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Facultad de Humanidades de Albacete Universidad de Castilla-La Mancha HUMANISMO MÉDICO Y TRADICIÓN CLÁSICA EN EL LIBRO DE THERIACA (TOLEDO, 1575) DE LORENZO PÉREZ: ESTUDIO DE FUENTES Y LENGUA Trabajo Fin de Grado Grado en Humanidades y Estudios Sociales Junio de 2013 Rocío Martínez Prieto Director/a: Dra. Mª. Teresa Santamaría Hernández Profª. Titular del Departamento de Filología Hispánica y Clásica Área de Filología Latina

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Facultad de Humanidades de Albacete

Universidad de Castilla-La Mancha

HUMANISMO MEacuteDICO Y TRADICIOacuteN CLAacuteSICA

EN EL LIBRO DE THERIACA (TOLEDO 1575) DE LORENZO PEacuteREZ

ESTUDIO DE FUENTES Y LENGUA

Trabajo Fin de Grado

Grado en Humanidades y Estudios Sociales

Junio de 2013

Rociacuteo Martiacutenez Prieto

Directora Dra Mordf Teresa Santamariacutea Hernaacutendez

Profordf Titular del Departamento de Filologiacutea Hispaacutenica y Claacutesica

Aacuterea de Filologiacutea Latina

IacuteNDICE

INTRODUCCIOacuteN 5

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO 10

1 Renacimiento y humanismo 10

2 Humanismo meacutedico 13

3 La medicina en el siglo XVI 20

4 Meacutedicos y boticarios dos realidades en un nuevo escenario 23

II MARCO LITERARIO 26

1 Textos meacutedicos antiguos y medievales fuentes para una nueva literatura meacutedica 26

11 La medicina claacutesica grecolatina y sus textos 26

12 Literatura meacutedica en la Edad Media latina 28

2 La expresioacuten literaria de la medicina en el Renacimiento 29

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ 31

1 Introduccioacuten 31

11 El autor y la medicina escrita en el Toledo del siglo XVI 31

12 Descripcioacuten de la obra 34

2 Estudio de los aspectos compositivos del texto 36

21 Fuentes 36

22 Empleo de lenguas y procedimientos de expresioacuten 49

221 Latiacuten y romance el problema de la lengua 49

222 Empleo de otras lenguas 51

223 Procedimientos de expresioacuten 52

CONSIDERACIONES FINALES 55

BIBLIOGRAFIacuteA 56

5

INTRODUCCIOacuteN

La medicina desde sus oriacutegenes y en aquellas sociedades donde ha existido

escritura ha ido desarrollando un conjunto de textos especiacuteficos comprendidos bajo el

concepto de literatura meacutedica Estos textos concebidos para servir a la ensentildeanza y al

ejercicio profesional de esta disciplina pueden estudiarse atendiendo al contenido pero

por su caraacutecter de escritos tambieacuten pueden convertirse en objeto de un anaacutelisis formal

De esta manera la literatura meacutedica estudiada desde una perspectiva literaria y

diacroacutenica puede proporcionar datos interesantes acerca de la naturaleza de la medicina

de cada eacutepoca histoacuterica como reflejo de su sociedad y puede mostrar coacutemo se

empleaban los diversos recursos de composicioacuten textual a la hora de configurar aquellos

escritos de caraacutecter teacutecnico

Un estudio de este tipo centrado en la forma y la expresioacuten de esos textos solo

podriacutea llevarse a cabo empleando los meacutetodos que la filologiacutea pone a nuestra

disposicioacuten Ahora bien dentro de esta perspectiva resultariacutea necesario acotar ese

amplio campo que abarcariacutea multitud de textos meacutedicos a partir de criterios basados en

los diferentes problemas planteados por los mismos que generariacutean diversas liacuteneas de

estudio De esta forma una de esas liacuteneas podriacutea centrarse en el anaacutelisis de la literatura

meacutedica escrita en lengua latina o de la pervivencia de los rasgos de los escritos de la

medicina claacutesica grecolatina en la produccioacuten posterior dentro de un periacuteodo

comprendido entre la Antiguumledad y el Renacimiento Para estudiar esos textos escritos

en latiacuten o la presencia de la tradicioacuten claacutesica en los mismos o en obras escritas en otras

lenguas resultariacutea por tanto imprescindible recurrir no solo a la perspectiva filoloacutegica

sino a una visioacuten que desde el conocimiento de las lenguas claacutesicas pudiera analizar y

comprender aquellos aspectos vinculados con los diferentes rasgos de las obras de la

Antiguumledad y las lenguas en que fueron escritas

A esta liacutenea se circunscribe nuestro trabajo pues centra su atencioacuten en la obrita

farmacoloacutegica escrita en castellano de un boticario del siglo XVI de modo que las

ambiciones del estudio se reuacutenen en torno al anaacutelisis de la pervivencia de los contenidos

de la medicina grecolatina y de la presencia de los rasgos de las nuevas tendencias de la

eacutepoca en un texto renacentista De esta forma nuestro objetivo consiste en demostrar en

queacute medida se reflejan el humanismo meacutedico y la tradicioacuten claacutesica como consecuencia

de aquel en el Libro de Theriaca del boticario Lorenzo Peacuterez prestando para ello

6

atencioacuten sobre todo al empleo de lenguas los recursos expresivos y las fuentes

utilizadas por el autor en el mismo Nuestro trabajo parte por tanto de la idea de que en

el Renacimiento la nueva corriente del humanismo meacutedico -conceptos todos ellos que

veremos maacutes adelante- debioacute de determinar la actitud de muchos profesionales de la

medicina -incluyendo aquiacute a meacutedicos cirujanos y boticarios- que desarrollaron una

produccioacuten escrita afectada en mayor o menor medida por los principios de dicha

corriente Sin embargo somos conscientes partiendo tambieacuten de las conclusiones que

ya se han propuesto en torno a la cuestioacuten en distintos trabajos de que las caracteriacutesticas

de ese movimiento no se proyectaron por igual en todos los autores y que el peso de la

tradicioacuten medieval continuoacute siendo en cierta medida importante en algunos aacutembitos de

este campo

Para esclarecer este asunto en torno al texto de Lorenzo Peacuterez vamos a articular

el trabajo en base a dos partes fundamentales una primera de contextualizacioacuten en la

que expondremos los rasgos del marco -tanto cultural y cientiacutefico como literario- al que

pertenecen obra y autor y que nos serviraacuten maacutes adelante para llevar a cabo el estudio

del texto y una segunda centrada ya en los datos extraiacutedos de la lectura detenida de la

obra -que como sabemos constituyen los recursos empleados por el autor para

componer el escrito fuentes lengua y procedimientos de expresioacuten- y en el anaacutelisis de

los mismos con la ayuda de la informacioacuten proporcionada por el contexto que nos

permitiraacute resolver las cuestiones planteadas por nuestro objetivo y exponer las

respuestas -siempre provisionales y abiertas a nuevos estudios- en forma de

conclusiones

Nos encontramos asiacute con una labor que se halla entre el trabajo bibliograacutefico y

el de investigacioacuten y que nos serviraacute por tanto para poner en praacutectica la tarea de

consulta y siacutentesis de informacioacuten bibliograacutefica e iniciarnos en la experiencia

investigadora impulsados por la formacioacuten recibida durante los antildeos de la carrera De

esta forma al mismo tiempo que aportamos conocimientos a la liacutenea de estudio en la

que se encuadra nuestro trabajo y tomamos un primer contacto con la misma llevamos

a cabo la tarea de reunir bibliografiacutea especializada sobre un tema dentro del aacutembito de

las humanidades y de analizar datos extraiacutedos a partir de una metodologiacutea determinada

para finalmente intentar exponer los resultados de manera coherente y argumentada a

traveacutes de un escrito acadeacutemico

Como hemos afirmado anteriormente para realizar este trabajo es necesario

recurrir a la metodologiacutea proporcionada por la perspectiva filoloacutegica pues nos

7

proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que

forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un

punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al

marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e

incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya

mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo

La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una

serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas

de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al

problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no

aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las

fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras

mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que

suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o

traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia

de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte

el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta

todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del

impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los

fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos

concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red

que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de

la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos

de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la

medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto

del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la

disciplina en cada periacuteodo analizado

Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea

determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica

comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una

serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje

conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor

que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de

comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de

8

medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a

traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims

Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de

Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea

se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de

Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos

trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o

congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u

obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la

corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e

impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de

una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional

abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas

universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u

obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para

nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo

de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada

si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los

profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos

meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios

actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas

muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la

liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea

mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del

patrimonio bibliograacutefico europeo

En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con

un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del

mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los

profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos

junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados

correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos

sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante

parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos

obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten

9

dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de

la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha

llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto

de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve

texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La

situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus

obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el

momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva

filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como

huella evidente de la humanidad

Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de

estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este

boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que

parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante

trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado

por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es

precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad

del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde

que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de

fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre

disciplinas se convierte en una realidad innegable

Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la

indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso

implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente

con estas uacuteltimas liacuteneas

10

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO

Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a

un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una

configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de

composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende

por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma

maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en

dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que

responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del

nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel

se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que

situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica

puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban

estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo

tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a

continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del

contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a

comprender mejor el resto del trabajo

1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO

Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos

que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los

diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de

considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser

entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del

primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector

de considerarlos como palabras sinoacutenimas

1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA

1995 18-20

11

Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo

histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie

de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente

capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente

cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de

la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos

como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono

completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la

experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del

antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio

teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los

saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5

El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten

pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de

principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si

bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten

basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que

nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno

universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en

analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento

los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la

Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello

en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las

fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los

humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten

2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995

20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17

4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18

5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV

6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO

PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV

y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18

12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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IacuteNDICE

INTRODUCCIOacuteN 5

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO 10

1 Renacimiento y humanismo 10

2 Humanismo meacutedico 13

3 La medicina en el siglo XVI 20

4 Meacutedicos y boticarios dos realidades en un nuevo escenario 23

II MARCO LITERARIO 26

1 Textos meacutedicos antiguos y medievales fuentes para una nueva literatura meacutedica 26

11 La medicina claacutesica grecolatina y sus textos 26

12 Literatura meacutedica en la Edad Media latina 28

2 La expresioacuten literaria de la medicina en el Renacimiento 29

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ 31

1 Introduccioacuten 31

11 El autor y la medicina escrita en el Toledo del siglo XVI 31

12 Descripcioacuten de la obra 34

2 Estudio de los aspectos compositivos del texto 36

21 Fuentes 36

22 Empleo de lenguas y procedimientos de expresioacuten 49

221 Latiacuten y romance el problema de la lengua 49

222 Empleo de otras lenguas 51

223 Procedimientos de expresioacuten 52

CONSIDERACIONES FINALES 55

BIBLIOGRAFIacuteA 56

5

INTRODUCCIOacuteN

La medicina desde sus oriacutegenes y en aquellas sociedades donde ha existido

escritura ha ido desarrollando un conjunto de textos especiacuteficos comprendidos bajo el

concepto de literatura meacutedica Estos textos concebidos para servir a la ensentildeanza y al

ejercicio profesional de esta disciplina pueden estudiarse atendiendo al contenido pero

por su caraacutecter de escritos tambieacuten pueden convertirse en objeto de un anaacutelisis formal

De esta manera la literatura meacutedica estudiada desde una perspectiva literaria y

diacroacutenica puede proporcionar datos interesantes acerca de la naturaleza de la medicina

de cada eacutepoca histoacuterica como reflejo de su sociedad y puede mostrar coacutemo se

empleaban los diversos recursos de composicioacuten textual a la hora de configurar aquellos

escritos de caraacutecter teacutecnico

Un estudio de este tipo centrado en la forma y la expresioacuten de esos textos solo

podriacutea llevarse a cabo empleando los meacutetodos que la filologiacutea pone a nuestra

disposicioacuten Ahora bien dentro de esta perspectiva resultariacutea necesario acotar ese

amplio campo que abarcariacutea multitud de textos meacutedicos a partir de criterios basados en

los diferentes problemas planteados por los mismos que generariacutean diversas liacuteneas de

estudio De esta forma una de esas liacuteneas podriacutea centrarse en el anaacutelisis de la literatura

meacutedica escrita en lengua latina o de la pervivencia de los rasgos de los escritos de la

medicina claacutesica grecolatina en la produccioacuten posterior dentro de un periacuteodo

comprendido entre la Antiguumledad y el Renacimiento Para estudiar esos textos escritos

en latiacuten o la presencia de la tradicioacuten claacutesica en los mismos o en obras escritas en otras

lenguas resultariacutea por tanto imprescindible recurrir no solo a la perspectiva filoloacutegica

sino a una visioacuten que desde el conocimiento de las lenguas claacutesicas pudiera analizar y

comprender aquellos aspectos vinculados con los diferentes rasgos de las obras de la

Antiguumledad y las lenguas en que fueron escritas

A esta liacutenea se circunscribe nuestro trabajo pues centra su atencioacuten en la obrita

farmacoloacutegica escrita en castellano de un boticario del siglo XVI de modo que las

ambiciones del estudio se reuacutenen en torno al anaacutelisis de la pervivencia de los contenidos

de la medicina grecolatina y de la presencia de los rasgos de las nuevas tendencias de la

eacutepoca en un texto renacentista De esta forma nuestro objetivo consiste en demostrar en

queacute medida se reflejan el humanismo meacutedico y la tradicioacuten claacutesica como consecuencia

de aquel en el Libro de Theriaca del boticario Lorenzo Peacuterez prestando para ello

6

atencioacuten sobre todo al empleo de lenguas los recursos expresivos y las fuentes

utilizadas por el autor en el mismo Nuestro trabajo parte por tanto de la idea de que en

el Renacimiento la nueva corriente del humanismo meacutedico -conceptos todos ellos que

veremos maacutes adelante- debioacute de determinar la actitud de muchos profesionales de la

medicina -incluyendo aquiacute a meacutedicos cirujanos y boticarios- que desarrollaron una

produccioacuten escrita afectada en mayor o menor medida por los principios de dicha

corriente Sin embargo somos conscientes partiendo tambieacuten de las conclusiones que

ya se han propuesto en torno a la cuestioacuten en distintos trabajos de que las caracteriacutesticas

de ese movimiento no se proyectaron por igual en todos los autores y que el peso de la

tradicioacuten medieval continuoacute siendo en cierta medida importante en algunos aacutembitos de

este campo

Para esclarecer este asunto en torno al texto de Lorenzo Peacuterez vamos a articular

el trabajo en base a dos partes fundamentales una primera de contextualizacioacuten en la

que expondremos los rasgos del marco -tanto cultural y cientiacutefico como literario- al que

pertenecen obra y autor y que nos serviraacuten maacutes adelante para llevar a cabo el estudio

del texto y una segunda centrada ya en los datos extraiacutedos de la lectura detenida de la

obra -que como sabemos constituyen los recursos empleados por el autor para

componer el escrito fuentes lengua y procedimientos de expresioacuten- y en el anaacutelisis de

los mismos con la ayuda de la informacioacuten proporcionada por el contexto que nos

permitiraacute resolver las cuestiones planteadas por nuestro objetivo y exponer las

respuestas -siempre provisionales y abiertas a nuevos estudios- en forma de

conclusiones

Nos encontramos asiacute con una labor que se halla entre el trabajo bibliograacutefico y

el de investigacioacuten y que nos serviraacute por tanto para poner en praacutectica la tarea de

consulta y siacutentesis de informacioacuten bibliograacutefica e iniciarnos en la experiencia

investigadora impulsados por la formacioacuten recibida durante los antildeos de la carrera De

esta forma al mismo tiempo que aportamos conocimientos a la liacutenea de estudio en la

que se encuadra nuestro trabajo y tomamos un primer contacto con la misma llevamos

a cabo la tarea de reunir bibliografiacutea especializada sobre un tema dentro del aacutembito de

las humanidades y de analizar datos extraiacutedos a partir de una metodologiacutea determinada

para finalmente intentar exponer los resultados de manera coherente y argumentada a

traveacutes de un escrito acadeacutemico

Como hemos afirmado anteriormente para realizar este trabajo es necesario

recurrir a la metodologiacutea proporcionada por la perspectiva filoloacutegica pues nos

7

proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que

forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un

punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al

marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e

incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya

mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo

La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una

serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas

de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al

problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no

aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las

fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras

mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que

suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o

traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia

de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte

el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta

todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del

impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los

fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos

concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red

que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de

la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos

de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la

medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto

del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la

disciplina en cada periacuteodo analizado

Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea

determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica

comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una

serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje

conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor

que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de

comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de

8

medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a

traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims

Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de

Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea

se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de

Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos

trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o

congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u

obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la

corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e

impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de

una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional

abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas

universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u

obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para

nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo

de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada

si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los

profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos

meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios

actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas

muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la

liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea

mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del

patrimonio bibliograacutefico europeo

En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con

un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del

mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los

profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos

junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados

correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos

sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante

parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos

obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten

9

dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de

la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha

llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto

de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve

texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La

situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus

obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el

momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva

filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como

huella evidente de la humanidad

Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de

estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este

boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que

parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante

trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado

por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es

precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad

del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde

que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de

fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre

disciplinas se convierte en una realidad innegable

Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la

indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso

implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente

con estas uacuteltimas liacuteneas

10

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO

Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a

un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una

configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de

composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende

por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma

maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en

dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que

responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del

nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel

se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que

situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica

puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban

estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo

tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a

continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del

contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a

comprender mejor el resto del trabajo

1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO

Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos

que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los

diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de

considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser

entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del

primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector

de considerarlos como palabras sinoacutenimas

1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA

1995 18-20

11

Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo

histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie

de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente

capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente

cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de

la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos

como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono

completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la

experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del

antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio

teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los

saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5

El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten

pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de

principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si

bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten

basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que

nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno

universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en

analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento

los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la

Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello

en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las

fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los

humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten

2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995

20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17

4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18

5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV

6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO

PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV

y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18

12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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Renaissance Texts and Studies pp 273-281

222 Empleo de otras lenguas 51

223 Procedimientos de expresioacuten 52

CONSIDERACIONES FINALES 55

BIBLIOGRAFIacuteA 56

5

INTRODUCCIOacuteN

La medicina desde sus oriacutegenes y en aquellas sociedades donde ha existido

escritura ha ido desarrollando un conjunto de textos especiacuteficos comprendidos bajo el

concepto de literatura meacutedica Estos textos concebidos para servir a la ensentildeanza y al

ejercicio profesional de esta disciplina pueden estudiarse atendiendo al contenido pero

por su caraacutecter de escritos tambieacuten pueden convertirse en objeto de un anaacutelisis formal

De esta manera la literatura meacutedica estudiada desde una perspectiva literaria y

diacroacutenica puede proporcionar datos interesantes acerca de la naturaleza de la medicina

de cada eacutepoca histoacuterica como reflejo de su sociedad y puede mostrar coacutemo se

empleaban los diversos recursos de composicioacuten textual a la hora de configurar aquellos

escritos de caraacutecter teacutecnico

Un estudio de este tipo centrado en la forma y la expresioacuten de esos textos solo

podriacutea llevarse a cabo empleando los meacutetodos que la filologiacutea pone a nuestra

disposicioacuten Ahora bien dentro de esta perspectiva resultariacutea necesario acotar ese

amplio campo que abarcariacutea multitud de textos meacutedicos a partir de criterios basados en

los diferentes problemas planteados por los mismos que generariacutean diversas liacuteneas de

estudio De esta forma una de esas liacuteneas podriacutea centrarse en el anaacutelisis de la literatura

meacutedica escrita en lengua latina o de la pervivencia de los rasgos de los escritos de la

medicina claacutesica grecolatina en la produccioacuten posterior dentro de un periacuteodo

comprendido entre la Antiguumledad y el Renacimiento Para estudiar esos textos escritos

en latiacuten o la presencia de la tradicioacuten claacutesica en los mismos o en obras escritas en otras

lenguas resultariacutea por tanto imprescindible recurrir no solo a la perspectiva filoloacutegica

sino a una visioacuten que desde el conocimiento de las lenguas claacutesicas pudiera analizar y

comprender aquellos aspectos vinculados con los diferentes rasgos de las obras de la

Antiguumledad y las lenguas en que fueron escritas

A esta liacutenea se circunscribe nuestro trabajo pues centra su atencioacuten en la obrita

farmacoloacutegica escrita en castellano de un boticario del siglo XVI de modo que las

ambiciones del estudio se reuacutenen en torno al anaacutelisis de la pervivencia de los contenidos

de la medicina grecolatina y de la presencia de los rasgos de las nuevas tendencias de la

eacutepoca en un texto renacentista De esta forma nuestro objetivo consiste en demostrar en

queacute medida se reflejan el humanismo meacutedico y la tradicioacuten claacutesica como consecuencia

de aquel en el Libro de Theriaca del boticario Lorenzo Peacuterez prestando para ello

6

atencioacuten sobre todo al empleo de lenguas los recursos expresivos y las fuentes

utilizadas por el autor en el mismo Nuestro trabajo parte por tanto de la idea de que en

el Renacimiento la nueva corriente del humanismo meacutedico -conceptos todos ellos que

veremos maacutes adelante- debioacute de determinar la actitud de muchos profesionales de la

medicina -incluyendo aquiacute a meacutedicos cirujanos y boticarios- que desarrollaron una

produccioacuten escrita afectada en mayor o menor medida por los principios de dicha

corriente Sin embargo somos conscientes partiendo tambieacuten de las conclusiones que

ya se han propuesto en torno a la cuestioacuten en distintos trabajos de que las caracteriacutesticas

de ese movimiento no se proyectaron por igual en todos los autores y que el peso de la

tradicioacuten medieval continuoacute siendo en cierta medida importante en algunos aacutembitos de

este campo

Para esclarecer este asunto en torno al texto de Lorenzo Peacuterez vamos a articular

el trabajo en base a dos partes fundamentales una primera de contextualizacioacuten en la

que expondremos los rasgos del marco -tanto cultural y cientiacutefico como literario- al que

pertenecen obra y autor y que nos serviraacuten maacutes adelante para llevar a cabo el estudio

del texto y una segunda centrada ya en los datos extraiacutedos de la lectura detenida de la

obra -que como sabemos constituyen los recursos empleados por el autor para

componer el escrito fuentes lengua y procedimientos de expresioacuten- y en el anaacutelisis de

los mismos con la ayuda de la informacioacuten proporcionada por el contexto que nos

permitiraacute resolver las cuestiones planteadas por nuestro objetivo y exponer las

respuestas -siempre provisionales y abiertas a nuevos estudios- en forma de

conclusiones

Nos encontramos asiacute con una labor que se halla entre el trabajo bibliograacutefico y

el de investigacioacuten y que nos serviraacute por tanto para poner en praacutectica la tarea de

consulta y siacutentesis de informacioacuten bibliograacutefica e iniciarnos en la experiencia

investigadora impulsados por la formacioacuten recibida durante los antildeos de la carrera De

esta forma al mismo tiempo que aportamos conocimientos a la liacutenea de estudio en la

que se encuadra nuestro trabajo y tomamos un primer contacto con la misma llevamos

a cabo la tarea de reunir bibliografiacutea especializada sobre un tema dentro del aacutembito de

las humanidades y de analizar datos extraiacutedos a partir de una metodologiacutea determinada

para finalmente intentar exponer los resultados de manera coherente y argumentada a

traveacutes de un escrito acadeacutemico

Como hemos afirmado anteriormente para realizar este trabajo es necesario

recurrir a la metodologiacutea proporcionada por la perspectiva filoloacutegica pues nos

7

proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que

forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un

punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al

marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e

incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya

mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo

La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una

serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas

de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al

problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no

aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las

fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras

mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que

suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o

traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia

de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte

el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta

todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del

impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los

fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos

concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red

que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de

la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos

de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la

medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto

del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la

disciplina en cada periacuteodo analizado

Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea

determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica

comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una

serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje

conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor

que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de

comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de

8

medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a

traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims

Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de

Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea

se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de

Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos

trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o

congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u

obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la

corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e

impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de

una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional

abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas

universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u

obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para

nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo

de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada

si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los

profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos

meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios

actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas

muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la

liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea

mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del

patrimonio bibliograacutefico europeo

En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con

un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del

mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los

profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos

junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados

correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos

sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante

parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos

obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten

9

dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de

la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha

llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto

de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve

texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La

situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus

obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el

momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva

filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como

huella evidente de la humanidad

Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de

estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este

boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que

parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante

trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado

por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es

precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad

del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde

que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de

fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre

disciplinas se convierte en una realidad innegable

Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la

indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso

implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente

con estas uacuteltimas liacuteneas

10

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO

Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a

un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una

configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de

composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende

por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma

maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en

dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que

responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del

nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel

se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que

situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica

puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban

estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo

tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a

continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del

contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a

comprender mejor el resto del trabajo

1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO

Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos

que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los

diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de

considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser

entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del

primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector

de considerarlos como palabras sinoacutenimas

1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA

1995 18-20

11

Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo

histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie

de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente

capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente

cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de

la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos

como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono

completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la

experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del

antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio

teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los

saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5

El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten

pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de

principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si

bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten

basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que

nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno

universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en

analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento

los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la

Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello

en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las

fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los

humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten

2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995

20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17

4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18

5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV

6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO

PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV

y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18

12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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5

INTRODUCCIOacuteN

La medicina desde sus oriacutegenes y en aquellas sociedades donde ha existido

escritura ha ido desarrollando un conjunto de textos especiacuteficos comprendidos bajo el

concepto de literatura meacutedica Estos textos concebidos para servir a la ensentildeanza y al

ejercicio profesional de esta disciplina pueden estudiarse atendiendo al contenido pero

por su caraacutecter de escritos tambieacuten pueden convertirse en objeto de un anaacutelisis formal

De esta manera la literatura meacutedica estudiada desde una perspectiva literaria y

diacroacutenica puede proporcionar datos interesantes acerca de la naturaleza de la medicina

de cada eacutepoca histoacuterica como reflejo de su sociedad y puede mostrar coacutemo se

empleaban los diversos recursos de composicioacuten textual a la hora de configurar aquellos

escritos de caraacutecter teacutecnico

Un estudio de este tipo centrado en la forma y la expresioacuten de esos textos solo

podriacutea llevarse a cabo empleando los meacutetodos que la filologiacutea pone a nuestra

disposicioacuten Ahora bien dentro de esta perspectiva resultariacutea necesario acotar ese

amplio campo que abarcariacutea multitud de textos meacutedicos a partir de criterios basados en

los diferentes problemas planteados por los mismos que generariacutean diversas liacuteneas de

estudio De esta forma una de esas liacuteneas podriacutea centrarse en el anaacutelisis de la literatura

meacutedica escrita en lengua latina o de la pervivencia de los rasgos de los escritos de la

medicina claacutesica grecolatina en la produccioacuten posterior dentro de un periacuteodo

comprendido entre la Antiguumledad y el Renacimiento Para estudiar esos textos escritos

en latiacuten o la presencia de la tradicioacuten claacutesica en los mismos o en obras escritas en otras

lenguas resultariacutea por tanto imprescindible recurrir no solo a la perspectiva filoloacutegica

sino a una visioacuten que desde el conocimiento de las lenguas claacutesicas pudiera analizar y

comprender aquellos aspectos vinculados con los diferentes rasgos de las obras de la

Antiguumledad y las lenguas en que fueron escritas

A esta liacutenea se circunscribe nuestro trabajo pues centra su atencioacuten en la obrita

farmacoloacutegica escrita en castellano de un boticario del siglo XVI de modo que las

ambiciones del estudio se reuacutenen en torno al anaacutelisis de la pervivencia de los contenidos

de la medicina grecolatina y de la presencia de los rasgos de las nuevas tendencias de la

eacutepoca en un texto renacentista De esta forma nuestro objetivo consiste en demostrar en

queacute medida se reflejan el humanismo meacutedico y la tradicioacuten claacutesica como consecuencia

de aquel en el Libro de Theriaca del boticario Lorenzo Peacuterez prestando para ello

6

atencioacuten sobre todo al empleo de lenguas los recursos expresivos y las fuentes

utilizadas por el autor en el mismo Nuestro trabajo parte por tanto de la idea de que en

el Renacimiento la nueva corriente del humanismo meacutedico -conceptos todos ellos que

veremos maacutes adelante- debioacute de determinar la actitud de muchos profesionales de la

medicina -incluyendo aquiacute a meacutedicos cirujanos y boticarios- que desarrollaron una

produccioacuten escrita afectada en mayor o menor medida por los principios de dicha

corriente Sin embargo somos conscientes partiendo tambieacuten de las conclusiones que

ya se han propuesto en torno a la cuestioacuten en distintos trabajos de que las caracteriacutesticas

de ese movimiento no se proyectaron por igual en todos los autores y que el peso de la

tradicioacuten medieval continuoacute siendo en cierta medida importante en algunos aacutembitos de

este campo

Para esclarecer este asunto en torno al texto de Lorenzo Peacuterez vamos a articular

el trabajo en base a dos partes fundamentales una primera de contextualizacioacuten en la

que expondremos los rasgos del marco -tanto cultural y cientiacutefico como literario- al que

pertenecen obra y autor y que nos serviraacuten maacutes adelante para llevar a cabo el estudio

del texto y una segunda centrada ya en los datos extraiacutedos de la lectura detenida de la

obra -que como sabemos constituyen los recursos empleados por el autor para

componer el escrito fuentes lengua y procedimientos de expresioacuten- y en el anaacutelisis de

los mismos con la ayuda de la informacioacuten proporcionada por el contexto que nos

permitiraacute resolver las cuestiones planteadas por nuestro objetivo y exponer las

respuestas -siempre provisionales y abiertas a nuevos estudios- en forma de

conclusiones

Nos encontramos asiacute con una labor que se halla entre el trabajo bibliograacutefico y

el de investigacioacuten y que nos serviraacute por tanto para poner en praacutectica la tarea de

consulta y siacutentesis de informacioacuten bibliograacutefica e iniciarnos en la experiencia

investigadora impulsados por la formacioacuten recibida durante los antildeos de la carrera De

esta forma al mismo tiempo que aportamos conocimientos a la liacutenea de estudio en la

que se encuadra nuestro trabajo y tomamos un primer contacto con la misma llevamos

a cabo la tarea de reunir bibliografiacutea especializada sobre un tema dentro del aacutembito de

las humanidades y de analizar datos extraiacutedos a partir de una metodologiacutea determinada

para finalmente intentar exponer los resultados de manera coherente y argumentada a

traveacutes de un escrito acadeacutemico

Como hemos afirmado anteriormente para realizar este trabajo es necesario

recurrir a la metodologiacutea proporcionada por la perspectiva filoloacutegica pues nos

7

proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que

forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un

punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al

marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e

incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya

mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo

La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una

serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas

de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al

problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no

aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las

fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras

mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que

suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o

traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia

de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte

el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta

todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del

impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los

fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos

concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red

que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de

la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos

de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la

medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto

del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la

disciplina en cada periacuteodo analizado

Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea

determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica

comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una

serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje

conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor

que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de

comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de

8

medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a

traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims

Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de

Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea

se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de

Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos

trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o

congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u

obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la

corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e

impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de

una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional

abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas

universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u

obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para

nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo

de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada

si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los

profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos

meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios

actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas

muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la

liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea

mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del

patrimonio bibliograacutefico europeo

En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con

un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del

mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los

profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos

junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados

correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos

sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante

parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos

obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten

9

dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de

la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha

llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto

de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve

texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La

situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus

obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el

momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva

filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como

huella evidente de la humanidad

Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de

estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este

boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que

parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante

trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado

por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es

precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad

del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde

que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de

fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre

disciplinas se convierte en una realidad innegable

Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la

indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso

implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente

con estas uacuteltimas liacuteneas

10

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO

Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a

un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una

configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de

composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende

por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma

maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en

dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que

responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del

nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel

se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que

situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica

puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban

estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo

tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a

continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del

contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a

comprender mejor el resto del trabajo

1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO

Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos

que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los

diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de

considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser

entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del

primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector

de considerarlos como palabras sinoacutenimas

1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA

1995 18-20

11

Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo

histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie

de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente

capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente

cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de

la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos

como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono

completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la

experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del

antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio

teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los

saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5

El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten

pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de

principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si

bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten

basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que

nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno

universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en

analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento

los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la

Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello

en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las

fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los

humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten

2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995

20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17

4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18

5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV

6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO

PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV

y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18

12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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6

atencioacuten sobre todo al empleo de lenguas los recursos expresivos y las fuentes

utilizadas por el autor en el mismo Nuestro trabajo parte por tanto de la idea de que en

el Renacimiento la nueva corriente del humanismo meacutedico -conceptos todos ellos que

veremos maacutes adelante- debioacute de determinar la actitud de muchos profesionales de la

medicina -incluyendo aquiacute a meacutedicos cirujanos y boticarios- que desarrollaron una

produccioacuten escrita afectada en mayor o menor medida por los principios de dicha

corriente Sin embargo somos conscientes partiendo tambieacuten de las conclusiones que

ya se han propuesto en torno a la cuestioacuten en distintos trabajos de que las caracteriacutesticas

de ese movimiento no se proyectaron por igual en todos los autores y que el peso de la

tradicioacuten medieval continuoacute siendo en cierta medida importante en algunos aacutembitos de

este campo

Para esclarecer este asunto en torno al texto de Lorenzo Peacuterez vamos a articular

el trabajo en base a dos partes fundamentales una primera de contextualizacioacuten en la

que expondremos los rasgos del marco -tanto cultural y cientiacutefico como literario- al que

pertenecen obra y autor y que nos serviraacuten maacutes adelante para llevar a cabo el estudio

del texto y una segunda centrada ya en los datos extraiacutedos de la lectura detenida de la

obra -que como sabemos constituyen los recursos empleados por el autor para

componer el escrito fuentes lengua y procedimientos de expresioacuten- y en el anaacutelisis de

los mismos con la ayuda de la informacioacuten proporcionada por el contexto que nos

permitiraacute resolver las cuestiones planteadas por nuestro objetivo y exponer las

respuestas -siempre provisionales y abiertas a nuevos estudios- en forma de

conclusiones

Nos encontramos asiacute con una labor que se halla entre el trabajo bibliograacutefico y

el de investigacioacuten y que nos serviraacute por tanto para poner en praacutectica la tarea de

consulta y siacutentesis de informacioacuten bibliograacutefica e iniciarnos en la experiencia

investigadora impulsados por la formacioacuten recibida durante los antildeos de la carrera De

esta forma al mismo tiempo que aportamos conocimientos a la liacutenea de estudio en la

que se encuadra nuestro trabajo y tomamos un primer contacto con la misma llevamos

a cabo la tarea de reunir bibliografiacutea especializada sobre un tema dentro del aacutembito de

las humanidades y de analizar datos extraiacutedos a partir de una metodologiacutea determinada

para finalmente intentar exponer los resultados de manera coherente y argumentada a

traveacutes de un escrito acadeacutemico

Como hemos afirmado anteriormente para realizar este trabajo es necesario

recurrir a la metodologiacutea proporcionada por la perspectiva filoloacutegica pues nos

7

proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que

forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un

punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al

marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e

incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya

mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo

La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una

serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas

de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al

problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no

aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las

fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras

mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que

suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o

traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia

de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte

el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta

todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del

impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los

fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos

concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red

que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de

la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos

de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la

medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto

del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la

disciplina en cada periacuteodo analizado

Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea

determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica

comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una

serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje

conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor

que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de

comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de

8

medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a

traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims

Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de

Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea

se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de

Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos

trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o

congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u

obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la

corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e

impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de

una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional

abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas

universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u

obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para

nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo

de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada

si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los

profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos

meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios

actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas

muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la

liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea

mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del

patrimonio bibliograacutefico europeo

En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con

un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del

mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los

profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos

junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados

correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos

sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante

parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos

obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten

9

dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de

la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha

llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto

de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve

texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La

situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus

obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el

momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva

filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como

huella evidente de la humanidad

Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de

estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este

boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que

parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante

trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado

por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es

precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad

del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde

que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de

fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre

disciplinas se convierte en una realidad innegable

Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la

indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso

implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente

con estas uacuteltimas liacuteneas

10

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO

Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a

un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una

configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de

composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende

por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma

maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en

dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que

responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del

nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel

se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que

situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica

puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban

estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo

tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a

continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del

contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a

comprender mejor el resto del trabajo

1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO

Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos

que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los

diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de

considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser

entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del

primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector

de considerarlos como palabras sinoacutenimas

1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA

1995 18-20

11

Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo

histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie

de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente

capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente

cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de

la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos

como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono

completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la

experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del

antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio

teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los

saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5

El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten

pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de

principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si

bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten

basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que

nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno

universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en

analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento

los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la

Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello

en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las

fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los

humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten

2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995

20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17

4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18

5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV

6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO

PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV

y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18

12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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7

proponemos estudiar en una obra escrita la presencia de una serie de elementos que

forman parte del aacutembito de la composicioacuten textual y que deben ser abordados desde un

punto de vista filoloacutegico Este hecho justifica la inclusioacuten de un apartado dedicado al

marco literario en que se encuadran el autor y la obra con alusioacuten a geacuteneros literarios e

incluso procedimientos de composicioacuten asiacute como la gran atencioacuten prestada a los ya

mencionados aspectos de expresioacuten en la segunda parte del trabajo

La aplicacioacuten de la perspectiva filoloacutegica conlleva como cualquier otra una

serie de dificultades que aunque deben ser advertidas y consideradas si son sorteadas

de manera adecuada no impiden el desarrollo del trabajo Nos referimos en este caso al

problema que supone por ejemplo la determinacioacuten de ciertos aspectos que no

aparecen referidos de manera expliacutecita en la obra tales como las ediciones que para las

fuentes debioacute de consultar el autor los tiacutetulos originales de las distintas obras

mencionadas -que variacutean de las ediciones renacentistas a las contemporaacuteneas a las que

suele acudirse en la actualidad- o las citas textuales en lengua original -latiacuten o griego- o

traducidas por el propio autor -que deben diferenciarse no sin dificultad por la ausencia

de ciertos signos tipograacuteficos en el impreso de las alusiones indirectas- Por otra parte

el trabajo con el propio texto supone ya una dificultad inicial pues la obra no cuenta

todaviacutea con ninguna edicioacuten actual de modo que solo es posible trabajar a partir del

impreso original Si bien es cierto que el acceso a los ejemplares que conservan los

fondos antiguos de algunas bibliotecas estaacute por razones de seguridad limitado a casos

concretos la obra cuenta ya afortunadamente con varias versiones digitales en la red

que facilitan de manera considerable el trabajo No podemos olvidarnos por uacuteltimo de

la necesidad -existente en todos los estudios diacroacutenicos- de considerar los contenidos

de las obras meacutedicas de eacutepocas pasadas bajo la oacuteptica de una realidad diferente a la de la

medicina actual siendo imprescindible para ello el conocimiento y la aplicacioacuten tanto

del contexto general como de los saberes teoacutericos y praacutecticos que conformaban la

disciplina en cada periacuteodo analizado

Mencionamos con anterioridad que este estudio se circunscribe a una liacutenea

determinada que como deciacuteamos se encarga de estudiar aquella literatura meacutedica

comprendida entre la Antiguumledad y el Renacimiento escrita en latiacuten o afectada por una

serie de rasgos propios de la tradicioacuten claacutesica Dicha liacutenea cuenta ya con un bagaje

conformado por varios trabajos desarrollados en el seno de diversas universidades labor

que configura el actual estado de la cuestioacuten y que debe ser conocida antes de

comenzar el estudio Este campo si bien tiene en algunas de sus vertientes menos de

8

medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a

traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims

Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de

Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea

se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de

Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos

trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o

congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u

obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la

corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e

impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de

una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional

abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas

universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u

obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para

nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo

de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada

si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los

profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos

meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios

actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas

muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la

liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea

mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del

patrimonio bibliograacutefico europeo

En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con

un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del

mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los

profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos

junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados

correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos

sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante

parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos

obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten

9

dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de

la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha

llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto

de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve

texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La

situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus

obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el

momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva

filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como

huella evidente de la humanidad

Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de

estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este

boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que

parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante

trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado

por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es

precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad

del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde

que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de

fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre

disciplinas se convierte en una realidad innegable

Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la

indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso

implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente

con estas uacuteltimas liacuteneas

10

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO

Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a

un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una

configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de

composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende

por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma

maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en

dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que

responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del

nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel

se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que

situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica

puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban

estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo

tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a

continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del

contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a

comprender mejor el resto del trabajo

1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO

Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos

que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los

diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de

considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser

entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del

primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector

de considerarlos como palabras sinoacutenimas

1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA

1995 18-20

11

Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo

histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie

de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente

capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente

cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de

la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos

como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono

completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la

experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del

antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio

teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los

saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5

El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten

pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de

principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si

bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten

basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que

nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno

universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en

analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento

los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la

Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello

en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las

fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los

humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten

2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995

20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17

4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18

5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV

6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO

PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV

y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18

12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de

Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-

1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la

Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2

(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los

deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini

Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin

Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda

Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea

ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and

Renaissance Texts and Studies pp 273-281

8

medio siglo de vida cuenta en la actualidad con participacioacuten a nivel internacional a

traveacutes de trabajos realizados por especialistas en universidades como la de Reims

Champagne-Ardenne en Francia la Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania la de

Manchester en Reino Unido o las de Messina Macerata y Siena en Italia En Espantildea

se han desarrollado o se desarrollan estudios dentro de esta liacutenea en las universidades de

Santiago de Compostela Valladolid A Coruntildea Caacutediz y Castilla-La Mancha Estos

trabajos ademaacutes suelen ponerse en comuacuten perioacutedicamente a traveacutes de seminarios o

congresos internacionales y sus resultados suelen ser publicados en forma de actas u

obras colectivas El aacutembito concreto de los textos meacutedicos renacentistas centrado en la

corriente del humanismo meacutedico lleva menos tiempo en marcha y fue gestado e

impulsado desde la Universidad de Valladolid por Enrique Montero Cartelle director de

una serie de trabajos que praacutecticamente completaron el panorama a nivel nacional

abordando las manifestaciones literarias del humanismo meacutedico en las distintas

universidades que funcionaron como focos del mismo asiacute como en algunos autores u

obras destacadas trabajos todos ellos que han constituido una base fundamental para

nuestro estudio Por otra parte existen varias publicaciones relacionadas con el campo

de la historia de la medicina que estaacute estrechamente vinculado con la liacutenea mencionada

si bien es cierto que todaviacutea no hay una colaboracioacuten demasiado decidida entre los

profesionales de estos dos aacutembitos Tambieacuten son numerosos los trabajos sobre textos

meacutedicos latinos y griegos de distintas eacutepocas o sobre otros aspectos afines -diccionarios

actas de congresos y obras monograacuteficas entre otros- muchas veces dedicados a temas

muy especiacuteficos La bibliografiacutea de la que disponemos no es por tanto escasa pero la

liacutenea en la que se ampara nuestro estudio lleva pocos antildeos en boga y tiene todaviacutea

mucho trabajo por delante en lo referido a la necesaria labor de recuperacioacuten del

patrimonio bibliograacutefico europeo

En lo que respecta por otra parte al autor que nos ocupa nos encontramos con

un panorama algo maacutes desolador Pocas son las obras que hacen referencia a la vida del

mismo y siempre se trata de trabajos biograacuteficos de caraacutecter general sobre los

profesionales de la medicina de una eacutepoca determinada -en cualquier caso todos ellos

junto con los anteriores y los que siguen seraacuten referidos maacutes adelante en los apartados

correspondientes- Existen tambieacuten menciones aisladas en algunos discursos o artiacuteculos

sobre la historia de la farmacia o las boticas pero siempre con un tratamiento bastante

parcial y esquemaacutetico Por otra parte contamos con escasos estudios sobre sus dos

obras y su labor como boticario y la mayoriacutea solo constituyen una breve mencioacuten

9

dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de

la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha

llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto

de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve

texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La

situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus

obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el

momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva

filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como

huella evidente de la humanidad

Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de

estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este

boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que

parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante

trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado

por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es

precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad

del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde

que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de

fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre

disciplinas se convierte en una realidad innegable

Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la

indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso

implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente

con estas uacuteltimas liacuteneas

10

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO

Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a

un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una

configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de

composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende

por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma

maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en

dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que

responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del

nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel

se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que

situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica

puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban

estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo

tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a

continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del

contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a

comprender mejor el resto del trabajo

1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO

Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos

que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los

diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de

considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser

entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del

primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector

de considerarlos como palabras sinoacutenimas

1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA

1995 18-20

11

Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo

histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie

de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente

capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente

cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de

la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos

como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono

completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la

experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del

antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio

teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los

saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5

El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten

pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de

principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si

bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten

basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que

nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno

universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en

analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento

los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la

Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello

en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las

fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los

humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten

2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995

20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17

4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18

5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV

6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO

PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV

y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18

12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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9

dentro de trabajos de caraacutecter general -asiacute algunos paacuterrafos en manuales de historia de

la ciencia o artiacuteculos sobre la medicina renacentista toledana- Hasta nosotros solo ha

llegado un trabajo que profundiza en una de las obras de Lorenzo Peacuterez desde el punto

de vista filoloacutegico centrado precisamente en aquella que no nos ocupa aquiacute un breve

texto en latiacuten sobre simples y compuestos que ya tendremos tiempo de mencionar La

situacioacuten estaacute por consiguiente apenas desbrozada y tanto la figura del autor como sus

obras -sobre todo la que constituye nuestro objeto de estudio- no han sido hasta el

momento lo suficientemente atendidas y estudiadas especialmente desde la perspectiva

filoloacutegica que tanto puede aportar al conocimiento de la historia de la medicina como

huella evidente de la humanidad

Por esto creemos que resulta imprescindible un trabajo que en un aacutembito de

estudio con tanto camino todaviacutea por recorrer arroje algo de luz sobre la obra de este

boticario toledano quien de acuerdo con la mayoriacutea de los escasos testimonios que

parecen existir fue relevante en su geacutenero y aportoacute con su breve pero interesante

trabajo escrito conocimientos singulares al campo de la farmaceacuteutica quizaacutes alentado

por las ideas de aquel humanismo meacutedico que pretendemos detectar Ademaacutes es

precisamente en esa carencia que antes sentildealaacutebamos en la que se apoya la originalidad

del estudio que proponemos desarrollar en las proacuteximas paacuteginas un esfuerzo humilde

que busca contribuir al conocimiento de varios campos siguiendo un camino de

fructiacuteferos intercambios donde hablar de interdisciplinariedad o de auxilio entre

disciplinas se convierte en una realidad innegable

Pero la originalidad de este trabajo no se debe tanto a nuestra voluntad como a la

indispensable participacioacuten de la profesora Teresa Santamariacutea cuyo compromiso

implicacioacuten y habilidad a lo largo de todo el proceso queremos reconocer naturalmente

con estas uacuteltimas liacuteneas

10

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO

Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a

un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una

configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de

composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende

por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma

maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en

dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que

responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del

nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel

se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que

situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica

puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban

estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo

tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a

continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del

contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a

comprender mejor el resto del trabajo

1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO

Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos

que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los

diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de

considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser

entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del

primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector

de considerarlos como palabras sinoacutenimas

1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA

1995 18-20

11

Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo

histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie

de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente

capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente

cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de

la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos

como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono

completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la

experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del

antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio

teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los

saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5

El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten

pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de

principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si

bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten

basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que

nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno

universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en

analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento

los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la

Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello

en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las

fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los

humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten

2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995

20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17

4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18

5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV

6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO

PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV

y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18

12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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10

I CONTEXTO CULTURAL Y CIENTIacuteFICO

Deciacuteamos en la introduccioacuten que la obra objeto de nuestro estudio perteneciacutea a

un periacuteodo determinado de la historia y que por tanto era producto de una

configuracioacuten contextual concreta Por otra parte el estudio de los elementos de

composicioacuten textual que pretendemos exponer en la segunda parte del trabajo depende

por entero del marco cultural y cientiacutefico en que se encuadra el autor de la misma

maacutexime cuando lo que buscamos analizar es la influencia del humanismo meacutedico en

dicha obra que se hace presente a traveacutes de una serie de caracteriacutesticas concretas que

responden a un modelo gestado en su seno como respuesta a las circunstancias del

nuevo contexto protagonizado por el Renacimiento y la corriente humaniacutestica que en eacutel

se desarrolloacute Ademaacutes la formacioacuten de los profesionales de la medicina -entre los que

situamos a nuestro autor- y todos los avatares que rodeaban a la profesioacuten meacutedica

puntos que tambieacuten determinaban el caraacutecter de la produccioacuten textual estaban

estrechamente vinculados con la situacioacuten de dicha ciencia en la eacutepoca que al mismo

tiempo dependiacutea de las coyunturas generales Por todo ello es necesario que a

continuacioacuten veamos los aspectos esenciales de las distintas manifestaciones del

contexto a nivel cultural y cientiacutefico de modo que esta proyeccioacuten pueda ayudar a

comprender mejor el resto del trabajo

1 RENACIMIENTO Y HUMANISMO

Como es natural en la historiografiacutea nos encontramos con numerosos conceptos

que hacen referencia a periacuteodos histoacutericos con sus consecuentes implicaciones en los

diversos aacutembitos de las sociedades Este hecho nos sirve de advertencia a la hora de

considerar teacuterminos como los de Renacimiento y humanismo donde el primero debe ser

entendido como marco del segundo y el segundo asiacute como producto derivado del

primero aspecto que ya sentildealan casi todos los autores consultados1 al disuadir al lector

de considerarlos como palabras sinoacutenimas

1 Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 21 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 15-16 y MARTIacuteN FERREIRA

1995 18-20

11

Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo

histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie

de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente

capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente

cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de

la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos

como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono

completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la

experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del

antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio

teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los

saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5

El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten

pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de

principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si

bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten

basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que

nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno

universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en

analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento

los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la

Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello

en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las

fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los

humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten

2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995

20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17

4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18

5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV

6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO

PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV

y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18

12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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11

Hecha esta distincioacuten podemos afirmar que el Renacimiento es un periacuteodo

histoacuterico que tiene lugar en Europa entre los siglos XIV y XVI2 y que supone una serie

de transformaciones que afectan a todos los niveles a saber aparicioacuten de un incipiente

capitalismo progreso teacutecnico general invencioacuten de la imprenta y de la consecuente

cultura del libro tendencia a la consolidacioacuten del Estado moderno y establecimiento de

la vida urbana entre otros3 A nivel intelectual su presencia se observa en aspectos

como el rechazo del pasado inmediato -sin que ello suponga no obstante el abandono

completo de la tradicioacuten precedente4- el afaacuten de novedad la importancia de la

experiencia como forma de acceder al mundo circundante el desarrollo del

antropocentrismo fruto de una auto-consideracioacuten del individuo y como el propio

teacutermino indica con su nombre el retorno a la Antiguumledad como fuente para todos los

saberes que persiguen la formacioacuten de un hombre completo el humanista5

El humanismo por su parte se entiende como corriente de renovacioacuten

pedagoacutegica6 fruto de esa nueva mentalidad renacentista que trae consigo una serie de

principios centrados en el aacutembito de la educacioacuten y la formacioacuten de los individuos Si

bien la expresioacuten fue acuntildeada en Alemania en el siglo XIX referida a la educacioacuten

basada en el estudio de los claacutesicos grecolatinos -expresioacuten que se aplicoacute a la eacutepoca que

nos ocupa a finales de dicho siglo-7 el teacutermino ldquohumanistardquo surgioacute en el entorno

universitario italiano del siglo XVI para designar a los profesores de ldquohumanidadesrdquo en

analogiacutea a teacuterminos como ldquojuristardquo o ldquolegistardquo8 Estas ldquohumanidadesrdquo del Renacimiento

los Studia Humanitatis aparecieron con el objeto de restaurar el ideal educativo de la

Antiguumledad para conseguir una formacioacuten completa del individuo volviendo para ello

en cada una de sus materias -gramaacutetica retoacuterica historia poesiacutea y filosofiacutea moral- a las

fuentes grecolatinas que debiacutean ser recuperadas estudiadas e interpretadas por los

humanistas9 Uno de los principios de dicha corriente era el rechazo de la tradicioacuten

2 Dicho lapso temporal aceptado por la mayoriacutea de autores aparece en MARTIacuteN FERREIRA 1995

20 y MONTERO CARTELLE 2010 123 3 Implicaciones que sentildeala GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17

4 Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 17-18

5 Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 20 y LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 4 XV

6 Como sentildealan MARTIacuteN FERREIRA 1995 18 MONTERO CARTELLE 2010 123 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18-20 7 La cuestioacuten del origen del teacutermino es mencionada en MONTERO CARTELLE 2010 123 BLANCO

PEacuteREZ 1999 21y GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18 8 Asiacute en MONTERO CARTELLE ibidem BLANCO PEacuteREZ 1999 21 y GONZAacuteLEZ

MANJARREacuteS 2000 18 9 Coinciden en este aspecto MONTERO CARTELLE 2010 124 LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 XV

y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18

12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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12

medieval que llevoacute a estos estudiosos a querer depurar los textos grecolatinos de la

corrupcioacuten de aquellos a los que consideraban ldquobaacuterbarosrdquo medievales cuestioacuten que no

impidioacute sin embargo y como hemos dicho antes que la influencia de la Edad Media

como eacutepoca precedente continuara presente en algunos aspectos10

Esta preocupacioacuten

por recuperar la integridad de las obras claacutesicas originales para rescatar sus valores y

contenidos y adaptarlos a su tiempo derivoacute en una afanosa labor filoloacutegica que se vio

impulsada por la aparicioacuten de la imprenta y la llegada en el siglo XV de bizantinos

exiliados con manuscritos griegos11

Pero la importancia de estos estudios de

humanidad no se limitoacute al aacutembito filoloacutegico sino que se convirtioacute en la formacioacuten

baacutesica que todos los estudiantes debiacutean recibir durante la ensentildeanza secundaria antes

de acceder a la universidad De esta forma especialistas de los distintos campos del

saber se vieron afectados por los principios de esta corriente pedagoacutegica lo que condujo

al desarrollo de distintos ldquohumanismosrdquo -asiacute el filoloacutegico el cientiacutefico etc- que en la

liacutenea del renacer cultural propio de la eacutepoca buscaban para cada disciplina el acceso a

las textos originales de la Antiguumledad12

En lo que respecta a Espantildea la situacioacuten parece maacutes complicada Si bien se ha

generado cierta poleacutemica en torno a la cuestioacuten de la existencia o no de un

Renacimiento y un humanismo el debate parece ya cerrado en la actualidad En efecto

aspectos como la Contrarreforma la actividad de la Inquisicioacuten la existencia de

corrientes miacutestico-espirituales la crisis econoacutemica o el escaso valor concedido en

general al latiacuten y al griego -teniendo en cuenta que los conocimientos filoloacutegicos como

hemos visto constituyen la base del humanismo- han hecho dudar a algunos estudiosos

sobre la existencia de una corriente humanista en nuestro paiacutes13

-dentro de esta postura

destaca la opinioacuten pesimista del filoacutelogo L Gil Fernaacutendez14

que habla del fracaso

espantildeol a este respecto- No asiacute hay quienes consideran que es posible hablar de un

Renacimiento y de un humanismo espantildeoles aunque con ciertas particularidades

apoyado el primero en el auge econoacutemico el descubrimiento de Ameacuterica y la

consolidacioacuten del Estado imperial entre otros factores y el segundo en la existencia de

10

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 18-20 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 18-19 11

Cf entre otros LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 y MONTERO CARTELLE 2010 126 12

Sobre la cuestioacuten de los distintos humanismos cf MONTERO CARTELLE 2010 125 entre otros 13

Asiacute lo indican BLANCO PEacuteREZ 1999 22 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 y PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 18-19 14

Cf GIL FERNAacuteNDEZ 1997 passim

13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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13

figuras importantes en distintos campos del saber15

Hay autores que ademaacutes creen en

la existencia de un humanismo espantildeol progresista y dinaacutemico -como J A Maravall-16

En cualquier caso parece que esa visioacuten negativa ya ha sido superada y que la creencia

general en la actualidad se inclina por aceptar la existencia de un Renacimiento y un

humanismo espantildeoles con algunas excepciones pero patrocinados por notables avances

y grandes figuras que tarde o temprano asumieron los nuevos modelos procedentes de

Italia

2 HUMANISMO MEacuteDICO

Como el resto de disciplinas la medicina tambieacuten se vio afectada por los

principios de esta corriente de renovacioacuten pedagoacutegica y de la aplicacioacuten de los mismos

a este campo por parte de sus profesionales surgioacute lo que se conoce como humanismo

meacutedico Esta nueva realidad supuso la aparicioacuten de una nueva figura la del meacutedico

filoacutelogo o humanista que movido por la nueva admiracioacuten hacia los claacutesicos de la

medicina decidioacute recurrir a la labor filoloacutegica como viacutea para la interpretacioacuten y

recuperacioacuten de los mismos objetivo con repercusioacuten directa en la vertiente teoacuterica de

la medicina pero cuyo fin uacuteltimo seriacutea con toda seguridad resultar uacutetil al ejercicio

profesional

Estos meacutedicos filoacutelogos integrantes de una nueva eacutelite de la medicina

caracterizada por un predominio de la parte teoacuterica habiacutean asumido la tarea de

recuperar los textos meacutedicos originales de la Antiguumledad depurando para ello las

versiones medievales de los claacutesicos que consideraban corrompidas y depravadas o

incluso acudiendo a los originales -como sucedioacute con el caso de los coacutedices griegos

rescatados por los bizantinos exiliados- De esta forma surgieron numerosas ediciones

traducciones y comentarios de obras claacutesicas fruto del trabajo de unos meacutedicos

humanistas que rechazaban el meacutetodo de la escolaacutestica y el galenismo medieval y no

confiaban en la tradicioacuten aacuterabe para el desarrollo de esta disciplina17

No obstante y a

15

Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 22-23 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 21-23 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ

1996 18-19 16

Opinioacuten recogida en GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 22-23 17

Estos aspectos propios del humanismo meacutedico aparecen en todas las obras que abordan la

cuestioacuten Veacuteanse al respecto entre otras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 33 MARTIacuteN FERREIRA

1995 23-25 y MONTERO CARTELLE 2010 153 Para el galenismo medieval escolaacutestico o arabizado

y el meacutetodo escolaacutestico aplicado a la medicina cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-339

MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 y MONTERO CARTELLE 2010 31-121

14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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14

pesar de este recelo por el trabajo de la eacutepoca precedente algunos aspectos se

mantuvieron en el nuevo contexto Asiacute las grandes autoridades de la medicina

continuaron siendo las mismas que en la Edad Media -fundamentalmente Galeno e

Hipoacutecrates- variando solo la forma de acceder a las mismas y de considerar sus

doctrinas y la tradicioacuten aacuterabe por su parte mantuvo todaviacutea su importancia en ciertos

campos de la medicina renacentista -sobre todo en la materia meacutedica donde el Canon

de Avicena siguioacute siendo imprescindible-18

Pero estos humanistas tambieacuten se

preocuparon en muchos casos por desarrollar una obra meacutedica propia haciendo uso de

los distintos geacuteneros con que contaba la literatura meacutedica del momento y que

trataremos con maacutes detalle en epiacutegrafes posteriores Ademaacutes emprendieron una labor

filoloacutegica cercana a lo que hoy se conoce como criacutetica textual y que podriacuteamos

considerar como su antecedente inmediato con el objeto de restablecer los textos

originales trabajo que formaba parte de la corriente humanista general y que tuvo su

trasunto como era de esperar en el humanismo meacutedico Aunque dicha labor empezoacute

como sentildeala M A Gonzaacutelez Manjarreacutes19

siendo una emendatio ope ingenii basada

normalmente en el trabajo con un solo coacutedice hacia finales del siglo XV y principios

del XVI los humanistas empezaron a establecer criterios objetivos que la convirtieron en

un trabajo de emendatio ope codicum apoyado ya en la consulta de diferentes

testimonios manuscritos

En este punto resulta interesante rescatar las fases que expone en su trabajo A I

Martiacuten Ferreira20

para ilustrar la recuperacioacuten de los textos claacutesicos en la eacutepoca que nos

ocupa Asiacute una primera etapa de influjo latino con la edicioacuten de la obra de Celso -que

es redescubierto en el Renacimiento y editado por primera vez en este momento- dariacutea

paso a un periacuteodo de influjo griego con un predominio de la obra de Hipoacutecrates y

Galeno que culminariacutea en una uacuteltima etapa de superacioacuten y emancipacioacuten con respecto

a las autoridades claacutesicas Esto demuestra que la atencioacuten prestada a las fuentes de la

Antiguumledad dependioacute de los contextos propiciados por los distintos momentos y que la

postura propia de la Edad Media de aceptar sin reparos la opinioacuten de una autoridad se

vio trastocada en el Renacimiento por la nueva autoconciencia individual de los

humanistas El siguiente paacuterrafo de M J Peacuterez Ibaacutentildeez21

sobre el empleo de fuentes en

18

Cf sobre todo BLANCO PEacuteREZ 1999 25 y MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 19

Para esta opinioacuten y la labor de criacutetica textual en los humanistas y en la figura concreta de Andreacutes

Laguna cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 183 20

Veacutease al respecto MARTIacuteN FERREIRA 1995 25 21

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 107

15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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15

los humanistas meacutedicos se refiere al aacutembito de la Universidad de Salamanca pero puede

extrapolarse al panorama general del que parecen emanar los principios particulares

aplicados en cada territorio

En los textos latinos de la Universidad de Salamanca observamos una tendencia de

conjunto a la abundancia de citas a recurrir en los distintos pasajes de la composicioacuten a

referencias a otras obras tanto para apoyar las tesis sostenidas como para rebatir las que

consideran erroacuteneas o improcedentes Se advierte la necesidad de afianzar las

proposiciones sostenidas tanto con las autoridades antiguas como medievales [hellip] o

renacentistas sean o no meacutedicas Esto no implica que no se conceda peso especiacutefico a la

propia experientia ni que se evite la autorreferencia como autoridad en diversas

materias

Nos encontramos de esta forma con un frecuente empleo de fuentes por parte

de los humanistas meacutedicos en sus obras -ya fueran comentarios traducciones o trabajos

propios- a las que soliacutean acudir para dar solidez a sus propias opiniones o para refutar

las de aquellos autores claacutesicos medievales o contemporaacuteneos que consideraban

erroacuteneas Esta postura demuestra que los humanistas meacutedicos desarrollaron una visioacuten

criacutetica respecto a las autoridades de la Antiguumledad que no existiacutea en la Edad Media y

que estaba apoyada en el empleo de la razoacuten personal y la propia observacioacuten a la hora

de estudiar los distintos aspectos de la disciplina cientiacutefica La experiencia se convertiacutea

asiacute en otra fuente importante para los autores que ahora podiacutean conciliar

contradicciones aclarar confusiones o corregir errores22

Un ejemplo de esta actitud nos

lo proporciona M A Gonzaacutelez Manjarreacutes23

cuando describe la labor de comentarista

del meacutedico humanista Andreacutes Laguna al afirmar que en su traduccioacuten de la afortunada

Materia meacutedica de Dioscoacuterides24

entre otras cosas se aventuroacute a mostrar los errores de

las autoridades afirmacioacuten que ilustra con el siguiente fragmento de un comentario de

dicho autor al capiacutetulo sobre el marrubio bastardo de la obra dioscoridiana

Fue grauissimo el error de Plinio acerca de aquesta planta porque dize que la llamaron

Puerro negro los griegos y que tiene las hojas mayores y mas negras que el puerro lo

qual jamas no se halla Mas la causa de tan gran deuaneo fue la afinidad de aquestos

vocablos Melan prason y Melan prasion de los quales aquel primero nos da agrave entender

puerro negro y estotro negro Marrubio

22

Para la cuestioacuten de la postura criacutetica y la experiencia en los humanistas meacutedicos cf sobre todo

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 164 y MONTERO CARTELLE 2010 126 23

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 167 para el ejemplo y el fragmento citado de Laguna 24

LAGUNA 1555 III 111

16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

BIBLIOGRAFIacuteA

Fuentes

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Andreae soceri

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Juntas

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16

En lo que respecta a la tipologiacutea de las fuentes y a partir de lo que podemos

deducir de las afirmaciones particulares sobre el humanismo meacutedico en ciertas

universidades o figuras de nuevo extrapoladas al contexto general predominaban los

autores claacutesicos grecolatinos -sobre todo los griegos Hipoacutecrates y Galeno pero tambieacuten

otros como Celso y Dioscoacuterides- Las alusiones a fuentes medievales y aacuterabes por su

parte eran maacutes escasas pero todaviacutea ineludibles fundamentalmente y como hemos

visto en ciertos aacutembitos como el de la materia meacutedica En la Universidad de

Salamanca uno de los grandes focos espantildeoles del humanismo meacutedico la labor teoacuterica

de algunos profesores de medicina evidencioacute el peso que la tradicioacuten aacuterabe y la ciencia

medieval ejercieron en dicha corriente a traveacutes de las diversas referencias en sus

trabajos a autores aacuterabes como Serapioacuten Rhazes y Mesueacute o a otros medievales como

Bernardo de Gordon Gentile da Foligno y Hugo de Siena Llama la atencioacuten por otra

parte que estos autores fueran pocas veces calificados de ldquobaacuterbarosrdquo en las obras de

dichos profesores25

Sin embargo la depravacioacuten leacutexica de los aacuterabes siacute fue mencionada

en la obra de Andreacutes Laguna que empleoacute las alusiones a fuentes medievales sobre todo

para criticarlas a pesar de demostrar una evidente admiracioacuten por la medicina aacuterabe -

sobre todo en las figuras de Serapioacuten y Avicena-26

Las referencias a autores

contemporaacuteneos tuvieron igualmente su espacio en las obras de esta corriente si bien en

menor medida y casi siempre para ser criticadas o contradichas tanto fue asiacute que solo

soliacutean ser elogiadas como afirma M A Gonzaacutelez Manjarreacutes27

cuando existiacutea una cierta

amistad entre el autor de la obra y el de la fuente citada o bien cuando este uacuteltimo era

admirado por el primero aunque es cierto que tambieacuten debieron existir excepciones a

este principio general Por uacuteltimo tambieacuten las fuentes no meacutedicas fueron una constante

en los textos predominando el recurso a fragmentos o autores biacuteblicos o literarios que

conferiacutean cierta erudicioacuten a las obras de caraacutecter meacutedico asiacute como a ciertos capiacutetulos de

textos filosoacuteficos -con un predominio de Platoacuten y Aristoacuteteles- De esta forma los

autores acudiacutean a enciclopedias o compendios de dichos y sentencias muy uacutetiles al

efecto sin dejar a un lado no obstante la consulta directa de los textos claacutesicos de la

literatura o el recurso al propio bagaje que proporcionaba la formacioacuten humaniacutestica28

25

Sobre las fuentes de las obras del humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca cf PEacuteREZ

IBAacuteNtildeEZ 1996 114-125 26

Cf GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 223-226 y 255 27

Veacutease GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 255-256 28

Para el empleo de fuentes no literarias cf sobre todo GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 233

17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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17

Un problema fundamental al que tuvieron que enfrentarse los meacutedicos que

participaron en esta corriente fue el de la lengua en que debiacutean escribirse los textos de la

medicina Esta disyuntiva resulta imprescindible a la hora de comprender el caraacutecter de

las obras del humanismo meacutedico y la esencia misma de dicho movimiento y por ello

vamos a abordarla a continuacioacuten apoyaacutendonos sobre todo en los datos que los

diversos estudios nos aportan acerca de la situacioacuten de dicho problema en Espantildea pero

intentando como hasta ahora y por medio de la induccioacuten comprender los rasgos de

casos particulares como manifestaciones con sus correspondientes singularidades de

un contexto maacutes amplio y general del que poseemos menos datos de conjunto

Todos los autores consultados al respecto coinciden al afirmar que en el siglo

XVI el latiacuten se habiacutea convertido en lengua de cultura una lengua comuacuten y universal que

serviacutea de vehiacuteculo para una poliacutetica y una ciencia internacionales Sin embargo en ese

mismo siglo el avance de las lenguas vernaacuteculas que estaban consolidaacutendose y

creciendo en importancia hizo que empezaran a abrirse hueco en el panorama cultural y

a exigir incluso un papel en el aacutembito de la ciencia Este hecho propicioacute una situacioacuten

de bilinguumlismo aceptado donde el latiacuten se veriacutea confinado al aacutembito cientiacutefico y las

lenguas vernaacuteculas se limitariacutean a la expresioacuten literaria y cultural No obstante el paso

del tiempo hariacutea que dichas lenguas acabaran desbancando por completo al latiacuten como

se observa en el ejemplo que ofrece J M Loacutepez Pintildeero29

sobre el caso espantildeol donde

el porcentaje de obras cientiacuteficas impresas en castellano entre 1551-1600 es ya

ligeramente superior al de las impresas en lengua latina30

El latiacuten siguioacute siendo no obstante la lengua indiscutible de la ciencia en el siglo

XVI y por tanto el vehiacuteculo de expresioacuten para la produccioacuten escrita de la medicina

donde las excepciones compuestas en vernaacuteculo eran siempre justificadas Esto uacuteltimo

demuestra que no obstante hubo partidarios del empleo del romance en el aacutembito

meacutedico apoyaacutendose para secundar dicha propuesta en el escaso nuacutemero de meacutedicos que

dominaban el latiacuten y en el elevado nivel literario de esta lengua en el Renacimiento31

En Espantildea la creciente importancia del castellano que era sentido como lengua natural

y la situacioacuten un tanto adversa del latiacuten demostrada por los numerosos testimonios

29

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-124 30

El asunto del bilinguumlismo aceptado y la progresiva sustitucioacuten del latiacuten por las lenguas vernaacuteculas lo

encontramos en BLANCO PEacuteREZ 1999 165 LOacutePEZ PINtildeERO 1979 123-123 MARTIacuteN FERREIRA

1995 166-167 MONTERO CARTELLE 2010 136 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 130-133 31

Cf MONTERO CARTELLE 2010 137

18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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18

recogidos por L Gil Fernaacutendez32

propiciaron la aparicioacuten de ciertos sectores que

abogaron por el uso del romance y rechazaron el empleo del latiacuten en la medicina a

pesar de que era aceptado por la mayoriacutea como lengua de la ciencia y de que su empleo

era exigido en la ensentildeanza universitaria y su conocimiento por parte de los

profesionales ordenado por pragmaacutetica -como sucediacutea seguacuten afirma M L Loacutepez

Terrada33

con los boticarios a quienes Felipe II obligaba mediante la pragmaacutetica de

1588 a conocer la lengua latina para poder examinarse- Las razones que adujeron los

partidarios del empleo del castellano se basaban sobre todo en motivos praacutecticos y de

bien comuacuten esto es en la necesidad de llegar a maacutes gente y lograr una mayor difusioacuten

de los saberes meacutedicos pues la realidad en lo que al conocimiento del latiacuten respectaba

era bien diferente de lo que se proponiacutea como ideal -asiacute en varias ocasiones la

necesidad de redactar una obra en castellano procediacutea de un encargo o ruego ajeno a la

voluntad del autor con frecuencia una peticioacuten del monarca- esta postura era

completada en muchos casos con otros motivos vinculados con el amor a la propia

lengua Estos fueron tambieacuten los argumentos que expusieron en su defensa los

humanistas meacutedicos que frente a la costumbre mayoritaria se decidieron a escribir

obras en romance34

Pero la mayoriacutea de autores siguioacute aferrada a la idea de que el latiacuten debiacutea ser la

lengua de la medicina alegando en defensa de esta postura que dicha lengua era el

coacutedigo de comunicacioacuten universal de la ciencia y la cultura que poseiacutea por su larga

historia en la materia una amplia tradicioacuten y un leacutexico teacutecnico elaborado y que

ademaacutes era fundamental para evitar el intrusismo profesional y las intromisiones no

deseadas en los distintos campos de la disciplina Hay que considerar tambieacuten que en

la mayoriacutea de los casos las obras no estaban dirigidas al gran puacuteblico sino a meacutedicos o

a estudiantes de medicina que seguacuten las exigencias de la eacutepoca debiacutean estar

familiarizados con la lengua tal y como afirma A I Martiacuten Ferreira35

al referirse a los

argumentos de los humanistas meacutedicos de la Universidad de Alcalaacute

Asiacute podemos cerrar la cuestioacuten afirmando con la misma autora que la eleccioacuten

de la lengua estaba condicionada en muchos casos por el geacutenero literario empleado el

32

Veacutease al respecto GIL FERNAacuteNDEZ 1997 48-83 33

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 34

Las razones de los defensores de esta postura ldquoromancistardquo aparecen en todos los estudios

consultados al respecto Cf BLANCO PEacuteREZ 1999 166-167 GIL FERNAacuteNDEZ 1997 60-61 LOacutePEZ

PINtildeERO 1979 138-139 MARTIacuteN FERREIRA 1995 172-173 MONTERO CARTELLE 2010 137 y

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 132-133 35

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 168

19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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19

puacuteblico al que se destinaba la obra y la materia concreta de la misma y que en el

contexto espantildeol del siglo XVI -extrapolando los datos de los estudios referidos a casos

concretos- lo usual fue emplear el latiacuten en los textos meacutedicos mientras que el

castellano se reservariacutea sobre todo para obras de cirugiacutea y anatomiacutea y para las

farmacopeas praacutecticas por la escasa familiaridad con el latiacuten de una parte importante de

los profesionales a los que iban dirigidas36

No podemos olvidarnos no obstante de los contrastes existentes en el seno del

propio movimiento donde no todos los humanistas meacutedicos se afanaron en editar

comentar y traducir a los claacutesicos Al contrario y seguacuten la opinioacuten de L S Granjel que

recoge en su trabajo A I Martiacuten Ferreira37

existieron tambieacuten seguidores de Galeno en

buacutesqueda de un perfeccionamiento del mismo y expositores modernos del sistema

galeacutenico medieval Ademaacutes junto con estos sectores maacutes ldquotradicionalesrdquo habiacutea

ldquodisidentesrdquo innovadores procedentes de lo que J M Loacutepez Pintildeero denomina la

ldquoperiferia teacutecnicardquo38

promotores de las principales renovaciones cientiacuteficas del

Renacimiento y que no pueden ser considerados por los estudiosos como humanistas

meacutedicos

Auacuten asiacute el humanismo significoacute mucho para la renovacioacuten de la ciencia y en

concreto la medicina pues apoyaacutendonos de nuevo en J M Loacutepez Pintildeero la necesidad

de entender de manera auteacutentica a los claacutesicos llevoacute al descubrimiento de

contradicciones internas y a la necesidad de recurrir a la observacioacuten de la realidad para

complementar hecho que terminoacute como ya sabemos en una ldquocrisis del criterio de

autoridad como base del conocimiento cientiacuteficordquo39

Ademaacutes este acercamiento

humanista a la ciencia meacutedica con un redescubrimiento de las doctrinas originales de

los claacutesicos y la consecuente posibilidad de considerarlas criacuteticamente supuso la base

de muchas reformas cientiacuteficas de la eacutepoca -como la del bruselense Andreacutes Vesalio que

sentildealoacute y rechazoacute algunos errores de la obra de Galeno a quien tradujo en su juventud y

es considerado el fundador de la anatomiacutea moderna-

Despueacutes de lo comentado parece innegable que dicha corriente contara con su

particular manifestacioacuten en Espantildea hecho probado por la existencia de profesionales

ilustres que aplicaron los principios de este humanismo a su labor meacutedica maacutes teoacuterica

36

Cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 174 37

Para esta opinioacuten y el asunto de los ldquodisidentesrdquo innovadores cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 26 38

LOacutePEZ PINtildeERO 1979 152 39

Esta afirmacioacuten y las ideas de este paacuterrafo aparecen como hemos sentildealado en LOacutePEZ PINtildeERO

1979 151

20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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20

que praacutectica y vinculada casi siempre a aquellas universidades que funcionaron como

focos imprescindibles del mismo Si bien es cierto que empezoacute un siglo maacutes tarde que

en el resto de Europa limitando por tanto la labor de los humanistas meacutedicos a la

traduccioacuten y el comentario de textos ya sin edicioacuten pero todaviacutea con presencia de la

criacutetica textual los rasgos de esta corriente se manifestaron claramente en el ejercicio y

la produccioacuten escrita de muchos profesores de medicina que aunque en muchos casos

recibieron formacioacuten en el extranjero desarrollaron su trabajo en las universidades de

Salamanca y Valladolid -donde se mantuvo por maacutes tiempo la componente medieval

con figuras destacadas como Luis de Lemos o Luis Mercado- y Alcalaacute de Henares y

Valencia -donde los principios del humanismo meacutedico se implantaron con mayor

rapidez destacando la labor de profesionales como Francisco Valleacutes Pedro Jaime

Esteve o Luis Collado- Tambieacuten existieron no obstante figuras maacutes independientes

que desarrollaron su produccioacuten fuera de los principales centros universitarios -aunque

evidentemente recibieron formacioacuten en la universidad- como el ceacutelebre Andreacutes

Laguna ya mencionado anteriormente o el insigne Miguel Servet40

3 LA MEDICINA EN EL SIGLO XVI

Como podemos deducir el humanismo meacutedico espantildeol limitoacute praacutecticamente su

existencia al siglo XVI y dentro de ese periacuteodo amplio y ese contexto espacial

determinado se encuadra la obra del autor que nos proponemos estudiar Estas

circunstancias unidas al objetivo de la introduccioacuten contextual de esta primera parte del

trabajo que no es otro que servir de apoyo a la segunda nos obligan a centrarnos a la

hora de abordar el tema de la medicina renacentista en el siglo XVI y a poner especial

acento en la situacioacuten espantildeola cuyo panorama meacutedico en esta eacutepoca era un reflejo del

contexto general aderezado con las singularidades del propio paiacutes Es por eso por lo que

no incluimos ldquoespantildeolardquo en el tiacutetulo del epiacutegrafe pues muchos de los aspectos que

abordaremos a continuacioacuten podraacuten ser considerados una vez maacutes como reflejos de

40

El tema del humanismo meacutedico en Espantildea a traveacutes de los distintos focos universitarios o de algunas

figuras independientes estaacute ampliamente tratado en los ya mencionados estudios de BLANCO PEacuteREZ

1999 GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS 2000 MARTIacuteN FERREIRA 1995 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 cuyas

referencias completas se recogen en la bibliografiacutea de este trabajo asiacute como en M T SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ El humanismo meacutedico en la Universidad de Valencia (siglo XVI) Valencia Consell

Valenciagrave de Cultura 2003 Informacioacuten maacutes general sobre el tema puede encontrarse en los primeros

capiacutetulos de cada uno y tambieacuten en MONTERO CARTELLE 2010 172-196 y LOacutePEZ PINtildeERO 1979

342-351

21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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21

una realidad externa e independiente que debioacute contar con manifestaciones paralelas en

los distintos territorios no obstante siempre que hablemos de rasgos de los que no nos

consta una existencia a nivel maacutes general indicaremos que nos referimos al contexto

espantildeol

Normalmente las transiciones suelen entenderse como el paso progresivo que

algo sufre de un estado a otro pues asiacute nos lo demuestran la experiencia personal y la

sucesioacuten de los distintos periacuteodos histoacutericos que convencionalmente dividimos para

poder aprehender con claridad por medio de hitos Teniendo esto en cuenta no resulta

difiacutecil comprender la existencia en el panorama meacutedico europeo del periacuteodo que nos

ocupa de una dialeacutectica entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica entendida como el

recurso a las autoridades antiguas o medievales frente a la introduccioacuten de las

renovaciones cientiacuteficas gestadas en el Renacimiento Dicha dicotomiacutea caracterizoacute

sobre todo a la primera mitad del siglo XVI que estuvo en cierto sentido dividida por

la continuidad del escolasticismo arabizado bajomedieval basado en la asimilacioacuten del

saber cientiacutefico griego heleniacutestico e islaacutemico por parte de las universidades de la Baja

Edad Media latina a traveacutes de las traducciones aacuterabes y la irrupcioacuten del humanismo

que como ya sabemos puede entenderse como movimiento de recuperacioacuten del saber

de la Antiguumledad grecolatina por medio del conocimiento directo de los textos claacutesicos

con todo lo que ello conlleva El resto de la centuria estuvo marcado por un predominio

de los principios de la corriente humanista que se habiacutea asentado ya en el paiacutes pero a

finales de siglo las aportaciones de la ciencia acadeacutemica aquella que estaba basada en el

humanismo meacutedico se agotaron al verse frustradas las expectativas propuestas a traveacutes

de dicha corriente para el renacimiento de la ciencia Esto permitioacute la entrada de nuevos

elementos que se habiacutean gestado en los aacutembitos extraacadeacutemicos y en la ya mencionada

ldquoperiferia teacutecnicardquo Auacuten asiacute la posibilidad de aferrarse a la tradicioacuten por motivos

ideoloacutegicos estaba abierta y eso fue precisamente lo que sucedioacute en Espantildea donde a

finales de siglo la Contrarreforma hizo que se recuperaran las doctrinas de la ciencia

tradicional si bien reformuladas y se rechazaran las renovaciones cientiacuteficas durante lo

que se considera en palabras de J M Loacutepez Pintildeero41

una etapa de neoescolasticismo

contrarreformista Durante la mayor parte del siglo la ciencia espantildeola -y por tanto la

medicina que es lo que aquiacute nos ocupa- participoacute no obstante de aquella dicotomiacutea

41

Sobre la dialeacutectica del siglo XVI entre tradicioacuten y renovacioacuten cientiacutefica cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979

149-154 donde aparecen todas las ideas de este paacuterrafo

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ F (1891) Apuntes para una biblioteca cientiacutefica

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SANCHO DE SAN ROMAacuteN R (1972) Notas para una historia de la medicina

toledana Discurso de recepcioacuten como miembro de nuacutemero de la Real Academia de

Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo 25 de mayo de 1969 (reproduccioacuten

parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real

Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)

(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum

Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8

pp 9-30

SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ M T (2005) ldquoLiacuteneas generales de los textos meacutedicos

latinos de la medicina toledana renacentistardquo La Filologiacutea Latina Mil antildeos maacutes (P

P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de

Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-

1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la

Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2

(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los

deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini

Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin

Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda

Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea

ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and

Renaissance Texts and Studies pp 273-281

22

predominando el humanismo en el plano cientiacutefico -sobre todo mediada la centuria-

pero todaviacutea con una notable influencia del escolasticismo arabizado bajomedieval

Relacionado con esta cuestioacuten y ya exclusivamente dentro del panorama

espantildeol se encuentra el asunto de las generaciones de meacutedicos42

que se sucedieron en la

medicina espantildeola renacentista y que dieron clara muestra de la transicioacuten a la que

antes nos referiacuteamos En un primer momento que comprendioacute el final del siglo XV y el

comienzo del XVI desarrollaron su labor los meacutedicos pertenecientes a la primera

generacioacuten castellana con predominio todaviacutea del galenismo arabizado No obstante a

mediados de la centuria el contacto con Europa y la formacioacuten de muchos meacutedicos en el

extranjero permitieron la entrada de los principios del humanismo que fueron

asimilados por muchos profesionales de la medicina Destacan en esta etapa los

meacutedicos valencianos Miguel Jeroacutenimo Ledesma Miguel Juan Pascual Pedro Jaime

Esteve y Luis Collado entre otros y algunas figuras vinculadas a las universidades

castellanas como Bustamante de Paz en Salamanca o Rodrigo Reinoso en Alcalaacute de

Henares asiacute como otras maacutes universales o independientes entre las que podemos contar

a Juan Valverde de Amusco Goacutemez Pereira o los ya citados Miguel Servet y Andreacutes

Laguna Una tercera y uacuteltima generacioacuten estuvo protagonizada por los meacutedicos

vinculados a la corte -en concreto a la de Felipe II- que ya completamente

influenciados por el humanismo espantildeol y europeo y marcados por la situacioacuten socio-

poliacutetica del paiacutes iniciaron aquella corriente de neoescolasticismo contrarreformista En

este caso fueron meacutedicos como Fernando de Mena Cristoacutebal de Vega o Francisco

Valleacutes en Alcalaacute de Henares Luis de Lemos o Juan Bravo de Piedrahita en Salamanca

y Luis Mercado en Valladolid los que destacaron en el panorama entre otros

profesionales

Ahora bien todos estos meacutedicos formaban parte de una eacutelite social y poliacutetica que

limitaba sus labores sobre todo a la vertiente teoacuterica -quedando la praacutectica reducida a

la atencioacuten meacutedica de unos cuantos grupos elitistas- y vinculaba su actividad a las

universidades Pero el panorama meacutedico espantildeol de la eacutepoca contaba con otras figuras

que tambieacuten ejerciacutean la medicina aunque en muchos casos careciacutean de la formacioacuten

necesaria A saber meacutedicos ldquoempiacutericosrdquo entre los que se contaba a barberos algebristas

o bizmadores sangradores y parteras -todos ellos procedentes del pueblo llano y casi

siempre ajenos al mundo universitario- hombres y mujeres vinculados al mundo de la

42

Este asunto es ampliamente tratado en BLANCO PEacuteREZ 1999 27-28 MARTIacuteN FERREIRA 1995

27-28 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 25

23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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23

hechiceriacutea y la supersticioacuten -saludadores o ensalmadores- e impostores que fingiacutean

tener una soacutelida formacioacuten -y por supuesto desconociacutean las lenguas claacutesicas- todos

ellos criticados por los meacutedicos humanistas conscientes de su posicioacuten elitista y con

una formacioacuten acadeacutemica que avalaba su ejercicio profesional43

Esta situacioacuten hizo pensar a esos meacutedicos universitarios en la necesidad de

exigir a los que iban a ejercer la medicina una serie de requisitos que manifestaron

mediante escritos en los que se describiacutea la figura del meacutedico ideal44

Entre otras

necesidades se planteaba la de conocer los preceptos de los autores claacutesicos de la

medicina sin olvidar a los aacuterabes y los escritos maacutes recientes -como proponiacutea Luis de

Lemos- y conocer la lengua latina y en menor medida la griega asiacute como un poco de

la aacuterabe para poder acceder a los textos -planteamiento que aparece en los escritos de

los meacutedicos E Jorge Enriacutequez y Alonso de Miranda-

Ante estas circunstancias para controlar de manera oficial la formacioacuten de los

profesionales de la medicina se creoacute a finales del siglo XV el Real Tribunal del

Protomedicato45

que llevaba a cabo dicha tarea por medio de exaacutemenes con los que los

protomeacutedicos evaluaban los conocimientos de los aspirantes a los diversos cargos de la

medicina para otorgarles en su caso la licencia que les permitiacutea ejercer

4 MEacuteDICOS Y BOTICARIOS DOS REALIDADES EN UN NUEVO ESCENARIO

Hasta ahora nos hemos referido sobre todo a un tipo de profesional de la

medicina el meacutedico con sus diferentes figuras Sin embargo en la eacutepoca existiacutean otras

ocupaciones sanitarias que compartiacutean escenario con los meacutedicos y cubriacutean las distintas

necesidades que este aacutembito demandaba mediante un trabajo que combinaba teoriacutea y

praacutectica Asiacute podiacutea contarse ademaacutes de con meacutedicos con cirujanos boticarios y

albeacuteitares46

figuras con una formacioacuten y un ejercicio profesional diferenciados y unas

condiciones generalmente dispares en materia de regulacioacuten -si bien es cierto que

coincidiacutean en muchos aspectos como trabajadores de un mismo campo- En este

43

Aborda esta cuestioacuten entre otros MARTIacuteN FERREIRA 1995 28-30 44

De la figura del meacutedico ideal tal y como la retratan los escritos de los propios meacutedicos humanistas

habla sobre todo PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 33-35 45

Sobre el funcionamiento de esta institucioacuten en la eacutepoca que nos ocupa y otras cuestiones

relacionadas cf MARTIacuteN FERREIRA 1995 34-35 y PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ 1996 37 46

El tiacutetulo del capiacutetulo ya mencionado de LOacutePEZ TERRADA 2002 -ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y

albeacuteitaresrdquo- ilustra a la perfeccioacuten esta realidad que aparece ademaacutes explicada al detalle en el cuerpo del

mismo Se han utilizado para este epiacutegrafe las pp 161-168 y 174-177

24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

BIBLIOGRAFIacuteA

Fuentes

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Andreae soceri

JUNTA T ed (1565) Galeni omnia quae extant opera 12 vols Venetiis apud

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24

epiacutegrafe solo vamos a abordar de manera sucinta los aspectos que atantildeen a la

ocupacioacuten de los meacutedicos y a la de los boticarios para acotar asiacute el espacio que nos

permitiraacute comprender mejor la segunda parte del trabajo limitaacutendonos al aacutembito que

maacutes se acerca a nuestro objeto de estudio a traveacutes de una visioacuten comparada de dos

profesiones meacutedicas diferentes

En el siglo XVI la uacutenica ocupacioacuten de caraacutecter cientiacutefico que se habiacutea convertido

en profesioacuten era la de meacutedico Como ya sabemos la formacioacuten estaba a cargo de las

universidades mientras que la regulacioacuten del ejercicio y la concesioacuten de licencias eran

competencia de la burocracia nacional que estableciacutea la necesidad de superar una serie

de exigencias previas a la incorporacioacuten a la praacutectica profesional A saber seguir una

formacioacuten que comprendiacutea el grado de bachiller en artes en universidades aprobadas

maacutes cuatro antildeos de estudios en una facultad que permitieran obtener el de bachiller en

medicina y dos antildeos de praacutecticas con meacutedicos aprobados superar el examen del

Protomedicato y finalmente obtener la licencia concedida por la Corona o por las

ciudades que permitiacutea ejercer Una vez obtenida dicha licencia los meacutedicos podiacutean

empezar a trabajar en distintos aacutembitos cada uno de los cuales proporcionaba un estatus

social y una remuneracioacuten diferentes en la casa real en el ejeacutercito o en hogares de

grandes sentildeores laicos y eclesiaacutesticos o en las ciudades Por otra parte no hubo en el

nuevo escenario una diferenciacioacuten demasiado evidente y radical entre el ejercicio

profesional de los meacutedicos y el de los cirujanos a pesar de que a finales de siglo se

establecioacute por pragmaacutetica que los meacutedicos no podiacutean realizar operaciones quiruacutergicas

asiacute como tampoco existioacute un liacutemite claro entre las funciones de los meacutedicos y las de los

boticarios si bien es cierto que se consideraba que estos uacuteltimos perteneciacutean a un grado

inferior bajo las oacuterdenes de aquellos

En lo que respecta a los boticarios los requisitos que debiacutean cumplir para

conseguir la licencia de ejercicio eran baacutesicamente los mismos que hemos indicado para

los meacutedicos pero con alguna variacioacuten que los acercaba maacutes al colectivo de los

cirujanos Asiacute debiacutean superar un periacuteodo de aprendizaje con un maestro boticario a lo

largo de cuatro antildeos -se trataba en este caso de una formacioacuten de caraacutecter artesanal y

no universitaria- y finalmente el examen ante el Tribunal del Protomedicato que les

permitiriacutea obtener la licencia necesaria para poder abrir una botica y dispensar

medicamentos Cuando contaban con este permiso los boticarios podiacutean trabajar como

los meacutedicos en distintos aacutembitos tambieacuten con diversa consideracioacuten social y sueldos

diferentes podiacutean abrir una botica por cuenta propia en una ciudad o bien ser

25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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25

contratados por las autoridades urbanas podiacutean trabajar para un hospital -los de cierto

renombre soliacutean tener boticas propias- o podiacutean incorporarse al servicio de la casa real

Como sucediacutea con el resto de ocupaciones sanitarias el ejercicio de los boticarios estaba

regulado por el Tribunal del Protomedicato que se afanoacute especialmente en evitar

problemas de intrusismo -que los meacutedicos prepararan y vendieran recetas en sus casas o

que personas ajenas a la profesioacuten indicaran medicacioacuten sin receta previa- o un

problema frecuente como aquel de que los meacutedicos recetaran siempre a un boticario

determinado normalmente emparentado con ellos asiacute como en exigir a los boticarios

permanecer en sus boticas durante unas horas determinadas y preparar en ellas los

medicamentos En cuanto a la corona se encargoacute por medio de pragmaacuteticas de

prohibir que los boticarios fueran tambieacuten drogueros de obligar a los mismos a incluir

en el envase de los compuestos el diacutea mes y antildeo en que se hicieron de incluir a un

boticario en los exaacutemenes del Protomedicato -como examinador entendemos- y de

unificar los pesos y medidas farmaceacuteuticos entre otras cosas Por uacuteltimo el asunto de la

lengua que tanto atantildee a nuestro objeto de estudio estuvo en este colectivo

determinado en gran medida por la pragmaacutetica de 1588 que establecioacute para los

boticarios entre otras cosas la obligacioacuten de saber latiacuten como requisito para poder

examinarse Un ejemplo de esta postura es el del meacutedico Antonio de Aguilera que

consideraba que el boticario ideal debiacutea ser latino o al menos entender el latiacuten47

Es

posible seguacuten Loacutepez Terrada48

que los boticarios maacutes exigentes se preocuparan por

estudiar esta lengua en las universidades pero un grupo seguramente amplio seguiriacutea

desconociendo el latiacuten que resultaba imprescindible para poder entender sin problemas

las recetas que los doctores en medicina escribiacutean en la misma a pesar de los intentos

de los boticarios previos a la pragmaacutetica por obligar a los meacutedicos a redactarlas en

romance

47

Cf LOacutePEZ TERRADA 2002 174-175 48

Cf LOacutePEZ TERRADA ibidem

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de

Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-

1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la

Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2

(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los

deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini

Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin

Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda

Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea

ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and

Renaissance Texts and Studies pp 273-281

26

II MARCO LITERARIO

La inclusioacuten de un epiacutegrafe que exponga las liacuteneas generales del contexto

literario en el que se gestoacute la obra que nos ocupa y del marco en el que se desarrolloacute la

literatura que con sus textos sirvioacute de precedente a la produccioacuten meacutedica renacentista

resulta imprescindible en un trabajo de estas caracteriacutesticas como ya hemos

manifestado en la introduccioacuten Por ello vamos a intentar ofrecer a continuacioacuten una

visioacuten concisa pero justa de los distintos geacuteneros y obras que fueron surgiendo en el

seno de la disciplina meacutedica en cada eacutepoca y que fueron producto del trabajo de una

serie de profesionales que tambieacuten asumieron el papel de autores con el objetivo de

divulgar sus conocimientos sirvieacutendose para ello de distintos recursos expresivos

vinculados a las necesidades y circunstancias de cada periacuteodo

1 TEXTOS MEacuteDICOS ANTIGUOS Y MEDIEVALES FUENTES PARA UNA

NUEVA LITERATURA MEacuteDICA

11 LA MEDICINA CLAacuteSICA GRECOLATINA Y SUS TEXTOS

La medicina griega constituye el punto de partida de toda la medicina occidental

posterior Esta contundente sentencia que deducimos de las liacuteneas del trabajo de E

Montero Cartelle49

pone de manifiesto la gran influencia que los textos meacutedicos de esta

eacutepoca ejercieron en la produccioacuten del resto de periacuteodos incluso y quizaacute sobre todo en

la de los romanos coetaacuteneos en cierto modo de aquellos Dicha afirmacioacuten resulta

razonable si advertimos que fue durante los siglos VI-V a C cuando la medicina se

constituyoacute como saber teacutecnico gracias al trabajo de una serie de meacutedicos entre los

cuales destacoacute el conocido Hipoacutecrates Es quizaacute por este motivo por el que a la

produccioacuten literaria meacutedica de ese periacuteodo que abarca escritos de temas muy variados

se la conoce con el nombre de Corpus Hippocraticum a pesar de que muchos de esos

textos no habiacutean sido escritos por Hipoacutecrates50

Despueacutes de este meacutedico destacaron

figuras como la de Galeno -en el siglo II- a quien se atribuye una amplia produccioacuten de

49

Cf MONTERO CARTELLE 2020 11 50

Para el apartado de medicina griega cf LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 73-81 y 271-281

27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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27

escritos de medicina tambieacuten de diverso contenido51

o un siglo antes la de

Dioscoacuterides autor del De materia medica una obra sobre simples que gozoacute de gran

fortuna en eacutepocas posteriores y se convirtioacute en precursora de la moderna farmacopea

Entre las muchas figuras posteriores a estas uacuteltimas fue remarcable la de

Oribasio de Peacutergamo meacutedico del emperador Juliano que desarrolloacute su variada obra

reunida en unas colecciones meacutedicas en el siglo IV A Oribasio lo sucedieron otros

autores meacutedicos como Aecio de Amida o Pablo de Egina -entre los siglos VI-VII

probablemente- que son considerados junto con aquel dentro del aacutembito de la

medicina bizantina Es por esto por lo que en algunos manuales aparecen junto con

Galeno dentro del contexto meacutedico de la eacutepoca romana imperial52

si bien es cierto que

en todos los casos se trata de autores griegos Debemos tener en cuenta que estas

uacuteltimas figuras conociacutean con frecuencia las obras de los autores meacutedicos anteriores e

incluso se apoyaban en ellas para componer sus textos

Mientras que la medicina griega como hemos dicho constituye la base y el

punto de partida de todo el movimiento meacutedico occidental posterior la medicina

romana es original en su aproximacioacuten adaptacioacuten y realizacioacuten del modelo griego53

De esta forma destaca la produccioacuten meacutedica latina de eacutepoca imperial repartida en los

siglos I y IV que constituyeron dos etapas bien diferenciadas en lo que respecta a

geacuteneros y lengua Asiacute si nos centramos en las formas de expresioacuten literaria podemos

distinguir por un lado la enciclopedia dedicada a la formacioacuten cultural general y

desarrollada sobre todo en el siglo I con representantes como Celso -considerado por

su elegante prosa el Ciceroacuten de los meacutedicos- y Plinio el Viejo conocido por su

Naturalis historia que dedica los libros XXIII-XXXII a tratar las propiedades

medicinales de varios productos de origen vegetal y animal El otro gran geacutenero fue el

manual una forma literaria con fines didaacutecticos maacutes propia de los siglos IV-V donde se

observa una tendencia al recetario de tipo praacutectico Estos manuales soliacutean presentar

numerosas traducciones o adaptaciones de textos anteriores estaban orientados al

puacuteblico en general y empleaban una lengua vulgarizante Dentro de este geacutenero

destacaron autores como Celio Aureliano y Marcelo Empiacuterico asiacute como ciertos escritos

menores proacuteximos al periacuteodo medieval como el De herba vettonica tradicionalmente

51

Cf para una ordenacioacuten sistemaacutetica de sus obras LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 219-220 52

De esta forma en MAZZINI 1997 73-96 53

Asiacute lo apunta en su trabajo MONTERO CARTELLE ibidem

28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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28

atribuido a Antonio Musa meacutedico del emperador romano Augusto el Herbarius de

Pseudo-Apuleyo o el Liber medicinae ex animalibus que se atribuye a Sexto Plaacutecido54

12 LITERATURA MEacuteDICA EN LA EDAD MEDIA LATINA

Con el agotamiento de la Antiguumledad la literatura meacutedica se vio afectada por

ciertas transformaciones producto de la evolucioacuten de la ciencia y reflejo del progresivo

cambio de contexto Auacuten asiacute y como era de esperar en esta nueva eacutepoca se

mantuvieron y se desarrollaron ciertos rasgos gestados durante los uacuteltimos antildeos del

periacuteodo anterior como sucedioacute por ejemplo con la distribucioacuten de la medicina en tres

ramas55

la diaetetica encargada del mantenimiento de la salud corporal la

pharmaceutica que abarcaba la ciencia de los medicamentos tambieacuten conocida como

terapeacuteutica o materia meacutedica y la chirurgia que comprendiacutea las intervenciones

quiruacutergicas Dentro de cada una de estas ramas se fueron desarrollando formas literarias

diferentes -asiacute y entre otras los regimina en la primera los herbarios y antidotarios en

la segunda y las anatomiacuteas y cirugiacuteas en la tercera- Otro aspecto importante del periacuteodo

medieval fue el desarrollo de la escolaacutestica56

corriente filosoacutefica y teoloacutegica que hacia

el siglo XIII se aplicoacute al aacutembito de la medicina apoyada en el ldquonuevo Aristoacutetelesrdquo y en

el ldquoviejo Galenordquo fundamentalmente arabizado Se basoacute sobre todo en un meacutetodo

especulativo carente de visioacuten criacutetica -predominaba el principio de autoridad- y con un

gran protagonismo de la dialeacutectica centrado por tanto en la vertiente teoacuterica -aunque

tambieacuten la praacutectica tuvo su desarrollo- y con una importante funcioacuten escolar No

podemos olvidar por otra parte que en esta eacutepoca muchos profesionales de la medicina

accedieron a los textos de los autores claacutesicos a traveacutes de las traducciones aacuterabes que

habiacutean ido apareciendo durante la Alta Edad Media vertieacutendose en muchos casos al

latiacuten lo que permitioacute a nivel linguumliacutestico la asimilacioacuten de diversos arabismos que se

sumaron a un latiacuten vulgarizado desde finales de la Antiguumledad y que durante el

desarrollo del periacuteodo iriacutea tecnificaacutendose y acercaacutendose al uso de la lengua literaria57

54

Cf para la medicina latina y en concreto para este paacuterrafo MONTERO CARTELLE 2010 11-

30 tambieacuten LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 5 184 y 282-287 y MAZZINI 1997 27-96 55

Esta cuestioacuten aparece en LAIacuteN ENTRALGO 1971-1973 vol 3 191-197 y MONTERO

CARTELLE 2010 31 y ss 56

Sobre la aplicacioacuten de esta corriente a la medicina escriben de nuevo LAIacuteN ENTRALGO 1971-

1973 338-339 y MONTERO CARTELLE 2010 43 57

Como sentildeala MONTERO CARTELLE 2010 120-121

29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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29

En lo que respecta a los geacuteneros literarios58

la nueva eacutepoca fue testigo del

desarrollo de una gran variedad de formas destinadas a satisfacer las diversas

necesidades de la ensentildeanza y la praacutectica meacutedicas Desde enciclopedias -como las

Ethymologiae de Isidoro de Sevilla- hasta libros de secretos -un tipo de literatura

pseudocientiacutefica y semiculta a caballo entre los recetarios la literatura teacutecnica y los

textos hermeacuteticos- la lista comprendiacutea siacutentesis teoacutericas -compendia o summae como la

Practica dicta Lilium medicinae de Bernardo de Gordon- traducciones de grandes

obras de conjunto -como las de Gerardo de Cremona el autor maacutes representativo de la

Escuela de Toledo cuya traduccioacuten del Canon de Avicena supuso la clave de la

recepcioacuten medieval del mismo- comentarios o glosarios -que constituiacutean el origen del

meacutetodo escolaacutestico empleados en las lectiones con una funcioacuten fundamentalmente

pedagoacutegica y propedeacuteutica- concordancias -colecciones de sentencias de las grandes

autoridades de la medicina- diccionarios y leacutexicos meacutedicos -que recogiacutean la nueva

terminologiacutea tras la asimilacioacuten del influjo de la medicina aacuterabe como el Alphita

glosario anoacutenimo del siglo XIII- y conciliaciones -que intentaban concordar

contradicciones entre las distintas autoridades- Tambieacuten fueron importantes las

quaestiones y disputationes -que soliacutean seguir a las lectiones quedando normalmente en

una disputa dialeacutectica- las obras de introduccioacuten o accessus -que serviacutean de entrada a

las obras de las autoridades claacutesicas y a la medicina en general- los tacuina y las

tabulae -constituidos por cuadros sinoacutepticos que exponiacutean diversos aspectos de la

medicina medieval- y los consilia -obras de consejos destinadas a casos cliacutenicos

concretos-

2 LA EXPRESIOacuteN LITERARIA DE LA MEDICINA EN EL RENACIMIENTO

Como ya hemos expuesto en epiacutegrafes anteriores en el Renacimiento el

humanismo aplicado a distintos aacutembitos del saber suscitoacute un intereacutes por recuperar el

conocimiento de la Antiguumledad Asiacute en medicina los diversos profesionales tambieacuten

convertidos en autores se preocuparon por acceder a los textos meacutedicos claacutesicos de

manera directa afanaacutendose en la depuracioacuten de las versiones medievales y en la

traduccioacuten el comentario y la edicioacuten de las obras originales Por otra parte este

renacer de la Antiguumledad supuso en el plano linguumliacutestico una recuperacioacuten del modelo

58

Para esta cuestioacuten veacutease la detallada visioacuten que ofrece MONTERO CARTELLE 2010 45-105

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and

Renaissance Texts and Studies pp 273-281

30

claacutesico de la lengua latina con la consecuente buacutesqueda de belleza literaria a traveacutes de

la imitacioacuten de los autores grecolatinos una circunstancia que tambieacuten afectoacute a la

lengua de la medicina que convirtioacute a Galeno Hipoacutecrates y Celso entre otros autores

antiguos en la base de un movimiento de reaccioacuten contra el arabismo y la depravacioacuten

leacutexica medieval59

Esta nueva mentalidad dio lugar a nuevas formas literarias60

con las que divulgar

los conocimientos meacutedicos adaptadas a las necesidades del contexto y que en muchos

casos no eran sino continuacioacuten o reformulacioacuten de las del periacuteodo anterior Asiacute se

mantuvieron los tratados generales de corte tradicional si bien con novedades en la

siacutentesis y el orden expositivo y los consilia que en algunos casos conservaron su forma

medieval mientras que en otros introdujeron aspectos novedosos como tambieacuten

sucedioacute con las quaestiones Tambieacuten siguieron cultivaacutendose geacuteneros como la

enciclopedia las concordancias o conciliaciones y los resuacutemenes de auctoritates que

no obstante fueron dejando paso a las nuevas formas monografiacuteas especializadas sobre

temas concretos -como el De humani corporis fabrica un tratado de anatomiacutea escrito

por Andreas Vesalius- comentarios a los textos griegos que casi siempre formaban

parte de ediciones y traducciones al latiacuten -desarrollados por autores como Niccolograve

Leoniceno Thomas Linacre Guumlnther von Andernach o Janus Cornarius- textos sobre

las nuevas enfermedades y maacutes vinculados a la literatura que a la medicina las

epistulae -como las de Giovanni Manardo o Pietro A Mattioli- y los diaacutelogos en los

que primaba la funcioacuten didaacutectica por lo que soliacutean ser divulgados en lengua vernaacutecula

59

Cf MONTERO CARTELLE 2010 148-149 60

La cuestioacuten de los geacuteneros literarios de la medicina renacentista es de nuevo ampliamente tratada

en MONTERO CARTELLE 2010 128-136

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)

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Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-

1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la

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ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and

Renaissance Texts and Studies pp 273-281

31

III EL LIBRO DE THERIACA DE LORENZO PEacuteREZ

Una vez conocidos los rasgos fundamentales del contexto cultural y literario en

el que se gestoacute la obra que nos proponemos estudiar podemos proceder a analizar los

datos extraiacutedos de su lectura y a exponerlos y cotejarlos con la informacioacuten precedente

con la finalidad de responder maacutes adelante a las preguntas que se derivan de nuestro

objetivo Para ello nos detendremos en primer lugar a tratar con brevedad la situacioacuten

de la medicina escrita en la ciudad y en la eacutepoca en la que nuestro autor desarrolloacute su

obra -atendiendo especiacuteficamente a autores y textos- asiacute como algunos datos sobre su

vida y sus dos escritos visioacuten que completada con una descripcioacuten preliminar del texto

que nos ocupa nos permitiraacute reconstruir en liacuteneas generales su contexto inmediato y

comprender con mayor propiedad los aspectos compositivos que seraacuten estudiados en un

segundo epiacutegrafe

1 INTRODUCCIOacuteN

11 EL AUTOR Y LA MEDICINA ESCRITA EN EL TOLEDO DEL SIGLO XVI

R Sancho de San Romaacuten sentildeala en uno de sus trabajos61

que la medicina

toledana empezoacute a declinar a partir del siglo XVI a pesar del paso por la ciudad de

meacutedicos ilustres del seacutequito imperial de los reyes como Andreacutes Vesalio o Luis Lobera

de Aacutevila y de la presencia en la misma de otras figuras importantes en el aacutembito como

el cirujano Juan Fragoso o el meacutedico Francisco Hernaacutendez Esta opinioacuten se ve

reforzada ademaacutes con la idea de que el humanismo toledano tuvo maacutes esplendor en la

vertiente filoloacutegica y helenista que en la meacutedica62

Sin embargo y desde que los Reyes

Catoacutelicos concedieran el primer privilegio a la ciudad para imprimir a finales del siglo

XV diversos autores de medicina publicaron sus obras en el Toledo de la eacutepoca

produccioacuten que solo se vio interrumpida a mediados de siglo sin bien en la segunda

mitad vieron la luz importantes obras de farmacopea63

De esta forma entre finales del

siglo XV y la primera mitad del XVI la imprenta toledana publicoacute numerosas

61 Cf SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1972 9-12

62 Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1475-1476

63 Veacutease para estas afirmaciones y la lista de obras meacutedicas por autores en la imprenta toledana del

siglo XVI que relatamos a continuacioacuten SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 10-18 y 29

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

BIBLIOGRAFIacuteA

Fuentes

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materia medicinal y de los venenos mortiacuteferos traduzido de lengua griega en la

vulgar castellana amp illustrado con claras y substantiales annotationeshellippor el

Doctor Andres de Lagunahellip Amberes en casa de Juan Lacio

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aeuohellip adiectae sunt integrae ac expurgatae eorum nomenclaturaehellipLaurentio

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ella cometidos y vtilissimo para preparar y configir muchos simples y compuestos

cada dia recebidos en el vso de Medicina Toledo en casa de Juan de Ayala

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terminihellipusitati dilucide amp breviter exponunturhelliphisce adjungitur Graecarum

vocum Etymologiacum indicibus locupletissimis Lugduni Batavorum apud

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acerca de su vegetacioacutenrdquo ldquoNoticias biograacuteficasrdquo La Botaacutenica y los botaacutenicos de la

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Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea

ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and

Renaissance Texts and Studies pp 273-281

32

traducciones al castellano de grandes claacutesicos de la medicina -el Lilio de Medicina de

Bernardo de Gordon o el Libro o practica en Cirugia del italiano Juan de Vigo entre

otras- asiacute como obras de meacutedicos propiamente toledanos como Juliaacuten Gutieacuterrez -con

sus De potu in lapidis preservatione y De computatione dierum criticorum- o Luis de

Villarrubia -Tractatus eximiushellipab Epydemiali morbo- y Jorge Goacutemez -De ratione

minuendi sanguine in morbo laterali-64

Ya en la segunda mitad del siglo publicaron sus

obras en la ciudad autores como el meacutedico aragoneacutes Jeroacutenimo Jimeacutenez -Institutiorum

Medicarum libri quatuor nunc primum in lucem editi- o los boticarios toledanos

Lorenzo Peacuterez -Libro de Theriaca y De medicamentorum simpliciumhellipdelectu- y Veacutelez

de Arciniega -De simplicium medicamentorum collectione-65

Al final de la centuria la

imprenta de esta ciudad sacoacute a la luz lo que parecen ser las uacuteltimas obras meacutedicas del

Renacimiento toledano ambas sobre veterinaria el Libro de Albeiteria de Manuel Diacuteaz

y una recopilacioacuten de textos antiguos sobre este mismo tema de Alonso Suarez

En lo que respecta en concreto a Lorenzo Peacuterez pocos son los datos que

tenemos de eacutel Todas las secciones que se le dedican en las distintas obras biograacuteficas de

caraacutecter general apoyan sus afirmaciones en unos cuantos datos fundamentales Asiacute

sabemos que nuestro autor nacioacute en Toledo donde ejercioacute la profesioacuten de boticario y

que probablemente viajoacute por Espantildea Italia y Asia para conocer de primera mano las

plantas y poder corregir asiacute los errores que en la eacutepoca abundaban en las boticas66

Esta informacioacuten ademaacutes coincide con los datos esquemaacuteticos que aportan en la

actualidad J M Loacutepez Pintildeero y R Sancho de San Romaacuten67

Por otra parte F Picatoste

y Rodriacuteguez68

antildeade que se retiroacute antes del antildeo 1588 y A J Cavanilles69

que fue hijo

de un padre ilustrado que ldquole ensentildeoacute la facultad le inspiroacute el buen gusto los deseos de

saber y los de ser uacutetil aacute la sociedadrdquo y que con esta finalidad se instruyoacute en el latiacuten y

el griego ldquopara leer y corregir los coacutedices antiguos que trataacuteron de vegetales y

remediosrdquo testimonio que prueba con algunos ejemplos extraiacutedos del propio Libro de

64

De estos dos uacuteltimos autores habla tambieacuten SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1478-1487 y

1492 afirmando que seguiacutean anclados a la tradicioacuten meacutedica medieval frente a lo que parecioacute ocurrir con

las obras latinas ya imbuidas de los rasgos del humanismo de los dos boticarios de la segunda mitad del

siglo a los que nos referiremos en seguida 65

Cf para un estudio filoloacutegico de las obras en latiacuten de estos dos autores SANTAMARIacuteA

HERNAacuteNDEZ 2005 1487-1492 66

Estos datos aparecen en CAVANILLES 1804 105-106 COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241 67

Cf LOacutePEZ PINtildeERO 1979 302 y SANCHO DE SAN ROMAacuteN 1977 17 68

Cf PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem 69

CAVANILLES ibidem

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

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LAGUNA A ed y trad (1555) Pedacio Dioscorides Anazarbeo Acerca de la

materia medicinal y de los venenos mortiacuteferos traduzido de lengua griega en la

vulgar castellana amp illustrado con claras y substantiales annotationeshellippor el

Doctor Andres de Lagunahellip Amberes en casa de Juan Lacio

LITTREacute E ed (1839-1861) Oeuvres complegravetes drsquoHippocrate 10 vols Pariacutes J-B

Bailliegravere (repr Aacutemsterdam Akkert 1973 78 89)

JAN L MAYHOFF K ed (1892-1933) Naturalis Historiae libri XXXVII 5 vols

Leipzig Teubner

PERESIUS L (1599) De medicamentorum simplicium et compositorum hodierno

aeuohellip adiectae sunt integrae ac expurgatae eorum nomenclaturaehellipLaurentio

Peresiohellipauctore Toleti typis Ioannis Rodericii eiusdem urbis Typographi

PEacuteREZ L (1575) Libro de Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en

ella cometidos y vtilissimo para preparar y configir muchos simples y compuestos

cada dia recebidos en el vso de Medicina Toledo en casa de Juan de Ayala

WELLMANN M ed (1906-1914) Pedanii Dioscuridis Anazarbei de materia medica

libri quinque 3 vols Berliacuten Weidmann

Leacutexicos y diccionarios meacutedicos

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terminihellipusitati dilucide amp breviter exponunturhelliphisce adjungitur Graecarum

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meacutedicale 7 vols Pariacutes C L F Panckoucke

Estudios

BLANCO PEacuteREZ J I (1999) Humanistas meacutedicos en el renacimiento vallisoletano

Burgos Universidad de Burgos Servicio de Publicaciones

CAVANILLES A J (1804) Discurso sobre algunos botaacutenicos espantildeoles del siglo

XVI Anales de Ciencias Naturales tomo VII pp 99-141

COLMEIRO M (1858) ldquoSeccioacuten VI Obras espantildeolas y las demaacutes descriptivas de

plantas de la Peniacutensula hispano-lusitana eacute islas adyacentes oacute con algunas noticias

acerca de su vegetacioacutenrdquo ldquoNoticias biograacuteficasrdquo La Botaacutenica y los botaacutenicos de la

Peniacutensula Hispano-lusitana Estudios bibliograacuteficos y biograacuteficos Madrid

imprenta y estereotipia de M Rivadeneyra pp 64-65 153

GARIJO I ed y trad (1992) ldquoIntroduccioacutenrdquo Ibn Ŷulŷul Tratado sobre los

medicamentos de la Triacuteaca Coacuterdoba Aacuterea de Estudios Aacuterabes e Islaacutemicos Caacutetedra

de Lengua y Literatura Aacuterabes de la Universidad pp 9-31

GIL FERNAacuteNDEZ L (1997) ldquo2 La lsquobarbariersquo hispaacutenicardquo ldquo3 Latiacuten y vernaacuteculordquo

Panorama social del humanismo espantildeol (1500-1800) Madrid Tecnos pp 48-58

59-83

GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS M A (2000) Andreacutes Laguna y el humanismo meacutedico

estudio filoloacutegico Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea de Educacioacuten y

Cultura

LAIacuteN ENTRALGO P ed (1971-1973) Historia universal de la medicina 2

Antiguumledad 3 Edad Media 4 Medicina moderna siglos XV-XVII 7 vols

Barcelona Salvat (1981-1984 reimp)

LOacutePEZ PINtildeERO J M (1979) Ciencia y teacutecnica en la sociedad espantildeola de los siglos

XVI y XVII Barcelona Labor

LOacutePEZ TERRADA M L (2002) ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y albeacuteitaresrdquo

Historia de la ciencia y de la teacutecnica en la Corona de Castilla (J M Loacutepez Pintildeero

dir) vol III siglos XVI y XVII Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea

de Educacioacuten y Cultura pp 161-185

58

MARTIacuteN FERREIRA A I (1995) El humanismo meacutedico en la Universidad de

Alcalaacute (siglo XVI) Alcalaacute de Henares (Madrid) Universidad de Alcalaacute de

Henares Servicio de Publicaciones D L

MAZZINI I (1997) La medicina dei Greci e dei Romani Letteratura lingua scienza

2 vols Roma Jouvence

MONTERO CARTELLE E (2010) Tipologiacutea de la literatura meacutedica latina

Antiguumledad Edad Media Renacimiento Feacutedeacuteration Internationale des Instituts

drsquoEacutetudes Meacutedieacutevales Porto Gabinete de Filosofia Medieval Facultade de Letras

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ M J (1996) El humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca

(siglo XVI) Valladolid Universidad de Valladolid Secretariado de Publicaciones e

Intercambio Cientiacutefico

PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ F (1891) Apuntes para una biblioteca cientiacutefica

espantildeola del siglo XVI Madrid pp 241-242

SANCHO DE SAN ROMAacuteN R (1972) Notas para una historia de la medicina

toledana Discurso de recepcioacuten como miembro de nuacutemero de la Real Academia de

Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo 25 de mayo de 1969 (reproduccioacuten

parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real

Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)

(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum

Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8

pp 9-30

SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ M T (2005) ldquoLiacuteneas generales de los textos meacutedicos

latinos de la medicina toledana renacentistardquo La Filologiacutea Latina Mil antildeos maacutes (P

P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de

Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-

1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la

Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2

(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los

deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini

Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin

Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda

Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea

ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and

Renaissance Texts and Studies pp 273-281

33

Theriaca Praacutecticamente lo mismo nos dice E Reyes Proacutesper70

en una obra de

principios del siglo XX donde afirma que Lorenzo Peacuterez era ldquoun culto humanista y

botaacutenico perspicazrdquo y que ldquodespueacutes de haber aprendido correctiacutesimamente el griego el

latiacuten y cuanto se habiacutea publicado de estudio de las plantas hasta su tiempo viajoacute por

nuestro paiacutes Italia y Asia para ver vivas muchas de las plantas que describieron y a

veces confundieron los antiguos autoresrdquo Los tres autores antes mencionados71

hacen

tambieacuten referencia a los conocimientos del boticario poco comunes en la eacutepoca por lo

que afirman merecieron el elogio de escritores como Sprengel72

que llegoacute a considerar

a nuestro autor eacutemulo de Maranta73

Tanto F Picatoste y Rodriacuteguez como M

Colmeiro74

testifican ademaacutes que Diego Serrano el boticario que llevoacute a la imprenta la

obra en latiacuten de nuestro autor despueacutes de que este se hubiera retirado en la dedicatoria a

dicha obra alega que le pidioacute este libro porque ldquolos muy doctos le daban el primado en

la eleccioacuten de los medicamentos simplesrdquo En relacioacuten a todo esto A J Cavanilles75

antildeade casi a modo de conclusioacuten que en el prefacio del meacutedico Francisco Pentildea a dicha

obra Lorenzo Peacuterez aparece como ldquoun sabio casi superior aacute los distinguidos de su siglo

que conocioacute quanto habiacutean escrito sobre yerbas comprobaacutendolo todo por siacute mismo y

que supo antildeadir nuevas luces para promover la cienciardquo Todos estos testimonios76

aportan evidencias sobre la singularidad y excelencia de nuestro autor como boticario e

incluso humanista una figura que aportoacute datos interesantes sobre la materia meacutedica y

preludioacute algunas consideraciones que antildeos maacutes tarde se asentariacutean en el aacutembito de la

botaacutenica

70

E REYES PROacuteSPER Dos noticias histoacutericas del inmortal botaacutenico y sacerdote hispano-valentino

Don Antonio Joseacute Cavanilles Madrid Artes Graacuteficas ldquoMateurdquo 1917 nota 25 71

Cf de nuevo CAVANILLES 1804 106-107 que vuelve a ilustrar con ejemplos extraiacutedos de la

obra del autor COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ ibidem que debioacute reproducir aquiacute

las palabras de M Colmeiro pues los testimonios de ambos autores son praacutecticamente iguales 72

Botaacutenico y fiacutesico alemaacuten que vivioacute entre los siglos XVIII-XIX Cf JOURDAN 1820-1825 vol 7

249-250 73

Meacutedico botaacutenico y teoacuterico literario del Renacimiento italiano autor entre otras de una obra en

italiano sobre la triaca traducida poco despueacutes al latiacuten por el meacutedico y botaacutenico alemaacuten J Camerarius Cf

JOURDAN 1820-1825 vol 6 177-178 74

Cf COLMEIRO ibidem y PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ 1891 242 75

CAVANILLES 1804 110 76

Ademaacutes de en los autores mencionados tambieacuten encontramos pequentildeas referencias a Lorenzo Peacuterez

en otras obras bibliograacuteficas y en algunos estudios sobre historia de la farmacia o noticias de algunas

boticas espantildeolas Entre ellas destacamos la de F J PUERTO SARMIENTO La Triaca Magna

Discurso de ingreso como acadeacutemico de nuacutemero en la RANF leiacutedo el 26 de febrero de 2009 disponible

en formato electroacutenico en Real Academia Nacional de Farmacia [en liacutenea] lthttpwwwranfcompdfdisc

ursosnumeropuertopdfgt

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

BIBLIOGRAFIacuteA

Fuentes

ASULANUS F ed (1526) Omnia opera Hippocratis Venetiis in aedibus Aldi et

Andreae soceri

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materia medicinal y de los venenos mortiacuteferos traduzido de lengua griega en la

vulgar castellana amp illustrado con claras y substantiales annotationeshellippor el

Doctor Andres de Lagunahellip Amberes en casa de Juan Lacio

LITTREacute E ed (1839-1861) Oeuvres complegravetes drsquoHippocrate 10 vols Pariacutes J-B

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Leipzig Teubner

PERESIUS L (1599) De medicamentorum simplicium et compositorum hodierno

aeuohellip adiectae sunt integrae ac expurgatae eorum nomenclaturaehellipLaurentio

Peresiohellipauctore Toleti typis Ioannis Rodericii eiusdem urbis Typographi

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Leacutexicos y diccionarios meacutedicos

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terminihellipusitati dilucide amp breviter exponunturhelliphisce adjungitur Graecarum

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57

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acerca de su vegetacioacutenrdquo ldquoNoticias biograacuteficasrdquo La Botaacutenica y los botaacutenicos de la

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de Lengua y Literatura Aacuterabes de la Universidad pp 9-31

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59-83

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Cultura

LAIacuteN ENTRALGO P ed (1971-1973) Historia universal de la medicina 2

Antiguumledad 3 Edad Media 4 Medicina moderna siglos XV-XVII 7 vols

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LOacutePEZ PINtildeERO J M (1979) Ciencia y teacutecnica en la sociedad espantildeola de los siglos

XVI y XVII Barcelona Labor

LOacutePEZ TERRADA M L (2002) ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y albeacuteitaresrdquo

Historia de la ciencia y de la teacutecnica en la Corona de Castilla (J M Loacutepez Pintildeero

dir) vol III siglos XVI y XVII Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea

de Educacioacuten y Cultura pp 161-185

58

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Alcalaacute (siglo XVI) Alcalaacute de Henares (Madrid) Universidad de Alcalaacute de

Henares Servicio de Publicaciones D L

MAZZINI I (1997) La medicina dei Greci e dei Romani Letteratura lingua scienza

2 vols Roma Jouvence

MONTERO CARTELLE E (2010) Tipologiacutea de la literatura meacutedica latina

Antiguumledad Edad Media Renacimiento Feacutedeacuteration Internationale des Instituts

drsquoEacutetudes Meacutedieacutevales Porto Gabinete de Filosofia Medieval Facultade de Letras

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ M J (1996) El humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca

(siglo XVI) Valladolid Universidad de Valladolid Secretariado de Publicaciones e

Intercambio Cientiacutefico

PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ F (1891) Apuntes para una biblioteca cientiacutefica

espantildeola del siglo XVI Madrid pp 241-242

SANCHO DE SAN ROMAacuteN R (1972) Notas para una historia de la medicina

toledana Discurso de recepcioacuten como miembro de nuacutemero de la Real Academia de

Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo 25 de mayo de 1969 (reproduccioacuten

parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real

Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)

(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum

Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8

pp 9-30

SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ M T (2005) ldquoLiacuteneas generales de los textos meacutedicos

latinos de la medicina toledana renacentistardquo La Filologiacutea Latina Mil antildeos maacutes (P

P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de

Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-

1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la

Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2

(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los

deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini

Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin

Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda

Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea

ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and

Renaissance Texts and Studies pp 273-281

34

Sabemos por tanto que Lorenzo Peacuterez escribioacute dos textos sobre farmaceacuteutica77

que han llegado hasta nosotros en su versioacuten original En latiacuten redactoacute su De

medicamentorum simpliciumhellipdelectu78

publicado en Toledo en 1599 por el ya

mencionado Diego Serrano tambieacuten boticario un breve escrito sobre la eleccioacuten y

reposicioacuten de medicamentos simples y compuestos en el que recogioacute las

denominaciones latinas restituidas corrompidas y castellanas de cada uno de ellos con

el objeto de instruir a los boticarios y de evitar las confusiones terminoloacutegicas entre

ellos La obra por tanto tiene una finalidad praacutectica que se consigue no obstante

mediante la depuracioacuten del leacutexico un ejercicio muy comuacuten entre los humanistas

meacutedicos79

A este escrito lo precedioacute en 1575 el Libro de Theriaca publicado en

castellano por el propio autor en la misma ciudad y en el que trata diversos aspectos de

los distintos ingredientes de una composicioacuten medicinal M T Santamariacutea Hernaacutendez80

sentildeala que en este caso la finalidad de la obra es exclusivamente praacutectica si bien aquiacute

como veremos maacutes adelante el autor tambieacuten deja traslucir sus preocupaciones

linguumliacutesticas a traveacutes de diversas actuaciones que aunque escasas no deben pasar

desapercibidas

12 DESCRIPCIOacuteN DE LA OBRA

La obra que nos ocupa consta de 399 paacuteginas y veinticuatro hojas no numeradas

ocho al principio y dieciseacuteis al final Su tiacutetulo completo es bastante expliacutecito y ya

revela en cierto modo tanto el contenido como la finalidad de la misma ldquoLibro de

Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en ella cometidos y vtilissimo

para preparar y configir muchos Simples y Compuestos cada dia recebidos en vso de

Medicinardquo (I 1-9)81

Dicho tiacutetulo aparece en la portada junto con otros datos que nos

dicen que la obra fue escrita por el boticario Lorenzo Peacuterez vecino de Toledo y que fue

impresa en la misma ciudad en casa de Juan de Ayala en el antildeo 1575 dirigida al

77

De las dos obras de Lorenzo Peacuterez habla sobre todo CAVANILLES 1804 108-110 tambieacuten

encontramos breves descripciones de las mismas en COLMEIRO 1858 153 y PICATOSTE Y

RODRIacuteGUEZ 1891 241-242 78

PERESIUS 1599 79

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2006 273-281 80

Cf SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ 2005 1489-1490 81

La paginacioacuten que se indica con nuacutemeros romanos es nuestra Se trata en todo momento de

paacuteginas nunca de folios Tras esta se especifican en cada referencia las liacuteneas en las que se encuentra el

texto citado

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

BIBLIOGRAFIacuteA

Fuentes

ASULANUS F ed (1526) Omnia opera Hippocratis Venetiis in aedibus Aldi et

Andreae soceri

JUNTA T ed (1565) Galeni omnia quae extant opera 12 vols Venetiis apud

Juntas

KUumlHN C G ed (1821-1833) Claudii Galeni Opera Omnia 20 vols Leipzig

Knobloch (repr Hildesheim Olms 1964-5)

LAGUNA A ed y trad (1555) Pedacio Dioscorides Anazarbeo Acerca de la

materia medicinal y de los venenos mortiacuteferos traduzido de lengua griega en la

vulgar castellana amp illustrado con claras y substantiales annotationeshellippor el

Doctor Andres de Lagunahellip Amberes en casa de Juan Lacio

LITTREacute E ed (1839-1861) Oeuvres complegravetes drsquoHippocrate 10 vols Pariacutes J-B

Bailliegravere (repr Aacutemsterdam Akkert 1973 78 89)

JAN L MAYHOFF K ed (1892-1933) Naturalis Historiae libri XXXVII 5 vols

Leipzig Teubner

PERESIUS L (1599) De medicamentorum simplicium et compositorum hodierno

aeuohellip adiectae sunt integrae ac expurgatae eorum nomenclaturaehellipLaurentio

Peresiohellipauctore Toleti typis Ioannis Rodericii eiusdem urbis Typographi

PEacuteREZ L (1575) Libro de Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en

ella cometidos y vtilissimo para preparar y configir muchos simples y compuestos

cada dia recebidos en el vso de Medicina Toledo en casa de Juan de Ayala

WELLMANN M ed (1906-1914) Pedanii Dioscuridis Anazarbei de materia medica

libri quinque 3 vols Berliacuten Weidmann

Leacutexicos y diccionarios meacutedicos

BLANCARDUS S (1717) Lexicon medicum renovatumhellipin quo totius artis medicae

terminihellipusitati dilucide amp breviter exponunturhelliphisce adjungitur Graecarum

vocum Etymologiacum indicibus locupletissimis Lugduni Batavorum apud

Samuelem Luchtmans

57

JOURDAN A J L dir (1820-1825) Dictionnaire des sciences meacutedicales Biographie

meacutedicale 7 vols Pariacutes C L F Panckoucke

Estudios

BLANCO PEacuteREZ J I (1999) Humanistas meacutedicos en el renacimiento vallisoletano

Burgos Universidad de Burgos Servicio de Publicaciones

CAVANILLES A J (1804) Discurso sobre algunos botaacutenicos espantildeoles del siglo

XVI Anales de Ciencias Naturales tomo VII pp 99-141

COLMEIRO M (1858) ldquoSeccioacuten VI Obras espantildeolas y las demaacutes descriptivas de

plantas de la Peniacutensula hispano-lusitana eacute islas adyacentes oacute con algunas noticias

acerca de su vegetacioacutenrdquo ldquoNoticias biograacuteficasrdquo La Botaacutenica y los botaacutenicos de la

Peniacutensula Hispano-lusitana Estudios bibliograacuteficos y biograacuteficos Madrid

imprenta y estereotipia de M Rivadeneyra pp 64-65 153

GARIJO I ed y trad (1992) ldquoIntroduccioacutenrdquo Ibn Ŷulŷul Tratado sobre los

medicamentos de la Triacuteaca Coacuterdoba Aacuterea de Estudios Aacuterabes e Islaacutemicos Caacutetedra

de Lengua y Literatura Aacuterabes de la Universidad pp 9-31

GIL FERNAacuteNDEZ L (1997) ldquo2 La lsquobarbariersquo hispaacutenicardquo ldquo3 Latiacuten y vernaacuteculordquo

Panorama social del humanismo espantildeol (1500-1800) Madrid Tecnos pp 48-58

59-83

GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS M A (2000) Andreacutes Laguna y el humanismo meacutedico

estudio filoloacutegico Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea de Educacioacuten y

Cultura

LAIacuteN ENTRALGO P ed (1971-1973) Historia universal de la medicina 2

Antiguumledad 3 Edad Media 4 Medicina moderna siglos XV-XVII 7 vols

Barcelona Salvat (1981-1984 reimp)

LOacutePEZ PINtildeERO J M (1979) Ciencia y teacutecnica en la sociedad espantildeola de los siglos

XVI y XVII Barcelona Labor

LOacutePEZ TERRADA M L (2002) ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y albeacuteitaresrdquo

Historia de la ciencia y de la teacutecnica en la Corona de Castilla (J M Loacutepez Pintildeero

dir) vol III siglos XVI y XVII Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea

de Educacioacuten y Cultura pp 161-185

58

MARTIacuteN FERREIRA A I (1995) El humanismo meacutedico en la Universidad de

Alcalaacute (siglo XVI) Alcalaacute de Henares (Madrid) Universidad de Alcalaacute de

Henares Servicio de Publicaciones D L

MAZZINI I (1997) La medicina dei Greci e dei Romani Letteratura lingua scienza

2 vols Roma Jouvence

MONTERO CARTELLE E (2010) Tipologiacutea de la literatura meacutedica latina

Antiguumledad Edad Media Renacimiento Feacutedeacuteration Internationale des Instituts

drsquoEacutetudes Meacutedieacutevales Porto Gabinete de Filosofia Medieval Facultade de Letras

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ M J (1996) El humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca

(siglo XVI) Valladolid Universidad de Valladolid Secretariado de Publicaciones e

Intercambio Cientiacutefico

PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ F (1891) Apuntes para una biblioteca cientiacutefica

espantildeola del siglo XVI Madrid pp 241-242

SANCHO DE SAN ROMAacuteN R (1972) Notas para una historia de la medicina

toledana Discurso de recepcioacuten como miembro de nuacutemero de la Real Academia de

Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo 25 de mayo de 1969 (reproduccioacuten

parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real

Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)

(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum

Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8

pp 9-30

SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ M T (2005) ldquoLiacuteneas generales de los textos meacutedicos

latinos de la medicina toledana renacentistardquo La Filologiacutea Latina Mil antildeos maacutes (P

P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de

Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-

1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la

Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2

(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los

deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini

Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin

Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda

Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea

ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and

Renaissance Texts and Studies pp 273-281

35

Ayuntamiento de Toledo Tambieacuten se indica en el mismo sitio que la obra cuenta con el

privilegio concedido por el rey para ser vendida especificaacutendose a continuacioacuten la tasa

de la misma

Tras la portada nos encontramos con una carta de Juan Fernaacutendez de Herrera

Secretario del Consejo del Rey en la que se especifica de nuevo la tasa de la obra82

A

este texto le sigue una carta de Juan Gallo escribano de la Caacutemara del Rey redactada

por mandato suyo y que contiene la licencia de impresioacuten83

Una uacuteltima carta del rey

en este caso escrita por Martiacuten de Gaztelu recoge la ceacutedula que da licencia al autor para

imprimir y vender el libro ldquopor tiempo de diez antildeosrdquo (VI 17)

Las siguientes paacuteginas se reservan a la epiacutestola nuncupatoria dirigida al

Ayuntamiento de Toledo en la que el autor especifica entre otras cosas la finalidad de

la obra

Assi yo aacute saber estas cosas de plantas inclinado procure recoger los ratos de mi estudio

y escriuir vn tratado de Theriaca solo por entender que V S hauia acordado con

mucha razon y prudencia hazer vn compendio de todos los simples y compuestos

medicamentos recibidos en esta ciudad en el vso de medicina para limpiar las Boticas

de los enuegecidos errores y conseruar en salud la Republica (XI 7-17)

Otro aspecto sentildealado en la misma muy relevante para nuestro estudio es el de la

justificacioacuten del empleo del romance en lugar del latiacuten lengua usual en las obras de

caraacutecter cientiacutefico de la eacutepoca y que analizaremos maacutes adelante A esta epiacutestola siguen

tres sonetos de Alonso Saacutenchez teoacutelogo y rector del Colegio de Navalcarnero del

Doctor Tomaacutes de Arroyo y del Licenciado Pedro Suaacuterez estos dos uacuteltimos meacutedicos

dedicados al autor

Tras estos sonetos comienza el Libro de Theriaca propiamente dicho un escrito

sobre un remedio universal conocido como triaca -del aacuterabe hispano attiryaacuteq este del

aacuterabe claacutesico tiryāq este del latiacuten theriaca y este del griego θηριακή derivado de

θηρίον fiera animal84

- que se empleoacute desde la Antiguumledad y hasta los siglos XVIII-

XIX primero contra la mordedura venenosa de ciertos animales y despueacutes como

82

ldquo[hellip] le tassaron a tres marauedis cada pliego con que no se pueda uender ni distribuyr sin que al

principio de cada libro de la dicha impression vaya impresso esta tassa [hellip]rdquo (II 9-13) 83

ldquo[hellip] por la qual [carta] vos damos licencia y facultad para que por esta vez qualquier impressor

destos nuestros reynos pueda imprimir el dicho libro [hellip]rdquo (IV 4-10) 84

Cf Real Academia Espantildeola Diccionario de la lengua espantildeola (22a ed) [en liacutenea]

lthttplemaraeesdraeval=theriacagt

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

BIBLIOGRAFIacuteA

Fuentes

ASULANUS F ed (1526) Omnia opera Hippocratis Venetiis in aedibus Aldi et

Andreae soceri

JUNTA T ed (1565) Galeni omnia quae extant opera 12 vols Venetiis apud

Juntas

KUumlHN C G ed (1821-1833) Claudii Galeni Opera Omnia 20 vols Leipzig

Knobloch (repr Hildesheim Olms 1964-5)

LAGUNA A ed y trad (1555) Pedacio Dioscorides Anazarbeo Acerca de la

materia medicinal y de los venenos mortiacuteferos traduzido de lengua griega en la

vulgar castellana amp illustrado con claras y substantiales annotationeshellippor el

Doctor Andres de Lagunahellip Amberes en casa de Juan Lacio

LITTREacute E ed (1839-1861) Oeuvres complegravetes drsquoHippocrate 10 vols Pariacutes J-B

Bailliegravere (repr Aacutemsterdam Akkert 1973 78 89)

JAN L MAYHOFF K ed (1892-1933) Naturalis Historiae libri XXXVII 5 vols

Leipzig Teubner

PERESIUS L (1599) De medicamentorum simplicium et compositorum hodierno

aeuohellip adiectae sunt integrae ac expurgatae eorum nomenclaturaehellipLaurentio

Peresiohellipauctore Toleti typis Ioannis Rodericii eiusdem urbis Typographi

PEacuteREZ L (1575) Libro de Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en

ella cometidos y vtilissimo para preparar y configir muchos simples y compuestos

cada dia recebidos en el vso de Medicina Toledo en casa de Juan de Ayala

WELLMANN M ed (1906-1914) Pedanii Dioscuridis Anazarbei de materia medica

libri quinque 3 vols Berliacuten Weidmann

Leacutexicos y diccionarios meacutedicos

BLANCARDUS S (1717) Lexicon medicum renovatumhellipin quo totius artis medicae

terminihellipusitati dilucide amp breviter exponunturhelliphisce adjungitur Graecarum

vocum Etymologiacum indicibus locupletissimis Lugduni Batavorum apud

Samuelem Luchtmans

57

JOURDAN A J L dir (1820-1825) Dictionnaire des sciences meacutedicales Biographie

meacutedicale 7 vols Pariacutes C L F Panckoucke

Estudios

BLANCO PEacuteREZ J I (1999) Humanistas meacutedicos en el renacimiento vallisoletano

Burgos Universidad de Burgos Servicio de Publicaciones

CAVANILLES A J (1804) Discurso sobre algunos botaacutenicos espantildeoles del siglo

XVI Anales de Ciencias Naturales tomo VII pp 99-141

COLMEIRO M (1858) ldquoSeccioacuten VI Obras espantildeolas y las demaacutes descriptivas de

plantas de la Peniacutensula hispano-lusitana eacute islas adyacentes oacute con algunas noticias

acerca de su vegetacioacutenrdquo ldquoNoticias biograacuteficasrdquo La Botaacutenica y los botaacutenicos de la

Peniacutensula Hispano-lusitana Estudios bibliograacuteficos y biograacuteficos Madrid

imprenta y estereotipia de M Rivadeneyra pp 64-65 153

GARIJO I ed y trad (1992) ldquoIntroduccioacutenrdquo Ibn Ŷulŷul Tratado sobre los

medicamentos de la Triacuteaca Coacuterdoba Aacuterea de Estudios Aacuterabes e Islaacutemicos Caacutetedra

de Lengua y Literatura Aacuterabes de la Universidad pp 9-31

GIL FERNAacuteNDEZ L (1997) ldquo2 La lsquobarbariersquo hispaacutenicardquo ldquo3 Latiacuten y vernaacuteculordquo

Panorama social del humanismo espantildeol (1500-1800) Madrid Tecnos pp 48-58

59-83

GONZAacuteLEZ MANJARREacuteS M A (2000) Andreacutes Laguna y el humanismo meacutedico

estudio filoloacutegico Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea de Educacioacuten y

Cultura

LAIacuteN ENTRALGO P ed (1971-1973) Historia universal de la medicina 2

Antiguumledad 3 Edad Media 4 Medicina moderna siglos XV-XVII 7 vols

Barcelona Salvat (1981-1984 reimp)

LOacutePEZ PINtildeERO J M (1979) Ciencia y teacutecnica en la sociedad espantildeola de los siglos

XVI y XVII Barcelona Labor

LOacutePEZ TERRADA M L (2002) ldquoMeacutedicos cirujanos boticarios y albeacuteitaresrdquo

Historia de la ciencia y de la teacutecnica en la Corona de Castilla (J M Loacutepez Pintildeero

dir) vol III siglos XVI y XVII Salamanca Junta de Castilla y Leoacuten Consejeriacutea

de Educacioacuten y Cultura pp 161-185

58

MARTIacuteN FERREIRA A I (1995) El humanismo meacutedico en la Universidad de

Alcalaacute (siglo XVI) Alcalaacute de Henares (Madrid) Universidad de Alcalaacute de

Henares Servicio de Publicaciones D L

MAZZINI I (1997) La medicina dei Greci e dei Romani Letteratura lingua scienza

2 vols Roma Jouvence

MONTERO CARTELLE E (2010) Tipologiacutea de la literatura meacutedica latina

Antiguumledad Edad Media Renacimiento Feacutedeacuteration Internationale des Instituts

drsquoEacutetudes Meacutedieacutevales Porto Gabinete de Filosofia Medieval Facultade de Letras

PEacuteREZ IBAacuteNtildeEZ M J (1996) El humanismo meacutedico en la Universidad de Salamanca

(siglo XVI) Valladolid Universidad de Valladolid Secretariado de Publicaciones e

Intercambio Cientiacutefico

PICATOSTE Y RODRIacuteGUEZ F (1891) Apuntes para una biblioteca cientiacutefica

espantildeola del siglo XVI Madrid pp 241-242

SANCHO DE SAN ROMAacuteN R (1972) Notas para una historia de la medicina

toledana Discurso de recepcioacuten como miembro de nuacutemero de la Real Academia de

Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo 25 de mayo de 1969 (reproduccioacuten

parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real

Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 5 pp 35-56)

(1977) ldquoLa medicina en la imprenta toledana hasta fines del siglo XIXrdquo Toletum

Boletiacuten de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Histoacutericas de Toledo nordm 8

pp 9-30

SANTAMARIacuteA HERNAacuteNDEZ M T (2005) ldquoLiacuteneas generales de los textos meacutedicos

latinos de la medicina toledana renacentistardquo La Filologiacutea Latina Mil antildeos maacutes (P

P Conde Parrado ndash I Velaacutezquez eds) Actas del IV Congreso de la Sociedad de

Estudios Latinos (Medina del Campo 22-24 de mayo de 2003) Madrid pp 1475-

1492 (formato electroacutenico) Impreso Burgos Instituto Castellano y Leoneacutes de la

Lengua-Sociedad de Estudios Latinos 2009 vol 2

(2006) ldquoLa difusioacuten del humanismo meacutedico el boticario Lorenzo Peacuterez contra los

deprauata nomina o las demonum appellationesrdquo Acta Conventus Neo-Latini

Bonnensis Proceedings of the Twelfth Internacional Congress of Neo-Latin

Studies Medieval amp Renaissance Texts amp studies vol 315 (general editor Rhoda

Schnur edited by Perrine Galland-Hallyn Antonio Iurilli ndash Joaquiacuten Pascual Barea

ndash George Hugo Tucker ndash Hermann Wiegand) Arizona Center for Medieval and

Renaissance Texts and Studies pp 273-281

36

panacea para diversas enfermedades85

El cuerpo de la obra de Lorenzo Peacuterez estaacute

constituido por un proemio (1-4) y la triaca de Androacutemaco encabezada por una lista en

latiacuten con los simples y compuestos que la conforman y seguida de la descripcioacuten de

cada uno de ellos (5-348) asiacute como de dos secciones finales con informacioacuten sobre la

manera de componer la triaca y su fermentacioacuten y duracioacuten respectivamente (348-364)

La obra concluye con un anexo en latiacuten que incluye distintas versiones de la

triaca de varios autores -los antiguos Galeno Aecio de Amida y Pablo de Egina y el

medieval Juan Actuario asiacute como las versiones de Androacutemaco el Viejo Androacutemaco el

Joven y Damoacutecrates recogidas por Galeno en sus escritos- en cuya uacuteltima paacutegina

encontramos un colofoacuten con informacioacuten del lugar y el antildeo de impresioacuten (285-399)

Cierra la obra un iacutendice de contenidos (CDI-CDXXX)

Como el autor declara en la epiacutestola nuncupatoria la obra se redactoacute con el

objeto de corregir los errores de los boticarios y evitar las frecuentes confusiones a la

hora de elaborar la triaca una finalidad praacutectica que confiere al texto una funcioacuten

fundamentalmente didaacutectica y que nos permite encuadrarlo quizaacute con ciertas reservas

dentro del geacutenero de las farmacopeas entendidas como recopilaciones de recetas de

productos medicinales con descripciones de cada uno de sus ingredientes y

explicaciones sobre su composicioacuten y preparacioacuten que en la liacutenea de los recetarios de

tipo praacutectico probablemente se alejariacutean de excesivas pretensiones literarias y buscariacutean

llegar al destinatario de manera directa Se trata por tanto de un texto claro y sencillo

que escapa a grandes ambiciones de erudicioacuten pero que no obstante cuenta con rigor y

con datos que proceden de una documentacioacuten ampliamente contrastada Todos estos

aspectos relacionados con los destinatarios concretos de la obra de los que dependiacutea la

eleccioacuten de la lengua y de los procedimientos de expresioacuten y el empleo de fuentes seraacuten

ampliamente atendidos en los siguientes epiacutegrafes

85

Esta famosa composicioacuten fue puesta en praacutectica por primera vez por el rey Mitriacutedates en el siglo II

a C por quien la misma recibioacute el nombre de mitridato No obstante casi un siglo despueacutes Androacutemaco

el Viejo meacutedico del emperador Neroacuten mejoroacute la foacutermula de Mitriacutedates -antildeadiendo entre otros

ingredientes carne de viacutebora- y desde entonces la receta fue transmitida por diversos autores -como

Galeno que transmitioacute varias veces la foacutermula de Androacutemaco en sus escritos- Cf GARIJO 1992 10-13

56

BIBLIOGRAFIacuteA

Fuentes

ASULANUS F ed (1526) Omnia opera Hippocratis Venetiis in aedibus Aldi et

Andreae soceri

JUNTA T ed (1565) Galeni omnia quae extant opera 12 vols Venetiis apud

Juntas

KUumlHN C G ed (1821-1833) Claudii Galeni Opera Omnia 20 vols Leipzig

Knobloch (repr Hildesheim Olms 1964-5)

LAGUNA A ed y trad (1555) Pedacio Dioscorides Anazarbeo Acerca de la

materia medicinal y de los venenos mortiacuteferos traduzido de lengua griega en la

vulgar castellana amp illustrado con claras y substantiales annotationeshellippor el

Doctor Andres de Lagunahellip Amberes en casa de Juan Lacio

LITTREacute E ed (1839-1861) Oeuvres complegravetes drsquoHippocrate 10 vols Pariacutes J-B

Bailliegravere (repr Aacutemsterdam Akkert 1973 78 89)

JAN L MAYHOFF K ed (1892-1933) Naturalis Historiae libri XXXVII 5 vols

Leipzig Teubner

PERESIUS L (1599) De medicamentorum simplicium et compositorum hodierno

aeuohellip adiectae sunt integrae ac expurgatae eorum nomenclaturaehellipLaurentio

Peresiohellipauctore Toleti typis Ioannis Rodericii eiusdem urbis Typographi

PEacuteREZ L (1575) Libro de Theriaca limpio de los errores hasta nuestros tiempos en

ella cometidos y vtilissimo para preparar y configir muchos simples y compuestos

cada dia recebidos en el vso de Medicina Toledo en casa de Juan de Ayala

WELLMANN M ed (1906-1914) Pedanii Dioscuridis Anazarbei de materia medica

libri quinque 3 vols Berliacuten Weidmann

Leacutexicos y diccionarios meacutedicos

BLANCARDUS S (1717) Lexicon medicum renovatumhellipin quo totius artis medicae

terminihellipusitati dilucide amp breviter exponunturhelliphisce adjungitur Graecarum

vocum Etymologiacum indicibus locupletissimis Lugduni Batavorum apud

Samuelem Luchtmans

57

JOURDAN A J L dir (1820-1825) Dictionnaire des sciences meacutedicales Biographie

meacutedicale 7 vols Pariacutes C L F Panckoucke

Estudios

BLANCO PEacuteREZ J I (1999) Humanistas meacutedicos en el renacimiento vallisoletano

Burgos Universidad de Burgos Servicio de Publicaciones

CAVANILLES A J (1804) Discurso sobre algunos botaacutenicos espantildeoles del siglo

XVI Anales de Ciencias Naturales tomo VII pp 99-141

COLMEIRO M (1858) ldquoSeccioacuten VI Obras espantildeolas y las demaacutes descriptivas de

plantas de la Peniacutensula hispano-lusitana eacute islas adyacentes oacute con algunas noticias

acerca de su vegetacioacutenrdquo ldquoNoticias biograacuteficasrdquo La Botaacutenica y los botaacutenicos de la

Peniacutensula Hispano-lusitana Estudios bibliograacuteficos y biograacuteficos Madrid

imprenta y estereotipia de M Rivadeneyra pp 64-65 153

GARIJO I ed y trad (1992) ldquoIntroduccioacutenrdquo Ibn Ŷulŷul Tratado sobre los

medicamentos de la Triacuteaca Coacuterdoba Aacuterea de Estudios Aacuterabes e Islaacutemicos Caacutetedra

de Lengua y Literatura Aacuterabes de la Universidad pp 9-31

GIL FERNAacuteNDEZ L (1997) ldquo2 La lsquobarbariersquo hispaacutenicardquo ldquo3 Latiacuten y vernaacuteculordquo

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parcial el texto iacutentegro se encuentra publicado en Toletum Boletiacuten de la Real

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