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Grado séptimo: cristianismo como Iglesia concebir la organización de su comunidad en torno a Cefas como váli- da para todos los tiempos -que él no pudo prever de manera concre. ta-, creemos que de cara a esta pregunta no cabe sino remitir a lo que hemos dicho antes sobre el devenir de la esencia de un ente histórico. 3. LA IGLESIA EN EL NUEVO TESTAMENTO Cómo se concebía a sí misma la comunidad primitiva 11 Aunque aquí ha de bastar lo dicho hasta ahora para legitimar la primera Iglesia como fundación de Jesús mismo, sin embargo todavía hemos de decir algo con brevedad sobre la concepción de sí de la Igle- sia tal como está atestiguada en el Nuevo Testamento. Pero no volve- remos a analizar de forma expresa el problema del derecho con que esa autoconcepción de la Iglesia apostólica puede a su vez apelar a Je- sús mismo. La primera autodesignación de los cristianos como los creyentes en Jesús como su Señor resucitado y su salvador fue probablemente "los santos" (Act 9, 1 3.32.41 ; 26, 10 etc.) y también la "comunidad de Dios", asumiendo la caracterización veterotestamentaria de Israel. Esta designación "comunidad de Dios", "Iglesia de Dios" se dice pri- meramente de comunidades particulares judeocristianas, luego de las paulinas y finalmente de la Iglesia entera (Act 20, 28; 1 Tim 3, 15; etc.; cf. en general las introducciones de las cartas paulinas). Cierto que la comunidad primitiva de Jerusalén de momento está fuertemente atada a la comunidad del pueblo y de la religión de Israel. Pero no se entiende como un grupo israelita especial, sino como la comunidad congregada por Jesús, su Mesías, y llamada por él, la cual ha de invi- tar al Israel entero a la fe en Jesús y a la conversión (Act 2, 36 etc.). Dicha comunidad tenía ya su propio culto y, finalmente, después de algunas contradicciones, siguió la llamada de Dios a extender su mi- sión entre el mundo pagano. En la posesión pentecostal del Espíritu, la comunidad se experimenta como comunidad salvífica escatológica, llamada a una vida santa, incluso allí donde quiere cumplir esta obli- gación en el marco de la ley judía. Cierto que las recientes investiga- ciones exegéticas confieren de nuevo una rica diferenciación a esta imagen. Pero tales investigaciones tienen también un carácter fuerte- 390 Teología de la Iglesia en Lucas y Mareo mente hipotético-heurística, de modo que podemos dejar de tomarlas en consideración para nuestra manera de proceder, ya que no pueden cambiar decisivamente y con la debida seguridad las líneas fundamen- tales. La teolog{a de la Iglesia en Lucas y Mateo En Lucas y Mareo -y sobre todo y de manera muy explícita en Pablo- encontramos ya una auténtica teologia de la Iglesia. Si busca- mos la aportación especial de Lucas para la teología de la Iglesia a tra- vés de la base y del desarrollo del Evangelio y -de los Hechos de los Apóstoles, que han de considerarse como dos obras complementarias, deberemos verla en el hecho de que este autor ordena explícitamente el "tiempo de la Iglesia" y sus tareas misioneras entre la "ascensión" de Jesús y la parusía. Con ello no queremos decir precisamente que tal idea de la Iglesia surgiera por primera vez en base a la experiencia de que los creyentes en Jesús no tenían que reducirse a esperar la pronta venida del reino revelado de Dios. Pero Lucas en su teología de la Iglesia sin duda elaboró con mayor claridad que, entre la ascensión de Jesús y su retorno, hay realmente un tiempo de la Iglesia, de modo que la historia de la salvación de Lucas conoce tres tiempos: el tiempo de Israel (cf. Le 16, 16), el tiempo de Jesús como el "centro del tiem- po" y el tiempo de la Iglesia, el cual se extiende hasta la revelación de aquella dimensión definitiva que aconteció ya en el medio del tiempo, que es el tiempo de Jesús. Concuerda con esta visión histórico-salvífica el que la Iglesia se dirigiera primero a Israel, el antiguo pueblo de Dios, y luego, a causa de la incredulidad judía, se dedicara definitiva- mente a la misión de los gentiles. A partir de Jerusalén, la Iglesia se di- rige a todo el mundo, pero manteniendo siempre su continuidad histórico-salvífica con el antiguo Israel, a pesar de la cesura radical que se ha creado por Jesús y por la incredulidad con que le respondió su pueblo. En Mateo se trata de la posición de Israel y de su interpretación histórico-salvífica, Acerca del pueblo judío leemos: "Os quitarán el reino de Dios, y se lo darán a un pueblo que produzca los frutos del reino" (Mt 21, 43). Este pueblo es el verdadero Israel, el cual consta de judíos y paganos que creen en Jesús. El Evangelio de Mateo se es- 391

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Grado séptimo: cristianismo como Iglesia

concebir la organización de su comunidad en torno a Cefas como váli-da para todos los tiempos -que él no pudo prever de manera concre.ta-, creemos que de cara a esta pregunta no cabe sino remitir a lo quehemos dicho antes sobre el devenir de la esencia de un ente histórico.

3. LA IGLESIA EN EL NUEVO TESTAMENTO

Cómo se concebía a sí misma la comunidad primitiva

11

Aunque aquí ha de bastar lo dicho hasta ahora para legitimar laprimera Iglesia como fundación de Jesús mismo, sin embargo todavíahemos de decir algo con brevedad sobre la concepción de sí de la Igle-sia tal como está atestiguada en el Nuevo Testamento. Pero no volve-remos a analizar de forma expresa el problema del derecho con queesa autoconcepción de la Iglesia apostólica puede a su vez apelar a Je-sús mismo.

La primera autodesignación de los cristianos como los creyentesen Jesús como su Señor resucitado y su salvador fue probablemente"los santos" (Act 9, 1 3.32.41 ; 26, 10 etc.) y también la "comunidadde Dios", asumiendo la caracterización veterotestamentaria de Israel.Esta designación "comunidad de Dios", "Iglesia de Dios" se dice pri-meramente de comunidades particulares judeocristianas, luego de laspaulinas y finalmente de la Iglesia entera (Act 20, 28; 1 Tim 3, 15 ;etc.; cf. en general las introducciones de las cartas paulinas). Ciertoque la comunidad primitiva de Jerusalén de momento está fuertementeatada a la comunidad del pueblo y de la religión de Israel. Pero no seentiende como un grupo israelita especial, sino como la comunidadcongregada por Jesús, su Mesías, y llamada por él, la cual ha de invi-tar al Israel entero a la fe en Jesús y a la conversión (Act 2, 36 etc.).Dicha comunidad tenía ya su propio culto y, finalmente, después dealgunas contradicciones, siguió la llamada de Dios a extender su mi-sión entre el mundo pagano. En la posesión pentecostal del Espíritu,la comunidad se experimenta como comunidad salvífica escatológica,llamada a una vida santa, incluso allí donde quiere cumplir esta obli-gación en el marco de la ley judía. Cierto que las recientes investiga-ciones exegéticas confieren de nuevo una rica diferenciación a estaimagen. Pero tales investigaciones tienen también un carácter fuerte-

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Teología de la Iglesia en Lucas y Mareo

mente hipotético-heurística, de modo que podemos dejar de tomarlasen consideración para nuestra manera de proceder, ya que no puedencambiar decisivamente y con la debida seguridad las líneas fundamen-tales.

La teolog{a de la Iglesia en Lucas y Mateo

En Lucas y Mareo -y sobre todo y de manera muy explícita enPablo- encontramos ya una auténtica teologia de la Iglesia. Si busca-mos la aportación especial de Lucas para la teología de la Iglesia a tra-vés de la base y del desarrollo del Evangelio y -de los Hechos de losApóstoles, que han de considerarse como dos obras complementarias,deberemos verla en el hecho de que este autor ordena explícitamenteel "tiempo de la Iglesia" y sus tareas misioneras entre la "ascensión"de Jesús y la parusía. Con ello no queremos decir precisamente que talidea de la Iglesia surgiera por primera vez en base a la experiencia deque los creyentes en Jesús no tenían que reducirse a esperar la prontavenida del reino revelado de Dios. Pero Lucas en su teología de laIglesia sin duda elaboró con mayor claridad que, entre la ascensión deJesús y su retorno, hay realmente un tiempo de la Iglesia, de modoque la historia de la salvación de Lucas conoce tres tiempos: el tiempode Israel (cf. Le 16, 16), el tiempo de Jesús como el "centro del tiem-po" y el tiempo de la Iglesia, el cual se extiende hasta la revelación deaquella dimensión definitiva que aconteció ya en el medio del tiempo,que es el tiempo de Jesús. Concuerda con esta visión histórico-salvíficael que la Iglesia se dirigiera primero a Israel, el antiguo pueblo deDios, y luego, a causa de la incredulidad judía, se dedicara definitiva-mente a la misión de los gentiles. A partir de Jerusalén, la Iglesia se di-rige a todo el mundo, pero manteniendo siempre su continuidadhistórico-salvífica con el antiguo Israel, a pesar de la cesura radicalque se ha creado por Jesús y por la incredulidad con que le respondiósu pueblo.

En Mateo se trata de la posición de Israel y de su interpretaciónhistórico-salvífica, Acerca del pueblo judío leemos: "Os quitarán elreino de Dios, y se lo darán a un pueblo que produzca los frutos delreino" (Mt 21, 43). Este pueblo es el verdadero Israel, el cual constade judíos y paganos que creen en Jesús. El Evangelio de Mateo se es-

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Grado séptimo: cristianismo como Iglesia

fuerza por resaltar la esencia y la forma de este pueblo. Así se convier_te en auténtico "Evangelio eclesiástico" (Schnackenburg). En estemarco han de verse los elementos particulares: en el sermón de lamontaña se anuncia la ley de Cristo para este nuevo 'pueblo de Dios,para esta alianza nueva. Se pone de manifiesto ~a.universalid~d de laIglesia (d. Mt 8, 1Oss; 28, 18ss: el mandato misional de J esús], perotambién se esclarece su constitución, su dirección, la disciplina de lascomunidades. Se lanza una mirada a los malhechores que hay en suseno, e igualmente a la presencia y asistencia del Señor en favor deesta comunidad suya. Naturalmente esto se mantiene todavía en unmarco pequeño y modesto, si pensamos, por ej., en la regla de la co-munidad de Mt 18, en la cual se presuponen comunidades que hoy yano podemos permitimos en el plano de la sociología eclesiástica; peroesto en principio no modifica el hecho de que en el Evangelio deMareo hay ya una "teología de la Iglesia". La llamada de Jesús y susignificación salvífica no se dirige sólo al individuo en la interioridadde su conciencia, sino que forma realmente comunidad eclesiástica entorno a él, con su "leyes" que superan y desbordan la ley del AntiguoTestamento, con el culto anamnético de la muerte salvífica de Jesús, ytambién con una dirección que está confiada a Simón Pedro y a losdoce.

I .

Teología paulina de la Iglesia

En las cartas paulinas se desarrolla una teología de la Iglesia en senti-do auténtico, que no puede ser superada ni siquiera por la eclesiologíaactual. Y para nosotros a su vez es relativamente indiferente en quémedida y sentido se refleja también en Pablo la constitución social dela Iglesia. Pablo se siente todavía auténtico apóstol, que habla con laautoridad misional del Cristo glorificado. Tiene conciencia absolutade ser una autoridad eclesiástica, de modo que -si prescindimos de lascartas pastorales+ no tiene que ser demasiado actual para él la pregun-ta de una constitución eclesiástica para tiempos posteriores, cuando yano se dé esta misión apostólica i.nmediata. Pero, de to~os mo~o~,Pablo se siente ligado a la concordia con Pedro y la comurudad prImI-tiva de Jerusalén. También él anuncia una doctrina que ha recibido dela tradición, de una auténtica paradosis y, por tanto, no es meramente

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Teología paulina de la Iglesia

el pneumático cristiano arrebatado por el resucitado, sino que es ya enconjunto el apóstol que actúa en una Iglesia; y por ello se siente siem-pre responsable ante la comunidad primitiva de Jerusalén. Aun cuandoreplica a Pedro en su propia cara, y se sabe precisamente obligado aello, en el fondo respeta así la Iglesia como Iglesia total con sus estruc-turas previamente dadas, dadas también con anterioridad a él, el após-tol advenedizo.

Los rasgos fundamentales de su teología de la Iglesia pueden in-sinuarse brevemente como sigue: la Iglesia consta de judíos y paganos(en la carta a los Efesios -posiblemente deuteropaulina- su unión esel "misterio de Cristo" por excelencia; cf. Ef._ 3, 4.6). Pero tambiénse reconoce la función histórico-salvífica de Israel, que todavía no haterminado (cf. Rom 9-11). En el bautismo y la eucaristía se funda sa-cramentalmente esta nueva comunidad de la Iglesia. El cuerpo místicode Cristo vive de aquel cuerpo que es recibido en la cena. En Pablosin duda se da también una conciencia conjunta de Iglesia. Cierto quela comunidad particular se llama también Iglesia, ecclesia, y en ellaaparece la presencia de Cristo como la última salvación escatológica.En este sentido, para Pablo la comunidad particular no es una meraespecie de circuito administrativo de una gran organización, la cualsería la única que podría llamarse Iglesia. Pero, no obstante, la con-ciencia total de Iglesia está dada de todo punto en Pablo. Y si la Igle-sia está en Efeso o en Colosas, esta expresión -rectamente interpreta-da- significa que la comunidad entera, congregada con fe en torno aJesús en la cena y por el bautismo, es en todo el mundo la Iglesia yaparece con su suprema actualidad en estas comunidades locales parti-culares.

La Iglesia es además para Pablo como una magnitud celeste ycósmica, según aparece con especial claridad en la eclesiología de lacarta a los Efesios. La idea profunda del cuerpo de Cristo fue desarro-llada primeramente y con especial claridad por Pablo. Pero sería tam-bién falso pretender reducir de forma unilateral y exclusiva la eclesio-logía de Pablo a este concepto de Iglesia. En realidad Pablo disponede un amplio y rico simbolismo: plantación, edificación, templo, J eru-salén celeste, prometida, esposa de Cristo. En Pablo se expresa tam-bién el destino escatológico de la Iglesia.

En las cartas pastorales (aunque dejemos abierta la pregunta desi estas ~artas proceden de Pablo) hallamos de todos modos una con-

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Grado séptimo: cristianismo como Iglesia

cepción de sí de la Iglesia en el tiempo apostólico. En ellas la Iglesiaes descrita como la casa bien ordenada de Dios y así como el sostén,el fundamento de la verdad. Se dan ya instrucciones muy claras paralos oficios, la ordenación, la instrucción, la conservación de la doctri-na pura. Aparece aquí sin duda una imagen de la Iglesia acuñada enforma más fuertemente institucional, la cual, sin embargo, no por estose halla en contradicción con una imagen escatológica de la Iglesia;más bien, se siguen desarrollando, de cara a una situación más comple-ja, algunos puntos de partida que aparecen con toda claridad en lascartas paulinas principales.

Otras eclesiologías en el Nuevo Testamento

En el lugar principal -para nuestra pregunta- de la primera carta dePedro (1 Pe 2, 4-10) están fusionados en una síntesis teológica diver-sos pensamientos, imágenes y referencias veterotestamentarias: Cristocomo la piedra fundamental, la Iglesia como la casa espiritual erigidaen el Espíritu Santo', el sacerdocio santo de los cristianos que ofrecesacrificios espirituales en este templo, un sacerdocio real, un nuevopueblo de Dios que consta de judíos y paganos. En otros lugares, laprimera carta de Pedro reflexiona sobre la dispersión y persecución dela Iglesia, sobre la fortaleza en la esperanza y en la hermandad (resu-mimos aquí con suma brevedad algunas de las ideas fundamentales deesta carta).

También en la carta a los Hebreos se halla una síntesis de otrotipo de una teología de la Iglesia. Esta carta asume la idea veterotesta-mentaria del Éxodo, la idea del "pueblo peregrino de Dios" (E. Káse-rnann ; d. Heb 3, 7-4, 11), y, en un movimiento de pensamiento enri-quecido asimismo con un caudal veterotestamentario, une la promesade la llamada celeste -la entrada en la quietud sabática de Dios y asíla participación en los bienes celestes, por el hecho de que el sumosacerdote (a saber, Cristo) de este pueblo peregrino de Dios "ha pene-trado ya en el cielo" (Heb 13, 14)-, con la esperanza escatológica.Así hay una compenetración de consumación y promesa, una perte-nencia de la Iglesia a la Jerusalén celeste, a la congregación festivaante el trono de Dios a pesar de la permanencia en la lucha terrestrede la prueba y del sufrimiento.

! 1

I, I

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1magen neorestarnenraria de la Iglesia

Si echamos una mirada al Evangelio de Juan y a sus cartas, enellospropiamente la Iglesia -en contraposición, por ej., con las cartasde Pablo- nunca está mencionada de manera explícita bajo la palabra"Iglesia". No obstante, en tales escritos la Iglesia está presente entodas partes: en los sacramentos -que se dan también en este Evange-lio pneumático+ actúa el Señor glorificado a través del Espíritu queprocede de él y así consuma propiamente su acción salvífica. La mira-da del Jesús terrestre se dirige constantemente al futuro, en el que élcoma glorificado "atraerá a todos hacia sí" (Jn 12, 32), continuará lamisión en la que la congregación de los hijos dispersos de Dios llevaráa la grey una, y en la que estará unido con los suyos a la manera comola vid comunica su fuerza vital a los sarmientos. El testimonio de laIglesia a favor de Cristo en el Espíritu Santo, el Paráclito, convenceráal mundo.

En el Apocalipsis, la revelación secreta, que quiere dar precisa-mente a la Iglesia actual fuerza de fe y de vida, se pone ante los ojosde la Iglesia oprimida su dignidad como el Israel escatológico (d. Ap7), el cual está protegido por el sello de Dios. La mujer celeste comorival del dragón satánico (Ap 12) sin duda ha de interpretarse tam-bién eclesiológicamente. Junto con la grey de los redimidos en el cielo,la Iglesia, que de la unión con ellos saca fuerza y confianza en la victo-ria, espera sus bodas como la prometida del Cordero (Ap 19, 7). Asíla Iglesia consumada entra en la nueva Jerusalén, el reino escatológicode Dios.

Pluralidad y unidad de la imagen neotestamentaria de la Iglesia

Vemos ya en este breve esbozo que la imagen neotestamentaria de laIglesia es sumamente polifacética. Se da ya sin duda alguna una Igle-sia con carácter institucional. Esta tiene obispos, diáconos, presbíte-ros, está organizada, en ella determinados oficios y potestades osten-tan un determinado rango y puesto; también desde el punto de vistade la organización aparecen conectadas entre sí las comunidades parti-culares. Por otra parte, tenemos una eclesiología que mira especial-mente a la interna y gratuita realidad de fe de la Iglesia, por ej., cuan-do se la considera como el pueblo peregrino de Dios, como la comuni-dad de los congregados en torno a Cristo, como los testigos, como el

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Grado séptimo: cristianismo como Iglesia

cuerpo de Cristo al que el individuo está incorporado por el bautismo,un cuerpo de Cristo que está vivificado y constituido siempre denuevo por la celebración de la cena. A pesar de las mu0as imágenesde las concepciones en desarrollo, se da a la postre una unidad profun-da de la idea de Iglesia en el Nuevo Testamento.

Así, contra afirmaciones más antiguas de la investigación, elconcepto de Iglesia de Pa~lo no P?d.r~ considerarse ya como i~conci-liable con el de la comurudad pnmlt1va. Y tampoco puede ni debeafirmarse un abismo insuperable entre la primitiva comunidad judeo-cristiana y las comunidades judeohelenísticas o el cristianismo helenis-ta (dimensiones que por lo demás no pueden separars~ ~an nítidamentepara la investigación), entre Pablo y el llamado catolicismo temprano,que aparece con claridad en Lucas y las cartas pastorales. A la postre,en todas partes se encuentran las mismas convicciones fundamentales,las mismas estructuras teológicas básicas. Se da la Iglesia una, fundadapor Cristo, conquistada por él y ~da con él, la cual posee una forn~ade existencia celeste y terrestre, tiene una forma externa y una esenciainterna, llena de Espíritu, misteriosa. N o hace falta afirmar que en laacentuación existencial e inmediatamente religiosa domina en todaspartes la misma imagen de la Iglesia. Es evidente que en aquel tiempo,cuando la Iglesia se percibía en una oposición radical con todo el en-torno helenístico-gentil, cuando la fe, la confesión de Cristo y el bau-tismo eran los acontecimientos centrales en la vida de los cristianos,muchos otros aspectos sociológicos de la Iglesia eran todavía fluid?s yno tenían que aparecer en la conciencia tan claram~nte como en tlen:-pos posteriores, en los que ya los presu~uestos socla~es de un~ Ig~eslamasiva forzosamente habían de producir desplazamientos bajo diver-sas dimensiones.

Añádese a esto que nosotros, a partir de una inteligencia católicade la Iglesia, hemos de contar con que el derecho eclesiástico, su cons-titución, en el tiempo apostólico hasta final del siglo primero era talque sólo a final del tiempo apostólico, o sea, a principio del segundosiglo cristiano o incluso más tarde -cf. la formación del canon de. losescritos del Nuevo Testamento+, estuvo allí todo 10 que hoy conside-ramos con razón como constitución divina de la Iglesia. Así comotodo cristiano, incluso allí donde pregunta por el canon, considera laSagrada Escritura en conjunto como el documento de la fe cristi~na,el cual es normativo para él, y hace esto aunque dentro de los escritos

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El cristianismo. necesariamente eclesial

neotestamentarios aparezcan diversos aspectos también en la teologíay aunque en tales escritos pueda comprobarse una evolución teológica;así, también es conciliable de todo punto con un concepto católico deIglesia -el cual incluye una constitución eclesiástica dada por derechodivino en sus rasgos fundamentales- el observar dentro del tiempoapostólico una evolución que no llega a desarrollarse necesariamentecon todas las líneas, dadas al principio en germen. Si por ej., en unacomunidad helenística advertimos una constitución más "democráti-ea", esto no significa toda vía que la estructura episcopal de las Iglesiasparticulares, tal como está dada a finales del siglo primero, sea unaevolución falsa o una evolución cualquiera, junto a la cual existan hoypara nosotros posibilidades completamente .diferentes de una constitu-ción eclesiástica.

4. REFLEXIONES FUNDAMENTALES SOBRE EL CARACTERECLESIAL DEL CRISTIANISMO

El cristianismo es necesariamente eclesial

La Iglesia es de antemano algo más que una organización social parafines religiosos, aunque éstos se entiendan y estén acuñados cristiana-mente. Allí donde hay hombres se da "Iglesia" en el sentido de unaorganización religiosa. E incluso aquellos que protestan contra la Igle-sia, si en general tienen una actitud y praxis religiosas, se unen en unacomunidad sociológico-religiosa, y en este sentido preliminar y muyamplio, forman algo así como una "Iglesia", aunque se denominen"religiosamente libres". Si decimos que el cristianismo ha de tener unaconstitución eclesial, significamos que esta comunidad eclesial, pres-cindiendo ahora de su constitución concreta, pertenece a la existenciareligiosa del hombre como tal. Pertenece a la pregunta salvífica delhombre y en principio es un elemento constitutivo de su relación conDios. En este sentido, afirmamos que la Iglesia tiene que ver algo conla esencia del cristianismo y no es meramente una organización parauna actividad religiosa que en su significación auténtica fuera tambiénpensable con independencia de tal organización religiosa.

Si consideramos que la Iglesia está dada por primera vez allídonde la pregunta de la organización religiosa entra en la esencia au-

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