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El olvido está lleno de memoria CATALINA GÓMEZ GUZMÁN

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El olvidoestá lleno

de memoriaC A T A L I N A G Ó M E Z G U Z M Á N

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C A T A L I N A G Ó M E Z G U Z M Á N

B O G O T Á D . C .2 0 1 4

El olvidoestá lleno

de memoria

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Un proyecto deCatalina Gómez Guzmán

Titulado El olvido está lleno de memoria

Para optar por el título de Maestra en Artes Visuales con énfasis en Expresión Gráfica

Asesor: Andrés Gaitán Tobar

Pontificia Universidad JaverianaFacultad de ArtesCarrera de Artes visuales

Bogotá - ColombiaNoviembre 2014

ÍNDICE

Introducción .........................................................................................................Pg. 6

Construyendo una memoriaLa historia y el contexto ...................................................................................Pg. 8

Explorando y proponiendoAntecedentes plásticos....................................................................................Pg. 14

Referentes............................................................................................................Pg. 31

Tejiendo una historiaProceso de la obra ...........................................................................................Pg. 47

Acerca de los objetos ......................................................................................Pg. 58

Reflexión personalConclusiones .......................................................................................................Pg.71

Bibliografía ........................................................................................................Pg. 73

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Este proyecto está basado en experiencias propias y de ellos, (a quienes pertenecieron esos lugares y esos objetos), para indagar sobre el proceso que atraviesan las imágenes en la memoria en el momento de ser interiorizadas y procesadas, la memoria que guardan los objetos y las historias que se esconden detrás de estos.

Me interesa la manera en que este proceso me afecta diariamente y cómo soy capaz de hacer propio algo externo, algo que físicamente no me pertenece sino que son instantes pertenecientes al tiempo.

En este trabajo de grado la obra plástica es la con-secuencia de una investigación personal sobre los procesos del desdibujamiento de las imágenes en la memoria y cómo estos quedan guardados en objetos y así inmortalizados en la memoria y en el tiempo.

INTRODUCCIÓN

“Todo lo que tenemos para abrir el pasado, son los cinco sentidos… y la

memoria” Louise Burgeois

Habitar esta casa, internarme y realizar el proyec-to es donde surgen una serie de preguntas en torno a la memoria de la familia, el paso del tiempo y la muerte.

Para tener mayor conocimiento de este proceso fue necesario comenzar a analizar y estudiar cómo nos apropiamos de las imágenes de nuestro entorno para conformar nuestros recuerdos y analizar como suce-den ciertos acontecimientos en la cotidianidad que nos permiten registrarlos como recuerdos.

Tiene como título “El olvido está lleno de memo-ria”, un título homónimo de un libro de poemas del escritor Mario Benedetti. En este libro están re-sumidos muchos de los pilares de este proyecto de grado, la memoria, el olvido y el recuerdo. Bene-detti nos dice que el olvido es un gran simulacro repleto de fantasmas. Nadie puede olvidar, aunque así lo quiera. El olvido no es un depósito desierto, ni una cosecha de la nada.

...

La navidad del año 1993 la pasamos en esta casa. Fué donde me

dieron mi primer triciclo; un Fischer Price blanco con llantas

moradas, manubrio, guardabarros y pedales rosados. Su silla se

levantaba y tenía un pequeño compartimiento para guardar dulces

o juguetes.

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Podría empezar este texto lleno de formalidades y un lenguaje netamente académico, pero tratándose de un proyecto ligado a lo personal voy a escribir así; como quien le cuenta una historia a otro. Es un encuentro entre usted, lector y yo, mostrándole mi punto de vista, es una interacción conmigo, un encuentro directo desde mi subjetividad a la suya. Quiero mostrarle cuáles han sido la relaciones e historias que he llegado a construir y con las que me he confrontado para así abordar conceptos tan extensos y vastos como la muerte, la huella y la memoria.

En el momento en que me involucré con los conceptos de muerte y memoria, supe que iba a ser como cami-nar por un pasaje empedrado con los pies descalzos, donde podía encontrarme con muchas posibilidades y

múltiples respuestas al mismo tiempo; no es para menos. La memoria es una facultad que cada cuer-po, objeto u organismo tiene, permitiendo codificar, almacenar y recuperar la información del tiempo pasado; es algo que nos determina durante toda la vida, con ella nos vemos condicionados, individual y colectivamente. Sin embargo, me interesa reflexio-nar al respecto, relacionándola con la muerte, el tiempo y cómo la huella se convierte en testigo de éstos.

Mi primer acercamiento con la muerte lo tuve a mis 5 años cuando vi la película “El Rey León”1. Fue algo que marco mi vida, tanto, que solo pude ver la pelí-cula de nuevo 5 años después. Fue un momento en la película que me marcó definitivamente, cuando Simba ve morir a Mufasa, su padre, sentí presión en el pecho, lloré sin consuelo, algo en mis entrañas se rompió ese día, esa imagen quedó grabada en mi men-te, y era un recuerdo que en cierta manera me dolía. Este evento para mí, después de indagar y rebuscar tanto en mis recuerdos, representa algo supremamen-te importante, ese fue un punto de quiebre para em-pezar a pensar acerca de la capacidad de la memoria para recordar la muerte y hacerme algunas preguntas preguntas: ¿a qué lugar van las personas que se mue-ren?, ¿porque los objetos de esas personas muertas adquieren un valor tan grande?, ¿porqué el recuerdo muchas veces se va desvaneciendo con el tiempo has-ta quedar solo una imagen difusa? (como cuando uno ve su reflejo en un río, o un lago, uno sabe que es su rostro pero no se logra ver claramente). Me pe-guntaba si la historia de esa persona terminaría en el momento en que muriera o esta podría revivirse

1. | El Rey León (Película) producida por Walt Disney Pictures. Dirigida por Rob Minkoff, y Roger Allers. (1994).

CONSTRUYENDO UNA MEMORIALA HISTORIA Y EL CONTEXTO

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por medio de objetos o recuerdos. Por otro lado, el acercamiento que tuve con la cuestión del recuerdo o la memoria ha sido desde que tengo esa capacidad, para recordar, que trato de grabar “fotográficamen-te” personas, voces, lugares, olores, imágenes, en-tre otras cosas. Lo siento de una manera en la que recordando es de la única forma que puedo sentirme viva, es una posibilidad de poder vivir el tiem-po cíclicamente y no linealmente; poder cerrar los ojos y transportarme a otro momento de mi vida.

Un claro recuerdo que se me viene a la mente y da cuenta un poco de lo que anteriormente digo es cuan-do viajé por primera vez en avión a la casa de mi tía en Houston, Texas, su casa tiene un olor carac-terístico, huele a amor de tía, huele a como solo pueden oler las tías, es un olor único en el mundo. Regresé a esa casa 16 años después y el olor era exactamente el mismo, sentí como si me devolviera en el tiempo y tuviera 5 años, cuando por primera vez entré a esa casa. Es cierto que de cada lugar la mente atrapa una imagen distinta y la archiva en la biblioteca de los recuerdos y sólo hace falta un estímulo para que este recuerdo vuelva a la mente y lo active un flashback.

Cuando hablamos de la memoria de un lugar, está claro que todos los espacios están cargados de re-cuerdos, son lugares contenedores de tiempo y son estos elementos los que construyen su memoria, su historia. Los objetos y los lugares tienen una re-lación simbiótica, para que uno exista tiene que habitar el otro y visceversa. Siempre me pregunté por la procedencia de los objetos, de donde venían

y hacia donde irían cuando cumplieran su ciclo, al igual que las personas. Me hacía preguntas como: ¿Cómo alguien que tiene una pequeña historia puede desaparecer al morir? ¿cómo por medio de objetos logramos traer recuerdos a la memoria?, ¿cómo los objetos hacen parte de la vida de una persona y pue-den llegar a definirla?

Con este proyecto quiero reconstruir memorias por medio de objetos que están cargados de recuerdos, vivencias y tiempos cruzados; objetos que pertene-cen a familiares, personas con los que establezco una conexión casi inexplicable, objetos que hacen parte de la historia de la casa de mis abuelos ma-ternos, donde viví gran parte de mi infancia y mi adolescencia. Son imágenes, olores, objetos y re-cuerdos que funcionan como fragmento, ruina, vesti-gio, funcionan como espacios interrumpidos que han sobrevivido a la muerte y al paso del tiempo. Son “flashes” de memoria que harán posible una manera de concebir el tiempo de una forma discontinua. Me re-fiero a la huella como muestra/testigo/vestigio del tiempo y estos objetos son esa evidencia del tiempo pasado. Es la construcción de una historia que que-dó encapsulada en el tiempo, que sobrevivió a este y al espacio. Es una investigación personal sobre los procesos de desdibujamiento de las imágenes del recuerdo en la memoria.

En 1999 sentí el momento en que mi abuelo paterno murió, esto me afecto mucho porque no entendía bien en realidad que era lo que significaba morirse , solo tenía 8 años, seguí preguntándome por la huella que la muerte deja en el tiempo, en las personas y en

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Casa de la familia Guzmán Hernández Carrera 27 # 71 b 23Barrio Los Alcázares

Pensaba, ¿cómo las imágenes que recolectamos dia-riamente en nuestra cotidianidad pueden ser guarda-das en la memoria, archivarse y lograr en un momento activarse por medio de un objeto, un sonido o un olor? Recuerdo que desde siempre tuve la intención de recolectar objetos que luego de un tiempo re-vivieran la memoria de un momento o lugar específi-co, desde una fotografía, una carta, hasta un cd o cassette con música que escuchaba en ese entonces. Es un intento de mantener una memoria activa, un intento por no olvidar. (Como dice el dicho popu-lar “recordar es vivir”, recordando me siento viva) donde fuera una especie de archivo de tiempos, de “souvenirs”. No es ajeno que esta acción de reco-lectar o guardar objetos tiene mucho que ver con mi proyecto.

Por lo tanto, todo esto nace a partir de una inquie-tud personal y de preguntarme constantemente acerca de ¿cómo no perder los recuerdos, las remembranzas que fueron guardadas en la memoria algún día?, con la intención de resguardar las imágenes en un re-cuerdo por medio de objetos es lo que me lleva a reunir las memorias de un lugar, de esa casa, a querer hacer visible la huella como testigo del tiempo.

...

los objetos. Era muy pequeña y el recuerdo que te-nía de él (mi abuelo) no era del todo claro, y me preguntaba si iba a llegar un momento en que no iba a acordarme de él porque su imagen ya había sido completamente borrada de mis recuerdos, así que para no hacerlo puse una foto de él en un pequeño portarretrato en la repisa de mi cuarto. Temía que eso fuera a pasarme con todas las personas. Cuando creciera me pasara con mis papás, con mi hermano o con mis familiares y amigos mas cercanos. Por otro lado vi de niña ciertas películas2. que me hicieron seguir sintiendo esa inquietud por la muerte y por el recuerdo.

2. | Ghost (1990), The Others (2001), Finding Never Land (2004), My Girl (1991), Dancer In The Dark (2000), Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004), Bambi (1942), Todos Los Perros Van Al Cielo (1989), El Rey León (1994) entre otras.

El primer carro de mi tía fue un Un Renault 12. Lo recuer-

do perfectamente como si fuera ayer. Era de color na-

ranja, el asiento de atrás no estaba dividido, eso me per-

mitía acostarme y ver hacia el cielo cuando andábamos

de un lugar a otro haciendo un mapa mental del recorrido.

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En este momento del texto incluiré algunas obras realizadas a lo largo de toda la carrera, en las que se hacen visibles en mayor o en menor medida, los intereses que hoy tienen más relevancia para mí y para mi proceso: La huella como testimonio, la muerte como evidencia y la memoria como contenedor de tiempo y de espacio.

Como primer acercamiento a lo que sería un plantea-miento formal de mi proyecto de grado, empecé a re-cordar trabajos relevantes en cada semestre. Sentí que empezando por esto podría guiarme y comenzar a crear una línea coherente de pensamiento. La verdad es que nunca he tenido un medio con que me identifi-que, me gusta explorar diversos medios y aprender lenguajes todo el tiempo.

Me gustaría hablar de todo el proceso que tuve te-niendo en cuenta procesos, aciertos, desaciertos y avances que lograron consolidar este proyecto poco a poco. Retomé ideas de trabajos anteriores y ex-ploré materiales y referentes que ya había usado.

EXPLORANDO Y PROPONIENDO ANTECEDENTES PLÁSTICOS.

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Con la obra “Paisaje de Guerra - Fragmentos de un Cuerpo Mutilado. ” (fig 1). Realizada en el año 2011 para la clase de dibujo VI, logré unificar ciertos conceptos, destacando el problema que desde ese entonces me interesaba; mostrar por medio de una huella la muerte, el cuerpo y el paso del tiempo. Ese fue el momento en que me di cuenta que me gus-taba hablar de lo visceral, de algo que nace de las entrañas y duele, me gusta que las obras que hago me muevan algo allá adentro (tripas y entrañas). A partir de esto voy a mencionar los antecedentes plásticos que considero pertinentes, para que us-ted lector tenga un panorama más claro de cómo poco a poco fui consolidando este proyecto.

Esta obra nace en un momento de crisis personal, nace de la necesidad de plasmar cómo me sentía en ese momento. Sentía pequeñas muertes internas en mí todo el tiempo. Por dentro sentía que algo estaba roto y que sangraba, había días en que sólo desea-ba mutilar mi cuerpo y había otros en los que mi cuerpo era mi único soporte. Eran días difíciles y esta obra es un registro del animal en el que en ese entonces devenía. Cuando hablo de querer muti-lar mi cuerpo me refiero no a una idea literal, hablo de algo más interno, de no desear habitar en él, de sentirme muchas veces como una extraña dentro de él. Sentía una angustia constante, sentía que de-bía tocar un límite dentro de mí, desgarrarme por dentro para así poder recomponerme y reencontrarme. Fue un ejercicio catártico de autoconocimiento, es

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el registro de una guerra, una batalla interna que peleaba conmigo misma en ese entonces. En la (Fig 2), y (Fig 3) se puede ver la fuerza y la delicadeza con la que realicé estas improntas por medio de la intensidad del color.

En primera instancia lo que quise proponer a par-tir de estas improntas era llegar a una reflexión en torno a la muerte y la huella y poder reafirmar la idea que no somos nada más que carne, que yo no soy más que carne. A su vez quise que este paisaje fuera una huella de la muerte que vivía en ese momento y de lo que soy, en un intento por registrar mi propia existencia a manera de registro, de paisaje, de do-cumento, de un cuerpo que existió y luego murió. En segundo lugar quise tratar la idea que a partir de algo que muchas veces es considerado grotesco (la carne, los órganos, fluidos) poder llegar a crear un panorama visualmente bello, de un registro de la muerte. Por último quise evidenciar el carácter animal que contenemos en nuestro cuerpo, ver que en momentos dados la diferencia que hay entre esos seres y yo no esta muy lejana.

Fue una exploración de materia y lenguaje pero tam-bién fue una exploración íntima conmigo misma; uti-licé diferentes sustratos como sangre, acrílico, ecolines, salsa soya y miel de maple generando un pigmento con características específicas como color, densidad y adherencia a la tela generando así una alusión a los fluidos corporales.

Me parece conveniente hablar de la importancia del olor ya que el olfato es un sentido muy importante para mí y es un detalle que a simple vista no resul-ta importante en la obra, pero lo es. El olor de la carne cruda nunca me ha resultado desagradable ni la sensación de tocarla. Las carnicerías siempre me han resultado lugares intrigantes desde que estaba niña, pasaba por alguna, o acompañaba a mi mamá a

(Fig 1)

“Paisaje de Guerra - Fragmentos de un Cuerpo Muti-lado”. 2011. Improntas de órganos de animal sobre

tela

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Detalle “Paisaje de Guerra - Fragmentos de un Cuerpo Mu-tilado”. 2011. Improntas de órganos de animal sobre tela

(Fig 3)(Fig 2)

de animales. La pezuña del cerdo tiene un olor di-ferente al corazón de una vaca, a las tripas o al cerebro. Era un “popurrí” de olores de muerte. La carne y los órganos por estar sometidos a cambios de temperatura cada vez iban adquiriendo un olor más rancio. En cuanto al olor de la obra en el espacio, éste no lo invadía, se detectaba un olor particular solo en el momento en que la persona se acercaba a ésta.

Mi intención en principio no era más que quien es-tuviera en frente de esta obra sintiera curiosidad por eso que estaba ahí plasmado y que al acercarse viera que es él mismo, su propio reflejo. Pero me di cuenta que no fue así, fue una obra completamente para mí, el observador nada más fue un testigo de ese momento.

comprar la carne para el almuerzo y no podía evitar fijar la mirada en las bandejas llenas de sangre, o en las baldosas del piso impregnadas con un color café opaco de sangre oxidada. Ver las vacas, los cerdos colgados con los órganos internos expuestos para mí era como estar en un museo o en una tien-da de “souvenirs” a la que la gente va y escoge el recuerdo que más leguste.

Estar enfrente y acercarse a la obra era una sen-sación compleja donde el olor lograba mezclarse de una manera en la que los sentidos se conectaban y podía llegar a imaginarse incluso un sabor especí-fico para esa obra. El olor lograba mezclarse con la textura, apareciendo así un aroma amargo, salado, ácido, húmedo pero al mismo tiempo pútrido. Esto debido a que utilicé diferentes órganos y partes

Detalle “Paisaje de Guerra - Fragmentos de un Cuerpo Mu-tilado”. 2011. Improntas de órganos de animal sobre tela

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Fragmentos de video registro de la obra “Paisaje de Guerra - Fragmentos de un Cuerpo Mutilado”. 2011.

Cuando tenía 6 años mi abuela llevo a vivir a la casa una gallina.

Si, una gallina, recuerdo perfectamente que le tenía pavor ya que

un día salí al patio a jugar como era costumbre y el animal se

me abalanzó con tanta fuerza que me tumbó. Yo la veía como un

dinosaurio, a pesar de que yo era potencialmente más grande que

ella. Desde ahí desarrollé un miedo hacia los animales con alas.

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Considero la obra “El limbo de los niños” (fig 4) im-portante, ya que fue en ese momento que descubrí el potencial del material (negativos en medio formato de fotografías olvidadas en el tiempo) y las sen-saciones que me produjo. En la religión católica, el limbo es un lugar especulativo sobre el espacio temporal de las almas de los creyentes que han muer-to antes de la resurrección de Cristo, y en este caso el lugar permanente de los niños que no fueron bautizados y mueren sin haber cometido ningún peca-do “capital”, pero sin haberse librado del pecado

-2-

original. Esta idea me fue contada de niña y desde ese entonces quedó sonando en mi cabeza. Al crecer y creer que es un lugar hipotético creado por la re-ligión pero no algo verídico, me siguió pareciendo un “lugar” muy poético y una idea con mucho poder.

Es una impresión en acetato de 1 metro x 45 centí-metros donde por medio de un montaje digital fue-ron puestas imágenes escaneadas de unos negativos fotográficos de medio formato que encontré abando-

(Fig 4)“Los niños del limbo”, 2010. Montaje digital

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nados en la casa de mis abuelos. Utilicé negativos de personas desconocidas para mí, que a lo mejor tienen una relación familiar conmigo o tal vez no. Desconozco si siguen vivos o muertos, pero las imá-genes de estos niños, en ese espacio, me llamaron la atención y desde el momento en que vi esos nega-tivos el recuerdo de esa historia del limbo se me vino inmediatamente a la mente. A su vez, quise introducirles elementos del juego para así darles una lectura más sensible (Fig 5),(Fig 6), (Fig 7). Los juguetes tienen un valor simbólico muy impor-tante para mí al punto de aún guardar las muñecas y elementos de juego que usaba cuando era pequeña. Quería por medio de esos objetos de juego traerlos a la vida. Estaba hablando del lugar donde habitan los niños muertos de una manera muy sutil.

Encuentro que esta obra tiene una fuerte relación con la fotografía post mórtem y las ars moriendi. Por sus características formales y su significado. Estas se basan en retratar al muerto y hacerlo ver vivo, como si este nunca se hubiese ido. La idea de la muerte sigue muy presente en esta pieza al igual que la huella. ¿Qué más huella o prueba de existen-cia de algo que una fotografía?

Innumerables han sido las representaciones plás-ticas de la muerte en su intento de inmortalizar al ser humano, desde las imágenes plasmadas en el libro de los muertos del Antiguo Egipto, las imá-genes religiosas o los diferentes tipos de memento mori, pero me limitaré al ámbito de las imágenes que muestran cadáveres o la acción de morir dentro del género de la fotografía ya que tiene bastante relación con esta obra.

(Fig 5)Detalle “Los niños del limbo”, 2010. Montaje

digital

(Fig 6)Detalle “Los niños del limbo”, 2010. Montaje

digital

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Las fotos tenían y siguen conservando su importante valor discursivo debido al carácter testimonial o ser ese “reflejo de la realidad”. Desde finales del siglo XVII y durante todo el siglo XIX se operaron ciertos cambios en la actitud hacia la muerte que anunciaban un nuevo camino y nuevas formas de rela-cionarse con esta.

En medio de grandes cambios frente a la concepción y a la forma de relacionarse con la muerte, el ingre-so de la fotografía fue la herramienta de registro de la realidad, clave, para poder perpetuar a los muertos.

La práctica de fotografiar a muertos o gente difun-ta poco a poco fue desarrollándose hasta llegar al punto que la conocemos. La fotografía post mórtem se limitaba a captar la imagen del cuerpo, ya pre-parado anteriormente por los servicios funerarios o por la misma familia y lo que se pretende es do-tar de vida al cadáver. Muchas veces eran puestos afuera de su ataúd sentados al lado de sus seres queridos o si eran niños muy pequeños en brazos de sus padres con los ojos cerrados haciendo una ilu-

sión al sueño. Era más común que los más retratados en este tipo de fotografía fueran los niños debido al índice de mortalidad que había en la época vic-toriana y el hecho de que no había recursos hos-pitalarios para curar sus enfermedades. Los niños muertos se convirtieron en objetivo principal de fotógrafos como el ecuatoriano Rafael Castillo, el francés Adolphe Dubreuil y el estadounidense Esta-nislao Harvey entre otros.

Las fotografías post mórtem han influenciado la obra de varios artistas contemporáneos. Desde la serie “Cadáver” del fotógrafo Andrés Serrano, pasando por las crudas fotografías de reportajes en México de Enrique Metinides, hasta la obra de Joel-Peter Wi-tkin, se encuentra un compromiso estético con la muerte.

“En el extremo opuesto al triunfo de la razón, el movimiento román-tico también afectó a los términos de la relación del hombre con la

muerte. Su fascinación por la muerte resulta de una concepción de la misma como culminación de una vida de sacrificio por algún elevado

ideal. La muerte supone para los románticos el final lógico de un argu-mento vital y el suicidio no es sino la expresión máxima de un deseo

por controlarla y dotarla de sentido” 3

3. | JIMENEZ VAREA Jesús. “El sujeto efímero: La fotografía como culminación del lugar de la muerte en la imagen popular”, En: Comunicación: Revista In-ternacional de Comunicación Audiovisual, Publicidad y Estudios Culturales. No. 1 ( 2002). Pág 153

(Fig 7)Detalle “Los niños del limbo”, 2010. Montaje

digital

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El tema de la huella y la manera posible de regis-trar lo que va a morir era algo que me llamaba la atención desde ese entonces. Estaba en un momento donde explorar materiales y que éstos no fueran es-cogidos al azar o cumplieran una función importante era primordial para mí. La escogencia de un árbol como elemento principal de la obra me llevó a una reflexión de los cuerpos en la naturaleza y en las formas de su corteza pude identificar el paso del tiempo. Fijarse en las tramas que tiene un árbol puede llegar a ser un ejercicio insignificante, pero en ese momento de mi vida no hacía más que fijarme en las cosas más insignificantes de mi cotidianidad.

En la obra “Rostro de corteza” (fig 8, fig 9, fig 10) realizada en el año 2011 como entrega final de la clase de dibujo V, apuntaba a mostrar aquello que siempre está oculto y no lo vemos; por ejemplo: ver formas, figuras en las nubes y poder interpretar-las, encontrar diferentes lecturas cuando las gotas caen sobre una superficie, notar las diferencias que existen entre una piedra u otra. Ese tipo de cosas cotidianas y en cierto modo “banales”, son elemen-tos o situaciones que pueden transformarse y tener un sentido diferente frente a algo ya establecido, que es considerado como un paisaje visual determi-nado y aprendido por costumbre. Por ejemplo, los cerros orientales que veo desde mi ventana desde hace 21 años, son los mismos cerros, puedo llegar a mi casa cualquier día y saber que están ahí; son elementos que están presentes durante la vida y se han configurado en nuestra mente para siempre.

(Fig 9) (Fig 10) Detalle “Rostro de corteza”, 2010. Impronta de corteza y dibujo sobre papel

(Fig 8) “Rostro de corteza”, 2010. Impronta de corteza y di-bujo sobre papel

-3-

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Esta obra consistió en impregnar con un pigmento hecho de la mezcla de varios elementos como eco-lines, acrílico y témperas la corteza de un árbol para luego hacer un transfer de la textura y así sobre la huella plasmada crear rostros a partir de un imaginario propio. Son rostros que no parecen serlo, expresiones desgarradas, perdidas, muertas. Eran rostros de mi imaginario, de personas que veo en la calle y su rostro me queda en la mente como un recuerdo, es una imagen difusa de gente que veo pasar y solo me queda un recuerdo borroso.

Una de las cosas que logré con esta pieza fue la idea de dejar evidencia por medio de un rastro o huella de aquello que algún día va a morir y a su vez va a dejar de ser y existir, en forma de un archivo. Ese árbol va a morir un día, la persona ahí retratada también morirá. Gracias a este tipo de aproximaciones, ensayos y prácticas es que he podido reafirmar una serie de inquietudes y así de-sarrollar mi proyecto de grado, pues he construi-do un perfil de trabajo con elementos en común que me han permitido consolidar bases relacionadas con los temas que quiero desarrollar en el proyecto. La huella, la muerte, la memoria y el paso del tiem-po. Estas son unas entre varias obras registradas. Cada uno de estos ejercicios trata algo que a veces ni puedo explicar, en cada una se ven las ganas de inmortalizar en el tiempo lo intangible.

...

Ahora quisiera enunciar ciertos referentes que me han ayudado a ampliar ideas, contemplar soluciones plásticas, y ver de qué manera el tiempo, la memo-ria, y la muerte son conceptos que aportan a mi pro-ceso de creación. He encontrado diferentes artistas que han representado en diversos lenhuajes mis in-tereses mediante objetos de uso cotidiano, que se relacionan directamente con los sujetos a los que han pertenecido.

En las diferentes obras a as que haré referencia las personas ausentes se ven representadas de distintas formas, haciendo uso de la fotografía o de imágenes fantasmales desdibujadas para señalar ,entre otras cosas, el paso del tiempo sobre el recuerdo de las mismas. En las diferentes obras que mencionaré los objetos son planteados como la presencia de la au-sencia, relacionada con la muerte o simplemente el recuerdo de una persona o de un lugar.

Es preciso definir la obra de los artistas con los que tengo una conexión y veo elementos similares los cuales se relacionan de alguna manera con mi proyecto de grado para poder rescatar la manera en cómo es representada la memoria en cada una de las obras. Me basaré en la obra de tres artistas.

REFERENTES

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Christian Boltanski

Nunca he tenido la experiencia de vivir una de sus obras en carne propia pero a la distancia siento una conexión casi inexplicable. Las obras del artista francés Christian Boltanski, están ligadas con sus experiencias de vida y sus recuerdos. Al ser su pa-dre judío y nacer a finales de la segunda guerra mun-dial, viene su obsesión fundamental por la muerte y por la identidad. Temas que son recurrentes en toda su obra, donde indaga acerca de la fragilidad de la memoria, de una memoria en la que las personas que van desapareciendo se van convirtiendo en imágenes borrosas, en fotografías viejas.

Para hablar de la muerte, el recuerdo y la memoria individual y colectiva utiliza materiales con cier-ta carga emocional como fotografías suyas o de per-sonas desconocidas. Esto lo hace como un intento de rescatarlos del anonimato, del olvido; ropa usada, recortes de periódicos, cartas, objetos encontrados en la calle y cajas metálicas de galletas, todos elementos que remiten a presencias pero también a ausencias, porque probablemente lo que nos hace más conscientes de la ausencia de alguien es encontrar-nos con sus objetos cotidianos.

En sus intervenciones habitan tanto la tensión en-tre la vida y la muerte como las silenciosas his-torias que narran los objetos abandonados, nos hace reflexionar sobre la brevedad del recuerdo en el momento en que una persona muere y ésta desaparece.

Al igual que Boltanski, siento las ganas de res-catar una memoria y el deseo de no olvidar. La im-portancia de enunciar este artista como referente es principalmente por su capacidad de desarrollar increíbles mapas de memoria a través de diferentes medios.

El mismo Boltanski lo ha dicho: "…. lo terrible de la muerte no es la manera en que nos priva de la presencia de las personas amadas, de su voz. No es tampoco la soledad ni la pérdida de cuerpo en la cual nos sumerge. No. Lo aterrador de la muerte son los objetos tangibles que deja desperdigados tras su paso devastador, ropas familiares, cartas reci-bidas, fotografías en desorden, libros subrayados, frascos de perfumes a medio consumir... Lo que per-turba de la muerte es el modo incierto en que im-pone el recuerdo, primero como una obsesión, para diluirlo luego, de forma imperceptible, hasta que un día nos desposee por completo de la efigie de los que se han ido".4.

Me gustaría mencionar una particularidad, un ele-mento de sus obras que me llama la atención y que tiene relación con mi proyecto personal. El olor. Por ejemplo en obras como “Personnes” (2010), o su serie “Reserve” (1989) es un elemento relevan-te dentro de la obra. Más adelante profundizaré en cada una de estas y daré un panorama mas amplio de estas. Al trabajar con cantidades impresionantes de ropa usada, Boltanski está reviviendo a cada indi-viduo, a cada persona a la cual perteneció alguna vez una prenda determinada. Esta particularidad la veo muy presente en mi proyecto personal. El olor a

4. |http://www.escaner.cl/escaner43/yusti.htm

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guardado, a ropa usada, me transmiten inmediatamen-te al clóset de mi abuelo, de esta casa tantas veces mencionada. Mi abuelo tenía mucha ropa, pero solía usar siempre las mismas cosas, era muy raro verlo con una gorra diferente o que cambiara alguno de sus 4 chalecos. Ese olor a humedad, a madera me llevan a mi infancia, a querer disfrazarme y rebuscar entre todas sus cosas algo que me gustara, ponérmelo y jugar en el patio hasta que me diera hambre o sueño. El olor tiene el poder de hacernos transportar a situaciones, personas o lugares en un segundo y ese es un aspecto importante de mi proyecto personal ya que la ropa de mi abuelo será materia de trabajo. La ropa la percibo casi como sudarios de las personas, las arrugas, pueden definir una postura o incluso la forma de caminar, los pliegues en las prendas, cada una de esas cosas tiene una historia,.

El lugar y el tiempo de la memoria son fundamentales en la obra de Boltanski, que se articula a partir de materiales, objetos o fotografías que se reúnen y se disponen recreando una escena, un lugar o un espacio, a veces muy concreto. Entre los diferentes tipos de obras que Boltanski ha desarrollado está “Monuments”, que se define como una instalación de retratos fotográficos presentados en composiciones murales y con luces, de modo que el conjunto puede recordar los altares religiosos en las iglesias.

5. | JIMENEZ Jose “Teatro de la metamorfosis “ en (Christian Boltanski ad-viento y otros tiempos) Moure, Gloria. Primera Edición. Barcelona, España: Ediciones Polígrafa, S,A 1996. Pág 51.

Por otro lado está “Reserve”, obra que se convierte en un gran retrato, en un paisaje lleno de seres anónimos dispuestos como contenedores de memoria.

A continuación mencionaré algunas de las obras en las que Boltanski trabaja con ropa usada y vieja. Son obras que luego de ser expuestas son destruidas para luego volver a ser adaptadas. Lo que se mues-tra está más en el orden de lo efímero que en el de reliquia.

“Personnes” (Fig 11) trabaja el tema de la memoria pero además la cuestión de la fragilidad y el azar como partes distantes de la vida. Boltanski hace un paralelo entre la ropa usada y los cuerpos hu-manos. La obra fue concebida por el artista como todo un escenario, un conjunto de piezas que forman una sola: un gran círculo de la muerte y la memoria contenida en esos objetos. Se accede por un gran pasillo formado por cajas oxidadas que al apilarse, producen la sensación de ser lápidas de un cemen-terio. Al pasar ese pasillo la vista se abre sobre larguísimas filas perfectamente alineadas de ropa vieja y usada extendida en el piso. Son los restos, las huellas, las memorias reunidas de cientos o mi-les de personas que esperan pacientes y en silen-cio, mientras en el fondo de este majestuoso lugar, se observa una montaña gigantesca de ropa que con-tinuamente es levantada por un gran brazo mecánico de hierro para luego dejarla caer. Ese brazo el ar-tista lo denomina como la mano de Dios o el azar.

“La ropa vieja. Usada. Los vestidos. Parte de nosotros mismos al usarlos, conservan un rastro de vida, aunque quien los usó ya no exista. Y así, esa se-gunda piel del ser humano es un emblema metonímico de una presencia au-sente……. Un signo de la metamorfosis. Del tránsito de la vida a la muerte”.5.

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(Fig 11)

Christian Boltanski “Personnes”. 2010. InstalaciónExposición: Monumenta 2010, Grand Palais, París, Francia

En su serie de obras titulada “Reserve” la ropa usa-da que algún día fue de un extraño, Boltanski las pone en ganchos o en estantes, el artista enfrenta al espectador con ese olor de ropa guardada, usada y vieja que a muchos los remite a un lugar específico en la memoria. En estas obras realiza un escenario de inventario, una escenografía donde muestra la fragilidad de la memoria, del recuerdo, la muerte y la huella presente que se percibe, esta es tenue pero imborrable. He aquí 2 ejemplos de ello. Tanto en “Personnes” como en “Reserve” (Fig 12) el olor de la ropa toma protagonismo y logra compe-netrarse con la luz y el espacio de una manera muy sutil, para así crear un ambiente de contemplación. El olor a ropa usada es evidente, es una mezcla de olores de muchas personas en un solo lugar. Estas prendas nunca fueron lavadas, así que conservan el olor de esa persona y al estar en contacto con las otras prendas empiezan a tomar olores de las otras prendas así creando un aroma que cada individuo lo-gra identificar, el de ropa usada y guardada

Christian Boltanski “Reserve”. 2012. Instalación. Exposición: Boltanski,Buenos Aires, Argentina

(Fig 12)

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Sophie Calle

Sophie Calle nos muestra su vida. Todas sus inten-ciones y anhelos se ven plasmados en sus obras que parten de experiencias personales y privadas. La suya, es una vida exhibida al máximo tal cual es, como ella misma dice: “mis obras son un ritual per-sonal y privado. A través del cual necesito fijar mis cosas y memorias, debido a que me es imposible poseer retentiva para mantenerlas vivas de otra forma”6.

Su trabajo es una viva excusa que utiliza para man-tener vivas sus memorias, se entiende su obra como una colección de objetos que contienen un senti-miento propio:

“El ritual mágico de lo cotidiano, la vulgaridad de los sentimientos de todos, esa sensación de ver la realidad desde afuera… Ésos son los materiales con los que Sophie Calle trabaja. Con la fotografía, la literatura, la realidad, y el engaño construye una historia que puede ser real, porque en algún momen-to, todos hemos sentido esas mismas necesidades, esas obsesiones, esa confusión entre el deseo y la realidad”7.

Calle nos narra historias sobre seres anónimos, es-peculando sobre su intimidad, descifrando las hue-llas de sus vidas por los objetos que van dejando a su paso. Los documentos que registra nos llevan por un lugar en la memoria donde la objetividad y la subjetividad, la realidad y la ficción intervienen.

6. | OLIVARES. Rosa. “Entrevista con Sophie Calle”, En: Lápiz Revista Inter-nacional de arte. Vol. 16, No. 130 (marzo 1997). Pág 32.7. | OLIVARES. Rosa. Ibídem Pág 32

Los textos que escribe, las descripciones de los lugares que registra y los objetos que capta con su cámara nos presentan la fragilidad de lo real. Esta vuelta al pasado no nos conduce de manera lineal en el tiempo. Nos lleva tras las huellas de lo que parece haber quedado en el olvido.

(Fig 13)

Sophie Calle “The Birthday Ceremony”.1991. Instalación.

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En su serie titulada “The birthay ceremony” (fig 13, fig 14), Calle propone una instalación sobre el ri-tual de su propio cumpleaños. Desde que cumplió 40 años, Calle invita cada año a un número de amigos equivalente a los años que esta festejando, a forma de ritual. Quince gabinetes de curiosidades guardan los regalos recibidos en sus últimos 15 años. Esta obra permite reflexionar sobre los objetos, la vida privada; no habla de su propia identidad sino de la que han forjado los demás sobre ella y que queda materializada a través de esos objetos.

Algo en relación con esta obra es tal vez un even-to de mi infancia. Cuando era pequeña solía hacer listas de los regalos que me daban, de la gente que me llamaba el día de mi cumpleaños, de los amigos que venían a mis fiestas. Este día siempre fue muy importante para mí hasta que cuando cumplí 18 la ma-yoría de mis amigos cercanos olvidaron que lo era. Haciendo listas quería no olvidar que algún día yo era la protagonista de la historia de ese día, que gracias a un instante alguien construiría memorias y recuerdos a partir de lo vivido ese día.

Entiendo entonces que Calle concibe los objetos como transmisores de información sobre el sujeto, lo cual va muy de acuerdo con lo que estoy plantean-do en este proyecto. De esta manera, lo que resalto de la obra de esta artista con respecto a la inves-tigación personal de este proyecto es la relación que existe entre sujeto-objeto y memoria.

Presento esta gran artista como referente porque durante el desarrollo de mi proceso plástico me he

venido cuestionando mucho acerca de cómo los obje-tos son relacionados con las personas y por ende con el recuerdo. En mi proyecto, el objeto representa al sujeto, la persona y el recuerdo esta relacio-nado con el objeto físico como tal, este tiene el poder de remitir al recuerdo de una persona o a un lugar específico. Así, los conceptos con respecto a la memoria y la relación entre objeto como conte-nedor de memoria y recuerdo me permiten encontrar similitudes entre el trabajo de Calle y mi trabajo como verán más adelante.

(Fig 14)

Sophie Calle “The Birthday Ceremony”.1996. Instalación.

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Carmen Calvo

Desde los años 60, esta artista española viene in-vestigando las diferentes maneras de recrear la memoria y lo que ésta significa en sus esculturas, pinturas, fotografías e instalaciones. La primera manifestación de interés personal en los procesos de la memoria se dio cuando empezó a utilizar obje-tos de uso cotidiano. Los objetos que casi siempre provenían de terceros, eran encontrados o comprados en “mercados de pulgas”. Tomaban la presencia del pasado mismo, venían cargados de energías anterio-res de tiempos y de lugares pasados que permitían reflexionar en la idea del recuerdo. El paso del tiempo había dejado sus huellas en ellos.

En su trayectoria artística la incorporación de objetos cotidianos usados lleva implícita la recu-peración de la memoria olvidada a la cual he venido haciendo tanta referencia desde el inicio de este texto. Sus objetos, que acumulan en sí mismos el paso del tiempo, invitan a escabullirse en sus re-cuerdos personales, y preguntarse sobre el sentido de los propios recuerdos y la imposible duración de éstos.

Los objetos a los que Carmen Calvo recurre en sus obras comparten la cualidad de ser siempre anti-guos, viejos, a veces deteriorados, llenos de pol-vo como signo del paso del tiempo. Liberados de un condicionante, de un uso cotidiano, cada objeto tiene la posibilidad de cambiar de sentido y de uso.

(Fig 15)Carmen calvo. “Bolsito”. 1999. Fotografía y collage

Mediante objetos “banales” o comunes que en algún momento tuvieron una función y una utilidad pero que fueron olvidados, Calvo reconstruye un presente teniendo en cuenta una memoria histórica de estos mismos. En este punto es que el trabajo de esta artista tiene mucha relación con mi proyecto, ya que estoy utilizando objetos encontrados y estoy reconstruyendo una memoria, una historia de estos y de las personas que habitaban el lugar donde fueron encontrados, con la diferencia de que yo tengo una relación de sangre con las personas a las que le pertenecieron esos objetos. Calvo no se resiste a

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Algo que no está tan implícito en el proyecto pero que veo una relación con ellos es la forma como ope-ran. Como anteriormente mencionaba en Sophie Calle las listas de los regalos en los cumpleaños, me pasa con Carmen Calvo que me remite directamente a algo que muchas veces hice de cuando era niña y ahora de grande también.

Rayar o cortar los rostros de personas que se quie-ren olvidar en una fotografía. Cuando era pequeña, alrededor de unos 4 años, me hechizaba sentarme a ver los álbumes de fotos de mi papá y mi mamá. Ver cómo eran de jóvenes, ver a sus amigos y familia-res, las casas, los carros, ver cómo el tiempo había quedado inmortalizado en una imagen. En las fotos en las que salía mi papá con alguna de sus novias o alguna otra mujer que no fuera mi mamá yo decidía rayarla hasta que la cara de aquella mujer quedara en el anonimato; lo mismo hacía con el álbum de mi mamá. Esto en un intento de negar que hubo alguien antes y que todo pudo ser diferente. Al rayar los rostros estaba anulando la identidad de esa per-sona para dejarla en el anonimato, pasando a ser un personaje “propio” con el que se pueden contar muchas historias. Las obras que tienen el collage como lenguaje me remiten inmediatamente a ese acto de querer transformar una imagen y convertirla en otra cosa completamente diferente.

Lo que me interesa resaltar sobre la obra de Car-men Calvo son sus objetos intervenidos, dentro de los cuales se encuentran también las fotografías. Su manera de reconstruir la memoria mediante los objetos como recuerdo de una ausencia, se relaciona

que el tiempo pase por las cosas. Apropiándose de elementos, nos transmite una visión nostálgica que se ancla en el pasado.

Una imagen que representa tanto en sus objetos como en sus collages, instalaciones e intervenciones con la imagen es la de los seres-fantasmas, los cuales llevan los ojos tapados con vendas, los párpados cerrados o el rostro tapado. Las fotografías in-tervenidas tienen esta característica muy presente. Son fotografías encontradas de seres desconocidos, son recuerdos de un pasado que ya no le interesa a nadie y del que alguien, voluntariamente se des-prendió. Son obras que permiten sumergirse en sus historias por el uso del collage y por la forma como desdibuja detalles de las imágenes como se puede ver en la fig 15, fig 16 y fig 17.

(Fig 16)Carmen calvo. “Una comedia

ligera”. 2006. Fotografía y collage

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directamente con mi obra, en la cual el objeto se vuelve fundamental para representar la memoria de alguien que no está en determinado momento pero que su presencia sigue allí, como siluetas desdibujadas por el paso del tiempo. Es importante resaltar la asociación del recuerdo con la carga emocional que el objeto usado trae consigo. Los objetos en mi tra-bajo remiten, con una mirada nostálgica, a la per-sona que se identifica y se recuerda, como también se percibe en la obra de la artista Carmen Calvo.

...

TEJIENDO UNA HISTORIAPROCESO DE LA OBRA

La realización de este proyecto surge a partir de la necesidad de buscar respuestas en torno a cómo actúa la muerte en el tiempo, en la memoria como muestra de ésta y su papel en nuestra cotidiani-dad. Surge de la necesidad de conservar memorias de un lugar, de no olvidar, de rescatar recuerdos que han quedado ocultos y olvidados en el tiempo. Por eso mismo, la intención de guardar y hacer visibles memorias,imágenes de lugares, objetos y momentos que son como “flashes”, su existencia no es palpable ahora. Existe un deseo de revivir memorias ajenas e interpretarlas desde lo que soy, desde mis vivencias y desde mi imaginación. Es así como conscientemente fui encontrando objetos en este lugar que solo me remitían a la muerte, al olvido y las huellas que éstos dejaron en el tiempo, en la memoria de este lugar, esta casa.

(Fig 17)Carmen calvo. “La poesía está en otro sitio”. 2008. Foto-grafía y collage

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Hoy puedo constatar que mi mayor fuente de referen-cia durante este proceso es esta casa donde me in-terné durante tanto tiempo a escribir y crear este proyecto, la casa de mis abuelos, el señor Abra-ham Guzmán y la señora Alix Hernández. Siento una necesidad de recuperar algo que está ausente, que se perdió con el tiempo. Una historia familiar que nunca me ha sido contada, que está oculta, descono-cida para mí y a lo mejor para otros.

Para entrar un poco en un contexto familiar me re-sulta conveniente enunciar brevemente que mi abue-lo Abraham vivió con mi abuela Alix, mi mamá María Claudia y mis tíos Adriana y Diego en una casa en el barrio los Alcázares desde el año 1983 hasta el año 2008. Esta casa tiene cuatro cuartos, tres ba-ños, una cocina, dos garajes, un patio, un zarzo, un lavadero o cuarto de ropas y dos cuartos del servi-cio. Sus pisos son de madera, de esa que suena al pisar, sus ventanas no son muy grandes, sin embargo en las tardes entran bocanadas de luz, capaces de poner contento a cualquiera. Cada cuarto tenía un olor diferente, un humor distinto, cada uno tenía una particularidad. Me gustaba rotar de habitación para ver televisión, jugar o dormir. Siempre me ha gustado encontrar las diferencias en cómo se sien-ten las camas y las almohadas ajenas.

Un cuarto era el de mi abuela, donde estaba el te-levisor y la cama más grande, pero era el que esta-ba mas lejos del baño. Tenía un tocador con varios cajones y mi actividad favorita era esculcar los cajones a ver qué podría encontrarme para jugar, o simplemente tomaba un cepillo y me peinaba hasta

8. | Rod Stewart, Fleetwood Mac, Elton John, Cat Stevens, Simon and Gar-funkel, Billy Joel, The Beatles, Bob Dylan, The Rolling Stones, Supertramp, Don Henley, Pink Floyd, Yes, entre otras, son algunas bandas con las que crecí y en muchas de esas canciones están guardadas de las mejores memorias de mi infancia.

quedarme dormida. El cuarto de enseguida era el de mi tío donde estaba el equipo de sonido, uno de esos que tenía tornamesa en la parte superior, en la mi-tad dos unidades de cd y en la inferior dos unidades de cassette para escuchar y regrabar. Desde pequeña me ha gustado la música de “los grandes” (así deno-minaban a la gente mayor de 16 en mi familia) por-que no escuchaba canciones infantiles o grupos para niñas en ese entonces, escuchaba lo que mi papá y mi tío escuchaban.8.

Tenía también una especie de balcón que cerraron, pasaba horas viendo cómo los cerros se mezclaban con las interminables formas que insinuaban las nu-bes. Entre el cuarto de mi tío y el cuarto siguiente estaba el baño. El cuarto de mi tía era al que le entraba más luz, no había televisión, por eso solo iba en las tardes a tomar el sol o a probarme su ropa y jugar a que era una mujer grande. Tenía dos mesas de noche en las que en una guardaba objetos insignificantes en ese momento para mí y en la otra guardaba muchos sobres de fotos reveladas. Creo que siempre ha sido de mis planes favoritos, ver fotos. Me transportaban a lugares en los que nunca estuve a interactuar con personas que nunca conocí; las fotografías siempre me han llevado a crear mundos imaginarios. Muchas veces guardé fotos de esas sin permiso, aún las tengo guardadas entre mi archivo de souvenirs. Por último pero no menos importante, estaba el cuarto de mi abuelo. Después de muchos años fue que entendí la razón por la que mis abuelos no compartían ni un cuarto ni una cama. Desde que recuerdo siempre tuvo

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un tiple entre su biblioteca y su closet, siempre lo hacía sonar, ese sonido me llevaba a un estado de tranquilidad absoluto. Su mesa de noche estaba llena de medicinas, papeles, recibos y notas, obje-tos que no eran de mucha diversión para mí. Pero su cama era la más cómoda de todas, con su colcha roja con franjas naranja, de lana con flecos a los lados. Tenía dos almohadas que eran de forma triangular, un tocador con un espejo muy grande y un gabinete donde guardaba alguna ropa, objetos. Ese gabinete tenía una puerta con un cerrojo el cual nunca vi abierto, solo después de su muerte. Las escaleras tienen forma de caracol, de mármol y pared curva. La sala es amplia, hay una división de madera que la verdad nunca me gustó, interrumpía mu-chas veces mis planes de juego y mis grandes carpas hechas con sábanas, cojines, sillas, mesas y cobi-jas. Ésta divide el lugar donde se almorzaba y se hacían las fiestas, y las visitas del estudio, donde muchas veces me encerraba a ojear libros de ponqués y cocina, imaginando que un día iba a convertir-me en una cocinera y repostera muy importante. El garaje es amplio, tan amplio como para estacionar dos carros, muchos triciclos o como para perderme en un paisaje construido por mi propia imaginación. fue remodelada esa parte, (por eso tiene dos clases de baldosa), siempre me molestó eso. Antes era un pequeño antejardín donde había plantas y muchos bi-chos, mi mamá me dejaba ahí para que jugara con la tierra cuando era muy pequeña, mientras ella hacía los ponqués o cocinaba con mi abuela. Aquí transcurrió la mayor parte de mi infancia, la juventud de mis tíos y la vejez de mis abuelos.

Desde niña tuve una conexión especial y un apego muy fuerte con esta casa. Siempre me sentí en mi hogar, y es en estas paredes donde están almacenadas todas las memorias de mi infancia. La primera vez que me corté con un vaso tratando de lavar la loza, o que me caí de las escaleras, donde vi hacer mil y un postres, milhojas y ponqués que mi mamá y mi abue-la vendían. Fue el lugar donde aprendí a no tener-le miedo a los perros, donde aprendí la receta del tamal, donde descubrí la capacidad que tengo para comer dulce hasta nunca hostigarme, donde jugaba a ser científica y me inventaba menjurjes con cuanta cosa encontrara en el patio, donde aprendí a moler maíz y otra infinidad de casa más. Hablo también de los recuerdos y memorias de los que habitaron aquí, mis abuelos y tíos, incluso de la gente que vivía antes que ellos. Hasta el día en que mi abuelo ha-bitó esta casa sintió el mismo apego que yo o mayor. Se mudaron porque era ya una casa demasiado grande para ellos tres, (mi tía, mi abuelo y mi abuela) so-portar el frío, la seguridad y subir las escaleras ya no era una tarea muy fácil, la opción de vivir en un apartamento de un piso pareció ser la solución más adecuada para familia. No soy la única que se conecta con esta casa, mi abuelo luego de mudarse de aquí solo deseaba volver a su casa para habitarla y morir allí. A lo mejor esa conexión con este lugar, el hecho de su muerte, y haberme encontrado tantos tesoros, inconsciente-mente me llevaron a querer habitar y conmemorar de alguna forma el espacio que por tantos años fue su mundo y también el mío.

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Los lugares, espacios habitados por objetos y por personas, se les atribuyen propiedades, por ejem-plo: el hecho de que estos muchas veces contribuyen con el desarrollo de la identidad de las personas. El entorno donde se reside es el escenario físi-co donde cada individuo se desarrolla, y a su vez se desarrolla su identidad personal. Mi abuelo no habría sido tal vez la persona que fue de no haber vivido en esta casa, podría decir lo mismo de mis 2 tíos o de mí. Los lugares tienen la capacidad de construir a la personas, en cada quién hay rastros de donde vivió y con lo que habitó por tanto tiempo.

Debido al apego que tengo con esta casa, en el año 2011 cuando ya estudiaba en la universidad, venía mucho a este lugar en busca de materiales para mis trabajos. En ese entonces estaba llena de muchos muebles, ropa y objetos que fueron comprados, usa-dos, y almacenados por 4 personas por más de 20 años. Recurría aquí porque de niña todo lo que necesitaba para jugar lo encontraba rebuscando entre todos los cuartos y supuse que estudiando sería igual.

Ya llevaba esta casa deshabitada y un poco abando-nada alrededor de 1 año y medio a 2 años, así que entrar era como traspasar un portal. Parecía como si el tiempo no hubiese pasado, hasta su olor era el mismo, y hoy en día para mí sigue siendo el mismo9. Huele a satisfacción por haber sido el lugar donde tuvieron primer lugar muchas cosas, como el primer carro, el primer viaje afuera de Colombia, el pri-mer trabajo, el primer amor; pero también tiene un olor a frustración y a una historia olvidada o que no ha querido ser contada.

Siempre sentí la necesidad de escarbar dentro de toda esa montaña de recuerdos y memorias para así reinventar la historia que estos mismos traen a cuestas de muchos años atrás. Esta casa la veo como el soporte principal de este proyecto, como lo que lo sostiene, complementándolo con los objetos allí encontrados. Llegué a encontrar soportes de acero, aluminio, madera, juguetes, instrumentos y lo que vendría a ser el punto de partida de este proyecto: una bolsa de negativos viejos, descuidados de medio formato, donde estaban contenidas miles de memorias y recuerdos familiares.

Estaban retratados mis abuelos y mis tías abuelas, son las únicas personas que logro identificar. Con ellos hay hombres, mujeres y niños que los acompa-ñan y que los encuentro extraños, por alguna razón los siento muertos, teniendo una historia escrita en el pasado. Encontré mucha ropa, la mayoría eran prendas roídas por las polillas y por la humedad, su olor era muy fuerte pero en ningún momento me desagradó, al contrario. También encontré documen-tos, papeles, fotografías, postales y una antigua tejedora oxidada por el tiempo, espejos, una caja musical, implementos de aseo. Logré escabullirme en un mundo donde el polvo y las marcas del tiempo eran la única pista que tenía acerca de éstos. Son objetos que pertenecieron a los que habitaban este lugar pero yo no los veo como pertenencias sino como testimonio de la misma existencia de esos seres. Anteriormente menciono mi deseo por guardar objetos como suerte de “souvenirs” de diferentes lugares o momentos específicos. Estos objetos encon-

9. | Volvamos a revisar en los antecedentes personales por donde la impor-tancia del olor sigue presente.

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trados los considero como tales pero con la dife-rencia de que estos son ajenos, no son míos, pero por haber sido encontrados en este lugar siento la necesidad de rescatarlos y reconstruir la memoria de esta casa por medio de ellos. Son portales del tiempo que me evocan a revivir imágenes desvaneci-das, desdibujadas.

Para explicar el proceso de este proyecto habla-ré de los objetos que utilizaré en mi acercamiento plástico, esos objetos a los que me he referido an-teriormente, los negativos, la tejedora y la ropa.

Los fragmentos que conforman mi obra exteriori-zan mis angustias y miedos, pero también alegrías y esperanzas. Es una especie de diario personal construido con objetos que tuvieron sus vidas en otro tiempo y con otras personas. Estos recuerdos dispersos de objetos, estas imágenes desvanecidas, vendrían a cumplir la función casi de un fragmento de un pasado muy lejano, modificado por el olvido y la conciencia. El hecho de recolectar, archivar y clasificar objetos olvidados me lleva a querer po-der llenar un vacío, de reconstruir el tiempo.

Un poema de Borges tiene mucho que ver con el papel que los objetos cumplen en la cotidianidad y cómo estos logran ser contenedores de tiempos y de me-morias:

Las cosas

“El bastón, las monedas, el llavero,la dócil cerradura, las tardías

notas que no leerán los pocos díasque me quedan, los naipes y el tablero,

un libro y en sus páginas la ajadavioleta, monumento de una tarde

sin duda inolvidable y ya olvidada,el rojo espejo occidental en que arde

una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,

nos sirven como tácitos esclavos,

ciegas y extrañamente sigilosas!Durarán más allá de nuestro olvido;

no sabrán nunca que nos hemos ido.” 10.

Jorge Luis Borges

10. BORGES Jorge Luis. Poema en el libro: “El Elogio de la Sombra”

Creo que ha sido el único árbol de navidad blanco que he visto

en una casa, el de la casa de mi abuela. Yo pensaba que lo habían

traido de un lugar maravilloso donde solo los árboles podían

ser blancos. Tengo los mejores recuerdos de las navidades allí.

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En los objetos insignificantes muchas veces es donde logran almacenarse los recuerdos más importantes de alguien. Estos objetos no son objetos de valor, ni han trascendido de generación en generación, son objetos simples y posiblemente vistos desde los ojos de cualquier mortal serían los objetos más ba-nales e insignificantes, pero déjeme mostrarle que en lo intrascendente, insignificante yo encontré una historia, una que no me fue contada, pero que voy a tratar de construir.

En la vida, tarde o temprano, todo se convierte en recuerdo. De hecho, en todas las casas del mundo existe un objeto antiguo, que tiene rastros nota-bles del paso del tiempo, ya sea una caja, una ma-leta, una carpeta, un álbum o una vieja foto.

Muchas veces suelen estar perdidos en el espacio y en el tiempo en un depósito, debajo de la cama, en el cuarto de Sanalejo o el zarzo (donde van todas las cosas de las que no nos queremos deshacer pero queremos olvidarlas en el tiempo), en un sótano o el garaje. Es ahí donde guardamos nuestra memoria ma-

"La memoria es un río habitado por peces esquivos. Se parece mucho a un cuadro de Paul Klee. A veces los recuerdos brincan fuera del agua y enseñan su lomo plateado y curvo. Pero en otras ocasiones necesitamos pescarlos. Los objetos son anzuelos para pescar recuerdos. O redes barrederas para lo

mismo. Son despertadores de la memoria"11.

Justo Pastor Mellado.

terial, lo primero que cogeríamos en caso de que hu-biese un incendio. Objetos significativos que cuando ya no estemos aquí perderán quizás su significado. Fotos, boletas de conciertos, envolturas de dulces, postales, tiquetes de viajes o de ropa, cartas de la infancia, invitaciones a fiestas, bautizos, ma-trimonios o primeras comuniones, dibujos de cuando éramos pequeños.

Si la vida pudiera tener un soporte sería esa serie de souvenirs recolectados. Sí, recuerdos de esos días de sol en los que se creía que en la vida iban a sonar eternamente los acordes de tal canción de tal artista.

Nos aferramos a los objetos porque nos da miedo ol-vidarnos de lo que significan, miedo a reconocer que los rostros a los que los asociamos han cambiado o a lo mejor desaparecido. Su memoria comienza y aca-ba en nosotros. Así, hay muchas historias guardadas que viven en el fondo de todos los zarzos y cajones olvidados del mundo.

...

11. | Justo Pastor Mellado es crítico de arte, curador independiente y Di-rector de la Escuela de arte de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

En las noches escuchaba ruidos, pasos o la madera re-chinar, siempre pensé que eran seres andando por ahi, hoy en día los sigo escuchando, ya no me da miedo,

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donde habitan los objetos, donde se pierden, se de-jan, se encuentran. Habitar un espacio (habitación) es dejar huella, en los objetos, en el espacio y en el tiempo. Hay una profunda relación entre habitar y vivir, y en sus derivaciones: la habitación, como huella de la vida (nunca acabada, nunca completa-mente planificada), florece y decae al compás de los aciertos y fracasos de sus habitantes, a igual que los objetos.

Al ver y analizar los objetos encontrados los per-cibo como cuerpos de una colección que se quedo en el tiempo, que no es mía ni es de ellos, de nadie. Los comprendo como registro de una vivencia que tuvo lugar en diferentes tiempos y partes de expe-riencias que dan lugar a momentos únicos.

No quisiera crear una predisposición ante la obra explicándole minuciosamente de qué se trata, qui-siera mas bien es hablarle de los objetos con los que trabajé y todas las reflexiones que pudieron de-rivarse del trabajo con éstos, de lo que me movió para hacer cada obra.

Me parece pertinente mencionar la carga que cada obra trae consigo misma. Aparte de tener el común denominador de memoria, huella y muerte, de ahí de-rivan tres “conceptos” o nociones diferentes a los que apuntan las obras.

En las habitaciones viven, duermen, piensan, respi-ran, mueren las personas, y son los objetos los que se cargan de todas esas memorias y esas vivencias. Hablo de habitaciones porque son por excelencia

ACERCA DE LOS OBJETOS

Siempre me pregunte que había en el zarzo de la casa, vi pocas veces a

mi mamá o a mi tía subirse a buscar algo, lo veía como hogar de se-

res que no querían ser vistos. Hasta el día de hoy, no se como es ese lugar.

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LOS TIEMPOS

Los encontré al azar, rebuscando entre montañas de cosas. Estaban en el closet del cuarto de mi abue-lo, en una pequeña bolsa. Apenas los saqué y ví de que se trataban, fue inevitable la conexión que sentí. Al ponerlos contra la luz identificaba solo fantasmas, rostros difusos. Poco a poco fui descu-briendo un archivo grandísimo de sujetos y lugares desconocidos para mí. Sentí el deseo de darle vida a esas personas ahí retratadas, quería saber cómo eran esos fantasmas en positivo(ya que en negativo la realidad de las cosas cambia), en qué lugares se encontraban en el momento de esa fotografía?, quié-nes eran?. Las imágenes no estaban muy definidas; El polvo, la humedad y la mala condición en la que es-taban no ayudaban mucho. No sabía quieres eran, no lograba identificar rostros concretos ni los lugares llegaban a serme familiares, algo muy adentro de mí quería recuperar la memoria de estos fantasmas y de alguna manera reconstruir su historia desde mi ex-periencia.

Acaso es importante que en esas imágenes estuviesen mis abuelos? Con amigos que ya ni a lo mejor recono-cen? Habrá un vecino del que no me acuerdo? Podrían ser personajes olvidados en el tiempo y encontrados por mí para así escribir una nueva historia en lu-gares inventados por mí?

“Cada uno de nosotros era varios, en total éramos muchos”12.

Por aquí empezó todo, creo que la identidad es múl-tiple y fragmentada, contrario a lo que muchas veces

se nos ha dicho y enseñado. Me vi en muchos de esos fantasmas, me metí en ese momento y me transpor-té y me imaginé que yo también hacía parte de esos fantasmas. Como si una parte mía estuviese en cada espectro. Podían ser desconocidos, como también po-día que fuesen familiares, los identifico como pre-sencias que hacen parte de la historia que estoy escribiendo. A lo mejor todo este intento de querer verme en el otro es un intento de querer saber quién soy y de donde vengo. Debo aclarar que no se mucho de mi historia familiar materna, desconozco muchos detalles e historias acerca de mis antepasados a pesar de que pasaba gran parte de mi tiempo con mis abuelos y mis tíos.

Lo anterior tiene mucho que ver con un ejercicio que hago constantemente cuando voy caminando por la calle, sentada en un bus, caminando en un almacén o en una sala de espera, veo los rostros de la gente y me imagino quiénes son, de donde vienen, si son felices o a qué se dedican. Me pregunto cuál es su historia y otra cantidad de interrogantes que po-drían ser inaportantes pero es mi forma de analizar y ver el mundo. Son extraños pero por un segundo lo-gro verme en ellos, siendo que hago parte de ellos.

Esto me recuerda a los inicios de Christian Boltans-ki hacia 1968 (fig 18) donde empieza a reconstruir una infancia inventada llegando incluso a organizar ciertos álbumes familiares habitados por imágenes de personas distintas, cada una con diferentes ca-racterísticas físicas, ninguna de ellas, (salvo la última) es Boltanski. Sugieren serlo en diferentes etapas de su infancia. Todas las fotografías fue-

12. | DELEUZE Gilles, con GUATTARI, Félix. Mil Mesetas. Capitalismo y esqui-zofrenia. Traducido por José Vásquez Pérez y Umbelena Larraceleta, Valencia: Pre-textos, 1988

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ron tomadas el mismo día. Esas imágenes nos indican que Christian Boltanski como individuo es solo una realidad colectiva, el no existiría entonces como individuo?

Lo que hizo Boltanski en esa obra es lo que constan-temente hago, me imagino que soy muchas/os a la vez cuando miro a los demás, me imagino cómo sería de aquel, o de este otro. De una manera puede decirse que constantemente sueño despierta? o que imagino?. Un sueño “despierto” o lapso imaginativo me puede transformar, darme la clave de una decisión, mos-trarme aquello que me asusta o hacerme buscar lo que amo. Al igual que la imaginación y los sueños, la fo-tografía también fija una parte de lo inasequible

y me llevó a una ilusión de presencia en ello, de acompañamiento, Esa ilusión de lo próximo y lo le-jano, hace que la fotografía sea una especie de ob-jeto perdido, un objeto melancólico, evocador, un acompañante. Podría decirse que la fotografía se encuentra entre la inmortalización y la asimilación del mundo real.

No puedo explicar a donde me transporta la foto-grafía, cada imágen, cada detalle es un universo en el que me pierdo. Esas imágenes yo las catalogaría como imágenes fantasmas, presencias anónimas, don-de hay lugares y personas recurrentes. Es un juego donde yo los miro, trato de insertarme y de des-cifrar su historia; y ellos se dejan mirar, lo que Armando Silva en su libro “Álbum de familia” (1998) llamaría el punto de vista fotográfico.

Las imágenes fotográficas captan un instante para el recuerdo, como si cada escenario de una foto fuese hecho para el olvido como consecuencia del paso del tiempo.

13. | SILVA. Armando. “Álbum de familia”. Primera Edición. Santafé de Bogotá, Colombia: Editorial Norma S.A 1998, pág. 25-26

(Fig 18)

“10 portraits photograpiques de Christian Bol-tanski 1946 - 1964”. 1972. Fotografía

“El triángulo de la visión fotográfica se puede presentar, entonces, de modo gramatical de la siguiente manera: Yo te miraré [futuro simple

indicativo] + cuando Tú me mires [futuro potencial subjuntivo] = punto de vista fotográfico [presente indicativo]. Así el punto de vista fotográfico reemplaza y cubre el sentido de la enunciación. El punto de vista es una

operación de interacción y mediación.”13.

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Es así entonces como concibo este conjunto de ob-jetos, como diamantes en bruto que necesitan ser sacados a la luz, ser pulidos para así ver las gemas de memoria que son. Formalmente iguales pero singularmente cada uno diferente. Opacos pero bri-llantes a la vez, oscuros pero completamente llenos de luz al invertir la imagen. Mudos, pero llenos de historias también. Son un mundo en el que me perdí, donde no existe el tiempo, ni el espacio ni la vida o la muerte.

EL RECUERDO

Un ritual

A lo largo de la historia, el ser humano ha teni-do que confeccionar sus prendas. Desde la apari-ción del tejido fueron muchas las posibilidades de confección de prendas de vestir. El vestirnos, es tener fibras entretejidas encima, como una segunda piel. Hago referencia a esto porque desde que tengo memoria mi papá trabajó con textiles, y es por de-cirlo de alguna manera un “catador de telas”.

Desde niña estuve relacionada con ellas, en mi casa siempre había muestras de telas, libros o catálo-gos. Siempre vi en las telas historias. El hecho de imaginarme cómo habían sido construidas era un ejercicio que hacía a menudo. Palpaba diferentes telas imaginándome si era tela que venía de fibras de animales o eran simplemente la unión de miles de hilos hechos por una máquina.

Rebuscando entre todas las cosas olvidadas en el tiempo que habían en la casa, encontré ropa, algu-nas prendas de mi abuelo. Podrían ser a simple vista trapos, o ropa para regalarle a alguien. Pero para mí era la ropa de mi abuelo, quien habitó esta casa con el anhelo de morir aquí.

Como anteriormente mencionaba, los lugares constru-yen a las personas, la ropa también lo hace. Ver la ropa de una persona y ver el lugar donde ésta habita se puede crear una imagen de cómo es esta persona.

En la cuadra teníamos varios amigos con mi hermano, jugaba-

mos futbol, o simplemente yo me quedaba viendolos jugar desde

el jardín. Un día llegó una señora habitante de la calle, le decíamos

''la loca'', gritando muy fuerte, con una rama de un árbol insutan-

do y con el deseo de pegarnos, ha sido de los días en los que he

corrido más rápido y en los que me he sentido más asustada.

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LA ESPERALa urdimbre y la trama

La rescaté antes de que se deshicieran de ella cuando estaban desocupando la casa. No pregunté qué era, solo la forma como estaba empacada me llamó la atención. Me rehusé a que terminara en un basure-ro o en las manos de alguien que no le encontrara el valor que yo podría encontrarle. Fue después de abrirla que me di cuenta que era un objeto que tenía que ver con el oficio del tejer. Estaba en una caja de cartón roída por el tiempo y por el polvo, una cabuya teñida de un gris oscuro la sujetaba. No te-nía ni la menor idea de cómo funcionaba, pero fue un objeto que me remitió inmediatamente a una idea que fue clave en el proceso de este proyecto. El tiempo y cómo este se comporta. En el tejido el tiempo no es lineal, es cíclico. Como muestra de esto qué mejor ejemplo que el mito de Penélope o Aracne,

Esta tejedora pertenecía a mi abuela, ella siempre se supo desenvolver muy bien en esta cuestión del tejer: sea crochet, sea punto de cruz, o sea el sim-ple arreglo de una camiseta, un pantalón o cogerle el dobladillo a una falda.

El tejido está asociado al hecho tranquilizador que el hilo dispone, es un símbolo de continuidad. En el tejido no existe el tiempo, el día o la noche, la vida o la muerte, el mundo de la conciencia o el mundo de los sueños y la imaginación. El tejido ata cabos que están sueltos, hace nudos para cerrar

Mi abuelo solía tener mucha ropa, pero usar casi siempre lo mismo. Lograba encontrar en ciertas pren-das una comodidad infinita, un hogar propio dentro del hogar donde se sentía reconfortado. No cambiaba sus chalecos a rombos de lana, ni sus gorras, o sus zapatos negros de cuero. Después de su muerte, sus hijos guardaron todas sus pertenencias en varios maletines, era como si estuvieran armándole las ma-letas para el viaje que acababa de emprender pero sin querer realemnte que se fuera. Al desempacar esas maletas el olor de él se desbordó por el cuarto donde me encontraba y fue como si él estuviese allí presente.

En la ropa veo historias claras, en los pliegues, en las huellas, en las manchas, en los olores. Es la segunda piel con la que nos enfrentamos al mun-do, con la que vivimos aciertos y fracasos, es el testigo más cercano a la propia cotidianidad.

La ropa es protagonista en momentos importantes. La ropa llena de vacío lleva una huella de una se-mejanza perdida y que a partir de la textura y el olor nos habla de la causa de la ausencia. Exami-nar, palpar, oler, la ropa de mi abuelo muerto me llevo a preguntarme si ¿hay un valor neto que se le atribuya al recuerdo de una persona?, ¿Cuánto pesa el recuerdo de álguien? Me pregunto, ¿es algo mate-rial?, ¿es una masa medible?, ¿cómo se puede pesar el a priori recuerdo de alguien?. No soy científica, pero trataré de responderme esta pregunta, trataré de materializar el recuerdo de alguien.

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Quería que lo que hiciese para mi proyecto de grado me moviese algo por dentro, en las entrañas, tanto como para recordarlo durante toda la vida y saber que fué el inicio de muchas historias por contar y caminos por recorrer. Estas 3 obras nacen de una necesidad de reencontrarme, del deseo de tocar lí-mites internos y de preguntarme por quién soy y los lugares que habito. Me aferro a los objetos porque me da miedo morir y a lo mejor a ser olvidada.

En ciertos objetos logramos concentrar una cantidad de memorias y recuerdos de una manera inconsciente. La presencia del objeto abandonado devela una au-sencia. El objeto ( la tejedora, la ropa, lo negati-vos) es entonces objeto de una ausencia, el vestido que nunca se tejió, la colcha que nunca abrigo a nadie, las fotos que a lo mejor nunca fueron reve-ladas, la ropa que nunca nadie usó. Hay una historia que fue detenida. Estos son objetos de un presente eterno de quien no tuvo futuro y a quien pareciera habérsele arrebatado el pasado. Esta ausencia me envía a la noción del vacío, los tiempos cruzados, la espera y de un ritual, nociones que nos miran, nos conciernen y nos construyen.

historias, inclusive para cerrar lazos. Cuando se teje se clarifican y se recrean historias. Al tejer se contempla la vida, se materializa el tiempo en fibras entrelazados, se ritualiza la vida misma. “Según las culturas, los cultos a las deidades, explican la presencia del tejido como principio de vida. La enseñanza del oficio tan innato al hombre primitivo se transmite a través de mitos que encie-rran el principio de la vida señalando el tejido como la explicación de los fenómenos de la natura-leza, del hombre y la muerte en toda estancia. Donde el pensamiento racional y científico no han nacido es donde surgen más extensas y variadas enseñanzas alrededor de la actividad del tejido.…. En el mito se afirma la realidad, y a la vez, se encuentra toda explicación a los ciclos de la vida corporizados en rituales..... sin embargo en todas las culturas la tejeduría es una actividad muy importante de la vida, por lo cual tiene profundas connotaciones de orden escatológico, hace referencia a la vida y a la muerte”.14.

Todos los individuos venimos al mundo con la misión de tejer una historia? Todos inventamos historias cada día?, les damos un nombre y en ella hay per-sonajes? Yo estoy tejiendo una historia a partir de una que ya existía, yo solo tomé los hilos y la empecé de nuevo.

Al momento de la muerte de cada ser humano imagino que este trae encima una manta invisible, un suda-rio que fue construido durante toda su vida, donde están tejidas y entrelazadas todas y cada una de

14. |http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/mariate/tejido.htm

sus propias historias, reales e imaginarias para cubrirlo en el viaje que emprendió hacia ese mundo desconocido. Cada quién entonces es el tejedor de su propio sudario y su propia historia donde prin-cipalmente esta contenida la espera, el tiempo. El acto de tejer implica, el movimiento de hacer y des-hacer, tejer es un acto de paciencia, en el que se espera.... simplemente se espera.

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El proceso que atraviesan las imágenes en la memo-ria en el momento de ser interiorizadas y procesadas resulta un tanto misterioso, sobre esto hay canti-dad de especulaciones acerca de cómo capturamos la imágenes de nuestro entorno y logramos retenerlas en la mente y así crear un recuerdo. Me interesa la manera en que este proceso me afecta diariamente y cómo soy capaz de hacer propio algo externo, algo que físicamente no me pertenece sino que son ins-tantes pertenecientes al tiempo. No es posible ma-terializar o volver a vivir físicamente un recuerdo desde un archivo de la memoria, pero si recordarlo y sentirlo. Con los objetos me pasa exactamente lo mismo, me transportan, abren portales ocultos para asi empezar otra historia.

...

Nosotros estamos hechos, en buena parte, De nuestra propia memoria.

Esta memoria está hecha en buena parte, De olvido.

Jorge Luis Borges

REFLEXIÓN PERSONALCONCLUSIONES

Este proyecto me dejó grandes interrogantes con los cuales veo el potencial de continuidad del proyec-to. Se abrieron cantidades de puertas y posibili-dades en cuanto al tema y las formas de trabajo. En esta etapa no estoy terminando nada. A medida que fui avanzando me di cuenta del potencial que puede llegar a tener el continuar por este camino y con este proyecto, abriéndolo a muchas posibilidades.

Con toda la investigación realizada para este pro-yecto de grado he podido ampliar mis conocimientos sobre el funcionamiento de la memoria pero a su vez no dejó de impulsarme a seguir estudiando como es el comportamiento de esa facultad que tenemos para recordar y almacenar datos en la memoria y el in-consciente. He podido constatar que tomamos imáge-nes constantemente del entorno, y que las cosas que retenemos en la memoria dependen tanto de nuestra experiencia como de la atención que se le presten a los eventos cotidianos.

El cerebro olvida y aunque muchas veces quisiera mantener las imágenes de los recuerdos intactos,

Kisi fue la única perra grande que recuerdo de mis abue-

los. Le tenía mucho miedo, era muy rande y sus dien-

tes me asustaban, pero cuando dormía me gustaba consentirla..

era una Pastor Alemán. Cada vez que sonaban truenos se me-

tía debajo de la cama, y no salía hasta que los estruendos cesaran.

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la facultad de recordar va variando haciendo que las imágenes sean cada vez más difusas, dejando huellas. Las imágenes en la memoria se desdibujan, se vuelven borrosas. Para poder reconstruirlas es necesario hacer uso de la imaginación. Imaginar reinventa la imagen así armando una imagen nueva a partir de la anterior.

En este proceso fue interesante la manera en como logré compenetrarme completamente con el tema y con la obra. Fue de muchas maneras un proceso “experi-mental” y de crecimiento como persona y como artis-ta. A medida que se va a cercando el final muchas cosas empiezan a tener sentido y otras lo pierden. Ahora tengo una gran responsabilidad encima, llevar hasta donde yo quiera que llegue este proyecto, sea seguir explorando con los objetos o hacer de esta obra un proyecto de vida. Me siento ansiosa y ner-viosa, pero por otro lado muy tranquila porque el proceso ha sido lo más enriquecedor que hasta aho-ra ha podido pasarme. Han sido unos meses de mucho aprendizaje y reflexión.

El resultado es una parte más del gran proceso de lo que va a ser mi vida, es un poco incierto, se trata de compartir una experiencia, una forma de ver el mundo. Puede que todo se haga evidente o no, nuestro ojo ha sido educado para lo evidente y esto no es necesariamente lo mas valioso.

...

BIBLIOGRAFÍA

JIMENEZ VAREA Jesús. “El sujeto efímero: La fotografía como culminación del lugar de la muerte en la imagen popular”, En: Comunicación: Revista Internacional de Comunicación Audiovi-sual, Publicidad y Estudios Culturales. No. 1 ( 2002).

José Jiménez. “Teatro de la metamorfosis “ en (Christian Boltanski adviento y otros tiempos) Moure, Gloria. Primera Edición. Barcelona, Es-paña: Ediciones Polígrafa, S,A 1996.

OLIVARES. Rosa. “Entrevista con Sophie Calle”, En: Lápiz Revista Internacional de arte. Vol. 16, No. 130 (marzo 1997).

OLIVARES. Rosa. “La memoria de las cosas”, En: En: Lápiz Revista Internacional de arte. Vol. 16, No. 138 (Diciembre 1997).

SILVA. Armando. “Álbum de familia”. Primera Edición. Santafé de Bogotá, Colombia: Editorial Norma S.A 1998.

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DELEUZE Gilles, con GUATTARI, Félix. Mil Mese-tas. Capitalismo y esquizofrenia. Traducido por José Vásquez Pérez y Umbelena Larraceleta, Va-lencia: Pre-textos, 1988.

SONTAG, Susan: Sobre la fotografía. Bracelona: Edhasa,1981.

Jose Ignacio Roca. Guía de estudio de la ex-posición Fantasmagoría, espectros de ausencia. 2007.

Recursos de internet:

Diccionario en línea de la Real Academia de la Lengua Española: http://buscon.rae.es/draeI/

http://www.escaner.cl/escaner43/yusti.htm

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/to-daslasartes/mariate/tejido.htm

Firma del asesorAndrés Gaitán Tobar