el templo y su estructura

22
El templo y su estructura Contenido: Plan general de las basílicas constantinianas . Características y disposición general de las iglesias orientales . El iconostasio . Diakonikon y próthesis . Solea, naves y nártex . La decoración de la iglesia . Simbolismo teológico y litúrgico . El Mobiliario Litúrgico . Los Vasos e Instrumentos Litúrgicos . Los Lienzos Litúrgicos . Vestiduras, Ornamentos e Insignias Litúrgicas . Vestiduras E Insignias Sagradas . Los Libros Litúrgicos . Las iglesias orientales, de modo especial las de rito bizantino conservan en su plan estructural el modelo de las basílicas constantinianas. Construidas éstas, a su vez, según el delineamiento general de las basílicas profanas, bueno será remontarse a ellas para comprender la disposición y distribución de sus diversas partes. Eran las basílicas profanas amplios edificios públicos, rodeados de pórticos, donde el pueblo encontraba abrigo para tratar sus asuntos comerciales o judiciales, e incluso para distraer sus ocios. Su planta, de forma rectangular, se dividía en tres naves por medio de dos hileras de columnas. Dentro de este plano, tres secciones aparecían bien característicamente determinadas: las naves, el transepto -así llamado por hallarse emplazado más allá de la barrera (trans septum) que separaba

Upload: jdavidgt

Post on 19-Jun-2015

4.356 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Documento escrito y obtenido de la web del Obisbo Alexander Mileant, sobre la estructura de un templo ortodoxo.

TRANSCRIPT

Page 1: El Templo y Su Estructura

El templo y su

estructura 

Contenido: Plan general de las basílicas constantinianas. Características y disposición general de las iglesias orientales. El iconostasio. Diakonikon y próthesis. Solea, naves y nártex. La decoración de la iglesia. Simbolismo teológico y litúrgico. El Mobiliario Litúrgico. Los Vasos e Instrumentos Litúrgicos. Los Lienzos Litúrgicos. Vestiduras, Ornamentos e Insignias Litúrgicas. Vestiduras E Insignias Sagradas. Los Libros Litúrgicos.

 

Las iglesias orientales, de modo especial las de rito bizantino conservan en su plan estructural el modelo de las basílicas constantinianas. Construidas éstas, a su vez, según el delineamiento general de las basílicas profanas, bueno será remontarse a ellas para comprender la disposición y distribución de sus diversas partes.

Eran las basílicas profanas amplios edificios públicos, rodeados de pórticos, donde el pueblo encontraba abrigo para tratar sus asuntos comerciales o judiciales, e incluso para distraer sus ocios.

Su planta, de forma rectangular, se dividía en tres naves por medio de dos hileras de columnas. Dentro de este plano, tres secciones aparecían bien característicamente determinadas: las naves, el transepto -así llamado por hallarse emplazado más allá de la barrera (trans septum) que separaba esta parte de la nave principal de las otras naves y de las dos extremidades de la misma principal- que era el lugar destinado a los juristas, y, finalmente, el ábside, donde se colocaban el tribunal y los asientos para los jueces.

La nave central, más elevada que las laterales, permitía, a causa de su misma elevación, la solución de un doble problema capital: la iluminación del edificio y la visualidad de las galerías erigidas sobre las naves laterales y destinadas a los ociosos y los espectadores. Todo esto por lo que respecta al interior del edificio; en cuanto a su exterior, las basílicas profanas se caracterizaban por su extrema sencillez. Puede decirse que todo adorno quedaba reducido a una simple ventana de forma circular (óculus) abierta en el frontispicio, correspondiente al encuadramiento de las vertientes de la. techumbre, y al pórtico, levantado delante de la fachada, que daba una nota de solemnidad al lugar de acceso.

Page 2: El Templo y Su Estructura

Tal era, en esquema, el plan estructural de la basílica, conforme al cual se erigieron las antiguas basílicas cristianas, comúnmente llamadas constantinianas, y cuyo delineamiento, en lo esencial, es fácil descubrir en las iglesias orientales antiguas y modernas.

Plan general

de las basílicas constantinianas

La distribución de las basílicas constantinianas, aun siendo subsidiaria en lo esencial de las basílicas profanas, cuya estructura general reproduce, recibieron sin embargo su característica peculiar del nuevo uso a que se las destinó, a saber, las celebraciones del culto litúrgico.

En el fondo del ábside, un trono de mármol blanco (thronos o cathedra) señalaba el lugar del obispo, presidente de la asamblea litúrgica. En derredor suyo se colocaban los sacerdotes formando el llamado presbyterium (asamblea de ancianos) y que los griegos denominan synthronon. Los clérigos inferiores ocupaban el transepto, y allí cantaban y salmodiaban, alternando a dos coros, de donde el nombre de choros dado a este lugar. En la parte superior de éste se colocaba el altar; y a derecha e izquierda se elevaban dos tribunas o ambones desde los que se leía la Epístola y el Evangelio. Las naves laterales estaban destinadas a los fieles: la derecha a los hombres y la izquierda a las mujeres. La nave central quedaba libre, con el fin de permitir los movimientos del clero. En el extremo de esta nave más cercano al coro, denominado solea o liminar, recibían la comunión aquellos a quienes la entrada en el coro les estaba prohibida. Esto explica el que dicho lugar estuviera más ricamente pavimentado que el resto de la nave. Las galerías superiores estaban destinadas a las vírgenes y viudas consagradas a Dios, y de ahí el nombre de gineceo con que se las designaba.

El nártex o pronaos, especie de pórtico cerrado, daba acceso al templo por medio de tres puertas correspondientes a las tres naves. Era además el lugar destinado a los catecúmenos y a los penitentes de segunda clase (audientes) hasta tanto fuesen admitidos al bautismo o a la reconciliación, respectivamente

No sin frecuencia, el nártex estaba precedido por un atrio, especie de patio abierto y bordeado de pórticos, en cuyo centro se colocaba una fuente (cantharon, labron, nymphaion, phialla), en la que los fieles lavaban sus manos y rostro en señal de purificación.

En los pórticos de este atrio permanecían los penitentes de la primera clase (plorantes) hasta pasar al grado de audientes. Finalmente, un segundo pórtico (exonartes), especie de peristilo abierto, precedía, en algunos casos, al susodicho atrio. En este nártex exterior debían permanecer los pecadores públicos, separados de la comunión de los fieles.

Page 3: El Templo y Su Estructura

A todos estos diversos elementos del edificio basilical hay que añadir el secretarium, llamado por los griegos diakonikón, que. corresponde a las sacristías, y el oblationarium o gazophylakión, destinado a depositar las ofrendas de los fieles.

Tal era, en general, la estructura de la basílica constantiniana. Muy pronto, sin embargo, la arquitectura cristiana vio ampliarse su horizonte. A las iglesias de plano basilical se añadieron enseguida los edificios de planta central con domo o cúpula esférica, tales como San Vidal de Rávena, San Sergio de Constantinopla, etcétera. De la combinación de la planta central con la planta basilical surgió un nuevo género arquitectónico: la iglesia de cúpula (tholos, trulos), cuyo máximo exponente fue Santa Sofía de Constantinopla. El desarrollo sucesivo y la adaptación funcional de los diversos elementos condujo al tipo, clásico en Oriente, de la iglesia en forma de cruz griega.

Características y disposición general

de las iglesias orientales

Al hablar ahora de las iglesias orientales, queremos aclarar una vez más que tomamos como modelo la basílica bizantina. A. ello nos mueven dos razones fundamentales: en primer lugar, que, las iglesias de los otros ritos guardan, en general, su misma distribución y estructura; y en segundo término, que sólo las iglesias mayores, de tipo basilical, y no las menores, pueden darnos una, idea clara y completa de esa misma distribución y estructura.

La basílica bizantina ofrece, al que la observa desde el exterior, la forma de un rectángulo con un anexo de forma absidal. Este anexo, colocado siempre en el lado opuesto a la entrada, está dirigido preferentemente, dada la orientación del edificio, hacia el Oriente, quedando, por tanto, la entrada al Occidente. El simbolismo de esta orientación es palmario, como tendremos ocasión de ver.

En cuanto al interior, la semejanza con el tipo basilical común es grande. Dos columnatas y los cuatro grandes pilares que sostienen la cúpula dividen la basílica en sus diversos compartimientos. El área del ábside, casi siempre sobreelevada con relación a la planta del edificio, se extiende en forma de hemiciclo, formando, propiamente, el santuario en el que se colocan el altar y el trono del obispo. Este carácter sagrado del ábside está bien señalado por los diversos nombres con que se lo designa: hagion bema (santo bema), hierateion (sagrario), hagia ton hagion (Santo de los Santos).

El iconostasio

Ya hemos dicho más arriba que el ábside aparece al exterior como un anexo o apéndice del edificio. Pues bien: por dentro se encuentra también aislado del resto del edificio por una especie de mampara fija de madera o mármol, ricamente decorada con imágenes

Page 4: El Templo y Su Estructura

sagradas. Es el comúnmente llamado iconostasio (eikonostasis). Debemos advertir, sin embargo, que este término no es original, ni tampoco hasta punto oficial que haya desplazado otras denominaciones. Así, por ejemplo, se le da a veces el nombre de katapésmata, indicando que, en su origen, consistía en una gran cortina, recuerdo, a su vez, del velo existente en el templo de Jerusalén. Esta cortina subsiste todavía entre los armenios. El término de cancela (kinklides) con que también se lo designa, pudo ser exacto en otro tiempo en que estaba constituido por una especie de reja, pero ahora resulta del todo inadecuado, ya que más que una reja de separación es un verdadero muro cerrado. Otro tanto cabe decirse de los términos dryphakta y diástyla. El primero indica una barrera de madera y el segundo es una palabra clásica para significar una construcción con columnas espaciadas por una distancia de seis módulos. Es evidente que al denominar diástyla al elemento de que venimos hablando se amplía el significado clásico para designar, simplemente, una barrera construida entre columnas.

En cuanto al nombre iconostasio (eikonóstasis, eikonostasion), su empleo es de fecha más reciente. Es cierto que el término se encuentra ya en Codinus (De officiis aulae byzantinae, c. VI, P. G., t. CLVII, col. 61 D.), pero en sentido bastante diferente. Se trata allí de un pedestal colocado en una sala del palacio para poner sobre él, en la vigilia de Navidad, la imagen del Salvador y otras imágenes. Según H. Brockhaus, el empleo definitivo del término iconostasio para designar conjuntamente el muro que separa el ábside del resto del templo y las imágenes en él colocadas, es de origen ruso. Entre los griegos, según dicho autor, iconostasio correspondería a cada una de las tres partes en que se divide dicho muro, con sus respectivas imágenes; y templon seria el término para designar todo el conjunto.

Conviene advertir que los modernos iconostasios, fruto de una progresiva evolución, están muy lejos de su sencillo delineamiento originario y de evocar la idea exacta de lo que fue en un principio. Parece ser que la excesiva acumulación de iconos fue causa, primero en Rusia y luego en el resto del Oriente, de que la primitiva barrera fuera elevándose más y más hasta llegar a las altas proporciones que caracterizan a los actuales iconostasios.

Mas como se han generalizado bastante ciertas inexactitudes respecto a dicha evolución, será útil dar aquí algunas indicaciones históricas.

"La arquitectura de las antiguas iglesias que se han conservado -escribe S. D. Filimonoff- nos demuestran que los iconostasios, tales como hoy día los conocemos, están lejos de corresponder a una costumbre primordial, y que durante los primeros siglos del cristianismo las iglesias (el autor habla de las iglesias rusas, pero podemos hacerlo extensivo a todas las iglesias orientales) presentaban un delineamiento más conforme con los principios del arte bizantino. Por lo que al iconostasio se refiere -explica Filimonoff-, en un principio consistió en una reja baja o cancela que aislaba el altar. Más tarde, en la edad de oro de Bizancio, la cancela fue sustituida por una barrera baja en forma de columnata y arcadas, que soportaba un entablamiento bastante bajo. En esta forma se conserva todavía en algunas iglesias de la región balcánica pertenecientes a los siglos X al XIII. Dentro de los módulos artísticos de la iglesia bizantina, esta barrera tenía

Page 5: El Templo y Su Estructura

fundamentalmente una función arquitectónica, pero ofrecía, por su parte, un magnífico pretexto para colocar en ellas imágenes decorativas, como se hizo, en efecto. Los iconos portátiles tuvieron también su lugar sobre los pilares de esta barrera. La Pintura, por su parte, constituyó el elemento decorativo de los muros, brillantes con el esplendor de sus frescos y sus mosaicos." ()

Este texto de Filimonoff nos da una idea justa de los principios arquitectónicos y decorativos del arte bizantino; en el que, escultura y pintura se armonizan . Si, para dar cabida al elemento escultural nada se prestaba mejor que la barrera de mármol o piedra de que hemos hablado, sin embargo ésta debía ser baja a fin de no impedir la visión del fondo del ábside en el que resaltaba la maravilla de las obras pictóricas.

Esto nos permite concluir que no puede ser originario del arte bizantino ese tipo moderno de iconostasio, elevado y abigarrado de pinturas. Su origen debe buscarse en una influencia ajena a los cánones artísticos bizantinos. Y como dice Mouratoff: "No es temerario considerar esta revolución introducida en el estilo original como un efecto de la influencia rusa, pues está en la más perfecta armonía con las exigencias de su estética nacional." ()

Parece cierto que el origen exacto de esta innovación hay que buscarlo en Novgorod y en su región, donde aparecieron los primeros iconostasios en madera, a fines del siglo XIV y principios del XV. ¿Cómo, empero, pudo extenderse esta innovación en todo el Oriente? La explicación la da suficientemente el hecho de la creciente influencia de los artistas rusos, junto con una tendencia, popular muy acentuada a la exageración en el culto de las imágenes, que habían sobrevivido a la victoria sobre los iconoclastas.

El iconostasio tiene tres puertas. En el centro, la puerta real o puerta santa, reservada a los obispos y a los sacerdotes oficiantes; los diáconos no pueden franquearla sino en algunos momentos especialmente solemnes, durante el desempeño de su oficio. Si las hojas de las puertas no son suficientemente elevadas para. ocultar totalmente el altar, lo que acontece con frecuencia, entonces se añade una cortina (velothyron) que cierra la parte superior y que solamente se descorre en aquellos momentos, previstos por el ceremonial, en los cuales pueden los fieles ver el altar. A la derecha se halla la puerta diaconal, reservada, como su nombre lo indica, al diácono. A la izquierda, está la puerta común, destinada a los clérigos inferiores.

Diakonikon y próthesis

Las naves laterales, cuando se prolongan más allá del transepto, terminan en absidiolas. Estos no forman capillas laterales, como frecuentemente sucede en Occidente, sino que forman parte del santuario, que está de la parte de allá del iconostasio, y cada uno tiene su destino especial. El de la derecha es el skevophylakión, en dónde se guardan los vasos y los ornamentos sagrados, bajo la vigilancia de los diáconos; de aquí su otra denominación, más frecuente, de diakonikón. La absidiola de la izquierda contiene la próthesis, pequeña mesa, especie de altar secundario, en que se realiza, antes de la misa,

Page 6: El Templo y Su Estructura

la preparación del pan y del vino destinados para el sacrificio: de ahí las denominaciones de paratrapezion (mesa lateral, altar lateral) y proskomide (oblación, ofertorio), con que a veces se la designa.

Si las naves laterales no terminan en absidiolas, en ese caso el diakonikon y la próthesis se hallan dentro del mismo santuario.

No lejos de la próthesis se halla la piscina (thalassidion, thalassa), más frecuentemente denominada khoneuterion, en la cual se deposita el agua de las abluciones, la que ha servido para el bautismo y las cenizas de los objetos benditos, pero que han tenido que ser quemados por hallarse fuera de uso. A veces las piscinas son dos: una en el santuario, la que acabamos de describir, y otra en el nártex, bajo la pila bautismal, cuando ésta es fija. Si, por el contrario, la pila fuere móvil, entonces, después de cada bautismo se va a vaciarla en la piscina del santuario, quedando suprimida la del nártex.

Solea, naves y nártex

Delante del iconostasio, pero sólo en el espacio de la nave central, entre los dos coros, se extiende la solea (del latín solea, solium, solum; los griegos escribían también soleas), especie de plano elevado una o varias gradas sobre el nivel del coro. En la solea se colocaban en otro tiempo los subdiáconos y los lectores, lo que exigía un espacio bastante amplio. En la actualidad, la solea se reduce, con frecuencia, a una simple escalera de mármol colocada delante de la puerta real; allí se colocan los fieles de uno en uno para recibir la comunión.

La parte central de la iglesia, comprendida entre el santuario y el nártex, lleva el nombre de naos o de kyrios naos. En medio del pavimento del coro existe una placa de mármol con la representación de un águila bicéfala: este lugar se denomina aetos y señala el punto en que debía colocarse el trono del emperador. Cuando las iglesias se hallan divididas en tres naves, las dos laterales se denominan klitos o meros. En una de estas naves laterales, la de la izquierda, se colocan las mujeres cuando no existe el gineceo o galería superior colocada sobre esta misma nave. Por lo demás, se deja la más amplia libertad, sobre todo en las iglesias pobres. Cuando éstas tienen una sola nave, como suele suceder casi siempre, las mujeres ocupan el fondo, y los hombres la parte: delantera, cerca del coro. No es raro, sin embargo, ver hoy en día. a hombres y mujeres mezclados.

El doble nártex de las iglesias primitivas apenas si se conserva hoy en día más que en los monasterios. En el interior o esonártex los monjes recitan la mayor parte de sus oficios, reservando el coro solamente para el de Vísperas, Laudes y la Liturgia. Por razón se colocan sillas o escaños en el esonártex, ya que en verdad hace las veces de oratorio monástico.

El nártex exterior o exonártex está destinado a preservar los fieles de la intemperie tanto a la entrada como a la salida los oficios divinos.

Page 7: El Templo y Su Estructura

No debemos confundir el nártex con el émbolos, pórtico situado a un lado de la iglesia y correspondiente al deambulatorio las iglesias occidentales.

La fachada de las iglesias, de líneas simplicísimas posee una o tres puertas, según el número de naves, que dan acceso al interior. Delante de ella existe, generalmente, un pórtico (proaulia) que recuerda el antiguo atrio.

La decoración de la iglesia

Las iglesias orientales no admiten otra decoración que la pintura y el mosaico. La escultura, al menos la estatuaria, está prohibida, como consecuencia las largas y encarnizadas luchas iconoclastas. Un plan de conjunto, no exento de grandiosidad, dirige la obra decorativa.

La iglesia bizantina de la Edad Media y también un buen número de iglesias más recientes de Rusia, Siria, Egipto, etc., son asimismo libros abiertos que nos hablan a través del lenguaje elocuente de sus pinturas y mosaicos.

Pero no se crea que sólo en la Edad Media se comenzó decorar en Oriente las iglesias. La costumbre es mucho más antigua. Ya en la segunda mitad del siglo IV la historia bíblica aparece reproducida en cuadros sobre los muros de las iglesias y en las miniaturas de los manuscritos. El templo venía a ser un catecismo viviente. Por tal razón, el autor del Tratado sobre las imágenes contra Constantino escribía: "Si un pagano viene y te dice: Muéstrame tu fe..., condúcele a la iglesia y hazle ver la decoración que la adorna. Si él te pregunta: ¿Quién es ese crucificado? ¿ Quién es ese hombre que resucita y que pisa la cabeza de ese anciano?... ¿ No es de la imagen de donde sacarás entonces la doctrina para enseñarle que el crucificado es el Hijo de Dios muerto por nosotros, que ese resucitado ha resucitado a su vez a Adán, y que con sus pies pisa el infierno?..." Estas palabras fueron escritas hacia fines del siglo VIII.

Un siglo después, un discurso de Focio con motivo de la inauguración de la Nueva Iglesia, erigida en el palacio imperial por Basilio el Macedonio, nos permite apreciar más detalladamente la distribución, en cierto modo clásica, de las pinturas y mosaicos, y su doble función: decorativa e instructiva. 'Sobre la bóveda -dice- una figura humana representa a Cristo. Diríase que inspecciona la tierra, que medita su ordenamiento y su gobierno. El artista ha querido expresar de ese modo, por medio de formas y colores, la solicitud del Creador respecto de nosotros. En las pechinas una multitud de ángeles montan guardia alrededor de su Rey común. En el ábside que domina el altar, la imagen de la Virgen brilla en todo su esplendor con sus manos extendidas hacia los hombres en señal de su poderosa mediación... En fin, el coro de los apóstoles, de los profetas y de los patriarcas llena y embellece, con sus venerables figuras, el templo todo..." ()

Por breve que esta descripción resulte, basta para darnos una idea del plan de conjunto que presidía desde entonces toda la obra decorativa de las iglesias bizantinas. La gran figura del Cristo Pantocrátor domina desde la cúpula, rodeado de una corte de ángeles,

Page 8: El Templo y Su Estructura

de profetas, de patriarcas, de apóstoles y de mártires. La Virgen, por su parte, desde la cabecera del edificio, parece recoger las alabanzas de los santos y las oraciones de los fieles para ofrecerlas a su Hijo. Y siendo la iglesia, por sobre todo, el lugar del sacrificio, esta idea viene pronto a plasmarse en el orden decorativo mediante la imagen del Cristo Pontífice, yuxtapuesta a la del Pantocrátor. Un cortejo de espíritus celestes rodea al Sacerdote divino, llevando en sus manos los instrumentos del sacrificio de la cruz y del altar: tal es la representación de la divina liturgia. Las figuras de Abel, Melquisedec y Abraham, como evocación de los sacrificios preparatorios y simbólicos del Antiguo Testamento, junto con las de algunos grandes pontífices de la Nueva Ley (Basilio, Gregorio, Juan Crisóstomo, etc.) y de los diáconos Esteban y Lorenzo, forman la hierática corona de la divina liturgia. Por último, siendo la misa, según el precepto del Salvador, la anámnesis o recuerdo de todos los misterios de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su ascensión, se eligen diversos episodios de estos mismos misterios, los que se juzgan más elocuentes, según las fiestas más destacadas presentadas por el calendario eclesiástico. No es raro, por otra parte, ver junto a la representación de los triunfos del Cristo glorioso, el eco de los mismos en la representación de los triunfos de la Iglesia, su Cuerpo místico. Así, con alguna frecuencia, puede contemplarse la escena que reproduce el triunfo de la ortodoxia en los siete grandes concilios ecuménicos y otras parecidas.

Los hechos y los documentos se presentan como prueba irrefragable de que este plan de conjunto se ha fijado después de varios siglos de una tradición firme, y sobre la base de una indisoluble unión entre teología, liturgia y simbolismo A este respecto, resulta sumamente elocuente la obra de Dionisio de Furna: Guía de la pintura (siglo XVIII), reproducción probablemente, de un manual técnico de varios siglos de anterioridad, en el que se detallan las reglas de arte que deben regir la decoración pictórica de los diversos monumentos.

Simbolismo teológico y litúrgico

En la iglesia tipo de la obra de Dionisio de Furna, uno de los rasgos sobresalientes lo constituyen los diversos aspectos en que Cristo aparece representado Cristo Pantocrátor, Cristo Pontífice, Cristo Ángel del gran consejo, Cristo Vid mística, etc.

A nadie se le escapa la riqueza simbólica de estas representaciones; pero donde realmente el sistema alcanza su máximo de expresividad es en el tema denominado La divina liturgia.

El autor de la Guía de la pintura lo describe del modo siguiente: "Una cúpula. Debajo, una mesa sobre la cual está depositado el santo Evangelio; encima, el Espíritu Santo. El Padre eterno, sentado sobre un trono, imparte con sus divinas manos la bendición, al tiempo que pronuncia estas palabras, escritas sobre un cartel: Ante luciferum genui Te. Al lado derecho de la mesa, aparece Cristo revestido de ornamentos pontificales y en actitud de bendecir. Delante de él, todos los órdenes angélicos, con vestiduras sacerdotales, forman un círculo rodeando el altar. Un ángel, revestido de diácono, presenta a Cristo una

Page 9: El Templo y Su Estructura

patena; otros dos lo inciensan, y otros dos, finalmente, permanecen de pie con sendos candelabros encendidos. En el fondo aparecen otros ángeles cada uno con un instrumento relacionado con el sacrificio de la Cruz: una esponja, una lanza, una cruz, una caña." ()

No cabe duda de que nos hallamos ante un verdadero catecismo de imágenes o, por mejor decir, ante una verdadera teología litúrgica. Cristo, único Redentor y Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza, prefigurado por los patriarcas, anunciado por los profetas, nacido entre nosotros, inmolado sobre la cruz y perpetuando sobre nuestros altares un sacrificio, con el cual, al decir del apóstol, "consumó a los santificados", dando fin a los sacrificios rituales de la antigua Ley.

Pero a esta idea central conviene añadir algunos otros conceptos de orden secundario, aunque no menos interesantes y elocuentes; nos referimos al simbolismo de la iglesia en cuanto tal.

Según San Máximo de Crisópolis, "la iglesia es la imagen de Dios, pues, a semejanza de El, realiza la unión de todos los seres. Es el tipo (símbolo) del mundo: del mundo espiritual, por el santuario; del mundo sensible, por la nave. Es la imagen del hombre, cuyo cuerpo está figurado en la nave, y el alma en el santuario. Es, en fin, símbolo del alma, cuyas facultades sensibles están representadas por las naves, al tiempo que las facultades intelectuales lo están por el santuario. En cuanto a los ritos sucesivos de la sinaxis sagrada, nos recuerdan las diversas fases de los acontecimientos de la vida de Cristo." ()

De modo parecido se expresa San Germán: "La iglesia es el cielo sobre la tierra, el lugar en que el Dios celestial mora. La iglesia representa la crucifixión, la sepultura y la resurrección de Cristo... Ella ha sido prefigurada en los patriarcas, anunciada por los profetas, fundada en los apóstoles, adornada en los obispos, consumada en los mártires..." ()

Pero donde encontramos una exposición detallada de toda la simbología es en la obra de Simeón de Tesalónica, De sacro templo. En el capítulo CXXXI, titulado El templo, tipo de Dios Uno y Trino, se expresa así:

"El templo, como casa de Dios, figura al mundo entero: pues Dios está en todas las partes y por encima de todo. Para indicar esto, el templo se divide en tres partes: porque Dios es Trino. Esto mismo estaba representado en el Tabernáculo, dividido también en tres partes, y en el templo de Salomón, el cual, al decir del apóstol, estaba dividido en estos tres compartimientos: el Santo de los Santos, el Santo y el atrio... El santuario es el símbolo de las esferas celestes y supracelestes, donde, se dice, está el trono de Dios inmortal y el lugar de su reposo. Esto mismo lo representa el altar. Por doquier se hallan las jerarquías celestiales; pero entre ellas tienen su lugar los sacerdotes. El pontífice representa a Cristo; el templo representa a este mundo visible; el pavimento, las cosas de esta tierra y el paraíso terrestre; el exterior, las partes inferiores y aquellos seres que no viven según la razón y no poseen ningún impulso hacia las cosas superiores... El santuario recibe en su interior al Pontífice, que representa al Hombre-Dios, Jesús, que

Page 10: El Templo y Su Estructura

posee todo poder en el cielo y en la tierra; los otros ministros sagrados representan a los apóstoles, y de modo especial a los ángeles y arcángeles, cada uno según propio orden. Menciono a los ángeles con los apóstoles, los pontífices y los sacerdotes, con el fin de manifestar que no hay más que una sola Iglesia desde el momento que Dios ha descendido hasta nosotros y ha cumplido su misión entre nosotros y para nosotros. Por eso hay un solo sacrificio del Señor, una sola comunión y una sola contemplación. Todo esto se realiza en el cielo y en la tierra. Pero con esta diferencia, que en el cielo ya no existe velo alguno que nos oscurezca la claridad de las realidades divinas, mientras que en la tierra, donde vivimos sujetos al yugo de esta carne corruptible, todo se nos presenta a través de los velos de símbolos y figuras. El trono del santuario significa la ascensión de Jesús al cielo, donde reina cual Soberano universal, sentado a la diestra del Padre. Las gradas, por su parte, simbolizan las diversas jerarquías de ángeles, representados en los grados de la jerarquía eclesiástica." ()

Simbolismo del cielo y de las jerarquías celestes; simbolismo de Cristo, de su sacerdocio, de su sacrificio, de su realeza; simbolismo de la comunión universal de los santos en Jesucristo. Tales son las ideas que se superponen y entremezclan en la teología de los comentadores litúrgicos y la de los decoradores de las iglesias orientales.

El Mobiliario Litúrgico

1) El altar y sus accesorios

En todas las épocas el Oriente griego tuvo, para designar el altar, un cierto número de nombres, entre los cuales dos sobre todo se han hecho clásicos: thysiasterion (Hebr 13:10) y trapeza Kyriou (Cor 10:21). Pero, hoy en día la expresión más usada es la de hagia trapeza.

El altar primitivo de las iglesias cristianas era, por lo general, una simple mesa de madera. Esta clase de altar-mesa se conservó en las basílicas constantinianas; hoy, es todavía común entre los orientales. Con alguna frecuencia, la plancha superior de la mesa descansa sobre un macizo o sobre cuatro soportes de madera, dando al conjunto un aspecto de sepulcro. Otras veces, descansa simplemente sobre cuatro columnas o bien sobre una sola, colocada en medio y denominada calamos o bomos.

Cuando se consagra un altar se emplea, para unir la mesa a su pie, una mezcla de cera, almáciga y mármol molido (keromastikós), a todo lo cual se añade un poco de polvo de reliquias.

Hasta el siglo IV, el altar se colocaba directamente sobre el pavimento, al nivel del plano del ábside; pero a partir de esa época, se lo comenzó a colocar sobre una plataforma (grada). Asimismo, desde el siglo IV, por decreto del Papa San Silvestre, se hizo obligatorio el construir los altares de piedra y no de madera. Entre los orientales se observa todavía esta prescripción: la mesa santa debe ser de piedra; el pie puede ser de otro material, pero debe estar revestido de láminas de oro o de plata.

Page 11: El Templo y Su Estructura

En cuanto al ornato del altar, conviene advertir que durante los primeros tiempos, a saber, durante la época de las persecuciones, se pensó muy poco en ello; puede decirse que todo él se reducía a una gran profusión de lámparas de cobre o arcilla. Pero, acabadas las persecuciones, se pudo ya pensar en rodear al altar, elemento primordial del templo, de un mayor lujo. Téngase, sin embargo, en cuenta que con esto no queremos decir que se convirtiera el altar en un receptáculo de obras de arte. En realidad, sobre él solamente se colocaban los vasos sagrados y el santo Evangelio, único que era juzgado digno de figurar junto a la Eucaristía. Este uso se observa así entre los orientales. La decoración del altar, propiamente dicha, consistía en adornos de oro y plata, de prederías y esmaltes, de lujosos y riquísimos tapices colocados delante o sobre el altar.

Entre los paramentos actuales, es preciso señalar el hyphasma, trozo de lino con la imagen, o simplemente con el nombre, de uno de los cuatro evangelistas. El obispo lo coloca de modo fijo en cada uno de los ángulos del altar después que éste ha sido consagrado. Sobre los hyphasmata se extiende un primer mantel que por su nombre, katasarkion, recuerda el lienzo en que fuera envuelto el cuerpo del Salvador. Este mantel está fijo por medio de unos cordones que, cruzando la mesa del altar, se anudan alrededor del pedestal. Sobre éste se coloca otro segundo mantel, denominado endyton, ependitês o ephaplôma. Durante la celebración del santo Sacrificio se despliega un tercer mantel, el eilêton, que envuelve el antimension. Pero debe tenerse en cuenta que tanto el eilêton como el antimension no son paramentos del altar propiamente dichos, sino más bien lienzos sagrados destinados al momento de la celebración de los santos misterios.

El adorno característico del altar de las basílicas era, y sigue siéndolo todavía en casi todo el Oriente, el kibôrion, llamado también trullion, pyrgós. Se trata de un baldaquino fijo, soportado por cuatro columnas, que cubre el altar. Para provocar mayor veneración en el ánimo de los fieles, en los respectivos intercolumnios solían colocarse, en otro tiempo, unas cortinas que en determinados momentos se corrían, ocultando de ese modo el altar Este uso parece haber ido desapareciendo conforme se fue ampliando la estructura del iconostasio.

En algunos casos, bajo el kibôrion principal, existía, y aun existe en ciertas iglesias, un kibôrion más reducido cuyas columnitas se apoyan en los cuatro ángulos del altar: es el denominado peristerion, porque allí se coloca la paloma eucarística (perístera)

Por regla general en las iglesias orientales existe un solo altar Esta unicidad de altar es el símbolo elocuente de la unidad del Sacrificio. Por lo demás, la unidad de Sacrificio es también plásticamente enseñada por el rito de la concelebración de todos los sacerdotes en el único altar de la iglesia.

Sin embargo, la necesidad de facilitar, en los centros de mayor población, la asistencia a la eucaristía dominical y de otros días festivos, persuadió, con el tiempo, a tolerar en los domingos y días de fiesta la celebración de dos y tres eucaristías en la misma iglesia. Estas liturgias no se celebran en el mismo altar, ni por el mismo sacerdote, ni sobre el mismo antimension, sino en altares laterales.

Page 12: El Templo y Su Estructura

Sobre la mesa del altar, junto con el libro de los Evangelios, se coloca la pequeña cruz "manual" con la que el celebrante bendice a los fieles en los ritos sagrados. Detrás de la mesa santa se encuentra el tabernáculo (artophórion) para la reserva de las sagradas especies ,allí donde no existe la paloma eucarística.

Detrás del tabernáculo, o encima de él, se coloca la cruz con la imagen del Crucificado, que domina todo el conjunto del altar. Más tarde hablaremos de los flabelos (hexaptérigos), especie de abanicos litúrgicos de metal que se colocan delante de los candeleros.

A la izquierda del altar se encuentra la próthesis. En ella se realizan los ritos de la preparación del pan y del vino destinados al Sacrificio. La próthesis debe estar cubierta al menos con un mantel, puesto que después de la comunión se transporte allí el cáliz, con lo que haya podido quedar de la Sangre y del Pan consagrado, para efectuar su purificación. Con frecuencia, junto a la próthesis se coloca un lavabo para uso de los ministros sagrados.

El ambón, especie de tribuna o de cátedra a la que se asciende por medio de uno o dos escalones, tenía en otros tiempos diferentes destinos. En la actualidad, éstos se reducen a dos: la lectura solemne del Evangelio y la predicación. Antiguamente se erigía en medio de la iglesia, en el eje de la nave: aquí tiene su origen el nombre de eukhê opisthambonos (oración teniendo detrás el ambón), dado a la oración final que sirve de epílogo a las oraciones de la liturgia y que el sacerdote recita en el coro, delante de la puerta santa y vuelto hacia el icono de Cristo que preside la primera fila de las imágenes del iconostasio; en otro tiempo, cuando el ambón se colocaba en medio del coro, el sacerdote se encontraba al recitar esta oración teniendo al mismo tiempo el iconostasio delante y el ambón detrás. Algunas iglesias tienen doble ambón, uno frente al otro. En la parte delantera de los mismos y formando un atril para colocar el Evangeliario, suele ponerse un águila de madera o metal con las alas extendidas.

Debemos señalar aquí la importancia que tiene en las iglesias orientales la cátedra episcopal. Se trata de la sede, más o menos rica, desde la que el obispo preside las asambleas litúrgicas y predica la palabra de Dios al pueblo. El nombre de trono o cátedra refleja perfectamente esta doble función que desde ella realiza el obispo. En realidad existen dos cátedras episcopales. Una, es colocada en el fondo del ábside, detrás del altar, como en las antiguas basílicas. El obispo se sienta allí cuando celebra la liturgia pontifical. A derecha y a izquierda, se colocan otras sedes destinadas a los concelebrantes, de ahí el nombre de synthronon con que se designa a todo este conjunto. El segundo trono o cátedra episcopal entre los griegos se coloca a la derecha de la nave, del lado de acá del coro. Está protegido por un baldaquino y sobreelevado respecto del pavimento por medio de dos o tres gradas. Este segundo trono recibe el nombre de archieraticós thronos o también despótikon. En Constantinopla, sin embargo, este término se usaba para designar el trono reservado detrás del coro para el emperador. Cuando, empero, el patriarca comenzó a ocuparlo con exclusividad se continuó denominándolo así. En las ceremonias no pontificales el obispo toma asiento en una silla más sencilla y baja colocada cerca del despótikon y llamada parathronos; en

Page 13: El Templo y Su Estructura

Constantinopla lleva el nombre de gedekion, que es de origen turco. Su análogo occidental es el faldistorio.

Entre los eslavos el segundo trono de ubica en medio de la nave central, sobre una tarima, mirando hacia el iconostasio.

Desde la edad media comenzó a colocarse una serie de sillas a derecha e izquierda de la nave destinadas al clero y a los cantores. Antes de esta época, tanto los fieles como los clérigos permanecían de pie. Sin embargo, a fin de que esta posición no resultara excesivamente molesta para los que tenían que soportar así ceremonias de una considerable largura, se permitía llevar una especie de bastón (dekanikion) para poder apoyarse en él. Este uso se conserva aún en gran número de iglesias coptas y maronitas, así como en muchos monasterios.

A la altura de las primeras sillas del coro se coloca un analogion, especie de pupitre destinado para colocar sobre él los libros de los cantores.

Un elemento muy peculiar de las iglesias orientales es el kérostâtes. Se trata de un gran candelabro colocado delante de las imágenes del Salvador y de la Virgen. El grueso cirio que en él se coloca permanece encendido durante las ceremonias religiosas. Las iglesias orientales se caracterizan por una extraordinaria profusión de lámparas colocadas delante de las imágenes y del altar.

En medio de la iglesia, de modo que todos puedan verlo, se coloca el proskynetarion, un mueble destinado a soportar el icono del santo cuya fiesta se celebra, o del titular de la iglesia. El nombre de proskynetarion le viene de las reverencias o inclinaciones respetuosas (proskynema) de que los fieles hacen objeto a dicho icono.

2) El baptisterio

Las fuentes bautismales se hallan constituidas por una piscina (loutron) en la que el bautizando es sumergido totalmente, ya que se practica el bautismo por inmersión. También se denomina a veces la fuente bautismal con los términos kolymbethra y fotisterion; este último, que significa lugar de iluminación, nos recuerda el nombre especial conque los antiguos cristianos designaban el bautismo, como sacramento en el que por primera vez se recibe la iluminación de la gracia divina por la infusión del Espíritu Santo.

Cuando el baptisterio forma parte del edificio del templo se lo coloca, de ordinario, en el nártex. Sin embargo, hoy en día existen muchas iglesias que no poseen pila bautismal fija; en este caso, se sirven de una especie de pila bautismal móvil, que se coloca momentáneamente en el nártex y, una vez terminado el rito bautismal, se la transporta hasta la piscina del santuario (khoneuterion) para depositar allí el agua usada en el rito sagrado.

Page 14: El Templo y Su Estructura

Panfleto Misionero #

Copyright (c) 1999 y Publicado por la Iglesia

Ortodoxa Rusa de la Santa Protección

2049 Argyle Ave. Los Angeles, California 90068

Editor: Obispo Alejandro (Mileant).