el umbral suplemento 55

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Textos: Verónica NespríasEntrevistas:Micaela Nieto y Leandro Alvarez

Entre otras cosas, Olavarría supo ser “LaCapital del Turismo Carretera”. Con unautódromo reconocido a nivel nacional,buena parte del público olavarriense espe-ra con entusiasmo, año tras año, que llegueel TC. Pero el automovilismo, y la vida de uncorredor, van mucho más allá. Por esa ra-zón es que hablamos con Martín Laborda ySebastián Ciprés, dos de los pilotosolavarrienses mejor posicionados a nivel na-cional, para que nos ayuden a conocer elmundo tuerca un poco más en profundidad.

Ambos pilotos han recorrido un largo cami-no y cuentan en su haber con una amplia tra-yectoria que los llevó, en el caso de Laborda,

Dos pilotos de

En pocos días, Olavarría recibirá a la categoría mayor del automovilismo nacional. Si bien hace muchotiempo que en el TC no hay un piloto local, Martín Laborda y Sebastián Ciprés son dos de losolavarrienses que andan cerca. En charla con El Umbral, nos cuentan cómo hacen para mantener estapasión. Y dan su aporte para pensar si se mantiene aquella histórica calificación de “ciudad tuerca”.

desde el Fiat 600 al Renault Gordini y alCasaus. Ciprés comenzó en Karting, luegopasó por los monopostos, Fórmula Honda,Indy Light Panamericana y TC Pista Mouras(en su momento, TC División Top Race).

Muchos deben pensar que éste es un depor-te individual, porque en definitiva lo único queimporta es el piloto detrás del volante. En ver-dad esa es la imagen que refleja un gran tra-bajo de equipo desde la parte técnica, perotambién desde el costado económico: prepa-rar un auto es una cuestión de equipo, al igualque juntar el dinero para viajar y correr, y estose concreta generalmente a través de peñas ydel auspicio de diferentes sponsors que apo-yan a cada automovilista.

Pero la cuestión económica se lleva día adía, porque en algunos casos no existen con-tratos entre piloto y auspiciante. Es simple-mente un acuerdo tácito que se establece yse mantiene en el tiempo, dependiendo delos logros alcanzados, claro está. Como ex-presa Laborda: “no tenemos una confirma-ción con los auspiciantes que nos den la se-

guridad de saber que vamos a estar contan-do con su apoyo durante todo el año”.

Para Martín no hay límite a la hora de ar-mar un auto, siempre depende de cuánto unoquiera gastar. Pero para él, que corre en elTC Pista Mouras y se perfila para campeón,rondaría las 40 mil pesos por carrera, aproxi-madamente. Esto se debe a que, en su caso,debe alquilar el auto, el motor y todo el tra-tamiento del mismo se hace en otra ciudad;además se suma el hecho de tener que viajarpor sus propios medios, es decir en su autoparticular, lo cual agrega otro gasto.

Por su parte, Ciprés reconoce que cuandopreparaba su auto acá gastaba menos dine-ro y era más fácil rebuscársela. En la actuali-dad, sostiene que se ha incrementado el pre-supuesto principalmente porque para correry pelear un buen puesto se debe alquilar elauto, y en TC Pista, por carrera, se debeninvertir entre 80 y 100 mil pesos.

Lógicamente, con esto cabe preguntarsesi es posible vivir del automovilismo.Sebastián nos cuenta que siempre le ha

costado mucho reunir la plata nece-saria para estar presente en

cada carrera, y reconoce quevive del auto pero “no como

quisiera”, porque vivemuy al día. Tam-

¿Fútbol + Automovilismo= Negocio?Sabemos que nuestro país es altamente

futbolero, entonces es normal que distintasprácticas sociales se comparen con esa pasióntan inexplicable y cuyo real sentido ha sidotruncado, casi en su totalidad, por la especula-ción y el marketing que representa al mundode los negocios, entre otros. Entonces le con-sultamos a nuestros entrevistados cuál era supostura al respecto, y esto nos dijeron:

• Martín Laborda: “No, son cosas muydiferentes, el fútbol mueve mucho dinero.

una ciudad… ¿tuerca?

Ningún deporte se puede comparar con elfútbol, es una locura. Son cosas diferentes,el público es diferente. Al tipo que le gustael fútbol le parece tonto que haya 42 autoscorriendo para el mismo lado”.

• Sebastián Ciprés: “Sí, sin dudas, elautomovilismo es un gran negocio. En elfútbol el equipo que más plata tiene con-trata mejores jugadores, y acá el que másplata tiene consigue mejores autos, me-jores mecánicos y preparadores”.

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bién nos dice que hay gente que gana mu-cha plata y puede vivir de esto tranquila-mente: a él, en un futuro, le gustaría mejo-rar su situación y seguir corriendo, o serjefe de algún equipo pero que sea verda-deramente redituable.

Martín no vive del automovilismo. Y la gentede su quipo tampoco. Cada uno tiene su tra-bajo. Entonces el tiempo que pueden dedicar-le a prepararse para cada carrera se reduce atres veces por semana, después del horariolaboral, o cuando tienen un tiempo libre.

En algunos casos la realidad presupuesta-ria lleva a especular, y si el puntaje lo permi-te, se puede “faltar” a una carrera, y deeste modo evitar gastos e invertir eso quese ahorro en la próxima. Para nuestros in-formantes las realidades son distintas. Ci-prés arrancó el año con un auto complicadoque no le dio la posibilidad de pelear algúnbuen puesto, otra vez la plata fue protago-nista: “poco presupuesto y autos que no fun-cionaban… me hizo dejar algunas carreras”.

Laborda no puede darse el lujo de faltarporque entró a los Play Off, producto de ha-ber ganado 4 de las últimas 7 carreras. Sontambién 4 las carreras que faltan para defi-nir el campeonato, y él tiene muchas posibi-lidades: tiene a favor el hecho de que lascompetencias se llevan a cabo cada 28 días,lo cual da un margen para recuperarse yvolver a poner primera.

Pero esto, que para muchos es una pasión,trasciende las pistas. Como bien dijimos,Olavarría fue reconocida durante muchotiempo como “Capital del TC”. Con los añosesto se fue perdiendo, incluso el Autódromoen algún momento dejó de formar parte delcalendario. Tampoco hay un representanteolavarriense entre los corredores de la máxi-ma categoría nacional.

El próximo fin de semana el TC llega a laciudad y el acompañamiento de la gente esvital. Para Martín, es muy importante quela gente acompañe, porque ese apoyo es

fundamental para que el Autódromo sigaformando parte del calendario. Pero ade-más, por si en algún momento vuelve a ha-ber un piloto de Olavarría en el TC, tenga laposibilidad de correr de local.

Según Laborda, el Autódromo es uno delos mejores del país, aunque le falte desa-rrollar un poco más su infraestructura y esotambién es producto del apoyo del público:“la gente no apoya, si esto pasa no hay ca-rreras y si no hay carreras no hay plata”. Ypara volver a ser “Capital del Turismo Carre-tera” cree que todos los olavarrienses ten-drían que poner un poquito más de ganas,no sólo los pilotos y sus equipos.

En este sentido, Ciprés opina que no hayun piloto de Olavarría en el Turismo Carre-tera porque representa un gran esfuerzopersonal, tanto del piloto mismo como de lagente que lo apoye. La clave sería armarsede un grupo que tenga ganas de apoyar yayudar a alguien nuevo y eso, como él mis-mo dice, es “medio difícil”. Igualmente creeque hoy hay empresarios con ganas de apo-yar a pilotos jóvenes, aunque “es toda unatrayectoria que hay que hacer y remarlabastante para llegar hoy al TC”. Pero tam-bién destaca que si la ACTC estuviera inte-resada en que un piloto local formara partedel TC, “ya lo hubiesen puesto”.

Para Sebastián, Olavarría sigue siendo unaciudad tuerca porque históricamente lo hasido y el hecho de que haya muchos zonalescorriéndose hoy en día lo mantiene y reafir-ma. Los dos coinciden en que es un largo yarduo camino por recorrer, que la época delChueco Romero fue gloriosa y ha marcado lahistoria del automovilismo de Olavarría parasiempre. Tanto es así, que “hay chicos de 7, 8años que te hablan del Chueco y nunca lo vie-ron correr”.

• Relación con el público: “Creo quebuena. Uno trata de ser lo más amableposible. Yo trato siempre de conversar.De cada uno vas sacando una cosita ytodo es lindo”.• Relación con los colegas: “Muy bue-na. Obviamente hemos tenido pequeñosproblemas por encontronazos en la pis-ta, pero nada más”.• Piloto favorito: “Desde que me empe-zó a gustar el automovilismo, siempreme gustó Tito Bessone. Probé con él cir-cuito de Olavarría. Me dí el gusto quemuchos no se pueden dar”.

Tres cortitas

• Relación con el público: “La gentede Olavarría, la que vive muy al día yno tiene el manguito como para ayu-darte, es la que más aliento te da”.• Relación con los colegas: “Lamejor con todos. Tengo muy buenaonda con todos. Nunca he tenidoningún problema con nadie desdeque corro”.• Piloto favorito: “No he tenido ído-los, siempre admiré mucho a varioscolegas. De los que están corriendohoy o que han corrido conmigo,Cristian Ledesma. En su época,Johnny De Benedictis”.

SEBASTIAN CIPRES MARTIN LABORDA

EL UMBRAL, Suplemento quincenal • SEPTIEMBRE 2010

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yo estaba no iba a durar mucho más, porcuestiones de costos. Y tenía razón, porqueen el ’95 el dueño decide dar por terminadoel proyecto y automáticamente me quedoafuera del circuito.

-¿Y cómo pudiste volver a vincularte conla gente de Carburando?

-Bueno, cuando se inaugura el autódromo acáen Olavarría me encuentro con esta persona.Así que fui y le dije: “siempre me acuerdo deusted y de lo que me dijo hace cuatro años”. Eltipo ni se acordaba de lo que había hablado con-migo. Pero bueno, de todos modos me dijo:“bueno José Luis, te tenemos en cuenta”. Y 9meses después, ya en el año ’99, me llamaronpara trabajar en el equipo de Carburando.

-¿Arrancaste directamente como relator?-Si. El Turismo Nacional corría en Mar de Ajó.

Y me acuerdo que le pregunté a Tití Camps (untipo que conmigo siempre se portó de diez):“¿A qué puesto voy? ¿Voy a boxes? ¿A qué cur-va voy?”. Y él me dice: “No, vos vas a relatar”.

-Hasta que finalmente llegaste a ser elrelator de la máxima categoría nacional.

-Diez años después de mi primer relato enCarburando para el Turismo Nacional, en elmismo circuito, hice mi primer relato de Tu-rismo Carretera.

-¿Cómo fue esa sensación de estar en ellugar que ocuparon los relatores más re-conocidos del país?

-Es como si a vos te llaman para trabajarcon un músico que admirás, y crees que le vasa llevar la guitarra, y de pronto te dicen: “No,vos vas a tocar al lado de él”. Me pasó el díaque Tití me dijo que iba a relatar, y me volvióa pasar este año, en la carrera de los 50 añosde Carburando. Tenerlo a Cacho González

“Empecé a relatar5

PERFIL

Aunque en su corazón se quede con losautos, relató competencias de motos, deboxeo, de bicicleta y hasta de kartings abolilleros. Nació en la ciudad de Dante yTorcuato Emiliozzi, aunque varios años des-pués de aquellas legendarias victorias. Lafiebre por “La Galera”, aun reciente, se re-flejaba en un paisaje que, según José LuisBenedetto, no es el mismo que hoy conoce-mos: “Al lado de mi casa había un equipo deTC y a cinco cuadras había otro”.

A pesar de haberse criado entre autos ytalleres, decidió empezar desde abajo. Fueasí que este fanático de los motores y la ve-locidad arrancó su carrera en bicicleta. Seráque la competencia era más rápida en suvoz que en la pista, o porque los motoresparecen rugir más cuando él cuenta esosrugidos, que terminó encontrando su pro-fesión en el periodismo deportivo y en el re-lato de todo tipo de competiciones.

Desde sus primeras experiencias ante elpúblico fue encontrando guías que lo ayu-daron a crecer en su pasión y el camino sefue abriendo casi sin buscarlo. Hasta se dioel lujo de decir “no” a alguna oportunidadmás de una vez, y demostró así que a veceses mejor esperar el siguiente colectivo, parair sentado.

Pero como tenía que llegar, llegó. Y desdehace 11 años es parte del programatelevisivo más visto por los fanáticos delautomovilismo nacional: Carburando.

Hace un año llegó a primera, al TurismoCarretera, a la silla que algún día ocupó Ca-cho González Rouco. Con 42 vueltas en suvida, vio cambiar este deporte mientras su-maba experiencia. Recuerda los autos ensu barrio, la Vuelta de Olavarría y reconoceahí parte de la cultura de su ciudad.

Por eso a veces lo retan, porque le encan-ta lo que hace y porque no diferencia entrecarreras de tortugas o de liebres, siente quese lo debe a la gente, porque de ahí viene.

P.A.

4

/ Pablo Ayala

-¿Cómo te encontraste con el automovilismo?-Me interesaba desde chico. Todo lo rela-

cionado con carreras. Automovilismo, bici-cleta, autitos a pilas. Las carreras me apa-sionaban desde chico.

-¿Venía de familia la afición a las carreras?-Sí, mi viejo me llevaba a ver las carreras de

TC. Al lado de mi casa, sobre la calle Chacabuco,armaban un auto de Turismo Carretera, unChevrolet 400.

-¿Vos conocías a la gente del taller?-Sí, y a mi me tenían para cebar mates, para

barrer el taller, pero era más lo que embro-maba que lo que hacía. Y de paso cuando ibaa la Escuela 4, mi escuela primaria, pasabapor lo de Roque Modarelli, en Colón yChacabuco, donde armaban los autos de TC ydespués en el barrio siempre andaba algúnauto o alguna moto dando vueltas.

-¿Con qué soñabas? ¿Que-rías ser piloto?

-Quería ser me-cánico, prepa-rar autos de ca-rrera. Me ima-ginaba que po-día llegar a sermecánico deReutemann o

A 25 años de su primer relato, aquel híbrido entre trabajo y diversión, José Luis Benedetto sigue divirtiéndose yjugando, pero en las grandes ligas. Desde 2009, cada domingo, es la voz oficial de “Carburando” para la máximacategoría de automovilismo nacional y se sienta en la silla de quienes, de algún modo, fueron sus maestros. Conaños de experiencia en este deporte, José Luis cuenta como llegó a ese lugar soñado, habla de las oportunidadesque dejó pasar y las que salió a buscar, y de cómo cambió el automovilismo desde que barría el taller de un TChasta su presente como relator.

algún piloto famoso. Y también me hubieragustado correr o armar mis propios autos. In-cluso estudié mecánica y quizá podría haberllegado a hacerlo.

-¿Y cómo fue que te interesaste en el pe-riodismo deportivo?

-La tendencia al periodismo ya la tenía.Siempre me andaba anotando cosas, meencantaba tener todos los datos. En las últi-mas hojas de la carpeta de la escuela anota-ba los tiempos de las clasificaciones, los re-sultados de las carreras, los datos de los co-rredores. Y ahí un poco empezó a nacer miinterés por el periodismo.

-¿Cuál fue tu primera experiencia en laprofesión?

-Surgió con los amigos, en mi adolescencia.Empecé con el ciclismo porque siempre andá-bamos corriendo en el barrio, hacíamos pistasde bicicross, o corríamos con kartings arulemanes en la bajada de Racing. Y un día unosamigos organizaron una carrera de bicicletasen un circuito callejero y empecé a relatar ahí,pero de caradura nomás, y me salió bien.

-¿La transmisión salía por algún medio?-No, lo hacía por el altavoz para el público,

¡peor todavía! Porque vos cuando estás enuna radio no ves a nadie, pero cuando estásfrente a la persona o frente al público esmás difícil. Y después de eso me invitaron arelatar en “El Arbolito”, una organizaciónque tenía un circuito de motos. Así que ahíempecé a relatar carreras de motos.

-¿Y cómo te sentiste en ese momento?-Yo no me tenía mucha fe. Imaginate que en

ese momento como relator de ciclismo estabaToti Barbosa, que era un fenómeno relatan-do, una persona que en toda la Argentina yLatinoamérica es reconocido. Y estar al ladode ese tipo, con 17 años, no era nada sencillo.Y Toti me vino a hablar en una carrera y medijo: “yo te voy a llevar a relatar al campeona-

to argentino”. ¡Pero yo recién empezaba! Ypensé: “este hombre está re loco”.

-¿Fuiste con él?-Si, lo acompañé a Bahía Blanca y relata-

mos dos días de carrera. Y ahí en el campeo-nato me escucharon relatar algunos miem-bros de la federación argentina y me propu-sieron que me vaya a Buenos Aires a traba-jar con ellos. Pero yo no quería, y no me fui.

-¿Cuándo llegás finalmente al automovilismo?-Fue cuando volví de hacer el servicio militar en

Bariloche. Me llamó la gente de Olympia Depor-tiva, entre los que estaban Roberto Bo (el padredel actual jefe de prensa de la APPS), y PopaParamio, que hoy es presidente del club Racing.La idea era que yo cubra la parte de ciclismo,pero a mi me gustaban mucho los autos desdesiempre. Así que un día Roberto me dijo: “¿no teanimás a ir a cubrir el automovilismo?”. Así quesin dudarla fui a La Bota a cubrir una carrera deTC del 40 Mar y Sierras. Y bueno, Roberto Bo mefue acercando de a poquito al periodismo depor-tivo de automovilismo. Después de eso, en el ‘91me llamó la gente de FM Asia para hacer unprograma especializado en el tema y en el ’93por primera vez empiezo un programa deautomovilismo propio que se llamó “Vuelta Pre-via”, en una radio que acababa de abrir.

-¿Cómo surgió la oportunidad de dar el sal-to a periodismo deportivo de nivel nacional?

-En el año ’94, en una carrera en Rosario,la gente de Carburando me ofreció ir a tra-bajar con ellos.

-¿Pero de dónde te conocían?-De las carreras, porque nosotros en “Vuel-

ta Previa” cubríamos todo el ámbito delautomovilismo nacional. Entonces viajába-mos a todo el país e incluso al exterior.

-¿Qué hiciste en ese momento?-Y, yo no contesté, aunque uno de los en-

cargados de personal de Carburando me dijoque probablemente el programa en el que

ENTREVISTA. José Luis Benedetto, periodista y relator de automovilismo

Del ciclismo al TC

Rouco detrás de mí, sentado en una butaca,y decirle: “Cacho relate usted”, y que él mediga: “No, seguí vos, seguí vos, las últimastres vueltas nomás”. Me tuve que sacar losauriculares y casi encajárselos en la cabezapara que el tipo relatara. Y yo le dije: “estafinal la tiene que relatar usted, ¿cómo voy aestar yo acá?”. Eso no le pasa a cualquiera.

-¿Hay alguna carrera o algún momentoque recuerdes especialmente?

-La primera. Justamente hace unos días mepuse a revisar los archivos para ver si estaba lagrabación de esa carrera y la encontré. Y cuan-do escuchás que te presentan y todo se te ponela piel de gallina. Y otro recuerdo importantees cuando me llaman por teléfono para decir-me que me habían votado y que el propio Titíquería que yo sea el relator del TC. Fue un sen-timiento encontrado porque estaba él muymal y yo no quería hacerlo. Y bueno, cuandollego a Mar de Ajó me encuentro con el her-mano de Tití y él me dice: “Mi hermano quiereque seas vos”. Eso fue algo muy fuerte paramí. Y por supuesto, mi primer relato en unacarrera de TC para la tele es un recuerdo muylindo que todavía tengo presente.

-¿Llegaste adonde querías? ¿Es esto loque te gusta?

-A mi me encanta hacerlo, y por eso le pongotodo lo mejor a todas las carreras. A veces meretan porque le doy la misma importancia aun TC Pista que a un TC. Yo voy a relatar unacarrera de tortugas, una carrera de motos,una carrera de bicicletas y corran 3 o corran 4,a mí me gusta y le doy igual importancia. Creoque uno se debe a la gente, al público.

-¿Qué pensás de todos los cambios queha sufrido el Turismo Carretera desde que

de caradura,y me salió bien”

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vos eras chico hasta ahora?-Ha cambiado mucho, en algunas cosas para

mejor, como es todo el tema de la tecnología,la comodidad de los espectadores que puedenver toda la vuelta. Antes tenías que estar espe-rando para que pase un auto por la ruta y eravital escuchar la radio. En otras cosas para peor.A mi me gustaba mucho la ruta. Y Olavarríatenía equipos de Turismo Carretera que se ar-maban acá. Cuando era chico, al lado de micasa, había un equipo y a las cinco cuadras ha-bía otro. Se hacían las peñas para juntar fondosy poder armar un motor. Antes era normal veruna camioneta con un carrito y un TC cargado.

-¿Era más fácil llegar a correr en aquelmomento?

-Yo creo que sí, porque antes acá enOlavarría había muchos pilotos de TC co-rriendo. Quizá corrían 2 ó 3 carreras al año,pero corrían. Algunos querían ganar carre-ras y otros solo por las ganas de correr. De-cían: “Vamos a correr la vuelta a Olavarría”,porque era histórico. Y hoy no tenemos niun solo equipo olavarriense en el TC.

-¿Te parece que este fenómeno tiene algoque ver con el hecho de que hayan metidoel Turismo Carretera al autódromo?

-Sí, por supuesto, ahí se complicó más. Cuan-do lo metieron al autódromo empezaron losgastos de prueba, los motores de prueba, losensayos previos, probar el auto en los distin-tos autódromos habilitados. Y eso significa ungasto enorme que antes no existía. Porquevos ibas a correr en la ruta, probabas el autoen los kilómetros, los 3.000 metros, el sába-do se hacía la verificación técnica y el domin-go ibas y corrías. Pero todo cambió, hay otrascarreras que todavía conservan lo auténtico,la cultura del automovilismo.

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Una familia “de fierro”Eduardo y Laura se conocieron corriendo a fines de 1996: él necesitaba un acompañante, ella aceptóy, “como quien dice, fue mi perdición, porque nos pusimos de novio. Quieras o no, gracias al auto decarrera hoy estamos juntos”, suelta ella, en tono de broma, cuando recuerda aquella primera expe-riencia de correr juntos que los llevaría a formar una familia que ya tiene un heredero en la pista:Martín, el hijo mayor de 8 años.

/ Claudia Ingratta

Cuando Eduardo Collodoro se acercó porprimera vez a un auto tenía 11 años. Desdeentonces comenzó a conocer la mecánica engeneral y cómo se arreglan los chasis. Deadolescente (unos 15 años), en el taller de sucolega Raúl Cobos, supo del entusiasmo porlos autos y hasta el día de hoy no falta a nin-guna carrera. Como piloto, se inició a los 23años en la “Formula Azul”, después pasó a lacategoría Promocional 850 y en su terceratemporada (1997) se coronó campeón.

Eduardo me explica que en la Promocionalarrancó para ir a divertirse “y ver qué pasa-ba”. Recuerda que la primera carrera habíaandado “más o menos”, con recargo en eltiempo. Era complicado llegar de otra cate-goría y andar bien, siempre había revisacióny se encontraban algunos “peros”. Despuésde la tercera competencia, cuando comen-zaron a ganar, Eduardo y Laura se entusias-maron y pusieron quinta, no los paró nadie.“Si vas flojo te desanima. Pero cuando vas

bien, sentís que podés pelear un campeo-nato”, sostiene el hombre.

Todo fue a pulmón. En cada carrera secontaba con la suerte no solo de andarbien, sino de que no se rompa nada delauto. Y si sucedía, trataba de solucionarloél mismo con la ayuda de un equipo muyparticular, conformado por 5 ó 6 mujeres(entre ellas Laura), que cuando llegaban alos circuitos eran reconocidas como “laschichis de Collodoro”. Un equipo de fierro,que no dudaba en empujar el auto si eranecesario.

“No me lo voy a olvidar nunca”, rememoraLaura. Y no es para menos.Iban a las carreras en un co-lectivo viejo, y luego de unajornada extensa de velocidady emociones, la vuelta se ha-cía larga: a menos de 80 km.por hora, el regreso se inicia-ba a las 8 de la noche, se lle-gaba a la 1 de la madrugada yal otro día a trabajar. Las últi-

mas carreras viajaban en una camionetacon cúpula. Y dormían 7 atrás. Era un sacri-ficio, “pero éramos jóvenes, sin chicos”.

“Es un hobby que uno hace para correr ynunca se gana plata, siempre se pierde”,reflexiona Collodoro, que económicamen-te hizo todo a pulmón. Nunca salió a bus-car publicidad (“no tenía la cara, me dabacierta vergüenza”), siempre resolvió conlo que tenía a su alcance. Lo ayudaban (yaun lo hacen) amigos chapistas, pintores,mecánicos que le “daban una mano”. Otromanera de pelearla eran las peñas, peroel dinero que se juntaba era relativamen-

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te poco. Andaba bien en la categoría 850,pero tuvieron que estar un año más parapagar las cuentas de la casa de repuestosque se los daba a largo plazo, aunque alfinal “siempre se pagaba”.

En el ambiente tuerca existe la solidari-dad y eso favorece las amistades que ge-nera el automovilismo. Eduardo dice quela relación con los colegas es excelente,desde los clientes hasta las casas de re-puestos. Muchos pilotos queridos. A él loreconocen en ciudades como Azul, TresArroyos, Necochea, Saladillo, RoquePérez. Eso genera el automovilismo. Des-pués pasó a disputar una carrera por año,para darse un gusto y rememorar aque-llos tiempos. Corrió de invitado en la ca-rrera de Dos Pilotos. Estuvo en elAutódromo Sudamericano y ganó varias

competencias.La llegada de los hijos, Martín (8 años) y

Camila (3 años), no impidieron que Eduar-do y Laura sigan vinculados alautomovilismo. Este año, el niño comen-zó a correr en la “Escuelita de Karting”.Tiene el temperamento de su padre,tranquilo y paciente, por eso desde muychico en la escuelita le dicen “Droopy”.Vaya una anécdota: en una final llegó ensegundo lugar y todos le decían con emo-ción “¡Martín saliste segundo!”, y el chi-co, tranquilo y serio, solo dijo “sí”, mien-tras su papá, eufórico, se arrodillaba yagitaba los brazos emocionado. Martín sejugó y levantó el pulgar.

Se respira en el ambiente ganas de velo-cidad y esperanza de triunfos. Mientrasobservo el trofeo que el pequeño piloto

ganó en su última carrera, le pregunto sipiensa seguir corriendo. Responde Laura:“si papá puede…”. Y Eduardo, orgulloso,expresa que puede salir muy buen piloto.Me explica que comienza a notarse en lasprimeras carreras si un chico puede andarbien o no. Y que Martín, a pesar de que lepuede faltar motor, se la rebusca mane-jando. Su madre, que ahora va a los circui-tos para acompañar al pequeño, me cuen-ta otra anécdota para confirmar que alchico le gusta correr: en la segunda o ter-cera carrera prácticamente no pudo nigirar. Y la prueba de fuego la dio cuandole preguntaron si quería seguir. A pesarde la falla, Martín dijo que sí. EntoncesLaura, convencida, me dice: “si no se des-ilusionó con eso, es porque realmente lolleva en la sangre”.

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8EL UMBRAL, Suplemento quincenal • OCTUBRE 2010COLUMNAS

Texto: Yesica GuevaraIlustración: Leonardo Barcelonawww.vientoenprosa.blogspot.com

STAF

F

De los medios “lo mejor...”

La GárrulaCientos y cientos de religiosos inundaron la ciudad y soportaron quedar aplasta-

dos contra las puertas del gimnasio del club estudiantes con tal de recibir un pocode palabras de ánimo, aliento fresco, algo, cualquier cosa que no les despegue lasesperanzas blanqueadas con un bendito enjuague bucal. La lluvia cayó del cielocomo lágrimas para los fieles más ciegos y escupitajos para los pobres descalzosque viven bajo las chapas a las que llaman techos. Los fieles a sus esperanzas no seaniman a traicionar a sus déspotas ni a descuidar el dudoso diezmo que da lujo aunos pocos «elegidos». No difiere mucho de otros opios respaldados por el Estado,sólo que esta vez fue más espectacular. Un éxito similar podría tener el matrimonioStamateas que sabe exprimir las dos mitades de la jugosa naranja de la autoayuda¡Benditos sean los colectivos que traen a los desesperados del mundo!

Para votar o rezar, es igual. Los que viven en casuchas sin piso y se mojan desdeabajo hacia arriba cuando llueve, pueden ser útiles para casi cualquier circunstan-cia. No están para mucho más que eso. Trabajo no les dan, pero les ofrecen ilusionesen 50 cuotas. Después de todo, no todos nacimos para vivir bien y avivados. Está lallama que se aviva y el combustible que muere en el fuego. Los avivados y los muer-tos de hambre. Los que hacen de la religión un negocio y los que encuentran alivio enun Jesucristo Super Star. Todos aprendemos a bailar sobre las brasas calientes, elque no, se quema y cuando el agua le entra por debajo de la puerta, puede mojarse yseguir participando.

El del agua y el fuego es un juego muy interesante, en el que siempre ganan y pierdenlos mismos. La fascinación radica en que los perdedores creen siempre que puedenganar alguna vez y los ganadores son los únicos que se divierten. Ellos son los queestarán siempre secos, calientes, y los otros mojados, fríos, deseando que ese fuegolos salpique un poco y les convide calor. Eso jamás ocurre y el juego se hace infinito.Prefiero jugar a otra cosa; a descubrir en las escondidas o en el gallito ciego, aldesconfío. Y si no, pido “pido” y pido gancho ¡El que me toca es un chancho!

Victoria Ennis

A diferencia de lo que muchos espera-ban, el baile del caño dejó menos queotros años. En esta última quincena tam-bién tuvimos la llegada de la primavera ytodo lo que eso implica, o sea: chicos ymás chicos apostados en los diferentesespacios verdes que brinda Buenos Aires.Como siempre, lo más relevante no fuecómo festejaron sino cómo terminaron.

Pero, sin lugar a dudas, los trágicos yhasta impensados accidentes de tránsitoacaecidos en los últimos días se llevarontodos los galardones. Autos destruidos,familias destrozadas, muertes y másmuertes. Desde el auto partido en la Pa-namericana hasta el choque en la Ruta11 no tuvimos respiro, o no nos lo dieron;horas de desgracia televisada, sólo porel afán de tener la primicia y de ser losprimeros en contar las causas. Pero, ¿esnecesario mostrar el llanto corriendo enlas mejillas ajenas, la mancha de sangreen un asiento arrancado cuando ni si-quiera se han terminado de identificar lasvíctimas fatales?

Hoy, como hace 4 años, esa ruta fue ellugar equivocado para una decena de

Verónica Nesprías

personas. Comparar el pasado y elpresente de un camino que sólo pare-ce llevar a la muerte, ésa era la tareade los medios hasta el martes a las18. Una nueva muerte surcó las agen-das y se pararon las rotativas.

Es que no fue una muerte más, por-que su apellido representa mucho enla historia de la televisión argentina.Pero también, y como todos se encar-garon de repetir una y otra vez, la ac-triz Romina Yan estuvo presente en elcrecimiento de muchas generaciones.

Su juventud y ese final inesperadohicieron que se recurriera a infinidadde consultas a cardiólogos, y médi-cos en general, como en la búsquedade una respuesta donde no la hay.

Entiendo el dolor, y todo lo que esoimplica, pero por esa misma razón tam-bién pienso en el resto de los familia-res de toda la gente que se murió enestos días, de manera brusca igualmen-te, y que hasta ayer eran noticia. Esospadres, tanto como Cris Morena yYankelevich, tampoco tienen consuelo.

El olavarriense medio gusta del Turismo Carretera.Cual máxima grabada a fuego sobre la frente de los

ciudadanos dicen que este deporte se encuentra entrelas preferencias locales. El ruido de los motores, elcolorido de los autos, la adrenalina y el incansablerecorrido de un circuito enloquece a las masas desdetiempos remotos. Así lo demuestra la herencia de loshermanos Dante y Torcuato Emiliozzi, el recuerdo exhi-bido una y otra vez ante la lente de cámaras nacionalesy locales ávidas por descubrir -sin demasiado esfuer-zo- la identidad de este pedazo de suelo bonaerense.

Según el corto de presentación de la muestra de cineLucas Demare de este año, Olavarría “es” la galera delos Emiliozzi, y por supuesto la fábrica Loma Negra,que dio origen al mote entrañable de “ciudad del ce-mento”. Recuerdo el esfuerzo realizado hace años portratar de imponer otra denominación. “Olavarría ciu-dad del TC” gritaban algunos emulando a vendedoresde baratijas en una feria. Seguimos apegados a recuer-dos que nos detienen en una imagen idílica, tan ficticiacomo negadora, tan escandalosamente falsa.

Coleccionistas de títulos de honor. Fuimos ciudad deltrabajo, de los puentes, de la industria, de los tordos,de la soja, de la luz… ciudad de la furia. Sentencias quehoy se siguen plasmando en la voz fascinante de unlocutor que no duda en pronunciar correctamente como“la guerrilla latinoamericana” se expandió en los se-tenta, mientras la imagen de Isabel Perón es reproduci-da ante una sala colmada de espectadores.

Como dijo el director Néstor Montalbano paradójica-mente en esa misma muestra de cine, la identidad laconstruye el pueblo. Tal vez lejos de motores ruidosos yconstrucciones forzadas. Ojalá muy lejos de manualesde historia escritos sólo para perpetuar el olvido, lafarsa y la desinformación.

Producción periodística: Pablo Ayala, Claudia Ingratta y Verónica Nesprías.

Diseño Gráfico: Facundo Azuaga y Esteban Lezcano. Colaboran en este número:

Micaela Nieto, Leandro Alvarez, Carlos Ramírez, Victoria Ennis, Yesica Guevara y

Leonardo Barcelona. Directora de Arte: Natalia Schumacher. Director periodístico:

Pablo Zamora. Director de EL POPULAR Medios: Jorge Botta. EL UMBRAL es una pro-

ducción realizada por estudiantes de las carreras de Comunicación Social (Facultad de

Ciencias Sociales) y de Diseño Gráfico (Escuela de Artes Visuales), a través de un conve-

nio con Diario EL POPULAR de Olavarría. http://facsoproducciones.blogspot.com

Tanto Cemento…