especial internacional 07-06-14

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ESPAÑA: MONARQUÍA O REPÚBLICA SÁBADO 7 de junio de 2014 / Año 2 / N° 68 AFP Al conocerse la noticia de la abdicación del Rey Juan Carlos I y la sucesión al trono del príncipe Felipe. La Puerta del Sol en Madrid, como tantas otras plazas en España, se llenó de manifestantes y de banderas republicanas.

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Page 1: Especial Internacional 07-06-14

ESPAÑA: MONARQUÍA O REPÚBLICA

SÁBADO 7 de junio de 2014 / Año 2 / N° 68

AFP

Al conocerse la noticia de la abdicación del Rey Juan Carlos I y

la sucesión al trono del príncipe Felipe. La Puerta del Sol en Madrid,

como tantas otras plazas en España, se llenó de manifestantes y de

banderas republicanas.

Page 2: Especial Internacional 07-06-14

España: monarquía o repúblicaIntroducciónLa reciente abdicación del Rey Juan Carlos I ha suscitado reacciones populares contrarias a

una sucesión monárquica y en recla-mo de una consulta popular donde los españoles opten por la continui-dad de la monarquía o por la instala-ción de la tercera república.

El hecho evoca acontecimientos del pasado que aún siguen vivos en el imaginario de la población.

En primer lugar está el hecho de que España en dos situaciones optó por la república. En ambos casos, esta duró corto tiempo. La reacción de las oligarquías locales con el apoyo de Eu-ropa Occidental puso fin a la misma.

La última restauración monárqui-ca no fue una decisión de los pueblos de España, sino una decisión del dic-tador Francisco Franco.

Pero para entender el proceso ha-brá que matizar este hecho. Franco como su régimen, por encima de la mano dura que ejerció casi durante 40 años, se caracterizaba por ciertas ambigüedades y falta de transparen-cia. Esta característica de la persona-lidad de Franco se le hacía referencia popularmente con el dicho popular “lento pero seguro”.

La explicación viene al caso en el sentido de que en la sucesión al fran-quismo se barajaban tres alternati-vas. Una era la continuidad del fran-quismo sin franco. Esta alternativa la encarnaba Luis Carrero Blanco, el co-

Redacción internacional

2 7 de juniode 2014 37 de junio

de 2014

CARRERO BLANCO O LA CONTINUIDAD DEL FRANQUISMO SIN FRANCO

REY JUAN CARLOS I

En los hechos, la filiación del franquismo con Hitler era una realidad. Allí está la División Azul que partió hacia Alemania para participar en la invasión hitleriana a la Unión Soviética, pero formalmente el gobierno de Madrid había declarado la neutralidad en le Segunda Guerra Mundial gracias a un informe redactado en 1939 por Luis Carrero Blanco que suscitó la admi-ración del ‘Caudillo’ Franco y convirtió a Carrero Blanco en su hombre de confianza.Fue nombrado Subsecretario (1941) y Ministro de la Presidencia (1951), luego Vicepresidente (1967), lo que supuso un incremen-to creciente de su peso específico en el gobierno.En junio de 1973 fue nombrado Presidente del gobierno, lo que hacía pensar que se convertiría en el hombre fuerte del Estado a la muerte del dictador y en el pilar sobre el cual se sustentaría el franquismo sin Franco.La Operación Ogro fue planificada y ejecutada por ETA median-te considerable cantidad de explosivos colocados en el subsue-lo de la calle Claudio Coello, cerca de la Embajada de EEUU en Madrid. Al pasar Carrero Blanco con su coche Dodge 37000 GT (de alrededor de 3 toneladas de peso) se detonaron los explo-

sivos y Carrero y su coche volaron por encima de un edificio de varios pisos y terminó en una azotea del otro lado. Carrero simbolizaba mejor que nadie la figura del ‘franquismo puro’. Por otra parte, llegó a ser insustituible por su experiencia y capacidad de maniobra y porque nadie lograba como él man-tener el equilibrio interno del franquismo.La complejidad del atentado y su cercanía con la Embajada de EEUU hizo sospechar que tal vez otras organizaciones estuvie-ran implicadas, estando la CIA y su jefe de estancia en España González Mata, entre las más mencionadas. Pero ETA, desde el primer momento y en reiteradas ocasiones, se adjudicó la auto-ría de la operación.El caso es que en el año 2008 se desclasifica una nota de la Em-bajada de EEUU en Madrid al Departamento de Estado del Go-bierno de EEUU, en el que se afirma que el mejor resultado que puede surgir... sería que Carrero desaparezca de escena, con posible sustitución por el general Díez Alegría o Castañón.Ya fuera de la especulación, lo que queda claro es que la des-aparición de Carrero Blanco implicó que la posibilidad de la continuidad del franquismo sin Franco fue anulada.

Como ya se adelantó fue proclamado rey de España el 22 de noviembre de 1975 según la dis-posición del general Franco, donde juró acatar los Principios del Movimiento Nacional, desti-nados a perpetuar el franquismo. Pero en 1976 alentó la Ley para la Reforma Política, que fue votada por el Congreso de los Diputados el 18 de noviembre, con la cual se inicia la transición hacia la democracia formal. Pero antes de entrar en lo que es la transición propiamente dicha se va a arrojar luz sobre una de las polémicas que le rodearon siendo joven de 18 años.

En 1956, mientras los hermanos Juan Carlos y Alfonso jugaban con un revólver estando solos en la estancia, el arma en manos de Juan Carlos se disparó y alcanzó a Alfonso en la Cabeza. El mismo Don Juan exigió a Juan Carlos que jurara que no lo había hecho a propósito. Por encima de la información oficial, el hecho suscitó en su mo-mento muchas especulaciones. Franco en perso-na había impuesto que se silenciaran los detalles sobre lo ocurrido. Pero ya era vox pópuli el hecho de que Juan Carlos era quien sostenía el arma que disparó el tiro mortal. Se han dado muchas versiones sobre el caso, ninguna comprobada.

El Palacio Real no es la residencia de la familia real, sólo es utilizada en eventos oficiales y protocolares.

Salón del Trono en el Palacio Real.

Iñaki Urdangarín, esposo de la infanta Cristina,

ambos protagonistas del escándalo financiero del

Instituto Nóos.

Foto

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DON JUAN CARLOS O EL MONÁRQUICO LIBERAL

Juan de Borbón y Battenberg fue el padre del actual rey Juan Carlos I (al rey le llamaba Juanito para distinguirle de su padre). Desde la renuncia de Alfonso XIII como jefe de la Casa Real de Espa-ña el 15 de enero de 1941 (apenas un mes antes de su muerte), Juan fue el pretendiente al trono de España y encabezó la defensa de la causa mo-nárquica contra la dictadura de Franco, ligando el proyecto de restauración de la monarquía a una concepción política liberal y democrática (Manifiesto a los españoles, 1945), representando parte de la oposición al franquismo.Años más tarde, varias entrevistas con el ge-neral Franco lo convencieron de que no tenía intención de devolverle el trono, pero consin-tió en que su hijo Juan Carlos fuera educado en España bajo la tutela del dictador y en que éste lo nombrara sucesor con el título de rey en la Jefatura del Estado (19 de julio de 1969), aunque

este hecho distanció durante algunos años a padre e hijo. De hecho, no se puede considerar rey a Juan Carlos I según la tradición borbónica hasta que Juan de Borbón no abdicó en la per-sona de su hijo en 1977, una vez que comprobó las convicciones democráticas de su hijo, que el propio Don Juan había puesto en duda tras aceptar la propuesta de Franco de serle otorga-da la Jefatura del Estado a su muerte. Consiguió así la restauración de la monarquía borbónica, si bien al precio de renunciar a sus propias aspira-ciones a la Corona, pues fue Juan Carlos I quien había sido proclamado rey de España, el 22 de noviembre de 1975, según la disposición del ge-neral Franco, según la cual debía continuar el ré-gimen imperante. El 9 de marzo de 1976 tuvo el primer encuentro con su hijo tras su proclama-ción como rey. Para ello hizo un viaje a Madrid desde Lisboa, volviendo el mismo día.

nocido delfín de Franco y su brazo de-recho. Pero fue anulada por su muer-te a manos de un comando de ETA.

La segunda era seguir la línea su-cesoria de los borbones, y en este caso el rey debía ser Don Juan Carlos, pa-dre del actual rey. Esta alternativa fue descartada por el propio Franco al considerarle un “monárquico dema-siado liberal”.

La tercera fue la del actual rey Juan Carlos, no sin ciertas reticencias, como por ejemplo otorgarle sólo tem-poralmente las facultades de Jefe del Estado durante las reiteradas enferme-dades del dictador en sus últimos días.

El proceso es bastante más comple-jo. Al expresarse el rey que está op-tando por la abdicación y la sucesión de su hijo Felipe, los grandes medios de información nos bombardearon con teletipos, análisis y reportajes so-bre el rol vital del rey Juan Carlos y de Adolfo Suárez en la transición es-pañola hacia la “democracia”, anulan-do los hechos reales en el contexto ge-neral de aquella Europa como los del contexto local.

La Europa de aquella época, espe-cialmente sus centros de poder, vivía asustada por el fin del colonialismo portugués en África, como el fin de la dictadura salazarista vecina y pa-recida a la de Franco. El temor residía en que fuerzas políticas socialistas y comunistas jugaron papel primordial en este proceso de cambio con bases populares bien amplias contrarias a la dictadura. En este sentido el esfuer-

zo general europeo era evitar cam-bios radicales en España e influencia-ron marcadamente en la evolución de los acontecimientos hacia esta llama-da “transición a la democracia”.

En el contexto local habrá que se-ñalar que los últimos años de Franco, España ya lo había superado en los he-chos cotidianos, pero no en los cam-bios institucionales. La sociedad espa-ñola de aquellos años fue una de las más dinámicas en lo económico, po-lítico, social, mediático, en la produc-ción literaria, cinematográfica, en las artes plásticas, etc. Para entender este fenómeno se tiene que recurrir a un slogan y contra slogan.

Acabada la transición y en plena democracia, en plenas crisis econó-micos cíclicas y un desempleo galo-pante (alcanzaba el 25% de las fuerzas del trabajo) la derecha lanzó el slogan de “Con Franco se vivía mejor”. La iz-quierda respondió con el slogan de “Contra Franco se vivía mejor”.

Otro aspecto de la problemática es la continuidad de escándalos que acompañaron al rey Juan Carlos y a su familia, escándalos presentados por los consabidos medios de informa-ción, como sólo exclusivos de la etapa final de su reinado, pero veremos que no es así. Juan Carlos, a sus 18 años y antes de ser nombrado Príncipe here-dero, ya tuvo el primer escándalo por la muerte de su hermano.

Aquí sólo se va a retomar algunos de los aspectos importantes del proce-so monárquico en España.

Page 3: Especial Internacional 07-06-14

España: monarquía o repúblicaIntroducciónLa reciente abdicación del Rey Juan Carlos I ha suscitado reacciones populares contrarias a

una sucesión monárquica y en recla-mo de una consulta popular donde los españoles opten por la continui-dad de la monarquía o por la instala-ción de la tercera república.

El hecho evoca acontecimientos del pasado que aún siguen vivos en el imaginario de la población.

En primer lugar está el hecho de que España en dos situaciones optó por la república. En ambos casos, esta duró corto tiempo. La reacción de las oligarquías locales con el apoyo de Eu-ropa Occidental puso fin a la misma.

La última restauración monárqui-ca no fue una decisión de los pueblos de España, sino una decisión del dic-tador Francisco Franco.

Pero para entender el proceso ha-brá que matizar este hecho. Franco como su régimen, por encima de la mano dura que ejerció casi durante 40 años, se caracterizaba por ciertas ambigüedades y falta de transparen-cia. Esta característica de la persona-lidad de Franco se le hacía referencia popularmente con el dicho popular “lento pero seguro”.

La explicación viene al caso en el sentido de que en la sucesión al fran-quismo se barajaban tres alternati-vas. Una era la continuidad del fran-quismo sin franco. Esta alternativa la encarnaba Luis Carrero Blanco, el co-

Redacción internacional

2 7 de juniode 2014 37 de junio

de 2014

CARRERO BLANCO O LA CONTINUIDAD DEL FRANQUISMO SIN FRANCO

REY JUAN CARLOS I

En los hechos, la filiación del franquismo con Hitler era una realidad. Allí está la División Azul que partió hacia Alemania para participar en la invasión hitleriana a la Unión Soviética, pero formalmente el gobierno de Madrid había declarado la neutralidad en le Segunda Guerra Mundial gracias a un informe redactado en 1939 por Luis Carrero Blanco que suscitó la admi-ración del ‘Caudillo’ Franco y convirtió a Carrero Blanco en su hombre de confianza.Fue nombrado Subsecretario (1941) y Ministro de la Presidencia (1951), luego Vicepresidente (1967), lo que supuso un incremen-to creciente de su peso específico en el gobierno.En junio de 1973 fue nombrado Presidente del gobierno, lo que hacía pensar que se convertiría en el hombre fuerte del Estado a la muerte del dictador y en el pilar sobre el cual se sustentaría el franquismo sin Franco.La Operación Ogro fue planificada y ejecutada por ETA median-te considerable cantidad de explosivos colocados en el subsue-lo de la calle Claudio Coello, cerca de la Embajada de EEUU en Madrid. Al pasar Carrero Blanco con su coche Dodge 37000 GT (de alrededor de 3 toneladas de peso) se detonaron los explo-

sivos y Carrero y su coche volaron por encima de un edificio de varios pisos y terminó en una azotea del otro lado. Carrero simbolizaba mejor que nadie la figura del ‘franquismo puro’. Por otra parte, llegó a ser insustituible por su experiencia y capacidad de maniobra y porque nadie lograba como él man-tener el equilibrio interno del franquismo.La complejidad del atentado y su cercanía con la Embajada de EEUU hizo sospechar que tal vez otras organizaciones estuvie-ran implicadas, estando la CIA y su jefe de estancia en España González Mata, entre las más mencionadas. Pero ETA, desde el primer momento y en reiteradas ocasiones, se adjudicó la auto-ría de la operación.El caso es que en el año 2008 se desclasifica una nota de la Em-bajada de EEUU en Madrid al Departamento de Estado del Go-bierno de EEUU, en el que se afirma que el mejor resultado que puede surgir... sería que Carrero desaparezca de escena, con posible sustitución por el general Díez Alegría o Castañón.Ya fuera de la especulación, lo que queda claro es que la des-aparición de Carrero Blanco implicó que la posibilidad de la continuidad del franquismo sin Franco fue anulada.

Como ya se adelantó fue proclamado rey de España el 22 de noviembre de 1975 según la dis-posición del general Franco, donde juró acatar los Principios del Movimiento Nacional, desti-nados a perpetuar el franquismo. Pero en 1976 alentó la Ley para la Reforma Política, que fue votada por el Congreso de los Diputados el 18 de noviembre, con la cual se inicia la transición hacia la democracia formal. Pero antes de entrar en lo que es la transición propiamente dicha se va a arrojar luz sobre una de las polémicas que le rodearon siendo joven de 18 años.

En 1956, mientras los hermanos Juan Carlos y Alfonso jugaban con un revólver estando solos en la estancia, el arma en manos de Juan Carlos se disparó y alcanzó a Alfonso en la Cabeza. El mismo Don Juan exigió a Juan Carlos que jurara que no lo había hecho a propósito. Por encima de la información oficial, el hecho suscitó en su mo-mento muchas especulaciones. Franco en perso-na había impuesto que se silenciaran los detalles sobre lo ocurrido. Pero ya era vox pópuli el hecho de que Juan Carlos era quien sostenía el arma que disparó el tiro mortal. Se han dado muchas versiones sobre el caso, ninguna comprobada.

El Palacio Real no es la residencia de la familia real, sólo es utilizada en eventos oficiales y protocolares.

Salón del Trono en el Palacio Real.

Iñaki Urdangarín, esposo de la infanta Cristina,

ambos protagonistas del escándalo financiero del

Instituto Nóos.

Foto

s: W

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edia

DON JUAN CARLOS O EL MONÁRQUICO LIBERAL

Juan de Borbón y Battenberg fue el padre del actual rey Juan Carlos I (al rey le llamaba Juanito para distinguirle de su padre). Desde la renuncia de Alfonso XIII como jefe de la Casa Real de Espa-ña el 15 de enero de 1941 (apenas un mes antes de su muerte), Juan fue el pretendiente al trono de España y encabezó la defensa de la causa mo-nárquica contra la dictadura de Franco, ligando el proyecto de restauración de la monarquía a una concepción política liberal y democrática (Manifiesto a los españoles, 1945), representando parte de la oposición al franquismo.Años más tarde, varias entrevistas con el ge-neral Franco lo convencieron de que no tenía intención de devolverle el trono, pero consin-tió en que su hijo Juan Carlos fuera educado en España bajo la tutela del dictador y en que éste lo nombrara sucesor con el título de rey en la Jefatura del Estado (19 de julio de 1969), aunque

este hecho distanció durante algunos años a padre e hijo. De hecho, no se puede considerar rey a Juan Carlos I según la tradición borbónica hasta que Juan de Borbón no abdicó en la per-sona de su hijo en 1977, una vez que comprobó las convicciones democráticas de su hijo, que el propio Don Juan había puesto en duda tras aceptar la propuesta de Franco de serle otorga-da la Jefatura del Estado a su muerte. Consiguió así la restauración de la monarquía borbónica, si bien al precio de renunciar a sus propias aspira-ciones a la Corona, pues fue Juan Carlos I quien había sido proclamado rey de España, el 22 de noviembre de 1975, según la disposición del ge-neral Franco, según la cual debía continuar el ré-gimen imperante. El 9 de marzo de 1976 tuvo el primer encuentro con su hijo tras su proclama-ción como rey. Para ello hizo un viaje a Madrid desde Lisboa, volviendo el mismo día.

nocido delfín de Franco y su brazo de-recho. Pero fue anulada por su muer-te a manos de un comando de ETA.

La segunda era seguir la línea su-cesoria de los borbones, y en este caso el rey debía ser Don Juan Carlos, pa-dre del actual rey. Esta alternativa fue descartada por el propio Franco al considerarle un “monárquico dema-siado liberal”.

La tercera fue la del actual rey Juan Carlos, no sin ciertas reticencias, como por ejemplo otorgarle sólo tem-poralmente las facultades de Jefe del Estado durante las reiteradas enferme-dades del dictador en sus últimos días.

El proceso es bastante más comple-jo. Al expresarse el rey que está op-tando por la abdicación y la sucesión de su hijo Felipe, los grandes medios de información nos bombardearon con teletipos, análisis y reportajes so-bre el rol vital del rey Juan Carlos y de Adolfo Suárez en la transición es-pañola hacia la “democracia”, anulan-do los hechos reales en el contexto ge-neral de aquella Europa como los del contexto local.

La Europa de aquella época, espe-cialmente sus centros de poder, vivía asustada por el fin del colonialismo portugués en África, como el fin de la dictadura salazarista vecina y pa-recida a la de Franco. El temor residía en que fuerzas políticas socialistas y comunistas jugaron papel primordial en este proceso de cambio con bases populares bien amplias contrarias a la dictadura. En este sentido el esfuer-

zo general europeo era evitar cam-bios radicales en España e influencia-ron marcadamente en la evolución de los acontecimientos hacia esta llama-da “transición a la democracia”.

En el contexto local habrá que se-ñalar que los últimos años de Franco, España ya lo había superado en los he-chos cotidianos, pero no en los cam-bios institucionales. La sociedad espa-ñola de aquellos años fue una de las más dinámicas en lo económico, po-lítico, social, mediático, en la produc-ción literaria, cinematográfica, en las artes plásticas, etc. Para entender este fenómeno se tiene que recurrir a un slogan y contra slogan.

Acabada la transición y en plena democracia, en plenas crisis econó-micos cíclicas y un desempleo galo-pante (alcanzaba el 25% de las fuerzas del trabajo) la derecha lanzó el slogan de “Con Franco se vivía mejor”. La iz-quierda respondió con el slogan de “Contra Franco se vivía mejor”.

Otro aspecto de la problemática es la continuidad de escándalos que acompañaron al rey Juan Carlos y a su familia, escándalos presentados por los consabidos medios de informa-ción, como sólo exclusivos de la etapa final de su reinado, pero veremos que no es así. Juan Carlos, a sus 18 años y antes de ser nombrado Príncipe here-dero, ya tuvo el primer escándalo por la muerte de su hermano.

Aquí sólo se va a retomar algunos de los aspectos importantes del proce-so monárquico en España.

Page 4: Especial Internacional 07-06-14

4 7 de juniode 2014

En medio de la crisis económica, de los recortes, del paro y de los desahucios, el rey Juan Carlos I viaja a Botsuana para cazar elefantes.

Afiche relacionado con el escándalo financiero del yerno del Rey, Iñaki Urdangarín. Palacios reales y residencias oficiales del Rey de España.

Don Juan Carlos, padre del actual Rey, fue monárquico liberal vetado por Franco.

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LA TRANSICIÓN

REALIDADES Y ESCÁNDALOS

Ya se mencionó en la parte introductoria el efecto de la Revolución de los Claves en Portugal, que puso fin a la dictadura salazarista y los miedos que suscitó en los centros de poder europeos, volcando grandes es-fuerzos de variada índole para encauzar la transición española por canales “convenientes”.El contexto propio de España era bien complejo y dinámico. Como ya se adelantó, en los últimos años de la vida de Franco, su régimen se mantenía a nivel de las instituciones, pero en la vida real y cotidia-na la gran mayoría de los españoles había dejado de serlo. Frente a la censura de libros y de cine, los españoles se las ingeniaban para traerlas desde el exterior. Los medios de información como la muy conocida revista semanal Triunfo, entre otras, recu-rría a la noticia internacional para hacer paralelismo como situaciones internas que la censura no permi-tía. Las luchas estudiantiles y obreras eran constan-tes como igual lo era la represión de las mismas. En fin, esta efervescencia abarcaba los demás sectores de la vida de una sociedad. Respecto de la lucha contra el franquismo hay que se-ñalar que ninguna fuerza puede adjudicarse la derro-ta del mismo. Franco murió de muerte natural por en-fermedad, aunque el franquismo ya había dejado de ser válido para la mayoría de los españoles, mientras las instituciones que seguían vigentes eran el Ejército, la Guardia Civil y la eficiente policía política. La pro-longación del franquismo se debía a que no había un acuerdo consensuado o generalizado sobre la alterna-tiva al franquismo. La transición implicó forzar esta salida hacia una monarquía constitucional y de régimen parlamenta-rio bicameral. El Pacto de la Moncloa es el que asienta el marco de la transición. La participación de las fuerzas políticas en la vida política estaba condicionada a su aceptación del régimen monárquico, dándole garantías respecto de las libertades políticas y sindicales. El caso del que fue entonces Secretario General del Partido Comunista Español (una de las fuerzas más destacadas en la lucha antifranquista junto con su Co-misiones Obreras), Santiago Carrillo, es un claro ejem-plo de lo dicho. Aún con el franquismo vigente ingresa clandestina-mente en España y hace esporádicas apariciones pú-blicas, siendo su partido ilegal. A Carrillo el Pacto de la Moncloa le plantea la disyuntiva de lograr la legaliza-ción del partido a cambio de su adhesión a la monar-quía. Dicho de otro modo, se logra una “transición a la democracia” por métodos nada democráticos. Obviamente hay bastantes más datos sobre la transi-ción, pero que no cambian este aspecto sustancial de la misma.

La transición se tradujo en el bipartidismo con alternan-cia en el poder entre el Partido Popular (continuidad moderna del franquismo) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Entre un partido y el otro, los españoles notan cada vez menor diferencia y ambos han sido res-ponsables de reiteradas crisis económicas, como la de los años noventa del siglo pasado, donde el desempleo alcanzó el porcentaje récord del 25% de la población trabajadora. En la actual crisis que se prolonga desde el año 2008 este porcentaje alcanzó el 26%.Mientras la población vive estas condiciones, la familia real vive otras realidades. El 14 de abril de 2012, Juan Carlos I sufrió una fractura de cadera durante una ca-cería de elefantes a la que había sido invitado en Bot-suana, lo que levantó críticas desde distintos ámbitos debido a que ocurrió en la peor semana de la crisis eco-nómica española de 2008-2014 y tras un discurso en el que el Rey había pedido “rigor” y “sacrificios” a los españoles.Para hablar de las aventuras amorosas del Rey hacen falta muchísimas páginas, por lo cual sólo se menciona este hecho sin más detalles.

La relación del Rey con el medio de negocios privado es de conocimiento público. Es rara la ocasión en que viaje al exterior en visitas oficiales sin que le acompañe numerosa delegación de empresarios. Pero a lo largo de estos años se especuló sobre sus riquezas y corrupción, pero sin comprobar alguna de estas especulaciones. En cambio su hija, la infanta Cristina, y su esposo, Iñaki Urdangarí, se vieron directamente implicados el 12 de diciembre de 2011 en el escándalo del Instituto Nóos, tras las informaciones aparecidas en los medios de co-municación acerca de la probable imputación por mal-versación, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales. El juicio aún no ha concluido.En este contexto, no es de extrañar las reacciones po-pulares contra los dos partidos, Partido Popular y PSOE, contra el sistema que margina a las mayorías y contra la misma familia real. Aunque las últimas elecciones al Par-lamento Europeo han significado un duro golpe al parti-dismo que algunos interpretan que este factor haya sido uno de los motivos de la abdicación del Rey, aún no se vislumbra una alternativa a la situación actual que cada vez provoca mayor rechazo de los pueblos de España.