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Viernes 17 de mayo de 2019 EL UNIVERSAL C16 CULTURA PROYECTO UNAM Texto: Fernando Guzmán Aguilar [email protected] Conferencia sobre la conquista de América El Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM invita, dentro del ciclo de conferencias “El historiador frente a la historia. 1519: el encuentro de dos mundos. Homenaje a Miguel León-Portilla”, a la titulada “Los presupuestos peninsulares de la conquista de América”, que impartirá Óscar Mazín el 22 de mayo, de 12:00 a 14:00 horas. Siga la transmisión por webcast . ESPECIAL Noveno lugar entre las naciones con más diabéticos De acuerdo con Adolfo Andrade Cetto, académico de la Facultad de Ciencias de la UNAM que con un enfoque etnofarmacológico busca principios activos en plantas para controlar la diabetes, esta enfer- medad ya se convirtió en una pan- demia en nuestro país. México ocupa el noveno lugar entre las naciones con más diabéticos y en 2025 ascenderá al séptimo. Según la Organización Mundial de la Sa- lud (OMS), 8.7 millones de mexi- canos sufren diabetes, pero no se considera a los no diagnosticados, por lo que la cifra real se acercaría a los 12 millones de enfermos. DIVARAKA MAYYA Descubre cúmulos globulares de galaxia espiral Rosa Amelia González Lópezlira, investigadora del Instituto de Ra- dioastronomía y Astrofísica de la UNAM, con sede en Morelia, en- cabezó la investigación interna- cional que descubrió los cúmulos globulares de la galaxia espiral Messier 106 (M106), formados po- co después del Big Bang. Estos cú- mulos son conglomerados de 100 mil a un millón de estrellas. En la Vía Láctea hay 160 de ellos. Como su distribución espacial es la mis- ma que tenían cuando se forma- ron, podrían proporcionar i nfor- mación sobre etapas tempranas de la evolución del universo. Florecimientos algales nocivos Cada vez son más frecuentes y duraderos como consecuencia del cambio climático y el vertimiento de aguas residuales al mar Las mal llamadas mareas rojas cada vez son más frecuentes y duraderas como consecuencia del cambio climático y el verti- miento de aguas residuales al mar. No son un fenómeno nue- vo: hace 130 millones de años, de acuerdo con registros fósiles, ya había muerte masiva de in- vertebrados por ellas. “Pero ni son mareas ni siempre son rojas. Se llaman florecimientos algales nocivos (FAN); in- toxican peces, matan aves y dañan la salud de personas que comen pescados y mariscos con- taminados con las toxinas que producen”, acla- ra Lorena Durán, investigadora del programa Cátedras CONACyT en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM. Aparecen repentinamente y pueden durar desde unas horas hasta meses. Entre los años 60 y 70 del siglo pasado, Japón llegó a tenerlas en sus aguas marinas 300 días al año. Como ya se dijo, no todos los florecimientos algales nocivos son rojos. Según el género y la especie, hay naranjas, dorados, verdes, de espu- ma, bioluminiscentes… “En Oaxaca se ofrecen paquetes turísticos pa- ra admirar la azarosa y bella bioluminiscencia nocturna generada por el género No ctiluca, pero su alta densidad puede ser contraproducente, ya que consumen el oxígeno disponible en el mar”, comenta Durán. Base de la red trófica Muchas microalgas habitan en la columna de agua; y otras, en sistemas arrecifales, sobre otros organismos como las algas marinas y los pastos marinos, y en el fondo marino. Entre más calor haya por el calentamiento global, crecen más y mejor. Sin embargo, inocuas o tóxicas, son la ba- se de la red trófica. “Si todas murieran, el planeta también mo- riría. Productoras primarias, las microalgas son fundamentales para la vida, pero ningún exceso es bueno: pocas o demasiadas pueden ocasio- nar problemas.” Como los florecimientos de algas ocurren in- tempestivamente, hay programas de monito- reo en México y el resto del mundo. A simple vista desde las playas o con drones se puede detectar un cambio de coloración en la super- ficie del mar y se verifica qué especie lo forma. Si ese florecimiento de algas es tóxico, se emite la alerta, se analizan los pescados y mariscos para ver si contienen toxinas, y, de ser así, se establece una veda. Toxinas Durán y sus colaboradores estudian por qué las microalgas de la columna de agua de pronto em- piezan a reproducirse sin control y a generar Florecimientos Algales Nocivos. Examinan también las microalgas bentónicas tóxicas del fondo del sistema arrecifal de Veracruz, de la costa de La Paz, Baja California Sur, y de Puerto Morelos, en el Caribe mexicano. Grosso modo, trabajamos en la identificación de especies de microalgas para determinar qué toxinas producen, qué tan tóxicas son y qué can- tidad de éstas depende de su relación simbiótica con bacterias”, indica la investigadora. De las microalgas bentónicas hay cinco géne- ros importantes que producen toxinas: Gam- bi e rd i s c u s , Fukuyo a, P rorocentrum, C oolia y Am ph i d i n i u m . Estas microalgas se han relacio- nado con la ciguatera (intoxicación alimentaria por ingesta de peces que se alimentan o habitan en los arrecifes coralinos), intoxicaciones dia- rreicas y otros malestares ocasionados por to- xinas aún desconocidas. “Al igual que nosotros, los humanos, las mi- croalgas son incapaces de producir su propia vitamina B12 y la obtienen de las bacterias con que conviven de manera natural (nosotros la obtenemos de la flora intestinal). Por eso tam- bién tratamos de determinar si se volverán más o menos tóxicas, y se reproducirán o morirán más con la modificación de la flora bacteriana de su hábitat inducida por el cambio climático y la contaminación.” Octavio Carrillo Andrade, miembro del equi- po de Durán, trabaja con microalgas que pro- ducen toxinas paralizantes, en específico de la especie Gymnodinium catenatum, y analiza su metabolismo cuando son expuestas a los bis- fenoles que liberan los plásticos. El objetivo es determinar si la contaminación por plásticos afecta a las microalgas. Ahora bien, aún no se sabe cuál es la función de dichas to- xinas paralizantes, aunque existen varias hipó- tesis, como que son un reservorio de nitrógeno o están relacionadas con la división celular. Entre 1970 y 2015, los casos de intoxicación por toxinas paralizantes aumentó dramática- mente en todo el mundo. Por cierto, los flore- cimientos algales nocivos coinciden con el au- mento poblacional en las zonas costeras, pues se vierten más aguas urbanas al mar, y con el uso de fertilizantes. “En nuestro país ha habido este tipo de in- toxicaciones desde la antigüedad; pero como no se realizaban investigaciones en microalgas tó- xicas, no hubo registros de ellas hasta que co- menzó nuestro estudio”, apunta Durán. Uso médico Vanesa Herrera Pérez trabaja con microalgas del género Pseudo-nitzschia, las cuales producen ácido domoico, una toxina que afecta el sistema nervioso, causa pérdida de memoria a corto pla- zo y puede llevar a la muerte. Las aguas residuales vertidas al mar aumen- tan las probabilidades de que aparezcan flo- recimientos algales tóxicos. Sin embargo, las muestras del sistema arrecifal veracruzano con que trabajó Herrera Pérez no produjeron ácido domoico. La joven bióloga supone que cada especie se adapta al medio ambiente don- de habita, por lo que se deben hacer estudios puntuales. “Todavía se desconoce la función del ácido domoico en las microalgas”, agrega Durán. Algunas microalgas tóxicas podrían tener uso médico. Las toxinas paralizantes, al inte- ractuar con los canales de sodio (proteínas ce- lulares relacionadas con los impulsos eléctri- cos), impiden la comunicación entre los ner- vios y, de esta manera, podrían eliminar el do- lor. Desafortunadamente causan también pa- rálisis respiratoria. En un futuro, por sus propiedades citotóxi- cas, microalgas del género Am ph i d i n i u m , cul- tivadas por Durán en el ICMyL, podrían utili- zarse farmacológicamente en diversos trata- mientos, incluso contra el cáncer. En el ICMyL, la tesista Ana Luisa Mejía Camacho trabaja con este género. En Alemania se prueban nuevos anfidinoles y otras moléculas con un potencial uso médico. Del grupo de Durán, la estudiante Ulrike Tara- zona trabaja, en el Max Planck Institute, en Bre- men, con dinoflagelados de costas mexicanas productores de toxinas diarreicas; y María del Carmen Pelayo lo hace en el ICMyL con bac- terias aisladas de cultivos de esas microalgas y colabora con Tarazona. Pamela García Santos, estudiante de la Uni- versidad Simón Bolívar y tesista en el ICMyL, trabaja con el género C oolia, productor, según se reportó hace 10 años, de la cooliatoxina. ESPECIAL “Entender cómo el cambio climático y la contaminación afectan a las microalgas, que son la base de todo lo viviente en el mar, nos ayudará a proteger el fondo marino, los arrecifes de coral y la columna de agua” LORENA DURÁN Investigadora Cátedra CONACyT en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM Aves intoxicadas Un día de agosto de 1961, en la costa de San Francisco, California, Estados Unidos, las aves comenzaron a chocar contra edificios, autos, postes de luz... Luego se supo que se habían intoxicado por comer peces que, a su vez, se habían alimentado de diatomeas (microalgas) productoras de ácido domoico. En ese hecho se basó Alfred Hitchcock para filmar Los pájaros, película de suspenso y terror. En 1987, la misma toxina causó intoxicaciones y muertes de personas en Canadá. Como en ríos, lagos, lagunas, presas... tam- bién hay florecimientos algales no originados por microalgas, sino por cianobacterias, Andrea García Casillas analizará cianobacterias de agua dulce (las hay en Cuemanco, Xochimilco, el lago de Chapultepec…, y pueden causar diarrea y, a largo plazo, afectar el hígado). Ciguatoxinas A diferencia de las que permanecen en la co- lumna de agua, las microalgas que viven en el fondo marino no se ven desde aviones ni se de- tectan con drones, pero producen diversas to- xinas. Unas de las más investigadas son las ci- guatoxinas, producidas por microalgas que se encuentran en casi toda la región costera de Mé- xico, pero especialmente en el Caribe mexicano (Yucatán y Quintana Roo). En estos lugares está prohibida la venta de pescados como la barra- cuda, que las acumulan cuando se alimentan de esas microalgas. Todas estas toxinas son termoestables. Aun- que se cocine, hornee o fría el pescado o el ma- risco contaminado, llegan intactas a la gente. Las ciguatoxinas, sobre todo, pueden ocasionar, durante varios meses, más de 175 síntomas di- ferentes: diarrea, sensación de frío-calor, dolor de estómago, de rodillas, de codos y de mús- culos, depresión, bradicardia... Antes, las intoxicaciones por microalgas se clasificaban en neurotóxicas, amnésicas, paralizantes y diarreicas; ahora se nombran de acuerdo con la estructura química de sus toxinas. “Entender cómo el cambio climático y la con- taminación afectan a las microalgas, que son la base de todo lo viviente en el mar, nos ayudará a proteger el fondo marino, los arrecifes de coral y la columna de agua”, finaliza Durán. b Diatomeas. Ornithocercus. Pleurosigma. Coolia. Prorocentrum. De espuma En Australia, cada cierto tiempo aparecen florecimientos algales nocivos de espuma. Son producidos por el género Phaeocystis y, aunque resultan inocuos para los humanos, afectan las branquias de los peces.

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Page 1: Florecimientos algales nocivos - UNAM · 2019. 5. 17. · ma, bioluminiscentes < 6En Oaxaca se ofrecen paquetes turÌsticos pa - ra admirar la azarosa y bella bioluminiscencia nocturna

Viernes 17 de mayo de 2019 EL UNIVERSALC16 CU LT U R A

PROYECTO UNAMTexto: Fernando Guzmán Aguilar

alazul10 @hotmail.com

Conferencia sobre la conquista de AméricaEl Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM invita, dentro del ciclode conferencias “El historiador frente a la historia. 1519: el encuentro de dosmundos. Homenaje a Miguel León-Portilla”, a la titulada “Los presupuestospeninsulares de la conquista de América”, que impartirá Óscar Mazín el 22de mayo, de 12:00 a 14:00 horas. Siga la transmisión por webcast.

E S P E

C I A L Noveno lugar

entre las nacionescon más diabéticosDe acuerdo con Adolfo AndradeCetto, académico de la Facultad deCiencias de la UNAM que con unenfoque etnofarmacológico buscaprincipios activos en plantas paracontrolar la diabetes, esta enfer-medad ya se convirtió en una pan-demia en nuestro país. Méxicoocupa el noveno lugar entre lasnaciones con más diabéticos y en2025 ascenderá al séptimo. Segúnla Organización Mundial de la Sa-lud (OMS), 8.7 millones de mexi-canos sufren diabetes, pero no seconsidera a los no diagnosticados,por lo que la cifra real se acercaríaa los 12 millones de enfermos.

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globulares degalaxia espiralRosa Amelia González Lópezlira,investigadora del Instituto de Ra-dioastronomía y Astrofísica de laUNAM, con sede en Morelia, en-cabezó la investigación interna-cional que descubrió los cúmulosglobulares de la galaxia espiralMessier 106 (M106), formados po-co después del Big Bang. Estos cú-mulos son conglomerados de 100mil a un millón de estrellas. En laVía Láctea hay 160 de ellos. Comosu distribución espacial es la mis-ma que tenían cuando se forma-ron, podrían proporcionar i nfor-mación sobre etapas tempranasde la evolución del universo.

Florecimientos algales nocivosCada vez son másfrecuentes y duraderoscomo consecuencia delcambio climático y elvertimiento de aguasresiduales al mar

Las mal llamadas mareas rojascada vez son más frecuentes yduraderas como consecuenciadel cambio climático y el verti-miento de aguas residuales almar. No son un fenómeno nue-

vo: hace 130 millones de años, de acuerdo conregistros fósiles, ya había muerte masiva de in-vertebrados por ellas.

“Pero ni son mareas ni siempre son rojas. Sellaman florecimientos algales nocivos (FAN); in-toxican peces, matan aves y dañan la salud depersonas que comen pescados y mariscos con-taminados con las toxinas que producen”, acla-ra Lorena Durán, investigadora del programaCátedras CONACyT en el Instituto de Cienciasdel Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.

Aparecen repentinamente y pueden durardesde unas horas hasta meses. Entre los años 60y 70 del siglo pasado, Japón llegó a tenerlas ensus aguas marinas 300 días al año.

Como ya se dijo, no todos los florecimientosalgales nocivos son rojos. Según el género y laespecie, hay naranjas, dorados, verdes, de espu-ma, bioluminiscentes…

“En Oaxaca se ofrecen paquetes turísticos pa-ra admirar la azarosa y bella bioluminiscencianocturna generada por el género No ctiluca, perosu alta densidad puede ser contraproducente,ya que consumen el oxígeno disponible en elmar ”, comenta Durán.

Base de la red tróficaMuchas microalgas habitan en la columna deagua; y otras, en sistemas arrecifales, sobre otrosorganismos como las algas marinas y los pastosmarinos, y en el fondo marino. Entre más calorhaya por el calentamiento global, crecen más ymejor. Sin embargo, inocuas o tóxicas, son la ba-se de la red trófica.

“Si todas murieran, el planeta también mo-riría. Productoras primarias, las microalgas sonfundamentales para la vida, pero ningún excesoes bueno: pocas o demasiadas pueden ocasio-nar problemas.”

Como los florecimientos de algas ocurren in-tempestivamente, hay programas de monito-reo en México y el resto del mundo. A simplevista desde las playas o con drones se puededetectar un cambio de coloración en la super-ficie del mar y se verifica qué especie lo forma.Si ese florecimiento de algas es tóxico, se emitela alerta, se analizan los pescados y mariscospara ver si contienen toxinas, y, de ser así, seestablece una veda.

Tox i na sDurán y sus colaboradores estudian por qué lasmicroalgas de la columna de agua de pronto em-piezan a reproducirse sin control y a generarFlorecimientos Algales Nocivos. Examinantambién las microalgas bentónicas tóxicas delfondo del sistema arrecifal de Veracruz, de lacosta de La Paz, Baja California Sur, y de PuertoMorelos, en el Caribe mexicano.

“Grosso modo, trabajamos en la identificaciónde especies de microalgas para determinar quétoxinas producen, qué tan tóxicas son y qué can-tidad de éstas depende de su relación simbióticacon bacterias”, indica la investigadora.

De las microalgas bentónicas hay cinco géne-ros importantes que producen toxinas: Gam -bi e rd i s c u s , Fukuyo a, P rorocentrum, C oolia yAm ph i d i n i u m . Estas microalgas se han relacio-nado con la ciguatera (intoxicación alimentariapor ingesta de peces que se alimentan o habitanen los arrecifes coralinos), intoxicaciones dia-rreicas y otros malestares ocasionados por to-xinas aún desconocidas.

“Al igual que nosotros, los humanos, las mi-croalgas son incapaces de producir su propiavitamina B12 y la obtienen de las bacterias conque conviven de manera natural (nosotros laobtenemos de la flora intestinal). Por eso tam-bién tratamos de determinar si se volverán máso menos tóxicas, y se reproducirán o moriránmás con la modificación de la flora bacterianade su hábitat inducida por el cambio climático

y la contaminación.”Octavio Carrillo Andrade, miembro del equi-

po de Durán, trabaja con microalgas que pro-ducen toxinas paralizantes, en específico de laespecie Gymnodinium catenatum, y analiza sumetabolismo cuando son expuestas a los bis-fenoles que liberan los plásticos.

El objetivo es determinar si la contaminaciónpor plásticos afecta a las microalgas. Ahora bien,aún no se sabe cuál es la función de dichas to-xinas paralizantes, aunque existen varias hipó-tesis, como que son un reservorio de nitrógenoo están relacionadas con la división celular.

Entre 1970 y 2015, los casos de intoxicaciónpor toxinas paralizantes aumentó dramática-mente en todo el mundo. Por cierto, los flore-cimientos algales nocivos coinciden con el au-mento poblacional en las zonas costeras, puesse vierten más aguas urbanas al mar, y con el usode fertilizantes.

“En nuestro país ha habido este tipo de in-toxicaciones desde la antigüedad; pero como nose realizaban investigaciones en microalgas tó-xicas, no hubo registros de ellas hasta que co-menzó nuestro estudio”, apunta Durán.

Uso médicoVanesa Herrera Pérez trabaja con microalgas delgénero Pseudo -nitzschia, las cuales producenácido domoico, una toxina que afecta el sistemanervioso, causa pérdida de memoria a corto pla-zo y puede llevar a la muerte.

Las aguas residuales vertidas al mar aumen-tan las probabilidades de que aparezcan flo-recimientos algales tóxicos. Sin embargo, lasmuestras del sistema arrecifal veracruzanocon que trabajó Herrera Pérez no produjeronácido domoico. La joven bióloga supone quecada especie se adapta al medio ambiente don-de habita, por lo que se deben hacer estudiospuntuale s.

“Todavía se desconoce la función del ácidodomoico en las microalgas”, agrega Durán.

Algunas microalgas tóxicas podrían teneruso médico. Las toxinas paralizantes, al inte-ractuar con los canales de sodio (proteínas ce-lulares relacionadas con los impulsos eléctri-cos), impiden la comunicación entre los ner-vios y, de esta manera, podrían eliminar el do-lor. Desafortunadamente causan también pa-rálisis respiratoria.

En un futuro, por sus propiedades citotóxi-cas, microalgas del género Am ph i d i n i u m , cul-tivadas por Durán en el ICMyL, podrían utili-zarse farmacológicamente en diversos trata-mientos, incluso contra el cáncer. En el ICMyL,la tesista Ana Luisa Mejía Camacho trabaja coneste género.

En Alemania se prueban nuevos anfidinolesy otras moléculas con un potencial uso médico.Del grupo de Durán, la estudiante Ulrike Tara-zona trabaja, en el Max Planck Institute, en Bre-men, con dinoflagelados de costas mexicanasproductores de toxinas diarreicas; y María delCarmen Pelayo lo hace en el ICMyL con bac-terias aisladas de cultivos de esas microalgas ycolabora con Tarazona.

Pamela García Santos, estudiante de la Uni-versidad Simón Bolívar y tesista en el ICMyL,trabaja con el géneroC oolia, productor, según sereportó hace 10 años, de la cooliatoxina.

E S P E

C I A L

“Entender cómo el cambioclimático y la contaminaciónafectan a las microalgas, que sonla base de todo lo viviente en elmar, nos ayudará a proteger elfondo marino, los arrecifes decoral y la columna de agua”LORENA DURÁNInvestigadora Cátedra CONACyT en el Institutode Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM

Aves intoxicadasUn día de agosto de 1961, en la costa de San Francisco,California, Estados Unidos, las aves comenzaron a chocarcontra edificios, autos, postes de luz... Luego se supo quese habían intoxicado por comer peces que, a su vez, sehabían alimentado de diatomeas (microalgas) productorasde ácido domoico. En ese hecho se basó Alfred Hitchcockpara filmar Los pájaros, película de suspenso y terror. En1987, la misma toxina causó intoxicaciones y muertes depersonas en Canadá.

Como en ríos, lagos, lagunas, presas... tam-bién hay florecimientos algales no originadospor microalgas, sino por cianobacterias, AndreaGarcía Casillas analizará cianobacterias de aguadulce (las hay en Cuemanco, Xochimilco, el lagode Chapultepec…, y pueden causar diarrea y, alargo plazo, afectar el hígado).

C i g u atox i na sA diferencia de las que permanecen en la co-lumna de agua, las microalgas que viven en elfondo marino no se ven desde aviones ni se de-tectan con drones, pero producen diversas to-xinas. Unas de las más investigadas son las ci-guatoxinas, producidas por microalgas que seencuentran en casi toda la región costera de Mé-xico, pero especialmente en el Caribe mexicano(Yucatán y Quintana Roo). En estos lugares estáprohibida la venta de pescados como la barra-cuda, que las acumulan cuando se alimentan deesas microalgas.

Todas estas toxinas son termoestables. Aun-que se cocine, hornee o fría el pescado o el ma-risco contaminado, llegan intactas a la gente.Las ciguatoxinas, sobre todo, pueden ocasionar,durante varios meses, más de 175 síntomas di-ferentes: diarrea, sensación de frío-calor, dolorde estómago, de rodillas, de codos y de mús-culos, depresión, bradicardia...

Antes, las intoxicaciones por microalgasse clasificaban en neurotóxicas, amnésicas,paralizantes y diarreicas; ahora se nombrande acuerdo con la estructura química de susto x i n a s .

“Entender cómo el cambio climático y la con-taminación afectan a las microalgas, que son labase de todo lo viviente en el mar, nos ayudaráa proteger el fondo marino, los arrecifes de coraly la columna de agua”, finaliza Durán. b

Diatomea s. O rnithocercus.Pl e u r os ig m a.C o o l i a. P rorocentrum.

De espumaEn Australia, cada ciertotiempo aparecenflorecimientos algalesnocivos de espuma. Sonproducidos por el géneroPhaeocy stis y, aunqueresultan inocuos para loshumanos, afectan lasbranquias de los peces.