el imperio napoleónico

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EL IMPERIO NAPOLEÓNICO 1. UN RÉGIMEN PERSONALISTA 1.1. ¿Una dictadura autoritaria? Después del 18 de Brumario, Napoleón —nacido 1769 en Ajaccio, en el seno una familia de la baja nobleza de Córcega que, por entonces, estaba bajo el control de la república de Génova. Tuvo una buena trayectoria militar en las distintas academias militares francesas y se codeó con los jacobinos de Robespierre antes de conseguir el apoyo de los hombres fuertes del Directorio como Barras, que impidieron su ejecución y le elevaron al cargo de general por sus habilidades bélicas antes de cumplir los treinta años— inició un gobierno personal autoritario que le permitió convertir a los ciudadanos franceses en sus súbditos. El emperador fue un militar y aplicó su mentalidad al tipo de Estado que quería construir: recortó las libertades, impuso la censura y atacó la disidencia política mientras exigía un culto a su persona. Pero también es cierto que mantuvo una fachada “democrática”, convocando plebiscitos que sancionaban los cambios institucionales y que convocaba elecciones para parte de los altos cargos públicos 1 . Podría decirse, con muchos matices y con cuidado de no confundirlas con las del siglo XX, que fue una dictadura autoritaria, controladora, que atacó libertad de expresión —el número de diarios políticos se redujo de 73 a 13 a partir de 1800 2 —, que persiguió la oposición —el Tribunado, al criticar los tratados de paz y el Código de Derecho Civil, fue primero sometido a una purga en 1802 y luego abolido en 1807 3 — y que impuso sus decisiones sobre la voluntad general —el Senado era completamente sumiso 4 —. 1.2. Un régimen inestable En cualquier caso nunca fue un régimen estable. Napoleón, con el paso del tiempo fue cambiando su imagen de militar victorioso por la de hombre de Estado en la propaganda que distribuía para el culto a su persona (con pintores como Jacques-Louis David). Se produjo una evolución del contenido de la política imperial que no parecía obedecer a un plan prefijado, exceptuando el de su continua expansión, de acuerdo a las necesidades del momento. Trató de crearse una imagen de constructor de la unidad europea, pero las únicas instituciones comunes en las que pensó fueron un mismo sistema de pesas y medidas y unas leyes para regular el comercio y la industria, pero no una unión aduanera o económica. En 1809, se divorció de la emperatriz Josefina y contrajo matrimonio con María Luisa, estableciendo un carácter unitario, dinástico, al Imperio que cada vez se alejaba más de un modelo federativo como había sido el carolingio y se acercaba más a uno centralizador como el Imperio romano. Es más, Roma era la segunda ciudad del Imperio, allí nació el hijo legítimo 1 Canales. P 392 2 Wright p. 41 3 Wright p. 41 4 Ibidem

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El Imperio Napoleónico

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Page 1: El Imperio Napoleónico

EL IMPERIO NAPOLEÓNICO

1. UN RÉGIMEN PERSONALISTA

1.1. ¿Una dictadura autoritaria?

Después del 18 de Brumario, Napoleón —nacido 1769 en Ajaccio, en el seno una

familia de la baja nobleza de Córcega que, por entonces, estaba bajo el control de la república

de Génova. Tuvo una buena trayectoria militar en las distintas academias militares francesas y

se codeó con los jacobinos de Robespierre antes de conseguir el apoyo de los hombres fuertes

del Directorio como Barras, que impidieron su ejecución y le elevaron al cargo de general por

sus habilidades bélicas antes de cumplir los treinta años— inició un gobierno personal

autoritario que le permitió convertir a los ciudadanos franceses en sus súbditos.

El emperador fue un militar y aplicó su mentalidad al tipo de Estado que quería

construir: recortó las libertades, impuso la censura y atacó la disidencia política mientras exigía

un culto a su persona. Pero también es cierto que mantuvo una fachada “democrática”,

convocando plebiscitos que sancionaban los cambios institucionales y que convocaba

elecciones para parte de los altos cargos públicos1.

Podría decirse, con muchos matices y con cuidado de no confundirlas con las del siglo

XX, que fue una dictadura autoritaria, controladora, que atacó libertad de expresión —el

número de diarios políticos se redujo de 73 a 13 a partir de 18002—, que persiguió la oposición

—el Tribunado, al criticar los tratados de paz y el Código de Derecho Civil, fue primero

sometido a una purga en 1802 y luego abolido en 18073— y que impuso sus decisiones sobre la

voluntad general —el Senado era completamente sumiso4—.

1.2. Un régimen inestable

En cualquier caso nunca fue un régimen estable. Napoleón, con el paso del tiempo fue

cambiando su imagen de militar victorioso por la de hombre de Estado en la propaganda que

distribuía para el culto a su persona (con pintores como Jacques-Louis David). Se produjo una

evolución del contenido de la política imperial que no parecía obedecer a un plan prefijado,

exceptuando el de su continua expansión, de acuerdo a las necesidades del momento. Trató

de crearse una imagen de constructor de la unidad europea, pero las únicas instituciones

comunes en las que pensó fueron un mismo sistema de pesas y medidas y unas leyes para

regular el comercio y la industria, pero no una unión aduanera o económica.

En 1809, se divorció de la emperatriz Josefina y contrajo matrimonio con María Luisa,

estableciendo un carácter unitario, dinástico, al Imperio que cada vez se alejaba más de un

modelo federativo como había sido el carolingio y se acercaba más a uno centralizador como

el Imperio romano. Es más, Roma era la segunda ciudad del Imperio, allí nació el hijo legítimo

1 Canales. P 392

2 Wright p. 41

3 Wright p. 41

4 Ibidem

Page 2: El Imperio Napoleónico

de Napoléon en 1811, y desde entonces las nuevas conquistas dejaron de ser aliadas o de

tener cierta independencia para ser directamente anexionadas al imperio…

2. EL SISTEMA NAPOLEÓNICO EN EUROPA

2.1. Los estados-satélite

Para 1810 París gobernaba directamente las provincias ilíricas, las islas jónicas, los

ducados de Parma y Piacenza, Toscana, los Estados Pontificios y Holanda desde ese mismo

año. Tenía numerosos satélites independientes dominados por miembros de la familia

Bonaparte: Holanda, por Luis Bonaparte hasta 1810, Italia, con su hijo Eugenio Beauharnais,

Nápoles, por José hasta 1808 (cuando pasa a gobernar España, siendo sustituido por Murat), y

Westfalia, con Jerónimo Bonaparte. Algunos consideran que España no puede entrar en la

categoría de satélite aunque estuvo regida por José Bonaparte porque nunca asumió el

régimen francés.

Estos estados-satélite habían sido concebidos para proporcionar tropas, suministro y

dinero a Napoleón. Y se pretendía que se subordinaran a la política dictada por París sin

mayores consecuencias. Se introdujeron las reformas administrativas, educativas y políticas,

junto con el Código Napoleónico y se les aplicaron constituciones que les permitían una cierta

participación en la toma de decisiones al combinar a la antigua nobleza y las nuevas élites

profesionales. Con todo, Napoleón tuvo que presionar mucho sobre los distintos reinos para

evitar que sus familiares asumieran demasiadas libertades, lo que le obligó, por ejemplo, a

destituir a su hermano Luis. También hubo casos, como en Westfalia, donde hubo que

controlar un incipiente nacionalismo que sus parientes no podían controlar sin la ayuda de la

presión de Napoleón… Se podría decir que Eugenio fue el único que se mantuvo fiel hasta el

final.

2.2. El Sistema Continental o Bloqueo Continental

Se inició unilateralmente en noviembre de 1806 por el Decreto de Berlín. Se imponía al

continente europeo el bloqueo a las islas Británicas, condenando todo comercio y

correspondencia con este Estado: todo súbdito británico encontrado en los países bajo la

órbita francesa sería prisionero de guerra. De por sí no era una orden extraña —ya en 1973 la

Convención prohibió la entrada de productos británicos—, y respondía a una orden británica

que bloqueaba las costas entre Brest y Hamburgo. Pero sí había una novedad, y era que se

buscaba asociar a Europa en la ofensiva contra el comercio inglés, así como reordenar el

espacio europeo a favor de Francia5. Servía como un arma a los propósitos de Napoleón:

viendo que Gran Bretaña mantenía el dominio del mar y que una invasión no era viable, pensó

que así, su economía ya al borde del desplome, se vendría completamente abajo.

Pero Napoleón subestimó la economía británica; la guerra tuvo consecuencias graves

en Gran Bretaña, cuya economía se vio claramente agredida por el Sistema Continental. Sin

embargo, las exportaciones se mantuvieron estables entre 1806 y 1814.

5 Canales p. 245-46

Page 3: El Imperio Napoleónico

Y es que en cuanto se relajaba la vigilancia de Napoleón, los comerciantes comenzaban

a importar mercancía inglesa. El Sistema Continental sólo tuvo verdadera eficacia entre 1807-8

y 1810-12. El resto del tiempo los mercados siempre intentaron estar abiertos al comercio

inglés, y fue fuente más de problemas que de ayuda para Francia, pues incitó a despertar

cierto nacionalismo entre los países degradados económicamente: por ejemplo, Rusia desde

1808.6

3. BASES DEL IMPERIO

3.1. Las élites

El Imperio nunca tuvo un apoyo leal y completo más que en algunas capas del ejército.

Las clases propietarias, la nobleza y la burguesía en general se sirvieron del régimen para ganar

estabilidad, pero en cuanto vieron que el edificio político se derrumbaba a partir de 1812, no

dudaron en darle la espalda a Napoleón. El mariscal Lefebvre dijo en 1814: “¿creía Napoleón

que si teníamos títulos, honores y tierras nos íbamos a matar por él?”7

El grueso de la élite social en el Imperio estaba compuesta por notables, escogidos es

función de la riqueza de sus tierras, por lealtad política etc. Ocupaban los Colegios electorales

de los distintos distritos y conformaban las asambleas de cantón (más o menos, un municipio).

En general, socialmente el origen de los notables solía ser predominantemente burgués, pero

encontramos también muchos aristócratas. Los militares tuvieron poca presencia en este

grupo social, si bien se les reconocía como élite en alza y se les concedían títulos de nobleza

imperial y la Legión de Honor —la mayoría de ellos tenían ya una procedencia aristocrática.

3.2. Mundo rural

El mundo rural componía más del 80% de la Francia napoleónica, que siempre apoyó al

régimen porque: permitió la abolición del feudalismo que había iniciado la Revolución

Francesa; porque el Consulado y el Imperio fueron períodos más o menos prósperos en el

campo —incluso con la crisis agraria de 1811-12 y el aumento de los precios—, que vino

acompañado de un aumento de los salarios; también la venta de los bienes nacionales

permitió el acceso a una parte de los campesinos a su compra, si bien en general quien salió

más beneficiada fue la burguesía. Otros factores importante fueron que se mantuvo la

propiedad comunal, así como la política pacífica con la Iglesia, la atracción de la figura del

emperador… Etc.

3.3. Mundo urbano

En cuanto a la población urbana… Fue muy minoritaria, sólo un 17% del total vivía en

las ciudades, con una escasa industria moderna y predominancia de los talleres y la industria a

domicilio. Durante el régimen aumentaron los salarios reales, más o menos un 25% hasta la

caída del Imperio, con tendencia a la reducción de las horas de trabajo, alimentación más

6 Wright pp. 70-73

7 Wright p 59-60

Page 4: El Imperio Napoleónico

variada… Pero el alojamiento seguía siendo precario, caro, la pobreza aumentó a pesar del

incremento de los salarios y se consolidó la desigualdad social. Los pobres continuaron tan

desamparados como siempre, pues la Revolución había desmantelado las fuentes de asistencia

social eclesiásticos y el régimen napoleónico no se preocupó demasiado por restaurarlos o

sustituirlos.8

4. EL SISTEMA NAPOLEÓNICO EN FRANCIA

4.1. Iglesia e Imperio

Francia siempre había sido profundamente católica y sus sentimientos no tenían por

qué coincidir con el París revolucionario. Por ello, Napoleón comprendió que tenía que

moverse con mucho tiento en este territorio:

Planteó un Concordato con la Iglesia de Roma para asegurarse de una unificación

social, en especial en territorios católicos como Italia o Bélgica. La firma del Concordato supuso

que la Iglesia reconocía la República Francesa en 1802 y permitía que la iglesia nacional

quedara bajo la tutoría del Estado: los nuevos obispos serían nombrados por el gobierno y

ratificados por la Santa Sede, los servicios eclesiásticos y las procesiones serían sometidas a

controles policiales, etc. Napoleón, a su vez, reconoció la religión católica como la mayoría de

los franceses… que no de todos ellos.9 Pero este entendimiento no duró mucho:

Durante los primeros años, la Iglesia francesa cumplió su papel activamente: tras la

batalla de Austerlitz, 1805, organizó un Te Deum. La “Fiesta de San Napoleón” ocupó el lugar

de la Asunción de la Virgen e incluso apoyó el sistema militar, negándose algunos obispos a

absolver a desertores.

Sería el Código Napoleónico el que marcaría el inicio de las enemistades. Después el

Papa se negaría a reconocer el divorcio del Emperador con Josefina y, obviamente, las

relaciones se vinieron abajo cuando Napoleón invadió y anexó los Estados Pontificios entre

1805 y 1808. El Papa excomulgó a Napoleón, para ser inmediatamente después arrestado, lo

cual, curiosamente, no le costó demasiada lealtad por parte de los franceses católicos. En

cualquier caso, aunque la Iglesia nunca fue su aliada, no se pasaría verdaderamente a la

oposición hasta 1812. 10

4.2. Las reformas en la administración

En el campo jurídico el Estado mantuvo un gran control: los magistrados eran vitalicios,

se supervisaban los salarios y se crearon “magistrados para la seguridad pública” y tribunales

especializados en delitos políticos.

Teóricamente, el régimen se basaba en los principios revolucionarios, aunque muy

matizados. La Constitución del año VII (1799) estableció un marco general que apenas sí sería

modificado con las posteriores constituciones: redactada de acuerdo a las necesidades del

Consulado, elaborada por Sieyès, Daunou y Bonaparte, tenía 95 artículos que fortalecían el

8 Canales, pp 318-339

9 Wright. Pp 44-6

10 Wright pp. 51-54

Page 5: El Imperio Napoleónico

poder ejecutivo y no incluía una declaración de derechos, si bien sí afirmaba la propiedad. Con

todo, admitía la división de poderes y la soberanía nacional. El primer cónsul tenía un cargo de

diez años renovable, podía nombrar a los ministros, miembros de Consejo de Estado, a los

jueces, dirigía la política exterior y las finanzas, mientras que los otros dos cónsules sólo

aportaban un papel consultivo. El Senado se componía de ochenta miembros vitalicios y velaba

por la constitucionalidad de las leyes, se reunía dos veces al mes y sus sesiones no eran

públicas, mientras que el Tribunado, cien miembros escogidos por el Senado, discutía los

proyectos de ley, pero no tenía derecho a enmendarlos o vetarlos. Más adelante, con la

Constitución de 1804, fue suprimido y sus funciones en general se traspasaron al Cuerpo

Legislativo, compuesto de 300 personas escogidas por el Senado, cuyo papel se limitaba a

escuchar la opinión de los tribunos y aprobar o rechazar la ley con un voto secreto. La

Constitución del año X (1802) aumentó los poderes de Napoleón, que pasó a ostentar el cargo

de primer cónsul de forma vitalicia y en la Constitución del años XII (1804) se sustituyó la

República por un Imperio hereditario, decisión aprobada por un plebiscito con 3’5 millones de

votos a favor y menos de 3000 en contra, que apuntan a una manipulación. 11

4.3. El Código

Napoleón mandó emprender en 1800 la codificación del sistema legal; el Código se

inspiró claramente en el derecho romano, aplastando muchas de las libertades conseguidas

durante la Revolución. Napoleón trataba de modernizar el estado desde arriba12, pero

imponiendo sus propias ideas basadas en una profunda admiración por los clásicos que había

estudiado de joven. Así pues, el Código Napoleónico de 1804 terminó con la tendencia a la

igualdad de sexos, el matrimonio civil, la transmisión hereditaria a través de los hijos

ilegítimos… Se estaba rechazando de plano el liberalismo revolucionario.

A cambio afirmaba los derechos inalienables sobre la propiedad privada, la autoridad

del padre sobre la esposa, la inferioridad de la mujer y su papel en el hogar. Napoleón siempre

se mostró a favor del sistema tradicional familiar. Se preservó teóricamente la igualdad ante la

ley, pero los códigos Criminal y Penal se asemejaban más a las bases del Antiguo Régimen que

a los principios revolucionarios de los que supuestamente Napoleón era defensor. 13

4.4. La intervención en la educación

Napoleón siempre despreció a las clases bajas, que tuvieron que resignarse a asistir a

las escuelas primarias católicas, y nunca buscó ningún tipo de educación primaria universal,

centrándose en la secundaria y la profesional. Se crearon 34 lycées a partir de 1803 y la

Universidad Imperial en 1805, que difundía la cultura moderna, pragmática y científica para la

élite. Con todo, la burguesía prefería las escuelas privadas católicas y el sistema de Napoleón

no tuvo el éxito esperado. Napoleón promulgó una educación militar que chocaba con las

grandes écoles de la Revolución, como la École polytechnique especializada en minas, caminos,

artillería…

11

Canales, pp 179-186 12

Canales, p. 394 13

Wright pp. 49-50

Page 6: El Imperio Napoleónico

Francia continuó ostentando el primer lugar en los avances científicos en Europa —

Collège de France y Museo de Historia Natural— y las artes seguían apoyándose en las

escuelas y colegios particulares 14

5. LA CONQUISTA DE EUROPA

Napoleón siempre utilizó la guerra como la clave de su política exterior. No era algo a

lo que recurrir una vez se hubieran agotado las opciones diplomáticas, sino el medio para

alcanzar sus objetivos.

Por tanto, dos son las características a resaltar durante gobierno: la guerra constante y

la rivalidad con Gran Bretaña por la hegemonía política.

5.1. Napoleón victorioso

El 18 de Brumario de 1799, Napoleón accedió al poder como miembro del Consulado,

ya como el hombre fuerte de Francia, admirado por su capacidad militar. Consiguió dar un

golpe mortal a la Primera Coalición al forzar a los austríacos a firmar la paz de Lunéville en

febrero de 1801 que, en resumidas cuentas, aislaba a Gran Bretaña en su lucha contra Francia

pero no afectaba a la integridad territorial de Austria. Poco después, establecería, en marzo de

1802, la paz de Amiens con Gran Bretaña, por la cual esta devolvía Egipto al Imperio Otomano,

Menorca a España y, supuestamente, abandonaba Malta. 15

La paz de Amiens, con todo, se consideró una tregua poco duradera por parte de

ambos bandos: los franceses mantuvieron Holanda y se anexionaron Piamonte y Elba, y

forzaron a Génova y la Toscana a convertirse en vasallos a la vez que Suiza se veía obligada a

formar una alianza con el Imperio francés. Por su parte, los ingleses se negaron a evacuar

Malta, que serviría para proteger de futuras incursiones a sus colonias. 16. En mayo de 1803 se

reanudaron las hostilidades y Napoleón planeó una invasión a Gran Bretaña que terminó con

la estrepitosa derrota de Trafalgar en 1805.

Pero Napoleón consiguió poco después su más brillante victoria: Austerlitz, que

desembocó en el tratado de Pressburgo por el cual arrebataba a Austria Venecia, Dalmacia,

Istria, el Tirol y el Vorlalberg, y la obligaba a reconocer Baviera, Würtember y Baden como

monarquías autónomas.

Napoleón remodeló la gran mayoría de la actual Alemania central concentrándola en la

Confederación del Rin, alarmando a los prusianos, que desde 1975 se mantenían neutrales,

porque afectaba a sus intereses. Los rumores de que Napoleón pensaba arrebatarles el

territorio regalado de Hanover para devolvérselo a Inglaterra a cambio de un acuerdo de paz

llevaron a que el 26 de septiembre de 1806 enviaran un ultimátum a Napoleón, instándole a

retirar sus tropas que estuvieran al este del Rin. Como, obviamente, no hubo respuesta,

declararon la guerra a Francia.

Como respuesta, los ejércitos napoleónicos aplastaron a las tropas prusianas, que se

negaron a esperar a los refuerzos rusos, en Jena y Auerstädt.

14

Wright 50-51 15

Canales pp. 77 16

Canales. P 88

Page 7: El Imperio Napoleónico

En junio 1807 se firmaría la paz de Tilsit entre Francia y Rusia, esta última enfrentada a

Gran Bretaña por el control del Mediterráneo oriental. El emperador Napoleón y el zar

Alejandro decidieron dividir Europa en dos mitades, permitiendo que Rusia dominara Suecia,

Finlandia y el Imperio Otomano a cambio de que presionara a Inglaterra para firmar la paz.

Rusia aceptaba el Sistema Continental.

Así pues, el imperio iba desde los Pirineos al Vístula y del mar Báltico al Jonio.

Pero Napoleón continuaba teniendo frentes abiertos; los portugueses se resistían a

establecer el Bloqueo Continental, sin el cual no podía asfixiar económicamente a los

británicos. De modo que se planteó invadir Portugal y, de paso, España.

5.2. El problema español

Negociando con Godoy, acordaron la división de Portugal en tres partes y la entrada de

las tropas francesas con libre paso en España. Tras la conjura de El Escorial, Napoleón atrajo a

la familia real a Bayona y consiguió que Fernando VII cediera la corona a su padre y que este se

la entregara al mismo Napoleón. Éste, a su vez, coronó rey de España a su hermano mayor,

José Bonaparte y envió a su cuñado Murat a ocupar Madrid. La junta central española de Cádiz

pidió ayuda a Gran Bretaña cuando Napoleón entró en España con 100.000 veteranos de la

Grande Armée. Se envió a sir Arthur Wellesley, futuro duque de Wellington, que terminaría

por organizar la resistencia española y las tropas inglesas.

Napoleón denominó esta resistencia como “úlcera española” y comprometió 250.000

soldados franceses cuando tuvo que invadir Rusia en 1812. Los franceses no tuvieron

demasiados problemas para acabar con los ejércitos regulares españoles, pero el problema

eran los guerrilleros, que conocían el terreno y se movían con mucha más facilidad que los

grandes ejércitos. La campaña contra España constituyó una sangría constante, tanto de

tropas como de dinero, y las victorias contra los franceses animaron a los demás reinos

sometidos a los franceses a rebelarse, pues caía el mito de que eran invencibles. Además, la

invasión de España fue un deseo personal de Napoleón que nunca aprobó el pueblo y que, por

tanto, suscitó los recelos contra el emperador. Talleyrand comentó: “el Rin, los Alpes y los

Pirineos son conquistas de Francia; el resto es una conquista del emperador no apoyada por

Francia”.17

5.3. El Imperio en su máxima expansión

Por otra parte, Napoleón empezó a tener problemas de recursos humanos que lo

acosaron hasta 1815, lo que le obligó a aceptar un gran número de reclutas que menguó la

calidad de las tropas. Austria, de mano del Canciller Metternich, pactó una alianza con Francia

en 1809. Este mismo año, Napoleón se divorció de Josefina y se desposó con María Luisa, hija

de Francisco II de Austria.

Para 1810, el Imperio había alcanzado su máxima expansión e iba del Tajo al Niemen,

del Báltico al Atlántico. De la zona continental sólo Portugal, Sicilia, Cerdeña, Montenegro y los

Imperios otomano y ruso no eran ni aliados ni dependiente suyos.

17

Wright p. 78

Page 8: El Imperio Napoleónico

Pero la Alianza de Tilsit de 1907 era quebradiza. Napoleón no era completamente

consciente de lo mucho que necesitaba a Rusia, y no apoyó sus ambiciones sobre

Constantinopla, ni tampoco pensó en que su matrimonio con una princesa austríaca podría

malquistarle el gobierno del zar. Además, amplió el Gran Ducado de Varsovia, tan cercano a las

fronteras rusas. Pero el verdadero problema fue la imposición de un Sistema Continental que

demolió la economía rusa. En 1812, Rusia se aliaba con Suecia en contra de Francia y firmaba

en abril el tratado de paz de Bucarest con el Imperio otomano para tener las manos libres y

enfrentarse sin temer la frontera sur a Francia. 18

5.4. La invasión de Rusia

Con la declaración de guerra, Napoleón decidió invadir Rusia. Pero las tácticas del

general de Kutuzov, consciente de que el ejército francés necesitaba abastecerse por el

camino, fueron la ruina del emperador: los rusos rehuían el combate directo, huían al interior

del país y quemaban las tierras a su paso, lo que provocó que las tropas napoleónicas se fueran

descomponiendo por la enfermedad, el frío y las deserciones. A pesar de que se tomó Moscú

en septiembre, el invierno se les echaba encima y seguían sin apenas tener provisiones. Sólo

regresaron unas decenas de miles de soldados a Polonia.

A raíz de este fracaso, Prusia declaró la guerra a Francia en marzo de 1813, aliado con

Rusia, aunque no consiguieron el apoyo de la mayor parte de los estados alemanes, donde

todavía no había calado por completo el nacionalismo. Napoleón todavía consiguió brillantes

victorias en Lützen y Bautzen en mayo de ese año, a pesar de estar en inferioridad de

condiciones, pero no consiguió aprovechar al máximo sus triunfos por la reducción de su

ejército. Gran Bretaña, de nuevo, lideró una Sexta Coalición en la que se incluía a Rusia y Prusia

como estados clave y a la que luego se unieron Suecia y Austria.

Era la primera vez desde 1975 que todas las grandes potencias estaban en guerra

contra Francia.

La batalla decisiva se dio en Leipzig en octubre de 1813; fueron 300.000 aliados contra

180.000 franceses. Como resultado, el dominio francés en Alemania se vino abajo hubo una

retirada masiva de tropas. Los franceses, ya hartos de las altas tasas de la guerra, de ceder

hombres para las tropas, no presentaron una resistencia patriótica como la de 1792-93 y

apenas sí hubo resistencia cuando comenzó la invasión. 19

6. LA EUROPA DE LA RESTAURACIÓN

En febrero de 1814, después de mucho debatir, las potencias aliadas llegaron a la

conclusión de que no podían permitir que Francia se hundiera en una depresión y aunque

recortaron sus fronteras a las que ostentaba en 1792 y eligieron que regresaran los Borbones

al poder, decidieron no imponer cargas impositivas draconianas a la economía francesa.

El 6 de octubre de 1814 se vio forzado a abdicar y el 11 de abril se firmó el Tratado de

Fontainebleau, por el que se le concedía la soberanía de la isla de Elba. Luis XVIII era

reconocido como rey de Francia.

18

Wright p`. 61-94 19

Canales pp. 111-114

Page 9: El Imperio Napoleónico

6.1. El Congreso de Viena (1814)

En el Congreso de Viena, convocado en octubre de 1814, que duró nueve meses, se

empezó a configurar el futuro de Europa por Rusia, Prusia, Austria, Gran Bretaña… y Francia,

que entró en la élite del Congreso gracias a la habilidad de Talleyrand. Las negociaciones para

reconfigurar el mapa europeo no se detuvieron ni siquiera con el regreso de Napoleón:

Entre el 1 de marzo y el 22 de junio de 1815, se dieron los “Cien Días” en los que

Napoleón trató de retomar el poder aprovechando la libertad de movimientos que se le había

otorgado y el crédito que todavía entre los franceses, hundidos al ver que se les volvía a

imponer la dinastía de los Borbones. Sin embargo, fue derrotado en Waterloo y recluido en

Santa Elena hasta su muerte.

El Congreso de Viena redefiniría el continente: Rusia, Austria y Prusia se repartieron el

Gran Ducado de Varsovia. Rusia adquirió Finlandia y Besarabia. Pero el mayor cambio se dio en

la zona central, donde emergió la Confederación Germánica en junio de 1815, conformada por

treinta y cinco estados alemanes. Austria obtuvo territorios fronterizos con Italia (Lombardía,

el Véneto) y el control directo o indirecto de casi toda la península al ser gobernados muchos

reinos por parientes de la familia real austríaca. Se rodeó Francia de estados de cierto peso

para evitar una nueva expansión: el reino de los Países Bajos (unión de las Provincias Unidas y

Bélgica bajo Guillermo I de Orange), Suiza, y el Reino de Piamonte Cerdeña. Gran Bretaña no

recibió importantes territorios a excepción de algunos enclaves coloniales (los demás tuvo que

devolverlos). A su vez, el zar Alejandro I impulsó la creación de la Santa Alianza para preservar

la Europa restaurada. 20

El segundo Tratado de París de septiembre impuso a Francia unas condiciones de paz

ligeramente más duras —se dio tras los Cien Días—, pero las potencias no querían

desequilibrar la monarquía de Luis XVIII y se limitaron a recortar algunas plazas fronterizas y a

imponer una indemnización de 700 millones de francos, junto a la ocupación militar del

noreste de Francia. 21

6.2. Consecuencias del Congreso

En general, el Congreso aportó estabilidad de varias décadas a Europa, pero no fue

capaz de terminar con las tensiones políticas y sociales, que a mitad de siglo estallarían como

revoluciones. Con todo, logró que las principales Estados europeos aceptasen el nuevo mapa

territorial y se comprometiesen a respaldarlo. Gran Bretaña y Rusia fueron las auténticas

vencedoras de las guerras napoleónicas, y el Congreso no hizo más que confirmar su

hegemonía territorial y marítima. El Congreso creó una situación de equilibrio entre miembros

desiguales, pero interesados en mantener un orden beneficioso por un tiempo y que fue

viniéndose a bajo con el tiempo por el desarrollo económico, social, ideológico, político y

militar.

Pero no consiguieron borrar una herencia que se mantiene hasta nuestros días. En

Europa perduraron huellas indelebles de la acción de la Revolución y de Napoleón.

20

Canales pp. 532-45 21

Canales pp. 115-118

Page 10: El Imperio Napoleónico

Institucionalmente legaron un Estado modernizado, centralizado, uniforme, y eficiente, con

una estructuración territorial homogénea y dependiente de un poder central. En Francia, por

ejemplo, destacará la relación Estado-Iglesia con una progresiva laicización. En los demás

estados el legado institucional fue desigual, pero afectó incluso a los que fueron contrarios al

régimen, fortaleciendo el poder del Estado a expensas de los privilegiados y mejorando los

ingresos al imitar la administración. La huella ideológica es menor, pues aunque se ha

considerado que difundió el liberalismo, ya hemos visto que se trató de un gobierno

autoritario. 22

22

Canales. Pp 545-49