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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS RETAMATCH BOLETÍN MENSUAL 1999-2004

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EL PODER EDUCATIVO

DE LOS CLÁSICOS

RETAMATCH BOLETÍN MENSUAL 1999-2004

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IndiceSÓFOCLES ..................................................... 3DON FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS ............... 4GONZALO DE BERCEO ....................................... 5PLATÓN ........................................................ 6SANTA TERESA DE JESÚS ..................................... 7JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA ............................ 8FRAY LUIS DE LEÓN ........................................... 9MOLIÈRE (JEAN BAPTISTA POQUELIN) ..................... 10GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS ....................... 11BALTASAR GRACIÁN ........................................ 12LUCIO ANNEO SÉNECA .................................... 13PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA .......................... 14FEDOR DOSTOYEVSKI ....................................... 15SIR WILLIAM SHAKESPEARE ................................ 16JORGE MANRIQUE .......................................... 17ARISTÓTELES ................................................. 18ARISTÓTELES ................................................. 19MIGUEL DE CERVANTES..................................... 20AGUSTÍN MORETO Y CABAÑA ............................ 21LOPE FÉLIX DE VEGA CARPIO .............................. 22D. JUAN MANUEL .......................................... 23LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE ............................ 24ARISTÓTELES ................................................. 25D. ÍÑIGO LÓPEZ DE MENDOZA,MARQUÉS DE SANTILLANA .................................. 26SAN JUAN CRISÓSTOMO .................................. 27

MIGUEL DE CERVANTES..................................... 28JACINTO BENAVENTE ....................................... 29JUAN RUIZ DE ALARCÓN ................................... 30JUAN LUIS VIVES ............................................ 31BENITO PÉREZ GALDÓS .................................... 32JAIME BALMES ............................................... 33SERAFÍN ESTÉBANEZ CALDERÓN (EL SOLITARIO) ......... 34RAIMUNDO LULIO ........................................... 35DANTE ALIGHIERI ............................................ 36BALTASAR GRACIÁN ........................................ 37CICERÓN .................................................... 38GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER .............................. 39ESOPO ....................................................... 40ALESSANDRO MANZONI ................................... 41LEON TOLSTOI ............................................... 42TIRSO DE MOLINA .......................................... 43BALTASAR GRACIÁN ........................................ 44HOMERO..................................................... 45CHARLES DICKENS .......................................... 46JUAN DEL ENCINA .......................................... 47ALFONSO X EL SABIO ...................................... 48ANTONIO DE GUEVARA .................................... 49RUBÉN DARÍO ............................................... 50QUINTO HORACIO FLACO................................. 51FÉLIX MARÍA DE SAMANIEGO Y ZABALA ................. 52RAMÓN DE MESONERO ROMANOS ...................... 53

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

PRUDENCIA Y ARROGANCIA

ATENEA A ODISEO: Por eso precisamente, viendo tales cosasnunca digas tú mismo una palabra arrogante contra los dioses, ni tevanaglories si estás por encima de alguien o por la fuerza de tu brazoo por la importancia de tus riquezas. Que un solo día abate y, otravez, eleva todas las cosas de los hombres. Los dioses aman a losprudentes y aborrecen a los malvados. (Ayax)

LA CADUCIDAD DEL MAL

AYAX A TECMESA: Las más terribles y resistentes cosas cedenante mayores prerrogativas, y así, los inviernos con sus pasos de nievedejan paso al verano de buenos frutos. Y el círculo sombrío de la nochese aparta ante el día de blancos corceles para que brille su luz. Y elsoplo de terribles vientos calma el ruidoso mar; el omnipotente sueñolibera tras haber encadenado y no te tiene por siempre aunque te hayaapresado. (Ayax)

EL TEMOR BENEFICIOSO

MENELAO A TEUCRO: Y es preciso que el hombre, aunquesea corpulento, crea que puede caer, incluso por un pequeño contra-tiempo. Quien tiene temor y, a la vez, vergüenza sabe bien que tienesalvación. Y donde se permite la insolencia y hacer lo que se quiera,(…) con el tiempo caería al fondo, aunque corrieran vientos favora-bles. Que tenga yo también un oportuno temor, y no creamos que,si hacemos lo que nos viene en gana, no lo pagaremos a nuestra vezcon cosas que nos aflijan. (Ayax)

VALOR DEL TIEMPO

CREONTE A EDIPO Afirmo que es igual rechazar a un buenamigo que la propia vida, a la que se estima sobre todas las cosas. Conel tiempo, podrás conocer que esto es cierto, ya que sólo el tiempomuestra al hombre justo, mientras que podrías conocer al perverso enun solo día. (Edipo Rey)

EL AMOR A LA PATRIA

CREONTE A LOS CIUDADANOS: Pero es imposible conocerel alma, los sentimientos y las intenciones de un hombre hasta que semuestre experimentado en cargos y en leyes. Y el que al gobernar unaciudad entera no obra de acuerdo con las mejores decisiones, sino quemantiene la boca cerrada por el miedo, ése me parece –y desde siempreme ha parecido– que es el peor. Y al que tiene en mayor estima a unamigo que a su propia patria no lo considero digno de nada. Pues yo–¡sépalo Zeus que todo lo ve siempre!– no podría silenciar la desgra-cia que viera acercarse a los ciudadanos en vez del bienestar, ni nuncamantendría como amigo mío a una persona que fuera hostil al país,sabiendo que es éste el que nos salva y que, navegando sobre él, escomo felizmente haremos los amigos. Con estas normas pretendo yoengrandecer la ciudad. (Antígona)

LA CORRUPCIÓN DEL DINERO

CREONTE AL CORIFEO: Ninguna institución ha surgido peorpara los hombres que el dinero. Él saquea las ciudades y hace salira los hombres de sus hogares. Él instruye y trastoca los pensamientosnobles de los hombres para convertirlos en vergonzosas acciones. Élenseñó a los hombres a cometer felonías y a conocer la impiedad detoda acción. Pero cuantos por una recompensa llevaron a cabo cosastales concluyeron, tarde o temprano, pagando un castigo.(Antígona)

LA LEY NATURAL

ANTÍGONA A CREONTE : No fue Zeus el que los ha mandadopublicar, ni la justicia que vive con los dioses de abajo la que fijó talesleyes para los hombres. No pensaba que tus proclamas tuvieran tantopoder como para que un mortal pudiera transgredir las leyes noescritas e inquebrantables de los dioses. Éstas no son de hoy ni de ayer,sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron. No iba yo a obtenercastigo por ellas de parte de los dioses por miedo a la intención dehombre alguno. (Antígona)

SOBRE LA CONDICIÓN HUMANA

SÓFOCLES

Nació en Colono, pueblecito cercano a Atenas, hacia en 497 a.C. Discípulo del músicoLampro, obtiene su primer triunfo en el concurso anual de trágicos en el año 468 a.C. frentea Esquilo. A lo largo de su vida cosechará 20 veces el primer galardón en Atenas.

Muy estimado por sus compatriotas llegó a ser elegido estratego en el año 440 para la guerracontra Samos, debido al enorme éxito de Antígona. De carácter piadoso fue sacerdote de Alcón,compuso un peán en honor de Asclepio y dedicó un santuario a Heracles. Amigo de Herodoto,quien influyó en alguna de sus obras. Muere en el 405 a.C. a los 92 años, cuatro después de lapublicación de su última gran obra: Edipo en Colono.En ella se recogen unas palabras que sonsu mejor epitafio: «Bienaventurado Sófocles que murió tras vivir mucho tiempo, varón feliz y diestro,que compuso muchas hermosas tragedias y murió bien sin haber soportado desgracia alguna».

Principales obras: de las 123 tragedias que se le atribuyen y que se han perdido en gran parte,destacan: Ayax, Teucro, Antígona, Las Traquinias, Edipo rey, Electra, Filoctetes y Edipo en

Colono. Maestro de la descripción de los caracteres, destaca en Sófocles el canto a la soledady el dolor de sus héroes, sobresaliendo su sacrificio por el honor y las obligaciones familiares.Los matices y los medios tonos coadyuvan al hondísimo estudio del alma que hace en sus obras,convirtiéndole en uno de los más grandes dramaturgos de la literatura universal. De él dijoAristóteles que representaba a los hombres tal como tendrían que ser.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

BANALIDAD DE LA APARIENCIA

de su proprio alimento combatida.¡Oh, cuánto, inadvertido, el hombre yerra:que en tierra teme que caerá la vida,y no ve que, en viviendo, cayó en tierra!

SERMÓN ESTOICO DE CENSURA MORAL(FRAGMENTO)

La grandeza invidiada,la riqueza molesta y espiada,el polvo cortesano,el poder soberano,asistido de penas y de enojos,siempre tienen quejosos a los ojos,amedrentado el sueño,la consciencia con ceño,la verdad acusada,la mentira asistente,miedo en la soledad, miedo en la gente,la vida peligrosa,la muerte apresurada y belicosa.

DESENGAÑO DE LA EXTERIOR APA-RIENCIA CON EL EXAMEN INTERIOR Y

VERDADERO¿Miras este gigante corpulentoque con soberbia y gravedad camina?Pues por de dentro es trapos y fajina,y un ganapán le sirve de cimiento.Con su alma vive y tiene movimiento,y adonde quiere su grandeza inclina;mas quien su aspecto rígido examina,

desprecia su figura y ornamento.Tales son las grandezas aparentesde la vana ilusión de los tiranos:fantásticas escorias eminentes.¿Veslos arder en púrpura, y sus manosen diamantes y piedras diferentes?Pues asco dentro son, tierra y gusanos.

SALMO IXCuando me vuelvo atrás a ver los añosque han nevado la edad florida mía;cuando miro las redes, los engañosdonde me vi algún día,más me alegro de verme fuera dellos,que un tiempo me pesó de padecellos.Pasa veloz del mundo la figura,y la muerte los pasos apresura;la vida nunca para,ni el Tiempo vuelve atrás la anciana cara.Nace el hombre sujeto a la Fortuna,y en naciendo comienza la jornadadesde la tierna cunaa la tumba enlutada;y las más veces suele un breve pasodistar aqueste oriente de su ocaso.Sólo el necio mancebo,que corona de flores la cabeza,es el que sólo empiezasiempre a vivir de nuevo.Pues si la vida es tal, si es desta suerte,llamarla vida agravio es de la muerte.

MUESTRA EL ERROR DE LO QUE SEDESEA Y EL ACIERTO EN NO ALCANZAR

FELICIDADESSi me hubieran los miedos sucedidocomo me sucedieron los deseos,Los que son llantos hoy fueran trofeos:¡mirad el ciego error en que he vivido!Con mis aumentos proprios me he perdido;Las ganancias me fueron devaneos;consulté a la Fortuna mis empleos,y en ellos adquirí pena y gemido.Perdí, con el desprecio y la pobreza,la paz y el ocio; el sueño, amedrentado,se fue en esclavitud de la riqueza.Quedé en poder del oro y del cuidado,sin ver cuán liberal Naturalezada lo que basta al seso no turbado.

REPITE LA FRAGILIDAD DE LA VIDA,Y SEÑALA SUS ENGAÑOS Y SUS

ENEMIGOS¿Qué otra cosa es verdad sino pobrezaen esta vida frágil y liviana?Los dos embustes de la vida humana,desde la cuna, son honra y riqueza.El tiempo, que ni vuelve ni tropieza,en horas fugitivas la devana;y, en errado anhelar, siempre tirana,la Fortuna fatiga su flaqueza.Vive muerte callada y divertidala vida misma; la salud es guerra

DON FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS

Nace en Madrid en 1580. Estudia en Alcalá y Valladolid, donde empieza a interveniren tareas literarias. A partir de 1616 le encontramos acompañando al Duque de Osuna,para quien gestionará el Virreinato de Nápoles. Sus servicios le proporcionarán la con-cesión del hábito de Caballero de Santiago. Derribado Osuna, Quevedo es desterrado asu señorío de la Torre de Juan Abad. La subida al poder de Felipe IV le permitió acercarseal nuevo valido, el Conde-Duque de Olivares, y obtener cargos en la Corte; pero a causade un cierto memorial satírico que apareció en Palacio, es apresado y encarcelado enS. Marcos de León. A la caída de Olivares en 1643, obtuvo la libertad que disfrutaría pocotiempo pues, retirado a Villanueva de los Infantes gravemente enfermo, falleció el 18 deseptiembre de 1645. Hombre de vastísima cultura, dominó las ciencias más dispares, tantoreligiosas como profanas; hablaba el francés, el italiano y el portugués como su propioidioma, y dominaba el latín, el griego y el hebreo.

Máximo representante, junto a Gracián, del Conceptismo literario, Quevedo se nosmuestra como un entusiasta de la viveza en la frase; estas, cortas y nerviosas, le permitendemostrar su extraordinario ingenio. En él está presente la sátira, la mordacidad y untono de amargura.

De sus obras en prosa destacan Los sueños y El Buscón. En poesía, sus poemasburlescos, satíricos religiosos y morales forman la mitad de su obra y le convierten enuno de los más grandes poetas de la literatura española.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

Amigos y vasallos de Dios omnipotente,si escucharme quisierais de grado atentamente,yo os querría contar un suceso excelente:al cabo lo veréis tal, verdaderamente.

Yo, el maestro Gonzalo de Berceo llamado,yendo en romería acaecí en un pradoverde, y bien sencido, de flores bien poblado,lugar apetecible para el hombre cansado.

Daban olor soberbio las flores bien olientes,refrescaban al par las caras y las mentes;manaban cada canto fuentes claras corrientes,en verano bien frías, en invierno calientes.

Gran abundancia había de buenas arboledas,higueras y granados, perales, manzanedas,y muchas otras frutas de diversas monedas,pero no las había ni podridas ni acedas.

La verdura del prado, el olor de las flores,las sombras de los árboles de templados saboresrefrescáronme todo, y perdí los sudores:podría vivir el hombre con aquellos olores.

Nunca encontré en el siglo lugar tan deleitoso,ni sombra tan templada, ni un olor tan sabroso.Me quité mi ropilla para estar más viciosoy me tendí a la sombra de un árbol hermoso.

A la sombra yaciendo perdí todos cuidados,y oí sones de aves dulces y modulados:nunca oyó ningún hombre órganos más templadosni que formar pudiesen sones más acordados.(…)

En esta romería tenemos un buen pradoen que encuentra refugio el romero cansadoes la Virgen Gloriosa, madre del buen Criadodel cual otro ninguno igual no fue encontrado.

Este prado fue siempre verde en honestidad,porque nunca hubo mácula en su virginidad;post partum et in parta fue Virgen de verdad,ilesa e incorrupta toda su integridad.

Las cuatro fuentes claras que del prado manabannuestros cuatro evangelios eso significaban:que los evangelistas, los que los redactaban,cuando los escribían con la Virgen hablaban.

Cuanto escribían ellos, ella se lo enmendaba;sólo era bien firme lo que ella alababa:parece que este riego todo de ella manaba,cuando sin ella nada a cabo se llevaba.

La sombra de los árboles, buena, dulce y sanía,donde encuentra refugio toda la romería,muestra las oraciones que hace Santa María,que por los pecadores ruega noche y día.

Cuantos son en el mundo, justos y pecadores,coronados y legos, reyes y emperadores,allí corremos todos, vasallos y señores,y todos a su sombra vamos a coger flores.

Los árboles que hacen sombra dulce y donosason los santos milagros que hace la Gloriosa,que son mucho más dulces que la azúcar sabrosa,la que dan al enfermo en la cuita rabiosa.

(Versión modernizada. Editorial Castalia)

GONZALO DE BERCEO

Se suele repetir que Gonzalo de Berceo es el primer poeta castellano denombre conocido. Natural de Berceo, en la Rioja, y sacerdote, se documentadesde el año 1220, cuando sería joven, y murió viejo antes de 1264; era hombrede cultura monástica, e incluso se ha supuesto que estuviera en relación conla Universidad de Palencia, la más antigua de las españolas. Es realmentenotable la numerosa, aunque no variada, producción literaria de Berceo quese ha conservado, autor muy respetado desde el siglo XVI y cuyo nombre nodesconoce ningún español con estudios, porque se trata de él en las primeraslecciones de literatura española.

Menos en algún caso excepcional, toda la producción de Berceo estáescrita en cuaderna vía y toda ella es de carácter religioso, pues parece quelo más prudente es considerar infundada la atribución del Libro de Alexandre

a su pluma, como hace un manuscrito, aunque esta atribución cuenta última-mente con defensores. De hecho, Berceo es un fervoroso y convencido pro-pagador de temas literarios que pueden hacer bien al alma de suscontemporáneos, ejemplarizarlos con biografías de santos e iluminarlos acre-centando su amor a María. Pero toda su extensa obra es, de hecho, adaptaciónal verso castellano de obras piadosas escritas en latín, de libros que tenía enla biblioteca de su monasterio, y que, deseoso de que todos participaran desu eficacia moral, trasladó al fácil y expresivo sistema de la cuaderna vía.

Martín de Riquer y José María Valverde

HABLAR DE LA VIRGEN EN ROMÁN PALADINO

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

ACONSEJAR RESPETANDO LA LIBERTAD

Cuando alguien me pide consejo acerca de algún punto impor-tante referente a su propia vida, como por ejemplo la adquisiciónde bienes o el cuidado del cuerpo o del espíritu, si a mí me pareceque su conducta habitual se ajusta a cierto método, o que al acon-sejarle me obedecerá de buen grado en los puntos sobre los que meconsulta, pongo en mis consejos todo el corazón y no me limito adárselos de modo solamente formulario. Pero si una persona no mepide consejo en absoluto o bien me resulta evidente que al aconse-jarla no me va a obedecer, yo no acudo con mis consejos a esapersona por propia iniciativa; y ejercer coacción sobre ella no loharía aunque se tratara de mi propio hijo.

RESPONSABILIDAD MORAL

Hay que creer siempre y realmente en las tradicionales y sagra-das doctrinas que nos enseñan que el alma es inmortal, que estásometida a jueces y que sufre los máximos castigos cuando se separadel cuerpo; de aquí que se deba considerar el ser víctima de grandesdelitos e injusticias como mal menor que cometerlos. El hombreansioso de bienes materiales y pobre de espíritu no escucha estasdoctrinas y, si las escucha, las ridiculiza (o al menos él así lo cree)y se lanza con impudente rapacidad y sin reparar en su origen sobretodo aquello que supone en su bestial afán que le ha de servir demedio para comer, beber, o saciarse de ese placer servil y groseromal llamado amor. Está ciego, no ve el mal tan grande que entrañacada uno de sus delitos en esos actos de rapacidad contaminados deimpiedad, impiedad que forzosamente ha de arrastrar el prevarica-dor en su peregrinación sobre la tierra y en su viaje a las moradassubterráneas, viaje vergonzoso y miserable en todo y dondequiera.

No hay pueblo ni hombre que pueda ser dichoso si su vida notranscurre bajo las normas de la justicia unida a la sensatez, yaporque las haya alcanzado por sí mismo, ya porque piadosos rec-tores le hayan educado e instruido debidamente en sus costumbres.

LA VOCACIÓN DEL FILÓSOFO

A esta clase de personas hay que mostrarles la empresa filosóficaen toda su amplitud, su verdadero carácter, las dificultades queofrece y el esfuerzo que significa. El que lo oye, si es un verdaderofilósofo, dotado por los dioses de un carácter apto para esta cienciay digno de ella, juzga que se ha abierto a su consideración una rutamaravillosa, que debe emprenderla al punto y que no merece la penavivir obrando de otro modo. Inmediatamente pone a contribucióntodos sus esfuerzos y los de la persona que dirige sus pasos, y nocesa hasta dar fin a la empresa o a adquirir fuerzas suficientes parapoder caminar solo sin necesidad de guía. De esta manera y deacuerdo con estas convicciones vive el hombre en cuestión, dedicadoa sus ocupaciones, cualesquiera que ellas sean, pero ateniéndosesiempre y en todo a la filosofía y a un régimen de vida cotidiano quepueda crear en él sobriedad de espíritu.(…)

Pero los que no son verdaderos filósofos, los que no tienen sinouna tintura de opiniones, a la manera de gentes cuyos cuerpos estánligeramente tostados por el sol, al ver lo mucho que hay que apren-der, la magnitud de la labor que ello significa y la moderación delrégimen de vida que la empresa exige, juzgándolo difícil y aunimposible para ellos, no son capaces de ponerse a practicarlo, yalgunos llegan a persuadirse de que han oído bastante de todo y queno han menester de más esfuerzos.

DE LAS CARTAS DE PLATÓN

PLATÓN

Nació el año 428 a.C., seguramente en la isla de Egina, pero vivió en Atenasdesde muy pequeño. Pertenecía a una familia acomodada y emparentada conpolíticos y gobernantes. Fue primero discípulo del filósofo Crátilo, pero joventodavía entró en el círculo de Sócrates quien marcará de forma indeleble ydecisiva su vida y su producción literaria, hasta convertirse en uno de los másgrandes filósofos de la historia de la humanidad.

A la muerte de Sócrates, en el 399 a.C., Platón abandonará toda actividad paraentregarse a la perduración de su recuerdo y doctrinas, y a la especulaciónfilosófica. En el año 387, después de diversos viajes por Egipto, Cirinea, Italiay Sicilia, regresó a Atenas y fundó la Academia, institución educativa en la quese impartían matemáticas y filosofía, y que hoy sólo resiste la comparación conlas universidades creadas bastantes siglos más tarde. Allí se formó, entre otros,el maestro Aristóteles. Platón murió en el 347, a los 81 años de edad.

Es el creador del llamado diálogo filosófico, que concibió a través del métodosocrático y que le permitió acercar al lector a la controversia del debate.

Principales obras: Primera etapa: (hasta el 389): Apología de Sócrates, Critón,

Protágoras y Eutifrón. Segunda etapa (hasta el 385): Gorgias, Eutidamo yCrátilo. Tercera etapa (hasta el 370): El Banquete, Fedón, La República y Fedro.

Cuarta etapa (hasta el 347): Parménides, El Sofista, El Político y Las Leyes.

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El tener padres virtuosos y temerosos de Dios me bastara,si yo no fuera tan ruin, con lo que el Señor me favorecía, paraser buena. Era mi padre aficionado a leer buenos libros, y asílos tenía de romance para que leyesen sus hijos. Esto, con elcuidado que mi madre tenía de hacernos rezar y ponernos enser devotos de Nuestra Señora y de algunos Santos, comenzóa despertarme de edad, a mi parecer, de seis o siete años,ayudábame no ver en mis padres favor sino para la virtud.Tenían muchas. Era mi padre hombre de mucha caridad conlos pobres y piedad con los enfermos y aun con los criados;tanta, que jamás se pudo acabar con él que tuviese esclavosporque los había gran piedad; y estando una vez en casa unade un su hermano la regalaba como a sus hijos. Decía, que deque no era libre, no lo podía sufrir de piedad. Era de granverdad; jamás nadie le vio jurar ni murmurar. Muy honesto engran manera.

Mi madre también tenía muchas virtudes, y pasó la vida congrandes enfermedades; grandísima honestidad. Con ser de hartahermosura, jamás se entendió que diese ocasión a que ella hacíacaso de ella. (…)

Acuérdome que cuando murió mi madre, quedé yo de edadde doce años, poco menos. Como yo comencé a entender lo quehabía perdido, afligida fuime a una imagen de Nuestra Señoray supliquéla fuese mi madre, con muchas lágrimas. Paréceme,que aunque se hizo con simpleza, que me ha valido; porque

conocidamente he hallado a esta Virgen soberana en cuanto mehe encomendado a ella, y en fin, me ha tornado a sí. (…)

Paréceme que comenzó a hacerme mucho daño lo queahora diré. Considero algunas veces cuán mal lo hacen los padresque no procuran que vean sus hijos siempre cosas de virtud detodas maneras; porque con serlo tanto mi madre, como he dicho,de lo bueno no tomé tanto en llegando a uso de razón, ni casinada, y lo malo me dañó mucho. Era aficionada a libros decaballerías, y no tan mal tomaba este pasatiempo como yo lotomé para mí, porque no perdía su labor; sino desenvolvíamonospara leer en ellos, y por ventura lo hacía para no pensar engrandes trabajos que tenía, y ocupar sus hijos, que no anduvie-sen en otras cosas perdidos. De esto le pesaba tanto a mi padre,que se había de tener aviso a que no lo viese. Yo comencé aquedarme en costumbre de leerlos, y aquella pequeña falta queen ella vi, me comenzó a enfriar los deseos y comenzar a faltaren lo demás; y parecíame no era malo, con gastar muchas horasdel día y de la noche en tan vano ejercicio, aunque escondidade mi padre. Eran tan en extremo lo que en esto me embebía,que, si no tenía libro nuevo, no me parece tenía contento. (…)

Si yo hubiera de aconsejar, dijera a los padres que en estaedad tuviesen gran cuenta con las personas que tratan sus hijos;porque aquí está mucho mal, que se va nuestro natural antes alo peor que a lo mejor. Así me acaeció a mí.

LA IMPORTANCIA DEL EJEMPLO DE LOS PADRES

SANTA TERESA DE JESÚS

Teresa de Cepeda y Ahumada nació en Ávila el 28 de marzo de 1515.De noble familia materna y conversa por parte de padre. Aficionada en suniñez a la vida devota y en su mocedad a los libros de caballerías. Tomóel hábito de carmelita en el convento de la Encarnación de Ávila en 1534.Inició la reforma de su orden en 1562 y este propósito le ocasionó grandescontrariedades. Calumniada, denunciada a la Inquisición por el Libro de suVida fue confinada en Toledo. «Le hacían guerra todos los demonios» diceella misma de aquel año 1578, el peor de su vida. Gracias al buen sentidode Felipe II y su Consejo, se tomó la decisión de crear una nueva provinciade carmelitas descalzos. Fundó en total 17 conventos nuevos en toda España,prueba de que obraba movida por el Espíritu de Dios. De regreso de lafundación en Burgos, enfermó en Alba de Tormes, donde murió en casa dela duquesa de Alba el 4 de octubre de 1582. Beatificada en 1614, fue cano-nizada en 1622. El 27 de septiembre de 1970 fue declarada doctora de laIglesia por S. S. Pablo VI.

Principales obras en prosa: Las Moradas y Camino de Perfección, decontenido fundamentalmente doctrinal; Exclamaciones y Meditaciones sobre

los Cantares, líricas, y El libro de su vida, Relaciones y Fundaciones, decarácter histórico. En poesía destacan la glosa Vivo sin vivir en mí, lasquintillas ¡Oh hermosura que excedéis, o los villancicos de abolengo po-pular Este niño viene llorando y Vertiendo está sangre.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

CODICIA Y AVARICIA

Contigo siempre traes los mortales pecados:con tu mucha codicia, los hombres engañados;hácesles codiciar y ser muy denodados,no cumplir mandamientos que por Dios fueron dados.De todos los pecados es raíz la codicia:ésta es tu hija mayor; tu mayordoma, ambicia:ésta de alférez hace, y en la tu casa oficiaésta destruye el mundo, soborna a la justicia.Pecado de avaricia, mezquino eres en mucho:te alegras al tomar, en dar no estás muy ducho;no te hartaría el Duero con todo su aguaducho.Siempre me encuentro mal cada vez que te escucho.Por la gran avaricia muy perdido fue el ricoque a San Lázaro el pobre no dio un solo zatico;ni amas ni quieres ver al pobre, grande o chico,ni de los tus tesoros le quieres dar un pico.Y, aun cuando te es mandado por santo mandamientoque vistas al desnudo y que hartes al hambrientoy al pobre des posada, eres tan avarientoque nunca a alguno diste, pidiéndotelo ciento.Mezquino, ¿qué harás tú el día de la afrenta,cuando de tus haberes y de tu mucha rentate demandare Dios, de tu gasto, la cuenta?No te valdrán tesoros y ni aun reinos cincuenta

SOBERBIA

La soberbia y gran ira, que no halla donde quepa,avaricia y lujuria, que arden más que la estepa,gula, envidia, pereza, que se unen como lepra,de la codicia nacen: ella es raiz y cepa,y hacen morada en ti, alevoso traidor.Con palabras muy dulces, con gesto engañador,mucho ofrecen, prometen los hombres, con amor;por cumplir lo que ofrecen codician lo peor.Soberbia mucha tienes, si tú sin miedo estás;

piensas, sin tener miedo, de qué tú vivirás,joyas para tu amiga de qué las comprarás;por esto robas y hurtas, por lo que penarás.Haces con tu soberbia cometer malas cosas:robar a caminantes las joyas más preciosas,forzar a las mujeres ya casadas y esposas,vírgenes y solteras, viudas y religiosas.Por tales maleficios manda la ley matarmueren de malas muertes, no los puedes librar;llévalos el demonio por tu gran engañar;el fuego infernal arde do tú llegas a estar.Por tu soberbia a muchos los hiciste perder:primero a muchos ángeles, con ellos Lucifer,que por su gran soberbia y desagradecerde las sillas del cielo hubieron de caer.Aunque, por su natura, buenos fueron creados,por su grande soberbia fueron y son dañados;cuantos por la soberbia han sido condenadosno se pueden poner en mil pliegos contados.

GULA

La golosina traes, goloso, zalamero;quieres a cuantas ves gustarlas tú primero;enflaqueces, pecado, tienes gran tragadero;por recobrar tu fuerza lobo eres carnicero.Desde que te conozco nunca te vi ayunar;almuerzas, de mañana; no pierdes el yantar;sin mesura meriendas; mejor quieres cenar;cualquier cosa que tengas vas de noche a probar.Es el vino muy bueno en su misma naturamuchas bondades tiene, tomado con mesuraal que de más lo bebe quítale la corduratoda maldad del mundo hace y toda locura;hace perder la vista, hace acortar la vida;quita la fuerza toda, tomado sin medidahace temblar los miembros, la cordura se olvidadonde hay mucho vino toda cosa es perdida;

TRES PECADOS CAPITALES

JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA

Casi nada se sabe sobre la vida del autor del Libro de Buen Amor. Para unos nació enAlcalá de Henares, para otros en Valdevacas (Segovia), pero nada hay comprobado hastala fecha. Ni siquiera su pretendido arciprestazgo en Hita tiene una corroboración documen-tal. Sólo tenemos el testimonio de Alfonso de Paradinas, uno de los copistas de la obra,que al final escribe “Este es el libro del Arcipreste de Hita, el cual compuso siendo preso

por mandato del Cardenal Don Gil, arzobispo de Toledo”. Teniendo en cuenta que DonGil de Albornoz fue arzobispo de Toledo entre 1337 y 1350, podríamos fechar la obra enla primera mitad del siglo XIV.

Hay teorías que sostienen que la pretendida prisión por orden del arzobispo no es sinouna exagerada interpretación de algunos versos (libra a mí, Dios mío, d’ esta presión do

yago…). Es perfectamente admisible que esta prisión sea la cárcel del mundo, en oposicióna la gloria celestial.

La obra, muy compleja en su estructura, tiene la finalidad de ilustrar el comportamientodel hombre castellano de la época en su amor por la mujer. Aquí surge una importante

contradicción: al lado de normas morales, condenatorias de vicios y pecados, en ocasiones se recrea describiendo estas mismasfaltas. Al lector le sorprende que esté escrito por un clérigo, que da buenos consejos cristianos y que canta con verdadero fervora la Virgen María. De ahí que no sean pocos los que han considerado esta obra literaria como cínica.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

TRABAJO Y FORTALEZA

Tenga valor la mujer, y plantará viña; ame el trabajo, y acre-c e n -

tará su casa; ponga las manos en lo que es propio de su oficio,y no se desprecie de él, y crecerán sus riquezas; no se desciña, estoes, no se enmollezca ni se haga la delicada, ni tenga por honra elocio, ni por estado el descuido y el sueño, sino ponga fuerza en susbrazos y acostumbre a la vela sus ojos, y saboree el trabajar, y nose desdeñe de poner las manos en lo que toca al oficio de las mujeres,por bajo y por menudo que sea; y entonces verá cuánto valen yadónde llegan sus obras.

Muchas cosas están escritas por muchos en loor del trabajo,y

todo es poco para el bien que hay en él; porque es la sal quepreserva de corrupción a nuestra vida y a nuestra alma, mas yo noquiero decir aquí nada de lo general. Lo que propiamente toca a lamujer casada, eso diré solamente; porque cuanto de suyo es la mujermás inclinada al regalo y mas fácil a enmollecerse y desatarse conel ocio, tanto el trabajo le conviene más.

EL OLVIDO DE LAS OBLIGACIONES

Forzado es que, si no trata de sus oficios, emplee su vida enl o s

oficios ajenos, y que dé en ser ventanera, visitadora, callejera,amiga de fiestas, enemiga de su rincón, de su casa olvidada y de lascasas ajenas curiosa, pesquisidora de cuanto pasa, y aun de lo queno pasa inventora, parlera y chismosa, de pleitos revolvedora, ju-gadora también y dada del todo a la conversación y al palacio, conlo demás que por ordinaria consecuencia se sigue, y se calla aquíahora, por ser cosa manifiesta y notoria. Por manera que, en suma

LA PERFECTA CASADA

y como en una palabra, el trabajo da a la mujer, o el ser o el serbuena; porque sin él, no es mujer.

GENEROSIDAD

Y como el que labra el campo, de lo que coge en él da susprimicias y diezmos a Dios, así ella de las labores suyas y de

sus criadas aplique su parte para vestir a Dios en los desnudos yhartarle en los hambrientos, y llámele como a la parte de sus ganan-cias, y abra sus manos al afligido y al menesteroso sus palmas.

SIEMPRE ALEGRE

Ni la diligencia, ni la vela, ni la asistencia a las cosas de suc a s a

la ha de hacer áspera y terrible, ni menos la buena gracia y laapacible habla, semblante ha de ser muelle ni desatado. Sino quetemplando con lo uno lo otro conserve el medio en ambas cosas, yhaga de entrambas una agradable y excelente mezcla. Y no ha deconservar por un día o por un breve espacio aqueste tenor, sino portoda la vida, hasta el día postrero della. Lo cual es propio de todaslas cosas que, o son virtud o tienen raíz en la virtud, ser perseve-rantes y casi perpetuas, y en esto se diferencian de las no tales; queestas, como nacen de antojo, duran por antojo; pero aquellas, comose fundan en firme razón, permanecen por luengos tiempos.

EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

Y porque ahora hablamos de las madres, entiendan las mujeresque, si no tienen buenos hijos, gran parte de ello es porque no

son enteramente sus madres. Porque no ha de pensar la casada queel ser madre es engendrar y parir un hijo; que a lo primero siguió

FRAY LUIS DE LEÓN

Nació en Belmonte de Tajo (Cuenca) en 1527. Su vida, tanto de estudiantecomo de catedrático, está especialmente unida a la Universidad de Salamanca.El año 1543 ingresa en la Orden de San Agustín, en la que llega a ocupar diferentese importantes cargos. De 1572 a 1576 estuvo en prisión en Valladolid, comoconsecuencia de una denuncia a la Inquisición por su traducción y comentarioal Cantar de los Cantares. Absuelto, regresa a Salamanca donde continúa con sulabor docente. En 1578 gana la cátedra de Filosofía y al año siguiente la de Biblia.Fue nombrado Maestro de Artes.

A partir de 1586 se establece en Madrid, donde el Consejo Real le encarga larecensión de las obras de Santa Teresa. Defiende la reforma llevada a cabo porla Santa y trabaja en la de su propia Orden. Todo ello le lleva a renunciar a laUniversidad. Es nombrado Vicario General de Castilla y más tarde Provincial.Murió en Madrigal de las Altas Torres el 25 de agosto de 1591.

Fray Luis pertenece al grupo de escritores que aceptaron el pensamientorenacentista en un sentido moderado, vivificándolo con la tradición cristiana.Destaca como un poeta solitario, de lírica sosegada, a pesar de que en él se dencita todos los motivos que conmueven la vida espiritual de la España de su tiempo.Para muchos críticos representa la cumbre de nuestra lírica.

Obras principales: En prosa: Traducción y comentarios al Cantar de los

Cantares, La perfecta casada –comentario al último capítulo de los Proverbios–

, De los nombres de Cristo. En verso: Odas a la vida retirada, a Felipe Ruiz,

Profecía del Tajo, a Pedro Portocarrero, al licenciado Juan de Grial y a Fran-

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LA OBSESIÓN POR UNO MISMOHe aquí una escena especialmente signifıcativa de "E1 enfermo imaginario". En esta obra, el excepcional dramaturgo francés,

arremete contra la hipocondria y la aprensión, enfermedades ambas capaces de quitar la paz de quien las padece y amargar la

vida a las personas que les rodean. La intención ridiculizadora de Molière, tiene como objetivo el ayudar a quienes, obsesionados

por su salud, se muestrran incapaces de afrontar las diferentes circunstancias de la vida con alegría y serenidad, haciéndoles

caer en la cuenta de que su curación depende, en gran parte, de su generosidad y entrega a los problemas de los demás.

Ant. = Antoñita (en la escena disfrazada de doctor). Arg. = Argán (el enfermo imaginario)

Ant. Soy médico transeúnte, que voy deciudad en ciudad, de provincia enprovincia, de reino en reino, parabuscar ilustres materias para mis co-nocimientos, para encontrar enfermosdignos de mi atención, capaces debeneficiarse de los grandes y magní-ficos secretos que he encontrado en lamedicina. Desprecio entretenerme enese mezquino fárrago de las enferme-dades ordinarias, a esas bagatelas dereumatismos y fluxiones, a esas calen-turas, esos gases y esas jaquecas.Quiero tratar enfermedades importan-tes: fuertes fiebres constantes con re-percusiones en el cerebro, buenostabardillos graves, buenas pestes,buenas hidropesías graves, buenaspleuresías con inflamaciones de pe-cho. Es en todo esto en lo que encuen-tro gusto, y es ahí donde triunfo. Y yoquerría, señor, que tuvieseis todas lasenfermedades que acabo de enume-rar, que os encontrarais abandonadopor todos los médicos, desesperado,en la agonía, para poderos mostrar laexcelencia de mis remedios y el deseoque tengo de seros útil.

Arg. Os estoy muy agradecido, señor, porlas bondades con que me honráis.

Ant. Dadme vuestro pulso. A ver; hay quelatir como Dios manda. ¡Ah!, ya osharé yo palpitar como es debido. ¡Ta!Este pulso hace impertinencias; ¡cómose ve que no me conocéis todavía!¿Quién es vuestro médico?

Arg. El señor Purgón.Ant. Este hombre no se encuentra inscrito

en mis listas de grandes médicos. ¿De

qué enfermedad os dice que sufrís?Arg. Dice que es del hígado, y otros dicen

que es del bazo.Ant. Son todos unos ignorantes. Es del

pulmón de donde estáis enfermo.Arg. ¿Del pulmón?Ant. Sí. ¿Qué sentís?Arg. De cuando en cuando, sufro dolores

de cabeza.Ant. Precisamente, el pulmón.Arg. A veces me parece que tenga un velo

ante los ojos.Ant. El pulmón.Arg. En ocasiones, siento náuseas.Ant. El pulmón.Arg. De cuando en cuando, me invade un

decaimiento de todos los miembros.Ant. El pulmón.Arg. Otras veces me torturan unos dolores

en el vientre, como si fuesen cólicos.Ant. El pulmón. ¿Coméis con apetito?Arg. Sí, señor.Ant. El pulmón. ¿Os gusta beber un poco

de vino?Arg. Sí, señor.Ant. El pulmón.¿Os viene un ligero sopor

después de la comida y os gusta dor-mir?

Arg. Sí, señor.Ant. El pulmón, el pulmón, ya os lo he

dicho. ¿Qué os recomienda vuestromédico como alimentación?

Arg. Me aconseja una sopa de verduras.Ant. Ignorante.Arg. Un poco de pollo.Ant. Ignorante.Arg. Ternera.Ant. Ignorante.Arg. Caldos.

Ant. Ignorante.Arg. Huevos frescos.Ant. Ignorante.Arg. Y, por la noche, ciruelas para laxar el

vientre.Ant. Ignorante.Arg. Y, sobre todo, beber el vino muy agua-

do.Ant. Ignorantus, ignoranta, ignorantus. Te-

néis que beber puro vuestro vino, y,para espesar vuestra sangre, que esdemasiado débil, hay que comer bueygordo, tocino gordo, buen queso deholanda, sémola y arroz, castañas ybarquillos, para juntar y conglutinar.Vuestro médico es un asno. Os voy amandar a uno de mi confianza, y yovendré a veros de cuando en cuando,mientras me encuentre en la ciudad.

Arg. Os estoy muy agradecido.Ant. ¿Qué diablo hacéis de este brazo?Arg. ¿Cómo?Ant. Este es un brazo que yo me haría cortar

inmediatamente si fuese vos.Arg. ¿Y por qué?Ant. ¿No os dais cuenta de que atrae para

sí toda la alimentación e impide a todoeste lado que se nutra como es natu-ral?

Arg. Sí, pero yo necesito mi brazo.Ant. Tenéis también un ojo derecho que

me haría saltar, si estuviese en vuestrolugar.

Arg. ¿Hacerme saltar un ojo?Ant. ¿No advertís que molesta al otro y le

quita toda nutrición? Creedme, ha-céoslo reventar cuanto antes; notaréisen seguida que veis mucho mejor conel ojo izquierdo.

MOLIÈRE (JEAN BAPTISTA POQUELIN)Nació el año 1622 en París, cuando ya vivían y escribían Lope de Vega, Calderón, y Corneille,

y acababan de desaparecer Cervantes y Shakespeare. Murió en 1673 –Corneille y Racine lesobrevivirían–, casi sobre el escenario del Teatro del Palais Royal, representando su últimacomedia: Le malade imaginaire.

Molière, en sólo quince años, los que van de 1658, en que realmente inicia su gran carrerade autor ante el rey, a 1673, en que muere, crea un mundo cómico entre los más grandes dela dramaturgia universal. El hecho de que, cumplidos ya más 325 años de la muerte del autor,estén vivas, se representen y conserven su fuerza cómica o satírica por lo menos ocho de esaspiezas, proclama la altísima jerarquía de Molière en la historia del teatro occidental.

Principales obras: Las preciosas ridículas, La escuela de las mujeres, El Tartufo, El Avaro,

El misántropo, El médico a palos, Las mujeres sabias, El enfermo imaginario.

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LA IMPORTANCIA DE LA HISTORIA

Es la historia, según la frase de Cicerón, el mejor testigode los tiempos pasados, la maestra de la vida, la men-sajera de la antigüedad. Entre todas las profesiones a que

consagran los hombres sus talentos, apenas hay alguna a quien suestudio no convenga. El estadista, el militar, el eclesiástico puedensacar de su conocimiento grande enseñanza para el desempeño de susdeberes. Hasta el hombre privado, que no tiene en el orden públicomás representación que la de simple ciudadano, puede estudiar en ellasus obligaciones y sus derechos. Y finalmente, no hay miembro algunoen la sociedad política que no pueda sacar de la historia útiles ysaludables documentos para seguir constantemente la virtud y huir delvicio.

Pero entre todas las profesiones, es la del magistrado la que puedesacar más fruto del estudio de la historia. Él debe por su ministeriogobernar a los hombres. Para gobernarlos es menester conocerlos, ypara conocerlos estudiarlos. ¿Dónde, pues, se podrán estudiar loshombres mejor que en la historia, que los pinta en todos los estadosde la vida civil en la subordinación y en la independencia, dados a lavirtud y arrastrados del vicio, levantados por la prosperidad y abatidospor la desgracia?

Por otra parte, ¿qué otro estudio tiene tanta relación como lahistoria con la ciencia del jurisconsulto? Yo veo a la verdad que estaciencia no puede completarse sin el estudio de otras facultades. Lagramática enseñará al jurisconsulto a hablar, la retórica a mover ypersuadir, la lógica a raciocinar, la crítica a discernir, la metafísica aanalizar, la ética a graduar las acciones humanas, las matemáticas acalcular y a proceder ordenadamente de unas verdades en otras; perola historia, y la historia solamente, le podrá enseñar a conocer loshombres, y a gobernarlos según el dictamen de la razón y los preceptosde las leyes.

El mismo Cicerón, a cuyo vasto talento no se ocultó alguno de losestudios referidos, solía decir que los que ignoraban la historia debíanser comparados con los niños, sin duda porque la esfera de sus co-nocimientos no pasa de un breve espacio de tiempo. Añadía que laedad del hombre era un átomo, si no se aumentaba con la noticia delas edades pasadas. Pero ¿qué diría Cicerón si hablase precisamentede los que estudian el derecho? Como dice con agudeza el eruditoAurelio de Januario, ¿cómo es posible que llegue a ser un consumadojurisconsulto aquel que, en dictamen de Cicerón, vive en perpetuapuericia; esto es, aquel que no sabe por la historia las revoluciones ysucesos de los tiempos pasados? Por eso han recomendado tanto esteestudio los sabios jurisconsultos que hallaron en la historia de todoslos pueblos el mejor comentario de sus leyes.

(Del discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia.1779)

GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS

Nace en Gijón el 5 de enero de 1744. Su infancia trans-curre durante el reinado de Fernando VI (1746-1759), esdecir, en el periodo más pacífico y culto del siglo XVIII. Estacircunstancia influirá de manera fundamental en su vidaadulta.

Estudia en la universidad de Oviedo, donde conoció alanciano benedictino Fray Benito Feijoó. Pasa después alseminario de Ávila, donde se gradúa como Licenciado enCánones, en noviembre de 1763. Gran conocedor del latíny de los escritores clásicos, hablaba y escribía correctamen-te francés e inglés, lo que le permitió acercarse a las ideasilustradas y reformistas. El 13 de febrero de 1768 es nom-brado Alcalde del Crimen de la Real Audiencia de Sevilla;tenía entonces 24 años. Dos lustros después será nombrado

Alcalde de Casa y Corte en Madrid, donde su nombre ya erabien conocido. Perteneció a las Reales Academias de laHistoria (1779), de Bellas Artes de San Fernando (1780),Real Academia Española (1781) y la de Cánones (1782).

En noviembre de 1787 fue nombrado ministro en unperiodo político confuso y de extremada dificultad. Su actitudsincera y la lealtad a sus principios provocan su cese unosmeses más tarde. Caído en desgracia, fue desterrado aMallorca, para ser posteriormente encerrado en el castillode Bellver, desde 1802 a 1808. El nuevo rey, José I Bona-parte, le ofrece un ministerio que Jovellanos rechaza porpatriotismo. Iniciada la Guerra de la Independencia, formóparte de la Junta Central. Regresó a Asturias en 1810, peroun año más tarde, ante un nuevo acoso francés, huye el 6de noviembre por mar, de forma precaria. Enfermo depulmonía, fallece el día 27, a los 68 años de edad.

Obras más destacadas: Informe en el expediente de laLey Agraria, El delincuente honrado (drama), Pelayo (tra-gedia), Memoria en defensa de la Junta Central, y Memoriasobre la Educación Pública.

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SOBRE LA CONVENIENCIA DE HACER

EXAMEN DE CONCIENCIA

Todos nuestros sentidos deben tener fortaleza; son tolerantes por naturaleza silos deja que se corrompan el alma, que ha de ser llamada diariamente a rendir cuentas

de su labor. Sextio hacia lo siguiente: al terminarse el día, cuando se había retirado aldescanso nocturno, preguntaba a su alma: «¿Qué vicio tuyo has sanado hoy?; ¿A cuál tehas resistido?; ¿En qué aspecto has mejorado?». Cesará la ira y será más moderada si sabeque diariamente hay que presentarse a juicio. Y es que, ¿hay algo más bello que estacostumbre de reflexionar sobre el día entero? ¡Cómo es el sueño que sigue a este examende sí mismo, qué tranquilo, qué profundo y libre, cuando el alma ha sido alabada o amo-nestada, y, analizándose a sí misma, se ha enmendado de sus defectos. Yo uso de estacapacidad y diariamente defiendo mi causa ante mí. Cuando se ha quitado la luz de la vistay ha callado mi esposa, conocedora ya de mi costumbre, analizo todo mi día y valoro misacciones y mis palabras, nada me oculto a mí mismo, nada me paso por alto. Pues, ¿porqué voy a sentir temor ante alguno de mis fallos, si puedo decir: «Mira a ver si no vuelvesa hacer esto; ahora te perdono». (Sobre la ira III, 36)

Ciertamente hemos de vivir como si nos hallásemos siempre en público y a la vistade todos, y meditar como si alguien pudiera escudriñar en lo más profundo de nuestro

corazón, y de hecho puede hacerlo. Pues, ¿de qué aprovecha que algo permanezca escondidoa los hombres? Nada está oculto a Dios; está presente en nuestras almas, e interviene en lomás íntimo de nuestros pensamientos.» (Epístola 83)

Muy pocos nos damos cuenta de nuestros defectos: nadie se da cuenta de quees avaro, nadie de que es codicioso. Los ciegos, por lo menos, buscan al guía;

nosotros, faltos de guía, nos extraviamos y decimos: «Yo no soy ambicioso, pero en Romanadie puede vivir de otra manera; yo no soy derrochador, pero la propia urbe exige cuan-tiosos dispendios. No es mío el defecto de ser iracundo, ni el de no haberme fijado todavíauna norma de vida; esto es culpa de mi juventud»

¿Por qué nos engañamos? Nuestro mal no procede del exterior; se halla dentro denosotros, radica en nuestras mismas entrañas, y la causa de que tan difícilmente alcancemosla salud está en desconocer que padecemos la enfermedad. Y en caso de que comencemos

la curación, ¿cuándo descubriremos la fuerza poderosa detantas enfermedades?. Pero ahora ni siquiera buscamos almédico, el cual tendría menos trabajo si atendiese a un vicioincipiente, pues las almas jóvenes e inexpertas obedeceríana quien les mostrara el recto camino.

No vuelve con dificultad a la naturaleza sino aquel queha desertado de ella. Nos avergüenza aprender el bien, aunque,con todo, no hay que contar normalmente con que un bientan grande llegue hasta nosotros por casualidad. Hemos deafanarnos, si bien, a decir verdad, no es tan grande el esfuer-zo si a cambio comenzamos a modelar, a reformar nuestraalma antes de que se endurezca por el vicio. Pero ni aun enel caso de endurecimiento desconfío: nada hay que no con-quiste un trabajo persistente y un cuidado atento y diligente.Los robles, aun estando torcidos, los devolverás a su posiciónrecta; las vigas dobladas las endereza el calor... (Epístola 50)

LUCIO ANNEO SÉNECA

Nación en Córdoba (Hispania) hacia el 4 d.C. y murió en Roma elaño 65. Su padre –Marco Anneo Séneca– fue un conocido maestro deretórica que influyó decisivamente en su esmerada educación. Com-pletó la misma en Roma gracias a las enseñanzas del estoico Atalo ydel pitagórico Soción.

Dedicado a la política y la oratoria, su carrera se detuvo en laQuaestura, ya que Claudio le desterró a la isla de Córcega, dondepermaneció 8 años. En el 49, muerta Mesalina –su más acérrima ene-miga–, Agripina, la nueva esposa de Claudio, le rehabilitó consiguiendosu indulto y nombrándole preceptor de su hijo Nerón, que sería pro-clamado emperador en el año 54. En un principio su influencia se dejósentir en Nerón, pero al iniciar este su carrera de desvaríos y cruel-dades, se retiró de la vida política entregándose a una profunda acti-vidad intelectual como filósofo y escritor.

Al ser acusado de complicidad en la conjuración de CalpurnioPisón, el emperador le condenó a la última pena a su antiguo maestro,dejándole elegir el modo de ejecutarla: Séneca se abrió las venas.

Obras filosóficas más destacadas: De constantia sapientis, De ira,

De otio, De tranquilitate animi, Epistolæ morales ad Lucilium, De

brevitate vitæ.

Obras literarias: Nueve tragedias más aptas para ser leídas querepresentadas y el Ludus de morte Claudii (más conocido por elApokolokynthosis, sátira mordaz sobre el emperador Claudio)

Fresco conservado en el Museo Nacional de Nápoles

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

No escucharse uno mismo. De poco sirve agradarse uno mismosi no se contenta a los demás. Es frecuente que el desprecio

general castigue la satisfacción particular. Quien está pagado de símismo a todos se debe. Querer hablar y oírse no sale bien. Si hablara solas es de locos, lo es mucho más escucharse delante de otros.Es defecto común hablar con muletillas como «¿me comprende?»y el «¿eh?» que tan inútilmente cansa a los que escuchan. Tras cadafrase quieren oír la aprobación o lisonja, olvidando el buen sentido.También los hinchados de orgullo hablan con eco. Su conversacióntiene una presunción excesiva por lo que a cada palabra precisandel molesto socorro del necio «¡bien dicho!»�No ser inaccesible. Nadie es tan perfecto que no necesite alguna

vez un consejo. Es propio del necio irremediable el no escu-char. El más independiente debe dar lugar al consejo amistoso, yel soberano no debe rehuir los consejos. Hay hombres sin remediopor ser inaccesibles; se despeñan porque nadie se atreve a detener-los. El más inflexible debe tener una puerta abierta a la amistad yserá también la de socorro. Un amigo debe tener lugar para, conconfianza, poder avisarle y corregirle incluso. La confianza le debepermitir esta autoridad así como la elevada opinión sobre su fide-lidad y prudencia. El respeto no se debe otorgar a todos, ni tampoco

la autoridad. Pero hay que tener en la habitación más recóndita dela cautela el fiel espejo de un confidente. Se le estimará y a él sedeberá la corrección de los engaños.�Poseer el arte de conversar. Pertenece a las auténticas personas.

En ninguna actividad humana se necesita más la prudencia, pueses la más común de la vida. Aquí se decide el ganar o perder. Sila prudencia es necesaria para escribir una carta, que es una con-versación pensada de antemano y por escrito, ¡mucho más en laconversación ordinaria donde uno se examina de discreción de modoprecipitado! Los peritos toman el pulso del ánimo en la lengua, yde ella dijo el Sabio “Loquere ut te cognoscam”(Habla si quieres quete conozca). Algunos creen que el arte de conversar es no tener artey que la conversación debe ser holgada como la ropa. Así debeentenderse entre los muy amigos. Cuando tiene lugar entre personasde respeto debe ser más sustancial e indicar la mucha sustancia dela persona. Para acertar en esto hay que ajustarse al carácter einteligencia de los que intervienen. No hay que pretender ser censorde palabras, pues será tenido por gramático y pedante; tampocofiscal de frases, pues todos evitarán el trato. Al hablar importa másla discreción que la elocuencia.�

HABLAR Y ESCUCHAR

BALTASAR GRACIÁN

Nació en Belmonte (Zaragoza)el 8 de enero de 1601 y murió en Tarazona el 6 dediciembre de 1658. Representante del más depurado Conceptismo barroco, creador dela novela simbólica y último y genial destello de la prosa clásica española.

Conoció en Toledo al famoso Hortensio Paravicino, por cuyo conceptismo sintiógran admiración. En 1619 ingresó en la Compañía de Jesús, y dieciocho años más tardeprofesó los cuatro votos. En una primera etapa sería profesor en los colegios de Ca-latayud y Huesca. Su amistad con el erudito Lastanosa le facilitaría la edición de susobras más polémicas.

En 1640 se encuentra en Madrid, donde hizo muchas amistades. Su ingenio y culturale abrieron las puertas de la élite más intelectual y exigente. Durante el levantamientode Cataluña, estuvo en el frente de Lérida como capellán castrense.

Tuvo problemas con su orden y se vio obligado a retractarse de algunas ideasvertidas en sus sermones. Reaccionó vengándose literariamente a través de una violentadiatriba contenida en la primera parte de El Criticón, obra que publicó siendo catedrá-tico de Sagrada Escritura en Zaragoza, con el seudónimo de García de Marlones. Se lellegó a prohibió escribir, pero ayudado por su amigo Lastanosa consiguió publicar la

segunda y tercera parte de la obra. Reprendido severamente, fue trasladado al colegio de Graus. Después de pedir permiso paraabandonar la Compañía, pasó al colegio de Tarazona, donde murió.

Pensamiento: Su concepto del hombre es de una exagerada individualidad. En cuanto persona diferenciada es susceptiblede enaltecerse y agrandarse. El mismo Gracián poseyó una poderosa individualidad que le acarrearía no pocos problemas. Suconcepto del Estado, sistema infalible de virtudes y valores, exige un comportamiento ejemplar en todo aquel que tenga quegobernar un pueblo.

Estilo: El Conceptismo puro se decanta en sus obras con una serie de recursos inimaginables. Gracián llega al barroquismomás depurado por un procedimiento inverso al gongorismo, la sintetización de la frase corta. Su dominio del lenguaje no esfruto de la improvisación, sino la consecuencia del trabajo y el estudio. La originalidad y profundidad de su estilo y pensamientohicieron de Gracián el hombre más admirado y leído de su época.

Principales obras: El héroe, El político D. Fernando el Católico, El discreto, El Oráculo manual y arte de prudencia, Agudezay arte de ingenio, y especialmente, El criticón.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

AUTOR Pero yo, Autor soberano,sé bien qué papel harámejor cada uno; así varepartiéndolos mi mano.Haz tú el Rey.

REY Honores gano.AUTOR La dama, que es la hermosura

humana, tú,HERMOSURA ¡Qué ventura!AUTOR Haz, tú, al rico, al poderoso.RICO En fin nazco venturoso

a ver del sol la luz pura.AUTOR Tú has de hacer al labrador.LABRADOR ¿Es oficio o beneficio?AUTOR Es un trabajoso oficio.LABRAD. Seré mal trabajador.

Por vuestra vida... Señor,que aunque soy hijo de Adán,que no me deis este afán,aunque me deis posesiones,porque tengo presuncionesque he de ser grande holgazán.De mi natural infiero,con ser tan nuevo, Señor,que seré mal cavadory seré peor quintero;si aquí valiera un «no quiero»dijérale, más delantede un autor tan elegante,nada un «no quiero» remedia,y así seré en la comediael peor representante.Como sois cuerdo, me daiscomo el talento el oficio,y así mi poco juiciosufrís y disimuláis;nieve como lana dais:justo sois, no hay que quejarme;

y pues que ya perdonarmevuestro amor me muestra en él,yo haré, Señor, mi papeldespacio por no cansarme.

AUTOR Tú, la discreción harás.DISCRECIÓN Venturoso estado sigo.AUTOR Haz tú al mísero, al mendigo.POBRE ¿Aqueste papel me das?AUTOR Tú, sin nacer morirás.NIÑO Poco estudio el papel tiene.AUTOR Así mi ciencia previene

que represente el que viva.Justicia distributivasoy, y sé lo que os conviene.

POBRE Si yo pudiera excusarmecuando mi vida reparadeste papel, me excusara,en el que has querido darme;y ya que no declararmepuedo, aunque atrevido quiera,le tomo, mas considera,ya que he de hacer el mendigo,no, Señor, lo que te digo,lo que decirte quisiera.¿Por qué tengo de hacer yoel pobre en esta comedia?¿Para mí ha de ser tragedia,y para los otros no?¿Cuándo este papel me diotu mano, no me dio en éligual alma a la de aquelque hace al rey? ¿Igual sentido?¿Igual ser? Pues ¿por qué ha sidotan desigual mi papel?Si de otro barro me hicieras,si de otra alma me adornaras,menos vida me fiaras,menos sentidos me dieras;

LA NECESIDAD DE OBRAR BIEN

ya parece que tuvierasotro motivo, Señor;pero parece rigor,perdona decir cruel,el ser mejor su papelno siendo su ser mejor.

AUTOR En la representaciónigualmente satisfaceel que bien al pobre hacecon afecto, alma y acción,como el que hace al rey, y soniguales éste y aquélen acabando el papel.Haz tú bien el tuyo, y piensaque para la recompensayo te igualaré con él.No porque pena te sobre,siendo pobre, es en mi leymejor papel el del reysi hace bien el suyo el pobre;uno y otro de mí cobretodo el salario despuésque haya merecido, puesen cualquier papel se gana,que toda la vida humanarepresentaciones es.Y la comedia acabadaha de cenar a mi ladoel que haya representado,sin haber errado en nada,su parte más acertada;allí, igualaré a los dos.

HERM. Pues, decidnos, Señor, Vos,¿cómo en lengua de la famaesta comedia se llama?

AUTOR Obrar bien, que Dios es Dios.

PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

Nació en Madrid el 17 de enero de 1600. Recibió una sólida formación intelectual comoalumno del Colegio Imperial que regentaba en Madrid la Compañía de Jesús. Pasó despuésa las universidades de Alcalá y Salamanca, donde cursó Lógica, Retórica y Derecho Civil.Lector empedernido, adquirió una vasta cultura que le permitió destacar en materias talescomo: Teología, Filosofía, Historia, Mitología y Literatura.

Inició su carrera literaria participando en los certámenes organizados con motivo dela Beatificación (1620) y Canonización (1622) de San Isidro Labrador. Escritor fecundo delque se han podido recopilar más de 200 obras extensas y multitud de piezas cortas. En1651, en plena madurez, se ordenó sacerdote. Su vida se sosiega definitivamente. Continuóescribiendo para la escena durante casi 30 años. Todavía en 1681 compondrá un auto «Elcordero de Isaías». Falleció el domingo 25 de mayo de 1681, solemnidad de Pentecostés.

El pensamiento de Calderón parte de tres líneas directrices: el estoicismo de Séneca,el Escolasticismo teológico de Santo Tomás y una poderosa intuición de los problemas delconocimiento que ocupaban un puesto importante en su siglo.

Obras más destacadas: Comedias y dramas: La devoción de la Cruz; El Príncipe

constante; El alcalde de Zalamea; La vida es sueño; La dama duende; A secreto agravio,

secreta venganza; Casa con dos puertas, mala es de guardar; El médico de su honra;

El mágico prodigioso,… Autos sacramentales: El gran teatro del mundo; Los encantos

de la culpa; La cena del Rey Baltasar; La devoción de la Misa; El cubo de la Almudena,…

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

Me ha ocurrido a mí mismo, recientemente, oír en un vagón,en el curso de un viaje de dos horas, toda una conferenciasobre las lenguas clásicas: un solo viajero discurseaba y

todos los demás bebían sus palabras. Era un desconocido para todoslos que en el departamento se encontraban. Era robusto, de edadmadura, de fisonomía distinguida, hasta señorial, y hablaba rema-chando las palabras. Parecía evidente, a quien le escuchaba, nosolamente que disertaba por primera vez sobre semejante asunto,sino que no había jamás pensado en aquello con que nos entretenía.Era pues, una sencilla, pero brillante improvisación. Negaba enabsoluto la utilidad de la enseñanza clásica y llamaba a su introduc-ción entre nosotros «un error histórico y fatal». Por lo demás, fuela única palabra violenta que se permitió; había tomado las cosasdesde muy abajo para exaltarse fácilmente. Las bases sobre las queestablecía su opinión carecían tal vez de solidez y sus razonamientoseran poco más o menos los de un colegial de trece años o de algunosperiodistas, entre los menos competentes. «Las lenguas clásicas,decía, no sirven para nada: todas las obras maestras latinas, porejemplo, han sido traducidas. Luego ¿para qué estudiar una lenguaque no tiene nada más que confiarnos?...» Su argumentación pro-dujo en el vagón el mayor efecto, y cuando nos abandonó, variosviajeros, la mayor parte señoras, le agradecieron el placer que consu discurso les había proporcionado. Estoy muy seguro de quedescendió del vagón persuadido de que era un genio.

Hoy las charlas en público (en vagón o en otra parte) hancambiado de carácter. Ahora parecen buscarse educadores y seescuchará siempre favorablemente una conversación que desfloremás o menos todos los grandes temas sociales. Varias personasdesconocidas unas de otras sienten cierta molestia en ponerse ahablar juntas. En los comienzos hay siempre cierta reserva molesta.Pero cuando han comenzado, los interlocutores se hacen a veces tansublimes que sería prudente contenerlos para impedir que se lesfuese el santo al cielo. Verdad es que a menudo, la charla se des-envuelve sobre cuestiones financieras o políticas, pero miradas desdeun punto de vista tan elevado que el público vulgar no comprendenada de ellas. Este vulgum pecus escucha con humilde deferencia, yel aplomo de los discurseadores crece con ello. Claro es que estosluchadores pacíficos tienen poca confianza los unos en los otros,

pero se separan siempre con buenas palabras, tal vez confesándosemutuamente reconocidos.

Puede predecirse que todo discurseador dotado de un exteriorcasi conveniente (…), todo discurseador de buen aspecto, y dispo-niendo de un vocabulario florido, tendrá probabilidades para con-vencer a sus oyentes de todo cuanto le agrade asegurar. Es justoañadir que, para esto, deberá mostrar opiniones de las llamadas«liberales». Pero esta observación casi era inútil.

Otro día, encontrándome también en un vagón, pude oír a unode nuestros compañeros de viaje desarrollarnos todo un tratado deateísmo. El orador era un personaje con cabeza de ingeniero mun-dano, serio por otra parte y visiblemente atormentado por la enfer-miza necesitad de hacerse prosélitos. Debutó con consideracionessobre los monasterios. Pude conjeturar fácilmente que de estosconventos no sabía nada. Creía que los monasterios nos habían sidoimpuestos por un decreto sacerdotal y que el Estado tenía quedotarlos, proveer a sus gastos, en una palabra, sostenerlos. Se lehubiera sorprendido grandemente haciéndole saber que los frailesforman asociaciones independientes. Partiendo de su creencia en unparasitismo legal, exigía, en nombre del liberalismo, su cierre inme-diato. Por una ligera extensión de sus ideas, fue a parar de maneranatural al ateísmo absoluto. Sus convicciones, decía, estaban basa-das en las ciencias exactas, naturales o matemáticas. ¡Cómo desati-naba hablando de las ciencias naturales y de las matemáticas! Porotra parte, aunque le hubieran amenazado de muerte, no habríapodido citar ni un solo hecho que revelase su conocimiento deaquellas ciencias.

«Mi buen Ivan Ivanovitch (le bautizo por el momento), hasdiscurseado hasta perder el aliento y, sin embargo, no sabes ni unapalabra de lo que has contado. Has chapoteado en las matemáticasy en las ciencias naturales, cuando sabes mejor que nadie que hasolvidado cuanto de eso te enseñaron. ¡Cuán lejos está hoy la escuelaespecial donde tú estudiaste! ¿Cómo te atreves a dar una especiede curso a personas que te son desconocidas y algunas de las cualeshan aparentado sentirse «convertidas» por tus desatinos? Bien vesque has mentido desde la primera palabra hasta la última. ¡Y te hassentido orgulloso por tu triunfo! ¡Harías mejor en sentirte avergon-zado».

LA PALABRA VANA

FEDOR DOSTOYEVSKI

Fedor Mikhailovich Dostoyevski, el genial escritor ruso, nació en Moscú en 182I y murióen San Petersburgo el 25 de enero de 1881.

Después de iniciar la carrera de ingeniero militar abandonó los estudios, y se entregóa la literatura con toda la pasión de su temperamento enfermizo —padecía de ataques deepilepsia— que había heredado de su delicada y soñadora madre.

Sorprendido por la policía zarista en una reunión clandestina en la que estaba leyendoen voz alta la famosa carta que el crítico Bielinski había dirigido a Gogol, fue encarceladoy condenado a muerte, siéndole conmutada la última pena —la misma mañana que debióser ejecutado—por la de deportación a Siberia, donde pasó los cinco años más decisivosde su vida. Al regreso, ya era el impar escritor, el novelista de la torturada, pura y a la vezpecadora alma rusa, que el mundo occidental no cesa de admirar, pues las obras de FedorDostoyevski vencen al tiempo y son continuamente releídas.

Entre sus grandes novelas destacan «Los hermanos Karamazov», «Crimen y castigo», «Elidiota», «Los poseídos», «El eterno marido», «Noches blancas», «El jugador», «El ladrónhonrado», etc.

Los textos escogidos corresponden a su deliciosa y sencilla obra de carácter autobiográfico, «Diario de un escritor», colecciónde relatos cortos y artículos de prensa.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

CONSEJOS DE POLONIO A SU HIJO

LAERTES

¡Que mi bendición te acompañe! Grabaen tu memoria estas sencillas máximas. Noairees tu pensamiento ni obres con precipita-ción. Sé llano en tu trato, sin caer en lo vulgar.Sujeta a tu alma a los amigos puestos a prue-ba, pero no acaricies en exceso a los reciénsalidos del cascarón que aún no tienen plu-mas. Huye de las disputas, pero una vez enellas, procura que sea tu rival quien huya deti. Concede a todos tu oído, pero a pocos tuvoz. Atiende las censuras de los otros, peroguarda tu opinión. Luce los vestidos que tepermita tu bolsa: costosos, pero sin afectaciónni extravagancia, pues el traje denuncia a sudueño, y en Francia los caballeros saben darejemplo de delicada elegancia. No pidas prés-tamos ni los des, pues si prestas perderás a untiempo el dinero y al amigo, y si tomas pres-tado sufrirá tu economía. Y, sobre todo, sésincero contigo mismo; esto traerá, como lanoche al día, que no seas falso con los demás.

Hamlet (acto I)

CONTRA LA ASTROLOGÍA

EDMUNDO. ¡Sublime necedad la de loshombres! Cuando nos llueven infortunios–cosa que nuestra torpeza hace frecuentemen-te–, acusamos al sol, a la luna y a las estrellas,como si fuéramos malvados por obligación;viciosos por mandato divino; adúlteros y trai-dores por la hegemonía de las esferas; borra-chos, mentirosos y crueles por rigor de lasleyes planetarias... ¡De todo hacemos respon-sable al avieso designio de los cielos! Comomi padre y mi madre me concibieron bajo la

Cola del Dragón, y mi nacimiento fue presi-dido por la Osa Mayor, yo habré de ser ladinoy lujurioso. ¡Yo no sería otro aunque la estre-lla más inmaculada hubiese estado purifican-do el firmamento cuando me concibieronilegítimo!...

El Rey Lear (acto I)

LA CONCIENCIA NO PERDONA

DAMA. (Entra Lady Macbeth, con unavela encendida.) ¡Mirad, aquí llega! Así lohace habitualmente y, sin duda, está sumidaen el sueño. Acercaos y observadla.

MÉDICO. ¿De dónde tomó esa luz?DAMA. De su lado; siempre tiene una luz

a su alcance; así lo ha ordenado.MÉDICO. Tiene los ojos abiertos.DAMA. Sí, pero cerrados a toda sensa-

ción.MÉDICO. ¿Qué hace ahora? ¡Vedla, fro-

tándose las manos!DAMA. Acostumbra simular que se lava

las manos. A veces, prolonga esos gestos porun cuarto de hora.

LADY MACBETH. Aún sigue aquí lamancha.

MÉDICO. ¡Escuchad! ¡Habla! Anotarécuanto diga, para confrontarlo después conmi memoria.

LADY MACBETH. ¡Fuera, mancha mal-dita! ¡Fuera he dicho! Una, dos; ¡ea!, llegó lahora de ejecutarlo... ¡El infıerno es tenebroso!¡Qué vergüenza, señor, qué vergüenza! ¿Unsoldado con miedo? ¿Qué importa que se des-cubra, si nadie osará pedir cuentas a nuestropoder?... Pero, ¡quién iba a pensar que aquelviejo tuviera tanta sangre!

MÉDICO. ¿Os habéis dado cuenta?

LADY MACBETH. El barón de Fifetenía una esposa, y ahora, ¿dónde está?¡Cómo! ¿Es que nunca van a quedar limpiasestas manos? ¡Basta, señor, basta de una vez:todo lo complicáis con esos sobresaltos! (…)

LADY MACBETH. ¡Siempre vivo elhedor de la sangre! ¡Todas las esencias de laArabia no purificarían mis manos!... ¡Oh!¡Oh! ¡Oh!

MÉDICO. ¡Cómo gime! ¡Su corazón yano soporta la pesada carga!

DAMA. ¡No quisiera en mi pecho uncorazón tan doliente, por muchas dignidadesque otorgara a mi cuerpo! (…)

LADY MACBETH. Lavad vuestras ma-nos, poneos prendas de dormir, suprimid esapalidez... Os lo digo una y otra vez: Banquoestá bajo tierra, nunca saldrá de su tumba.

MÉDICO. ¡Es increíble!LADY MACBETH. ¡A1 lecho, al lecho!...

Llaman a la puerta. ¡Venid, venid, venid,venid, dadme la mano! ¡Lo hecho no se puedecambiar! ¡Al lecho! ¡Al lecho! ¡Al lecho!(Sale.)

MÉDICO. ¿Va a acostarse?DAMA. Sí, inmediatamente.MÉDICO. ¡Circulan ruines rumores! Los

atentados contra naturaleza engendran malescontra naturaleza. Las conciencias pútridasse confiesan a las sordas almohadas. Más quede médico, necesita de sacerdote. ¡Oh Dios,perdónanos a todos... Cuidadla de cerca, re-tirando cuanto pueda causarle daño, y noapartéis de ella la mirada... Así, pues, buenasnoches. Deja mi mente confusa y asombradosmis ojos. Pienso, mas no me resuelvo a hablar.

DAMA. Buenas noches, doctor.Macbeth (acto V)

SIR WILLIAM SHAKESPEARE

Nació en abril de 1564 en Stratford-on-Avon, donde murió el 23 de abril de 1616. En laGrammar School leyó a los clásicos, especialmente Ovidio y Séneca, que tuvieron indudableinfluencia en su obra. En 1582 se casó con Ann Hathaway, con quien tuvo tres hijos. A partirde 1587 se trasladó a Londres sin su familia y se relacionó con el mundo del teatro, primero comoguarda del aparcamiento de caballos, para pasar posteriormente a ser actor y finalmente autory coempresario. En 1599 abandona el teatro Curtain y se establece en el del Globe, del que poseíala décima parte.

Obras más destacadas: Comedias: Trabajo de amor perdido, Como gustéis, La doma de la

furia, El sueño de una noche de verano, Las alegres comadres de Windsor, Mucho ruido y pocas

nueces, El mercader de Venecia …Tragedias: Romeo y Julieta, Othello, El Rey Lear, Hamlet,

Macbeth, Antonio y Cleopatra, Julio César…Dramas históricos de Inglaterra: Ricardo II, Ri-

cardo III, Enrique IV, Enrique V, El Rey Juan,…

Shakespeare no modificó ninguno de los hábitos y modas teatrales de su tiempo: sigue el género de la crónica histórica y dela comedia italianizante, pero hizo el milagro de llevar a las tablas un lenguaje artificioso y refinado, sin que el vulgo dejase dereconocerlo como propio. Supremo virtuosista de la técnica escénica, consigue cautivar al público con una capacidad narrativay una hondura en el tratamiento de los personajes que, aún hoy, se antoja insuperable. En general no es necesario hacer unavaloración de su obra: hoy día le vemos como una de las cuatro o cinco cimas mayores de la literatura universal.

RETAZOS DE SHAKESPEARE

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

[I]Recuerde el alma dormida,avive el seso y despiertecontemplandocómo se pasa la vida,cómo se viene la muertetan callando,cuán presto se va el placer,cómo, después de acordado,da dolor;cómo, a nuestro parecer,cualquiera tiempo pasadofue mejor.[II]Pues si vemos lo presentecómo en un punto se es idoy acabado,si juzgamos sabiamente,daremos lo no venidopor pasado. (…)[V]Este mundo es el caminopara el otro, que es moradasin pesar;mas cumple tener buen tinopara andar esta jornadasin errar;partimos cuando nacemos,andamos mientras vivimos,y llegamosal tiempo que fenecemos;así que cuando morimosdescansamos.[VIII]Decidme: la hermosura,la gentil frescura y tezde la cara,el color y la blancura,cuando viene la vejez,

¿cuál se para?Las mañas y ligerezay la fuerza corporalde juventud,todo se torna gravezacuando llega al arrabalde senectud.[XVI]¿Qué se hizo el rey don Juan?Los Infantes de Aragón¿qué se hicieron?¿Qué fue de tanto galán?,¿qué fue de tanta invenciónque trajeron?¿Fueron sino devaneos?¿qué fueron sino verdurasde las eraslas justas y los torneos,paramentos, bordadurasy cimeras?[XXI]Sus infinitos tesoros,sus villas y sus lugares,su mandar,¿qué le fueron sino lloros?¿qué fueron sino pesaresal dejar?[XXIII]Tantos duques excelentes,tantos marqueses y condesy varonescomo vimos tan potentes,di, Muerte, ¿dó los escondesy traspones?Y las sus claras hazañasque hicieron en las guerrasy en las paces,cuando tú, cruda, te ensañas,con tu fuerza las aterras

y deshaces.[XXVI]¡Qué amigo de sus amigos!,¡qué señor para criadosy parientes!¡Qué enemigo de enemigos!¡Qué maestro de esforzadosy valientes!¡Qué seso para discretos!¡Qué gracia para donosos!¡Qué razón!¡Qué benigno a los sujetos!Y a los bravos y dañosos,un león![XXXIII]Después de puesta la vidatantas veces por su leyal tablero;después de tan bien servidala corona de su reyverdadero;después de tanta hazañaa que no puede bastarcuenta cierta,en la su villa de Ocañavino la Muerte a llamara su puerta,[XXXVIII]«No tengamos tiempo yaen esta vida mezquinapor tal modo,que mi voluntad estáconforme con la divinapara todo;y consiento en mi morircon voluntad placentera,clara y pura,que querer hombre vivircuando Dios quiere que muera,

SABER VIVIR PARA SABER MORIR

JORGE MANRIQUE

Nació en Paredes de Nava (Palencia) en 1440 y murió en 1479. Hijo de RodrigoManrique, conde de Paredes y maestre de Santiago. Pertenecía pues a la alta noblezacastellana y estaba emparentado con los Trastámara, familia reinante en aquellostiempos. Tomó parte activa en la política de su tiempo y se distinguió en algunoshechos de armas, como los de Consuegra, Uclés y Ocaña. Partidario de Isabel, frentea Juana “la Beltraneja”, colaboró posteriormente con los Reyes Católicos en su luchacontra la nobleza levantisca. Murió frente al castillo de Garci-Muñoz, guerreandocontra la gente del marqués de Villena.

Obra: Cuarenta y nueve composiciones amorosas y burlescas de tipo cancioneril,en las que sigue las carácterísticas de lírica amatoria del cancionero, según el estilode los trovadores provenzales. Especialísima mención merecen las «Coplas por lamuerte de su padre», poema elegíaco compuesto hacia 1476. Consta de 40 estrofasde pie quebrado, llamadas por ello como estrofa manriqueña.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

Después de esto podríamos continuar tratando de la amistad: es,en efecto, una virtud, o va acompañada de virtud, y, además,

es lo más necesario para la vida. Sin amigos nadie querría vivir, auncuando poseyera todos los demás bienes; hasta los ricos y los quetienen cargos y poder parecen tener necesidad sobre todo de amigos;porque ¿de qué sirve esa clase de prosperidad si se la priva de lafacultad de hacer bien, que se ejerce preferentemente y del modomás laudable respecto de los amigos? ¿O cómo podría tal prospe-ridad guardarse y preservarse sin amigos? Porque cuanto mayor es,tanto más peligra. En la pobreza y en los demás infortunios seconsidera a los amigos como el único refugio. Los jóvenes los ne-cesitan para evitar el error; los viejos para su asistencia y como unaayuda que supla las menguas que la debilidad pone a su actividad,los que están en la flor de la vida, para las acciones nobles: «dosmarchando juntos» (Ilíada, X, 24), así, en efecto, están más capa-citados para pensar y actuar. Parece darse de un modo natural enel padre para con el hijo, y el hijo para con el padre.�Parece además que la amistad mantiene unidas a las ciudades,

y que los legisladores consagran más esfuerzos a ella que a lajusticia: en efecto, la concordia parece ser algo semejante a la amistad,y es a ella a lo que más aspiran, mientras que lo que con más empeñoprocuran expulsar es la discordia, que es enemistad. Y cuando loshombres son amigos, ninguna necesidad hay de justicia, mientrasque aún siendo justos necesitan además de la amistad, y parece queson los justos los que son más capaces de amistad.�Pero la amistad perfecta es la de los hombres buenos e iguales

en virtud; porque éstos quieren el bien el uno del otro en cuantoson buenos, y son buenos en sí mismos; y los que quieren el biende sus amigos por causa de éstos, son los mejores amigos, puesto

que es por su propia índole por lo que tienen esos sentimientos yno por accidente; de modo que su amistad permanece mientras sonbuenos, y la virtud es una cosa permanente. Cada uno de ellos esbueno absolutamente hablando y bueno para su amigo, pues losbuenos no sólo son buenos en sentido absoluto, sino también útilesel uno para el otro; y asimismo agradables, pues los buenos son ala vez agradables absolutamente y agradables los unos para los otros;porque para todo hombre son agradables las actividades propiasy las semejantes a ellas, y los buenos tienen las mismas activi-dades o parecidas. Es razonable que una amistad así sea perma-nente: reúne, en efecto, en sí todas las condiciones que debentener los amigos. �Solamente la amistad entre hombres buenos está fuera del alcance

de la calumnia, porque no es fácil creer lo que nadie diga sobreun amigo a quien uno mismo ha puesto a prueba durante muchotiempo. Además en los buenos se da la confianza mutua, y la im-posibilidad de agraviarse jamás, y todas las demás cosas que seconsideran requisitos de la verdadera amistad. En cambio, en lasotras amistades nada impide que surjan estos males.�Los amigos desean cada uno el bien del otro por el otro mismo,

no en virtud de una afección, sino de una disposición de carác-ter. Y al amar al amigo aman su propio bien, pues el bueno, alhacerse amigo de alguien, se convierte en un bien para aquél dequien es amigo. Cada uno ama, por tanto, su propio bien, y a la vezpaga con la misma moneda en querer y placer; se dice, en efecto,que la amistad es igualdad, y esto se da sobre todo en la de losbuenos. �

ARISTÓTELES

Aristóteles de Estagira nació y murió en los años 384-322 a. C. Era hijo de un médico dela corte de Filipo de Macedonia. A los dieciséis años se trasladó a Atenas ingresando en laAcademia, donde permaneció hasta la muerte de Platón, de quien se le considera el más grandee independiente de sus discípulos. Llamado a la corte de Filipo para ser preceptor del jovenAlejandro Magno, regresa a Atenas cuando éste sucede a su padre en el trono. Funda entoncesel Liceo y enseña allí durante 13 años. La reacción ateniense a la muerte de Alejandro le obligaa exiliarse a Calcis, en la isla de Eubea, donde muere al año siguiente. Aunque la mayor partede sus escritos se han perdido, su doctrina ha tenido mayor influjo en la historia que la deningún otro pensador hasta el presente.

Aristóteles opone a Platón, maestro del idealismo, el rigor de un espíritu objetivo einclinado a la investigación de la naturaleza. Fue el primero en agrupar los estudios relativosa cada campo por separado, levantando un sistema que, si bien es fundamentalmente paraleloal de Platón, difiere de él en su concepción del conocimiento de las cosas, afirmando que esteno es un recuerdo sino que se adquiere a partir de los sentidos y a través de ellos.

Sus obras más destacadas son: Organon, Física, Filosofía Primera o Metafísica, Ética

a Eudemo, Ética a Nicómaco, La Política, La Poética y La Retórica.

LA AMISTAD EN ARISTÓTELES

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

FELICIDAD Y VIRTUD EN ARISTÓTELES

no habría ninguna necesidad de maestros, pues todos seríamos

buenos o malos de nacimiento. Pero lo cierto es que la repetición de

los mismos actos es imprescindible para alcanzar la virtud, pues es

nuestra actuación habitual en los negocios lo que nos hace justos o

injustos, y nuestra actitud ante el peligro lo que nos hace valientes o

cobardes. Lo mismo ocurre con los placeres y la forma de ser: unos

se vuelven moderados y apacibles, y otros desenfrenados e iracundos,

según se hayan comportado de forma habitual.�Así pues, los hábitos se consiguen por repetición de actos.

De ahí la importancia de repetir actos buenos. Por consiguiente,

adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importan-

cia, ni siquiera mucha: tiene una importancia absoluta.�Para ser bueno no basta querer. Tampoco basta saber. Si nose realizan muchos actos buenos, nadie tiene la menor probabi-

lidad de llegar a ser bueno. �(Texto adaptado por José Ramón Ayllón)

Casi todo el mundo llama felicidad al máximo bien que sepuede conseguir, pero nadie sabe exactamente en qué consiste

ese máximo bien. Unos creen que es el placer, la riqueza o los honores.Otros piensan que es otra cosa. A menudo, la misma persona cambiade opinión y, cuando está enferma, piensa que la felicidad es la salud;si es pobre, la riqueza; si es inculta, la cultura.�

Lo que está claro es que la felicidad no está en la diversión,y que sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues

la vida no es un juego. �En cualquier caso, la felicidad no debe ir a remolque de la

buena o mala fortuna, porque entonces no tendría fundamentosólido, y el hombre sería como un camaleón. Debe asentarse en unavida guiada por la virtud, capaz de crecerse en la adversidad, delmismo modo que el buen general es capaz de lograr la victoria encircunstancias muy adversas.�

La virtud es precisamente un hábito, una costumbre que seadquiere mediante la reiteración de actos semejantes. Es lo que

sucede con cualquier aprendizaje: para dominar un instrumento musicalhay que practicar, y para ser constructor hay que construir. Del mismomodo, nos hacemos justos practicando la justicia. Y si nos ejercitamosen la fortaleza y la templanza, seremos templados y fuertes. Pruebade ello es lo que ocurre en la sociedad: los legisladores hacen buenosa los ciudadanos haciéndoles adquirir costumbres, y si no obran asíse equivocan, y en eso se distingue un régimen de gobierno bueno deotro malo. �Si la conducta no necesitase de la educación y la costumbre,

ARISTÓTELES

Aristóteles de Estagira nació y murió en los años 384-322 a. C. Era hijo de un médico dela corte de Filipo de Macedonia. A los dieciséis años se trasladó a Atenas ingresando en laAcademia, donde permaneció hasta la muerte de Platón, de quien se le considera el más grandee independiente de sus discípulos. Llamado a la corte de Filipo para ser preceptor del jovenAlejandro Magno, regresa a Atenas cuando éste sucede a su padre en el trono. Funda entoncesel Liceo y enseña allí durante 13 años. La reacción ateniense a la muerte de Alejandro le obligaa exiliarse a Calcis, en la isla de Eubea, donde muere al año siguiente. Aunque la mayor partede sus escritos se han perdido, su doctrina ha tenido mayor influjo en la historia que la de ningúnotro pensador hasta el presente.

Aristóteles opone a Platón, maestro del idealismo, el rigor de un espíritu objetivo e inclinadoa la investigación de la naturaleza. Fue el primero en agrupar los estudios relativos a cadacampo por separado, levantando un sistema que, si bien es fundamentalmente paralelo al dePlatón, difiere de él en su concepción del conocimiento de las cosas, afirmando que este noes un recuerdo sino que se adquiere a partir de los sentidos y a través de ellos.

Sus obras más destacadas son: Organon, Física, Filosofía Primera o Metafísica, Ética

a Eudemo, Ética a Nicómaco, La Política, La Poética y La Retórica.

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DE LOS CONSEJOS QUE DIO DON QUIJOTE

A SANCHO PANZA ANTES QUE FUESE AGOBERNAR LA ÍNSULA.

Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios; porque en el temerleestá la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada. Lo segundo,has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo,que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocertesaldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey (…)

Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies dedecir que vienes de labradores; porque viendo que no te corres, ningunose pondrá a correrte; y préciate más de ser humilde virtuoso que pe-cador soberbio. Innumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos,

han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria; y destaverdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran. Mira,Sancho: si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacerhechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que lostienen príncipes y señores; porque la sangre se hereda, y la virtudse aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.Siendo esto así, como lo es, que si acaso viniere a verte cuandoestés en tu ínsula alguno de tus parientes, no lo deseches ni leafrentes; antes le has de acoger, agasajar y regalar; que con estosatisfarás al cielo, que gusta que nadie se desprecie de lo que élhizo, y corresponderás a lo que debes a la naturaleza bien con-certada. (…).

Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero nomás justicia, que las informaciones del rico. (…). Si acaso do-blares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sinocon el de la misericordia. Cuando te sucediere juzgar algún pleitode algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlasen la verdad del caso.(…). Si alguna mujer hermosa viniere apedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de susgemidos, y considera despacio la sustancia de lo que pide, si noquieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sussuspiros. Al que has de castigar con obras, no trates mal conpalabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin laañadidura de las malas razones.(…). Muéstratele piadoso y cle-mente; porque aunque los atributos de Dios todos son iguales,más resplandece y campea a nuestro ver, el de la misericordiaque el de la justicia.

Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luen-gos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu fe-licidad indecible, casarás tus hijos como quisieres, títulos tendránellos y tus nietos, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, yen los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte envejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadasmanos de tus terceros netezuelos. Esto que hasta aquí te he dichoson documentos que han de adornar tu alma; escucha altora losque han de servir para adorno del cuerpo.

MIGUEL DE CERVANTES

Nace en Alcalá de Henares en 1547 hijo de un hidalgopobre. Su padre ejercía de “cirujano”, practicante, que san-graba y hacía pequeñas curas a las órdenes de un médico.La familia vive situaciones de penuria extrema debido a lapersecución por deudas de su padre, lo que les llevó a tras-ladarse a vivir a Madrid y Valladolid. En Madrid realizaríaCervantes ciertos estudios de grado medio con el maestroLópez de Hoyos. Pasó a Roma donde fue criado del futurocardenal Acquaviva y se alistó en los tercios que habían decombatir en la batalla de Lepanto en 1571 “La más alta ocasiónque vieron los siglos”, en donde luchó valientemente reci-biendo un arcabuzazo que le dejó para siempre inútil de lamano izquierda. En 1575, en el viaje de regreso a España enla galera Sol, resulta apresado por unos corsarios argelinosque le condujeron a Argel, solicitando un alto rescate por supersona al considerarle - seguramente por las cartas de re-comendación que llevaba - de mayor importancia de la queen realidad tenía. Durante los cinco años que permaneció encautiverio, intentó escapar en cuatro ocasiones pero siemprefue descubierto y apresado de nuevo. En una ocasión en quese consiguió el dinero para su rescate, él dio preferencia asu hermano Rodrigo por ser padre de familia. De vuelta enEspaña, una vez liberado, probó los más diversos oficioscomo abastecedor de la Armada Invencible o recaudador deimpuestos. En 1597, al morir el banquero que era depositariode sus fondos, ingresó en prisión en Sevilla durante unosmeses. Allí se gestaría –según sus propias palabras– El Quijote.Su producción literaria comienza a ser constante a partir de1582, estrenando diversas obras teatrales. En 1585, estrena-ría su primera novela “La Galatea”. En ese mismo año con-traería matrimonio con Catalina de Esquivias. En 1605 apareceen Madrid la primera parte del Quijote impresa por Juan dela Cuesta, mientras la familia vive en Valladolid. Los últimosaños de su vida transcurren en Madrid en donde se publicarála segunda parte de la inmortal novela. Cervantes murió enMadrid el 23 de abril de 1616.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

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Dª INÉSLa aversión o simpatíacon que se apartan o acercanlas almas pende en el cielode influjo de sus estrellas.Esta es más o menos grave,según es más la violenciade los astros que la influyeno la sangre en que se engendra;de donde la inclinaciónno puede ser acción nuestra,pues sin albedrío un almao se inclina o se desdeña.Siendo ansí, cuando yo os digaque mi inclinación no es vuestra,no os ofendo en la razón,aunque en el gusto os ofenda.Esto supuesto, señor,no sólo eso el alma os niega,mas a mi pecho y mis ojoshace horror vuestra presencia.Desde el instante que os vidiscurrió un hielo en mis venas,a que no halla el alma amparo,más que el que de vos intenta.Y advertid que ya os declaromi aversión con tal llaneza,porque antes he prevenidoque la inclinación no es nuestra;y estoy a vuestro decoroy a vuestro amor tan atenta,que os di primero el escudopor no ofender con la flecha.Casarme con vos, don Diego,si queréis, ha de ser fuerza;pero sabed que mi mano,

si os la doy, ha de ser muerta.De caballero y de amantefaltáis, don Diego, a la deudasi, sabiendo mi despecho,vuestra mano me atropella.De caballero, porque,por gusto o por conveniencia,no hacéis precio de la vidade una mujer sin defensa;de amante, porque en tal casocorre el cariño perezas,y aquí, sin mi voluntad,queda agraviada la vuestra.Vencer mi aborrecimientoo mi desdén, si lo fueracon porfías y festejos,fuera garbosa fineza;pero valeros de un mediodonde no está la violenciade parte de vuestro amor,sino de quien me sujeta,y arrastrarme sin vencerme,es acción tan descompuesta,que aja la galantería,el amor y la nobleza.(…)Y advertid que yo a mi padre,por la ley de mi obediencia,para cualquiera preceptoel «sí» ha de ser mi respuesta.Si vos no lo repugnáis,yo no he de hacer resistencia,y si deseáis mi mano,desde luego será vuestra;pero mirad que os casáiscon quien, cuando la violentan,sólo se casa con vos

por no tener resistencia.Y ahora vuestra hidalguía,O el capricho, o la fineza,corte por donde quisiere,que, cuando pare en violencia,muriendo yo acaba todo,pero no vuestra indecencia,pues donde acaba mi vidavuestro desdoro comienza.

DIEGO.[Aparte.]¿Pudo el diablo haber pensadomás graciosísima arengapara disfrazar los celos,y está dellos que revienta?–Señora, todo ese enojonace, con vuestra licencia,de celos que os da Leonor.Si teméis que yo os ofenda,os engañáis, ¡juro a Dios!,que, ¡por vida de mi abuela!,y ansí Dios me deje vercon fruto unas viñas nuevas,que plantó mi padre en Burgos,que es lo mejor de mi hacienda,como yo nunca le he dichode amor palabra, ni media,que ella es la que a mí me quiere,y si no, dígalo ella.

D. MENDO.Tener no puedo la risade tan graciosa respuesta.

D.ª LEONOR.Hermana, este hombre no tienesentido, y en vano intentasque se reduzca a razón.

LA VANIDAD

Pagado de sí mismo, insustancial, vanidoso e incapaz de enfrentarse con la realidad porque es ingrata. He aquí el protagonista deuna comedia –El lindo don Diego– que entretiene e incluso divierte, pero en la que Moreto muestra una definida intención educativay aleccionadora. El texto que reproducimos corresponde a la escena en la que D. Diego, a pesar del declarado rechazo que de él haceDª Inés se niega a aceptarlo e insiste –de manera ridícula y lastimosa– en engañarse con argumentos propios del petimetre estúpidoque representa.

AGUSTÍN MORETO Y CABAÑA

Nació en Madrid el 9 de abril de 1618. Estudió en la Universidad de Alcalá deHenares, donde recibe la licenciatura en 1639. Ordenado sacerdote, residirá un tiempoen Sevilla, para establecerse finalmente en Toledo bajo la protección de su arzobispo.Muere en 1669 y sus restos reposan en la Parroquia de San Juan, a pesar de su deseode ser enterrado en El Pradillo del Carmen (cementerio de los pobres).

Moreto no destaca por su fecundidad, ni tampoco por la originalidad de sus temas,ya que la mayor parte están sacados de comedias anteriores, pero supo elegirlas yextraer lo más interesante de cada una mejorándolas siempre. No teniendo, por tanto,la fuerza creadora de los grandes, lo suplía con un perfecto conocimiento de la escena.Sabía desarrollar la acción de forma sutil, llevándola hacia el desenlace con originalesincidentes llenos de atractivo y simpatía. Fue un virtuoso en la exposición de losconflictos sentimentales entretejidos con calidades de encaje.

Principales obras: El desdén con el desdén, El lindo don Diego, La ocasión hace

al ladrón, El poder de la amistad, La confusión de un jardín y La adúltera penitente.

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Pastor, que con tus silbos amorososme despertaste del profundo sueño;tú, que hiciste cayado de ese leñoen que tiendes los brazos poderosos;vuelve los ojos a mi fe piadosos,pues te confieso por mi amor y dueño,y la palabra de seguir te empeñotus dulces silbos y tus pies hermosos.Oye, Pastor, pues por amores mueres,no te espante el rigor de mis pecados,pues tan amigo de rendidos eres;espera, pues, y escucha mis cuidados;pero ¿cómo te digo que me esperes,si estás para esperar los pies clavados?

Cuando en mis manos, Rey eterno, os miroy la cándida víctima levanto,de mi atrevida indignidad me espantoy la piedad de vuestro pecho admiro.Tal vez el alma con temor retiro,tal vez la doy al amoroso llanto,que, arrepentido de ofenderos tanto,con ansias temo y con dolor suspiro.Volved los ojos a mirarme humanos,

que por las sendas de mi error siniestrasme despeñaron pensamientos vanos;no sean tantas las desdichas nuestrasque a quien os tuvo en sus indignas manosvos le dejéis de las divinas vuestras.

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,

que a mi puerta, cubierto de rocío,pasas las noches del invierno oscuras?¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,si de mi ingratitud el hielo fríosecó las llagas de tus plantas puras!¡Cuántas veces el ángel me decía:«Alma, asómate agora a la ventana,verás con cuánto amor llamar porfía»!Y ¡cuántas, Hermosura soberana,«mañana le abriremos», respondía,para lo mismo responder mañana!

Con ánimo de hablarle en confianzade su piedad entré en el templo un día,donde Cristo en la cruz resplandecíacon el perdón que quien le mira alcanza.

Y aunque la fe, el amor y la esperanzaa la lengua pusieron osadía,acordéme que fue por culpa mía,y quisiera de mí tomar venganza.Ya me volvía sin decirle nada,y como vi la llaga del costado,paróse el alma en lágrimas bañada;hablé, lloré y entré por aquel lado,porque no tiene Dios puerta cerradaal corazón contrito y humillado.

Cuántas veces, Señor, me habéis llamadoy cuántas con vergüenza he respondido,desnudo como Adán, aunque vestidode las hojas del árbol del pecado.Seguí mil veces vuestro pie sagrado,fácil de asir en una cruz asido,y atrás volví otras tantas atrevidoal mismo precio en que me habéis comprado.Besos de paz os di para ofenderos;pero si fugitivos de su dueño hierran,cuando los hallan, los esclavos,hoy que vuelvo con lágrimas a veros,clavadme vos a vos en vuestro leñoy tendréisme seguro con tres clavos.

ARREPENTIMIENTO Y PERDÓN

En esta selección de sonetos, Lope de Vega refleja, como nadie lo ha hecho, el arrepentimiento del hombre por los pecadoscometidos. Su grandeza de alma le lleva a hacerlo movido por la contemplación de la infinita bondad del Señor –contrición– y no porel miedo al posible castigo –atrición–. Los versos del genial literato conmueven hoy con la misma hondura que en el momento de serescritos, guiando al afortunado lector a un estado de serena aflicción por las faltas personales.

LOPE FÉLIX DE VEGA CARPIO

Nació en Madrid el 25 de noviembre de 1562. Estudió con los jesuitas Gramática y Retóricahasta los 14 años, a partir de entonces frecuentó la Universidad de Alcalá, para marchar con18 a la de Salamanca. Aun con todo se sostiene que no llegó a titularse, a pesar de sus propiaspalabras «estudié en Alcalá, bachillereme…» En 1583 se enrola con D. Álvaro de Bazán enla conquista de las Azores. Más tarde se alistó en la Armada Invencible.

Su vida sentimental, tempestuosa y difícil, le acarrearía no pocos disgustos, como eldestierro de la Corte por causa de Elena Osorio. Partió a Valencia con Isabel de Urbina, conquien se casó. En 1595, vuelve a la Corte, viudo, y contrae matrimonio con Juana Guardo,quien tendría escasa influencia en su obra. En 1614, fallecida su segunda mujer y su hijoCarlos Félix, se ordena sacerdote en Toledo, sin abandonar el cargo de secretario y confi-dente del duque de Sessa. Continúa su vida turbulenta a la par que arrepentida, mientras susobras se pasean triunfalmente por los escenarios madrileños. El final de su vida será unaincansable labor de obras de misericordia y prácticas piadosas, preparándose para unamuerte que ya no tardó en llegar: el 27 de agosto de 1635. Todo Madrid acudió a su entierroen una manifestación de duelo sin precedentes.

Obra: es el creador del teatro nacional, cuyas reglas establecerá de forma definitiva. Además es el autor más prolífico dela literatura española pues se le atribuyen más de 1.500 comedias, de las que se conservan sólo unas 500, además de cultivarotros géneros literarios. Destacan por su popularidad: El mejor alcalde, el Rey; Peribáñez y el comendador de Ocaña, Fuente

Ovejuna; El caballero de Olmedo; El perro del hortelano, y La dama boba, entre sus comedias. En prosa sobresale La Dorotea,

y en la lírica, sus Letrillas, más dulces y suaves que las de Góngora o Quevedo, y sus Rimas sacras.

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EL ARTE DE ENSEÑAR CON EJEMPLOS

La obra de D. Juan Manuel persigue finalidades didácticas. El gran señor castellano tiene un vivo interés en exponer a sus lectoreslos principios de la fe cristiana y la moral, así como las obligaciones del caballero y el gobernante. Su prosa es fluida, clara e inmediata.Utiliza como técnica narrativa el ejemplo, lo que resulta especialmente agradable para el lector. El Conde Lucanor, su obra maestray cuyo prólogo presentamos a continuación, es para José Mª Valverde la «verdadera cumbre de la prosa castellana medieval»

En el nombre de Dios. Amén.Entre las muchas cosas extrañas y maravillosas que ha hecho el

Creador está el que ningún hombre de los que hay en el mundo separezca a otro en la cara, porque, aunque todos tenemos en la caralo mismo, las caras mismas no se parecen. Puesto que en las caras,que son tan pequeñas, hay tantísima variedad, menos extraño es quela haya en las voluntades e inclinaciones. Por eso veis que ningúnhombre se parece a otro en la inclinación ni en la voluntad. Voy aponer algunos ejemplos para que podáis entenderlo mejor.

Todos los que aman y quieren servir a Dios, todos quieren lomismo, pero no le sirven de una manera, sino que unos lo hacen deun modo y otros de otro. También los que sirven a los señores, todosles sirven, mas no de la misma manera. De igual modo los que sededican a la agricultura, a la ganadería, a la caza, a un oficio o acualquier otra actividad, aunque todos hacen las mismas cosas, nolas conciben ni las ejecutan de igual manera. Por este ejemplo y pormuchos otros que sería prolijo aducir ahora, comprenderéis que,aunque todos los hombres sean hombres y todos tengan inclinacio-nes y voluntad, se parezcan tan poco en estas cosas como en la cara.Sólo se parecen en que todos prefieren y a todos les gusta y todosaprenden mejor las cosas que más les agradan. Siendo ello así, elque quiere enseñar una cosa a otro débesela presentar de la maneraque crea ha de ser más agradable para el que la aprende. Así vemosque las cosas difíciles no pueden entrar en las cabezas de algunoshombres, porque no las entienden, y, por no entenderlas, no sedeleitan con ciertos libros ni asimilan sus enseñanzas; de modo que,por no gustar de ellas, no les aprovechan. Por eso yo, don Juan,

hijo del infante don Manuel y Adelantado Mayor de la frontera delReino de Murcia, escribí este libro con las palabras más hermosasque pude para poder dar ciertas enseñanzas muy provechosas a losque lo oyeren. Esto hice, siguiendo el ejemplo de los médicos, quecuando quieren hacer una medicina que aproveche al hígado, comoal hígado agrada lo dulce, le ponen azúcar, miel o cualquier otra cosadulce, y, por la inclinación del hígado a lo dulce, lo atrae a sí,arrastrando con ello la medicina que le beneficia. Lo mismo hacencon cualquier órgano que necesite alguna medicina, que siempre lamezclan con aquello a que el órgano naturalmente se halla inclinado.De esta manera, con ayuda de Dios, escribiré este libro, que a losque lo lean, si se deleitan con sus enseñanzas, será de provecho, ya los que, por el contrario, no las comprendan, al leerlo, atraídospor la dulzura de su estilo, no pudiendo tampoco dejar de leer loprovechoso que con ella se mezcla, aunque no quieran, aprenderán,como el hígado y los demás órganos se benefician con las medicinasque están mezcladas a las cosas que ellos prefieren. Dios, que es todobondad y que favorece las buenas obras, tenga piedad y conceda sugracia a los que lean este libro y hagan que aproveche al cuerpo yal alma, como Él muy bien sabe que yo deseo. De lo que encontrarenmal expresado no echen la culpa más que a mi falta de entendimien-to; si, por el contrario, encontraren algo provechoso o bien escrito,agradézcanlo a Dios, inspirador de todos los buenos dichos y buenasobras. Y pues hemos terminado el prólogo, de aquí adelante comien-zan los cuentos, suponiéndose que un gran señor, el conde Lucanor,habla con su consejero, llamado Patronio.

D. JUAN MANUEL

Nació el 5 de mayo de 1282 en el castillo de Escalona (Toledo). Hijo del Infante D.Manuel –que era el menor de los hijos de Fernando III, el Santo, y hermano de AlfonsoX, el Sabio– y de su segunda mujer Beatriz de Saboya. Quedó huérfano a los 8 años ypasó a estar bajo la tutela del rey Sancho IV. Heredó de su padre el título de Adelantadode Murcia, cargo de prestigio pero alejado de la Corte. Casó tres veces, llevado del deseode engrandecer su casa y linaje. De su segundo matrimonio nació, entre otros hijos,Constanza que se casó con Pedro I de Portugal. Del tercero, nació Juana, mujer de Enriquede Trastámara, el bastardo que reinaría con el nombre de Enrique II. Fue, por tanto, nietode reyes y abuelo de reyes.

Vivió de pleno las intrigas cortesanas de uno de los periodos más difíciles de laHistoria de España. Su rivalidad y despecho con Alfonso XI no se llegó a solucionar hastael final de su vida. En el Libro de los Estados dejó constancia de estos avatares. Mandóla vanguardia cristiana en la batalla del Salado y se retiró a la Corte con Alfonso XI. Murióen Córdoba para unos y en Murcia para otros, en junio de 1348.

Diez obras de D. Juan Manuel han llegado a nuestros días y otras seis parece que seperdieron. Destacamos: Crónica abreviada, El Libro de la Caza, El libro del Cavallero

et del escudero, en el que muestra la influencia de Ramón Llull y que se ha perdido ensu casi totalidad, El Libro de los Estados, El Conde Lucanor, su más famosa obra quese continúa en El Libro de los Proverbios, El Libro enfenido, en el que da consejos asu hijo, El libro de las tres razones y El Prólogo General.

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AL NACIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR

este Rosicler divino,para su lecho fue lino,oro para su dosel.Caído se le ha un clavelhoy a la Aurora del seno,¡qué glorioso que está el heno,porque ha caído sobre él!

Esta noche un amor nace,Niño y Dios, pero no ciegoy tan otro al fin, que hacepaz su fuego.Con las pajas en que yacede una Virgen (aun despuésde ser madre) pura cuantolo dice el sol, que es su mantonace el Niño Amor que ves;no es tu arco, no, el que espompa del otro rapaz;el símbolo sí de paz,que ambos polos satisface.Esta noche un amor nace,Niño y Dios, pero no ciegoy tan otro al fin, que hacepaz su fuego.No venda el Amor divino

Caído se le ha un clavelhoy a la Aurora del seno,¡qué glorioso que está el heno,porque ha caído sobre él!Cuando el silencio teníatodas las cosas del suelo,y coronada de hieloreinaba la noche fría,en medio la monarquíade tiniebla tan cruel,Caído se le ha un clavelhoy a la Aurora del seno,¡qué glorioso que está el heno,porque ha caído sobre él!De un solo clavel ceñidala Virgen, aurora bella,al mundo se lo dio, y ellaquedó cual antes florida;a la púrpura caídasiempre fue el heno fiel.Caído se le ha un clavelhoy a la Aurora del seno,¡qué glorioso que está el heno,porque ha caído sobre él!El heno pues, que fue dino,a pesar de tantas nieves,De ver en los brazos leves

LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE

Nació en Córdoba el 11 de julio de 1561, hijo de D. Francisco de Argote,corregidor de Madrid, y Dª Leonor de Góngora, apellido este al que dio preferen-cia. A los 15 años pasó a Salamanca a estudiar Derecho, Matemáticas y Música,donde llevó una vida galante y pendenciera. Allí compuso la mayor parte de suspoesías amorosas y satíricas. Su extraordinaria facilidad para la versificación leabrió las puertas de la fama, aunque ello no le sirviera para ascender en la escalasocial, como era su afán. Después de 11 años de pretensiones cortesanas, abrazóel estado eclesiástico. Trasladado a Madrid, recibe el cargo honorario de capellánreal. La pérdida de sus protectores –Rodrigo Calderón, el Conde de Villamedianay el Conde Lemos– hace empeorar su situación económica, que con el paso deltiempo llegará a convertirse en alarmante. En 1625 es despedido de la casa dondevive por no poder pagar sus deudas. Ya enfermo, es trasladado a Córdoba dondefallece en 1627.

Góngora fundó el grupo de los llamados «cultos». Quiso dar a España unlenguaje poético que introdujera voces y giros de la lengua latina –entre estos lasmás violentas trasposiciones–, a fin de que la erudición tuviese un idioma distintodel vulgar. A esta manera de expresar las ideas se le llamó «culteranismo».

Su obra es enteramente poética, sobresaliendo en ella los sonetos (A una rosa), canciones (A la toma de Larache), fábulas(La fábula de Polifemo y Galatea y Las soledades), letrillas (Ande yo caliente), romances (A la ciudad de Granada), tercetosy décimas. Las soledades y el Polifemo constituyen la cumbre de su producción y son referencia obligada de nuestro Barroco.

de sus ojos la alegría;vendaránsela algún díaque lo hagan adivino;sus bellos miembros el lino,ya que no sus soles vista;que mal puede el heno a vistaabrigar de quien le pace.Esta noche un amor nace,Niño y Dios, pero no ciegoy tan otro al fin, que hacepaz su fuego.

Pender de un leño, traspasado el pecho,y de espinas clavadas ambas sienes,dar tus mortales penas en rehenesde nuestra gloria, bien fue heroico hecho;pero más fue nacer en tanto estrechodonde para mostrar en nuestros bienes,adonde bajas y de donde vienes,no quiere un portalillo tener techo.No fue esta más hazaña ¡oh gran Dios mío!del tiempo, por haber la helada ofensavencido en tierna edad con pecho fuerte;que más fue sudar sangre que haber frío,sino porque hay distancia más inmensade Dios a hombre que de hombre a muerte

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ARISTÓTELES

Aristóteles de Estagira nació y murió en los años 384-322 a. C. Era hijo de unmédico de la corte de Filipo de Macedonia. A los dieciséis años se trasladó a Atenasingresando en la Academia, donde permaneció hasta la muerte de Platón, de quiense le considera el más grande e independiente de sus discípulos. Llamado a la cortede Filipo para ser preceptor del joven Alejandro Magno, regresa a Atenas cuando éstesucede a su padre en el trono. Funda entonces el Liceo y enseña allí durante 13 años.La reacción ateniense a la muerte de Alejandro le obliga a exiliarse a Calcis, en laisla de Eubea, donde muere al año siguiente. Aunque la mayor parte de sus escritosse han perdido, su doctrina ha tenido mayor influjo en la historia que la de ningúnotro pensador hasta el presente.

Aristóteles opone a Platón, maestro del idealismo, el rigor de un espíritu objetivoe inclinado a la investigación de la naturaleza. Fue el primero en agrupar los estudiosrelativos a cada campo por separado, levantando un sistema que, si bien es funda-mentalmente paralelo al de Platón, difiere de él en su concepción del conocimiento

de las cosas, afirmando que este no es un recuerdo sino que se adquiere a partir de los sentidos y a través de ellos. Sus obras más destacadas son: Organon, Física, Filosofía Primera o Metafísica, Ética a Eudemo, Ética a Nicómaco,

La Política, La Poética y La Retórica.

No es el azar el que asegura la virtud delEstado y sí la voluntad inteligente del hom-bre. El Estado no es virtuoso sino cuandotodos los ciudadanos que forman parte delgobierno lo son, y ya se sabe que, en nuestraopinión, todos los ciudadanos deben tomarparte en el gobierno del Estado. Indaguemos,pues, cómo se educan los hombres en la vir-tud. Ciertamente, si esto fuese posible seríapreferible educarlos a todos a la par, sinocuparse de los individuos uno a uno; pero lavirtud general no es más que el resultado dela virtud de todos los particulares.

Al legislador toca educar a los ciudadanosen la virtud, conociendo los medios que con-ducen a ella y el fin esencial de la vida másdigna. �

Casi todos los animales están sometidossolamente al imperio de la naturaleza; algu-nas especies, pocas, están también sometidasal imperio del hábito; el hombre es el únicoque lo está a la razón, a la vez que a la cos-tumbre y a la naturaleza. Es preciso que estastres cosas se armonicen; y muchas veces larazón combate a la naturaleza y a las costum-bres, cuando cree que es mejor desentendersede sus leyes. Ya hemos dicho mediante quécondiciones los ciudadanos pueden ser unamateria a propósito para la obra del legisla-

dor; lo demás corresponde a la educación,que obra mediante el hábito y las lecciones delos maestros. �

Todos los hábitos que deben contraer losniños conviene que comiencen desde la mástierna edad, teniendo cuidado de procederpor grados. �

A los niños se les debe excitar al movi-miento empleando diversos medios, sobre todoel juego, los cuales no deben ser indignos dehombres libres, ni demasiado penosos, nidemasiado fáciles. Pero sobre todo, que losmagistrados encargados de la educación, yque se llaman pedónomos, vigilen con el mayorcuidado las palabras y los cuentos que lleguena estos tiernos oídos.�

Conviene alejar de sus miradas y de susoídos toda palabra y todo espectáculo indig-nos de un hombre libre. El legislador deberádesterrar severamente de su ciudad la obsce-nidad en las palabras, como lo hace con cual-quier otro vicio. El que se permite decir cosasdeshonestas está muy cerca de permitirseejecutarlas, y, por tanto, debe proscribirsedesde la infancia toda palabra y toda acción

de este género. Si algún hombre libre por sunacimiento, pero demasiado joven para seradmitido en las comidas en común, se permiteuna palabra, una acción prohibida, que se lecastigue poniéndole en vergüenza

Si proscribimos las palabras indecentes,hemos de hacer lo mismo con las pinturas ylas representaciones obscenas.�

La ley debe prohibir a los jóvenes asistira la representación de piezas satíricas y de lascomedias, hasta la edad en que puedan tomarasiento en las comidas comunes y beber vinopuro. Entonces la educación los resguardaráde los peligros de estas reuniones.�

No puede negarse, por consiguiente, quela educación de los niños debe ser uno de losobjetos principales que debe cuidar el legis-lador. Dondequiera que la educación ha sidodesatendida, el Estado ha recibido un golpefunesto. �

Todas las ciencias y todas las artes exigen,si han de dar buenos resultados, nocionesprevias y hábitos anteriores. Lo mismo suce-de evidentemente con el ejercicio de la virtud.

LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

LA SABIDURÍA POPULAR DE LOS REFRANES

A buen compañero, buena compañía(Al que es bueno, todas las cosas se le con-vierten en bien)

Aún no ensillades, y ya cabalgades(Reprende a los que quieren llegar al fin otérmino antes de tiempo, sin haber puestolos medios necesarios)

Adoba el tu paño, y pasarás el tu año(Aconseja la economía y cuidado que sedeben tener en las cosas para que duren)

Bien ama quien nunca olvida(Enseña que el cariño o amor que ha sidoverdadero, no lo alteran las contigenciasdel tiempo ni otras circunstancias, quedasiempre vivo)

Cantarillo que muchas veces va a la fuente, o dejael asa o la frente

(El que es osado no se debe meter en todoslos peligros, porque en alguno se perderá)

¿Cómo te hiciste calvo? –Pelo a pelo pelando(La mala costumbre, poco a poco despojaal hombre de las virtudes)

Cierra tu puerta, y alaba a tu vecino(Aconseja como norma de vida guardar laintimidad y decir bien de todos)

Dime con quien andabas, y decirte he qué hablabas(De los amigos y ambientes que frecuentauna persona, se pueden deducir sus gustosy aficiones)

De hora a hora, Dios mejora(Ninguno desespere por penas que padez-ca, que tras los trabajos da Dios descanso)

Dijo el asno al mulo: Tira allá, orejudo(Indica con cuanta facilidad se hacen notarlos defectos ajenos, y pasan desapercibidoslos propios, aunque sean mayores)

Decir y hacer, no es para todos los hombres(Se necesita ser muy fuerte para cumplirsiempre lo que uno se propone)

Échate a enfermar, verás quien te quiere bien oquien te quiere mal

(Los verdaderos amigos se conocen en losmomentos de necesidad)

El perro del hortelano, ni come las berzas, ni lasdeja comer

(Reprende al que ni se aprovecha de lascosas, ni deja que los otros hagan uso deellas)

Hijo eres y padre serás; cual hicieres, tal habrás(Indica que como los hijos trataren a suspadres, serán ellos tratados)

Haré, haré; más vale un toma que dos te daré(Enseña que el bien presente que se disfru-ta es preferible a las esperanzas y prome-sas, aunque sean más halagüeñas)

Los dichos en las gentes, y los hechos en Dios(Por mucho que hablemos y hagamos pla-nes, Dios es el que decide)

La mala llaga sana; la fama mala mata(Con él se denota cuán difícil es borar lamala opinión una vez adquirida)

Más quiero cardos en paz, que no salsa de agraz(La pobreza con paciencia y quietud damejor sabor que la riqueza en contienda)

Mucho hablar, mucho errar(Se denota el inconveniente de la demasíaen hablar)

Más vale saber que haber(Enseña que debe preferirse la ciencia a lariqueza)

No digas quien eres, que tú te lo dirás(Las obras y costumbres publican la bon-dad o maldad de la persona, aunque disi-mule)

Por un ladrón, pierde ciento en el mesón(Cuando uno hace las cosas mal, perjudicaa todos, convirtiéndolos en sospechosos)

Paso a paso, van a lejos(Se avanza más con la constancia no inte-rrumpida)

Quien lengua ha, a Roma va(Preguntando los hombres llegan a sabertodo lo que quieran)

Quien solo come su gallo, solo ensille su caballo(Enseña que el que no da de lo que tiene,ni ayuda a los demás, no halla quien lesocorra o ayude en lo que ha menester)

D. ÍÑIGO LÓPEZ DE MENDOZA, MARQUÉS DE SANTILLANA

Nació en Carrión de los Condes el 19 de agosto de 1398, hijo de D. Diego Hurtado de Mendoza –Almirante Mayor de Castillay el más acaudalado caballero de España– y Dª Leonor de la Vega, heredera en las Asturiasde Santillana. En 1416 casó con Dª Catalina Suárez, con quien tuvo seis hijos. Lector incansablede filósofos y poetas, adquirió una notable cultura para el común de su época. Profundamentereligioso, dedicó buena parte de su tiempo y hacienda a obras de beneficencia, reconstruyendomonasterios y creando hospitales como el de Buitrago. Mantuvo una estrecha amistad conJuan de Mena, gran poeta de su tiempo. En 1459 muere Catalina, dejándole sumido enprofundo dolor. Invitado por el rey D. Enrique a tomar parte en la entrada que pensaba haceren Granada, se disculpa por estar «aparejándose para morir», lo que aconteció poco después,el 25 de marzo de 1458. Fue enterrado, junto a su padre y a su esposa en el panteón delMonasterio de S. Francisco de Guadalajara. Invicto capitán en la lucha contra la morisma yotros reinos enemigos de Castilla, fue colmado por el rey de títulos y honores.

Destacó por su fuerte personalidad como impulsor del Renacimiento español. Imitador dela forma poética del Dante en La comedieta de Ponça, es un insuperable creador en lasSerranillas, deliciosa aportación a la lírica amorosa del s. XV. Destacan además entre susobras históricas y morales el Diálogo de Bías contra Fortuna; entre las devotas, Los goços

de Nuestra Señora; entre las amorosas, El infierno de los enamorados y en prosa, El

refranero, a ruego del rey D. Juan, del que hemos seleccionado una pequeña muestra.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

De las homilías de San Juan Crisóstomo,obispo, sobre el evangelio de san Mateo(Homilía 59: PG 58, 580. 584)

Cuando el Señor dice: Sus ángeles estánviendo siempre en el cielo el rostro de mi Padrecelestial, y: Yo para esto he venido, y: Ésta es lavoluntad de mi Padre, quiere estimular, con estasafirmaciones, la diligencia de los responsablesde la educación de los niños.

¿Te fijas cómo los protege, amenazandocon castigos intolerables a quienes los escan-dalicen, y prometiendo premios admirables alos que les sirvan y se preocupen de ellos,confirmando esto con su propio ejemplo y elde su Padre? Imitémosle, pues, poniéndonosal servicio de nuestros hermanos sin rehusarningún esfuerzo, por laborioso o humilde quenos parezca, sin negarnos siquiera a servirlessi es necesario, por pequeños y pobres quesean; y ello aunque nos cueste mucho, aunquetengamos que atravesar montes y precipicios;todo hay que soportarlo por la salvación denuestros hermanos. Pues Dios tiene tantointerés por las almas que ni siquiera perdonóa su propio Hijo. Por eso os ruego que, así quesalgamos de casa a primera hora de la maña-na, nuestro único objetivo y nuestra preocu-pación primordial sea la de ayudar al que estáen peligro.

Nada hay, en efecto, de tanto valor comoel alma Pues, ¿de qué le sirve al hambre ganar elmundo entero si arruina su alma? Ahora bien, el

amor de las riquezas pervierte y arruina todoslos valores, destruye el temor de Dios y tomaposesión del alma como un tirano que ocupauna plaza fuerte. Descuidamos, pues, nuestrasalvación y la de nuestros hijos cuando nospreocupamos solamente de aumentar nues-tras riquezas, para dejarlas luego a nuestroshijos, y éstos a los suyos, y así sucesivamente,convirtiéndonos de esta manera más en trans-misores de nuestros bienes que en sus posee-dores. ¡Qué gran tontería es ésta, queconvierte a los hijos en algo menos importan-te que los siervos! A los siervos, en efecto, loscastigamos, aunque sea para nuestro prove-cho; en cambio, los hijos se ven privados deesta corrección, y así los tenemos en menosestima que a los siervos.

¿Y qué digo de los siervos? Cuidamosmenos de los hijos que de los animales, ya quenos preocupamos más de los asnos y de loscaballos que de los hijos. Si alguien posee unmulo, se preocupa mucho en conseguirle unbuen mozo de cuadra, que sea honrado, queno sea ladrón ni dado al vino, que tengaexperiencia de su oficio; pero, si se trata debuscar un maestro para nuestro hijo, acepta-mos al primero que se nos presenta, sin pre-ocuparnos de examinarlo, y no tenemos encuenta que la educación es el más importantede los oficios.

¿Qué oficio se puede comparar al degobernar las almas y formar la mente y el

carácter de los jóvenes? El que tiene cualida-des para este oficio debe usar de una diligen-cia mayor que cualquier pintor o escultor.Pero nosotros, por el contrario, no nos pre-ocupamos de este asunto y nos contentamoscon esperar que aprendan a hablar; y esto lodeseamos para que así sean capaces de amon-tonar riquezas. En efecto, si queremos queaprendan el lenguaje no es para que hablencorrectamente, sino para que puedan enri-quecerse, de tal forma que, si fuera posibleenriquecerse sin tener que hablar, tampoconos preocuparíamos de esto.

¿Veis cuán grande es la tiranía de lasriquezas? ¿Os fijáis cómo todo lo domina ycómo arrastra a los hombres donde quiere,como si fuesen esclavos maniatados? Pero¿qué provecho obtengo yo de todas estasrecriminaciones? Con mis palabras, ataco latiranía de las riquezas, pero, en la práctica, esesta tiranía y no mis palabras la que vence.Pero a pesar de todo no dejaré de censurarlacon mis palabras y, si con ello algo consigo,será una ganancia para vosotros y para mí.Pero, si vosotros perseveráis en vuestro amora las riquezas, yo, por mi parte, habré cum-plido con mi deber.

El Señor os conceda liberaros de estaenfermedad, y así me conceda a mí podergloriarme en vosotros. A él la gloria y el poderpor los siglos de los siglos. Amén.

TENEMOS QUE PREOCUPARNOS DEL BIEN DE LOS NIÑOS

SAN JUAN CRISÓSTOMO

Nació en Antioquía entre el 344 y 354. Murió en Comana, en el Ponto, el 14 de septiembredel 407. Después de estudiar Filosofía y Retórica, a los 18 años se incorpora a la Iglesiaantioquena y es catequizado por Melecio. Tres años más tarde sería bautizado. En el 381Melecio le ordena de Diácono y en el 386 fue ordenado sacerdote. Durante 12 años la vidade S. Juan ilustrará la Iglesia antioquena. En el 398 fue elegido obispo de Constantinopladonde realizó una intensa labor: predicó la austeridad, la ayuda a los más necesitados y lahumildad de vida. Su oratoria, de riquísimo contenido, se apoyaba en una voz tan poderosay llena de matices que con frecuencia movía a la conversión. La envidia le acarreó poderososenemigos, especialmente Teófilo de Alejandría y la propia emperatriz Eudoxia. Murió en eldestierro, camino de Pitio, con esta frase en los labios: «Gloria a Dios por todo».

Escritos: Aventaja a cualquier otro escritor griego en producción literaria, la mayor parteen forma de homilías, sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento, unas comentando las prin-cipales epístolas de los Apóstoles, otras de carácter moral atacando la superstición y el vicio.Merecen destacarse también los discursos de circunstancias sobre el pueblo de Antioquía,los panegíricos sobre santos del Antiguo Testamento y las homilías para determinadas fiestaslitúrgicas. Entre los Tratados hay que resaltar los ascético-morales que ocupan casi todo eltiempo de su vida anacorética. Se conservan además 236 cartas escritas desde el destierro.Fue declarado Doctor de la Iglesia por San Pío V en 1568

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CONTESTACIÓN DE SANCHO

Señor –replicó Sancho–, si a vuestramerced le parece que no soy de pro paraeste gobierno, desde aquí le suelto; que másquiero un solo negro de la uña de mi alma,que a todo mi cuerpo; y así me sustentaréSancho a secas con pan y cebolla, comogobernador con perdices y capones; y más,que mientras se duerme todos son iguales,los grandes y los menores, los pobres y losricos, y si vuestra merced mira en ello, veráque sólo vuesa merced me ha puesto en estode gobernar: que yo no sé más de gobiernosde ínsulas que un buitre; y si se imagina quepor ser gobernador me ha de llevar el dia-blo, más me quiero ir Sancho al cielo quegobernador al infierno.

DESEOS DE SANCHO

Es mi intención limpiar esta ínsula detodo género de inmundicia y de gente va-gamunda, holgazana y mal entretenida;porque quiero que sepáis, amigos, que lagente baldía y perezosa es en la repúblicalo mesmo que los zánganos en las colmenas,que se comen la miel que las trabajadorasabejas hacen. Pienso favorecer a los labra-dores, guardar sus preeminencias a los hi-dalgos, premiar los virtuosos, y, sobre todo,tener respeto a la religión y a la honra delos religiosos.

CARTA DE D. QUIJOTE A SANCHO

Cuando esperaba oír nuevas de tus des-cuidos e impertinencias, Sancho amigo, lasoí de tus discreciones, de que di por ellogracias particulares al cielo, el cual delestiércol sabe levantar los pobres, y de lostontos hacer discretos. Dícenme que go-biernas como si fueses hombre, y que ereshombre como si fueses bestia, según es lahumildad con que te tratas, y quiero queadviertas, Sancho, que muchas veces con-viene y es necesario por la autoridad deloficio, ir contra la humildad del corazón,porque el buen adorno de la persona queestá puesta en graves cargos ha de ser con-forme a lo que ellos piden, y no a la medidade lo que su humilde condición le inclina.Vístete bien, que un palo compuesto noparece palo. No digo que traigas dijes nigalas, ni que siendo juez te vistas comosoldado, sino que te adornes con el hábito quetu oficio requiere, con tal que sea limpio ybien compuesto.

Para ganar la voluntad del pueblo quegobiernas, entre otras has de hacer dos

cosas: la una, ser bien criado con todos,aunque esto ya otra vez te lo he dicho, yla otra, procurar la abundancia de los man-tenimientos; que no hay cosa que más fa-tigue el corazón de los pobres que la hambrey la carestía.

No hagas muchas pragmáticas; y si lashicieres, procura que sean buenas, y, so-bre todo, que seguarden y cumplan,que las pragmáticasque no se guardan,lo mesmo es que sino lo fuesen; antesdan a entender queel príncipe que tuvodiscreción y autori-dad para hacerlas,no tuvo valor parahacer que se guar-dasen; y las leyesque atemorizan y nose ejecutan, vienen aser como la viga, reyde las ranas: que alprincipio las espan-tó, y con el tiempo la menospreciaron y sesubieron sobre ella.

Sé padre de las virtudes y padrastro delos vicios. No seas siempre riguroso, nisiempre blando, y escoge el medio entreestos dos extremos; que en esto está elpunto de la discreción. Visita las cárceles,las carnicerías y las plazas; que la presen-cia del gobernador en lugares tales es demucha importancia: consuela a los presos,que esperan la brevedad de su despacho;es coco a los carniceros, que por entoncesigualan los pesos, y es espantajo a las pla-ceras por la misma razón. No te muestres,aunque por ventura lo seas –lo cual yo nocreo– codicioso, mujeriego ni glotón; por-que en sabiendo el pueblo y los que tetratan tu inclinación determinada, por allíte darán batería, hasta derribarte en el pro-fundo de la perdición.

Mira y remira, pasa y repasa los con-sejos y documentos que te di por escritoantes que de aquí partieses a tu gobierno,y verás cómo hallas en ellos, si los guardas,una ayuda de costa que te sobrelleve lostrabajos y dificultades que a cada paso alos gobernadores se les ofrecen. Escribe atus señores y muéstrateles agradecido; quela ingratitud es hija de la soberbia, y unode los mayores pecados que se sabe, y lapersona que es agradecida a los que bienle han hecho, da indicio que también loserá a Dios, que tantos bienes le hizo y decontinuo le hace.

MIGUEL DE CERVANTES

Nace en Alcalá de Henares en 1547, hijode un hidalgo pobre. La familia vive situacio-nes de penuria extrema debido a la persecu-ción por deudas de su padre, lo que les llevóa trasladarse a vivir a Madrid y Valladolid.

En Madrid realizaría Cer-vantes ciertos estudiosde grado medio con elmaestro López de Ho-yos. Pasó a Roma dondefue criado del futurocardenal Acquaviva y sealistó en los tercios quehabían de combatir en labatalla de Lepanto en1571, en donde luchó va-lientemente recibiendoun arcabuzazo que ledejó para siempre inútilde la mano izquierda. En1575, en el viaje de re-

greso a España, resulta apresado por unoscorsarios argelinos que le condujeron a Ar-gel, solicitando un alto rescate por su perso-na al considerarle –seguramente por lascartas de recomendación que llevaba– demayor importancia de la que en realidadtenía. Durante los cinco años que permane-ció en cautiverio, intentó escapar en cuatroocasiones pero siempre fue descubierto yapresado de nuevo. En una ocasión en quese consiguió el dinero para su rescate, él diopreferencia a su hermano Rodrigo por serpadre de familia. Una vez liberado, probó losmás diversos oficios como abastecedor de laArmada Invencible o recaudador de impues-tos. En 1597, al morir el banquero que eradepositario de sus fondos, ingresó en prisiónen Sevilla durante unos meses. Allí se ges-taría –según sus propias palabras– El Quijo-te. Su producción literaria comienza a serconstante a partir de 1582, estrenando diver-sas obras teatrales. En 1585 acabó su prime-ra novela “La Galatea”. En ese mismo añocontraería matrimonio con Catalina de Es-quivias. En 1605 aparece en Madrid la prime-ra parte del Quijote impresa por Juan de laCuesta, mientras la familia vive en Vallado-lid. Los últimos años de su vida transcurrenen Madrid en donde se publicará la segundaparte de la inmortal novela. Cervantes murióen Madrid el 23 de abril de 1616.

LA SABIDURÍA DE SANCHO

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

PANTALÓN (A CRISPÍN.) ¿Seremos pagados?CRISPÍN ¿Quién lo duda? Pero habéis de proclamar que el señor

Leandro nunca os engañó... Ved cómo se sacrifica porsatisfaceros, aceptando esa riqueza que ha de repugnar sussentimientos.

PANTALÓN Siempre le creímos un noble caballero.HOSTELERO Siempre.ARLEQUIN Todos lo creímos.CAPITÁN Y lo sostendremos siempre.CRISPÍN Y ahora, doctor, ese proceso, ¿habrá tierra bastante en la

tierra para echarle encima?DOCTOR Mi previsión se anticipa a todo. Bastará con puntuar

debidamente algún concepto… Ved aquí: donde dice… «Yresultando que si no declaró…», basta una coma, y dice:«Y resultando que sí, no declaró...» Y aquí: «Y resultandoque no, debe condenársele», fuera la coma, y dice: «Yresultando que no debe condenársele…»

CRISPIN ¡Oh, admirable coma! ¡Maravillosa coma! ¡Genio de lajusticia! ¡Oráculo de la ley! ¡Monstruo de la jurispruden-cia!

DOCTOR Ahora confío en la grandeza de tu señor.CRISPÍN Descuidad. Nadie mejor que vos sabe cómo el dinero puede

cambiar a un hombre.SECRETARIO Yo fui el que puso y quitó esas comas…CRISPÍN En espera de algo mejor… Tomad esta cadena. Es de oro.SECRETARIO ¿De ley?CRISPÍN Vos lo sabréis, que entendéis de leyes.POLICHINELA Sólo impondré una condición: que este pícaro deje

para siempre de estar a tu servicio.

CRISPÍN No necesitáis pedirlo, señor Polichinela. ¡Pensáis que soytan pobre de ambiciones como mi señor?

LEANDRO ¿Quieres dejarme, Crispín? No será sin tristeza de miparte.

CRISPÍN No la tengáis, que ya de nada puedo serviros y conmigodejáis la piel del hombre viejo… ¿Qué os dije, señor? Queentre todos habían de salvarnos… Creedlo. Para saliradelante con todo, mejor que crear afectos es crear inte-reses…

LEANDRO Te engañas, que sin el amor de Silvia nunca me hubierasalvado.

CRISPÍN ¿Y es poco interés ese amor? Yo di siempre su parte al idealy conté con él siempre. Y ahora acabó la farsa.

SILVIA (Al público.) Y en ella visteis, como en las farsas de la vida,que, a estos muñecos, como a los humanos, muévenloscordelillos groseros, que son los intereses, las pasioncillas,los engaños y todas las miserias de su condición: tiran unosde sus pies y los llevan a tristes andanzas, tiran otros desus manos, que trabajan con pena, luchan con rabia, hur-tan con astucia, matan con violencia. Pero, entre todosellos, desciende a veces del cielo al corazón un hilo sutil,como tejido con luz de sol y con luz de luna: el hilo delamor, que a los humanos, como a esos muñecos que seme-jan humanos, les hace parecer divinos, y trae a nuestrafrente resplandores de aurora, y pone alas en nuestrocorazón, y nos dice que no todo es farsa en la farsa, quehay algo divino en nuestra vida que es verdad y es eterno,y no puede acabar cuando la farsa acaba. (Telón.)

EL TRIUNFO DEL AMOR SOBRE LOS INTERESES

«El teatro de Benavente asume las preocupaciones, los anhelos y desazones de aquellas clases acomodadas que constituyen supúblico. ¿Carecerá, sin embargo de otros valores? En modo alguno. La capacidad dramática de Benavente fue extraordinaria paratodos los géneros, desde la tragedia a la comedieta. Le debemos bellezas literarias incuestionables, análisis profundos del alma humana–del alma femenina, sobre todo– observaciones de tipo moral, ironías que desenmascaran fariseísmos inveterados, actitudes edifi-cantes y hasta bravos alegatos políticos.» (Lázaro Carreter).

Traemos hoy aquí a modo de ejemplo, los últimos parlamentos de Los Intereses creados, su obra más conocida, en la que el autorcontrapone a la intriga, la truhanería, las trampas y la ambición por el dinero, el amor limpio y desinteresado de Leandro y Silvia.

JACINTO BENAVENTE

Nació en Madrid el 12 de agosto de 1866. Estudió el Bachillerato en el Institutode S. Isidro e inició la carrera de Leyes que no concluiría porque a la muerte de supadre, afamado médico, decidió entrar a formar parte de la vida bohemia y literariade la capital. Estrena su primera obra en 1894, El nido ajeno, que constituye unfracaso. No obstante continúa estrenando comedias con éxito creciente. La noche del

sábado, en 1903, marca el comienzo de su apogeo como autor. Los éxitos se suceden,el público lo aclama, llegando incluso a sacarlo a hombros del teatro. En 1912 laAcademia Española lo llama para suceder a Menéndez Pelayo; nunca tomará posesióndebido a las reacciones encontradas. (Más tarde, en 1946, será nombrado Académicode Honor). Desilusionado por la crítica injusta y envidiosa, suspende su trabajo comoautor y marcha a América como director de la compañía de Lola Membrives. Estandoen la frontera entre Chile y Argentina, le llega la noticia de la concesión del PremioNobel de Literatura de 1922. Su regreso a España fue triunfal. Vive la Guerra Civilen Valencia y reanuda sus estrenos al término de la misma. Muere en Madrid el 14de julio de 1954.

Además de las obras ya citadas, merecen destacarse: La malquerida, Señora Ama

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

LA VERDAD SIEMPRE AYUDA

El teatro de Juan Ruiz de Alarcón se cimenta en el sentido ejemplarizante y moral de sus argumentos. Sobre él Enríquez Ureñaha comentado: “Vale más la virtud que el talento y ambos más que los títulos de nobleza; pero estos valen más que los favores

del poderoso, y más, mucho más, que el dinero… Además le son particularmente caras las virtudes que pueden llamarse lógicas:

la sinceridad, la lealtad, la gratitud, así como la regla práctica que debe completarlas: la discreción”. Su severidad moral le hizodestacar entre los dramaturgos de su tiempo y llegar a influir en la escena francesa. Así, La verdad sospechosa, sería imitada porCorneille en Le menteur.

Los versos que hemos seleccionado tratan de ser un exponente de esta forma de hacer de Ruiz de Alarcón, autor por otra partefrecuentemente olvidado a la hora de reponer las obras que engrandecieron el teatro de nuestro Siglo de Oro.

LA VERDAD SOSPECHOSA

(ACTO 2º, ESCENA 9ª)

DON BELTRÁNLuego, si vosobráis afrentosos hechos,aunque seáis hijo míodejáis de ser caballero,luego, si vuestras costumbresos infaman en el pueblo,no importan paternas armas,no sirven altos abuelos.¿Qué cosa es que la famadiga a mis oídos mesmosque a Salamanca admiraronvuestras mentiras y enredos?¡Qué caballero y qué nada!Si afrenta al noble y plebeyosólo el decirle que mientedecid: ¿qué será el hacerlo,si vivo sin honra yosegún los humanos fuerosmientras de aquel que me dijoque mentía no me vengo?¿Tan larga tenéis la espada,tan duro tenéis el pechoque pensáis poder vengaros,

diciéndolo todo el pueblo?¿Posible es que tenga un hombretan humildes pensamientos,que viva sujeto al viciomás sin gusto y sin provecho?El deleite naturaltiene a los lascivos presosobliga a los codiciososel poder que da el dineroel gusto de los manjaresal glotón, el pasatiempoy el cebo de la gananciaa los que cursan el juegosu venganza al homicidaal robador su remedio;la fama y la presunciónal que es por la espada inquieto:todos los vicios, al fino dan gusto o dan provecho;mas de mentir, ¿qué se sacasino infamia y menosprecio?

LAS PAREDES OYEN

(ACTO 3º, ESCENA 18ª)

ANADon Mendo, yo te confieso

que tu descargo es muy llano,y que con darme la manopuede cerrarse el proceso;pero tu intento no tieneremedio; ya me has perdido,y resuelto el ofendido,tarde la disculpa viene.Digo que fue la intencióncon que hablaste mal de míal Duque querer asílibrarme de su afición;mas fue público el hablar,la intención oculta fue.Si por lo escrito juzgué,no te me puedes quejar.Y agora te desengañade cuán malo es hablar mal,pues con ser la causa taly el fin tan bueno, te daña:por el mal medio condenoel buen fin: todo lo igualo;en que verás que lo malo,aun para buen fin, no es bueno.Tu lengua te condenósin remedio a mi desdén.A toda ley, hablar bien,que a nadie jamás dañó.

JUAN RUIZ DE ALARCÓN

Nació en Méjico en 1581(?), donde estudió Artes y preparó el bachillerato en Cánones.En 1600 vino a España, licenciándose en Cánones en la Universidad de Salamanca. A partirde 1606 ejerció como abogado en Sevilla. Regresa a Nueva España en 1608 donde obtuvola licenciatura en Leyes en la Universidad de Méjico. Después de residir unos años allí,nos consta que en 1615 se encuentra ya en España. Vino, según propia confesión, apretender a la Corte y entró en la vida literaria ruidosamente. Se alejó de Lope paraacercarse a Tirso de Molina de quien fue amigo y tal vez colaborador. Su figura dejorobado le hizo blanco de las sátiras y los chistes poco caritativos de los escritores delSiglo de Oro. En 1616 fue nombrado Relator del Consejo de Indias; poco a poco vaabandonando la actividad literaria. Hacia el fin de sus años vivía con holgura en la callede las Urosas; tenía coche, criados y dinero para sus amigos. Aficionado a la buenaconversación, sufrió cuando la sociedad literaria de Madrid le cerró las puertas debidoa sus deformidades. Murió el 4 de agosto de 1639 y está enterrado por deseo personalen la Parroquia de San Sebastián.

Principales obras: La verdad sospechosa, Las paredes oyen, El anticristo, Ganar

amigos, Siempre ayuda la verdad.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

VIVIR SIN ENEMIGOS

No veas hombre en el mundo a quien nopienses que has de tener en lugar de propiohermano, con cuya prosperidad no te regoci-jes, y te entristezcas con su adversidad, y aquien no procures de ayudar todo lo quepudieras.

No disminuya esta afición ser de otraciudad, ni ser de otra nación, de otro paren-tesco, de otra profesión, ni de otro estado ocondición. De todos nosotros Dios es sólopadre; y así, siguiendo la doctrina benignísi-ma de Cristo, cada día le llamamos padre, yél nos reconocerá por hijos si nosotros tene-mos por hermanos a todos los demás que éltiene por sus hijos.

No te desprecies de tener tú por hermanoa quien Dios tiene por bien de tomar por hijo.Dios trajo la paz y concordia y amor. Eldemonio, astutísimo en tales tramas, urdebandos, inventa particulares provechos condaño ajeno, trama diferencias, porfías, riñasy guerras.

Dios, cuya santísima voluntad es que todosfuésemos salvos, comunica entre nosotrosamor y bienquerencia. El diablo, que querríaque fuésemos destruidos o perdidos, siembraenemistades. La concordia hace que las cosaspequeñas se aúnen y que crezcan. La discordialas deshace y destruye, por grandes que sean.

Los que trabajan de hacer paz firme yperpetua entre los hombres, o de conservar-la, serán (según dice Cristo) llamados hijosde Dios. Éstos son los verdaderos pacíficosde quien él habla. Los que andan sembrandoenemistades y procuran de despegar la cari-dad de los hombres, éstos son hijos del dia-blo.

La cosa más maldita que hay en las ene-mistades es, cuando la diferencia se viene aaveriguar por las manos o por fuerza, que esla que (si intervienen muchas gentes) llamanguerra, en la cual el hombre excede en fierezaa todos los otros animales. Sabed que no escosa de hombres, sino de bestias, como elvocablo latino bellum lo declara y significa.

Desta abomina la naturaleza, que engen-dró al hombre sin armas, para mansedumbrey comunicación y conformidad de la vida;Dios la maldice y abomina, que totalmente entodas maneras quiere y manda que nos ten-gamos caridad los unos a los otros.

Ni hay hombre que ilícitamente puedahacer guerra a otro, o perjudicarle y hacerledaño, sin caer en pecado.

Si hay alguno que piensas que te tienemala voluntad, pon trabajo y diligencia enaplacarle luego, de una manera o de otra.

No dejes por ruegos, ni por humildad, ni

por oro, ni por plata, ni por cosa desta vida,de estar bien con todo el mundo; que este esel más breve camino que nos lleva a Dios.

No te burles de nadie, ni le escarnezcas:piensa que lo que a aquel vino podía venir aquien quiera; antes da gracias a Dios que note cupo a ti aquella suerte, y ruégale que note venga; y al que así está afligido consuélaleo dale algún remedio; o si no puedes, hazsiquiera que conozca en ti buena voluntad.

De crueles es gozarse de los males ajenos,y no tener lástima de aquellos que son de tumesma naturaleza.

Sé misericordioso con los hombres, y al-canzarás la misericordia de Dios. La fortunay los casos humanos a todos son comunes; acada uno de nosotros amenazan, y cada unoestá sujeto a ellos. Con este amor que debesa los hombres, el bien más conveniente que lespuedes hacer consiste en procurarles el mayorbien nuestro, que es la virtud, y en trabajarde hacer a todos buenos, o a los más quepudieres. No hay cosa más desconforme nimás desconveniente a amor, ni hay obrar másde enemigo, ni que pueda a otro más perju-dicar, que es si, o con persuasión o con ejem-plo, o incitándole o de otra manera, le hacesmalo.

JUAN LUIS VIVES

Nació en Valencia en 1492, hijo de una noble familia. Cursó estudios enel recién creado Estudio General de Valencia, completándolos posteriormenteen París y Lovaina. En 1512 se traslada a Brujas, que sería desde entoncessu segunda patria. Profesor en Lovaina y Oxford en donde explicó Humani-dades y Jurisprudencia. Los reyes Enrique VIII y Catalina de Aragón le hon-raron asistiendo a algunas de sus clases. En 1528, al producirse la separacióndel matrimonio, Vives desaprobó el proceder del rey, lo que le acarreó seismeses de prisión. Recobrada la libertad, regresó a España y posteriormentea Brujas, donde mantuvo su residencia hasta su muerte en 1540.

Frecuentó el trato de los más eminentes hombres de ciencia de la época,entre los que cabe destacar a Erasmo y a Moro. Pensador profundamentereligioso, está considerado como una de las cimas del humanismo cristiano.La vuelta a las fuentes clásicas, la galanura en el decir, el cuidado por un latínesmerado, etc. son características de su hacer literario. Vives forjó su vidaal hilo de su obra, se enfrentó y tomó posición ante los temas que conmovíanla Europa de su tiempo. Entre sus escritos cabe destacar: Introducción a la

Sabiduría; Del socorro de los pobres; La Verdad embadurnada; Formación

de la mujer cristiana; De la Concordia y Discordia en el género humano;

Sobre el alma y la Vida.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

Al verme en tal situación, corrí haciaMarcial, diciendo:

—¡Me han dejado, nos han dejado!El anciano se incorporó con muchísimo

trabajo apoyado en su mano, levantó la cabe-za y recorrió con su turbada vista el lóbregoespacio que nos rodeaba.

—¡Nada! –exclamó—. ¡No se ve nada!Ni lanchas, ni tierra, ni luces, ni costa. Novolverán.

Al decir esto, un terrible chasquido sonóbajo nuestros pies en lo profundo del solladode proa, ya enteramente anegado. El alcázarse inclinó violentamente de un lado y fuepreciso que nos agarráramos fuertemente a labase de un molinete para no caer al agua. Elpiso nos faltaba, el último resto del Rayo ibaa ser tragado por las olas. Mas como la espe-ranza no abandona nunca, yo aún creí posibleque aquella situación se prolongase hasta elamanecer sin empeorarse, y me consoló verque el palo del trinquete aun estaba en pie.Con el propósito firme de subirme a él cuandoel casco acabara de hundirse, miré aquel árbolorgulloso en que flotaban trozos de cabos yharapos de velas, y que resistía coloso desgre-ñado por la desesperación, pidiendo al Cielomisericordia.

Marcial se dejó caer en la cubierta, y luegodijo:

—Ya no hay esperanza, Gabrielillo. Niellos querrán volver, ni la mar les dejaría silo intentaran. Puesto que Dios lo quiere, aquíhemos de morir los dos. Por mí nada meimporta: soy un viejo y no sirvo para malditala cosa. Pero tú..., tú eres un niño, y...

Al decir esto su voz se hizo ininteligiblepor la emoción y la ronquera. Poco despuésle oí claramente estas palabras:

—Tú no tienes pecados porque eres unniño. Pero yo... Bien que cuando uno se muereasí..., vamos al decir..., así, al modo de perroo gato, no necesita de que un cura venga yle dé la solución, sino que basta y sobra conque uno mismo se entienda con Dios. ¿Nohas oído tú eso?

Yo no sé lo que contesté, creo que no dijenada, y me puse a llorar sin consuelo.

—Animo, Gabrielillo—prosiguió—. Elhombre debe ser hombre, y ahora es cuandose conoce quién tiene alma y quién no latiene. Tú no tienes pecados; pero yo sí. Dicenque cuando uno se muere y no halla cura conquien confesarse, debe decir lo que tiene enla conciencia al primero que encuentre. Puesyo te digo, Gabrielillo, que me confieso con-tigo y que te voy a decir mis pecados, y cuentacon que Dios me está oyendo detrás de ti yque me va a perdonar.

Mudo por el espanto y por las solemnespalabras que acababa de oír, me abracé alanciano, que continuó de este modo:

—Pues digo que siempre he sido cristia-no católico, postólico, romano, y que siemprehe sido y soy devoto de la Virgen del Carmen,a quien llamo en mi ayuda en este momento;y digo también que si hace veinte años queno he confesado ni comulgado, no fue por mí,sino por mor del maldito servicio, y porquesiempre lo va uno dejando para el domingoque viene. Pero ahora me pesa de no haberlohecho y digo, y declaro, y perjuro, que quieroa Dios y a la Virgen y a todos los santos; yque por todo lo que les haya ofendido mecastiguen, pues si no me confesé y comulguéeste año fue por el aquel de los malditos ca-sacones, que me hicieron salir al mar cuandotenía el proeto de cumplir con la Iglesia. Ja-

más he robado ni la punta de un alfiler, ni hedicho más mentiras que alguna que otra parabromear. De los palos que le daba a mi mujerhace treinta años me arrepiento, aunque creoque bien dados estuvieron, porque era másmala que las churras y con un genio más picónque un alacrán. No he faltado ni tanto así alo que manda la Ordenanza; no aborrezco anadie más que a los casacones, a quienes hubie-ra querido ver hechos picadillo; pero puesdicen que todos somos hijos de Dios, yo lesperdono, y así mismamente perdono a los fran-ceses, que nos han traído esta guerra. Y nodigo más, porque me parece que me voy atoda vela. Yo amo a Dios y estoy tranquilo.Gabrielillo, abrázate conmigo y apriétate biencontra mí. Tú no tienes pecados, y vas a andarfiniqueleando con los ángeles divinos. Más valemorirse a tu edad que vivir en este emparradomundo… Conque ánimo, chiquillo, que estose acaba. El agua sube, y el Rayo se acabó parasiempre. La muerte del que se ahoga es muybuena: no te asustes…, abrázate conmigo.Dentro de un ratito estaremos libres de pesa-dumbres, yo dando cuenta a Dios de mispecadillos y tú contento como unas pascuas,danzando por el Cielo, que está alfombradocon estrellas, y allí parece que la felicidad nose acaba nunca, porque es eterna, que es comodijo el otro: mañana y mañana y mañana, y alotro y siempre...

No pudo hablar más. Yo me agarré fuer-temente al cuerpo de Medio-hombre. Un violen-to golpe de mar sacudió la proa del navío, ysentí el azote del agua sobre mi espalda. Cerrélos ojos y pensé en Dios. En el mismo instanteperdí toda sensación, y no supe lo que ocurrió.

(Fragmento de Trafalgar. Episodios Nacionales)

LA MUERTE DE MEDIO-HOMBRE

BENITO PÉREZ GALDÓS

Nació en Las Palmas de Gran Canaria el 10 de mayo de 1843 y murió en Madrid el 4de enero de 1920. Se trasladó a la capital en 1862 para estudiar la carrera de Derecho queno terminó. Frecuentó las tertulias madrileñas y el Ateneo, e intervino en política dentrode la ideología liberal y progresista. Sostuvo una fecunda amistad con Pereda y MenéndezPelayo, quien le dio la bienvenida a la Real Academia. Incansable viajero, recorrió Europaen distintas ocasiones. En 1905 fue promovido para el premio Nobel, que no llegó aconseguir por la oposición conservadora. A partir de 1917, ciego y cansado, se retiró dela escena pública.

«Figura cumbre de la novela española moderna y contemporánea y uno de los nove-listas más logrados de la literatura universal. Creador de seres eternos, hechos símbolos;incomparable animador de multitudes e implacable crítico de la sociedad madrileña de sutiempo» (Correa Rodríguez).

Obras más destacadas: Doña Perfecta, Gloria, Fortunata y Jacinta, La de Bringas, La

familia de León Roch, Tormento, La loca de la casa, Marianela, Episodios Nacionales (unverdadero retablo de la historia de todo un siglo en 46 novelas), Nazarín y Misericordia.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

DEMUÉSTRASE LA NECEDAD DE AQUELLOS QUE HACEN

DE INCRÉDULO POR PARECER SABIOS

No faltan algunos que piensan que laincredulidad es prueba de despreocupacióny de sabiduría, y quizá sea éste el motivoque habrá inducido a no pocos hasta elextremo de fingirla. ¡Lamentable extravíonacido de la vanidad y de la ignorancia!¡Preocupación funesta que es necesario com-batir y contra la que debe precaverse elcristiano desde sus primeros años!

Lejos de embarazarse ni dañarse la fe yla ciencia, antes bien se ayudan mutuamen-te; porque siendo ambas una luz concedidapor Dios al entendimiento del hombre, soncomo dos hermanas que pueden y debenvivir en estrecha amistad prestándose recí-procos servicios.

Si se compara la ciencia de los filósofosgentiles con la de los filósofos cristianos res-pecto a las cuestiones más elevadas, se veráque aquéllos eran unos verdaderos niñoscon relación a éstos: un niño con sólo elcatecismo cristiano aprende tan altos cono-cimientos, que si se levantaran de sus sepul-cros Sócrates, Platón, Aristóteles, Cicerón,Séneca, en una palabra, todos los grandessabios de la antigüedad, le escucharían con

admiración y asombro. Y con razón, porquelas más elevadas cuestiones sobre Dios, sobreel hombre y sobre la moral las oirían expla-nadas con sublime sencillez, cuando ellosconsumieron una larga existencia para co-lumbrar siquiera una solución verosímil.

Esto no es exageración, es una verdad enla que están acordes todos los sabios, y losmismos incrédulos no han podido negar losgrandes progresos que debe el entendimientohumano a la enseñanza del cristianismo.¿Cómo, pues, será posible que la religión deJesucristo esté reñida con el saber y que laincredulidad sea una prueba de ilustración?Lo que tanto ha contribuido a iluminar allinaje humano, ¿podría ser amante de lastinieblas? Lo que ha descendido del seno dela sabiduría infinita, del manantial de todaluz, no puede ser enemigo de la luz.

Muy escaso conocimiento manifiestantener de la historia del saber humano los quepiensan que la incredulidad es hija de lasabiduría. Basta abrir un libro de aquellos enque se refiere la vida de los hombres másilustres, que con sus talentos y saber hanhonrado el mundo desde el establecimiento

de la religión cristiana, para ver que los sabiosmás distinguidos se han gloriado con el bellotítulo de hijos de la Iglesia católica. Recó-rranse los catálogos de los hombres que másse han señalado en un ramo cualquiera delos conocimientos humanos, y es bien seguroque siempre podrá la Iglesia católica presen-tar muchos de entre sus hijos que, sin dejarde cautivar el entendimiento en obsequio dela fe, brillaban como esplendentes antorchaspor sus talentos y sabiduría.

Luego es una necedad el decir que lareligión sea enemiga del saber, que la incre-dulidad sea prueba de ilustración y que la fesea propia de espíritus pequeños y apoca-dos; luego el manifestarse incrédulo porparecer sabio es señal evidente de ignoran-cia, es una vanidad pueril, es una criminalfrivolidad de que debe preservarse todohombre inteligente y juicioso. Tanta es lafuerza de esta verdad, que hasta en mediode la disipación y bullicio del mundo empie-za ya a ser mirada con mal ojo la irreligio-sidad y va cayendo en desprecio la insensatamoda de hacer de incrédulo.

JAIME BALMES

Jaime Balmes Urpiá nació en Vich el 28 de agosto de 1810 y murió enla misma ciudad el 9 de julio de 1848. Los estudios elementales, filosóficosy teológicos, los realizó en el seminario de su ciudad natal. A partir de 1826pasó con una beca a la universidad de Cervera, para realizar los estudios deTeología y Derecho en los que se licenció en 1833. Ordenado sacerdote enVich al año siguiente, vuelve a Cervera para doctorarse. Aficionado a lasMatemáticas, que estudia por su cuenta, obtiene una cátedra de esta asig-natura en el seminario de Vich. A partir de 1839 reside en Barcelona, dondefunda la revista La Sociedad, que escribe casi solo. Se traslada a Madrid apartir de 1844, para intensificar su acción social y política por medio de El

pensamiento de la Nación, que funda y dirige. Es elegido miembro de la RealAcademia Española y de la de Buenas Letras de Barcelona. En 1848, cansadoy enfermo se retira a Vich, donde fallece.

Defensor genial de los principios católicos, tanto en cuestiones filosófi-cas como políticas y sociales. Profundo conocedor de Santo Tomás de Aquinose vio influido al mismo tiempo por las ideas de Leibniz. Sus escritos sor-prenden por su claridad de expresión y su riqueza verbal. Hace gala asímismo de una vastísima cultura, impensable en un hombre de tan joven.

Principales obras: El protestantismo comparado con el catolicismo,

Cartas a un escéptico en materia de religión, La religión demostrada al

alcance de los niños, El Criterio y Consideraciones políticas sobre la

situación en España.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

LAS CUALIDADES EXTRAORDINARIAS QUE CONCURRÍAN EN EL GRAN CAPITÁN

En esta, como en las grandes ocasionesque hemos ya señalado, siempre se presenta-ba, siempre aparecía el hombre que la Españarequería para su grandeza. La fatal esterili-dad no cobijaba todavía al genio español, yGonzalo Fernández de Córdoba de tal mododescolló sobre los más grandes en aquellasnegociaciones, de tal manera avasalló a suscontrarios los más arrogantes, y por talesmedios cautivaba los ánimos del individuo yde la multitud, que parecía cosa sobrenatural.(…)

Señoril en la persona, de hermosa majes-tad en la presencia, ágil de sus miembros paracabalgar y en todo ejercicio de jineta y debrida, diestro en todo manejo de armas y enlas gentilezas del coso y del palenque, durí-simo para sufrir todo linaje de fatigas en elcampo y en la guerra, ni se dejaba vencer delsueño ni rendir del hambre. De recias fuer-zas, de voz furiosa, en la lid era terrible, ytodavía en la paz y entre los suyos era domés-tico y benigno. En los mayores conflictos ypeligros siempre le venían a los labios razonesde donaire y palabras de regocijo; y paraconcluir el retrato de este héroe, tomado delo que de él dijeron autores y cronistas quele conocieron y trataron familiarmente, termi-

naremos con estas palabras que a su propó-sito dijo otro héroe, su familiar y amigo,Hernando del Pulgar, el de las Fazañas: «Eratanta su perfección en muchos negocios,cuanto otro diligente en acabar uno solo, ental guisa que, vencidos los enemigos con elesfuerzo, los pasaba en sabiduría».

En las dos batallas que aseguraron el reinode Nápoles para la corona de España, con-seguidas al través de tantas dificultades, sidemostró su valor sin igual y pericia consu-mada, no hubieran sido parte acaso a alcan-zar el triunfo sin la constancia en el alma ylo endurecido de la persona para vencer enBarleta la hambre y la peste, y en el Gare-llano los cincuenta días del campamento másenfermo y anegadizo que ejército algunopuede haber ocupado en la desembocadurade un río y en el corazón de un invierno. Yla nobleza de su corazón siempre campeabaen el mayor apuro. Buena prueba hizo de elloen Ceriñola, cuando viendo exánime al alfé-rez Tudesco, abrasado de sed y presto aexpirar, a pesar de las imaginaciones quedebieran ocupar su ánimo en semejante apu-rado trance, lo recoge, lo hace cabalgar con-sigo, y no se olvida de ser hombre, cuandoiba a ganar o perder un reino y a arriesgar

su vida y su fama.Pues si se repara en aquella liberalidad

para los amigos menesterosos y los soldadospobres, su piedad para los pueblos trabajadospor las desdichas de la guerra, el desenfadocon que hace poner a saco su propia casa yrecámara, para que en su despojo encontrasenel desquite los que por pelear no habían alcan-zado parte razonable del botín en los castillosganados a los franceses en Nápoles, la fre-cuencia con que se acercaba a la pobreza pordar rienda a su magnificencia, que toda con-curría en dar mayor majestad a los reyes aquien servía y a la nación a quien represen-taba, puede considerarse si tienen explicaciónfácil, sencilla, la dominación y el señorío quepor sí mismos vinieron a confirmarse a prin-cipios del siglo XVI en favor de los españolesen Italia. (…)

Y como sobre todos sobresalía GonzaloFernández de Córdoba, el sentimiento queinspiraba, tan íntimo al cariño como profundoal respeto, se confundía en una especie deveneración. Él fue, sin duda, el que arrebatóde boca de los mismos italianos el renombreglorioso de Gran Capitán, desvaneciéndosecasi con él en las historias el nombre de suesclarecida alcurnia.

SERAFÍN ESTÉBANEZ CALDERÓN (EL SOLITARIO)Nació en Málaga el 27 de diciembre de 1799 y murió en Madrid el 5 de

febrero de 1867. De familia noble, aunque de escasos bienes de fortuna.Obtuvo el título de abogado a los 23 años. Desde 1820 intervino en política,significándose por sus ideas liberales, lo que le obligó a exiliarse, huyendode la persecución fernandina en la década ominosa. A partir de 1830 seencuentra en Madrid, donde se dará a conocer rápidamente en los ambientesliterarios. Fundó con Mesonero Romanos la revista «Cartas Españolas» queduraría escaso tiempo, pero que permitió a ambos escritores publicar nume-rosos artículos. Participó como Auditor General en la I Guerra Carlista,sobresaliendo por su valor. Entre 1835 y 1849 desempeñó diferentes cargospolíticos, llegando a ser ministro togado del Supremo de Guerra y Marina.Nombrado ese año Consejero de Estado, ocupó dicho cargo hasta 1864, enque dimitió.

En unión de Larra y Mesonero Romanos compone la terna romántica delcostumbrismo español. Escritor de amplísima cultura –hablaba correctamen-te griego, latín y árabe–, fue elegido académico de la Real de la Historia.Profundo conocedor de la sociedad de su época, describió con desenfado ygracia ambientes, personajes y cuadros con mano maestra.

Principales obras: en poesía: El mar, La golondrina, El huerto de las

manzanas y las letrillas La flor panadera y Cuento de cuentos. En prosa:destaca entre todas Escenas andaluzas, y merecen citarse Los tesoros de

la Alhambra, Cristianos y moriscos y La historia de la Infantería española.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

8 Dime, Amigo —preguntó el Amado—,¿tendrás paciencia si te doblo tus dolen-

cias? —Sí —respondió el Amigo—, con talque dobles mis amores.

11Amigo insensato, ¿por qué arruinas tucuerpo, gastas tu dinero y dejas las

delicias de este mundo, y andas despreciadoentre las gentes? —Respondió el Amigo: Parahonrar los honores de mi Amado, el cual esdesamado y deshonrado por más hombres queamado y honrado.

29 Desobedeció el Amigo a su Amado, ylloró el Amigo, y el Amado vino a

morir con el vestido de su Amigo, para queel Amigo recobrase lo que había perdido, ydióle mayor don que el que había perdido.

58 Cantaba una avecilla en un ramo llenode hojas y flores, y el viento movía las

hojas y esparcía el olor de las flores. Pregun-taba el Amigo a la avecilla qué significabaaquel movimiento de las hojas y el olor de lasflores. Respondió: Que las hojas en su movi-miento significan obediencia, y el olor de lasflores, el tolerar tribulaciones y angustias.

148 Considerando el Amigo el tiempopasado, lloraba, por lo que había

perdido, sin que nadie le pudiese consolar,porque sus pérdidas eran irrecuperables.

178 Dime, insensato por amor, ¿tienesdinero? —Respondió: Tengo a mi

Amado. —¿Tienes villas, castillos o ciuda-des, reinos, condados, baronías y dignida-des?—Respondió: Tengo amores, pensamientos,deseos, llantos, trabajos y enfermedades pormi Amado, que son mejores que imperios yreinos.

203 Dime, Amigo, ¿en dónde está tupoder? —Respondió: En el poder

de mi Amado. —¿Con qué te esfuerzas con-tra tus enemigos? —Con las fuerzas de miAmado. —¿Con qué te consuelas? —Y res-pondió: Con los tesoros eternos de mi Ama-do.

289 Con alta voz decía el Amigo: MiAmado es luz inmensa, y bajo su

sombra es donde vivimos; es inaccesible, aquien se acercan los humildes, y es incom-

prensible, y le alcanzan los sencillos. Com-prad, pues, humildad, y aprended sencillez,para que de las tinieblas paséis a la luz Infi-nita.

308 Amigo —dijeron algunos— ¿cuálamador te parece que sea fatuo? Res-

pondió el Amigo: Aquel que ama la sombra sincuidar de la verdad. —¿Y cuál piensas que searico? —El que ama la verdad. —¿Y quién pobre?—El que ama la falsedad. —Preguntáronle si elmundo era amable: Sí —dijo— así como la obraa causa del artífice, y como la noche por razóndel día que la sigue.

334 Pensaba el Amigo en la muerte ytemió mucho hasta que se acordó

de la noble ciudad de su Amado, de la cual sonpuerta y entrada la muerte y el amor.

355 Pensando en la muerte, el Amigodijo: ¡Oh Reina del Cielo, estan-

do yo para morir, extended y manifestadvuestro regazo, en que estuvo reclinado midulcísimo Amado, y no temeré a daño algu-no de cuantos me podrían causar los enemi-gos!

EL AMIGO Y EL AMADO

El libro del Amigo y del Amado está integrado por pensamientos del autor, en forma de breves diálogos una veces, o de meditacionesotras, en torno al Amado –Dios– y al Amigo –Blanquerna, ficción del propio Lulio o cualquier fiel cristiano–. Se compone de 366versículos –uno por cada día del año– en donde, inspirándose en el Cantar de los Cantares, expone la ascensión del hombre haciaDios.

RAIMUNDO LULIO

El llamado Doctor iluminado, nació en Palma de Mallorca en 1233, hijo de una familiade la nobleza catalana. Destacó como filósofo y escritor, sin olvidar su afán apostólico quele llevó a realizar múltiples viajes misionales. A los 14 años fue nombrado paje del rey JaimeI. En 1257 se casó con Blanca Picany de quien tuvo dos hijos. Hasta los 30 años llevó unavida licenciosa que le apartó de Dios. Su conversión, profunda y ejemplar, le hizo comprenderla necesidad de dedicarse a la oración y la penitencia. De acuerdo con su mujer –a quiendejó lo necesario para su sustento– rompe los vínculos familiares y vende sus posesiones.Se consagró al estudio de diferentes lenguas, así como de la Filosofía y de la Teología, porconsejo de San Raimundo de Peñafort. Se convierte así en un genio autodidacta que asimilala mayor parte de la cultura de su época.

Realizó una increíble tarea como misionero laico, recorriendo media Europa y la cuencamediterránea. Es notable su cuarta estancia en París, en la que motivó una auténtica cruzadacontra los averroístas, considerados por él como herejes por el dualismo que mantenían entrela Filosofía y la verdad revelada. Apedreado por segunda vez en Túnez por los sarracenos, fuetrasladado a Mallorca en muy mal estado, donde murió en 1316. Fue beatificado por Pío IX.

Principales obras: en Filosofía y Teología destaca su Arte General, Lógica nova y Árbol de

la ciencia; en Pedagogía: la novela Blanquerna y la Doctrina pueril; y en poesía el aquí citadoLibro del Amigo y del Amado.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

IHermano, el mundo es ciego y se co-

noce que tú vienes de él. Vosotros losvivos hacéis estribar toda causa en el Cielo,como si él imprimiera por necesidad sumovimiento a todas las cosas. Si fuese así,quedaría destruido en vosotros el librealbedrío y no sería justo que se compen-sara el bien con goces y alegrías y el malcon llanto y luto. El Cielo inicia vuestrosmovimientos; no quiero decir todos; peroaunque así lo dijese, os ha dado luz paradistinguir el bien del mal. Os ha dadotambién el libre albedrío, que aun cuandose fatigue luchando los primeros comba-tes con el Cielo, después lo vence todo sipersevera en el buen propósito. A mayorfuerza y a naturaleza mejor estáis some-tidos, sin dejar de ser libres; y ella creavuestro espíritu, que no está bajo el do-minio del Cielo. Así, pues, si el mundo seaparta del verdadero camino, vuestra esla culpa y en vosotros debe buscarse, comoahora te probaré con toda veracidad. Saleel alma de manos de su Creador, que laacaricia antes de que exista, semejante alniño que entre el llanto y la risa balbucea;y es entonces una simplecilla, que nadasabe y, solamente movida por el instintode la felicidad, se inclina gustosa hacia loque la contenta y regocija. En seguida,siente placer en los bienes más mezqui-nos, aunque en esto se engaña, y corretras ellos si no tiene guía o freno quetuerza su inclinación.

II Hijo mío—empezó a decir—, ni el

Creador ni criatura alguna carecieron ja-más de amor, bien sea natural o racional,según te consta. El natural no se equivocónunca; el otro puede errar por dirigirse aun mal objeto y por exceso o por falta defervor. Mientras se dirige a los principalesbienes y se modera en su afecto a secun-darios, no puede ser causa de censurabledeleite; pero cuando se inclina al mal o selanza al bien con mayor o menor solicitudde la que debe, entonces la criatura sevuelve contra su Creador. De aquí pue-des deducir que el amor es en vosotros lasemilla de toda virtud y de toda acciónque merezca castigo. Ahora bien, como elamor no puede nunca renunciar a la dichadel sujeto en quien reside, todas las cosasestán imposibilitadas para odiarse a símismas; y como no se concibe que ningúnser creado pueda existir por sí solo niseparado del Ser Primero, es imposible

todo sentimiento que tienda a odiar aéste. Resulta, pues, si mi deducción eslógica, que el mal que se desea es contrael prójimo. Y este amor nace de tresmodos en vuestro frágil barro. Hay quienespera elevarse sobre la ruina de su ve-cino y sólo por esto desea que se derrum-be desde la altura de su grandeza; hayquien teme perder mando, gracia, honory fama ante la elevación de otro, y estole causa tal disgusto que anhela lo con-trario; y hay, en fin, quien, por haberrecibido alguna injuria, se irrita de talsuerte que arde en sed de venganza yúnicamente piensa en hacer daño a sucontrario Este triforme amor es el quehemos visto llorar en los tres círculosinferiores.

III«Virgen madre, hija de tu Hijo, la

más humilde a la par que la más alta detodas las criaturas, término fijo de lavoluntad eterna: Tú eres la que has en-noblecido de tal suerte la humana natu-raleza, que su Hacedor no se desdeñó deconvertirse en hombre. En tu seno seinflamó el amor cuyo calor ha hecho ger-minar esta flor en la paz eterna. Eresaquí para nosotros meridiano Sol decaridad y abajo para los mortales eresvivo manantial de esperanza. Eres tangrande, Señora, y tanto vales, que todoel que desea alcanzar alguna gracia y norecurre a ti, quiere que su deseo vuele sinalas. Tu benignidad no sólo socorre alque te implora, sino que muchas veces seanticipa espontáneamente a la súplica.En ti se reúnen la misericordia, la piedad,la magnificencia y todo cuanto buenoexiste en la criatura. Este que tienesdelante, que desde el más profundo pozode la Tierra hasta aquí ha visto una a unatodas las existencias espirituales, te su-plica le concedas la gracia de adquirir talvirtud, que le permita elevarse con losojos hasta la Salud suprema. Y yo, quenunca he deseado ver más de lo que deseoque él vea, te dirijo todos mis ruegos yte suplico que no sean vanos, a fin de quedisipes con los tuyos todas las nieblasprocedentes de su condición mortal, desuerte que pueda contemplar abiertamen-te el sumo Placer. Te ruego, además, ¡OhReina, que puedes cuanto quieres!, queconserves puros sus afectos después de estasublime visión: que con tu custodia triunfede los impulsos de las pasiones humanas.Mira a Beatriz juntando sus manos contodos los bienaventurados para unir susplegarias a las mías».

DANTE ALIGHIERI

Nació en Florencia en el año 1265 y murióen Ravena el 14 de septiembre de 1321. Deestirpe güelfa, a los nueve años vio por pri-mera vez a Beatriz, y tornándola a ver a losdieciocho, la consagró su musa por toda laeternidad, dedicándole toda su obra, aunquemás tarde se casó con otra mujer, GemmaDonati. Después de actuar como un verda-dero hombre del Renacimiento, descollandoen la función pública y en la guerra, a lacaída de la facción blanca de los güelfos, ala que pertenecía, fue castigado con dos añosde destierro que se perpetuaron. Desde en-tonces, nostálgico de su nativa Florencia,escribe toda su obra, gastando doce años delabor en La Divina Comedia, de la que seha dicho que «está construida como una ca-tedral gótica, simétrica en sus múltiples de-talles».

Considerado el padre de la lengua italia-na, participó del ambiente poético e intelec-tual de la Florencia del siglo XIII. De ahí datasu amistad con Guido Cavalcanti, centro delllamado dolce stil novo. De esta etapa partesu desarrollo personal y literario, que culmi-nará con la existencia real de Beatriz Porti-nari, cuya transformación simbólica darápaso a una literatura de alegorías, de trans-cendental importancia.

LA LIBERTAD QUE NOS LLEVA AL CIELO

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

— En este centro de hermosas varieda-des, nunca de mí imaginado, me hallé derepente dando más pasos con el espíritu quecon el cuerpo, moviendo más los ojos que lospies, en todo reparaba, como nunca visto; ytodo lo aplaudía, como tan perfecto con estaventaja, que ayer cuando miraba el Cielo sóloempleaba la vista, mas aquí todos los sentidosjuntos y aún no eran bastantes para tantafruición: quisiera tener cien ojos y cien manospara poder satisfacer curiosidades del alma yno pudiera. Discurría embelesado, mirandotanta multitud de criaturas, tan diferentestodas en propiedades y en esencias, en laforma, en el color, efectos y movimientos;cogía una rosa, contemplaba su belleza, per-cibía su fragancia, no hartándome de mirarlay admirarla; alargaba la otra mano a algunafruta, empleando de más a más el gusto,ventaja que llevan los frutos a las flores.Halléme a poco rato tan embarazado de co-sas, que hube de dejar unas para lograr otras,repitiendo aplausos y renovando gustos.

Lo que yo mucho celebraba era ver lamultitud de criaturas con tanta diferencia entresí, tanta pluralidad con tan rara diversidad,que ni una hoja de una planta, ni una plumade un pájaro se equivoca con las de otra es-

pecie.— Es que atendió (ponderó Critilo) aquel

sabio Hacedor, no sólo a la precisa necesidaddel hombre para quien todo esto se criaba,sino a la comodidad y regalo, ostentándose enello su Infinita liberalidad, para obligarle a él,que con la misma generosidad lo sirva y levenere.

— Conocí luego (prosiguió Andrenio)muchas de aquellas frutas, por haber traídomis brutos a la cueva; mas tuve especial gustode ver cómo nacen y se crían en sus ramas,cosa que jamás pude atinar, aunque lo discu-rrí mucho; burláronme otras no conocidas consu desazón y acidez.

— Ese es otro bien, admirable asunto dela Divina Providencia (dijo Critilo), puesprevino que no todos los frutos se sazonasenjuntos, sino que se fuesen dando la vez, segúnla variedad de los tiempos y necesidad de losvivientes; unos comienzan en la Primavera,primicias más del gusto que del provecho,lisonjeando antes por lo temprano, que por losazonado, sirven otros más frescos para ali-viar el abrasado Estío, y los secos como másdurables y calientes para el estéril Invierno.Las hortalizas frescas templan los ardores delJulio, y las calientes confortan contra los

BALTASAR GRACIÁN

Nació en Belmonte (Zaragoza) el 8 de enero de 1601 y murió en Tarazona el 6 de diciembrede 1658. Representante del más depurado conceptismo barroco, creador de la novela simbólicay último y genial destello de la prosa clásica española.

Conoció en Toledo al famoso Hortensio Paravicino, por cuyo conceptismo sintió granadmiración. En 1619 ingresó en la Compañía de Jesús, y dieciocho años más tarde profesólos cuatro votos. En una primera etapa sería profesor en los colegios de Calatayud y Huesca.Su amistad con el erudito Lastanosa le facilitaría la edición de sus obras más polémicas. En1640 se encuentra en Madrid, donde hizo muchas amistades. Su ingenio y cultura le abrieronlas puertas de la élite más intelectual y exigente. Durante el levantamiento de Cataluña, estuvoen el frente de Lérida como capellán castrense. Tuvo problemas con su orden y se vio obligadoa retractarse de algunas ideas vertidas en sus sermones. Reaccionó vengándose literariamentea través de una violenta diatriba contenida en la primera parte de El Criticón, obra que publicósiendo catedrático de Sagrada Escritura en Zaragoza, con el seudónimo de García de Marlones.Se le llegó a prohibió escribir, pero ayudado por su amigo Lastanosa consiguió publicar la segunday tercera parte de la obra. Reprendido severamente, fue trasladado al colegio de Graus. Despuésde pedir permiso para abandonar la Compañía, pasó al colegio de Tarazona, donde murió.

Pensamiento: Su concepto del hombre es de una exagerada individualidad. En cuanto persona diferenciada es susceptiblede enaltecerse y agrandarse. El mismo Gracián poseyó una poderosa individualidad que le acarrearía no pocos problemas. Su conceptodel Estado, sistema infalible de virtudes y valores, exige un comportamiento ejemplar en todo aquel que tenga que gobernar un pueblo.

Estilo: El Conceptismo puro se decanta en sus obras con una serie de recursos inimaginables. Gracián llega al barroquismomás depurado por un procedimiento inverso al gongorismo, la sintetización de la frase corta. Su dominio del lenguaje no es frutode la improvisación, sino la consecuencia del trabajo y el estudio. La originalidad y profundidad de su estilo y pensamiento hicieronde Gracián el hombre más admirado y leído de su época.

Principales obras: El héroe, El político D. Fernando el Católico, El discreto, El Oráculo manual y arte de prudencia, Agudeza

y arte de ingenio, y especialmente, El Criticón.

ELOGIO DE LA NATURALEZA

rigores del Diciembre, de suerte que acabadoun fruto entra el otro, para que con comodi-dad puedan recogerse y guardarse, entrete-niendo todo el año con abundancia y conregalo. ¡Oh, próvida bondad del Criador, yquién puede negar, aún en el secreto de sunecio corazón, tan atenta providencia!

— Hallábame (proseguía Andrenio) enmedio de un tan agradable laberinto de pro-digios en criaturas gustosamente perdido,cuando más hallado, sin saber dónde acudir,dejábame llevar de mi libre curiosidad siem-pre hambrienta; cada empleo era para mí unpasmo, cada objeto una nueva maravilla, cogíaesta y aquella flor, solicitado de su fragancia,lisonjeado de su belleza, no me hartaba deverlas y de olerlas, arrancando sus hojas yhaciendo prolija anatomía de su artificiosacomposición, y de aquí pasaba a aplaudir todajunta la belleza, que en todo el Universoresplandece. De modo, ponderaba yo, que sies hermosa una flor, mucho más todo el pra-do, brillante y linda una estrella, pero másvistoso y lindo todo el Cielo; porque ¿quiénno admira, quién no celebra tanta hermosurajunta con tanto provecho?

(El Criticón. Capítulo III de la Primeraparte).

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

ES PROPIO DEL HOMBRE EL AMOR A LA VERDAD Y AL ORDEN

En primer lugar, todos los animales hanrecibido de la naturaleza el instinto de con-servar su vida y su cuerpo, de huir de todolo que les puede ser perjudicial, de buscar yprevenir lo necesaria para mantenerse, comoel sustenta, el abrigo y otras cosas semejantes.También ha inspirado a todos el apetito, cuyoobjeto es la propagación, y un cierto cuidadocon los frutos de este instinto. Pero hay estagran diferencia entre el hombre y la bestia:que ésta, no teniendo otro guía que el sentido,se acomoda a sólo aquello que se le ponedelante con muy corto sentimiento de lo pa-sado y futuro. Mas al hombre, que participade las luces de la razón, por la cual conoce lascausas de las cosas y sus consecuencias, no sele ocultan sus progresos ni antecedentes;compara los semejantes y une a las cosaspresentes las futuras, registra fácilmente todoel curso de la vida y previene lo necesariopara pasarla.

La misma naturaleza, por medio de la luzde la razón, concilia unos hombres con otros,así para el habla recíproca como para la vidasociable, y engendra principalmente un amorespecial para con los hijos, obligándonos adesear que haya unión y sociedad entre loshombres, y a poder ser participantes de lamisma sociedad, y también a que por estoprocuremos apercibirnos de lo necesario parael sustento y porte, no sólo de nosotros, sinotambién de nuestras mujeres, nuestros hijosy de todos aquellos a quienes amamos y de-bemos proteger, cuya solicitud levanta losánimos y los habilita más para la administra-ción de los negocios.

Especialmente es propia del hombre laaveriguación de la verdad, y así, cuando nos

hallamos desocupados de los cuidados y ne-gocios precisos, deseamos ver, oír y aprenderalguna casa y juzgamos que contribuye mu-chísimo para vivir dichosos el conocimientode lo más oculto y admirable, de donde secolige que lo verdadero, simple y sincero eslo más conforme a la naturaleza del hombre.A este amor de averiguar la verdad va unidocierto deseo de independencia, de forma quea nadie se sujeta voluntariamente un ánimobien formado por naturaleza, sino a quien leinstruye, o le enseña, o le manda con justasy legítimos derechos por su utilidad, de locual resulta la grandeza del ánimo y el des-precio de los acontecimientos humanos.

No es tampoco pequeño efecto de la fuer-za de nuestra naturaleza y de la razón, quesólo el hombre entre todos los animales escapaz de conocer el orden, el decoro y aquellaregla y medida que debe guardarse en laspalabras y en las obras. Así, aun de aquellosmismos objetos que se perciben por la vista,él sólo conoce la hermosura proporción yconformidad de sus partes, y pasando estaimagen la misma naturaleza y la razón desdelos ojos al alma, concibe mucho mejor concuánto decoro, constancia y orden hemos dedirigir nuestras obras e intenciones. (…)

Hay cuatro principios de la honestidad:prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Yatienes delante la imagen y, por decirlo así, elsemblante de la virtud, que si pudiera versecon los ojos enamoraría a todos maravillosa-mente de sí misma, como dice Platón. Todolo que es honesto ha de proceder de algunade esta cuatro partes. Porque, o consiste enla investigación y conocimiento de la verdad,o en la conservación de la sociedad humana,

en dar a cada uno lo que es suyo y en lafidelidad de los contratos, o en la grandeza yfirmeza de un ánimo excelso e invencible, oen el orden y medida de todo cuanto se dicey hace, en que se comprende la moderacióny templanza.

Estas cuatro partes, aunque están unidasy enlazadas entre sí con una mutua depen-dencia, con todo, cada una de ellas produceciertas clases de obligaciones particulares. Porejemplo: de la primera, en que colocamos laprudencia y sabiduría, nace la indagación ydescubrimiento de la verdad, y éste es el oficiopropio de esta virtud.

Porque el hombre que con más claridadpercibe la pura e ingenua verdad de cadaobjeto, el que penetra y explica con másagudeza y prontitud las razones, es el que sereputa por el más sabio y prudente. Por locual el objeto de esta virtud y la materia,digámoslo así, que ha de tratar y en que hade ejercitarse es la verdad.

Las otras tres tienen por objeto las nece-sidades de buscar y conservar aquellas cosasen que consiste el arreglo de todas nuestrasoperaciones: como son el mantener la unióny sociedad entre los hombres, el que resplan-dezca la grandeza y excelencia del ánimo, asíen aumentar las facultades y adquirir prove-chos para sí y para los suyos, como principal-mente en despreciarlos; y al orden, a lamoderación y constancia y otras semejantes,pertenecen aquellos actos exteriores, que noson sólo de pura especulación, sino que jun-tamente requieren alguna práctica. De formaque, guardando este orden y regla en la con-ducta de nuestra vida, conservaremos la ho-nestidad y el decoro.

CICERÓN

Marco Tulio Cicerón nació en Arpino el 3 de enero del año 106 a.C. Murióasesinado por orden de Marco Antonio en su villa de Formia el 7 de diciembredel año 43 a.C. Estudió jurisprudencia y a partir de los 17 años comenzó a ejercer.A los 26 debutaba en el gran foro donde su valentía y su elocuencia le hicieronenormemente popular. Viajó por diferentes lugares, acrecentando de esta formasu ya importante cultura. En Atenas se adiestró especialmente en la Filosofía. Asu regreso a Roma triunfó en la política, ocupando diversas magistraturas y alcan-zando el nombramiento de «Padre de la Patria». Las intrigas posteriores a la muertede Julio César le enemistaron con Antonio, lo que le acarreó la muerte.

“En toda la actividad literaria de Cicerón, tan fecunda como variada, se ponende relieve sus incomparables dotes oratorias, su facilidad de palabra, su habilidaden la controversia y su estilo claro, puro y elegante” (M. de Riquer).

Principales obras: políticas: Las Leyes y La República; oratorias: Las Verrinas,

Las Catilinarias y Las Filípicas; filosóficas: Sobre la naturaleza de los dioses,

Los Oficios, La amistad, Discusiones tusculanas y De la vejez.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

¿No conocéis a maese Pérez? Verdad esque sois nueva en el barrio… Pues es unsanto varón, pobre sí, pero limosnero cual nootro… Sin más parientes que su hija ni másamigo que su órgano, pasa su vida entera envelar por la inocencia de la una y componerlos registros del otro… ¡Cuidado que el ór-gano es viejo!… Pues nada; él se da tal mañaen arreglarlo y cuidarle, que suena que es unamaravilla. Como que le conoce de tal modo,que a tientas… Porque no sé si os lo he dicho,pero el pobre señor es ciego de nacimiento…¡Y con qué paciencia lleva su desgracia!…Cuando le preguntan que cuánto daría porver, responde: «Mucho, pero no tanto comocreéis, porque tengo esperanzas». «¿Esperan-zas de ver?» «Sí, y muy pronto —añade,sonriendo como un ángel—. Ya cuento seten-ta y seis años. Por muy larga que sea mi vida,pronto veré a Dios.»

***—¡Maese Pérez está aquí!... ¡Maese Pé-

rez está aquí!...A estas voces de los que estaban apiñados

en la puerta, todo el mundo volvió la cara.Maese Pérez, pálido y desencajado, en-

traba, en efecto, en la iglesia, conducido en unsillón, que todos se disputaban el honor dellevar en sus hombros.

Los preceptos de los doctores, las lágri-mas de su hija, nada había sido bastante a

detenerle en el lecho.—No—había dicho—. Esta es la última,

lo conozco. Lo conozco, y no quiero morir sinvisitar mi órgano, y esta noche sobre todo, laNochebuena. Vamos, lo quiero, lo mando.Vamos a la iglesia.

Sus deseos se habían cumplido. Los con-currentes lo subieron en brazos a la tribunay comenzó la misa. En aquel punto sonabanlas doce en el reloj de la catedral.

Pasó el introito, y el evangelio, y el ofer-torio, y llegó el instante solemne en que elsacerdote, después de haberla consagrado,toma con la extremidad de sus dedos la Sa-grada Forma y comienza a elevarla.

Una nube de incienso que se desenvolvíaen ondas azuladas llenó el ámbito de la igle-sia. Las campanillas repicaron con un sonidovibrante y maese Pérez puso sus crispadasmanos sobre las teclas del órgano.

Las cien voces de sus tubos de metal reso-naron en un acorde majestuoso y prolongado,que se perdió poco a poco, como si una ráfagade aire hubiese arrebatado sus últimos ecos.

A este primer acorde, que parecía una vozque se elevaba desde la tierra al cielo, respon-dió otro lejano y suave, que fue creciendo,creciendo, hasta convertirse en un torrente deatronadora armonía. Era la voz de los ángelesque, atravesando los espacios, llegaba almundo.

Después comenzaron a oírse como unoshimnos distantes que entonaban las jerarquíasde serafines. Mil himnos a la vez, que alconfundirse formaban uno solo que, no obs-tante, sólo era el acompañamiento de unaextraña melodía, que parecía flotar sobre aquelocéano de acordes misteriosos, como un jirónde niebla sobre las olas del mar.

Luego fueron perdiéndose unos cuantos;después, otros. La combinación se simplifica-ba. Ya no eran más que dos voces, cuyos ecosse confundían entre sí; luego quedó una ais-lada, sosteniendo una nota brillante como unhilo de luz. El sacerdote inclinó la frente, ypor encima de su cabeza cana, y como a tra-vés de una gasa azul que fingía el humo delincienso, apareció la hostia a los ojos de losfieles. En aquel instante, la nota, que maesePérez sostenía tremando se abrió, se abrió, yuna explosión de armonía gigante estremecióla iglesia, en cuyos ángulos zumbaba el airecomprimido y cuyos vidrios de colores seestremecían en sus angostos ajimeces.

De cada una de las notas que formabanaquel magnífico acorde se desarrolló un tema,y unos cerca, otros lejos, estos brillantes,aquellos sordos, diríase que las aguas y lospájaros, las brisas y las frondas, los hombresy los ángeles, la tierra y los cielos, cantaban,cada cual en su idioma, un himno al nacimien-to del Salvador.

ELOGIO DE LA HUMILDAD

Maese Pérez el organista es quizás, de todas las leyendas de Bécquer, la que mejor representa el sentido de profunda piedad quenunca abandonó la desigual vida del extraordinario poeta. La figura del viejo organista ciego representa el triunfo de la sencillez yla humildad frente a la vanagloria y la soberbia. El halo de inconfundible misterio que distingue a todas sus leyendas está aquí presenteenvuelto en un sentido transcendente de la vida, que le quita el componente de temor para dejar en el lector un delicioso regusto de paz.

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836. Huérfano de padre a los 5 años, fue protegidopor su madrina Manuela Monahay, que le costeó los estudios en los colegios de S. AntonioAbada y S. Telmo. Lector empedernido, decubrió pronto su afición literaria. Unido a unpequeño grupo de poetas jóvenes, decide trasladarse a Madrid en 1854. Colabora endiversas publicaciones como El Mundo, que llegó a dirigir, y El porvenir. En 1857, despuésde rocorrer las provincias de Ávila, Soria y Toledo, publica con Juan de la Puerta el primertomo de la Historia de los templos de España.Enferma de tuberculosis, lo que le obligaa descansar unos meses en el monasterio de Veruela, desde donde envió a El Contem-

poráneo numerosas composiciones, entre ellas las célebres Cartas desde mi celda.Casadodesde 1861 con Casta Esteban –hija de su médico– tuvo tres hijos dentro de una relacióninestable por culpa de la falta de entendimiento entre su mujer y su hermano Valeriano.Después de una grave recaída, murió en Madrid el 22 de diciembre de 1870.

Obra: Beécquer pertenece a la última generación del ya de por sí tardío romanticismoespañol. Sus obras completas se imprimieron en Madrid en 1871, y con alguna escepción,ya citada, se compone de Rimas y Leyendas. Las primeras contienen 76 poemas cortosde belleza excepcional; en ellas huye de la grandilocuencia en favor de un intimismo quesurge de la profundidad del alma. Las Leyendas –se han recopilado 25– comparten unaimaginación romántica y poética con una prosa descriptiva y costumbrista, dándonos,según Azorín, una visión honda, aguda y nueva de las cosas.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

EL CIERVO Y LA FUENTE

Un ciervo que bebía en una cristalinafuente se vio reflejado en el agua. Se sintióadmirado y orgulloso de la belleza de suscuernos, pero avergonzado de la fealdad desus patas. En esto, la trompa de los cazadoresy el ladrido de los perros le avisaron del peligroque corría; y emprendiendo una veloz carre-ra, pronto escapó de sus terribles perseguido-res; pero las ramas de un árbol se le enredaronen los cuernos y le detuvieron en su huida. Noconsiguió escapar, y los cazadores le alcanza-ron. Al morir exclamó el ciervo:

— Ahora veo que lo que más me gustabano me servía para nada, y en cambio lo queme avergonzaba es lo que me pudo salvar.

EL LEÓN Y EL RATÓN

Un león, harto de carne, dormitaba bajoun frondoso árbol. Algunos ratones que tre-paron casualmente por su cuerpo le desper-taron, y el animal, echando la garra, atrapóa uno de los más atrevidos. Al verse el raton-zuelo en poder del rey de los bosques, le pidióperdón con frases tan tristes y le ofreció talclase de servicios que el león, sonriendo, leperdonó la vida. Algún tiempo después cayóla fiera en las redes de unos cazadores: ycomo no podía salir, a pesar de su inmensopoder y colosales recursos, atronaba la selvacon sus rugidos. El ratón perdonado, queestaba allí cerca, acudió en seguida; royó con

sus agudos dientes las mallas de la red y salvóal monarca de una muerte que hubiera podi-do tenerse por segura.

Esta vez no se dice que se riera el león.

EL VIEJO, EL NIÑO Y EL ASNO

Caminaban un pobre anciano y un niño,que llevaban un asno a la feria, cuando untrajinante, de esos que se meten en todo, lesparó y les dijo:

— Tontos sois en ir a pie, permitiendoque el burro vaya tan descansado.

— Tienes razón contestó el viejo. Montatú, hijo mío, que parece lo más natural.

Cabalgó el nieto, y a los pocos pasos lesdetuvo un nuevo caminante.

— Vergüenza da dijo que ese tagarote dechico vaya montado, mientras el pobre abuelomata las hormigas con sus débiles plantas.

—Tienes razón –dijo el anciano–. Baja,hijo mío, que parece más natural que monte yo.

Subió el viejo, y un tercer transeúnte lesdijo entonces:

— ¡Egoísta de abuelo! ¡Qué tranquilo vaen el borrico, mientras el pobre muchacho sedestroza los débiles pies en la arena!

— Tienes razón volvió a decir el anciano.Sube tú también, hijo mío, que parece lo másnatural.

Finalmente, un cuarto hombre tropezó conlos feriantes y les habló de esta manera:

— ¡Cómo se conoce que el burro no esvuestro! Pues si lo fuese, no sobrecargaríais

de ese modo al pobre animal.Temiendo el anciano que esta razón fuera

la más fuerte de todas, porque hiciera dudarde la propiedad del asno, dijo a su nieto:

— Agarra, hijo mío, el burro por delante,mientras yo le cojo por las ancas, y así lollevaremos hasta la feria para evitar nuevasmurmuraciones y consejos de quienes nosvean.

Cuando entraron en la feria de aquellamanera, dieron una silba tan estrepitosa alviejo y al niño que ambos tiraron el asno alrío, y faltó poco para que se arrojaran ellostambién de cabeza.

EL ASNO Y EL CABALLO

En una misma cuadra vivían en cariñosaintimidad un caballo y un asno; este últimoexperimentaba, sin querer, cierta secretaenvidia, porque su alimento era menos esco-gido que el del otro, sus arreos menos bellosy su trabajo incesante y rudo.

—¡Injusticias animales!—decía para sí elasno ante lo que él consideraba un desatino.

Cierto día, a pesar de todo, se oyó unclarín de guerra, y el caballo fue sacado de lacuadra con precipitación nunca vista. Sona-ron amenazas y lamentos de muerte; se olíaa sangre y a incendio; hubo un pánico horri-ble en la casa, y el caballo entró herido y casisin sentido. E1 asno, medio muerto a su vezde miedo, se dijo entonces:

—Ya lo voy entendiendo.

EDUCAR CON FÁBULAS

ESOPO

Muy poco se sabe de la vida de Esopo. La mayor parte de los estudiosos de su obra,datan sus existencia hacia el siglo V antes de Cristo, pero podría ser anterior. Lo

que no ofrece dudas es de que se trataba de un personaje conocido y admiradogracias al cual ha sido posible reconstruir en gran parte la vida cotidiana de la

Grecia antigua. Ciertamente, hábitos, vicios y virtudes de aquella época apa-recen reflejados en sus imitadísimas fábulas, que a la postre se convierten enespejo universal de la condición humana.

Cuenta una pretendida biografía,escrita en el siglo II a. de J.C., que Esopoera un esclavo frigio, inteligente y bondadoso, que pasaba la vida dandobuenos consejos a todos los que los solicitaban. Su limpieza de alma y sudignidad moral contrastan con un físico repugnante “…de imagen desagrada-

ble, tripudo, cabezón, canijo, zancajoso, bracicorto, bizco, bigotudo, una ruinamanifiesta”.

En la actualidad se conservan alrededor de doscientas setenta fábulas deEsopo. Se trata de narraciones breves, predominantemente de animales, a los que

el fabulista hace actuar para extraer una lección moral. Eran familiares a personasde toda suerte, desde los hombres más cultos hasta los analfabetos. Sabemos por el

Fedón de Platón, que Sócrates había puesto en verso algunas, y que, a punto de morir, lescomenta a sus discípulos que el contraste entre el dolor y el placer que está experimentando en aquella

situación le hubiera dado a Esopo tema para una fábula.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

El innominado estaba atónito ante aquelmodo de hablar tan inflamado, ante aquellaspalabras, que respondían tan resueltamentea lo que aún no había dicho, ni estaba deltodo decidido a decir; y conmovido peroatónito, guardaba silencio.

—¿Y bien? —prosiguió aún más afec-tuosamente, Federigo— ¿Tenéis una buenanueva que darme, y me hacéis suspirar tantopor ella?

—¿Una buena nueva, yo? Tengo el in-fierno en el corazón; ¿cómo os voy a dar unabuena nueva? Decidme vos, si lo sabéis, cuáles esta buena nueva que esperáis de alguiencomo yo.

—Que Dios os ha tocado el corazón, yquiere haceros suyo —respondió sosegada-mente el cardenal.

—¡Dios! ¡Dios! ¡Dios! ¡Si lo viera!¿Dónde está ese Dios?

—¿Y me lo preguntáis?, ¿vos? ¿Y quiénlo tiene más cerca que vos? ¿No lo sentís envuestro corazón, que os oprime, que os agita,que no os deja en paz, y al mismo tiempo osatrae, os hace presentir una esperanza decalma, de consuelo, de un consuelo que serápleno, inmenso, en cuanto vos lo reconoz-cáis, lo confeséis, le imploréis?

—¿Oh, sí!, tengo aquí algo que me opri-me, que me consume. Pero, ¡Dios! Si existe

ese Dios, si es lo que dicen, ¿qué queréis quehaga conmigo?

Estas palabras fueron dichas con un acentodesesperado; pero Federigo, con un tono solem-ne, como de plácida inspiración, respondió:

—¿Qué puede hacer Dios con vos?, ¿quéquiere hacer? Una muestra de su poder y desu bondad: quiere obtener de vos una gloriaque ningún otro podría darle. De que el mundoclame hace tanto tiempo contra vos, de que mily mil voces detesten vuestras obras...

El innominado se sintió sobrecogido y ató-nito un momento al oír un lenguaje tan insó-lito, más atónito aún por no experimentarenfado, antes bien, casi un alivio.

—¿Qué gloria —proseguía Federigo—leviene a Dios? Son voces de terror, son vocesde interés; quizá también voces de justicia,¡pero de una justicia tan fácil, tan natural!Algunas quizá, por desgracia, de envidia deese desdichado poder vuestro, de esa, hastahoy, deplorable firmeza de ánimo. Pero cuan-do vos mismo os alcéis a condenar vuestravida, a acusaros a vos mismo, ¡entonces!,¡entonces Dios será glorificado! ¿Y pregun-táis lo que Dios puede hacer con vos? ¿Quiénsoy yo, pobre hombre, para deciros ahora quéprovecho puede obtener de vos semejanteSeñor?, ¿lo que pueda hacer con esa voluntadimpetuosa, con esa imperturbable constancia,

cuando la hayan animado, inflamado de amor,de esperanza, de arrepentimiento? ¿Quién soisvos, pobre hombre, para pensar que habéispodido por vos mismo imaginar y hacer cosasmás grandes en el mal que las que Dios puedahaceros desear y obrar en el bien? ¿Qué puedeDios hacer con vos? ¿Y perdonaros?, ¿y sal-varos?, ¿y cumplir en vos la obra de la reden-ción? ¿No son cosas magníficas y dignas deÉl? ¡Oh, pensad!, si yo gusano, si yo mise-rable, y sin embargo tan lleno de mí mismo,yo, siendo así, me consumo ahora tanto porvuestra salvación, que por ella daría jubiloso(Él es testigo) los pocos días que me quedan:¡oh, pensad, cuánta, cuál será la caridad deAquel que me infunde ésta tan imperfecta,pero tan viva; cómo os ama, cómo os quiereAquel que me ordena y me inspira un amorpor vos que me devora!

A medida que estas palabras salían de suslabios, el rostro, la mirada, cada movimiento,exhalaba su sentido. La cara de su oyente, dealterada y convulsa, se volvió al principioatónita y atenta; luego se compuso en unaemoción más honda y menos angustiosa; susojos, que desde la infancia, no habían vueltoa conocer las lágrimas, se arrasaron; cuandocesaron las palabras, se cubrió el rostro conlas manos, y estalló en un llanto incontenible,que fue como la última y más clara respuesta.

ALESSANDRO MANZONI

Nació en Milán el 7 de marzo de 1785, hijo de una noblefamilia. Su formación intelectual crece dentro de una rebeldíajuvenil racionalista y anticlerical de influencia jacobina, que lelleva a manifestarse en contra de cualquier presunta tiraníareligiosa o monárquica. La obra literaria de este periodo rezu-ma neoclasicismo y un afán moralizante muy a la usanza de laintelectualidad del Primer Imperio.

En 1808, con el matrimonio con Enriqueta Blondel, se ini-ciará su crisis espiritual que culminará dos años más tarde conla conversión de ambos al cristianismo. A partir de entoncessu vida será esencialmente intimista y hogareña, alejándose enpocas ocasiones de su Milán natal. Murió el 22 de mayo de 1873y un año después Verdi escribiría la música de una Misa fúne-bre para celebrar su memoria.

Entre sus muchas obras poéticas, dramáticas y novelísti-cas, destaca por su universalidad, “Los novios”. Ambientadaentre 1628 y 1630, durante el reinado de Felipe IV de Españay con la peste asolando ciudades y villas, Manzoni compone uncuadro, entre rural y palaciego, en el que queda reflejada la vidade la Lombardía, más allá de su ubicación histórica para con-vertirse en poderoso valor representativo de Italia.

¿QUÉ PUEDE DIOS HACER CONMIGO?

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

Durante la convalecencia, Pierre perdíapoco a poco las impresiones habituales de losúltimos meses y se iba acostumbrando a queal llegar la mañana no le obligarían a avan-zar, que nadie le arrebataría su lecho calen-tito y que no le faltaría la comida, el té ni lacena. Pero cuando soñaba se veía en las con-diciones de la vida de cautiverio. Tambiénfue comprendiendo poco a poco las noticiasde que se enterara a raíz de su liberación: lamuerte del príncipe Andrey, la de Hélène yla derrota de los franceses.

Su alma se sentía invadida por un agra-dable sentimiento de libertad, de esa libertadcompleta, innata al hombre y que no se lepuede arrebatar, que había experimentadopor primera vez durante la etapa que hicie-ron al salir de Moscú. Le asombraba esalibertad interior, independiente de las cir-cunstancias exteriores; parecía presentarseahora sin exceso y acompañada además de lalibertad externa. Se hallaba solo y sin amigosen una ciudad desconocida. Nadie le exigíanada; nadie le daba órdenes. Tenía todocuanto deseaba; ya no existía el problema desu mujer, que antes le atormentara constan-temente. (…)

Ya no existía para él el problema de tenerun objetivo en la vida, que tanto le atormen-taba antaño y que había buscado con talahínco. Y no era por casualidad ni momen-

táneamente, sino que se daba cuenta de queese objetivo no existía ni podía existir. Y a esose debía precisamente aquella sensación agra-dable de completa libertad, de esa libertad queconstituía su dicha.

No podía tener un objetivo porque porahora poseía la fe, no creía en reglas conven-cionales ni en palabras, sino en un Dios vivoy siempre presente. Antes había buscado aDios en las misiones que se imponía. Cuandobuscaba un objetivo para la vida no era másque la búsqueda de Dios. Estando prisionero,descubrió de pronto y no por medio de pala-bras ni de razonamientos, sino por un senti-miento íntimo, una cosa que siempre le habíadicho su niñera: que Dios estaba en todaspartes. Durante su cautiverio comprendió queel Dios que estaba en Karataiev era más gran-de, más infinito e inaccesible que el Arquitectodel Universo reconocido por los masones.Experimentaba la sensación de un hombre queacaba de encontrar a sus pies el objeto quebuscaba forzando la vista para mirar a lo lejos.Durante toda su vida había mirado a la lejaníapor encima de las cabezas de los hombres quele rodeaban, cuando en realidad no tenía porqué forzar la vista, sino tan solo mirar ante sí.

Antes no había sabido ver en nada lo gran-de, lo inaccesible y lo infinito. Únicamentepresentía que estaba en alguna parte y sededicaba a buscarlo. En lo familiar y lo com-

prensible veía intereses limitados, mezquinos,mundanos e insensatos. Se armaba de anteojoespiritual y miraba a la lejania, al lugar dondeesos intereses mezquinos le parecían grandio-sos e infinitos únicamente porque estabanconfusos a causa de la niebla que los velaba.Así se había representado la vida europea, lapolítica, la masonería, la fiiosofía y la filantro-pía. Pero, incluso en los momentos que con-sideraba momentos de debilidad, su espíritupenetraba en la lejanía y también en ella vis-lumbraba los mismos intereses mezquinos,mundanos e insensatos. Ahora, en cambio,había aprendido a ver la parte magna, infinitay eterna de todas las cosas y, como es natural,para verla mejor, para disfrutar de esa con-templación había abandonado el anteojo queempleara antes. Ya no miraba por encima delas cabezas de los demás hombres, ahora con-templaba con alegría la vida infinita, inacce-sible, siempre grandiosa y con sus eternasvariaciones que se desenvolvía en torno a él.Y cuando más de cerca la miraba, tanto mástranquilo y feliz se sentía. La terrible pregun-ta “¿por qué?”, que antes echara abajo susrazaonamientos espirituales, ya no existía paraél. Ahora su alma respondía sencillamente:“Porque existe Dios, ese Dios sin cuya volun-tad no cae un solo cabello de la cabeza delhombre”.

Guerra y Paz (parte XV, cap. XIII)

LA PAZ INTERIOR

Traemos aquí un texto de la parte final de Guerra y Paz, indicativo, como la mayor parte de su obra, de su profunda inquietudy búsqueda del sentido transcendente de la vida humana.

LEON TOLSTOI

Nació el 28 de agosto de 1828 en la finca familiar de Yasnaya Poliana (provinciade Tula). Huérfano de madre a los dos años y de padre a los 9, Tolstoi fue criadocon sus hermanos por unas tías. Recibió su primera instrucción en casa, con pre-ceptores, para trasladarse más tarde a Kazán, donde continuó sus estudios e ingresó,en 1844, en la Universidad. Asiduo lector de ilustrados y enciclopedistas, acabóseparándose de las prácticas religiosas. En 1847 abandona la universidad sin haberterminado sus estudios de Derecho, y regresa a Yasnaya Poliana con la firme reso-lución de mejorar la vida de sus siervos. En los años 50 crea en su finca una escuelapopular en la que defiende la primacía de la instrucción sobre la educación. En 1862se casa con Sofía Bers, hija de un famoso médico moscovita, con la que inicia unafeliz etapa matrimonial, alternando la vida en el campo con la de Moscú. Comienzaun periodo de intensa producción literaria y de una inquietud espiritual, que ya nole abandonará. Falleció en Astapovo el 20 de noviembre de 1910.

Tolstoi fue un escritor de estilo sobrio y elegante capaz de describir melodio-samente cualquier situación por difícil que fuese. Gracias a su agudeza para laobservación y el arte, consigue con dos o tres rasgos animar un cuadro como si setratase de un pintor impresionista. También las personas están tratadas con tantodetalle e individualidad que resultan irrepetibles. Sin duda, en la historia de la prosaliteraria, especialmente en el género de la novela, Tolstoi será siempre uno de losautores más universales.

Principales obras: Infancia, Adolescencia y Juventud (trilogía de su primera época); Lucerna; Los cosacos; Sebastopol

(nueva trilogía); Guerra y Paz; Ana Karenina; Confesión y su última gran novela Resurrección.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

ENRICO: Bueno está, padre querido,que más el alma ha sentido—buen testigo de ello es Dios—,el pesar que tenéis vosque el mal que espero afligido.Confieso, padre, que erré;pero yo confesarémis pecados, y despuésbesaré a todos los piespara mostraros mi fe.Basta que vos lo mandéis,padre mío de mis ojos.

ANARETO: Pues ya mi hijo seréis.ENRICO: No os quisiera dar enojos.ANARETO: Vamos porque os confeséis.ENRICO: ¡Oh, cuánto siento el dejaros!ANARETO: ¡Oh, cuánto siento el perderos!ENRICO: ¡Ay, ojos! Espejos claros,

antes hermosos luceros,pero ya de luz avaros.

ANARETO: Vamos, hijo.ENRICO: A morir voy;

todo el valor he perdido.ANARETO: Sin juicio y sin alma estoy,ENRICO: Aguardad, padre querido.ANARETO: ¡Qué desdichado que soy!ENRICO: Señor piadoso y eterno,

que en vuestro alcázar pisáis

cándidos montes de estrellas,mi petición escuchad.Yo he sido el hombre más maloque la luz llegó a alcanzarde este mundo, el que os ha hechomás que arenas tiene el marofensas, mas, Señor mío,mayor es vuestra piedad.Vos, por redimir el mundopor el pecado de Adán,en una cruz os pusisteis;pues merezca yo alcanzaruna gota solamentede aquella sangre real.Vos, Aurora de los cielos,vos, Virgen bella, que estáisde paraninfos cercada,y siempre amparo os llamáisde todos los pecadores,yo lo soy, por mí rogad.Decidle que se acuerdea su Sacra Majestadde cuando en aqueste mundoempezó a peregrinar.Acordadle los trabajosque pasó en él por salvarlos que inocentes pagaronpor ajena voluntad.

Decidle que yo quisiera,cuando comencé a gozarentendimiento y razón,pasar mil muertes y másantes que haberle ofendido.

ANARETO: Adentro priesa me dan.ENRICO: Gran Señor, ¡misericordia!

No puedo deciros más.ANARETO: ¡Que esto llegue a ver un padre!ENRICO: (Aparte)

(La enigma he entendido yade la voz y de la sombra;la voz era angelical,y la sombra era el demonio.)

ANARETO: Vamos, hijo.ENRICO: ¿Quién oirá

ese nombre que no hagade sus dos ojos un mar?No os apartéis, padre mío,hasta que hayan de expirarmis ojos.

ANARETO: No hayas miedo.Dios te dé favor.

ENRICO: Sí hará,que es mar de misericordia,aunque yo voy muerto ya.

ANARETO: Ten valor.ENRICO: En Dios confío.

TIRSO DE MOLINA

Fray Gabriel Téllez nació en Madrid en 1579. Cursó estudios de humanidadesy en 1600 ingresó en la Orden de la Merced, siendo ordenado sacerdote enGuadalajara. A principios del siglo XVII realizó estudios universitarios de teo-logía, arte y Sagrada Escritura. Ocupó importantes cargos dentro de su ordena pesar de ciertas reticencias sobre su actividad literaria. A partir de 1615 utilizóel seudónimo de Tirso de Molina con el que pasará a la posteridad. Sufriópersecuciones y confinamientos debidos, según parece, a la influencia negativadel Conde Duque de Olivares. Murió en Almazán en 1646.

Se estima que escribió entre 300 y 400 obras, cultivando todos los géneros,de las que se conservan aproximadamente un centenar. Profundamente influidopor Lope de Vega, la calidad de su teatro se basa en la aguda capacidad deobservación de la realidad que le rodeaba, tanto a nivel político como humano,y en una sólida formación intelectual y teológica. Merecen la pena destacarseentre las llamadas de ingenio: D. Gil de las calzas verdes, El celoso prudente,La villana de Vallecas y El vergonzoso en palacio; históricas: La prudencia en

la mujer (sobre Dª María de Molina) y La lealtad contra la envidia (sobre Pizarro); religiosas: La mejor espigadora y la trilogíasobre Santa Juana; autos sacramentales: Los hermanos parecidos y La Madrina del cielo; y como grandes dramas de universalconocimiento: El burlador de Sevilla y El condenado por desconfiado.

Los textos que se reproducen a continuación —pertenecientes a la conversión de Enrico en El condenado por desconfiado— sonsólo un ejemplo de la dilatada producción poética y dramática de Tirso de Molina; en toda ella queda reflejada su condición de teólogoantes que la de dramaturgo, de tal forma que sus finales no conceden a la galería una pretendida felicidad que estaría reñida con lajusticia. En la citada obra el autor sale al paso de las teorías protestantes sobre la predestinación y el libre albedrío, para reafirmarque es el amor el que hace posible la gracia frente al egoísmo que la anula por su falta de caridad.

LA PRESENCIA DEL PADRE

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

Hoy todo ha logrado la perfección,pero ser una auténtica persona es la

mayor. Más se precisa hoy para ser sabioque antiguamente para formar siete, y másse necesita para tratar con un solo hombreen estos tiempos que con todo un puebloen el pasado.

Carácter e inteligencia: los dos polospara lucir las cualidades; uno sin otro

es media buena suerte. No basta ser inte-ligente, se precisa la predisposición delcarácter. La mala suerte del necio es errarla vocación en el estado, la ocupación, lavecindad y los amigos.

El saber y el valor contribuyen con-juntamente a la grandeza. Hace al

hombre inmortal porque ellos lo son. Tan-to es uno cuanto sabe, y el sabio todo lopuede. Un hombre sin conocimientos esun mundo a oscuras. Es necesario tenerojos y manos, es decir juicio y fortaleza.Sin valor es estéril la sabiduría.

No apasionarse: la señal del más ele-vado espíritu. Su misma superioridad

le libra de la esclavitud a las impresionespasajeras y comunes. No hay mayor seño-

río que el de sí mismo, de las propias pasio-nes. Es el triunfo de la voluntad. Y si la pasiónpuede afectar a lo personal, nunca alcance lolaboral, y menos aún cuanto mayor sea. Estaes la forma inteligente de ahorrar disgustos yde lograr reputación pronto y fácilmente.

Tratar con quien se pueda aprender. Eltrato amigable debe ser una escuela de

erudición y la conversación, una enseñanzaculta. El prudente frecuenta las casas de loshombres eminentes. Hay que complementarlo útil del aprendizaje con lo gustoso de laconversación.

Ser hombre de su época. Los hombres derara eminencia dependen de la época en

que viven. Las cosas tienen su tiempo; inclusolas eminencias dependen del gusto de su épo-ca. Pero la sabiduría lleva ventaja: es eterna, ysi éste no es su tiempo lo serán otros muchos.

El arte de la suerte. La buena suerte tienesus reglas; no todo son casualidades para

el sabio; el esfuerzo puede ayudar a la buenasuerte. Si bien se piensa, no hay otro caminosino el de la virtud y la prudencia, porque nohay más buena ni mala suerte que la pruden-cia o la imprudencia.

No ser vulgar en nada. No serlo en elgusto. Los hartazgos de aplauso popular

no satisfacen a los discretos. El vulgo admira lanecedad común y rechaza el consejo excelente.

Nunca exagerar. Es importante para laprudencia no hablar con superlativos,

para no faltar a la verdad y para no deslucirla propia cordura. Las exageraciones son des-pilfarros de estima y dan indicio de escasezde conocimiento y gusto. La alabanza des-pierta vivamente la curiosidad, excita el de-seo. Después, si no se corresponde el valorcon el precio, como sucede con frecuencia, laexpectación se vuelve contra el engaño y sedesquita con el desprecio de lo elogiado y delque elogió.

Cuanto mayor fondo tiene el hombretanto tiene de persona. Como los brillos

interiores y profundos del diamante, lo inte-rior del hombre siempre debe valer el dobleque lo exterior. Hay sujetos que sólo sonfachada, como casas sin acabar porque faltócaudal: tiene la entrada de palacio y de chozalas habitaciones. No hay en estos donde des-cansar, o todo descansa, porque tras el saludose acabó la conversación.

BALTASAR GRACIÁN

Nació en Belmonte (Zaragoza) el 8 de enero de 1601 y murió en Tarazona el 6 dediciembre de 1658. Representante del más depurado conceptismo barroco, creador dela novela simbólica y último y genial destello de la prosa clásica española.

Conoció en Toledo al famoso Hortensio Paravicino, por cuyo conceptismo sintió granadmiración. En 1619 ingresó en la Compañía de Jesús, y dieciocho años más tardeprofesó los cuatro votos. En una primera etapa fue profesor en los colegios de Calatayudy Huesca. Su amistad con el erudito Lastanosa le facilitó la edición de sus obras máspolémicas.

En 1640 se encuentra en Madrid, donde hizo muchas amistades. Su ingenio y culturale abrieron las puertas de la élite más intelectual y exigente. Durante el levantamientode Cataluña, estuvo en el frente de Lérida como capellán castrense.

Tuvo problemas con su orden y se vio obligado a retractarse de algunas ideas vertidasen sus sermones. Reaccionó vengándose literariamente a través de una violenta diatriba

contenida en la primera parte de El criticón, obra que publicó siendo catedrático de Sagrada Escritura en Zaragoza, con elseudónimo de García de Marlones. Se le llegó a prohibió escribir, pero ayudado por su amigo Lastanosa consiguió publicarla segunda y tercera parte de la obra. Reprendido severamente, fue trasladado al colegio de Graus. Después de pedir permisopara abandonar la Compañía, pasó al colegio de Tarazona, donde murió.

Pensamiento: Su concepto del hombre es de una exagerada individualidad. En cuanto persona diferenciada es susceptiblede enaltecerse y agrandarse. El mismo Gracián poseyó una poderosa individualidad que le acarrearía no pocos problemas. Suconcepto del Estado, sistema infalible de virtudes y valores, exige un comportamiento ejemplar en todo aquel que tenga quegobernar un pueblo.

Estilo: El conceptismo puro se decanta en sus obras con una serie de recursos inimaginables. Gracián llega al barroquismomás depurado por un procedimiento inverso al gongorismo, la sintetización de la frase corta. Su dominio del lenguaje no esfruto de la improvisación, sino la consecuencia del trabajo y el estudio. La originalidad y profundidad de su estilo y pensamientohicieron de Gracián el hombre más admirado y leído de su época.

Principales obras: El héroe, El político D. Fernando el Católico, El discreto, El Oráculo manual y arte de prudencia,

Agudeza y arte de ingenio, y especialmente, El criticón.

EL ARTE DE LA PRUDENCIA

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

Vio el héroe al niño y sonrió silenciosa-mente. Andrómaca, llorosa, se detuvo a suvera, y asiéndole de la mano, le dijo:

—¡Desgraciado! Tu valor te perderá. Note apiades del tierno infante ni de mí, infor-tunada, que pronto seré viuda; pues los aqueoste acometerán todos a una y acabarán conti-go. Preferible sería que, al perderte, la tierrame tragara, porque si mueres no habrá con-suelo para mí, sino pesares; que ya no tengopadre ni venerable madre.(…) Pues, ea, sécompasivo, quédate en la torre —¡no hagasa un niño huérfano y a una mujer viuda!—y pon el ejército junto al cabrahigo, que porallí la ciudad es accesible y el muro más fácilde escalar. Los más valientes —los dos Aya-ces, el célebre Idomeneo, los Atridas y el fuertehijo de Tideo con los suyos respectivos— yapor tres veces se han encaminado a aquel sitiopara intentar el asalto: alguien que conoce losoráculos se lo indicó, o su mismo arrojo losimpele y anima.

Contestó el gran Héctor, de tremolantecasco:

—Todo esto me preocupa, mujer, peromucho me sonrojaría ante los troyanos y lastroyanas de rozagantes peplos si como uncobarde huyera del combate; y tampoco micorazón me incita a ello, que siempre supe servaliente y pelear en primera fila, manteniendola inmensa gloria de mi padre y de mí mismo.Bien lo conoce mi inteligencia y lo presiente

mi corazón: día vendrá en que perezcan lasagrada Ilión, Príamo y su pueblo armadocon lanzas de fresno. Pero la futura desgra-cia de los troyanos, de la misma Hécabe,del rey Príamo y de muchos de mis valien-tes hermanos que caerán en el polvo a manosde los enemigos, no me importa tanto comola que padecerás tú cuando alguno de losaqueos, de broncíneas corazas, se te llevellorosa, privándote de libertad, y luego tejastela en Argos, a las órdenes de otra mujer,o vayas por agua a la fuente Meseida oHiperea, muy contrariada porque la duranecesidad pesará sobre ti. Y quizás alguienexclame, al verte deshecha en lágrimas:

Esta fue la esposa de Héctor, el guerre-ro que más se señalaba entre los teucros,domadores de caballos, cuando en torno dellión peleaban.

Así dirán, y sentirás un nuevo pesar alverte sin el hombre que pudiera librarte dela esclavitud. Pero que un montón de tierracubra mi cadáver antes que oiga tus clamo-res o presencie tu rapto.

Así diciendo, el esclarecido Héctor ten-dió los brazos a su hijo, y éste se recostó,gritando, en el seno de la nodriza de bellacintura, por el terror que el aspecto de supadre le causaba: dábanle miedo el broncey el terrible penacho de crines de caballo,que veía ondear en lo alto del yelmo. Son-riéronse el padre amoroso y la veneranda

madre. Héctor se apresuró a dejar el reful-gente casco en el suelo, besó y meció en susmanos al hijo amado y rogó así a Zeus y a losdemás dioses:

—¡Zeus y demás dioses! Concededme queeste hijo mío sea como yo, ilustre entre losteucros y muy esforzado; que reine podero-samente en Ilión; que digan de él cuandovuelva de la batalla: ¡es mucho más valienteque su padre!; y que, cargado de cruentosdespojos del enemigo a quien haya muerto,regocije de su madre el alma.

Esto dicho, puso el niño en brazos de laesposa amada, que al recibirlo en el perfuma-do seno sonreía con el rostro todavía bañadoen lágrimas. Notólo Héctor y compadecido,acaricióla con la mano y así le hablo:

—¡Esposa querida! No en demasía tucorazón se acongoje, que nadie me enviará alHades antes de lo dispuesto por el hado; y desu suerte ningún hombre, sea cobarde o va-liente, puede librarse una vez nacido. Vuelvea casa, ocúpate en las labores del telar y larueca, y ordena a las esclavas que se apliquenal trabajo; y de la guerra nos cuidaremoscuantos varones nacimos en Ilión, y yo elprimero.

Dichas estas palabras, el preclaro Héctorse puso el yelmo adornado con crines decaballo, y la esposa amada regresó a su casa,volviendo la cabeza de cuando en cuando yvertiendo copiosas lágrimas.

LA ESPOSA DEL HÉROE

HOMERO

Homero nació, hacia el siglo VIII a. de J.C., probablemente en Esmirna, aunquela mayor parte de los datos biográficos que poseemos carecen de exactitud. Cuentala tradición que era un rapsoda ciego que cantaba sus poemas en fiestas y banque-tes. Su prestigio legendario viene dado por ser autor de tres poemas épicos deinigualable belleza: La Ilíada, La Odisea y La Tebaida, considerados el principiode la literatura griega.

El mundo homérico está estructurado en dos planos distintos, el mitológico yel humano, que condicionan la trama. Los dioses intervienen de forma decisiva enlos acontecimientos, y si bien los hombres son protagonistas de la acción, estaestará siempre supeditada a la caprichosa voluntad de aquellos.

El poema La Ilíada, está dividido en veinticuatro cantos que narran un breví-simo episodio de la guerra de Troya: la cólera de Aquiles después de la muerte desu amigo Patroclo a manos de Héctor, príncipe de la sitiada ciudad.

Al final del canto VI, Héctor, que acaba de regresar de la batalla y antes dereintegrarse a la misma, se despide de su hijo y de su mujer. La escena está cargadade ternura y amor familiar, y la hemos seleccionado tanto por su bellísimo con-tenido, como en justo homenaje a uno de los mitos más influyentes de la literaturauniversal.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

CHARLES DICKENS

Nació en Portsea (Portsmouth) el 7 de febrero de 1812. Siendo niño pasó a vivir aLondres donde transcurriría una etapa especialmente feliz de su vida. Muy pronto, noobstante, y debido a dificultades económicas, el horizonte se enturbió y la feliz familiaempezó a pasar por trances muy duros. Su padre fue encarcelado por deudas y Dickenstuvo que ponerse a trabajar en una fábrica para ganar 6 ó 7 chelines semanales. Teníaentonces doce años. Una herencia le permitió a su padre recobrar la libertad y jubilarsede su empleo al tiempo que el pequeño Charles volvía a la escuela. A partir de los quinceaños comenzó a prepararse para el periodismo estudiando taquigrafía. A los veinte con-siguió su primer empleo como periodista, y dos años más tarde entraba a formar parte dela plantilla del The Morning Chronicle del que fue nombrado cronista parlamentario. A partirde 1835 fue invitado a colaborar en The Evening Chronicle con una serie de artículoscostumbristas sobre Londres. Se casó con Catherine Hogarth, hija del director de dichoperiódico, con quien tuvo diez hijos. A partir de aquí la inspiración y su enorme laboriosidadle proporcionan un éxito literario fabuloso al tiempo que un considerable bienestar eco-nómico. Es destacable la enorme influencia que ejerció sobre el novelista su joven cuñada

Mary, que vivía con ellos desde los 17 años y que se erigió con su temprana muerte en el ideal femenino que supo representaren sus creaciones literarias. Dickens murió en Gads Hill, cerca de Rochester, el 9 de junio de 1870. Se le rindieron honores fúnebresen la abadía de Westminster, y durante dos días todo Londres pasó ante su féretro.

Obra: Dickens es el novelista más grande de la época victoriana y una de las figuras literarias inglesas más universales. Éles quien dio capacidad imaginativa a la vida londinense. La niebla, los coches de postas, las sórdidas o magníficas calles, la Navidady los mil y un personajes que han pasado a la posteridad como un retrato preciso del final del siglo XIX. Entre sus novelasdestacamos: Los papeles del club Pickwick; David Copperfield; La pequeña Dorrit; Oliver Twist; Canción de Navidad; El grillodel hogar; Las campanas e Historia de dos ciudades, a la que corresponden los textos reseñados en esta página.

Esa misma mañana, San Antonio habíasido una enorme y oscura masa de descami-sados que andaban de un lado para otro,jadeantes, con frecuentes destellos sobre lasondulantes cabezas, allí donde el acero decuchillas y bayonetas reverberaba herido porel sol. Un tremendo rugir brotaba de la gar-ganta de San Antonio, y un bosque de brazosdesnudos forcejeaba en el aire como ramassecas en un viento invernal: todas las manosse aferraban, convulsas, a cualquier arma osimulacro de arma que se les arrojara, proce-dente de quién sabe qué profundidades.

Quién las repartía, de dónde salían enúltima instancia, cuál era su origen y en vir-tud de qué fuerza impulsora eran aviesamen-te arrojadas, vibrantes, a docenas, a cientos,sobre las cabezas de la multitud, como en unaespecie de tormenta, son cosas que ningún ojoveía y a las que nadie en la inmensa turbamul-ta habría sabido dar contestación. Pero era elcaso que se distribuían mosquetes, y que conlos mosquetes iban también cartuchos, pólvo-ra, balas, barras de hierro, trancas de madera,cuchillos, hachas, picas, todas aquellas armas,en fin, que el desmandado ingenio lograbadescubrir o improvisar. Los que no conse-guían echar mano a ninguna otra cosa force-jeaban, con ensangrentadas manos, porarrancar piedras y ladrillos de las paredes yhacer de ello munición. Todos los corazones

andaban desbocados en San Antonio, con altafiebre y acelerado latir. Toda criatura vivien-te despreciaba la vida y estaba dispuesta asacrificarla con un apasionamiento rayano enla locura.

Así como un remolino de aguas encrespa-das tiene siempre un punto central, así tam-bién toda esta furia giraba en torno a la tabernade Defarge, y cada una de las gotas humanasque se agitaban en aquel hervidero tendía aser absorbida hacia el vórtice donde Defargeen persona, bien retiznado ya de sudor y depólvora, daba órdenes, repartía armas, recha-zaba a éste, tiraba de aquél, desarmaba a unopara armar a otro, y trajinaba y se afanaba enlo más recio de la barahúnda.

(…) Artillería, mosquetes, fuego y humo;mas todavía el hondo foso, el puente levadizoque aún quedaba’ los macizos muros de pie-dra y los ocho enormes torreones. Ligerosdesplazamientos de aquel mar furibundo,motivados por los que caían heridos en larefriega. Armas centelleantes, lucientes an-torchas, carretadas de paja húmeda que ardíacon densas humaredas, acción encarnizadaen barricadas colindantes en todas direccio-nes, gritos, descargas, maldiciones, bravurasin limite, barahúnda, demolición, estrépito,y todo el furioso resonar del océano viviente.Pero aún seguía el profundo foso, y aquelpuente levadizo sin abatir, y los macizos muros

de piedra, y los ocho enormes torreones, ytodavía Defarge el tabernero continuaba alpie del cañón, doblemente recalentado trascuatro frenéticas horas de funcionamientoininterrumpido.

(…) En aquel océano de rostros, dondetoda expresión airada y violenta se manifes-taba tan a lo vivo, iban dos grupos especiales,formado cada uno por siete semblantes huma-nos, que contrastaban radicalmente con losdemás, a tal punto que jamás las olas de nin-gún mar arrastraron unos despojos más me-morables. Siete rostros de presos, por un lado,súbitamente puestos en libertad por la tor-menta que había destrozado su tumba y queeran llevados en hombros por la multitud,parecían asustados, perplejos, llenos de admi-ración y de pasmo, como si hubiera llegadoel Juicio Final y los que se alborozaban a sualrededor fuesen espíritus desencarnados.Iban, por otra parte, siete caras correspon-dientes a otras tantas cabezas llevadas en alto:siete caras exánimes cuyos cálidos párpadosy ojos entreabiertos esperaban el día del Juiciocon sobrado fundamento y realidad. Carasimpasibles, pero no con la expresión abolida,sino en suspenso, o mejor dicho, inmovilizadaen una pausa temerosa, como si aún tuviesenque abrir un día los entornados ojos y dartestimonio con los labios exangües: «¡TÚ LO

HICISTE!».

EL ODIO Y LA IRACUANDO EL INDIVIDUO DEJA DE SERLO

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

Todos deven bien obrarviendo el mundo cómo rueda,pues al fin, fin, más no quedadel plazer que del pesar.

La vida esté sin reposo,la voluntad muy despierta,que la muerte está muy ciertaaunque el quando muy dudoso.

Y no se deve tardara bien hazer el que puedapues al fin, fin, más no quedadel plazer que del pesar.

�Las cosas que desseamostarde o nunca las avemosy las que menos queremosmás presto las alcançamos.

Porque fortuna desvíaaquello que nos aplaze,mas lo que pesar nos hazeella mesma nos lo guía.

Y por lo que más penamosalcançar no lo podemos,y lo que menos queremosmuy más presto lo alcançamos.

�Pues que tú, Reyna del cielo,tanto vales,¡da remedio a nuestros males!

Tú que reynas con el Reyde aquel reyno celestial;tú, lumbre de nuestra ley,luz de linage humanal,pues para quitar el maltanto vales,¡da remedio a nuestros males!

Tú, Virgen, que merecisteser madre de tal Señor;tú, que, quando le pariste,le pariste sin dolor;pues con nuestro Salvadortanto vales,¡da remedio a nuestros males!

Tú, que del parto quedastetan virgen como primero;tú, Virgen, que te empreñastesiendo virgen por entero;pues que con Dios verdaderotanto vales,¡da remedio a nuestros males!

Tú, que lo que perdió Evacobraste por quien tú eres;tú, que nos diste la nuevade perdurables plazeres;tú, bendita en las mugeres,si nos valesdarás fin a nuestros males.

Tú, que te dizen benditatodas las generaciones;tú, que estás por tal escritaentre todas las naciones;pues en las tribulacionestanto vales,¡da remedio a nuestros males!

Tú, que tienes por oficioconsolar desconsolados;tú, que gastas tu exercicioen librarnos de pecados;tú, que guías los erradosy los vales,¡da remedio a nuestros males!

Tú, que tenemos por feser de tanta perfeciónque nunca será ni fueotra de tu condición;pues para la salvacióntanto vales,¡da remedio a nuestros males!

¿Quién podrá tanto alabartesegún es tu merecer?¿Quién sabrá tan bien loarteque no le falte saber?;pues que para nos valertanto vales,¡da remedio a nuestros males!

�Quien tuviera por señorala Virgen, Reyna del cielo,no tema ningún recelo.

Que a los flacos coraçonescon su gracia torna fuertes,haze vidas de las muertesy es llave de las presiones;quien de sus consolacionesalcançare algún consuelono tema ningún recelo.

Siempre bive sin tristuraquien le tiene devoción;da muy gran consolaciónla vista de su figura;el que servir la procuracon amor, en este suelo,no teme ningún recelo.

CANCIONES Y VILLANCICOS

JUAN DEL ENCINA

Nació en Salamanca el 12 de julio de 1468. Suverdadero apellido era Fermoselle pero lo cam-biará por Encina en 1490. Estudió en la Univer-sidad de Salamanca donde, según parece, fuediscípulo de Antonio de Nebrija. Después degraduarse en leyes recibió las órdenes de diáco-no. En 1492 entró al servicio del duque de Albacon cuyo patrocinio consiguió asentarse en Romay alcanzar máxima notoriedad en la corte de lospapas Alejandro VI, Julio II y León X. Allí estrenóparte de sus obras más conocidas dentro de unambiente de escasa religiosidad que influyó des-favorablemente en su vida. En 1519, tras una pro-funda crisis espiritual, se ordenó sacerdote ycelebró su primera misa en Jerusalén. Nombrado,por León X, prior de la catedral de León, se tras-ladó a la capital castellana donde murió en 1529.

Obra: Una parte importante de la misma estárecogida en su Cancionero (Salamanca 1496)donde se recogen sus ocho primeras églogas ycasi toda su poesía lírica. En El Arte poética

castellana revela la influencia de Nebrija al tiem-po que continúa anclado en los formulismos mé-tricos preceptivos hasta entonces. Consideradoel patriarca del teatro castellano, este suele divi-dirse en dos etapas: un primer grupo, de acción muysimple, en el que destacan las églogas sobre laNavidad, Resurrección, Gil y Pascuala y el Auto

del Repelón, y un segundo grupo que denota unamayor complejidad temática y psicológica. A estecorresponden las églogas de Fileno, Zambardo yCardonio, y la más perfecta y compleja, de Plá-

cida y Vitoriano.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

EL SABER EN LAS SIETE PARTIDAS

LEY I

QUÉ COSA ES ESTUDIO Y CUÁNTAS MANERAS

HAY DE ÉL, Y POR MANDATO DE QUIÉN DEBE

SER HECHO.

Estudio es la unión de maestros y deescolares, hecha en algún lugar con voluntady acuerdo para aprender conocimientos. Yson de dos maneras: una, es aquella llamada«estudio general». Este estudio debe ser es-tablecido por mandato de Papa, de Empera-dor o de Rey.

La segunda manera es aquella que llaman«estudio particular», que es tanto la que en-seña algún maestro en una villa apartada apocos escolares, como la que puede mandara hacer un Prelado o Consejo de algún lugar.

LEY II

EN QUÉ LUGAR DEBE SER ESTABLECIDO EL ES-TUDIO Y CÓMO DEBEN ESTAR SEGUROS LOS

MAESTROS Y LOS ESCOLARES QUE VINIEREN A

LEER Y APRENDER.

De buen aire y de hermosas salidas debe serla villa en que se quisieran establecer el estudio,para que los maestros que enseñen los saberesy los escolares que los aprendan, vivan sanos yen él puedan descansar y recibir agrado en latarde, cuando se levantaren cansados del estu-dio. También decimos que los ciudadanos dellugar en que sea hecho el estudio, deben honrary cuidar mucho a los maestros, a los escolaresy a todas sus cosas. Y por lo mismo mandamos

que los maestros, escolares y sus mensajeros, ytodas sus cosas, estén cuidados y asegurados,tanto al venir a los estudios, como al estar enellos y al irse a sus tierras.

Y esta seguridad les otorgamos por todoslos lugares de nuestro señorío. Y cualquieraque actuare contra ésto, tomándolos por fuer-za o robándoles lo suyo, deberá pagarlo porcuatro doblado, y si los hiriere, deshonrase omatare, debe ser escarmentado crudamentecomo hombre que quebranta nuestra protec-ción y seguridad.

LEY III

CUÁNTOS MAESTROS A LO MENOS DEBEN ESTAR

EN EL ESTUDIO GENERAL, Y EN QUÉ PLAZO DEBE

SER PAGADO SU SALARIO.

Para ser cumplido el estudio general,cuantas sean las ciencias tantos deben ser losmaestros que las enseñen, así que cada una deellas tenga a lo menos un maestro. Pero si detodas las ciencias no pudiese haber maestros,basta que haya de gramática, de lógica, deretórica, de leyes y de decretos.

Y los salarios de los maestros deben serestablecidos por el Rey, señalando ciertamen-te a cada uno cuanto le corresponda según laciencia que enseñare y según el conocimientoque tenga de ella: y aquel salario que debieratener cada uno de ellos, débenselo pagar entres veces: la primera parte se la deben darluego de comenzar el estudio; la segunda porPascua de Resurrección y la tercera para lafiesta de San Juan Bautista.

LEY IV

DE QUÉ MANERA DEBEN LOS MAESTROS MOS-TRAR LOS SABERES A LOS ESCOLARES.

Bien y lealmente deben enseñar los maes-tros sus conocimientos a los escolares, leyén-doles los libros y haciéndolos entender lo mejorque pudieren: y desde que comenzaren a leerdeben continuar el estudio hasta que hayanacabado los libros comenzados.

Y si por ventura alguno de los maestrosenfermase después de haber comenzado elestudio, de manera que la enfermedad fuesetan grande o tan larga que no pudiese leer deninguna manera, mandamos que le den elsalario igual como si fuera a leer todo el año.Y si aconteciera que muriese de enfermedad,sus herederos deben recibir el salario como sihubiera leído todo el año.

LEY V

EN QUÉ LUGARES DEBEN SER ESTABLECIDAS

LAS ESCUELAS DE MAESTROS.

Las escuelas del estudio general debenestar en un lugar apartado de la villa, unascerca de otras, para que los escolares quetuviesen gusto de aprender, incluso puedantomar dos lecciones o más si quisieren endiversas horas del día, y puedan preguntarunos a otros las cosas que dudaren: pero lasescuelas deben estar distantes unas de otras,para que los maestros no se distraigan oyendounos lo que leen los otros.

ALFONSO X EL SABIO

Nació en Toledo el 23 de noviembre de 1221, hijo de Fernando III el Santo yde su primera mujer, Beatriz de Suabia. Sucede a su padre como rey de Castilla yLeón a los 31 años de edad. En 1249 casará con Doña Violante, hija de Jaime I elConquistador, de la que tendrá diez hijos. El primogénito, Fernando de la Cerda,casado con una hija de San Luis rey de Francia, morirá prematuramente, por lo queheredará el trono su segundo hijo, Sancho IV. Murió Alfonso X en Sevilla el 4 deabril de 1284, después de casi 32 años de reinado.

Aún siendo interesantísimo su hacer político, en donde continuó la labor recon-quistadora de su padre y optó al trono imperial por los derechos que le otorgabapara ello pertenecer a la casa de Suabia, lo que nos interesa en estas páginas essu aportación literaria. Destacan en ella las obras poéticas, y muy en especial las420 Cantigas de Santa María que se conservan en cuatro códices. Redactó LaPrimera Crónica General, primer gran intentó de escribir una historia de España.Los libros científicos –como los Libros del Saber de Astronomía o Las TablasAlfonsíes recopiladas de las observaciones realizadas en el observatorio que mandó

construir en el castillo de San Servando, en Toledo– y los recreativos sobre los juegos de Ajedrez, Dados y Tablas, tienen susraíces en el saber de la cultura árabe sobre el particular.

El Libro de las Leyes o Código de las Siete Partidas, es la recopilación legislativa más importante desde el tiempo de losromanos. En él se propuso llevar a cabo la reforma jurídica deseada por San Fernando con el fin de difundir entre los súbditosel conocimiento del Derecho y la razón. A este libro pertenecen los textos seleccionados en esta página.

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

ANTONIO DE GUEVARA

Fray Antonio de Guevara, franciscano, escritor español que nació probablemente enTreceño (Santander) hacia 1480, y murió en Mondoñedo (Lugo) el año 1545. Deducimosla fecha de nacimiento porque siendo niño pasó a la corte como paje del príncipe Juan yes probable que recibiera lecciones del humanista Pedro Mártir de Anglería. Una crisis deconciencia, agudizada después de la muerte del Príncipe, le indujo a ingresar en la Ordenfranciscana. Su fama como orador le llevó de nuevo a la corte, donde consiguió el cargode predicador oficial y algo más tarde el de cronista del reino. Fue nombrado obispo,primero de Guadix y más tarde de Mondoñedo. Estuvo presente en la entrevista de CarlosV con Francisco I. Cuando se cansó del ajetreo de la vida diplomática y política, se retiróa su sede de Mondoñedo.

Creación literaria. Los trabajos literarios de Guevara corrían manuscritos entre loscortesanos y eran admirados por todos. La primera obra impresa fue el Libro llamado Relox

de príncipes o Libro áureo del Emperador Marco Aurelio (1529). Es una novela miscelánea,fruto de su tiempo, hay en ella abundante erudición y una teoría educacional y del Estado.De 1539 datan varias obras; Menosprecio de corte y alabanza de aldea es un libro lleno

de tópicos y de contrastes intelectuales entre la vida cortesana, tan amada por Guevara, y la vida natural que hubiera, si es posiblecreerle, deseado llevar. De los inventores del marear y de muchos trabajos que se pasan en las galeras es uno más de losinnumerables tratados de navegación escritos entonces. Las Epístolas familiares son un documento inapreciable para conocera su autor y para adentrarnos en los secretos de la vida cortesana de su tiempo. Para hacer honor a su condición de religiosoha dejado dos muestras de prosa ascética, el Monte Calvario y el Oratorio de religiosos y exercicio de virtuosos.

(Extracto del trabajo de Pedro Correa Rodríguez publicado en la GER)

CAPÍTULO III QUE NO CONVIENE AL

CORTESANO DEJAR LA CORTE PORQUE

ESTÁ DESFAVORECIDO, SINO POR PEN-

SAR QUE FUERA DE ALLÍ SERÁ MÁS

VIRTUOSO.

Entre todas las vanidades, la mayor vani-dad de todas es que estudian los hombres encómo han de disputar, abogar, juzgar y ha-blar, y que ninguno se ocupa en saber cómoha de vivir; mayormente que el bien morirdepende del bien vivir. Los hombres quepresumen de gravedad y se conservan enautoridad deben estar siempre muy avisa-dos en que no los noten de capitosos en loque emprenden ni de mudables en lo quehacen; porque el mayor defecto que en unhombre se puede hallar es tenerle pormentiroso en lo que dice y por inconstanteen lo que emprende.

Viniendo, pues, al propósito, es de notarque el proverbio más usado entre los corte-sanos es decir a cada palabra: “A la verdad,señor compadre, quiero ya esta maldita decorte dejar e irme a mi casa a morar, porquela vida de esta corte no es vivir, sino un

continuo morir”. ¡Oh!, a cuántos he oído yoesta palabra prometer y a cuán poquitos la hevisto cumplir, porque el anzuelo de la cortees de tal calidad, que al que una vez prendedale cuerda, mas no le suelta. Puédese estoconocer en que, si la fortuna vuelve su rueda,de manera que al tal cortesano acrecienten enhacienda, adelanten en honra o le digan algu-na halagüeña palabra, luego los santos deseosse le resfrían y los recogidos propósitos se leolvidan. En el corazón del cortesano que esverdadero cristiano y no mundano, muy grancompetencia traen entre sí el favor del medrary el fervor de se salvar, porque en las cortesde los príncipes es a do los hombres puedenvaler y aun a do se suelen perder. Lo que pasaen este caso es que, cuando crece el favor,luego afloja el fervor, y nunca crece el fervorsino cuando afloja el favor; por manera quela adversidad los torna cristianos y la prospe-ridad cortesanos.

Si algunos hay que acierten en lo quehacen, no son otros sino los que retraen suscuerpos de muchos vicios y refrenan suscorazones de vanos deseos, porque nuestrocuerpo esnos en la compañía más que vecinoy en los apetitos más que enemigo. Más tra-bajoso es de refrenar el corazón que no de

gobernar el cuerpo; porque el cuerpo cánsasede pecar, mas el corazón nunca de desear.

CAPÍTULO VII QUE EN EL ALDEA SON

LOS HOMBRES MÁS VIRTUOSOS Y ME-

NOS VICIOSOS QUE EN LAS CORTES DE

LOS PRÍNCIPES.

Es privilegio del aldea que allí sea el buenohonrado por bueno y el ruin conocido porruin, lo cual no es así en la corte ni en lasgrandes repúblicas, a do ninguno es servido niacatado por lo que vale, sino por lo que tiene.

¡Oh!, cuán más bienaventurado es unlabrador que no uno señor, pues a pared ymedio de su casa halla esposos para sus hijasy mujeres para sus hijos. Cásalos cabe sucasa, regálase con sus nueras, hónrase con susyernos, acompáñase con sus suegros, conví-danse a las Pascuas, cómprales algo en lasferias, búrlase con los nietos, da aguinaldo alas nietas, mejora a la hija más querida yregala a la nuera que tiene en casa.

Es privilegio de aldea que allí sean loshombres más virtuosos y menos viciosos, locual no es así por cierto en la corte y en lasgrandes repúblicas, a do hay mil que os es-torben el bien y cien mil que os inciten al mal.

(Extracto de los cap. III y VII de “Menos-precio de Corte y alabanza de aldea”).

ALABANZA DE LA VIDA SENCILLA

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EL PODER EDUCATIVO DE LOS CLÁSICOS

LA LUCHA CONTRA LAS PASIONES

San Francisco de Asís y el lobo de Gubbia le sirven al poeta para presentar la malicia original del hombre, frente a la que no quedaotro recurso que el ejercicio de la virtud y la oración.

El varón que tiene corazón de lis,alma de querube, lengua celestial,el mínimo y dulce Francisco de Asís,está con un rudo y torvo animal,bestia temerosa, de sangre y de robo,las fauces de furia, los ojos de mal:¡el lobo de Gubbia, el terrible lobo!Rabioso, ha asolado los alrededores;cruel, ha deshecho todos los rebaños;devoró corderos, devoró pastores,y son incontables sus muertos y daños.

Fuertes cazadores armados de hierrosfueron destrozados. Los duros colmillosdieron cuenta de los más bravos perros,como de cabritos y de corderillos.

Francisco salió:al lobo buscóen su madriguera.Cerca de la cueva encontró a la fieraenorme, que al verle se lanzó ferozcontra él. Francisco, con su dulce voz,alzando la mano,al lobo furioso dijo: «¡Paz, hermanolobo!» El animalcontempló al varón de tosco sayal;dejó su aire arisco,cerró las abiertas fauces agresivas,y dijo: «¡Está bien, hermano Francisco!»«¡Cómo! exclamó el santo. ¿Es ley que tú vivasde horror y de muerte?¿La sangre que viertetu hocico diabólico, el duelo y espantoque esparces, el llantode los campesinos, el grito, el dolorde tanta criatura de Nuestro Señor,no han de contener tu encono infernal?¿Vienes del infierno?¿Te ha infundido acaso su rencor eterno

Luzbel o Belial?»

Y el gran lobo, humilde: «¡Es duro el invierno,y es horrible el hambre! En el bosque heladono hallé qué comer; y busqué el ganado,y en veces comí ganado y pastor.¿La sangre? Yo vi más de un cazadorsobre su caballo, llevando el azoral puño; o correr tras el jabalí,el oso o el ciervo; y a más de uno vimancharse de sangre, herir, torturar,de las roncas trompas al sordo clamor,a los animales de Nuestro Señor.¡Y no era por hambre, que iban a cazar!»

Francisco responde: «En el hombre existemala levadura.Cuando nace, viene con pecado. Es triste.Mas el alma simple de la bestia es pura.Tú vas a tenerdesde hoy qué comer.Dejarás en pazrebaños y gente en este país.¡Que Dios melifique tu ser montaraz!»

«Está bien, hermano Francisco de Asís.»«Ante el Señor, que todo ata y desata,en fe de promesa tiéndeme la pata.»El lobo tendió la pata al hermanode Asís, que a su vez le alargó la mano.

Fueron a la aldea. La gente veíay lo que miraba casi no creía.Tras el religioso iba el lobo fiero,y, bajo la testa, quieto le seguíacomo un can de casa, o como un cordero.(…)

Un día, Francisco se ausentó. Y el lobodulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,desapareció, tornó a la montaña,

y recomenzaron su aullido y su saña.(…)

Francisco de Asís se puso severo.Se fue a la montañaa buscar al falso lobo carnicero.Y junto a su cueva halló a la alimaña.

«En nombre del Padre del sacro universo,conjúrote dijo, ¡oh lobo perverso!,a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?Contesta. Te escucho.»

Como en sorda lucha, habló el animal,la boca espumosa y el ojo fatal:«Hermano Francisco, no te acerques mucho...Yo estaba tranquilo allá en el convento;al pueblo salía,y si algo me daban estaba contentoy manso comía.Mas empecé a ver que en todas las casasestaban la Envidia, la Saña, la Ira,y en todos los rostros ardían las brasasde odio, de lujuria, de infamia y mentira.Hermanos a hermanos hacían la guerra,perdían los débiles, ganaban los malos,hembra y macho eran como perro y perra,y un buen día todos me dieron de palos.(…)

Déjame en el monte, déjame en el risco,déjame existir en mi libertad,vete a tu convento, hermano Francisco,sigue tu camino y tu santidad.»

El santo de Asís no le dijo nada.Le miró con una profunda mirada,y partió con lágrimas y con desconsuelos,y habló al Dios eterno con su corazón.El viento del bosque llevó su oración,que era: «Padre nuestro, que estás en los cie-los...»

RUBÉN DARÍO

Nació en 1867 en Metapa (Nicaragua). Considerado un niño prodigio, versificaba conabsoluta facilidad a los doce años. Diplomático de profesión, sus encargos le llevaron arecorrer múltiples países. Su estancia en Buenos Aires, como cónsul, señala el apogeo delmodernismo. Son determinantes en su obra los periodos vividos en París y Madrid. Murióen León (Nicaragua) el 6 de febrero de 1916.

Es figura clave del movimiento modernista, que busca el refinamiento y la elegancia enla expresión dando preferencia, desde un profundo subjetivismo lírico, a los problemas dela naturaleza y el destino. Destacan entre sus obras: Prosas profanas, Tierras solares,

Cantos de vida y esperanza, El canto errante y los poemas La cartuja y Los motivos del

lobo que recogemos aquí.

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El poder educativo de los clásicos

EL «ARTE POÉTICA» DE HORACIO

«Sin escribir cosa alguna, enseñaré cómo se escribe; diré la misión y las reglas del poeta, el manantial donde ha de beber,

lo que el buen gusto permite y lo que no, los atrevimientos del genio y los escollos de la ignorancia»

Vosotros, escritores, elegid un asuntoproporcionado a vuestras fuerzas, reflexio-nad largamente sobre lo que pueden y nopueden soportar vuestros hombros. Al quehaya elegido un tema según su capacidad, nole faltará ni elocuencia ni una exposición cla-ra. El mérito y la elegancia de una exposiciónestará, o mucho me equivoco, en decir en elinstante adecuado lo que deba decirse y a suvez en retardar y omitir lo restante; el autorque se ha comprometido a escribir un poema,ha de amar una cosa y desechar otras. Habla-rás perfectamente si, parco y precavido enescoger las palabras, transformas con unaconstrucción ingeniosa una palabra conocidaen otra nueva.

Muchos vocablos caídos en desuso rena-cerán, y caerán otros que ahora están en boga,si así lo quiere el uso, que es el árbitro, juezy ley suprema del lenguaje.

REGLAS ESPECIALES DEL DRAMA

Nos atendremos siempre a las caracterís-ticas propias de la edad, no fuéramos a atri-buir a un joven el papel de un viejo, ni a unniño el de un hombre adulto. Si quieres queel espectador aguarde el telón aplaudiéndotey permanezca sentado hasta que el cantordiga: «aplaudid», has de observar las costum-bres de cada edad y reproducir bellamente elcambio de caracteres al compás de los años.

El niño que ya sabe hablar y asienta firme-mente el pie en el suelo, y ansía jugar con susiguales, se enfada y aplaca sin porqué, ycambia a todas horas. El joven imberbe quepor fin se ve libre del ayo, se divierte con loscaballos, con los perros, en el césped del campodespejado; es blando como la cera para incli-narse al vicio, rebelde a los consejeros, tardoen prever lo que le conviene, derrochador deldinero, orgulloso, ambicioso, pronto a dejarlo que antes amaba. Al cambiar las aficiones,la edad y el espíritu viril ambiciona riquezasy amistades, se hace esclavo del honor, evitahacer lo que después se afanará por cambiar.Muchos males aquejan al anciano, ya porquecodicia cosas de las que después tiene queabstenerse, temiendo usar de ellas, ya porquelo administra todo con miedo y frialdad; esindeciso, desconfiado, inútil y ávido del futu-ro, descontentadizo, gruñón, siempre enco-miando los tiempos de su juventud, censor ycrítico de los más jóvenes. Los años que vie-nen traen consigo muchas ventajas, que nosquitan cuando pasan.

En la escena, un hecho o se representa ose narra una vez realizado. Conmueven me-nos las cosas que entran por el oído que lasque se someten a la vista fiel y que el espec-tador aprende por sí mismo. Sin embargo, nollevarás a la escena lo que es más propio quese haga dentro y apartarás de los ojos muchas

cosas que luego narrará la elocuencia de untestigo. Medea no debe destrozar a sus hijosante el público, ni el impío Atreo cocer delan-te de todos entrañas humanas, ni Procneconvertirse en ave o Cadmo en serpiente.Rechazaré por inverosímil todo lo que mepresentes de este modo. La pieza que quieratener éxito y ser representada varias veces, nodebe tener ni más ni menos de cinco actos.Ningún dios debe intervenir a no ser que loexija la trama, y tampoco hablará en escenaun cuarto personaje. El coro debe desempe-ñar dignamente el papel de actor como unhombre, y entre los actos no cantará cosasque no conduzcan al fin propuesto y se ajus-ten a él. Que favorezca y aconseje amistosa-mente a los buenos, amoneste a los airados yame a los que temen pecar, alabe la sobriedadde una mesa, la justicia saludable, las leyes yla paz que permite dejar abiertas las puertas;guarde los secretos, suplique y ore a los dio-ses para que la suerte retorne a los desgracia-dos y se aparte de los orgullosos. La flauta noera como ahora recubierta de metal y émulade la trompeta, sino que, simple y ligera conpocos agujeros, servía para secundar y acom-pañar a los coros, y llenar con su sonido elámbito en cuyos asientos, no demasiado apre-tados, se reunía un público fácil de contar,pues la población era exigua, honrada, aus-tera y comedida.

QUINTO HORACIO FLACO

Nació en Venusia el 8 de diciembre del año 65 a.C. Era hijo de un liberto que había logradocierta posición social y que no tuvo otra preocupación en su vida que la educación de su hijo.Le llevó a Roma y le procuró la enseñanza de los mejores maestros. Sus tendencias reflexivasy realistas le acercaron al epicureísmo, amante de la vida retirada, cercano a los placeres dela existencia pero no ajeno a los vaivenes del Estado. Se sumo a la guerra a favor de Brutoy Casio contra Antonio y Octavio, participando en la batalla de Filipos en la que salió derrotadoy se vio obligado a exilarse. Al regreso a la patria, favorecido por una amnistía, con todos susbienes confiscados, se dedicó a escribir sus Épodos y Sátiras, en las que buscó con amargura,despecho e ironía, llamar la atención de sus conciudadanos. Su suerte cambió al conocer aMecenas a comienzos del año 38 a.C. que colmó al poeta de regalos y comodidades, entre ellosuna finca en el valle de Licenza, en la Sabina, donde Horacio se encariñará con el campo yla vida tranquila. Las influencias de Mecenas le llevarán al conocimiento de la nueva corte deAugusto, con el que, sin llegar a colaborar para no perder su independencia, se identificó en

determinadas realizaciones. Su prestigio crece, y su pensamiento va abandonando la poesía para acercarse más a la filosofía,acercándose a la moral estoica. A partir del año 13 a.C. desaparece su producción literaria sin que se sepa la causa real. Muereen Roma a los 57 años, el 27 de noviembre del año 8 a.C.

Principales obras: Épodos, Sátiras, Odas (en las que vuelca todo su talento lírico cantando a su patria con un dominioexcepcional del lenguaje), los “Carmina”(en los que Horacio siente y expone todo su amor a Roma y a la República), y Las

Epístolas de las que hemos extraído un breve ejemplo en esta página.

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El poder educativo de los clásicos

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Érase una Gallina que poníaun huevo de oro al dueño cada día.Aun con tanta ganancia mal contento,quiso el rico avarientodescubrir de una vez la mina de oro,y hallar en menos tiempo más tesoro.Matóla, abrióla el vientre de contado;pero, después de haberla registrado,¿qué sucedió? que muerta la Gallina,perdió su huevo de oro y no halló la mina.¡Cuántos hay que teniendo lo bastanteenriquecerse quieren al instante,abrazando proyectosa veces de tan rápidos efectosque sólo en pocos meses,cuando se contemplaban ya marqueses,contando sus millones,se vieron en la calle sin calzones.

EL CUERVO Y EL ZORRO

En la rama de un árbol,bien ufano y contento,con un queso en el pico,estaba el señor Cuervo.Del olor atraídoun Zorro muy maestro,le dijo estas palabras,a poco más o menos:“Tenga usted buenos días,señor Cuervo, mi dueño;vaya que estáis donoso,mono, lindo en extremo;yo no gasto lisonjas,

y digo lo que siento;que si a tu bella trazacorresponde el gorjeo,juro a la diosa Ceres,siendo testigo el cielo,que tú serás el fénixde sus vastos imperios.”Al oír un discursotan dulce y halagüeño,de vanidad llevado,quiso cantar el Cuervo.Abrió su negro pico,dejó caer el queso;el muy astuto Zorro,después de haberle preso,le dijo: “Señor bobo,pues sin otro alimento,quedáis con alabanzastan hinchado y repleto,digerid las lisonjasmientras yo como el queso.”Quien oye aduladores,nunca espere otro premio.

LA LECHERA

Llevaba en la cabezauna lechera el cántaro al mercadocon aquella presteza,aquel aire sencillo, aquel agrado,que va diciendo a todo el que lo advierte“¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!”Porque no apetecíamás compañía que su pensamiento,que alegre la ofrecíainocentes ideas de contento,marchaba sola la feliz lechera,

y decía entre sí de esta manera:“Esta leche vendida,en limpio me dará tanto dinero,y con esta partidaun canasto de huevos comprar quiero,para sacar cien pollos, que al estíome rodeen cantando el pío, pío.Del importe logradode tanto pollo mercaré un cochino;con bellota, salvado,berza, castaña engordará sin tino,tanto, que puede ser que yo consigaver cómo se le arrastra la barriga.Llevarélo al mercado,sacaré de él sin duda buen dinero;compraré de contadouna robusta vaca y un ternero,que salte y corra toda la campaña,hasta el monte cercano a la cabaña.”Con este pensamientoenajenada, brinca de maneraque a su salto violentoel cántaro cayó. ¡Pobre lechera!¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.¡Oh loca fantasía!¡Qué palacios fabricas en el viento!Modera tu alegría,no sea que saltando de contento,al contemplar dichosa tu mudanza,quiebre su cantarillo la esperanza.No seas ambiciosade mejor o más próspera fortuna,que vivirás ansiosasin que pueda saciarte cosa alguna.No anheles impaciente el bien futuro;mira que ni el presente está seguro.

FÉLIX MARÍA DE SAMANIEGO Y ZABALA

Nació en Laguardia (Rioja alavesa) el 12 de octubre de 1745. De familia noble, realizósus estudios superiores entre la Universidad de Valladolid y Francia, donde se familiarizócon las ideas enciclopedistas y racionalistas. De regresó a España contrajo matrimonio yse estableció en Vergara desde donde presidió la Real Sociedad Vascongada de Amigos delPaís. Fue alcalde de Tolosa y Señor de las cinco villas del Valle de Arraya.

La primera época literaria viene marcada por un anticlericalismo muy al uso del siglode las luces. Esta actitud, reflejada en sus escritos, le costó la interposición de un procesopor parte del Tribunal de la Inquisición que dictaminó pena de prisión; los poderososvaledores a los que recurrió le libraron de la cárcel. Fue famosa la polémica con Tomásde Iriarte sobre determinados aspectos literarios que acabó rompiendo su amistad.

Las fábulas, lo más conocido de su obra, entroncan con una rica tradición moralizadora,oriental y clásica; él mismo se confiesa en deuda con Esopo, Fedro y La Fontaine. Lacolección reúne 157 fábulas que aplicó, por deseos de su tío el Conde de Peñaflorida, ala formación de los alumnos del Real Seminario Vascongado de Vergara.

Murió cristianamente en Laguardia el 11 de agosto de 1801, después de mandar que sequemaran sus escritos.

UNA EDUCACIÓN DE FÁBULA

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El poder educativo de los clásicos

Era el día 15 de junio del año de 1623,y celebraba en él la Iglesia Católica su fies-ta principal al Santísimo Sacramento. Estafestividad había sido instituida en la ciudadde Lieja, en Flandes, por los años de 1240,a consecuencia de la revelación de unasvirtuosas mujeres que la confesaron aRoberto, su obispo, y siendo arcediano deaquella iglesia Jacobo Pantaleón, despuésUrbano IV, que expidió bula en 1272 parasu celebración. Desde entonces se verificóésta solemnemente en toda la cristiandad,y en particular distinguíanse siempre enella, por su ostentación, la corte de los ReyesCatólicos, que empleaban sus tesoros en tri-butar al Señor un culto magnífico, haciendoalarde de su religiosidad y grandeza.

Quisiéramos presentar a nuestros lec-tores un ligero diseño de cómo pasabanestas fiestas en lo antiguo; y puesto quenuestras fuerzas sean insuficientes paratrasladarles en imaginación a aquella épo-ca, no queremos renunciar al placer decolocar aquí algunas noticias que, revol-viendo archivos, hojeando cronicones yapuntando especies sueltas, hemos podidoreunir sobre éste y otros usos de pasadasépocas.

Fijamos particularmente para ello nues-tra atención en el dicho día 15 de junio de1623, en que la corte de Felipe IV, ostento-sa y poética, dispuso con mayor lujo que deordinario la solemne función del Señor.Concurría para ello una circunstancia muynotable. Carlos Stuart, príncipe de Gales,hijo primogénito y heredero del rey de laGran Bretaña (después Carlos I, que pere-

ció desgraciadamente en un cadalso en1649), había llegado a Madrid el 7 de marzode aquel año (1623) para enlazarse con lainfanta doña María de España. El rey, lospríncipes, el poderoso valido Conde-duquede Olivares, y toda la corte, en fin, se es-meraban a porfía en obsequiar y halagar atan distinguido huésped con ceremonias yfestejos que le pudieran dar idea de lagrandeza del católico monarca.

Hay un ceremonial antiguo y manuscri-to en el archivo de esta heroica villa, quedispone el modo y forma de arreglarse laprocesión en la primitiva y parroquial igle-sia de Santa María la Real de la Almudena.Dicho ceremonial previene que, señaladala hora por S. M., si asiste a la procesión,o el Presidente del Consejo en caso contra-rio, se reúnan todos en dicha iglesia, y losConsejos, divididos cada uno en una capi-lla, y no habiendo, como no las hay, paratodos, se forman con canceles. Así hacia lapila del bautismo estaba el Consejo deCruzada; a los pies de la iglesia, MADRID;en la capilla del Santo Cristo del BuenCamino, el de Indias; en la capilla antigua,frente a la puerta de las gradas, el ConsejoReal de Castilla; en la del Santo Cristo dela Salud, el de la Inquisición; en la de SantaAna, el de Hacienda; en el cuerpo de laiglesia, a mano derecha, los capellanes dehonor y predicadores de S. M., y a la iz-quierda, los Grandes. El sitial del Rey yPríncipe, junto a la baranda del altar ma-yor, al lado del Evangelio. Aquel año severificó así, y el Príncipe de Gales, desdeuno de los balcones del cuarto en que se

hospedó (que fue en el entresuelo de la torreprimera del Alcázar), la vio pasar, permane-ciendo en pie durante toda ella, así como elMarqués de Bukingham y demás caballerosde su corte que le acompañaban, y al llegarel Santísimo, se arrodillaron todos.

Era costumbre en aquellos tiempos, yse observó constantemente hasta 1705, quepor la tarde de este día empezase la repre-sentación pública de los autos sacramen-

tales, que seguía durante toda la octava delCorpus. Levantábanse para ello en las pla-zas de Palacio y de la Villa sendos tablados,adonde se encaminaban ocho carros triun-fales, cuatro para cada una de las doscompañas de comediantes; principiaba connotable aparato el primer auto en la plazade Palacio delante del Rey, el mismo díadel Corpus a las cuatro de la tarde, y aca-bado aquél empezaba el segundo, y pasa-ban los carros del primero a la plaza de laVilla a representarlo al Consejo de Castilla,y después la misma noche al de Aragón;seguía el segundo auto en la forma referi-da; y al viernes siguiente por la mañana serepresentaban los dos al Consejo de Inqui-sición, y por la tarde a Madrid, desde don-de, por el orden que queda expresado deldía antecedente, se seguían representandoa los Consejos de Italia, Flandes, ”Órdenes;y el sábado a los de Cruzada, Indias yHacienda; y acabadas las representacionespúblicas por Consejos, continuaban en lascasas de los señores presidentes, en que segastaban todos los días de la octava, dandoprincipio luego en los corrales el viernessiguiente a ella.

LA TRADICIÓN DEL CORPUS EN MADRID

RAMÓN DE MESONERO ROMANOS

Nació en Madrid el 19 de julio de 1803. Hijo de una familia acomodada y patriarcal que lo educó dentrode un profundo espíritu cristiano. Aunque no llegó a recibir formación universitaria, lo compensó con

su enorme afición a la lectura. A los 17 años se hizo cargo del negocio de gestoría que tenía sufamilia, coincidiendo esta época con el comienzo de su andadura literaria. En la revista Cartas

Españolas, popularizó el seudónimo de El curioso parlante que le acompañaría en la mayor partede sus escritos periodísticos. Fue director de El Diario de Madrid y fundó el SemanarioPintoresco Español, tentativa fundamental en la prensa española pues trataba de reconvertirel interés político por el cultural. Querido por todos y admirado por la mayoría, Mesonero fuerequerido desde diferentes organismos para su colaboración. Entró a formar parte del ayun-tamiento de la Villa donde realizó una extraordinaria labor. Nombrado académico en 1847,contraería matrimonio ese mismo año con una joven de 22 años y a partir de este momento

se dedicará especialmente a la vida hogareña y a sus tareas literarias. Contertulio de El Parnasillo,al que inmortalizó en uno de sus artículos, dejó un estupendo mosaico de escenas y tipos de la

sociedad madrileña. Destacan entre sus obras: Mis ratos perdidos, Manual de Madrid, El antiguo

Madrid, Escenas matritenses y Memorias de un setentón. Considerado como el iniciador de elmoderno costumbrismo, desarrolló un sentido realista y práctico que le permitió retratar fielmente la vida