escritura cronística e ideología histórica

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Escritura cronística e ideología histórica La Chronica latina regum Castellae Francisco BAUTISTA De las varias maneras de acercarse a un texto historiográfico, me gustaría intentar aquí una aproximación a la Chronica latina Regum Castellae desde el  punto de vista de su formalización del pasado y de los elementos estructurales que le sirven a su autor para dar un sentido a la materia narrativa de la que trata1. O aquello que, para utilizar una expresión puesta en circulación por Georges Martin, podemos llamar su «modelo historiográfico» : una forma del arte de historiar, y una forma concebida o contemplada como ejemplar para el futuro2. Bajo estas perspectivas, en las páginas que siguen, trataré de examinar el lugar y el papel que le corresponde a tres de los elementos que de una forma general caracterizan el proyecto y la redacción de la crónica, esto es : su castellanismo o si se prefiere su olvido o abandono del goticismo ; la  perspectiva internacional, por decirlo así, del texto ; y por último la impronta cruzada, el lenguaje cruzado que preside buena parte de la narrativa. 2La Chronica de Juan de Soria es un texto cronístico singular y complejo por varios y diferentes motivos. En primer lugar, porque no abundan en la historiografía latina peninsular los textos ceñidos estrictamente al presente, dejando a un lado algunas contadas excepciones como la crónica de Alfonso VII. Más preocupada por situar el momento actual bajo la luz del pasado, la historiografía hispanolatina se agota por lo común en la presentación de los hechos pretéritos, como si fuera en ellos en los que cupiera buscar y hallar la definición del presente, y no en el presente mismo. Tanto es así, que muchas de las crónicas ni siquiera llegan a los momentos más cercanos a la propia escritura, o cuando lo hacen es de forma apresurada y difusa, como a regañadientes. 3 La mención de estos dos textos nos revela ya una diferencia fundamental no sólo frente a la Chronic (...) 3Pero también estamos ante un texto singular porque resulta extraordinariamente escurridizo en cuanto a sus fuentes, tanto para la primera  parte prologal dedicada a referir brevemente la trayectoria de Castilla hasta el comienzo del reinado de Alfonso VIII, como para la sección fundamental de la crónica, que arranca en ese momento. El último intento historiográfico de amplio calado en León y Castilla había sido la Chronica Naierensis (ca. 1190),  pero esta obra sólo llega hasta el final del reinado de Alfonso VI. Poco antes

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Escritura cronstica e ideologa histricaLa Chronica latina regum Castellae

Francisco BAUTISTA

De las varias maneras de acercarse a un texto historiogrfico, me gustara intentar aqu una aproximacin a la Chronica latina Regum Castellae desde el punto de vista de su formalizacin del pasado y de los elementos estructurales que le sirven a su autor para dar un sentido a la materia narrativa de la que trata1. O aquello que, para utilizar una expresin puesta en circulacin por Georges Martin, podemos llamar su modelo historiogrfico : una forma del arte de historiar, y una forma concebida o contemplada como ejemplar para el futuro2. Bajo estas perspectivas, en las pginas que siguen, tratar de examinar el lugar y el papel que le corresponde a tres de los elementos que de una forma general caracterizan el proyecto y la redaccin de la crnica, esto es : su castellanismo o si se prefiere su olvido o abandono del goticismo ; la perspectiva internacional, por decirlo as, del texto ; y por ltimo la impronta cruzada, el lenguaje cruzado que preside buena parte de la narrativa.

2La Chronica de Juan de Soria es un texto cronstico singular y complejo por varios y diferentes motivos. En primer lugar, porque no abundan en la historiografa latina peninsular los textos ceidos estrictamente al presente, dejando a un lado algunas contadas excepciones como la crnica de Alfonso VII. Ms preocupada por situar el momento actual bajo la luz del pasado, la historiografa hispanolatina se agota por lo comn en la presentacin de los hechos pretritos, como si fuera en ellos en los que cupiera buscar y hallar la definicin del presente, y no en el presente mismo. Tanto es as, que muchas de las crnicas ni siquiera llegan a los momentos ms cercanos a la propia escritura, o cuando lo hacen es de forma apresurada y difusa, como a regaadientes.

3 La mencin de estos dos textos nos revela ya una diferencia fundamental no slo frente a la Chronic (...)3Pero tambin estamos ante un texto singular porque resulta extraordinariamente escurridizo en cuanto a sus fuentes, tanto para la primera parte prologal dedicada a referir brevemente la trayectoria de Castilla hasta el comienzo del reinado de Alfonso VIII, como para la seccin fundamental de la crnica, que arranca en ese momento. El ltimo intento historiogrfico de amplio calado en Len y Castilla haba sido la Chronica Naierensis (ca. 1190), pero esta obra slo llega hasta el final del reinado de Alfonso VI. Poco antes de nuestro texto, encontramos un inters por la historiografa, en particular en Toledo, con la actualizacin del Liber regum y la composicin de los Anales toledanos primeros (ca. 1220)3. En cualquier caso, y pese a que esa seccin prologal de la Chronica latina muestra alguna concordancia con el Liber regum, ni esta obra pudo proporcionar al autor todos los datos que presenta ni el conocimiento de la misma por parte de Juan de Soria resulta evidente.

4 Sobre la fecha, vanse los datos aducidos por Luis. CHARLO BREA en la introduccin a su edicin de (...)5 Aunque algunas omisiones son difciles de entender, como la que se refiere a la actuacin de Bereng (...)4Tampoco resulta nada clara la influencia y recepcin de este texto, as como sus motivaciones. La obra da la impresin de haber sido redactada en diferentes etapas, con seguridad una de ellas a fines de 1226, y la segunda y definitiva diez aos despus, a fines de 12364. La primera fecha se enmarca en el contexto de la reanudacin de la reconquista por parte de Fernando III, y la segunda en el de la exitosa conquista de Crdoba, en la que haba participado su autor. En cuanto a su influencia, slo parece seguro su aprovechamiento por parte de Rodrigo Jimnez de Rada, aunque el uso que hace de ella resulta profundamente complejo, pues da la impresin de que Rodrigo prefiere sus propias informaciones cuando dispone de ellas y se desentiende de la Chronica en cuanto sta comienza a relatar los xitos de Fernando5. Es posible que su escasa influencia posterior se deba tambin en parte al diseo historiogrfico que presenta el texto, en particular al hecho de ser una crnica de Castilla, cuando como es bien sabido en 1230 los reinos de Castilla y Len quedaran definitivamente unidos, aunque sobre ello volver al final de estas pginas.

5En principio, el hecho de ser una crnica particular de Castilla tiene que ver con la fecha de su redaccin primitiva, esto es, fines de 1226, cuando adems las relaciones con el reino de Len venan precedidas por una tormentosa historia de conflictos y desencuentros. Es ms, esta primera seccin del texto rezuma un decidido sentimiento antileons, expresado sobre todo a propsito de la figura del rey Alfonso IX, sentimiento que remite significativamente en la segunda seccin del texto, escrita cuando ambos reinos se haban ya unido (a este respecto es interesante el elogio de Alfonso IX a su muerte [ 60]). La perspectiva castellana se corresponde, por un lado, con la atencin prioritaria que Juan de Soria dedica al presente y al pasado ms inmediato, y por otro, favorece el alejamiento del mito gtico dominante en las crnicas leonesas anteriores. En efecto, la crnica slo comienza con la muerte de Fernn Gonzlez, pero la historia posterior de Castilla hasta Alfonso VIII es relatada nicamente de forma muy resumida.

6 Sobre esta obra, y su relacin con el goticismo, me permito remitir a Francisco BAUTISTA, Pseudo- (...)7 Sobre este asunto, vase Georges MARTIN, Les Juges de Castille : mentalits et discours historique (...)6Ahora bien, el castellanismo no explica enteramente esta decisin estructural, puesto que una obra anterior como la Crnica Naierensis, escrita en Castilla hacia 1190, haba intentado habilitar el mito gtico para su aprovechamiento particular en Castilla, y apenas si superaba el relato de sus fuentes6. Por ello, esta decisin ha de ligarse adems con una definicin decididamente territorial del sujeto de la historia : Castilla y sus reyes constituyen ahora ese sujeto, y no ya una particular dinasta, una etnia o una forma de poder. Y es esta dimensin territorial la que entra en dilogo con el resto de la Pennsula y la que aspira a ostentar una preeminencia dentro de ella. El abandono del goticismo est en sintona adems con la atencin sobre el presente y con la aparicin de un lenguaje estructural que comentar ms adelante : el lenguaje de la cruzada. Por lo dems, el antigoticismo de la crnica tampoco careca de antecedentes, pero ninguno de ellos localiza el arranque del texto justamente en Fernn Gonzlez. Como es sabido, la respuesta de la historiografa al goticismo leons (y quiz tambin al de la Chronica Naierensis) haba venido del reino de Navarra y del Liber regum (ca. 1194-96), en el que se dice que despus de Alfonso II no quedaron reyes en Espaa que mantuvieran el reino. Pero este texto sita el origen de Castilla no en Fernn Gonzlez sino en los Jueces de Castilla, que dan lugar por un lado a la dinasta regia castellana y por otro a la navarra7. Es probable que en el arranque de la Chronica latina debamos ver una influencia de las leyendas que atribuan la liberacin de Castilla a Fernn Gonzlez, como queda reflejado en la Chronica Naierensis, pero seguramente tambin una evidencia ms del antileonesismo que gobierna la escritura de la crnica en su primera fase, es decir, hacia 1226.

8 Se produce una cierta paradoja entre esta concepcin de la crnica y la ausencia de documentos env (...)7De forma un tanto sorprendente o contradictoria, la concepcin castellana de crnica se combina con una perspectiva mucho ms amplia, por la cual se refieren tambin los hechos acaecidos en el resto de la cristiandad, en especial aquellos que tienen que ver con la defensa de la ortodoxia religiosa y con las cruzadas ultramarinas. Esta dimensin aparece en el texto solamente despus de la batalla de Las Navas de Tolosa, que ocupa un lugar central en la obra, y parece consecuencia de la batalla misma. Se dira, entonces, que la propaganda llevada a cabo por Alfonso VIII antes de esta contienda, con la predicacin de la cruzada en Francia y en el medioda francs y con la implicacin del Papado, despert o determin una concepcin de la historiografa en Juan de Soria por la cual los sucesos peninsulares deban valorarse y presentarse junto a lo que ocurra en el resto de la cristiandad8. Tal presentacin puede tener diversas interpretaciones, pero con ella el autor viene a marcar diferentes entidades polticas independientes (Francia, Inglaterra, el Imperio, el Papado, Marruecos), mientras que por el contrario no reconoce una identidad histrica y poltica a los dems reinos peninsulares, que salvo contadas excepciones slo son mencionados por lo que se refiere a sus relaciones con el reino de Castilla. Pero adems, por otra parte, esta perspectiva es imprescindible para contextualizar y poner de manifiesto el significado de la lucha contra los musulmanes dentro de la Pennsula como una lucha en defensa de la cristiandad, como una cruzada (aunque no presidida por el Papado), que por lo tanto afecta al desarrollo y a la evolucin del resto de los reinos cristianos.

9 Vase Manuel Alejandro RODRGUEZ DE LA PEA, La cruzada como discurso poltico en la cronstica a (...)10 Sobre la idea de reconquista en la Chronica latina y en la historiografa contempornea, vase en (...)8Y llegamos con todo ello al componente que, desde el punto de vista ideolgico, se presenta como uno de los elementos centrales en la obra, que es en efecto el de la cruzada. Como se ha sealado en repetidas ocasiones, el lenguaje de la cruzada tiene slo una tmida presencia en la historiografa hispanolatina, por ms que el providencialismo haya marcado profundamente todo este discurso. Slo de forma vaga y general, encontramos algo de ello en la crnica de Alfonso VII. Se ha llegado a hablar de una cierta distribucin de este lenguaje, dependiendo de si los textos estaban destinados a un consumo domstico o internacional, siendo este segundo caso aqul que propiciaba el tono cruzado9. Podra decirse que nuestro texto es el primero en romper claramente esta distribucin, al construir la narracin de las batallas bajo esa perspectiva tratndose de un texto destinado claramente al consumo interno. Es cierto que tal ruptura vena posibilitada y propiciada por los documentos cancillerescos en torno a Las Navas de Tolosa, pero no lo es menos que a partir de este momento el lenguaje cruzado en la crnica no hace sino aumentar, hasta trazar un retrato de Fernando III como rey cristiansimo y cruzado, inspirado por Dios en sus batallas y favorecido por l con la obtencin de victorias milagrosas. Fernando III es denominado miles Christi, y llega a convertirse de esa forma en un monarca incluso superior a Alfonso VIII, como de forma simblica sugiere Juan de Soria al referir que consigui tomar el castillo de Salvatierra, conquista que haba resultado imposible para su abuelo ( 49)10.

11 Sobre la imagen de Berenguela en la Chronica latina y en las crnicas del momento, resulta impresc (...)9De esta manera, la cruzada se convierte en uno de los pilares fundamentales de legitimacin de Fernando III dentro de la crnica, primero con la propuesta de la reanudacin de las contiendas contra los musulmanes ( 43) y finalmente en particular con la conquista de Crdoba, llevada a cabo gracias a la ayuda divina, y frente a los que aconsejaban esperar otra ocasin mejor, entre quienes se sugiere el nombre de la madre del rey, la reina Berenguela, omnipresente en los pasos anteriores del relato y en la cronstica contempornea. De esta manera, la inspiracin de Berenguela es sustituida por la inspiracin divina, seguida por el rey puntualmente y desencadenante de una actividad blica que pone a Fernando III bajo el solo patrocinio de Dios y de la religin cristiana. En este sentido, resulta notable que la unin de los reinos se atribuya en nuestra crnica, no a la habilidad y la prudencia de Berenguela, sino a la voluntad y favor divinos ( 61)11. Pero adems, el hecho de presentar a Alfonso VIII y sobre todo a Fernando III como verdaderos reyes cruzados sirve para enfatizar y legitimar su papel protagonista dentro de la Pennsula y su condicin de rectores de los destinos cristianos dentro de ella, creando una calculada identificacin entre Castilla y la defensa de la Cristiandad en la Pennsula, otorgando un papel protector y tutor a los reyes castellanos.

10En este sentido, resulta interesante observar el tratamiento que el autor otorga al resto de reinos peninsulares. A excepcin del rey de Aragn, Pedro II, presenta al resto como ms interesados en pelear contra Castilla que contra los moros, con lo que no slo se rompe la unidad de los cristianos frente al Islam sino que se le impide al ltimo cumplir sus deseos de combatir contra los enemigos de la fe. Tanto en el caso de Len como en el de Portugal incide en su escaso inters por la reconquista y en los reveses que obtienen cuando se implican en ella. A propsito del rey de Navarra, Juan de Soria aclara cmo Alfonso VIII le devolvi parte de su reino en compensacin por su actuacin en Las Navas de Tolosa. Por ltimo, el retrato de Pedro II es netamente positivo, pero slo en la medida en que favorece y apoya las decisiones de Alfonso VIII, como se pone de manifiesto en el elocuente comentario sobre el monarca aragons al referir su muerte en el marco de la cruzada albigense ( 27). Por todo ello, no es casual que no se mencione en absoluto la actuacin del Papado destinada a favorecer la diferenciacin de los reinos, actitud que se puso en prctica con la concesin del ttulo de rey a Sancho el Fuerte en 1196 o con la coronacin de Pedro II en 1204. Puede decirse, entonces, que Juan de Soria concibe y presenta la reconquista como una cruzada a cargo del rey, en un recurso para consolidar la posicin regia dentro de su reino, pero sobre todo como una herramienta de legitimacin de la preeminencia de Castilla dentro de la Pennsula y de la posicin del rey castellano respecto de los dems reyes peninsulares, que parecen llamados a seguir su ejemplo y a acatar su mandato.

12 Sobre las relaciones entre Castilla y el oriente peninsular en este momento, vase Ana RODRGUEZ L (...)11El lenguaje cruzado no tendr descendencia ni equivalente en la historiografa contempornea. Tanto Lucas de Tuy como Rodrigo, sin renunciar a ese deseo de preeminencia, ahora castellano-leonesa, tratarn de perseguirlo con la recuperacin del expediente neogtico, que aseguraba una legitimacin dinstica al rey de Castilla y Len despus de la unificacin de ambos reinos. Pero cabra preguntarse si en el ocaso de esta propaganda llevada a cabo con el mito del rey cruzado y con el lenguaje de la lucha por la cristiandad no le cupo un papel esencial a la emergencia de Jaime I, primero con la conquista de Mallorca y despus, y sobre todo, con la conquista de Valencia en 123812. En este sentido, resulta significativo el tratamiento que Juan de Soria otorga a Jaime I y a la conquista de Mallorca, puesto que si bien elogia al monarca y su victoria sobre los musulmanes en la isla, marcando la importancia del suceso, parece querer indicar su subordinacin al rey de Castilla al mencionar la carta enviada a ste explicndole los acontecimientos ( 55).

12Sea como fuere, tanto el desarrollo de la reconquista en Aragn como la unin de Len y Castilla bajo Fernando III parecan obrar en contra del modelo historiogrfico trazado por Juan de Soria. El autor actualiz su texto seis aos despus de 1230 sin modificar tal modelo, slo con la incorporacin de un tono menos beligerante hacia el reino de Len y con una implementacin del lenguaje cruzado a propsito de Fernando III. Con ello conceda una brillante representacin histrica a una batalla en la que l mismo haba tenido una participacin decisiva, a la conquista de Crdoba en 1236, pero sobre todo certificaba la consolidacin de Fernando III en el poder y enfatizaba el papel rector de Castilla dentro de su unidad con el reino de Len. Ahora bien, las conquistas de Jaime I parecen haber significado la clausura definitiva para el proyecto dibujado en nuestra crnica, pues destruan la identificacin entre el reino castellano y la cruzada, en un momento en que, adems, tras la conquista de Crdoba, se detiene en este reino por unos aos el ritmo de las confrontaciones blicas. Por todo ello, el modelo historiogrfico diseado por Juan de Soria acab resultando insoslayablemente extemporneo, de forma que el ocaso de la pertinencia histrica de sus fundamentos (tanto del antigoticismo como del leguaje cruzado) signific tambin el ocaso de la crnica.

Notes1 Cito por la edicin de Luis CHARLO BREA, Chronica latina regum Castellae, en Chronica hispana saeculi XIII, Turnhout : Brepols (Corpus Christianorum : Continuatio Mediaevalis, LXXIII), 1997, p. 35-118 ; vase tambin su traduccin de la obra : Crnica latina de los reyes de Castilla, Madrid : Akal (Clsicos Latinos Medievales, 8), 1999. Ambas contienen una informacin sucinta pero fiable sobre los manuscritos y la composicin de la crnica. Por su extensa anotacin, resulta todava imprescindible la edicin de Georges CIROT, Chronique latine des rois de Castile (1236), Bulletin Hispanique, 14 (1912), p. 30-46, 109-18, 244-74, 353-74 ; 15 (1913), 18-37, 17-87, 268-83, 411-27. Tambin en este sentido resulta til la traduccin de Joseph F. OCALLAGHAN, The Latin Chronicle of the Kings of Castille, Tempe : Arizona Center for Medieval and Renaissance Studies (Medieval and Renaissance Texts and Studies, 236), 2002.2 Si bien esta ejemplaridad en nuestro caso acaba por traducirse en trminos negativos, como veremos. Sobre el concepto de modelo, vase Georges MARTIN, El modelo historiogrfico alfons, en Georges Martin (ed.), La historia alfons : el modelo y sus destinos (siglos xiii-xv) : Seminario organizado por la Casa de Velzquez (30 de enero de 1995), Madrid : Casa de Velzquez (Collection de la Casa de Velzquez, 68), 2000, p. 1-31 (tambin recogido en Ins FERNNDEZ-ORDEZ (ed.), Alfonso X el Sabio y las crnicas de Espaa, Valladolid : Universidad de Valladolid & Centro para la Edicin de los Clsicos Espaoles, 2000, p. 37-59). Para una perspectiva comparatista sobre el modelo de la Chronica, vase Ins FERNNDEZ-ORDEZ, De la historiografa fernandina a la alfons, Alcanate : Revista de Estudios Alfonses, 3 (2002-03), p. 93-133, y en general su trabajo contenido en el presente nmero.3 La mencin de estos dos textos nos revela ya una diferencia fundamental no slo frente a la Chronica latina, sino tambin frente a las obras de Lucas de Tuy y Rodrigo Jimnez de Rada : su lengua.4 Sobre la fecha, vanse los datos aducidos por Luis. CHARLO BREA en la introduccin a su edicin del texto (citada en nota 1), p. 18-19.5 Aunque algunas omisiones son difciles de entender, como la que se refiere a la actuacin de Berenguela en la resolucin de los conflictos entre el rey y los nobles Alvar Prez de Castro y Lope Daz de Haro ( 66). A la vista de estos y otros datos, cabra incluso plantear la hiptesis que don Rodrigo pudiera haberse basado en un registro de datos utilizado tambin por la Chronica latina, anlogo a los llamados Anales toledanos terceros. La relacin entre los dos textos, ya sugerida por Georges CIROT en las notas a su edicin del texto (citada en nota 1), ha sido defendida quiz en trminos excesivamente rigurosos por Francisco J. HERNNDEZ, La corte de Fernando III y la casa real de Francia : documentos, crnicas, monumentos, en Fernando III y su tiempo (1201-1252) : VIII Congreso de Estudios Medievales, vila : Fundacin Snchez-Albornoz, 2003, p. 103-55 (en particular, p. 106, 112, 114-16, 121, 138), sin considerar los numerosos problemas implicados en ella. Por lo dems, no he encontrado datos que apoyen sus consideraciones (p. 106) sobre la influencia del Chronicon mundi de Lucas de Tuy en la Chronica latina. Hacia una posicin similar se inclina Enrique JEREZ, El Tudense en su siglo : transmisin y recepcin del Chronicon mundi en el Doscientos, en Francisco BAUTISTA (ed.), El relato historiogrfico : textos y tradiciones en la Espaa medieval, Londres : Department of Hispanic Studies, Queen Mary, University of London (Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar, 48), 2006, p. 19-57 (en particular, p. 41-45).6 Sobre esta obra, y su relacin con el goticismo, me permito remitir a Francisco BAUTISTA, Pseudo-historia y leyenda en la historiografa medieval : la Condesa Traidora, en Francisco BAUTISTA (ed.), El relato historiogrfico : textos y tradiciones en la Espaa medieval, Londres : Department of Hispanic Studies, Queen Mary, University of London (Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar, 48), 2006, p. 59-101 (en particular, p. 72-76).7 Sobre este asunto, vase Georges MARTIN, Les Juges de Castille : mentalits et discours historique dans lEspagne mdivale, Pars : Sminaire dtudes Mdivales Hispaniques, Universit de Paris-XIII (Annexes des Cahiers de Linguistique Hispanique Mdivale, 6), 1992, p. 111-23. Para las implicaciones del antigoticismo, que merecen todava una consideracin detenida, puede verse tambin Francisco BAUTISTA, La Estoria de Espaa en poca de Sancho IV : sobre los reyes de Asturias, Londres : Department of Hispanic Studies, Queen Mary, University of London (Papers of the Medieval Hispanic Research Seminar, 50), 2006, p. 61-65, con la bibliografa all mencionada.8 Se produce una cierta paradoja entre esta concepcin de la crnica y la ausencia de documentos enviados por Fernando III al Papado o a otros reinos cristianos informando de sus conquistas, a diferencia de lo que haba sucedido con Alfonso VIII. Para este contraste entre ambos reyes, vase Derek W. LOMAX, La conquista de Andaluca a travs de la historiografa europea de la poca, en Emilio CABRERA (coor.), Andaluca entre Oriente y Occidente (1236-1492) : Actas del V Coloquio internacional de Historia Medieval de Andaluca, Crdoba : Diputacin Provincial, 1988, p. 37-49 (en particular, p. 41) ; vase tambin Francisco. J. HERNNDEZ, La corte de Fernando III y la casa real de Francia (cit. en la nota 5).9 Vase Manuel Alejandro RODRGUEZ DE LA PEA, La cruzada como discurso poltico en la cronstica alfons, Alcanate : Revista de Estudios Alfonses, 2 (2000-01), p. 23-41 (en particular, p. 25-26).10 Sobre la idea de reconquista en la Chronica latina y en la historiografa contempornea, vase en particular el excelente trabajo de Ana RODRGUEZ LPEZ, Lgitimation royale et discours sur la croisade aux XIIe et XIIIe sicles, Journal des Savants (2004), p. 129-63 ; tambin Daniel BALOUP, La croisade albigeoise dans les chroniques lonaises et castillanes du XIIIe sicle, en Michel ROQUEBERT (dir.), La Croisade albigeoise : Actes du Colloque du Centre dtudes Cathares (Carcasonne, 4, 5 et 6 octobre 2002), Carcasonne : Centre dtudes Cathares, 2004, p. 91-107, y para el entorno de Las Navas de Tolosa, Damian J. SMITH, Soli hispani ? Innocent III and Las Navas de Tolosa, Hispania Sacra, 51 (1999), p. 487-513, con amplia bibliografa.11 Sobre la imagen de Berenguela en la Chronica latina y en las crnicas del momento, resulta imprescindible Georges MARTIN, Rgner sans rgner : Brengre de Castille (1214-1246) au miroir de lhistoriographie de son temps, e-Spania, 1 (2006); tambin Ana RODRGUEZ LPEZ, Sucesin regia y legitimidad poltica en Castilla en los siglos XII y XIII : algunas consideraciones sobre el relato de las crnicas latinas castellano-leonesas, en Isabel ALFONSO, Julio ESCALONA y Georges MARTIN (eds.), Lucha poltica : condena y legitimacin en la Espaa medieval, Lyon : SEMH & ENS ditions ; Madrid : Casa de Velzquez (Annexes des Cahiers de Linguistique et de Civilisation Hispaniques Mdivales, 16), 2005, 14-30.12 Sobre las relaciones entre Castilla y el oriente peninsular en este momento, vase Ana RODRGUEZ LPEZ, La consolidacin territorial de la monarqua feudal castellana : expansin y fronteras durante el reinado de Fernando III, Madrid : CSIC (Biblioteca de Historia, 27), 1994, p. 332-42 ; y para el reinado de Fernando III, ahora, Manuel GONZLEZ JIMNEZ, Fernando III el Santo, Sevilla : Fundacin Jos Manuel Lara, 2006.Haut de pagePour citer cet article

Rfrence lectroniqueFrancisco BAUTISTA, Escritura cronstica e ideologa histrica , e-Spania [En ligne], 2 | dcembre 2006, mis en ligne le 16 aot 2010, consult le 12 mars 2014. URL : http://e-spania.revues.org/429 ; DOI : 10.4000/e-spania.429Haut de page

Auteur

Francisco BAUTISTASEMYR, Universidad de Salamanca

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