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Navegaciones Comurricación, cultura y crisis Anftat Ford \i /'T \1\ A\ ü Amonrort¡.r eütores Buenos Aires ,rvl

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NavegacionesComurricación, cultura y crisis

Anftat Ford \i

/'T\1\A\

üAmonrort¡.r eütoresBuenos Aires

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lf)

7. Cultuas populeres y (rneüos de)comu¡ricación1

I

Poner en contacto la(s) cultura(s) de las clases popularescon los medios de comunjcación es ponerlas en coniacto con-sigo mismas. Esto se dei¡e a que los medjos, la culrura de losmedios <<populares y baratos), nace, en gran medida, marca-da y enancada en las had-iciones, los géneros, los saberes yIas necesidades cogrr-itivas existentes en las clases popu-iares (un conjunlo que obviamente tiene sus correlatos enformaciones cul.tu¡ales no populares pero tampoco hege-rnónicas).

En una etapa (hacia 1&10) marcada por la aceleración deia revoiución indushial, por un intenso desa:rollo r¡¡bano

(pero con un pasado n¡rai m.uy cercano), y por el peso, en laorganización social, del pasaje de la razón iiuminista a la ra-zón positivista -ambas educadoras, unidireccionales, <shan-nonianas>, erl fuerte contradjcción con ciercas zonas de lasculüuras de las clases populares-, los medios, que no sufrenla sistematización de la educación, parecieran hacerse car-go de esas zonas desplazadas por la razón modernizadora.Culturas det afecbo y del sentimiento, del azar y la incerti-dumbre, del misterio y de lo negro, de ia actuación y la impro-visación, del humor y la irrespebuosidad, de la aventura yla <<pulsión exploradoran, de lo oral y lo <<no-verbal>, de lacotiüanidad y de l¿ son-strucción cotidiana del sentido (que

¿rbarca todas sus formas Ce construcción, iniluso las mássofisticadas), del juego, la fiesta, la simulación y el entre-namiento, fueron desjerarquizadas por las culturas oficia-les -aquellas que desde el Estado, o no, cumplían un rol or-ganizador de la sociedad- que las consideraban bárbaras,i¡racionales o, en el mejor de los casos, mero campo de la cu-riosidad. Esta¡nos señalando una doble lógicadond'e en unaprimera instari.ciamás que el análisis del sentido progresis-

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ta o no rle una <obro de hu.rnor o de misterio ir'.rporta la d.es-jerarquización, el despiazamiento o la supr-,rs:ón ciel hurnoro del misterio corno formas <elementalmenre humanasrr,fundanrentaies, en la exploración y la corstir-icción dei sen.tiCo.

2

Tal'ez du'ante el trayecto hegemónico rle ln razón ilu.minista p':siiti.ista, o mejor de la presicin Ce al;uras rle susclasificacio nes, ningún i¡rte lecLual serio e i ::.s ¿ i cuc lo nalizaclose hubier¡i cercnido, por ejenrplo, en la paracioja, como io hi-cieron du¡anre este siglo Russell o Batesr:n. La paradoja, engeneral, hubiese quedacio en el carrpo de jas cu¡iosiciaclesmenores. No le decÍa nada a la razón instrynnental institu-cionalizada. Sin embargo, esfe viejo lugar de ra iógica, comomuchos otros, estaba contenido en esas cult'¿ras marginalesy populares que tomarían los rneüos, rompier:.ii,r y horaclan-dc clasificaciones.

otro e;"'rpio de clasiilcación desviadora o descalificado-ra: cuando .Lncii

Aarney

srirh rhompson, d.esde la lógica.positivista, clasifican, en su sislematización lel relato ftk,el viejo reiaro <Ei debate pcr señas>>, que analii:o en <Tráfi-co. . .)>, lo describen como un simpie divertirnenro humo-rístico. sin embargo, ese reiafo es una puesia en escena detoda la conrplejrsima trama de la recepción tanto en sus ins-tancias comunicacionales y semióticas dr:¡as como en su ar-ticulación cullural, antropológrca y social.

Todas estas formaciones culür¡¡ales, también objefo, sinduda, de preocupación de muchos intelecbuares marginaleso innovadores que desde otros lados chocan con la epiitemo-logru oficial (y pienso tanto en Baudelai¡e como en cantor),fueron, en alguna medida, tomadas por los med.ios, es decir,

por sus géneros y búsquedas. o por el sustrato episcemoló.gico que subyace en ellos, porsu densidad mefacomunicacio-nal, por su puesta en escena de las racionalidades de la vidacotidiana. Aquello que si bien es reconocido por Ia antropolo-gta o la etnografía.se Fasforma en populista y <cnarodniki>¡cuando lo ubicamos en la crítica y el análisis cultr¡ral, tandistanciados de los saberes del hombre común.

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3

l,os medios avanza.ron sobre esio desCe una lógica queno era la del saber trasmiLido escoiar, insLitucional o esfe-talmente, sino desde la dinámica de pequeñas empresas<aventurera-sD¡ y desde los intelecüuales pobres que traba-jaban en ellas, que establecían, en gran parte oesde afuerade la legislación-lo cornunicacional casi siempr,e antecede asu legislación, aunque pese en su desarrollo la liberación de

los impuestos-, un complejo y <cnegociadou diálogo con lasculluras de las clases poculares (a las cuales también re-presentaban), con sus fuertes residuos y su reciclamiencoen la u'be industriai, y también con las trasiormaciones queproducían los nuevos espacios y tiempos de la vida cotidia-na, el desarrollo tecnológico y las nuevas leccuras prove-nientes de las necesidades inlbrmacionaies y comunicacio-nales que nacían de todo es¡o. Es el trayecto que va dei pre-gonero que relataba crímenes cie pueblo en pueblo -aquel deEI crímen ie Cuencc- o de la novela gócica -fuertemeniema¡caCa por la temálica foik- o de Ia literacura de cordel,a los relatos de Poe, apoyados en la literatura de los perió-dicos re.stringidos del siglo X\¡III, pero ,\'a' en esr;'echa i'el,:.-

ción con la crónica negra de ios periódicos p,:pulares y bara-tos, con un nuevo sistema de leciul'a -ln crírica Ce Poe, ciueescribía para grandes públicos, ¿r los escritores de Concord-y con la estructu¡a de la nolicia rnoderna. (En otros trabajoshe comparado la teoría dei cudnto de Poe con la teoría mo-derna de la noticia que elabora en esos mismos años Day pa-ra Sun, uno de los primeros periódicos sensacionalistasBord, 19?1o].) Pensar que este proceso puede ser reducido,absorbido o explicado sólo desde las lógicas del capilalismoes como ppnsar que las culüuras de las clases populares son

,<esencialmente> luditas o pasivas en los procesos de indus-trialización, urbanización y modernización. (La crÍtica eli-

tista a la migración interna, tipica en nuestros países, for-ma parce de este conjunto.)

,t, ¿.'

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E,iirr-rncs señalando q',ie ios meCjos nac¿n encad.cnaci,;sccn i.r.i.: cu;;'.rr:s p<rOulzu'"s an¡eriores ]'no sóio con su.r génc'ros sino ranbién con sus :-lileres, con sus esirat"egias cogri-livas;gér^,:r'os y sabercs que no pueden;cr vistos comr) .<tra-dicionale.s> pu.es son zcnes constitutivas de la cultura delhornbre reprimidas por :;s culbu¡as ollcialcs ciel capitalis-

mo. Y ¿sta aflrmación no sriio explica los orlgc:-les sino io qu*va a s€3irsiendo h¿rsca i-ro¡'una estrecha y coinpleja ¡ela-ción. La iec:ura cie estos ,rlómenos i¡scj¿ una concr:pciónde la rnoriernidad que no üscrir¡inaba enri'e aqueilos ele-rnenlos que las culturas tradicionales, preinciustriales, te-nían de retrógradcs y aq.nellos que tenían de discusioneshistóricas cie iiempos lzu'gos, de confiictos coqnilivos ubica-dos aun en series anfropológicas de tiempos'mucho más la¡-gos, de crisis constantes en ia <culrura del hombre> o en lo,<elernen[a]mente humanoo, así como la ie.:bura en ciave es-tética e i,ieológica (cuanrlo no corporariva) Ce aquello quedebía o ciebería ser tomado, en un primer momento, etno-gráficamente, o desde una hiscoria culiural y social que no

volteara ios héroes histo;i,cos para erigir héroes inteleclua-les, irnpiriió durante muchc tiernpo entender ia relación delas clases popuia-res, y Do solarnente de ellas, con los mediosde comunicación. El fracaso cle los países sociaiistas -nruyduros en esl.a discrirúnación antropológica perr esta¡ ap('ya-dos en un¿r r:ijsma concepción de la razón- cn ia constituciónde una industria culbural competitiva de la occidenlal no es

ajeno ¿r este fenómeno. Algo im¡rcrtance y no rireccionario nosestuvo diciendo la popu-laridad de los medios. De alguna nra-nera se poclría decir, siguiencio a Stuart Hali, que pensarque las clases populares cra:iumeil medios parL-iue son iclio-tas es muy poco sociaiista (1Is11, 19&i).

5

Etr e¡t:l prablernó.iiua aciú¡tn varias lógi.c,rs. [,o que est¡rvseñai¿rr:dü no es una apcioyr,r .le ios con*r-nidos d.e ios m:-ciios rii de la incjusl-rit ¡:r-:ituriil cl::l capiialisno, sino oti'oconflicLu, qLle Se inst:r'ra i:ii sus it¡:Lras: su pucsta en escen'-1

jtlif i

de fonnas ie comul:cación y concc.:r-cnro no jeraquizadascor lns culturas in^stirucionalizadas e inciuso no tornacias encuenia por las polllicas cuj¡rrrales i'r:r:miln;cacionalcs pro-gresistas crln'ic :¿-rinloco por las ctiuc;l:i,,,:rs. El fracaso d.c l¡,rsprimeras en "i¡r:érica Laiina cstá rclacionacio con lo queoianteo, aunque eiio no sea la c¿r.us,1 lrinr:ipal.

voy a ejerepirircar io que digo clesie un hecho concrero: eialto rating de los prorarnas de hu::ror sn nues[r-o país enmedjo de la crisis econórnica

y soc:al. .Ut,E¡.¿6 Olrneclo, por-ejeneplo. un caso sobre el cual circuian muchas ex-olic¿rcio-nes sllDe:¡icial¿s y eslereotipadas -rl: Ia ¿ij;rnación y ia er.a-sión a las lecsu¡as eticistas sobre l¡r cr:oulosiclad, lo procaz,etc.-. Er:piicaciones que geneaiógl,:trmenie se ubican enaquel despiazarr-uento de formas culiu¡ales que señalamos ¿riprincipio (aciararrros qlle esr¿rrlos hibi¿rnio de coruigwacio-nes culluraies <cogniiivas> y no de un simple rraspaso de gé-neros y esrl.los de la sociedad preincuscriai a la industrial).sin er¡b¿lr-gc, esie caso en particular nos remite a proble-'mas no ii';ianos,. como la recuceración simbóiica del cuerpo(en la puesia en escena o la exacerbacrón de la comunica-ción a través cie lo gesrual, de io,cno-r'erbal>), los procesos cie

consir¡cción dei sentido (en los recllrsos aiearorios y oporru-nistas de la <<sancls)>, en la desagregación ciel <doble senfi-do>r, en los recu¡sos rnetacornunicacionales), ia desestructu-ración ae ias iormas insti¡ucionaiizadas del conocimiento(desde los mecanismos horadadores, anrifundamenlaiistas,relativizadores y tanbién distanciadores del humor). Tam-bién se podría decir que desde ia imprcvisación y la acrua-ción el hombre pelea las formalizaciones culturales. unavieja historia, pero que hoy, informarización de la sociedadmedianie, es fuertemente esr-nicruradora de io sociai. @simportante recordar aquÍ que actuación e imorovisaciónson dos fuertes escollos para la incerigencia artificial.)

Todo esto gustará o no, se lo valorará positiva o negativa-

mente, pero etnográficamenfe está ahí. por otro lado ta.nr.poco estoy con^tunüendo a olmedo eon wirtgenstein. Ni alárbol con la botánica. Lo que queremos decir es que hayproblemas, conjunbos culturales que no han sido jerarquiza-dos por la razón iluminista y posirivista y que esiu'ieron enIas eulluras populares ani€riores, que se fiitraron en losn'redios y que hoy persisten tanro err es[os como en saberes eintercambios simbólicos no massmediáticos. y también en

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d.iscipiinas cientl.ficas que intentan expiicar el desorden, el

azar, el caos, }a compie;idad. Tecras que son part-e sustan'

ciai de la cultura humana.Y esto es irnpgrlanle para salir cie l¿r.s e-tplicaciones

estereo¿ipadas de la poptriaridad de los niecio::, ciesco-

nociendo lns múl¡iples lógicas ql:'e subi'acen en su recep'

ción, o en córcc esta, a través de cc]mplejas mediaciones,pesa en el mensaje. O cómo fon'na pa.rLe r.le la,s relaciones

culturales: ver espectáculos o acmirs,r a un actor no sonsignos Ce mer"a pasividad. Fiay rnornenios <receptores> en

ia cultu¡a. f{ogarlos es como penser t'¡ue el hombre sólo s¿

esti'uclura sobre el <habla.:r-n y no también solr:e el tcvep' o el

<e.scucha-rtr.

6

Es basiante evidente que los Estaclos modernos jerar'quizaron la escritura casi corno única fc;rma de comunica'ción y ie tnibrmación, desplazando ocras i'ornaas, oiros ca-

nales. De alguna manera nuescra cul¡u¡a bloqueó la reiie-xión, el conoci¡niento sobre la percepción ccrporal, kinésic¿r

y proxémica, el rol de los sentidos f-'n nues[ra e.xperiencia co-

tidiana. Aclaramos que estamos hablando en el ma¡co del

desarrolio del capitalismo pero que esios problemas Lienen

tiem.pos históricos y antropoiógicos nuy largos. Nluchas

culturas tradicionales tenían un alto nivei de competencia

sobre lo corporal, lo no-verbal (ce las observaciones de los

chinos sobre el significado de la diiatación de las pupilas, a

los rnapuches que le criticaban al <huinca> no saber leer los

gestos, las manos). La discusión que tematiza Eco en Elnombre de I.a roso entre los que discutían si Cristo había o

no reído es parbe de estos confiictos culturales de tiemposlargos. Aún hoy vivimos en una cultr¡ra donde la tragedia

tiene más prestigio que la comedia.

l,o cierto es que los meüos rompen la hegemonía de la

escritura. El proceso que va del grabado y el dagsenrofipo a

los periód.icos y revistas ilustradas, del rollo y el alambre al

d.isco de pasta,la aparición del cine mudo y de la radio, y to-

dos los procesos posteriores ponen en escena, recuperan,permii:en reflexiona¡ sobre los múltiples'canales de ia inter-

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acción humana. No estoy hacj.endo un juicio de valor. Ni una

apología maciuhani ana.^

Erioy señalanclo algc que no es 1o suf-rcientemente perci'

bido enios r.redic, n.^ír cle que son orecisamente anaiiz:¡r-

dos desde un parartlg:ia escritural: su fun,:ión clisparaccra

en el anáiisis de lo corporal, su función compensaiora' tai

vez colunturai, frenfe a las ausencias en las culturas insti-

tucionaiizadas. l,a cárnara a veinte centímetros de la ca¡e

de un político estn:ctura una lectura, y una competenciaque no es la de aquel que lo ve desde una tribuna a cincu¿ii'

ta o cien metros. Y aquí funcionan saberes, <<iores>" que aun-

que hoy sean analizacios o legitimados cienlít'icamenre es:u-

vieron siempre en la vica cotidiana y en las culturas de ias

clases pop,-:'1"""s, sub.vaciendo en el prestigio de la escri-

tura. Sáberes que tal vez no puedan ser formalizados, por-

que su semiosis no depende sólo de los códigos sino funCa'

ÁenAlmenle del conrexto. Aunque con diferencias en sus

niveles de codificación. Entre el fracaso de Birdrvhistell,

sen¡ado d.u¡ante diez años frente a una pelicula de doce s¿-

gundos para descubrir los kinemas, y los hallazgos en ios

i".rg!u¡", delos s,:riomud'os que comentamos a partir de

oliver sacks en <Navegaciones> se abren caminos tod¿r"'jrr

no exploraclos. La cornunic¡ción del hombre nunca fue espe-

cíticen¡ente verbal.

Tal vez sea une de las razones de la popuiarido¿ 6ig irJs

medios. Pero también algo no asumido' Es curioso lo poio

que se ha reflexionado sobre esto en los proyect¡s de políri'

cas de comunicación progresistas en América Latina' Iri:1r-

caCas por lo educati'¡o y lo escritural, a pesar de que en ei

derecht a la información y a la comunicación se hable del de-

recho a ver y ser visto, a ser oído, a escuchar, a recibir una

respuesta e incluso del derecho selectivo a no comunicarse y

a no ser informado'

7

Estas reflexiones se d.isparan hacia varios lados. Debajo

hay una pregunta curiosamente poco inles!1Sada' áCómo

clasif rca la gente la función ,cv'er mediosr? lv'Ii impresión, o

¡<i. Ll'J

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i:i.i icca a partir de una iectu¡a incirecta de ciertos rrabalossrbrc 1a rida cofidiana, es que no confu¡:d" g pienso aq,.iÍ enei tra-.,'ecto que !'a ie lioi'2:'bski a Bairson) ai mapa cr.:n cii-¿l'¡'::r,iio. íis decr, rio cr-rni'uncic ¿r ios iteri:os con la so..:i.:.i;-idri,: ii:¡iienü1, con el si:iriic¿¡tc, con las instituciones por do:r,1ei¡ansi:a. o que en algún planc ias ubica en esa zcna ce rriir:-sici,in, ni'rotalmente subjeriva, ni rcr¡lmente objetiva d.on¡i¿\Yii:nic'rtt (1986) ccloca la cuicura, ei jucgo, la creacion.,\,iur-1l¿l

zr:na donde sejuega

con fuego si:r ouemarce que cxpl,i-re¡a Girertz en sus rrabajo-s sobie ia rii,.r cie gailos (G,:,:rt:t,i!,,r1). l-iljuego con le crisis, cn e,i humor cic O]¡necio, inrplicanc sóio üsranciamiento de un¿r. i'¿lli.Lrd. cruel, o humor i-r.' -gro, sino enhenarniento en las hipoiesis que debemos elab,:-r3r pa-ra manejarla. No es evasr,jn sino <.prec¿rlen¿amieoto¡r.

Es obvio que todo esto in:.piic,r romper mod.elos culcuia-Ies ptLros; reconocer que es imposil¡le anaiiza¡ ia cuisur.e delas clases populares sin reconocer su relación (sus múlliples¡elaciones) con los medios, y vicevc-r-sa; romper el tubo shan-noiriano y entender la recepr:i,jn corno acción errúneniernen-te cuitru'al, asimétrica, activa (1o cual no impiica negi:.r ianeccsld¡rd de políticas cuiburales); a¡:iriizar la consrirución y

la hiscoria de los medios descie sus ,:onilicros internos )'r),Jsóio cesde ei punro de vista de los inceiectuales agrecdos poreiia (cl iiaciornismo>); es decir, ccnto señala Ba¡bero, <o.er luconstilución de lo masivo por tuera del chantaje culturalistaque los convierte inevitablemente en procesos de degrricla-ción cultu¡al" (\,fartín Barbero, 19E?); reconocer las r¿rcio-nalidades y las eshategias de las cul¿uras cotidianas y rorn-per ciesde ahí las cultu¡as instilucionalizadas denb¡o o fuer¿rdel Escado; eludir las tesis exbremas rie la massmediatiza-ción de la sociedad así como aquellas que las niegan, sol-.,..todo en sociedades tan débilrnente cociificadas como i ,,,nuestras debido a sus debilidades y obsláculos para comple-lar sus procesos de modernización.

Nlucho de io señalado impide encarar las fuertes reiat:io-nes enlre las culturas massmedii¡icas y las nomassmecii.¿i-ticas. Pa¡a explorar esto encarnmos un tema puntrral queterminé incluyendo en una novela. El análisis de los sislernasde consrn¡cción social del sentido ante un hecho insólito: laIluvia de cenizas caída en Buenos Aires el 1l de abril cie1932. Es cla¡o ahí ver la fortísima relación entre las seriesn:encionadas. La superposición de saberes no sólo de tiern-

pos largos sino lenbrén cie orígenes sociales rnuy ciifer:rics,i¡-is a:"¡iculaciones y ie-sarticulaciones de los saberes ins;iiu-cionalizai':s ciescie aCen¡ro y Cesde afuera Ce los meciios; laleelaboraclin conscante ce lcs ciiversos,ücdócc,ts y la rulle-xión ,cmeiai), en lcs perir,.riistas y en ei público, sobre ci.:iio s,)

constnrían los senliios en ese hecho que ccr-rienza siendouna especie de trageda bfolica y terinina, después de pási-:r

por la hisroria y' lror la ciencia extet'nas a los archivos ci,.:

los diarios¡ sumefgicio en la cotidianidad de la utiiizaciúnde l¿rs ceni¿as del voicán para limpier los plaros. Con cstoanunro a señalar la inposibilidad cle encr¿rr en las relaci,:-n.is culbLiraies, tc,ja';ía -"an poco conocicias, desce los c:i:.,,-rios tradicionales y ciicializaCos del saber o desd.e sus ciasi-ñcaciones estereotipaclas -

Pone¡ en relacirin ia l¿ctu¡a popuiar cie los medios con larecuperación sin:bóiica cie lo corporal o con la persiscenciade saberes que no por rradicionales hayan sido desjerarqui-zados son pisias abierlas, entre muchas ocras, para repcn-sar no sóio la cns! de ia rnodernidad sino tenrbién una culru-ra que revalorice las iensirlades ie lo coticijano y la riquezaculüural del hombre con:ún. Algo que, sin con¡undir lo poiíti-

co con lo culiu¡al, está en el subsuelo cie anbos.

Nota

I En esle :erlo reelaboré, ctrsi d,os años después, pero conservando su es-

prrilu, ia con-ferencia que me hizo cia¡, <saliendo al to-c', Néstor GarcíaCanclini en el Semina¡io sobre cuituras populares del INA (i968). I-.1'trlicé

para ello su desgrabación, ¡rás ocros dos textos del mismo momento: <L-os

medios y las clases populares: una Eabajosa negociaciónr (en Cnsis, 67,págs. 7.1-6, enero'febr¿'ro 19t,S9) Y "Las fisu¡as de la industria cullural, (en

Alternotiua Lotinoon enca.na, T , págs. 36-8, 1988). En ese momento reto-maba después de muchos años la aclividad universila¡ia.

I:7l|t