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VOCACIÓN PARA SERVIR

ÉLOY AVILA ALBERDIVOCACIÓN PARA SERVIR

JORGE MELGAR RIOJA

1ra. Edición 2011

Deposito Legal:

Derechos Reservados

Portada: Dr. Eloy Avila Alberdi

Imprenta Landivar Srl.Santa Cruz de la Sierra - Bolivia____________________________

Hecho en BoliviaPrinted in Bolivia

ÍNDICE

Prólogo

EL ORIGEN Y LA FORMACIÓN 11La Secundaria 15El cadete 16La Plata 18El retorno 20Lo social 24Su familia 29Los logros del médico 29Anécdotas 36

EL CÍVICO 39Conflicto y muerte 40Segunda gestión 433% y traición 46Informe 48Reconocimiento 48

EL POLÍTICO 51Aprestos golpistas 53La huida 55El MNR 55La militancia 56La evolución política 57

EL EXILIO 61La vida en Santiago de Chile 66La requisa 69El mensajero 70El reingreso 72

LOS GOLPES DE NATUSCH 77Reivindicación 79El golpe de García Meza 79

EL DIPLOMÁTICO 83La desconfianza paraguaya 84El poder de Lino Oviedo 86Misión especial 90Prefecto, otra vez 95Embajador en el Perú 96Gas

PERIODISTA Y EMPRESARIO 103Ganadería 103

ANEXO 1 113Declaración de PrincipiosDiscurso informe del Dr. Éloy Avila en la plenaria del IICongreso Cívico del BeniAl pueblo cruceñoBrigada Parlamentaria Cruceña al pueblo de Santa CruzReafirmamos nuestra posición institucional referente a lasnegociaciones con el Beni y PandoBases para un acuerdo regional de los departamentos de Beni,Pando y Santa Cruz

ANEXO 2 161Palabras del Ministro de RR.EE. Dr. Antonio Araníbar en el acto decondecoración al Embajador Eloy Avila A.Discurso del Nuncio Apostólico en la despedida del Embajador deBolivia en el Paraguay, Dr. Eloy Avila Alberdi.Discurso del embajador Eloy Avila A. en la presentación de CartasCredenciales al Presidente del PerúCarta del Colegio de Periodistas del Perú.Palabras de la Embajadora Julia Velilla L. en la despedida al embajador Eloy Avila al concluir su misión en el Perú.Palabras del Excelentísimo Señor Eloy Avila Alberdi durante sucondecoración en el Palacio de Torre TagleReconocimientos

ANEXO 3 185Carta de la Junta de Vecinos “13 de Abril”A mi querido doctor (Poesía)

ANEXOS 4 191Fotografías

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Vocación para servir

Una biografía necesaria El siglo XX es para el Beni un espacio de trans-

formaciones de primer nivel. La guerra del Chaco y la Revolución de 1952 son hitos que tienen que ver, no sólo con los cambios trascendentales del país en mate-ria económica y política, sino en una nueva visión del hombre boliviano, y del beniano en particular, frente a los embates ideológicos en el mundo, que tuvieron que ver con esos hechos.

Recordemos que la Bolivia andina de la minería va a tener que ser sustituida por la Bolivia agropecuaria del oriente. En medio de ese panorama: el petróleo, que nos va a llevar a una guerra absurda entre mendigos: La guerra del Chaco. Bolivia se quedó con el petróleo, es decir, la Standard Oil Company se quedó con él, pero perdió una buena parte de su territorio. Y eso condu-jo, sin lugar a dudas, a un cambio de mentalidad en la juventud boliviana que, siguiendo las corrientes del pensamiento universal, alienadas por un lado, en el socialismo marxista de la Revolución de Octubre en la Unión Soviética, se enfrentará, por el otro, al fas-cismo sustentado por la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini. Entre ambas corrientes, una democracia burguesa, endeble y entrampada se debatía entre sobre-vivir o alinearse a los bloques en conflicto. En Bolivia, la Falange Socialista Boliviana refleja el nacionalismo de derecha, y el Partido de la Izquierda Revolucionaria, propone el camino del socialismo marxista.

Es importante señalar que en el Beni, antiguo te-rritorio del Mojos legendario, tradicionalista y feudal en su modo de producción, las corrientes ideológicas

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Eloy Avila Alberdi

transitan entre las élites, entre las pequeñas élites de intelectuales y profesionales que, teniendo que estudiar afuera del departamento que por aquellos tiempos no tenía universidad y tan sólo contaba con un colegio se-cundario en la capital, dependiendo, muchas veces de la carrera que seguían, se alienaban en una de las dos fuerzas políticas jóvenes que competían con los viejos partidos de la derecha. En este orden, la universidad cochabambina, fuente principal del pensamiento mar-xista de la época, jugará un importante papel en la for-mación de nuestros futuros líderes políticos. No pocos egresaron de Chile y Argentina. En ese escenario, hace sus primeros pasos, no como político, pero sí como par-te de esa pléyade de hombres nuevos que capacitados profesionalmente, darán brillo y ejemplo al profesiona-lismo beniano, Eloy Ávila Alberdi.

Por su prosapia familiar, el “Doctor Toyo”, como se lo conoce desde siempre en su Trinidad natal y en todo el país, prefirió volver a su tierra, no para ser un médico para las clases altas y luego pasar a los prime-ros planos de la política como se estilaba entonces (y aun ahora), sino que, sensibilizado por el drama so-cial de un pueblo pobre y falto de tantas cosas que lo alejaba de la vida moderna, sobre todo en materia de educación, salud, servicios y tanta cosa, se quedó en una especie de “para siempre” entre su gente. Entre esa gente que tanto le debe como médico, pero sobre todo, como ser humano que siempre llevó en su consulta la palabra de vida, de afecto y de aliento a sus enfermos que nunca dejarán de recordarlo.

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Esa sensibilidad social del médico, lo llevó al Dr. Ávila, a convertirse en un ciudadano referencial y por lo tanto incómodo para los gobiernos que entonces se sucedían en nuestro continente, dictaduras militares queriendo resucitar ideologías derrotadas, sobrevivien-tes de esos complejos de abusos y fuerza que pareciera que nunca mueren, como sucede hoy en día, lo con-virtieron en blanco de persecuciones y lo condujeron al exilio. Pasada la tormenta, el médico, quiso darse una vacación de tantos y tantos años en tierra adentro, de trabajo duro, y buscado por todos participó en la política, como antes en la lucha cívica y terminó en la diplomacia, cumpliendo como en el quirófano, con la misma pulcritud y cabalidad sus funciones de político o embajador. Ahora, de nuevo en la tierra, los viejos recuerdos familiares, el grito romántico y bravío de la pampa, lo llevan a la actividad ganadera que da nom-bre a la llanura. A las tierras del sin fin que cantan los poetas y los músicos. Toyo Ávila no escribió un libro, pero en el fondo, como todo beniano, es quizá un poco de todo eso.

Es fácil escribir sobre hombres de la talla de Eloy Ávila Alberdi, lo difícil es encontrar personajes como él. De su mismo temple, de su misma honestidad moral y profesional. Hombres con una militancia en el huma-nismo real, testimoniado en todos los actos de la vida; libre, en el correr del tiempo, de ataduras ideológicas que desfiguraron los caminos de la utopía donde tantos sucumbieron creyendo en los mañanas de esperanzas, Toyo Ávila, como muchos, fue un soldado de esa uto-pía que se hizo pedazos a los pies del Muro y dejó en la explanada tantos sueños juntos, tantas ilusiones frustradas, y un reguero de sangre sobre tumbas sin

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Eloy Avila Alberdi

nombre. Hombre de una gran cultura, lector incansa-ble, reflexivo, disciplinado en sus cosas; atento a lo que sucede a su alrededor, en cualquier país del mundo, porque siempre será lo mismo la palabra libertad o de-mocracia, en cualquier idioma o en tanta patria despa-rramada en los cinco continentes.

Yo celebro este libro de Jorge Melgar Rioja. Una biografía necesaria; pedagógicamente dirigida a nuestra juventud que tiene que seguir ejemplos que honran y enaltecen nuestro gentilicio, sobre todo ahora, en este gran mercado de conciencias que nos trata de envolver en laberintos de oportunismos utilitarios.

Ruber Carvalho

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EL ORIGEN Y LA FORMACIÓN

Cuando se pronuncia el nombre de Eloy Avila Alberdi, en todo los círculos de la sociedad beniana la reacción inmediata es de mucha consideración al hom-bre, al médico, al cívico y también al político no tradi-cional. Asimismo, igual deferencia se tiene con respecto a su rol de diplomático en las dos gestiones guberna-mentales del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.

Nadie niega el valor de este ciudadano. Por eso es necesario que su vida quede en el papel para que el aporte de un beniano se mantenga en la memoria his-tórica, ya que sus vivencias son parte de la vida institu-cional de esta parte de Bolivia.

Los Avila Alberdi no tienen, como muchos, su ori-gen en familias oriundas de la ciudad. Los abuelos de Toyo, como se conoce a Eloy Avila Alberdi, llegaron del Sur. Don Eloy Avila Prieto y Dolores Alvarado, según los registros familiares, salieron de Tarija para poder unirse en nupcias. Recalaron en el Beni allá por el 1800, cuando inician la ganadería de los Avila que continuó por muchos años con estancias como Dolores que era la central. Con el tiempo esa actividad creció y los abue-los paternos de Toyo llegaron a poseer 15 ó 16 puestos, como se denomina a los otros centros en los que no está la casa principal de los propietarios.

No hay constancia de cuántas cabezas llegó a po-seer Eloy Avila Prieto, pero le dejaron al padre de Toyo 5.000 vaquillas y fue una entrega proporcional a los 5 hermanos; lo que da una idea del patrimonio acumula-do por esa pareja de tarijeños.

Esas vaquillas se las llevaron unos cruceños que estafaron al padre de Avila Alberdi.

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Eloy Avila Alberdi

Ellos (Eloy y Dolores) procrean a Eloy Avila Alvarado – nacido en la capital beniana ciudad de la que fue alcalde - se casa con Argentina Alberdi Suárez, una dulce y hermosa mujer.

Doña Tina, como era conocida en Trinidad, nació en Riberalta, fruto de la unión de Juan Bautista Alberdi, argentino de Tucumán, con la dama Ana Suárez Saravia, hija de Pedro Suárez, hermano de Nicolás Suárez Callaú, el fundador del emporio conocido como la Casa Suárez Hnos. y Sucesores que tuvo vital impor-tancia en la vida económica y social del Departamento. Don Pedro Suárez era el gerente de esa empresa en Londres.

El padre de Tina amasó una fortuna con la quina y luego se radicó en Riberalta, ciudad que él trazó. Sin embargo, dejó ese territorio debido a los enconos de los riberalteños en contra de su patria; cuyo gobierno había fallado a favor del Perú respecto al arbitraje so-bre la pertenencia de la provincia Madre de Dios, en esa época poblada y explotada por los bolivianos. Nos referimos a la goma elástica.

Luego de que apedrearon su domicilio, el sobri-no del prócer argentino Juan Bautista Alberdi, decide marcharse a Londres con toda la familia.

La joven dama, Tina, se forma en los círculos de la élite inglesa a los que accede gracias a su parentesco con Pedro Suárez, Ministro de Bolivia en Gran Bretaña. Vuelve al país debido a la Primera Guerra Mundial, por el año 1915. Se afincan en Santa Ana del Yacuma y luego se trasladan a Santa Cruz de la Sierra, donde contrae nupcias, a los 15 años, con Eloy Avila Alvarado.

De allí parten, a caballo, rumbo a Trinidad donde su arribo conmociona a las damas de la sociedad tri-nitaria que no podían concebir que una mujer monte

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a caballo, y más aún al estilo de los hombres; con los pies en cada uno de los estribos y vestida con pantalón y botas.

Toyo es el tercero de los cuatro hermanos criados en un ambiente tranquilo. Nació en una casona de los millonarios de la época y fundadores de la Casa Suárez, ubicada en la actual calle Nicolás Suárez, a pocos pa-sos de lo que es en la actualidad el Club Social 18 de Noviembre. Sus padres la alquilaban, y ahí llegó la ma-trona para atender el parto que lo trajo a este mundo el 28 de junio de 1929.

La vida de los Avila no fue diferente a la de los muchachos de aquella época. Los estudios en pueblo pequeño, aislado, con pocas actividades culturales y menos bibliotecas, dependían de la vocación de los maestros, el interés de los padres y fundamentalmente de la iniciativa de los educandos.

Su niñez y adolescencia se encuentran marcadas por las clases y por las vacaciones finales, que eran en el invierno. Eso estaba determinado por la actividad eco-nómica que era la ganadería como en la actualidad. La diferencia es que antes, las estancias fueron centros de producción de donde se proveía a los centros urbanos, como Trinidad.

El joven Avila esperaba con ansias las idas al cam-po de sus padres. El viaje era una verdadera aventura. Para llegar se tardaba días en los carretones bien prepa-rados. La primera dificultad era vencer el río Mamoré, que se lo cruzaba en canoas. Los carretones se los colo-caba en dos de ellas para superar el cauce que esa época del año era bajo.

Las vacaciones en la estancia era otra escuela, di-vertida pero de aprendizaje de otros saberes de la vi-

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da, necesarios para enfrentar una realidad, que era casi igual en el área urbana como la rural.

Toyo tuvo las dos educaciones y valoró ambas. La formal la realizó en la escuela “Velarde”. Sus profesoras fueron Belia Monje, Celia Monasterio, Carmen Ortega, entre otras.

De esa época recuerda la llegada del presiden-te Germán Busch que se alojó en la casa de su cuña-do, Samuel Avila Alvarado, ubicada en la aveni-da 6 de Agosto, justo al lado de lo que es el hotel El Campanario y antes el cine “Beni”, de la familia Dellien. Desde allí presenció un desfile en su honor.

Busch ofreció el cargo de Prefecto del Beni al pa-pá de Toyo, Eloy Avila Alvarado, quien no aceptó. Asimismo, tuvo la oportunidad de conocer el Palacio Quemado donde acudió con la familia Avila Alberdi a un almuerzo, cuando tenía unos 9 años.

Su cercanía familiar le permitió informarse de que Busch fue enviado al Colegio Militar por unos amo-res de juventud con la hija del capataz de los Avila. Asimismo, vivió el dolor de la familia y de los trinita-rios, cuando corrió la noticia: “Asesinaron al Presidente Busch”, el año 1939.

Ingresó al Colegio Nacional 6 de Agosto, y re-cuerda como maestros a Otto Aguilera, Lidia Parada y Rogers Becerra. Permanece tres años como alumno de los anteriores nombrados además de estar en las clases de Carlos Rivero Egüez, “Opa Pícaro”.

En esos años conoce Casarabe, donde habitaban los sirionós, en estado salvaje, y enseñaba el profesor Raúl Monje. Allí llegaron luego de tres días de viaje por la vieja ruta que pasaba por la Laguna Suárez.

De esa época recuerda las inundaciones que llega-ban hasta la casa de los Avila donde funcionaba un gran

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almacén que competía con el de la Casa Elsner y la Casa Suárez Hermanos. Eso luego pasa a ser historia porque los volquetes del Ing. Alberto Libera rellenan la calle Comercio, actualmente Pedro de la Rocha.

La Secundaria

En esos años de estudiante de Secundaria, Toyo, de 16 años – sin ser activo - comienza a conocer la polí-tica con los seguidores de Únzaga de la Vega que eran inquietos por esos años en la capital del Beni.

Viene a su memoria la declaratoria de una huelga. Los motivos no los recuerda, pero sí le quedó marca-do el evento porque ese movimiento estudiantil pro-movido por los muchachos de izquierda, del Partido de Izquierda Revolucionario (PIR), provocó la ira del profesor Darío Raymond quien se desvaneció en la Dirección del colegio “6 de Agosto”. A las pocas horas supieron del fallecimiento del maestro. Esa desgracia marcó el final de la huelga que se dio el año 1946.

Toyo, en esos años, por el ascendiente de la Iglesia y los contactos con la avanzada de la Falange Socialista Boliviana (FSB), es influenciado por esa tendencia sin que hubiera tenido ni militancia partidaria ni un acti-vismo destacado.

Eso, más una enfermedad que lo postró en cama por largo tiempo, le hizo perder un año de colegio, por lo que decide marchar al Colegio Militar con el fin de recuperar el año que debería estar en el Servicio Militar para obtener su libreta.

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El Cadete

La llegada al Colegio Militar en la ciudad de La Paz no estuvo determinada por vocación como ya lo explicamos. Se inscribe como pensionado para conse-guir la baja en el momento oportuno. Manifiesta que su decisión de ser médico estaba tomada desde muy tem-prana edad y no tuvo más que una pequeña duda, por un ofrecimiento que le hicieron y al que nos referiremos en el momento oportuno.

Avila fue un cadete ejemplar. Su paso dejó huella. Todos los años fue el primer alumno de su curso, mien-tras que en el paralelo ocurría lo mismo con Alberto Natusch Busch.

Sus compañeros fueron entre otros, Walter Núñez, Luis García Meza y Andrés Selich. Eran años de con-vulsión social. Ya estaban en marcha los cambios que después de la Guerra del Chaco se concretarían en la Revolución Nacional del 52.

Antes de aquello, cuando Avila era cadete estalla la llamada guerra civil. Una noche de 1949, la orden del Comandante del Colegio Militar fue salir en traje de campaña para ir a la guerra. Su rendimiento académico lo salvó cuando estaban por ser subidos a un camión para ser llevados al campo de combate, cuando tenía 18 años. El Comandante del Ejército los aparta a Natusch y a él – que habían quedado al mando del Colegio Militar- para destinarlos al área de comunicación en el Estado Mayor del Ejército, en el barrio de Miraflores, donde se los capacitó en las claves secretas del Ejército para recibir los informes enviados desde el campo de batalla, y así se entera de la muerte de dos compañeros suyos antes de que esos jóvenes empezaran a vivir.

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En esos años se mantiene políticamente inactivo. Por iniciativa de cadetes de cursos superiores se reúnen con Oscar Únzaga de la Vega, en el departamento del político. Toyo recuerda la modestia de la vivienda y de la conversación que fue muy general, mas con con-tenido ideológico como era de esperar. Esa es la única oportunidad que se le presenta para un diálogo de esa naturaleza. Las discusiones sobre la realidad nacional, en la institución castrense, estaban marcadas por los valores militares y el concepto de la patria y su defensa.

De aquella época rememora la constante tensión con la Policía y el repudio de la población hacia los mi-litares. Eso hizo que los cadetes cambien el uso del fusil desarmado al con bala en boca, por temor a los ataques en los actos oficiales en los que participaban, en el año 1950, los cadetes del Colegio Militar.

Toyo Avila manifiesta que la calidad de la educa-ción era de buen nivel. Los profesores eran nacionales y españoles. Estos últimos llegaron después de la guerra civil española y eran republicanos. Su rendimiento fue destacado por lo que al momento de concluir los estu-dios y al solicitar su baja, el Comandante del Colegio Militar le propone permanecer en la vida militar. Le muestra lo duro que será abrirse paso como médico, mientras que como militar ya tenía la carrera hecha. Como tentación adicional, le ofrece una beca para West Point. No por nada obtuve la nota más alta al “Espíritu Militar”, expresa hasta con una cuota de incredulidad.

Después de una razonable duda, Toyo decide mantener su decisión y hace los preparativos para par-tir a la Argentina, específicamente a la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, donde funciona la reconocida universidad en la que se han

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formado destacadas personalidades de Bolivia y el Beni.

La Plata

Su llegada a la ciudad argentina fue determinante para cambiar su visión del mundo. Claro que primero estuvo el proceso de adaptación que no fue difícil. Le ayuda el apellido Alberdi y la espigada figura como la tez blanca. Era un gaucho más.

Luego de vencer el examen de ingreso, el “bolivia-no”, como le decían con respeto, se dedicó a estudiar. Tenía “angustia por estudiar”, confiesa Avila Alberdi, quien logró situarse entre los 10 mejores alumnos de la Facultad de Medicina de La Plata. Algo nada fácil.

Mi nacionalidad no me perjudicó en nada, nos aclara Toyo, que por las notas obtenidas en los exáme-nes logra escoger el hospital para realizar sus prácticas que las inicia desde cuarto año.

Reconoce que vivía como la mayoría de los estu-diantes, con una mensualidad adecuada que le permitía comprarse los libros. Eso hace que coopere con otros compañeros sin la capacidad económica para adquirir-los; y forma un respetable grupo de estudio.

En esos años si bien la “angustia”, a la que ya nos referimos, era la que dominaba su tiempo; tuvo la opor-tunidad de cultivarse, conocer la teoría anarquista, vi-vir el peronismo en su fase de dominio de la política argentina de aquel tiempo. Dejó atrás su falangismo incipiente y decide apoyar a los más desposeídos. También nace en su espíritu el rechazo a las hegemo-nías. Por lo menos eso deducimos de una anécdota que nos relata.

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El Gral. Juan Domingo Perón le cambió el nombre a la ciudad de La Plata. La bautizó como “Eva Perón” e impuso esa denominación ya que nadie daba datos o vendía boletos de tren si los pedía con el antiguo nom-bre.

En esa época los universitarios eran antiperonistas, comenta.

Sin embargo, esa experiencia es parte de la necesi-dad de saber antes que militar. No se inscribe a ningún partido. El sabor de ser un libre pensador lo motiva en su rol ciudadano que se cultiva con el acceso a muchas manifestaciones artísticas de gran nivel.

Toyo no olvida a los profesores de aquella época. En especial a Federico Chrismann, profesor de Cirugía, y reconocido científico en su campo. Es con él con quien trabaja desde cuarto año de Facultad, en calidad de ayudante.

Con esa experiencia, mientras estudia, hace guar-dia en un hospital de la provincia de Buenos Aires; en el pueblo llamado Magdalena. Allí se destaca por su trabajo y por su iniciativa de organizar el quirófano, experiencia que le serviría en el futuro.

La frialdad de Avila Alberdi se derrite cuando re-cuerda el momento del último examen de la Carrera. No era para menos, había conseguido su objetivo. Ser médico.

La fiesta estuvo como nadie que conoce a Toyo piensa que pudiese darse. Muchachas que la organi-zaron, asado y mucho vino. Participó su profesor de Medicina Interna, quien fue bañado en el caldo rojo de las uvas por las chicas que gentilmente programaron el festejo.

Al reencuentro con su profesor, este le dijo: “Interesante su fiesta Avila”, recuerda con emoción.

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El Prof. Chrismann, su padrino de tesis, puso su biblioteca a disposición para que elabore su trabajo de grado lo que le permitió obtener el título de Doctor en Medicina a fines del año 1956.

Le preguntamos si tuvo alguna propuesta pa-ra quedarse en la Argentina, y relata que el profesor Mancino (Medicina Interna) lo escogió, junto a otros, para formar parte de un grupo de estudio que reunía los sábados, en su casa, para cenar. Ese era el motivo para desarrollar los temas científicos asignados previa-mente. Esa convivencia de estudio estrechó la relación y lo invitó a quedarse de su ayudante. La respuesta la conocemos.

También estuvo tentado a marchar a Europa como médico de un barco. El compromiso con la familia y su pueblo, lo hizo desistir de la aventura planteada por su compañero de estudios que pertenecía a una familia acomodada del interior de la provincia Buenos Aires.

El retorno

Por la misma vía del tren que lo llevó a Buenos Aires, retorna a la patria, a la ciudad de La Paz. En ese viaje la compañía no es la incertidumbre; por el contra-rio es la seguridad que le brinda el título profesional, la gran cantidad de libros y la esperanza de aportar con sus conocimientos a su país. Eso estaba decidido cuan-do agradeció las propuestas ya conocidas.

Le quedaba la duda de dónde ejercer. Para despe-jarla estuvo en La Paz y en Santa Cruz, antes de llegar a la casa de los Avila Alberdi, ahí, a cincuenta metros de la plaza “Gral. José Ballivián” y colindante con el terreno donde se ubica la Catedral y residencia de los padres Franciscanos encargados del Vicariato del Beni.

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En Santa Cruz de la Sierra Avila se confronta con una realidad desconocida para él. Por los contactos familiares llega a estar con los poderosos de esa ciudad y descubre que el hospital público “San Juan de Dios” estaba bajo el control de cuatro galenos que mantenían una rivalidad enconada. Las salas eran del doctor tal o cual, y solo ese médico se hacía cargo de los pacientes allí internados.

Entre esos médicos estaban Roque Aguilera y Melchor Pinto. El primero le propone trabajar con él, lo que era “un buen comienzo”, pero otra vez pronuncia el no. Primero estaba su compromiso con Trinidad y por supuesto la familia.

En esos años de la Revolución Nacional las contra-dicciones más fuertes estaban en esa ciudad oriental, donde la Falange Socialista Boliviana era un referente y los liderazgos regionales también.

Su constatación la tiene un día de aquellos cuando se encontraba, con jóvenes de su edad, en la plaza 24 de Septiembre” de Santa Cruz. Los muchachos fueron convocados para hacerle frente a los Sandoval Morón. Les reparten armas, pero otra vez la suerte le libra de estar en un combate. Las armas se acaban cuando solo estaban adelante suyo unos tres o cuatro cruceños.

Reciben la orden de custodiar la plaza principal durante toda la noche. Mientras escuchaban la balacera, simpáticas muchachas los mantenían despiertos con emparedados y abundante café.

A la mañana siguiente retorna parte de los comba-tientes y anuncian que hay heridos en el escenario de la refriega. Preguntan si hay un médico y ahí estaba Toyo que marcha en un camión para prestar auxilio. Llegan tarde para salvar la vida de un joven, ya que al exami-narlo el novel médico se da cuenta que había falleci-

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do. El enfrentamiento había acabado y los hombres de Sandoval ya estaban lejos. Dejaron una ametralladora de alto calibre.

Anunciado el retorno a Santa Cruz, Toyo presencia el acto de algunos que habían llegado con él al lugar de los hechos. Se revolcaban en la tierra y se salpicaban del barro existente. Prueba de su amor férreo por su Santa Cruz, deducimos.

En esos hechos fallece uno de los dos cruceños cu-yos apellidos dan nombre a una avenida de Santa Cruz, junto a otro: Roca y Coronado. El fallecido de ese día fue Coronado, al que asistió Avila.

En la ciudad los recibe el patricio cruceño Melchor Pinto, quien en la puerta de su domicilio felicita a los valientes combatientes. Luego de aquello, a comienzos del año 1957, decide volver a Trinidad con una idea de los posibles lugares de trabajo, caso que en su ciudad natal no encuentre lo anhelado.

La capital beniana lo recibe con todos sus encan-tos y con la prueba de lo poco atendida que era en esos tiempos.

El hospital Busch era un centro donde se podía realizar una medicina precaria. El quirófano era una sala sin condiciones y solo se podía efectuar cirugías sencillas.

El ambiente no era de lo mejor en el hospital que disponía de dos pabellones. Ahí surge la primera an-gustia, quedarse y batallar con lo disponible o marchar-se. Toyo, con el apoyo familiar, se queda a trabajar en el pueblo.

Desde el inicio abre su consultorio en la casa pa-terna. Se dedica con ahínco a organizar el quirófano del hospital Germán Busch y lo consigue con el apoyo de las autoridades que le dotan de reflectores para la mesa

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de cirugía. El problema era que no existía equipo para anestesia ni el especialista.

No tuve problema para el ítem. La duda era qué hacer sin lo mínimo necesario, nos comenta y subraya con esta frase: “Poco a poco uno se va acostumbrando hasta a lo malo”.

Al poco tiempo de su llegada su colega Alfonso Melgar se marcha a Riberalta, lo que es una complica-ción más.

Su trabajo en “La Cooperativa” (Centro de Salud), que funcionaba en parte de lo que hoy es la Mutual de Ahorro y Préstamo Paitití”, le permite conocer a la Hna. Pacífica Mac´Kenna; “quien se convierte en mi mejor colaboradora”, afirma con admiración no escondida por la religiosa.

Le consultamos cuál fue su primera cirugía y nos responde que fue una de apendicitis aguda. Las ope-raciones eran de día y con anestesia local, nos informa Avila. Las intervenciones quirúrgicas mayores eran con anestesia general y para ello se usaba el aparato de éter Ombredanne.

En esa época la crisis existencial es derivada de la “decisión de conciencia”, calificada de muy dura por Toyo, de hacer de todo con pocos medios y sin la es-pecialidad. Era un médico general que había trabajado en el hospital universitario de La Plata, con todos los medios. De ahí a hacerlo de forma precaria y tanto en cirugía general como de pulmón, ginecológica y pediá-trica, era una decisión difícil por los riesgos para los pacientes como para su prestigio.

A pesar de todo apuesta por la actividad quirúrgi-ca, sin ayudantes calificados y con el apoyo de matro-nas como Antonia Lola, en los partos, y de enfermeros

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como “Chuchala” Zambrano en las cirugías que reali-zaba.

Lo social

En aquellos días Avila ya no era el hombre de “de-rechas”, lo social era importante y por eso – a la par de lo profesional - se dedica a los problemas de la socie-dad. Las condiciones en el Mundo eran otras. Todo es-taba marcado por la llamada Guerra Fría, por la revolu-ción cubana y, por supuesto, por los cambios internos.

Ayuda a conformar la Juventud Progresista del Beni que la presidió Guillermo Ortiz Aponte y él estuvo como vicepresidente, también responsable de la publi-cación periódica “El Machetero”. Al referirse a Ortiz Aponte, afirma que era un “líder que convocaba”.

De esas luchas recuerda la huelga que declararon por el tema del agua. Logran un éxito para Trinidad y se mejora el tendido de cañerías para traer agua desde la laguna “La Bomba”.

Las autoridades se sumaron al reclamo al igual que el pueblo, allá por el año 57 cuando a los profesio-nales se los veía como potenciales líderes; subraya Toyo al recordar ese movimiento.

Al caracterizar a la Juventud Progresista del Beni, manifiesta que era influenciada ideológicamente por la Unión Juvenil Cruceñista. Ese factor determinó que languidezca y deje de existir sin mayores traumas y ante una presencia de izquierdistas emocionales que se retiran silenciosamente.

Confiesa que fue invitado por los miembros del Partido Comunista de Bolivia para afiliarse, algo que agradeció y mantuvo su independencia así como su

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compromiso con los trabajadores y sus reivindicaciones sociales. Los líderes del PCB eran sus buenos amigos.

En esos años salir al exterior a especializarse era difícil, pero Toyo consigue una beca del Rotary Club y marcha a Montevideo (Uruguay), al hospital “Pereira Rosell” donde hace Cirugía General durante un año y medio. Con ello sigue uno de los consejos de sus mento-res argentinos, y deja de lado su deseo de ser siquiatra, especialidad que en Trinidad era imposible ejercer.

La cirugía general evita la monotonía de hacer siempre lo mismo, explica.

En Montevideo su vida cultural se ve enriquecida por la intensa actividad de lo que ya era conocido como la “Suiza de América”. También hay acceso a conferen-cias de escritores como Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti y muchos otros.

Posterior a esa especialización, Toyo tuvo otra época de estudio de posgrado. El año 1967 se mar-cha a México con una beca del Instituto Mexicano de Seguridad Social para hacer “Cirugía General y Gastroenterología”, que culmina con éxito.

Durante su estada en la Capital Federal del Estado mexicano, le permite ver de cerca como el poder políti-co había cooptado a los dirigentes sindicales. El partido único no era tan revolucionario como se lo pintaba.

Allí, para cumplir con requisitos de la beca, debe efectuar guardias de emergencia en jornadas agotado-ras porque eran en un hospital de referencia.

En aquellos días la guerrilla del “Ché Guevara” estaba en Bolivia. La noticia de su muerte la conoce allí. Por lo confuso de la información y conocida su posición de progresista, lo visita el Cónsul de Cuba en México para preguntarle sobre la veracidad de la información,

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lo que Toyo certifica por las noticias que obtenía de for-ma directa desde Bolivia.

Los servicios de inteligencia de Cuba dudaban que esa muerte se haya producido, dice el ex becario.

Además de esos viajes al exterior con motivo de estudio, fue invitado, el año 1964, en su calidad de Presidente de la Asociación de Profesionales del Beni, a visitar Cuba con motivo de celebrar un aniversario de la revolución cubana.

En esa oportunidad se reunió a miles de profesio-nales del mundo entero. La delegación boliviana estu-vo alojada en el Hotel Nacional, donde conoció al Ché quien le manifestó su interés por el país y su realidad. “Ya pensaban en Bolivia”, destaca.

Allí también se reunió con los trinitarios “Mayeco” Gutiérrez, Freddy Maymura, Luis Holkon y Hugo Tudor, que estudiaban medicina en la Habana. Dos de los cuales acompañaron al “Ché” y murieron en la gue-rrilla de Ñancahuazú.

Con respecto a la religión, la idea de los revolu-cionarios cubanos era no atacarla y “si muere va ser de muerte natural”, dijo Fidel Castro en un encuentro con los bolivianos. Anécdota que Toyo recuerda quizás por el ataque del gobierno de Evo Morales a la Iglesia Católica que se dio en el lapso de nuestras conversacio-nes.

Entre los bolivianos que estuvieron en ese gran festejo, recuerda a Mario Rolón Anaya y Remberto Monasterio, otro médico beniano.

La delegación boliviana tuvo una ubicación privi-legiada, a pocos metros desde donde Fidel pronunció un discurso de 6 horas. No sentimos el tiempo y las horas transcurrieron en Santiago de Cuba sin que las notásemos, destaca.

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De allí se marcha a Europa donde conoce varios países de la órbita socialista. La gente no se veía feliz como en otros países que visitamos, comenta Toyo.

Esa invitación le valió el veto de los EE.UU. como se pudo enterar después de muchos años. Una amiga que trabajaba para el gobierno norteamericano, en un consulado, le dijo que su nombre estaba en la lista de los que no calificaban para obtener una visa de ingreso a ese país.

En lo que corresponde a la actividad del médico, la misma se aliviana con la llegada de otros colegas, entre ellos recuerda a Hans Dellien Salazar, los her-manos Hossen y los Abel. Alejandro Hossen (Chichu) tenía que hacer de anestesista, sin tener el curso que lo habilite como tal. El primer especialista en esa área de la medicina llegó a Trinidad unos 10 años después.

Antes de aquello lo ayudaban con la anestesia los enfermeros Gilberto Bruening Vaca y la señora Gladis Rivero.

Toyo abre consultorio desde que llega a Trinidad, el año 1957, en febrero o marzo. La primera época, por falta de pacientes, ocupaba las horas leyendo. Desde ahí se gana la confianza de todos y pone su inteligencia al servicio de moros y cristianos. Inteligencia reconoci-da dentro y fuera del pueblo.

El Dr. Ángel Villavicencio le afirmó a su hijo Ángel Hernán Villavicencio que uno de los hombres más in-teligentes que había conocido era el Dr. Toyo Avila. Quien lo dijo había sido el mejor alumno, los cinco años de estudio, de la Universidad Real y Pontificia San Francisco Xavier, en dos carreras: Filosofía y Derecho. Además cofundador de la Sociedad Boliviana de Sociología, conjuntamente con José Antonio Arce.

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Mas la inteligencia sin el compromiso es un don no utilizado. Toyo la aplicó y por eso fue buen médico y respetado. Su consultorio siempre estuvo abierto para quien podía pagar la consulta como para quienes pre-cisaban hasta los remedios.

Hortensia Sánchez, su enfermera, siempre dio fe de ello. Ella sabía que cuando el paciente devolvía la ficha, era el santo y seña para que ella reintegre el coste de la consulta.

Toyo marcó época como médico, como cirujano y como profesional de consulta. También como un ejem-plo de lo que significa el juramento hipocrático.

Eso fue comentado por muchos jóvenes colegas, entre ellos Alfonso Aponte, otro formado en La Plata, quien destacaba las cualidades de Avila pero le critica-ba su decisión de no cobrar por sus servicios.

Su conducta le valió el reconocimiento de sus pa-res. En agosto del 2007 la Sociedad Boliviana de Cirugía lo distingue con el título de “Maestro de la Cirugía Boliviana” y en octubre del mismo año el Consejo Departamental le entrega el “Machetero de Mara”, por los servicios prestados a la sociedad beniana. Mientras que el gobierno municipal de Trinidad, le da el título de “Hijo Predilecto”, de la ciudad. También la ciudad de Sucre, a través del Concejo Municipal, le valora sus méritos.

Previo a ello, por sus méritos profesionales, reci-be en 1979 la condecoración de la “Orden de la Salud Pública en el Grado de Gran Oficial y en 1998 Diploma de Honor y Medalla de Oro del Colegio Médico de Bolivia.

Avila Alberdi cierra su vida profesional de forma oficial, el día que puso candado a su consultorio el año 1996. Mas su camilla y sus conocimientos siguen a dis-

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posición de quienes lo buscan en su casa de la calle María Luisa Vieira

Su familia

En esos años Toyo como profesional recién llegado a su pueblo, no solo era visto como un potencial líder y como un gran médico, como lo ratificó en el ejercicio de su profesión, sino que era un excelente partido.

Amores seguramente no le faltaron, mas el deci-dió que su compañera sería Ana María Rodal Coelho, con quien contrae matrimonio el año 1960 en una boda religiosa bendecida por Monseñor Carlos Anasagasti.

Tienen tres hijas, Ana María, Karina y Tania, que ya poseen su propio hogar y le han dado 9 nietos.

Los logros del Médico

Nada es imposible cuando se ama lo que se ha-ce, cuando se valora al ser y se lo respeta al margen de otros factores. Por eso es que Avila se queda en Trinidad para trabajar en condiciones adversas por la falta de medios, por el aislamiento de la capital beniana respecto al resto del país y con las otras poblaciones del Departamento.

Su paso por el Centro de Salud y cirujano del hos-pital Germán Busch le permitió darse cuenta de las fa-lencias, también adquirir experiencia y ser conocido como buen profesional. Eso le da los méritos y logra ser tomado en cuenta para otras responsabilidades. El año 1958 llega a ser director del nosocomio mencio-nado y está en funciones durante 10 años. Luego es el Jefe Médico Regional de la Caja Nacional de Seguridad Social (CNSS).

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Esta última institución es la encargada de la se-guridad de corto plazo en el país y por aquella época carecía de todo en la capital beniana. La CNSS fue una de las creaciones del MNR y debía estar en todo el te-rritorio nacional.

Al joven médico le toca organizarla en su ciudad natal. – “Lo primero que hicimos fue ordenar la for-ma de atención de los afiliados”. Para ello se compra un inmueble en la calle Cochabamba, de propiedad de Alcides Alpire. Allí se instala los consultorios externos, un área para la administración y - por supuesto – un sector para almacenar los insumos médicos que llega-ban desde La Paz, relata.

Como se carecía de infraestructura hospitalaria propia, se firman convenios con los administradores del hospital Germán Busch para usar sus instalaciones, quirófanos y camas para los asegurados de la CNSS.

“Todo lo anterior no fue una tarea sencilla y nos obligó a pensar en grande”, nos dice y comenta que via-jó a la sede del gobierno para presentar su plan de tra-bajo. Se reunió con el ministro de Salud, Julio Manuel Aramayo, a quien le plantea la necesidad de edificar un nuevo hospital con capacidad para atender la demanda del Departamento. La alternativa conservadora era re-faccionar el edificio existente, el que actualmente ocupa la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Autónoma del Beni.

La opinión del Ministro fue favorable a la idea de construir un nuevo hospital. Sin embargo, le pide que-darse y participar en una reunión con los miembros del Control Obrero que deben pronunciarse sobre el tema. Estos apoyan la sugerencia de Avila Alberdi y se decide la construcción del nuevo hospital que será propiedad del Ministerio de Salud.

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La permanencia en La Paz valió la pena no solo por el visto bueno de los obreros, sino porque se le entre-gó un cheque por 500.000 pesos bolivianos. El Estado centralista se encarga de todo el proceso de licitación y construcción del proyecto definido en la ciudad del Illimani.

Le correspondió al Jefe Médico buscar el terreno. Después de identificar los posibles predios se define que la mejor ubicación es donde está en la actualidad. Era parte de lo que hoy es el estadio de la Asociación Beniana de Fútbol y allí funcionaban dos campos para la práctica del deporte más popular. Se llega a un arre-glo con los dueños y se incorpora en la negociación a la Caja Nacional de Salud, que a cambio del mismo cons-truye la primera tribuna del campo deportivo; que aún permanece en servicio.

Esto último se hizo porque el dinero presupuesta-do no alcanzaba para el terreno y era necesario buscar una solución. El tema de la propiedad se analizó en el nivel central, subraya Avila.

De ahí en más solo fue esperar la llegada de los encargados de la construcción que estuvo bajo la super-visión de un ingeniero de apellido Espinoza.

Como siempre la falta de los oportunos desembol-sos retrasaron los avances de las obras. Tanto es así que durante la primera presidencia de Avila en el Comité Cívico del Beni realizan una huelga y “arraigan” al pro-fesional citado.

En esa época Toyo era parte de un grupo de per-sonas que habían conformado el Frente de Liberación Nacional (FLIN), integrado por seguidores de varios partidos de izquierda e independientes con esa tenden-cia de pensamiento.

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Una noche de aquellas, cuando aún el nuevo hos-pital era solo un conjunto de muros, estaban en una reunión en ese local, alumbrado por lampiones, los se-guidores escuchaban el discurso de Avila que estaba al frente, acompañado por otros miembros del FLIN, se escucharon unos disparos de arma de fuego. Unos se incrustan en la pared que estaba a sus espaldas. Se da vuelta para ver qué había impactado en el muro y al volver la vista hacía los asistentes, se da cuenta que el amigo (Roberto Zambrana) que estaba a su lado se en-contraba tendido en el suelo. “Pensé que había sufrido algún ataque, pero luego me percaté que estaba herido de bala. Fue herido en el abdomen”, recuerda.

Pide ayuda y llevan al herido hasta el hospital Busch donde lo interviene quirúrgicamente y le salva la vida.

Mientras él operaba a su compañero, en la ciudad corría la voz de que el “Dr. Avila había sido herido” y se arma un revuelo que moviliza a gran parte de los ha-bitantes. Tanto la familia, los amigos y seguidores del FLIN se calman cuando al llegar al hospital se enteran que el cirujano cumplía con su tarea de salvar vidas.

Los balazos no fueron un hecho casual, intentaron asesinarlo según pudieron establecer en los meses sub-siguientes. Claro que nada se pudo hacer para llevar a los supuestos autores, identificados, ante las autorida-des porque las investigaciones fueron extraoficiales, sin participación de la Policía.

Relata que la vida hospitalaria era intensa en esa época. Lo primero que le llamó la atención fue el gran número de operaciones de apéndice. Luego de algunas charlas con sus colegas, se logra bajar el promedio men-sual y con ello se da mayor seguridad a los pacientes.

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En el hospital Busch se hacía estudio de casos lo cual nos obligaba a estudiar en forma permanente. Fruto de aquello el nivel de la medicina, en Trinidad, se elevó. Presentábamos artículos científicos que nos publicaban en revistas internacionales y nacionales, subraya con orgullo el médico que logra, además, el reconocimiento de universidades nacionales como la San Francisco Xavier, la San Andrés y la San Simón, que lo nombran profesor asistente de Cirugía de los futuros médicos que llegaban a realizar su internado en el ya hospital de referencia, relata con orgullo.

Además, por la presentación de sus trabajos cien-tíficos, en el área de la cirugía, fue incorporado como miembro del Internacional College of Surgeons, con sede en Washington.

Años después, las autoridades de la CNSS le co-munican la decisión de contar con un nosocomio pro-pio, de exclusividad para los asegurados. Con ese aviso también le dan a conocer que se compraría una edifica-ción diseñada para hotel de propiedad de Javier Ossio Sanjinés.

Los médicos nos opusimos a esa compra porque la infraestructura no estaba diseñada para el fin que le daría la CNSS. Hicimos conocer que lo práctico era construir un hospital, pero a pesar de la posición del Colegio Médico del Beni, se adquiere la edificación donde funciona en la actualidad el Hospital Obrero, que ya ha tenido varias y cuantiosas inversiones para adecuarlo como tal, explica para salvar la responsabili-dad de los galenos benianos.

El año 1992 es designado director de ese hospital y en 1993 como Administrador Regional de la CNSS donde cumple una intensa tarea para mejorar la calidad de los servicios.

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Por los entretelones de la política criolla este pro-fesional no puede jubilarse en esos cargos, y se retira del servicio público como Jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Obrero.

Este hombre es un apasionado estudioso y siempre estuvo actualizado en su rama. Su biblioteca decide donarla al Colegio Médico del Beni, en septiembre del 2008. Sus colegas aceptan la misma y en noviembre del 2009 inauguran, en su infraestructura, lo que ahora es la “Biblioteca Dr. Eloy Avila Alberdi”.

Por esa tarea de ejercer medicina en su pueblo, con el renunciamiento a mejores perspectivas económicas, la formación de nuevos profesionales, su incorpora-ción en diferentes entidades médicas de su especiali-dad, la Universidad Autónoma del Beni decidió que la Clínica Universitaria lleve su nombre. Esto mediante la Resolución No 028/2010 del Consejo Universitario, emitida el 4 de marzo de 2010.

Las autoridades universitarias hacen pública esa nominación y en un acto especial se entrega la infra-estructura en su primera fase, moderna, que luce el nombre de este patricio. La comunidad universitaria, el pueblo en general llenó los ambientes y parte de la calle para presenciar tan singular acontecimiento la noche del 12 de noviembre del 2010.

En palabras de circunstancias, Toyo reconoce que estuvo a punto de declinar el honor porque pensaba que era una clínica para venta de servicios, pero al co-nocer que estaría destinada a la formación de las nue-vas generaciones acepta la distinción que perpetuará su concepto de “hacer medicina”.

Al respecto, es conveniente subrayar que moros y cristianos concuerdan que ese fue más que un justo

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homenaje al ciudadano Eloy Avila. Lograr consenso en Trinidad, sin peros, es algo notable.

Una prueba de ello es lo expresado por el rector de la universidad pública, Luis Carlos Zambrano, al ex-plicar el porqué de esa distinción, quien dijo ante a los asistentes: “…agradezco a Dios darme la oportunidad de ser el Rector de la Universidad y que en mi gestión se haga este reconocimiento”.

Pero es necesario retroceder en el tiempo porque es interesante conocer cómo se trabajaba en el hospital los años mozos de Avila. Al retornar del Uruguay don-de fue becado, les plantea a sus colegas ejercer en forma más científica, especializada.

Explica que todos operaban o atendían a los pa-cientes que los buscaban o que llegaban en los turnos de cada uno de ellos, sea cual haya sido la patología. Propone que cada uno se dedique a ejercer una especia-lidad. Asimismo, se introduce la modalidad de estudiar cada uno de los casos que luego eran presentados al resto, esto favorecía a los médicos y a los pacientes. A los primeros los obliga a estudiar; mientras que a los segundos se le garantizaba un buen diagnóstico y una cirugía, si era necesaria, de primer nivel con los equipos existentes.

Esto elevó la calidad de la medicina en Trinidad y convirtió a la salud pública en la mejor opción. Estaba en contra de las clínicas que son hoteles de cinco es-trellas, pero donde el paciente queda a merced de un solo criterio profesional y hay una marcada tenden-cia al lucro que no es buena para el enfermo. No sé si me equivoqué en este concepto, pero en esa época era nuestra mejor alternativa. Tan convencidos estábamos de aquello que no dejamos que médicos de otro depar-tamento abran una clínica, sobre la base – también- de

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mi posición socialista que era una tendencia hacia una medicina para todos y de mejor calidad, confiesa.

En esos años nuestro nivel era superior al de Santa Cruz. “En los congresos médicos siempre presentamos trabajos científicos que eran bien elaborados y por tanto aceptados por los colegas. Muchos los hice solo y otros en colaboración con algunos colegas que están en acti-vidad. Deben estar orgullosos porque fueron publica-dos en revistas científicas del exterior. Había mística”, subraya.

A esta práctica de trabajo le llega un buen refuerzo a través de las facultades de Medicina que comenzaron a enviar a los egresados para que cumplan con el inter-nado rotatorio. Un motivo más para estar actualizado.

Sin embargo, los éxitos cada vez fueron menos en Trinidad y por el contrario el nivel de la medicina, por ejemplo, en Santa Cruz dio un salto cualitativo en cali-dad profesional e infraestructura hospitalaria pública y privada.

Para explicar esa situación en Trinidad y el Beni, Toyo afirma que desde los “80 hasta ahora la medicina no se desarrolló”, y dice que eso se puede revertir con la capacitación de los nuevos profesionales y con el res-cate de la mística. La vida hospitalaria es importante para que haya medicina de nivel, destaca.

Poco le gusta hablar de los casos, de los pacientes, que fueron parte de la historia de su ejercicio profesio-nal, y que marcaron momentos importantes, experien-cias interesantes. Después de insistir relató las siguien-tes: Un día pasando visita en el hospital Trinidad llega,

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desde Loreto, una camioneta con un paciente en estado de anemia aguda. Tenía una herida de bala en la zona precordial, delante del corazón. Recuerda que abrió el tórax y el pericardio estaba lleno de sangre. Detectó un pequeño orificio en una de las aurículas y procedió a suturarla. Al dar el último punto el paciente entra en paro cardiaco. Inmediatamente procedió a dar un ma-saje directo y salvó la situación.

Al día siguiente en la visita el paciente estaba sen-tado. Me agradeció y me explicó que en el momento del disparo estaba borracho.

En otra oportunidad lo llaman de urgencia porque el hipnotizador Pilper Pedraza se había suicidado con un disparo. Al llegar ingresa al domicilio y encuentra al suicida sentado en su jardín, vestido de negro. El revólver estaba en el suelo. Tenía sangre en la sien dere-cha. Se le acerca para examinarlo, y escucha: “Hermano me maté”.

El suicida vive pues la bala por debajo de la piel cruzó hasta la sien izquierda, sin mayores daños.

No todos fueron casos que dieron satisfacción. En una oportunidad una paciente es llevada al hospital, con un grave sangrado. Hubo que hacerle un legrado pero no resistió. En el velorio el comentario era: “La mató el Dr. Avila”, cuenta.

Trabajaba en un quirófano de cristal, dice Toyo. Todo el pueblo sabía de una cirugía y el nombre del paciente y más aún si era un importante ciudadano. La gente estaba pendiente, acota.

Lo que más le ha emocionado del ejercicio profe-sional, es la confesión de un joven ignaciano que le afir-mó que era médico por él. Cuando era chico le decía a su padre: “Quiero ser como el Dr. Avila”. Actualmente es un buen médico en Santa Cruz, acota.

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También recuerda, con agrado, el momento en que un policía, en la ciudad de La Paz, se le acercó y le agra-deció porque le había salvado la vida

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EL CÍVICO

Su actividad en esa línea de independencia parti-daria pero de interés por el individuo y sus problemas en la sociedad, la relación con el poder, ya tenía una ru-ta crítica que se había manifestado con su participación en la Juventud Progresista del Beni.

A su retorno de México, donde había tenido una intensa actividad intelectual y de confrontación con la democracia a la mexicana, donde el voto era un ras-go característico pero con pocas oportunidades para manifestarse más allá de lo que el PRI consideraba óp-timo; encuentra que los de su generación habían con-formado una entidad que fue bautizada como Comité Cívico del Beni cuando ejercía como prefecto el Cnl. Ortiz Avaroma.

A diferencia de la Juventud Progresista del Beni, labrada a imagen del Comité pro Santa Cruz, de dere-cha, el nuevo ente beniano estaba imbuido por otras doctrinas más sociales. Sus gestores, allá por el año 1966, tenían claro que ese era el camino correcto. Entre ellos Toyo destaca a Jorge Hurtado Cuéllar, José Lorgio Zambrano y Freddy Mejía Rodríguez.

Ese grupo de hombres benianos se reunían e inter-pelaban, subraya al afirmar que estaban influenciados por la izquierda de la época. Los comunistas Hernán Melgar Justiniano y Gerson Justiniano Guiteras; quie-nes desde bambalinas movían hilos que no eran invisi-bles para quienes no querían verlos.

El primer presidente del Comité Cívico del Beni fue Jorge Hurtado Cuéllar que además tuvo un destaca-do papel en la organización de las juntas vecinales de la capital beniana. Las que se constituyen, por otra parte,

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en un cimiento sólido para el movimiento cívico crítico del poder local y nacional.

La ausencia de Eloy no fue motivo de olvido por parte de los jóvenes profesionales que habían vuelto al terruño natal y tampoco de los miles de hombres y mujeres que pasaron por su consultorio, sin el temor de no ser atendidos por la falta de dinero para cancelar la consulta. Era querido y respetado, por tanto un poten-cial candidato para presidir el Comité Cívico del Beni. Eso, más su moral, el entorno familiar, determina, a su regreso de México, ser propuesto por las organiza-ciones para presidir la entidad cívica que se perfilaba como un referente en la ciudad y el país.

El médico afirma que una noche del año 1969 es elegido presidente del mencionado comité. Esto se da en el salón de actos del Liceo Mario Saielli; que era el lugar de las concentraciones de los cívicos de aquella época.

En esa primera gestión lo acompaña Guillermo Caballero Saucedo como secretario general; Raúl Monje y un joven maestro, Arnaldo Lijerón Casanovas, como secretario rentado que era el encargado de las ofici-nas instaladas en una sala de la casa de Hellmuth Abel Gaede.

Conflicto y muerte

Un acontecimiento nacional repercute en la ciudad de Trinidad y en la gestión de Toyo Avila al frente del Comité Cívico del Beni, que debe esforzarse para no ser rebasado por el poder político así como por los ciuda-danos que se vuelcan a las calles para protestar.

Los estudiantes guiados por la Federación de Estudiantes del Beni, al frente de Tirone Heinrich, se

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movilizaron en solidaridad con los de Sucre que habían sido reprimidos por la Policía.

Los colegiales de las escuelas públicas salen en marcha y luego de una acalorada discusión logran que los del Colegio La Salle se unan a pesar de la oposición del Director de esa entidad privada.

Los estudiantes se van hacia la plaza principal que era reconstruida. Los escombros sirven de proyectiles que son arrojados al edificio de la Prefectura donde se encontraba la autoridad política del Departamento, José Pedro Suárez Araúz. El nerviosismo cunde y en pocos minutos el escenario se transforma de protesta en ira por la represión que cobra la vida del estudiante Florencio Tacaná Silva, quien muere por el impacto de bala que habría salido del edificio del Obispado donde habían ingresado personas que no fueron identificadas, pero que eran parte de la administración pública, fuer-zas del orden.

En esa oportunidad caen heridos Guillermo Ortiz Melgar y las señoritas Miriam Maese, Candelaria Arias y Karin Rivero.

Esa tragedia causa primero, estupor en una ciudad donde lo cotidiano era el letargo de la rutina, luego un repudio unánime creció e hizo temblar a las autorida-des. El Comité Cívico del Beni declara huelga general indefinida. Al respecto Toyo afirma: “Es la única vez que vi al pueblo unido”.

Con respecto a las acciones en defensa de la paz social, los cívicos se convierten en los puntales y el in-terlocutor con las autoridades es Eloy Avila Alberdi, en su función de presidente. En forma inmediata se pide la renuncia del prefecto José Pedro Suárez Araúz y la del Comandante de la Sexta División de Ejército. Las de-mandas de los trinitarios son trasmitidas al presidente

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de la Nación, Gral. Alfredo Ovando Candia. Avila tam-bién exige la presencia de las autoridades nacionales para dar soluciones a la crisis.

Llega para ese efecto el ministro José Ortiz Mercado que es recibido por el Presidente cívico en el aeropuerto local. Allí se había congregado el pueblo que pedía justicia y los ánimos estaban exaltados. De manera especial el de los estudiantes. Ante el temor de que haya violencia, el Ministro es trasladado al consul-torio de la autoridad cívica; donde éste le reitera las exi-gencias que incluían una indemnización para la familia del fallecido y la atención médica para los heridos.

Esa conversación privada es trasladada a otro ám-bito, el cabildo que estaba programado para la noche del día de la llegada del Ministro. El lugar escogido fue el coliseo del Colegio La Salle ubicado en la inter-sección de la calle Cochabamba y la actual Avenida Bolívar.

Ese encuentro entre la autoridad y los miembros de la FES no fue fácil de concertar porque había la in-tención de tomar de rehén a la autoridad nacional. Al final de una dura confrontación verbal se impone orden ya que los jóvenes se comprometen a guardar la com-postura. Se logra que el Gobierno exonere al Prefecto y al Comandante de la Sexta División, Cnl. Rivera Tapia. Se aprueba permitir el arribo de un avión con ayuda ex-tranjera, en el cual es posible evacuar a los heridos para su tratamiento médico en la ciudad de La Paz.

Cierra esa parte de su vivencia cívica, con la con-vicción –que tuvo en ese momento- de una unidad be-niana en momentos de conflictos.

Sin duda esa apreciación y la comprobación de lo anterior, es porque la unidad no era, quizás, el bien más

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preciado de los benianos y por tanto fuente principal de la postergación.

En esa gestión se impulsa el proyecto de un cami-no a Cochabamba. Divergencias internas no permiten la concreción del mismo que hubiese colocado al Beni en el centro de Bolivia, con la competitividad que eso hu-biese significado para la economía del Departamento.

Segunda gestión

Para este rebelde político no adscrito a un partido, la experiencia de 1969 no fue suficiente. Acepta ser pos-tulado para una segunda gestión allá por el año 1983, decisión que marcaría su vida futura como él y su fami-lia no previeron en instante alguno del diálogo íntimo que antecedió a ese sí, que les dio a los cívicos.

“Llegué otra vez de la misma forma, elecciones di-rigidas y concretadas en las reuniones de los afiliados”, dice nuestro personaje.

En esta oportunidad se refiere con cariño y admi-ración a Walter Inchauste García. Hombre que siempre apoyó el civismo sin pedir nada a cambio. Ponía de su bolsillo para muchas cosas, como el pago de la ban-da de música que tocaba antes de las reuniones cívi-cas, o para la movilización de los ciudadanos, explica. Además, subraya, Inchauste no era miembro del direc-torio pero era el activista número uno. Era la punta de lanza de muchas actividades de la institución cívica del Beni, y lo hacía con mucha valentía, concluye Avila Alberdi.

Durante el segundo mandato los problemas no fueron tan graves, mas no dejaron de tener una dosis de presión en lo personal; y marcaron el destino de lo que sería el nuevo concepto del civismo en el Beni.

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Evitar la influencia cruceña en las decisiones cívi-cas y la lucha por el 3% del 11% de las regalías de los hidrocarburos que recibía Santa Cruz, fruto del Pacto de Caballeros de la Convención del 38, desató una serie de improperios de varias entidades cruceñas en contra de los cívicos del Beni. (Ver Anexos).

Nos tildaban de izquierdistas refugiados en nues-tras fortunas. En mi caso, declara Toyo, mi fortuna era mi título profesional y mi familia.

“Ante esos ataques decidí viajar a Santa Cruz, con mis recursos, para conversar con los miembros del Comité pro Santa Cruz y manifestarles el porqué de-berían cumplir con el Pacto de Caballeros. Hacerles ver las consecuencias históricas de una negación del pac-to”, comenta.

Para mi sorpresa –relata- fui recibido por el Directorio en pleno, a quienes les manifesté lo equivo-cado que estaba atacar de forma tan violenta al Comité Cívico del Beni y al Beni en general. No cumplieron con lo pactado con Busch, y eso deberían reconocerlo para pasar a la historia como futuro Departamento podero-so.

Con la visión clara del desarrollo nacional, Avila les explicó que por crecimiento poblacional y económi-co, Santa Cruz estaba llamado a ser potencia y por tanto a detentar el poder político de Bolivia, en un futuro. Entonces era un error declarar enemigo al Beni, por elu-dir el compromiso de entregarle el 3% ya mencionado.

Vamos fueron los argumentos expuestos en ese momento, y los hechos económicos y políticos poste-riores dieron la razón al médico beniano.

A la par de esa lucha por recuperar los recursos que corresponden al Beni, Toyo enfrentó problemas internos que estaban condicionados por lo anterior.

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Los poderosos del Beni no veían con agrado un Comité Cívico alineado con intereses de la mayoría, del Beni en su sentido lato.

Un día de esos el Presidente del Comité Cívico del Beni recibe una invitación para participar en un Congreso de Comités Cívicos Provinciales que se lleva-ría a cabo en Santa Ana del Yacuma.

Después de la sorpresa inicial, se comunica con los que firmaban la invitación y les hace conocer que el úni-co organismo capaz de convocar a un congreso de esa naturaleza es el Comité Cívico del Beni, y les informa que no asistirá a la reunión programada por ellos.

Posteriormente, se da a la tarea de hacerles saber a los poderes locales que entiende la trama y su aprecia-ción de lo que se viene. El debilitamiento del Comité y la puesta de este al servicio de las estructuras de poder existentes en el Beni.

Para no ser cómplice de tan nefasta decisión, pre-senté mi renuncia irrevocable al cargo, afirma Eloy Avila. El Comité quedó a cargo del vicepresidente Walter Núñez Rivero que también renuncia. Asume Hernán Hurtado Cortez, hasta que entrega la direc-ción a los nuevos dirigentes electos en Riberalta, José Orlando Monasterio, Carlos Navia Ribera, Said Zeitun.

Tal como había previsto, luego del fracaso del pri-mer intento con el congreso de Santa Ana, se concreta el cambio del Estatuto del Comité Cívico del Beni (en Riberalta) y entre las modificaciones se aprueba quitar-les el voto a los past presidentes.

Ahí empieza otra historia del civismo y nace el Comité de Trinidad y la provincia Cercado, con un cú-mulo de actos, acciones y resultados que demuestran lo injustificado de su existencia, reflexiona con cierta amargura.

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Al respecto, es explícito al confirmar que ese ins-trumento fue creado para establecer un contrapeso, mas destinado al fracaso. Ese fue mi pronóstico, ilustra el past presidente.

Hasta el golpe de Hugo Banzer el Comité Cívico del Beni pudo garantizar el equilibrio, concluye el hom-bre cívico que nos ocupa.

3% y traición

Después de varios años de haber dejado la dirigen-cia cívica, en el último mandato presidencial de Víctor Paz Estenssoro, en su calidad de past presidente, es invitado a una reunión de cívicos cruceños y benianos que se llevaría a cabo en la ciudad de La Paz en los pri-meros días de septiembre de 1987.

El tema a tratar era el ya histórico incumplimiento al compromiso asumido por los cruceños de entregar al Beni el 3% de las regalías petroleras que reciben del Estado.

Ante la invitación cursada por el presiden-te del Comité Cívico del Beni (CCB), José Orlando Monasterio, Avila se suma a la delegación que también la integraban Carlos Navia en su calidad de secretario general del CCB; Gilberto Bruening Suárez como presi-dente del Comité Cívico de Trinidad; Héctor Vaca, pre-sidente del Comité Cívico de Riberalta; Pedro Alvarez Suárez, alcalde de Trinidad y José Lorgio Zambrano. Estuvieron presentes los parlamentarios Carlos Simons, Guillermo Richter Ascimani, Roberto Peredo, Jorge Koehler Salas y Alex Arteaga Chávez.

Después de arduas y duras negociacio-nes en el despacho del ministro de Transporte y Comunicaciones, Andrés Petricevic R., cuando ya se

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vislumbraba el fracaso del encuentro, Toyo nos relata que fue llamado por Petricevic a su despacho y le plan-tea la posibilidad de que el Estado le otorgue al Beni y Pando el 1% de los ingresos por hidrocarburos.

Mi primer pregunta fue a cuánto ascendía ese 1%, cuenta Avila Alberdi. Después de algunos cálculos, la respuesta es que sería un monto un poco menor que el 3% reclamado.

La segunda interrogante es si el presidente Paz Estenssoro aceptaría la osada solución que liberaría a los cruceños de su compromiso. Petricevic le manifies-ta que eso queda por su cuenta y que por su parte (de Avila) debe plantear la solución encontrada y defen-derla para que sea aceptada por todos, con el fin de tramitar la ley respectiva.

Era de madrugada cuando se reinstala la reunión y se pone sobre la mesa la ya conocida propuesta.

Los cruceños que mantenían una posición intran-sigente y habían tratado de llevar el problema al tema personal al hacer ver la posición beniana, y la de Avila en particular, como un resentimiento por el exilio sufri-do en la dictadura de Banzer, ven una salida que pue-den presentar como un triunfo.

La delegación beniana también se adscribe a la propuesta que recibe otros aportes, con excepción de José Lorgio Zambrano que abandona la reunión con el argumento de que es una traición al Beni.

El documento in titulado “Bases para un acuerdo regional de los departamentos de Beni, Pando y Santa Cruz”, fue firmado el 10 de septiembre de 1987. (Ver Anexos)

El retorno a la capital beniana, Trinidad, fue trau-mático. Estaba posicionada la versión que lo actuado

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era una traición al Beni. Desbaratar la intriga no sería fácil.

Informe

Eloy Avila comenta que fue invitado a presentar su informe ante una asamblea cívica ampliada que se llevó a cabo en el salón auditorio de la Alcaldía Municipal. Llegó solo a un recinto que estaba lleno de gente, nos explica. “Presente mi versión de los hechos y los beneficios del acuerdo para el Beni, y después de eso, así como llegué, salí por la puerta y me retiré a mi domicilio”, enfatiza.

Varias horas después fue informado que la actua-ción de la delegación beniana había sido aprobada por la asamblea y la denuncia de que él era un traidor a los intereses del Beni fue desvirtuada no solo por su ver-sión y justificación de los hechos, sino porque los asis-tentes comprendieron los fundamentos económicos, sociales y políticos de la negociación.

Toyo manifiesta que ese acuerdo fue lo mejor para el Beni. Gracias a esa iniciativa, el Beni tiene recursos de libre disponibilidad, remarca. Y deja claro que para él es uno de los logros más importantes por lo que se siente orgulloso de haber sido parte del mismo.

Reconocimiento

Para Avila, el gestor de tan vital fuente de financia-miento es Andrés Petricevic y expresa - con convenci-miento - que el Beni está en deuda con ese hombre que se jugó por una causa que no era la suya; y con esa ac-titud hizo posible una partida que es parte inamovible del presupuesto del Departamento.

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De esos recursos el Beni ha vivido estos años, con-cluye con un gesto en el que está calcada la satisfacción del deber cumplido.

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EL POLÍTICO

El paso de este hombre por la organización de los profesionales, del Comité Cívico del Beni y su parti-cipación en diversos acontecimientos de la sociedad beniana, su inteligencia cultivada y su compromiso con los menos favorecidos por el sistema, lo visibilizan ante el poder político dominado por los golpes de Estado.

El Gral. Juan José Torres da un golpe de Estado que en teoría era un movimiento de izquierda y abrió paso a la esperanza de los sensibles sociales.

Ese golpe llega hasta la puerta de la casa de Eloy Avila. El ministro de Informaciones de JJ Torres, Mario Rueda Peña, le transmite el deseo del presidente Torres de que sea el Prefecto del Beni y también le hace cono-cer que se invitaría a José Lorgio Zambrano para que asuma como alcalde de Trinidad.

Después de poner muchos reparos, el año 1971 acepta la designación y se hace cargo de una Prefectura carente de recursos; y por tanto imposibilitada de dar soluciones a los problemas del Departamento, como pudo comprobar después.

De esos años recuerda que tuvo que enfrentar un problema serio en Riberalta, a donde se traslada para negociar la solución con líderes provinciales, conserva-dores que en los años siguientes serían colaboradores del Gral. Hugo Banzer.

Había un cerco preparado y nada de lo que se ex-ponga sería aceptado. Sin la cooperación de Roberto Soria Romero no hubiese podido abandonar la sala donde estuvo reunido con la derecha que luego estaría con el dictador Hugo Banzer. El plan era tomarlo como rehén, según se pudo enterar Avila a través de su pro-

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tector riberalteño que era un convencido militante del Partido Comunista de Bolivia.

Con ese buen hombre me encontraría en el exilio, dice Avila al recordar esa parte de su vida.

Mientras pasaban los días se daba cuenta que po-co se podía hacer desde el edificio que está ubicado frente a la plaza principal de Trinidad. Sin embargo, por lo menos se planificó y se decidió invertir tiempo en un plan de desarrollo que fue acompañado por lo que en aquel entonces se denominaba Comité de Obras Públicas, institución que sería la base de la ya extinta Corporación de Desarrollo del Beni (CORDEBENI).

Bajo ese paraguas (plan de desarrollo), viajan a La Paz con el presidente del Comité de Obras Públicas, Hans Schlink, donde realizan trámites administrativos y gestiones para la compra de tractores; necesarios para poner en marcha el proyecto regional. Al respecto ma-nifiesta que fue sorprendido por la oferta de una grati-ficación del 15% del monto total de la compra. La oferta fue rechazada en conjunto por los dos benianos. Avila contesta al proponente que ese 15% debería ser dismi-nuido al valor de la adquisición, que por otra parte no se efectivizó por falta de recursos departamentales y nacionales.

En esa corta gestión se comienza con los estu-dios para la construcción de los caminos a Santa Cruz, Trinidad-San Ignacio y Trinidad-Loreto. También se ejecutan obras civiles en las rutas mencionadas.

Otro aprendizaje de aquella experiencia es que los presidentes de facto siempre trataban de conformar un partido político para garantizarse apoyo. El de JJ Torres no fue la excepción.

Le anuncian el arribo del ministro del Interior, Jorge Gallardo, que en privado le expone la necesidad

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de conformar un grupo político afín al gobierno. Esa tarea era del Prefecto. Ante ese encargo, cuenta que en forma inmediata presentó su renuncia al Ministro, que la rechaza y tan solo le solicita establecer contactos con políticos de la ciudad.

Se comprometen con la propuesta el Partido Comunista y Armando Ribera Gutiérrez. A la hora de la verdad la cúpula de los comunistas no se presenta a la reunión donde se firmaría el documento. Tan solo estuvo Ribera, recuerda Avila, al mencionar ese intento fallido de los colaboradores del ex Presidente asesina-do, años después, en la Argentina

Confiesa que como Prefecto ganaba menos que co-mo médico del Estado, para ejemplarizar lo que era ser representante del Presidente de Bolivia en el Beni.

Aprestos golpistas

Para no variar la media de tiempo real entre golpe y golpe de Estado, de nueve en nueve meses, la ines-tabilidad política se manifiesta en el país y también en Trinidad. El prefecto Avila es informado, por los servi-cios de inteligencia de la Policía, que los dirigentes de Falange Socialista Boliviana (FSB) y del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) mantenían reunio-nes nocturnas clandestinas y con fines conspirativos.

De forma inmediata convoca a los jefes de los par-tidos mencionados para pedirles que no conspiren y los deja en libertad. Asimismo, se reúne con los jefes militares quienes le afirman su lealtad al régimen.

La intentona golpista se concreta el 21 de agosto por la noche. Conocida la noticia el Prefecto se trasla-da hasta la sede de la Sexta División de Ejército don-de encuentra reunidos a los mandos de las fuerza mi-

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litares. Le reiteran su lealtad al presidente Juan José Torres. Igual resultado obtuvo en su visita a la sede del Comando de la Fuerza Naval.

Posterior a eso Avila se dirige a la Prefectura y allí grupos de jóvenes, miembros de la COD y cívicos, unos armados de palos y algunos con armas, lo estaban es-perando para organizar la defensa. Los manda a sus casas y se queda en la Prefectura en espera de los acon-tecimientos.

Ya por la madrugada del 22 de agosto le informan que fuerzas militares están cercando la Prefectura. En ese momento toma la decisión de bajar y entregar el edificio.

Para su sorpresa, al abrir la puerta de la Prefectura se encuentra con quienes horas antes le habían mani-festado la lealtad al gobierno. “Les entregué las llaves del edificio y de todas las dependencias, también les pedí que no destrocen nada porque eran bienes públi-cos y tenían como abrir todos los escritorios sin romper nada. Luego, me despedí y solo camine hasta mi casa”, recuerda Avila.

A la mañana siguiente el ex Prefecto se constituye en su puesto de médico en el hospital Busch. Estaba en medio de una cirugía cuando es informado que los mi-litares lo estaban buscando en su casa para detenerlo.

Con el apoyo de la familia y la venia del Obispo Carlos Anasagasti logra refugiarse en la Catedral don-de ya estaban otros perseguidos como el sacerdote Adán Bravo (Tori).

Los golpistas se encargan de justificar esa persecu-ción e informan que en el escritorio de la ex autoridad departamental encontraron una lista de los opositores al Gral. Juan José Torres. Todos ellos debían ser fusi-

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lados en la plaza de Trinidad, según esa versión que desde luego era fraguada, nos certifica Avila Alberdi.

La huida

Por la forma como se refiere a los sucesos posterio-res se puede deducir cierta amargura.

No es para menos, pues los intentos por lograr que alguien lo saque en avioneta de Trinidad fueron vanos, entre los que, seguramente, se esperaba una cuota de solidaridad, en esos momentos difíciles. Hechos que trataremos en otro capítulo.

El MNR

La cuarta gestión del presidente Víctor Paz estaba por concluir y ya se preparaba la elección de su suce-sor y candidato a la presidencia de la República por el MNR. El Beni siempre había sido un bastión de ese partido y garantizaba por lo menos dos senadores y un número interesante de diputados, a un bajo costo por voto.

Su amigo y colega Guillermo Aponte Burela, je-fe del Partido Socialista de Bolivia, llega a Trinidad en compañía del candidato presidencial del MNR, Gonzalo Sánchez de Lozada, para plantearle la nece-sidad de conformar un grupo de ciudadanos indepen-dientes que apoyen esa candidatura.

Ese fue mi primer contacto con ese líder nacional, en el desaparecido restaurante “El canchón de mami-ta”, cuenta Avila quien afirma haber aceptado la invi-tación de su amigo socialista; sorprendido por la per-sonalidad y preparación del candidato movimientista, filósofo cartesiano y empresario minero.

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Esa campaña fracasa por la actuación de la “Banda de los Cuatro”, como se denominó a los miembros de la Corte Nacional Electoral, que permitió la reforma del sistema electoral.

Sánchez de Lozada en el año 1993, intenta por se-gunda vez llegar a la presidencia de Bolivia y nueva-mente requiere el apoyo de Toyo en su calidad de inde-pendiente. Ese apoyo fue dado sin pedir nada a cambio como en la elección de 1989.

Toda esa actividad fue sin interés alguno y sin ser militante del MNR, explicita; y, por supuesto, no exenta de los celos de algunos militantes de ese partido en el Beni.

El MNR triunfa y Sánchez de Lozada es elec-to Presidente e invita a Avila Alberdi para que sea Embajador de Bolivia en el Paraguay.

La militancia

El 2001 Sánchez de Lozada intenta llegar por se-gunda vez al máximo cargo público de la entonces República de Bolivia. Para ello era necesario movilizar su partido y en el Beni el panorama interno no era de los mejores, por una división en dos sectores encerra-dos en sus posiciones.

Otra vez salta el nombre de Eloy Avila Alberdi, quien es –prácticamente- obligado e impuesto como jefe del proceso electoral del MNR, destinado a renovar la dirigencia y a poner en marcha la maquinaria electo-ral movimientista.

Con referencia a esa tarea asignada, destaca que no era una labor fácil porque el antagonismo era marcado. Los bandos en disputa eran irreconciliables en aquella oportunidad.

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Un sector lo lideraba Miguel Majluf Morales y otro, Luís Zambrano Ibáñez, hermano de José Lorgio Zambrano.

Las denuncias de fraude de uno y otro sector eran permanentes y tuve que enfrentar al jefe departamen-tal, que iba a la reelección, y a sus seguidores, que en una oportunidad irrumpieron –vociferando- en la ofi-cina del Comité Electoral. Aquí no se grita, les dije con firmeza y se encauzó la solución a sus denuncias de cohecho electoral, subraya Avila.

Luego de ese suceso, al firmar uno de los carné y tomar el juramento como militante, reparé que enfren-taba a militantes y los juramentaba sin ser miembro del MNR. No me pareció correcto y en forma inmediata corregí aquello. Agarré una credencial, la llené con mis datos, la firmé y me convertí en un militante más del MNR; con todos los derechos y obligaciones, confiesa el Dr. Avila.

La evolución política

Hasta llegar a esa instancia transcurrieron muchos años y tuvo que transitar por diferentes etapas que hi-cieron evolucionar la visión y su concepto de la políti-ca, para pasar de un hombre cercano al nacionalismo conservador a un socialista sin partido y por último militante del MNR.

La formación en su juventud, en el Colegio Militar, sufrió un choque con una realidad desconocida. En La Plata ingresa a círculos de discusión política que lo lle-van a ser un cuasi anarquista.

Su forma socialista de aplicar la medicina, en Trinidad le valió la etiqueta de comunista que nunca

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fue. Asimismo, de traidor a su clase según los sectores conservadores de la ciudad que encontraron en él un adversario. Confirma que fue invitado muchas veces a militar en el PCB, lo que rechazó porque consideraba a ese partido un instrumento alejado de las masas, buro-crático, sin influencia en los trabajadores.

Su visita a Cuba lo pone frente a una revolución nacida fuera de la ortodoxia soviética. En los países de la llamada órbita socialista bajo el mando de la URSS, pudo observar que la gente no era feliz. Se notaba tris-teza en sus ojos, subraya. Había acceso a la medicina, a la salud, pero no había libertad, recuerda. Eso lo obligó a repensar y determinar la importancia del ser y llegar a la conclusión de que nada justifica la muerte de ciuda-danos por un ideal político, por un cambio de estruc-tura. Con lo que demuestra su vocación pacifista. Tanto es así que a su retorno de la Europa del Este se reúne con varios médicos de izquierda y les comenta lo visto, de los avances tecnológicos y concluye su disertación con esta frase: “Pero a ninguno de ustedes les gustaría vivir allí”.

En realidad lo que se siente en las expresiones del galeno beniano es un desencanto por el camino, por el método que irrespeta la vida y a la libertad.

Descubrir que en la vieja URSS había dueños, no fue una buena experiencia. Mirar los avances tecnológi-cos que permiten llegar a la Luna, pero no al bienestar de la gente fue un remezón. Había sido mentira mu-cho de lo exportado en cuanto a los logros del socia-lismo. Eso se confirma cuando triunfa la Perestroika. Aparecieron los nuevos ricos, que estaban ahí en pleno auge del comunismo, afirma.

La poca claridad ideológica de los partidos en Bolivia, tanto del PCB como del MNR y otros, hacen

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que muchos profesionales y también los intelectuales de izquierda emocional, queden sin filiación partidaria como es el caso suyo.

Su pasó por Chile en la gestión de Salvador Allende le hizo renacer la esperanza de que era posible el cambio de estructuras en paz. Mas eso era inviable según Fidel Castro, sobre todo cuando no se tiene el control del sistema de producción y de la prensa. Así lo afirmó el cubano en su visita al Presidente de Chile.

“Mi visión estaba centrada en el bienestar colec-tivo, con libertad del ciudadano a pensar de forma di-ferente al poder. Llegue a la convicción de que es po-sible lograrlo de forma pacífica con una economía de mercado controlada por el Estado; en una economía mixta. Por eso acepté colaborar con Gonzalo Sánchez de Lozada y su partido el MNR”, explica Avila.

Además, para concluir esta parte, confiesa, con valentía, lo siguiente: “Las utopías por las que luché por la igualdad y la fraternidad de los pueblos me de-cepcionaron porque siempre faltó lo que yo creo más importante, que es la libertad”.

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EL EXILIO

La buena fe de Avila o quizá la ingenuidad políti-ca, el concepto de haber servido sin meter la mano en lo ajeno, lo llevó a pensar que no habría represalias y por eso al día siguiente del golpe de Estado que derrocó al régimen que representó en el Beni, se constituyó en el hospital a cumplir sus funciones.

Quienes propiciaron el golpe del ´71 que llevó a Banzer al poder no pensaban lo mismo. Sus represen-tantes locales sabían quienes eran peligrosos para sus proyectos. Avila estaba en la lista y por tanto su camino a la cárcel o el exilio estaba trazado. Eso se repetiría en todos los cambios de dictadores.

Como ya sabemos se refugió en la Catedral. Mientras tanto la familia preparaba su salida de la ciu-dad.

Se consiguió una estancia desde donde volaría a un punto aún no establecido. Para eso se precisaba ga-rantizar una avioneta que lo recoja de San Miguel, esta-blecimiento ganadero de Guillermo Ortiz Aponte.

Para sorpresa suya los contactos con todos los pi-lotos más cercanos, por diferentes lazos, tuvieron el común no. Sin embargo, el plan se pudo concretar por-que el capitán Gerardo Torrico Navia accedió realizar el vuelo.

La salida de la Catedral se la concretó en un jeep, a las 13:00 horas. Partió disfrazado y en compañía de tres sacerdotes.

Un día de surazo llegó la avioneta a San Miguel y los recogió a él y a Gerardo Barba Villavicencio. El re-fugio fue El Huachi, estancia de Reynaldo Salek, donde arribaron los primeros días de septiembre.

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Los dos meses de permanencia en esa estancia se dedicó a leer y a atender a los pacientes que anoticiados de su presencia iban por asistencia médica. También la dio a los trabajadores y a los presos que cumplían tra-bajos en El Huachi, en vez de estar recluidos en la cárcel de San Pedro.

Esa estancia era inaccesible por vía terrestre, expli-ca Toyo. Quien recuerda con cariño al empresario que lo protegió a pesar de los riesgos como las represalias de las autoridades que sustentaban la dictadura. Salek cuando se le preguntó si podía recibir al Dr. Avila dijo: “Aquí nadie lo toca”.

Mientras los días pasaban lentamente en su refu-gio, la familia se movilizó para conseguir garantías que le permitan volver a su vida normal. A esa tarea se de-dicaron Enrique (Quico) Banzer y su hermana Greta (China), parientes del Cnl. Banzer. Este se lavó las ma-nos e hizo conocer que los peros, los ponía el minis-tro del Interior, Andrés Selich, compañero de Colegio Militar de Toyo.

Tomamos la decisión de que me traslade a La Paz. Los aviones que transportaban carne salían de El Huachi, lo que deberíamos conseguir era un piloto que acepte llevarme. La oportunidad se la dio Víctor Hugo Libera Cortes, que le permite abordar su avión cargue-ro el 3 ó 4 de noviembre, recuerda Toyo.

El viaje no estuvo exento de peligros. Una tormen-ta de verano cubrió el cielo a los pocos minutos de ha-ber sobrevolado Trinidad. La intensidad de la misma fue en aumento, y ya en la cordillera no se veía nada. Avila sugirió retornar a la capital beniana pero Libera dijo no, el destino es La Paz.

La nieve entraba por las ventanillas del viejo B 52, también se acumulaba en las alas y el piloto ordenó que

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se tiren las piezas de carne (pierna de res), mientras re-cibía los partes de la Torre de Control de La Paz, que no se percibía un pase abierto en la cordillera.

Solo teníamos un balón de oxígeno que compartía-mos de rato en rato, nos cuenta Avila. Luego dice que al ver la muerte tan cerca, pensó que dejaría a una esposa y tres hijas sin un centavo. Comprendí lo irresponsable que había sido al no pensar en eso antes.

De pronto, cuando nada hacía prever un cambio climático, el cielo se abrió y divisamos El Alto. Pasamos los cerros sin ver a ninguno de ellos, respira con alivio como si estuviera en ese instante que nos relata.

En el aeropuerto paceño, en el lugar destinado a los aviones cargueros, lo esperaba su hermano Eduardo Avila que lo lleva a la casa de China Banzer. Allí reside mientras se hacen diferentes gestiones para que salga al exilio.

Antes de eso, le ofrece a Libera llevarlo a la ciudad. Este le explica que debe retornar porque el contrato era un “pin pon”, es decir, un vuelo ida y vuelta en el día; aunque llueva y truene.

Su vida en La Paz se torna más monótona que la llevada en el campo. Nadie lo puede visitar, no hay pa-cientes que atender y tan solo le quedaba la compañía de los libros. Tomar el sol en el jardín, bien cubierto de las miradas de intrusos, por cierto, se constituyó en su mejor diversión mientras escuchaba pasar a los transeúntes por la acera de la avenida Arce que daba a la casa.

Como ansiaba poder caminar por las calles pace-ñas, murmura al rememorar esa parte de su odisea de buscado por la dictadura.

Vanos fueron los esfuerzos realizados para salir al exilio, no por falta de una Embajada extranjera que lo

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quisiera acoger, sino por la oposición a darle el salvo-conducto que reiteraba siempre el Cnl. Selich.

Ante esa pared de granito, el más duro del régi-men, solo queda buscar una alternativa y esa fue de alto riesgo.

El propietario de una agencia de viajes contactado por los familiares, le da la opción de viajar como común ciudadano con los riesgos que aquello implicaba. Se hacen los trámites, se le consigue un pasaporte legal y restaba conseguir el sello de salida que se daba en el Ministerio de Gobierno. Trámite de carácter personal.

Evaluados los riesgos y aunque nadie lo conocía en La Paz, la decisión es que vayan al Ministerio del Interior su esposa Ana María con China Bánzer para tramitar el famoso sello. La suerte estaba con Avila. Un movima era el encargado de esa función. Rodolfo Greminger se la juega e imprime el sello en el pasapor-te. Con eso, sin el temible sello rojo que colocaban a los exiliados o sospechosos, tiene la vía libre para viajar a cualquier parte.

El señor de la agencia de viajes de apellido Grissi le explica que, como él maneja grupos de turistas, la opción más viable para salir, sea por avión o por bus, es al Perú. El físico del ex Prefecto lo ayuda para esa aventura. Por recomendación del mismo se opta por la vía aérea ya que el salir por tierra implicaba tratar con unos policías menos formados.

Así que con un pasaje de la compañía Braniff en mano se procede a preparar la partida, manifiesta Toyo que nos grafica como fue la salida.

Partimos en dos automóviles. En el primero iban Enrique Banzer (Kiko) y el señor Grissi, con los docu-mentos. Estaban encargados de presentarlos en el mos-trador de la empresa aérea como en Migración.

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En el segundo carro estaban él, su esposa Ana María y China Banzer. Ellos permanecieron dentro de ese auto, fuera de la terminal aeroportuaria mientras se hacían los trámites, en el frío de la noche paceña, y esperaban la seña para que Toyo proceda a embarcar casi de forma directa.

Recibida la señal convenida de antemano, Avila baja del automóvil y después haber caminado unos metros, por los megáfonos del aeropuerto se escucha su nombre pues era requerido en los mostradores de Braniff.

Fue un susto sin consecuencias, faltaba un detalle sin importancia. Nueva señal y embarca con destino a Lima.

Solo respiré cuando despegamos y tuve tranquili-dad y sensación plena de libertad cuando estuve en un hotel en Lima, acota.

La sede de lo que fue el Virreinato del Alto Perú durante la Colonia no era el destino final de este pró-fugo del banzerismo. Los cambios estaban en Chile con el gobierno del socialista Salvador Allende, y esa era la dirección escogida.

Como una persona más se dirige al Consulado chi-leno para solicitar la visa de ingreso que es obtenida sin problema. El único sabor amargo fue la actitud despec-tiva de los funcionarios chilenos contra su Presidente. Eso marcaba lo que era Chile en esos años.

A través de los servicios del hotel se hace comprar un pasaje con destino a Santiago. Una vez en el avión reconoce a muchos de los pasajeros que también eran bolivianos.

Ya en vuelo, el capitán de la nave da el número del vuelo y el destino, Santiago de Chile con escala en La Paz. Se me vino el ánimo al suelo, explica.

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Para suerte suya le dejan permanecer en el avión pues pretexta una enfermedad coronaria. El tiempo que duró la escala fue de una angustia plena, acota.

Una vez en Santiago de Chile se reencuentra con amigos como Guillermo Aponte, el escritor Durán Boger y su protector riberalteño, Roberto Soria, que estaban exiliados con el apoyo de sus respectivos par-tidos políticos.

Eso marcaba una importante forma de vivir, ya que Toyo había ingresado con un visado normal que después sería la diferencia entre la vida y la muerte en tierras lejanas a la casa materna.

La vida en Santiago

Ubicado en un hotel, empezó la existencia en un país extraño en el que no podía hacer lo mismo que la mayoría de los bolivianos exiliados, esperar la caída de Banzer para volver a la patria. Tenía que buscar la forma de ganarse la vida.

Con Aponte Burela van al Ministerio de Salud, los recibe el ministro Concha. Le explican su respectiva situación, su condición de médicos y la especialidad cursada y certificada. Les dice que se comunicarían con ellos. Así fue, y lo designaron como médico del hospital Del Salvador que era una entidad en la que recibían a los estudiantes de medicina.

Fue bien tratado y poco a poco se gana el respeto de sus colegas. Cumple con sus guardias cada tres días y paso a paso avanza. A los seis meses de estar ejer-ciendo lo nombran Jefe de Residentes y empieza a ser cirujano y ya no ayudante en las operaciones. También es invitado por sus colegas para cooperarlos en inter-venciones quirúrgicas en las clínicas privadas.

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La situación cambia para él y piensa en llevar a la familia. Durante ese tiempo su apoyo fue Soria, con quien tuvieron una vida cercana pues compartieron lo bueno y lo malo.

La situación económica en Chile era complicada para los que recibían la moneda local. Con dólares se podía comprar bienes que era imposible adquirirlos sin ellos. La devaluación del peso chileno le permite com-prarse un departamento por $us. 2 500, y un automóvil por un monto menor al anterior.

La familia llega a Santiago y permanecen en esa ciudad tres años, durante los cuales la situación política y la estabilidad económica sufrieron por los embates de una despiadada oposición al régimen del socialista Allende.

En la medida que los conocimientos del profe-sional empezaron a ser valorados por sus colegas, su economía se torna estable. La relación con los médicos era buena en un principio, a pesar de que el 70% de ellos pertenecían a los partidos de derecha. Esa fuer-za provocó una huelga general en los hospitales, que el médico boliviano-beniano no acató y mantuvieron abierto el nosocomio con la ayuda de los estudiantes de medicina.

El régimen era atacado de todos los flancos. Todo faltaba en los comercios legales, mas se podía conseguir cualquier producto, en la cantidad deseada, en el mer-cado negro.

La situación política era insostenible. La presencia de Fidel Castro en Chile no contribuyó al régimen.

Una noche fuimos convocados todos los médicos a una reunión con el Ministro de Salud. De mi hospi-tal solo asistimos tres galenos. Se pidió el esfuerzo de todos para mantener los hospitales funcionando y tam-

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bién la solidaridad con el gobierno legal de Chile, re-cuerda Toyo.

Luego de la reunión, su conclusión fue que todo estaba perdido. Era cuestión de tiempo, de poco tiem-po, le comentó a su esposa Ana María en la relativa tranquilidad del hogar.

A los pocos días debía ser parte de una cirugía con el doctor Patricio Gijón, médico personal del presiden-te Allende. Era un hombre muy puntual y por eso nos extrañó que no llegara a la hora convenida. A los pocos minutos la voz de Allende se escuchó en la radio dando la noticia de que un golpe de Estado había comenzado en la ciudad de Valparaíso, rememora.

Al día siguiente cuando llegué al hospital la forma de mirarme cambió radicalmente. Luego llegaron los militares y se llevaron presos a los colegas de izquier-da. Decidí no asistir más a mi fuente de trabajo, y como había el toque de queda las cirugías privadas dejaron de ser un ingreso económico para sustentar a la familia, afirma.

La persecución en contra de los exiliados empieza pronto. Se los cita para que se presenten en determina-dos puntos de la ciudad. Avila se entera, por casuali-dad, de la muerte de Ríos Dalence cuyo cadáver tenía puesto un cartel en el que se podía leer: “Guerrillero uruguayo muerto en acción”.

Toma la decisión de deshacerse de todo aquello que lo podía comprometer, desde un revólver hasta la bibliografía que podría despertar susceptibilidades.

Fue atinado lo realizado por el médico beniano. Recibe una llamada telefónica, anónima, y una voz le informa que su domicilio sería allanado esa noche del día que se produce el anuncio.

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La requisa

Decide mantener la información en reserva para no inquietar a los otros miembros de la familia, su es-posa e hijas. También de su cuñada Carmen Rodal y de su sobrino Eloy Avila Chávez.

Aparenta tranquilidad el resto del día, mas las ho-ras fueron tortuosas. Llegada la noche los miembros de la familia se retiran a descansar. Él permanece alerta para salir de forma inmediata cuando llegasen los mi-litares.

Logró escuchar el sonido provocado por el camión militar que fue estacionado frente al edificio donde re-sidía, los pasos de los efectivos subiendo las gradas y luego los golpes en la puerta de su departamento. Cuenta que abrió la misma y los militares, con armas en mano, preguntaron por su persona. Se identificó y le preguntaron si era cubano. Mostró su pasaporte, el nombramiento de médico del hospital Del Salvador y su ascenso posterior, y sintió que la tensión disminuyó.

Luego revisaron el departamento y les pidió ha-cerlo con cuidado porque sus hijas, pequeñas ellas, es-taban durmiendo.

Cumplida la revisión le hicieron firmar un papel en el que se dejaba constancia que no se produjo nin-gún destrozo ni sustrajeron nada de la vivienda. Lo firmé sin mirar y tan solo atine, con el dedo, a desviar el cañón de la ametralladora que me apuntaba. Por segu-ridad, le dije al militar, sonríe el galeno.

Tan solo su esposa se enteró de la visita. Todos los demás durmieron hasta el día siguiente.

Ya por la mañana cuando la serenidad había vuelto al hogar, su sobrino le avisa que un contingente de mi-litares estaba ingresando al edificio. Llegaron, otra vez,

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a su puerta y nuevamente se inicia la conversación con los militares; a los que les informa que otros efectivos habían estado la noche anterior. Les muestra copia del papel firmado y los soldados reciben la orden de reti-rarse, para su alivio.

Posterior a eso fue convocado por los directivos del Colegio Médico Chile, donde presentó –una vez más- sus papeles. Por último el interventor del noso-comio donde trabajaba lo manda llamar y le pregunta por qué no asiste a su fuente de trabajo. Avila Alberdi le explica su situación, muestra su pasaporte sin sello rojo, y le expresa que había decidido retornar a Bolivia.

A pesar de la invitación de continuar en el hospi-tal, inmediatamente preparó a la familia para que viaje a Trinidad. Se embarcan después de pasar por estrictos controles en el aeropuerto de Pudahuel, al que no se podía acceder de forma libre. Solo los pasajeros

Concluida esa etapa, se dedica a vender sus bienes y pasar lo más desapercibido posible hasta que toma la decisión de volver a Bolivia, de forma definitiva.

Mientras organiza su viaje se traslada de casa y consigue un departamento justo enfrente desde donde Pinochet despachaba los asuntos oficiales, porque La Moneda había sido bombardeada. Veía llegar el heli-cóptero en el que Pinochet era traído al edificio donde se encontraba su despacho. Era una infraestructura de algún organismo internacional, que no recuerda cuál era.

El mensajero

Cuando aún Allende tenía control del gobierno de Chile, recibe una ingrata noticia. La salud de su señor padre estaba delicada y le sugerían volver. Hacen los

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trámites en el Consulado de Bolivia y logra una visa de ingreso por 15 días.

Los exiliados enterados de ese viaje le hacen co-nocer que el ex presidente Hernán Siles Suazo, Juan Lechín y otras personalidades de la izquierda boliviana deseaban reunirse con él.

Acepta el encuentro y allí le solicitan, conocedo-res de su amistad con Alberto Natusch Busch y de su condición de paisanos, que le trasmita que los exilia-dos apoyarían un golpe de Estado de él contra el Gral. Banzer. Lo único que se pedía era una amnistía para todos los que estaban fuera del país por motivos polí-ticos.

Ya en La Paz, Toyo logra una audiencia con el Cnl. Natusch, quien era el ministro de Asuntos Campesinos y Agricultura.

Con los reparos que conlleva cumplir un encargo como el encomendado por sus compañeros de infor-tunio político, en el despacho del Ministro le expre-sa lo que le había planteado un ex Presidente de la República.

La respuesta del militar, según Avila, fue conse-cuente con el carácter del hombre que había sido su colega en el Colegio Militar. Diles que les agradezco. “Un beniano no traiciona”, argumentó. Allí escuchó la promesa de que haría gestiones para que vuelva, en forma definitiva, al país.

Con la tranquilidad de haber realizado lo que se le había encomendado, se traslada a Trinidad. Su llegada causó sorpresa y molestia en los seguidores de Banzer. El día antes de cumplirse los 15 días fue informado por el prefecto Carlos Farah Aquim de que debía abando-nar la ciudad, y así lo hizo.

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El reingreso

Si bien se vivía en una calma relativa, la situación económica se hacía insostenible en la capital chilena.

Deciden con Hernán Siles, Guillermo Aponte, Juan Lechín, ir a las instalaciones de la ONU para pedir co-operación. Allí les ofrecen salir al exilio y mientras se conseguía un país que los acoja, instalarlos en casas bajo protección de la ONU. Su amigo Soria, el benia-no, decide aceptar esa opción y termina en Suecia. Su colega Aponte Burela sale a la Argentina, y él decide ingresar a Bolivia con visa o sin ella.

Fracasadas las gestiones en el Consulado boliviano en Santiago, compra su pasaje y llega a La Paz por vía aérea. En Migración le llaman la atención por la falta del visado de ingreso y le dan 24 horas para presentar-se en la central que estaba en el Ministerio del Interior, para que le den el ingreso.

Al día siguiente, con cierta dosis de ingenuidad, se presenta en el lugar indicado. Mientras hacía antesala, un militar amigo de su época del Colegio Militar le dice que está cometiendo una locura. Que sería detenido de inmediato y le aconseja irse y no aparecer por esas instalaciones. No precisó que le repitan el consejo una segunda vez.

Decide estar de forma clandestina en su propia nación pero no inactivo en lo que son las gestiones para conseguir la legalidad del régimen. Mientras se estable-cen los contactos, parte a Cochabamba que luego sería el lugar donde se le fija residencia.

Gracias a los buenos oficios del Cnl. Natusch y su garantía personal, se permite su permanencia en Bolivia, en la ciudad del valle.

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Lo primero que hace es buscar la forma de sobrevi-vir. Consigue alquilar un consultorio y luego se presen-ta en el hospital Viedma donde lo acogen como médico ad honoren.

Es un nuevo inicio como el de Chile. La experien-cia acumulada y los conocimientos adquiridos en un hospital de acreditación universitaria hicieron que se destaque en su nuevo destino. Al poco tiempo es reque-rido para dar charlas a sus colegas y a los estudiantes de Medicina de la Universidad Mayor de San Simón, a la que es incorporado como Profesor Asistente.

En esa capital de Departamento ya funcionaba el hospital Seton al que postula y logra ingresar como mé-dico de planta.

Al principio era evaluado en forma permanente en todas las cirugías. La Jefa de Quirófano después de seguir de cerca una intervención expresó: “Sabe el doc-tor”, lo cual fue la carta de libertad para seguir adelan-te, nos da a entender.

Allí logra conformar un grupo de trabajo después de haber tenido una diferencia de opinión sobre el cua-dro clínico de un paciente con un grupo de médicos cochabambinos. Su diagnóstico fue el correcto.

A partir de ese caso forma una dupla de trabajo con uno de los más prestigiados médicos del hospital y de la ciudad, Gastón Cornejo Bascopé. Ese trabajo más los pacientes que llegaban a su consultorio, muchos desde Trinidad ya que pronto se conoció de su presen-cia, le permitió acceder a los recursos económicos para reunir a la familia en Cochabamba.

De nuevo la vida le había deparado un triunfo, aunque confiesa que su mirada estaba puesta en su tierra natal. Cada vez que llegaba a las oficinas de la

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Dirección Orden Político (DOP) a firmar el libro de re-sidenciado, la idea le golpeaba la mente.

Esa ansía de estar entre los suyos se acentúa des-pués que un día llegan al hospital efectivos de la Policía y – sin derecho a reclamo ni explicaciones – lo llevan al Comando Departamental. Allí fue recluido en una sala oscura. A las horas de estar ahí entra un oficial que le informa de su inmediato traslado, en camión, a La Paz.

Pide a su esposa que le traiga ropa adecuada para el frío paceño y exige, a sus captores, que lo envíen en avión con el compromiso de que se haría cargo del cos-to del pasaje del policía que lo custodiaría. Camión, es la respuesta que recibe.

A poco de eso, lo trasladan a otra oficina donde le comunican que lo habían garantizado y que se podía ir a su casa, a la que llega en un taxi.

Los buenos ingresos que le daba el ejercicio de su profesión no fueron pretexto para quedarse. La familia Avila Rodal se prepara para retornar a casa.

Trinidad recibe a Toyo en silencio y en silencio tra-baja sin ser molestado. El compromiso con su pueblo y la consecuencia con sus principios lo ponen en eviden-cia al presentarse en una asamblea cívica, mas no solo eso, ya que decide intervenir.

No concluye el día siguiente sin recibir la notifica-ción de que se ha decidido su retorno a Cochabamba. La estructura del poder local se movió con rapidez.

Cuando Avila se mortificaba por ese nuevo em-pezar en una forma de vida que no se desea, el pueblo comienza a movilizarse para evitar su expulsión de la ciudad.

Las mujeres trinitarias organizan una campaña de recolección de firmas para revocar la decisión política.

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En pocas horas logran 600 firmas que son presentadas a las autoridades y así se queda en Trinidad.

Son gestos que no se olvidan, subraya Toyo que, además, no nombra a ninguna de esas mujeres para evi-tar olvidos. Ellas saben que están en lo más profundo de mis sentimientos, enfatiza.

Otra vez Natusch Busch interviene y consigue que se quede en Trinidad. Vive y trabaja sin mayores sobre-saltos, aunque con la incertidumbre de si será uno más de la lista de los potenciales detenidos en los diferentes momentos de represión del régimen.

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LOS GOLPES DE NATUSCH

Bolivia celebraba uno de los pocos éxitos diplomá-ticos de su historia. La Asamblea de la OEA realizada en La Paz había aprobado una resolución de apoyo a la demanda marítima. Todo era fiesta.

Sin embargo, las notas de una marcha militar sue-nan en los aparatos de radio de miles de hogares. El Cnl. Alberto Natusch Busch lideraba un golpe militar en contra de Wálter Guevara Arce, que conducía el go-bierno a través de un acuerdo congresal, sin haber ga-nado elección alguna.

La sorpresa era de muchos y todos ellos se pregun-taban cuál el motivo que llevó a este beniano a cometer semejante locura, y en un momento como aquel.

Para su amigo y compañero de Colegio Militar, la respuesta era conocida. Aunque el silencio ganó, en esos días, al deseo de explicar el porqué de los actos del Coronel.

Una de esas tardes en las que Avila había conclui-do su tarea en el hospital Germán Busch y estaba en la rutina diaria del estudio, horas previas a abrir su con-sultorio, le anuncian la visita de Natusch Busch.

Se encierran en el consultorio y es allí donde Toyo es informado de las decisiones de este militar que ya le había dado pruebas de amistad, y también de que era un hombre de palabra.

Le comenta que el Ejército está preparando un gol-pe de Estado y que está en el proyecto, pero lo hace obligado por las circunstancias. Sin darle nombres le dice que no es contra la democracia, sino para salvarla. Otro grupo de militares, a los que tipifica de muy du-ros, conspiran con las intensiones de instaurar un régi-

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men terrible. Será un asalto con muchas muertes y con una persecución sin precedente en la historia nacional.

El Cnl. Natusch le diseña su proyecto. El golpe de-rrocará al Presidente interino y se mantendrá abierto el Congreso Nacional, la COB como institución y sus dirigentes serán respetados. Tendrá apoyo de los po-líticos, se mantendrán los derechos constitucionales y se llamará a elecciones unos pocos meses después. Una vez sorteado el peligro de ser invadidos por hordas de cavernarios.

El intento de Natusch es un fracaso como está es-crito en varios textos.

En la vida de Avila ese golpe no pasa desapercibi-do y su tranquilidad laboral y familiar es interrumpida. Como el mismo contaba con apoyo de sectores de la sociedad beniana, se entera que estaba en la lista, local, de potenciales detenidos.

Por precaución es llevado a “Cuquises”, estancia de su amigo Carlos Morant Gonzales y de allí se va en una avioneta, con Mario Mercado Chávez, hasta Santa Cruz desde donde se dirige a Montero y se aloja en la casa de su hermana Betty Avila de Gonzales.

Ese periplo dura lo que dura en caer Natusch Busch.

El segundo intento de dar un golpe de Estado que propicia Natusch Busch es contra el dictador Luis García Meza. De ese propósito también es informado el sujeto de esta biografía.

Las circunstancias eran cualitativamente diferen-tes a las que rodearon a la anterior aventura. El régimen de García Meza era una dictadura ligada al narcotráfi-co, y el país era un Estado paria en el concierto de las naciones.

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Cuenta Avila que Natusch lo contacta y después de darle las explicaciones sobre su conducta poste-rior, le pide que sea el portador de una carta secreta a Cochabamba, destinada a los implicados en la conspi-ración. Posteriormente, lo visita en su estancia, “Santos Noco”, donde le confirma que el golpe ya es una reali-dad. Lo hará en forma conjunta con el Gral. Añez. De su propiedad es recogido en una avioneta que supues-tamente tenía por destino Santa Cruz.

Esa acción del militar beniano provoca la caída de García Meza y abre las puertas para el ingreso de nue-vos actores que posibilitan el retorno a la democracia.

Reivindicación

Para Toyo Avila la vida de Natusch Busch está li-gada a una serie de sucesos que se cruzaron en la vida del militar, antes que este los haya provocado. Alberto se creía un predestinado, era estudioso, disciplinado y un institucionalista con un sentido de patria arraigado por la formación militar, nos los describe.

También hace mención a que este beniano se lo ha olvidado y no se le dio la importancia que merece. Es preciso reivindicar su paso por la historia boliviana, sugiere.

El golpe de García Meza

La situación política, como era tradicional en esos años, estaba deteriorada. Los políticos no se ponían de acuerdo para gestionar de manera honesta y transpa-rente el proceso democrático. Los cuarteles, por lo tan-to, seguían con la lógica de ser nido de los salvadores de la patria.

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Luis García Meza hacía lo imposible por demos-trar poder y ser considerado el próximo elegido para “salvar la patria”. El nuevo golpe estaba cantado y por eso el galeno Avila se cuidaba. Todas las noches, en ese periodo, dormía en casas diferentes, donde era recibido con aprecio por los amigos que lo cobijaban.

Cansado de esa peregrinación con ropa de dormir y sus utensilios de limpieza personal, decide pernoctar en su casa. Esa noche se produce el golpe y los militares invaden su hogar por la parte trasera de la misma, es decir por la Catedral.

En un camión militar, en la cabina, es llevado a las dependencias de la Sexta División de Ejército, ubicada en la avenida Bolívar. Allí puede detectar la existencia de un grupo de trinitarios que se encargaban de dar los nombres de los “peligrosos” para el nuevo gobierno.

Toyo que había solicitado, antes de ser aprendido, comunicar la noticia a su hermano Carlos, se sorpren-de porque al ingresar al cuartel se encuentra con él, al igual que el dirigente campesino Vicente Noe. A este último lo trataron con violencia, lo que no sucedió con nosotros, afirma.

Después de horas de estar sentado en una silla que le proporcionó un coronel, le informan que había llamado “Lucho” y que se podía retirar a su hogar. Respecto a la llamada, supone que era la de su ex colega del Colegio Militar, Luis García Meza.

Sigue su vida normal, para sorpresa de los segui-dores de la nueva dictadura que lo consideraban un enemigo por no compartir sus principios y ser contes-tatario.

Al poco tiempo interrumpen el almuerzo familiar y un oficial del Ejército le dice que el Presidente estaba en la ciudad y quería conversar con él.

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Es conducido a la casa de un ganadero donde García Meza compartía un churrasco con sus allega-dos. La cara de asombro de los presentes no pudo ser disimulada, recuerda con una sonrisa en su rostro.

El dictador aparta a uno de ellos, que estaba a su lado, y lo sienta a su diestra y junto a otro de los que eran parte de la Junta Militar (Triunvirato) que él pre-sidía.

Antes de iniciar la conversación con su ocasional anfitrión, ve cómo propicia un mal trato a uno de los más temidos de la ciudad. Posterior a ese hecho que llama su atención, García Meza le explica el motivo de su golpe y también pasa a decirle el porqué estaba él en esa reunión. Los argumentos esgrimidos para justi-ficarlo son los tradicionales, salvar la patria a costa del sacrificio personal.

El único dictador, detenido en una celda boliviana, en su calidad de Presidente de la República de ese año, le ofrece que sea su Ministro de Salud. La sorpresa ini-cial no le impide a Avila encontrar y exponer los argu-mentos para justificar su rechazo a tan “amable honor”.

Con el vaso con whisky en la mano, que le había traído alguien sin preguntarle, comienza a argumen-tar los motivos por los cuales no era conveniente que lo tenga en cuenta como su colaborador. Su presencia en el gabinete de ministros sería un factor de proble-mas internos que irían en contra de su autoridad como Presidente.

El militar golpista le da razón y lo libera de ese compromiso. La fiesta con los acólitos continúa sin la presencia de Avila que se retira, con toda la diplomacia que en ese momento era necesaria aplicar en cada uno de los gestos y las palabras pronunciadas.

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Ese día, después de que se difundió el noticiero nocturno en el canal de televisión local, el teléfono en su casa no dejó de sonar. Llamaban los amigos y los compañeros de lucha, preocupados por lo que habían visto en la pantalla chica.

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EL DIPLOMÁTICO

Como ya relatamos, Avila Alberdi se implica en el proyecto del MNR en calidad de independiente junto a un conjunto de hombres y mujeres que deciden apoyar la candidatura de Gonzalo Sánchez de Lozada, allá en el 1989. Ese político pierde las elecciones generales.

En el 1993 vuelve a ser parte de los independientes en su calidad de amigo personal del jefe nacional del MNR. Sánchez de Lozada logra la confianza de los bo-livianos y llega al sillón presidencial.

Avila no se postula a ningún cargo electo. Trabajó en la campaña convencido de las bondades del “Plan de Todos”, el programa de gobierno del MNR. Mas ese desprendimiento no solo que es comprendido en las esferas del poder nacional donde valoran su capaci-dad, sino que lo toman en cuenta sin ser miembro del Comando Departamental del Movimiento Nacionalista Revolucionario.

Una mañana del año ´93 recibe la llamada de la secretaria privada del Presidente de Bolivia, quien lo convocaba a una reunión en Palacio de Gobierno. El día de la cita y a la hora indicada, algo inusual por la ya tra-dicional impuntualidad de Sánchez de Lozada, ingresa al despacho del Presidente.

Recibe el encargo de dirigir la Embajada de Bolivia en el Paraguay, luego de haber considerado asuma co-mo Cónsul General en Chile. Sin más trámites y sin pasar por la Comisión de Política Internacional de la Cámara de Senadores parte a Asunción para cumplir el encargo recibido; ya que para su amigo era importante la relación boliviana con la joven democracia guaraní.

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Sin estar formalmente acreditado llega a Asunción como integrante de una comisión oficial para tratar un tema relacionado con la hidrovía Paraná-Paraguay.

La desconfianza paraguaya

Al inicio de su gestión, luego de los actos protoco-lares, el embajador Avila va descubriendo una realidad. La desconfianza del Paraguay era una constante, tanto es el grado de la misma que los embajadores bolivianos no eran invitados a determinados actos oficiales. El te-nor de los discursos en la época de Alfredo Stroessner era agresivo en contra de Bolivia, por la Guerra del Chaco, lo que es cambiado por la sintonía que se logra establecer con el presidente Carlos Wasmosy.

El trabajo del embajador beniano permite eso y es invitado a los diferentes actos del Poder Ejecutivo co-mo el de las FF.AA., que estaba a cargo del Gral. Lino Oviedo. Tanto es así que Wasmosy lo invita a su pro-piedad rural para mostrarle su producción de la raza Nelore mocho. Se constituye en un compañero asiduo del Presidente en sus viajes a Santa Cruz de la Sierra, para las ferias ganaderas.

También tiene la oportunidad de estar, en calidad de observador, en diferentes actos que hacían a las rela-ciones paraguayas-brasileñas, como la entrega de unas esclusas en los ríos Tieté-Paraná.

En aquella oportunidad, cuando retornaban a Asunción se le comunica al mandatario paraguayo que existe un bloqueo en la carretera que une el aeropuer-to con Asunción y le piden desviarse. No es necesario aquello porque Avila le ofrece su automóvil para trans-portarlo sin que haya problemas de seguridad.

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Entre las gestiones de buena voluntad boliviano-paraguaya se planifica el intercambio de los trofeos de guerra que tenían ambos países. Se concreta el encuen-tro y un grupo de ex combatientes paraguayos llega a La Paz para el acontecimiento. El reencuentro con sus pares bolivianos fue muy emotivo y por suerte no hubo problemas de salud en ninguno de los visitantes.

La iniciativa fue calificada como un éxito, tanto en Bolivia como en el Paraguay, subraya Avila.

Con esto se deja años de una relación amistosa pero con reservas paraguayas, las que venían desde la conclusión de la contienda bélica y muy bien de-terminada por el régimen del ex presidente Alfredo Stroessner quien en su política externa había decidido mantener alejada a Bolivia. Cuidado con los bolivianos, son revanchistas solía afirmar esa ex autoridad para-guaya.

Al parecer precisaba crear un enemigo externo pa-ra sustentar el poder dentro de casa, comenta. Y para sustentar esa tesis nos informa que pudiendo llegar hasta la frontera boliviana, dejan lejos de ella la carre-tera “Trans Chaco”.

Con la llegada de militantes del partido Colorado con mentalidad civil y en democracia, eso cambia y el Embajador de Bolivia accede a lugares donde antes no era invitado, como al edificio de los ex combatientes paraguayos.

Ese acercamiento le permitió hablar de muchos te-mas, entre ellos el negocio del gas. Se hicieron los estu-dios para determinar la viabilidad técnica y económica para construir un gasoducto desde Vuelta Grande hasta Asunción. Lamentablemente la conclusión fue que no era rentable. Asimismo se exploraron otras opciones, con igual resultado.

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En el tema de complementación económica se abrió el mercado para la estevia y Bolivia aportó con su técnica del “ramoneo” para la alimentación del ganado vacuno en el Chaco.

El poder de Lino Oviedo

El novel embajador aprende la forma de ser del guaraní y con ello también la confianza crece. Como no era tradicional, el representante de Bolivia, participa en actos a los que antes no era invitado. Uno de ellos se da en “Mcal. Estigarribia”, preparado por las FF.AA., donde conoce al Gral. Lino Oviedo, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Paraguay.

En esa oportunidad se da cuenta que Oviedo era más conocido que el presidente Wasmosy, en las clases populares, en los pueblos indígenas cuyos representan-tes no sabían quién era el Presidente pero sí quien era Oviedo.

Al poco tiempo en una de sus conversaciones con el Presidente del Paraguay, este le confiesa que tiene el mismo problema que su colega Sánchez de Lozada, la elección del sucesor, del candidato oficial.

También le hace una confidencia. Lino Oviedo era el primero de la lista, mas este no quería renunciar a su condición de Jefe de las FF.AA., lo que era incompatible con una candidatura que podría apoyar.

Seguramente esa forma diferente de ver el proble-ma llevó a Oviedo a un intento golpista. Se atrinchera en su Regimiento y da un plazo muy corto para que el Presidente renuncie. Caso contrario la residencia pre-sidencial sería bombardeada.

La participación del embajador Avila pasa los lí-mites de expresar la solidaridad del gobierno de Bolivia


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y del presidente Sánchez de Lozada, para lo que se constituyó en la residencia del presidente Wasmosy acompañado por el Cónsul.

Allí se encontró con el Nuncio y los embajadores de Chile, México y el Canciller paraguayo. Con ellos – a pedido del Presidente del Paraguay – permanece en el edificio.

La situación era sui generis pues estábamos en medio de un problema interno en el que no debíamos participar, comenta.

La desorganización era total, así que sin quererlo, fuimos dando pautas y recomendaciones como la de establecer contacto con militares aliados. La respuesta fue que no había uno solo confiable, acota.

Tan solo tenían la seguridad que la Fuerza Aérea no actuaría pues el presidente Wasmosy ordenó el tras-lado de los aviones a su estancia donde ya se encontra-ban, rememora.

A las pocas horas de estar en el Palacio llega el Presidente del Congreso del Paraguay para solicitar la renuncia de Wasmosy.

Concluidas las palabras del parlamentario, Avila – sin corresponderle- le manifiesta que deberían renun-ciar todos porque la comunidad internacional no los reconocerá. O por lo menos que renuncié él. El político paraguayo le expresa que sería lo mismo porque al-guien se haría cargo de las funciones que el tiene bajo su responsabilidad.

Después de aquello Wasmosy reacciona y le dice que le hará llegar su renuncia en las próximas horas.

Posteriormente Avila le sugiere que se traslade a la sede de la embajada de los EE.UU. que está al lado de la casa presidencial. Se contacta al embajador de ese país que llega a la residencia presidencial y traslada al

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Presidente y su familia al recinto diplomático. Esto en secreto.

Los embajadores mencionados quedan de dueños y señores de la Residencia Presidencial. Era realmente una situación cinematográfica, de teatro, sonríe Avila al mismo tiempo que nos cuenta que salió con el Nuncio pues su movilidad la había llevado el Cónsul al que le pidió se retire del lugar; una vez constatada la grave-dad de los acontecimientos y lo peligroso de estar en ese sitio en aquel momento.

A la par de los sucesos relatados, por encargo de Wasmosy hace gestiones con la Cancillería bolivia-na para que el Secretario General de la OEA, César Gaviria, se constituya en Asunción.

Gaviria se encontraba en La Paz desde donde llega en el avión privado del presidente Sánchez de Lozada.

Avila lo recibe y lo lleva al Palacio de Gobierno a donde Wasmosy ya había regresado desde la sede de la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, que fue su refugio circunstancial y desconocido para sus rivales y la prensa paraguaya e internacional. Gaviria llevaba la voz de la OEA que apoyaba la estabilidad del gobierno democrático presidido por el presidente Wasmosy.

La situación era más tranquila y, sorprendido, recibo la invitación para la posesión del Gral. Lino Oviedo en sus nuevas funciones. El golpe no pasó de las palabras entre ambos bandos en conflicto, subraya el entonces Embajador.

Esa participación de Avila selló el lazo de amistad con Wasmosy y por supuesto con Bolivia, lo que forta-leció las relaciones entre ambos países.

La gestión de Avila Alberdi no fue una de las tan-tas que han tenido nuestras representaciones en dife-

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rentes países. Hubo trabajo y no solo lo certificamos a través de las conversaciones con el ex diplomático, sino que lo constatamos en la prensa paraguaya.

El periodista Cristian Nielsen que entrevistó a Avila y publicó la misma el 31 de marzo de 1996 en “El Día”, diario editado en Asunción al inicio de la nota, escribe:

“Conversar con el embajador boliviano en Asunción es una experiencia fascinante. Con sencillez y cristiana pa-ciencia nos informa en detalle cómo su país ha emprendido una etapa de cambios que lo ha rescatado del abismo de la hiperinflación para proyectarse al siglo XXI. No es el típico diplomático vendedor de espejismos. Se apoya en una robus-ta base de datos que nos cede con la genuina satisfacción del ciudadano que concentra toda su inteligencia al servicio de su país”…

En la misma entrevista se puede leer conceptos que permiten reafirmar la capacidad de análisis de nuestro coterráneo. Su visión de largo plazo la pode-mos sintetizar en un párrafo destacado por el periodista paraguayo, y grafica lo que Bolivia vive.

Avila Alberdi afirmó en esa entrevista lo siguiente:

“Lo del neoliberalismo es una salida coyuntural. Quizás llegue, antes o más tarde, el tiempo de socializar sus benefi-cios –Bolivia tiene un 60% de población indígena, con etnias que actúan incluso con territorio propio-.

Con la descentralización y la participación popular, el país tiene amplias posibilidades de redistribuir mejor sus re-cursos y crear nuevas fuentes de empleo no público. Bolivia tiene un Gobierno conformado por cuatro partidos políticos con mayoría absoluta en el Senado y un aceptable diálogo

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institucional con la Cámara de Diputados, lo que hace gober-nable el país”.

Ese buen trabajo de Avila determina que el presi-dente Sánchez de Lozada lo tenga en cuenta para enco-mendarle otras tareas no menos complicadas y tal vez no agradables. Una es hacerle cargo de la Embajada de Bolivia en el Perú, debido a que el embajador de esa de-legación estaba entre los rehenes de los guerrilleros que tomaron la sede diplomática del Japón en Lima. La otra fue retornar al Beni y hacerse cargo de la Prefectura.

Misión especial

La Navidad del 96 la pasa en Asunción con la pre-sencia de gran parte de su familia y se preparaban para despedir el año en conjunto, plan que queda en proyec-to para él.

El ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Araníbar, vía teléfono, le comunica que el presidente Sánchez de Lozada le pide que se haga cargo de la de-legación diplomática en el Perú, ya que el embajador Jorge Gumucio Granier era uno de los retenidos por los miembros del MRTA

El 28 de diciembre de ese año Avila ya estaba en Lima, a donde llega con la convicción de que estaría algunos días. Su gestión concluyó después de la libera-ción de los rehenes y con una condecoración otorgada por el gobierno boliviano, el reconocimiento de las au-toridades peruanas así como del gobierno del Japón.

Bolivia no estaba involucrada porque el embajador Gumucio se encontraba en la residencia del embaja-dor japonés, sino porque militantes del MRTA esta-

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ban detenidos en Bolivia. Participaron en el secuestro a Samuel Doria Medina.

Su presencia no era solo para apoyar la tarea ad-ministrativa de la Embajada. Lo importante se centraba en el seguimiento a las negociaciones con los guerrille-ros, y de esa forma estar al tanto de todo aquello que se trataba en la Comisión de Garantes que conformó el gobierno peruano.

La primera tarea es establecer los contactos con las autoridades peruanas, pedir que se opte por la vía pa-cífica para la solución del conflicto, poner a disposición del Perú lo que Bolivia pueda aportar.

También se explica la situación de los emerretistas detenidos en Bolivia, quienes fueron juzgados por la comisión de delitos comunes. Con la información pro-porcionada por Monseñor Juan Luis Cipriani (miembro de la Comisión de Garantes) solicita al líder de los gue-rrilleros, Cerpa Cartolini, la liberación de Gumucio, por motivos de salud. El jefe emerretista responde “que era imposible esta liberación, debido a que Bolivia man-tiene presos a 4 de los integrantes del MRTA, y que la liberación del Embajador Gumucio se encontraba en el plan de negociación con el Perú”. (sic) Esto consta en los informes reservados de la época, evacuados por el beniano embajador.

Según apreció Avila e informó a su Gobierno, en el gobierno del Perú existían dos grupos a los que calificó de pacifistas y guerreristas. En el primero estaban los ministros Palermo, Pandolfi y otros, mientras que el se-gundo era liderado por Vladimiro Montecinos, algunos de los jefes militares y de la Policía. Querían la solución militar.

Para evitar que los “guerreristas” triunfen, Avila y otros mantenían permanentes reuniones. Entre ellos

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estaba el embajador en Misión Especial del Japón, Tereseku Terada, quien consideraba al presidente Alberto Fujimori un matemático ecléctico situado en una posición intermedia. Le sugiere que los países del Grupo de Río apoyen a los pacifistas y al proceso de negociación iniciado el 11 de febrero.

A esto no se llegó sin incidentes previos que de-rivaron en disparos de los guerrilleros a tanquetas de la Policía así como disparos al aire y detonaciones de explosivos, para evitar la presencia cercana de los efec-tivos del orden a la sede diplomática japonesa.

Las largas conversaciones entre los miembros de la Comisión de Garantes y los del MRTA no estaban exentas de desencuentros y desconfianza. Asimismo, había una posición dura de los guerrilleros.

En lo que respecta a Bolivia, exigían la libera-ción de sus militantes presos en Chonchocoro como Elizabeth Ochoa, Luis Caballero y Martín Serna. No tanto así de Justino Soto.

Avila transmite esa solicitud a las autoridades del Poder Ejecutivo y en uno de los tantos viajes a La Paz, para informar, se reúne, por encargo del presidente Sánchez de Lozada, con el ministro de Justicia René Blatmann. Queda definida la imposibilidad de liberar a los presos. La base de aquello era que esa decisión esta-ba en la jurisdicción de otro Poder del Estado. Además que el hacerlo debilitaba la posición de los otros países y Bolivia hubiese sido muy mal vista por las naciones involucradas, como fue el caso de Uruguay que negoció la liberación de su Embajador.

Lo que se podía prometer era una gestión para dis-minuir la condena a la que fueron sentenciados por el plagio de Samuel Doria Medina.

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Esa fue la posición boliviana en toda la negocia-ción y además se buscó - siempre - garantizar la segu-ridad del embajador Gumucio así como su estado de salud.

Por informes de los miembros de la Comisión de Garantes se supo que Gumucio tuvo un altercado con uno de los guerrilleros. Defendió el honor de la patria en forma valiente cuando sus captores entonaban cánti-cos en referencia a sus pares detenidos en Bolivia

Cerpa Cartolini intervino y calmó los ánimos.Lo expresado por el embajador boliviano respecto

a esa posible negociación directa está corroborado en una nota del periodista Augusto Elmore que al respecto escribió: “Bolivia le ha dado una lección al Uruguay, rechazando el chantaje, aun a costa del encierro de su embajador, cuya entereza contrasta con la del urugua-yo. ¡Que viva Bolivia, país de veras hermano!”. (1)

Todo lo que tenía a mi alcance se hizo para conse-guir la libertad de nuestro colega Gumucio, algo que fue muy difícil de entender para su esposa con la que estaba a diario, pues residía en un departamento en la Embajada, propiedad del Estado de Bolivia, que ella ocupaba, explica Avila.

A la par de ese trabajo se continuaron las labores propias de secretario pro tempore del Grupo de Río y en el Grupo Andino. La primera de las funciones fue traspasada al Embajador del Paraguay, al concluir ese mandato dado a Bolivia.

El día 4 de marzo es informado que la negociación había ingresado a un punto crítico y no se descartaba que los garantes se retiren de las mismas. Esto podría derivar en la acción armada que defendían algunas au-toridades peruanas a pesar de las promesas del presi-dente Fujimori que no se utilizaría la violencia.

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El día 7 de marzo hay un movimiento inusitado en la Embajada del Japón. Los rehenes eran llevados al piso superior de la misma.

Los guerrilleros sospechaban que se construía un túnel, por los ruidos detectados. Esto fue informado por Fujimori a su colega Sánchez de Lozada, sin confir-mar ni negar la excavación.

A mediados de abril era cada vez más patente la sensación en los actores del proceso, la prensa y algu-nos embajadores, que la salida militar era preparada por las autoridades peruanas. Se temía un ataque mili-tar en contra de la residencia del Japón, con sus funes-tas potenciales consecuencias para los rehenes.

Lo que era una sospecha se concreta el martes 22 de abril de 1997 a las 15:20, hora de inicio del ataque militar a la Embajada del Japón en Perú.

La balacera, las explosiones, se escuchaban níti-damente en la sede diplomática de Bolivia, donde se encontraba el embajador Avila. A las 16:00 horas se vio salir a los primeros liberados, entre ellos a Jorge Gumucio.

Para recibirlo Avila se traslada al Hospital Militar donde fueron trasladados los rehenes, entre ellos Gumucio que se encontraba ileso. A los pocos minutos ingresa el presidente Fujimori “…provisto de un chale-co antibalas y botas militares, al saludarlo me dice que “los terroristas no pueden conmigo”. Seguidamente nos trasladamos con el Embajador Gumucio a la resi-dencia de la Embajada de Bolivia, donde un grupo de familiares y compatriotas entonaron el Himno Nacional al ingreso del Embajador”, relata Avila en su informe al Canciller de la República.

Para concluir su Misión Especial, Avila entrega a su colega Gumucio las oficinas de la Embajada el miér-

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coles 23 de abril a horas 11:00, en presencia de los fun-cionarios. Esto después de 4 meses después de haber asumido el reto.

Por último, el 25 de ese mismo mes se trasladan con Gumucio y su familia a La Paz. En horas de la tar-de de ese día son condecorados por el Canciller con la Gran Cruz de la Orden del Libertador Simón Bolívar.

Reasume sus funciones de embajador en Paraguay el 6 de mayo.

(1) ELMORE AUGUSTO. Lugar Común. Caretas No 1447. Pg. 55. 1997. Lima.

Prefecto, otra vez

Los problemas internos del partido de Gonzalo Sánchez de Lozada en el Beni se habían agravado por el dominio de la Prefectura, que desde la vigencia de la Ley de Descentralización eran entidades adminis-trativas importantes, con recursos económicos y nueva estructura.

Las disputas entre dos grupos locales impe-dían la designación de una autoridad de consenso. El Presidente pensó que un independiente podría poner orden y organizar el futuro proceso electoral. Convoca a Eloy Avila para que se haga cargo de esa adminis-tración departamental, por su no militancia y porque seguramente se confiaba en él.

A pesar de la negativa inicial, a Avila no le queda otra opción que aceptar y dejar la Embajada – sin re-nunciar - aunque sabía que era una misión imposible de cumplir. Conocía las rivalidades.

Después de jurar a su cargo en la Corte Superior de Justicia, se prepara junto a Hans Schlink, segundo

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en mando, a trabajar. Todos lo felicitan y ofrecen su colaboración. Adjunto a eso venía el pedido de cargos. No había elección, o estabas con uno u otro y eso era ser boicoteado por quien se sintiese no satisfecho en sus apetitos, explica.

Luego de dos semanas de estar dentro de esa ca-misa de fuerza, presenta su renuncia irrevocable al cargo de Prefecto y también pone a disposición del Presidente su designación como embajador de Bolivia en Paraguay.

La reconocida gestión en la patria de Estigarribia no era conveniente tirar por la borda, y fue entendido de esa manera en el Palacio Quemado. Avila retorna a Asunción y concluye su rol de diplomático con los ho-nores del caso.

Durante ese periodo tuvo el reconocimiento de sus colegas embajadores del Grupo Latinoamericano y del Caribe /GRULAC), que le dieron la responsabilidad de presidir el mencionado organismo durante 2 años.

El Presidente del Paraguay, en acto protocolar en la sede de la Cancillería y con la asistencia del Cuerpo Diplomático, le impone la “Gran Cruz de la Orden Nacional del Mérito del Paraguay”.

Embajador en el Perú

El MNR gana las elecciones el 2002 y la figu-ra de Toyo Avila de nuevo se destaca en el Beni. La tarea cumplida y la amistad cultivada con el presi-dente Sánchez de Lozada le permiten estar cerca del Mandatario que lo invita a Palacio para un desayuno privado, también a una fiesta que daría a los dirigentes de su partido. En el segundo evento, siente que algunos

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no lo miran con buenos ojos y otros tratan de mostrar su presencia como una forma de buscar una pega.

Avila era un invitado del jefe nacional del MNR y Presidente de la República, que lo tenía seleccionado para cumplir como embajador de Bolivia en el Perú. El ofrecimiento fue realizado y defiende, con éxito, su plan de trabajo en el Senado Nacional. La comisión es-taba presidida por Leopoldo Fernández.

El 13 de febrero del 2003 presenta sus cartas cre-denciales al presidente del Perú, Alejandro Toledo e inicia el trabajo encomendado.

Gas De esa época lo más importante es la relación vin-

culada al gas y su exportación, que después sería el pretexto para la movilización popular en contra del gobierno de Sánchez de Lozada.

Según Avila, nunca existió una decisión para que el gas boliviano salga por Chile. Hubo tratativas para que el negocio funcione y sea favorable a los intereses del país.

Él fue testigo de las conversaciones que mantuvo Sánchez de Lozada con su homólogo Toledo. En una reunión le comunica a este último que el proyecto de LGN era viable económicamente si salía por un puerto chileno, pero que era consciente que esa decisión impli-caba su derrocamiento. Por ello se había realizado otro estudio para que el gas boliviano salga por Ilo, mas eso significaba poner 500 millones de dólares norteameri-canos adicionales al costo de la opción por Chile. Era necesaria la ayuda del Perú.

La segunda vez que el embajador beniano tuvo la oportunidad de estar en medio de una conversación al

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respecto, fue durante una visita del presidente Sánchez de Lozada a Lima.

Desde esa ciudad, en su presencia, el Presidente de Bolivia se comunica, por teléfono, con el presidente Ricardo Lagos para informarle de lo avanzado y de las respuestas a sus planteamientos. El chileno le hace co-nocer que se reunirá con sus emisarios secretos y que seguirían las charlas con los militares para conseguir la viabilidad del corredor de 10 kilómetros (por el norte de Arica, en la zona de la Concordia).

Posterior a eso, en la residencia presidencial de San Jorge, sin la presencia del Canciller, Sánchez de Lozada le informa que el acuerdo con Chile estaba casi listo. Se otorgaría a Bolivia una salida al Pacífico.

El como Embajador en el Perú había cumplido su parte. Después de muchas idas y venidas, respuestas postergadas, logra que los peruanos se manifiesten al respecto. La palabra oficial de la Cancillería peruana fue: “El Perú actuará en forma positiva y constructiva”. Esto en relación al corredor mencionado.

Ante eso, se recomienda anunciar los avances, pe-ro el presidente Sánchez de Lozada duda de la conve-niencia de hacerlo. La publicidad estaba imposibilitada por la cautela chilena.

Todo lo avanzado en ese periodo vuelve a fojas cero con los sucesos de octubre que concluyen con la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada a la presiden-cia de la República.

Para su Embajador las últimas gestiones estuvie-ron dirigidas a obtener el préstamo de un helicóptero de altura, para evacuar a un grupo de turistas que esta-ban impedidos de retornar, de Sorata a La Paz, por un bloqueo del camino protagonizado por los campesinos.

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No se lo consigue porque estaba en una misión y eso lleva a un rescate por vía terrestre que termina en un enfrentamiento de los comunitarios con efectivos de la Policía

A través del Secretario del Presidente se le infor-ma que podrían llegar a Lima, lo que no sucedió pues partieron desde Santa Cruz a los Estados Unidos de Norteamérica, una vez conocida su nota de renuncia por el Congreso de la República.

El vicepresidente Carlos Mesa asume la presiden-cia y el Embajador de Bolivia en Perú presenta su re-nuncia, que no es aceptada por los nuevos mandatarios de la nación.

De ese Mandatario, al cual conocía y estuvo en su casa de Trinidad, recuerda que visitó el Perú en misión oficial, y se destacó por el contenido de sus discursos y su oratoria en tres escenarios diferentes.

La gestión de Mesa siguió el camino de su antece-sor y tuvo que renunciar. Asumió Eduardo Rodríguez Veltzé quien nombra como vicecanciller a Jorge Gumucio. Este último le comunica que por pedido del nuevo Presidente debe renunciar a su cargo de emba-jador. Lo cual hace en forma inmediata y es aceptada.

En ese periodo Rodríguez debe cumplir una mi-sión oficial en el Perú y como Avila estaba en fun-ciones acompaña a la comitiva desde Lima a Puerto Maldonado. Durante el viaje conversa con el Secretario del Presidente quien le pregunta el motivo de su re-nuncia. Explica el mismo y el hombre del Mandatario le expresa que ellos no la habían solicitado y que la aceptaron porque fueron informados de que no había efectuado una buena gestión, especialmente, en lo refe-rido al negocio del gas en lo que se denominó el “anillo energético”.

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El embajador Avila informa de todas las gestio-nes y resalta el envío de toda la documentación que se le hizo al presidente Rodríguez. Momento propicio para enterarse de que el paquete no llegó a manos del Presidente.

Ese encuentro permite descubrir que la documen-tación fue ocultada y ante ese hecho comprobado, se le solicita que retire su renuncia y es ratificado como embajador de Bolivia en el Perú.

Las gestiones del Embajador fueron arduas en lo que respecta al “anillo energético”, ya que en todos los foros y entrevistas defendió que ese proyecto era in-viable sin Bolivia porque es en nuestra nación donde están las reservas de gas que lo hacen viable. Los 40 ó 50 trillones de pies cúbicos de reserva gasífera boliviana hacen la diferencia con los 13 de Camisea en el Perú, subraya.

Para el hombre que se dedica a cumplir con su pa-tria, intrigas como la anterior, hieren la sensibilidad y dejan clavada una espina, saber quién le quería mal. Avila tuvo la oportunidad de descubrir al personaje y eso fue una verdadera sorpresa.

El canciller Armando Loaiza llega, de paso, por Lima. Como manda el protocolo, acude a recibirlo al ae-ropuerto y lo acompaña en el transcurso de cambio de aeronave. En un momento dado Toyo aísla al Canciller y con la molestia muy notoria, con tono fuerte, le exige que le diga quién había ocultado los documentos y lo había desprestigiado. El Canciller, asustado, le dijo: “Fue Gumucio, fue Gumucio”.

El Vicecanciller pretendía el cargo de Avila. Optó por la intriga en contra del colega que estuvo en la lu-cha para que pueda salir en libertad, y que acompañó

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a su familia en el proceso para lograr el rescate de los rehenes en la sede de la embajada del Japón, en el Perú.

Con esa experiencia de mal gusto, concluye su ges-tión al poco tiempo ya que asume la presidencia Evo Morales.

De lo positivo de su paso por la delegación di-plomática en Lima, cita lo realizado en la Comunidad Andina, el apoyo permanente a los exportadores de aceite para que se les respete los derechos arancelarios. También lo referente al Protocolo del ´29.

En lo que son las relaciones de hermandad, afirma que encontró sentimientos encontrados porque en algu-nos sectores hay la seguridad de que los abandonamos en la Guerra del Pacífico, sin embargo, en otros la con-vicción es que Bolivia dio todo lo que pudo y después de la memorable batalla del Alto de la Alianza, donde participamos con 3 000 hombres, se siguió con el envío de armamento y vituallas, inclusive dinero en efectivo para que el gobierno de Lizardo Montero, en Arequipa, pueda sustentar su posición.

Al momento de despedirse de las autoridades pe-ruanos, en un acto protocolar, Avila Alberdi tocó el te-ma en su discurso de circunstancias.

En lo que hace a los intereses del Departamento del Beni, compromete una interesante inversión de la empresa Gloria que ingresaría a la provincia Ballivián para instalar una planta procesadora de lácteos. La ciu-dad escogida fue San Borja, lo que no se concretó por el golpe que derrocó al gobierno que representaba.

También consigue que se compre carne nacional, sin hueso y envasada al vacío por el tema de la aftosa. Las hamburguesas McDonald´s, que se venden en Perú, son preparadas con carne boliviana, cuenta.

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Al finalizar su gestión el gobierno peruano le otor-ga la condecoración de la “Gran Cruz de la Orden del Sol del Perú”, en un acto que cuenta con la asistencia de todos los embajadores acreditados.

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PERIODISTA Y EMPRESARIO

Su sólida formación teórica, no solo en Medicina, lo hace comprender que la socialización de los hechos es importante, como dejar registro de los acontecimien-tos. Por ello funda y dirige, desde su rol cívico, el perió-dico “El Machetero”, por la década del ´50.

Esa veta periodista lo lleva a ser parte de un em-prendimiento familiar. Radiodifusoras “Trópico”, emisora que se constituyó en la voz cívica del Departamento. Esa misión no fue del agrado de mu-chos, entre ellos, poderosos locales, que trataron de silenciarla. Los seguidores del gobierno de entonces trataron de tomar las instalaciones de la emisora, que funcionaba y aún lo hace, en la casa de la familia Avila Alberdi.

En esa oportunidad Toyo, armado con un revólver, se pone al frente para defender a los funcionarios y a toda su familia, a sus padres y esposa. Por suerte la tur-ba alcoholizada se retira sin que haya enfrentamientos. Solo insultos, recuerda.

La “Trópico”, como es conocida la emisora, no fue una inversión de corte capitalista. El Beni precisaba una voz para defender sus intereses y ahí estuvo el esfuerzo de la familia Avila, sin medir las consecuencias de esa decisión, explica.

Ganadería

Aquella vez que Toyo se enfrentó a la muerte, cuando en forma clandestina salía al exilio, pensó que dejaría a su esposa e hijas en la calle, como se dice en el Beni a quienes están imposibilitados de solventar sus gastos mínimos.

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Su compromiso con los menos pudientes lo hizo olvidarse de los suyos. Allí comprende que su deber es también con los de casa.

El médico nos cuenta que en la época de la Reforma Agraria le ofertaron tierras. Rubén Darío Méndez responsable en el Beni, lo invita a su oficina y le sugiere que solicite tierras. Tan solo era demarcar la extensión deseada y se procedía con el trámite que acreditaba la propiedad de la misma. Avila rechaza el ofrecimiento y agradece el gesto, con un simple “no tengo tiempo”.

Los años y la experiencia lo hacen arrepentirse de aquella respuesta que le impidió ser ganadero.

Para corregir el error cometido y garantizar el sus-tento familiar, vende la obra gruesa de lo que debería ser su casa. Ese dinero lo invierte en la compra de 200 vaquillas que son arreadas a “Perro Muerto”, estancia de su suegro el Cnl. Fabián Rodal

Entre exilio y residencia forzada en Cochabamba, las vaquillas se transformaron en animales mayores. Había que buscar una estancia y para comprar el campo de 1500 hectáreas pide un crédito.

Tan solo teníamos dos chozas de motacú, una para nosotros y otra para los trabajadores. La construcción de la estancia se la hizo los fines de semana de cada fin de mes, relata el ganadero por necesidad.

Después de 20 años esa ganadería llegó a 1000 ca-bezas y el campo se extiende a 2500 hectáreas.

Durante esos años la inundación y la sequía fue-ron los enemigos principales. La última inundación de magnitud se llevó 350 vacas y 90 equinos, importante fuente de rentabilidad de su ganadería.

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Su actividad de ganadero mediano le permite vivir tranquilo en lo económico y no ha sido miembro activo de la asociación gremial del sector.

Desde su estancia, Santos Noco, ubicada cerca al Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure, ha brindado sus servicios profesionales, de forma gratuita, a los originarios de la zona que lo respetan por la cola-boración que les dio y les dará en lo venidero.

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EL VOLUNTARIO

Cuando las personas han dejado huella por las buenas actuaciones en los diferentes campos que les ha tocado transitar, son tomadas en cuenta para tareas en las que no se pensó, quizás, ingresar como actores de primera línea.

Eso sucedió con nuestro personaje. La medicina, el civismo, su participación en el periodismo y en el día a día, hizo que otros lo tengan en cuenta para asumir un reto nada sencillo de vencer y de realizar. Nos referi-mos al voluntariado.

Eloy Avila fue invitado, allá por el año 1986, a una reunión en la Catedral. Un grupo de damas habían con-tactado a un colombiano, Eduardo García Jácome y su esposa Rita Duarte, que dirigían una organización de-nominada Pro Vida Colombia, encargada de dar aten-ción especializada a los ancianos de pocos recursos y solos por la dinámica de la vida moderna.

Ellas eran varias mujeres, activas en la misma línea y colaboradoras en el asilo de ancianos de la ciudad desde el año 1983.

En esa oportunidad se discute la posibilidad de or-ganizar Pro Vida Bolivia, y después de evaluar aquello se comienza con el trabajo en Trinidad. Eligen a Toyo como Presidente de la entidad, sin fines de lucro, y de ahí en adelante empieza un frenético trabajo.

Los orígenes de la entidad estaban en Londres (Inglaterra) donde destacados ex docentes de Oxford habían decidido, en un principio, apoyar a los niños. Luego de algunos trabajos se dieron cuenta que los más desamparados en circunstancias de desastres na-turales y en el diario vivir, eran los ancianos. Por eso conforman Help the Age, cuya presidenta Honoraria

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era la Princesa Diana y el activo se llamaba Sir Lesley Kircley. Se expande por varias partes del mundo. En Sudamérica estaban en Colombia y con Toyo se insta-lan en Trinidad, en primera instancia.

Nuestro personaje es invitado a Londres donde se reúne el Concilio, especie de directorio integrado por los diferentes presidentes de los Pro Vida. El beniano va con una serie de proyectos que los expone en la reunión y sin más trámites sale con un cheque con el monto su-ficiente para materializarlos en Trinidad. En eso opor-tunidad es recibido, primero, por el señor Ken Tout.

Sobre ese hecho, comenta que su sorpresa fue grande pues se le entregó el dinero sin que haya una garantía de su parte.

Todavía con la sorpresa de ser el responsable de la buena inversión de tan importante cantidad de dinero, llega a Trinidad para comenzar con las obras progra-madas. En forma inmediata se contacta con los respon-sables del Asilo de Ancianos, la Iglesia Católica, y se consigue la donación de una parte del terreno para la construcción de un Centro de Día, donde llegarían los hombres y mujeres de la tercera edad para ser atendi-dos en salud así como en tareas de recreación.

Los planos arquitectónicos fueron de Carlos Echeverría/Alfredo Ascarrunz y la dirección de la obra estuvo a cargo de José Orlando Monasterio. Nadie co-bró por ninguno de los dos trabajos, menciona agrade-cido.

Pero no solo quedó ahí, pues los profesores jubi-lados de Oxford exigían que cada Pro Vida sea auto sostenible. Para ese efecto se piensa en diferentes al-ternativas de negocios capaces de generar los recursos para sustentar las actividades. Se decide instalar una lavandería.

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Para ese efecto se adquiere un inmueble en la calle Félix Sattori No 127, propiedad del señor Eduardo Ruiz Gutiérrez, y se procede a la adecuación del mismo para la nueva empresa.

Asimismo, se compra un vehículo Suzuki, cero ki-lómetro, destinado al transporte de los ancianos desde su domicilio al Centro de Día y viceversa.

Todo ese trabajo se pudo hacer gracias al apoyo de las damas voluntarias que dedican gran parte de sus horas a esa labor, a la contraparte local de la Alcaldía que permite cobrar una tasa voluntaria a los pasaje-ros que hacen uso de las instalaciones del aeropuerto y también de la Prefectura.

Explica que el Estado central no estuvo al margen. El Ministerio de Salud apoya la iniciativa con un ítem para un médico y otro para una fisioterapeuta que de-berían prestar la atención adecuada a los males de las personas de la tercera edad.

No deja de mencionar el trabajo de la religiosa Pacífica Mc´Kenna, a la cual se le reconoció su trabajo al haber puesto su nombre, después de su fallecimiento, al mencionado centro de acogida de los ancianos, donde también van los del Asilo de Ancianos que está a cargo del Vicariato del Beni.

La tarea encomendada no era sola esa, debía con-formar otras organizaciones similares en los demás de-partamentos. Eso lo conseguimos con la única excep-ción de Pando, a donde no se pudo llegar, explica.

No solo fue una acción de organización, sino que cada Pro Vida departamental debería sostenerse econó-micamente. Se les proporcionó el dinero necesario para crear su empresa. Oruro pidió una panadería, otros una lavandería y así sucesivamente, nos comenta.

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Luego, subraya que la única entidad que aún fun-ciona es Pro Vida Trinidad. Avila presidió Pro Vida Bolivia durante 10 años exitosos hasta su salida. Y hace cuestión de dejar sentado que nadie, ni las damas, ni los otros voluntarios cobraron por su trabajo durante los años que presidió Pro Vida Bolivia.

Al año siguiente de su presentación en el Concilio vuelve a Londres para estar presente en la reunión con sus pares de Sudamérica, el África, Asia, en esa capital europea. Allí ya no va con proyectos y sí, con realizacio-nes, con obras tangibles. Se demuestra con fotos y fil-maciones los logros en Trinidad. El dinero fue bien in-vertido y con resultados, todo por el esfuerzo colectivo y la buena administración de Fernando Rivero Aponte quien se ofreció a ser el encargado de la contabilidad.

Con ese informe se logra captar el financiamiento para los proyectos en las otras capitales departamenta-les que ya mencionamos

En ese viaje se consigue becas para la formación de recursos humanos en el área de la creación de pequeños negocios y periodismo, esto en Bogotá donde Pro Vida Colombia tenía una gran experiencia. Viajan los volun-tarios Hortensia Sánchez y Jorge Melgar Rioja..

De Londres llega Ken Tout y se efectúa un congre-so nacional de Pro Vida Bolivia, en la ciudad de Sucre.

La etapa de voluntario de Avila Alberdi fue fecun-da y el fracaso de Pro Vida en las otras capitales de Bolivia es posterior a la gestión de este singular ciuda-dano.

Su paso por la oficina de Derechos Humanos, en su calidad de presidente, lo hizo conocer de cerca cómo fue la elección frustrada del delfín de Hugo Banzer, el Gral. Juan Pereda.

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Para seguir ese proceso electoral, el año 1978, llegó a Trinidad un delegado internacional de nacionalidad británica, quien conjuntamente con Avila tenían el en-cargo de verificar la limpieza del proceso en el depar-tamento del Beni.

Visitaron diferentes recintos electorales en Trinidad y en poblaciones cercanas. Pudieron compro-bar que en las mesas de sufragio los electores solo te-nían acceso a las papeletas del partido que postulaba al preferido del régimen. Asimismo, presenciaron que en el ingreso a los recintos electorales había gente ar-mada, por supuesto afín al gobierno. El fraude estaba montado.

Esa situación fue denunciada en un informe que se envió a la central. Como se recordará, ese proceso elec-toral fue anulado porque hubo más votos que electores y – por supuesto- porque hubo personas como Eloy Avila A. que tuvieron el valor de expresar por escrito lo que habían visto.

Esa conducta ciudadana ha permitido que el pro-tagonista de esta biografía sea una personalidad en los diferentes campos que le tocó actuar. Lo que no podía pasar desapercibido, tanto por organizaciones médicas como otras, con la cuales no mantuvo lazos estrechos.

Una de ellas es la Casa de la Cultura del Beni, en-tidad privada y sin fines de lucro, que en el año del bicentenario de un levantamiento indígena, decide otorgarle un pergamino de reconocimiento que le fue entregado el 16 de noviembre del 2010 en acto realizado en el edificio de la citada institución.

En el podemos leer la siguiente frase: “Notable Maestro de su profesión, hombre cívico, defensor de los dere-chos del departamento del Beni.

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Sobresaliente Embajador de Bolivia en las Repúblicas del Paraguay y el Perú.

Ciudadano humanitario de gran sensibilidad social.Su trabajo ha enriquecido el patrimonio cultural del

Beni y de Bolivia”.En esa justificación del homenaje está sintetizado

lo que es Toyo y nunca mejor expresado, pues hay el respeto de un pueblo contenido en pocas palabras.

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ANEXO 1

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DISCURSO – INFORME DEL Dr. ELOY AVILA ALBERDI EN LA PRIMERA SECCION PLENARIA DEL II CONGRESO CIVICO DEL BENI. EL 10 DE JULIO DE 1970.

Señores Delegados de los Comités Cívicos Provinciales y Cantonales del Departamento del Beni:

A partir de 1958 año en el que el pueblo beniano organizó la Juventud Progresista del Beni, institución cívico que inicio la insurgencia benianista para luego reencontrarse en la brecha de la rebeldía con esta nue-va juventud del Comité Cívico del Beni, interesantes y promisorios acontecimientos jalonan la vida de nuestro pueblo, empeñando en superar una etapa histórica de apatía regional y marginamiento nacional. La experien-cia nos ha demostrado que las luchas cívicas constitu-yen uno de los caminos hacia el progreso, la vía por la que debemos marchar los benianos en procura de alcanzar la dignidad que conlleve al desarrollo econó-mico y social, mientras las estructuras económico – so-ciales que aún sufre nuestra patria no sean cambiadas por sistemas más acordes con el momento histórico por el que atraviese la humanidad.

El departamento del Beni no ha sido otra cosa que un territorio tributario a la economía nacional, discri-minado en sus aspiraciones y postergado en sus nece-sidades. En el tiempo que corre, desde fines del siglo pasado, hasta la fecha hemos contribuido con el poten-cial de nuestras riquezas naturales que no beneficiaron precisamente a nuestros pueblos. Se ha dicho con mu-cha razón, que en los rubros de castaña, goma elástica, ipecacuana y otros productos forestales, servimos al Tesoro de la Nación con algo más de trescientos millo-nes de dólares. Nuestra fauna ha sido prácticamente

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exterminada en algunas especies; millones y millones de pieles salieron hacia otros países. La ganadería de Moxos se ha visto reducida cuantitativamente a menos de un tercio, en relación al año 1940; nunca la industria de las pampas conoció una política pecuaria de verda-dero fomento, jamás se impulso la sanidad animal en forma seria como premisa básica de su desarrollo in-tensivo; sin embargo, y solo en este renglón, seguimos ahorrando al país casi seis millones de dólares anuales en divisas.

La contribución del Beni en la nación no se ha dete-nido solo en lo expuesto anteriormente. En dos contien-das internacionales fueron precisamente los benianos los que contribuyeron con la mayor cuota de sangre en la defensa de la integridad territorial y de la sobera-nía nacional. El Beni perdió en la guerra del Chaco el ochenta por ciento de lo mejor de su valiente juventud.

Muy poco ha hecho el Estado Nacional para co-rresponder a un pueblo que en más de un siglo dio todo sin reclamar nada para sí. Para los benianos el concepto de patria, penosamente solo ha tenido ese significa-do; tributar hasta nuestras últimas reservas, y la expre-sión abstracta del término solo alcanzó materialización cuando se nos reclamaban obligaciones para luego ne-garnos los derechos.

Cuando el peso de nuestra presencia física en la nación boliviana determinó algunas coyunturas histó-ricas que pudieron favorecernos surgieron los impon-derables o las actitudes mezquinas que nos marginaron de prometedoras realidades. Es ahí la indemnización de dos millones de libras esterlinas establecida por el Tratado de Petrópolis de 17 de noviembre de 1903 y destinada a la construcción de caminos u otras obras

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tendientes a mejorar las comunicaciones y desenvolver el comercio entre los dos países. Obviamente el Tratado se refería, a la vinculación y comercio entre nuestro departamento que era la única región que mantenía relaciones comerciales con el Brasil a través de la expor-tación de goma y castaña. Pero los recursos fueron des-tinados, mañosamente, a la vinculación férrea La Paz – Oruro, Río Mulatos – Potosí, de beneficio exclusivo para el altiplano y de mucho interés para el imperialis-mo internacional urgido en aquel tiempo de vías para el saqueo de nuestras materias primas mineralógicas.

El Tratado de referencia contenía también otra cláusula de positivo beneficio para el Beni al dispo-ner como obligación del Brasil la construcción del Ferrocarril Madeira – Mamoré. Pero el Beni fue nueva-mente burlado mediante el Tratado de Natal, de 25 de diciembre de 1928, mediante el cual la indemnización emergente de la Guerra del Acre fue a servir a otros distritos de Bolivia.

Hemos sido excluidos de toda política de desa-rrollo. Hemos sido ignorados sin otra justificación que la maliciosa ceguera de la acción estatal. El Beni jamás aparecía en ningún plan de desarrollo, denomínese bienal, decenal o lo que se quiera. Cuando el gobierno se acordó de nosotros fue para aplicarnos una pseu-do ayuda como la del llamado Fomento Ganadero, caracterizado por una serie de condiciones lesivas a nuestra industria como el interés usuario del doce por ciento anual, inversiones innecesarias, garantías exce-sivas, etc. Según informes dignos de crédito, el Banco Agrícola cubre su déficit de operaciones en el resto del país con los beneficios que obtienen en el Beni.

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Los benianos sabemos cuáles son las consecuen-cias de esta conducta colonizante. Seguimos siendo un territorio totalmente desvertebrado. Una escasa pobla-ción diseminada en más de doscientos mil kilómetros cuadrados, carente de servicios públicos, sin agua, luz, alcantarillado, hospitales, escuelas, con un crecimiento vegetativo que es uno de los más bajos del país, con una de las mas elevadas tazas de mortalidad infantil, con una población endémicamente parasitada y depaupera-da físicamente por una alimentación deficiente que no le permite resistir a una serie de enfermedades que es-tán diezmando nuestra población como la tuberculosis, enfermedades gastro intestinales, lepra y desde hace unos diez años la fiebre hemorrágica que cubre dos de nuestras provincias sin que hasta la fecha se haya hecho algo efectivo para solucionar este grave problema.

Se sostiene que los Comités Cívicos constituyen un movimiento disociador, separatista, excluyente, contra-rio a la unidad nacional. Tal es la concepción de algunos partidos políticos, personas indiferentes y de algunos personeros gubernamentales.

Nosotros no negamos que los movimientos cívicos no son ni serán los que lleguen a solucionar los proble-mas económico-sociales de nuestra patria. Sabemos que aquello se logrará mediante la unidad política de la na-ción Boliviana guiada por conceptos sociales acordes al momento histórico por el que atraviesa la humanidad. La actualidad del movimiento cívico solo es precaria, pero sí necesaria en el momento actual, pues sirve para afianzar la unidad combativa de los pueblos en pos de un destino más justo.

Cuando hablamos de nuestro atraso, de nuestro abandono, se dice también que desconocemos la causa principal de semejante situación. Nos damos cuenta

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de que ella es igual a lo que pasa en los demás distritos del país ya que la dependencia de nuestra patria y su posición de simple engranaje en el sistema económico mundial nos asigna el simple papel de proveedores de materias primas, pero la realidad también nos demues-tra que dentro de esa dependencia y subdesarrollo so-mos la zona menos desarrollada y a la que jamás se le dio importancia. Se han elaborado planes económicos y sociales, de lenta, deficiente y escasa proyección y realización, pero aun dentro de ellos no hemos sido incluidos ya que los ejecutantes, del drama nacional, ja-más quisieron beneficiarnos con esas migajas de ayuda.

Este es el panorama que justifica el movimiento cívico del Beni, tales son las razones que derivaron en la actual alternativa cívica de nuestro pueblo. El Comité Cívico del Beni tiene su propia razón de ser y seguirá subsistiendo en cuanto subsistan las causas que le die-ron origen.

REALIZACIONES DEL COMITÉ CIVICO: Al mar-gen de la lucha por la liberación económica – social del país que constituye preocupación fundamental de los Benianos como solución integral a nuestra problemá-tica como nación, el Comité Cívico estima que ciertas tareas de nuestro desarrollo pueden concretarse apro-vechando las posibilidades que existen dentro del sis-tema económico social actual. Es necesario y posible plasmar el progreso del Beni mediante la acción estatal que debe buscar en primer término la vinculación de nuestro distrito y la explotación de nuestras enormes riquezas naturales.

Pero nuestro subdesarrollo hace que antes de ello sea necesario solucionar el vital problema de la carencia de servicios públicos.

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Es necesario proveer a la brevedad posible de ser-vicios fundamentales como agua potable, alcantari-llado, electricidad, hospitales, escuelas, etc.; todo ello indica preservar nuestro capital humano que es, el que al final, tendrá que realizar las transformaciones econó-micas sociales de que antes habíamos hablado.

Para que todo ello sea realidad necesitamos de los instrumentos fundamentales para su ejecución, en pri-mer término un organismo técnico que estudie, planifi-que y ejecute las obras públicas, en segundo lugar, los recursos económicos necesarios.

COMITÉ DEPARTAMENTAL DE OBRAS PÚBLICAS: La vigencia de este organismo técnico cer-tifica por la desorganización y la anarquía con que eran estudiados los problemas de nuestro departamento; el nepotismo partidista de los gobernantes de turno ma-nejaba los recursos del pueblo en forma discrecional y festinatoria consagrando la malversación y el robo de los recursos públicos. Los impuesto generados por los benianos tenían como fatal destino el bolsillo de los mandones que se enriquecían ante la indiferencia popular.

Para sustraer de semejante asalto al patrimonio del pueblo y poner a su servicio un organismo que planifi-que técnicamente su desarrollo se planteo la necesidad de reestructurar el Comité Departamental de Obras Publicas, cuya estructura original lo caracterizaba como una dependencia política más. Era necesario pues darle autonomía desde el punto de vista técnico, administra-tivo y económico.

Después de laboriosas gestiones y varoniles acti-tudes del comité cívico del Beni se consiguió la dicta-ción del 15 de julio de 1968, que reestructura el Comité

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Departamental de Obras Públicas, con la participación en su directorio de dos representantes de nuestra insti-tución cívica, y uno de la Universidad Técnica del Beni.

Mediante este organismo los recursos de nuestro pueblo son fiscalizados celosamente. El mecanismo pa-ra el manejo de los fondos así como la planificación y estudio de los problemas regionales, está determinado mediante un estatuto reglamentario en cuya redacción intervino nuestra organización cívica.

RECURSOS ECONÓMICOS PERMANENTES: En el Primer Congreso Cívico del Beni se había llegado a la conclusión de que los recursos económicos departa-mentales resultaban insuficientes para emprender la realización de los más elementales servicios públicos, imposible hablar de obras de infraestructura social y del desarrollo económico departamental ya que los re-cursos departamentales no superaban los cuatrocientos mil pesos anuales. Si los Benianos habíamos sido capa-ces de haber aportado tanto a la economía nacional, y siempre fuimos marginados de los planes y programas de desarrollo nacional, se imponía la necesidad de con-seguir recursos del Estado para el comité de OO.PP. del Beni.

Conocemos que las gestiones para lograr este fin resultaron largas, agotadoras, y tediosas ante la nega-tiva secante de los gobernantes de turno. Cuando los medios pacíficos fueron agotados se tuvo que recurrir a la gran huelga departamental de julio, uno de cuyo planteamientos fundamentales era la obtención de re-cursos permanentes, la falta de atención gubernamen-tal al grave problema de la fiebre hemorrágica de San Joaquín y el serio problema por el que atravesaba la

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ganadería beniana, por el contrabando incontrolado del ganado brasileño.

La huelga de Julio constituyó una de las más gran-des y viriles expresiones de unidad del pueblo beniano; en ella participaron todos los habitantes de esta tierra, sin exclusión alguna, como lo siguen haciendo en todos los actos liderados por nuestra organización cívica. No podemos citar nombres en este gran gesto de nuestro noble pueblo ya que el conoce a sus lideres y en ultima instancia hay un solo gran protagonista que es el pue-blo beniano.

Mediante D.S. de 11 de junio de 1969, se nos con-cedió dichos recursos en una escala progresiva que es la siguiente. Para el año 1970 doscientos setenta mil dólares americanos. Año 1971, cuatrocientos mil dó-lares americanos, año 1972 y siguientes, ochocientos mil dólares americanos. Esta disposición fue elevada a rango de Ley en fecha 8 de septiembre del mismo año por la ágil y eficiente labor de la brigada parlamentaria beniana.

La importancia de este nuevo patrimonio es enorme ya que así nos permite garantizar la ejecu-ción de nuestras obras publicas a tiempo que justifi-ca la reestructuración y funcionamiento del Comité Departamental de Obras Públicas. Es evidente que estos recursos son insuficientes para solucionar todos nuestros problemas en tiempo breve, habrá que hacer pues siguiendo un orden de prioridades que lógica-mente choca con la justificada desesperación de nues-tros pueblos que viven el mismo estado de atraso y que tienen iguales derechos en razón de su aporte a la lucha cívica departamental.

Como consecuencia de nuestras gestiones para aclarar la ley anterior el gobierno revolucionario dictó

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el Decreto Supremo de 18 de noviembre de 1969, me-diante el cual se nos autoriza a obtener créditos con el aval del Banco Central de Bolivia.

VINCULACIÓN CAMINERA: Constante preocupa-ción del Comité Cívico ha sido la vinculación caminera ya que como habíamos dicho anteriormente a nuestra desvertebración le hemos atribuido en gran parte nues-tro atraso.

En diferentes épocas se ha tratado de encarar la solución de este problema pero no siempre con la se-riedad y sinceridad necesarias, así tenemos el llamado Ferrocarril La Paz- Beni, impulsado por los terratenien-tes paceños en su afán de servir a sus propios intereses y abandono luego de cumplir sus fines específicos. El proyecto carretero a Cochabamba con diversas alter-nativas, y desechado luego por el eterno pretexto de la falta de recursos. El camino Trinidad- Santa Cruz, postergado por más de 30 años por la malversación de recursos que le fueron destinados. El Beni tuvo dos posibilidades concretas para materializar su vincula-ción, ambas derivadas de la indemnización otorgada a Bolivia, a raíz de la contienda del Acre. El tratado de Petrópolis establecía en su artículo 7mo. La obliga-ción de construir un ferrocarril desde el Puerto de San Antonio en el Rio Madeira hasta Guayaramerín sobre el Mamoré, con un ramal que pasando por Villa Mortinhe, llegara hasta la población beniana de Villa Bella. De más esta repetir que el Gobierno Boliviano se opuso ve-ladamente a la anterior precipitando el tratado de Natal cuyo artículo 5to. sustituyó la obligación de construir el ramal ferroviario en territorio boliviano por un millón de libras esterlinas adicionales, que Bolivia emplearía luego en la vinculación férrea Corumba – Santa Cruz.

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Con este tratado quedaron definitivamente burla-das las aspiraciones de vinculación del pueblo beniano.

Como el perjuicio que nos causaba el Tratado de 25 de febrero de 1938 derivaba en beneficio exclusivo de Santa Cruz, los representantes benianos de aquella época firmaron, con sus colegas de Santa Cruz, el lla-mado “Pacto de Caballeros”, o “Pacto de Hermanos”, mediante el cual la brigada parlamentaria del Beni ayu-daba a Santa Cruz en la ratificación de los tratados con el Brasil y la Argentina comprometiéndose los cruceños a entregar al Beni el 27.27% de las regalías petrolíferas de ese departamento. Es de advertir que el apoyo be-niano a los tratados con Brasil y Argentina era decisivo por la fuerte oposición que hacían los convencionales del altiplano y los valles.

Por razones de identidad de razas, tradición y cos-tumbres aceptamos aplicar nuestro 3% de las regalías a la vinculación con Santa Cruz. Sin embargo, una vez más fuimos burlados. Los fondos no fueron entregados ni destinados a la vertebración fluvial o terrestre, con nuestro departamento; gran parte de ellos se invirtie-ron para la vinculación interna de Santa Cruz y el saldo lo retenía el Estado con el compromiso de pagarle a Santa Cruz, en forma exclusiva.

La relación de lo anterior nos hace ver a los benia-nos en forma clara la actitud deshonesta con la que se nos ha condenado el aislamiento a despecho de peren-nes e insinceras promesas.

El Comité Cívico del Beni luego de múltiples apre-ciaciones de tipo técnico y económico propugna como obra prioritaria una carretera que nos una con los mer-cados naturales de nuestra producción, ella es la carre-tera Trinidad – San Ignacio de Moxos- Oromomo, y de allí a La Paz y Cochabamba.

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No debemos olvidar que uno de los renglones principales de nuestra economía, momentáneamente es la ganadería. Para evitar la contracción de esta in-dustria necesitamos su exportación, cosa que se haría mediante esta carretera que se conectaría con la que va hacia el Perú y Chile y de ahí a los puertos Europeos. Sabemos también de las enormes posibilidades mine-ralógicas de nuestro departamento, que serán también transportadas mediante esta vía, hacia los hornos de fundición del altiplano.

Propugnamos también la aceleración del camino La Paz – Sapecho – San Borja, que ha de continuar hacia el norte para la vinculación con la Provincia Vaca Diez y el Dpto. Pando.

Hemos gestionado también el desvío del tramo ferroviario que desde Santa Cruz se está construyendo hacia las nacientes del Mamoré.- Sostenemos que este Ferrocarril debe llegar a Trinidad y ello es una promesa formal del Gobierno revolucionario que también tiene el mismo criterio. La vinculación regional y vecinal es de suma importancia y merece nuestra mayor atención. Ella viene siendo ejecutada por el Distrito 9 del Servicio Nacional de Caminos con el 45% del 11% de nuestra participación en las regalías petroleras de Santa Cruz.

Por otra parte el 35% del 3% que beneficiaba a la fuerza fluvial y lacustre ha sido incorporado al patri-monio del Comité de Obras Públicas del Beni por la Ley de 8 de septiembre de 1969, para el mantenimiento de un Batallón de Ingenieros de las Fuerzas Armadas, que debe ejecutar programas camineros en nuestro depar-tamento. Esta incorporación de recursos constituye otra gran conquista del pueblo beniano y su organización cívica.

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El Comité Cívico del Beni sostiene la necesidad de que nuestros pueblos se vinculen mediante carreteras que llegan al rio Mamoré, fundamental arteria natural de vertebración regional. Acogiendo esta sugerencia el Distrito N° 9 del Servicio Nacional de Caminos ha faccionado un plan que comprende, entre otras rutas Magdalena- San Ramón – San Joaquín – Puerto Siles; Santa Ana – Puerto de los Caballos; San Ignacio a Trinidad. Los pueblos de Marbán mediante la carretera Trinidad – Casarabe y en Vaca Diez la terminación de la carretera Riberalta – Guayaramerín. En Ballivián con la ruta hacia el Norte y a San Ignacio de Moxos.

En todo caso los proyectos antes expuestos han de ser nuevamente analizados por este magno Congreso que está llamado a definir la política caminera del Beni en el orden regional y nacional.

PARTICIPACIÓN EN LAS REGALIAS PETROLERAS DE SANTA CRUZ: Como habíamos anotado anterior-mente, nuestra participación en el 11% de las regalías petroleras de Santa Cruz viene de la ley de 22 de sep-tiembre de 1938 como compensación del millón de li-bras esterlinas adicionales que por el Tratado de Natal fueron sustraídas al Beni e invertidas en el ferrocarril Corumbá – Santa Cruz.

Como legítimos propietarios de este 3%, acepta-mos destinar los recursos a la vinculación con Santa Cruz pero en la misma forma tenemos el derecho de modificar su destino por ser patrimonio exclusivo del Beni. Desgraciadamente jamás hemos podido gozar de dicho beneficio ya que esos dineros han sido distri-buidos en forma por demás atentatoria en sucesivos decretos leyes, pero esos dichos instrumentos legales merecen una consideración, los antecedentes históri-

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cos, morales y contractuales del Pacto de Caballeros inducen, categóricamente, en la interpretación de la Ley de 22 de septiembre de 1938, en sentido de que el 3% es propiedad del Beni y ninguna norma legal pue-de violar acuerdos que en nada afecten a los derechos generales del país. Esta consideración constitucional vale también para los alcances de nuestra participación claramente establecido sobre el total de la producción bruta de petróleo cruceño por las leyes de 15 de julio y 22 de septiembre de 1938 e interpretadas por la de 21 de diciembre de 1959. El viejo argumento cruceño de que el porcentaje no corresponde a la producción privada ha dejado de tener significación con la nacionalización de la Bolivian Gulf Oil Company cuyo patrimonio que-da, incorporado a la entidad estatal.

Como consecuencia de las luchas de nuestro pue-blo hemos recuperado la casi totalidad de lo que por ley nos corresponde en la producción de Y.P.F.B.: 20% para la Universidad Técnica del Beni, 22. 5% para el Servicio Nacional de Caminos. (Distrito 9 con base en Trinidad) y 35% para el Batallón de Ingenieros con asiento en Trinidad lo que hace un 77.5% del 3% de las regalías petroleras.

El Comité Cívico del Beni considera que no existe razón para marginarnos de la producción de la ex - em-presa privada Bolivian Gulf Oil Company, al contrario, la ley esta de nuestra parte y continuaremos exigiendo lo que con justicia nos corresponde.

En el mes de noviembre de 1969 el Gobierno de la Nación instruyó el pago de las regalías devengadas a Santa Cruz, más doscientos mil dólares mensuales a cuenta del 11% de sus regalías petrolíferas.

Nuestro Comité demostró enérgicamente median-te notas al Presidente de la República de iniciar a breve

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plazo conversaciones con los dirigentes cívicos cruce-ños para solucionar definitivamente este problema.

PROBLEMA GANADERO: La ganadería beniana se ha desarrollado hasta hace poco tiempo en forma natural y rudimentaria con las características y condiciones que se dieron en su origen colonial. Nunca el Estado se pre-ocupó de preservarla, alentarla y desarrollarla.

Su incremento se debe solo al empuje y perseve-rancia de los ganaderos benianos, pero, en los últi-mos tiempos mediante el contrabando y una políticas errada de parte del ex – Ministerio de Agricultura y Ganadería, esta importante industria beniana se en-cuentra en una situación de crisis ya que, por el costo elevado del transporte aéreo, no puede competir con la ganadería argentina y brasileña que tienen a su dispo-sición las carreteras nacionales. En estas condiciones se impone proteger la industria pecuaria nacional cerran-do las fronteras al contrabando “legalizado” y clandes-tino, mejorar las condiciones de transporte abriendo ru-tas camineras hasta los centros de consumo, instalación de frigoríficos y racionalización de su venta mediante la supresión de intermediarios que encarecen el precio de venta.

Pero nada de ello ha ocurrido y las condiciones son cada día más difíciles con la agravante de que di-cha industria depende, en gran parte de instituciones como la Universidad Técnica del Beni, Comité de Obras Públicas y casi todo el engranaje económico del depar-tamento.

No vamos a detallar la complejidad del proble-ma pues él ha de ser expuesto por la Federación de Ganaderos del Beni, simplemente expondremos aspec-tos básicos que requieran soluciones radicales. Nuestra

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industria pecuaria requiere de una política crediticia de verdadero fomento y no el juego usurario que practica el Estado a través de sus créditos para el desarrollo de la ganadería.

Sabemos que el Banco Agrícola recibe de organis-mos financieros internacionales dinero a un interés del 0.75% anual y con términos de pago que oscilan entre los 20 y 40 años, créditos que son entregados al gana-dero beniano al 12% anual con amortizaciones de capi-tal que no pasan de 8 y 12 años. Si a este añadimos las obligaciones colaterales impuestas como mejoras per-manentes de elevado costo no rentable e innecesarias, concluiremos que el Banco Agrícola vive de la ganade-ría antes que servirla. Semejante política esta ahogando al ganadero pequeño y mediano, produciendo su con-centración en pocas manos y abriendo el grave peligro del monopolio en manos de capitales extranjeros en detrimento del ganadero beniano. El Comité Cívico del Beni plantea la modificación de la política crediticia del Banco Agrícola, el Estado tiene que renunciar a su 4% de utilidad y la Corporación Boliviana de Fomento debe hacer lo propio. Se debe ampliar los plazos otor-gando moratoria en las amortizaciones, suprimiendo las inversiones suplementarias innecesarias.

Creemos que es ilógico insistir en la política de repoblamiento ganadero ya que con la actual produc-ción y la competencia de la ganadería extranjera se ha superado nuestro propio mercado. La política de re-poblamiento del Banco Central de Bolivia responde a los mismos criterios que los del Banco Agrícola y por consiguiente merecen la misma crítica.

Mientras el precio de nuestra carne sea mayor que la del extranjero jamás tendremos asegurado nuestro mercado interno ni internacional. Para ello necesitamos

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una política crediticia acorde con nuestra realidad, vías de comunicación e incremento y mejora de nuestra sa-nidad animal. El Comité Cívico del Beni seguirá respal-dando a los ganaderos y a sus organizaciones por que consideramos que es una industria netamente beniana necesaria para la actividad de nuestro departamento.

RIQUEZAS MINERALÓGICAS: Las riquezas minera-les de nuestro suelo son conocidas desde hace mucho. La leyenda y la tradición refieren la existencia de mine-rales raros y diversos que fueron confirmadas por las exploraciones de D’orbigny; pero nuestra situación de histórico marginamiento hizo que ellas permanezcan dormidas hasta el presente.

Nuestra organización trató de interesar al Estado y exigió la adopción de algunas medidas preliminares. Un ejemplo de ello esta en el D.S. 08794 que en su art. 30 dice: “El Ministerio de Minas y Petróleo mediante el Servicio Nacional de Geología destacará comisiones de técnicos para estudio de Prospección Geológica en el departamento del Beni”. Hay que recordar que este Decreto fue fruto de la Gran Huelga de Junio.

El cambio político operado el 26 de septiembre del año pasado abrió posibilidades reales a nuestros mine-rales cuando el gobierno inició conversaciones con los países socialistas en busca de nuevos mercados para el estaño. El Estado ha asumido compromisos de venta de casiterita y estaño metálico a la Unión Soviética y otros países socialistas lo que obliga el incremento a la producción.

Este es el motivo por el que el Estado se ha intere-sado en nuestro potencial mineralógico. Otra razón es la pronta entrada en funcionamiento de los hornos de fundición nacionales.

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Los técnicos indican que la casiterita del Beni po-see una ley del 70% mientras que el de las minas na-cionalizadas solo arroja un 35% por otro lado nuestros depósitos son aluvionales lo que ofrece un menor costo de explotación.

En fecha 15 de abril del presente año el gobierno ha destinado 515.116 dólares americanos para el estu-dio de prospección y preparación de explotación de los yacimientos aluvionales en Beni y Pando, recursos entregados por la Corporación Boliviana de Fomento a Comibol. Los trabajos serán realizados por Geobol, Instituto de Investigaciones Minero – Metalúrgicas, Instituto Geográfico Militar, Comando de Ingeniería de las Fuerzas Armadas y Superintendencia de Geología.

Esta medida constituye otra gran conquista del Comité Cívico del Beni ya que la explotación mineraló-gica reportará al departamento el 12% de regalías sobre la producción.

En este capitulo ha jugado papel importante la Universidad Técnica del Beni la que también ha ela-borado valiosas recomendaciones y proyectado un Decreto Supremo para la explotación mixta de estaño.

LÍMITES DEPARTAMENTALES: Con los departa-mentos de Cochabamba y La Paz tenemos pendiente la definición de una parte de nuestros límites. Merece nuestra preocupación principal y ha motivado un es-tudio especial la definición de nuestros límites con Cochabamba, donde en ciertos sectores se insiste en un propósito expansionista. La prensa cochabambina ha publicado periódicamente algunos trabajos de los intelectuales, entre otros, el de Augusto Guzmán que no solo argumenta desde el punto de vista histórico y legal sino desenterrado tesis fascistas habla del espacio vital

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indicando que la densidad demográfica de su distrito es superior a la reducida de los benianos. Inclusive se han publicado nuevos mapas en los que aparecen como pertenecientes a Cochabamba gran cantidad de territo-rios legalmente benianos.

Antes de provocar una crisis con publicas aclara-ciones y réplicas al Comité Cívico se encuentra abocado al estudio exhaustivo del problema, recopilando los antecedentes necesarios que nos permite enfrentar con solidez la defensa de nuestra integridad territorial.

La zona en disputa encierra una gran riqueza en hidrocarburos que sin duda alguna debe ser explota-da a corto plazo y que naturalmente beneficiará al de-partamento que corresponda. Buscaremos la solución del problema en un marco de entendimiento tratando de no lesionar los tradicionales lazos de amistad con Cochabamba, pero tampoco permitiremos que el Beni sea nuevamente cercenado en su territorio.

SALUD PÚBLICA Y EDUCACIÓN: Podemos decir que Salud Pública y la Educación explican en gran me-dida la existencia del Comité Cívico del Beni. No existe otro aspecto de de nuestra situación que configure me-jor el atraso y la miseria en que vivimos. El presupuesto nacional destina sumas insignificantes a la salud y a la educación.

Estamos convencidos que solo nosotros somos los que tenemos que preocuparnos de capítulos tan deli-cados, buscándoles soluciones integrales, de ahí que el Comité de Obras Públicas debe destinar sus recursos en primera instancia a la salud y a la educación.

Hace diez años que se construye en Trinidad un hospital que atenderá no solo a la capital sino a todas las provincias. La acción del Comité Cívico ha logrado

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que la obra se acelere ya que se nos ha nombrado por Resolución Ministerial fiscalizadores de dicha construc-ción.

Se ha impulsado también, dentro del Comité de Obras Públicas la construcción de postas y centros sani-tarios en todo el departamento, centros que serán pro-vistos mediante equipos donados por UNICEF que se encuentra en la ciudad de La Paz, estando el Comité Cívico viendo la posibilidad de encontrar financiamien-to para su traslado a esta ciudad y su distribución en todo el departamento.

Mediante gestiones de nuestra organización cí-vica se ha conseguido que el Estado destine dos becas para dos médicos benianos que se especializarán en Virología para luego volver a trabajar en el área afecta-da por la Fiebre Hemorrágica. También se ha consegui-do que se traslade al Beni el Centro de Investigación, Experimentación y Dirección Técnica sobre la Fiebre Hemorrágica.

METAS FUTURAS: En la viril lucha que libra nuestro pueblo contra el atraso y la miseria queda todavía mu-cho por hacer. Si hemos logrado que el Comité Cívico del Beni forme parte del Comité de Obras Públicas, de-finiendo en gran medida la política económica y social del distrito, debemos cuidar celosamente esta partici-pación. De nada valdrán las conquistas si el pueblo no está presente en las decisiones y en la fiscalización de sus proyectos.

La Ley de Bases del Estado para los fines del orde-namiento de las actividades de desarrollo económico y social instruye la división del territorio nacional en regiones administrativas y de desarrollo encargadas de emitir opiniones y sugerencias sobre la orientación

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de la política de desarrollo de la zona, vale decir sin facultades de decisión y con carácter simplemente con-sultivo.

La coordinación intersectorial de las actividades de desarrollo estará a cargo de un Delegado Regional que preside otro organismo llamado Comité Técnico de Coordinación y Programación Regional integrado por los directores regionales que son funcionarios de las reparticiones desconcentradas de los diferentes mi-nisterios.

Finalmente establece las corporaciones regionales de desarrollo que se formarán por fusión o transfor-mación de los actuales Comités Departamentales de Obras Públicas; a las corporaciones se las reconoce su autonomía de gestión y patrimonio, pero sin aclarar los alcances de la disposición y sin salvar el derecho de los pueblos para formar parte de ella a través de sus Comités Cívicos, universidades, etc.

Si bien no podemos emitir categóricamente un cri-terio respecto a la Ley de Bases en relación al derecho de los pueblos a participar en las decisiones sobre su propio desarrollo, mientras no se dicten las enunciadas leyes de administración y otras secundarias, los con-ceptos generales que expresa inducen nuestra preocu-pación. No sabemos en cuál de aquellos organismos es-tará representado el Beni a través de su Comité Cívico. Existe el peligro de vernos marginados en el estudio y programación de nuestro desarrollo distrital.

El Comité Cívico del Beni estudia detenidamente el problema y espera la opinión del Segundo Congreso para adoptar las medidas necesarias en resguardo de nuestros derechos. Los pueblos del Beni tienen que in-tervenir en los programas de su desarrollo, en la fisca-lización de sus recursos y en la ejecución de sus pro-

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yectos; de lo contrario podemos volver a situaciones ya superadas en que se ignoraba la opinión del pueblo y se lo marginaba de toda decisión.

Nuestra participación en las regalías petroleras de Santa Cruz es otro aspecto que queda pendiente. Si bien hemos recuperado jurídicamente el derecho al 77.5% de ellos, nos queda la tarea de hacerla respetar y que se nos entregue el porcentaje de la Ex – Bolivian Oil Gulf Company.

Hay que definir los límites con Cochabamba y La Paz en los términos que señalan nuestros legítimos tí-tulos. Debemos continuar luchando por nuestra vin-culación caminera, de vital importancia para nuestro progreso. Exigir la pronta iniciación de los trabajos de prospección y explotación mineralógicos; defender nuestra ganadería como nuestra industria primera, pre-servar la salud y mejorar la educación, en suma buscar a través de la unidad combativa e indestructible de los benianos el desarrollo real y efectivo de nuestra tierra.

Tenemos un balance positivo en nuestra lucha. Toca a ustedes Congresales evaluar el trabajo realizado hasta el presente, enjuiciar nuestra labor y señalar nue-vas metas y senderos de lucha. Los que hemos asumido la responsabilidad en la conducción cívica de nuestro pueblo creemos haber cumplido vuestro mandato pero estamos consientes también del difícil trabajo que viene por delante. Solo la unión, la fe, la decisión y el renunciamiento harán realidad nuestro lema:

EL PROGRESO DEL BENI SERA OBRA DE LOS MISMOS BENIANOS.

POR EL COMITÉ EJECUTIVO DEPARTAMENTALDr. Eloy Avila Alberdi

PRESIDENTE

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AL PUEBLO CRUCEÑO

Quienes luchamos por las Regalías Petroleras, en fiel interpretación del momento, y seguros de merecer el apoyo de nuestros conciudadanos, les decimos.

La paciencia tiene un límite y este límite tiene su término, sobre todo cuando nuestra dignidad de cruce-ños ha sido ofendida, cuando se nos insulta grosera y torpemente y cuando nuestra querida bandera Verde-Blanco-Verde, se la quema… y nada menos por los que siempre consideramos nuestros hermanos, pero esto se debe acabar… ahora defenderemos nuestra regalías, así como las conquistamos… ¡SOLOS, ABSOLUTAMENTE SOLOS!, porque son bien nuestras!

Porque provienen de nuestro PETRÓLEO, que está aquí, bajo nuestros pies, EN TERRITORIO CRUCEÑO!, las defenderemos, porque esas regalías costaron san-gre cruceña… apresamientos… cárcel… vejaciones… humillaciones… destierros… confinamientos… y una invasión punitiva compuesta por 11.000 milicianos (mineros y campesinos) y todo ello por pedir, entre en práctica la Ley Interpretativa del Petróleo del 22 de sep-tiembre del año 1938.

Y después de pagar ese alto precio en el que lucha-mos solos los cruceños (salvando la gran intervención periodística de Don Demetrio Canelas), nadie nos ayu-dó, ni alentó.

Hoy, sin rubor en la cara nos aparecen los “NUEVOS DUEÑOS” proclamando que el 3% de di-chas regalías les “pertenecen”… que defenderán sus derechos… Increíble tanta pretensión de los líderes cí-vicos, es ya demasiado. Creímos hasta ayer que esta era una simple posición de algunos pocos. Peo la in-aceptable intención va en serio. Por eso también se hace

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necesario contestarles en serio… pero aclaremos… no es el Departamento de Pando, no es TODO el Beni, no es Riberalta, ni Guayaramerín, ni Santa Ana, ni Reyes, ni Rurrenabaque, ni son los pueblos del Beni, los que nos han insultado y ofendido, no es ni siquiera toda Trinidad. Son un grupículo de dirigentes “HECHOS” los izquierdistas (aunque viven como grandes burgue-ses), los que están engañando a ese noble pueblo, en su afán de excitar su furor, para capitalizar sus votos, para tener vigencia política, heridos por el pánico que les causa su fracaso, como líderes y como políticos, sacrifi-cando a la aprobación del momento y al cuarto de hora de una reunión cívica, la más indispensable delicadeza.

La ley del 22 de septiembre de 1938, inspirada por los parlamentarios de Santa Cruz y el Beni, de aque-lla época que dice: DE LA PARTICIPACIÓN DEL 11% DE LA PRODUCCIÓN BRUTA DEL PETRÓLEO (CRUCEÑO) SE DESTINA EL 3%, o sea, el 27,7% a la vinculación fluvial y terrestre de este Departamento del Beni.

No dice la Ley: El 3% es PARTICIPACIÓN del Beni, de ese 11%, y mucho menos que le será entregado el dinero constante y sonante. Jamás… nunca…! Esas regalías son sagradas y las sabremos defender, como lo hicimos en los años bravos, por conquistarlas.

Ellos se equivocan, dejan de lado la delicadeza, las buenas maneras, el diálogo cordial. No se puede insul-tar a un pueblo impunemente. Distinto muy distinto hubiese sido si se nos hubiese tendido la mano amiga y en tono fraterno, si nos hubiesen planteado sus an-helos de progreso, con seguridad lo decimos, se hubie-ra encontrado un arreglo, porque Santa Cruz, obedece y sigue y apoya las resoluciones de nuestro COMITÉ PRO-SANTA CRUZ, y finca su confianza en sus parla-

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mentarios. Y si llegase el caso de que la Ley 505 fuese sancionada por el Legislativo, abrigamos la esperanza en los valores y atributos cívicos del Presidente de la República, Dr. Víctor Paz Estenssoro, para que no pro-mulgue dicha ley.

Sería prudente dejar, callar y guardar silencio ante una acción de esta naturaleza?

Mala consejera es la pasión, porque en materia de estas negociaciones, nos hacen malos negociadores y en materia de dirigentes, malos conductores, malos lí-deres.

La historia se alzará contra quienes tergiversan la verdad. Porque la verdad es propia de los pueblos no-bles, altruistas, generosos y constructivos, como lo ha sido y lo es desde sus albores, el noble pueblo Cruceño.

Cnel. José Gil ReyesEx- Presidente Unión JuveniCruceñista 1958-59

Cap. José Terrazas VelascoEx-Vice-Presidente Unión JuvenilCruceñista 1958-59

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BRIGADA PARLAMENTARIA CRUCEÑAAL PUEBLO DE SANTA CRUZ

La Brigada Parlamentaria Cruceña, en uso de la legítima representatividad que le confiere el voto po-pular, se dirige al pueblo Cruceño para expresarle su profundo convencimiento de que Santa Cruz ha dado un paso trascendental y positivo en la historia de la República, al establecer un acuerdo regional con Beni y Pando, traducido en la suscripción del Proyecto de Ley 791 presentado al Congreso Nacional, poniendo fin a un conflicto que amenazaba con romper los lazos de hermandad existentes entre los pueblos del Oriente Boliviano.

Sin embargo, no pocas han sido las dificultades que se han tenido que sortear para llegar finalmente a este acuerdo y muchos los sinsabores que debieron soportar los Representantes Cruceños en su lucha por solucionar un problema que, en largos 49 años nadie pudo resolver.

IMAGEN DISTORSIONADA.- Como es de cono-cimiento general, el Beni presentó a la H. Cámara de Diputados el proyecto de Ley 505 pretendiendo poner en vigencia la Ley del 22 de Septiembre de 1938 que destinaba el 3% de las regalías del Petróleo de Santa Cruz al fomento de la vinculación fluvial y terrestre con el Departamento Beni. Lo peligroso de tal proyecto era que al no derogar otras leyes, como las de 1967 y 1969 y no poner límite al aporte Cruceño, cercenaba nuestra regalía del 11%.

La aprobación en grande del Proyecto de Ley 505 por la mayoría de los Diputados del País, contra el voto de los Cruceños, fue posible por la falta de esclareci-

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miento sobre los diversos factores relacionados con el proceso que siguió la ley del 22 de Septiembre de 1938 y la respectiva posición Cruceña, que nunca significó negar la vigencia de dicha ley, sino más bien darle un destino práctico, como lo demuestra la construcción de la carretera San Ramón – Trinidad, con recursos derivados del 3% de nuestra regalía. Al no realizarse ninguna campaña efectiva de concientización nacional sobre estos aspectos, de lo cual todos tenemos parte de culpa, la imagen de SANTA CRUZ se distorsionó provocando reacciones, en los círculos políticos y de opinión de la sede de gobierno que, al solidarizarse con la posición Beniana, por razones básicamente subjetivas relacionadas con la simpatía que despierta el supues-tamente más débil entre dos contendores, se tradujo en el abrumador apoyo recibido por Beni, tanto de la mayoría de los medios de comunicación como de los Representantes Parlamentarios de los demás distritos del País.

Contra esa situación negativa tuvo que enfrentarse la Brigada Parlamentaria Cruceña durante largas y difí-ciles jornadas de lucha parlamentaria y política.

CON LA LEY EN LA MANO.- No obstante, no fue so-lamente un criterio subjetivo el que permitió la apro-bación en grande del proyecto de Ley 505. La principal obligación de los Parlamentarios, además de legislar, es respetar y hacer cumplir la Ley así como defender la razón de su propia existencia que es el sistema de-mocrático. Como la posición Beniana se sustentaba en la preeminencia de la Ley de 1938 sobre los decretos de 1974, que además fueron dictados por un Gobierno de facto, los Diputados nacionales, a excepción de los

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Cruceños, tuvieron suficiente motivo jurídico para jus-tificar la aprobación en grande del Proyecto de Ley 505. Al margen de que la misma Ley de 1938 es discutible, tanto por no haber definido claramente el concepto de regalía como por no poner límite a la obligación de Santa Cruz, y de que no fue acatada por los diferentes gobiernos que se sucedieron desde entonces hasta 1974, no puede ser derogada por un decreto, de acuerdo a la Constitución Política del Estado, por lo que la posición Beniana se presentaba aparentemente con mayor fuerza legal.

Bastante difícil por ello era la situación, en el seno de la Cámara de Diputados, para la Brigada Parlamentaria Cruceña que debió enfrentarse a la ma-yoría, apelando a los recursos parlamentarios más di-versos, para evitar la aprobación de dicho proyecto en las instancias de detalle y revisión, con el argumento válido de su rechazo al cercenamiento del 11%, dada la crítica situación económica de nuestro Departamento, agravada por la creciente inmigración humana que au-menta nuestras necesidades y disminuye nuestros re-cursos.

Pero, gracias a esta determinación, el proyecto de Ley 505 no prosperó.

NUESTROS INCUESTIONABLES PRINCIPIOS.- La firme posición de Santa Cruz, defendida por las insti-tuciones que representaron a nuestro pueblo a nivel conflicto, es decir la Brigada Parlamentaria y el Comité Pro-Santa Cruz, se sostuvo siempre el principio del de-recho inalienable e imprescriptible a poseer en propie-dad absoluta el 11% de la regalía por la producción de Hidrocarburos, de acuerdo con la Ley del 15 de Julio de 1938.

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Este principio incuestionable, amenazado por el proyecto de Ley 505 y por otras disposiciones como las leyes de 1967 y 1969, ha sido rescatado definitivamente por el proyecto de Ley 791, que acabamos de elaborar y presentar al Congreso, porque deroga a aquellas y toma otra disposición legal que se relacione con la Ley de Septiembre de 1938.

El otro principio: El de la UNIDAD DE LOS PUEBLOS ORIENTALES establecido por vínculos his-tóricos de raza y cultura, también ha sido recuperado a través del compromiso de las tres Brigadas, de conti-nuar la vinculación caminera hasta Cobija, estrechando aún más dichos vínculos y sellando para siempre la unidad de Benianos, Pandinos y Cruceños.

UNIDAD PARLAMENTARIA.- El proyecto de Ley 791, que pone fin al conflicto entre Beni y Santa Cruz, es el resultado de un arduo trabajo de la Brigada Parlamentaria Cruceña, no siempre bien entendida y menos aún reconocida por algún sector felizmente mi-noritario del pueblo Cruceño, donde primó por encima de cualquier interés partidario, el compromiso que asu-mimos por mandato constitucional de luchar sin des-mayos por los derechos y bienestar del pueblo Cruceño.Pero esta lucha, que ha sido trasparente y la hemos lle-vado adelante, codo a codo, con el Comité Pro-Santa Cruz y la Corporación Regional de Desarrollo, no hu-biera sido efectiva permitiéndonos llegar a una feliz conclusión, si no fuera por la sólida UNIDAD que mantuvo en todo momento la Brigada Parlamentaria, motivando, incluso, comentarios elogiosos de la parte contraria por la coherencia de sus planteamientos y la férrea disciplina demostrada, dándole una evidente

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ventaja en el desarrollo de los debates primero y las negociaciones después.

Gracias a esta UNIDAD, reflejo de la tradicional unidad del pueblo Cruceño, con la que ha vencido las adversidades del pasado, Santa Cruz sale adelante con su 11% íntegro, hermanado aún más con los pueblos Orientales y demostrando a todo el país su vocación in-tegradora, solidaria y patriótica al no haber aceptado el enfrentamiento sino la búsqueda del diálogo fraterno.

LOS DISCONFORMES DE SIEMPRE.- A pesar de los logros obtenidos por Santa Cruz a través del documen-to firmado por las Brigadas del Oriente, respaldado ampliamente por la Asamblea de la Cruceñidad, máxi-ma instancia cívica Cruceña, que aprobó las Bases del Acuerdo Regional, no deja de sorprendernos la actitud de los directivos de la Federación de Profesionales que rechazan dicho acuerdo con argumentaciones que fue-ron válidas en una etapa anterior del conflicto y que actualmente no tienen vigencia, además de ser “extem-poráneas y antidemocráticas”.

No logramos entender esa actitud, no solo por la insistencia en mantener conceptos, que si bien aprecian en las Bases del acuerdo regional, fueron superadas con ventajas para Santa Cruz por el proyecto de Ley 791, sino también por la negativa a cualquier tipo de aporte Cruceño para la construcción de la carretera Trinidad – Cobija, sabiendo que este proyecto constituye una necesidad vital para la vinculación de nuestros centros productivos con los mercados potenciales de la región amazónica del Brasil.

Para nosotros cuando se habla de región no se está circunscribiendo este término exclusivamente al depar-tamento de Santa Cruz.

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Beni y Pando forman parte de la región amazónica que integramos conjuntamente los pueblos nor – orien-tales de Bolivia.

Por tales razones la posición de los directivos de la Federación de Profesionales nos parece incongruente y contradictoria. Si Santa Cruz, por lo expuesto ante-riormente, se encuentra en una especie de aislamiento político por la distorsión de su imagen en el resto del país y si, por los condicionamientos socio-económicos emergentes de la propia realidad, como la declinación de la actividad minera, le espera un destino de prepon-derancia en la historia futura de Bolivia, no es posible que se pretenda negar la necesidad de una mayor inte-gración con nuestros hermanos orientales.

Los pocos recursos que podamos invertir en esta integración no nos harán más pobres de lo que ya so-mos actualmente, pero nos pueden abrir las puertas a un futuro de grandeza y prosperidad.

Por todo ello, y debido a la significación cuali-tativa que alcanza en el seno de nuestra sociedad la Federación de Profesionales, nos preocupa esa discre-pancia contextual hecha pública por sus principales directivos sobre lo que es prioritario para Santa Cruz y lamentamos que así se haya pretendido romper la proverbial unidad del pueblo cruceño, en momentos tan decisivos de su historia como el que estamos supe-rando.

AGRADECIMIENTO AL PUEBLO CRUCEÑO.- Finalmente Los Parlamentarios Cruceños que hemos tenido sobre nuestras espaldas el peso de la gran res-ponsabilidad de defender el histórico derecho de Santa Cruz sobre el 11% en la etapa final del conflicto, quere-

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mos agradecer a todo nuestro pueblo por el apoyo que nos brindó en esos momentos tan difíciles.

Muy especialmente al Comité Pro-Santa Cruz, en las personas de sus dirigentes y colaboradores, y a CORDECRUZ por habernos acompañado en las nego-ciaciones, con un asesoramiento de alto nivel facilitán-donos la tarea que felizmente ha llegado a concluir en principio, con la presentación del proyecto de Ley 791 en la H. Cámara de Diputados.

Asímismo, nuestro agradecimiento es sincero a los Medios de Comunicación de Santa Cruz, exceptuando alguna opinión encolumnada que permanentemente ignora o satiriza el trabajo de los Parlamentarios por razones que poco nos interesan, ya que nos ha permi-tido mantener oportuna y adecuadamente informado a nuestro pueblo sobre el delicado conflicto regional, recientemente superado.

No podemos dejar de reconocer hidalgamente en esta ocasión, la decisiva participación del Gobierno presidido por el Dr. Víctor Paz Estenssoro a través del Ministro de Transportes, Ing. Andrés Petricevic, sin cu-ya acertada gestión no habría sido posible solucionar este problema.

Con la decisión del Jefe del Estado, permitiendo al Poder Ejecutivo mediar en el conflicto, sumada a la voluntad política de todas las bancadas partidarias de contribuir a dicha solución, se pudo encarar con serie-dad y madurez la instancia Parlamentaria que final-mente concluyó con la elaboración de un proyecto de Ley de consenso.

No queremos concluir esta relación sin expresar a nuestro pueblo que los Parlamentarios Cruceños, a pe-sar de todos esos factores negativos que hemos mencio-nado, reafirmamos nuestro compromiso de continuar

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Eloy Avila Alberdi

luchando por sus derechos e intereses sin distinguir ca-tegorías sociales o económicas, porque a todos nos de-bemos, manteniendo la UNIDAD, de nuestra Brigada en toda circunstancia en que se juegue el destino de nuestra querida Santa Cruz.

Santa Cruz, 15 de octubre de 1987.

POR LA H. BRIGADA PARLAMENTARIA CRUCEÑA.

H. Joaquín Monasterio Pinckert COORDINADOR – DIPUTADO

H. Alfredo Cuéllar VargasCOORDINADOR - SENADOR

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Federación Departamental de ProfesionalesSanta Cruz – Bolivia

Reafirmamos nuestra posición institucional referen-te a las

negociaciones con el Beni y PandoAntecedentes históricos

Parlamentarios del 38 fueron obligados a firmar“Pacto de Caballeros”

Santa Cruz cumplió con la vinculación entre ambosdepartamentos

Nos oponemos al cercenamiento de nuestras regalías

La Federación Departamental de Profesionales, cumple con su ineludible deber de hacer pública ante la comunidad, su posición acerca de las negociaciones con el Beni referente al 3% del 11% de las regalías pe-troleras.

Es necesario recapacitar con honestidad y sinceri-dad acerca de lo que significa un acuerdo justo y cuáles serán sus efectos en las finanzas Departamentales.

Para analizar este polémico asunto empezaremos por el “Pacto de Caballeros”, ya que como lo explican los exparlamentarios cruceños firmantes del mismo, en su publicación de Presencia de fecha 5 de noviembre 1968, fueron obligados a firmar dicho pacto el 17 de Agosto de 1938, convertido posteriormente en Ley de 22 de septiembre de 1938, porque los parlamentarios del Beni y Noroeste condicionaron su apoyo a los tra-tados de Vinculación Ferroviaria, a la imposición de un tributo al pueblo cruceño y a sus finanzas departamen-tales que dura ya medio siglo. Para el pueblo cruceño, las declaraciones de que nuestros exparlamentarios se vieron obligados a firmar este Acuerdo o “Pacto de Caballeros” son auténticas y reveladoras, ya que his-

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Eloy Avila Alberdi

tóricamente no tiene otra explicación por cuanto, ni el Beni ni Santa Cruz, son repúblicas independientes para pagar gabelas, o tributos el uno al otro, como así tam-bién ni el Beni ni Santa Cruz firmaron acuerdo alguno con el Brasil, sino que fue la República de Bolivia.

En consecuencia, las finanzas departamentales cruceñas compuestas únicamente por la participación aseveradamente declinante de su riqueza petrolera en una proporción de apenas el 11%, no está obligada a entregar casi un tercio de su patrimonio, aún sea de petróleo, para el desarrollo de otro departamento, uni-dad político-administrativa con territorio y patrimonio propio creado en 1842, como es el Beni, la obligación como lo expresa la Constitución Política del Estado de desarrollar la Nación es el Estado Boliviano.

Después de la promulgación de la Ley D22/0938, se continúan aprobando leyes y decretos que cambian el destino y la forma de administrar dichos fondos, y las leyes que reclama el Beni como válidas, tanto la 352 del 8/11/67 y la del 8/09/69, que asignan recursos tanto a la Universidad como a CORDEBENI, tiene como ba-se el D.L. Nº7470 del 12/01/66, que es el que define el alcance a solo YPFB de los beneficios de la ley de 1938 y no a compañías extranjeras. Este es el mar de fondo donde se pierde esta ley que tenía un destino específico de vinculación entre los dos departamentos, y durante 36 años, es decir del año 1938 a 1974 estos recursos se dilapidan, ya que no existen obras visibles en el campo de su destino específico que se hubieran ejecutado con los mismos.

Es así que llegamos al año 1974, donde hombres visionarios cruceños y benianos, rescatan el espíritu de vinculación de la ley y llegan a un acuerdo sin presio-nes de naturaleza alguna.

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El acuerdo fue firmado por el Prefecto, el Alcalde Municipal, el Rector de la Universidad Boliviana “Gral. José Ballivián”, el Presidente del Comité de Obras Públicas y Desarrollo del Beni y el Presidente del Comité Cívico del Beni, por dicho departamento, y por el Presidente del Comité de Obras Públicas de Santa Cruz y el Presidente de la Asociación de Profesionales de Santa Cruz, por nuestro departamento, posterior-mente en fecha 16/05/74, se firmó un convenio amplia-torio, donde además de las autoridades firmantes del anterior convenio se agregan la Alcaldía Municipal de la ciudad de Riberalta, sub-Prefectura de la provincia Vaca Díez, Comité Cívico Regional y la Asociación de Profesionales de Riberalta.

En dicho convenio ampliatorio, se ratifican los tér-minos de la anterior y se amplía el plazo de la reversión del 3% a la fecha de homologación de este convenio, así mismo se dispone que por un término de 6 meses, parte de los fondos provenientes del 3%, sean deposita-dos por el Comité de Obras Públicas de Santa Cruz en una cuenta especial en las agencias del Banco Agrícola Regional de Santa Cruz, para cancelar el crédito otor-gado por esa institución a la H. Alcaldía Municipal de Riberalta.

Pasados los 6 meses, el 3% en su totalidad se re-vierte a favor del Comité de Obras Públicas de Santa Cruz, de conformidad con las cláusulas del convenio del 24/01/74, el mismo que fue homologado mediante D.S. 11539 en fecha 21/06/74.

Los pagos al Banco Agrícola se cumplieron, que-dando por lo tanto legalmente revertidos estos recursos a favor de su legítimo dueño, quién después de 36 años recupera su patrimonio cercenado en sus inicios por la infame componenda política.

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A partir del año 1974, la obligación que tenía Santa Cruz, era entregar un camino desde San Ramón en el departamento de Santa Cruz a Trinidad en el departa-mento del Beni.

El camino consistía en una subrazante estable, una capa base ripiada de 7m. de ancho, quedando excluido de este convenio la pavimentación del camino y la cons-trucción de puentes.

Santa Cruz en su generosidad, no solo cumplió con estas obligaciones, sino que está haciendo un ca-mino asfaltado con los puentes incluidos además de aportar a otros proyectos, como Río San Pablo, Cepina, etc. Consiguientemente nuestra obligación ha quedado extinguida y el resto es un cumplimiento en exceso de esta obligación.

Por haber cumplido en demasía con nuestras obli-gaciones legales, históricas y morales, este capítulo lo consideramos cerrado y los tecnicismos legales que ar-guyen los representantes benianos con las comisiones negociadoras de ambos departamentos, los conside-ramos como la búsqueda de un asidero jurídico para disponer de mayores recursos para su desarrollo.

Posteriormente se crea una comisión que cons-truye su trabajo con la redacción de las bases para un acuerdo interdepartamental, ofreciendo en él lo si-guiente: 1% de los ingresos comerciales del total de la producción de Hidrocarburos del país, que alcanza aproximadamente a los $us. 5.700.000 por año incor-porado además la Ley del Fondo Vial, que destina una inversión efectuada mayoritariamente por Santa Cruz, de aproximadamente 100.000.000 de dólares, más una plusvalía de otros 100.000.000 para su recuperación y reinversión en una carretera que vincule Trinidad – Cobija.

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Hasta aquí sería un acuerdo justo, con gran ge-nerosidad del pueblo cruceño, que entregaría una parte mayoritariamente de la carretera San Ramón – Trinidad, para que su recuperación sea reinvertida fue-ra de su territorio en un convenio que contemplaría pa-ra el futuro inversiones iguales en los 3 departamentos, siendo su duración indefinida.

Pero, el acuerdo contempla además, un aspecto que lacera las fibras más íntimas de los derechos de un pueblo: El de continuar cercenando nuestras regalías por un período que solo concluye con la terminación del camino Trinidad – Cobija o cuando Beni y Pando encuentren Petróleo y perciban regalías, en cantidad equivalentes al aporte cruceño.

Santa Cruz, no ha sido un pueblo vencido para seguir pagando en contra de su voluntad gabelas o tri-butos de naturaleza alguna, que legal y moralmente ya han sido canceladas, a pesar de haber sido contraídas, como lo dicen los parlamentarios del 38, en forma obli-gada.

Estas bases del acuerdo que comprometen una parte importante de las regalías petroleras, violan un principio fundamental de nuestro pueblo que es la in-tegridad del 11%, y viola los principios del esfuerzo propio, el autofinanciamiento y la recuperación de in-versiones, que son normas que les exigimos a las insti-tuciones que reciben recursos de nuestras regalías.

Por todo ello, creemos que el acuerdo es positivo, si se toma en cuenta el reconocimiento de la responsa-bilidad del Estado de desarrollar las zonas más poster-gadas de la nación mediante el aporte del 1% de los in-gresos provenientes de la producción comercial de gas natural y petróleo que se obtienen en todos los distritos productores del país, más el Fondo Vial, que cubriría

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Eloy Avila Alberdi

con creces el equivalente al 27,27% de la totalidad de las regalías cruceñas, el agregar el 3% en forma duplicada durante un periodo indefinido, merece como lo expre-samos en la Asamblea de la Cruceñidad, un rotundo no de la Federación Departamental de Profesionales.

Por lo tanto pedimos a los parlamentarios y a la co-misión Cívica negociadora, que eliminen el aporte del 3%, ya que bajo ningún concepto corresponde hacerlo, y más temprano que tarde será una fuente de profun-das discordias entre pueblos del mismo origen.

Los profesionales reiteramos nuestra posición asumida a lo largo de todo el proceso de negociación, expresando nuestra firme voluntad de luchar por man-tener la integridad de nuestro patrimonio regional, ya que no se llega al triunfo si no venciendo graves dificul-tades, especialmente cuando se tiene ojos y oídos y no se quiere ver ni escuchar.

POR LA FEDERACIÓN DEPARTAMENTAL DE PROFESIONALES

Ing. Wilmar Estelzer Jiménez PRESIDENTE

Lic. Wilfredo Rojo ParadaSECRETARIO GRAL.

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BASES PARA UN ACUERDO REGIONAL DE LOS DEPARTAMENTOS DE BENI, PANDO

Y SANTA CRUZ

A los diez días del mes de septiembre de 1987, bajo la Presidencia del Ministro de Transportes y Comunicaciones Ing. Andrés Petricevic en repre-sentación del Gobierno Nacional, se reunieron Parlamentarios de los Departamentos de Beni, Pando y Santa Cruz, quienes acordaron las siguientes Bases para un Acuerdo Regional de estos tres Departamentos. Dichas Bases deberán ser elevadas por tres Brigadas Parlamentarias al H. Congreso Nacional, para su trata-miento y aprobación como Ley de la República.1. Se declara como prioridad nacional la construc-

ción de la carretera Trinidad–San Javier–San Pedro-San Ramón-Puerto Siles- Guayaramerín-Riberalta y Cobija.

2. Los recursos para la construcción de dicho cami-no, que inicialmente deberá ser ripiado, proven-drán de las siguientes fuentes:

a) Recursos de CORDECRUZ equivalentes al 3% de la producción YPFB por concepto de petróleo.

b) Recursos de CORDEBENI y CORDEPANDO que en la proporción de dos tercios y un tercio, respec-tivamente, aportarán un monto similar al señala-do en el inciso anterior.

c) Recursos de una Ley llamada de Fondo Vial en la cual se establecerán diferentes impuestos que podrán incluir peaje, transferencia de plusvalía, propiedad rústica, percepción impositiva porcen-tual a nivel nacional según el PIB que se genere en el territorio vial.

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La Ley de Creación del Fondo Vial dispondrá de la inmediata aplicación de tasas de peaje, mientras que los impuestos mencionados estarán sujetos a reglamentación, previa la realización de un estu-dio catastral y socio-económico que establezca la capacidad tributaria de la zona involucrada en los tres Departamentos, partiendo de San Ramón y concluyendo en Cobija.

Este Fondo Vial tendrá una duración indefinida y dispondrá de una Ley Reglamentaria a dictarse dentro de los próximos noventa días.

3. A partir del 1ro. de enero de 1988, se creará el Fondo de Compensación para los Departamentos de Beni y Pando, que será constituido por un monto igual al uno por ciento (1%) de los ingresos provenientes de la producción comercial del Gas Natural y Petróleo que se obtiene en todos los dis-tritos productores de hidrocarburos del país. El Fondo de Compensación será distribuido en pro-ducción de dos tercios y un tercio respectivamen-te, para cada uno de los Departamentos menciona-dos. Estos fondos serán de libre disponibilidad y estarán sujetos a las mismas disposiciones legales de las regalías de los Departamentos productores de hidrocarburos.

4. Los compromisos asumidos por CORDECRUZ concluirán al finalizar el camino ripiado Trinidad-Cobija o cuando los Departamentos de Beni y/o Pando obtengan regalías por concepto de pe-tróleo en un monto equivalente al aporte de CORDECRUZ.

5. Recién al concluir la carretera San Ramón-Trinidad, CORDECRUZ empezará a cumplir sus compromisos, nivelando sus aportes a los de Beni

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y Pando conforme a este Acuerdo, y en relación al nuevo camino Trinidad-Cobija. Los aportes de CODECRUZ señalados en el punto 2, inciso a) se contabilizarán a partir del 1ro. de enero de 1988.

6. En cumplimiento a disposiciones legales vigentes el camino Trinidad-Cobija deberá empezar por ambos extremos en montos iguales de desembol-so.

7. A partir de la promulgación de la Ley presentada por los tres Departamentos, quedarán derogadas todas las disposiciones contrarias a la indicada Ley.

8. Las Brigadas Parlamentarias de Beni, Pando y Santa Cruz, tomando el ejemplo de los HH. Convencionales de 1938, se comprometen a fir-mar una declaración de Cooperación Mutua en la búsqueda de poder encontrar viabilidad para mejorar el desarrollo rural, agropecuario, coope-ración técnica y cultural y defender los derechos incuestionables de los tres Departamentos.

9. Estas Bases para un Acuerdo Regional, serán pre-sentadas en las instancias representativas corres-pondientes a los Departamentos de Beni, Pando y Santa Cruz para su análisis, consideración y deci-sión.

La Paz, 10 de septiembre de 1987

Ing. Andrés Petrisevic R.MINI STRO DE TRANSPORTES Y COMUNICACIONES

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Eloy Avila Alberdi

POR LA BRIGADA PARLAMENTARIA DEL BENI:H. Carlos SimónsH. Guillermo RichterH. Roberto Peredo H. Jorge KohelerH. Alex Arteaga Ch.

POR LA BRIGADA PARLAMENTARIA DE PANDO:H. Leopoldo Fernández

POR LA BRIGADA PARLAMENTARIA DE SANTA CRUZ:H. Neisa Roca H. Joaquín MonasterioH. Hugo VelascoH. Hedim Céspedes H. Guillermo Capobianco

COMITÉ CÍVICO DEL BENI:José Orlando MonasterioPresidente C.C. Beni

Carlos NaviaStrio. General C.C Beni

Gilberto Bruening Presidente C.C. Trinidad

Eloy ÁvilaPast. Presidente C.C. Beni

Héctor VacaPresidente C.C. Riberalta

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Pablo ÁlvarezAlcalde de Trinidad

COMITÉ PRO-SANTA CRUZ:Carlos Dabdoub Presidente

Guillermo AguileraVice Presidente

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Eloy Avila Alberdi

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ANEXO 2

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Eloy Avila Alberdi

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PALABRAS DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO, DR. ANTONIO ARANÍBAR QUIROGA, EN

EL ACTO DE CONDECORACIÓN AL EMBAJADOR DE BOLIVIA EN PARAGUAY, DR. ELOY ÁVILA ALBERDI

LA PAZ, ABRIL 28 DE 1997

El país todo, desde mediadios de diciembre pasado, compartió la tensión que generaron los hechos ocurridos en lima y que se exten-dió hasta hace una semana.El repentino cautiverio a que fue sometido el embajador extraor-dinario y plenipotenciario de bolivia en el perú, el doctor Jorge Gumucio Granier, llevó a que el gobierno nacional adoptara algu-nas medidas de emergencia.En ese marco encomendó al embajador de Bolivia en Paraguay, doctor Eloy Avila Alberdi, la delicada tarea de asumir la conduc-ción de la representación nacional en la capital peruana mientras se prolongara la crisis de los rehenes.Así fue que, en su calidad de embajador en misión especial, el doctor ávila alberdi se trasladó inmediatamente a Perú, donde, además de prestar - junto a su dignísima esposa Ana María – apo-yo moral a la familia de nuestro embajador, dirigió las diferentes gestiones que llevó adelante Bolivia, en coordinación con las au-toridades del gobierno peruano y los miembros de la comisión de garantes creada para entablar negociaciones.La labor del embajador ávila en todo ese proceso fue relevante, pues junto con garantizar el normal desenvolvimiento de las acti-vidades de la legación diplomática boliviana en lima, hizo posible que el gobierno estuviera permanente y detalladamente informado de la marcha de los acontecimientos, así como interviniera en los temas o asuntos que le eran pertinentes.El embajador Avila Alberdi, en ese cometido, estuvo varias veces en la paz, para hacer conocer de manera directa a la presidencia de la república y al ministerio de relaciones exteriores y culto in-formación confidencial respecto de los sucesos y para presentar

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Eloy Avila Alberdi

los correspondientes cuadros de la situación. Pero, aparte de ello, su papel como portavoz de la preocupación y la solidaridad del gobierno y el pueblo fue de suma utilidad para mantener la mo-ral y la confianza del retenido embajador Jorge Gumucio y de su distinguida familia, sometidos todos a un duro régimen de incer-tidumbre y dolor.Aquella etapa, afortunadamente, ha terminado, y hoy se restablece la calma.El embajador Avila Alberdi debe retornar a su misión en asunción, donde también se ha caracterizado por desplegar un intenso y fructífero trabajo que constituye uno de los principales pilares del nuevo y promisorio tiempo que desde agosto de 1993 viven las relaciones diplomáticas boliviano-paraguayas.Por ello, en reconocimiento al profesionalismo, la entereza perso-nal y la calidad humana con que el embajador Eloy Avila Alberdi cumplió la especial labor que le fue encargada, me permito im-ponerle la condecoración de la orden al mérito civil “Libertador Simón Bolívar” en el grado de Gran Cruz.Distinguido embajador y amigo, su contribución en estos cuatro meses frente a la crisis de lima ha sido invalorable y ha significado, al mismo tiempo, una singular oportunidad para que se ratifique ante el país su compromiso patriótico y su probada capacidad profesional.

Muchas gracias.

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DISCURSO DEL NUNCIO APOSTÓLICO EN LA DESPEDIDA DEL’EMBAJADOR DE BOLIVIA

Dr. Eloy Ávila AlberdiAsunción: 22 de julio de 1997

Excelentísimo Sr. Embajador y dignísima esposa,Excelentísimos Colegas, jefes de misiones diplomáticas.

Se dice que toda despedida tiene un tono agridulce, y creo que cuando se trata de despedir a un valioso y querido miembro del Cuerpo Diplomático la despedida adquiere ciertamente esa clase de tonalidad.En efecto: nos duele la separación de un amigo que se ha granjeado el aprecio y la admiración de sus colegas por sus notables dotes personales y por su servicio leal y efectivo a su país y a las tareas que se le han dotado a Don Eloy de una fina sensibilidad por los problemas humanos y esa actitud de acercamiento y comprensión hacia distintas clases de personas, que contribuyeron sin duda a que el Superior Gobierno de su país se fijara en Uds. para confiarle el cargo de Embajador.Arraigado en su nativa Trinidad de Beni, a la que ha amado y servido más allá de lo que justifica el normal amor al terruño, ha sabido aprovechar sus experiencias de estudiante y posgrado en las principales capitales del Cono Sur, en ciudad de Méjico y en la lejana Suiza, para llegar a ser un profesional altamente reconocido en su país. Su frondoso currículum profesional incluye más de quince títulos de jefe o director de servicios de salud o Presidente de Sociedades y Federaciones médicas, sin contar varios nombra-mientos de profesor en las principales Universidades de Bolivia. Pero sin duda que el valioso y meritorio ejercicio de su profesión médica, a la que se ha dedicado con tanto amor y esmero, ha reci-bido y seguirá recibiendo el reconocimiento y gratitud de incon-tables y anónimos pacientes, que les llenan a Uds. de una inmensa satisfacción.

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Eloy Avila Alberdi

Con razón que en el campo de su profesión médica, también el Gobierno de su país le ha distinguida la condecoración de la Orden de la Salud Pública en el grado de Gran Oficial, y el Colegio Médico de Bolivia le ha otorgado el Diploma de Honor y Medalla de Oro por su brillante carrera médica.Por nuestra parte, lamentamos que deje Ud. su segunda profesión, la diplomacia, pues Bolivia; su pueblo y su gobierno, pierden a un gran representante de sus genuinos intereses. Lo ha demostrado en el relativamente corto tiempo que ha desempeñado sus deli-cadas funciones de representante y mediador tanto en Asunción como en Lima. Personalmente tuve la oportunidad de valorar el alto nivel humano y la exquisita prudencia de su gestión en los ya memorarles días de la crisis política paraguaya. Sin duda que, por esto, su Gobierno le eligió para otra no menos difícil misión cuan-do se produjo la fuerte crisis peruana a raíz de la ocupación de la Empajada del Japón en la capital del Perú.En ambos casos pero, sobre todo en Lima ha sabido Ud. distinguir-se entre otro colegas realizando una difícil tarea en la que resulta difícil compaginar encontrados intereses personales con el bien común de una nación, la salvaguarda de la justicia y el respeto al orden legal establecido, tanto a nivel nacional como internacional. El propio Gobierno de Bolivia supo reconocer en su momento su hábil gestión otorgándole la Gran Cruz de la Orden Nacional al Mérito Civil “Libertador Simón Bolivar”.Dijimos también que esta despedida tiene su nota feliz y agrada-ble. Queremos, pues, que a esos reconocimientos que ha recibido tan merecidamente el Dr. Eloy Ávila a lo largo de su vida profesio-nal se añada en este momento nuestra cálida y sincera felicitación. Nos sentimos muy honrados al contar entre nuestros amigos y colegas a una personalidad como Uds. adornada con las cualida-des mencionadas, a las que quiero añadir su sentido de familia. de responsabilidad y de rectitud. Todos sabemos que no es fácil hoy día saber amalgamar la idoneidad; y la alta cualificación pro-fesional con la sencillez de vida y la rectitud moral, la fidelidad al

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núcleo familiar con la actitud de servicio a la comunidad, la res-ponsabilidad y el desinterés con una apasionada búsqueda de la verdad y la justicia.Dr. Eloy Ávila Alberdi: Ud. no sólo se retira del Paraguay sino que también deja su segunda profesión la de diplomático para volver a su primer y gran amor, la medicina. Lo lamentamos como amigos y diplomáticos, pero le felicitamos como personas que queremos y luchamos por construir un mundo más coherente, más humano y fraterno. Como señal de nuestros mejores augurios, les invito a todos los presentes a levantar sus copas y brindar por el Dr. Eloy Ávila Alberdi y por la prosperidad y el progreso de Bolivia.

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DISCURSO DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR EMBAJADOR DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA, DR. ELOY ÁVILA ALBERDI, EN OCASIÓN DE LA PRESENTACIÓN DE LAS CARTAS CREDENCIALES ANTE EL EXCELENTÍSIMO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ, DR. ALEJANDRO TOLEDO MANRIQUE.

13 DE FEBRERO DE 2003Excelentísimo Señor Presidente, Dr. Alejandro Toledo Manrique:

Sean mis primeras palabras para expresarle el honor perso-nal, con el que he recibido la tarea de representar al Gobierno de la República de Bolivia como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante su Ilustrado Gobierno.El señor Presidente de la República de Bolivia, Licenciado Gonzalo Sánchez de Lozada, en su discurso de asunción de mando, el pa-sado 6 de agosto oportunidad en la que Su Excelencia tuvo a bien acompañarlo, expresó el sentimiento boliviano hacia la República del Perú en los siguientes términos: “al fin y al cabo que fuimos uno y siempre vamos a serlo. Lo único que falta es borrar una frontera artificial que divide nuestro lago sagrado, nuestros dos grandes pueblos. Tarde o temprano, pero va a suceder”.Excelencia, la proximidad entre nuestros pueblos y democracias, favorecida por una cultura común, hoy se ven fortalecida por la intensa relación política y económica, en el marco de una rela-ción histórica dirigida a fortalecer, profundizar y ampliar aún más nuestra integración.Esta relación ha sido fortificada por la Visita que Su Excelencia rea-lizó a Bolivia en el año 2002 y por los resultados del último encuen-tro que sostuvo con el Excelentísimo señor Presidente de mi país, Licenciado Gonzalo Sánchez de Lozada, en Brasilia, ocasión que ha permitido revalorizar el compromiso de profundizar la relación entre nuestros pueblos, que merecen una nueva era de progreso.

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El Presidente de los bolivianos a quien me honro representar ante Vuestra Excelencia, tiene el propósito de recuperar los ideales del gran estadista don Andrés de Santa Cruz, quien hizo con la Confederación, lo que nosotros estamos convocados a lograr en los términos de la modernidad, obligándonos a ser imaginativos en las propuestas y constantes en los grandes programas que debe-mos desarrollar, para demostrar así, a la comunidad internacional, que dos pueblos hermanos pueden derrotar a la pobreza llevando a su ciudadanía a una época de bienestar, que se merecen como recompensa a su sacrificio por consolidar la institucionalidad de-mocrática en nuestras dos naciones.Sirva como ejemplo, no solo para nosotros, sino para el mundo entero, la Autoridad Binacional del Lago Titicaca, referente para muchas iniciativas, y cuyo modelo se lo presenta en varios foros internacionales.Por todo ello, señor Presidente, le manifiesto mi total disposición para colaborar plenamente con estos ideales que son comunes a nuestros pueblos, herencia que la recibimos y que debemos salva-guardar y potenciar.Excelencia, permítame expresarle el deseo para que el patrimonio humano y cultural que hemos recibido de nuestros antepasados, sea transmitido a las generaciones futuras enriqueciéndolo aún más, dotándolo, sin duda, de aquellos ideales que estamos cons-truyendo.Tenga, Señor Presidente, la certeza de que Bolivia continuará cola-borando y reafirmando su compromiso con los esfuerzos interna-cionales para defender los principios de la democracia, combatir el terrorismo, la corrupción y el narcotráfico. Así como también defender el respeto a los derechos humanos, la libertad de comer-cio y acceso a los mercados.En el nuevo contexto internacional, las políticas de integración se constituyen en pilares fundamentales de las políticas exteriores, y nosotros estamos en ese rumbo, por ello saludo y elogio el impul-

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Eloy Avila Alberdi

so que ha dado Vuestra Excelencia a la integración Andina y a las negociaciones que juntos realizamos con terceros.Es en este marco integral, que se desarrolló la última reunión del Gabinete Ministerial Binacional Bolivia – Perú, celebrada esta se-mana en Santa Cruz de la Sierra, oportunidad en la que ambos Gobiernos ratificaron su vocación integracionista y se propusieron tareas conjuntas, ambiciosas y reales.Como bien señalaba usted, Señor Presidente, en su discurso pro-nunciado en la Comunidad Andina de Naciones en julio de 2001: “Necesitamos darle valor agregado a nuestros esfuerzos para pro-ducir más y mejor, para construir una política de integración que esté basada en una agenda social andina, que nos permita darle valor agregado a nuestra producción para penetrar mercados en Europa, en el Asia y los Estados Unidos”.Estos objetivos, los estamos cumpliendo y esperamos que conjun-tamente sigamos trabajando observando ese mismo horizonte.Excelencia, me honro en expresar la voluntad del pueblo y go-bierno bolivianos, para que Vuestra nación, que es símbolo de hermandad, encuentre derroteros de prosperidad permanente, y que Vuestra gestión, continúe con la fortaleza, tesón y capacidad que le caracterizan, conduciendo eficientemente los destinos de la República del Perú.

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COLEGIO DE PERIODISTAS DEL PERÚ

Miraflores, Agosto del 2005

SEÑOREXCELENTÍSIMO SR. ELOY ÁVILA ALBERDIEMBAJADOR DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA

Presente.-

De nuestra mayor consideración:

Por intermedio de la presente tenemos el alto honor de dirigirnos a su digna persona con la finalidad de saludarlo y felicitarlo por su acertada gestión como Embajador de la hermana República de Bolivia.

EL COLEGIO DE PERIODISTAS DEL PERÚ. En ocasión de cum-plir sus bodas de plata por su 25 aniversario institucional. El con-sejo directivo en representación de sus 23 sedes institucionales a nivel nacional. Invita a su honorable persona a recibir el merecido homenaje a su distinguida persona como representante de la em-bajada de la República de Bolivia. Consistente en recibir la medalla institucional del colegio de periodistas del Perú. En la cena de gala institucional de distinción. El día 29 de agosto a las 7 pm en las instalaciones del JW MARRIOT HOTEL & STELLARIS CASINO.Oportunidad que servirá para estrechar aún más nuestros lazos de amistad institucional; y de reconocimiento a su digna persona.

Agradeciendo de antemano la gentil atención a la presente, nos suscribimos de Ud. No sin antes testimoniarle nuestros sentimien-tos de más alta estima y las seguridades de nuestra especial consi-deración personal.

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Eloy Avila Alberdi

Atentamente

Dr. Pedro Luis Fajardo Campos Orlando Menendez Gallegos

DIRECTOR DEL PROTOCOLO DECANO NACIONAL

COLEGIO DE PERIODISTAS DEL PERÚ COLEGIO DE PERIODISTAS DEL PERÚ

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Palabras de la Embajadora Julia Velilla Laconich, pronunciadas en la Nunciatura Apostólica el 14 de setiembre de 2005, en su condición de Vice Decana del Cuerpo Diplomático, con motivo de la reunión de despedida al Embajador de Bolivia Eloy Ávila, por término de su misión ante el gobierno del Perú.

Quienes ejercemos la función pública en el Servicio Exterior de nuestros respectivos países sabemos que tal ejercicio tiene un lí-mite impuesto por las normativas o por las prácticas consuetu-dinarias. Y dentro de ese lapso limitado ponemos todo nuestro patriotismo, nuestra inteligencia y nuestro empeño para cumplir con el mandato de la Patria.

Incurso, motu proprio, en el devenir del alfa y el omega de esa cir-cunstancia se encuentra hoy nuestro dilecto amigo, el embajador Eloy Ávila, quien partirá de regreso a su amada patria Bolivia, para seguir brindándole lo mejor de sí, sea cual fuere la instancia en la que le tocará servirla.

Hijo del Beni, al igual que nuestra queridísima Ana María, su espo-sa, Eloy desde que advino al mundo pudo absorber la serenidad de esa feraz zona del oriente boliviano, allí done el trópico le concede al hombre no sólo el calor del ámbito, sino también la calidez, ese don que pueden aprehenderlo los elegidos, los que fueron signa-dos para atesorarlo en sus corazones y, desde allí, volcarlo entre sus semejantes.

Y Eloy es uno de esos elegidos. Lo afirmo con la emocionada cer-teza que me da la ya larga amistad que me une a él y a su esposa, vínculo que, en su fecundo peregrinar, bebió del hontanar del afec-to durante su paso de varios años en el Paraguay, donde también cumplió descollante labor diplomática y humana antes de nuestro feliz reencuentro aquí, en Lima.

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Eloy Avila Alberdi

Y tal virtud, que lo acompaña desde el vagido primigenio, es la que acaso le señaló el rumbo que lo conducirá a una de las metas más preciadas de la humanidad: la medicina. En esta disciplina volcó su inteligencia y su pura conciencia humanista, y fue así co-mo, desde aquel lejano 1956, en que regresó a su patria después de haber culminado sus estudios y de obtener su título de Doctor en Medicina en La Plata, Argentina, Eloy se dedicó de lleno a paliar sufrimientos y curar enfermedades, entre 1957 y 1993, tanto en su ciudad natal Trinidad como en todo el departamento del Beni.

Ligado desde muy joven al dolor y a las necesidades de la gente, Eloy templó su carácter y lo fue forjando lentamente con solidari-dad y compasión, temple que se tradujo en su serena bonhomía, virtud que lo acompañaría en los últimos doce años en sus intensas tareas diplomáticas, cuyo ciclo cierra hoy después de más de dos años y medio de cumplir funciones ante el gobierno del Perú.

Mucho podemos decir de los atributos humanos de Eloy, honra que lo llevó a dirigir diversos hospitales en su patria; a dictar cáte-dra en las emblemáticas universidades de Bolivia; a la membrecía de muchas academias y demás instituciones médicas, y a presidir e integrar variadas actividades de aliento cívico. Pero quien logró reseñar acabadamente su ejemplar vida ciudadana, fue el director del diario El Mundo, de Bolivia, quien en una columna firmada y publicada en la edición del martes 2 de agosto de 2005, resumida-mente dice:

“Hoy quiero escribir de un médico, Sí, uno de esos que le dedicó casi medio siglo de su vida a ser médico de pobres, a dirigir hospitales pú-blicos, los que reciben como pago gallinas, uno que otro, cariño de la gente que a sus hijos le ponen su nombre, ese médico a quien la gente del pueblo simplemente lo ve y le dice gracias. Todos los trinitarios (su ciudad natal) lo conocen porque si no los curó, los trajo al mundo como médico. Su nombre como médico queda en las memorias y retinas de los

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pueblos por generaciones permanentes. Su tarea de embajador la cumple como raro boliviano intachable. Si bien no es un diplomático de carrera, su labor está lejana a los políticos que se apoderan de las embajadas para convertirlas en botines de guerra. Eloy Ávila dignifica a los embajadores y funcionarios de la cancillería, pues sólo sirve a la nación. Es un extraño boliviano, raro beniano, hoy un original embajador. Es un embajador que es el primero en renunciar cuando suceden los acostumbrados cambios de gobierno. Ese hombre sencillo y extraordinario se llama Eloy Ávila. Es un placer escribir sobre él”

¿Qué más podríamos agregar a tan sencillo cuan grande homena-je? Y menos aún en este momento particularmente emotivo para quienes estamos aquí presentes para despedirlo al culminar él otro brillante servicio a su patria. Si, brillante por la excepcional tarea diplomática que ha desarrollado, labor con la que le concedió una visión renovadora y renovada fuerza a las relaciones entre Bolivia y Perú. Ya había estado en Lima, en circunstancias excepcionales, cuando durante 5 meses se hizo cargo de la Embajada de su país mientras el Embajador Jorge Gumucio permanecía como rehén en la Embajada del Japón.

Con toda esa tremenda experiencia de bagaje, se abocó rápidamen-te a realizar un prolijo cuan sereno análisis de la situación, tras la cual comenzó la sostenida tarea de recomposición del tejido de los estratégicos vínculos entre estos países. Así, llevó a cabo intensa gestión que tuvo picos importantes, como las visitas a Lima de los presidentes Gonzalo Sánchez de Losada y Carlos Mesa Gisbert, quienes arribaron a esta ciudad para sellar acuerdos bilaterales de capital importancia.

Esas presencias, sumadas también a la coordinación que hizo para las de los cancilleres Carlos Saavedra Bruno y Juan Ignacio Siles y de otras autoridades de su país, respondían a las arduas gestiones de Eloy para renovar la fuerza de la integración entre ambos paí-

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ses, unión en la que hasta hoy sobresale, nítidamente, la voluntad boliviana. Es menester señalar también que en esta nueva concep-ción se inscribe, el empuje que Eloy le imprimió a la concreción de uno de los más sólidos pilares de la renovación: la realización en Cusco, el 4 de septiembre de 2004, de la 1º Reunión de la Comisión Mixta Especial para la Complementación Energética Bolivia-Perú, todo un hito que habría de señalar la ampliación del territorio de la integración energética que, desde entonces, se está empujando en el sur del continente americano.

Seguir enumerando sus logros sería ocioso. Creo sinceramente que sólo nos resta darle las gracias. Gracias por haber compartido con nosotros su calidez, su caballerosidad, su bonhomía, su lucidez, el cúmulo de su sabiduría, como médico ad honorem de muchos miembros del Cuerpo Diplomático, su fino humor, su delicado tra-to. Y gracias por recordarnos, con el ejemplo constante, que lo cor-tés no quita lo valiente. Gracias también a Anita por su incansable apoyo a las labores de ayuda con amor, acompañando en todas las tareas de su esposo y más, mucho más, porque ella con su belleza, simpatía y calidad humana ha sabido hacerse de un lugar propio en la sociedad peruana y en el corazón de sus amigos.

La suerte está echada. El cuerpo Diplomático se desgaja una vez más y siente la pena de ese desmembramiento indeseado que ge-nera, a su vez, dos certezas absolutas: aquí, la despedida a un en-trañable miembro; allá, Bolivia recobrar a uno de sus dilectos hijos.

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PALABRAS DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR ELOY ÁVILA ALBERDIDURANTE SU CONDECORACIÓN EN EL PALACIO DE TORRE TAGLE

Lima, 03 de Febrero de 2006

Señor Canciller de la República del Perú, Embajador Oscar Maúrtua de Romaña y Sra.- Excelentísimo Monseñor Rino Passigato, Nuncio Apostólico de Su Santidad y Decano del Cuerpo Diplomático – Excelentísimos señores Embajadores ante el Gobierno del Perú: Señores Embajadores y Funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú: Amigas y Amigos de la Colonia Boliviana: Funcionarios y colaboradores de la Embajada y Consulado de Bolivia en el Perú: Señoras y Señores: Ana María.Embajador y Amigo:

La condecoración que usted me ha conferido a nombre del Gobierno y el pueblo del Perú, constituye para mí un gran honor y un legítimo orgullo. La acepto en representación del pueblo bo-liviano y la llevaré con gran respeto. Deseo que sea usted, señor Canciller, el portador de mi agradecimiento al señor Presidente de la República del Perú, D. Alejandro Toledo Manrique, por este no-ble gesto que compromete mi permanente y leal afecto al hermano pueblo del Perú.

Cuando en febrero del año 2003, el entonces Presidente de Bolivia D. Gonzalo Sánchez de Lozada me confirió el honor de representar a mi país ante el Gobierno del Perú, lo acepté con gran satisfacción, pero al mismo tiempo con justificada preocupación. Satisfacción porque consideré que desempeñar la representación de Bolivia en el Perú, era como volver a la casa del hermano ausente, trabajar con los ciudadanos de la otra mitad de Bolivia, dividida por las circunstancias pero con la misma historia pre-colombina, con una

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cultura y pueblos originarios comunes, constituyendo además un pueblo unido en la lucha por su independencia y que luego de su separación volvió a reunirse durante la contienda de 1879, demos-trando su coraje y sacrificio ante la agresión usurpadora.Luego de la Guerra del Pacífico, y a pesar del esfuerzo de peruanos y bolivianos, para borrar rencores y desacuerdos, producto de esa tragedia, no hemos podido reencontrarnos con la sinceridad y la calidez de verdaderos hermanos. Nos lo ha impedido la historia, historia escrita al calor de acontecimientos difíciles para nuestras naciones, que derivó, luego de enfrentamientos políticos y mili-tares, en el reordenamiento territorial que nos separó geográfica-mente.

No podemos y no debemos mantener esta forma de relación bi-lateral. El heroísmo de Bolognesi, el valor y la caballerosidad del Almirante Miguel Grau, héroe del Perú y de Bolivia, la valentía del Gral. Boliviano Narciso Campero y los miles de anónimos ciuda-danos de Bolivia y el Perú, que ofrendaron su vida en la Batalla del Alto de la Alianza, dicen más del valor y el sacrificio fraterno de nuestros pueblos, que la deficiente lectura de tendenciosas opinio-nes que solo quieren dividir algo tan grande como la gran patria peruano-boliviana con la que soñó el Mariscal de Zepita Andrés de Santa Cruz.

Agradezco sinceramente las palabras del señor Canciller del Perú, querido y apreciado amigo embajador Oscar Maúrtua. Estoy con-vencido de que personas como usted señor Embajador, los presti-giosos funcionarios de Torre Tagle y la mayor parte del pueblo del Perú, quienes con visión de hombres del Siglo XXI, harán que esta situación se revierta e iniciemos una nueva era de entendimiento, sinceridad y mutua colaboración. Este es un tiempo histórico di-ferente, en el cual la geopolítica nos exige estar unidos para juntos llevar bienestar y progreso a nuestros ciudadanos. Vivimos en una región de tensiones aún latentes que no han sido superadas, sin

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olvidar que el desarrollo es siempre un proceso de colaboración mutua.

Retorno a Bolivia con la convicción de que podemos superar es-te estancamiento, nuestras grandes reservas de hidrocarburos y minerales, las posibilidades de cooperación, en transportes y ser-vicios, ganadería y agricultura, en mutua y fraterna relación per-mitirá que nuevamente volvamos a ser esa gran nación que tanto temían y envidiaban en la época cumbre de nuestra historia: La Confederación Peruano-Boliviana que en 1837 fundaron los hom-bres más lúcidos del Perú y Bolivia.

En nuestras manos está el volver a ese tiempo glorioso.

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ANEXO 3

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JUNTA DE VECINOS “13 DE ABRIL”Res. Nº52/04 Y 20/04 del 28/04/04

“UNIDAD Y PROGRESO”

Trinidad 23 de Mayo de 2008Señor:Dr. Eloy Ávila AlberdiHOMBRE NOTABLE DEL BENIPresente.-

Ref. Invitación acto de InauguraciónEl Centro Cultural y la Junta Vecinal “13 de Abril”, tie-nen el grato honor de invitar a su digna autoridad a la inauguración del Centro Cultural “Oscar Velarde Vejarano” y a la galería de Hombres Notables del Beni, para el día miércoles 28 de mayo a horas 20:00 sujeto a programa especial, y al mismo tiempo le hacemos conocer que por su trayectoria destacada en el ámbito Departamental y Nacional; el centro cultural ha deci-dido incorporarlo en nuestra galería, por tal motivo le solicitamos nos pueda hacer llegar una foto (tamaño 30*40) de su persona hasta el día lunes 26 del presente.

Esperamos su colaboración y asistencia a este acto de importancia para el patrimonio cultural de nuestro pueblo.

Atentamente:

Israel Durán Monasterio DIR. AD. CENTRO CULTURAL Eduardo Vaca MarecaPDTE. JUNTA VECINAL 13 DE ABRIL“OSCAR VELARDE VEJARANO”

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A MI QUERIDO DOCTOR

A mi querido Doctorque ha nacido aquí en mi tierraeres el benefactorporque los males destierrasDel cuerpo de tus pacientescuantas veces te han buscadoporque te quiere la gentepor ser el más acertadoCon esas tus medicinaspues que muy poco te faltany tus manos semidivinaspues ya que todos las hallanCon plata o sin ni un centavocuras todos por igualporque no eres un avarosi no un gran profesionalCuántas vidas has salvadomuy difícil de contarcuantas veces has operadocon maestría y sin cobrarDoctor Ávila te llamany otros “Toyo” con cariñolos adultos te reclamande igual manera los niñosLos ancianos ni se digate llevan en el corazónporque sus penas mitigasporque Pro Vida es AmorCuando el Supremo Divinoa ti te quiera llevarllorarán los campesinosy tu pueblo te ha de extrañar

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Esta Canción pues la ha hechoun campesino verdaderopa mi querido Doctorentre Doctores primero

Francisco Gil Pedriel

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ANEXO 4

Fotografías familiarese institucionales

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Eloy Avila Alvarado, padre Dr. Ávila.

Argentina Alberdi de Avila, madre del Dr. Avila.

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La casa de los Avila Alberdi, construida a comienzos del siglo XXen Trinidad - Beni

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(De izq. a der): Carlos Avila Alberdi (Chilo), Eloy Avila Alberdi (Toyo)

Parados (de izq a der) Carlos, Eduardo y Toyo. Sentados: Beatriz,Eloy y Argentina

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Eloy Avila Alberdi

De izquierda a derecha, Eloy en primer término y en tercero estáAlberto Natusch Busch (Parados)

Eloy Avila Alberdi, con su uniforme de Cadete del Colegio Militarde Bolivia.

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Familia de Toyo: Tania, Karina, Ana María y Anita

En el viejo hospital Presidente Busch, Eloy Avila realiza una operaciónquirúrgica en el año 1958

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Eloy Avila Alberdi

México, año 1967, Instituto Mexicano de Seguro Social, donde realizó una especialización.

Eloy, Ana María con sus tres hijas y nueve nietos

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Eloy en un acto oficial en su calidad de Prefecto, durante la presidencia del Gral. Juan José Torrez Gonzáles.

En el II Congreso Cívico Departamental, pronunciando un discurso en su calidad de Presidente.

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Eloy Avila Alberdi

Con el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en Asunción - Paraguay.

Segunda Prefectura, 1994.

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En el Paraguay, el embajador Eloy Avila con Felipe González, presidente del Gobierno Español; Ana María y Juan Carlos Wasmosy, presidente del

Paraguay.

En la Cancillería Paraguaya con el canciller guaraní Rubén Melgarejo Lanzoni, 1997, durante su condecoración al finalizar su misión diplomática.

202

Eloy Avila Alberdi

Ana María, el embajador Eloy Avila y la Sra. Hillary Clinton en Asunción, Paraguay.

203


Eloy Avila, con el Presidente del Perú Alejandro Toledo y el Canciller Rodríguez Cuadros en la ceremonia de presentación de cartas credenciales

como Embajador de Bolivia.

204

Eloy Avila Alberdi

Ana María de Avila, el Embajador Eloy Avila, el Canciller Maurtua de Romaña y el Embajador Fernández en el acto de condecoración del gobier-no peruano al finalizar su misión diplomática, en el Palacio de Torre Tagle.

205


El embajador Avila Alberdi en una reunión en la Comunidad Andina de Naciones en Lima - Perú.

206

Eloy Avila Alberdi

En la Cancillería boliviana, recibió la condecoración de Gran Maestre de la Orden de Simón Bolívar en el Grado de Gran Cruz, que le fue impuesta por el canciller Antonio Araníbar Quiroga en reconocimiento a su gestión como Embajador en Misión Especial durante la toma de la embajada de Japón en

Lima

El Embajador Eloy Avila condecorado por el Colegio de Periodistas de Lima y la Asamblea Nacional de Rectores entre “Los mejores del Perú”

del año 2004.

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Eloy Avila recibe el reconocimiento del H. Concejo Municipal de Trinidad designándolo Hijo Predilecto del Beni, 2008

Eloy Avila condecorado con la Orden de la Salud Pública de Bolivia en el Grado de Gran Oficial por el Ministerio de Salud Pública,

el 3 de agosto de 1979.

208

Eloy Avila Alberdi

Con personalidades destacadas de Helpage: Sir Lesley Kirkley; Eloy Avila Alberdi y Ken Tout

Eloy Ávila en Londres durante el congreso de Helpage en 1988.

209


Eloy Avila Alberdi en su estancia ganadera“Santos Noco” - Beni

En la inauguración del Centro de Ancianos “Pacífica Mac Kenna”,PRO VIDA - Trinidad.

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Eloy Avila Alberdi

Eloy Avila Alberdi con Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura.

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El Embajador del Japón en misión especial Teresuke Terada y Eloy Avila Alberdi, durante la crisis de los rehenes en Lima - Perú en 2007.

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Eloy Avila Alberdi

Frontis de la Clínica Universitaria “Dr. Eloy Avila Alberdi”.Universidad Técnica del Beni - Trinidad.

Este libro se termino de imprimiren los talleres de la Imprenta...

en.... de 2011

eloy avila alberdy-vocacion para servir..pdf

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