ESTRATEGICOS Y AUDACES

CAPITULO I

Todos esperan algo del líder juvenil, el equipo y el ministerio de jóvenes. Siempre debemos de apoyarnos en la expectativa de Dios para el ministerio

juvenil, porque es lo más importante, porque es a quien servimos, porque es lo que nos diferencia de cualquier otro lugar donde se reúnan jóvenes y porque es a quien debemos agradar, recordando que tenemos que basarnos en Su Palabra para que en cualquier circunstancia podamos seguir adelante.

El líder juvenil efectivo debe de acompañar a los jóvenes hacia la madurez hasta ayudarlos a ser cristianos que amen a Dios, sirvan al prójimo, sean un testimonio de Cristo ante otros y aprendan a obedecer la voluntad de Dios para sus vidas, acá se mencionan cuatro propósitos principales del ministerio juvenil: la adoración, el servicio, el evangelismo y el discipulado.

DESAFIOS PARA EL MINISTERIO

Elegir siempre las decisiones de lo que Dios espera de nosotros como del ministerio tratando siempre de agradarlo a Él y no a los hombres.

Fundamentar las bases del ministerio juvenil en la Palabra de Dios, para así poder estar seguros y sujetos al pensamiento de lo que Dios quiere para todos y cada uno de quienes forman el ministerio juvenil.

Conducir y dirigir a cada uno de los jóvenes para que puedan alcanzar la madurez en Cristo y así cada uno pueda agradarlo a Él con su vida.

CAPITULO II

Debemos de organizar nuestro tiempo, dinero y energía en lo importante ya que si no lo hacemos así nos desgastaremos en lo intrascendente, nuestro enfoque debe ser lo eterno las cuales son las relaciones dinámicas con Dios, los cristianos y el mundo.

Nuestra meta como líderes es guiarnos a nosotros mismos hacia la llenura del Espíritu Santo, porque nuestra mayor influencia sobre otros no será la de nuestras palabras, sino la de nuestra vida misma.

Para nosotros como hijos de Dios, lo más importante es guiar a los demás hacia Dios y su voluntad, lo que no queremos es atraer a los jóvenes hacia nosotros mismos ni solo llevarlos a alcanzar nuestras metas, sino por el contrario queremos que desarrollen madurez.

DESAFÍOS PARA EL MINISTERIO

Crear relaciones que valgan la pena, las cuales son relaciones con Dios, los cristianos y el mundo para así provocar un cambio en nuestro alrededor.

Buscar la llenura del Espíritu Santo para que cambie nuestro interior, para así reflejar cada día más el hecho de que somos de Dios y vivimos para Él.

Hacer liderazgo de la manera correcta, no atrayendo a los jóvenes a nosotros, sino guiándolos a la voluntad de Dios.

CAPITULO III

No somos un grupo más, hay algo especial que nos tiene que caracterizar y es la comunión, esta debe de ser con el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo y los unos con los otros como lo era con los primeros cristianos quienes perseveraban en la comunión fraternal.

Debemos de cuidar a los jóvenes, ya que siempre no hemos preocupado por cosas que son secundarias como por ejemplo: que actividades hacer, cuantos jóvenes asisten a las actividades, etc., pero la realidad es otra ya que en la vida no todo sale bien, a veces tenemos problemas familiares e individuales, fracasamos, pecamos, nos sentimos mal, nos desesperamos y perdemos el sentido de la vida. No siempre estamos alegres, no siempre somos tan espirituales como aparentamos, existen crisis y algunas son muy serias.

Lo más importante en la vida es desarrollar una relación de amor con otros, esa es la gran expectativa de Dios.

DESAFIOS PARA EL MINISTERIO

Hacer del grupo de jóvenes un lugar donde todos y cada uno puedan tener una comunión entre ellos, pero más importante aún, que cada quién pueda desarrollar un amor y una relación personal con Dios para que seamos más agradables a Él.

Cuidar a los jóvenes en la medida de lo posible, lo cual lo lograremos desarrollando conexiones vitales con ellos.

Lograr que todos y cada uno de los que asisten a la reunión de jóvenes puedan alcanzar una relación de amor con el prójimo.

CAPITULO IV

Tenemos la necesidad de que los padres de los jóvenes se involucren en el ministerio de una forma activa y positiva.

La mayoría de las veces en las reuniones que se tienen con los padres ellos exponen sus quejas y desacuerdos, casi siempre dicen deberían de hacer o no deberían de hacer, pero rara vez se ofrece la ayuda para solucionar los disgustos, por estas razones es necesario y bueno tener adultos rodeando a los jóvenes.

Hay que involucrar a los padres y a los adultos de la iglesia en el ministerio juvenil, para que sean de ayuda a nosotros, pero más importante a el crecimiento espiritual y relacional de los jóvenes con Dios, sus familias y la iglesia en general como congregación.

DESAFIOS PARA EL MIINISTERIO

Involucrar a los padres de los jóvenes, y a algunos adultos de la congregación en el ministerio juvenil.

Cada vez que se tenga alguna reunión con los padres de los jóvenes siempre escuchar sus quejas y desacuerdos, pero pedirles que también nos den alguna solución o alguna idea para solucionar las molestias, y así tomar en cuenta las opiniones de cada uno de ellos, al mismo tiempo que nos ayudarán a nosotros de alguna forma también los involucraremos.

Tomar en cuenta a los padres de los jóvenes para realizar distintas actividades con ellos y con sus hijos, promoviendo de alguna forma las relaciones familiares de cada uno.