don o carisma de Lubkov aAndrs Poiarkov, el mismo carisma se duplica porque l ya est en situacin de riesgo.Recordemos que, segn Weber (Weber, 1983)

    El carisma conoce solamente determinantes internas y lmites propios. El portadordel carisma abraza el cometido que le ha sido asignado y exige obediencia y ad-hesin en virtud de su misin. El xito decide sobre ello. Si las personas entre lascuales se siente enviado no reconocen su misin, su exigencia se malogra. (Weber,1983, p.848)

    Lubkov deja la Colonia San Javier en el ao 1926 para volver a la URSS.Las motivaciones ingresan en las mltiples y conflictivas narrativas de los sanja-

    vierinos. Y, por cierto, ellas tienen como teln de fondo o producen un conjunto defragmentaciones que afectan justamente al sujeto carismtico: Basilio Lubkov.

    Si la situacin de la autoridad carismtica es por su misma naturaleza inestable(Weber, 1983, p.850), ese carisma debe ser probado en el sentido que los sujetos quedan crdito a la autoridad carismtica sean favorecidos (Weber, 1983, p.850). Y esasituacin favorable, que marca el acierto en confiar en el carisma, en el sujeto portadordel mismo, esa suerte, se encontrara lejos de la fragmentacin.

    En la transmisin espiritual de Basilio Lubkov a Poiarkov, tenemos una situacincrtica y una ambivalencia: el carisma se duplica, ya que por una parte, Basilio Lubkovcontina siendo el portador del carisma y se va con l, y por otra, Andrs Poiarkovqueda en San Javier, en Uruguay, siendo l tambin portador del carisma.

    La temporalidad del carisma se pluraliza y, potencialmente, el linaje tambin.Basilio Lubkov vuelve a la URSS con una parte de sus fieles, y espera encontrarsecon aquellos sanjavierinos que an lo siguen, quedando stos, de forma temporal, enla Colonia.

    Nuevamente de acuerdo con Weber, debemos considerar que una de las formasde objetivacin del carisma se constituye a travs de su transferencia (Weber, 1983,

    p.869).

    Dicha transferencia no est en relacin a una libre eleccin y s al reconocimiento:Por lo pronto, como se trata del carisma no puede hablarse de una libre eleccin delsucesor, sino slo de un reconocimiento de que existe el carisma en el pretendientea la sucesin. Consiguientemente, debe guardarse la epifana de un sucesor que semuestre personalmente cualificado para ello o de un profeta o representante sobre latierra. (Weber, 1983, p.858)

    En el caso de Lubkov, existe el reconocimiento del sucesor que recae sobre AndrsPoiarkov. Entre tanto, la espera del reencuentro con el grupo de adeptos que viajarams tarde para la URSS, el hecho de aguardar la llegada de stos despus de haberse

    instalado en aquel pas, impide la transferencia completa de carisma. Lubkov continasiendo la autoridad carismtica, el detentor del don. Y la temporalidad que exige lasucesin no es continuada de forma clsica, ya que la mera posibilidad del reencuentrodisminuye el carisma de Andrs Poiarkov.

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    La temporalidad del don

    La relacin entre la temporalidad y el don, constituye por s misma un elemento fun-damental. Sabemos desde el Ensayo sobre el Don (Mauss, 1950) que el tiempo es unelemento esencial de los procesos circulares de don y contra-don.

    Derrida, en un anlisis que justamente trata de la temtica del tiempo y el don,comentando la obra de Mauss, escribe:

    el don no es un don, no da sino en la medida en que (da) el tiempo. La diferenciaentre un don y cualquier otra operacin de intercambio puro y simple es que el don da(el) tiempo. All donde hay don, hay tiempo. Lo que ello da, el don, es el tiempo, peroese don del tiempo es asimismo una peticin de tiempo. Es preciso que la cosa no searestituida inmediatamente ni al instante. (Derrida, 1995, p.47)

    Si el don da el tiempo, en un acto de diferir el tiempo, y esta situacin de restitu-cin del don no puede ser inmediata, el tema es que tambin esa construccin de latemporalidad no depende del portador del carisma en cuestin:

    Dado que el tiempo no pertenece a nadie, no se puede ya ni tomarlo ni darlo. El tiem-po se anuncia ya como aquello que desbarata esa distincin entre tomar y dar y, porconsiguiente, tambin entre recibir y dar (Derrida, 1995, p.13)

    Por lo tanto, la transmisin del carisma como don, que tiene que ser retransmitidoa otro, se basa en una tradicin de pasar el carisma y un estilo de dar el tiempo. Pre-cisamente, en ese sentido, como seala Derrida, El don en s mismo no nos atreve-mos a decir el don en s no se confundir nunca con la presencia de su fenmeno(Derrida,1995, p.37).

    Entonces, si el tiempo no pertenece a nadie (Derrida,1995, p.13) y el don no puede

    ser confundido con la propia dimensin fenomnica y fctica del don, es porque esatemporalidad, ese dar el tiempo, est ligado a una tradicin.Esa tradicin es transformada cuando se produce la fragmentacin espacial y

    temporal de la salida de Lubkov de San Javier, el regreso a la URSS y la aceptacinde Poiarkov del carisma. La propia escisin de la Comunidad Nueva Israel habraafectado en el sentido de fragmentacin esta tradicin.

    El fracaso de Lubkov en la URSS, su muerte aparentemente trgica en ese lugardel mundo, hizo que el linaje religioso de la Nueva Israel comenzase a cambiar radi-calmente.

    De hecho, Andrs Poiarkov no transmiti el carisma a nadie, y ste qued esparcido

    de forma frgil entre algunos apstoles, perdiendo finalmente todas sus caractersticas.As, las guardianas actuales de La Sabraa templo principal de la Comunidad NuevaIsrael en San Javier son mujeres y no reclaman para s nada parecido a una autoridadcarismtica, as como nadie reconoce ningn carisma en ellas, y menos todava lacapacidad de transmitirlo.

    Tal como reflexiona Hervieu-Lger:

    En el origen de toda creencia religiosa existe como hemos visto la creencia en lacontinuidad del linaje de creyentes. Esta continuidad trasciende la historia. Se atestiguay se manifiesta en el acto, esencialmente religioso, de hacer memoria (anamnesis) de esepasado que da sentido al presente y que contiene el futuro. (Hervieu-Lger, 2005, p.204)

    Pero la continuidad del linaje de creyentes, para el caso de la Nueva Israel, seencuentra problematizada una vez que la sucesin del carisma finaliz. La tempora-lidad del don, tambin. Los integrantes de Nueva Israel pueden ciertamente recordarlos orgenes del linaje religioso y traer esas memorias para el presente. Sus narrativas

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    muestran esas actualizaciones constantemente. Ellas estn inscriptas en un linaje reli-gioso que tiene un lmite fundamental en la salida de Basilio Lubkov de San Javier. Eltiempo posterior a la salida de Lubkov inclusive la sucesin de Andrs Poiarkov essiempre narrada bajo la figura de la decadencia de esta religin. Una religin pues,que no cree en la continuidad y en el futuro de su propio linaje religioso, pero que,al mismo tiempo, no quiere morir. No hay posibilidad ni autoridad para transmitir elcarisma. No va a existir dicen ellos transmisin espiritual.

    Inclusive diciendo esto y teniendo presente la muerte de su religin, los integrantesde la Nueva Israel continan reunindose sin perder la fe y esperan que las nuevasgeneraciones se interesen en seguir la tradicin religiosa. Porque, evidentemente, unlinaje religioso no depende solamente de las autoridades religiosas en cuestin. Losintegrantes de Nueva Israel reclaman ser parte del linaje religioso de Nueva Israel quedio orgenes a San Javier, y tratan de llevar adelante sus reuniones y continuar con suscreencias. Tal vez sea una religin en agona, sin dudas, pero al mismo tiempo y en latemporalidad de dar el tiempo, ella es uno de los lugares ms importantes de produccinde sentido y de memorias en esta Colonia de inmigrantes.

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