entramos en el solitario paraÍso privado de...

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Orson Welles se inspiró en su abuelo, William R. Hearst, para su mítica «Ciu- dadano Kane» y son una de las familias más ricas de América «Villa Nautilus», un paraíso ubicado entre árbo- les y dunas de arena, cuyos propietarios, Aus- tin y Gabriela Hearst, que se casaron en junio de 2013, en una de las bodas más comentadas entre la alta sociedad neoyorquina, pasean a caballo por la playa, en la imagen de la izquier- da. Derecha, la espectacular piscina, que se confunde con el increíble paisaje 4 Situado en un pue- blo de pescadores de la costa Este uruguaya, le pusie- ron «Villa Nauti- lus» en honor de Julio Verne; tiene casi tres hectáreas y 1.250 metros construidos ENTRAMOS EN EL SOLITARIO PARAÍSO PRIVADO DE AUSTIN HEARST, NIETO DEL PODEROSO MAGNATE DE LA COMUNICACIÓN, Y DE GABRIELA, SU MUJER 5

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Orson Welles se inspiró en su abuelo, William R. Hearst, para su mítica «Ciu-dadano Kane» y son una de las famil ias más r icas

de América

«Villa Nautilus», un paraíso ubicado entre árbo-les y dunas de arena, cuyos propietarios, Aus-tin y Gabriela Hearst, que se casaron en junio de 2013, en una de las bodas más comentadas entre la alta sociedad neoyorquina, pasean a caballo por la playa, en la imagen de la izquier-da. Derecha, la espectacular piscina, que se

confunde con el increíble paisaje

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Situado en un pue-blo de pescadores de la costa Este uruguaya, le pusie-ron «Villa Nauti-lus» en honor de Julio Verne; tiene casi tres hectáreas y 1 .250 metros

construidos

ENTRAMOS EN EL SOLITARIO PARAÍSO PRIVADO DE AUSTIN HEARST, NIETO DEL PODEROSO MAGNATE DE LA COMUNICACIÓN, Y DE GABRIELA, SU MUJER

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Arriba, uno de los magní�cos y amplios patios interiores, con su propia lámina de agua. Izquierda, comedor exterior, en una de las zonas del porche. Los materiales fundamentales de la casa son pie-dra, madera y cemento, los cuales se transformaron en uno solo al unificar su color y dejaron como protagonistas las formas y las tex-turas. Derecha, Austin y Gaby, que lleva un vestido rosa y zapatos de

Valentino

E L movimiento rítmico de las olas, las palmeras que se mue-

ven con el pasar del viento, el zum-bido de las abejas entre los azaha-res. Estos son los sonidos de «Villa Nautilus», el paraíso de casi tres hectáreas y 1.250 metros de cons-trucción que Austin y Gabriela Hearst construyeron en José Igna-cio, un pueblo de pescadores en la costa Este de Uruguay, para refu-giarse del ajetreo del mundo y sus presiones. Y no podía ser de otra manera: en este lugar es inevitable que los sentidos se dejen llevar por un estado de euforia casi constan-te. Es un mundo de ensueño, don-de el desayuno se toma en un bal-cón bañado por el sol, el almuerzo se disfruta en la fresca sombra de

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una galería y la cena se sirve a la luz de antorchas de fuego. Todo alrededor de blancas paredes y objetos que evocan un estilo de vida único.

«Villa Nautilus» es un paraíso ubicado entre árboles y dunas de arena donde el tiempo pasa sin avisar y en el que sus dueños —que se casaron en junio de 2013, en una de las bodas más comenta-das entre la alta sociedad neoyor-quina— reciben con frecuencia a sus amigos de todo el mundo. Di-señada por el arquitecto Javier Gentile y decorada por el interio-rista argentino Hassen Balut, la vi-

un muestrario de los trabajos más (SIGUE)

«Encuentro muchas cosas en común entre estos litorales y los Hamptons, el exclusivo re-ducto en la costa Este de Esta-dos Unidos en el que veraneé con mis padres desde que era

pequeño», explica Austin

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cales. «La primera vez que viajé a Uruguay —cuenta Austin— fue en el verano. Al llegar, tuve la feliz

encontrado el paraíso. Y es hasta el día de hoy que esa primera impre-sión no cambió ni un poco. De hecho, encuentro muchas cosas en común entre los litorales del Este uruguayo y los Hamptons, el exclusivo reducto en la costa Este de Estados Unidos en el que vera-neé con mis padres desde que era pequeño». Por eso, para quienes los conocen bien no fue una sor-presa que vieran en José Ignacio el lugar ideal para tener una casa.

«Decidí construir “Nautilus” —explica Austin— porque está ubicada en un pueblo virgen con todas las comodidades, una rareza en el mundo de hoy. Cuando en-contré el terreno, no lo dudé ni un minuto porque nuestras otras casas (un «townhouse» en el Meat Packing District, de Manhattan; una estancia en Paysandú, al Oeste de Uruguay; un apartamento en el hotel Pierre de Nueva York y un

(SIGUE)

AUSTIN: «Cuando encontré el terreno, no lo dudé ni un minuto porque nuestras otras ca-sas (un “townhouse” en Manhattan, una estancia al Oeste de Uruguay, un apartamento en el hotel Pierre de Nueva York y un rancho en California) no tienen salida al mar»

Desde el inicio, los Hearst pensa-ron una construcción que convi-viera en perfecta armonía con la Naturaleza. Una arquitectura li-neal, altos muros pintados de blanco y cúpulas que sobresalen por encima del techo. Junto a es-tas líneas y a la izquierda, distintos ambientes del salón principal. Abajo, Gaby, con un vestido de «broderie» blanco y aros en forma

de fresas de titanio

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«Las únicas consignas que le dimos al interiorista fueron que queríamos una casa lle-na de luz, decorada con obras de artistas locales y grandes

vistas al mar»

rancho en California) no tienen sali-da al mar».

Desde el inicio, los Hearst pensa-ron una construcción que conviviera en perfecta armonía con la Naturale-za. Dueña de una arquitectura lineal, altos muros pintados de blanco y cú-pulas que sobresalen por encima del techo, la propiedad está ubicada en-

tre arbustos, hortensias y árboles centenarios, para dar como resulta-do un «collage» blanco y verde que combina a la perfección con el in-tenso azul del cielo. Y la bautizaron con ese nombre debido a que el due-

historias de Julio Verne, y «Nautilus» era como se llamaba la nave del capi-

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«Creo que este lugar tiene una magia singular —explica Gaby, en el comedor, a la izquierda—. Esa mezcla entre la vegetación, el mar y la Naturaleza hace que el entorno sea realmente increíble». Arriba, otro de los

bonitos rincones de «Villa Nautilus»

tán Nemo en «Veinte mil leguas de

Ahí, el nieto de William R. Hearst —el todopoderoso magnate de la comunicación que inspiró a Orson We l l e s s u m í t i c a « C i u d a d a n o Kane»— y su mujer, Gabriela, reci-ben en exclusiva a ¡HOLA! para ha-blar de su «lugar en el mundo» y de

lo que representa Uruguay en su his-toria de amor.

«ESTE LUGAR TIENE UNA MAGIA SINGULAR»

—Gabriela, ¿qué significa para ti este destino?

—Yo creo que tiene una magia sin-gular. Esa mezcla entre la vegetación,

el mar y la Naturaleza hace que el en-torno sea realmente increíble. Hace catorce años que me mudé a Nueva York y debo confesar que una de las cosas que más añoro es la playa de Punta del Este.

—Austin, ¿qué les llevó a decorar «Villa Nautilus» con este estilo?

—Las únicas consignas que le di-

mos a Hassen Balut fueron que que-ríamos una casa llena de luz, decora-da con obras de artistas locales y con grandes vistas al mar. Nos interesaba

nuestro amor por el arte y la Naturale-za, y donde la vida se sintiera simple y tranquila. Le dimos como referencia

(SIGUE)

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«Gaby, en el fondo, es una chica de campo por cuyas venas corre sangre latina, y eso la convierte en alguien muy sensible y emocional», dice Aus-tin de su mujer, que, a la derecha, posa al borde de la piscina, con pantalón naranja y blusa tejida. Arriba, el dormitorio principal, con impresionan-

tes vistas al exterior. Abajo izquierda, otro de los dormitorios y abajo derecha, el cuarto de baño, todo de mármol

GABRIELA: «Me encanta ver a mis hijas cambiar la rutina neoyorquina por la Naturale-za. Un área de la casa es solo para ellas, la cual se convierte en un territorio para jue-

gos y fantasías infantiles»

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el estilo con el que se han decorado muchos «resorts» de la cadena Aman, una de nuestras favoritas. Y debo admitir que el resultado fue in-creíble.

—Gabriela, ¿cómo es un día du-rante sus vacaciones en Punta?

—Nos levantamos un poco más tarde que en Nueva York y desayu-namos en familia en la terraza, viendo el mar. El almuerzo, gene-ralmente, lo hacemos con nuestros vecinos, que son nuestros mejores amigos y con quienes siempre te-nemos garantizada una buena co-mida llena de anécdotas y risas. Nos encanta echarnos la siesta en la galería y juntarnos a tomar el té en el patio interno de la casa. Por la noche, recibimos invitados o sa-limos al pueblo a comer pescado

fresco y a reunirnos con amigos. Mis amigas se sorprenden de lo re-lajada que soy cuando estoy en Punta, ya que están acostumbradas a verme todo el día acelerada con una agenda repleta de compromi-sos. Es por eso que siempre que puedo me refugio en la paz que emana este lugar.

—Tus hijas deben ser felices en este paraíso cada vez que vienen...

—Por supuesto. Se ponen tan fe-lices como cada vez que yo venía siendo niña. Hay tanto para explo-rar y jugar al aire libre que es impo-sible que no se diviertan. Me encan-ta verlas cambiar la rutina neoyor-quina por la Naturaleza. Además, considero que es muy sano que ten-gan contacto con sus raíces. Un área

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de la casa es solo para ellas, la cual se convierte en un territorio para juegos y fantasías infantiles.

—Austin, Punta del Este fue uno de los escenarios de su histo-ria de amor. ¿Qué es lo que vuelve, a tu juicio, tan especial este sitio?

—Las puestas de sol son maravi-llosas, y ni hablar de las noches es-trelladas con luna llena. Creo que en ningún otro lugar del mundo he visto algo igual. Soy una perso-na de agua y estar cerca del mar es fundamental para mi estado de ánimo.

—¿En qué aspectos de su perso-

ja su identidad uruguaya?—Ella, en el fondo, es una chi-

ca de campo por cuyas venas corre sangre latina, y eso la convierte en alguien muy sensible y emocional. Considero que su honestidad y su

que es la sociedad uruguaya. Ella siempre dice, con orgullo, que en su país hay pocos habitantes ya que de lo bueno hay muy poco. Creo que tiene toda la razón.

Realización y texto: RODOLFO VERA CALDERÓN

Fotos: TADEO JONES

Al anochecer, y antes de salir a uno de sus numerosos compromi-sos sociales, que siempre tienen cuando están en Punta del Este, el matrimonio Hearst posa en el agradable y bonito patio interior

de su magnífica casa

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