EL MOTE (CARLOS ESPINOZA LEON)

- ¡Alto! ¡Alto o te mato!

El Mote templo la rienda de su caballo, dio un gran resoplido desesperado por el cansancio y al romperse la cincha, el bandolero fue cayendo por la arena caliente del lugar llamado Nomala.

Los dos gendarmes que lo perseguían desde hace dos horas desde el potrero de Huapalas, en donde estaban asaltando a dos mercachifles, bajaron de sus caballos y cayeron de rodillas suplicando que no lo maten.

Un fuerte golpe lo hizo caer de espaldas.

- Duro nos has hecho correr y casi nos has matado. Uno de ellos estaba listo para dispararle, pero el otro grito diciendo:

- No lo mates, deja que escarbe su tumba con sus propias uñas.

El Mote suplicaba que no lo maten.

- Cállate y termina

Cuando ya iba cavando medio metro, se dio cuenta que los botines que calzaba los tenia pesados por la arena y se acordó que tenía un revólver, como le enseño Froilán Alama.

Dos balazos y los cuerpos cayeron, dos más a quemarropa.

En la misma tarde encontraron los cuerpos y los vieron pasar en los burros todos sangrantes.

No lo podían creer pues hace unas horas suplicaban por su vida.

- Ay compradito, yo creo que es cierto que el Mote y el negro Froilán Alama están aliados con el demonio, porque cuando ya están pa empuñarlos, Froilán Alama se convierte en zorro y el Mote en picota.

- Así como la curandera Eduviges que se convertía en cocha y salía de noche a malograr los sembríos de su enemiga Patrocinia.

Hasta que un día la sorprendieron y le dieron duro hasta dejarla casi muerta, y al día siguiente amaneció golpeada y luego murió.

- Por eso cumpita cuando Alama y el Mote están ya pa empuñarlos desaparecen y siempre ven un zorro parado al pie de una picota.