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El Sector Pesquero Argentino: Evolución Reciente y Condicionamiento Macro* Lic. Máximo Daniel Pisa 1 (UNLP UBA) Diciembre 2014 Resumen Históricamente, a diferencia de otras actividades, el desarrollo del sector pesquero en el país se ha dado en forma desordenada y sin una conducción o planificación clara en el tiempo. Como resultado, ha experimentado importantes fluctuaciones de la mano del contexto económico y político. Sin embargo, su importancia en la economía nacional no es marginal, más aún, considerando el permanente aporte de divisas comerciales que brinda dentro de un contexto signado por la recurrente restricción externa. El presente trabajo pretende describir la evolución reciente del sector, analizando las interacciones macro-micro y revalorizando su participación dentro del conjunto de actividades primarias, asumiendo a los recursos naturales como plataforma principal para el desarrollo e inserción global de la Argentina. *El presente estudio corresponde al trabajo final del curso de Tópicos de Desarrollo Económico de la Maestría en Economía de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). 1 Email: [email protected]

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Page 1: El sector pesquero argentino

El Sector Pesquero Argentino:

Evolución Reciente y Condicionamiento Macro*

Lic. Máximo Daniel Pisa1

(UNLP – UBA)

Diciembre 2014

Resumen

Históricamente, a diferencia de otras actividades, el desarrollo del sector pesquero en el país se ha dado en forma desordenada y sin una conducción o planificación clara en el tiempo. Como resultado, ha experimentado importantes fluctuaciones de la mano del contexto económico y político. Sin embargo, su importancia en la economía nacional no es marginal, más aún, considerando el permanente aporte de divisas comerciales que brinda dentro de un contexto signado por la recurrente restricción externa.

El presente trabajo pretende describir la evolución reciente del sector, analizando las interacciones macro-micro y revalorizando su participación dentro del conjunto de actividades primarias, asumiendo a los recursos naturales como plataforma principal para el desarrollo e inserción global de la Argentina.

*El presente estudio corresponde al trabajo final del curso de Tópicos de Desarrollo Económico de la Maestría en Economía de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). 1 Email: [email protected]

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“Most of the people in the world are poor, so if we knew the economics of being poor we would know much of the economics that really matters. Most of the

world´s poor people earn their living from agriculture, so if we knew the economics of agriculture we would know much of the economics of being poor”. 2

Theodore Shultz (1979).

INTRODUCCIÓN

Como es sabido, nuestro país presenta una clara ventaja comparativa en términos de recursos naturales. El ideario popular identifica la Argentina con la carne y los cereales, dada su vasta y favorable llanura pampeana. En tanto, la actividad pesquera ha sido históricamente relegada bajo este modelo agro-exportador. A pesar de los 4,2 millones de kilómetros cuadrados de su rica plataforma submarina, que ubican al país entre las cinco extensiones más grandes del mundo, el sector pesquero no ha logrado un desarrollo sustentable luego de casi un siglo de historia.

Históricamente, los menores precios relativos de la carne y demás productos agropecuarios respecto del pescado, sumado a las costumbres alimenticias, delimitaron un mercado interno con baja participación de los productos ictícolas3. Como consecuencia, gran parte de la producción sectorial se destina al mercado exterior, generando importantes ingresos vía exportaciones, superiores inclusive a muchas otras actividades supuestamente más “tradicionales”.

He aquí la primera de las dos ideas centrales que intentará reflejar este trabajo. Bajo un contexto económico condicionado por la restricción externa, el carácter netamente exportador de la industria pesquera posiciona al sector como una fuente esencial de divisas,

capaz de morigerar la dinámica de los ciclos de stop-go que históricamente limitaron el desarrollo nacional. Si bien su participación sobre el PBI no es determinante, su desarrollo potencial permitiría al país aumentar sustancialmente el influjo de divisas comerciales y así relajar, al menos parcialmente, presiones circunstanciales sobre el frente externo.

El segundo punto será demostrar cómo las diferentes decisiones de política macroeconómica, agrupadas en dos etapas bien diferenciadas (convertibilidad y post convertibilidad), afectaron la reciente dinámica sectorial (micro). Esto refiere no sólo al comportamiento del régimen productivo y tecnológico, sino también al rol institucional y político que caracterizó al sector durante estos años (Frenkel y Fanelli 1994). Este punto merece una pequeña aclaración. A

2 Fragmento del discurso compartido al recibir el premio Nobel en economía por su trabajo “The Economics of Being Poor”. 3 Según FAO, en Argentina se consumen anualmente alrededor de 6 kg. de pescado por persona.

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diferencia del resto de las actividades primarias, la extracción de un recurso renovable pero “finito” y la inexistencia de derechos de propiedad (al menos hasta la aparición de cuotas4), subordinan las decisiones micro no sólo al plano económico, sino también a la disponibilidad de recursos. Más aún, en un contexto de concentración económica e integración vertical.

El trabajo se estructura de la siguiente manera. En la primera sección, se brinda una breve reseña del entramado sectorial previo al periodo en cuestión. Luego, se analiza la dinámica sectorial durante la era de la Convertibilidad, atendiendo a las consecuencias que significó el cambio de paradigma económico. La complejidad del proceso sugiere que el enfoque más

conveniente sea el de teorización apreciativa (Nelson, 1998) como alternativa a un modelo formal de equilibrio general. Asimismo, la comprobación de las hipótesis planteadas se sustentará en series estadísticas generales, dejando para investigaciones futuras la corroboración mediante métodos econométricos. La tercera sección refiere al periodo post convertibilidad, desde la recuperación hasta la situación actual. Por último, se comparten ideas centrales y perspectivas.

RESEÑA HISTÓRICA

El origen de la actividad pesquera en nuestro país se remonta a comienzos del siglo pasado. En 1920, la construcción del puerto de Mar del Plata con su incipiente flota dio albergue a los primeros pescadores artesanales. Hasta la década de 1950 la principal modalidad industrial para la conservación del pescado era la salazón de la anchoíta. Años más tarde, gracias al financiamiento del Banco Central (BCRA) y la incorporación de buques de altura, la industria giró hacia los congelados.

Sin embargo, fue recién en la década del „70 cuando tuvo su desarrollo más promisorio. Con una flota cada vez más numerosa, y alentado por regímenes legales internos y de promoción, la industria experimentó un cambio en la composición de los destinos de las capturas, hacia procesos de mayor rendimiento (salado, conservas y frigoríficos), lo que significó paralelamente, mayores insumos y valor agregado (ver Gráfico 1).

El contexto internacional también alentó el desarrollo sectorial. Por un lado, el agotamiento de los principales caladeros del norte produjo un cambio tecnológico a nivel mundial hacia los buques factorías, reduciendo el precio de los buques de altura y beneficiando a países como el nuestro, donde aún se presentaban gran diversidad de recursos. Por otro, la escasez general de pescado blanco en los mercados internacionales dio el puntapié hacia la apertura del sector externo, con la merluza como estrella. Esto también implicó ampliaciones de la

4 Ver Régimen Federal de Pesca (Ley N° 24.922).

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capacidad instalada para su procesamiento en tierra. Finalmente hacia fines de la década, se consolidó el derecho patrimonial sobre las aguas jurisdiccionales como Zona Económica Exclusiva (ZEE), ampliadas a 200 millas marinas de la costa.

Posteriormente en la década del „80, se produjo un nuevo cambio en la composición de los desembarques. Una mayor explotación de las especies costeras y de los mercados no tradicionales fue acompañada por el desarrollo de nuevas pesquerías y puertos (por caso, el langostino en el Golfo San Jorge). Se importó una gran cantidad de buques procesadores congeladores, aunque este aumento en la capacidad de explotación no se tradujo necesariamente en mayores desembarques, los cuales no alcanzaron a superar el máximo del periodo anterior (1976-1980).

A pesar del contexto favorable, el desarrollo sectorial no fue lo explosivo que pudo haber sido. Internamente, se presentaron limitaciones tanto del lado de la demanda (escaso desarrollo del mercado interno) como de la oferta. Algunas firmas locales no fueron lo suficientemente flexibles para realizar las transformaciones organizacionales requeridas que buscaban abandonar el modelo industrial prevaleciente de líneas de fileteado soportadas por una sola especie abundante (merluza). En tanto, un segundo grupo de limitantes refiere a factores externos. Además de la crisis económica que golpeó fuertemente al sector, se sumó el conflicto con el Reino Unido que definió una ZEE “británica”, impidiendo que la flota argentina tenga acceso a importantes recursos demersales australes y al calamar, limitando la operatividad, especialmente de buques procesadores congeladores.

EL PERIODO DE ESTUDIO Y LAS INTERACCIONES MACRO-MICRO

A lo largo de esta sección, el trabajo buscará analizar la participación sectorial en la economía nacional y su evolución durante los últimos 20, tratando de entender su dinámica (micro) a partir del contexto (macro). Es decir, estudiar la manera en que los diferentes escenarios afectaron (positiva o negativamente) la conducta y decisiones de los diferentes actores sectoriales, la morfología institucional, y como resultado, la eficiencia y sendero de crecimiento de la industria pesquera en nuestro país.

En pos de simplificar el análisis, se dividió la sección de acuerdo a los dos paradigmas económicos, claramente diferenciables, que caracterizaron el periodo. La primera parte refiere a la dinámica sectorial bajo el Plan de Convertibilidad, mientras que la segunda analiza su evolución durante los años de Post Convertibilidad.

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LA DÉCADA DE LA CONVERTIBILIDAD

El contexto cambió sensiblemente a inicios de los ´90. La fuerte caída en las tasas de interés y una considerable flexibilización en el racionamiento del crédito, brindaron el marco necesario para desactivar los factores fundamentales que habían actuado como promotores de la crisis de deuda en la década anterior, que como vimos, afectó el sendero de crecimiento de muchos sectores productivos, entre ellos la pesca.

La Macroeconomía y el Sector Pesquero en los noventa

La Fase Expansiva (1991-1998)

La adaptación del sector pesquero al nuevo escenario económico, regulado por el Plan de Convertibilidad, giró en torno a tres factores centrales: la apertura comercial (repentina y unilateral), la apreciación real del tipo de cambio y la estabilidad nominal, precedida por un contexto de gran volatilidad.

Dado su carácter netamente transable (se exporta cerca del 70% de las capturas), la apertura comercial tuvo efectos sectoriales, micro y meso económicos. El primer efecto refiere a la

reorganización de la estructura productiva liderada por la racionalización correctiva en el

Micro

Macro

Micro

Contexto

Macro

Estabilidad

Nominal

Apreciación

Cambiaria

Apertura

Económica

Reorganización

Estructural

Innovación

Tecnológica

Racionalización

Correctiva

Precarización

Laboral

Explosión

Productiva

Desempleo Sobre-explotación

de Recursos

Financiamiento

Exportaciones

Cooperativas Reformulación

Institucional

Infraestructura

Diversificación

Regional

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mediano plazo (Bernat 2006). Históricamente, los niveles de productividad de las firmas locales eran sensiblemente inferiores a los arrojados por su competencia extranjera. Sin embargo, las barreras comerciales hasta ese entonces, garantizaban su subsistencia. En tanto, los despachos al exterior dependían puramente de la demanda internacional.

Como respuesta al shock de apertura, las firmas domésticas se vieron súbitamente expuestas a la competencia internacional. Esto obligó incrementos en la productividad que se lograron a través de dos canales. Primero, vía reducción de la mano de obra. Bajo este régimen, la brecha necesariamente debía cerrarse por el lado de la productividad del trabajo. Con la supresión de aranceles, un tipo de cambio fijo, rigidez nominal en los salarios y un margen de ganancia dado (que suponemos constante), la productividad media de los trabajadores (producción/horas trabajadas) es la única variable disponible para ajustar la productividad. Considerando sólo bienes transables, se tiene:

Pe.E . (1+a) = (1+m) . 𝑤

𝑃𝑚𝑒

donde Pe es el precio de los bienes locales, E es el tipo de cambio, a es el arancel, m el margen

de ganacia, w los salarios y Pme la productividad media de los trabajadores.

Así, los procesos fueron reorganizados y reorientados hacia una utilización más eficiente de los recursos. Esto implicó mayores niveles de producción y participación de capital, en desmedro del factor trabajo. Como resultado, aumentó la productividad del empleo, y hasta

en muchos casos se observó una especie de desintegración vertical.

Naturalmente, esta carrera en busca de mayor productividad sectorial no fue gratuita, ya que se tradujo en un progresivo aumento del desempleo y una mayor precarización laboral. En general, el sector pesquero cuenta con cuatro grupos de trabajadores5: los embarcados (marineros), los estibadores, los obreros navales y los procesadores de pescado (filet, conservas y harina). Particularmente, fue este último grupo, nucleado en el Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP), quien más sufrió esta reforma. La aparición de cooperativas de trabajo permitió a las empresas tercerizar la contratación de sus empleados, abandonando la relación de dependencia y empleando “circunstancialmente” a sus trabajadores6. En este

5 Los costos salariales representan un tercio de los costos sectoriales totales. 6 Con relación al marco regulatorio, esta restructuración productiva se dio simultáneamente en un contexto de vacío legal, que fue rápidamente aprovechado por las firmas impulsoras de la cooperativización. Esto estuvo estrechamente alentado por una política nacional que favoreció la flexibilización laboral como cambio fundamental en la orientación de los cambios institucionales (Mateo et al 2010).

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sentido, la desintegración vertical en cooperativas para el proceso de fileteado (un “semi” oficio no calificado y el más intensivo en trabajo dentro de la cadena de valor), fue una clara estrategia de competitividad salarial. En suma, la cooperativización forzosa y la precarización del trabajo se convirtieron en una de las principales estrategias de crecimiento impulsadas por los industriales pesqueros en esos años.

El segundo canal fue la innovación tecnológica. La apertura económica bajo un contexto de apreciación cambiaria permitió realizar inversiones en tecnología y maquinarias, que junto con la reformulación de sus procesos productivos, coadyuvaron al aumento en la productividad. Un tipo de cambio real bajo promovió las firmas a reducir la utilización de insumos no transables en su producción, con efectos directos sobre el empleo y capital humano, mientras que incentivó la renovación de maquinarias en busca de mayor competitividad, especialmente en actividades intensivas en recursos naturales y capital (Frenkel 2004).

En concreto, la flota pesquera registró una gran renovación durante esos años. La masiva incorporación de buques de mediano y gran porte (procesadores arrastreros, tangoneros y poteros), con mucha menor dependencia de instalaciones terrestres para el procesamiento de los pescados, y una elevada capacidad de captura, lideró el cambio tecnológico del sector (ver Tabla 1).

Además de los factores coyunturales, el contexto externo profundizó esta dinámica, multiplicando las oportunidades de acercarse a la frontera de productividad. A la creciente demanda mundial de pescados blancos7, se sumó una delicada situación en los caladeros del Atlántico Norte, lo que provocó un descenso significativo en la productividad de la flota pesquera europea y crecientes problemas de capacidad ociosa. Como resultado, nuestro país

firmó acuerdos y convenios para el establecimiento de empresas mixtas (joint ventures), permitiendo la radicación y concesión de licencias de pesca a firmas internacionales y la importación sin aranceles de buques extranjeros, consolidando las tendencias antes mencionadas8.

Como era de suponer, la entrada de la flota congeladora procesadora provocó cambios radicales en la producción, alterando no sólo la estructura comercial, sino también el perfil de las capturas y la utilización de los puertos. Los desembarques tuvieron un crecimiento exponencial durante el periodo (ver Gráfico 2). Entre 1990 y 1999 se capturaron casi 10 millones de toneladas, una cifra equivalente al total de capturas registradas en los cuarenta

7 FAO, Informe sobre la Pesca Mundial (Roma, varios años). 8 En general, no hubo restricciones al otorgamiento de permisos pesqueros, los cuales en su mayoría se trataban de regímenes de pesca “olímpicos”.

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años anteriores (desde 1950 hasta 1990). El promedio anual de la década fue de 985 mil toneladas, siendo 1997 el año de mayor desembarques (1,34 millones de tn.).

Ante una demanda interna limitada y con claras preferencias sobre la carne roja, esto rápidamente se tradujo en mayores saldos exportables. A partir de 1994, las ventas al exterior pasaron a ser el principal objetivo del sector (ver Gráfico 3). En promedio, se exportó alrededor del 55% de la producción pesquera, siendo sus destinos prioritarios: España (20% de los despachos totales), Japón (15%), Brasil (10%), Corea (6%), EE.UU. (5%) e Italia (5%).

La merluza hubbsi fue la principal especie que explicó este vertiginoso ascenso. Sus capturas crecieron abruptamente hasta 1998, promediando las 500 mil toneladas anuales y explicando alrededor del 45% de la producción total. Así todo, las reformas también diversificaron las

pesquerías. En particular, aumentaron los desembarques de calamar illex y polaca (ver Gráfico 4). El primero mostró un sostenido crecimiento hasta 1997, cuando se desembarcaron 412 mil toneladas. La captura de la polaca arrojó cierto dinamismo en igual proporción, aunque se moderó hacia la segunda mitad de la década.

La mayor actividad sectorial tuvo dos consecuencias directas. Una de ellas fue su diversificación geográfica. Históricamente, el puerto de Mar del Plata concentraba casi el 80% de la producción pesquera total. Sin embargo, durante los ‟90 su participación se redujo al 38%. Paralelamente, crecieron las operaciones en el resto de los puertos argentinos, especialmente Puerto Madryn, Puerto Deseado y Ushuaia, quienes entre los tres sumaron en promedio mayores desembarques que el puerto bonaerense, 19%, 11% y 10%, respectivamente (ver Gráfico 5).

Así, la incorporación de la nueva flota generó el crecimiento de nuevos puertos pesqueros, producto del efecto combinado de preferencias por pesquerías específicas y la promoción de la construcción de infraestructura portuaria en varias provincias patagónicas. Como consecuencia, se diferenciaron dos cadenas de comercialización. Por un lado, la de las firmas poseedoras de la flota congeladora procesadora, que desembarca sus productos congelados (y algunos hasta ya procesados) en los puertos patagónicos para su directa exportación. Por otro, las firmas con flota fresquera, radicada mayoritariamente en Mar del Plata (Puerto Madryn, en menor medida), que acondicionan y/o procesan los pescados desembarcados en las distintas plantas en tierra. Esta última modalidad es la principal encargada de abastecer al mercado interno.

La otra consecuencia inevitable que tuvo esta dinámica (micro) fue la sobre explotación de los recursos naturales. La ausencia de normativas y controles estrictos para regular el funcionamiento de la estructura productiva, mostró el escaso grado de desarrollo de las instituciones participantes. Esto tendió a reforzar y prolongar el desequilibrio macroeconómico, que a su vez, comenzaba a plasmarse en la economía argentina.

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La Recesión y Crisis (1999-2001)

Hacia fines de la década, el sector pesquero comenzó a declinar sensiblemente su performance, producto de dos fenómenos diferentes: uno micro y otro macro. Por un lado, a partir de 1999 comenzaron a registrarse los primeros desequilibrios macroeconómicos, propios del régimen de convertibilidad, que terminaron en la crisis y default de 2001. Estos deprimieron sensiblemente el nivel de actividad y confianza de los agentes, restringiendo gradualmente el financiamiento y las inversiones productivas (ver Gráfico 6).

Así, la primera fase del ciclo de desequilibrio y ajuste se vinculó con la profundización de la turbulencia macro, que determinó la salida de las firmas más pequeñas y menos competitivas del mercado, mientras que las de mayor tamaño concretaron estrategias defensivas de aumento de productividad vía ahorro de empleo, y la postergación de los proyectos de inversión, en particular, los de carácter innovativo. Esto reforzó su posición dominante en el mercado (concentración e integración vertical) de cara al periodo siguiente.

La sobre explotación de los recursos en la fase expansiva obligó a una severa reformulación de las instituciones regulatorias, condicionando directamente la dinámica sectorial. Hasta 1998, la regulación ictícola en el país consistía básicamente en una combinación de controles directos e indirectos. Preveía la regulación del esfuerzo pesquero con el otorgamiento de permisos de pesca, la determinación de artes de pesca obligatorios, la prohibición de ciertos métodos y la restricción de navegación en zonas específicas.

A partir de la promulgación de la Ley Federal de Pesca (1998), se consolidaron las Capturas Máximas Permitidas (CMP), y con ello, el modelo de Cuotas Individuales Transferibles (CITC)9. Además, se promulgó la división de poderes en la administración pesquera nacional: el Consejo Federal Pesquero, encargado de definir la política pesquera, y la Subsecretaría de Pesca, como autoridad de ejecución.

En suma, la crisis económica y especialmente la drástica reducción de las CMP, impactaron de lleno sobre la performance sectorial. La flota pesquera se redujo un 25% en tan solo tres años (de los 411 buques en 1998, solamente 306 permanecían operativos en 2001), mientras que su producción se contrajo un 20%. Entre las pesquerías más castigadas se destaca claramente la merluza, cuya captura se desplomó un 45% en tan sólo dos años.

9 Aunque no se pudieron aplicar hasta 2009, debido a tensiones sectoriales.

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LOS AÑOS POST CONVERTIBILIDAD

Luego de la estabilización, tras el cambio de política económica, el sector pesquero fue recuperando gradualmente sus estándares productivos. Mientras que la salida de la

Convertibilidad otorgó mayor discrecionalidad a los policy-maker para promover medidas alentadoras, los mayores controles y regulaciones públicas posibilitaron una explotación sustentable del recurso. Así todo, el desarrollo sectorial aún presenta importantes desafíos por resolver.

La Macroeconomía y el Sector Pesquero en la Post Convertibilidad

La Recuperación (2002-2008)

A partir de 2002, las condiciones macroeconómicas comenzaron a cambiar, y con ello, la dinámica sectorial. El nuevo contexto estuvo caracterizado por un mayor nivel de actividad, un tipo de cambio depreciado y precios internacionales sensiblemente superiores al promedio histórico. Estos tres factores configuraron un cuadro que posibilitó la rápida recuperación económica no sólo de la industria pesquera, sino también del resto de las actividades primarias.

Contexto

Macro

Micro

Macro

Micro

Inflación Precios

internacionales

Tipo de Cambio

elevado Mayor Actividad

Producción

Ganancia de

Comp. - Precio

Más firmas y

empleados

Crisis

Internacional

Escasa I+D Aumento de

Costos

Estancamiento

Sectorial

Controles y

Regulaciones Exportaciones

Apreciación Real

Reprimarización

Productiva

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El nivel de actividad promovió la creación de nuevas firmas y la incorporación del factor trabajo (ver Gráfico 7). De acuerdo a datos del Ministerio de Trabajo (MTEySS), entre el 2001 y 2006 se crearon 6.365 firmas en el sector, en su mayoría de gran tamaño, representando un incremento de casi el 60%. Esto tuvo su correlato en el mercado laboral. Durante el mismo periodo, el sector absorbió más de 9.100 trabajadores (6.400 tripulantes y 2.700 procesadores), lo que significó un aumento de 55% de su planta permanente.

Como resultado, los niveles de producción aumentaron a pesar de que la flota se mantuvo invariante. Mientras en 2001 se desembarcaban 890 mil toneladas de pescado, cinco años más tarde las capturas totalizaron 1.073.755 tn., arrojando un crecimiento productivo del 21%. Más allá de la anchoíta, cuya captura creció exponencialmente (145%) debido a los

conflictos de la flota costera y fresquera durante la crisis, la merluza hubbsi volvió a ser la vedette del sector, promediando las 300 mil toneladas anuales (+70%). En tanto, las capturas de calamar y langostino mostraron tendencias decrecientes en esos años.

Asimismo, un tipo de cambio depreciado aumentó la propensión a exportar. La salida de la Convertibilidad y la flotación administrada de un tipo de cambio real elevado permitió que los costos expresados en divisas se redujeran significativamente. En consecuencia, las firmas locales se volvieron más competitivas pudiendo incrementar sus saldos exportables. En efecto, las exportaciones aumentaron un 38% en los primeros cinco años de post convertibilidad (en 2006 se despacharon 628 mil toneladas de pescado, mientras que en 2001 esa cifra giró en torno a los 453 mil tn.). Dado que el salto en la producción no fue en la misma proporción, esto también implicó una mayor participación de las exportaciones. En concreto, las ventas al exterior pasaron a explicar más del 60% de las capturas totales.

Los números son aún más contundentes si se les incorpora el efecto precio. La tendencia de los precios internacionales de los principales productos de exportación ha sido creciente en todo el periodo, a excepción del langostino quien sufrió importantes fluctuaciones. Si bien no se calcularon los precios discriminados para cada una de las especies, el precio promedio por tonelada del agregado arrojó un incremento de 47% entre el 2002 y 2008 (ver Gráfico 8). En particular, la tonelada de merluza congelada pasó de USD 805 a USD 2.745 en tan sólo seis años.

Así todo, las firmas (nuevas y existentes) se limitaron a usufructuar la ganancia de competitividad precio derivada del contexto macroeconómico, sin llegar a implementar inversiones que apuntaran a incrementar sustancialmente los niveles de productividad. Como consecuencia, la dinámica sectorial estuvo estrechamente ligada a la preservación de un tipo de cambio real elevado y precios internacionales favorables.

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El Estancamiento (2009-2014)

A partir de la segunda mitad del periodo de post-convertibilidad, la tendencia comenzó a revertirse. Por un lado, la creciente inflación doméstica frente a un tipo de cambio relativamente estable, erosionó la ventaja cambiaria y trajo mayor volatilidad e incertidumbre. El permanente aumento en los costos internos (salarios, combustibles, insumos, etc.) respecto a la tasa de devaluación provocó la progresiva apreciación cambiaria, casi a niveles similares a los de la convertibilidad (ver Gráfico 9). Como resultado, las ganancias competitivas se fueron disolviendo.

Actualmente, los efectos negativos de este esquema (inflación moderada, brecha cambiaria, restricciones comerciales) alientan conductas microeconómicas de adaptación. Bajo incertidumbre es más fácil equivocarse, por lo que la flexibilidad para cambiar decisiones del pasado presenta un premio económico. Además, a igual periodo de maduración, los beneficios esperados de los proyectos con mayor riesgo son descontados a una tasa excesivamente alta. De allí que las conductas conservadoras y defensivas pueden ser las más

rentables ya que garantizan mayor flexibilidad. En definitiva, este contexto de preferencia

extrema por la flexibilidad incentiva aquellos proyectos de rápido retorno y rentabilidad segura, en detrimento de otros de horizonte más largo. La escasa inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) o la nula modernización de la flota en los último años, sean acaso buenos ejemplos de esta estrategia.

A nivel micro, los controles y regulaciones en busca de una explotación sustentable se intensificaron. Las CITC, que venían a reemplazar los permisos irrestrictos, entraron en plena vigencia a partir de 2009. Ellas definen la cuota para cada buque en base a la CMP de cada especie, brindando previsibilidad en las capturas. La cuota otorgada dependerá de: la inversión realizada, el promedio de captura entre 1989 y 1996, el personal ocupado, el volumen de producción y los antecedentes de infracciones. De esta manera, al no haber competencia por la pesca, el sistema supone innecesario el crecimiento desmesurado del esfuerzo pesquero.

Si bien estas regulaciones son ineludibles si se pretende evitar una crisis como la de finales de los noventa, su aplicación no sólo afecta el nivel de producción sino que también presenta algunos desafíos. Primero, implica una gran inversión pública para viabilizar el control efectivo sobre las capturas asegurando el cumplimiento de la normativa10. Segundo, el carácter de transferibilidad de las cuotas dentro de un sector notoriamente concentrado,

10 En este sentido, el BID ha otorgado recientemente un crédito al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP) que permitirá: modernizar el Sistema de Información Pesquera (SIIP), adquirir equipamiento de monitoreo a bordo para favorecer la aplicación del Sistema Integrado de Control (SIC), y capacitar al cuerpo de inspectores (ver BID AR-L1159).

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otorga cierta arbitrariedad a las firmas en el manejo de las CITC, retroalimentando su posición dominante.

Todo esto, sumado a los conflictos gremiales producto de la estructura productiva11, implica un menor nivel de producción. En concreto, si se consideran las capturas anuales desde 2009, sólo el año pasado se alcanzó la barrera de las 800 mil toneladas, cifra que había sido superada ininterrumpidamente desde 1993.

En el plano externo, la crisis internacional también condicionó la dinámica vía precios. Por caso, el precio de la merluza congelada en 2013 se contrajo un 11% respecto de 2008. De todas formas, los registros se mantienen largamente por encima de sus promedios históricos. Un ejemplo de ello son las exportaciones nacionales, quienes pese a la moderación en precios, continúan en franco ascenso. Puesto en números, en 2013 se exportaron USD 1.500 millones, promediando unos USD 1.350 millones en el último lustro, representando marcas históricas para el sector (ver Gráfico 10).

Sin embargo, quizás sea este uno de los rasgos más preocupante de la dinámica reciente. A pesar del aumento sostenido de las exportaciones, la complejización productiva permanece pendiente (ver Gráfico 11). La mayor parte de las ventas al exterior consisten en productos congelados con mínima elaboración (casi el 80% de los despachos son Pescados y Mariscos sin elaborar). Esto presenta tres desventajas. Desde las firmas, resta valor agregado al producto finalmente exportado. Desde un enfoque socioeconómico, alienta la integración vertical, incrementando la concentración del mercado, y reduce la capacidad sectorial para generar empleo. Particularmente, el modelo extractivo de la flota congeladora tiene una desfavorable relación esfuerzo pesquero-trabajo, ya que explota una mayor cantidad de recursos naturales con una menor utilización del factor humano. Es decir, la riqueza que se produce a partir de la explotación de los recursos pesqueros de propiedad común no sólo es apropiada de manera privada, sino que también resulta regresivamente distribuida.

11 En 2012, los reclamos gremiales por mejoras laborales y salariales mantuvieron frenada la actividad en el Puerto de Mar del Plata durante cuatro meses.

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CONCLUSIONES

A lo largo de los últimos 20 años, la evolución del sector pesquero ha fluctuado de la mano del contexto económico. Luego de que el régimen de Convertibilidad dejara en crisis a gran parte del sector debido a la depredación de los recursos, los comienzos del periodo de post convertibilidad parecieron brindar el marco necesario para un definitivo desarrollo sustentable. Sin embargo, la estabilidad macroeconómica y un tipo de cambio real elevado no

parecen ser suficientes para alcanzar una dinámica de crecimiento virtuoso. La reprimarización

productiva es una consecuencia directa de la estrategia ganancia de competitividad-precio, adoptada por las firmas ante esta coyuntura. De allí, la importancia en la promoción de incentivos puntuales (fiscales, normativos, etc.) que estimulen y regulen el nivel de actividad (micro) y complementen el contexto (macro).

Por otro lado, un crecimiento sustentable plantea la necesidad de reforzar los incentivos conservacionistas. La particular explotación de la pesca (libre acceso a los recursos, incertidumbre en cuanto a su disponibilidad y escasa selectividad en las artes de pesca) obliga a una intervención permanente de la autoridad regulatoria, en busca de determinar el grado de captura sustentable y adecuar el esfuerzo pesquero a los recursos disponibles. Más aún, considerando que esos recursos son un bien público.

Por último, el alto grado de internacionalización del sector permite soñar con una fuente permanente de divisas en los próximos años. La recurrente restricción externa plantea desafíos a la economía doméstica en la generación de divisas para su crecimiento. En este sentido, la industria pesquera ofrece importantes potencialidades de cara a un contexto internacional por demás favorable. En definitiva, será responsabilidad de los diferentes actores sectoriales explotar dicha ventaja comparativa.

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REFERENCIAS

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Hobert, M. 2009. “Sector Pesquero. Un recurso económico no convencional”. Observatorio de Políticas Públicas.

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Lanari, M. y Cutuli, R. 2010. “Trabajadores de la industria pesquera procesadora: conserva

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Page 16: El sector pesquero argentino

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Villalobos, R. 2013. “Diagnóstico del Sector Pesquero y Acuícola en la Argentina”. Banco Interamericano de Desarrollo.

Page 17: El sector pesquero argentino

Página 16

ANEXO

Gráfico 1. Participación del Sector Pesquero en la Economía Argentina.

Fuente: Elaboración propia en base a INDEC y Ferreres.

Gráfico 2. Desembarques Totales Anuales.

En miles de toneladas.

Fuente: Elaboración propia en base a MAGyP.

0%

1%

2%

3%

4%

5%

6%

19

35

19

38

19

41

19

44

19

47

19

50

19

53

19

56

19

59

19

62

19

71

19

74

19

77

19

80

19

83

19

86

19

89

19

92

19

95

19

98

20

01

20

04

20

07

20

10

20

13

% Prod. Primarios

% PBI

0

200

400

600

800

1.000

1.200

1.400

1960

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1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000

2002

2004

2006

2008

2010

2012

2014

Crecimiento Inestabilidad Convertibilidad Post Convertibilidad

Page 18: El sector pesquero argentino

Página 17

Gráfico 3. Producción: Consumo Interno vs. Exportaciones.

En miles de toneladas.

Fuente: Elaboración propia en base a MAGyP.

Gráfico 4. Capturas según Principales Especies.

En miles de toneladas.

Nota: Datos de la merluza hubbsi corresponden a capturas registradas al sur del paralelo de 41°.

Fuente: Elaboración propia en base a MAGyP.

30%

35%

40%

45%

50%

55%

60%

65%

70%

0

200

400

600

800

1.000

1.200

1.400

1.60019

92

1993

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1999

2000

2001

2002

2003

2004

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2006

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2011

2012

2013

Consumo Int. Exportaciones Part. Expo. (eje der.)

0

50

100

150

200

250

300

350

400

450

500

1989

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1991

1992

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1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

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2011

2012

2013

2014

Anchoíta Merluza Polaca Langostino Calamar

Page 19: El sector pesquero argentino

Página 18

Gráfico 5. Desembarques según Principales Puertos.

En toneladas

Fuente: Elaboración propia en base a MAGyP.

Gráfico 6. Financiamiento al Sector Pesquero.

Saldos a diciembre, en millones de pesos de 1993.

Fuente: Elaboración propia en base a BCRA.

0

100

200

300

400

500

60019

89

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

Mill

are

s

Madryn-Deseado-Ushuaia

Mar del Plata

0

20

40

60

80

100

120

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

Page 20: El sector pesquero argentino

Página 19

Gráfico 7. Relación entre Nuevas Firmas y Nivel de Actividad

Fuente: Elaboración propia en base a MTEySS, INDEC y Congreso.

Gráfico 8. Evolución de Precios Internacionales.

En USD por tonelada.

Nota: Estimado de acuerdo al precio promedio por tonelada exportada.

Fuente: Elaboración propia en base a Comtrade (ONU), INDEC y MAGyP.

-15%

-10%

-5%

0%

5%

10%

15%

-10% -5% 0% 5% 10% 15% 20% 25%

Firmas

PBI

0

500

1.000

1.500

2.000

2.500

3.000

3.500

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

Agregado

Merluza

Page 21: El sector pesquero argentino

Página 20

Gráfico 9. Tipo de Cambio Real Multilateral.

Base Dic-2001 = 1.

Fuente: Elaboración propia en base a BCRA, INDEC y Congreso.

Gráfico 10. Exportaciones Sector Pesquero.

Promedio anual, en USD millones.

Fuente: Elaboración propia en base a MAGyP.

Jun-022,79

Dic-141,39

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

2,5

3,01

99

4

19

94

19

95

19

96

19

97

19

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19

99

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00

20

01

20

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20

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20

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20

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20

05

20

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20

07

20

08

20

09

20

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20

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20

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20

13

20

14

797846

989

1.352

0

200

400

600

800

1.000

1.200

1.400

1992-98 1999-01 2002-08 2009-13

Page 22: El sector pesquero argentino

Página 21

Gráfico 11. Composición de la Exportaciones Pesqueras.

En USD millones.

Fuente: Elaboración propia en base a MAGyP.

Tabla 1. Flota Pesquera por tipo.

Fuente: Elaboración propia en base a INIDEP.

0

200

400

600

800

1.000

1.200

1.400

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Prod. Primarios

MOA

Año Fresqueros Tangonero Potero Arrastrero Palangrero Surimi Viera Total

1989 146 19 6 53 4 1 0 229

1990 152 25 12 58 5 1 0 253

1991 151 39 23 59 6 2 0 280

1992 141 48 40 72 6 5 0 312

1993 135 53 48 78 13 6 0 333

1994 136 55 67 77 16 6 0 357

1995 134 58 75 86 23 5 0 381

1996 135 61 88 89 25 5 4 407

1997 132 60 101 91 21 5 4 414

1998 133 59 101 89 20 5 4 411

1999 132 59 42 92 15 5 4 349

2000 139 62 40 53 12 4 3 313

2001 134 65 46 46 8 3 4 306

2002 136 72 53 37 8 3 4 313

2003 140 78 70 39 8 3 4 342

2004 142 79 77 36 7 3 4 348

2005 143 77 77 42 6 3 4 352

2006 141 79 78 37 6 3 4 348

2007 136 81 86 40 6 3 5 357

2008 136 81 83 41 5 3 4 353

2009 135 81 77 43 4 3 4 347

2010 135 79 73 44 3 2 4 340

2011 131 78 77 42 3 2 4 337

2012 130 70 70 40 3 2 4 319