excavaciones de rescate en el sitio el cholo

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1 MUSEO NACIONAL DE COSTA RICA DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Excavaciones de Rescate en el Sitio El Cholo (SJ-59 ECh), Valle del General Adrián Badilla Cambronero [email protected] Una de las principales causas de destrucción de sitios arqueológicos en el país es el desarrollo acelerado de obras de infraestructura. A pesar de existir regulaciones legales para la protección del patrimonio cultural, la mayoría de las veces son ignoradas por las personas físicas y jurídicas (Lange 1980; Arias y Chávez 1995; Corrales y Hoopes 2000). El presente escrito es una versión del informe 1 sobre los resultados del rescate arqueológico de un sector del sitio arqueológico El Cholo, localizado en el Valle del General, cantón de Pérez Zeledón. Este yacimiento cultural sufrió la destrucción 2 de varios de sus contextos culturales por el paso de maquinaria pesada en el año 2007 durante la apertura de una trocha y la nivelación de suelos. El sector del sitio El Cholo donde se realizó el rescate presenta una alta complejidad en sus contextos, en el cual existen: (1) montículos artificiales cuyos perímetros (muros) fueron construidos con piedras de río (cantos rodados) y sobre los cuales se colocaron las viviendas; (2) espacios empedrados asociados a los montículos; (3) sectores de cementerio, cuyas sepulturas igualmente, fueron construidas con piedra de río, y (4) diversas ! "#$%&#$"’($!) * ’#"+ concentraciones de materiales cerámicos y líticos. Lo anterior ya documentado en anteriores escritos sobre este sitio por F. Corrales (1996, 2000, 2002) y R. Herrera (2005, 2007). La investigación, además, de rescatar los contextos impactados por la maquinaria pesada, incrementa el conocimiento sobre el proceso de desarrollo sociohistórico en el sureste de Costa Rica y en particular sobre el modo de vida de los antiguos habitantes del sitio El Cholo. ANTECEDENTES: SITIO ARQUEOLÓGICO EL CHOLO De este yacimiento cultural se tuvo conocimiento en el año 1992, cuando se realizó la primera inspección y su registro en el Museo Nacional de Costa Rica bajo la clave (SJ-59-ECh). No obstante, en esa oportunidad se excavó un sector de naturaleza funeraria, que se encontraba a unos 500 m al sur del sector impactado en el año 2007. La primera intervención del sitio por medio de excavaciones científicamente controladas se realizó en 1993; con las mismas se logró obtener información importante sobre el patrón funerario del sitio, en el cual se definió la presencia de fosas hechas en tierra de forma elipsoidal y cubiertas con piedras de río (Corrales 1996, 2000). Los materiales recuperados de esta investigación asociaron cronológicamente a este sector del sitio al Periodo Chiriquí (800 - 1500 d. C). El análisis practicado a los materiales cerámicos procedentes de las recolecciones de superficie en los alrededores del sitio pusieron en evidencia restos correspondientes al Periodo Aguas Buenas (300 a.C. - 800 d. C), lo que indicaba que el lugar fue ocupado por grupos humanos, mucho antes de lo que se pensaba inicialmente según las asociaciones temporales del cementerio (Corrales 1996, 2000).

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Page 1: Excavaciones de rescate en el sitio El Cholo

1

MUSEO NACIONAL DE COSTA RICA DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

Excavaciones de Rescate en el Sitio El Cholo (SJ-59 ECh),

Valle del General

Adrián Badilla Cambronero [email protected]

Una de las principales causas de

destrucción de sitios arqueológicos en el país es el desarrollo acelerado de obras de infraestructura. A pesar de existir regulaciones legales para la protección del patrimonio cultural, la mayoría de las veces son ignoradas por las personas físicas y jurídicas (Lange 1980; Arias y Chávez 1995; Corrales y Hoopes 2000).

El presente escrito es una versión del informe

1 sobre los resultados del rescate

arqueológico de un sector del sitio arqueológico El Cholo, localizado en el Valle del General, cantón de Pérez Zeledón. Este yacimiento cultural sufrió la destrucción

2 de

varios de sus contextos culturales por el paso de maquinaria pesada en el año 2007 durante la apertura de una trocha y la nivelación de suelos.

El sector del sitio El Cholo donde se realizó el rescate presenta una alta complejidad en sus contextos, en el cual existen: (1) montículos artificiales cuyos perímetros (muros) fueron construidos con piedras de río (cantos rodados) y sobre los cuales se colocaron las viviendas; (2) espacios empedrados asociados a los montículos; (3) sectores de cementerio, cuyas sepulturas igualmente, fueron construidas con piedra de río, y (4) diversas

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concentraciones de materiales cerámicos y líticos. Lo anterior ya documentado en anteriores escritos sobre este sitio por F. Corrales (1996, 2000, 2002) y R. Herrera (2005, 2007).

La investigación, además, de

rescatar los contextos impactados por la maquinaria pesada, incrementa el conocimiento sobre el proceso de desarrollo sociohistórico en el sureste de Costa Rica y en particular sobre el modo de vida de los antiguos habitantes del sitio El Cholo.

ANTECEDENTES: SITIO ARQUEOLÓGICO EL CHOLO

De este yacimiento cultural se tuvo conocimiento en el año 1992, cuando se realizó la primera inspección y su registro en el Museo Nacional de Costa Rica bajo la clave (SJ-59-ECh). No obstante, en esa oportunidad se excavó un sector de naturaleza funeraria, que se encontraba a unos 500 m al sur del sector impactado en el año 2007.

La primera intervención del sitio por

medio de excavaciones científicamente controladas se realizó en 1993; con las mismas se logró obtener información importante sobre el patrón funerario del sitio, en el cual se definió la presencia de fosas hechas en tierra de forma elipsoidal y cubiertas con piedras de río (Corrales 1996, 2000). Los materiales recuperados de esta investigación asociaron cronológicamente a este sector del sitio al Periodo Chiriquí (800 -1500 d. C).

El análisis practicado a los materiales

cerámicos procedentes de las recolecciones de superficie en los alrededores del sitio pusieron en evidencia restos correspondientes al Periodo Aguas Buenas (300 a.C. - 800 d. C), lo que indicaba que el lugar fue ocupado por grupos humanos, mucho antes de lo que se pensaba inicialmente según las asociaciones temporales del cementerio (Corrales 1996, 2000).

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Vistas de planta de los rasgos funerarios excavados por

F. Corrales en 1993.

En agosto del año 2000, los arqueólogos Francisco Corrales (Museo Nacional de Costa Rica) y Aida Blanco (Universidad Nacional) realizaron una visita a la finca de la familia Fonseca Arce, mediante la cual reportan en el lugar un conjunto de montículos artificiales asociados a cantos rodados y material cerámico. Se recolectaron algunos fragmentos de cerámica que se identificaron como correspondientes al Tipo Quebradas, así como escudillas con acanaladura debajo del labio. Este sector del sitio se adscribió al Periodo Aguas Buenas, destacándolo como uno de los sitios más complejos de este periodo cultural para la parte alta del Valle del General y el sureste de Costa Rica (Corrales 2000, 2002). En esa oportunidad el propietario entregó algunos colgantes encontrados en la finca durante las actividades agrícolas.

Panorámica de una de las elevaciones artificiales del sitio arqueológico El Cholo. Foto tomada durante los

trabajos de mapeo en el 2000.

Colgantes de jade “social” encontrados en El Cholo

Las características de este yacimiento cultural motivaron a los arqueólogos Corrales y Blanco a efectuar un croquis o plano del lugar. Dicha etapa de trabajo se concretó en setiembre del año 2000, cuando se procedió a realizar un croquis del sector sur de la propiedad, en vista que la plantación de café se encontraba recién podado. Por medio de esta actividad se logró visualizar cuatro elevaciones, tres de ellas con forma circular, una elipsoide y otra alargada, con depresiones o plazas entre algunas estructuras. La altura de las mismas oscilaba entre los 90 cm a 2.32 m, con diámetros de 20 y 24 m. Esos montículos presentaban cantos rodados en superficie.

Para abril del 2002 se continuó con la planimetría del sector norte, ya que el propietario había cortado el café. Se determinó que las estructuras tenían el mismo patrón que en el sector sur (montículos y plataformas que conectaban a los mismos). Se dedujo que el área ocupada por los montículos y elevaciones, cubría aproximadamente dos hectáreas, aunque el sector con estructuras era de mucha mayor extensión (Corrales 2002).

Aprovechando los momentos en que se hacía el croquis, se recolectaron restos materiales de superficie, los cuales consistieron en fragmentos cerámicos y

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líticos, los cuales confirmaron que dicho sitio tuvo su principal desarrollo durante el Período Aguas Buenas (300 a.C. - 800 d. C) y culminando en el Periodo Chiriquí (800 -1500 d. C).

En julio de 2004 como parte de su investigación doctoral el arqueólogo norteamericano Roberto Herrera realiza un mapeo topográfico detallado del sitio. Según la investigación de Herrera mediante un análisis espacial de los patrones arquitectónicos y los artefactos del sitio El Cholo se reexaminaría la hipótesis de organización sociopolítica del Periodo Aguas Buenas, con la finalidad de esclarecer la estructura jerárquica para los asentamientos.

Para febrero – marzo de 2005, Herrera lleva a cabo excavaciones de prueba. Esta labor incluyó dos trincheras de 2 x 8 m y dos pozos de prueba de 1 x 2 m ubicadas en la parte central y sur del sitio arqueológico. Estas excavaciones se orientaban hacia un mayor conocimiento de la cronología del sitio y el control estratigráfico que ayudara a observar la organización espacial de los materiales y su asociación con la arquitectura (Herrera 2005).

R. Herrera durante marzo – agosto del 2006, continúa su investigación en el sitio El Cholo, excavando 7 operaciones de 4 x 4 m. Los trabajos evidenciaron la presencia de 3 áreas funerarias asociadas a pavimentos de cantos rodados y a estructuras rectangulares (Operaciones A, D y E) y de forma circular (Operación G). Conjuntamente este proyecto identificó zonas para la manufactura de instrumentos líticos (Operación A, F y G), así como un área de quema asociada con actividades domésticas o de preparaciones funerarias (Operación D). Los trabajos de Herrera contaron con la asesoría de los arqueólogos Aida Blanco y Francisco Corrales.

Vista de empedrado asociado a estructura habitacional cuadrangular excavado por R. Herrera en el 2005.

Nótese la poca profundidad a la que se encontraban las piedras (Foto cortesía R. Herrera).

El arqueólogo Roberto Herrera mostrando una de sus excavaciones

JUSTIFICACIÓN DEL ESTUDIO

La existencia de la posibilidad de un equilibrio entre el desarrollo de infraestructura y la protección de los recursos culturales ha sido un tema polémico en el que hasta el momento la peor parte la han llevado los sitios arqueológicos (Lange 1980; Arias y Chávez 1995; Corrales y Hoopes 2000).

La justificación del presente trabajo, radica en los aportes que este pueda brindar en la comprensión del proceso de desarrollo sociohistórico en el sureste de Costa Rica y en especial en el Valle del General.

En este momento la integridad del sitio El Cholo se encuentra en peligro inminente por varias razones: (a) la segregación de la finca madre y la

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construcción de caminos de acceso hacia las propiedades internas, (b) los recientes movimientos y nivelaciones del terreno por parte de maquinaria pesada, y (3) el creciente desarrollo de infraestructura de la zona donde se encuentra el sitio.

OBJETIVOS DEL PROYECTO

1. Rescatar la evidencia arqueológica remanente del sitio El Cholo después de haber sufrido la apertura de un camino y la nivelación de suelos con maquinaria pesada.

2. Documentar e incrementar el conocimiento sobre el sitio El Cholo por medio del estudio de sus contextos culturales y materiales.

3. Integrar y relacionar la información obtenida con la documentada para el Valle del General y la Subregión Diquis.

PROCEDIMIENTOS METODOLÓGICOS

A. Trabajo de campo

Para llevar a cabo la presente

investigación, se utilizaron métodos y técnicas de campo que permitieron el registro y recuperación sistemática de la información arqueológica. En el caso que nos ocupa, se planificaron una serie de actividades, las cuales se indican a continuación: (1) Reconocimiento y prospección intrasitio: Se realizó un recorrido sobre la totalidad de los terrenos, que abarca tanto el área directamente impactada por la maquinaria pesada, así como el sector periférico. Esta labor consistió en localizar mediante caminatas evidencia precolombina visible por medio de un conjunto de líneas paralelas orientadas de norte a sur y separadas entre sí cada 10 metros. Para conservar la orientación se utilizaron brújulas de mano marca Brunton. Una vez localizado algún tipo de evidencia cultural (e.g. cantos rodados, montículos, concentración de restos de

cerámica y lítica) se demarcaron sus límites con cinta de colores. (2) Colocación de cuadriculado de referencia: Se intentó recuperar el cuadriculado de referencia colocado por el arqueólogo R. Herrera a partir de la búsqueda de puntos fijos dejados en el terreno durante los trabajos de 2007. A partir de los puntos recuperados se instaló una nueva cuadrícula georeferenciada mediante un sistema de posicionamiento global (GPS) con puntos de intersección cada 10 m para establecer procedencia, densidad o localización espacial de la evidencia arqueológica. Igualmente sirvió de referencia para las recolecciones de superficie y la colocación de posteriores excavaciones. (3) Recolecciones de superficie: Una vez detectadas y señaladas las áreas con restos arqueológicos se realizaron recolecciones de materiales en superficie. (4) Sistema de pruebas de sondeo: Se estableció un sistema de pozos de sondeo en todo este sector del sitio El Cholo. Estos se colocaran utilizando la cuadricula de referencia. Cada cuadro de 10 x 10 m de la cuadrícula se dividió en unidades de 2 x 2 m, y los mismos se utilizaron para ubicar cada uno de los sondeos. Cada prueba se realizó de 2 x 2 m de diámetro, y se excavó en unidades métricas arbitrarias de 10 cm, hasta alcanzar un suelo culturalmente estéril. Su objetivo radicó en registrar la presencia / ausencia de materiales culturales que nos ayudaran a la definición de la extensión de los restos prehispánicos (según principio de continuidad), así como conocer la profundidad de la ocupación, y corroborar la información obtenida en superficie mediante el reconocimiento y prospección. Se recolectó todo el material arqueológico obtenido de los pozos de prueba, así como de ulteriores excavaciones. (5) Localización de excavaciones anteriores: Se procedió a ubicar los lugares donde se realizaron las excavaciones en 2007 de acuerdo a la información documental y gráfica disponible en el Departamento de

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Antropología e Historia del Museo Nacional de Costa Rica. La localización de estos espacios permitió labores de ampliación de los rasgos detectados por Roberto Herrera durante esa temporada de campo. (6) Excavación de trincheras y otras ampliaciones: En el caso que ameritó se realizaron ampliaciones de los pozos de prueba, mediante trincheras. Las trincheras se excavaron de 2 m de ancho y su largo varió de acuerdo a la naturaleza de las evidencias. En los casos que se requirió se realizaron ampliaciones de las trincheras para precisar naturaleza, definición espacial y conformación de los restos arqueológicos. (7) Recolecciones de muestras: En lugares seleccionados se tomaron muestras de tierra para efectos de flotación y muestras de carbón para su fechamiento por radiocarbono (C

14).

(8) Levantamiento topográfico y planimétrico: Una vez finalizadas las labores de prospección, recolección y excavación, se realizó un levantamiento topográfico y planimétrico de toda la evidencia arqueológica, y en complemento de los mapas existentes de este sector del sitio realizados por Corrales (2002) y Herrera (2005, 2007). (9) Registro de la información: Cada actividad de los trabajos arqueológicos fue registrada mediante diarios de campo, fotografías, mapas, dibujos, que se utilizaron para la preparación del presente informe.

B. Trabajo de laboratorio

En el laboratorio se desarrollaron

diversas actividades dependiendo de la naturaleza de los materiales culturales recuperados.

1) Análisis cerámico

Los restos de artefactos cerámicos es la evidencia más abundante observada en el registro arqueológico de nuestro país, y es

un instrumento diagnóstico y sensible en la determinación de cambios en el tiempo y espacio de las sociedades prehispánicas. De ahí que el análisis planificado para la muestra recolectada en esta investigación se orienta hacia la identificación de las particularidades propias del yacimiento cultural El Cholo, y su relación tipológicas – modal y morfo – funcional con otras estudiadas en la Subregión Arqueológica Diquis.

El material cerámico recolectado durante la presente investigación fue trasladado al laboratorio del Departamento de Antropología e Historia del Museo Nacional de Costa Rica en donde primeramente se procedió a su lavado, numerado y cuantificado básico. Seguidamente la muestra cerámica se estudio mediante los siguientes pasos:

- División de los materiales de acuerdo a unidad de recolección.

- Separación de acuerdo a los elementos diagnósticos presentes (e.g. bordes, soportes, asas, etc).

- Clasificación y cuantificación tipológica siguiendo las propuestas para la Subregión Diquis (Rago 1988; Baudez et al. 1993; Corrales 1988, 2000, 2002; Drolet 1984, 1985; Haberland 1955, 1959, 1961, 1976).

- En términos modales se trató el material como un conjunto aislado con el fin de poder realizar una comparación a nivel regional de presencia – ausencia de atributos particulares con otras clasificaciones documentadas (Rago 1988; Baudez et al. 1993; Corrales 1988, 2000, 2002; Drolet 1984, 1985; Haberland 1955, 1959, 1961, 1976). El análisis modal llevó al establecimiento de categorías en las cuales se dividieron los diferentes atributos, con base a aspectos formales.

- Se realizó una aproximación a la función de la cerámica a partir de sus características formales y de sus

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asociaciones contextuales, además de otros indicadores menos directos.

- Por ultimo, se presentan algunas observaciones generales pertinentes a la cerámica en cuestión.

2) Análisis lítico

La clasificación de la evidencia lítica se realizó a partir de criterios conocidos como (1) industria, (2) técnica de manufactura, (3) características morfológicas y (4) uso probable.

La industria es una categoría

fundamentada en el conocimiento de los artesanos sobre la utilización de ciertas materias primas para la confección de artefactos líticos, los cuales corresponden a una necesidad social. La técnica de manufactura se utiliza para determinar el procedimiento para la elaboración de los instrumentos de piedra. Por lo general se detectan maneras básicas como lasqueo, picado y pulido. Las características morfológicas es determinante para conocer la función del artefacto lítico. El conjunto de los criterios que se utilizó para el análisis lítico, conjuntamente con el desgaste y el contexto de cada espécimen, fue el conjunto de información para estimar el probable uso (Adams 1977).

Los resultados obtenidos se

compararon con otras clasificaciones líticas establecidas para al Subregión Diquis (Rago 1988; Corrales 1988, 2002; Drolet 1984, 1985).

RESULTADOS

A. De Campo

Un recorrido por los terrenos que

ocupa el sitio arqueológico permitió observar que solamente existía un área al sur que se encuentra actualmente con plantas de café, en donde se observaban al menos 2

montículos o promontorios artificiales con cantos rodados (piedras redondeadas de río) dispersos en su perímetro y parte superior. En diversos sectores de la propiedad se observaban los plásticos negros colocados por el arqueólogo R. Herrera luego de sus excavaciones científicas (Operaciones E, F y G) en El Cholo durante el año 2007.

Se decidió iniciar los trabajos en el

sector al norte del cafetal. Se limpió de maleza para observar mejor la conformación del suelo. Esta área tiene un ancho de unos 28 metros aproximadamente desde el centro de la trocha de acceso a la finca hasta el límite del sector tractoreado. Durante la limpieza de esta propiedad se localizó un punto (bandera naranja) de las utilizadas por R. Herrera como punto de intersección en el cuadriculado de referencia. Una vez limpio el lugar se observaron ciertas irregularidades en el terreno.

A partir del punto encontrado de R.

Herrera se instaló una nueva cuadricula de referencia con unidades de 10 x 10 m. Al punto de R. Herrera se denominó como 00 (punto alfa). Se tomó como referencia la esquina SW de cada cuadro para su denominación y registro de evidencia cultural.

1. Trinchera 1 y ampliaciones

Se colocó una trinchera de 10 x 2 m

que abarcó los cuadros 6N/2W al 10W/6N. Se inició la excavación en niveles de 20 cm, notándose una tierra muy suelta, homogénea de color café – negruzca. Se evidenció en todos los cuadros material cerámico fragmentado de diversas partes del artefacto (e.g. bordes, decoraciones, soportes, entre otras). Se observaron al menos 2 cantos rodados en la superficie de la trinchera 1, removidos de su lugar de origen durante las actividades agrícolas de la finca. La trinchera estaba colocada en la parte superior de una de las plataformas que existen el sitio.

Todos los cuadros se excavaron al

unísono para ir viendo la conformación del

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sitio. Durante la excavación del nivel 20 – 40 cm se notó un cambio de la coloración del suelo pasando a ser más rojizo pero igualmente suelto y con partículas de cascajo.

En los cuadros 6N/6W, 6N/4W y 6N/2W aparecieron en el piso, cantos rodados oblongos (piedras de río más largas que anchas) que parecían formar un empedrado, notándose grupos de 3 o 4 piedras. Estas piedras se colocaron orientadas NE/SW. Este empedrado podría corresponder a una calzada o camino pavimentado, ya que se notaban filas con una orientación NW/SE. Muchas de las piedras habían perdido ligeramente su posición original por factores culturales (agricultura).

Para darle continuidad y seguimiento a los cantos rodados se amplió la excavación hacia los cuadros 4N/0E y 4N/4W. En el cuadro 4N/0E en su esquina NE a una profundidad de 10 cm bajo superficie se localizó una hacha acinturada (Artefacto N

o

1) similares a las documentadas para la Subregión Diquís.

Se excavaron además, los cuadros

2N/2W, 4N/6W, 4N/8W y 4N/10W por lo cual la excavación se amplió a 12 cuadros de 2 x 2 m hasta una profundidad de 40 cm bajo superficie. A esta profundidad se evidenciaron varios agrupamientos de 4 piedras de forma oblonga, unos perfectamente alineados y otras que se han desplazado ligeramente por causas naturales y culturales. Por las características que presentaba nos señalaba la presencia de un espacio inhumatorio con rasgos funerarios donde las sepulturas fueron cubiertas con piedras formando arreglos a manera de tapa. A una profundidad de 40 cm teníamos unos 12 agrupamientos de cantos.

Para definir mejor la composición de

los rasgos funerarios se comenzó a excavar los cuadros 4N/0E, 4N/2W, 4N/4W, 6N/0E, 6N/2W y 6N/4W hasta dejarlos a 50 cm bajo superficie. Este nivel mostró una disminución de material cerámico con respecto a los

primeros 40 cm. Mediante la excavación afloraron otros dos agrupamientos de 4 cantos perfectamente articulados y unidos mediante sus lados.

En estos 6 cuadros se tenían 7

agrupamientos de piedras o rasgos funerarios. La mayoría compuestos por 4 cantos rodados, únicamente 1 rasgo en el cuadro 6N/2W presentaba 6 cantos rodados. El tamaño de los rasgos variaba entre los 1.08 m y 70 cm. Fue común observar entre los cantos rodados pequeñas piedras y fragmentos de cascajo que sirvieron de calza. Los cantos fueron seleccionados, colocados y alineados mostrando una parte plana (huella) hacia la parte de arriba. Se excavó en un estrato de coloración diferente a los primeros 40 cm. Este era más rojizo y en algunos sectores más compacta.

Una vez fotografiado y dibujados los

agrupamientos de cantos comenzamos a remover los cantos en busca de detectar las fosas. Una vez toda la unidad (6 cuadros de 2 x 2) de excavación a 50 cm, se limpió cuidadosamente el piso en busca de indicadores (tierra suelta, partículas de cascajo, restos cerámicos, cambios de coloración) que nos ayudaran a definir la forma de la fosa.

También, entre los agrupamientos de

cantos fue notable la presencia de tiestos (fragmentos de artefactos de cerámica). Se regó agua sobre la superficie tratando de observar la demarcación de las fosas, pero fue nulo, por lo que se decidió nuevamente excavar al unísono los 6 cuadros hasta los 60 cm bajo superficie. A esta profundidad aun no se identificaron la forma de las fosas. El material cerámico recuperado fue escaso. El suelo varió de consistencia. Aparecieron trozos grandes de cascajo (70 cm de largo) en algunos sectores, principalmente en el cuadro 4N/2W. En los cuadros 4N/0E y 6N/0E aparecieron conglomerados de cascajo de 20 cm de diámetro.

Una vez concluido el nivel 60 cm bajo superficie se raspó y limpió el piso de la excavación en busca de indicadores de la

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forma de las fosas, pero fue nulo. Se inició la excavación del nivel 60 - 70 cm retirando las piedras de los rasgos que se encontraban en el cuadro 6N/0E. Se concluyeron los 6 cuadros hasta una profundidad de 70 cm. El material cultural fue mínimo.

Se decidió únicamente excavar los cuadros 4N/0E y 6N/0E al nivel 70 - 80 cm. Se inició la excavación de los otros 6 cuadros de 2 x 2 m que se encontraban al W de los cuadros trabajados. En tal caso iniciamos con los cuadros 4N/6W y 6N/6W. Estos dos cuadros contenían 4 formaciones de piedras. En el cuadro 4N/6W en la esquina SE se definió un rasgo formado por 5 cantos rodados, 3 de forma oblonga sirvieron de paredes y 2 aplanados y circulares utilizados para el piso. Este rasgo tenía un largo de 66 cm y 48 cm de ancho.

Se siguió excavando los restantes

cuadros y en el 4N/10W se localizó una concentración de materiales cerámicos, consistente en 3 soportes altos sólidos cilíndricos y algunos bordes de una escudilla, todos pertenecientes al mismo artefacto. Estos restos se encontraron de la esquina SE y a 80 cm al N en el cuadro citado y a una profundidad de 50 cm bajo superficie.

Excavación de rasgos funerarios en la trinchera 1 y ampliaciones

Continuamos con la excavación de los 6 cuadros, removiendo las piedras y los pedestales, a la vez que se trataba de visualizar en el piso algún indicador que relacionara los cantos rodados con la forma de las fosas. Por medio de la excavación afloraron otras piedras que estaban asociadas con las “tapas” de las sepulturas a una profundidad de 60 cm.

Luego de excavar hasta los 70 cm

bajo superficie y retirar las piedras de un rasgo que se encontraba en el cuadro 6N/6W afloraron otros cantos que formaban un arreglo de cantos de 93 cm de largo y 45 cm de ancho.

A este mismo nivel (70 cm bajo

superficie) en el cuadro 4N/8W en la esquina NW se encontraron otras 4 piedras formando otro rasgo, con un largo de 70 cm y un ancho de 37 cm. Las piedras que lo conforman median entre 37 – 32 cm de largo por 18 – 10 cm de ancho. Estas piedras fueron de tamaño y forma similar a las localizadas en otros rasgos. Este fue el rasgo más profundo evidenciado en esta unidad de excavación. Con la excavación de este último nivel, toda la unidad de excavación (12 x 4 m) se encontraba a un mismo nivel (70 cm bajo superficie) exceptuando los cuadros 4N/2W y 6N/2W que estaban a 80 cm bajo superficie.

Durante la colocación y

compactación de la tierra en la unidad excavada (48 m

2), se localizó un pin de metal

correspondiente a uno de los puntos colocados por R. Herrera para su cuadriculado. Del otro punto encontrado de Herrera y retomado en el presente trabajo como punto alfa o 0N/0E existían 10 m. Este nuevo punto se localizó al N de la trinchera 1 por lo que nos confirmaba que se trataba de 2 puntos correspondientes a un lado de una unidad de la cuadricula de Herrera. Estos puntos de Herrera dejaba ver que la cuadricula de este arqueólogo no estaba orientada S - N, sino que fue instalada siguiendo la orientación de las calles del antiguo cafetal, por lo cual la actual cuadricula no coincidió con la de Herrera. El

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nuevo pin de Herrera se encontraba en el cuadro 8N/6W.

Se decidió ampliar la trinchera 1

quedando la misma de 32 m de largo por 2 m de ancho, abarcando la misma desde el cuadro 6N/0E hasta 6N/30W. Se excavaron cuadros alternos, sean los cuadros 6N/14W, 6N/18W, 6N/22W, 6N/26W y 6N/30W. Los mismos se excavaron los primeros 20 cm evidenciándose una capa de suelo muy compacta por lo seco del terreno producto del intenso verano que prevalecía en la zona. En algunos de los cuadros aparecieron algunos cantos rodados sin ningún orden aparente entre la superficie y los 20 cm, por ejemplo, en los cuadros 6N/14W, 6N/18W, 6N/22W, 6N/26W y 6N/30W. La excavación de estos cuadros evidenció poco material arqueológico, predominando restos cerámicos. El cuadro donde más se encontró cerámica fue el cuadro 6N/18W.

Continuamos con la excavación de

los cuadros alternos en la trinchera 1. A partir de los 20 cm bajo superficie apareció una tierra negrusca muy suelta con presencia de gran cantidad de material arqueológico (tiestos).

En el cuadro 6N/26W a una

profundidad de 45 cm se localizó el Artefacto N

o 2 consistente en una figurilla zoomorfa

estilizada que no permite una identificación clara del animal. Posiblemente se trate de una ocarina. Esta figurilla posee extremidades delanteras y traseras, cabeza y un cuerpo abultado. La cabeza no posee ningún rasgo definido (ojos, orejas, hocico, dientes). Es una figurilla hueca, notándose perforaciones circulares de 0.5 cm en el cuello, pecho y parte trasera. Este tipo de artefacto era la primera vez que se registra para este lapso de tiempo. Tiene un largo de 9.5 cm y una altura de 4.5 cm. Este artefacto apareció dentro del cuadro citado en las coordenadas 40 cm W / 45 cm N.

Figurilla zoomorfa

En el cuadro 6N/30W aparecieron dos guijarros de forma esférica de aproximadamente 8 cm de diámetro que parecieran corresponder a artefactos líticos (manos machacadores). Se recolectaron para su respectivo análisis en el laboratorio y determinar con exactitud su funcionalidad. Los mismos se encontraron a una profundidad de 40 cm y en las coordenadas 60 cm W / 90 cm S.

Durante la excavación del nivel 40 – 60 cm se observó el afloramiento del cascajo en diferentes sectores y proporciones. Fue notable que el cascajo aflorara a menos profundidad que en el inicio de la trinchera 1 y sus ampliaciones, donde surgió alrededor de los 80 cm bajo superficie, lo que podía estarnos indicando la presencia de plataformas artificiales con rellenos. Los cuadros 6N/18W, 6N/26W y 6N/30W se concluyeron a 50 cm, en tanto el cuadro 6N/26W se finalizó a 60 cm, ya que el piso de las unidades fue sumamente compacto por la presencia del cascajo y culturalmente estéril.

En el cuadro 6N/14W en su esquina

SE se localizó un rasgo similar a los detectados en el inicio de la trinchera 1 y sus ampliaciones formado por 5 cantos rodados. El rasgo estaba orientado NW - SE y las piedras de río estaban colocadas NE/SW. Los cantos habían perdido ligeramente su horizontalidad observándose el agrupamiento

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de piedras clavado hacia el SE. La primera piedra apareció a los 30 cm bajo superficie y medía 34 cm de largo x 13 cm de ancho, y la piedra que se observaba más profunda estaba a 40 cm bajo superficie. Este rasgo presentaba, al igual que los otros, piedras pequeñas metidas entre las ranuras a manera de calzas. El rasgo tenía un largo de 75 cm.

Una vez dibujadas las piedras, se

removieron para excavar bajo éstas. Debajo de los cantos se encontró una tierra suave por espacio de unos 30 cm con la presencia únicamente de algunos fragmentos pequeños de vasijas. 2. Trinchera 2

Se instaló una nueva trinchera

paralela a la trinchera 1 formada por 5 cuadros de 2 x 2, con unas dimensiones de 10 x 2 m. Esta trinchera abarcaba los cuadros 2N/14W, 2N/16W, 2N/18W, 2N/20W y 2N/22W.

En el cuadro 2N/14W se localizó otro

rasgo similar a los encontrados en la trinchera 1 y sus ampliaciones. En este caso el rasgo estaba formado por 3 cantos rodados de 40, 42 y 40 cm de largo x 23, 18 y 19 cm de ancho. En los espacios entre piedra y piedra igualmente fueron colocadas pequeñas piedras a manera de calza. Este rasgo apareció a los 20 cm bajo superficie y se encontraba orientado de igual forma que los descritos con anterioridad.

En el cuadro 2N/16W se localizó otro

rasgo formado por 4 cantos rodados con pequeñas piedras entre las uniones. Las piedras de este rasgo medían entre 30 y 37 cm de largo, y entre 14 y 17 cm de ancho. Este rasgo apareció a los 18 cm de profundidad y tenía un largo de 63 cm.

Se concluyó la excavación de la

trinchera 2 a una profundidad de 60 cm, notándose en los cuadros más al E una capa húmica mucho más gruesa, por lo cual en el cuadro 2N/22W la capa húmica es de 35 cm

y en el cuadro 2N/14W llegó a medir hasta los 60 cm. Luego del estrato húmico continuaba un estrato rojizo con cascajo y culturalmente estéril.

3. Trinchera 3 y definición de la

Estructura 1

Se decidió limpiar un poco la maleza en los bordes de la trocha de acceso para tener un panorama más claro y visualizar de mejor forma la destrucción provocada por la construcción de la calle. Además, se esperaba observar algunas piedras alineadas que podían ayudar a la colocación de una unidad de excavación para conocer la naturaleza del rasgo y conformación de la estructura destruida por la maquinaria pesada. En ambos lados de la trocha se dejaba ver un corte de unos 50 cm dejados por la maquinaria pesada con piedra de río dispersa a ambos lados.

Se instalaron 2 nuevas trincheras.

Las mismas se ubicaron sobre la elevación artificial al extremo E; misma donde se excavó la trinchera 1 y sus ampliaciones.

La trinchera 3 se ubicó al costado sur

de la trinchera 1, abarcando los cuadros 0N/2E, 0N/4E y 0N/6E. En el cuadro 0N/2E se localizó un rasgo funerario (sepultura) construido con cantos rodados de dimensiones menores a los registrados en la trinchera 1 y sus ampliaciones. Este rasgo tenia cantos rodados muy homogéneos con un promedio de 25 x 13 cm. Este rasgo era similar a los encontrados por R. Herrera en el año 2005. El rasgo estaba orientado NW/SE y media 1.50 m de largo x 90 cm de ancho. El rasgo se observó un tanto alterado principalmente en el sector SW y al NW faltándole algunos cantos posiblemente desplazados de su lugar original por la actividad cafetalera. Parecía que las paredes fueron piedras colocadas verticalmente y éstas cayeron hacia fuera de la sepultura o bien fueron colocadas con la unión de sus largos para formar el marco de la fosa. Además, daba la impresión de que presentaba “tapa” construida con cantos del

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mismo tamaño. Se dibujó y excavó el rasgo. En su interior se localizaron únicamente fragmentos de artefactos cerámicos (tiestos) hasta una profundidad de 90 cm.

En esta misma trinchera 3, en el

cuadro 0N/6E a una profundidad de 20 cm bajo superficie se ubicaron en el costado S del citado cuadro, 4 cantos rodados, los cuales continuaban hacia el cuadro 2S/6E.

Ante la presencia de estos cantos

rodados se decidió ampliar la excavación de la trinchera 3 a los cuadros 2S/6E, 2S/4E y 2S/2E, localizándose en la esquina SW del cuadro 2S/6E cinco piedras perfectamente alineadas y formando una línea NW/SE. La excavación del cuadro 2S/4E permitió identificar en la esquina SE una fila de piedras que conecta con la fila encontrada en el cuadro 2S/6E formando una escuadra de una estructura que se dirigía hacia la trocha realizada por la maquinaria pesada y que fue destruida por la construcción de la misma. Este rasgo arqueológico se denominó como Estructura 1.

Con respecto a las dos líneas de

cantos que se interceptaban formando un ángulo de 90

o se amplió la unidad de

excavación hasta completar 6 cuadros de 2 x 2 m. La línea NW/SE presentaba 8 cantos rodados perfectamente colocados y con una forma un tanto ovalada y con huella para una extensión de 2.10 m. Estos cantos median entre 41 - 35 cm de largo y 35 – 16 cm de ancho. En tanto la fila que se orientaba con una dirección SW/NE poseía 15 cantos rodados con una extensión de 4.50 m. En esta línea se observaba una sobreposición de dos cantos formando un muro de dos hileras. La fila NW/SE perdió esta primera fila superior quedando solamente la de abajo. Las dimensiones y forma de las piedras eran similares en las dos hileras. Esta estructura se encontró a 10 cm bajo superficie. Las piedras que formaban la estructura cuadrangular se encontraban ligeramente inclinadas hacia adentro. Era notable que las piedras fueran colocadas por los pobladores de El Cholo dejando una misma distancia de 1 cm entre una y otra.

Vista de la conformación de una de las esquinas de la

Estructura 1.

Se continúo con la definición de la

Estructura 1 que se encontraba en la trinchera 3 y sus ampliaciones. Se excavaron 10 cm más los cuadros que estaban en la parte externa del muro hasta localizar otra fila de piedras que formaba la base del muro de contención. Estos cantos rodados aparecieron colocados de perfil, perpendiculares a las dos filas superiores. Estas piedras median de largo (30 cm) x altura (15 cm), todas con un ancho de 10 cm. En suma, el muro evidenciado constaba de 3 filas de piedra de río sobrepuestas, una que servia de base y dos superiores, para una altura total del muro de 35 cm. Por medio de esta excavación se evidenciaron 6.60 m del perímetro (muro de contención) de una estructura cuadrangular ya que la maquinaria pesada destruyó la mayor parte de la misma durante la construcción de la trocha de acceso a la finca.

En el cuadro 6E/2S se localizó un

rasgo funerario similar a los encontrados en la trinchera 1 formado por 3 cantos rodados con calzas de pequeñas piedras y un borde de cerámica. El mismo media de largo 60 cm x 45 cm de ancho. Apareció a una profundidad por debajo de la base de la Estructura 1 (30 cm bajo superficie). Se dibujó y excavó hasta 1 m por debajo de las piedras. No se evidenciaron artefactos, a pesar de que era notable la excavación de una fosa ovalada en el cascajo por parte de los antiguos habitantes de El Cholo. La fosa

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bajaba en una tierra suelta de coloración rojiza. 4. Trinchera 4

La trinchera 4 se ubicó al N de la

trinchera 1 y sus ampliaciones, y constaba de 3 cuadros de 2 x 2 m, a saber los cuadros 12N/0E, 12N/2E y 12N/4E. La excavación de 2 niveles de 20 cm en esta trinchera no evidenció cantos rodados. Solamente el nivel 0 – 20 cm presentó restos culturales, en tanto el nivel 20 – 40 cm fue totalmente estéril. A los 40 cm no había aflorado el cascajo.

La trinchera 4 se concluyó a los 90

cm de profundidad, con la aparición del cascajo. El material cultural se limitó al estrato oscuro de unos 20 cm de espesor, seguido por la tierra colorada rojiza culturalmente estéril. En esta trinchera no se evidenció canto rodado alguno.

5. Definición de la Estructura 2

En un sector al N de la estaca

10W/10S se observaron unos cantos rodados en superficie que parecían constituir otro rasgo cuadrangular (dos líneas que se unían formando un ángulo recto). La Estructura 2 se encontraba con una orientación similar a la Estructura 1. La misma fue mayormente destruida por la construcción de la trocha de acceso a la finca. Una de las líneas NE/SW llegaba hasta una de las excavaciones de Roberto Herrera (Operación E) que se encontraba al W de la estaca 10S/20W; notándose aún el plástico negro que fue colocado previo al cubrimiento con tierra de la operación de 5 x 5 m del arqueólogo norteamericano. Se colocó un cuadriculado que abarcó tanto la parte externa como interna de la estructura abarcando 10 cuadros de 2 x 2. Primeramente se eliminó la cobertura vegetal que cubría el rasgo. La línea de piedras que se dirigía con una orientación SE/NW media alrededor de 3.10 m y la que se orientaba

NE/SW media 6.70 m hasta concluir con la excavación de R. Herrera.

Se continúo definiendo la estructura

cuadrangular o al menos la única esquina que no destruyó la maquinaria pesada. Una vez limpio el perímetro se observó que el muro perimetral de contención presentaba un patrón constructivo igual al de la Estructura 1, formado por la sobreposición de 3 hileras de cantos, una de las cuales constituía la base.

En la fila del muro que iba de SE/NW

se observaba que desapareció la hilera superior y de la segunda quedaban 5 cantos rodados solamente. La base estaba completa, formada por piedras colocadas de perfil. En el muro que se orientaba SW/NE se observaba igualmente que desapareció la primera fila o hilera superior de piedras. De la segunda se evidenciaban 8 piedras, en tanto de la base se mantenían en su posición original 9 cantos rodados. Había un sector de 1.30 m en este muro que las piedras fueron removidas al NW de la estructura, las mismas se notaban dispersas en esta área. Las piedras que formaban la segunda fila se observaron un tanto inclinadas hacia el interior de la estructura. El suelo donde se encontraba la Estructura 2 fue sumamente compacto que dificultó su excavación. Esta estructura prácticamente se encontraba en superficie.

6. Trinchera 5

Se instaló una nueva trinchera al

norte de la Estructura 2. La misma estaba formada por 3 cuadros de 2 x 2 m, específicamente abarcando los cuadros 2S/14W, 2S/16W y 2S/18W. En el cuadro 2S/18W el cascajo apareció a partir de los 25 cm bajo superficie, en tanto en el cuadro 2S/14W apareció a una profundidad de 50 cm. La frecuencia de material no fue distinta a lo observado en las trincheras cercanas, siempre asociado mayormente a los primeros 0 – 20 cm. Se localizaron algunas piedras de río entre 0 – 10 cm correspondientes a la Estructura 2.

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7. Trinchera 6

La trinchera 6 estaba conformada por

2 cuadros de 2 x 2 m. La misma se ubicó entre la Estructura 1 y la Estructura 2, entre la trocha de acceso y la trinchera 1. Las unidades que conformaban esta trinchera fueron los cuadros 6S/4W y 6S/6W.

En el cuadro 6S/6W a una

profundidad de 50 cm se localizó un rasgo funerario similar en patrón constructivo y orientación a los detectados en trincheras anteriores. Estaba formado por 3 piedras de río con unas dimensiones de entre los 38 – 40 cm de largo y 22 – 28 cm de ancho. El rasgo presentaba un largo de 83 cm x 50 cm de ancho. Se evidenciaron pequeñas piedras a manera de calza y colocadas rellenando los espacios que quedaban entre los cantos rodados dando una apariencia de un rasgo ovalado. En la pared sur (esquina SE del cuadro) se apreciaron 2 piedras que formaban otro rasgo funerario. Estas piedras median 41 cm de largo x 18 cm de ancho. El rasgo se excavó hasta 1 metro bajo el nivel de piedra, evidenciando únicamente material cerámico fragmentado.

8. Definición de la Estructura 2

(sector sur)

Una vez evaluados los terrenos al norte de la trocha nos trasladamos al lote que conservaba aún la plantación de café. Los trabajos se centraron en evaluar el daño provocado por la construcción de la trocha para lo cual se buscó en el corte dejado por la maquinaria pesada y en los metros próximos algún rasgo nuevo o el seguimiento de las estructuras localizadas y descritas anteriormente.

Frente a la Estructura 2 (sector sur)

desde que iniciamos los trabajos en diciembre se había observado una fila de piedras que iba ligeramente paralela a la trocha, por lo cual se decidió limpiarla y sondear con barra de metal en zonas aledañas. Esta labor llevó a evidenciar una fila de cantos rodados de 5.40 m. Estos

cantos se encontraban colocados SE/NW y la fila llevaba una orientación SW/NE. Se realizaron sondeos con barra de metal al E de los cantos, detectando algunas zonas empedradas dentro del cafetal. Esta línea se encontraba a 11 m de la base de uno de las elevaciones (plataformas) que se observaban dentro el cafetal.

Se colocó una cuadrícula de 6

cuadros de 2 x 2 m quedando en la esquina NW el punto 20S/20W. Esta unidad de excavación abarcaba los cuadros 22S/20W, 22S/18W, 22S/16W, 24S/20W, 24S/18W y 24S/16W.

La fila de cantos rodados

correspondía a un lado de la Estructura 2 localizada precisamente al otro lado de la trocha. Esta estructura fue destruida en su mayor parte por la construcción de esta vía de acceso.

De los 5.40 m de muro detectado

solamente 90 cm presentaban aún sus 2 filas de piedras. El resto solamente la primera y la que correspondía a la base. A partir de lo observado, la trocha atravesó el centro de la Estructura 2, evidenciado por la inclinación de las piedras del muro que estaban ligeramente desplazadas o inclinadas hacia la vía de acceso. Patrón similar se evidenció en las dos secciones de las estructuras descritas con anterioridad en el presente trabajo. A partir de lo anterior, se podría indicar que los rasgos funerarios encontrados asociados a esta estructura se encontraban en su exterior.

Excavando al lado externo del muro

se encontró una fila de cantos rodados de 2.75 m de largo. Esta fila estaba en la base de la estructura a manera de huella previa al ingreso a la estructura. Por las dimensiones (largo) podría corresponder a la entrada a la estructura. Estos cantos eran de forma ovalada con huella. La fila estaba formada por 8 cantos rodados y se encontraba a 15 cm de distancia del muro. En el sector central había un faltante de al menos 3 cantos rodados que fueron removidos por los antiguos pobladores cuando colocaron el

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rasgo rectangular que se encontraba al exterior del muro. El muro de esta estructura no presentaba la ultima piedra de base, colocada de perfil, tal y como se registró en la Estructuras 1 y 2. Solamente presenta 2 hileras de cantos. Las piedras de la línea externa colocada a manera de huella medían en promedio 30 cm x 19 cm.

En el cuadro 24S/18W se

evidenciaron a 20 cm bajo superficie dos concentraciones de piedras formando cada uno un rectángulo. La primera estaba formada por dos líneas paralelas de 6 piedras de río y en sus esquinas contrapuestas fueron colocadas una piedra verticalmente a manera de indicador. Este rasgo estaba orientado SE/NW y tenía un largo de 1.30 m y un ancho de 65 cm y presentaba un excelente estado de conservación. Todos los cantos fueron colocados formando un empedrado con una parte plana hacia arriba (huella).

El otro rasgo que se observaba, se

localizó en la esquina NE del cuadro 24S/18W. Estaba formado por 14 piedras, mucho más grandes que las utilizadas en la construcción del rasgo anteriormente descrito. El mismo estaba formado por 11 cantos rodados que formaban el marco (cajón de la sepultura) y su interior fue cubierto con 3 piedras a manera de tapa. El rectángulo tenía unas dimensiones de 85 cm de ancho por 135 cm de largo.

En el primero de los rasgos, los

cantos rodados fueron más homogéneos midiendo aproximadamente entre 26 – 36 cm de largo y 13 – 24 cm de ancho. En tanto en el otro rasgo las piedras que formaban el perímetro median en promedio 28 cm de largo x 19 cm de ancho. Las que fueron colocadas en el interior a manera de “tapa” eran un poco más grandes y median en promedio 36 cm de largo x 27 cm de ancho.

Se excavó uno de los rasgos

funerarios que se encontraba en el cuadro 24S/18W. El mismo presentaba “tapa” formada por 3 piedras grandes. No se encontraron artefactos, solamente

fragmentos cerámicos. La tierra en su interior era de consistencia suelta, todavía a 1 m bajo el nivel de la parte superior del rasgo funerario aparecieron tiestos.

En el costado externo del muro

encontrado, se localizó otro rectángulo junto a la fila de piedras. Este rectángulo media 45 cm de ancho x 1 m de largo. El mismo estaba formado por 2 líneas paralelas, una con 5 piedras y otra con 4. Se encontraba orientado en la misma dirección de los otros rasgos cercanos. Las piedras que formaban este rasgo median en promedio 24 cm de largo x 16 cm de ancho. Este rasgo se encontraba al mismo nivel que la segunda fila del muro.

Se excavó el otro rasgo que se

encontraba en el cuadro 24S/18W. Este presentaba la “tapa” formada por 12 piedras formando 2 hileras de 6 cantos. En ambos extremos se colocaron 2 piedras en forma vertical. La excavación interna del rasgo evidenció material cerámico fragmentado. Se observó una tierra arcillosa colorada rojiza de consistencia compacta por un espacio de 35 cm bajo el nivel de la “tapa”. Luego continuaba una capa de tierra negra suelta. A 1.20 m aparecieron 7 cantos colocados con su huella formando una línea W-E e igualmente correspondiente a un rasgo funerario. Se observó al inicio de la fila (lado NW) una roca de cascajo en posición vertical, similar a las localizadas en la parte superior. Esta hilera media 2 m y las piedras de W a E presentaban un promedio 43 cm x 26 cm. Estos cantos fueron más grandes que los encontrados hasta el momento en la construcción de los rasgos funerarios. Se observó la colocación de 2 rocas de cascajo entre los cantos en su lado N. Se excavó hasta 1.70 m y se encontró cascajo por todos lados. No se evidenciaron artefactos asociados, únicamente material fragmentado.

En esta unidad de excavación

colocada en el cafetal, se dificultó realizar con plenitud la definición y excavación de los rasgos arqueológicos presentes dentro ésta área, ante la indicación de los propietarios de no poder cortar ninguna planta de café; por lo

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cual el presente trabajo se centró en el espacio de 2.50 m comprendido entre el corte de la trocha y el inicio de este cultivo. Fueron notables por ejemplo los rasgos que se encontraban en los cuadros 24S/16W, 22S/16W, 26S/18W por debajo de las plantas, así como en el resto del cafetal. 9. Definición de empedrado asociado

al sur de la Estructura 1

Se sondeó con barra de metal el sector de 2.50 m que no tenia plantas de café y que se encontraba en frente o al sur de la Estructura 1. Este sector se encontraba a 7.40 m del portón de entrada a la finca y corresponde al sector donde el tractor realizó el corte más profundo en el terreno para la construcción de la trocha.

La idea en primer lugar fue localizar

otros sectores de la Estructura 1 al otro lado de la calle que no fueron destruidos por la maquinaria pesada. El sondeo con barra evidenció mucha piedra por lo que instalamos una unidad de excavación conformada por 6 cuadros de 2 x 2 m. La excavación de 10 cm de profundidad evidenció un empedrado formado por filas paralelas orientadas SE/NW que iban desde el mismo corte dejado por el tractor hasta 4 m dentro del cafetal. Los cantos tenían una huella y fueron colocados cuidadosamente uniendo fila con fila de una forma simétrica. Los cuadros trabajados fueron 12S/8E, 12S/6E, 14S/8E, 14S/6E, 14S/4E y 14S/2E. El empedrado fue mucho más amplio que la cuadricula establecida. En el sector central del empedrado se observaban al menos 3 rasgos funerarios formados por 3 grupos de líneas paralelas delimitados por cantos colocados de perfil siguiendo la misma orientación de las filas. En sus extremos o esquinas fueron colocadas piedras en posición vertical. Este empedrado se encontraba asociado a la parte externa (sector sur) de Estructura 1 y fue destruido por el paso de la maquinaria pesada durante la construcción de la trocha.

Uno de los rasgos funerarios (que se encontraba al extremo W) estaba formado por un empedrado de 16 cantos que formaban la “tapa”. Este medía 1.26 m de largo por 75 cm de ancho.

Al E del anterior se encontraba otro

rasgo con características similares y con unas medidas de 57 cm x 127 cm y su “tapa” estaba formada por 12 cantos formando un empedrado. Este rasgo no tenia piedras en posición vertical en sus esquinas, sino que las presentaba en uno de sus extremos (al centro del lado sur).

Vista de empedrado asociado a Estructura 1. Nótese la presencia de tres rasgos funerarios al centro de la foto.

El tercer rasgo se encontraba al E de

los anteriores. Este era el más grande de los 3, medía 170 cm x 67 cm y presentaba un empedrado de 20 piedras que formaban su “tapa”. Estos rasgos funerarios fueron construidos armoniosamente como parte del empedrado (tamaño de piedra y orientación) con lo que apenas eran perceptibles.

Se excavó el rasgo que presentaba

pequeños pilares (o piedras en posición vertical en sus esquinas), específicamente el que se encontraba al extremo W. Se removieron los cantos que formaban la “tapa” y se excavó en su interior hasta 1 m bajo nivel de piedras (1.10 m bajo superficie). Las piedras de la tapa medían en promedio 24 cm x 15 cm. Los primeros 30 cm fueron de tierra compacta café – rojiza con algunos

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fragmentos de tiestos. Luego le siguió un estrato de 20 cm de la misma tierra pero con partículas de cascajo. Luego continuaba un estrato de suelo un tanto más oscuro de unos 50 cm de espesor. A 1.10 m bajo superficie apareció el cascajo.

10. Definición de perímetro de

Estructura 3

Luego de concluir la unidad de excavación en el borde de la trocha en la cual se evidenció un empedrado asociado a la Estructura 1 y cercenado por el paso de la maquinaria pesada, nos trasladamos a la parte interna del cafetal para trabajar en uno de los montículos que aun se conservaban en el lugar. Sobre este promontorio se observaba el plástico negro con que se cubrió la excavación (Operación G) realizada por Roberto Herrera en el centro de la Estructura 3. En los bordes de la elevación se notaban cantos rodados y material cerámico fragmentado. Cabe destacar que este sector era un espacio desprovisto de plantas de café, lo cual facilitaba la limpieza del perímetro de la estructura.

Se extendió al sur la línea 10E para

la colocación del cuadriculado de referencia sobre el promontorio. Con sondeos de barra de metal se detectó una franja de al menos 1 metro de ancho alrededor de la elevación artificial. La limpieza del perímetro deja ver la utilización de diversos tamaños y formas de cantos rodados. En este caso a los antiguos habitantes de El Cholo les interesó no el tamaño, ni la forma, sino que tuviera una cara plana para que sirviera de huella.

La excavación de 10 cm de suelo

evidenció una primera fila que formaba un muro de 2 filas con un empedrado externo aparentemente no ordenado, sino que las piedras fueron colocadas llenando espacios y no filas. Durante la limpieza se recolectó gran cantidad de material cerámico y un soporte de una piedra de moler. Una mayoría de este material se encontraba entre los cantos que formaban el perímetro y el empedrado externo.

La orientación de la estructura es similar a todos los rasgos detectados en el presente trabajo (NW-SE). Una vez limpio el perímetro de la Estructura 3 notamos que la misma tenía una forma de “pera” con un círculo principal interno de 6 m y un pequeño pórtico de 1 m, por lo que dicha estructura tiene un largo de 7 m. La entrada a la estructura estaría al SE del promontorio. El montículo tenía una elevación de 90 cm sobre superficie.

La plataforma por la cual el tractor atravesó durante la construcción de la trocha tenía una elevación de 1.70 m y hace una hondonada para llegar a la Estructura 3.

La otra plataforma que se encontraba

al oeste de la Estructura 3 presentaba una elevación de 2 m, y un ancho de 22 m y un largo de 36 m. De la Estructura 3 a esta plataforma había 6 m de distancia en dirección este - oeste. Sobre esta plataforma R. Herrera localizó en la Operación F parte de una estructura cuadrangular similar a las Estructuras 1 y 2 evidenciadas en el presente trabajo. Era notable la gran cantidad de cantos sobre la parte superior de la plataforma observándose muchas piedras in situ colocadas en posición vertical que corresponden a esquinas de rasgos funerarios.

B. De Laboratorio

1. Comentario sobre la cerámica

Mediante el presente estudio se obtuvo una muestra de 2789 fragmentos de artefactos de arcilla cocida (tiestos). La identificación de dicho material como prehispánico se basó en criterios de forma, acabados de superficies, cocción y diseños decorativos. De total de fragmentos, 875 corresponden a partes diagnósticas de vasijas (bordes, decoraciones, soportes, asas).

La cerámica más representativa correspondió al Tipo Quebradas la cual consiste en tazones de paredes semi -

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rectas, decoradas con diseños geométricos de líneas incisas, paralelas, oblicuas o verticales. Estos elementos se ubican por debajo del labio y se extienden hasta el quiebre inferior del artefacto. Es característica de esta cerámica la presencia de un labio abultado y engrosado hacia el exterior. Este tipo cerámico también puede presentarse sin decoración incisa.

El Tipo Quebradas ha sido documentado para el Valle del General (Drolet y Siles 1988; Corrales 1988, 2002), para la cuenca media del río Térraba (Corrales, Borgnino y Lauthelin 1992) y en el Delta del Diquis (Baudez et al 1993).

Corrales (2002) sugiere que el predominio de la cerámica del Tipo Quebradas en el sitio arqueológico El Cholo sugiere una diferenciación local respecto a otras zonas del sureste de Costa Rica y Panamá Oeste donde este tipo de cerámica se encuentra en porcentajes muy reducidos o esta ausente.

Cerámica del Tipo Quebradas

Figuras modeladas asociadas al Periodo Aguas Buenas

También, fueron identificadas cerámicas pertenecientes a los tipos Corral Rojo, Cerro Punta Anaranjado, Bugaba Grabado y Guarumal Inciso, así como modos (e.g. soportes y aplicaciones modeladas de pastillaje) que se asocian cronológicamente al Periodo Aguas Buenas; lo que indica que el sitio El Cholo estaba inmerso en redes de interacción local (Valle del General) y regional (Subregión Arqueológica Diquis) durante dicho lapso.

En el cuadro 6N/26W a una profundidad de 45 cm se localizó una figurilla zoomorfa estilizada (Artefacto N

o 2) que no

permite una identificación clara del animal. Posiblemente se trate de una ocarina. Esta figurilla posee extremidades delanteras y traseras, cabeza y un cuerpo abultado. La cabeza no posee ningún rasgo definido (ojos, orejas, hocico, dientes). Es una figurilla hueca, notándose perforaciones circulares de 0.5 cm en el cuello, pecho y parte trasera. Tiene un largo de 9.5 cm y una altura de 4.5 cm.

2. Comentario sobre la lítica

El material lítico recuperado correspondió a 18 ejemplares, entre los que se identificaron: desechos de elaboración de instrumentos (lascas), artefactos de corta (hacha acinturada y fragmentos) y utensilios para la preparación de alimentos (mano machacadora, manos de moler y fragmentos de soportes de piedras para molienda. Un ensamblaje similar ha sido reportado con

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anterioridad para El Cholo (Corrales 2002, Herrera 2007).

Material litico: (a) mano machacador, (b-c) manos de moler, (d) soporte de metate, (e) fragmento de

hacha acinturada

CONSIDERACIONES FINALES

A partir del presente trabajo se puede indicar que:

1. El sitio arqueológico El Cholo (SJ-59-ECh) es un yacimiento precolombino multicomponente (que fue habitado durante diferentes lapsos continuos), teniendo su ocupación más fuerte durante el Periodo Aguas Buenas (300 a.C – 800 d.C); y multifuncional (que se evidencian actividades de índole doméstico, así como funerarias), el cual es de gran importancia para el conocimiento del desarrollo socio – cultural de los grupos humanos que se asentaron en el sureste de Costa Rica antes de la llegada de los europeos. Junto con el sitio Bolas en Buenos Aires y Barriles en Chiriquí, Panamá constituyen hasta ahora los sitios más complejos del Periodo Aguas Buenas.

2. Por las características de sus contextos, este sitio arqueológico adquiere importancia regional y temporal. El privarse de su estudio científico implica no contar con información para comprender el modo de vida de nuestros antepasados indígenas.

3. El sitio El Cholo es parte del patrimonio arqueológico nacional, y como tal es único, agotable y no renovable; una vez destruido su perdida es para siempre. Su destrucción conlleva que la sociedad costarricense sea el perjudicado principal, la cual debe ser resarcida por dicha perdida de acuerdo a lo que tipifique la legislación.

4. La destrucción de un sector del sitio arqueológico El Cholo también afectó el conocimiento sobre la historia de la región y la nación, enfatizando su identidad nacional. Esto por cuanto la sociedad deja de recibir publicaciones, charlas, exposiciones y otras actividades informativas, que habrían nutrido o sustentado el derecho de la población costarricense de conocer su pasado.

5. Mediante el presente estudio se excavaron 328 m

2. La profundidad de los contextos

varió de 10 cm hasta los 1.70 m dependiendo de la naturaleza del rasgo excavado. Las actividades de campo determinaron que la construcción del camino destruyó un área de 322 m

2 del sitio arqueológico donde se

encontraban dos estructuras cuadrangulares (cimientos de viviendas) cuyos muros fueron elaborados con piedras redondeadas de río, asociadas a áreas pavimentadas y zonas funerarias.

6. Se evidenció que en parte de la finca se realizaron movimientos de tierra con cortes de hasta 1 m de profundidad, así como el esparcimiento de la tierra acumulada de la nivelación del terreno sobre el sector de la carretera interamericana y la propiedad, compactación del suelo, recolección y apilamiento de cantos rodados (piedra de río)

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que formaban las estructuras arqueológicas que se encontraban en el lugar, causando una destrucción al conjunto de estructuras prehispánicas presentes en el lugar y previamente documentadas por F. Corrales (1996, 2000, 2002) y R. Herrera (2005, 2007). Esta nivelación de suelos provocó una destrucción en un área de 3150 m

2 del sitio

arqueológico.

7. Tal y como se indicó en el apartado de resultados, en el sector sembrado con café, se dificultó realizar con plenitud las actividades de campo, ante la indicación de los propietarios de no poder cortar ninguna planta de café; por lo cual el presente trabajo se centró en la franja de terreno de 2.50 m comprendida entre el corte de la trocha y el inicio del cafetal. Siendo evidente la gran cantidad de evidencia arqueológica que aun se encuentra dentro del cafetal y que requiere su pronto estudio.

8. Los estudios arqueológicos en este sitio han demostrado que a pesar de las labores agrícolas ahí realizadas y el huaquerismo sufrido, el sitio guardaba su configuración original y mantenía el conjunto de estructuras arquitectónicas en buen grado de conservación, además de zonas de inhumación sin perturbar.

9. En este momento el único remanente del sitio El Cholo, lo constituye el sector que se encuentra con cultivo de café, en la cual existen al menos dos estructuras arquitectónicas construidas sobre promontorios artificiales en excelente estado de conservación como fue evidenciado por la investigación científica de Roberto Herrera (Operaciones F y G) y documentado como Estructura 3 mediante el presente trabajo. Asociados a estas estructuras arqueológicas se encuentran zonas pavimentadas y áreas funerarias. Por lo cual el Estado costarricense deberá tomar las medidas que dicta el ordenamiento jurídico para su conservación y/ o rescate.

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