vocacion ministerial marzo 2012
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1. LA VOCACIÓN: UN LLAMADO DIVINO.
Nos encontramos en la Biblia con versículos como los que siguen:
“Somos llamados conforme su propósito”. Ro 8:28
“Que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”. Ef. 4:1
“Nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según
su propósito”. 2ª Tim 1:9
“Sed diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección de parte de Dios”. 2ª
Pe 1-10
“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial”. Heb 3:1
La idea de vocación se fundamenta en la llamada divina. La palabra vocación
viene del latín, y significa llamamiento. La biblia habla de un llamado al hombre de
parte de Dios, un llamado que sirve para toda expresión posterior en la vida. Este
llamado es primario y fundamental, porque partiendo de él se debe hacer la
elección profesional, la cual sólo es una dimensión, no pequeña por cierto, de ese
llamado general.
Este llamado de Dios incluye 3 aspectos básicos:
1. El llamado de Dios para que el hombre pase a ser de la familia de Dios. La
respuesta afirmativa del hombre a ese llamado motiva una acción de parte de
Dios, por la cual éste le declara hijo suyo. Por lo tanto la persona que responde
que sí a este llamado, es declarado Hijo con sus deberes y sus derechos.
2. En segundo lugar, el llamado de Dios es una invitación a desarrollar un
estilo de vida en armonía con el evangelio de Jesucristo. En el llamado de
Dios hay implícita una forma de vida para sus hijos y es Dios quien establece los
valores que la rigen. Nosotros como hijos de Dios, debemos de aprender y hacer
propios los valores del Reino. El papel de la vocación será el de canalizar de un
modo particular ese estilo de vida cristiana de la nueva criatura, la vocación es lo
que nos orienta hacia que área ministerial estamos dirigidos, guía al creyente en
dirección al ministerio del cual se tiene el llamamiento
3. El llamado de Dios tiene una dimensión de finalidad. “Para esto los llamó
Dios...para que lleguen a tener parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo”. 2ª
Tes 2:14. La finalidad del cristiano no radica en tener un ministerio y ejercerlo. La
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vocación no lo es todo, es un canal de expresión del estilo de vida, el cual está
arraigado en la finalidad de tener parte en la gloria de nuestro Señor. Dios es
nuestro origen y nuestra última finalidad, por tanto, la vocación debe ocupar su
justo lugar.
La persona que se enfrenta con una elección vocacional-ministerial deberá
resolver primero su ubicación en este marco de referencia. Si no existe claridad
aquí, tampoco habrá una correcta orientación en la elección ministerial.
Se hace necesario, entonces, reflexionar primero en el significado de ser hijo de
Dios, cuál es el estilo de vida que corresponde a tal condición y cuál es la
orientación final de la vida.
Vocación no es sinónimo de ministerio. El ministerio incluye la vocación. La
vocación es fundamentalmente un llamado de Dios para ser una persona con
características particulares. El ministerio es el servicio que se ejerce mediante la
vocación de la persona. El hacer (ministerio), depende del ser (vocación). Como
cristianos debemos estar ocupados primero de llegar a ser, para después expresar
ese ser en un hacer. Primero somos y en base a ello aceptamos la elección que
nos permita hacer como expresión de ese ser. Sabiendo esto que la elección
siempre será conforme a su capacidad. (Mat 25:15)
Si la Biblia enseña algo, enseña que Dios es un Dios que llama. El mundo fue
creado mediante la llamada del Creador. Dios también llama a su pueblo al
arrepentimiento, conversión e incorporación a su familia. Además, Dios nos llama
a servirle en su reino, usando todo lo que Él nos ha dado. Pero aun nos seguimos
enfrentando a la pregunta: ¿Cómo se cuál es mi llamada vocacional en particular?
2. LA VOCACIÓN: EN SINTONÍA CON LA VOLUNTAD DE DIOS.
El cristiano busca a Dios, busca sus órdenes de marcha. La búsqueda de la
voluntad de Dios es una empresa “santa” y obligada para el discípulo de Cristo.
En el Salmo 23:3 se dice que el Señor nos guiará por “sendas de justicia”. Estas
son las sendas, los caminos del Señor donde se ejecuta la voluntad de Dios.
Dentro de este apasionante tema, vamos a considerar varias perspectivas de la
voluntad de Dios:
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A. Voluntad Soberana de Dios o Decretal .
Dios decreta cosas que llegan a pasar de acuerdo a su suprema soberanía. La
voluntad soberana de Dios restringe la voluntad del hombre, pero no la anula. En
cambio la voluntad del hombre nunca restringirá su voluntad soberana. Esta
voluntad Soberana no es revelada al Hombre.
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros mis
caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la
tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos” Is 55: 8-9
“... porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Más antes, oh hombre, ¿quién
eres tú para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó:
Por qué me has hecho así?...” Ro 9: 20-21.
“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo
mi Padre”. Mt 24: 36. (La Venida del Hijo del Hombre).
B. Voluntad Universal o Preceptiva de Dios.
Es su voluntad revelada. Se encuentra en su Ley, preceptos, estatutos,
mandamientos y orientaciones divinas para el pueblo de Dios. Esta voluntad
divina puede ser desobedecida por el hombre.
Por ejemplo conocemos que la voluntad de Dios para nuestras vidas es:
nuestra santificación. 1ª Tes. 4:3
que prediquemos el evangelio. Mt 28.
que hemos de producir el fruto del Espíritu Santo. Gal. 5
que somos llamados a ser hechos conforme a Cristo. Ro 8: 29
que hemos de ser sal y luz. Mt 5: 13-16.
que no pequemos. 1ª Jn. 2:1
que amemos a nuestro prójimo. Lc. 10:27
El error actual de muchos cristianos es la preocupación por conocer y descifrar
la Voluntad Soberana de Dios, excluyendo y descuidando su Voluntad
revelada en su Palabra.
A veces el cristiano se encuentra más interesado por los “misterios de
Dios”, que por su obediencia diaria.
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Si queremos buscar la Voluntad de Dios para nuestras vidas, el cumplimiento
de su voluntad revelada será la prueba de que nuestra búsqueda es sincera.
C. Voluntad de Dios para nuestra vida individual.
Entender la Voluntad específica de Dios es un asunto muy importante para
cada cristiano que trata de llevar una vida que complazca a su Creador. Las
preguntas que el cristiano se hace en algunos momentos de su vida son:
¿qué quiere Dios que yo haga con mi vida?
¿cuál debe ser mi papel en el reino de Dios?
¿qué estudios tengo que cursar?
¿qué profesión debería tener como meta para servir a Cristo?
¿me tengo que casar o permanecer soltero?
¿estoy haciendo lo que Dios quiere a estas alturas de mi vida?
Es imposible que el cristiano pueda vivir mucho tiempo sin enfrentarse a
estas difíciles preguntas, o a la ansiedad que provoca una aparente falta de
respuestas de parte de Dios.
Aquí es donde hay que recordar que:
“La búsqueda de la guía divina para nuestras vidas en particular, debe estar
siempre subordinada al cumplimiento de su voluntad revelada”. Por lo tanto
el que dice que quiere encontrar la voluntad de Dios para su vida, debe
demostrar que anda de acuerdo con lo que ya sabe de su Palabra (Sal. 119:
1, 2 y 5).
Dios no pone el énfasis en que conozcamos al detalle sus planes, sino en
que tengamos una actitud que nos pueda conducir a experimentar “la buena
voluntad de Dios agradable y perfecta” (Ro 12: 1 y 2), así como descanso,
confianza y ausencia de angustia, porque Él se ocupa de nosotros. (Sal 37: 3
-7; Mt 11: 29; Ex 33: 14; Lc. 12: 29-31).
Conocer la voluntad de Dios sólo es factible en la medida en que estemos
determinados a cumplirla. Se trata de un compromiso vital de seguir a Cristo,
y no un método. Se trata de tener sintonía con Dios, obedeciéndole y
haciendo nuestros Sus propósitos. Nuestra actitud en este proceso de
búsqueda debe ser la de Cristo en Getsemaní “no se haga mi voluntad, sino
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la tuya” (Lc. 22: 42) y la que se desprende de la Oración modelo que Cristo
nos enseñó
“Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Lc. 11: 2).
Conoceremos la voluntad de Dios en el contexto de una entrega y servicio a
Dios como normas habituales de nuestra vida.
Sin embargo, podemos encontrar algunos principios prácticos que se
desprenden de todo lo dicho, que nos pueden ayudar a la hora de decidir
cosas que pueden ser de importancia trascendental para nuestras vidas.
a) Tenemos que obedecer en aquellas áreas de la voluntad divina que ya
conocemos.
b) Tenemos que orar y pedir una disposición de corazón dispuesta a la
identificación con los propósitos divinos para nuestra vida.
c) Tenemos que saber discernir “las señales de los tiempos” es decir, las
circunstancias.
La providencia rige nuestra vida y hemos de tenerla muy en cuenta. ¿Será la
voluntad de Dios que vaya a evangelizar a los musulmanes de Persia y no a
los que viven en mi barrio ahora? Las circunstancias no son el factor
decisivo, pero conviene tenerlas en cuenta.
Hay que analizarlas a la luz de la Palabra de Dios. Si las circunstancias en
las que nos vemos envueltos nos llevan a pecar, claramente no debemos
dejarnos llevar por ellas. 1ª Sm 26: 1-25 (David y Saúl: Saúl persigue a
David. Habiendo acampado Saúl y hallándose dormido, David y Abisai bajan
a su campamento. Abisai urge a David a matar a Saúl interpretando que Dios
lo ha entregado en su mano.
David desecha tal consejo ajustándose a la palabra de Dios; 2ª Sm 11: 1-27
(David y Betsabé: David ve a Betsabé desnuda y comete adulterio con ella,
llegando incluso al asesinato de su marido para evitar ser descubierto. Aquí
David hizo caso de toda una serie de circunstancias que le llevaron a pecar
en contra de Dios).
Otras muchas veces encontramos en la Palabra de Dios lo contrario: las
circunstancias guiadas por Dios, han guiado a los hombres. (Primer y
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segundo viaje misioneros de Pablo que fueron emprendidos simplemente
porque los convertidos necesitaban ayuda. Hch. 15:36 y 18:23; David, yendo
al campo de batalla, no para matar al gigante Goliat, sino porque
obedeciendo a su padre iba a interesarse por sus hermanos, llevándoles
algunas provisiones 1ª Sm 17. 17-58)
¿CÓMO SABER LA VOLUNTAD DE DIOS? (1ª Co 6).
1. ¿Es correcto? Nada que sea contrario a la Palabra de Dios puede
considerarse correcto o que sea la voluntad de Dios.
2. ¿Me conviene? “Todo me es lícito mas no todo me conviene” (1ª Co 6:12).
3. ¿Me esclaviza? ¿Me domina? “Todas las cosas me son lícitas, mas no me
dejaré dominar por ninguna”. (1ª Co 6:12).
4. ¿Es coherente con el señorío de Cristo en mi vida? “Habéis sido
comprados con precio; glorificad, pues, a Dios...”. (1ª Co 6:20)
5. ¿Ayuda a los demás? ¿Estamos para ser servidos o para servir? (1ª Co
10:33; Ro 5:1-3) Nosotros queremos saber la voluntad de Dios para vernos
libres de la ansiedad y la duda; para alcanzar alguna medida de seguridad y
sosiego. Dios, en cambio, quiere que sepamos su voluntad para que, sin
vacilaciones, estemos dispuestos a cumplirla, pase lo que pase, cueste lo
que cueste.
Y, finalmente, no olvidemos que la finalidad última de nuestra existencia es la
gloria de Dios. “Hagáis lo que hagáis, hacedlo todo para lo gloria de Dios” (1ª
Co 10:31).
Esto está claramente revelado. Sobre este principio no puede haber dudas.
Generalmente batallamos en la vida, más de lo que deberíamos. ¿Por qué?
Porque tenemos un concepto equivocado de nosotros mismos. Si crees en
Cristo, además de ser una nueva criatura, eres hijo de Dios: Juan 1:12 (RVR)
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios...
Significa que fuimos llamados a ser como Jesucristo, el Hermano Mayor y
también fuimos llamados a servir:
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Gálatas 5:13 (RVR) Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados;
solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos
por amor los unos a los otros.
¿Sabe qué otro término es sinónimo de servir? Ministrar. Por lo tanto, Dios
te llamó nos llamó a ser ministros o siervos. Igual que hizo con los
apóstoles, el Señor lo hace contigo y cada uno de los que han aceptado el
llamado a la salvación, Él nos llama a ministrar: [cita] Marcos 3:13-18.
Ministerio
La palabra ministerio viene de la raíz griega DIAKONÍA. Esta tiene varias
traducciones. Servicio: como sirviente. Ayuda, socorro, ministerio, ministración y
distribución.
En su raíz hebrea hay varias traducciones: Trabajar en todo sentido, arar, cultivar,
esclavo, honrar, labrador, labrar, ministrar, adorar, idóneo, etc.
En otras palabras, el ministerio es la entrega total de un discípulo a la obra de Dios
sin poner ninguna restricción. Es como el esclavo que se dejaba libre pero él se
horadaba la oreja. Él esclavo se convertía en un esclavo por amor. Éxodo 21:6
Los cinco ministerios fueron constituidos para capacitar a los santos, edificar el
cuerpo de Cristo, alcanzar la unidad de la fe, y conocer al Hijo de Dios.
El Ministerio y nuestra participación en la Obra, debe ocupar un lugar de altísima
importancia.
La iniciativa Divina en la elección “...y llamó a sí a los que Él quiso” [13]. A la
Universidad de Dios, no ingresan los “ofrecidos”, sino los llamados.La Obra del
Ministerio siempre tiene su origen en Dios, es el primer interesado que se cumplan
a satisfacción Sus planes.
Nuestra Guía de Estudio: El Espíritu Santo.
Nuestro Libro de Texto: La Palabra de Dios.
Dios conoce la capacidad individual de los llamados, Él nunca se equivoca, saber
que Dios me ha llamado al Ministerio, me da autoridad para ministrar.
Tenemos que escuchar el consejo de otros cristianos y de las personas maduras
que tenemos a nuestro lado que nos conocen. Pero ¡ojo! con los que pretenden
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tener “teléfonos directos con el cielo”. Debemos ser capaces de distinguir entre el
sabio consejo y los intereses individuales de otras personas.
Para las grandes decisiones que habrán de afectar todo el curso de nuestra
existencia, Dios acostumbra a guiarnos mediante una fuerte convicción personal
que recibe el apoyo de las circunstancias y es corroborada por quienes mejor nos
conocen. En la elección de la vocación, la voluntad divina no podrá ser jamás el
que desempeñemos tareas para las cuales no nos ha dado aptitudes. En cambio
sentirse inclinados a realizar aquello para lo cual el Señor mismo nos ha dado
dones, posiblemente sea la voluntad de Dios para nuestra vida.
Finalmente, el testimonio del Espíritu Santo en nuestros corazones nos orienta en
todas aquellas decisiones que más bien tienen que ver con el adelantamiento del
Reino de Dios en el mundo y en nuestro corazón. (1ª Co 2: 9-12).
El hecho es que la Orientación Vocacional dentro de la Consejería Pastoral, es
muy solicitada después de la Consejería matrimonial. Hay que considerar el hecho
de que la falta de vocación en el ministerio es una de las causas que mayores
frustraciones personales produce tanto como problemas maritales y familiares.
Como cristianos, cuando nos enfrentamos con este proceso vital, hemos de partir
de unos puntos clave:
Asegurarnos de que ya estamos caminando en lo que conocemos de la
Voluntad de Dios, obedeciendo su palabra revelada.
Creer las promesas de Dios:
“Me guiará por sendas de justicia”. Sal 23:3
“Te haré entender y te enseñaré el camino que debes andar; sobre ti fijaré
mis ojos”. Sal 32: 8
“Por Jehová son ordenados los pasos del hombre y él aprueba su camino”.
Sal 37:23
“Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia .
Reconócelo en tus caminos y él enderezará tus veredas. Pro 3: 5-6
“Me has guiado según tu consejo y después me recibirás en gloria”. Sal
73:24.
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Dios tiene planes para nosotros y nos los va a revelar. ÉL mismo está interesado
en llevar estos planes a buen término y para ello nos enseña el camino por donde
debemos andar, nos guía según su consejo y endereza nuestras veredas.
PIDAMOS SABIDURÍA A DIOS.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría pídala a Dios, el cual da a
todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Stgo. 1: 5
En este proceso de elección o descubrimiento de nuestra vocación hemos de
tener siempre presente que necesitamos la “Sabiduría que viene de lo alto” Stgo.
3:17.
La sabiduría es aquella facultad que nos permite conducirnos a través de la vida
en una forma acorde con el carácter cristiano. El sentido común es válido, pero
insuficiente para un cristiano, ya que sólo considera lo visible. No es de sentido
común poner la otra mejilla, irse de misionero o dar ofrendas. La sabiduría de la
que habla la Biblia considera las cosas desde el punto de vista eterno.
Debemos usar nuestras facultades naturales para considerar una situación y
tomar decisiones, pero nuestro enfoque debe ser “cristiano” y no de “sentido
común”.
Vamos con la gran pregunta: ¿QUÉ DEBO HACER? Parte crucial y básica en este
proceso de descubrimiento vocacional es: la evaluación razonable de nosotros
mismos.
Una reflexión y análisis detenida sobre nuestra historia personal, nos ayudará a
decidir desde la realidad de quienes somos.
Debo conocer de mí mismo:
a) Mis valores.
b) Mis aptitudes, habilidades y destrezas.
c) Mis motivaciones, intereses y preferencias.
d) Mis características personales: autoconcepto y personalidad.
e) Mi situación académica.
f) Mis dones, talentos y ministerios.
Para una persona que ha nacido de nuevo, todo lo anterior (valores,
motivaciones,...) está profundamente marcado por su nueva naturaleza y vida en
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Cristo; pero no olvidemos que Dios nos ha hecho distintos y únicos, y siendo todos
hijos de Dios, cada uno tenemos nuestras particularidades, experiencias e historia,
que nos hacen ser necesarios en el Reino de Dios.
MOTIVACIONES, INTERESES Y PREFERENCIAS.
Puede que poseamos habilidades muy desarrolladas que no estamos motivados a
usar toda una vida, o al contrario, puede que estemos muy motivados para el
ejercicio de una vocación para la que de momento no poseemos las aptitudes más
adecuadas.
Deducimos que la motivación es un ingrediente vital para determinar nuestra
vocación.
La motivación principio del camino del esfuerzo y de la entrega.
Hemos de considerar que Dios no pone en nosotros solamente el HACER
(destreza, habilidad), si no también pone el QUERER (motivación, interés).
(Fil 2: 13)
Sabemos que a lo largo de nuestra vida, en el desarrollo de nuestra vocación y
llamamiento vamos a sufrir sirviendo al Señor, vamos a tener pruebas..., pero esto
no indica ni más santidad, ni más devoción, ni confirma nada. Pasará para que
podamos madurar nuestra fe, moldear nuestro carácter y parecernos cada vez
más a Cristo.
CARACTERÍSTICAS PERSONALES
Autoconcepto.
“Nadie tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí
con cordura” Ro 12:3.
La idea que una persona tiene de sí misma puede ser acertada o incorrecta.
Puede ocurrir que te creas más débil de lo que eres o que tengas más timidez de
la que piensas; o puedes pensar que vales poco cuando resulta que, en realidad,
vales para muchas cosas que ni siquiera sospechas.
Según pensamos de nosotros mismos, así actuamos y así serán nuestras
expectativas respecto al futuro.
La autoestima o autoconcepto se forma a lo largo de la vida, fruto de lo que hemos
experimentado y de lo que hemos recibido de los demás directa o indirectamente.
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Nuestra familia, amigos, profesores u demás personas cercanas a nosotros en
nuestro desarrollo, son como un espejo que nos devuelve una imagen de nosotros
mismos. Sumado esto a nuestras experiencias vitales, tendremos un autoconcepto
adecuado o dañado.
Como cristianos, hemos de saber, sentir y creer que Dios nos otorga en Cristo el
valor que tenemos: Somos Hijos de Dios (Jn. 1:12), Coherederos con Cristo (Ro
8:17), estamos Completos en Cristo (Col 2:10), y estamos bendecidos con toda
bendición espiritual en Cristo (Ef. 1: 1-14).
Según lo que pensemos de nosotros mismos, así serán nuestras expectativas
respecto a la elección de la vocación.
PERSONALIDAD
La personalidad es el conjunto de cualidades que distinguen a una persona.
Dios nos ha dado a cada uno una personalidad determinada que hace que en
nuestra vida diaria nos manifestemos de diferentes maneras. Como individuos,
somos peculiares, únicos e irrepetibles, y esta variedad es la que da riqueza al
conjunto de nuestra vida social. Según seamos, estaremos más inclinados hacia
nuestra vocación y el ejercicio de nuestro ministerio.
DONES, TALENTOS Y MINISTERIO
Si hemos conocido a Cristo, tenemos al Espíritu Santo obrando en nuestras vidas
y por lo tanto, tenemos dones espirituales que Dios nos ha dado según su
Voluntad y Sabiduría. De hecho, Dios nos llama a una vocación determinada,
dándonos los dones y talentos que nos harán más útiles en su Viña. 1ª Co 12: 4-
11 y 28.
Una vez más, seguir a Cristo es la clave para conocer su Voluntad para mi vida. A
veces nuestros dones son más evidentes para los que nos rodean que para
nosotros mismos. Conviene preguntar a las personas maduras espiritualmente.
Y también preguntémonos:
¿En qué ministerios en la Iglesia he sido más útil al Señor y a mis
hermanos?
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¿Qué actividades me he sentido llamado a realizar una y otra vez por el
Señor? (Enseñanza, visita a enfermos o necesitados, organización,
administración, presidencia de reuniones, animar mediante la palabra...)
No olvidemos que lo que no se usa o no se potencia, se oxida, y Dios no nos ha
dado los dones y talentos para beneficio individual, sino para la edificación del
Cuerpo de Cristo. Si Dios nos ha provisto de dones y talentos ¿no es nuestra
responsabilidad como cristianos el usarlos y prepararnos, para que nuestro
servicio sea de Gloria para Cristo y de bendición para otros?
“Irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”. Ro 11:29.
Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros
pastores y maestros. Efesios 4:11
APÓSTOLES
Hablando de la etimología de la palabra “apóstol”, la concordancia Strong indica
que se traduce del griego apóstolos πόστολος que también significa: ἀ Delegado,
apóstol, enviado, enviar y mensajero.
Esta palabra se deriva de apostélo ποστέλλω; que significa: ἀ Poner aparte,
enviar, devolver, mandar, meter y poner.
Dios se ha manifestado en tres grandes tiempos que podemos verlo según los
libros de la Biblia, por medio del Padre en el Antiguo Testamento, por el Hijo en los
Evangelios y por medio del Espíritu Santo desde pentecostés hasta nuestros días.
a. Apóstoles del Padre, Hebreos 3:1
Jesucristo fue enviado por el Padre para realizar la obra que le había establecido;
Él fue el único apóstol enviado por el Padre.
b. Apóstoles del Hijo o apóstoles del Cordero, Mateo 10:1-4; Hechos 1: 15-26;
Apocalipsis 21:14
En el Evangelio de Mateo leemos que el Señor Jesús llamó de entre sus
discípulos a los doce apóstoles; de éstos después de la muerte de Judas, Matías
ocupó el lugar número doce.
Estos doce apóstoles en Apocalipsis son llamados “Apóstoles del Cordero”. Con
toda certeza podemos afirmar que éste tipo de apostolado concluyó con los doce
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quedó cerrado con Matías, pues los requisitos para optar a ello eran haber estado
junto con los apóstoles todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía con
ellos, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que fue recibido
arriba, siendo testigo de su resurrección.
c. Apóstoles del Espíritu Santo, Hechos 13:1-4
Estos son los llamados y enviados por el Espíritu Santo para hacer la obra del
ministerio; el más destacado de ellos fue el apóstol Pablo.
De los que inicialmente ejercieron este tipo de apostolado podemos mencionar a:
Bernabé (Hch. 14:14), Pablo, Andrónico, Junias (Ro. 16:7), Santiago el hermano
del Señor (Gá. 1:19), Silvano, Timoteo (1 Ts. 1:1; 2:4, 6), Sóstenes (1 Co. 1:1; 4:9)
y Epafrodito (Fil. 2:25)
Ahora bien, en base a Efesios 4:11-16 podemos afirmar que éste es el tipo de
apostolado que aún está vigente en la Iglesia.
A. El ministerio apostólico es el primer ministerio que se menciona en la Biblia. Los
doce discípulos del Señor fueron llamados apóstoles.
B. Apóstol en su raíz griega se traduce: delegado, embajador del evangelio, un
comisionado de Cristo.
C. Las funciones apostólicas son muchas pero vamos a delinear las más
importantes:
1. Ser un fundamento para la iglesia. Efesios 2:20
2. Ser pioneros, llamados a abrir brecha. 1ª Corintios 12:28
3. Deben de capacitar a los santos para la obra del ministerio. Efesios 4:12
4. Son ministerios de gobierno, lo vemos a través de toda la Biblia.
PROFETAS
A. La palabra profeta en su raíz griega se traduce: uno que predice, orador
inspirado.
B. El ministerio profético fue el único en el Antiguo Testamento que sobrevivió al
Nuevo.
C. Las funciones del profeta en el ministerio del Nuevo Pacto son:
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1. Los profetas son el otro fundamento que Efesios 2 nos declara
2. Recibir y transmitir la revelación que directamente viene de Dios. Efesios 3:5
3. Deben de ser voz de Dios en medio del pueblo. Hebreos 1:1
4. También deben de capacitar a los santos para la obra del ministerio.
EVANGELISTAS.
A. Evangelista en su raíz griega se puede traducir: predicador del evangelio.
B. Este es un ministerio dentro de la iglesia que tiene la responsabilidad de
trabajar con el inconverso y exponerle el mensaje del evangelio.
C. Una de sus funciones es capacitar a los santos para que ganen almas y hagan
obra de evangelista.
PASTORES
A. El ministerio pastoral está directamente ligado con el pueblo. Es un ministerio
que debe ejercer un gobierno.
B. Jesús se autonombra el buen pastor. Ya que el buen pastor da su vida por las
ovejas. Esta es la naturaleza de un llamamiento pastoral: darse entero en pos de
la congregación.
C. La función del pastor la vemos en Ezequiel 34:4
a) Fortalecer a las ovejas débiles
b) Curar a las ovejas enfermas
c) Vendar a las ovejas perniquebradas
d) Hacer volver a las ovejas descarriadas
e) Buscar a las ovejas perdidas
MAESTROS
A. El último ministerio que la Biblia menciona es el magisterial. Este es un
ministerio que debe dar a conocer la verdad a la congregación. La verdad que nos
hará libres.
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B. “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede
hacer las señales que tú haces si Dios no está con él.” Juan 3:2
C. La palabra señal en su raíz griega es: dar a entender, informar y declarar.
D. Esta fue la señal que vio Nicodemo y algunos otros en Jesús. Es decir, que las
señales de un maestro es traer entendimiento al pueblo a través de la Palabra.
Otros Ministerios se ven reflejados en el Antiguo Testamento y por su condición de
principios, permanecen inalterables como son el canto y la música.
1 Crón 6.32 Canto
1 Crón 25.1 Música y profecía
1 Crón 25.6 música
19hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales,
cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; (Efesios 5.19)
16La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros
corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. (Col 3.16)
Dios nuestro habita en medio de la alabanza y de la adoración y su Santo Espíritu
ministra de atraves hombres y mujeres con el ministerio de alabanza que adoran
en espíritu y en verdad, donde la unción de canto y profecía libera almas cautivas
llevándolas a los pies del maestro.
Y también el hermoso ministerio del espíritu y de vida al cual todos pertenecemos como ministros competentes de un nuevo pacto, (2 Cor 3:5-6) y el ministerio de la reconciliación el cual es el ejercicio de nuestra profesión de fe en Cristo Jesús Señor nuestro (2 Cor 5:18-19) Amen
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