garganta prounda

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Luiz LOBO * * * '•: GARGANTA PROFUNDA La vanguardia de los carapintadas por la honestidad E n Brasil siempre hubo co- rrupción. Adhemar de Barros, que fue gobernador del estado de Sao Paulo y varias veces candidato a la presidencia de la República, nunca negó que recibía el dos por ciento de lo gastado en su administración para una "alcancía" de reserva destinada a financiar futuras elecciones. Incluso se puso de moda una expresión que él utilizaba como slogan: "rouba mas faz", roba pero hace obras. La enorme diferencia entre los go- biernos anteriores y el de Collor de Mello es lo que un cronista calificó de garganta profunda, una desmesurada codicia en el tráfico de influencias. El presidente y su Luiz LOBO es brasileño, periodista y Director de Proyectos Especiales de la Red Globo de televisión desde donde colabora con el pro- grama de UNICEF en Brasil. Es autor de libros sobre derechos del niño, educación familiar y medios de comunicación. banda jamás admitieron recibir sólo el dos pos ciento. Ni siquiera el veinte, ya que uno de sus auxiliares habría recha- zado ese porcentaje alegando que "veinte por ciento es una propina para el mesero". Lo que se sabe y que fue confirmado en el proceso de la Policía Federal es que la cuadrilla en el poder resolvió ser socio generalmente por partes iguales, recibiendo el 50 % de lo asignado en el presupuesto. Fue la exorbitante magni- tud de la tajada oficial lo que escandalizó a empresarios y políticos, y no el hecho de que hubiera corrupción activa o pasi- va en el ejecutivo. Incluso así es posible que no hubiese ocurrido nada, ni siquiera la Comisión Investigadora Parlamentaria, si Pedro Collor de Mello no hubiera denunciado a través de la revista Veja a su hermano mayor y a Paulo César Parías, socio del presidente y ex director de su campaña electoral. El motivo que llevó a Pedro a denun- ciar a Fernando está vinculado al poder La corrupción en Brasil no comienza ni termina con el caso Collor. Para el periodista Luiz Lobo la apertura del escándalo refleja la desmesurada ambición del grupo gobernante, la personalidad y la debilidad política del presidente, y el comportamiento responsable y agresivo de los medios de comunicación. El pueblo en las calles es un importante telón de fondo. Pero los resultados de las recientes elecciones municipales sugieren que la corrupción institucionalizada puede sobrevivir la crisis moderando su codicia y profesionalizando sus defensas. 18 CHASQUI 44, enero 1993

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Luiz LOBO 18 CHASQUI 44, enero 1993 Luiz LOBO es brasileño, periodista y Director de Proyectos Especiales de la Red Globo de televisión desde donde colabora con el pro- grama de UNICEF en Brasil. Es autor de libros sobre derechos del niño, educación familiar y medios de comunicación. La vanguardia de los carapintadas por la honestidad * * * '•:

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Page 1: Garganta prounda

Luiz LOBO * * * '•:

GARGANTA PROFUNDA

La vanguardia de los carapintadas por la honestidad

En Brasil siempre hubo co-rrupción. Adhemar deBarros, que fue gobernadordel estado de Sao Paulo yvarias veces candidato ala presidencia de la

República, nunca negó que recibía eldos por ciento de lo gastado en suadministración para una "alcancía" dereserva destinada a financiar futuraselecciones. Incluso se puso de moda unaexpresión que él utilizaba como slogan:"rouba mas faz", roba pero hace obras.

La enorme diferencia entre los go-biernos anteriores y el de Collor de Melloes lo que un cronista calificó de gargantaprofunda, una desmesurada codicia en eltráfico de influencias. El presidente y su

Luiz LOBO es brasileño, periodista y Directorde Proyectos Especiales de la Red Globo detelevisión desde donde colabora con el pro-grama de UNICEF en Brasil. Es autor delibros sobre derechos del niño, educaciónfamiliar y medios de comunicación.

banda jamás admitieron recibir sólo eldos pos ciento. Ni siquiera el veinte, yaque uno de sus auxiliares habría recha-zado ese porcentaje alegando que"veinte por ciento es una propina para elmesero".

Lo que se sabe y que fue confirmadoen el proceso de la Policía Federal esque la cuadrilla en el poder resolvió sersocio generalmente por partes iguales,recibiendo el 50 % de lo asignado en elpresupuesto. Fue la exorbitante magni-tud de la tajada oficial lo que escandalizóa empresarios y políticos, y no el hechode que hubiera corrupción activa o pasi-va en el ejecutivo. Incluso así es posibleque no hubiese ocurrido nada, ni siquierala Comisión Investigadora Parlamentaria,si Pedro Collor de Mello no hubieradenunciado a través de la revista Veja asu hermano mayor y a Paulo CésarParías, socio del presidente y ex directorde su campaña electoral.

El motivo que llevó a Pedro a denun-ciar a Fernando está vinculado al poder

La corrupción en Brasil nocomienza ni termina con elcaso Collor. Para el periodistaLuiz Lobo la apertura delescándalo refleja ladesmesurada ambición delgrupo gobernante, lapersonalidad y la debilidadpolítica del presidente, y elcomportamiento responsable yagresivo de los medios decomunicación. El pueblo en lascalles es un importante telónde fondo. Pero los resultadosde las recientes eleccionesmunicipales sugieren que lacorrupción institucionalizadapuede sobrevivir la crisismoderando su codicia yprofesionalizando susdefensas.

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de la prensa. Pedro no estaba dispuestoa permitir que Paulo César Paríaspusiera a funcionar en su mismo estadode Alagoas un diario que con mejorequipamiento y dinero de sobra termi-naría por disminuir el prestigio y larentabilidad de su propia publicación. Ladenuncia tuvo enorme repercusión y sesumó a otros escándalos ya divulgadossobre el gobierno pero que aún nohabían tocado al Presidente.

Compitiendo por las primiciasdel escándalo

Pero podría haber sucedido que ladenuncia fuera agitada por la prensadurante algún tiempo y luego olvidada.Ahí es donde comienza a incidir el com-portamiento de los medios de comuni-cación en el desenlace del proceso. Otrarevista que compite con Veja, el sema-nario Isto É entrevistó a Eriberto Franga,el chofer de la presidencia que trans-portaba los cheques y el dinero de las fir-mas de Paulo César Parías a laresidencia del presidente, la Casa daDinda. A partir de entonces los grandesperiódicos se dedicaron a buscar primi-cias sobre el tema y lo investigaron todo,hasta la basura de la residencia presi-dencial. Recién entonces los políticosreconocieron que no podían ignorar elescándalo y correr el riesgo de perder

El pueblo salió a lascalles vistiendo denegro en señal de

luto. Otra vez los políticoscorrieron atrás para intentarexplotar la presencia de lasociedad movilizada. Lamayoría no fue bienrecibida.

BRASIL, CORRUPCIÓN Y MEDIOS

prestigio y el tren de la historia. Poco apoco se colocaron en contra del presi-dente.

Pero también contribuye al impeach-ment el hecho de que Collor fuera unfenómeno artificial del marketing político.Collor fue elegido sin el apoyo político delos partidos tradicionales y no contabacon una bancada importante en el parla-mento. La personalidad del presidentetambién operó en contra de sus intere-ses. Collor era autoritario, autosuficientey extremadamente vanidoso. Se consi-deraba dueño absoluto de los 35 mi-llones de votos que lo eligieron. No creíaque los senadores pudieran enjuiciarlo ycondenarlo. Tal era su convicción eneste sentido que poco hizo para impedirque avancen, por ejemplo, las investiga-ciones de la Policía Federal.

Lo que muchos periodistas sabíanpero no podían divulgar, lo que muchosempresarios contaban pero no permitíanque se publicase, gradualmente se hizopúblico. Cuando estalló el escándalo elpresidente cometió un error grave demarketing, dictado por su personalidadmegalomaníaca y por sus colaboradoresmal informados. En un discurso público,convocó a mi gente, o sea al pueblo, amanifestarse en las calles vistiendoverde y amarillo para mostrar su apoyoal gobierno.

El grupo de teatro "La Fábrica de Sueños" en el alimento ritual

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BRASIL, CORRUPCIÓN Y MEDIOS

El resultado fue funesto, gran partede la población fue a las calles en mar-chas pacíficas vistiendo de negro enseñal de luto. Otra vez los políticos co-rrieron atrás, intentando explotar lasmanifestaciones de la sociedad ya movi-lizada. Fueron mal recibidos.

Años rebeldesInicialmente la televisión tuvo poca

participación en las denuncias y la pre-sión sobre el presidente. Es una posturatradicional vinculada al hecho que lasconcesiones de frecuencias son revoca-bles y es la responsabilidad del Estadorenovarlas o derogarlas. La televisiónraramente se ubica en contra del gobier-no. Sin embargo, la Red Globo decidiótransmitir una miniserie titulada AñosRebeldes que mostraba la participaciónde la juventud, en la lucha contra la dic-tadura militar en los años 60 y 70. Parala mayoría de los jóvenes brasileñosfueron imágenes e información absoluta-mente nuevas, excitantes, y capaces deremover la indiferencia y la alienaciónabsoluta en que vivían.

De repente, sin mucha preparación niorganización, los jóvenes comenzaron air hacia las calles, con sus caras pin-tadas de verde y amarillo para recuperarlos colores que el presidente había pre-sentado como suyos. Las manifesta-ciones se sucedieron en todas lasgrandes ciudades brasileñas y en el inte-rior. Acto seguido las telemisoras comen-

En plena crisis decredibilidad ycegado por su

megalomanía, Collorconvocó a su gente a salir alas calles en su defensa. Elpueblo respondiómanifestando masivamentesu repudio al gobierno. Fueun grave error de marketingque probablemente le costóla presidencia.

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Juan Pablo II y Collor en Brasilia: tiempos mejores

zaron a dar cobertura diaria a los acon-tecimientos en todos los noticieros.

El retrato de Dorian GrayA esta altura los diputados confor-

maron la Comisión InvestigadoraParlamentaria y el impeachment fueinevitable. Los mismos medios de comu-nicación que habían hecho de FernandoCollor un producto deseable, presentán-dolo como un joven honesto y dispuestoa luchar contra la corrupción (aunque sugobernación en el estado de Alagoas yahubiera demostrado lo contrario), sededicaron a romper su imagen de galán,mostrándolo por dentro. Un cronista llegóa referirse a la novela de Wilde, ElRetrato de Dorian Gray.

El regreso de los profesionalesDurante todo el proceso las Fuerzas

Armadas se mantuvieron atentas peroapartadas de los acontecimientos. Losgenerales no se rebelaron contra el pre-sidente pero tampoco le dieron cobertu-ra. Esa conducta sería absolutamentenormal y constitucional si no fuera queBrasil es un país latinoamericano dondelos militares acostumbran a considerarsela única y verdadera garantía de la tran-quilidad y la normalidad democrática.

El proceso político aún no termina.Pero el 15 de noviembre la ciudad deSao Paulo eligió como alcalde a PauloSalim Maluf, un personaje que siempreestuvo vinculado con escándalos de co-rrupción. Y no fue el único alcalde electoque ya antes había sido señalado comocorrupto. Quizás estos resultados seanun indicio de que la corrupción institu-cional generalizada sobrevivirá en Brasilmientras los funcionarios no tengan lagarganta tan profunda como la de Collory su pandilla.

De cualquier modo, la expulsión delpresidente fue un hecho histórico, unavictoria de la prensa y de la democracia.Pero esto no garantiza que la historia nose repetirá. Como señaló un humorista:"La gran lección que se puede sacar delepisodio es que los corruptos, convenci-dos de su impunidad, fueron amateurs,incluso ridículos en sus disculpas y susmaniobras defensivas. Si hubieran sidoprofesionales cuidadosos habría habidoescándalo, pero no los habrían condena-do". Tal vez desde ahora los políticos yfuncionarios vuelvan a trabajar profesio-nalmente. *

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