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En su espectacular campo en West Sussex

LA MARQUESA DE MILFORD HAVEN

“LOS cAbALLOS y EL pOLO ME AyUDAN A DEScONEctARME DE MI tRIStEzA”

considerada una de las aristócratas más conocidas de Inglaterra, periodista, jugadora de polo y fanática de Argentina, la mujer de

George Mountbatten abre su corazón. En diciembre de 2006, su hijo James, de 21 años, se quitó la vida. Habla de cómo convive con el

dolor y de la fundación que creó para prevenir el suicidio adolescente

“Adoro el campo y los animales y estoy orgullosa de eso. Me dan paz y serenidad”,

dice Clare Mountbatten, marquesa de Milford Haven, poco antes de practicar con su marido George en Great

Trippetts, su estancia de 400 hectáreas, donde tienen unos

350 caballos.

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E l refugio de Clare Mountbatten (51) –ubicado en la campiña de West Sussex, a unos 80 kilóme-

tros al sur de Londres– es una cons-trucción de principios del siglo XX que fue declarada de interés nacional en 1959, un sitio único donde lo clásico y lo contemporáneo, dos aspectos de la personalidad de Clare, se mezclan a la perfección. Amoblada en tonos cla-

ros con un ligero toque francés, el es-tilo de Great Trippetts –el nombre del campo– sobresale entre las praderas inglesas y deja en evidencia el incon-fundible chic de una de las mejores jugadoras de polo del mundo.

“Me encanta tener fotos por todos lados porque me gusta recordar a los seres que más quiero”, cuenta Clare mientras recorremos su casa. Muchos

de los portarretratos guardan imágenes de un joven apuesto, sonriente. Es su hijo mayor James, quien se quitó la vida en diciembre de 2006 y la llevó a crear la fundación que lleva su nombre: The James Wentworth-Stanley Memorial Fund. Desde entonces, la marquesa de Milford Haven trabaja incansablemen-te para prevenir el suicidio en los ado-lescentes, “una realidad que hoy afecta

Decorada por ella misma, la casa de campo de la marquesa refleja su carácter a la perfección. Clásica y contemporánea, Clare adoptó

tonalidades claras y muebles de estilo provenzal para otorgarles calidez a los ambientes. Izquierda, abajo: el family room es el lugar en el que más tiempo pasan los Mountbatten cuando se

instalan los fines de semana en West Sussex.

“conocí Argentina en 2000, cuando fui a comprar un caballo y me enamoré del país a primera vista. todos los años huyo del frío inglés y me refugio en

pilar, donde tengo una casa y pronto voy a hacer studs y unas canchas”

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a la juventud y que no es tratada con la im-portancia y seriedad que merece”, aclara.

Nacida en Nueva York y casada en prime-ras nupcias con el periodista Nicholas Phi-lip Wentworth-Stanley, Clare debutó en el mundo editorial en la revista británica Tat-ler, una de las publicaciones de sociedad más antiguas y en donde todavía se desem-peña como editora. De esa relación nacie-ron sus hijos James Nicholas (hoy tendría 26), Harry David (23) y Louisa Clare (19), que día a día la ayudan a sobrellevar el enorme dolor de haber perdido un hijo y que comparten su pasión por el polo, ese deporte que le devolvió un eje en su vida.

Con una infancia tranquila en Hamp-shire, Clare creció entre ponies y largas tardes de cacería junto a su padre. Ya adolescente, pasó unos meses en Floren-cia estudiando Historia del Arte y más

tarde se instaló en Londres para hacer una pasantía en Christie’s. En 1997 se casó con el cuarto marqués de Milford Haven en Nantucket, Massachusetts, uno de sus destinos favoritos.

Fue precisamente su segundo mari-do, George Mountbatten (51, primo del príncipe Felipe y la reina Isabel II y ocu-pante del puesto 448 en la línea de su-cesión al trono británico) quien la hizo enamorarse del polo. Durante un viaje a Ghana, ella se dio cuenta de lo bien que le hacía taquear.

El “deporte de los reyes” fue lo que la hizo a Clare Mountbatten apasionarse con nuestro país, lugar que visita todos los años y del que se confiesa una enamo-rada: “Argentina es un país que siempre estará en mi corazón porque me siento muy cercana a su gente”, contó en exclu-

siva para ¡Hola! Argentina la marquesa de Milford Haven, un símbolo de la solidari-dad y el amor a la vida.

–¿De dónde cree que nació su amor por los caballos?

–Empezó cuando yo era muy joven y sa-lía a cabalgar con mi padre. Pasábamos días enteros andando en el campo, cazando o haciendo picnics bajo un árbol. A pesar de que mis hermanos cabalgaban también, yo soy la única que después de tanto tiempo sigue interesada en los caballos. Puedo confesarme una amante de los animales y me siento muy orgullosa de ello. Desgracia-damente, dejé de cabalgar cuando tenía 18 años, porque empecé a viajar y a estudiar en la universidad. Después llegaron mis hi-jos y no fue hasta que conocí a mi segundo marido, George, que retomé y descubrí el polo, la pasión más grande de mi vida.

Izquierda: la habitación de los marqueses de Milford Haven es un fiel reflejo del gusto de Clare por la ambientación moderna. Sobre la chimenea sobresale un retrato de Clare pintado por Thomas Leveritt que la muestra en su faceta de polista. Abajo: otra habitación de la casa en la que los Mountbatten reciben a

jugadores del mundo entero que los visitan a lo largo del año. Arriba: detalle de la suite principal en la que sobresalen los retratos de los padres del dueño de casa: David Mountbatten, tercer marqués de Milford

Haven, y su segunda mujer, Janet Mercedes Bryce.

El campo de los Mountbatten en West Sussex es una referencia obligada cuando se habla de polo. Adquirida

por el tercer marqués de Milford Haven, las 400 hectáreas guardan mucha historia

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–Hablemos de esa pasión…–Tengo que confesar que no es muy común

que una mujer juegue al polo. En Argentina, por ejemplo, hay muy pocas que lo hacen. Es una práctica vinculada a los hombres. Pero en Ingla-terra, el polo se juega con equipo mixtos, y eso me encanta. En rigor, prefiero jugar con varones, porque me he dado cuenta de que cuando juego sólo con mujeres es mucho más competitivo.

–Después del drama de su hijo, ¿se aferró más al deporte?

–Tras la muerte de mi hijo, yo no tenía ganas de hacer nada, y mucho menos de jugar al polo, que tanto habíamos compartido. No podía imaginarme sobre un caballo divirtiéndome de la misma forma en que lo hacía con James. Fue un proceso difí-cil volver a entusiasmarme con el polo, pero creo que fui muy afortunada de encontrar el apoyo de

Jaeger-Le Coultre, que es desde hace ocho años el sponsor de Broncos, mi equipo de polo. Ellos y mi marido George fueron los que me alentaron para volver. Y lo hicieron de una manera muy inteligente, ya que me decían: “¡Vamos, Clare!, pensá en el equi-po y en lo feliz que estaría James de verte jugar…”. Y poco a poco retomé.

–Y es algo que hoy disfruta muchísimo…–Creo que es lo que más disfruto en la

vida. Es lo mejor que me ha pasado en los últimos años: los caballos y el polo me ayu-dan a desconectarme de mi tristeza. Cada vez que salgo a la cancha pienso en que debo dar lo mejor de mí y que mi única misión es ganar. Tener contacto con mis caballos, a los que amo y en los que confío, es una bendición. Tuve suerte de haber

encontrado una pasión que me ayudara a atravesar el momento dramático que viví.

–¿Qué la llevó a crear The James Went-worth-Stanley Memorial Fund?

–Creo que lo inesperado y lo traumático de tener un hijo que se quita la vida. Siem-pre pensé que tenía un hijo divertido, gua-po, deportista, inteligente… No hubo un solo día en que estuviera preocupada por él, jamás llegué a sospechar de que algo estaba mal, que debía llevarlo a un médi-co o a un psiquiatra. Nunca me dio una preocupación. Todo sucedió después de una operación menor de la que salió muy triste y deprimido: desde que le dieron el alta hasta que murió pasaron diez días, por lo que no tuvimos tiempo para entender realmente lo que estaba pasando. Una de-

presión profunda fue lo que mató a James, y quiero que la gente se entere de lo im-portante que es la ayuda médica en estos casos. Todos los días pienso en que podría haberse salvado, porque él, sin decirnos nada, se acercó a un centro médico por lo mal que se sentía, y nadie lo tomó en serio porque se lo veía bien. Es por eso que estoy muy dolida, no recibió la ayuda que pedía a gritos… Quisiera tratar de prevenir que otras familias pasen por mi dolor.

–¿Qué es lo que la mantiene fuerte?–Yo sé que no podré prevenir a todas las

familias de este problema, pero creo que si por lo menos llegara a salvar una vida sentiré que habré hecho algo maravilloso por la memoria de mi hijo. La fuerza la tomo de la investigación que hacemos y de

Derecha: Great Trippetts es el lugar en el que Clare Mountbatten jugaba al polo con su hijo todos los fines de semana. Es así que cuando el joven se quitó la vida, en diciembre

de 2006, la marquesa decidió crear un rincón con todas sus pertenencias para seguir sintiéndolo cerca. “Estos objetos (fotografías, cuadros, osos y hasta los tacos con los que James jugaba) son los que día a día me recuerdan que debo seguir luchando en memoria de mi hijo”, confiesa. Arriba: fanático del polo, James coleccionaba remeras de equipos

famosos. Abajo: un tierno detalle del cuarto del hijo mayor de Clare.

“todos los días pienso que mi hijo se podría haber salvado… Estoy muy dolida y necesito advertir a otras familias para que no pasen por nuestro drama. En la

fundación trabajamos duro para prevenir el suicidio adolescente”

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las campañas de conciencia que llevamos adelante des-de 2008. Porque realmente muy pocos saben que el sui-cidio es la principal causa de muerte en hombres jóvenes en el Reino Unido.

–Cuéntenos de su amor por Argentina.

–La conocí en el año 2000, cuando fui a comprar un caballo y me enamoré del lugar a primera vista. En Argentina se vive la fies-ta del polo como en ningún otro, ahí se crían los mejo-res caballos del mundo y la gente es maravillosa. Bue-nos Aires es una ciudad que me hace sonreír y en la que me siento relajada, ¡con ex-cepción de los momentos en que me toca manejar el auto por la Panamerica-na! [Risas.] Todos los años huyo del frío inglés y me re-

fugio en Pilar, un lugar que amo; de hecho, tengo una casa allí en la que espero construir un par de canchas y algunos studs para poder pasar más tiempo en el sur. Hay pocos lugares con tan-ta magia y extravagancia como Buenos Aires, y a la vez es muy europea y me hace sentir como en casa.

–¿Qué es lo que más le gusta de los argentinos?

–Mis amigos argentinos son gente amorosa y diverti-da. Creo que comparten con los ingleses el sentido del hu-mor, porque hay una ironía parecida en nuestros chistes. Me siento muy afortunada de llevar a Argentina tan presente en mi corazón.•

Arriba: lista para entrenar, la marquesa de Milford Haven sale a taquear siempre que su agenda se lo permite. Broncos, su equipo, lo completan

los argentinos Christian Laprida (7), Matías MacDonough (8) y Bautista Sorzana (6), por lo que admite que el castellano es un idioma que le

encanta y que cada día entiende más. Derecha: Clare tiene cinco perros a los que adora, y siempre alguno anda cerca de ella.

Los marqueses de Milford Haven comparten la pasión por el polo y juegan juntos cada vez que pueden. Creado

en 1917 para el príncipe Luis de Battenberg, bisabuelo de George, el marquesado de Milford Haven ha estado

desde siempre muy ligado a la nobleza del Reino Unido y vinculado a la familia real británica. Al mismo tiempo que llevan el título de marqueses, Clare y George son también

condes de Medina y vizcondes de Alderney.

Texto: Rodolfo Vera CalderónFotos: Alejandro Querol Producción: Juan Cavalieri

“cada vez que salgo a la cancha pienso que debo dar lo mejor de mí… tuve suerte de haber encontrado una

pasión que me ayudara a atravesar el momento dramático que viví y

que recuerdo cada día”