gallardo paúls beatriz 1996 análisis conversacional y pragmática del receptor

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Análisis conversacional y pragmática del receptor Beatriz Gallardo Paúls Valencia, 1996

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  • Anlisis conversacional y pragmtica del receptor

    Beatriz Gallardo Pals Valencia, 1996

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    "El otro, he aqu la idea clave. Lo que interesa no es ya tanto lo que se quera decir, como lo que de lo dicho ha quedado en el

    destinatario. O, tambin, de lo no dicho:..." ngel Lpez Garca, "La Comunicacin y el Otro".

    0. PRESENTACIN. El presente libro ha sido concebido como introduccin general al anlisis

    conversacional, y se dirige especialmente a estudiantes universitarios de mdulos relacionados con esta materia: Pragmtica, Mtodos para el Anlisis Conversacional, Teora de la Comunicacin, Pragmtica de la Interaccin Verbal, Anlisis Conversacional, Retrica del Lenguaje Oral, Teora de la Persuasin, Espaol Coloquial... No es, por lo tanto, un manual de pragmtica en el sentido tradicional: los actos de habla, las mximas conversacionales o la presuposicin son temas que se dan por conocidos. Por el contrario, los aspectos tratados son los que van ms all de la enunciacin e involucran necesariamente a ms de un hablante: toma de turno, unidades conversacionales, principios que rigen la conversacin... Es, en definitiva, la pragmtica del receptor.

    Pese al carcter de introduccin general que hemos pretendido dar a todo el volumen, incluimos tambin las referencias bibliogrficas citadas, de manera que el estudiante interesado en profundizar ms en ciertos aspectos sepa a dnde dirigirse. El libro se completa adems con una bibliografa recomendada, en la que el lector podr aclarar cualquier duda relacionada con el anlisis conversacional y completar la visin interdisciplinar necesaria para este enfoque: se incluyen, por eso, obras introductorias de pragmtica, sociolingstica, psicologa de la percepcin y dems aspectos que en el libro se han tratado slo marginalmente. Pensando en el lector universitario de primer ciclo, hemos seleccionado slo obras que resulten accesibles en espaol, sin que esta limitacin (lamentable pero realista) afecte excesivamente a la panormica general que pretendamos ofrecer.

    Respecto a los datos utilizados, pertenecen (salvo ejemplos muy breves) a conversaciones reales grabadas; agradecemos algunas de las transcripciones a nuestros compaeros del grupo Val.Es.Co. y a algunos alumnos de nuestra asignatura de Pragmtica.

  • Beatriz Gallardo Pals (1996): Anlisis conversacional y pragmtica del receptor 3

    1. EL ENFOQUE PERCEPTIVO

    Todas las imgenes del mundo son imperecederas, y slo es mudable nuestra ordenacin de las unas con las otras.

    Valle-Incln, La lmpara maravillosa. Pensemos por un momento en los dibujos mgicos de tres dimensiones. Como

    sabemos, estas imgenes nos presentan unos dibujos planos que, con un ligero esfuerzo perceptivo, pueden verse como tridimensionales. Existen al menos dos formas de lograr esta tridimensionalidad, cruzando los ojos o haciendo que diverjan. As, una misma lmina puede percibirse como un juego de rayas de dos dimensiones, como un avin delante de una nube, o como una nube con un agujero con forma de avin... Tenemos pues un nico dibujo que, segn la forma en que lo miremos, nos devuelve tres imgenes posibles. En cada una de ellas ponemos en primer plano una u otra de las formas que integran el conjunto y dejamos las otras en un segundo trmino.

    Pues bien, la lingstica perceptiva en la que se enmarca este trabajo afirma que en el lenguaje ocurre exactamente lo mismo. 1.1. LA LINGSTICA PERCEPTIVA.

    La lingstica perceptiva, o liminar, toma como punto de referencia las leyes de la

    percepcin que organizan nuestra captacin de la realidad. El mundo fenomenolgico que vivimo s como algo objetivo y real, ajeno a nosotros, no es una copia directa de lo que efectivamente nos rodea, sino el resultado de una "serie de mediaciones": las leyes perceptivas, que organizan unitariamente los universos perceptivos y que separan el objeto fsico ("real") y el objeto fenomenolgico ("percibido"). Estas leyes fueron identificadas a principios de siglo por la llamada Gestalt Psycologie, gracias a las investigaciones de psiclogos de la escuela de Berln, como E. Rubin, M. Wertheimer o W. Khler. Frente a otros modelos de explicacin de la conducta, como por ejemplo las secuencias fijas de estmulos y respuestas, las leyes perceptivas tienen un carcter universal que se ha demostrado a travs de estudios intraculturales.

    Aunque se pueden encontrar referencias espordicas a este tipo de relaciones en obras anteriores (cf. por ejemplo, Osgood, Sebeok y Diebold, 1974, para explicar ciertos fenmenos psicolingsticos), la utilizacin de las leyes perceptivas como base de una teora lingstica global se debe a A. Lpez Garca y su GRAMTICA LIMINAR (1980). Esta teora gramatical adopta en su formulacin de 1989 una perspectiva totalmente guestaltista, a consecuencia de la cual los universos analizados (la totalidad del lenguaje para la teora gramatical, los datos conversacionales para el tema que aqu nos ocupa) se estudian como conjuntos de estmulos organizados de acuerdo con las nociones de fondo y figura, de manera que el anlisis privilegia o destaca a uno de ellos y utiliza al resto como fondo para el estudio. En otros trminos, se analizan unos elementos que son descritos por referencia a los otros (descriptores), pero tratndose siempre de elementos simultneos. La lingstica cognitiva desarrollada por R.Langacker desde mediados de los aos setenta asume tambin un enfoque de este tipo al distinguir en toda predicacin lingstica un PERFIL y una BASE o dominio cognitivo. (Langacker, 1991: 5). Las estructuras semnticas se caracterizan por referencia a unos dominios cognitivos que constan de algn tipo de conceptualizaciones: conceptos, experiencias perceptivas, sistemas elaborados de conocimiento... Por ejemplo, la base o dominio para la caracterizacin de hipotenusa es la concepcin de un tringulo rectngulo, el codo se define por referencia al brazo humano, etc.

    La ejemplificacin ms clara del anlisis perceptivo la hallamos quizs en la nocin tpica de la sintaxis, el sujeto. Como sabemos, hay varias posibilidades de definir el sujeto:

    - el que realiza la accin (sujeto lgico) - el que concuerda con el verbo (sujeto gramatical) - lo que aparece en primer lugar (sujeto psicolgico)

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    - aquello de lo que se habla, realzado por la entonacin (sujeto enftico o pragmtico)

    En una misma oracin podemos tener una nica palabra que responda a la vez a las cuatro definiciones:

    IRENE lleg justo a tiempo, pero esto no significa que los tipos de sujeto sean intercambiables, por lo que en

    otras ocasiones pueden aparecer separados: Anteayer, el ex ministro fue entrevistado por los periodistas EN LA CRCEL, donde los periodistas realizan la accin, el ex- ministro concuerda en 3 p. s.

    con el verbo, anteayer es lo que aparece en primer lugar, y en la crcel es la informacin focalizada por la entonacin.

    En la gramtica liminar cada uno de estos sujetos nos remite a una estructura o NIVEL DE LENGUAJE, segn las siguientes correspondencias (Lpez Garca, 1980; 1989):

    - sujeto lgico: nivel de RECCIN, que enfoca las oraciones como un todo aglutinado (cerrado) en torno al sujeto que realiza la accin. Distinguimos dos subniveles: el ARGUMENTAL, donde la accin realizada se concibe como funcin verbal que organiza a los diferentes actantes (f-x,y,z-) y el subnivel PREDICATIVO , donde la articulacin bimembre nos lleva a concebir la oracin como un juicio lgico en el que se predica algo de algo (suj+pred).

    - sujeto gramatical: nivel CONCORDANTE, donde la igualdad de determinados morfemas nos permite reconocer el alineamiento funcional de varias unidades (el verbo y su sujeto, el ncleo y sus determinantes).

    - sujeto psicolgico o tpico: nivel LINEAL o de ORDEN, que atiende a criterios formales organizando las unidades segn su aparicin en la cadena y su grado de informatividad (tpico/ comentario).

    - sujeto enftico: nivel ENUNCIATIVO o PRAGMTICO, en el que las unidades se identifican por referencia al contexto, es decir, a la enunciacin (foco o aseveracin, y presuposicin).

    Los cuatro niveles son mucho ms universales de lo que parecen, y se imponen necesariamente a los sujetos hablantes. Ciertas categoras gramaticales son ms sensibles a algunos de estos criterios que a otros, y encontramos por ejemplo, que las conjunciones o la negacin son absolutamente sensibles al orden (Lpez Garca, 1983: 43-65), mientras el adjetivo se sita en el nivel de reccin (en Lpez Garca, 1983, "estructura profunda").

    As pues, las cuatro posibilidades de enfocar los elementos de una oracin se amplan hasta la consideracin de cuatro niveles distintos de organizacin lingstica. El enfoque perceptivo tiene en cuenta siempre la simultaneidad de los datos, y la utiliza para el anlisis. Los cuatro sujetos suponen, como vemos, cuatro distintas maneras de percibir la oracin, y tales maneras estn condicionadas por las leyes que mediatizan nuestra recepcin de los estmulos. Tomando como paradigmtica la percepcin visual, podemos esquematizar as las leyes de la percepcin identificadas por Max Wertheimer (Kanizsa, 1980):

    LEY DE LA CLAUSURA: los estmulos tienden a agruparse en conjuntos cerrados: o o

    o o

    se percibe como

    antes que

    como

    -LEY DE LA IGUALDAD: en un universo perceptivo complejo, los estmulos

    iguales o parecidos tienden a unificarse entre s:

    o o o o

    = = = =

    o o o o

    = = = =

    produce agrupaciones

    en filas, frente a

    las columnas de:

    o = o =

    o = o =

    o = o =

    o = o =

    -LEY DE LA PROXIMIDAD: los estmulos prximos tienden a ser vistos como miembros de una unidad, es decir, de una Gestalt coherente:

  • Beatriz Gallardo Pals (1996): Anlisis conversacional y pragmtica del receptor 5

    los estmulosse asociancomo

    antesquecomo

    -LEY DE LA BUENA FORMA O DE LA PREGNANCIA: los estmulos tienden a asociarse segn modelos convencionales que establecen "buenas formas" aceptadas por la comunidad, que pueden resolver cierta jerarquizacin de las dems leyes cuando entran en conflicto:

    a

    b

    d

    c

    se agrupan a/c

    y b/d, antes que

    a/b y d/c

    Estas cuatro leyes son las que, como sujetos perceptivos, aplicamos a nuestra captacin del mundo que nos rodea. Como hemos visto, en su aplicacin concreta a la gramtica, la lingstica perceptiva toma como punto de partida la nocin de sujeto, y utiliza las cuatro leyes para identificar los cuatro niveles o estructuras fundamentales del lenguaje. Si nos enfrentamos a una oracin determinada podremos identificar en ella distintos elementos segn la perspectiva que adoptemos, pero los datos, la oracin en s, sern constantes, igual que un mismo dibujo nos devuelve distintas imgenes. Por eso es posible buscar distintos tipos de sujeto en cada enunciado, igual que en una misma imagen podemos percibir alternativamente un jarrn y dos caras, o una mujer joven y una anciana... Esta perspectiva no es exclusiva de la gramtica liminar, y ya en sus Fundamentos de lingstica perceptiva, de 1989, Lpez Garca seala: "la lingstica de los ochenta est llegando a planteamientos unnimes que por encima de la multiplicidad de teoras y escuelas, tal vez mayor que nunca, tienen en comn una base cognitiva de ndole totalizadora por la que los distintos fenmenos lingsticos se ven como configuraciones perceptivas en las que una parte -la figura- predomina sobre las otras -el fondo-". (1989: 23).

    Un resumen de las correspondencias que acabamos de exponer nos llevara al siguiente cuadro:

    SUJETO NIVEL CRITERIO LEY PERCEPTIVA lgico reccin semntico cierre gramatical concordancia funcional igualdad psicolgico lineal formal proximidad enftico enunciativo pragmtico buena forma

    Cuadro 1: Correspondencias perceptivas. Pese a su aparente simplicidad, estas leyes tienen un poder explicativo altsimo, que

    permite dar cuenta de fenmenos cotidianos donde, por diferentes motivos, la comunicacin parece difcil. Por ejemplo, a mitad de una pelcula nos interrumpe el telfono y seguimos vindola tras haber abandonado la sala durante cinco o seis minutos, o paseamos por la calle y somos capaces de reconocer el mensaje de un cartel publicitario al que le ha sido arrancado ms de la mitad, o el ruido de un tubo de escape nos impide oir bien el comienzo de la intervencin de nuestro interlocutor... En todos estos casos, sin embargo, las distintas leyes nos permiten completar el proceso de percepcin de la manera adecuada. Todo acto perceptivo supone una interaccin entre la captacin de estmulos y el conocimiento que ya posee el sujeto, de manera que la informacin que constantemente extraemos del entorno nos proporciona pistas para la interpretacin. Tal interaccin entre conocimiento y percepcin se realiza de acuerdo con las leyes que venimos explicando.

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    Por ejemplo, en el caso de la pelcula, los modelos de representacin hollywoodienses han pasado a formar parte de nuestros ESQUEMAS COGNITIVOS (De Vega, 1984; Yule y Brown, 1983), de manera que el desarrollo del guin es bastante predecible para cualquier espectador, que aplica en este caso la ley de la buena forma e interpreta lo que ve de acuerdo con las expectativas contextuales que le proporciona su grupo cultural (un espectador de ciertas culturas con patrones narrativos distintos no lo tendra tan fcil). En el caso de la valla publicitaria, sin embargo, el espectador compara los datos parciales que recibe con el recuerdo de la imagen global, y es la ley de la clausura (lo que a veces los psicolingistas denominan efecto de contexto) la que le permite cerrar la imagen y completarla. Por ltimo, el ejemplo de la intervencin oda a medias nos remite a la ley de la proximidad, con la que reconstruimos lo que imaginamos que ha dicho el hablante.

    Tambin podemos proporcionar ejemplos que sean slo lingsticos: - la ley de la clausura explica, por ejemplo, la agrupacin de determinados sememas

    en un mismo campo semntico, o la concordancia agramatical de un verbo impersonal con su objeto directo (*haban muchos caracoles).

    - la ley de la proximidad es la que, en morfologa, justificara la aparicin de casos como *vinistes, que toma la -s final incorrecta en segunda persona singular por la proximidad con otras formas verbales de segunda persona. En semntica, hay cambios de sentido con transposicin de significante que se explican tambin por esta ley; as, lo que era ciudad capital pasa a designarse simplemente capital, o llamamos gasa a la tela que procede de la ciudad Gaza.

    - la ley de la semejanza nos lleva, en fonologa, a la agrupacin de alfonos en fonemas, y de fonemas en archifonemas. En morfologa, las producciones agramaticales pero regulares del tipo *haci, *cabi, y en general todas las analogas, obedecen a esta ley. Ciertos cambios de sentido nos proporcionan ejemplos de semntica, as, pistola toma el nombre de un cuchillo pequeo, pues se trata de un arma de fuego tambin pequea (el cuchillo toma el nombre, segn la ley de la proximidad, de la ciudad italiana en la que se fabricaba, Pistoia).

    - la ley de la buena forma, en fontica, nos lleva a hechos pragmticos como la creacin de abreviaturas de acuerdo con los parmetros silbicos normales del idioma: por ejemplo facul, insti, hiper, Depor... (Calvo, 1994). 1.2. LA PRAGMTICA ENUNCIATIVA La teora pragmtica se encarga de identificar las categoras que regulan la interaccin entre el lenguaje y el mundo en que se inscribe, proporcionando el andamiaje terico necesario para un posterior anlisis prctico. En tal aplicacin prctica incluiremos denominaciones ms o menos difusas como "anlisis conversacional", "lingstica del texto", y "anlisis del discurso". Si atendemos a la bibliografa ms frecuente, vemos que la primera denominacin suele aplicarse preferentemente a datos orales, la segunda a datos escritos y la tercera a datos de las dos procedencias (para una aplicacin de las teoras pragmticas a textos literarios, por ejemplo, cf. Girona, 1995).

    En general, aceptamos las definiciones que consideran la pragmtica como un estudio del lenguaje operado desde el mundo (Lpez Garca, 1989; Calvo Prez, 1994). Como propuesta de caracterizacin ms amplia podemos citar literalmente las siguientes reflexiones de Cifuentes Honrubia (1994: 120-121), que asumimos como perspectiva general en este trabajo:"junto a esta perspectiva de ampliar la semntica de forma que se incluyan aspectos pragmticos, podemos sealar otra manera de acercarnos a la pragmtica, y es bajo su consideracin como "pragmtica de la comunicacin" (...), dependiente en este caso ya no de una competencia lingstica, sino de una competencia comunicativa (...) que no tenga tanto que ver con la estructura del lenguaje, es decir, con las relaciones entre un polo fonolgico y uno semntico, sino que afecte a las regularidades en el uso o funcionamiento del lenguaje. (...) Si esta perspectiva comunicativa del funcionamiento de una lengua, que excede los lmites de la inmanencia lingstica (...) la denominamos pragmtica, textual, semitica o cognitiva, creemos que, realmente, como etiquetacin global es absolutamente intrascendente (...) pues de lo que se trata es de establecer una vinculacin entre texto y

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    contexto para el estudio de la lengua, lo que supone la consideracin del uso como objetivo fundamental." (1994:120-121).

    Nosotros aceptaremos la denominacin genrica de "pragmtica", y distinguiremos tres subreas bsicas: una pragmtica enunciativa (que atiende sobre todo a los aspectos dependientes del emisor), una pragmtica del enunciado (centrada en los aspectos textuales) y una pragmtica del receptor (centrada en el oyente). Rechazamos, por tanto, la visin adoptada por la teora de la argumentacin (Anscombre y Ducrot, 1988) y cierta pragmtica francesa (Moeschler y Reboul, 1994), segn la cual la pragmtica se integra necesariamente en la semntica.

    La teora pragmtica propia de una lingstica perceptiva como la que estamo s

    presentando se caracteriza por sistematizar ese andamiaje terico de acuerdo con las premisas de la teora perceptiva, de manera que los conjuntos de estmulos analizados (actos de habla, enunciados, categoras pragmticas) se estudian a partir de enfrentamientos perceptivos.

    Oponer (o "enfrentar") perceptivamente dos unidades que forman parte del mismo universo perceptivo supone diferenciarlas en trminos de figura y fondo, de manera que, consideradas simultneamente, una de ellas se apoya en la otra para su percepcin. Los lmites entre ambas son la frontera perceptiva. En la pragmtica enunciativa las distintas categoras se articulan perceptivamente en torno a dos coordenadas que son el enunciado (e.) y la enunciacin (E.). Siguiendo a ngel Lpez (1989: 248), podemos establecer enfrentamientos perceptivos entre estos dos elementos (y sus respectivos sujetos), de manera que al ponerlos en relacin se expliquen las unidades fundamentales: "el lenguaje (y el hombre que lo habla) envuelve al mundo, pero es tan slo una parte del mundo. De esta forma surge en pragmtica una paradoja (...): para resolverla es necesario partir del hecho de que, aunque el lenguaje puede hablar de todo el mundo, en cambio el mundo slo puede (y debe) hablar con capacidad explicativa (y no simplemente descriptiva) del metalenguaje lingstico. Esto nos lleva de inmediato al problema del sujeto del enunciado (el lenguaje que habla del mundo) frente al sujeto de la enunciacin (el mundo que se hace lenguaje)". En torno a estos elementos se organizan las categoras pragmticas (Lpez Garca, 1989), como a continuacin veremos.

    EL ACTO DE HABLA.

    Es la unidad prototpica del estudio pragmtico, especialmente en su dimensin ilocucional. Surge cuando la enunciacin se enfrenta a los diferentes enunciados, de manera que cada tipo de acto de habla destaca en realidad un nivel de organizacin lingstica. Los actos REPRESENTATIVOS (como aseveraciones, afirmaciones, argumentaciones, etc.) reflejan una situacin donde la enunciacin se dirige al enunciado rectivo predicativo, esto es, a un sujeto del que se predica algo. En estas acciones el hablante presenta como real un evento, y al defender la veracidad de una proposicin P, lo que est haciendo es confirmar la unin de un sujeto y un predicado, exactamente igual que el enunciado rectivo predicativo.

    Los actos DIRECTIVOS (instrucciones, peticiones, rdenes, mandatos, preguntas) suponen, evidentemente, una enunciacin dirigida al receptor, lo que nos lleva al enfrentamiento entre la enunciacin y el enunciado temtico lineal, es decir, aquel que ordena sucesivamente los elementos del mensaje segn su grado de proximidad o accesibilidad para el receptor. Igual que el acto directivo se dirige a la conducta del oyente y le traslada la carga de la accin, el enunciado lineal ordena los tpicos y comentarios por referencia a l.

    Los actos COMPROMISORIOS (promesas, apuestas, juramentos) responden a un enfrentamiento entre la enunciacin y el enunciado presuposicional. Si el enunciado temtico ordena los elementos segn el dominio del receptor, el presuposicional se dirige al emisor: "lo dicho (el sujeto del nivel presuposicional, o puesto) vale en tanto en cuanto est soportado por una serie de informaciones que se supone posee el emisor (las presuposiciones)". (Lpez Garca, 1989: 269). Es decir, que el hablante se compromete a hacer algo, pero tal compromiso slo resulta efectivo por referencia a sus presuposiciones.

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    Los actos EXPRESIVOS (agradecimientos, disculpas, psames, felicitaciones...), enfrentan la enunciacin y el enunciado concordante. La expresin de un estado psicolgico conduce al predominio de la enunciacin (proceso que culmina en las interjecciones), y esto supone su asimilacin formal (concordante) al enunciado. En estos actos el hablante indica su estado psicolgico hacia algo, lo que supone una situacin en la que la enunciacin empieza a invadir el enunciado en un acto de adecuacin o concordancia formal.

    Los actos DECLARATIVOS, por ltimo, (bautismos, matrimonios, declaraciones de guerra, contratos) enfrentan la enunciacin y el enunciado rectivo argumental, "de modo que la enunciacin, si tiene xito, lleva a la proposicin (al enunciado al que se enfrenta) a corresponder al mundo."(Lpez Garca, 1989: 267). Igual que el enunciado rectivo argumental se explica por la confluencia de varios actantes en torno a una funcin nica, los actos declarativos (el bautismo por ejemplo), exigirn un primer actante que emite el enunciado (sacerdote), un segundo actante (el nefito) y un tercer actante (los padrinos) especficos, en el contexto de una situacin institucional determinada, e incluso con la concurrencia de circunstantes especficos (el agua derramada en el bautismo, la firma del acta en los contratos...).

    LA IMPLICACIN CONVERSACIONAL.

    La implicacin conversacional aparece cuando el sujeto de la enunciacin, es decir, el hablante, se enfrenta perceptivamente al sujeto del enunciado. El realce perceptivo corresponde al sujeto del enunciado (ya sea el agente, el sujeto, el tpico o el foco), que se destaca como figura sobre el fondo que es el sujeto de la enunciacin. Es en esta situacin cuando la aplicacin de las mximas hace surgir las implicaciones GENERALIZADAS (Grice, 1975). Pero puede ocurrir que las implicaciones as deducidas choquen con la situacin de enunciacin y no resulten pragmticamente adecuadas. En este caso, el enfrentamiento perceptivo ya no destaca como figura al sujeto del enunciado, y hemos de tomar como punto de partida la voluntad comunicativa del sujeto de la enunciacin. Lo que tenemos entonces ya no son implicaciones generalizadas sino implicaciones ANMALAS, que se generan por la burla o violacin de las mximas (ironas, hiprboles, etc.).

    En los casos de implicacin generalizada, la consideracin por parte del hablante de los diferentes sujetos explica la distincin general de cuatro mximas (con distintas submximas):

    - la mxima de la RELEVANCIA (s relevante) explica el enfrentamiento del sujeto de la enunciacin y el sujeto del enunciado rectivo, es decir, que la contribucin del hablante debe ajustarse "al sistema de expectativas y restricciones selectivas que se ordenan en torno al sujeto de la misma." (Lpez Garca, 1989: 259). Esta mxima garantiza el encadenamiento coherente de los turnos, pues al aplicarla el hablante acepta el sujeto lgico que ha sido propuesto en la intervencin anterior.

    - la mxima de la MANERA (s breve y ordenado; s claro y conciso) tiene en cuenta al sujeto del enunciado concordante, identificado como sabemos por sus morfemas. La concordancia entre dos elementos se indica de hecho a travs de marcas formales que explicitan determinada funcin gramatical, y paralelamente, la elaboracin de un enunciado de acuerdo con la mxima de la manera garantiza su eficacia comunicativa al evitar la ambigedad, la prolijidad y las incorrecciones gramaticales. Lo importante en la observancia de esta mxima es la construccin correcta de cada intervencin, de acuerdo con las leyes de la gramtica, la estilstica y la retrica.

    - la mxima de la CANTIDAD (no des ms ni menos informacin de la necesaria) se sita en el nivel informativo y toma como punto de partida al tema o tpico, pues se trata de que el hablante adecue el comentario o rema a las exigencias derivadas de l. Esa necesidad de la informacin se define, de hecho, por referencia al interlocutor, exactamente igual como la distincin de tpicos y comentarios depende del conocimiento del oyente.

    - la mxima de la CUALIDAD (no hables de aquello de lo que no tengas evidencia o consideres falso) supone que los focos, es decir, los sujetos del enunciado pragmtico, se asocian a una serie de conocimientos previos para el hablante, que elabora su contribucin al intercambio de acuerdo con tales conocimientos. Si el punto de referencia para la mxima de la cantidad era el oyente, en esta mxima es el conocimiento previo del hablante el que justifica uno u otro enunciado.

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    El carcter racional de las mximas explica que su identificacin resulte ms fcil a travs de sus violaciones o burlas. As, por ejemplo, las discusiones suponen una supresin del principio de cooperacin (hay grados, naturalmente), y el texto irnico se explica en general por la violacin de la mxima de cualidad.

    Las mximas, en definitiva, garantizan la adecuacin entre el enunciado y cuatro factores: la coherencia discursiva, la gramtica, el conocimiento previo del oyente y el conocimiento previo del hablante. Respecto a la rigidez de su aplicacin, no hay que olvidar que el propio Grice seala la primaca en ocasiones de otras leyes, como la cortesa (lo que llamaremos prioridad conversacional).

    LA PRESUPOSICIN.

    Desde el punto de vista guestltico, la presuposicin surge cuando realzamos el sujeto del enunciado sobre el fondo cognitivo de la enunciacin, por lo que no es casualidad que Frege realizara las primeras observaciones a propsito de los nombres propios, que son sujetos del enunciado prototpicos. Autores como Cooper han sealado tambin que las presuposiciones deben afectar al tpico o al foco, pues en caso contrario no son pertinentes. Por ejemplo

    Nuria tiene un cuado es el presupuesto de el cuado de Nuria lleg ayer el cuado de Nuria no lleg ayer pero es neutro respecto a la oracin los hermanos de Pedro buscaron (no buscaron) al cuado de Nuria, cuya presuposicin es: Pedro tiene hermanos Por eso Lpez Garca (1989: 276) define la presuposicin como "proposicin

    activada por el enunciado y que depende de su sujeto cuando al mismo se enfrenta la enunciacin". La implicacin conversacional se infiere slo cuando cierto hablante emite determinado texto (depende por eso de una enunciacin especfica), mientras que la presuposicin est directamente vinculada con el enunciado; de ah la existencia de unos recursos verbales especficos (los llamados activadores o gatillos presuposicionales) que las desencadenan: expresiones adverbiales (Juan ya no fuma), verbos factivos (Lamento que seas tan histrica), verbos aspectuales (De pronto dej de llover)... Si las mximas se identifican especialmente a travs de su violacin, las presuposiciones pueden "rastrearse" en los textos precisamente a partir de estos activadores (para un inventario detallado de los mismos, cf. Levinson, 1983; Hernndez, 1994).

    LA DEXIS.

    La dexis es una categora pragmtica en la que ciertos elementos del enunciado adquieren su significado referencial exclusivamente por referencia al sujeto de la enunciacin. Es un caso en el que resulta fcil ver cmo uno de los elementos (el sujeto de la enunciacin) acta como fondo perceptivo sobre el que se destaca el otro (las expresiones indexicales). Efectivamente, los pronombres personales, los decticos de lugar o tiempo, se articulan siempre en torno a la instancia discursiva del yo que habla.

    Esta dependencia del texto respecto al sujeto de la enunciacin puede trasladarse a veces al sujeto de la recepcin. Por ejemplo, en la dexis temporal, puede ocurrir que el momento de codificacin y de descodificacin no sean simultneos, y la dexis puede entonces optar por dos posibilidades discursivas:

    - Esta entrevista se graba hoy lunes para emitirla el prximo sbado (d. emisor) - Esta entrevista fue grabada el pasado lunes para emitirla hoy sbado (d.

    receptor). Esta doble posibilidad es una consecuencia del hecho de que la enunciacin engloba

    a la vez los hechos de emisin y de recepcin, cosa que, como veremos ms tarde, nos llevar a considerar imprescindible la inclusin del receptor en la pragmtica. En la pragmtica enunciativa, lo normal es que la oposicin enunciacin/recepcin se neutralice y se vea representada por la enunciacin, pero la dexis es la categora que permite, en ocasiones, destacar la recepcin como trmino marcado.

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    LA INTERJECCIN. Para la pragmtica perceptiva, la interjeccin supone una situacin en la que la

    enunciacin predomina absolutamente sobre el enunciado y lo subsume; "las interjecciones son el resultado de la absorcin completa del enunciado por la enunciacin, son enunciaciones con nulo valor conceptual". (Lpez Garca, 1989: 290).

    Para J. Calvo (1994, en prensa) la interjeccin se puede enfocar como hecho pragmtico porque es un fenmeno fnico que se proyecta desde el mundo a la lengua. En general, las reflexiones gramaticales sobre la interjeccin han girado en torno a su adscripcin oracional, pero "se trata de un producto lingstico meramente significante que slo alcanza rendimiento absoluto al "decir" el contexto, pues de otro modo nada le es dado significar". Nos encontramos, pues, con un elemento de significado simple dado por el contexto, pero de fuerte capacidad significante. Distingue entre interjecciones primarias (slo significantes sin significado denotativo) y secundarias (con algn tipo de significado denotativo, pero que queda relegado por la fuerte expresividad). "Cuanto ms indiferente es al significado ms pura resulta ser la interjeccin y, por ende, ms breve y ms ajena a una interpretacin que no se base en gran medida en la entonacin o en el asentimiento fnico con el contexto".

    LA NEGACIN.

    El predominio de un enunciado sobre la enunciacin, est representado por la categora pragmtica de la negacin. Lo que ocurre aqu, como ya sealara Wittgenstein, es que un enunciado ya no se interpreta desde el contraste perceptivo con la enunciacin (sobre la cual se dibuja), sino que por el contrario encontramos un enunciado que remite a otro enunciado: la afirmacin correspondiente. Un ejemplo ilustrativo podemos encontrarlo en el siguiente titular de peridico:

    - Ana Beln no protagonizar el prximo filme de Almodvar. (EL PAS, 18-11-94) donde resulta evidente que el enunciado remite a un enunciado afirmativo previo: - Ana Beln protagonizar el prximo filme de Almodvar. En tal postura se sita Lpez Garca (1989: 286) para su tratamiento pragmtico de

    esta categora: "Un enunciado negativo como "Juan no ha roto el jarrn" forma pareja con enunciado positivo paralelo -"Juan ha roto el jarrn"- y en este sentido ambos tienden a reducir la totalidad de emisiones posibles haciendo irrelevantes las condiciones de enunciacin de las mismas". 1.3. RESUMEN.

    El enfoque perceptivo propuesto por la gramtica liminar considera el lenguaje

    como un hacer perceptivo, y en consecuencia filtrado por las leyes perceptivas que organizan nuestra captacin de la realidad. Este enfoque, que est en la base de las escuelas estructuralistas, distingue cuatro niveles bsicos de organizacin en el sistema de la lengua: el nivel de reccin (con los subniveles argumental y predicativo), el nivel de concordancia, el nivel de orden (o lineal) y el nivel pragmtico (o enunciativo).

    Desde este enfoque perceptivo, la pragmtica enunciativa se articula en torno a los conceptos bsicos de enunciacin y enunciado, de manera que sus categoras principales aparecen cuando entre estas dos realidades (con sus respectivos sujetos) se realiza algn tipo de enfrentamiento perceptivo. Las correspondencias aparecen en el siguiente grfico:

  • Beatriz Gallardo Pals (1996): Anlisis conversacional y pragmtica del receptor 11

    sujeto delenunciado

    Enunciacin

    Sujeto de laEnunciacin

    NEGACIN

    enunciado

    ACTOS DE HABLA

    PRESUPOSICIN

    D E X I S

    INTERJECCIN

    IMPLICACIN

    BURLA

    Cuadro 2: La pragmtica enunciativa.

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    2. LA PRAGMTICA DEL RECEPTOR

    "En la pared de una fonda de Madrid, hay un cartel que dice: Prohibido el cante.

    En la pared del aeropuerto de Ro de Janeiro, hay un cartel que dice: Prohibido jugar con los carritos porta-valijas.

    O sea: todava hay gente que canta, todava hay gente que juega." Eduardo Galeano, Las palabras andantes.

    2.1. LOS LMITES DE LA PRAGMTICA ENUNCIATIVA. Hemos llamado pragmtica ENUNCIATIVA a la que surge sobre todo a partir de las

    obras de J. Austin y J. Searle. Se trata de un enfoque que toma como unidad fundamental el acto de habla, y que se ha desarrollado de manera espectacular en la dcada de los 80. La mayor parte de estos trabajos no tienen en cuenta al receptor, y lo consideran como un elemento pasivo que, en el mejor de los casos, realiza actos perlocutivos o interpreta los enunciados del hablante a la luz de las mximas.

    Esta prioridad concedida al hablante en los primeros estudios se explica por su polaridad perceptiva respecto al oyente. La polaridad perceptiva (C. Hernndez, 1983) significa que, dada una pareja de trminos, uno de ellos se percibe con menor esfuerzo que el otro. As, tenemos una polaridad perceptiva de la conversacin frente al silencio, o de la articulacin de los sonidos frente a la percepcin de los mismos, o de los significantes frente a los significados... En el mbito de los estmulos visuales, por ejemplo, podemos encontrar una imagen en la que sea posible identificar alternativamente una mujer anciana y una mujer joven; la polaridad perceptiva corresponder a la imagen que se perciba antes, igual que los dibujos tridimensionales ofrecen en dos dimensiones una imagen ms simple que se percibe mejor (los dibujos mgicos requieren de hecho cierto entrenamiento para ser captados).

    La pragmtica de los primeros aos, pues, apenas se detiene a considerar al receptor, y focaliza como objeto de estudio el acto de habla que pertenece a un nico hablante. Es una pragmtica enunciativa, unidireccional, que algunos autores han llamado "egologista" (F. Jacques, 1988). Sin embargo, no existe hablante sin oyente que lo sancione como tal (lo contrario es hablar solo, pero nunca conversar). Ms an, los hablantes elaboran sus turnos e intervenciones teniendo en cuenta cul ser la recepcin que realicen sus oyentes (anticipaciones, Clarke, 1983). Por eso resulta necesario ampliar el anlisis para incluir al receptor en la pragmtica. 2.2. LA RELACIN ENTRE HABLANTE Y OYENTE.

    Siguiendo a Carlos Hernndez (1983) llamaremos SUBSUNCIN a la relacin que

    existe entre enunciacin y recepcin, pues no existe prioridad cronolgica en ninguna de las dos, sino una interdependencia constitutiva en virtud de la cual son realidades simultneas, nunca sucesivas. Aunque las visiones estructuralistas clsicas transmiten una relacin de secuencialidad, de manera que primero se habla y luego se escucha, el anlisis de los datos nos lleva a la evidencia de que ambas acciones se realizan a la vez. Hablaremos de polaridad del hablante o del oyente segn enfoquemos la situacin dando a uno u otro la prioridad perceptiva, pero sabiendo siempre que le corresponde una polaridad recesiva del contrario.

    Esta prioridad perceptiva del hablante frente al oyente viene a compensar la que existe entre el SIGNIFICANTE y el SIGNIFICADO. Es evidente que el signo lingstico se percibe a travs de su soporte formal, es decir, el significante, y que esta prioridad explica la imposibilidad de un significado suelto, no acotado. Ni siquiera algo tan desprovisto de significado referencial como el acto de tararear una meloda nos resulta fcil sin recurrir a los significantes. Slo en momentos muy breves y de alta actividad mental podemos tener la impresin de un procesamiento mental no lingstico; en la mayor parte del tiempo, el pensamiento se apoya inevitablemente en una cadena verbal que le da forma.

  • Beatriz Gallardo Pals (1996): Anlisis conversacional y pragmtica del receptor 13

    La confluencia de pensamiento y lenguaje que tiene lugar en torno a los dos aos (Vigotski) explica que, como defiende Benveniste (1968), la vinculacin de significante y significado no sea arbitraria, sino necesaria. Esta idea, junto a la doble articulacin propuesta por Martinet (1968) sirve a la gramtica liminar para sustentar una propuesta de signo lingstico asimtrico (Lpez Garca, 1977). En el numerador tenemos el significante total, es decir, las formas puras de segunda articulacin que s pueden ir aisladas, los fonemas. En el denominador situamos al significado unido necesariamente al significante parcial, la funcin lingstica que nos permite interpretarlo. Por ejemplo, en el sintagma latino mater domini, no podemos decir el significado de domini si antes no sabemos cierta informacin gramatical, como el caso nominativo, dativo o genitivo, el nmero singular o plural. El acceso a los significados se realiza siempre a travs de sus significantes (totales o parciales, es decir, fonemas o funciones), de ah que hablemos de la prioridad perceptiva de estos. Se configura as un signo asimtrico con esta estructura:

    Ste ------ Ste/Sdo Sin embargo, aparentemente, los significantes no son el punto de partida del

    hablante, sino del oyente. Podemos decir que en la actividad comunicativa habitual, el hablante utiliza los significantes para codificar los significados que desea transmitir, mientras que la descodificacin del oyente parte siempre de esos significados. De ah que hayamos hablado de compensacin entre la polaridad perceptiva del hablante por un lado, y la del significante por otro (indicamos en versalitas las entidades con polaridad perceptiva, es decir, las figuras):

    enunciacin: HABLANTE oyente enunciado: sdo -------> STE -------> sdo Para explicar la situacin conversacional, sin embargo, y el equilibrio dinmico que

    supone, hemos de introducir un tercer par de trminos. Junto a las parejas ste/sdo y hablante/oyente aparece la de EMISOR/RECEPTOR. La nocin terica que da cuenta de la no equivalencia entre dos de estos binomios es el DINAMISMO DIALGICO (Gallardo, 1992): aunque todo hablante es emisor y todo oyente es receptor, tambin el hablante es receptor y el oyente es emisor. Aqu resulta pertinente un conocido axioma de P. Watzlawick, segn el cual lo imposible es no comunicar. El hablante no se queda sordo cuando est en posesin de la palabra, sino que es capaz de oir turnos ajenos (por supuesto, breves). Aunque puede parecer una observacin innecesaria, lo sealamos porque a veces slo es posible explicar un intercambio teniendo en cuenta esta capacidad de oir a otro mientras hablamos. Aun en el caso de autores que establecen sus afirmaciones a propsito de conversaciones reales grabadas (como Duncan o el A.C. en general), es frecuente que tales afirmaciones lleven implcita una idealizacin de los datos donde se considera tan slo el "intercambio suave" en el que los turnos se suceden ordenadamente. Pero mientras hablamos recibimos mensajes que nos informan acerca de la reaccin que nuestras palabras van provocando en el otro: hay expresiones faciales, gestos, paralenguaje... Ese oyente callado que nos presta ms o menos atencin est emitiendo constantemente seales que nos comunican cosas, por eso no podemos tratar como sinnimos las dos parejas de trminos. La complejidad puede buscarse en la misma idea de recepcin, tal y como hace Jorques (1995: 14) al analizar la funcin receptiva de acuerdo con las teoras de D.K.Berlo: "el propio receptor es explicado simultneamente como sistema potencial de respuesta, como perceptor del estmulo y como su intrprete, siendo a la vez receptor y fuente, pues presupone a esta ltima."

    Desde nuestro punto de vista, y como ya adelantamos a propsito de la dexis, el concepto de enunciacin engloba simultneamente los conceptos de HABLANTE y OYENTE, es decir, el sujeto y el objeto de esa enunciacin. Lo que hace la pragmtica enunciativa es interpretar el concepto de acuerdo con su polaridad natural, es decir, con el realce perceptivo del hablante. La dualidad es evidente en conceptos como mxima conversacional, dexis o presuposicin, que no se explican sin alguna intervencin del oyente. En trminos estructuralistas, tal vez podramos pensar que se est interpretando

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    el trmino enunciacin como no marcado, y que el trmino marcado sera el de recepcin. Igual que "hombre" o "da" pueden considerarse doblemente, como los opuestos de "mujer" y "noche", o como trminos no marcados que los engloban, la enunciacin puede considerarse como actividad opuesta a la recepcin o como actividad que la incluye.

    enunciacin: HABLANTE oyente (EMISOR/ receptor) (RECEPTOR/ emisor) enunciado: sdo ---------------> STE -------------> sdo De ah que la subsuncin no se d exclusivamente entre los elementos del enunciado

    y entre los sujetos que intervienen en la enunciacin, sino tambin entre sta y el enunciado. Desde un punto de vista perceptivo, podemos decir que el enunciado aparece cuando se destaca una cadena fnica sobre el fondo que constituye el silencio (o unas grafas sobre el blanco del papel), ya que si todo fuera un mismo continuo de habla o de escritura, no podramos aislarlo como figura. Para la psicologa interaccional de la escuela de Palo Alto, la informacin est constituida precisamente por la DIFERENCIA perceptiva que establecemos entre el significante y el canal que lo transmite, pero tal significante no tiene una existencia absoluta, sino que es creado por el acto perceptivo. En otras palabras, no existe el enunciado sin un sujeto que lo perciba, con lo que la diferencia entre el fondo y la figura surge en el propio acto de la percepcin: as pues el proceso debe ser visto como simultneo ms que como enlazado por una forma de causalidad temporal. (Wittezaele y Garca, 1994: 105n.)

    En definitiva, cuando consideramos la enunciacin de una manera clsica, como situacin del hablante, adoptamos la visin griceana propia de la pragmtica enunciativa, mientras que al destacar como figura el acto de recepcin, propio del oyente, nos situamos en la pragmtica del receptor. 2.3. LAS LEYES DEL RECEPTOR.

    Como vimos, las mximas conversacionales surgen del enfrentamiento entre el

    sujeto de la enunciacin y los sujetos del enunciado, pero esta atribucin al hablante supone en el fondo no distinguir las dos instancias enunciativas que antes hemos separado. Efectivamente, en su interpretacin de los turnos, el oyente cuenta con que el hablante aplic estas mximas, y establece las implicaciones a partir de esa premisa. Por lo tanto, podemos pensar que las mximas identificadas por Grice afectan tanto al hablante como al oyente.

    Hay otro tipo de leyes, de carcter ms general, que se explican por el enfrentamiento entre los sujetos de la recepcin y del enunciado. Dado que toda recepcin presupone una enunciacin, podemos decir que son leyes generales en las que se ven involucradas los tres elementos bsicos del acto comunicativo: enunciacin, recepcin, y enunciado. Las llamaremos leyes del receptor para diferenciarlas de las mximas griceanas.

    Al analizar el enfrentamiento perceptivo entre los sujetos del enunciado y la recepcin, encontramos las leyes que presiden los intercambios y que han sido identificadas por pragmticos y analistas conversacionales: sobreentendidos, presuposiciones, redundancias, prioridad... Reduciremos todas estas leyes o MXIMAS DEL RECEPTOR a slo cuatro, asocindolas, como venimos haciendo, con las leyes perceptivas en las que basamos nuestra teora:

    - ley de la predictibilidad - ley del refuerzo formal (stes) - ley del sentido amplio (sdos) - ley de la prioridad La ley de la clausura establece la agrupacin de los estmulos formando conjuntos

    cerrados, cosa que el receptor intenta al asociar las intervenciones de un modo coherente. Esto nos lleva a la nocin de pertinencia condicional, que explica las restricciones que existen entre determinadas unidades conversacionales. El ejemplo

  • Beatriz Gallardo Pals (1996): Anlisis conversacional y pragmtica del receptor 15

    tpico es el par adyacente, es decir, una secuencia de dos turnos como pregunta-respuesta, saludo-saludo, invitacin-aceptacin, reproche-negacin... donde la segunda intervencin est condicionada por la aparicin de la primera. Esta agrupacin de las intervenciones formando un todo cerrado (en trminos estructurales el intercambio, en trminos funcionales la secuencia) supone que cada turno puede considerarse depositario de un anlisis de los turnos anteriores y siguientes, lo que nos conduce a la nocin de PREDICTIBILIDAD, que el anlisis del discurso ha utilizado para identificar los elementos que componen un intercambio, y que la escuela de Ginebra ha includo en la nocin de restriccin. La predictibilidad hace referencia al hecho de que, dadas dos emisiones sucesivas, los oyentes siempre intentarn relacionarlas, agruparlas formando un todo coherente. Nosotros consideraremos que la pertinencia condicional es una manifestacin parcial (en cierto modo, una "manifestacin retrospectiva") de la predictibilidad.

    La ley perceptiva de la igualdad (asociada al nivel de concordancia) supone la percepcin conjunta de estmulos que son iguales o semejantes. En el mbito conversacional esta ley se ha asociado (Lpez Garca, 1994: 67) con la "ley de la redundancia" que lleva al emisor a reforzar la forma de su mensaje mediante reinicios, enlaces y conectores dis cursivos,... Podemos incluir esta ley de la redundancia en un concepto ms amplio al que llamamos LEY DEL REFUERZO FORMAL, ya que la emisin de elementos redundantes se da tambin en la conducta del oyente (por medio de continuadores y turnos colaborativos, por ejemplo, que demuestran su mayor o menor disponibilidad como oyente). Estos refuerzos son elementos no necesarios informativamente, pero que transmiten a los conversadores algn tipo de informacin metaconversacional. Por ejemplo, los reinicios del hablante (pero- pero es que- pero es que yo no lo saba) suelen funcionar como mecanismos de llamada de atencin (Goodwin, 1981); con los prolongadores consigue alargar la posesin del turno, ya sea para ganar tiempo en su planificacin o para evitar un previsible silencio por parte del interlocutor; los continuadores del oyente (vale, ya, mm) son marcas formales de que mantiene el papel de receptor y la distribucin de roles discursivos puede seguir; los turnos colaborativos, con los que el oyente termina casi simultneamente el turno de su hablante, son indicadores de alineamiento, etc.

    En tercer lugar, la ley de la proximidad explica que se perciban conjuntamente estmulos que estn prximos, lo que nos lleva al terreno del significado y a la LEY DEL SENTIDO AMPLIO. Lo focalizado ya no son los elementos formales, sino los semnticos. En esta ley se incluye la tendencia a la presuposicin y al sobreentendido que caracteriza a la conversacin (Stubbs, 1983), y se refiere a la tendencia de los receptores a interpretar lo dicho entendiendo muchas cosas "que desbordan el marco creado por el fondo formal del mensaje." (Lpez Garca, 1994: 40). La proximidad de la ley se establece entre lo afirmado y lo presupuesto, o entre lo literal y lo sobreentendido.

    Por ltimo, la ley de la buena forma, que relativiza la aplicacin de las otras leyes y agrupa los estmulos segn leyes culturales, nos lleva al PRINCIPIO DE PRIORIDAD, que es el principio ms externo de la conversacin y se relaciona con la imagen social de los interlocutores. Se incluyen aqu cuestiones como lo que Ducrot (1984) llama ley de utilidad o el principio de relevancia enunciado por Sperber y Wilson (1986). Efectivamente, lo que justifica el carcter prioritario o no prioritario de una intervencin son las costumbres sociales, de ah que rechacemos (Gallardo, 1990) el trmino etnometodolgico de "preferencia" que parece referirse a una cuestin subjetiva del primer hablante. La prioridad, como veremos, es un principio general de carcter social que determina la construccin de las intervenciones por parte de los hablantes. 2.4. DIMENSIN SOCIAL DE LA PRAGMTICA

    Una de las consecuencias principales de esta ampliacin terica es el alcance

    prctico que cobra as la pragmtica. Al trascender realmente la emisin de actos de habla aislados entramos de lleno en el mbito de los acontecimientos comunicativos, lo que a su vez nos lleva a una interdisciplinariedad necesaria entre pragmtica, psicolingstica y sociolingstica.

    Es esto precisamente lo que convierte a la pragmtica en un utensilio fundamental para la comunicacin y la actividad social. A nadie se le escapa hoy en da cul es la

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    importancia de la palabra; en un momento en que los conocimientos resultan accesibles a la mayora, no basta ya con un dominio terico de los problemas, sino que es necesario convencer, demostrar, argumentar, discutir... Es necesario dominar la palabra y la expresin verbal, es necesario dominar la actividad discursiva.

    Hace tiempo que los socilogos y antroplogos han sealado esta importancia. Malinowski, por ejemplo, conceda al lenguaje un papel fundamental en la socializacin, distinguiendo tres funciones: una funcin mgica (que sirve para el dominio y el control social), una funcin narrativa (que sirve para acumular informacin) y una funcin pragmtica (que sirve para actuar, para la realizacin de acciones). Por su parte, C.Lvi-Strauss habla de tres tipos de intercambio en una sociedad: sexuales, econmicos y comunicativos, de manera que cuanto ms antigua y primitiva sea una sociedad mayor ser el solapamiento entre los tres tipos. Esto significa que el sistema del lenguaje mantiene una relacin indisociable con los dems aspectos de la cultura.

    Para M. Beltrn (1990) resulta fundamental la visin de Talcott Parsons, para quien "el lenguaje es el mecanismo de comunicacin ms general, y la matriz de la que se han diferenciado otros mecanismos simblicos generalizados de comunicacin o intercambio, como son el dinero, el poder, la influencia, y el compromiso de valor". De lo que se deduce que un adecuado dominio de la palabra es lo que permitir un adecuado dominio de los dems sistemas comunicativos y simblicos. No en vano, la obra de Parsons constituye uno de los antecedentes fundamentales de la moderna etnometodologa, rama sociolgica en la que nace el anlisis conversacional. Por otro lado, la dimensin social que estamos comentando es la que justifica igualmente la posibilidad de una "pragmtica contrastiva" (para una excelente introduccin, vase C. Hernndez, 1995 y C. Hernndez, en prensa).

    Tambin la psicologa se relaciona con la dimensin pragmtica del lenguaje, especialmente el estudio de las relaciones interpersonales. Uno de las evidencias ms fuertes de tal vnculo la encontramos en las investigaciones realizadas por la escuela de Palo Alto. G.Bateson, por ejemplo, organiza el enfoque interaccional explicando muchas paradojas comunicativas a partir de la distincin entre un nivel lingstico y un nivel metacomunicativo (es decir, pragmtico), y considera las enfermedades mentales como un transtorno de comunicacin.

    En este marco multidisciplinar se ubica inevitablemente la pragmtica del receptor, cuyo antecedente indiscutible es la retrica clsica, cada vez ms revalorizada (Laborda, 1993; McEvoy, 1995). Para la retrica clsica, la elaboracin de un discurso ha de seguir cinco fases fundamentales que, simplificando mucho, podemos describir as:

    1. La INVENTIO: el primer paso en la elaboracin de un discurso es la bsqueda de ideas o argumentos que van a integrarlo. Hemos de tener en cuenta cul es la finalidad de la exposicin y, especialmente, qu tipo de auditorio vamos a encontrar. Tanto si el ttulo lo hemos puesto nosotros como si nos lo han impuesto, ser necesario que exista congruencia (RELEVANCIA) entre lo dicho y el ttulo, ya que las expectativas del receptor proceden de l. Un procedimiento tpico para esta "bsqueda de ideas" consiste en recurrir a los loci o topica que proporcionan cierta gua. Segn el hexmetro propuesto por Matthieu de Vendme en el s.XII, los argumentos que hemos de proporcionar a cualquier tema de discurso son siete: QUIS, QUID, UBI, QUIBUS AUXILIIS, CUR, QUOMODO, QUANDO?

    En la seleccin de lo dicho intervienen las MXIMAS CONVERSACIONALES, pues los argumentos elegidos han de resultar al receptor, es decir, al auditorio, PERTINENTES (coherentes con el tema en cuestin), suficientes (mxima de la CANTIDAD) y verdicos (mxima de la CALIDAD). De todas formas, habr que tener muy en cuenta qu es lo que queremos conseguir (acto ILOCUCIONARIO), segn la relacin que mantenemos con el receptor. No es lo mismo un discurso electoral (donde nos interesa conseguir el voto de los oyentes), que una conferencia informativa (donde basta con transmitir una serie de contenidos). Por eso, el acto que perseguimos (queremos divertirlos, impresionarlos, conmoverlos, gustarles, convencerles...?) ha de presidir nuestra eleccin.

    2. La DISPOSITIO: una vez hemos decidido qu queremos decir, resulta fundamental

    la organizacin interna de esos argumentos. Tal vez lo primero sea ganarnos al pblico; la retrica aconsejaba una CAPTATIO BENEVOLENTIAE con la que salir al paso de las posibles crticas. As, el orador se disculpa por los posibles fallos que va a tener o por su

  • Beatriz Gallardo Pals (1996): Anlisis conversacional y pragmtica del receptor 17

    escaso conocimiento del tema, agradece la oportunidad de hablar y la atencin con que sin duda los otros le obsequiarn...

    Un elemento que conviene no perder de vista es la MXIMA DE LA MANERA, pues la eficacia comunicativa exige, en primer lugar, que el receptor sepa muy bien lo que pretendemos hacer: hemos de ser claros, evitar ambigedades y discursos confusos. De ah la conveniencia de empezar cualquier discurso adelantando, siquiera brevemente, su contenido (con una PARTITIO). Este tipo de estrategia aparece en el anlisis del discurso con el nombre de TRANSACCIN, y se utiliza para negociar el contenido. Al advertir al interlocutor de lo que vamos a hacer, le permitimos crearse expectativas sobre ciertos aspectos como la duracin o el inters de nuestra intervencin.

    En la DISPOSITIO hay otro elemento que resulta fundamentalsimo, y es el orden de los argumentos. Aqu resulta de gran utilidad la tradicin de estudios sobre comunicacin de masas, y en concreto las teoras de base sociolgica y psicolgica sobre la persuasin. Supongamos que queremos convencer al auditorio de la conveniencia de aprobar determinada ley. Dicha ley tiene elementos a favor (argumentos +) y elementos en contra (argumentos -). El orador se pregunta entonces cules han de aparecer antes para que el efecto logrado sea el que pretende (la psicologa de la persuasin desarrollada por C. Hovland y su escuela se ha preocupado por estas determinaciones).

    3. La ELOCUTIO: intervienen aqu, fundamentalmente, las cuestiones relativas al

    estilo y, por tanto, la MXIMA DE LA MANERA, que puede explicar determinados casos de cambio de registro as como ciertas alternancias lxicas o sintcticas.

    4. La MEMORIA: una vez que el texto definitivo ha sido elaborado, de acuerdo con

    las variables relativas al tipo de auditorio, a la finalidad del texto, y a la disposicin interna de los argumentos aducidos, el orador ha de memorizar los elementos claves de su discurso. No es necesaria una memorizacin completa. Hay que contar con la posibilidad de, por ejemp lo, apoyarse en un esquema previo que puede escribirse en una pizarra o proyectarse con transparencias; tambin es posible realizar la exposicin con papeles delante, pero hay que evitar en la medida de lo posible leer demasiado. El auditorio ha de tener acceso a la mirada del orador mientras ste pronuncia el discurso.

    5. La ACTIO: confluyen aqu los elementos ms externos de la oratoria que, no

    obstante, resultan tan importantes como aquellos relativos al contenido y la correccin gramatical o estilstica. El discurso mejor elaborado puede resultar un rotundo fracaso si esta parte final se desarrolla con torpeza y poca credibilidad. Los tratados clsicos insisten en que hay que tener en cuenta por un lado los elementos no verbales (Poyatos, 1994) y por otro los puramente lingsticos. 2.5. RESUMEN.

    La pragmtica del receptor supone considerar el dinamismo dialgico como un

    rasgo constitutivo de la interaccin comunicativa, de manera que a las categoras de la pragmtica enunciativa se suman otras cuya explicacin resulta imposible sin esta ampliacin del enfoque. Adelantamos en el siguiente cuadro cules son esas categoras, que iremos explicando en sucesivos captulos.

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    ENUNCIACIN

    marco

    ENUNCIADO

    SUJETO DELAENUNCIACIN

    SUJETO DE LARECEPCIN

    negacin

    continuadoresinterjeccin

    secuencias

    secuencias tpicasa c t o s d e h a b l a

    dexis del emisor

    RECEPCINpresuposicin sobreentendido

    SUJETO DELENUNCIADO

    dexis delreceptor

    implicacionesleyes del receptor

    Cuadro 3: La pragmtica perceptiva.

    Como se ve, existe cierto paralelismo entre la pragmtica enunciativa y la receptiva,

    entre las categoras identificadas desde el sujeto de la enunciacin, y las que dependen del sujeto de la recepcin:

    - los actos de habla y las secuencias temticas se explican por el enfrentamiento perceptivo de la enunciacin y la recepcin con los distintos niveles del enunciado (rectivo, lineal, concordante y pragmtico);

    - la presuposicin, nacida del enfrentamiento entre el sujeto del enunciado y la enunciacin, encuentra su categora paralela en el sobrentendido, que se explica siempre por referencia a un oyente especfico (otros receptores pueden no captarlo, Ducrot, 1984: 22; Kerbrat-Orecchioni, 1986). Ambos mecanismos permiten a un enunciado ampliar su valor comunicativo ms all de lo que establece su significante, pero la presuposicin pertenece al emisor y el sobreentendido al receptor;

    - las mximas conversacionales (que permiten una percepcin doble, como implicacin y como burla) se convierten en leyes de la recepcin cuando en lugar de dirigirse al sujeto de la enunciacin se enfrentan al sujeto de la recepcin;

    - la dexis, como ya dijimos, reproduce el enfrentamiento entre el enunciado y los dos sujetos: ser dexis de enunciacin o de recepcin segn el mensaje se elabore por referencia a la codificacin o la descodificacin;

    - las secuencias marco, por ltimo, nacen del enfrentamiento entre ambos sujetos, y permiten que uno se constituya en sujeto de la enunciacin y el otro en sujeto de la recepcin (objeto indirecto de la enunciacin).

  • Beatriz Gallardo Pals (1996): Anlisis conversacional y pragmtica del receptor 19

    3. LOS DATOS CONVERSACIONALES: CULES?

    Como hemos dicho, la pragmtica del receptor supone incluir en la pragmtica al

    objeto indirecto de la enunciacin, es decir, al oyente, no como mero sujeto pasivo sino como posible hablante siguiente. Esta peculiaridad terica se manifiesta en el mtodo de anlisis pero tambin en el tipo de datos. Aunque resulta posible aplicar el modelo a datos distintos (por ejemplo, datos planificados, literarios), los datos a partir de los que surge esta teora son datos orales, dialogados y no planificados. Pero esta exigencia da cabida a una multiplicidad de acontecimientos comunicativos que debemos diferenciar con algn criterio. 3.1. LOS DATOS DE LA ETNOMETODOLOGA Y EL ANLISIS DEL DISCURSO.

    Las primeras preocupaciones por datos dialogados que vayan ms all del acto de

    habla aislado aparecen de manera sistemtica en los primeros aos 70. En Estados Unidos encontramos a los autores ETNOMETODLOGOS que, bajo el magisterio de Harvey Sacks en la Universidad de Los ngeles, desarrollan las primeras investigaciones de lo que se conoce como anlisis conversacional (A.C.). Destacan, entre otros, Gail Jefferson, Emmanuel Schegloff, Anita Pomerantz, Judy Davidson, Paul Drew. Lo que caracteriza a estos estudiosos es su formacin sociolgica, no lingstica, que les lleva a estudiar el lenguaje como vehculo fundamental de la interaccin social cotidiana. La etnometodologa es una de las muchas tendencias sociolgicas que, despus de los aos 60, reacciona contra la tendencia excesivamente numrica y cuantitativa de la sociologa, y vuelve los ojos hacia los problemas de la cotidianeidad o microsociologa. Sus tericos principales son Aaron Circourel y Harold Garfinkel, que se plantean el modo en que el actor social organiza e interpreta las acciones de la vida diaria.

    Los datos a partir de los que trabajan estos investigadores son grabaciones de conversacin cotidiana, y sus intereses se centran en cuestiones como la toma de turno, los tipos de secuencia o la organizacin de prioridad (para ellos, preferencia). Sacks establece que uno de los requisitos para el anlisis ha de ser la no existencia de un metalenguaje previo a los datos. Lo que ocurre es que tampoco despus del anlisis se sistematiza dicho metalenguaje, y en consecuencia el cuerpo terico resulta a veces poco slido. Las nociones bsicas (preferencia, secuencia, incluso turno) se manejan de manera diferente segn los autores, lo que produce una impresin general de falta de coherencia (y da pie a animados debates terminolgicos en las listas lingsticas del correo electrnico). Con todo, se trata de una lnea de investigacin imprescindible y muy productiva, que durante los aos 80 se ha ido integrando progresivamente en estudios ms lingsticos, como las ltimas publicaciones del anlisis del discurso (por ejemplo, los manuales editados por Van Dijk) y de la pragmtica dialgica (por ejemplo, Kerbrat-Orecchioni). La utilizacin de conceptos lingsticos procedentes de la pragmtica enunciativa permite, de hecho, restaurar la coherencia terminolgica.

    La ESCUELA DE PALO ALTO haba comenzado sus estudios sobre la interaccin mucho antes. El antroplogo Gregory Bateson desarrolla sus investigaciones desde fines de los aos 30, y en la dcada de los 40 se consolida la ciberntica, esencialmente a travs de una serie de encuentros interdisciplinares (las conferencias Macy) que renen a matemticos, antroplogos, psiclogos de la Gestalt, psicoanalistas, neurlogos, fisilogos, ingenieros de control... Esta interdisciplinariedad est en la base del ENFOQUE INTERACCIONAL de Bateson. En 1959 Donald Jackson funda el Mental Institute Research de Palo Alto, que sigue funcionando. En su tesis doctoral de 1936, Bateson haba afirmado ya que el objeto de la psicologa social es el estudio "de las reacciones de los individuos a las reacciones de otros individuos" (apud. Wittezaele y

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    Garca, 1992: 51), lo que coincide plenamente con lo expuesto en el captulo anterior sobre la relacin entre hablante y oyente (Jorques, 1995). Dada la riqueza interdisciplinar que caracteriza las reflexiones tericas de esta escuela, llama la atencin el hecho de que no utilicen la lingstica en ningn momento, a pesar de que muchas nociones pragmticas se manejan de manera intuitiva. Los datos sobre los que se elabora la construccin terica proceden del trabajo de campo (estudios antropolgicos) y de la psicoterapia (a veces, datos literarios).

    Los estudios de la PSICOLOGA SOCIAL se encargan tambin de datos dialogados desde la dcada de los 70, pero son casi siempre datos de laboratorio, lo que condiciona el anlisis desde el principio. Pese a la artificialidad del corpus, estos trabajos (Roger y Bull, 1989) son interesantes para el estudio de ciertas cuestiones relacionadas con elementos suprasegmentales, o con problemas prcticos de transcripcin.

    El ANLISIS DEL DISCURSO (A.D.) de la escuela de Birmingham empieza tambin en los 70 el estudio de datos dialogados. Entre sus principales representantes estn John Sinclair, Malcolm Coulthard, David Brazil, Michael Stubbs. Lo ms caracterstico de estos estudios es el tipo de datos con los que trabajan, que proceden en general de la interaccin didctica o, ms tarde, comercial. Tambin el A.D. de Labov y Fanshel (1977) utiliza datos marcados situacionalmente, procedentes de la interaccin teraputica. Esto impone restricciones al anlisis desde el principio, como el hecho de que las unidades superiores sean la transaccin y la leccin. Otra limitacin se debe al empeo en que la descripcin sea totalmente lingstica. Si por un lado los etnometodlogos carecen de un metalenguaje bien definido, por otro lado el anlisis del discurso establece ese metalenguaje antes de analizar los datos, con lo que las inadecuaciones finales resultan parecidas en ambas escuelas. Utilizando las unidades propuestas por Halliday para el nivel gramatical establecen una serie de unidades paralelas que, segn su perspectiva, debern dar cuenta del nivel discursivo.

    Entre los hallazgos ms significativos del anlisis del discurso hemos de citar la nocin de predictibilidad, que permite identificar tipos de intervenciones y clasificar la conducta dialogal por referencia a los mismos elementos del corpus (cosa, como vemos, totalmente compatible con el enfoque perceptivo que venimos defendiendo). A partir de esta nocin resulta posible investigar la estructura del intercambio, que es otro de los temas ms estudiados por esta escuela.

    PRAGMTICA DIALGICA (P.D.) es el trmino que hemos elegido para incluir los trabajos de la ESCUELA DE GINEBRA (a la que pertenecen autores como Eddy Roulet, Alain Trognon, Antoine Auchlin, Sylvianne Rmi-Giraud, Jacques Moeschler o Anne Zenone) pero tambin de otras corrientes del mbito francfono, como la LINGSTICA INTERACCIONAL de Catherine Kerbrat-Orecchioni, Robert Vion o Jacques Cosnier, y la TEORA DE LOS TOPOI de Oswald Ducrot y Jean Claude Anscombre. Por lo que se refiere a las unidades, se utiliza en general el inventario propuesto por los autores britnicos (acto, intervencin e intercambio), pero los datos ya no son tan restrictivos. Junto a interacciones marcadas situacionalmente se utilizan tambin datos de lo que llamaremos conversacin cotidiana. La orientacin de estos estudios es claramente lingstica, ya que trata de integrar desde el principio las aportaciones de la pragmtica enunciativa. Una lnea de investigacin muy productiva es la que profundiza en las estrategias y peculiaridades del discurso argumentativo. Muchos de los lingistas agrupados en esta tendencia forman parte de la International Association for Dialogue Analysis (IADA), con sede en Bolonia, y presidida por Sorin Stati. 3.2. DATOS PARA UN ANLISIS CONVERSACIONAL.

    He aqu cuatro fragmentos de un posible corpus de interaccin dialogada. El

    primero pertenece a una tertulia radiofnica, el segundo es un fragmento de conversacin telefnica, el tercero pertenece a una tertulia de sobremesa despus de una cena de amigas, y el cuarto reproduce un intercambio comercial en una frutera:

    EJEMPLO 1: LH: las once menoos/ diecisiete minutos de la noche/mmm/ una hora menos en Canarias/ y voy a

    empezar eeeeh/ a presentarles a los contertulios de esta noche/ empezando por identificar la voooz/ que ustedes eeeh/ escuchaban hace un momento/ y que era como la de un paracaidista/ y que no es otra que la voz del conde Lequio/digo deee/ don Julin Lago/ (RISAS)/ don Julin/ buenas noches/

  • Beatriz Gallardo Pals (1996): Anlisis conversacional y pragmtica del receptor 21

    JL: buenas noches/(RISAS) LH: eeeh-don Federico Jimnez Losantos/ [buenas noches FJL: [muy buenas noches/ jaaajah LH: don Jos Atezarena/ muy [buenas noches/ JAt: [muy buenas noches LH: y don Antonio Guerra/ muy buenas noches AG: buenas noches LH: lo del conde Lequio sabe ust queee/ era una broma bien humorada/ pero menudo f-menudo ha

    organizao ust/ con el programa este dichoso de tele [cinco JL: [yo no hago nada/ yo como don

    Tancredo/ me quedo/ quieto/ y si embisten por un lao/ embisten por otro/peess LH: diecisiete millones de pelas/ le han dao aaa- a la ciudadana JL: pues si se- como ust tenga la informacin/ poltica/ como la- tiene la de televisin// eh/ estaan/

    aviados los pobres/ [oyentes de la linterna/ LH: [a lo'mjor ust no lo sabe/ a lo mejor ust no lo sabe/ JL: lo s/ lo s/// lo s LH: pero haba odo el rumoro no? JL: bueno/ es queee/ [los rumores [Programa "La linterna", La COPE, 15.10.1993] EJEMPLO 2: A: dgame B: buenas tardes/ llamaba para encargar una almohada cervical A: si/ en qu cadena de televisin la ha visto anunciada? B: en antena tres A: (2) cul desea/ la de matrimonio? B: s/ la de matrimonio A: (2) bieen/ alguna cosa ms? B: no/ nada ms A: a ver/ tenemos ofertas especiales ahora de cara a la Navidad// la queee tenemos hoy se trata de un

    jamn de seis [kilos y medio] B: [no/ no/ no] me interesa A: no le interesa/ perfecto// dgame su primer apellido B: prez [MGP -1] EJEMPLO 3 SI: [por cierto/ la cinta de [Rafa/ y de Joan S: [ay/ la cinta de- la cinta que yo te di y estabaa- exacto/ y mi hermano/ aja SI: aqu est (SI. LE DA UNA CINTA DE LA ESTANTERIA) S: gracias// debe de seeer/ del ochentaitrs ochentaicuatro SI: aaay S: no/ yo me guardo todas laaas- todas las llamadas/ las guardo [(( )) L: [para quee? S: AAAH/ de recuerdooo/ [para guardar las voces=] P: [aaaay/ cheee jeeje// s?] S: = de la gente [( )) SI: [yo tena to- todos los mensajes deee- de un amigo// peroooo jeje jeee ((RISAS GENERALIZADAS)) SI: borradsimo P: aaah S: no las borres y gurdalaaas/ en [un- en un cajn SI: [no/ llegas tarde/ hija ma S: y luego las sacas al- diez aos despus SI: mm/ y se la mando a su mujer [OTI-C] EJEMPLO 4: A: hola B: [hola] C: [hola]/ qu tal? A: (MIRANDO ALREDEDOR) miraaa/ no tienes grelos ni verdura [del cocido?] B: [se acab todo?] no hay [verdura?] A: [no/no s]/ es que no la [veo por aqu] B: [me parece] que en el pasillo de atrs vi (VA HACIA EL OTRO

    PASILLO)// mira que si no hay voy al almacn C: cbrame primero B: mil dos [cincuenta] A: [s/ s/ s]/ que hay C: hasta luego B: [hasta luego] A: [espera que] ya acabo y bajo contigo/// estar tierna/ no? (SE DIRIGE PRIMERO A C. Y LUEGO A

    B.) B: tiene que estar/ mujer/ ques del pas A: buenooo/ djateme de cuentos y cbrame

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    B: slo llevas eso hoy? A: s/ hoy s B: tres veinticinco// llegaron unas mandarinas [ricas] A: [no/ no]/ que las que te llev el otro da an estn en el

    frutero// chao C: [hasta luego] B: [adis]. [MGP -2] Qu tipo de observaciones podemos hacer a partir de los cuatro fragmentos? Es

    evidente que la simple transcripcin de las sucesivas intervenciones no basta para deducir diferencias pragmticas realmente importantes. Los cuatro casos nos muestran cambios de hablante que se producen con relativa fluidez, e intervenciones que se organizan de forma aparentemente idntica. Intuitivamente, no dudaramos en decir que todos estos fragmentos son casos de conversacin (en todos los casos, los participantes podran considerarse a s mismos como conversando).

    Pero podemos plantearnos si la diferente procedencia de los datos se acompaa de alguna manifestacin pragmtica que a primera vista resulte difcil de aprehender. Un breve anlisis de cada caso nos permitir establecer algunas conclusiones. Por ejemplo, el fragmento de la tertulia radifnica se caracteriza por un hecho decisivo: la TRIANGULACIN propia de las interacciones que se producen en los medios de comunicacin. En estos casos, la interaccin mantenida por dos o ms hablantes se dirige a un tercer participante, el receptor del programa. Esta caracterstica (que aparece tambin en otros acontecimientos, como los juicios, cf. Hernndez Terrs, 1994) impone restricciones en lo que se refiere a los temas tratados, por ejemplo, y a veces interviene un participante (el moderador o director/presentador del programa radiofnico, el juez) que ejerce cierto papel de autoridad en lo que respecta a la distribucin, duracin y ordenacin de los turnos. Mientras los contertulios s tienen acceso a los canales visuales de comunicacin, estos quedan ocultos para el receptor, que por su parte es un receptor mltiple, tambin invisible y desconocido para los hablantes.

    El segundo fragmento, perteneciente a la conversacin telefnica, tiene tambin rasgos especiales: por un lado, la ausencia de los canales comunicativos no verbales, y por otro lado, la limitacin del nmero de participantes, que simplifica enormemente la alternancia del turno. Pero si bien resulta evidente quin hablar cada vez que el hablante en curso abandone la palabra, tambin es cierto que la ausencia de canales gestuales necesitar utilizar mtodos de cesin del turno ms explcitos que los utilizados en la interaccin cara a cara. Adems, se trata de una interaccin comercial, lo que supone que la relacin entre los participantes no aconseja altos grados de familiaridad o informalidad. Por otra parte, es al comprador y no a la telefonista a quien corresponde la iniciativa del intercambio, frente a otro tipo de acontecimientos como la encuesta, por ejemplo.

    El tercer caso pertenece a una conversacin de amigas. No parece que haya limitaciones de ningn tipo en esta situacin. Los temas tratados, as como la distribucin y duracin de los turnos parecen desarrollarse sin restricciones, debido sobre todo a la relacin de igualdad social y participativa en que se hallan las hablantes. Esto podra explicar la constancia de los solapamientos (habla simultnea), por ejemplo, con interrupciones frecuentes; aunque estas interrupciones son a veces ininteligibles para su transcripcin, la ausencia de peticiones de aclaracin nos permite pensar que las participantes no tienen problemas reales para su decodificacin.

    En el cuarto ejemplo tenemos otro caso de interaccin comercial, aunque con una salvedad: la mujer que entra en la tienda (A.) intercambia turnos con el vendedor (B.) pero tambin con otra compradora que ya estaba all cuando ella ha entrado (C.). La relacin que mantiene con ambos interlocutores no es la misma, igual que la finalidad de los turnos que dirige a cada uno.

    Observaciones como las que acabamos de realizar (en diferentes niveles de

    complejidad) han presidido los repetidos intentos de caracterizar la conversacin como unidad de la lingstica. Un repaso rpido nos permite enumerar algunos de estos rasgos: relacin entre los participantes, limitaciones temticas, iniciativa del intercambio, grado de formalidad, propsito de la conversacin, toma de turno predeterminada...

  • Beatriz Gallardo Pals (1996): Anlisis conversacional y pragmtica del receptor 23

    Lo cierto es que todos los datos recogidos arriba son susceptibles de anlisis a partir del marco terico de la pragmtica del receptor, pero ese anlisis deber incluir de algn modo las consideraciones que estamos sugiriendo. De ah que uno de los problemas ms discutidos sea, precisamente, el que atae a la definicin de la conversacin. Qu rasgos son los que la individualizan frente a otros casos de dilogo?

    Sacks, Schegloff y Jefferson publican en 1974 el artculo que se considera fundacional para el anlisis conversacional, y en l caracterizan la conversacin como un sistema de toma de turno especfico. sa es la postura que adoptaremos aqu. Adelantando nuestras conclusiones diremos que es necesario diferenciar el concepto PRAGMTICO de conversacin (que se define por un sistema de toma de turno no marcado) y las posibilidades SOCIOLINGSTICAS que establecen tipos distintos de conversacin (conversacin cotidiana, conversacin didctica, conversacin comercial, conversacin ntima...). A partir de esta distincin de niveles ser posible un tratamiento de los datos que tenga en cuenta los datos sensibles al contexto y los rasgos que son independientes de l.

    En el conjunto de posibilidades conversacionales que acabamos de mencionar, sin embargo, la conversacin cotidiana o espontnea, presenta una POLARIDAD PERCEPTIVA natural que explica la habitual confusin de los niveles pragmtico y sociolingstico. En trminos de prototipicidad podemos decir que la conversacin cotidiana es la conversacin ms representativa, ya que ni los rasgos contextuales ni los pragmticos estn marcados. De ah que cuando algunos autores intentan definir la conversacin definan en realidad el subtipo que es la conversacin cotidiana. Repasaremos a continuacin, muy brevemente, algunos de esos intentos.

    Los primeros podemos encontrarlos en la ETNOGRAFA DE LA COMUNICACIN

    desarrollada desde los aos 60 por D. Hymes y J. Gumperz. En algunos trabajos Hymes se plantea la definicin del acontecimiento comunicativo (communicative event) y toma como punto de partida los factores clsicos del proceso comunicativo que, procedentes de la teora de la informacin (Shanon y Weaver), R. Jakobson haba adaptado al sistema de las lenguas naturales: emisor/destinador, receptor/destinatario, forma del mensaje, canal, cdigo, tpico y situacin. Estos factores son los que permitirn establecer, segn Hymes, una tipologa de acontecimientos comunicativos distintos.

    El problema de la corriente etnogrfica es que sus estudios suelen centrarse en acontecimientos comunicativos de culturas ms o menos exticas (el valor del silencio en apache, cantos de alabanza hausas...) y por lo tanto no tenemos estudios que establezcan tipologas pertinentes de los siete factores en nuestros acontecimientos comunicativos ms habituales (dentro de los cuales se incluye la conversacin cotidiana). Cmo afecta, por ejemplo, un cambio de cdigo a una conversacin? Hay un cambio de acontecimiento comunicativo si en determinado momento cierto participante cambia de lengua, o si utiliza un cdigo no verbal en la transmisin de cierta informacin? Qu repercusiones tiene el cambio de emisor y de receptor en un acontecimiento que exige necesariamente la alternancia de turnos? Y cmo afecta el cambio de tema a ese mismo acontecimiento? Por otra parte cundo podemos decir que estamos ante un cambio de situacin?

    Desde la SOCIOLOGA DEL LENGUAJE, J.J.Fishman (1971) propone tres rasgos para caracterizar los acontecimientos de una comunidad: la relacin entre los participantes, la situacin y el dominio. Ya en 1965, en su artculo Who speaks what language to whom and when? haba adelantado la pertinencia de estos tres factores en la eleccin de lengua en contextos multilinges.

    La RELACIN FUNCIONAL que une a los participantes tiene que ver con el conjunto de derechos y obligaciones mutuas que stos intercambian: madre-hija, jefa-secretario, mdico-paciente Imaginemos una juez y una abogada que han sido compaeras de estudio y son amigas. Conversan del mismo modo cuando se ven en el bar que cuando estn en la sala del juzgado? La eleccin de los temas cambia en ambas situaciones? Hay huellas de su relacin personal en los escritos oficiales que comparten? Ocurre lo mismo (piensa el lector que ocurre lo mismo) si se trata de un juez y un abogado? La pertinencia de esta relacin para la situacin comunicativa se manifiesta en el sistema de la toma de turno porque puede imponer limitaciones de acceso, de ah que la escuela de Palo Alto (y con ella, la lingstica interaccional francesa) hable de

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    relaciones simtricas y complementarias. En general, se trata de un rasgo que aparece con una u otra formulacin en casi todas las definiciones. E. Ventola (1979), por ejemplo, distingue junto a los papeles participativos (inicio y reaccin) y los papeles textuales (hablante y oyente), unos papeles sociales que en la conversacin cotidiana (casual interaction) son no jerarquizados.

    De acuerdo con este criterio surge una primera distincin de dos tipos de interaccin: TRANSACCIONAL y personal. En la primera, los papeles que mantienen los participantes no son simtricos o equivalentes, de manera que la toma de turno se ve afectada por estas diferencias en lo que se refiere a la espontaneidad, por ejemplo, o la emisin de turnos con orientacin interaccional iniciativa. En tales casos decimos que la conversacin tiene algn tipo de finalidad ulterior, lo que autores de la lingstica interaccional llaman funcin externa (R.Vion, 1992). En la posibilidad contraria tenemos la interaccin PERSONAL, que minimiza las diferencias sociales existentes entre los hablantes y los sita en una posicin de igualdad o equivalencia participativa. Son los casos en los que el intercambio no tiene una finalidad primaria establecida previamente, y predomina un propsito o modo socializador (Ventola, 1979). Andr-Larochevouby (1984) seala en este sentido que la conversacin es improductiva y tiene finalidad en s misma, igual que los juegos.

    Con todo, esta distincin terica entre conversacin transaccional y personal no ha de considerarse como una separacin tajante. Lo ms frecuente es que ambos tipos aparezcan juntos. Por ejemplo, podemos llamar a un amigo para hablar, pero tal vez en la secuencia de cierre acabemos estableciendo una cita, y entonces la conversacin habr tenido unas consecuencias que van ms all del hablar por hablar. En los ejemplos anteriores, la conversacin de la frutera nos presenta un caso muy claro, donde la compradora realiza intercambios transaccionales con B. y personales con C., tratndose de un nico acontecimiento conversacional. Tal vez las conversaciones telefnicas representadas por el segundo ejemplo (lo que Schegloff llama conversaciones monotpicas) sean los nicos casos en que podemos hablar de interacciones totalmente transaccionales. Hablaremos, pues, de un predominio transaccional o personal cuando clasifiquemos datos reales.

    La SITUACIN SOCIAL se define, segn Fishman (1971) como la "realizacin de los derechos y deberes de una relacin funcional concreta, en el lugar ms adecuado o tpico y en el tiempo socialmente definido tambin como el adecuado para la misma": una clase, un funeral, una transaccin comercial... son situaciones sociales definidas, es decir, CONGRUENTES. Pero una situacin social, dice Fishman, puede ser INCONGRUENTE; as ocurre por ejemplo, en una ria de amantes (conducta inadecuada), un jefe y un secretario que se ven en la oficina a las tres de la maana (tiempo inadecuado) o un cura y un feligrs que coinciden en el casino (lugar inadecuado). En esta situaciones, dice Fishman, la incongruencia mutua puede reinterpretarse y convertirse en congruente (no otra cosa son las excusas); el procedimiento ms frecuente es redefinir la relacin funcional.

    Por ltimo, el DOMINIO se refiere al mbito temtico en que se sita la conversacin. Van Dijk (1978) seala simplemente que no existen restricciones sobre el tema de una conversacin. Los temas prototpicos de la conversacin cotidiana son temas triviales (Ventola, 1979) aunque, como sealan Briz et al. (1994, en prensa) se puede conversar, e incluso conversar coloquialmente, sobre temas especializados. Para estos autores, integrados en el grupo Val.Es.Co. (Valencia Espaol Coloquial), el registro coloquial no es algo exclusivo de los acontecimientos conversacionales, ni siquiera de la lengua hablada. Sus investigaciones les llevan a separar los rasgos pragmticos conversacionales, y los rasgos que determinan la aparicin del espaol coloquial. Los rasgos pragmticos previos, o CONVERSACIONALES son:

    - toma de turno no predeterminada. - dinamismo dialgico entre emisor y receptor: relacin de simultaneidad y no

    sucesividad entre ambos roles. - retroalimentacin: ms de dos intervenciones recprocas. Como veremos, estos rasgos estn presentes en toda conversacin, cuya tipologa se

    establece adems con unos rasgos TIPOLGICOS que, para la conversacin cotidiana son: - interlocucin cara a cara - carcter interpersonal, no transaccional.

  • Beatriz Gallardo Pals (1996): Anlisis conversacional y pragmtica del receptor 25

    Por ltimo, los rasgos COLOQUIALES, son los que determinan la aparicin del registro coloquial:

    - inmediatez, carcter actual - ausencia de planificacin - conversacin no transaccional. Los rasgos conversacionales, tipolgicos y coloquiales son los llamados rasgos

    primarios. Juntos a ellos, existen unos rasgos COLOQUIALIZADORES, que permiten la aparicin del registro coloquial en acontecimientos donde falta algn rasgo primario:

    - relacin de igualdad entre los participantes (la consabida simetra) - temtica no especializada (aunque se puede hablar coloquialmente de temas

    especializados) - marco de interaccin no marcado. Hasta aqu, hemos visto intentos de definir la conversacin (cotidiana) mediante el

    recurso a rasgos sociolingsticos, todos ellos sensibles al contexto. Cuando tratamos de esbozar una caracterizacin pragmtica, que atienda a los elementos del FUNCIONAMIENTO INTERNO conversacional, la bibliografa se centra en las caractersticas de la toma de turno. En este sentido, el trabajo fundamental es el de Sacks, Schegloff y Jefferson de 1974, que proponen una toma de turno caracterizada por la presencia conjunta de 14 rasgos. Los analizaremos ms detenidamente en el captulo 4, de momento slo los enumeraremos:

    1. cambio(s) de hablantes recurrente(s) 2. en general, cada vez habla un solo participante 3. los solapamientos (habla simultnea) son frecuentes pero breves 4. con frecuencia, las transiciones entre los turnos no son espaciadas 5. el orden de los turnos no es fijo, sino variable 6. la duracin de los turnos no es fija, sino variable 7. la longitud de la conversacin no se especifica previamente 8. lo que dicen las partes no se especifica previamente 9. la distribucin relativa de los turnos no se especifica previamente 10. el nmero de participantes puede variar 11. el habla puede ser continua o discontinua 12. existen tcnicas de distribucin del turno 13. se utilizan distintas unidades construccionales del turno 14. hay mecanismos de rectificacin para los errores y violaciones de la toma de

    turno. Varios de estos rasgos aparecen en otros acontecimientos comunicativos, pero slo

    cuando aparecen los catorce nos encontramos ante una conversacin. El debate, por ejemplo, supone un orden y una distribucin del turno (a veces tambin su duracin) predeterminada; en la entrevista cada participante tiene asignado el tipo de intervencin que puede hacer (uno pregunta y el otro responde); en ambos casos, adems, el contenido de los turnos est decidido con antelacin. La transicin entre turnos puede verse modificada en algunos rituales y ceremonias, donde por otro lado, tambin el contenido y nmero de participantes tiene fuertes restricciones. 3.3. LA CARACTERIZACIN PRAGMTICA DE LA CONVERSACIN.

    La caracterizacin pragmtica de la conversacin prescinde de los elementos

    sociolingsticos, sensibles al contexto, y se centra tan slo en los aspectos de su funcionamiento interno. Se trata de buscar unos rasgos que, ms all de la variabilidad proporcionada por elementos como la situacin, el tema o la relacin entre los participantes, nos permita identicar qu acontecimientos comunicativos son conversacionales. Los rasgos que proponemos son los siguientes:

    1. rasgos previos o interactivos: el dinamismo