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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación EL IMPACTO DE LA PERCEPCIÓN DE EXCLUSIÓN SOCIAL EN LA SALUD MENTAL Alumno: Elena María Chacón Gámiz Tutor: Prof. D. Esther López Zafra Dpto: Psicología Julio, 2016 FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LAS EDUCACIÓN

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Jug UNIVERSIDAD DE JAÉN

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Trabajo Fin de Grado

EL IMPACTO DE LA PERCEPCIÓN DE EXCLUSIÓN

SOCIAL EN LA SALUD MENTAL

Alumno: Elena María Chacón Gámiz

Tutor: Prof. D. Esther López Zafra

Dpto: Psicología

Julio, 2016

Mes, Año

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Exclusión social y salud mental

2

RESUMEN

La actual situación de nuestro país, principalmente a nivel económico, es la causante de

que multitud de personas vivan en situaciones de precariedad, lo cual hace que estén o

se sientan excluidas socialmente y los problemas que puede causar.

Este estudio se basa en buscar como la percepción de exclusión social puede conllevar

al desarrollo de trastornos de salud mental, haciendo especial hincapié en el trastorno

del estado de ánimo o depresión. Además de analizar como diferentes variables

sociodemográficas como el sexo, la edad, la situación laboral o las personas con las que

viven, pueden influir tanto en la percepción de exclusión social como en la depresión.

Los resultados de nuestro trabajo muestran que existe una correlación entre la

percepción de exclusión social y el nivel de depresión, también se estudia comoalgunas

variables sociodemográficas como el sexo, la edad, la situación laboral o con quien

comparte la vivienda influyen en ambos conceptos.

PALABRAS CLAVE: Crisis económica, exclusión social, trastorno, salud mental,

depresión, variables sociodemográficas

ABSTRACT

The current situation in our country, especially the economic situation, is the reason

why there are many people livinges in precarious situations, makinges the feeling

excluded of society and suffering from problems that it can cause.This study focuses is

the perception of social exclusion can go to mental health disorders, with particular

emphasis on mood disorder or depression. In addition to analyzing how different

sociodemographic variables such as age, employment status or people with whom they

live , they can influence in social exclusion and depression.

The results of our study show that there is a correlation between the perception of social

exclusion and the level of depression, in addition, in this proyect study that the

sociodemographic variables such as sex, age, employment status or people with whom

the live, can influence to social exclusion and depression.

KEYWORDS:Economic situation,social exclusion, disorder, mental health, depression,

sociodemographic variables.

Exclusión social y salud mental

3

INDICE

I. RESUMEN………………………………………………..2

1.1 Abstract…………………………………………….2

II. INTRODUCCIÓN

2.1 Introducción………………………………………...4

2.2 Conceptos teóricos básicos………………………... 6

2.3 Objetivos…………………………………………...16

2.4 Hipótesis……………………………………………16

III. MÉTODO

3.1 Participantes………………………………………..17

3.2 Procedimiento………………………………….…..18

3.3 Instrumento………………………………………...18

IV. RESULTADOS Y DISCUSIÓN……………………..........20

V. CONCLUSIÓN…………………………………………....28

5.1 Aplicaciones……………………………………….30

5.2 Limitaciones……………………………………….31

5.3 Futuro………………………………………………31

VI. REFERENCIAS……………………………………….......32

Exclusión social y salud mental

4

INTRODUCCIÓN

El término de exclusión social es un fenómeno muy común en la actualidad, es una dura

realidad que no se da de forma aislada sólo en nuestro país, sino en la mayor parte de las

sociedades de distintas partes del mundo.

Normalmente, se asocia a la falta de ingresos o trabajo en los hogares, lo que ha

provocado, que las condiciones de vida empeoren puesto que este grupo de personas

desempleadas no se pueden integrar tanto a nivel social, laboral o cultural al resto de la

sociedad. Ésta situación acarrea problemas graves en la persona, llegando a extremos

como enfermedades de salud mental e incluso la muerte.

Como ejemplo de esto, la Universidad de Granada junto con la Escuela Andaluza de

Salud Pública (EASP), han realizado un estudio en el cual demuestran que las personas

que han sufrido un desahucio de su hogar o vivienda habitual ya sea esta de su

propiedad o en alquiler, presentan peor salud mental y física en comparación al resto de

la población en general. Citado en Bolivar, Bernal, Mateo, et. al. (2016)

Según el estudio de Bolivar, Bernal, Mateo et. al.(2016) esta situación económica,

multiplica por 13 las probabilidades de tener una mala salud y percibirlo así, siendo este

porcentaje mayor en las mujeres (80.9%) con respecto a los hombres (57%)

Respecto a la salud física, incrementa hasta 3 veces la posibilidad de padecer una

enfermedad cardiovascular, y casi dos veces la del tabaquismo, mientras que en salud

mental, predominan la depresión y la ansiedad.

Otro ejemplo sobre el mismo tema, es un estudio publicado en mayo de este mismo año,

en el cual Cáritas advierte que existe un riesgo muy alto de que aumente la exclusión

social, según las conclusiones del informe “Análisis y perspectivas 2016” realizado por

la Fundación de Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (FOESSA) , ya

que los ingresos en los hogares han disminuido notablemente desde el comienzo de la

crisis económica, con una reducción de los mismos mayor al 10%Esto se debe a cuatro

factores principales según el estudio de FOESSA (Fomento de estudios sociales y de

sociología aplicada,2016):

Exclusión social y salud mental

5

1. Las diferencias entre la parte norte y sur del país, no sólo se mantienen sino que

se agravan.

2. Los indicadores de desempleo mejoran muy levemente; no lo hacen al ritmo

necesario para que disminuya el nivel de pobreza y desigualdad.

3. Las diferencias entre las distintas Comunidades Autónomas ya citadas

anteriormente, provocarán una salida de la crisis de manera desigual.

4. Hay menor perspectiva de salida con respecto a 2009, por esto, se cree que

aumentará la exclusión social a pesar del crecimiento económico de estos años.

Sin embargo, la exclusión social no es solo un resultado de problemas de tipo

económico o financiero sino que implica muchos más componentes psicosociales a

tener en cuenta.

Este término afecta también a nivel social, una persona puede sentirse aislada en su

ámbito laboral, en el colegio en el caso de los niños, en relación a su entorno y

amistades. Este tipo de exclusión se caracteriza por la desvinculación con sus iguales, la

persona tiene una red social muy escasa, en otras palabras, no está integrada en su

ámbito familiar ni en la comunidad a la que pertenece.

Otra forma de exclusión es la personal, que se caracteriza por el aislamiento y falta de

comunicación e integración con los demás, basado principalmente en la pérdida de

confianza, identidad, reciprocidad, interacción con los demás, etc.

Todas las formas de exclusión social se producen en la sociedad en la que vivimos,

pudiendo llegar a situaciones extremas, como que la persona desarrolle algún trastorno

mental o incluso el suicidio. Por esto, el estudio en este tema es fundamental, para poder

prevenir este tipo de situaciones de exclusión social y conocer cómo afectan en la salud

mental de las personas implicadas.

Exclusión social y salud mental

6

CONCEPTOS TEÓRICOS BÁSICOS DEL TRABAJO

Para comenzar, daremos una breve explicación de los conceptos en los que nos basamos

para llevar a cabo este trabajo fin de grado.

Exclusión social

En primer lugar, trataremos el término exclusión social, no existe acuerdo en la

literatura para definirlo, por eso, ésta definición depende de la tradición de cada autor.

Según el resumen de Makez,Fernández y Pérez-Sales (2009), existen dos tradiciones

fundamentales. Por un lado, la tradición francesa recopila los principios que trató

Durkheim (1897), sobre temas como la cohesión social, importancia de valores y

normas colectivas, riesgo de alienación y la anomia. Por otro lado, la tradición

angloamericana prioriza en los principios de desigualdad social y privación relativa y se

centra en el acceso desigual de la renta, a los bienes básicos, a los servicios públicos y a

los derechos ciudadanos. Por ello, podemos señalar que ésta tradición se basa más en lo

material que la francesa. En esta tradición destaca como autor, Levitas (1998), citado

en Makez,Fernández y Pérez-Sales (2009)quién señala tres enfoques diferentes:

1. RED (Discurso redistributivo), defiende que la exclusión es consecuencia de la

pobreza, esta es la postura de Townsed (1979)

2. SID (Discurso sobre la integración social) considera que el elemento clave es la

inclusión en la fuerza de trabajo. En consecuencia postula, que las personas

excluidas son las que están sin trabajo o que corren el riesgo de engrosar las filas

de los desempleados.

3. MUD (Discurso moral) pone el énfasis en las causas morales y culturales de la

pobreza. El problema fundamental sería el de la dependencia y sus

consecuencias para el orden social. C

C

En la actualidad como ya hemos dicho anteriormente, no existe acuerdo ni consenso

para dar una definición al término de exclusión social, por esto, que diferentes autores

den la suya propia en función del elemento que enfatice sobre los demás y su tradición

en el estudio. Así, por ejemplo Gordon et al. (2000)Consideranla exclusión social como

“una ausencia o negación de acceso a los tipos de relaciones, costumbres y actividades

sociales en las que participan la gran mayoría de personas en una sociedad”…en su

acepción actual, la exclusión social con frecuencia se considera más un “proceso” que

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un “estado” refiriéndose a un enfoque más personal e individual de la persona (Makez,

Fernández y Pérez-Sales, 2009).

Por otro lado, otros autores han centrado la definición en el ámbito material como es el

caso de Jehoel-Gijsbers y Vrooman (2007, p. 77), para quien, “La exclusión social se

concibe como un concepto multidimensional. Se operacionaliza como una combinación

de privación material, insuficiente acceso a los derechos sociales, un grado bajo de

participación social y una ausencia de integración normativa”

Pese a todas estas discrepancias para llegar a consenso, existen cuestiones e intereses

comunes en la definición de exclusión social. Así, podríamos decir, que la exclusión

social es la privación de una persona en todos sus ámbitos, personal, material, social;

provocando en éste malestar general y, llegado al extremo, podría ocasionar algunos

trastornos de salud mental, como el que nos ocupa en este trabajo: la depresión que

desarrollaremos más adelante.

Tras las nociones básicas y la definición de exclusión social, veremos las principales

características de la misma formuladas por Jehoel-Gijsbers y Vrooman (2007)

Estas características ayudan a delimitar el concepto y desempeñan funciones de

diagnóstico.

1. Proceso y estado: implica que exclusión social es dinámica como proceso a

través del cual se excluye a las personas. Sin embargo, Silver (1994: 545) señala

que, en muchas ocasiones, la exclusión puede reflejar el resultadode un

desarrollo histórico concreto, implicando un elemento estática, referido al estado

de “estar socialmente excluido”

2. Carácter relativo: No hay un punto de corte para delimitar lo que es exclusión

social y lo que no; esto, se podría evaluar de manera relativa en función de las

circunstancias personales de cada uno dentro de su contexto sociohistórico.

3. Multidimensionalidad: la exclusión social se da en varias dimensiones, no solo

en el poder adquisitivo, también puede influir el contexto sociocultural, la edad,

la enfermedad. Es decir, no sólo se está excluido por la falta de recursos

económicos, por ser pobre, si no que pueden influir muchos más factores.

Exclusión social y salud mental

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4. Vertiente relacional/ sociocultural: la exclusión social también está influida por

la ausencia de recursos inmateriales más relacionados con la interacción entre

las personas, (Ausencia de solidaridad, de vínculos sociales, de participación

social, discriminación) son otros factores que pueden incrementar la exclusión.

5. Génesis de la exclusión:en las personas varían el nivel de control que pueden

tener sobre la exclusión social.

La toxicomanía, el abandono de los estudios, pueden ser buenos predictores de

la exclusión social.

En resumen, estas características dan lugar a una serie de elementos fundamentales

definitorios y característicos de la exclusión social, que dará lugar a las dimensiones

consideradas en la medición de exclusión social y que Jehoel-Gijsbers (2007) resume

en:

A. Situación económica

1. La privación material: Las necesidades básicas ni los bienes materiales

estarían cubiertos, esto daría lugar a un “estilo de vida privación “, se

caracteriza por ser problemático ya que se tendrían muchas deudas.

2. Privación al acceso de derechos sociales como podrían ser las listas de espera

en la salud, la educación, insuficiente de seguridad, carencia en la asistencia…

B. Sociocultural exclusión

1. Insuficiente integración social: La persona no participa dentro de sus redes

sociales ya sean formales o informales, por tanto su apoyo social sería

insuficiente lo que le provocaría aislamiento social.

2. Insuficiente integración cultural: La persona no cumple las normas ni valores

sociales que se asocian a una ciudadanía social activa.

Una vez desarrollado el concepto y características de la exclusión social, tendríamos

que analizar de qué forma puede medirse la exclusión social.

En Europa se establece un marco común para interpretar los indicadores de desigualdad,

pobreza y exclusión social (Yago y Losa, 2015), este análisis permite establecer marcos

comparativos entre países de la UE y lo que más importante, establecer estrategias

comunes (e.g. ESTRATEGIA EUROPA 2020).

Exclusión social y salud mental

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En la ESTRATEGIA EUROPA, aparece la TASA AROPE (Tasa de riesgo de pobreza

y/o exclusión social, siendo las situaciones de privación social las más propicias a la

exclusión social, sobre todo cuando coexisten en más de un contexto. Dicha tasa sirve

de indicador para las personas en situaciones de riesgo, que cumplen una de las tres

dimensiones como mínimo:

1) Personas con riesgo de pobreza (por debajo del umbral de la pobreza);

2)Personas que padecen una privación material acentuada.

3) Personas con baja intensidad de trabajo en el hogar

De estas tres dimensiones, se obtienen los siguientes componentes:

1. Población con privación material severa (PMS):

Personas que no cumplen al menos cuatro de los nueve ítems de consumo básico que

aparecen definidos a nivel europeo, como podrían ser (cumplir con los pagos de la

hipoteca, alquiler o pago a plazos; poder mantener el hogar a una temperatura óptima,

poder irse de vacaciones; poder comer carne, pescado, o proteína equivalente cada dos

días; poder afrontas gastos imprevistos, tener en casa electrodomésticos como lavadora

y televisor; tener coche).

2. Población con Baja Intensidad de Trabajo en el Hogar (BITH):

Personas con una edad máxima de 59 años, en los que en sus hogares, las personas

adultas han trabajado menos del 20% del total de su potencial de trabajo durante el año

anterior al de la entrevista

En segundo lugar, y como ya habíamos indicado previamente, haremos referencia a la

salud mental, centrándonos en el trastorno depresivo. Puesto que la exclusión social

puede tener consecuencias psicológicas severas en la persona.

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Depresión

La depresión, como otros trastornos mentales, es la suma y resultado de la interacción

entre los factores social, psicológico y biológico. Las personas que sufren circunstancias

vitales adversas (desempleo, muerte de una persona cercana, problemas familiares,

sociales, médicos, traumas psicológicos y por supuesto, la privación en todos los

niveles), tiene mayor probabilidad de sufrir ésta patología. Además, la misma puede

generar estrés y disfunción, por la que la persona formaría parte de un círculo vicioso,

donde unos factores incrementan a los otros.

Es este el motivo, por el que queremos comprobar como este trastorno de salud mental

puede afectar a la exclusión social y viceversa.

En primer lugar, realizaremos un acercamiento a este trastorno a través de los criterios

diagnósticos más utilizados por los psicólogos. Según los criterios del DSM-V; la

depresión se basa en los siguientes criterios:

Trastorno depresivo mayor (DSM-5):

A. Cinco (o más) de los siguientes síntomas han estado presentes durante el mismo período de

2 semanas, que representan un cambio respecto a la anterior, por lo menos uno de los

síntomas debe ser

1) Estado de ánimo depresivo o

2) Pérdida de interés o placer

1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el

propio sujeto (por ejemplo, se siente triste, vacío, sin esperanza) o la observación

realizada por otros (por ejemplo, parece lloroso).

(Nota: En los niños y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable.)

2. Marcada disminución del interés o placer en todas o casi todas las actividades, la

mayor parte del día, casi cada día (según refiere el propio sujeto u observan).

3. Pérdida de peso significativa sin hacer dieta o ganancia de peso (por ejemplo, un

cambio de más del 5% del peso corporal en un mes), o disminución o aumento del

apetito casi todos los días.

(Nota: En niños hay que valorar el fracaso para hacer la ganancia de peso esperada)

Exclusión social y salud mental

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4. Insomnio o hipersomnia casi todos los días.

5. Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por los demás,

no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido).

6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.

7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser

delirantes) casi cada día (no sólo remordimiento o culpa por estar enfermo).

8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi cada día

(ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena).

9. Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida

recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para

suicidarse.

B. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro en las áreas

sociales, ocupacionales, u otras importantes del funcionamiento.

C. El episodio no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia o a otra enfermedad

médica.

D. La aparición del episodio depresivo mayor no se explica mejor por un trastorno

esquizoafectivo, esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme, trastorno delirante, u

otro del espectro esquizofrénico especificadas y no especificadas y otros trastornos

psicóticos.

E. Nunca ha habido un episodio maníaco o un episodio de hipomanía. Nota: Esta

exclusión no es aplicable si todos los episodios maníacos o hipomanía son inducidos

por sustancias o son atribuibles a los efectos fisiológicos de otra enfermedad médica

Una vez conocidos los criterios diagnósticos del trastorno, profundizaremos en el

conocimiento del mismo a través de su definición y características.

Según la OMS, (2004) la depresión es un problema de salud mental habitual,

(Dowd,2004) Es un trastorno que afecta a nivel global, se estima que unas 350 millones

Exclusión social y salud mental

12

de personas pueden padecerlo. Concretamente en España, afecta al 4-5% de la

población, y el riesgo de sufrir un episodio a lo largo de la vida, duplica la cifra, entre

mujeres y hombres (16,5% vs 8,9%).Datos aportados por la “Estrategia de Salud Mental

del Sistema Nacional de Salud”, nos muestran como España presenta la tasa más

elevada de síntomas en edad avanzada. Siendo, en 2013un total de 1.868.173 la

población afectada por dicha enfermedad.

Si este trastorno no tiene diagnóstico y tratamiento adecuado, puede acentuarse y en el

peor de los casos, llegar al suicido. Esto ocurre cada año con más de 800 000 personas,

siendo la segunda causa de muerte en un rango de edad comprendido entre los 15 y los

29 años.

Como podemos ver en el artículo de Galaz Sanchez, Olivas-Peñuñum y Luzania-Soto

(2012) este trastorno tiene una prevalencia actual entre el 15 y el 25%, afectando

principalmente a adolescentes y adultos mayores.Además, encontramos como Bernando

(2000) sitúa la prevalencia de este trastorno en la población general entre el 9 y el 20%,

y, aunque sólo la mitad de estos pacientes estén recibiendo tratamiento especializado,

entre el 20 y 25% que acuden a los servicios de un médico de familia, lo hacen por

algún tipo de problema psiquiátrico.

Por otra parte, con respecto al género su frecuencia mayor en mujeres que en hombres.

Así, el sexo femenino es más proclive a padecer trastornos de ansiedad y el estado de

ánimo, mientras que en el predominan los trastornos relacionados con la personalidad

antisocial y de abuso de sustancias. Excepto en la depresión bipolar que la tasa del

trastorno esta equilibrada.

Estas diferencias de género, se han estudiadodesde cuatro niveles (Gupta y Prothrow-

Stith, 1999), basado fundamentalmente en el modelo biomédico; para el cual las

diferencias son provocadas por factores genéticos, hormonales, anatómicos o

fisiológicos. Dando especial importancia a los segundos, a los factores hormonales, bajo

la creencia de que existen trastornos el síndrome premenstrual, la depresión postparto o

considerando la menopausia como una “patología” en el género femenino.

Esta idea en la actualidad está totalmente desvinculada a la realidad y en desuso, puesto

que se ha comprobado que la menopausia no es un trastorno mental, si no, simplemente

un período en la vida de la mujer en el que la mujer deja de menstruar con regularidad.

Exclusión social y salud mental

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Con respecto, al modelo psicosocial, se fundamenta en que las diferencias se definen

por variables como personalidad, afrontamiento, autoeficacia y la información e

interpretación de signos y síntomas.

Debemos de resaltar que estas diferencias de género no se dan en todo el ciclo vital,

puesto que en la infancia no se dan diferencias en las tasas de depresión entre niños y

niñas, o son los niños los que las tienen más elevadas. Para las mujeres la edad de

inicio suele ser en la adolescencia, las mujeres presentan más depresión a lo largo de

todo el ciclo vital, surgiendo en la adolescencia y manteniéndose durante su vida adulta

(Sweeting y West, 2003).

Haciendo referencia a la edad, la edad de inicio de la depresión es cada vez más

temprana, pudiendo establecerse entre los 15 y 19 años, la cual se mantiene de forma

elevada hasta los 40 años en los hombres y los 50 en las mujeres, y alcanza un pico

máximo de incidencia en las mujeres en edades posteriores (Wu y Anthony, 2000).

Para concluir con este acercamiento hacía el término del trastorno del estado de ánimo

depresión, diremos que los principales patrones definitorios según Pérez, M. y García

J.M. (2001) son:

1. Síntomas afectivos, se caracterizan porque la persona tienen un humor bajo,

desanimo, tristeza, pensamientos negativos…

2. Síntomas cognitivos; la persona tiene pensamientos negativos sobre tres

ámbitos; el mismo, el futuro y el mundo que le rodea; caracterizado por una baja

autoestima, desesperanza generalizada y sentimiento de culpabilidad.

3. Síntomas físicos: Relacionados con el apetito, el sueño; lentitud al realizar

movimientos motores, en general falta de energía para realizar cualquier tipo de

actividad.

4. Síntomas conductuales; la persona se aísla y deja de realizar actividades

sociales, laborales, de ocio.

Y definiendo el trastorno según Beck, autor del instrumento utilizado en este estudio.

Beck definió la depresión, como: “un estado anormal del organismo manifestado por

signos y síntomas de ánimo subjetivo bajo, actitudes nihilistas y pesimistas, pérdida de

la espontaneidad y signos vegetativos específicos.”(Beck, 1991)

Exclusión social y salud mental

14

Ya conocido el trastorno, sus principales características y su definición, podríamos

hablar de la prevención del mismo y sus principales tratamientos.

Como ya hemos visto anteriormente, la depresión es un trastorno de salud mental muy

cotidiano, la mayor parte de las personas se centran en su existencia una vez que

aparecen los síntomas, por esto, creemos necesario destacar algunas claves para la

prevención de la misma.

Algunas claves para prevenir la depresión podrían ser:

1. Evitar el estrés prolongado

2. Estar vinculados a grupos de pertenencia, donde existen vínculos con otras

personas, por lo que nos sentimos seguros.

3. Evitar situaciones de violencia tanto psicológica como física, lo cual puedellevar

a desligarse de su grupo de pertenencia y en un extremo a la exclusión social.

4. Encontrar sentido a nuestras actividades diarias y nuestros proyectos de vida.

5. Buscar actividades donde predomine el placer o los aspectos positivos de las

mismas para nuestro tiempo de ocio y diversión.

Los factores mencionados anteriormente, son aquellos en los que tenemos algún tipo de

control y podemos modificar, sin embargo, existen otros que no están a nuestro alcance,

como podrían ser la pérdida de un familiar querido, enfermedad, un desahucio; si esta

situación de tristeza se prolonga durante mucho tiempo, puede servirnos como señal de

alerta para pedir ayuda antes de que dicho trastorno se cronifique.

Ya conocidas algunas técnicas de prevención, destacamos los tratamientos más

utilizados en la actualidad para paliar los trastornos del estado de ánimo.

En primer lugar, encontramos los tratamientos farmacológicos, cuya eficacia ha sido

demostrada en numerosas ocasiones.

Entre estos debemos distinguir entre los antidepresivos clásicos o de primera

generación, entre los que destacan los antidepresivos tricíclicos (imipramina,

amitriptilina). Citado en Quitkin, Rabkin, Gerald, Davis y Klein, (2000)

Por otro lado, encontramos los antidepresivos de segunda generación, entre los que

figuran los inhibidores reversibles de la Mao, de los que podemos destacar

Exclusión social y salud mental

15

(moclobemida, mirtazapina, nefazodona, venlafaxina) teniendo la ventaja con respecto a

los antidepresivos de primera generación que su efecto es reversible. (véase en Sáiz y

Montes, 2000).

En segundo lugar, encontramos los tratamientos psicológicos más utilizados para el

tratamiento de nuestro trastorno, como podrían ser la Terapia de Conducta, la Terapia

Cognitivo-Conductual y la Psicoterapia Interpesonal(Pérez y García ,2001)

La Terapia de Conducta se basa en los principios de condicionamiento, tratando de

eliminar las conductas negativas y reforzando las positivas.

Peter M. Lewinsohn et. al. 1985 desarrollaron tres técnicas dentro del propio

tratamiento:

1) Programa de Actividades Agradables: Con el que se pretende cambiar las

interacciones del propio paciente a través de un conjunto de estrategias como

pueden ser la relajación, toma de decisiones, solución de problemas,

comunicación y el manejo del tiempo.

2) Entrenamiento en Habilidades Sociales: Este programa tiene como objetivo

mejorar tres tipos de conductas:

a. Aserción negativa (Estas conductas se caracterizan porque la persona es libre

de exponer sus derechos y actuar en consecuencia de ellos, a la vez de ser

considerado por el resto)

b. Aserción positiva (Expresar sentimientos positivos hacia otros)

c. Habilidades conversacionales (Inicio y cierre de una conversación de manera

apropiada, realizar preguntas y dar opiniones)

3) Curso para el Afrontamiento de la Depresión: Tratamiento psicoeducativo.

Además dicho tratamiento posee otras tres técnicas como son:

4) Terapia de Autocontrol (Rehm, 1977) la cual concluye que la depresión se

determina por déficits específicos en el manejo de la conducta de uno mismo.

5) Terapia de Solución de Problemas (Nezu, 1987) Relaciona la depresión con la

ineficacia a la hora de resolver problemas, por ello, se basa en darle y enseñar al

paciente las técnicas necesarias para resolver un conflicto de manera adecuada.

Exclusión social y salud mental

16

6) Terapia Conductual de Pareja (Beach y O’Leary, 1992; Jacobson, Dobson,

Fruzzetti, Schmaling ySalusky, 1991).

Por otro lado, la Terapia Cognitivo-Conductual; fue creada por Aaron Beck a finales de

los años 50 (Beck, 1991) Dicho tratamiento se basa en modificar la triada cognitiva del

paciente (pensamientos negativos sobre sí mismo, el mundo y el futuro que le depara)

debidos a ciertos esquemas depresógenos y a errores lógicos en el procesamiento de la

información (distorsiones cognitivas) Estos cambios, pueden ayudar al paciente a

cambiar la forma en cómo piensa (“cognitivo”) y cómo actúa (“conductual”), lo cual

puede llevarlo a sentirse mejor.

Por último, mencionar otro tratamiento psicológico utilizado para paliar la depresión,

como es la Psicoterapia Interpersonal. Este tratamiento trabaja sobre cuatro áreas de la

depresión como pueden ser, el duelo, los conflictos interpersonales, el cambio de rol y

los déficits en habilidades sociales. (Véase en Klerman, Weissman, Rounsaville y

Chevron, 1984)

OBJETIVOS

El objetivo de este trabajo es comprobar si existe relación entre la exclusión social y la

depresión. Además, haremos hincapié en cómo pueden influir las variables

sociodemográficas en la misma.

HIPÓTESIS

En función de todo lo trabajado en la introducción, establecemos las siguientes hipótesis

en función de la encuesta realizada, las cuales se podrían sintetizar en las siguientes:

H1. Se producirá relación entre exclusión y depresión

A través de esta primera hipótesis se buscará comprobar si existe relaciónpositiva entre

ambos términos, esto es, mayor exclusión, mayor depresión. Además, creemos que la

exclusión social mantiene una relación predictiva sobre la depresión.

H2. Se producirán diferencias en función del género

En esta segunda hipótesis se intenta comprobar si se producen diferencias en depresióny

exclusión social en función del género. Esta hipótesis deriva de su relevancia en

Exclusión social y salud mental

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numerosos estudios, por lo que se tiene en cuenta aparte de otras variables

sociodemográficas.

H3. Se producirán diferencias en función de variables sociodemográficas

Como última hipótesis, analizaremos la relevancia e influencia de otras variables

sociodemográficas incluidas en nuestro cuestionario: edad, situación laboraly con quien

comparte la vivienda.

MÉTODO

PARTICIPANTES

Participaron un total de 315 personas de forma voluntaria, de las cuales 21 cuestionarios

fueron eliminados, debido a ser extranjeros temporalmente en España (9 casos) o

cuestionarios con un porcentaje superior al 3% de ítems sin contestar (12 casos).

Finalmente, la muestra estuvo formada por 294 participantes todos españoles y

procedentes de distintas regiones del sur de España (mayoritariamente Andalucía,

Castilla-La Mancha, Extremadura y Madrid). De estos participantes el 46.6% eran

hombres (n= 137). La edad media fue de 33.71 (sd= 14.29) con un rango de edades de

18 a 60 años.

En cuanto a sus características sociodemográficas, el 66,9% cuenta con estudios

elementares (7 personas no cuenta con estudios, 92 han completado estudios primarios,

y 97 con estudios secundarios) el 33.1% restante contaban con estudios universitarios.

Respecto a su situación laboral el 33% trabaja (9), el 39,5% eran estudiantes, 22

personas realizan trabajos domésticos no remunerados (7.5%) mientras que 8 personas

son pensionistas (2.7%) y 51 se encontraban en paro (17.4%), de los cuales 44 habían

trabajado con anterioridad (15% de la muestra). La mayoría de la muestra vive en

familia (2016; 73.5%) seguido de los que viven con amigos (29; 9,9%) en pareja (17;

5.8%), sola/o o con hijos (12; 4.1%), solos (11: 3.7%) 2 que afirman vivir en la calle y 7

personas en otras circunstancias.

Para concluir, en referencia a la religión, el 79.9% afirmaron ser católicos (235),

mientras que el 19% afirmó no seguir ninguna religión (56), y el 1% restante se

distribuyó entre 2 personas testigo de Jehová y 1 otro sin especificar.

Exclusión social y salud mental

18

PROCEDIMIENTO

La participación en el estudio fue voluntaria, rellenando el cuestionario de manera

individual, para el acceso de la muestra se usó el procedimiento incidental y bola de

nieve, esto quiere decir, que se accedió a los participantes al azar y estos a su vez

repartieron los cuestionarios entre otras personas para que lo completaran.

Los mismos, tardaron una media de 12 minutos en cumplimentar las diferentes escalas.

INSTRUMENTO

Exclusión social:

Para medir exclusión social utilizamos el instrumento propuesto por Vrooman y Hoff

(2013) en el que se obtiene un índice global de exclusión social compuesto por 15

ítems. Este índice se compone de cuatro dimensiones teóricas representadas por tres o

cuatro ítems cada una: Participación social limitada, falta de integración normativa,

acceso inadecuado a los derechos sociales básicos y deprivación material. Los análisis

de correlación no lineal canónica identifican una única dimensión en nuestros datos

(consistente con la propuesta de Vrooman y Hoff, 2013) por lo que indicamos que las

dimensiones teóricas, pero en este estudio reportamos solo el valor de alfa total de la

escala (0.71) por tanto, la fiabilidad del instrumento a nivel global es alta.

Depresión:

Para medir depresión utilizamos el cuestionario de Beck (BDI-II), creado en 1996 por

Beck, Steer y Brown. Posteriormente el test ha sido adaptado al español por Sanz y

Vázquez, de la Guía y Hernández, siendo la fecha de la última revisión del test en su

adaptación española en 2011.

Es el instrumento de autoinforme más utilizado internacionalmente para cuantificar los

síntomas depresivos en poblaciones normales y clínicas, tanto en la práctica profesional

como en la investigadora. Dicho instrumento mide la presencia y severidad de la

depresión en adultos y adolescentes mayores de 13 años. Consta de 21 ítems de tipo

Likert (0-3) Ejemplo de un ítem de nuestro cuestionario:

Exclusión social y salud mental

19

Retirada social:

0. No he perdido el interés por los demás

1. Estoy menos interesado/a en los demás que antes

2. He perdido gran parte del interés por los demás

3. He perdido todo interés por los demás

La puntuaciónmínima en el test es 0, mientras que la máxima es 63. Se han establecido

puntos de corte que permiten clasificar a los evaluados en uno de los siguientes cuatro

grupos: 0-13, mínima depresión; 14-19, depresión leve; 20-28, depresión moderada; y

29-63, depresión grave.

La validez del contenido es buena al igual que la validez de constructo. Los datos sobre

la fiabilidad de las puntuaciones se basan exclusivamente en la consistencia interna. Los

coeficientes son elevados (superiores a 0.85) y similares a los obtenidos en los estudios

internacionales con la versión original del BDI-II.La fiabilidad del cuestionario de Beck

para medir la depresión en nuestro estudio es alta (0.86)

Los resultados expuestos indican que el BDI-II es un test apropiado para la medición de

la presencia y gravedad de la sintomatología depresiva en la población española, tanto

en ámbitos clínicos como de investigación

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El análisis de los resultados se realizó mediante el programa de análisis estadístico

SPSS en su versión 20, teniendo en cuenta un margen de error de 0.05%Para redactar

los resultados nos vamos a centrar en las hipótesis de estudio.

En primer lugar, señalamos la posible existencia de relación positiva entre exclusión y

depresión (H1). Para comprobar esta relación, primero realizamos un análisis de

correlación entre ambas variables comprobando la existencia de correlación

significativa entre exclusión social y depresión (r= .231; p= .000), cumpliéndose la

relación predicha. Ahora bien, para profundizar en la relación encontrada, queremos

comprobar si la exclusión social puede ser predictor de la depresión. Para ello

realizamos un análisis de regresión en el que la exclusión social sería variable

independiente, mientras que la depresión actuaría como variabledependiente.

Exclusión social y salud mental

20

Tabla 1: Regresión de la exclusión social sobre la depresión.

RR²T p

Exclusión 0.231

0.53 0.402 0.000

En esta tabla podemos observar, que si se produce una predicción, si bien la varianza

explicada no es muy alta (23%), pero resulta interesante destacar esto al ver la relación

existente entre exclusión social y depresión

Tras esto, y para ahondar sobre esta hipótesis y la propia relación predictiva

encontrada, realizamos el análisis estadístico, una ANOVA de un factor para ver si los

diferentes niveles de la percepción de exclusión social influye en los distintos niveles

de depresión, los cuales, van de 0-13, mínima depresión; 14-19, depresión leve; 20-28,

depresión moderada; y 29-63, depresión grave.

Tabla 2. Diferencias en exclusión social en función del sobre nivel de depresión

Exclusión y

diferentes niveles

de depresión

Media Desviación Típica F p

-.01 .98 4.03 .00

Como ya hemos dicho anteriormente, vemos como a mayor percepción de exclusión

social de manera general, se dan mayores niveles de depresión entre los participantes.

Podemos observar en la tabla, como la relación entre la percepción de exclusión social y

los distintos niveles de depresión es significativa (p=.00)

La siguiente gráfica representa como las personas que perciben mayor exclusión social,

tienen niveles más altos de depresión, como vemos, se da una relación proporcional, a

mayor percepción de exclusión social, encontraremos mayores niveles de depresión.

Exclusión social y salud mental

21

Gráfica 1. Dimensiones de exclusión social y distintos niveles de depresión

Vista esta relación, nos gustaría saber si hay algunas dimensiones de exclusión social de

las que medimos en nuestro cuestionario (participación social, integración de normas

derechos sociales y deprivación material) que influyen más que otras en los niveles de

depresión

Tabla 3. Percepción de exclusión social y diferentes niveles de depresión

Media Desviación

Típica

F p

Participación

social

-.05 .68 3.00 .02

Integración

normas

.01 .73 1.36 .25

Derechos

sociales

-.00 .66 .96 .43

Deprivación

material

-.02 .77 5.77 .00

Exclusión social y salud mental

22

En la tabla, podemos comprobar que los resultados más obvios y significativos, son la

participación social (p=.02) y la deprivación material (p=.00), por tanto, si una persona

muestra puntuaciones altas en la percepción de estas dimensiones de exclusión social

padecería niveles más altos de depresión con respecto a las personas con menor

percepción de exclusión.

Al igual que vemos en la tabla anterior, podemos comprobar en las siguientes gráficas

como son las mismas dimensiones las que causan mayores niveles de depresión que

otras como la integración de normas (p= .25) y derechos sociales (p=0.43) , que no

influyen en los distintos niveles de la depresión. .

Gráfica 2. Dimensión de participación social influye en la depresión

Gráfica 3. Dimensión de deprivación material influye en la depresión

Exclusión social y salud mental

23

Así, como podemos observar, se encuentran diferencias muy significativas en los

distintos niveles de la depresión en función de la exclusión social percibida.

Por tanto, y tras los análisis pertinentes, podríamos afirmar que existe una relación

positiva entre exclusión y depresión (H1), siendo la exclusión social predictora de la

depresión, variando en sus distintos niveles, siendo las dimensiones de participación

social y deprivación material, las que provocan mayor nivel de depresión.

Seguidamente queremos comprobar si existen diferencias en función del género en la

exclusión social y la depresión (H2), en primer lugar para conocer estos datos,

realizamos una t de Student de muestras independientes

Tabla 4. Diferencias medias en función del género.

Sexo t p

Hombre Mujer

Media Desviación

típica

Media Desviación

típica

Depresión

7.62

6.70

8,66

6.6

-1.32

.19

Exclusión .063 1.09 -,06 .94 1.02 .31

Participació

n social

-.022 .75 -.05 .65 .417 .68

Integración

normas

.080 .77 -.07 .67 1.73 .082

Derechos

sociales

.022 .71

-.01 .67 .49 .62

Deprivación

material

-.041 .78 .05 .81 -.97 .33

Exclusión social y salud mental

24

Tras los resultados, podemos observar, que inicialmente no podemos decir que sean

muestras significativas, por tanto, nuestra hipótesis sobre diferencias de género no se

podría confirmar. Sin embargo, queremos resaltar la dimensión de integración de las

normas, puesto que muestra cierta tendencia a ser significativa (0.82), así, como

podemos observar, existiría mayor percepción de integración de las normas por parte de

los hombres que de las mujeres.

Por tanto, aunque la hipótesis dos (Se producirán diferencias en función del género) no

se confirme, puesto que no existen diferencias significativas de manera general,

podríamos decir que la dimensión de integración de las normas manifiesta cierta

tendencia a mostrar diferencias de género.

Para concluir con los análisis, pasaremos a la tercera hipótesis de nuestro estudio en la

cual predecíamos la existencia de diferencias en función de variables

sociodemográficas. En concreto, comprobaremos si se producen diferencias en función

de las variables sociodemográficas analizadas (edad, situación laboral y con quien

comparte la vivienda) para ello, realizamos un análisis de varianza ANOVA

univariante.

Puesto que la variable edad es una variable continua, en primer lugar, categorizamos la

misma dividiendo la muestra por la mediana (33 años), así, la edad quedará codificada

en dos grupos: grupo uno (18 a 33 años) y grupo dos (34 a 60 años) e incluimos las

tres variables sociodemográficas como variables independientes en la

ecuación.Comprobamos que se no se producen efectos principales de la edad (véase

tabla 5)

Exclusión social y salud mental

25

Tabla 5. Diferencias en función de la variable edad

Media Desviación

típica

F p

18-33 .16 .13 .43 .51

34-60 .26 .15

Como ya hemos dicho, no se producen efectos principales relacionados con la variable

edad, esto quiere decir que no influye en la percepción de exclusión social, puesto que

no es una muestra significativa (p=.51)

A continuación, analizamos otras variables sociodemográficas que pueden influir en la

percepción de exclusión social, como son la situación laboral de la persona y con quien

comparte la vivienda interactuando con la variable ya analizada, la edad.

Con respecto a la situación la laboral, encontramos que al interaccionar con la edad, es

significativa la interacción situación laboral x edad (F= 0.72, p= 0.5)

Vemos, como las personas que se perciben más excluidas socialmente, son las personas

más mayores, pertenecientes al grupo dos (34-60 años) que están en paro pero han

trabajo antes (n=1.51, sd= .26)

En referencia a la variable con quien vive, encontramos que también es una interacción

significativa (F=1.22, p=0.30)que tienen relación la edad y con quien comparte la

vivienda a la vez, influyen en la percepción de exclusión social.

Encontramos que las personas jóvenes pertenecientes al grupo 1 (18-33 años) y que

viven solo con sus hijos, se siente más excluidas socialmente que el resto. (n=1.53,

sd=.67)

Una vez analizada, la variable edad, pasamos a otras como son la situación laboral y con

quien comparte la vivienda.

Exclusión social y salud mental

26

Tabla 6. Diferencias en función de la situación laboral y con quien vive.

Media Desviación típica F p

Situación

laboral

Trabaja .23.14 3. 34 .00

Jubilado (antes ha

trabajado)

-.04 .56

Pensionista (antes

no ha trabajado)

.29 .58

Parado y ha

trabajado antes

.84 .20

Parado y busca su

primer empleo

.79 .36

Estudiante -.28 .22

Trabajo

doméstico no

remunerado

-.05 .33

Otra -.89 .94

Vive con Hijos .89 .30 2.00 .07

Pareja .25 .26

Familia .05 .12

Amigos -.09 .18

Solo .33 .33

En la calle -.52 .67

Otra -.11 .51

En primer lugar, encontramos que la variable de situación laboral si es significativa con

respecto a la percepción de exclusión social (p=.00), por tanto, dependiendo de la

situación laboral en la que se encuentre la persona percibirá diferentes grados de

exclusión social.

Las mismas circunstancias se dan en la variable de que con quien comparte la vivienda,

siendo esta significativa (p=.07), esto quiere decir que en función de con quien viva la

persona percibirá diferentes grados de exclusión social.

Exclusión social y salud mental

27

También observamos que en la interacción de las dos variables explicadas en la tabla

anterior, es significativa (F=1.63, p=.12), por lo que tienen relación entre ellas y a su

vez, en la percepción de exclusión social.

En esta interacción encontramos que las personas que perciben mayor exclusión social

son las personas que trabajan y viven solo con los hijos, son ellos la principal figura

parental (n= 0.80, sd= .35), mientras que las que sienten menos percepción de exclusión

social con respecto de esta variable, serían los que trabajan por ejemplo de autónomo

categorizados en (otros) y viven con su familia (n= -.89, sd= 0.94)

Tras los análisis por separado de las interacciones entre pares de variables, observamos

como los resultados de la interacción entre las tres variables que medimos (edad,

situación laboral y con quien comparte la vivienda) es significativa (F= .34, p=0.2) así,

estas tres variables sociodemográficas influirán unas a las otras y a su vez, dependiendo

de cada persona y las características en las que se encuadre, habrá diferencias en la

percepción de exclusión social.

Comprobamos, como las personas que se sienten o perciben mayor exclusión social son

pertenecientes al grupo de edad dos, por tanto más mayores (34 a 60 años) que están

paradas pero han trabajado antes y viven con su familia (n=3.00, sd=.665).

Seguidamente, otro de los resultados a resaltar, son las personas jóvenes pertenecientes

al grupo uno de edad (18 a 33 años), que tienen trabajo y son la figura parental en su

hogar, puesto que viven solo con sus hijos (n=1.53, sd= .665)

En el otro extremo, encontramos que las persona que perciben menor exclusión social

son aquellas que su trabajo esta categorizado en otros, por ejemplo, autónomos, de

mayor edad y que viven con su familia (n= -.886, sd=.94)

Estos, estarían seguidos del grupo de jóvenes cuya ocupación es el estudio y que viven

solos (n= -643, sd= .94)

Así, tras los análisis realizados sobre las variables sociodemográficas, comprobamos

que la edad no tiene un efecto principal sobre la percepción de exclusión social

(p=p=.51), sin embargo las variables de situación laboral (p= .00) y con quien

comparte la vivienda (p= .07) sí que tienen efectos principales, por lo que son factores

Exclusión social y salud mental

28

que influyen en la percepción de la persona sobre la exclusión social. Esto hace que se

confirme nuestra tercera hipótesis de estudio.

Del mismo modo, tras las interacciones entre las variables sociodemográficas,

comprobamos que las personas que se sienten o perciben mayor exclusión social son las

personas jóvenes, pertenecientes al grupo uno (18 a 33 años) que trabajan y viven solos

con sus hijos. (n=1.53, sd= .665)

Al igual que las personas más mayores pertenecientes al grupo dos (34 a 60 años) cuya

situación laboral es de desempleados y viven con su familia. (n= -.886, sd=.94)

CONCLUSIONES

Como hemos podido comprobar en nuestro trabajo, la exclusión social es un tema de

relevancia y actualidad, debido principalmente a las circunstancias económicas del

momento, como la crisis económica, la falta de ingresos, el desempleo, lo que ha hecho

que el nivel de vida empeore, ya que estas personas no se pueden integrar a nivel social,

laboral o cultural al resto de la sociedad.

De igual manera ocurre con los factores sociales (desvinculación con sus iguales, la

persona tiene una red social muy escasa) o personales (aislamiento y falta de

comunicación e integración con los demás), todos ellos interactúan e influyen en la

exclusión social.

Por todo ello, creo que el papel fundamental del psicólogo es conocer que es la

exclusión social y los límites de qué es y qué no es exclusión social, para poder evitar

que se lleguen a situaciones extremas como el desarrollo de trastornos de salud mental,

como el estudiado en este trabajo, el trastorno del estado de ánimo.

La principal motivación de este estudio es la de conocer o comprobar si existe relación

entre la percepción de exclusión social y depresión, además, queremos conocer si ambas

se ven influenciadas por variables sociodemográficas como el sexo, la edad, la situación

laboral y con quien comparte la vivienda. Esto se llevó a cabo a través de dos

cuestionarios, uno propuesto por Vrooman y Hoff (2013) en el que se obtiene un índice

global de exclusión social; el otro, el cuestionario de Beck (BDI-II)para medir

depresión. Ambos cuestionarios se le aplicó a una muestra de 315 personas cuya

participación en el estudio fue voluntaria.

Exclusión social y salud mental

29

En primer lugar, como ya hemos mencionado anteriormente, se analiza a través de una

correlación la posible existencia de relación positiva entre exclusión y depresión, la cual

es positiva, y a través de una regresión si la exclusión social puede ser un predictor de la

depresión, teniendo una relación predictiva del 23%, por tanto, la percepción de

exclusión social conlleva mayores niveles de depresión.

A esta conclusión podemos llegar, puesto que tras los análisis estadísticos pertinentes,

una ANOVA, comprobamos que dos de las dimensiones que medimos de exclusión

social; participación social(p=.02) y la deprivación material (p=.00) son significativas y

provocan mayores niveles de depresión que el resto de dimensiones, la integración de

normas (p= .25) y derechos sociales (p=0.43)

Para continuar con nuestras hipótesis formuladas, en segundo lugar, analizamos, si

existen diferencias en función del género tanto en la exclusión social como en

depresión, a través de una t de Student de muestras independientes.

Inicialmente no podemos decir que esa relación sea significativa, pero si comprobamos

que en la dimensión de integración de las normas se manifiesta cierta tendencia a cierta

tendencia a ser significativa (0.82) y mostrar diferencias de género; el hecho de que no

existan diferencias de género de manera significativa nos sorprendió puesto que en la

literatura hay numerosos estudios que muestran una diferencia clara en función del sexo

en los trastornos del estado de ánimo.

Puestos a concluir con nuestras hipótesis, realizamos un análisis de varianza ANOVA

univariante, en el que comprobaremos si existen diferencias en función de algunas

variables sociodemográficas, como son, la edad, la situación laboral y con quien

comparte la vivienda.

Tras realizar los análisis, evidenciamos que la edad no es un factor determinante que

influya en la percepción de exclusión social, no es una muestra significativa (p=.51), sin

embargo las variables de situación laboral (p= .00) y con quien comparte la vivienda

(p= .07) sí que lo son, por lo que son factores que influyen en la percepción de la

persona sobre la exclusión social.

Si profundizamos en dichas variables, los resultados muestran, que las personas que se

sienten más excluidas socialmente son las personas jóvenes, pertenecientes al grupo uno

(18 a 33 años) que trabajan y viven solos con sus hijos. (n=1.53, sd= .665)

Exclusión social y salud mental

30

La lógica de este resultado es abrumadora, pues es muy difícil conciliar la vida laboral y

familiar al mismo tiempo, reduciendo en gran medida nuestro tiempo para relacionarnos

e interactuar con nuestros iguales, por esto, nos encontramos con personas vulnerables

o que están excluidas socialmente.

Al igual que las personas más mayores pertenecientes al grupo dos (34 a 60 años) cuya

situación laboral es de desempleados y viven con su familia. Las múltiples

preocupaciones a nivel económico, los llevan a aislarse de su contexto social,

sintiéndose aislados y desprotegidos. (n=3.00, sd=.665).

Frente a estos resultados, la principal propuesta hacia el tema podría ser trabajar y

profundizar más en la exclusión social, puesto que es de vital importancia ante la

igualdad. Además, consideramos fundamental la prevención e intervención ante

situaciones extremas como el desarrollo de trastornos del estado de ánimo.

Aplicaciones

Todo lo conocido hasta el momento sobre la exclusión social y el impacto que tiene

sobre la salud mental, nos hace ver que es un tema fundamental a tratar en todos los

ámbitos (exclusión social, económica, laboral, escolar, personal…) tras conocer este

concepto, se puede llegar a la conclusión de que la exclusión social es un proceso en el

cual la persona carece de satisfacer sus necesidades básicas (vivienda, educación,

acceso a la sanidad, participación en la sociedad)

El objetivo de este estudio es tomar conciencia y conocer características que influyen en

la exclusión social, así como poder proponer programas de prevención (concienciación,

estrategias para evitar la exclusión) como de intervención sobre los trastornos del estado

de ánimo y de la propia exclusión social. Con esto, se pretende integrar a la persona en

su contexto habitual donde prime la igualdad.

Limitaciones del trabajo

En este estudio, encontramos como limitación principal la muestra de los participantes

en el mismo. Las encuestas de nuestro estudio son realizadas por todo tipo de personas,

no tienen que cumplir la condición de sentirse excluidas socialmente, esto hace que los

resultados sean positivos e interesantes, puesto que se confirman nuestras hipótesis

sobre la percepción de exclusión social y depresión.

Exclusión social y salud mental

31

Sin embargo, si la encuesta de nuestro estudio se aplicara exclusivamente a personas

vulnerables o realmente excluidas, el resultado sería más esclarecedor y los resultados

más evidentes.

Futuro

Tras los resultados obtenidos en nuestro estudio, es fundamental seguir trabajando en la

exclusión social, como ya hemos dicho anteriormente, para intentar prevenir las

situaciones extremas que provoca, por ejemplo, el desarrollo de trastornos de salud

mental de las personas afectadas. Para ello, creo que sería adecuado realizar estudios

posteriores en los que se analicen en profundidad otras variables sociodemográficas que

pueden influir en la percepción de exclusión social

Además, sería bueno, proponer programas tanto de prevención como de intervención

para estas personas. Los programas de prevención, podrían basarse en educación sobre

la exclusión social y cómo podemos erradicarla. Los programas de intervención se

podrían llevar a cabo a través de varias vertientes. Por un lado, deberíamos trabajar en

el trastorno del estado de ánimo, para reducir su malestar y mejorar su bienestar y

calidad de vida, ya sea de manera individual o grupal con las personas que lo padecen.

Por otro, creo que sería necesaria la intervención con respecto a las personas que se

sienten excluidas socialmente a través de programas de integración social

independientemente del ámbito que afecte, ya sea económico, cultural, en educación,

social, individual… Con el objetivo de que mediante nuestros programas la persona se

integre en la sociedad y pueda llevar una vida normal. La intervención profesional debe

realizarse desde una perspectiva globalizadora, intradisciplinar e interdisciplinar, dando

una respuesta efectiva a las situaciones complejas.

Exclusión social y salud mental

32

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