fidel castro en mexico - revista de la universidad de méxico · vla.. ".:...
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18 tJNIVERSIDAD" DE MEXlCO
Por Víctor TRAPOTE
FIDEL CASTRO EN MEXICO
aque'las gestiones de gobierno de __ kishombres que en México implantaron bs.,grandes reformas revOlucionarias;. tomál!dalas coino ejemplo· de lo que· un tibharían ellos en Cuba.
No dejaba de interesarse aquel revolucionario por las artes mexicanas;' yconversaba conmigo sobre 10 que en S'.I·momento se podría hacer en Cuba. Ésúsconversaciones tomaban vuelo en 0,,\
sión de las visitas a la cárcel de los pintores mexicanos Nefero, Manuel Rodríguez Lozano, Gironejla, y jos españoles:Marin Busqueds, Rafael Hernández Barroso y otros inte'ectuales amigos. .-
En una de é!C[uellas conversaciones sostenidas en las largas velas de -las nochessin sueño, ardiendo en la fiebí'<r c1eldíade la actividad. tumbados ,en un camastro, Fidel me diio unas palabras de Martíc[l!e considero ~i111bó'icas: "Buena sombra d~l a la tierra el árbol vigoroso de lalibertad, \Jeas 110 la da para que sus hijosduerman descuidadamente bajo sus ramasnrot,ectoras. TocIo árbol se muere sin cui-,~lado y sin riego, y éste más que ¡;ingún(,' :';) rjuiere que sus hombres COnstantemente robustezcan y fortifiquen su sa-.. "Vla.
.: '''Che'' Guevara
ríos y políticos en Cuba,s~ntí el orgullode comprobar que no me 'había equivocado en nada de mi primera impresión. Antes al contrario, esta gran figura del Héroe Nacional cubano se agiganta hoy -apesar de todo lo que quieran escupirlesus detractores- al verlo enmedio de supueblo. que 10 sigue con la convicción deque se pone únicamente en los apóstoles.
Un accidente desgraciado que fue hábilmente subsanado por las autoridadesmexicanas con su inmanente espíritu _(le'iusticia y de respeto por las ideas de Libertad, hizo que pudiera convivir con Fidel y otros hombres del Movimiento, díasde reclusión que no hicieran más que estrechar la firmeza de los lazos de amistad y fra!ernidad que con ellos me unenya para sIempre.
En aquellos días pude darme cuenta dela entereza y el ánimo que no abandonaba por un momento a Fide1, el cual ap;()vechaba aquellas horas de inactividad f,xzosa para hacer que sus hombres estudiaran. los problemas más 1é1tentes de la]{cvolución Mexicana y especialmen~e
heroica gesta, y muchos hombres que figuran ya en la lista de honor de los muertos por la patria; vidas jóvenes y plenasde ardor revolucionario, segadas en la lucha de más de dos años, como J ulitoDíaz Siro Redondo, Juan Manuel Márquez: y tantos o!r?s, que es tr!ste recordar pero que V¡Vlran para sIempre ennuestro pensamiento y en el de todo elpueblo cubano.
Estaba yo trabajando en mi estudio.cuando se pr,esentó un hombre joven yrecio firme en su porte y en sus conviccion~s, que respiraba confianza en sí mismo y decisión inquebrantable. ej cual metendió la mano diciendo simplemente:"Soy Fidel Castro Ruz".
Este nuevo amigo, amigo desde el primer momento, me expresó su satisfacción por conocer a un compañero en cuvopecho latían los sentimientos por las' luchas libertarias que nos hacían hermanos.Con su franca palabra, con la sinceridady precisión de sus opiniones, Fielel Castroacaparó inmediatamente la atención eletodo el grupo que estaba reunido en mitaller. Yo me sentí verdaderamente atraíelo por la llamarada de ideal que brillabaen sus ojos y encontré en sus palabras lacondición innata del dirig,ente: firmeza yseguridad en el triunfo.
Para auien no esté acostumbrado a tratar hombres ele esta índole, Fidel Castropodía parecer un soñador utopista; perolos que hemos tenido la oportunidad desele la primera juventuel. desde el nacimiento de las primeras inquietudes revolucionarias, de ver ant,e nosotros a verdaderos abanderados de la libertad, nopodían escapársenos aquella impresióngalvanizadora que nacía del hombre queacababa de estr,echarme la mano. Tuveinmediatamente la impresión de encontrarme ante un gran dirigente. ante unjefe revolucionario.
Toelo lo que pudimos pensar de FiddCastro en aquel primer momento, quedóreafirmado con creces al paso elel tiempoy no dudo al decir que al verle recientemente en importantes actos revoluciona-
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CUANDO EN 1953 llegaron a MéxicoJos primeros refugiados cubal:os qneiniciaron la lncha contra la dIctadu
ra de Batista, formaban un reducido grupo de inte~ectuales pert,enecientes casi to'dos ellos al Partido Ortodoxo en el quedestacaban hombres como Agramonte, ac'tual ministro de relaciones exteriores, y'Chibás CIne dio el heroico ejemplo de suicidarse ante el micrófono de una radio,para que su grito de libertad Eegara atodos los ámbitos de Cuba.
Al lado de estos hombres militaban valores intelectuales y políticos como Parclol1ada -uno de los primeros refugiadosen México- y el escultor Fidalgo, extraditado a La Habana desde norteamérica y que fue soltado por su viril actitud-de mantener la huelga del hambre enla cárcel.
Por mi condición ele luchador por la·libertad en la guerra civil española y de'asilado político en México, tuve ]a suerte-así 10 consideré entonces contra la opinión de muchos que hoy lo cacarean tamhién- de conooer a estos hombres conlos cua~es conversé largamente de cuestiones políticas, conviviendo en el mismoespíritu de amor a la libertad, bajo estecielo de México único tal vez en el quepodían florecer las bel!as Rosas Blancasde Martí.
Corno consecuencia al asalto del Cuartel de Mancada (hecho que fue la piedraangular del Movimiento del 26 de julio)realizado por una pléyade de jóvenes encabezados por el joven doctor en leyesFidel Castro Ruz, sonó por primera vezen mis oídos el nombre del que debía serel Héroe Nacional cubano después de laepopeya de Sierra Ma,estra; que _figurarádesde ahora en las páginas de las másbellas luchas por la libertad que ha sostenido el Hombre.
A raíz de su proceso, Fidel Castro seautodefendió ante los tribunales del dichdor con palabras proféticas que hanquedado plasmadas en el folleto "La Historia me Absolverá". *, A pesar del momentáneo fracaso, elataque al Cuartel Mancada, en el que murieron hombres de la talla del doctor Muiíoz y tantos otros, fue un triunfo moralpara los revolucionarios ya que de élnació el Movin'¡'ento 26 de Julio y en ladefensa del líder Fidel Castro se sentaronlas bases de la Revolución que hoy se es
''tú realizando en Cuba.Todos estos datos iniciales despertaron
en mí el deseo de conocer a Fidel V a todos los hombres del Movimiento' 26 (leJulio, los cuales al salir de su encarcelamiento de Pinos pudieron escapar de lapatria oprimida para llegar a las hospitalarias tierras mexicanas.
Fue así como trabé amistad con aquc1I?~ luchadores casi anónimos entonces y.dmgentes hoy de un bello país: Fic1elCastro. su hermano Raúl, el doctor Ernesto Gucvara. José Ponce. UniversoSánchez, Ramiro Valdés, Calixto Morales, Calixto Carcía, Almeida, entre losque qhor~ .tienen en Cuba el peso y jaresponsablltdad del poder obtenido por su
'" 1.'n fragmento de esta autodefensa puedeencontrarge en la sección denominada: DoC'lt-IIIPl1/0S. '