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Algunas veces los niños utilizan la enuresis para llamar la atención de los padres, para obtener
una recompensa, ya sea positiva (cambios y cuidados a media noche...) o negativa (castigos
con los que el niño ha conseguido que papá y mamá estén pendientes de él). Otras veces,
sobre todo a edades más avanzadas, los hijos mojan la cama retando a los padres, para
hacerles creer que de esta forma ellos tienen el poder. Saber actuar ante estas y otras
situaciones parecidas resulta determinante a la hora de solucionar el problema de la enuresis.
En torno a los 2 a 3 años los niños comienzan con la edad del "NO" y con las rabietas. Al
principio se oponen a todo, no se conforman con nada, no atienden a razones, etc. Actúan así
porque no saben pedir las cosas mediante razonamientos o con simples palabras, y no porque
quieren ser malos o fastidiar. A medida que van siendo más mayores, adquieren más fuerza y
autonomía, lo que les da más seguridad en sí mismos, haciendo que se comporten cuando les
negamos algo con rabietas, berrinches, tirándose al suelo, gritando, dando pataletas, tirando
objetos... Somos los padres los encargados de hacerle ver que existen otros caminos para
conseguir lo que uno desea. Si reaccionamos de una forma adecuada, podremos hacer que
desaparezcan con el tiempo estos berrinches. Si no, va a resultar una etapa de continuo
conflicto.
Salvo en circunstancias muy concretas, el modelo educativo positivo es el mejor. Resulta
imprescindible el que se consensue entre los padres el tipo de educación que desean para su
hijo antes de que se den las situaciones de riesgo, procurando siempre:
1- Educar sin contradicciones: El mensaje que un hijo recibe de sus padres se convierte
hasta que tenga capacidad de crítica en una verdad absoluta, por lo que es necesario que el
niño reciba siempre los mismos mensajes por parte de todos sus educadores, los padres, los
abuelos, las cuidadoras, etc.
2- Educar en la coherencia: Lo que se dice tiene que coincidir con lo que se hace, con lo que
el niño ve. Los padres son los modelos a imitar del niño, les admira y respeta, incluso en su
autoridad. Es habitual ver el que mientras uno de los padres se enciende un cigarrillo, le dice al
niño, "no fumes, que es malo".
3- Educar en valores y actitudes: Existe una serie de valores fundamentales a inculcar en
nuestros hijos, como la tolerancia, la igualdad, el respeto, la generosidad, la gratitud, la
sinceridad, el diálogo, el esfuerzo... y por supuesto, la alegría de vivir. El niño pide una muñeca
porque acaba de tener una hermanita y quiere imitar todo lo que hace mamá con ella, pero le
contestan..."Eso es de niñas".
4- Educar en expectativas reales: Hay que educar a cada hijo según sus propias
características y posibilidades. Para ello, resulta necesario conocer muy bien a los niños
evitando exigirles más de lo que pueden dar. Hay que intentar no trasladar a los hijos las
expectativas de vida que los padres no lograron. A los 5 años no tiene mucho sentido el que un
niño tenga extraescolares de tres idiomas diferentes sin dejar tiempo a los ratos de juego, de
parque, etc.
5- Educar en la formación de hábitos saludables: Un acto repetido muchas veces se
convierte en un hábito, y éste en una actitud, y ésta en un valor. Al final del proyecto educativo,
el niño acaba haciendo suya la conducta que le hemos fomentado, repitiéndola aunque no
estemos presentes. Y con la madurez, le encontrará sentido a esta actitud, desarrollando un
valor positivo.
En cualquier caso, lo más importante por encima de cualquier conflicto, es que reine el
sentimiento de amor y cariño que los padres deben de profesar a sus hijos. Si los padres
vulneran el amor propio, el de la pareja o el de los hijos, difícilmente podrán esperar que éstos
se dirijan a ellos con el debido respeto. Y si un niño no cuenta con las suficientes palabras o
actitudes por parte de sus padres para generar una adecuada confianza en sí mismo,
difícilmente podrá enfrentarse y superar los retos que se le presenten en la vida, como la
enuresis.
Considerando el momento en que el niño presenta la incontinencia de la orina, tanto la
frecuencia como si se acompaña de algún otro síntoma, pueden determinar diferentes tipos de
enuresis.
1- Según el momento o el ritmo de presentación, se denomina:
- Enuresis primaria: Cuando el niño nunca ha controlado la orina. Es el caso más común (el
80 por ciento de los casos).
- Enuresis secundaria: Cuando el niño vuelve a mojar la cama tras un periodo de entre tres a
seis meses de presentarse un control regular. Es decir, cuando el niño consigue controlar los
esfínteres, pero pasado un tiempo, vuelve a no tener controle sobre su pis.
2- Según se acompañe o no de otros síntomas en las vías urinarias, se
distinguen:
- Enuresis mono sintomática: La más habitual en la práctica clínica (90 por ciento de los
casos).
- Enuresis no mono sintomática: Acompañada de otras alteraciones del control de la orina,
como la incontinencia diurna o la sensación de necesidad inmediata de orinar (urgencia
miccional), etc.
3- Según su frecuencia:
- Enuresis continua, cuando el niño moja la cama todos los días.
- Enuresis intermitente, cuando el niño se levanta seco algunos días, y mojado los demás
días.
Al llevar al niño al especialista, es muy importante tener claro la frecuencia y el ritmo con que el
niño hace pis. También es conveniente que se aporte datos sobre los hábitos y las costumbres
del niño. Eso ayudará al urólogo en su diagnóstico. En estos momentos, si es el caso, se debe
dejar la vergüenza o lo que sea de lado, para poner encontrar una solución al problema del
niño. Eso sí es lo más importante.
La enuresis infantil es la emisión repetida de orina en la cama o en la ropa, de forma
involuntaria o intencionada. La conducta es clínicamente significativa y se manifiesta con una
frecuencia de 2 veces por semana durante un tiempo de 3 meses consecutivos. La edad
cronológica a partir de la que se considera problema es de cinco años, en el caso de las niñas
y de seis en el de los niños, o un nivel de desarrollo equivalente. Son edades aproximadas ya
que se considera que la madurez orgánica para el control de esfínteres está en torno a los tres
años.
La mayoría de los niños consigue el control diurno entre los dos y tres años; el nocturno puede
tardar bastante más: uno de cada diez no lo logra antes de los seis años de edad. A partir de
esta edad, si el niño sigue orinando en la cama, busca una orientación medica. Según algunas
investigaciones, aproximadamente un 15% de los niños mayores de los 3 años se orinan en la
cama mientras duermen. Y son los niños, más que las niñas, los que se encuentran en esta
situación.
Causas para hacer pis encima
Los niños no se orinan en la cama a propósito. La enuresis puede tener un sin número de
causas que pueden estar relacionadas con un desorden del dormir, con un desarrollo más lento
que lo normal del control de la vejiga, o con el resultado de emociones y tensiones que
requieren especial atención. Raramente significa que el niño tiene un problema de los riñones o
de la vejiga.
Las causas emocionales de la enuresis son muchas. Cuando un niño pequeño comienza
otra vez a orinarse en la cama después de meses o años de no hacerlo, se sospecha que
estos síntomas puedan ser causados por nuevos temores o inseguridades. Esto puede suceder
después de que niño presencie algunos cambios en su vida, por ejemplo, el traslado de la
familia a un nuevo ambiente, la pérdida de un miembro de la familia o de un ser querido, la
llegada de un nuevo bebé en la familia, el cambio de escuela, situaciones de estrés, etc.
La enuresis puede estar relacionada con algún conflicto psicológico y afectivo del niño, con la
necesidad del niño de llamar la atención. También se produce por cansancio o estrés
emocional. Otra posible causa puede estar en el ambiente familiar en que vive el niño, en una
familia que lo sobreprotege o que ofrece poco cariño a sus hijos. Hay padres que creen que si
el niño no controla el pis es porque es perezoso y no presta mayor atención al tema, y así les
aplican castigos y los provocan con burlas, lo que hará con el problema crezca aún más.
Todos los niños con enuresis necesitan tratamiento? Esta es sólo una de las inúmeras
preguntas que la doctora Rocío Santiago Gómez, médico especialista en Pediatría y Doctora
en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, responde a lo largo de diez vídeos
sobre el tema de la enuresis.
Con este segundo video, los padres podrán saber que no todos los niños con enuresis
necesitan tratamiento, hay que tener en cuenta la situación particular de los padres, del niño y
las características propias de la enuresis que se presenta. Después de esta consideración es
importante disponer de una buena información sobre qué es la enuresis, qué posibilidades de
tratamiento existen, posibles efectos adversos y porcentaje de éxito, para lo cual el pediatra,
familia y niño planearán la estrategia más conveniente para conseguir el objetivo.
En este vídeo se nos explican los tratamientos más adecuados, según si las causas de la
enuresis sean orgánicas o conductuales.
Cómo ayudar a tu hijo a mejorar su autoestima? Una de las consecuencias más temidas que
tiene la enuresis es la falta de autoestima que puede generar en los niños. Un efecto negativo
que afecta principalmente a los niños que siguen registrando problemas de incontinencia
urinaria con más de 10 años de edad y que puede provocar la burla de sus compañeros.
El apoyo familiar
No hay que olvidar que, según las últimas estadísticas en el mundo, del 8 al 18 por ciento de la
población de niños (varones y mujeres) mayores de 5 años de edad presenta este trastorno. En
todo caso, la autoestima de nuestros hijos puede verse afectada en mayor o menor grado
dependiendo del apoyo que cada niño reciba de la familia y de las situaciones que se susciten
a su alrededor (principalmente el entorno familiar, social y escolar del niño). Esto es algo que
debemos tener muy en cuenta porque puede provocar inseguridad, convertirlos en niños
introvertidos, con tendencias depresivas, de invalidez, violentos e incluso llevarlos hasta el
suicidio.
¿Cuál debe ser la actitud de los padres frente a la enuresis de su hijo? Aquí tenéis una guía
sobre cómo los padres pueden fortalecer la autoestima del hijo y evitar que ésta se constituya
en un agravante más de la enfermedad.
1. Para apoyar la autoestima de los niños hay que centrar la atención en sus fortalezas y no en
sus debilidades. De esta manera el pequeño se sentirá motivado a conectar con lo mejor de sí
mismo.
2. La actividad física es una de las mejores maneras para mejorar la autoestima de los niños.
Cuando hacen ejercicio, ellos se sienten muy bien con ellos mismos.
3. Escucharlos cálida y activamente y, sobre todo, sin distracciones.
4. Brindarles una aceptación incondicional.
5. Otorgarles siempre una respuesta positiva.
6. Evitar comparaciones o elogios del tipo "casi estás al nivel de tu hermano".
7. Fomentar un espacio de autonomía y libertad sin olvidarnos de los límites y manteniendo una
línea de respeto.
8. Dar responsabilidad a los niños, confiando en ellos.
9. Evitar las reprimendas en clase y el trato humillante.