escuela 16 del de 8 (1)

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Se trata de una recreación de un episodio de la novela Octubre, un crimen: el “encuentro de la carta” y está basada en un hecho real pues los alumnos de esta escuela -la Escuela Nº 16 del Distrito Escolar 8º- hallaron en un baño, mientras leían la obra de Norma Huidobro, una carta de amor del año 1951. La Carta Perdida Por Sheila Suárez Empezaban las clases, yo estaba muy contenta ya que vería a mis amigos nuevamente. Lo malo era que tendría que soportar de vuelta a la bruja, la profesora de música, reitero ¡LA ODIO!, pero eso es otra cosa. Me reencontré con mis amigas y fuimos al baño, como siempre. Se ve que no son tan amigas porque me encerraron en el baño de arriba del colegio. Intentando escapar por arriba, me paré en el inodoro y me caí al piso muy fuerte. Lo raro es que una baldosa se saltó y de curiosa que soy, la saqué y encontré un papel, lo seguí tironeando y resultó ser una carta. La guardé en el bolsillo del guardapolvo y logré escapar. Llegué al aula, casualmente estaban en la clase de música. Como siempre, la profesora (si se la puede llamar profesora) me dijo “Fernández, Melina ¿qué hace llegando a estas horas a clase?” No le respondí, las miré a mis amigas y me senté sola.

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Proyecto Escribir como lectores Re creación de un episodio de la novela Octubre, un crimen: el “encuentro de la carta”

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Page 1: Escuela 16 del DE 8 (1)

Se trata de una recreación de un episodio de la novela Octubre, un crimen: el “encuentro de la carta” y está basada en un hecho real pues los alumnos de esta escuela -la Escuela Nº 16 del Distrito Escolar 8º- hallaron en un baño, mientras leían la obra de Norma Huidobro, una carta de amor del año 1951.

La Carta PerdidaPor Sheila Suárez

Empezaban las clases, yo estaba muy contenta ya que vería a mis amigos nuevamente. Lo malo era que tendría que soportar de vuelta a la bruja, la profesora de música, reitero ¡LA ODIO!, pero eso es otra cosa.

Me reencontré con mis amigas y fuimos al baño, como siempre. Se ve que no son tan amigas porque me encerraron en el baño de arriba del colegio. Intentando escapar por arriba, me paré en el inodoro y me caí al piso muy fuerte. Lo raro es que una baldosa se saltó y de curiosa que soy, la saqué y encontré un papel, lo seguí tironeando y resultó ser una carta. La guardé en el bolsillo del guardapolvo y logré escapar. Llegué al aula, casualmente estaban en la clase de música. Como siempre, la profesora (si se la puede llamar profesora) me dijo “Fernández, Melina ¿qué hace llegando a estas horas a clase?” No le respondí, las miré a mis amigas y me senté sola. Llegó la hora de irnos y me tocó a mí y a una compañera arriar la bandera. Me tomé el colectivo y me dejó a unas 3 cuadras de mi casa, así que tuve que caminar. Saqué la carta que había guardado. La carta decía:

San Nicolás 13/11/51Adorado amor mío:

Vida… ¿cómo estarás tú a estas horas? Son ya las 17 hs. Y me imagino la nerviosidad que tendrás.

Viejita, hasta este momento me fue completamente imposible escribirte unas líneas. Te contaré todo lo que he hecho desde el jueves, día en que te escribí mi última carta.

El viernes nos pasamos haciendo arreglo de equipo desde las primeras horas de la mañana hasta las 23 hs., en que nos fuimos a acostar.

Nos levantamos el sábado a las 3 de la mañana, y a las 4 ya estábamos en viaje. Llegamos a Capilla del Señor a las 9 hs., y luego de instalarnos “cómodamente” en la comisaría hicimos un asado ahí mismo y almorzamos. Luego dormimos hasta las 2 de la tarde. Esa tarde hicimos un ensayo que duró hasta las 20.30 hs.

A mí me tocó estar en la estación de trenes, teniendo que recibir y transmitir órdenes por teléfono. ¡Ese día pensé tanto en ti! ¿Sería porque era 10 del mes? ¿O quizás porque te adoro con

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pasión, mi vida?Bueno, si tú me miras así, no podré seguir contándote. Así que, Srta. Etcheverry, mire hacia

otro lado que voy a seguir mi narración.El día domingo estuve en la estación, o sea en mi puesto, desde las 5 hs., hasta las 24. No

pudimos viajar esa noche pues la lluvia empantanó todos los caminos, y teníamos 16 km. de tierra hasta llegar al pavimento. Salimos recién ayer, lunes, a las 8.30 hs. de la mañana, para llegar recién a las 17 hs. al cuartel.

Bueno, viejita, todo lo que he hecho en estos días te lo he contado, pero lo más importante de todo no te lo he dicho y es lo siguiente; que en todas estas largas horas, tu presencia en mí se hizo más fuerte que nunca.

Siento unos deseos enormes de tenerte en mis brazos y de estrujarte fuertemente contra mi pecho, de sentir tu aliento sobre mi cara, de estar nuestras bocas juntas, ¡de todo ello!

¡Quisiera poder besarte, besarte hasta quedar los dos dormidos, con un sueño dulce y apacible, el uno en brazos del otro!

¡Te amo, vida, con todo mi ser! ¡Te idolatro con todas las fuerzas de mi corazón!(…)

Yo me pregunté: ¿Qué haría allí la carta, en el baño? ¿Cuál será la historia de la escuela? Muchas dudas por un día. Hice una lista de preguntas que me surgieron al momento: ¿qué había en la escuela en 1951? ¿Quién vivía en la escuela?

Llegó el martes, en el recreo fui a la biblioteca con la excusa de que haría la tarea de Ciencias Sociales. Le pedí a la bibliotecaria que me prestara el libro en el que contaba la historia del colegio desde sus principios. Averigüé que la escuela funcionaba de la misma manera que ahora, aunque en ese entonces era de jornada simple.

Se me ocurrió ir a hablar con la directora y preguntarle si me prestaría las fichas de alumnos inscriptos y del personal, con la excusa que quería saber sobre la escuela para hacer un trabajo práctico. Me dijo que no, pero como dice mi mamá “Una caída no es derrota” (unos de los tantos dichos que dice mi mamá).

Planeé entrar en la escuela. Le sacaría las llaves a mi papá ya que es de la cooperadora y entraría al cuartito que hay apenas entrás a la escuela (es la escuela “Ramos Mejía”).

Le dije a mi papá que iría a la casa de Chini (mi amiga) y allí estarían: Aylu, Chuly y Mely (me reconcilié con mis amigas). Ellas me cubrirían diciendo que me olvidé algo en mi casa y tendría que ir a buscarlo.

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Como le pude sacar las llaves a mi papá cuando estaba durmiendo, fui al colegio con una linterna, por las dudas nunca se sabe. Entré en el cuartito que ya mencioné y “bingo” encontré lo que buscaba, esa bendita carpeta de 1951 con todos los datos de ex alumnos, personal y maestros. Encontré una señorita Etcheverry que era maestra, como la de la carta. Busqué toda su data y vivía en Sarmiento al 4100 ¡Era exactamente la misma dirección donde vivo yo! Saqué un papel de las pistas que sé:

La carta es del año 1951. Quién es el destinatario. Dónde estaba la carta. Dónde vivía la señorita Etcheverry. Era maestra del colegio.

Por suerte hice todo esto en una hora. Tomé prestada la carpeta donde estaban los datos (prefiero llamarlo así) y volví a lo de mi amiga.

Les quise contar lo que descubrí y averigüé, pero no sé por qué tenía la sensación de que no les podía contar. Pero pensé un minuto ¿qué harían si les cuento? Más que creerme loca o como se dice ahora “Chamuyera”, ¿qué podrían hacer?

Les conté y fue todo lo contrario se sorprendieron y me dijeron que me ayudarían para lo que necesitara (bueno con lo que me hicieron tendrían que hacer algo por mí).

Nos dividimos: yo averiguaría quién vivía en mi casa en dicha fecha y ellas me cubrirían con mis padres.

Le pregunté a la dueña del edificio que era muy viejita quien había vivido ahí para esa época y me dijo que vivía una chica que se llamaba Luisa Etcheverry, pero ya estaba muerta. Así que al otro día fui al cementerio a buscar algún dato, porque lo más posible y lógico era que estuviera muerta.

La recepcionista buscó en los datos y nada…pero a los pocos segundos apareció una señora Etcheverry en los datos. Esta señora había nacido el 8 de junio de 1932, su nombre completo era Luisa Etcheverry y casualmente tenía un novio. Volví al colegio y descubrí que Luisa para 1951 estaba haciendo pasantía en el colegio, junto con el novio, Juan. Pero

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al poco tiempo él tuvo que viajar. Juan le dijo que le mandaría una carta. Lo que ella no sabía es que Juan le iba a mandar la carta a través del hermano.

Un día el hermano le iba a dar la carta a Luisa, pero ella se la sacó pensando que era un papelito y se le cayó en el baño.

Les conté la historia a todos mis conocidos. Ahora soy escritora me hice famosa por escribir esta

gran historia.