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EL PRIMER INTENDENTE DE LA COLONIA DON JOSE DE ABALOS: pasión de la técnica No basta dar pasos que algún día puedan llevar a la meta, sino que cada paso debe ser una meta, sin dejar de ser paso. ECKERMANN - Conversaciones con Goethe. Corrientemente se usa en la nomenclatura de las fi- nanzas venezolanas, dividir en períodos el camino del movi- miento financiero de la República, así: el que parte del año de 1811 hasta el 30, abarcando las leyes del Primer Congreso, contando las de urgencia que impuso la guerra; las leyes sali- das del Congreso separatista y la progresista legislación del hombre del Septenio: y desde el Ministerio de Román Cárde- nas hasta hoy. En esta tesis sobre el primer Intendente de Venezue- la vamos a desarrollar un cursillo de explanación y categorías de lo que fué el pensamiento vertical de un hombre a quien se le encomendó la dirección de los negocios públicos de Ve- nezuela, a la sombra de la soberanía legítima de los mandata- rios peninsulares, que regían las pompas y ceremonias del gobierno, mientras Abalos, con la envergadura de un verdade- ro hombre de acción, manejaba con el número y la diligencia, la extensión productiva de la Capitanía, la obtención de los impuestos, vigila la lucha enconada contra la inundación del contrabando en las costas de su gobierno económico. Dentro de una casona colonial, alquilada tal vez y perteneciente a al- gún noble del cacao, fué organizada la Intendencia para dar un nuevo impulso a la decaída e incipiente economía y fisca- lización de la colonia. Fué creada con el fin "de restablecer a su antiguo esplendor el gobierno económico, la administra- 229

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EL PRIMER INTENDENTE DE LA COLONIADON JOSE DE ABALOS:

pasión de la técnica

No basta dar pasos que algún díapuedan llevar a la meta, sino quecada paso debe ser una meta, sindejar de ser paso.ECKERMANN - Conversacionescon Goethe.

Corrientemente se usa en la nomenclatura de las fi­nanzas venezolanas, dividir en períodos el camino del movi­miento financiero de la República, así: el que parte del añode 1811 hasta el 30, abarcando las leyes del Primer Congreso,contando las de urgencia que impuso la guerra; las leyes sali­das del Congreso separatista y la progresista legislación delhombre del Septenio: y desde el Ministerio de Román Cárde­nas hasta hoy.

En esta tesis sobre el primer Intendente de Venezue­la vamos a desarrollar un cursillo de explanación y categoríasde lo que fué el pensamiento vertical de un hombre a quiense le encomendó la dirección de los negocios públicos de Ve­nezuela, a la sombra de la soberanía legítima de los mandata­rios peninsulares, que regían las pompas y ceremonias delgobierno, mientras Abalos, con la envergadura de un verdade­ro hombre de acción, manejaba con el número y la diligencia,la extensión productiva de la Capitanía, la obtención de losimpuestos, vigila la lucha enconada contra la inundación delcontrabando en las costas de su gobierno económico. Dentrode una casona colonial, alquilada tal vez y perteneciente a al­gún noble del cacao, fué organizada la Intendencia para darun nuevo impulso a la decaída e incipiente economía y fisca­lización de la colonia. Fué creada con el fin "de restablecer asu antiguo esplendor el gobierno económico, la administra-

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cióride justicia y la causa pública, confundido todo con elruidoso estrépito de las armas y la serie desgraciada de cua­renta y ocho años de sangrientas y continuas luchas" con unafinalidad más completa en lo social como era la del "aumentode los pueblos, procurando formar mapa y descripción de laProvincia, y visitándola puntualmente para conocer su verda­dero estado económico. .. Es de su incumbencia fomentarlas fábricas, artes y oficios mecánicos; promover el adelanta­miento de la cría y trato de ganado; el uso de riegos para lafertilidad de los campos, aumentando y tornen tando los la­bradores; y finalmente, deben dar cuenta a S. M. del estadode sus provincias en frutos y cosechas. De donde es visto,que según el sabio espíritu de nuestra legislación, el nobleoficio de los in tenden tes, los constituye tu telares de lospueblos que se les confíen en su cuidado, al mismo tiempoque los hace escrupulosos inspectores de la legítima y rectaexacción e inversión de los fondos del erario" (José CangaArgüelles: Diccionario de Hacienda. Cita del autor en su te­sis Morfología de la Hacienda Pública). Pero dentro del in­menso escenario de la colonia, hasta la fecha del nombra­miento de Abalos, no le correspondía a la Provincia venezo­lana el papel que debería tener, por la riqueza del suelo, elempuje inicial de la agricultura, lo trabajador del elementohumano, dentro del concierto del imperio colonial. Hastaesa fecha, Méjico sostenía en parte el presupuesto de nuestracolonia, siempre en un creciente aumento deficitario.

En España va adelante el interés por los problemaseconómicos peninsulares y los del continente. Sus econo­mistas van teniendo una clara conciencia del mundo que te­n ían en sus manos para motivos creacionistas. Además, lain fluencia del pensamiento francés, aparte de la meramen teliteraria, se hab ía in troducido en la men te de los peninsularesen lo que se re fiere al estudio y dilucidación de aquellospro­blernas: especialmente se fijaron, que la falta de encarar a fon­do por los políticos franceses, esos mismos problemas, rué

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precursora de movimientos revolucionarios. Necker y loseconomistas galos empiezan a tomar posiciones para la luchapor el resurgimiento del poderío económico de Francia, enta­blada por la proximidad 'de la expansión imperialista de Ingla­terra. España aprende a cuidar mejor sus fuentes de riquezay establece un dominio único, centralizador de la economíay las finanzas. "La prohibición que hace de ciertos cultivoses para evitar la competencia a la producción peninsular, loque produce ciertos recelos en el hombre americano y lo ca­pacita para crear y pensar con mayor ahinco; la del lino y elcáñamo en Méjico, para no ir contra los hilados de la patriamayor; la de la vid en Chile, para no trastornar la producciónvinícola de la Península" (Morfología de la Hacienda Vene­zolana), Y crea así la institución de la In tendencia y nombraal primero para desempeñarla en esta Provincia a Don JoséAbalos, cuya semblanza vamos a pintar, entrelazando en elcuadro, el ambiente de la época, la situación del medio eco­nómico que venía a coordinar, y veremos cuáles fueron losresultados sorprendentes y especialmente la energía de susdecisiones en la naturaleza de los efectos.

Si la entrega monopolizadora de esta Provincia a laCompañía Guipuzcoana "a la que tal vez podrían atribuirselos progresos y obstáculos que han alternado en la regenera­ción política de Venezuela, fué el acto más memorable delreinado de Felipe V en la América. (Andrés Bello, citado porJuan Vicente González). El establecimiento de una In ten­dencia en Caracas fué el primer síntoma mortal de la Compa­ñía, y la integridad y entereza del sujeto encargado de esa co­misión ocasionó un movimiento que no pudo menos que ha­cer perder el nivel de este coloso mercantil". Con poderesmuy bastantes se crea la utilísima institución de la Intenden­cia en nuestro país el año de 1777. Una guardia permanentea las puertas de ella le imponía características suficientes paradar a comprender al criollo el poderío que tiene entre sus ma­nos don José de Abalos. Trabaja este hombre en la casona co-

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lonial, cuyo patio está sombreado por los copudos tamarin­dos, los cafetos transplantados de las haciendas cercanas y lasmuestras del fino tabaco de Barinas, cuyas hojas peludas yempapadas de un líquido gomoso anuncia el arraigo en el pa­tio de la flora provincial. Trabaja hasta catorce horas diariasen la organización de la Oficina. Escoge los hombres para lospuestos secundarios, buscando obtener el mejor specimendel criollo para la tarea utilísima que se le encomienda, laque tenía por punto esencial, una pureza en la misión de cui­dar, ejecutar y aprender la misión de una nueva era, cum­pliendo con los métodos impuestos para la recolección de lasrentas y el pago sano de los gastos, apartándose de los méto­dos errores de los hombres acostumbrados al desfalco del te­soro colonial.

Allí en aquella casona el Intendente imprimiría a lajoven colonia la austeridad de una sistematización basada enla vigilancia y observancia de principios llenos de ética finan­ciera. La práctica del régimen le dará una savia sorprenden teal mecanismo de nuevas fórmulas llamadas a sembrar en elmedio seguridad en la vida social. Empieza Abalos por siste­matizar la distribución geográfica de la Provincia; a localizarlas tierras mejores y señalar el catastro de ellas, así como es­tudiar y limitar los cultivos preponderantemente locales.

Tomó las seguras riendas del poder ejecutivo en lo económicoy financiero, que hasta días antes, estaban en manos de losGobernadores. Estos quedaron relegados al plano político,y sólo fueron en lo administrativo, meros delegados del In­tendente, disponiendo de los gastos ordinarios de la Capita­nía. sin poder autorizar gastos extraordinarios sin la anuen-cia del In tenden te. .

Tiene que trabajar muchísimo el primer Intendente.Chocar contra los obstáculos que opone el medio a la nuevaInstitución. Y con el poder absorbente que tiene entre susmanos se cree capaz de dar un vuelco a la ru tinaria econom ía

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y a la simple distribución de la renta y los gastos. Su papeles único en el ambiente que le toca manejar. Totaliza cuantafunción tiene alguna relación con el comercio, la navegación,la agricultura, la minería, en todo cuanto la Real Haciendatiene algo que obtener como tasa o impuesto. Está por enci­ma de los funcionarios políticos y administrativos de la Capi­tanía. Es el poder absoluto, que en buenas manos como lassuyas, será mirado por la técnica con la emoción que presupo­ne la delicada y austera misión que se le atribuye. De los pa­peles que hemos tenido a la vista comprendemos la labor fe­cunda de este primer In ten den te. En lo que se relaciona a laCapitanía Venezolana, sus informes enviados a ultramar, aus­piciaron un cambio pensante y de acción. Había riquezabastante en la colonia; la agricultura se está desenvolviendoen vía progresiva; las vías de comunicación se van abriendopaso por entre los mismos surcos en donde la agricultura estáhaciendo florecer las tierras de cultivo. En España los econo­mistas se deben preguntar, cuál será el por qué de que exis­tiendo esta riqueza no se obtienen los beneficios ren tísticosque son posibles en buena doctrina. Ah! Es que esta riquezaestá monopolizada por la Compañía Guipuzcoana. Esta esla que obtiene fructíferos recursos pagando una miseria a lasarcas reales. Si en un principio ella lleva con sana delicadezasu función monopolizadora, a poco cambia su papel, y se vaintroduciendo con malicia y hasta mala fé, no sólo en la po­lítica criolla, sino que también hace el contrabando en granescala con los holandeses, contraviniendo los principios de lasana política peninsular: la de su nacionalismo continental.El ojo avisor del Intendente lleva a la perspectiva real, el ver­dadero panorama de la situación económica. Y al año de susfunciones, un célebre 12 de octubre, se dicta el reglamentodel comercio libre, que rompe el recio mutismo enriquecedordel monopolio, por una perspectiva, más fecunda y rica, querevolucionaría el sistema y que sería elogiado por los visitado­res extranjeros, y muy especialmente, por las secuencias queproduciría en los diversos ramos de la administración y en la

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vida parjicular del conglomerado burgués y campesino. Ytodo esto se debe en gran parte al hombre de esta semejanza.

Ya acostumbrado al trabajo que cuesta-ser en la Colo­nia su Contador Mayor, Abalos, que viene de la Mancha, nocomo el Quijote de los ideales enternecidos, sino tal vez comoel Cid, que se levanta en revolución por el peso de los impues­tos reales, entra de lleno en sus nuevas funciones. Plumas a lamanera de la de Terrero, que en su Teatro de Venezuela y Ca­racas, pinta como al dragón bíblico la aparición de Abalos enel ambiente suave y deleitoso de la Colonia, no merecen la féde la historia, como cuando trata de hacer el retrato de estehombre, que teniendo en sus manar el poder de entrometerseen todo lo económico, puedo haber tenido tropiezos a diariocon el poder religioso, que manipulaba la tradición de sus fue­ros, en enormes entradas a sus arcas. De igual manera apare­cerá el mozo Bolívar contrariando sobre las piedras del terre­moto, aquel castigo del cielo que vió el religioso de la murien­te colonia en el temblor de la tierra caraqueña. Los adjetivosque cita J. V. González hablando de su integridad y entereza;éstas más apasionadas pero que manifiestan seguridad y ex­presionismo: "Tenía cinco años de edad, escribe el biógrafode Martín Tovar Ponte (Juan Vicente González) cuando seestableció en Caracas la Intendencia, bajo la autoridad deDon José de Abalos, magnate que el amor y el odio han pin­tado con diversos colores, y que puso término a la CompañíaGuipuzcoana, haciendo ejecutar el reglamento del comerciolibre", hablan más alto que el rojo color del cuadro de Terre­ro. Sus palabras que escribiré a seguidas, nos demuestran quefueron nacidas al calor del solo odio, y no del equilibrio deeste con el amor: "Fecundo demasiadamente de malignan tesarbitrios que rebosaba siempre con el especioso retumbantedel celo de la real hacienda . . . " así inicia la pintura de Aba­los, hasta perfilarlo con el epíteto de "espantoso fenómeno",

Cuando también nosotros estamos haciendo la pin­tura de este hombre cuando no quedan ya ecos de palabras

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semejan tes, procurando por segunda vez destilar su signifi­cación para nuestra época, es bueno que expliquemos la iro­nía del cronista, punzante para el que conozca la untura delvenablo, cuando habla de los malignan tes arbitrios de loscuales se ¡ecundaba la imaginación de Abalos. Arbitristaseran llamados, en la época que historiamos, a los economistasramplones que hacían en sus cerebros alquimia imaginativapara desarrollar arbitrios o fórmulas sencillas con las quecreían subsanar los males de la hacienda y de la administra­ción. Y para que reemplacemos este paisaje venezolano quehace fondo vivien te a la naturaleza de ultramar, para quecomprendamos que también existía un paisaje español, enfunción de economía, de bienestar, de contradicciones terres­tres que dan jugo a las men tes que buscan un perfil realistay de 'enfoque desapasionado de los problemas, recordemosde paso, para dar significación al hombre y al tiempo que es­tudiamos, la nota del cronista para pintar rabiosamen te a

, Abalos, a aquel bello y crítico paisaje del "Coloquio de losPerros" de Cervantes. En una en fermería están en sus camasun alquimista, un poeta, un matemático y un arbitrista. Ha­blaban de sus obras, su triste miseria, de sus métodos de tra­bajo descubiertos que podrían si fueran aplicados, salvar ala Nación, haciendo de España, la Hespérides de manzanas deoro, el pedazo de tierra donde "no tuviera jurisdicción elhambre" como el sitio donde se celebraron las bodas de Ca­macho. Y el arbitrista expone a aquellos pobres diablos, unanueva fórmula por él encontrada. Proponía que todos losvasallos, desde la edad de catorce a sesenta años, ayunarancon pan yagua una vez al mes, y que la cantidad que debe­rían gastar ese día, fuera remitida a las arcas reales. Y asíCervantes describía las imágenes del arbitrista con estas segu­ras y optimistas palabras, de quien se cree tiene la fórmula dela multiplicación de los panes: "pues, ¿paréceles a vuesasmercedes que sería barro tener cada mes tres millones de rea­les como ahechados? Y esto antes sería de provecho que da­ños a los ayunantes, porque con el ayuno agradarían al cielo

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y servirían a su rey, y tal podría ayunar, que le fuese conve­niente para su salud. Este es el arbitrio limpio de polvo y depaja, y podríase coger por parroquia, sin costa de comisarios,que destruyen la República". Es de reirse de tal piedra filoso­fal de los arbitristas, pero así explicamos con el eiemplo lite­rario el significado cruel y malintencionado de las palabrasdel cronista al explicar los malignan tes arbitrios que revolu­cionaban la men te del In tenden te.

Toda actividad bien encaminada produce efectos in­mediatos y da a la organización que la lleva a cabo la au tori­dad y energía seguras para que sean observadas, y al hombre,que le haya imprimido tal actividad le reviste del carácternoble y árido que da la práctica constante a algunas formasdel vivir. Si para la conquista se necesitó de aquellos hombresllenos del supremo heroismo de la aventura, capaces de darla vuelta al mundo para encontrar sitio nuevo a la corona ynuevas tierras donde hundir sus calcañares; pioneros queabren la enmarañada selva y prenden el primer fulgor de lapupila; y dan el bau tismo de sangre a los naturales y recibenen sus pechos el encono de las flechas vengativas del curare;vienen los colonizadores, templados el carácter al rescoldo deesa historia indómita que va dejando puesto a las nuevas cons­trucciones y explotaciones, hombres que debían estar capaci­tados para contemplar el paisaje con nuevos puntos de vistasociales; de estudio y mejor comprensión de los problemas,porque una de las mejores cualidades que tiene la tierra en losmomentos de producción, es la de aguzar el espíritu de loshombres ante la eclosión de un mundo que nace para la eco­nomía. Ya no es la moción colombina al contemplar a Cubacomo la tierra más bella que humanos han visto, sino la admi­ración discriminativa sobre la misma tierra verificada en susestratos. Entonces es el pensamiento en función social, ante­cedida por la admiración que para el mismo filósofo de la an­tigüedad era el nacimiento de la ciencia; la tierra es la que en­noblece al hombre y al patrimonio; las ciudades adquirían el

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prestigio de sus tierras agrícolas; de sus minas; se hacían fuga­ces como la aparición maravillosa de Cubagua, o sedentarias,como las que han resistido el embate de cuatrocientos años.

SEGUNDA PARTE

Es tradicional en los países colonizados por España ellegalismo de sus instituciones. La costumbre, entre nosotros,no ha dado el remate de grandes creaciones como en la Amé­rica anglosajona. Y el mal consabido, como rémora para elengrandecimiento, ha consistido en que siempre se ha dejadoa las instituciones creadas jurídicamente, que por obra. Hasido muy raro el hombre destinado a consustanciarse con elespíritu de la letra y aunque aparezca con la sequedad espiri­tual que da el roce constante con la forma preconcebida, pro­duzca en la continuidad de la obra, la especialidad del cometi­do y dé en tomo a su vida, otra gran vida, necesaria para lasinstituciones políticas. Don José de Abalos se presen ta en laescena de la historia prerrevolucionaria como el hombre acti­vo y parcial de que habla Goethe. Psicológicamen te hablan­do, se practica en su vida la concepción de una obra, artísticasi nos atenemos a la emoción de la técnica, y activa, en susconsecuencias prácticas. El régimen colonial es fuerte en suspragmáticas, y castigador y premioso. Austero, aunque a ve­ces se ha presentado con relieves negativos por ese mismoproceder de los encargados, que han ocupado puestos sinponer manos a la obra. Segundón en ocupaciones de la realhacienda; en una colonia segundona, porque no tiene las ri­quezas de oro y plata para llenar los galeones que sirven desalvación en momentos de apuro, a los monarcas decadentesy caprichosos que lanzan por la borda toda la riqueza del im­perio, Abalos cumplía su misión de contador, con la seguri­dad del que cumple un gran puesto y está sirviendo con leal­tad a su Rey y a su patria de ultramar.

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Fué en el reinado de Carlos Ill, con su Ministro JoséCalvez, que se inicia la reconstrucción española de ultramar,apremiado por la lucha económica del capitalismo europeoque se está levantando imperialista, buscando por el contra­bando y la venta de sus productos y también por la prédicalibertaria, nuevos campos de explotación y el desquiciamien­to de la monarquía española. La colonia venezolana que has­ta 1777, estaba unida al Virreinato de Santa Fé, es desglosadaen territorio y gobierno y constituída en Capitanía Generalcon una conformación definitiva. Desde aquella península, lamás al noroeste de la República, que forma el vértice limitati­vo de dos naciones, hasta el yunque de los Estados Nueva Es­parta y Sucre; con islas al frente poseídas por extraños, desdelas cuales el comercio estira sus garras tentaculares desde losalbores de nuestra conformación; hasta las grandes montañasdel Sur, donde los ríos limitan las tierras al dividirlas en par­celas infinitas para el esfuerzo: se encierra la nación venezola­na. Ante la pregunta ¿qué era la patria venezolana antes deaquel día 8 de setiembre de 1777, en que se crea la Gran Ca­pitanía General? contestamos: de aquella fecha se inicia laconciencia ante el gobierno español, de la importancia mine­ra y agrícola de las antes disgregadas provincias, y que el ín­clito Carlos I1I, anunciaba como "mayor utilidad de su realservicio" y que Depons precisaba con estas palabras: En 1777las rentas de estas provincias recibieron una organizaciónque prueba la importancia que ya habían adquirido (VéaseIsmael Puerta Flores, op. cit.).

En estos dos años de la colonia -1776-1777 estángrabados en la historia los actos de mayor significación polí­tica y económica. Días premiosos y de hechos definidos sepresenta al finalizar el año de 1776 a la joven colonia. Hayun fermento oculto de presagios que se columbran en el hori­zonte de su historia. Es la absorción completa de una econo­mía rudimentaria por un trust monopolista, el de la Compa­ñía Guipuzcoana, con sus secuelas de afirmaciones y negacio-

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nes: con sus progresos materiales y sus negocios dolosos; conlos primeros choques de los opulentos condes y marquesesque se discuten el privilegio de la tierra, el comercio y la mi­nería contra una sociedad organizada; son los trabajadores ru­rales atizados en Panaquire que se levantan en armas contra elpoder monopolista. Son un sin número de problemas quevan naciendo con aspereza en la aurora del desenvolvimientoeconómico y financiero, iguales en contenido y expresión alprogresismo de toda nacionalidad.

Don José de Abalos es para la fecha contador mayorde la Real Hacienda. Se ha paseado por todos estos proble­mas que le imprimen latencia a la Pronvincia. Ha agudizadosu oído, presto al número y a la diligencia, al clamor que seoye en el pueblo cuando va en corrida de imposiciones. Hagustado de la mesa de los terratenien tes que lo llevan a sus ca­sas solariegas a con tar los escudos que pagan a la hacienda porel pecho a las ventas de café y cacao, los derechos de alcabala;por las ven tas de esclavos y por todos aquellos pormenores dela vida social en los cuales asienta sus garras la renta. Ha teni­do noticias con la Compañía del alcance de sus negocios mer­cantiles, y tal vez le han asomado el soborno; ha aprendidomucho en la escuela callejera y se va especializando en unamateria dura y llena de perspicacia que me parece imaginár­melo, en esos cuadros coloniales de tono rojo e impecable ne­gro, como el Polifemo de la leyenda con un solo ojo, avizordesde una sola atalaya, la del fisco.

Si pudiéramos encontrar el lienzo del pintor, así noslo figuraríamos: De relieves secos y enjutos; con avaricia y sinella; siempre satisfecho al contar las monedas de las arcas; di­ligente como un gamo; grave como un arcipreste; realista co­mo un personaje de Balzac; musitando el tono romántico delsoliloquio, cuando parte a la caída de la tarde del puesto bu­rocrático de la oficina a una pequeña casa arrebujada cabe elAvila: con el extremo cuidado en la mirada aritmética para

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ver el paisaje; con el señorío grave de quien se cree lleno ensu ínsula. Todo cabe en este perfil de Abalos. Nuestro hom­bre es de la Mancha.

Una tarde de agosto, esas tardes cuando el Avila pren­de negrura de basalto y de las abras de Catia se viene ese aire­cillo tenue de salobre marino, Abalos llega a Caracas con elpliego de nombramiento de Intendente de la Real Hacienday la Real Cédula de 8 de diciembre de 1776, creando la Ins­titución. Hay desde ese momento una alegría nueva en elhogar. El hombre se siente orgulloso del título y de la firmaque lo trae de ultramar. Ha habido un reconocimiento a suesfuerzo y trabajo constante en beneficio de las arcas del ben­dito rey. Suponéos aún en nuestra modernidad -tan separadade aquella época de castas, limpieza de sangre- 10que podríaacontecer en la psicología de un hombre que de simple conta­dor de la Real Hacienda, pasa a ser el contralor efectivo de lavida económica y financiera de la colonia, y por consiguientede la política de una extensa Provincia. Porque además ¿cuá­les son realmente las primicias y privilegios que se acompañaal hombre que debe figurar con el título de Intendente de laReal Hacienda? Os parece poco el recibir los honores deGran Mariscal de Campo y un sueldo anual de casi dieciochomil pesos. Se le presenta de esta manera la altura de la nuevasituación envidiable para cualquier adelantado. Lleno del so­berano optimismo que implica la categoría del nuevo puesto,nuestro hombre se entrega de lleno a las tareas de Intendente.

y las noches se las pasa en vela ante las letras de laReal Cédula. La cuidadosa memoria se afinca en hacer escul­pir en su cerebro los articulados, que son muchos y contienenlas novedades de la cédula.

Sería de altísima remembranza buscar en medio delpensamiento de nuestro hombre las concepciones de una po­lítica administrativa y hacendística. Aprendidos los guiones

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,que le daban las ennegrecidas letras como instrucciones quese debían cumplir, el hombre piensa en las múltiples accionespor emprender dentro de la significación positiva de la Cédu­la. El sabe que todos los empleados no cumplen con ardi­mien to y fé los empleos encomendados. La cédula le dictacon la firmeza acostumbrada, que los empleados de buenaconducta e inteligencia deben quedar en sus puestos, los ma­los suspendidos; y si es necesario reajustar el tren de emplea­dos, a los buenos se les indicará que en la próxima ocasiónse les emplearía. Se podrán arrendar a particulares y tambiénse les podría dar la administración de ciertos negocios rentís­ticos (costumbre que nos dejó como una tara administrativahasta alborear el siglo XX); pero nunca se dejará a particula­res las aduanas de la colonia, motivo éste esencialmen te polí­tico puesto que en manos particulares, se en traría y saldría elcontrabando, y nunca se podría alcanzar a las ideas que su­brepticiamente en traban con su callada revolución. Con tem­plaba que estaría obligado a hacer Juntas semanales con losprincipales empleados de la Hacienda, para darse cuenta in­mediata de la situación imperante en los diversos ramos de laadministración. Y muy especialmente se les aconsejaba quese exigiesen sin demora los legítimos derechos de la Corona,sin agravio del vasallo. Y entraba luego en determinacionesde alcances políticos, como la de nombrar asesores, que nun­ca deberían ser los juristas eclesiásticos, en los lugares en don­de los hubiera laicos, salvo que no los hubiera; era una adver­tencia de separar de los negocios civiles los eclesiásticos, sabi­do ya la inconmensurable influencia de los maestros en cáno­nes. Para completar la separación de poderes en la vida so­cial, no se pennitiría que a los empleados se les otorgara car­go concejil o vecinal, temiendo tal vez, en sana lógica, la in­fluencia que darían tales cargos, para evitar el malentendidode la influencia de los señores de la tierra y el dinero en aque­llos empleados que tienen en un momento dado, el carácterde cuidadores de la cosa pública y de las ciudades.

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A los pueblos abandonados a la incuria, dar lotes deterrenos a las cabezas de familia, prohibiéndoseles venderlaso arrendarlas, Viene luego un ataque velado a las misionesque gastan tanto y no han dado el rendimiento apetecible. Yal oído le llega la grata nueva de vigilar el contrabando condureza y muy de cerca a la Compañía Guipuzcoana; a los ten­deros fuertes que mezclan las mercanc ías de con trabando conlas demás de sus tiendas y salen de ellas a la sombra; anun­ciando regalías a los denunciantes, y la libertad, en el caso deque fueren esclavos.

Muy raras veces he encontrado en un documento pú­blico de la época, y por mucho tiempo después en la vida re­pu blicana, que estuviera tan saturado de útiles advertenciasy enseñanzas, para damos a comprender cuál era la situaciónimperante de la colonia, y cuál el método buscado por los po­líticos españoles para asegurarse el poderío en sus distantespueblos, en momentos en que empieza la eclosión del espíritude la libertad, que se 'compendiaría en última instancia, en elprólogo de la revolución.

Escoger un hombre para pintar su semblanza no sehace sólo por pergeñar simplistamente la vida de un ser; alcontrario, es impulso de manifiestas del por qué se emprendeuna obra de creación y enseñanza. Creo mucho en la influen­cia de la economía y de la historia. Pero también doy belige­rancia a los hombres que hacen impulso para sostenerse o mo­dificar su medio con el mayor grado de certidumbre de su ca­pacidad en el pensar y en el crear. En eso estriba el entusias­mo por los motivos biográficos que siempre animan mi senti­miento literario. Desarrollar un curso de capacitación en tor­no a un hombre desaparecido, es deseo, más de comprenderlas corrientes ideológicas de su tiempo, sacar para nuestra mo­dernidad apuntaciones críticas, progreso estimable, o habersefaltado a la continuidad del progreso histórico. El talentoconsiste en comprender los progresos verificados por el enten-

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dirniento humano, y ver si pueden sostener los que necesaria­mente han de producirse. Sacar conclusiones de si un sistemallenó a cabalidad su órbita política, o si quedó non nata la se­milla que se lanzó en su surco. Si cabe aún en la continuidadde los siglos o si se necesita apun talarse para sobre llevar unacarga para la cual no se le puso los cimientos firmes. O aúnmás, para completar el arsenal de! espíritu crítico de nuestrotiempo, en esa acumulación de ricas experiencias, que le danexpresiones a las concreciones de todo pasado.

Buscar el pasado en esta forma, no es tender haciauna tradición que se niegue por emparentarla a un futuro; esfórmula más de realizaciones que de posibilidades. Más posi­tiva que aquella costumbre de los antiguos de vaticinar el fu­turo abriendo el cuerpo vivo de los animales. No sería carác­ter de máscara an tigua, representando el pasado y el presen te-con aureola mística- tender e! arco antiguo y lanzar flechasde modernidad hacia e! cuerpo moviente en el horizonte, quemuchas veces se llevará el es fuerzo sin obtener utilidad, peroalgún día nos puede dar su precioso cargamento codiciado.

El instin to maravilloso de aquellos hom bres que sin­tieron en lo hondo el poderío de la raza hispana y previeronen sus manos el alcance de las repercusiones económicas; quepalparon en toda su génesis la verdadera fuerza de la coloni­zación, cuando llegada a grande redondeaban la idea impe­rial en otra.capitanía lejana, se presiente en Abalos. Abaloses de los grandes de España. De la misma grandeza anónimacon que Cervantes pinta el trágico idealismo del Quijote o elmaterialismo exhuberante de Sancho, hasta la glotonería ju­glaresca de sus Rincone tes y Cortadillos. Abalos viene a viviruna de las ricas facetas de la comedia humana, española e in­diana. Va a acariciar el dado de los números, de los coeficien­tes económicos, de los tópicos más realistas de la ecuación es­pañola. El va a pesar en toda la intención, la estructura delalma venezolana en un perfil geográfico e histórico. No de

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cinto ni de espada. Sino de verdadera soberanía rutinaria conel impar motivo de patria grande. Autorizar que el ganaderode Guayana, pueda enviar mil reses a Trinidad, y los cuerospuedan ser vendidos en Santo Domingo por no haber merca­do en el país. De oír reclamos de aquellos que por habercombatido a los comuneros merecen la recompensa del go­bierno. Que tiene que oir los pormenores de sus gobernadosy de cualquier pueblecillo de las más lejanas provincias, sobrefugas de esclavos lo que han tenido que venderse en los luga­res encontrados o permutarse por novillas, las que necesitande su aprobación para ser trasladadas a los hatos de la ciudadde origen; del pago de raciones de presos encarcelados enGuanare o el Pao de San Juan Bautista; de las cuentas que pi­den a préstamo los administradores a los factores de la Com­pañía Guipuzcoana para ugencias administrativas, las cualesnecesitan de su visto bueno; e interín -como motivación depolítica a su Monarca- cartas de gracias a personalidades delTocuyo o de Coro, porque han contribuido al mejor serviciodel Rey, en las críticas circunstancias de las revoluciones ocu­rridas en algunas regiones, asegurándoles, hacerles presentessus servicios para ser atendidos y premiados; u órdenes paraque en Puerto Cabello se construya una cabria solicitada porel Capitán General.

Ojo avizor y perseverante, éste el del Intendente. Porsus notas comprendemos el cuido y la meticulosidad en sugestión oficial. Plenas todas de las observaciones más ru tina­rias, de las ideas políticas más simples, de los pormenoresprácticos que determinan un señalado pensamiento estricto,pero que nos entusiasman por lo que tienen de genérica rela­ción con una ciencia, que vive de pequeños y grandes hechos,y que todos, orgánicamente solucionados, constituyen esefondo de gestión administrativa, de donde nace la bondad odeficiencia de un gobierno.

Ante el requerimien to para que llegue pron to a sudestino documentos por tramitarse, un empleado de Maracay

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le oficia "que a la media noche que estará la luna alta, saldráun volante para Valencia, con los pliegos que le recomienda",dejando leer al trasluz la rapidez del correo que sale de Cara­cas un dos de noviembre y llega a Maracay el cinco del mis­mo mes; las insinuaciones de índole industrial a pesqueros delOriente, de manera "que el pescado salga barato en las pes­querías de Barcelona para que pueda competir en España conel bacalao que es de mejor calidad"; y aquellos reservadosmuy personales sobre política interior, recibiendo los datosde que religiosos del Colegio de Tarijas en Buenos Aires, lle­gados a Guayana "no hay que desconfiar de ellos ni del obje­to de su venida": hasta la nota de enjundia cortesana, reco­mendándosele sujeto adicto a la causa por ser "bastante ad­vertido y de bella disposición y habilidad en la pluma". Y enetapas de mayor fuerza creacionista, sus reflexiones sobre elpedimento del comercio libre y la regulación de los preciosen el comercio durante la guerra de 1779, son motivacionesrealistas que demuestran a las claras el alcance del pensamien­to y de la actividad del Intendente Abalos.

y aunque es principio de biografía psicológica, noatenerse mucho a los documentos oficiales para hacer expla­nación de vida, sino buscar lo íntimo en los pormenores querevolucionan y agitan cualquier vida, hay en cambio en ellos,un vivero de interesantes datos para comprender la actividadde nuestro intendente, en el largo proceso de cinco años enque le tocó.actuar al frente de la institución que creó e hizoculminar. Y sobre todo, es para sorpresa de nuestra imagina­ción movediza, el dato significativo que legitima todo cuantopodríamos pergeñar en tomo a este héroe del número y de lanaciente estadística: que no obstan te las severas críticas delos hombres de la época contra el Intendente, durara éste ensu puesto durante todo el tiempo que la cédula señalaba, loque nos demuestra que dió pruebas de marcado señalamientoy provecho a la Corona que le había encargado la tarea de im­primir una segura directriz a las finanzas públicas coloniales;

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y que el clamoreo en tomo a su figura, si hijos del nacionalis­mo criollo que se estaba incubando y que muy pronto daríafru tos apetecidos, nos muestra en cam bio que nuestro biogra­fiado estaba dando renta segura a sus mandatarios, no sólo deoptimismo, sino de perseverancia, en aquellos momentos detan encontradas reacciones en la colonia, y que con la crea­ción de la Intendencia, según un historiador de la época "unode los más celosos e ilustrados ministros supo conciliar tanopuestos in tereses".

No vamos a llegar hasta la muerte del Intendente. Lovamos a dejar en medio del camino que supo trillar con ardi­miento en provecho de su patria de nacimiento y ésta de fruc­tificación. No vamos a cansar el oído de los hombres pintan­do los adversos lineamientos que se hicieron en su persona.A su muerte tal vez hubo más denuestos que alabanzas. Enla biografía de aquel celoso Ministro que se llamó José Cal­vez, en su mismo pequeño pueblo de nacimiento, a su muer­te, salieron versos que destilaron sangre.

De los voluminosos legajos de la Intendencia sacamosla constan te actividad de la institución y el celoso cuido deltimonel que la dirigía: admirable oficiosidad del cometido;terminante en el espíritu de la letra; cortantes preguntas so­bre verificaciones; incisivas inquisiciones sobre resultados ypretensas particularidades administrativas; ansiosas esperas decometidos a los cuales les ha llegado su momento de culmina­ción; contestaciones de recibos en cuenta con la austeridad deun cumplimiento efectuado; seguridades de que las ocupacio­nes que se han atribuido deberán ser cumplidas con las termi­naciones paralelas a la justa confianza depositada; seguromandoble sobre la cabeza de aquellos que no han tenido lasuficiente entereza en la resolución de empresas cotidianas.

En todo se deja en trever a la par de la firma del Inten­dente Abalos el espíritu que lo anima.

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Esta es toda su gloria: la actividad siempre dirigida ametas por alcanzar, o sea la pasión de la técnica.

FERMIN TORO Y SUS REFLEXIONESSOBRE LA LEY DE ABRIL DE 1834

En épocas de crisis para la historia del mundo; en díasde consumación y desvelos ante las palabras que trafican porel tiempo sin ecos ni esperanzas; en horas calurosas que nosapegan más a nuestra tierra por un verano inhóspito, nosleemos para aprendizaje y rememoración la compilación deciertos trabajos económicos y políticos de aquel que como lacultura griega exaltada por su pluma en una introducción a lahistoria universal, dió firme altura al pensamiento poético yheroico, y pereció luego "como perece un instrumento divinoen la discordia de los elementos terrestres, resonando en eluniverso". Una lectura cómoda y resuelta para los que tienenel mismo amor y pensamiento por el país que los ha visto na­cer; árida para los que empiezan a imaginarse como una reali­dad nuestra agitada vida de ciudadanía y progreso; bellísimapara los cultores de la forma estética y la limpieza del idiomaen una detallada armonía de ideas expresas con una dialécticaconsumada por la ponderación y los datos políticos y econó­micos de una época iniciada; de concordancia plena en eltiempo y la distancia; y de enseñanzas, a lo más, desprendi­das del árbol de la ciencia, de la práctica y de la política enmilitancia, concebidas por aquel cerebro fecundo en ideas yposturas de vida -llamarada del mismo pensamiento nacional­que se llamó Fermín Toro.

Reflexiones sobre una ley de siete artículos en casidoscientas páginas de lectura, que resume un ataque a la usu­ra, como las reflexiones de Sorel para la exaltación de la vio­lencia. Toro se nos aparece en este estudio como la fuerza dela opinión literaria a través de su robusto pensamiento. En

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verdad, no tiene la· fecundidad milagrosa de González, ni eltrabajo continuo de Bello en su laboratorio universitario; seacerca más en lo que predomina en el estilo y la materia crea­da, a aquella sequedad espiritual que pulula en la armonía deAcosta; pero regenta en la política clásica experimentación,uniendo a su criterio esencialmente conservador, el humanis­mo liberal que empezaba a flotar en el ideal reformatorio dela época.

Observamos ante todo la idea de lo que puede la rela­ción de las culturas en los pueblos; es un estudio de realísticavenezolana en cultura inglesa, tal como habría salido de lapluma de un Disraeli para aquellos parlamentarios de alcur­nia. En esto el ensayista tiene que hacer hincapié: lo clásicoen la mayoría de aquellos escritores contemporáneos es laacentuación del pensamiento firme y sostenido de culturasextrañas, que los aparten de la aglomeración romántica, muytropical, para canalizarlos por fuerza y estudio en el moldede las realidades. Toman del predio ajeno la sustancia que ha­ce del sentir una teal vida intelectual capaz de injertar saviaque plasma y crisoles que vigorizan imágenes y asociaciones.Pero lo notable estriba en las combinaciones afortunadas, enextraer la esencia del pensamiento rico y aprovecharlo en lasimiente, en elaborar los materiales dispersos con la perseve­rancia de la abeja, que saca de las variadas flores su elementoúnico.

Toro ha sido de los que rivalizan en esta tarea sucinta,porque ha conocido el mundo y la obra de los hombres. Sulargo estudio meditado, reflexivo, como apunta, ha sidotraído por la pluma simétrica de quien ha viajado en el marde la política, columbrando los levantamientos de las teoríasy de hombres que han levantado sus pasiones en medio delestruendo de las luchas que se han suscitado en la joven re­pública.

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Contemplemos el paisaje y la época en la que nuestrohombre político ha tomado la pluma para hilvanar su medu­loso trabajo, no de simple práctica mercantilista, o de sim­ple meditador de los cánones civiles en torno a la libre o nolibertad de los contratos. Su obra resume en su fondo todo elpensamiento variado, audaz, floreciente, amante de noveda­des, que se está incubando en el mismo origen de nuestrasformaciones y turbamultas. Hagamos también una reflexiónsobre esta época, al igual como los biógrafos isabelinos hacenbasamentos para sus empalmes de búsqueda, en la aparicióndel período de las reformas en Europa; o más antes, en la lu­mínica constelación nuestro hombre espera del Renacimientopara su magnífica reflexión de aquella ley, que hayan pasadopocos años, para así desteller mejor su pensamiento. Esteestudio nos ha maravillado .por lo que contiene de afin­camiento en la tesis sobre la importancia del pensamien­to en la creación de la conciencia liberal para aquellosaños, a partir de la tumultuosa aparición de aquel períodoque se llamó de las Reformas en el constitucionalismo vene­zolano. Epoca aquella de verdadera iniciación política, contodos los altibajos que traen las enconadas manifestacionesdel alma nacional después de una larga guerra, a lanzarse porlos ideales que saturaban el ambiente y las realidades nacio­nales. Epoca hermosa que la pasamos sin asombro, hojean­do sus páginas sin comprender su alcance; estruendosa, por­que sólo se oye el grito de la tempestad huracanada, sin mi- .rar los vientos que hostigaron su cielo para encapotarlo ydarle el tinte gris de invierno; visionaria, a la manera de cri­sálida, que rompe su clámide para tender sus alas. Esta tesiscontra la usura nos da el panorama más completo sobre laépoca, especialmente en sus contornos políticos y económi­cos. Estudio orgánico de la situación del país, las encontra­das corrien tes en que se debate la búsqueda de una felicidad;el implantarniento de argumentaciones que van contra los in­tereses generales de la colectividad; el estado de la agricultu­ra en manos agiotistas; la paralización de las nacientes indus-

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trias y el poder obsecado de los que manipulan los interesesgenerales en provecho particular. Toro ha comprendido me­jor que muchos la importancia de la motivación económicaen los pueblos, traslucida siempre en la poi ítica. Fija una po­sición tal vez novísima para las corrientes ideales de aquellaépoca, cuando exclama, con sentido real: las cuestiones eco­nómicas están íntimamente ligadas a las cuestiones políticasy morales. Los intereses materiales ocupan una parte muyimportante en los fines de la asociación; por eso su estudioentra necesariamente entre los que abrazan la ciencia deGobierno.

Luego, ejemplariza el por qué todas las situacionesque se presentan en economía, repercuten en lo social, enlo político. Es una trabazón indisoluble que hay que tenermuy en cuenta, porque tomar partido en favor de una u otratesis de carácter económico, trae inmediatamente un estadopensante en política y legislación, acorde a las medidas to­madas en el orden económico. Apenas se hizo sentir, dicecon ajustado criterio, el malestar de la agricultura, cuandose suscitó sobre diferentes puntos de la política y la legisla­ción. La consideración de la ley de 10 de abril, provocó eldebate sobre el abuso del crédito, sobre la usura y la libertadde los contratos. El proyecto de instituto agrario le abrió so­bre los principios constitucionales, sobre la facultad de los al­tos poderes que representan la Nación, para conceder protec­ción a determinados ramos de industria. Estas cuestiones, asu turno, ensanchándose y llamando cada vez más la opiniónpública, han degenerado en cuestiones de política general yabrazado sus puntos cardinales, como imprenta, elecciones,administración pública, principio alternativo, y todos los de­más de gobierno y constitución.

Los dos primeros capítulos de las reflexiones, mere­cen releerse para observar lo novedoso del pensamiento deToro, en esta materia; y además, para comprender la posición

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de aquel hombre. en lo moral v en lo polttico. en uno de losgraves momentos porque atravesó el orden institucional denuestra patria. Atendiendo solamente a la lucha de los gran­des intereses de la época, nos encontramos que mientrasun Congreso aprueba la ley de abril sobre la libertad de loscontratos, exhumación de la época feudal del mercader ve­neciano del drama de Shakespeare, Toro, lujoso conservador,acostumbrado a los viajes misionales en la posición cómodade la diplomacia, se acerca a la arena de los partidos y va con­tra las ideas rancias que se desean imponer como fórmulasretrógradas de conservatismo, y les endilga un panorama so­cial de la patria, el estudio más jugoso del enraizado proble­mas económico del país de profundísima erudición, y no desimple certamen de erudito a la violeta, sino de conclusio­nes filosóficas sorprendentes, dando comienzo así al estudioy preparación de la primera sistematización de los problemaspolíticos y económicos de Venezuela.

Como buen legislador polemista siempre observare­mos la pujante realística de sus discusiones en los tópicos deuniversalidad política, tiene unas frases dignas de menciónpara aquéllos que buscan la filiación doctrinaria de las ideasen pugna, y pueden ser conservadas en la memoria como téc­nica en la estrategia de las luchas que siempre dan lugar a és­ta su visión certera: "Al combatir una opinión o una prácti­ca, al analizar su origen y tendencias, naturalmente es condu­cido el crítico imparcial a examinar en qué clase de sociedadestán principalmente sus defensores: no para hacer aquellaespecie de argumentos que los lógicos llaman ad-hominen,sino para buscar en la especial idea de ciertas posiciones, larazón de algunas opiniones, que no podrán explicarse de otromodo",

¡Qué bien maneja la discriminación psicológica paraasociar después a aquellos a quienes combate! Así, entresa­ca a los propugnadores de la ley de Abril, para atacarlos, en

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consonancia a los intereses íntimos y externos que defienden.Pero a la par encontramos también la serenidad de pensa­miento en Toro, al decir sus verdades en la amable suavidadde la ironía. Y, sin perder el hilo orgánico del debate refle­xivo que sustenta la motivación económica de la ley de abrilque trasluce nuevos cambios políticos nos habla de la moralde los principios: "Cuando un abuso se ha arraigado en lasociedad, por la costumbre, la ley o el transcurso del tiempo;y cuando ya es bastante general y familiar para no atraerparticularmente la atención, entonces la fuerza del hábito lohace ver como un hecho justo en sí, entonces inocentemente,como si fuera un elemento social, en todas las transaccionesde la vida; y lo que es peor, contribuye poco a poco a fomarparte de la opinión general y del carácter de la Nación"; dela moral de la vida "procuraré probar que no hay acción legí­tima desde que desarrollada hasta en sus últimas consecuen­cias causa males a los asociados; porque el objeto de éstos noson los principios sino los fines; por consiguiente, la admisióny el desarrollo de cualquier principio es condicional, es decir,hasta donde sus consecuencias sean benéficas"; de la moral delos hombres para sustentar sus argumentaciones contra la leyde abril, para concluir su enorme ensayo con estas palabrasllenas de sabia experiencia política: "y como una inmensa bó­veda a la cual se sustraen las cimbras, nuestro edificio socialno deberá de hoy en adelante su firmeza y estabilidad, sinoal aplomo de sus estructuras y al hábil equilibrio de sus pode-. "rosas masas .

Sin embargo, con mayor romanticismo, Juan VicenteGonzález, que conoció a fondo la imagen de Toro, dijo de él:"Como político fue de esos espíritus ideales que sueñan her­mosas teorías sobre el cabo de Suniun o en los jardines dela Academia".

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Rño1950

ARAGUA, DULCE ARAGUA

Esta noche es de afirmación y fiesta. En medio de lahospitalidad de este Hogar Americano, que está haciendoobra de acercamiento espiritual y cultural entre las diversasregiones del país, venimos nosotros, los aragüeños, a consti­tuir también nuestra célula de trabajo en el colmenar capita­lino. Por ello estamos aquí, afirmando en la fiesta que cele­bramos, el espíritu regional -que nó regionalismo- de la pro­vincia venezolana en función de promisorio aglu tinamien tooDemos gracias a esta firmeza de unificación, a este esfuerzode formación nuclear que está dando su fru to de esperanza.Desarrollados con nuestro propio aliento, compaginados parauna finalidad de e fectiva agrupación, hemos así resuelto unode nuestros más caros propósitos: formar un centro de acer­camiento de mujeres y hombres de nuestro Estado, y com­pendiar así un conocimiento más profundo de nuestra región,adentrar con las almas aragueñas los problemas e ideales dela tierra; cuidar, enaltecer y acendrar los tesoros patrimonia­les, ayudar que este patrimonio cultural, geográfico y políti­co. se multiplique para gozarlo y perpetuarlo en historia depatria grande y desenvolvimiento de mayor espiritualidad.

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En una salutación aragueña, para aragueños y visitan­tes que nos honran, tenemos que pintar aquí la exaltación dela tierra que representamos. A la mano están los primores deella, en su geografía y en sus estadísticas están sus posibilida­des y la afirmación de su vida estatal; en sus hombres la pre­sencia del nervio para el trabajo y las faenas de productibili­dad, sus condiciones para las tareas intelectuales; y en sus mu­jeres todo el acopio de belleza, abnegación, delicadeza y espi­ritualidad, conque ha vaciado la naturaleza su cornucopiade virtudes.

Un estado de siete mil seiscientos kilómetros cuadra­dos, uno de los más pequeños de la República, encierra ungran corazón provinciano. Su nervio y la energía de su traba­jo diario, lo anuncian como un pueblo desarrollando su pu­jante economía estada\. Basándose a sí mismo, porque afincasu vida en la agricultura, y nunca, ningún pueblo agrícola hamuerto en el concierto humano. Con faces de Cártago por suíndole mercantil es también la Arcadia felíz que podrían in­mortalizar un Lonfelow romántico. Desde lo alto de la líneaque lo separa del vecino Miranda se contempla su paisaje quees cuadro para una georgica moderna. La vista de pierde enun verdor de lejanía para irse a remansar en la calma azul desu parte lacustre: "Tacarigua". Desde esta gran ciudad capi­talina que concentra y difunde las energías de la nación, par­ten las líneas paralelas del ferrocarril y la carretera que sealonga hacia occidente y aparecen los pueblos de vieja recie­dumbre aragueña: Tejerías, El Consejo, La Victoria, San Ma­teo, Cagua, Tunnero y Maracay. Tierras rojas y calientes.Pueblos cansados unos, a la verja del jardín más rico de la ca­sona nacional; ciudades otras entumecidas de historia y conreflejos de grandeza pasada; una, resoplando progreso por lospulmones de sus fábricas viviendo en colmena de agitaciónprogresista; y hacia el Sur, pueblos limitando con la llanurailímite, que viven del comercio y de las faenas agrícolas, Villade Cura, San Sebastián, San Casimiro, Camatagua y Barbacoa.

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Todo encerrado en un inmenso valle que se alcoba en el marcon Ocumare, Turiamo, Puerto Colombia; bahías y puertospara una salvación de nuestro comercio cuando pasen los afa­nes de la guerra; retozando al lado del fértil lago que siendopequeño mar interior de cuatrocientos kilómetros cuadradoses lazo de unificación entre pueblos lim ítrofes: y el sur anun­cia la entrada del llano, la puerta que separa nuestras estriba­ciones de cordillera de la pampa infinita.

No hay estado en la República que tenga una distribu­ción carretera y de ferrocarril tan perfecta como nuestro Es­tado. No hay un pueblo en él que no esté unido a los otros.y aún más, no hay Estado que tenga tan fácil comunicacióncon sus estados lim ítrofes. En es verdad un precioso jardíncon sus vías tan bien distribuidas. Y como la agricultura essu modus vivendi, nada le favorece mejor que sus vías vecina­les y estadales. Pero sus aguas hacia la parte norte se han idodisecando. El Aragua corre con su hilo de agua por apaciblesvegas y haciendas. El Calanche. Turmero y otros, son hoy ver­tientes cansadas. Solo al Sur la riqueza acuática es imponde­rable. Para salvar estas fuerzas decaídas de la naturaleza. tannecesaria para el Estado que afinca sus esperanzas y es fuerzosen la abundancia de sus riegos, la administración pública,con un tesonero esfuerzo de coordinación agrícola, ha cons­truido la gran represa de Zuata, que al aglomerar las aguaspocas, es salvación de parcelas infinitas. Una gran obra dealiento y de esperanza ésta, para los pueblos aragueños queagradecen en tusiasmados al vigilan te Gobierno Nacional, por­que los pueblos centrales verán en ella el surtidor artificial pa­ra sus estaciones malas. Obras de irrigación necesitaba el Es­tado. y ya las tiene. Con otras en estudio, capacitarán anuestro Estado para que siga su férrea lucha de producción. ymiles de hectáreas espigarán de nuevo con fuerzas nuevas yseguirán los labradores de nuestra tierra cantando la ple­garia del trabajo.

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Hacia más adentro las tierras son más fértiles peromás descuidadas: el cafeto se multiplica, la caña de azúcarse produce bastante, y con el cacao de las alturas norteñas,condicionan la vida del Estado en una economía de sub­sistencia.

Por ello Aragua debe ser agrícola. No desviar suscondiciones terrestres para otras faenas que no darían fru­tos apetecidos. El samán y los bucares solo dan sombra a losárboles de producción. Unir a esta economía agrícola la in­dustrial. Maracay encierra fábricas de esfuerzo y de totaliza­ción industrial como para desvirtuar nuestra apatía a la má­quina. Valorizarlas para una restauración de la econom íaestadal, y por ende, de la riqueza nacional, pero todo va an­dando, manos previsoras van aglutinando esfuerzo para el de­sarrollo de nuestra riqueza. Política y acción individual vantransformando la vida del Estado. Pronto, muy pronto, vol­veremos a ser: El Jardín de Venezuela.

Pero también en este Estado no todo es felicidad nidescansada vida. Tenemos que pergeñar también, al lado delas excelencias del terruño, sus necesidades, para una restau­ración económica y financiera. Acostumbrados a esta vidacaraqueña, cuando nos adentramos en el solar de nuestrosmayores, a la par que se nos endulza la visión al contemplarla riqueza del Estado, reflexionamos sobre su vida humana,tomamos el pulso a sus corrientes sanguíneas, haciendo ex­planación de sentimien tos. Falta coordinación para quesus productos vengan rápido y con barato transporte a losEstados vecinos y a nuestra capital. Inyectar más aún loscréditos para los agricultores, desarrollar las cooperativasagrícolas.

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Año1954

EST ABLECIMIENTO y PERSPECTIVASOE UNA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

Constituyente de la Comisión de Reforma de laFacultad de Economía, y ponente para realizar un esquemade la nueva creación de una Facultad de Ciencias Sociales,cumplo con llevar a cabo dicha misión en los términos si­guientes:

Razones: Hemos oído y también explicado dentrodel seno de la Comisión interesantes exposiciones que se re­fierenal funcionamiento actual de nuestras Universidades, asícomo el complejo de estudios y disciplinas que en ellas seimparten, lo cual conduce a un enfoque diferente, en granparte. al problema universitario nacional.

Area Cultural Universitaria: El aumento demográ­fico nacional ha traído en los últimos años un aporte de po­blación juvenil a las aulas correlacionadas en las ramas de edu­cación pública, que es necesario contemplarlo, para darle unaeducación suficiente y. cónsona con los principios peda-

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gOglCOS vigentes y que abarque a su mayor número, sino asu totalidad, con los medios y presupuestos con que disponela financiación de tales gastos en una sana administraciónpública.

Este aumento demográfico nacional hoy se ve conmayor claridad en la educación nacional, por no existir me­dios que la limiten, y su expresión es más marcada, aprestasiempre, año a año, las abultadas pre-inscripciones e inscrip­ciones definitivas en nuestros ten tras superiores de estud ios.

Aunque los centros de la educación primaria no auto­abastecen suficientemente a nuestra población y los centrosde la educación media, aunque más homogeneizados, los ha­cen mejor, p~ro aun con limitaciones menos abultadas, hayque pensar, que la política educacional gubernamental sigueatendiendo con preferencias estos dos ciclos de la edur ición,llegará un día muy cercano, que estabilizados como están loscen tras superiores de docencia en el país, y sin la adecuadadiversificación de los estudios especiales, las Universidadessoportarán impactos de mayor profundidad y extensión, sinque puedan realizar una educación armónica, ni con los inte­reses superiores del Estado, de la cultura y la investigación,ni cumplirán con la aumentada masa estudiantil que se agolpaa sus puertas legítimamente cada año escolar.

Las Universidades' Nacionales están situadas en cen­tros de aglomeración estudiantil, que pueden' absorber conmayor o menor comodidad su población (caso Universidaddel Zulia y de Los Andes) (región noroccidental), no puedencomo es debido (caso Universidad de Carabobo y Centro Su­perior de Estudios de Barquisimeto, por estar en plena ini­ciación de estudios) (región central); por iguales razones, amás por el sistema nuclear que ha adoptado, la Universidaddé Oriente (región suroriental) y por lo extenso del territorioque abarca.

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La Universidad Central de Venezuela, por las razoneshistóricas que le dan prevalencia, por su situación en el cen trodel país, y por funcionar como capitalidad educacional y a lapoblación más nu trida y abarcar un terri torio más pcqueñ o,ha llegado ya a una superación estudiantil imposible de serabsorbida, salvo que tome medidas del orden contrario a losintereses estudiantiles, cupos más extremos y en la totalidadde las escuelas, exámenes de admisión, aplicación de regíme­nes con tra repitientes y otras medidas de selección apresura­das, que sólo dejan saldos lamentables, perjuicios económicospara ambas partes, traumas injustos, problemas de disciplinasy trastornos y una superpoblación flotante, sobre la cual inci­dirán muchos problemas que gravitan sobre los adolescentes,y especialmen te, frente a otra juven tud, que recibe todos losdones 'de la sabiduría.

No justificamos nada de lo existente en este caso. Noaceptamos totalmente las medidas adoptadas. Estarnos pin­tando un cuadro para dejar ver los claro-oscuros. Señalandocaminos que nos puedan conducir a erradicar por largo tiem­po dichos problemas. A pedir que se plan tee, y ejecu te unapolítica superior cónsona con nuestros recursos financieros ycon nuestra explosión demográfica, dentro de los límites deuna educación superior democrática sensible a las preocupa­ciones y derechos de los más.

El equilibrio armónico de la Nación en cuanto a laeducación superior exige: una política agresiva en cuanto aedificación y ampliación muy superior a la vigencia actual enlas Universidades del Centro (Carabobo y Barquisimeto),Igual política para Oriente y específicamente un mayor cen­tro nuclear para la región del Estado Bolívar con varias facul­tades y escuelas de perspectivas nuevas, con futuridad comoes el futuro de esa región minera, fluvial, agrícola, maderera,ganadera e industrial con sus correspondien tes especializacio­nes acorde a estos renglones y su futura también expansión

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poblacional. Sobre esta región debe afincarse mayormenteel predominio universitario, dada su gran extensión y pobla­ción y por ser única en el oriente lo que la equilibraría a lasregiones del centro y occiden te.

Si el futuro progreso nacional no se ha estabilizadosino prosigue en ascenso, la política educacional universitaria,para completarse deberá contemplar la planificación de laUniversidad de Los Lianos, regiones que se fortalecen y seránemporio de riqueza y de juventud.

Este debe ser a grandes rasgos la planificación de laeducación universitaria para el más corto tiempo, si queremossignificar algo más en el consorcio nacional e internacional.

Para la Universidad Central, salvo la construcción mo­derna y funcional de ciertos edificios requeridos para algunasfacultades, institutos, centros estudiantiles, mejoramientos deresidencias y establecimiento de las de profesores, deberá es­tabilizarse en un orden creciente limitado (no por medidasextraordinarias, sino por el aumento también progresivo delas Universidades periféricas, las ya nombradas) y las universi­dades privadas. Régimen fijo pero flexible, que siempre mi­re hacia el fu turo, pero que no retroceda, siempre den tro delnormal proceso de progreso.

Al en trar de lleno en el estudio de la reforma de laFacultad de Economía, en la planificación de sus pensa, enla discusión de aplicar o no, su o sus ciclos básicos, para lasdiversas Escuelas, las materias fundamentales y generalesque deben contener dichos ciclos, generadores de las basessuficien tes y científicas para enfocar posterionnen te la pro­fundidad de los estudios posteriores, que con meditada voca­ción y pruebas fehacien tes asegura su virtual prosecución pro­fesional, la futura revisión de los programas, la tecnificaciónde las materias y de aquellas culturales de significación para

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la ciencia económica, sin desvirtuar el binomio técnica-huma­nismo moderno, nos hemos encontrado con los graves proble­mas que antes hemos explicado, que establecen una grave ad­vertencia para cualesquiera propósitos de adelantamiento yprogresismo en el medio donde discurre la vida de la Univer­sidad Central, y lo que no facilita cualquier tipo o pensamien­to de reforma como lo amerita el tiempo que discurre para louniversitario, o dificulta o puede no hacer muy feliz los tér­minos para alcanzar una inequívoca perfección, no simulada,sino de efectos académicos perdurables como los que se de­sean y se espera en nuestro centro de estudios.

RAZONES PARA LA CREACIONDE LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

Teóricas.- Mientras se llega a la planificación generalde las Universidades Nacionales, en el sentido antes indicado,o bajo cualesquiera otras fórmulas, sobre la base anterior, queen sus líneas generales, y según mi opinión, es el medio eficaza resolver los cuantiosos problemas de la Educación Superior;y aún en el entreacto para alcanzar estos fines, que en el me­dio en que nos desenvolvemos puede llevarse un largo perío­do de espera, si no hay pensamiento firme a concluir esta eta­pa de perfeccionamiento académico; o aún en el caso último,que no se lleve a cabo, como lo exige la modernidad de losestudios porque se carezca de la idea fundamental de llevarloa feliz término; para nosotros, profesores de ciencias econó­micas y vinculados responsablemente a esta Facultad, es tareairrenunciable proponer y ejecutar la reforma de nuestra Fa­cultad, en los términos y deseos de sus autoridades, profeso­res y estudiantes, y con los medios que concienzudos estudiosy experiencias nos aporten en los momentos actuales y conideas de fu turidad.

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Pero antes de entrarnos en esta deseada tarea, y es elfin de esta ponencia, se presenta la singular motivación previade la creación de una facultad de Ciencias Sociales, un mediofirme de poder concretar los fines de la Facultad de Econo­mía, la totalidad de unos estudios con una estructuracióncónsona que mantenga una unidad dentro de cierta plurali­dad, pero con un presupuesto de energía directoral, queabarque con sustancia a distribuir, a estudiantes, profesores,en unidad de motivos y formulación de juicios que tengan unsolo fin de aglutinación, las ciencias económicas y aquellasafines pero que concuerdan, con pequeñas modalidades, alobjetivo de estudios económicos fundamentales.

Conviven en la actual Facultad seis Escuelas de lascuales sólo tres: Escuela de Economía, de Administración yContaduría y la de Estadísticas y Ciencias Actuariales, son tí­picamente económicas o por lo menos concurren con sus es­tudios a formar el gran cauce de la economía; dos, la Escuelade Sociología y Antropologíay la de Trabajo Social, impar­ten estudios típicamen te sociales, de caracteres estrictos eneste sentido; y una, Estudios Internacionales, de tipicidadpolítica, con algo de trasfondo económico, pero no virtual,por lo menos en la actualidad.

No podemos negar que estas escuelas con motivacio­nes diferentes han convivido con bastante normalidad dentrodel seno de la Facultad, se han desarrollado ampliamente,concurren con su actividad sana y eficiente al auge que ha al­canzado en su totalidad la Facultad de Economía, pero razo­nes muy justas, hacen que llegue el momento, por el mismodesarrollo que han alcanzado, por la misma división del tra­bajo que eS consejera de juicios severos pero benevolentes,que estas Escuelas, junto con otras de la Facultad de Humani­dades que más adelante señalaremos, constituyan hoy una es­pléndida Facultad de Ciencias Sociales, cuyo futuro autóno­mo será de relieve en el concierto académico de nuestraUniversidad.

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La Facultad de Humanidades y Educación, aunque degeneralización menos genérica en cuanto a las Escuelas queconforma, tiene similares problemas como los apuntados paranuestra Facultad, por lo menos en cuanto a las Escuelas dePsicología, Geografía, y según criterios no conformes y dig­nos de ser estudiados con mayor profundidad, la Escuelade Educación.

Estas Escuelas jun to con la de Sociología y Antropo­logía, Trabajo Social, constituirían una reputada Facultad decarácter típicamente social, genuina y plena generadora deegresados muy bien tipificados. Vendrían a convivir tresFacultades de mayor alcance autonómico en cuanto a fun­cionamiento, fines y resultados que satisfacen plenamente elcometido: Facultad de Economía, Facultad de Humanidadesy Facul tad de Ciencias Sociales.

La Escuela de Estudios Intemacionales se adscribiríaa la Facultad de Derecho por sus propias características, ypor contar ésta con un Instituto de Estudios Políticos, creadoen el anterior mandato de autoridades rectorales.

REALES Y PRACTICAS

La Facultad de Economía tiene en la actualidad (cur­so año académico 1965-66) una población estudiantil de cin­co mil alumnos, más una pre-inscripción para empezar elaño lectivo 66-67 de tres mil, cantidad ésta a la que se le restala cantidad de alumnos que por no alcanzar el título definiti­vo de Bachiller en el presente en una proporción del 30 porciento, da una can tidad definitiva para iniciar y proseguir es­tudios de Ciencias Económicas, de seis mil.

Restando la cantidad aproximada de alumnos queegresan con título universitario en el presente año de 300,

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tenernos una cantidad fija de alumnado de cinco mil se­tecientos.

Esta cantidad última está distribuida así:

Escuela de Economía.Administración y Contaduría.Escuela de Estadística y Ciencias Actuariales.Escuela de Sociología y Antropología.Escuela de Trabajo Social.Escuela de Estudios Internacionales.

Corno es de simple comprender esta Facultad macro­cefálica dentro de la Universidad hace imposible un funciona­miento académico cabal y un control eficiente. A sus autori­dades ejecutivas y deliberantes se les imposibilita la adecuadaorganización y el estudio y realización de sus métodos peda­gógicos, por lo variado de la materia que ellas conforman ypor lo complejo acerca del número de alumnos y profesores.No se puede impartir una docencia útil ni desarrollar una in­vestigación eficaz en los términos deseados.

A esto se une una edificación pequeña, aprovechablehasta en sus más mínimos extremos, que no resiste este capi­tal humano que vive en sus aulas y cubículos, y que constitu­yen cada año la angustia de sus directivos y docentes para ob­tener las aulas que puedan soportar esta avalancha estudiantil.Hay que aprovechar aulas fuera del recinto de la Facultad loque desmejora el concepto de unidad y dificulta el controlnecesario.

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Si se acepta la constitución de la nueva Facultad deCiencias Sociales, la sola Facultad de Economía quedaría conun alumnado distribuido así:

Economía.Administración.Estadística y Actuariales.

que constituye un suficiente alumnado para una Facultad deEconomía.

RAZONFUNDAMENTAL

La razón esencial que orien ta y fundamenta el pro­yectó de una Facultad de Ciencias Sociales es, que existiendoescuelas que participan en el estudio del hombre en su pro­yección social, con significativas metodológicas, con abundo­so material extraído de sus investigaciones, con un profesora­do idóneo y un núcleo estudiantil numeroso en cada una deellas, no es razonable que sigan viviendo integradas a otrasFacultades cuyas finalidades sean estereotipadas por otroscánones, que sin verdad, algo conexas, por sus mismos porme­nores, la falta de integridad y unida dirección, no dejan valer­se a las ciencias sociales para recorrer su verdadero y auténti­co camino que produzca un verdadero aglutinamiento deciencia y conciencia propias, con autonomía dentro del con­cierto del conocer humano, que dé una ciencia despierta, unprofesionalismo sistematizado, una filosofía de su educaciónpropia, una ciencia que dé vida a las otras donde se encuentraintegrada y no al contrario, que chupe el elan de fructifica­ción de éstas, que robe sabia para elaborar sus propios fines,que vivan de siamesas cuando pueden y deben vivir autóno­mamente en un círculo de propias iniciativas, de trabajo y deinvestigación, con instrumen tales preparados en sus mesonespara el propio arte de la investigación a que se encuentran su­mergidas en sus campos de roturación y siembras.

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El campo social para estas ciencias del hombre ha idotomando incremento tal en el mundo moderno que puebloque no se prepare y dirija sus estudios hacia estos complejosmóviles, se quedará a la zaga y a nada le valdría mayores co­nocimientos de las otras ciencias de la cultura o de la natura­leza, si carece de los medios apropiados, de como aplicarlos yllevarlos con conocimiento perfecto, hacia todas las hondona­das donde la vida debate sus problemas para sobrevivir y searriesgan cuantiosos intereses fiscales para modelar a un hom­bre nuevo para una nueva categoría de vida.

Este campo humano y por ende social necesita plani­ficarse, estudiarse, investigarse desde aquel mundo oscuro dela antropología, hoy claro y abierto al panorama de otras ci­vilizaciones, hasta las percusiones de la vida contemporánea,las tensiones de una gran población que abarca hasta los másescondidos límites del mundo terrestre, la especie humana ysu habitat, las migraciones altas de los propios habitantes deun país, y las emigraciones de pueblos superpoblados, la su­per concen tración de las ciudades, el abandono del ruralismoy su problemática vuelta a él, el lado de la moneda del mal­thusianismo que nos habla del aumento desproporcionado dela humanidad, y por último, la posición del hombre sobre elcosmos, no en forma teolológica sino muy cerca en razón devitalismo y vida comunitaria.

En nuestro medio nacional este campo social abarcaya los límites de la propia conformación territorial, y casi nohay una comunidad estatal, municipal, distrital y parroquialque no deba ser objeto de estudio y de adecuación para elejercicio de los módulos de las ciencias sociales. Desde haceveinte años están apareciendo a flor de tierra el complejo delos problemas que se refieren al hombre y su sociedad, la or­ganización de éstas en términos cónsonos con su riqueza y elprogreso, las agrupaciones agrarias, la modelación de sus ciu­dades y pueblos, la existencia de comunidades indígenas sin

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su entroncamiento definitivo en el alma y en las vivencias na­cionales, sin los efectos de la trasculturación, la existencia degruesos núcleos de población extranjera unidos todavía a susvínculos extraños, y dejados a direcciones extrañas, corres­pondiendo a zonas cerradas donde la educación nuestra nopuede entrar o sufre las respuestas negativas al aglutamientonacional, el gran desempleo de población que no puede fer­tilizar ni siquiera nuestras grandes zonas baldías, los efectosde la erosión en las almas y en la tierra, la salud mental, lainfancia abandonada y los problemas graves de la delincuen­cia juvenil, sin saberse los criterios firmes que haga los resor­tes para sostener esta avalancha problemática que ha apareci­do en el campo social y que tiende a descontrolar toda lavida nacional. El estudio de nuestros antecedentes raciales,de nuestra riqueza antropológica, arqueológica y etnológica,que son las bases que sostienen el andamiaje de nuestra cul­tura viviente y que sirve para conocer con otros medios deontología práctica, el verdadero carácter nacional.

El estudio psicológico de nuestras masas nacionales,el saber cómo se miden actitudes y aptitudes ante los grandesnegocios que nos ofrece el quehacer de la vida, el comporta­miento entre núcleos dispares y de vivencias que no han sidocanalizadas, la estimativa de los valores sociales de conformi­dad a la sola jerarquización de capacidades y no de clasifica­ción de estamentos medidos por otras reglas que no seanaquélla, todos los problemas de la seguridad social en cuantoal hombre y la gente, el trato y convivencia de la empleoma­nía y la armonía civilizadora de toda onda de trabajo. Estees el gran programa de estudios que pondrá al día con mejo­res equipos de trabajos de campo y ciudad, con institutoscomplejos pero suficientes, con unidad de pensamiento yacción, la integrada Facultad de Ciencias Sociales en nuestroambien te universitario.

Los gastos que ocasiona la existencia de esta nuevaFacultad no serán superiores a sus gastos actuales en cuanto

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a como funcionan como Escuelas separadas, tan solo ciertosgastos necesarios para iniciar de una vez su funcionamientoexclusivo y el establecimiento de su Decanato, Consejo deprofesores y Centro estudiantil, de conformidad con la leyy sus reglamentos.

Cada Facultad tiene que crearse su propia y autén ticavida por medio de las Escuelas.

Demos el tiempo social al Claustro pero dejemos quecada huerta madure definitivamente los frutos que cuelgande sus árboles.

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