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El teatro dentro de la novela De la Selva de aventuras a El peregrino en su patria JAVIER RUBIERA FERNÁNDEZ Universidad de Montréal (Canadá) Al aproximarse a las obras teatrales del Siglo de Oro es fundamental tener en cuenta la dimensión espectacular que contiene y propone el texto escrito, más allá de sus virtudes como poema dramatico. Quizás el avance de la investigación sobre el teatro aureo en los ŭltimos veinte arios haya tenido en esta reinvidicación su más alto valor. El estudio pormenorizado de las condiciones escénicas de la época junto al análisis y clasificación de los modos en que el poeta introduce las indicaciones para la representación son dos de los pilares básicos para una "imaginative reconstruction of the performance that the text was destined to evoke", seg ŭn la feliz formulación de Martin Esslin (1987: 79-80). Sólo de esta manera se comenzaría, en nuestra opinión, a establecer una lectura adecuada de las obras dramáticas del XVI y del xvu'. En este sentido el presente trabajo intentará aportar un elemento más para la refiexión y con ese fin presenta algunas consideraciones nacidas a partir del estudio de los "autos" contenidos en El peregrino en su patria, Ilarnando la atención sobre la peculiaridad de su género discursivo y estableciendo ciertas diferencias importantes entre ellos. Estructura y composición de El peregrino en su pairia En 1604 Lope de Vega publica en Sevilla El peregrino en su patria. Tiene entonces 42 arios y ya ha editado en los ŭltirnos seis La Arcadia, La Dragontea, El Isidro y la prirnera antología de su obra culta, La hermosura de Angélica, con otras Diversas Rimas. En ese mismo ario de 1604 ven la luz sus Rimas, nueva antología poética, y aparece la primera parte de sus comedias. A esta altura de su carrera es ya reconocido como ilustre poeta y narrador, pero sobre todo su fama como Una primera versión de este artículo fue presentada en forma de ponencia durante el en- cuentro anual de la Asociación Canadiense de Hisparŭstas (Bishop's University, junio de 1999). Castilla 27 — 2002, pp. 109-122

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  • El teatro dentro de la novelaDe la Selva de aventuras a El peregrino en su patria

    JAVIER RUBIERA FERNNDEZUniversidad de Montral (Canad)

    Al aproximarse a las obras teatrales del Siglo de Oro es fundamental tener encuenta la dimensin espectacular que contiene y propone el texto escrito, ms allde sus virtudes como poema dramatico. Quizs el avance de la investigacin sobreel teatro aureo en los ltimos veinte arios haya tenido en esta reinvidicacin su msalto valor. El estudio pormenorizado de las condiciones escnicas de la poca juntoal anlisis y clasificacin de los modos en que el poeta introduce las indicacionespara la representacin son dos de los pilares bsicos para una "imaginativereconstruction of the performance that the text was destined to evoke", seg n lafeliz formulacin de Martin Esslin (1987: 79-80). Slo de esta manera secomenzara, en nuestra opinin, a establecer una lectura adecuada de las obrasdramticas del XVI y del xvu'. En este sentido el presente trabajo intentar aportarun elemento ms para la refiexin y con ese fin presenta algunas consideracionesnacidas a partir del estudio de los "autos" contenidos en El peregrino en su patria,Ilarnando la atencin sobre la peculiaridad de su gnero discursivo y estableciendociertas diferencias importantes entre ellos.

    Estructura y composicin de El peregrino en su pairia

    En 1604 Lope de Vega publica en Sevilla El peregrino en su patria. Tieneentonces 42 arios y ya ha editado en los ltirnos seis La Arcadia, La Dragontea, ElIsidro y la prirnera antologa de su obra culta, La hermosura de Anglica, con otrasDiversas Rimas. En ese mismo ario de 1604 ven la luz sus Rimas, nueva antologapotica, y aparece la primera parte de sus comedias. A esta altura de su carrera es yareconocido como ilustre poeta y narrador, pero sobre todo su fama como

    Una primera versin de este artculo fue presentada en forma de ponencia durante el en-cuentro anual de la Asociacin Canadiense de Hisparstas (Bishop's University, junio de 1999).

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    dramaturgo es ya extraordinaria, segn se desprende, por ejemplo, de la "Loa de lacomedia" que Rojas Villandrando publica en El viaje entretenido, de 1603. Sudimensin de hombre de teatro se dejar sentir tambin en la historia del peregrino.

    Es El peregrino una narracin de aventuras con fuerte contenido cristianopost-tridentino en las que su protagonista, Pnfilo, se ve envuelto en diversidad desituaciones extraas que le van acercando y separando de su amada Nise, conquien, tras varias fortunas y adversidades, alcanzar finalmente la unin deseada.Sin salirse de los lmites de su patria espaola, el hroe, seg n el rpido resumen deVossler, va de "cortesano a soldado, de soldado a cautivo, de cautivo a peregrino,de peregrino a preso, de preso a loco, de loco a pastor y de pastor a misero lacayode la misma casa que fue la causa original de su desventura" (1940:175). El propionarrador se admira de la extrafa acumulacin de acontecimientos y dice a mitad dela historia: "Caso digno de ponderacin en cualquiera entendimiento discreto queun hombre no pudiese ni acertase a salir de tantas desdichas desde Barcelona aValencia y desde Valencia a Barcelona, peregrinando en una pequeria parte de supatria Esparia con ms diversidad de sucesos que Eneas hasta Italia y Ulises hastaGrecia, con ms fortunas de mar, persecuciones de Juno, engaos de Circe ypeligros de lotfagos y Polifemos" (Vega 1973: 366).

    Entre los rasgos que serialan la importancia de El peregrino, al margen de susvalores como relato de aventuras ms o menos bizantinas, destaca su carctermiscelneo, o hbrido si se quiere. En articulacin ms bien dbil con el desarrollode la accin aparecen, por ejemplo, episodios narrativos de carcter fantstico yfantasmal, cuatro piezas representativas de tipo alegrico-moral y diversos poemaslricos (como la epstola con los famosos tercetos a Camila Lucinda que comienzan"Serrana hermosa, que de nieve helada" o la bella imitacin del beatus illehoraciano "Cuan bienaventurado / justamente se llama / aquel que como yocontento vive", incluida precisamente en la ltima de las piezas dramticas que aquestudiamos). Con este amplio material intercalado logra Lope su ideal de variedad,pero sin conseguir ciertamente integrarlo en una unidad compositiva, amenazada decontinuo por la dispersin y por la digresin erudita apoyada en decenas deautoridades (tan criticada por Cervantes en el prlogo del Quijote).

    El caso es que en este conjunto de textos poticos de distinto gnero tomanespecial relevancia los aspectos dedicados al "teatro", bien en forma de comentariosperifricos o mediante la inclusin de piezas dramticas. Ya en el Prlogo, el yo a lavez orgulloso y resentido de Lope despliega, como el Leporello de Don Giovanni,un apabullante catlogo: se trata de aquella famosa lista de sus comedias quecomienza por Las amazonas y termina por El monstro de Amor en la primeraedicin y por La dicha del forastero en la edicin aumentada de 1618. Adems,Lope dice no poner "las representaciones de actos divinos para diversas fiestas" yadvierte a los extranjeros que no se atrevi a guardar los preceptos, porque con tal

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    rigor "de ninguna manera [las comedias] fueran odas de los esparioles" (1973: 63),anticipando de esta manera lo que ampliara en su Arte nuevo pocos afos ms tarde.

    Tambin al final de la obra las referencias teatrales son de importancia, pues elnarrador Lope cuenta que, para celebrar las cuatro felice,s bodas, las ocho pr nerasnoches hubo ocho comedias y se detiene a damos los ttulos y los nombres de cadaautor que las represent, con su correspondiente breve elogio, anunciando suinclusin, junto a otras dos ms, en una segunda parte de El peregrino.

    La historia propiamente dicha se divide en cinco libros y en cada uno de loscuatro prneros se encuentra una pieza de esas que llam Lope "representacionesde carcter divino para distintas fiestas". Las piezas son:

    1. En el prner libro, El viaje del alma, considerada explcitamente en el textocomo "representacin moral", que es vista por el peregrino, Pnfilo, enBarcelona.

    2. En segundo lugar las Bodas entre el alma y el Amor Divino, llamada "acto"y "moralidad", y presenciada por Pnfilo y por Everardo en Valencia,dentro del marco festivo que sigui al casamiento del rey Felipe 111 conMargarita de Austria en 1599.

    3. En el tercer libro aparece una pieza tradicionalmente denominada (aunqueno hay tal ttulo en la obra) La Maya, "representacin" hecha en la plazadel Pilar de Zaragoza ante la mirada de otro personaje, Celio.

    4. Y por ltimo, otra "representacin" hecha en Perpirin, pero llevada desdeBarcelona, para las fiestas de Santiago celebradas por los soldadoscastellanos. Es vista por Nise, Finea y un tal Ricardo y tradicionalmente sela llama, con propiedad, El Hijo Prdigo, aunque en la narracin aparecesin ttulo.

    El conjunto de los textos dramticos ocupa ms de un tercio de El peregrinoen su patria. Incluyendo las canciones ciales y el prlogo de cada pieza (lo queno siempre ha hecho la crtica en el caso de El peregrino) se sobrepasan los cincomil versos, oscilando entre los casi 1100 del Viaje del alma y los 1400 de El HijoPrdigo. Cada auto, segi'm el cmputo de Flecniakoska (1961, 274), tendraexactamente el siguiente nmero de versos:E/ viaje del alma 770 versos; Las Bodasdel alma con el Amor Divino 1160 versos; La Maya 1178 versos y El Hijo Prdigo1090 versos.

    Desde un punto de vista intemo, Avalle-Arce ya puso bien de marfiesto elcarcter de "columnas" que los cuatro autos tienen para sustentar el peso narrativode cada libro, desemperiando segn l "una clara fimcin estructurante, ya que sonel instrumento de la simetra arquitectnica de la novela" (1973: 24). Emilia Deffis,por su parte, sostiene que son eklnentos estucturantes por servir de refueTzoplstico del mensaje ideolgico, por ser el marco de referencia esttica para defmirel camino espiritual del alma hacia la unin definitiva con Dios y "por su

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    construccin intema, que reproduce en perfecta mise en abyme los componentesesenciales de la narracin" (1998: 93-94). Desde un punto de vista extemo al texto,se ha serialado la importancia de estas cuatro piezas por ser los nicos "autos"lopescos publicados en vida del Fnix, ariadindose la feliz circunstancia de estareditados bajo su supervisin en el interior de una obra propia. Efectivamente, de laelevada cifra de autos que Juan Prez de Montalbn adjudic a Lope (unoscuatrocientos) no se conservan ms de cincuenta: los cuatro de El peregrino, losdoce editados por Jos Ortiz de Villena en 1644 y las copias manuscritas del sigloXVII, entre las que destaca un autgrafo completo (Las hazaas del segundoDavid) y otro casi completo al que le faltan las dos primeras pginas (Obras sonamores)2 . De este modo no es dificil reconocer la fuerte significacin de las pie7asde El peregrino desde esta perspectiva. Pero adems el hecho de que Lope sedecida a editarlos incluyndolos en una obra narrativa, destinada a la lectura, va aconferir a los cuatro autos una caracterstica especial, que es lo que queremoscomenzar por poner de relieve a continuacin.

    Otros casos de teatro dentro de la novela: la Selva de aventuras

    Sobre todo en el mbito de la novela pastoril se encontraba bien testimoniadoel procedimiento de insertar poesa dramfica en el curso de la narracin: losejemplos de Luis Glvez de Montalvo (Pastor de Filida, 1582) y de Cervantes (LaGalatea, 1585) son los ms citados al respecto entre los esparioles y sin duda fueronmodelos para La Arcadia del propio Lope, donde se incluye la gloga representablede Montano y Lucindo. Pero en estos casos, salvo la breve descripcin de lospreparativos para la representacin de la gloga, encorfiramos nicamente lasucesin de los parlamentos poticos sin ninguna indicacin escnica explcitasobre decorado, movimiento y diccin de los actores, utilera, vestuario, etc. Enobras posteriores a El peregrino el procedimiento de introduccin de materialdramtico en textos narrativos es distinto: normalmente no se trata ya de un simpleintercambio de tiradas lricas entre pastores, sino de verdaderas "comedias" y"autos" en los que se encuentra la tpica distribucin del discurso teatral en dilogoy acotaciones. As lo har, por ejemplo, Prez de Montalbn al recoger cuatro desus comedias y dos autos en su famoso Para todos, una miscelnea de gran xitopublicada en 1632. Pero el caso ms emblemtico, y que particularmente nosinteresa ahora por ser muy prximo a Lope, es el de Tirso de Molina y su Deleitaraprovechando que contiene tres piezas llamadas "autos" o "coloquiossacramentales", entre los que destaca el ms famoso de los de Tirso, El colmenero

    2 Agustin de la Granja (1986) propuso la atribucin a Lope de Vega de otros dos autos titula-dos El bosque de Amor y El labrador de la Mancha. Para todo lo relativo a la aportacin de Lopea la fiesta espahola del Corpus vase la imprecindible introduccin de de la Granja en la edicinde estos dos autos (Vega 2000).

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    divino. En tres ocasiones, una para cada auto, el narrador de la historia principalcuenta en pasado la aparicin de la "msica" y posteriormente de la loa, perocuando va a comenzar el auto propiamente dicho, snplemente se presenta el ttulo,la lista de dramatis personae y a continuacin el texto tpico de dilogo conacotaciones igualmente tpicas: "Salen el placer de villano y el Verbo Etemo delabrador Colmenero" (Tirso de Molina 1994: 205), "cantan", "vanse" (214),"Abre la primera y descubre una muerte'"' (232), etc. El narrador ha desaparecido,o se ha escondido, mostrndose el texto como en cualquier edicin de una suelta ouna coleccin. Tirso, igual que en el caso de las comedias que incluy en losCigarrales, sencillamente adjunta o inserta tres autos sin manipulacin alguna delmaterial dramtico en vista de la condicin especial del discurso narrativo3.

    Sobre este fondo tomar ahora su verdadera significacin la labor de Lope enEl peregrino, puesto que es claro que su procedimiento de inclusin de materialdramtico en la narracin difiere de los ejemplos citados, como pronto se ver, ypresenta unas caractersitcas especiales. Indudablemente en la base de lacomposicin lopesca fimciona como modelo la Selva de aventuras de Jernimo deContreras. Publicada en 1562, esta novela presenta la historia de un caballerosevillano, Luzmn, que debe peregrinar por Italia durante diez arios. Entre los rarosacontecimientos a los que asiste el protagonista se encuentran tres representacionesen Venecia, Miln y Roma que se escenifican, respectivamente, en un teatroarmado en la plaza de San Marcos, en una sala del palacio del duque Galeazo y enun "teatro a manera de coliseo" en casa del cardenal Juliano. Son, pues, estas trespiezas muy representativas de los diferentes mbitos escnicos del siglo XVI (plazade la ciudad, palacio cortesano y residencia de alta dignidad eclesistica) y el modode ser insertadas en el relato principal anuncia el mtodo que Lope desarrollarampliamente en El peregrino: presencia de un personaje de la obra mayor comoespectador de la obra intercalada, minuciosa descripcin en pasado de la actuacinespectacular e introduccin de comentarios y valoraciones por parte de un narradorque resulta ser el mismo del relato principa14.

    3 Avalle-Arce (1973: 24) aduce otros ejemplos de inclusin de comedias en obras narrativascomo una prctica con xito durante el siglo XVII, que se llega casi a convert en una caracters-tica de la novela cortesana: "As, por ejemplo, en El sutil cordobs Pedro de Urdemalas (1620)de Alonso Jernimo de Salas Barbadillo -panegirista del Peregrino, por cierto-, se inserta lacomedia El gallardo Escarramn. 0 bien vanse Las fiestas del jardin (1634) de don AlonsoCastillo Solrzano, que comprende tres comedias (Los encantos de Bretaa, La fantasma deValencia, El marqus del Cigarral)[...]".4 A modo de ejemplo, reproduzco el comienzo del relato de la primera representacin conte-nida en la Selva de aventuras (Contreras 1944: 473): "Y tanto anduvo, que lleg Venecia, en unda que en la plaza de San Marcos se representaba aquella tarde la memoria de la edificacin yfundamento de aquella ciudad; y siendo de esto muy alegre, se fu al lugar donde se haca estarepresentacin.

    Estaba la plaza toda cubierta de pahos de oro y seda, y una parte della sobre muchos pila-res armado un teatro cubierto de ricos pailos, y en medio dl una rica silla; y estando as mirando

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    El caso de El peregrino en su patria

    Dejemos de lado la cuestin de la pertinencia, desde un punto de vistatemtico, de esta insercin de piezas teatrales, es decir, si hay algn tipo de vnculoentre la accin de la historia de Pnfilo y el asunto de los autos o si, como considerVossler, es ms bien un mero pretexto de Lope para preservar algunos poemas ydramas religiosos en un "recipiente literario" (1940: 174) mayor llamado Elperegrino en su patria. Observemos, mejor, el modo de trabajar Lope con estematerial, que probablemente tendra ya compuesto de forma convencional (dilogocon acotaciones) antes de la redaccin de El peregrino.

    En los cuatro casos de las piezas que nos ocupan el narrador presenta a alg npersonaje de su historia paseando por una ciudad (Barcelona, Valencia, Zaragoza oPerpirin) en la que se celebran fiestas, y es en ese marco festivo donde se anunciauna "representacin" sobre un teatro. En todos los casos los personajes tomanasiento para asistir a un espectculo que se celebra al aire libre en una plazaprincipal. Al comienzo se repite siempre el mismo esquema: se inicia con la entradade msicos que cantan una parte introductoria a la que sigue la intervencin ensolitario del Prlogo, tras el que vuelven a salir los msicos para una segunda partecantada. Retirados estos, comienza propiamente la representacin del "auto" 5 , pero

    estas cosas, se abri una puerta, y por ella salieron muchos hombres viejos, con ricos cetros en lasmanos, y en medio dellos una doncella vestida la ms ricamente que ver jams Luzmn pens, lacual se sent en la silla, y todos se pusieron al rededor della; y estando as muy sosegados, co-menz a decir con mucha autoridad y grave continente, mirando todas partes, las siguientesrazones: (...).

    Como acab la herrnosa doncella de decir estos ltimos versos, los cuales demostraban re-presentar ella la ciudad de Venecia, luego se levantaron dos hombres ancianos, ricamente vesti-dos, y un tiempo se quit una cortina con que estaba cubierta una gran tabla, en lugar que detodos poclia ser muy bien vista. Estaba en ella pintada la urta parte la famosa Roma, que parecaestar destruida, y asimismo Cartago, Francia y Espaa, con otras muchas provincias, y escritosall sus nombres; y al fin de la tabla estaba pintada Venecia muy al natural, y encima della unadoncella con una espada en la mano, y sus pis otra llena de cadenas, escritos sus nombres,significando la una Libertad y la otra Sujecion. A este tiempo sonaron muchos instrumentos; yluego, habiendo parado, uno de los viejos, que la derecha mano estaba, comenz decir: (...).

    Veamos algunos ejemplos. La primera representacin es introducida as: "A la sazn que elPeregrino sala de la crcel, se prevenan en la ciudad [Barcelona] grandes fiestas, y como discu-rriendo por ello supiese que eran para el siguiente da, aguardlas contento. La escura noche sehaba retirado al ocaso viendo por el oriente salir la corona del sol en los blartcos rizos de la auro-ra cndida, cuando siguiendo el Peregrino el concurso de la gente vio que tomaban lugar en unaplaza para escuchar sobre un teatro una representacin moral del Viaje del Alma, y, como a estegnero de fiestas fuese aficionadsimo, y sea com n a en los peregrinos hallarse en todas, tomasiento, donde despus de haberse entretenido en mirar tanta diversidad de gentes, caballeros,damas, ciudadanos y vulgo en distintos lugares, vio que salan al teatro tres famosos msicos queen sus intrumentos cantaron as: (...). Entrndose los msicos, sali el que representaba el Prlo-go y comenz as: (...). Entrse y volvieron los msicos a cantar esta letra bailando los dos deellos con mucha destreza y gracia: (...). En entrndose los msicos, sali el Alma vestida de

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    el narrador no decide esconderse sino que, haciendo valer su condicin de tal, relatalo ocurrido sobre el tablado, en ocasiones con gran lujo de detalles, valorando aveces la calidad de las intervenciones, observando las reacciones del p blico ysobre todo describiendo, con frecuencia minuciosamente, el desarrollo delespectculo6.

    Acotacin y narratividad

    Para poder entender mejor la peculiaridad del procethmiento lopesco, hagamosuna pausa en nuestra argumentacin y contrastemos una muestra de la "acotacin"ms importante y extensa hecha por el narrador de El peregrino con un significativoejemplo procedente del nico auto de Lope que se conserva en manuscritoautgrafo completo (Las hazaas del segundo David). Podremos apreciar, alcomparar los dos textos, la diferencia que separa estos dos modos de escritura seg nsea su destinatario el lector de una obra narrativa o el "autor" que debe ponerlos enescena:

    Descubrise en esta sazn la nave de la Penitencia, cuyo rbol y entena era unacruz, que por jarcias desde los clavos y rtulo tena la esponja, la lanza, la escalem ylos azotes, con muchas flmulas, estandartes y gallardetes bordados de clices de oro,que haca una hermosa vista; por trinquete tena la coltma y San Bemardo abrazado a

    blanco con un villano, que representaba la Voluntad y un gallardo mancebo que haca la Memo-ria" (Vega 1973: 107-116).

    De la tercera representacin extraigo el comienzo y el fmal de su descripcin, pues contie-nen nuevos elementos importantes y diferentes, como la aparicin del "yo" del narrador del relatoprincipal que refiere el desarrollo del espectculo: "Celio por la perdida Finea iba caminando aFrancia por Zaragoza, donde el da que lleg le dieron nuevas unos peregrinos de la paz ya publi-cadas entre las dos naciones en tiempo del rey Felipe Segundo, guardada tan inviolablemente, quese poda caminar como por la patria. Discurri la ciudad Celio, para informarse del camino, yviendo que en ella haba grandes fiestas y representaciones, por olvidarse de sus cuidados sedetuvo a verlas, y yo, como en los pasados libros, quiero detenerme a escribirlas, pues no sern demenos gusto las presentes.

    Ya en la puerta del insigne templo del Pilar sacro, sobre que tiene los pies la imagen santade la Reina del cielo y nuestra, estaba un teatro que adomado de ricas telas, obligaba la vista. Lonoble de la ciudad le coronaba en tomo, y estando el pueblo atento salieron tres msicos quecantaron as:" (Vega 1973: 282) . (...).

    "Con este aplauso acabaron el acto y representacin referida, y cerrando aquellas mitades, opuertas de la hostia en que qued cerrado el Principe de la Luz, y alabando unos la accin de losrepresentantes y otros la industria del artfice, cant la m sica este baile:" (Vega 1973: 326).6 Menndez Pelayo (1949: 41) ya haba reparado en el detallismo de las acotaciones de lasBodas entre el Alma y el Amor Divino y haba insinuado la posibilidad de que Lope hubiera exa-gerado lo aparatoso de la representacin: "El aparato escnico, que debi cie ser de los ms pom-posos (si es que la fantasa de Lope no le engrandeci algo al trasladarle al papel), est amplia-mente declarado en las acotaciones".

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    ella; la popa era el sepulcro, al pie del cual estaba la Magdalena. San Pedro iba en la bi-tcora mirando la aguja, y el pontfice que entonces rega la romana Iglesia estaba asi-do al timn. En lugar de fanal iba la custodia con un cliz de maravillosa labor e ines-timable precio; junto al bauprs estaba de rodillas San Francisco y de la cruz queestaba en lugar de rbol bajaban cinco cuerdas de seda roja, que le daban en los pies,costado y manos, encima de la cual estaba la corona de espinas a manera de gavia. Lamsica de chirinas y los tiros que se dispararon entonces causaron en todos una nota-ble alegra. El Alma baj a este tiempo, y, Ilegando a los pies de Cristo, prosigui ast)(EI peregrino en su patria, Vega 1973: 137-138).

    brase en lo alto del carro vna cruz en dos puertas y vase Dauid con vna cruz yvna corona, y slganle de las manos, pies y costado cinco listones carmeses, de que es-t el Amor diuino texiendo vna onda, puesto de rodillas a vn lado (Las hazaas del se-gundo David, Vega Carpio 1985:173).

    Al observar la segunda cita, y completarla con otras del mismo automanuscrito7 , recordaremos que en general las acotaciones contienen "la teatralidadpensada por el autor" (Bobes 1997: 177), suelen caracterizarse por la economadiscursiva (evidente, por ejemplo, en el uso frecuente de la frase nominal), por elempleo de verbos en presente de indicativo, en futuro o en subjuntivo con valor demandato y son, en todo caso, rdenes de representacin que apuntan a los posiblesespectculos futuros, de algn modo previstos por el dramaturgo. En las obras delSiglo de Oro generalmente el poeta escribe estas indicaciones escnicas para quesean ledas por el autor de comedias que haya de representarlas; por eso, lanaturaleza de las acotaciones puede variar cuando el poeta se dirige especficamentea un lector, como en el controvertido caso de Cervantes en sus Ocho Comedias de1615, que dice darlas a la estampa "para que se vea de espacio lo que pasa apriesa yse disimula, o no se entiende, cuando se representan" (1995, 1350).

    Por su parte, en El peregrino en su patria Lope, que tambin sabe de ladiferencia entre "la censura de los aposentos" y "los odos del tealro" (prlogo a laParte LY de sus comedias), relata en pasado el desarrollo de una representacinconcreta, dejando correr la phuna en oraciones completas de carctereminentemente descriptivo, con algunos juicios valorativos. El narrador sefiala lascondiciones de la enunciacin imaginarias (relativas a la fbula) y escnicas(relativas a la representacin) pero, de todas formas, no introduce continuamente suvoz para cederla con un enfadoso "y dijo...", "respondi...", "y continu...", "y

    7 Recordemos, por ejemplo, stas: "Cristo en hbito de David, pastor; la Naturaleza Humana,llamada Humilde, en hbito de labradora" (Vega Carpio 1985: 137); "Vn len hacia la cassa deJoachin" (150); "ntrense y salga el Goliat filisteo, armado, y la Soberbia por padrino" (154); "Elcayado traher un pedazo, en un yerro, que dando buelta forme una cruz" (178); "Hgase aqui lainbenin del correrle sangre de la frente, y cayendo en el escenario [sic] entre David tras l, ysalga Sal Mundo y capitanes" (180); "Msica, bayle, chirimas, la Humilde y David con la cabe-za del gigante en una lanza" (182).

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    replic...". Interviene para serialar casi todas las entradas y salidas, para dar la vozen la primera aparicin de una figura y para describir el vestuario y el aparatoescnico, pero deja intacto, al modo del dilogo dramtico, el intercambio derplicas en verso entre los personajes8.

    Hay sin duda en la acotacin un germen de "narratividad", mejor o peoraprovechado por el dramaturgo, que ya ha sido serialado por diversos tericos.Therry Gallpe (1997: 77-78), en uno de los libros ms completos sobre lasacotaciones, recuerda textos de Petitjean y de 'Thomasseau en los que se considera ala acotacin como "el equivalente en el teatro de las descripciones de la novela".Efectivamente, como bien observ Michael Issacharoff

    Les didascalies ont (...) un statut paradoxal: elles constituent en partie la singulari-t du texte thtral par opposition aux autres discours littraires; elles peuvent tre aussile trait d'union entre texte thtral et texte romanesque. (cit. en Gallpe 1997: 78).

    Es esta posibilidad de guin o "punto de unin" la que aprovecha Lope parahacer no una simple inclusin sino una adaptacin de las cuatro piezas como partede un texto narrativo maym9. El resultado, muy rico en noticias sobre larepresentacin de espectculos festivos a comienzos del XVII, resulta sin embargobien extrario desde el punto de vista del gnero del discurso.

    Al menos ya desde el tercer libro de La Repblica de Platn se plantea elproblema de "la forma de los discursos" (1993, 145). Alli, a propsito de la"diccin", establece Platn por boca de Scrates (el cual, claro, no conocia lasacotaciones en el sentido modemo) una conocida clasificacin de tres tipos denarracin: la nitativa, propia de la tragedia y de la comedia, por la que "el poeta,suprimiendo todo lo que intercala por su cuenta en los discursos de aquellos a quienhace hablar, slo deja el dilogo"; la simple, empleada en los ditirambos, por la que"el poeta habla en su nombre, y no trata de hacemos creer que sea otro el que hablay no l"; y la compuesta, mezcla de una y otra, y que segn Scrates "nos servimosde ella en la epopeya y en otras cosas" (148).

    No es extrafio, entonces, que Gonzlez Pedroso (Autos sacramentales 1952) o Sinz deRobles (Vega Carpio 1962), por ejemplo, al editar algunos de los autos de Lope coloquen entreparntesis y en cursiva los pasajes relativos al desarrollo de la representacin descritos por elnarrador de El peregrino, y los presenten como acotaciones.9 Es interesante notar que se puede encontrar marcas de la adaptacin, puesto que se le olvida Lope alguna pequefia acotacin en presente, que contrasta con el estilo del resto: "Mientras elPrdigo se entretiene con el Deleite, danza el Juego diestramente al modo de los zanes de Italia"(E1 Hijo Prdigo, en Vega 1973: 402). Asnismo se podran perseguir otros pequefios "despis-tes", como ciertas vacilaciones en el uso del tiempo verbal, con un extrafio empleo del nperfecto(134, 215-216 y 410), o como el caso de El Viaje del Alma en que no hay indicacin explcitapara la entrada en escena de Cristo, al que se alude con una simple frase nominal, sin verbo di-cendi: "Cristo en persona del maestro de la nave, con algunos ngeles como oficiales de ella:"(135).

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    A alguna de esas "otras cosas", hermanas de la epopeya, pertenecer la partede El peregrino que intercala las piezas de modo tan poco frecuente. Se trata de unrelato en prosa en el que el narrador cede la palabra directamente a unos personajesque hablan en verso, con la peculiaridad de que los hechos son narrados comosucedidos en un marco espacial y temporal de "representacin fingida", es decir,apelan al lector para que los imagine de un modo teatral. Por eso, Lope, bienconsciente de que compone un texto para la lectura, intenta dirigir la conducta dellector, orientando su capacidad naginativa con indicaciones ms completas de loque normalmente hace cuando compone un texto pensando en otras condicionesartsticas. De esta manera, la adaptacin y amplificacin de las acotaciones da lugara un tipo de texto poco comn, eminentemente narrativo pero coincidente con eldiscurso dramtico en dirigirse a la conciencia perceptiva del lector para queimagine la accin en una "escena mental" mediatizada por una "escena material",segn los trnnos usados por Francois Prodromids (1998: 432). En fin, Lope nohace otra cosa que aprovechar la doble funcin de las acotaciones, ya serialada porArme Ubersfeld (1998: 507) o Carmen Bobes (1997: 176), adaptndola a lasnecesidades del discurso narrativo, puesto que con ellas se remite a la vez a unafbula ficcional y a algo tan real e inmediato como es un escenario determinadodonde se represent la obra en unas condiciones escnicas concretas.

    Unidad y diferencia de las cuatro piezas: peculiaridad de El Hijo Prdigo

    Hasta aqu hemos visto el procedimiento utilizado por Lope para adaptar unaspiezas teatrales al ser incluichs en una obra narrativa. Este procedimiento, com n alos cuatro autos, podra ser llamado "tcnica de narrativizacin de las acotaciones"y da apariencia de tudad compositiva a un grupo de breves obras dramticas quesin embargo difieren claramente entre s. Consideraremos a continuacin algunasdiferencias entre las cuatro piezas contenidas en El peregrino, que no se suelentener en cuenta, por lo menos en conjunto.

    Cada una de las obras rene peculiaridades suficientes para distinguirla de lasotras y por eso Avalle-Arce, aprovechando algunas precisiones de la tesis doctoralde Philip Martinw, las denomina as: La Maya sera propiamente un "autosacramentar; El Viaje del Alma y las Bodas entre el Alma y el Amor Divino seran"farsas alegrico-morales" y El Hijo Prdigo una "parbola drarnatizada". Sin dudaesta ltima constituye un caso aparte y para reforzar su idividualidad nosdetendremos en ella oponindola a las otras tres en virtud de cinco diferencias:

    En primer lugar, observamos que no hay en El Hijo Prdigo presencia nialusin al sacramento de la Eucarista, incumpliendo de este modo uno de los

    10 Los autos sacramentales de Lope de Vega, University ofNorth Carolina, 1981.

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    rasgos de la defircin escolar de "auto sacramental" dada por Lzaro Carreter 11 , elde contener una "apoteosis eucarstica". Adems, mientras las tres primeras tienencomo protagonista al Alma y est presente la proteiforme figura del Demonio, en elHijo Prdigo, a pesar de la evidente alegora religioso-moral que contiene, seaprecia en escena un mayor peso de lo profano que en las otras tres. Igualmente losprlogos de las tres prneras piezas son de contenido eminentemente religioso,mientras el de El Hijo Prdigo es un largo elogio de la fama y de personajesfamosos.

    Desde el punto de vista estrfico, segn ya not Flecniakoska (1961: 277), enEl Hijo Prdigo predominan netamente las redondillas, hay mayor variedad mtricay desaparecen las quintillas, fuertemente presentes en La Maya y en El Viaje delAlma y frecuentes en las Bodas entre el Alma y el Amor Divino. Esta polimetra daa El Hijo Prdigo una apariencia ms moderna y cercana al nuevo arte de Lope,pues recurdese, adems, que el uso predominante de la quintilla es una marcapropia de los autos del XVI.

    En tercer lugar, la funcin del aspecto musical es importantsima en elconjunto del espectculo festivo, pero en El Hijo Prdigo la msica y las cancionesson usadas como gnero de entretenimiento en determinado punto de la accin (aligual que las volteretas del arlequn sirven de diversin en otro momento), mientrasque en las otras piezas el canto funciona como vehculo expresivo del personaje y ala vez hace progresar la accin.

    En el conjunto de las tres primeras slo encontramos un momento, en LasBodas, en el que la escena queda vaca y se produce un cambio de tiempo y lugar.Frente a la continuidad de la accin y de la representacin en este grupo, en El HijoPrdigo se aprecia una clara segmentacin en cinco cuadros diferentes. Asnismo,slo en El Hijo Prdigo se observa el uso de un decorado probablemente pintado.Dice la primera acotacin narrativizada: "...salieron de un palacio, que en el lienzodel vestuario estaba fmgido, Damasceno, gentilhombre que representaba la figurade Prdigo, y la Juventud, en hbito de criado suyo" (Vega 1973, 384). 0 msadelante: "De una calle, que estaba hecha a la mano sestra del teatro..." (390)."Sali por una de aquellas calles fingidas..." (395).

    Por ltimo, la fuerte presencia de un personaje cmico de estirpe italiana leconfiere un tono distinto a El Hijo Prdigo. Si bien en las otras obras se nota lainfluencia del bobo y del loco figurados en la Voluntad, el Apetito o el Cuerpo, elcaso del Juego en la figura de un "zan" italiano aporta un ritmo y un sabor

    II "Comedias devotas alegricas, con apoteosis eucarstica, en un acto" (lAzaro Carreter 1966:211).

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    diferentes, con sus parlamentos chispeantes en italiano mezclado de espaol y lasdanzas y volteretas arlequiriescas12.

    Todas estas diferencias temticas, mtricas, musicales, escenogrficas y detono hacen que sea dificil incluir esta "representacin" de El Hijo Prdigo en unmismo subgnero con las otras tres. Comparte con ellas la brevedad en un acto, latcnica de introduccin en el relato principal ya analizada y algo del carcteralegrico religioso, que es mucho mayor en las otras piezas, y se diferencia de ellasen los rasgos formales que acabamos de serialar, y que la acercan ms al modelocompositivo de la comedia13.

    Estas han sido algunas de las reflexiones que se desprenden del estudio decuatro de esas piezas que en el siglo XIX Henri Cornille describia sorprendidocomo "macedonias desordenadas donde los santos y los diablos, las virtudes y losvicios personificados se rencontraban confusamente con Dios, con los ngeles, conel cielo y la tierra" (cit. en Flecniakoska 1961: 312). Hemos apreciado lasingularidad discursiva del procedimiento lopesco de introduccin de materialdramtico en una obra narrativa. Como ya hemos indicado, puede llamarse a esteprocedimiento, apuntado ya en la Selva de aventuras de Jernimo de Contreras,"tcnica de narrativizacin de las acotaciones" y podemos concluir que, aunque el"papel no puede dar de si ni lo sonoro de la m sica ni lo aparatoso de las tramoyas",la presencia de un narrador que amplia el material descriptivo de las acotacionespermite que "el que lea haga en su imaginacin composicin de lugares" (Caldern1958: 5) con mayor precisin de lo que normalmente se aprecia en los textosdramticos convencionales de la poca.

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    12 No hace falta insistir ms, por bien conocida, en la fuerte influencia de lo italiano en la obrade Lope de Vega, pero en particular recordemos ahora su vinculacin con la commedia dell'arteevocando brevemente una famosa escena valenciana durante las fiestas de carnaval: mientras untruhn del rey con la figura de Ganassa representa a Dofa Cuaresma, el propio Lope, en la figurade Stefanello Bottarga y representando a Don Camal, recita durante media hora versos en espaoly en italiano ante el Rey y la Infanta (Ferrer 1993: 211-214).13 Qui7s para apreciar an mejor la distancia que separa a El Hijo Prdigo de Lope del "autosacramental" habra que compararlo con la adaptacin de la misma parbola evanglica Ilevada acabo por Valdivielso, maestro del gnero, quien sin duda tuvo en cuenta el trabajo de Lope.

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