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1.3.7.- COMPETENCIA MOTRIZ 1.3.7.1.- Definición y componentes Definición de la competencia Integrar los conocimientos, los procedimientos, las actitudes y las emociones mediante la conducta motriz y el análisis crítico; para saber afrontar con éxito las diversas situaciones complejas del ámbito motor, y desarrollar el hábito de la práctica de actividades físicas fuera del marco escolar y en la vida adulta. Componentes La competencia básica específica motriz se desglosa en estos cuatro componentes:

● Actuar en relación consigo mismo, interactuando de forma individual en un entorno físico estable, para afrontar con éxito la tarea propuesta en cada situación psicomotriz; la vivencia corporal personal.

● Actuar en relación con los demás, interactuando de forma cooperativa, colaborativa y/o en oposición, en un entorno físico estable, para afrontar con éxito la tarea propuesta en cada situación sociomotriz; la vivencia corporal social.

● Actuar en relación con el entorno físico, interactuando de forma individual o colectiva adaptándose a un entorno físico cambiante, portador de incertidumbre, para afrontar con éxito la tarea propuesta en cada situación motriz; la vivencia corporal en la naturaleza.

● Actuar interactuando de forma individual o colectiva en un entorno físico estable, para afrontar con éxito la tarea de carácter expresivo propuesta en cada situación motriz; la vivencia de la expresión corporal.

1.3.7.2.- Caracterización de la competencia motriz y materias que engloba El enfoque pedagógico por competencias sitúa a la persona (en todas sus dimensiones) como objeto de la acción educativa; por tanto, también en la educación física debemos tomar esta perspectiva y en este sentido abandonar puntos de vista que se reduzcan a una educación del movimiento o del cuerpo, ya que lo realmente educable es la persona en su totalidad. Desde el punto de vista de la competencia, el proceso de enseñanza-aprendizaje se basa en la resolución de tareas en situaciones de interacción con el medio físico y social; es decir la acción competente consiste en la resolución de situaciones-problema.

La competencia motriz hace referencia a la capacidad de interactuar con el entorno físico y social en situaciones caracterizadas por una tarea motriz. Es decir, actividades dirigidas a la consecución de un objetivo motor (que solamente se puede realizar mediante el uso de la motricidad) y en las que dicha interacción se da tanto con uno mismo, como con el entorno físico (el espacio) y el entorno social (los demás). La naturaleza de esas interacciones exigen al actuante optimizar distintas capacidades

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físicas, cognitivas, relacionales y emocionales para poder llevar a cabo con éxito la tarea motriz concreta que se le presenta. Los comportamientos motores observables de quien está actuando en cualquier actividad física (sea un ejercicio gimnástico, de relajación, un juego tradicional, un deporte o cualquier otra actividad), están organizados de manera significante; es decir, poseen un sentido concreto. El sentido de todas las acciones es el de pretender por medio de las mismas conseguir realizar una tarea motriz, en función de las posibilidades de interacción con su entorno y de las características del propio sujeto actuante. Dichos comportamientos son en definitiva la expresión externa de las conductas motrices, entendidas como la organización significativa de las acciones y reacciones de una persona que actúa, las cuales se construyen desde las diferentes dimensiones de la persona (física-corporal, intelectual-cognitiva, afectiva-emocional, relacional-social). Este es el eje principal en el que se construye la educación física entendida como pedagogía de las conductas motrices.

Quien actúa en una actividad física debe percibir la información de su entorno, analizarla desde su propia subjetividad y experiencia, tomar una decisión adecuada a la situación y al contexto social en el que se encuentra e intentar llevarla a cabo. A su vez, debe adaptarse constantemente a los cambios que se van produciendo en el transcurso de la acción. Las distintas características de las actividades físicas, pueden propiciar conductas motrices de diferente índole, por lo cual resulta importante agrupar las actividades o los contenidos de la materia de Educación Física en distintas familias de situaciones:

● Actividades físicas cuya situación motriz predominante sea la psicomotriz o individual en un entorno físico estable: actividades de desarrollo del esquema corporal, conciencia corporal, adquisición de habilidades individuales, acondicionamiento físico, gimnasia deportiva, actividades individuales de natación, atletismo, harrijasotzea, etc.

● Actividades físicas en las que predomine la interacción motriz de cooperación

con los demás en un entorno físico estable. El alumnado debe cooperar para conseguir un mismo objetivo, dándose ayuda mutua, comunicándose entre sí y coordinando las acciones para buscar las soluciones motrices al problema planteado: acrobacias o malabares en grupo, juegos cooperativos, cuentos motores cooperativos, desafíos motores cooperativos,etc.

● Actividades físicas en las que predomine la interacción motriz de oposición

con los demás en un entorno físico estable. La finalidad en estas actividades es superar al adversario dentro de unas normas establecidas: juegos de lucha, judo, bádminton, esgrima, eskupilota 1:1, etc.

● Actividades físicas en las que predominen ambos tipos de interacción sociomotriz (tanto de colaboración, como de oposición) en un entorno físico estable. Se pretende conseguir un objetivo a través de las relaciones de colaboración y superar la oposición del otro grupo: béisbol, hockey, voleibol, algunos juegos tradicionales, etc.

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● Actividades físicas de adaptación al entorno físico, en la que exista

incertidumbre proveniente del entorno, caracterizado por su inestabilidad: senderismo, rutas en btt, actividades en la nieve, escalada, actividades de orientación, piragüismo, etc.

● Actividades físicas cuya tarea motriz se caracteriza por ser artística, expresiva

o comunicativa. El alumnado desarrollará su imaginación y creatividad utilizando para ello diferentes registros de expresión: expresión corporal, danzas, coreografías, juego dramático, mimo, gimnasia rítmica, acrosport, etc.

Tenemos que tener en cuenta que estas actividades físicas son en sí mismas manifestaciones culturales, surgidas, creadas y desarrolladas en culturas concretas e impregnadas de los valores y de los ideales de dichas culturas. Desde este punto de vista, las actividades físicas forman parte de la cultura física de la sociedad y reflejan los distintos modelos de comportamiento de dicha cultura. Las prácticas físicas están presentes en la sociedad en diferentes ámbitos como el de la salud, el ocio y la recreación, los ritos culturales, el mundo del espectáculo, los medios de comunicación, o la educación (formal e informal). Todas estas prácticas forman parte del patrimonio motor y cultural de nuestra sociedad por lo cual es importante preservar la diversidad y la riqueza de dichas prácticas. Esta diversidad no se refiere solamente a los diferentes tipos de dominios de acción en los que podríamos englobar las actividades físicas, sino también a las características sociales de las mismas. Las características de sus participantes, del lugar o el momento en el que se practican, de los productos asociados a la práctica y del consumo de los mismos, etc. son también aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de analizar dichas prácticas. Los valores educativos como el respeto a la diversidad, la salud, la higiene, la coeducación, la inclusión, el consumo responsable, la ecología, la participación activa, etc., tienen un carácter transversal, ya que suelen estar presentes en todas y cada una de las actividades físicas. Aunque en mayor o menor medida, todas las actividades físicas repercuten en las diferentes dimensiones de la salud de la persona, el caso de las actividades basadas en la realización de ejercicios físicos (estiramientos, ejercicios gimnásticos, entrenamientos de carrera, musculación, relajación, etc.) tienen un gran valor a la hora de promover un estilo de vida saludable y activo. La presencia de este tipo de actividades es amplia y diversa en nuestra sociedad y persiguen fines relacionados con las diferentes dimensiones de la persona. No obstante, la propia práctica y la vivencia placentera de diversos tipos de actividad física se convierte en la base en la que se construirá el hábito activo y la futura práctica del alumnado.

El carácter fundamentalmente procedimental del área, requiere una actitud activa y participativa por parte del alumnado, ya que es mediante la acción como va a desarrollar sus competencias. Los diferentes conocimientos y el desarrollo de una

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actitud adecuada en cada situación (contenidos declarativos y actitudinales), son herramientas imprescindibles para mejorar las posibles conductas motrices y es en la propia acción donde cobran sentido.

Esta competencia engloba las siguientes áreas y materias: Educación Primaria:

● Educación Física.

Educación Secundaria Obligatoria: ● Educación Física.

1.3.7.3.- Enfoque del área y de la materia La finalidad de la Educación en general, es el desarrollo integral del alumnado. Así mismo la Educación Física también impulsa que el alumnado se desarrolle a nivel global: cognitivo, biológico, motriz, relacional o social y afectivo-emocional. Por medio de dicho desarrollo se quiere lograr en el alumnado la adquisición del máximo estado de bienestar físico, mental y social posible. Una Educación Física entendida como pedagogía de las conductas motrices deberá ayudar al desarrollo personal y al logro de una mejor calidad de vida. La Educación Física también contribuye a que el alumnado integre la práctica de actividades físicas como fuente de bienestar dentro de su estilo de vida; por lo tanto, un estilo de vida activo y saludable ayudará al alumnado en la prevención de los riesgos derivados del sedentarismo. Es importante subrayar la contribución de este área a la hora de impulsar una cultura de la salud y ayudar al alumnado a saber gestionar de manera autónoma sus prácticas físicas. Esta área ofrece una ayuda muy significativa con vistas a la mejora de la calidad de vida y a la utilización positiva del ocio y del tiempo libre. El placer por la práctica física facilitará la organización activa del ocio y el desarrollo de hábitos saludables, lo cual influirá positivamente en la calidad de vida del alumnado. La Educación Física debe contribuir a que el alumnado descubra y experimente las diferentes expresiones de la cultura física de su entorno, tanto del más cercano o local, como del entorno global del que forma parte. Por medio del conocimiento y la experimentación de vivencias relacionadas con nuestro patrimonio cultural como pueblo vasco, se pretende impulsar el conocimiento y la adquisición de formas sociales y culturales de la motricidad; en definitiva, manifestaciones culturales de la motricidad humana. Desde la Educación Física se puede ayudar de forma significativa a conocer la riqueza cultural de Euskal Herria, mediante la práctica de diferentes actividades físicas, deportivas y artístico-expresivas populares propias del lugar. La Educación Física

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mantiene una actitud positiva hacia el carácter sociocultural de dichas actividades como elemento aglutinador del sentido de pertenencia a la cultura propia y respeto hacia otras formas culturales diferentes de la propia. También se debe animar al alumnado a que participe de forma activa y a que desarrolle las competencias necesarias para poder actuar en diversos contextos sociales de práctica de actividad física, interactuando con los demás en actitud de respeto y de cooperación. Se pretende encaminar al alumnado a mantener relaciones constructivas con los demás en situaciones de igualdad y evitar cualquier discriminación por razón de sexo, clase social, raza, religión, diferencias interpersonales o de capacidades. La Educación Física pretende integrar en el alumnado valores como el respeto, la aceptación, la solidaridad o la cooperación y diversas reglas sociales a la hora de poner en práctica las diferentes acciones motrices; por ejemplo, impulsar el cumplimiento de las normas y reglamentos de las actividades deportivas como paso previo en la aceptación de los códigos de conducta propios de una sociedad. En definitiva, el docente debe promover una Educación Física que ayude en las relaciones sociales, en la integración de todo el alumnado y volcada también en una educación para la convivencia, basada en la participación democrática y que impulse el respeto a la diversidad desde una visión inclusiva. La organización sistemática y equilibrada de los contenidos durante todos los cursos permitirá al alumnado disfrutar de una amplia y diversa experiencia motriz en la que basará su capacidad para la práctica de actividades físicas y el desarrollo de un estilo de vida activo. Resultan factores condicionantes para dicha organización las características e intereses del alumnado, las posibilidades del centro y del contexto en el que éste se encuentre, la presencia de actividades de cada bloque de contenidos (diversidad de situaciones y tareas motrices), el valor cultural de las prácticas, la posibilidad de desarrollar competencias transversales (tanto las comunes como las específicas de la materia) y la posibilidad de transferir lo aprendido a diversas situaciones de la vida. Para facilitar la organización de las diversas situaciones de enseñanza-aprendizaje, se han estructurado los contenidos del área de Educación Física en 7 bloques, de los cuales el primero hace referencia a contenidos comunes y los 6 siguientes están compuestos por 6 familias de situaciones (caracterizadas por la necesidad de emplear competencias similares para resolver las tareas o problemas que se plantean en las actividades de cada grupo). En el primer bloque de contenidos comunes, por una parte se engloban contenidos relacionados a las competencias básicas transversales comunes a todas las áreas y materias; por otra parte, también se incluyen los contenidos transversales de la Educación Física, comunes a todos los bloques de la materia: cultura física y patrimonio motor, salud y estilo de vida activo, condición física, valores sociales, coeducación, autonomía, actitud de participación activa, higiene, seguridad, primeros auxilios, etc.

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El rol principal del educador o educadora en Educación Física, consiste en facilitar el proceso de aprendizaje y promover la práctica de actividades físicas. Dar a conocer las prácticas, ayudar a la consecución de la tarea propuesta, fomentar el desarrollo de la competencia motriz en los diferentes tipos de situaciones son objetivos que se propone el o la docente de esta materia. Una de las funciones principales del docente debe ser la elección del tipo de actividad física que propone al alumnado, teniendo en cuenta tanto las características y el funcionamiento de la propia actividad (situación, tarea, material, espacio, tiempo, tipo de interacciones, etc.), como los aspectos sociales de la práctica y en particular del alumnado, del centro y de la población en la que se va a llevar a cabo; es decir, teniendo en cuenta también las características de la realidad concreta en la que esa actividad se va a proponer. La metodología utilizada para llevar adelante la sesión también deberá ir acorde con los fines educativos que se persiguen. El objetivo de la acción docente deberá ser crear un clima de aprendizaje adecuado, posibilitando la interacción al alumnado en diversas situaciones y contextos. Para ello, se informará al alumnado de los objetivos que se persiguen con las diferentes actuaciones educativas y se orientarán las propuestas didácticas también hacia el proceso, como llave para un mejor resultado. La información, a la hora de proponer una actividad o una tarea, se debe trasmitir de forma precisa y estructurada para facilitar al alumnado la comprensión de la misma. La intervención educativa, cuando se vea necesaria, ayudará al alumnado a prestar mayor atención a la información determinante para la consecución de la tarea. El docente prestará especial atención a los aspectos afectivos y emocionales relacionados con el éxito y el fracaso, fomentando en el alumnado, mediante la práctica, el descubrimiento de nuevos medios para el progreso y el aprendizaje. Por ello, es importante que las metas propuestas al alumnado sean asequibles para cada persona y reforzar positivamente los logros realizados. Estos logros impulsarán comportamientos cada vez más eficaces y un progreso en el aprendizaje. El logro facilita también el disfrute por lo experimentado y en ese sentido allana el camino para la inclusión de todos los individuos. Del mismo modo, el educador o la educadora podrá orientar las conductas de su alumnado en función de las actividades que le proponga; incluso tratar de cambiar el tipo de conductas que se manifiesten en una actividad haciendo cambios en las características de la propia situación o de la tarea a realizar. Las situaciones-problema, utilizadas para evaluar la competencia motriz en cualquiera de sus aspectos, deben de ser lo suficientemente amplias como para abarcar todo el campo de acción. La situación-problema, que se plantea dentro de una familia de situaciones, debe tener todas las características que determinan esa situación dentro de dicha familia. Es decir, para evaluar los aspectos relacionados con la competencia motriz en situaciones de colaboración-oposición, como en el voleibol por ejemplo, no se debe limitar a la evaluación de situaciones didácticas de aprendizaje de una técnica gestual en concreto (conseguir realizar varios toques de antebrazo), ya que esta última

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no es una situación real del juego y no conlleva ni las características de interacción, ni la significación de la propia acción dentro de un contexto de colaboración-oposición. La emoción conduce a la acción. Gestionar adaptativamente las emociones en situaciones de riesgo controlado y en relaciones con los demás ayudará a anticipar y valorar riesgos posibilitando construir principios de seguridad individual y colectiva que pueda aplicar en su vida futura. Estas habilidades sociales y emocionales formarán personas con más confianza en sí mismos y más competentes. El conocimiento, la identificación y la gestión adecuada de las emociones en las diferentes prácticas motrices también ayudará en el desarrollo global que se pretende potenciar en el alumnado. Por medio de ese equilibrio emocional el alumnado podrá afrontar de forma más segura y con más confianza las distintas situaciones que le depare la vida. Las diferentes vivencias cotidianas promueven la creación de redes neuronales nuevas y refuerzan circuitos neurales pre-existentes. La estructura cerebral de una persona en desarrollo está en constante cambio (sobre todo en las primeras etapas de la vida); cuando existe la posibilidad de interacción con un medio rico y variado en estímulos, se establecen nuevas conexiones entre las neuronas de la corteza prefrontal, que es la parte pensante del cerebro. Un aprendizaje basado en experiencias vivenciadas aporta nuevas redes neurales que dan mayor plasticidad, capacidad de adaptación y capacidad de resolución de problemas en situaciones futuras. En la Educación Primaria y sobre todo en las primeras edades, la acción educativa se centra más en las actividades físicas cuya situación motriz predominante es la psicomotriz o individual en un entorno físico estable. Hacia los últimos años de esta etapa y de manera progresiva, se diversifica la naturaleza de las actividades propuestas, tomando mayor presencia las actividades físicas cuya situación motriz predominante es la sociomotriz y también las actividades que se realizan en un entorno físico inestable que requiere adaptarse a él. Las actividades planteadas están relacionadas con las necesidades, intereses y experiencias del alumnado. Se procura la integración de las distintas experiencias y aprendizajes del alumnado y se adapta a sus ritmos de trabajo. Las situaciones-problema que se plantean en primaria deberán ser de una complejidad adecuada al estadio de desarrollo en el que el alumnado se encuentre, aumentando paulatinamente en dificultad en función de la evolución de cada uno de los individuos. En la Educación Secundaria Obligatoria la enseñanza de la Educación Física ha de ser una continuidad de la etapa anterior. En ese proceso continuo se irán realizando aprendizajes con niveles gradualmente mayores de dificultad. De manera progresiva se han de incorporar de forma significativa y motivadora las situaciones que se relacionan con la preparación para la vida adulta. Del mismo modo, se desarrollará paulatinamente la capacidad para el análisis crítico en torno a las actividades físicas. 1.3.7.4.- Situaciones de integración

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La acción competente supone la movilización integrada de recursos adquiridos para resolver situaciones consideradas como retos o problemas. Estos retos o problemas deben ser de un nivel de complejidad accesible para su resolución, a la vez que un desafío para el alumno. Se presentan en conjuntos o “familias” de situaciones que son variadas, pero de nivel de complejidad equivalente, por lo que precisan para su resolución la movilización de recursos que tienen parámetros similares. Estas situaciones de aprendizaje y de evaluación deben tener en cuenta los centros de interés del alumnado, además de contemplar la compresión e interpretación del mundo que los jóvenes de educación primaria y secundaria poseen. Las formas de interpretación y comprensión del mundo no son las mismas en la Educación Primaria y en la Educación Secundaria Obligatoria, por lo que los centros de interés y las situaciones de aprendizaje y de evaluación no pueden ser las mismas. A modo indicativo, se presentan algunos ejemplos de situaciones que se consideran significativas para la adquisición de la competencia motriz: En el ámbito personal se presentarán diferentes situaciones que ayuden al alumnado a desarrollar los conocimientos, procedimientos, actitudes y emociones vinculadas a las conductas motrices. En este ámbito en concreto se impulsa la vivencia corporal personal del alumnado, como persona autónoma que toma decisiones y busca la mejor solución ante un problema o reto motor. A través de las acciones motrices que se planteen también se desarrollarán los aspectos biológicos y biomecánicos del alumnado. En el ámbito social conviene recalcar que la asistencia a las clases de Educación Física facilitará las relaciones sociales, las relaciones afectivas, ayudará a canalizar la agresividad, la frustración, a gestionar adaptativamente las emociones y contribuye a mejorar la comunicación entre todos los miembros de la clase. Se impulsa la vivencia corporal motriz personal del alumnado en relación con los demás. Muchas de las acciones motrices planteadas (juegos, deportes, bailes, actividades en la naturaleza) son parte de nuestra cultura lúdico-motriz. A través de dichas acciones el alumnado se enriquece de su entorno socio-cultural y se siente partícipe del patrimonio cultural que le rodea. En el ámbito académico se trabajarán situaciones que impulsen en el alumnado la toma de decisiones en los diferentes dominios de acción motriz de la Educación Física. A veces se buscará la dosificación energética en el esfuerzo físico; otras veces, el descubrimiento de sí mismo, de sus vivencias; otras, la comunicación motriz, la cooperación, el pacto; así como la interpretación de las acciones de los demás, el leer las conductas motrices tanto de adversarios como de los compañeros de equipo y también que el alumnado intérprete y reaccione ante la incertidumbre del medio en el que se desenvuelve, etc. En el ámbito laboral también desde la Educación Física se presentarán propuestas en relación con el mundo laboral del futuro para el alumnado. A través de la puesta en

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práctica de dichas propuestas el alumnado puede mejorar en el futuro el aprendizaje de algunos oficios en los cuales la competencia motriz sea muy significativa. Tal puede ser el caso de los guías de conducción en la naturaleza, de los bomberos, de los deportistas en las diferentes modalidades… La Educación Física ayuda en gran medida en el desarrollo de la capacidad de aprender; en la resolución de problemas; en la capacidad de aplicar el conocimiento en la práctica; en la capacidad de adaptarse a nuevas situaciones; en la habilidad para trabajar con autonomía; en el trabajo en equipo y en la capacidad para organizarse y planificarse. Todas estas capacidades son de un enorme valor pedagógico para el alumnado con vistas a la entrada al mundo laboral del futuro. Desde el enfoque de la educación por competencias el rol de la escuela no puede limitarse a la enseñanza y aprendizaje de los contenidos, sino que ha de enseñar a movilizar y transferir los conocimientos disponibles para la resolución de situaciones complejas que le preparen para la vida personal, social, académica y laboral. 1.3.7.5.- Contribución de las áreas y materias de la competencia motora y socioemocional al logro de las competencias básicas Esta materia debido a su carácter lúdico y vivencial y por la diversidad de contextos y situaciones que contempla, está comprometida con la adquisición del bienestar físico, mental y social en un ambiente saludable. Por todo ello, se convierte en el vehículo idóneo para la adquisición y desarrollo tanto de las competencias básicas como de las transversales definidas para esta etapa: favorece la perspectiva sistémica de los aprendizajes y el tratamiento integral de los contenidos. Aportación de las áreas y materias a las competencias básicas transversales Competencia para la comunicación verbal, no verbal y digital La comunicación constituye un elemento esencial dentro de la Educación Física. Nos encontramos con un alumnado que necesita expresar su mundo emocional, que necesita relacionarse y entenderse con su entorno. Esta materia ofrece gran variedad de intercambios comunicativos desde una perspectiva lúdica, lo cual facilita el desarrollo de habilidades comunicativas en diferentes lenguajes tanto a nivel individual como grupal. Tanto en juegos y deportes, como en la expresión dramática y corporal el alumnado debe identificar y ser consciente de sus propias emociones y comunicarlas de forma

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verbal y no verbal, También ha de reconocer las emociones ajenas mediante la comunicación y la escucha, estableciendo relaciones empáticas con los demás que le posibiliten percibir las situaciones desde otro punto de vista y el desarrollo de objetivos comunes que faciliten la toma de decisiones para la solución de conflictos. Esta área facilita también la integración de las nuevas tecnologías informáticas y audiovisuales: se suelen recoger bastantes datos in situ como evaluación formativa, se utilizan en el proceso de enseñanza-aprendizaje como herramienta significativa y tratamiento rápido de la información recogida. El uso de cámaras digitales de fotografía y video permite de forma casi inmediata visualizar, a través del ordenador y el cañón de proyección, realizaciones de los estudiantes para validar o no acciones y dar sentido a los diferentes proyectos. A su vez, se promueve el análisis crítico de los mensajes y estereotipos referidos al cuerpo y a la propia actividad física y deportiva procedentes de los medios de información y comunicación. Competencia para aprender a aprender y a pensar El área contribuye a esta competencia mediante el conocimiento de uno mismo y las propias posibilidades y carencias como punto de partida del aprendizaje. Se trata de aprender conductas motrices y aprender desde las conductas motrices, que llevan al alumnado a comprometerse profundamente: toma conciencia de cómo se aprende, de cómo se gestionan y controlan de forma eficaz los aprendizajes, de las diferentes capacidades que intervienen (atención, concentración, memoria, comprensión y expresión, la motivación) para obtener un rendimiento máximo y personalizado de las mismas y facilitar su transferencia a aprendizajes más complejos de manera autónoma. Se debe prestar atención a que el alumnado aprenda y utilice diferentes estrategias de aprendizaje: análisis de la práctica, formulación de hipótesis antes de la práctica, la observación, la imitación, la comparación, etc. El alumnado comprende la funcionalidad del aprendizaje y las posibilidades de transferencia del mismo. Por ello, el área desarrolla aprendizajes fundamentales con amplio grado de generalización y transferencia como: principios, reglas de acción, relaciones, operaciones, métodos para aprender, etc. Competencia para convivir El área de Educación Física favorece la educación en valores ya que nos ayuda a alcanzar destrezas sociales que facilitan el control de nuestras relaciones adquiriendo pautas de convivencia, que favorecen la coeducación y la igualdad de género. Las situaciones que a menudo se suceden en esta materia permiten ejercitarse en la resolución razonada y pacífica de los conflictos. Los juegos tradicionales, las expresiones corporales y las danzas, propios de la cultura vasca y de otras culturas, fomentan una actitud de respeto a la diversidad cultural impulsando la heterogeneidad de las actividades físicas. Además permite la

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integración y el equilibrio entre la cultura vasca y la universal, lo que ayuda a reforzar y valorar más nuestra propia cultura. De la misma manera, para trabajar competencias ligadas al ámbito de la inserción social podemos utilizar la dimensión cultural de las actividades físicas, deportivas y artístico-expresivas procedentes de diferentes culturas. Competencia para la iniciativa y el espíritu emprendedor En Educación Física el alumnado tiene la posibilidad de desarrollar contenidos relacionados con la gestión de la vida activa: debe ser capaz de planificar y gestionar proyectos, y responsabilizarse de ellos para alcanzar objetivos tanto individuales como colectivos. Para ello, el alumnado trabaja capacidades de resolución de problemas, de dominio emocional (relajación, control del riesgo, etc.), iniciativa, esfuerzo, superación y búsqueda de éxito. Por lo tanto, la Educación Física emplaza al alumnado a tomar decisiones autónomas superándose a sí mismo, a perseverar y a tener una actitud positiva. Competencia para aprender a ser Esta área de aprendizaje ofrece oportunidades para el desarrollo de la inteligencia emocional: nos permite incidir en la gestión adaptativa de las emociones y profundizar en las habilidades sociales y emocionales formando personas más felices; personas competentes afectivo y relacionalmente, características necesarias para la vida en sociedad. Estas personas con valores como el respeto, la integración, la aceptación de diferencias y limitaciones o la cooperación (transferibles a lo cotidiano) podrán establecer relaciones constructivas con las demás personas en situaciones de igualdad, desarrollándose así como personas que transmiten sentimientos y emociones que humanizan . También, desde este área se potencia la autonomía y confianza en sí mismo y en los demás. Se enfrenta al alumnado a situaciones en las que debe manifestar capacidad de autosuperación, perseverancia y actitud positiva. Además las situaciones de riesgo que se propician permiten que el cerebro límbico nos ayude a interpretar y controlar nuestras emociones. Aportación de las áreas y materias a las competencias básicas específicas disciplinares Competencia en comunicación lingüística y literaria El área de Educación Física plantea diferentes situaciones comunicativas de interacción entre el alumnado o con los docentes: búsqueda de información, análisis y exposición de información; comprensión y explicación de características y normas de juegos, de lectura de cuentos motores, de uso de vocabulario específico del área etc.

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y como no, hace referencia a la valoración, la coherencia de la expresión de ideas, la corrección ortográfica, etc. El componente social y socializador de este área fomenta, trabaja y permite vivenciar relaciones de cooperación y relaciones de resolución de conflictos. En cualquiera de ellas el diálogo es la herramienta primordial. Competencia matemática En el área de Educación Física, se contribuye al desarrollo de la competencia matemática en diferentes procesos de enseñanza-aprendizaje: -Realizando y analizando cálculos (ritmos de carrera, frecuencia cardiaca, puntuaciones,…). -Utilizando nociones de orden, secuencias, cantidades y formas geométricas. -Leyendo e interpretando diferentes informaciones (mapas,escalas,...). -Trabajando sobre los ejes y planos corporales. -Etc. Competencia científica El proceso de enseñanza y aprendizaje de la acción motriz se aproxima muchas veces al proceso del conocimiento científico: valoración inmediata de las acciones para posibilitar construir y reconstruir constantemente proyectos que adecuen las conductas motrices a los criterios de éxito de las diferentes situaciones planteadas. El conocimiento de los principios de la naturaleza y el conocimiento del cuerpo humano tienen relación directa con los contenidos de Educación Física. El primero nos permite explorar y utilizar nuestro entorno de forma segura y responsable. El segundo nos posibilita gestionar y afianzar de manera coherente nuestra actividad física, nuestra alimentación, nuestra higiene… Contribuyendo a la mejora de nuestra salud, a lo largo de toda la vida. Competencia social y cívica Las actividades físicas en general y en especial las que se realizan de forma colectiva, facilitan las relaciones sociales, la integración y el respeto, además ayudan al desarrollo de la cooperación y la solidaridad. Las características del área propician situaciones en las que el alumnado debe resolver conflictos, tomar decisiones, interactuar con otras personas y grupos conforme a unas normas. El cumplimiento de las mismas (normas) y el respeto para con los compañeros/adversarios son esenciales en nuestra práctica educativa. La asunción de valores positivos, de respeto a las diferencias y adoptar un estilo de vida saludable son también contribuciones de nuestra área que potencia el análisis crítico de las modas, de la imagen corporal que ofrecen los medios de comunicación o de hábitos poco saludables (sedentarismo, consumo de alcohol y tabaco etc.).

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Competencia artística La interrelación entre la Educación Física y la competencia artística es numerosa . Por un lado a través del componente expresivo de la comunicación de ideas o sentimientos utilizando los recursos del cuerpo y el movimiento de manera creativa y estética. Por otro lado, se aproxima mediante el acercamiento a distintas prácticas culturales populares de esta u otras sociedades y a fenómenos deportivos de gran trascendencia social, permitiendo su conocimiento y valoración de forma crítica.