el sueño de inocencio iii

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Firmar libro de visitas Ver libro de visitas El autor Parece que las páginas de De Mecánica se debaten entre un carácter eminentemente técnico, y la aparición de temas de filosofía y arte. Debo decir que en un principio exclusivamente nos planteamos la faceta técnica, baste pensar en el título de la Web, De Mecánica, con la que se pretendía tratar temas de la Mecánica Clásica, y que ha llevado a más de un confundido buscador de arreglos rápidos para chasis de automóvil a chocar contra estas líneas, no sin desagrado. Poco a poco, sin embargo, fueron apareciendo textos, escritos, libros, imágenes, y ahora hasta cuadros. No es la primera vez que esto ocurre, otras disciplinas que pudieran ser tan dispares como las Matemáticas y la Música pueden tener más similitudes que diferencias. Sin embargo, siento un poco de miedo por poder perder rigor, y con ello a los pocos visitantes fieles que siguen este sitio Web, en general profesionales de la disciplina estructural. A pesar de todo he optado por arriesgarme con la intención de captar también al público no especializado, de modo que pueda mostrarles la otra cara de las estructuras: su belleza. Creo que las estructuras son bellas incluso sin desearlo, he aquí la contradicción, puesto que en su origen deben evadir la búsqueda de la belleza en pos de la seguridad, la funcionalidad y la economía. En fin, en esta sección trataré de mostrar la relación de los artistas con las estructuras y cómo han incluido a éstas en sus obras Espero que os gusten. Podéis enviarme vuestra opinión.

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Page 1: El sueño de Inocencio III

 

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  Parece que las páginas de De Mecánica se debaten entre un carácter

eminentemente técnico, y la aparición de temas de filosofía y arte. Debo decir que en un principio exclusivamente nos planteamos la faceta técnica, baste pensar en el título de la Web, De Mecánica, con la que se pretendía tratar temas de la Mecánica Clásica, y que ha llevado a más de un confundido buscador de arreglos rápidos para chasis de automóvil a chocar contra estas líneas, no sin desagrado.  Poco a poco, sin embargo, fueron apareciendo textos, escritos, libros, imágenes, y ahora hasta cuadros. No es la primera vez que esto ocurre, otras disciplinas que pudieran ser tan dispares como las Matemáticas y la Música pueden tener más similitudes que diferencias. Sin embargo, siento un poco de miedo por poder perder rigor, y con ello a los pocos visitantes fieles que siguen este sitio Web, en general profesionales de la disciplina estructural. A pesar de todo he optado por arriesgarme con la intención de captar también al público no especializado, de modo que pueda mostrarles la otra cara de las estructuras: su belleza. Creo que las estructuras son bellas incluso sin desearlo, he aquí la contradicción, puesto que en su origen deben evadir la búsqueda de la belleza en pos de la  seguridad, la funcionalidad y la economía.

En fin, en esta sección trataré de mostrar la relación de los artistas con las estructuras y cómo han incluido a éstas en sus obras

  Espero que os gusten. Podéis enviarme vuestra opinión.  

 

    ÍNDICE:

 

- El sueño de Inocencio III. Giotto o la exaltación de la esbeltez

- El simbolismo de San Andrés

- La rótula esférica, Dédalo y el Vellocino de oro. Robert Graves

- Torre de Babel, Pieter Brueghel el Viejo

- Puente de Queensborough de Edward Hopper - "El gran Gatsby" de F.

Scott Fitzgerald

       

 

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ARTE Y ESTRUCTURAS:

 

El sueño de Inocencio III. Giotto o la exaltación de la esbeltez

(Un acercamiento a Giotto para los noveles del arte. Un acercamiento al pandeo para los noveles de las estructuras)

1. UN POCO DE HISTORIA: ASÍS Y FRANCISCO

Quien quiera que haya pasado por Asís, la bella y espiritual ciudad

de la Umbría italiana, recordará además de sus puestas de sol la

grandiosa basílica donde descansan las reliquias del más ilustre de

sus vecinos, el santo Francisco. La basílica, una impresionante

construcción situada en la ladera occidental del monte Asio, en el

lugar que en los tiempos de su construcción se conocía como "la

colina del infierno" dado que era allí donde se realizaban las

ejecuciones capitales, sobresale de lo que parece una monumental

fortaleza, un complejo que recuerda desde el valle a una mezcla entre

los puentes y acueductos romanos y las defensas militares que se

construirían siglos más tarde, y que no es más que el resultado de la

ampliación del convento madre de la Orden forzada por el problema

de salvar la acusada pendiente.

El conjunto

hubiera

causado

seguramente

la ira del

santo, quien

llevado por

su humildad

enseñaba a

los suyos a

construir

"cabañas de barro y ramas, y no de piedra", construcciones que bien

podrían pasar por cuadras si no fuera porque el culto ha hecho de

ellas lugares señalados, y que todavía se pueden ver en los parajes

cercanos a la ciudad donde vivieron Francisco y los suyos. Sin

Page 4: El sueño de Inocencio III

embargo, no deja de ser una suerte el que podamos contemplar esta

interesante basílica que aunque enmarcada dentro del estilo gótico,

está llena de peculiaridades, entre ellas sus extraños contrafuertes

cilíndricos o sus muros que lejos de ser horadados buscando la

ligereza propia del estilo, se configuran como lienzos macizos.

Son precisamente esos muros sólidos los que dan cabida al

impresionante tesoro que allí tienen los amantes del arte. Apenas

franqueado el umbral de basílica el visitante queda paralizado, frente

a él se despliega un gigantesco relicario, un conjunto donde se

funden arquitectura y pintura que nada tiene que envidiar a la capilla

Sixtina. Allí están los frescos atribuidos [1] a Giotto que decoran,

como si de una tira de cómic se tratara, los muros de la nave de la

basílica superior desde la entrada hasta el crucero. Los frescos narran

la "Leyenda de San Francisco", una serie de pinturas basadas en la

"Leyenda Mayor" (1262) [2], una biografía del santo que se encargó a

Buenaventura de Bagnoregio (1217-1274), erudito franciscano de

gran espiritualidad, que llegó a ser ministro general de la Orden y

cardenal, y dos siglos después de su muerte también fue elevado a

honores de santidad con el nombre

de san Buenaventura.

La "Leyenda Mayor" se impuso por

parte de la orden como la biografía

oficial del padre seráfico.

Anteriormente a ella existían "Las

Vidas" y "El tratado de los milagros

de San Francisco" de Tomás Celano,

y al parecer, todo un batiburrillo de

escritos de menor entidad y de

testimonios orales que se

transmitían desde la época en que

vivía san Francisco (1182-1226). La

biografía de San Buenaventura

arraigó pronto en la sociedad de la época, en parte gracias al apoyo

de la orden, pero también debido a su estilo y contenido. Para el ciclo

narrativo de frescos sobre San Francisco se escogieron 28 de las 97

Page 5: El sueño de Inocencio III

estaciones que aparecen en la "Leyenda Mayor". Cada una de las

estaciones cuanta con inscripciones tomadas de la leyenda que

explican las escenas.

 

 

2. "PERO AHORA DOMINA GIOTTO..."

Giotto de Bondone, considerado el padre de la pintura, debió de

realizar los frescos de Asís poco antes de 1300. Al parecer ya había

trabajado antes en la basílica superior, atribuyéndosele la decoración

de los plementos del crucero dedicados a los doctores de la iglesia. A

partir de entonces y hasta el final de su vida la figura de Giotto estará

ligada a la de San Francisco. No sabemos que pensaría el pintor en su

fuero interno acerca de esta vinculación, sin duda el santo se

convirtió en su sustento, pero suponemos que Giotto sentiría afecto

hacia la figura de San Francisco ya que desde los primeros tiempos,

incluso hasta hoy en día, la personalidad del Poverello, el hombre que

amó la pobreza, predicó a los animales, y llamó hermana a la propia

muerte, ha sido una de las más queridas, respetadas y veneradas del

santoral católico. Giotto nos interesa desde el punto de vista

meramente artístico, pero también desde el prisma arquitectónico y,

dada la temática de esta página, estructural. No en vano, Giotto,

además del interés que concedió a la arquitectura dentro de sus

pinturas, fue también arquitecto. Se sabe que fue "magister  e

gubernator" de la catedral de Florencia y entre sus obras el

campanario de la catedral florentina, bello contrapunto de la gran

cúpula de Brunelleschi, será sin duda la más conocida. Quizás fueran

suyas también la capilla Scrovegni paduana que él mismo decoró e

incluso un proyecto para un puente. ¿Cual era la visión de un artista

acostumbrado a tratar con la arquitectura acerca de las estructuras?

Nos llamó la atención al ver las arquitecturas ilusionistas de sus

pinturas, la excesiva esbeltez que concedía a las columnas de los

edificios. Evidentemente la pintura, no sólo en la época de Giotto,

sino en todas las épocas, es un artificio. Son muchos los artistas que

recurren a retratar lo imposible en sus cuadros, recordemos los

ejemplos cercanos de las escaleras imposibles de Escher o los

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espectros carnosos de Dalí sujetos por finísimos bastones. El engaño,

la ficción, es uno de los recursos que todavía le queda a la pintura

figurativa frente a la fotografía y  el arte abstracto. La cuestión es si

Giotto trasladó a los elementos estructurales de sus edificios el juego

de escalas y proporciones que aparece en el resto de su obra. Era su

conocimiento el que le sugería que podrían construirse estructuras

tan esbeltas, o eran ilusiones como las que llevaron a Bocaccio a

escribir: "Giotto fue de tan excelso ingenio que con el punzón y los

pinceles reprodujo tan exactamente las cosas de la naturaleza, que

su obra no parece imitación sino la natura misma; y tanto llegó su

arte, que muchas veces los hombres se equivocaban, estimando por

real lo que era artificio de la pintura".

 

Page 7: El sueño de Inocencio III

 

Page 8: El sueño de Inocencio III

 

Para ver hasta que punto el pintor, precursor del renacimiento pero

todavía en las postrimerías de la Edad Media, representa la realidad

analizaremos un ejemplo. Una de las escenas de Asís, la titulada "El

homenaje de un hombre sencillo", representa a un hombre que

extiende su capa ante un joven Francisco que ni siquiera intuye su

destino. Los vecinos de Asís, murmuran puesto que no entienden a

qué viene tal honra. Pues bien, entre ambos personajes principales,

en el fondo, aparece el Templo de Minerva, un robusto templo

romano que se ha conservado hasta la actualidad tal y que podemos

observar en la fotografía anexa. Comparemos el templo real con su

pintura, las proporciones no parecen las mismas, en el fresco el

frontón tiene una pendiente mucho más acusada, el pórtico es mucho

más esbelto -las proporciones de los soportes son los del siglo XIX con

la llegada del acero, no los de un templo romano de piedra-, y  ¡ni

siquiera Giotto respetó el número de columnas!

La conclusión que sacaríamos de este análisis no sería otra que la

de que al artista no le interesa copiar la realidad. La arquitectura,

Page 9: El sueño de Inocencio III

elevándose ligera al cielo tienen un propósito: remarcar la

espiritualidad del conjunto. Por ello todo lo que digamos aquí no dejan

de ser más que elucubraciones...

 

3. EL SUEÑO DE INOCENCIO III

De todas maneras no nos hemos rendido y de entre todas las

pinturas que ilustran la "Leyenda de San Francisco"  hemos elegido

una para comentarla en términos estructurales, la que nos pareció

más interesante, dado que en ella se narra precisamente la ruina de

un edificio, y que además existe otra versión posterior con alguna

variante de interés. La secuencia elegida narra el sueño del Papa

Inocencio III. Al respecto la "Leyenda Mayor" (3,10) dice así: "En

efecto, refirió haber visto en sueños cómo estaba a punto de

derrumbarse la basílica lateranense y que un hombre pobrecito, de

pequeña estatura y de aspecto despreciable, la sostenía arrimando

sus hombros a fin de que no viniese a tierra."

El que tuvo

el sueño fue

el Papa

Inocencio III

(1198-1216),

quizás el

Papa más

poderoso de

toda la

historia.

Francisco,

junto con

once de sus

seguidores

había

viajado

hasta Roma

para pedir al

Papa la

Page 10: El sueño de Inocencio III

aprobación de su Regla. Una vez en Roma, Guido, el obispo de Asís,

presentó a Francisco al cardenal Juan Colonna de San Pablo, obispo

de Sabina, quien le conseguiría una audiencia. El Sumo Pontífice

animó y bendijo a Francisco, pero sin embargo, no aprobó su Regla, al

parecer debido a su extrema austeridad, "tan ardua que sobrepujaba

las fuerzas humanas". Al Papa le pareció que aquellas normas de

pobreza no atraerían seguidores a las filas del de Asís. Sin embargo,

no convencido, el Sumo Pontífice instó a Francisco a rezar para que

Dios manifestara su voluntad, de manera que una vez conocida

pudiera contestarle con seguridad. Y fue en este periodo de plegarias

cuando Inocencio III debió de tener su sueño. La basílica de San Juan

de Letrán, la catedral de Roma y por tanto del mundo, el símbolo de

la iglesia universal, el lugar donde en la Edad Media tenía fijada su

residencia la curia, se desplomaba y aquel pobre hombre la sostenía

en sus hombros. Al cabo de unos días de la visión, Francisco se

presentó de nuevo ante el Papa, que sensibilizado con el fervor de

aquel hombre esta vez sí que le concedió la aprobación de la Regla -la

aprobación verbal ya que la aprobación definitiva correría a cargo de

su sucesor Honorio III-.

 

3. LA IMPERFECCIÓN Y EL PANDEO

En el fresco de Giotto se juntan sueño y realidad. En la misma

escena vemos al Papa dormido, mientras que a su izquierda

Francisco, pintado a una escala gigantesca respecto a la de la

basílica, vestido con el hábito característico de su Orden sostiene casi

sin esfuerzo, "con una sola mano", como una cariátide, con un gesto

de indolencia, la iglesia lateranense. Analicemos la secuencia

alegórica ahora desde un punto de vista estructural. La basílica

parece sólida, rígida, y gira toda ella como un barco cuando se hunde.

Incluso el campanario perteneciente a la iglesia se ha salvado de las

grietas y gira rígido a la par que la catedral. San Juan de Letrán se

hunde pero nos cuesta intuir el desastre, no hay deformación ni

rotura. Existe una sensación de inestabilidad, si en el fresco no se

delimitaran sueño y realidad, probablemente en la siguiente

secuencia la basílica de Letrán hubiera arrasado con el templete del

Page 11: El sueño de Inocencio III

Papa. Es curioso que para nuestros modernos códigos estructurales,

este deslizamiento o hundimiento significaría también ruina; no

necesitamos cruentas roturas, ni siquiera grandes deformaciones

para considerar inservible una estructura, se vulnera el Estado Límite

Último de Equilibrio, el edificio es inestable y Giotto acertaría con su

fresco. 

Sigamos. Todavía más preguntas nos suscita el templete debajo del

cual descansa el Papa. Llaman la atención sus columnas

extremadamente esbeltas, que no han sufrido daño alguno. Nuestra

intuición nos incita a pensar más en un posible fallo  en la estabilidad

de esa pequeña construcción que en la de la basílica lateranense: ¡A

quién se le ocurre dibujar unas columnas así! ¡Pero si con mirarlas se

caen! ¡Este Giotto... si fueran de acero, pero de piedra... terminarán

pandeando! ¡si parecen las

patas de una cigüeña!

Terminarán pandeando... ¿Y

en que consiste el pandeo?

Bueno, el concepto se podría

formular de manera compleja,

pero nada creemos mejor para

ayudarnos a comprender el

fenómeno que el ejemplo

propuesto por Mario Salvadori

en su clásico libro "Estructuras

para Arquitectos" [3]. Hemos

de visualizar el bastón de

Charlot, el mundialmente

famoso vagabundo encarnado por Charlie Chaplin. Cuando Charlot se

apoyaba sobre su bastón, que era de bambú y por tanto muy flexible,

éste automáticamente se curvaba. Este hecho, aunque de sobra

conocido no deja de ser excepcional. Pensemos en la tracción, si nos

colgamos de una cuerda, como lo hacía Tarzán, ésta se alargará.

Jamás veremos a Tarzán colgado de una liana con curvatura, con

forma de arco. De la compresión esperáríamos el hecho contrario, lo

normal digamos para una columna ante una carga axil que la

Page 12: El sueño de Inocencio III

comprime, sería que se acortase. Pensemos por ejemplo, en uno de

esos butacones cilíndricos, al estilo oriental, rellenos de

gomaespuma, que al sentarnos sueltan un bufido y se encogen, eso a

menor escala de deformación es lo que debería suceder siempre. Y

sin embargo, resulta que a partir de un valor de la carga axil, ¡la

columna prefiere curvarse a acortarse!

La cosa tiene truco. Para que el soporte pandee es necesario que la

carga tenga cierto brazo con respecto al eje de la barra, que puede

tener su origen en una deformación -curvatura- previa, en la

existencia de un flector o en las propias imperfecciones del elemento.

Si la columna fuera ideal y perfecta y no existiese excentricidad de la

carga no tendría qué provocarse el pandeo. Pero estas condiciones

ideales son imposibles en nuestro mundo imperfecto y por tanto los

elementos a compresión siempre pueden ser inestables. La

inestabilidad es debida a que el momento hace que la curvatura sea

mayor, y esto, a su vez a que haya más momento, con lo que el

proceso repetidamente puede llevar al colapso por flexocompresión.

 

4. EULER PONE LAS COSAS EN SU SITIO

El valor de la carga que puede hacer que nuestra columna pandee

se conoce como "carga crítica de pandeo" y para un soporte

biarticulado, como el del templete de Inocencio III tiene un valor

concreto que fue fijado por Euler en el siglo XVIII, y es función del

material (módulo de elasticidad, E), de la forma de la sección (inercia,

I), y de su longitud (L). La fórmula es la siguiente: Pcr= π 2 *EI /L2  en

donde una vez más aparece la omnipresente constante π -que nada

tiene que ver con la sección circular de la columna-. Como sabemos,

la carga crítica no depende de la resistencia del material, y sí que

depende y mucho de la longitud, que aparece en la fórmula al

cuadrado. Realmente, a los que estudiamos las estructuras nos

parece más correcto utilizar el parámetro de la esbeltez que el de la

longitud. La fórmula de Euler oculta de alguna manera el concepto de

esbeltez, que es el verdaderamente trascendente: no importa que sea

una columna muy alta si además es muy gruesa, ahora bien, si es

Page 13: El sueño de Inocencio III

muy alta y delgada, es decir esbelta, tiene todas las papeletas para

pandear.

Vamos a fijamos bien en el fresco de Giotto y a hacer unos

números: a ver... para una columna de mármol (E=5,65 *107 kPa), de

una sección aproximada de 15cm de diámetro

(I=π*d4/64=0,00002485 m4) y una longitud de unos 4m, nos queda

que Pcr= π 2 *EI /L2 = 866,1 kN = 86,6 T. Si consideramos un

coeficiente de seguridad, por ejemplo 3,5 que creemos apropiado.

¡Cada una de las esbeltas columna de piedra soporta casi 25

Toneladas sin pandear! No, no creemos que el tejado del dormitorio

del Papa Inocencio llegue a pesar tanto...  las columnas de Giotto

difícilmente pandearán.

 

4. UN NUEVO INTENTO MÁS REAL

Y pese a todo, el mismo

Giotto no debió de quedar

convencido del todo con la

sensación que transmitía su

derrumbe de San Juan de

Letrán. La prueba lo constituye

la nueva versión de "El sueño

de Inocencio III" que casi

inadvertida aparece en una de

las tablas pintada en torno a

1300 para la iglesia franciscana

de Pisa. La tabla, una témpera

sobre madera, se conserva hoy

en día en el museo del Louvre

y tiene como tema principal "La estigmatización de san Francisco", es

decir,  el momento en el que el Poverello recibe los estigmas de

Cristo, la herida del pecho hecha por la lanzada y los de los pies y las

manos hechas por los clavos.  La estigmatización ocupa la mayor

parte de la tabla, pero además, en su parte inferior lleva tres

pequeñas pinturas sobre la vida del santo basadas en de las de Asís.

 

Page 14: El sueño de Inocencio III

Fijémonos en la escena del derrumbe de la basílica Lateranense. En

nuestra opinión la narración ha ganado en realismo. Frente a la

sensación todopoderosa de Francisco en el fresco de Asís, aquí al

santo le cuesta un gran esfuerzo soportar el peso de la construcción

que se le viene encima. Hay una evolución entre las dos obras, frente

al mayor simbolismo de la escena de Asís, la tabla de Pisa tiene

mayor veracidad y lo que más nos sorprende, una gran intuición

estructural. Giotto ha hecho tres modificaciones importantes respecto

al fresco de Asís, la primera es la fisonomía del santo, que ahora

aparenta ser un hombre maduro; la segunda introducir a un nuevo

personaje, un santo que no sabemos identificar -¿san Pedro?- que

advierte en sueños al Papa; la  tercera, la que más nos interesa,

dibujar una columna rota, quebrada por su centro. La columna ha

pandeado y ha roto, pero San Francisco la ha sustituido, él y su orden

serán a partir de entonces uno de los pilares de la iglesia.

 

(12 de Agosto de 2005)

 

Notas:

[1] No todos los historiadores atribuyen los frescos de la leyenda de

San Francisco de la basílica de Asís a la mano de Giotto, dado que al

parecer no existe documentación al respecto. Nosotros, en el texto

hemos supuesto la autoría de Giotto, sin duda nadie puede negar

paralelismos con el resto de su obra.

[2] Tanto para conocer la "Leyenda Mayor" como el resto de escritos

y biografías sobre San Francisco de Asís, incluídas las del propio santo

recomendamos: "San Francisco de Asís. Escritos y biografías.

Documentos de la época". Edición preparada por José Antonio Guerra.

Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 2003.

[3] Mario Salvadori y Robert Heller. "Estructuras para Arquitectos".

CP67 Editorial. Buenos Aires, 1987 (3ª Edición).

 

 

El simbolismo de San Andrés

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Nuestra sociedad eminentemente laica, heredera de la revolución

industrial y la ilustración ha abandonado en gran medida la religión

confiando en la razón y en la ciencia, por lo que puede costarnos

trabajo situarnos en el contexto que vivieron nuestros antepasados,

imbuidos notablemente por sus creencias. 

Durante casi dos milenios la religión cristiana constituyó la principal

fuente de inspiración de los artistas y pensadores de occidente.

Nuestras iglesias contienen aún una colección inagotable de pinturas

y esculturas que explican esta unión íntima entre las artes y la

religión.

La arquitectura no fue una excepción y pese a su funcionalidad se

dispuso también a servir a estos fines: desde las laberínticas

catacumbas excavadas bajo el suelo para servir de enterramientos,

hasta las más esbeltas iglesias y catedrales constituyen bellos

ejemplos de esta unión entre arquitectura y cristianismo.

 

Page 16: El sueño de Inocencio III

 

Page 17: El sueño de Inocencio III

 

Actualmente no es tal la influencia de la religión en el arte y el

pensamiento de nuestra época, sin embargo, al igual que ocurre con

la presencia del latín y del griego en los idiomas contemporáneos,

existen nexos curiosos que nos ha legado al mundo estructural

nuestra cultura religiosa, como éste que queremos aquí comentar y

que se refiere al origen del término cruz de San Andrés para designar

a nuestros arriostramientos atirantados, especialmente utilizados en

edificios con estructura metálica.

 

La cruz de San Andrés no es más que una cruz con forma de X que

debe su nombre al que fue primer discípulo de Jesús, que al parecer

murió martirizado allá por el año 63 d.C., durante el imperio romano

de Nerón.

Andrés, galileo, pescador y discípulo de Juan el Bautista, conoció a

Jesús a través de éste y desde entonces no dejó de acompañarlo pero

a partir de entonces pescando sólo almas. Un día en Patrás, ciudad de

Acaya, en Grecia, el procónsul romano recibió ordenes de investigar

sobre aquella religión extraña, aquella secta que había surgido y que

Andrés predicaba con tanto celo. Andrés fue preguntado por el rey

pero no le convenció, por lo que fue condenado a muerte.

Cuenta la tradición que San Andrés, solicitó que le crucificaran en

una cruz de aspa, ya que no se creía digno de morir en la misma cruz

que su maestro. Lo mismo se cuenta de San Pedro, su hermano,

martirizado en una cruz invertida. Cuenta también la tradición que el

santo permaneció cuatro días y cuatro noches crucificado hasta su

muerte y que aprovecho en estas duras circunstancias para seguir

predicando

 

Aquí hemos querido acercarnos a dos obras artísticas, por un lado

una escultura del santo que se encuentra en la basílica de San Pedro

en el Vaticano, en Roma, realizada al parecer por algún autor

procedente de la escuela de Bernini. Por otro el cuadro "El martirio de

San Andrés" del pintor valenciano -de Játiva- establecido en Nápoles:

José Ribera, el españoleto; quizás el mejor pintor del Siglo de Oro

Page 18: El sueño de Inocencio III

español después de Velázquez, que completó una amplia galería

hagiográfica.

Entre medias el John Hancock Center, edificio de cien plantas sito

en Chicago y en el que se pueden observar los arriostramientos

estructurales -cruces- de la fachada. 

 

 

Como sabrán, los diseñadores de estructuras solemos disponer

cruces de San Andrés a efectos de resistir acciones horizontales de

viento y sismo en nuestros edificios. La cruz de San Andrés genera así

una tipología que se basa en uniones articuladas o semirrígidas -

incluida la de cimentación- de manera que los esfuerzos horizontales

se absorben principalmente mediante un juego de tracciones y

compresiones -semejante a como trabaja una cercha-, en vez de

mediante el esfuerzo de flexión en ménsula típico de edificios donde

los pilares poseen uniones rígidas entre plantas y se empotran en

cimentación.

 

Actualmente la cruz de Andrés ha entrado también a formar parte

del léxico de las estructuras de hormigón ya que suponen una forma

de reforzar dichas estructuras frente a los seísmos.

 

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La rótula esférica, Dédalo y el Vellocino de oro. Robert Graves

Esta vez la referencia no es a un cuadro, sino a un texto. Vamos a

hablar un poco de literatura; literatura griega y mitología,

curiosamente mezclada con la rótula esférica.

 

Robert Graves (Londres,1895 - Deià, Mallorca, 1995), conocido

escritor e historiador, ensayista y poeta, famoso popularmente por el

éxito que tuvo la adaptación de su novela 'Yo Claudio' a la televisión,

Page 19: El sueño de Inocencio III

escribió entre otras muchas obras 'El Vellocino de oro', novela en la

que se narra el mítico viaje de Jasón y sus argonautas en busca de la

piel de carnero, que simbolizaba al dios Zeus y que custodiaba

celosamente el rey de Colquide.

 

El texto que traigo aquí pertenece al

primer capítulo de dicha novela, en el que

se narra como Anceo, abandonado en la

mayor de las islas Hespérides (Mallorca), es

llevado ante la ninfa de las Naranjas. Ésta le

interroga y se asombra ante el carácter

patriarcal de las familias griegas en

oposición a la manera de las islas, donde se

relaciona la fertilidad de la tierra con la

mujer, y se adora a la triple diosa.

En mitad de la conversación, la ninfa de las Naranjas pregunta a

Anceo por la suerte de los cretenses, y Anceo cuenta como fueron

derrotados por Teseo el griego, con la ayuda de Dédalo. Dédalo es

seguramente el primer ingeniero y arquitecto de la historia:

construyó el laberinto para encerrar al minotauro del rey Minos, huyó

de Creta mediante unas alas formadas con plumas y cera, fortificó la

ciudad de Sicilia para el rey Cócalo, y si hemos de creer a la

imaginación de Graves también inventó el mecanismo de la rótula

esférica, el mismo que aprendemos en los primeros cursos de

Estática...

 

 ... ¿qué les ocurrió a los cretenses? (pregunta la ninfa)

-Fueron vencidos por Teseo el griego, a quien ayudó a conseguir la

victoria un tal Dédalo, famoso artesano e inventor- dijo Anceo.

-¿Qué fue lo que inventó? -preguntó la ninfa .

-Entre otras cosas -contestó Anceo-, construyó toros de metal que

bramían artificialmente cuando se encendía un fuego bajo sus vientres;

también estatuas de madera de la diosa que parecían de carne y hueso

pues las extremidades articuladas podían moverse en cualquier dirección,

Page 20: El sueño de Inocencio III

como si fuese un milagro, y, además, los ojos podían abrirse o cerrarse

tirando de un cordón oculto.

-¿Aún vive este Dédalo? -preguntó la ninfa-. Me gustaría conocerlo.

-Por desgracia ya no -contestó Anceo-. Todos estos acontecimientos

ocurrieron mucho antes de mis tiempos.

Ella insistió:

-Pero ¿verdad que me podrás decir como estaban hechas las

articulaciones de las estatuas para que las extremidades pudieran

moverse en cualquier dirección?

-Sin duda debían girar en un hueco esférico -dijo él, doblando su puño

derecho y girándolo en el hueco formado por los dedos de la mano

izquierda para que comprendiera en seguida lo que quería decir-. Pues

Dédalo inventó la articulación esférica. En todo caso, gracias a un invento

de Dédalo quedó destruida la flota de los cretenses, y por esto ya no son

ellos quienes visitan vuestra isla, sino únicamente los griegos y algún

que otro pelasgo, tracio o frigio.

[....]

Mientras aún conversaban, hizo (la ninfa) una señal secreta a los

hombres-cabra para que se llevaran a Anceo fuera de su vista y después

le dieran caza hasta matarlo con sus hondas. Pues decidió que a un

hombre que podía contar historias tan perturbadoras e indecentes no se

le podía permitir seguir con vida en la isla, ni siquiera un momento más,

ahora que ya le había contado lo que quería saber sobre la forma de

articular las estatuas de madera.

 

(Texto extraído de El Vellocino de Oro, de Robert Graves, Editorial

Edhasa, 1998)

 

<<Volver a índice.

 

 

Page 21: El sueño de Inocencio III

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Torre de Babel. Pieter Brueghel el Viejo

Es bien conocida por todos la narración bíblica del Génesis, que

hace referencia a la Torre de Babel. En tiempos en que sólo se

hablaba una única lengua, el pueblo babilonio, (Babel es el nombre

judío de Babilonia), decidió construir una torre tan alta que llegase a

tocar el cielo. Pensaron que de este modo su construcción los haría

famosos y que estarían a la altura de Dios. Pero Dios vio el orgullo de

los hombres e hizo que comenzaran a hablar en diferentes idiomas de

manera que no se entendieran los unos con los otros. Siendo

imposible trabajar en esas circunstancias, se abandonó el

levantamiento de la Torre y los constructores se repartieron por el

mundo poblándolo de lenguas.

La Torre, con otras dimensiones, existió realmente. Sobre el 600 a.C.

Babilonia era una de las ciudades más importantes del mundo, y un

lugar donde seguramente se hablaban muchas lenguas. En esa época

el rey Nabucodonosor II gobernaba el imperio que se extendía desde

el río Tigris hasta el Nilo. Nabucodonosor había hecho prisionero al

pueblo judío, haciéndoles seguramente trabajar en la construcción de

sus sublimes edificios, entre los que se encontraría la Torre de Babel,

quizás uno de los templos dedicados por el rey al dios babilonio

Marduk. Probablemente sea esta torre o templo el que se describe

como templo de Júpiter Belus, situado en Babilonia y descrito por

Page 22: El sueño de Inocencio III

Herodoto en el año 440 a.C. La torre tenía ocho pisos, que alcanzaban

los 198 m de altura, y una base que ocupaba 645m2  de superficie.

 

Pieter Brueghel (1525-1569), apodado el Viejo para distinguirlo de

sus otros dos hijos que también fueron pintores, fue seguramente el

mejor pintor flamenco del siglo XVI. Pese a estar su época marcada

artísticamente por el renacimiento italiano, y a que Pieter Brueghel

viajó a tierras italianas, su pintura no se dejó influenciar por éstas

corrientes.

 

El tema de la Torre de Babel fue abordado por Pieter Brueghel en

varias ocasiones, las más importantes son dos maderas una conocida

como La pequeña Torre de Babel y otra, la que aquí hemos ilustrado,

llamado La gran Torre de Babel. La primera se encuentra en el Museo

de Rotterdam [3] y la segunda en el Kunsthistorisches Museum de

Viena.

Para realizar su Torre de Babel Pieter se basó en la arquitectura

romana, probablemente en el Coliseo (anfiteatro Flavio). El anfiteatro

es una tipología plenamente romana, no heredada de la arquitectura

griega, y pensada fundamentalmente para acoger a los combates

entre gladiadores. Además tenía un significado simbólico religioso

dado que allí fueron martirizados los primeros cristianos.

Estructuralmente el coliseo se conformaba mediante muros radiales

unidos entre sí por bóvedas, muros que a su vez servían para

emplazar los accesos y las escaleras.  Dice el insigne arquitecto e

historiador de la arquitectura D. Fernando Chueca Goitia [1]

refiriéndose al Coliseo: "Los constructores romanos utilizaron en esta

obra toda su ciencia y sabiduría técnica. En el Coliseo encontramos

fábricas de sillería, fábricas concrecionadas revestidas de piedra o de

ladrillo, bóvedas de diversos materiales y contextura geométrica, de

cañón, rampantes, de arista, etc. Cada material y cada procedimiento

está utilizado en perfecta adecuación a las necesidades de cada caso,

a los esfuerzos y cargas que habían de resistir".

 

Page 23: El sueño de Inocencio III

Esta misma idea ha sido reflejada en la torre de Brueghel,  que

podría asemejarse a un gran coliseo macizo, con grandes

contrafuertes en sus primeras plantas, y asido fuertemente a una

cimentación en la roca. Sin embargo la construcción analizada

detalladamente presenta serias incongruencias que probablemente

harían imposible su construcción. Posiblemente esta idea de

confusión estuvo en la cabeza del pintor desde un principio para

remarcar más la historia bíblica.

Debe observarse la escala ciclópea de la edificación, para lo cual

baste comparar la altura de los arcos de la torre con la de los barcos

o las construcciones de la ciudad. Merece la pena igualmente

detenerse en los detalles del proceso de construcción que nos deleita

el autor: grúas, andamios, y otros artilugios mecánicos. Pieter

Brueghel el Viejo acostumbraba a incorporar en sus pinturas un gran

número de máquinas y métodos de elevación de cargas utilizados en

su tiempo en los principales puestos de los Países Bajos [2].

 

Referencias bibliográficas:

[1]Historia de la Arquitectura Occidental. Fernando Chueca Goitia. Ed.

Dossat S.A.

[2]Amparo Graciani García. Los equipos de obra y los medios

auxiliares en la edad Media. Universidad de Sevilla.

[3] Museo de Rotterdam donde se expone la obra "La pequeña torre

de Babel" de Brueghel.

 

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Page 24: El sueño de Inocencio III

Dos descripciones del Puente de Queensborough

Queensborough Bridge (1913). Edward Hopper - "El gran gatsby" (1925) F. Scott Fitzgerald

Edward Hopper es uno de los pintores americanos más

importantes de la primera mitad del s. XX. Su obra, que plasma mejor

que ninguna otra la soledad de la sociedad americana, casi siempre

tiene como telón de fondo el interior de estancias con ventanas o

escaparates volcados a un paisaje urbano vacío y fantasmal. Cuando

Hopper pinta paisajes gusta de incluir referencias a las casas e hitos

urbanos, hasta el punto de que son estos los verdaderos

protagonistas de sus cuadros.

Con este Puente de Queensborough, pintado en 1913, Hopper inicia

su pintura americana después de una etapa de varios viajes a Europa,

uno de los cuales le trajo también a España. En él el puente aparece

como un titán, dominando el horizonte y alzándose sobre la silueta de

Nueva York, que como podéis constatar ha ganado en altura

actualmente.

 

El puente de Queensborough no sólo influyó en pintores como

Hopper, también algunos escritores cayeron rendidos bajo su influjo.

Page 25: El sueño de Inocencio III

Es el caso del gran novelista americano Francis Scott Fitzgerald

(1896-1940), que tan exactamente supo retratar el ambiente de la

vida en los maravillosos años 20. En su obra maestra "El gran Gatsby"

(1925), nos legó el siguiente piropo: "Seguimos por encima del gran

puente, con la luz del sol que atravesaba los pilares haciendo guiños

constantes sobre los coches en movimiento,  y la ciudad que se

alzaba al otro lado del río en cúmulos blancos y terrones de azúcar

construidos al toque de una varita mágica con dinero que no huele.

La ciudad, desde Queensborough Bridge, es siempre una ciudad que

se ve por primera vez, en su primera loca promesa de todo el misterio

y toda la belleza del mundo" (1).

 

El puente de Queensborough o de Queensboro como también se le

llama se encuentra en la ciudad de Nueva York y cruza el East River

apoyándose en la Isla de Roosvelt y en Manhatan. En la fotografía se

observa un punto de vista muy parecido al del cuadro, aunque este

último revela mejor el esqueleto de apoyo del puente.

 

Estructuralmente el puente es del tipo ménsula, cantilever en

inglés, con celosía de acero, apoyado sobre estribos de fábrica. En

estos puentes la construcción de los vanos se inicia desde los apoyos

mediante ménsulas crecientes. Para cerrar el tramo las dos ménsulas

provenientes de los apoyos acaban conectándose mediante un tramo

central suspendido. 

En el caso del Queensborough primero se construyó el tramo

central mediante una gran estructura perdida de acero que se

apoyaba en la isla.

El puente que en sección posee dos planos para el tráfico en ambos

sentidos, fue terminado en 1909 según diseño del arquitecto Henry

Hornbostel, y del ingeniero checo Gustav Lindenthal.

 

 

 (1) Tomado de la edición: El gran Gatsby, Clásicos Universales. Ediciones Mestas. Traducción de Julia Martín