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EL HUMANISMO SOCIAL

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EDUARDO UMAÑA LUNA

EL HUMANISMO SOCIAL

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales

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306 U48h Umaña Luna, Eduardo, 1923-

El Humanismo Social/Eduardo Umaña Luna. -- 2a. edición. -- Santafé de Bogotá: Univer­sidad Nacional de Colombia. Facultad de Dere­cho, Ciencias Políticas y Sociales, 1998.

232 p.

ISBN: 958-8051-14-2

l. Cultura y sociedad 2. Antropología cul­tural 3. Torres Restrepo, Camilo, 1929-1966 4. Bolívar, Simón, 1783-1830 5. Derechos hu­manos 6. Paz 7. Colombia 1. Tit.

ADR-PT-UNC-1998

© EL HUMANISMO SOCIAL Universidad Nacional de Colombia Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales Eduardo Umaña Luna Segunda edición 1998

ISBN: 958-8051-14-2

Diseño carátula: Alberto Rincón Cárdenas Profesor Facultad de Artes Universidad Nacional de Colombia

Ilustración carátula: "La libertad conduciendo al pueblo" 1830 - Delacroix Musée du Louvre, París Óleo sobre tela, 260 x 325 cm.

Diagramación: Marlén Porras Alonso - UNIBIBLOS

Diseño e impresión: Universidad Nacional de Colombia UNIBIBLOS - Sección Imprenta Teléfono: 368 1437 - Telefax: 3684240 Santafé de Bogotá, D.C., Colombia

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A Cite/y, Pur Sil OIlfU/', ternllro 1/ sulmoridod silt lillfitoddll olflllltO, desde e! 2 de leúreru de ¡ 94ó.

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PRÓLOGO ¡ERA UN GATO! Fernando Garavito

INTRODUCCIÓN

CONTENIDO

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DEL ¿QUÉ HACER? AL QUEHACER ................ 23

PRIMERA PARTE NUESTRO ITINERARIO SOCIO-IDSTÓRICO

a) EL ORDEN SOCIAL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

1. Presupuestos básicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

2. La verdad ante todo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 59

3. Hacia la toma de conciencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 62

b) EL PLURALISMO CULTURAL . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 64

1. Valores, nomias, instituciones, técnicas . . . . . . . . . . . . .. 64

2. ¿Dónde estamos en la Historia? . . . . . . . . . . . . . . . . .. 69

3. Diversidad conceptual . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70

c) DE LO PREHISP ÁNICO y DEL ORDEN SEÑORIAL (¿?-1537-1848) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 74

1. La ocupación foránea. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 74

2. España en América . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 81

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3. El indígena y el mestizaje

4. Negros, mulatos y zambos

5. La mezcla de etnias ....

d) EL NUEVO ORDEN REPUBLICANO .

1. Antecedentes (1780-1847) ....

2. Lo señorial-burgués (1848-1957)

3. Lo señorial-social (1958-1998) .

e) LOS TIEMPOS CULTURALES.

1. ¿Cómo superar la anarquía?

2. El futuro anhelado . . . . .

3. El abismo del "cientifismo" y la "crisis nacional"

f) LA UNIVERSIDAD: TEORÍA-PRAXIS

1. Su función .....

2. El ser y la sociedad.

2.1. Posición de clase

2.2. Fuerza social . .

2.3. Sociedad alienada .

3. Educación y Democracia . . .

SEGUNDA PARTE HACIA LA REALIDAD LATINOAMERICANA

DOS NOMBRES, UNA HISTORIA

a) SIMÓN BOLÍVAR: LA CARTA DE JAMAICA

1. Prefacio . . . . . . . .

2. América y España ..

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2.1. Los Siervos Americanos (45) .

2.2. Aislamiento del Universo (46) .

2.3. La Culpabilidad de España (5 y 6) .

2.4. Ruptura de Vínculos (9,10 y 11) .

2.5. Amos Extraños (43 y 44) .....

2.6. Un ultraje a la Humanidad (45)

2.7. El señorío Hispánico (47) ...

3. Europa y Estados Unidos de América frente a España

3.1. Imposibilidad de la Reconquista (23 y 24)

3.2. Intervención ante España (25,26 Y 92) ..

3.3. Indiferencia de los Estados Unidos (27 y 59)

4. Mapa político en 1815 y su hipótesis al futuro

4.1. Río de La Plata (13 y 75) .....

4.2. Reino de Chile (14 y 76) .

4.3. Virreinato del Perú (15, 77 Y 78) .

4.4. La Nueva Granada (16 y 54) .

4.5. Venezuela (17,53 Y 57) ...

4.6. Nueva España (18, 19,55, 72) .

4.7. Puerto Rico y Cuba (20)

4.8. ¿Centroamérica? (73) .

5. La diversificación de sistemas de gobierno .

5.1. Incertidumbre (36) . .

5.2. Impreparación (49) ..

5.3. La revolución obligada (50)

5.4. Primeros pasos (51) ....

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5.5. Juntas populares (52) ...

5.6. Peligro de la libertad (61)

5.7. Imposibilidad del gobierno universal (62, 63 Y 64)

5.8. No monarquía (65,66,67,68 Y 69)

5.9. No federalismo (70) .....

5.10. Pluralidad de sistemas (79) .

6. La utopía de una sola nación ..

6.1. Factores de división (80) .

6.2. El nuevo Corinto (81) ..

6.3. Congreso Hispanoamericano (82) .

6.4. Organización de la América Española (83)

6.5. Conservadores y reformadores (90)

, 6.6. Necesidad de la unión (91) .

7. Conclusión . . . . . . . . . .

b) CAMILO TORRES RESTREPO: LA SOCIOLOGÍA LATINOAMERICANA (Tres ejemplos de su pensamiento socio-político)

Texto 1: Soluciones Latinoamericanas ..

EL CÍRCULO VICIOSO ECONÓMICO.

EL CÍRCULO VICIOSO CULTURAL POLÍTICO.

MEDIOS PARA LA FORMACIÓN DE EQUIPOS

Texto 2: El problema de la estructuración de una auténtica sociología latinoamericana

1. Colonialismo cultural latinoamericano

2. El peligro del "nominalismo" ...

3. Cobardía disfrazada de objetividad

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4. Demagogia disfrazada de valor científico . 157

5. Formación del sociólogo latinoamericano. 159

Comentario especial al Texto 2: Un nuevo paso en la sociología latinoamericana 160

1. No abstracción 160

2. La confusión . 161

Texto 3. Posibilidades de la izquierda . 163

1. ¿Qué criterios políticos predominan en América Latina? 163

2. ¿Cómo ve usted nuestros partidos políticos? . . . . 164

3. ¿Qué opina de nuestros movimientos progresistas? 166

4. ¿Existen posibilidades de una integración popular? 166

TERCERA PARTE LA REALIDAD EN COLOMBIA

a) LA MODERNIDAD: APORTE FORÁNEO ...

b) TEORÍA UNIVERSAL Y PRAXIS NACIONAL.

c) LO REAL (IDEALES Y PRAXIS) ...

1. Igualdad y Dignidad (Artículos 1 y 2)

2. Personales (Artículos 3-5)

3. Civiles (Artículos 6-11) .

4. Políticos (Artículos 12-21) .

5. Económicos (Artículos 22 y 23)

6. Sociales (Artículos 24 y 25) .

7. Culturales (Artículos 26 y 27)

8. Cánones generales (Artículos 28-30)

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CUARTA PARTE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL

DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS

1. PARADIGMA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 197

a) LAS CUESTIONES DE VIETNAM (1996) Y EL TRIBUNAL RUSSEL 11 SOBRE AMÉRICA LATINA. . . . . . . . . . . . . .. 197

b) LA EXPERIENCIA COLECTIVA DEL TRIBUNAL RUSSEL 11, PENSAMIENTO Y ACCIÓN DE LELIO BASSO . . . . . . . . .. 199

c) UNIÓN DE CULTURA Y DE POLÍTICA . . . . . . . . . . . . .. 200

d) LAS NORMAS Y LOS HECHOS: DECLARACIÓN DE ARGEL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 201

11. PARA COLOMBIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 203

a) EL PACTO POR HACER . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 203

b) EL PUNTO DE PARTIDA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 203

c) TEXTO Y EXPLICACIÓN DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS

a) ETICIDAD

QUINTA PARTE LA PAZ

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b) LA PAZ, DEBER Y DERECHO. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 219

1. Paz con justicia social .... 220

2. Población: pobreza y miseria. 222

3. La inequidad secular 225

4. El ego ante la crisis . 227

c) EPÍLOGO . . . . . . . . 229

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" PROLOGO ¡ERA UN GATO!

Alrededor de los 500 años de América se pretendió iniciar una polémica sin destino. En efecto, el hecho de que haya sido un descubrimiento, o, por el contrario, el encuentro de dos culturas, no quita ni añade nada al vuelco enorme que dio la historia del mundo en 1492, cuando Cristóbal Colón llegó a territorios poblados por seres humanos que desconocían algo tan esencial como la rueda, pero que eran capaces de observar las estrellas con nociones avanzadas de astronomía.

A partir de esa fecha, las fronteras de lado y lado se extendieron en forma acelerada. Primero, la frontera geográfica, que se creyó inicialmente sobre la costa oriental de Asia y luego se vio interrumpida en forma abrupta por un nuevo mundo insólito y desconocido. Luego, la frontera científica, que se pobló de hechos apocalípticos pero fácilmente comprobables. Después las fronteras botá­nica y zoológica. De otra parte, se introdujeron cambios sustanciales en los com­portamientos sociales e ideológicos. La religión, que había perdido su preemi­nencia militar, regresó por sus fueros y entendió las avanzadas sobre los territorios como un desafio apologético. Cambiaron igualmente el panorama de la salud, que se enriqueció con varias epidemias y pestes pero también con algu­nos remedios y posologías, y el de la educación, que se vio obligado a enfrentarse con unas pocas armas a un universo lleno de regimentaciones. Inclusive varió la frontera del arte, que pobló a América de madonas y de nacimientos, y a Europa de piñuelas y entorchados barrocos. Y varió también la esencial frontera del lenguaje, enriquecida por un lado con la aparición de un idioma nuevo, el de los conquistadores, y por el otro con la presencia americana de centenares de voca­blos y de armonías.

En resumen, cambió el mundo entero. Cambiaron la moral y las costumbres, cambió la domesticidad de dos continentes polarizados, cambió la guerra, cam-

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biaron las ideas. Sólo un universo permaneció inmutable: el de la creación lite­raria, que no logró incorporar a su acontecer histórico una nueva vertiente ina­gotable, poblada de decenas de miles de circunstancias, de anécdotas, de hechos trascendentes, de personajes míticos, de seres comunes y corrientes, de aventuras sin cuento, de fórmulas mágicas, de pasiones y sensaciones. Tal vez el hecho de que la literatura americana haya sido oral (y digo a plena conciencia literatura oral), le impidió integrarse con facilidad a un panorama que hasta entonces sólo había avanzado en lo que al castellano se refiere por los vericuetos del Roman­cero, y para el cual Garcilaso, Quevedo y Cervantes eran sólo un proyecto, per­dido todavía en las intuiciones del futuro.

Así, la historia de la literatura americana comienza con los cronistas deslum­brados por la epopeya del Descubrimiento. El primer documento que se menciona en cualquiera de los manuales que se han escrito al respecto, es el Diario de Cristóbal Colón, en el cual nadie puede negar la aparición de 10 real maravilloso. De él se parte hacia las Cartas de Relación de Hernán Cortés, y luego hacia la Historia general de las Indias, de López de Gómara, la Historia natural y moral de las Indias, de José de Acosta, los Naufragios y comentarios, de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, y la Historia del Perú, de Cieza de León; hasta llegar a la Verdadera historia de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo, pasando por los textos de fray Bartolomé de Las Casas (Brevísima relación de la destrucción de las Indias), de Gaspar de Carvajal (Descubrimiento del río de las Amazonas), y de Gonzalo Fernández de Oviedo (De la historia general y natural de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano).

Pero donde los tradicionales historiadores de la literatura americana encuen­tran un polémico punto de partida, es en la obra de los cronistas nacidos en el Nuevo Continente. El primero, claro está, el Inca Garcilaso de la Vega, con sus Comentarios reales, y luego Hernando de Alvarado Tezozomoc, Fernando de Alva Ixtlixochitl y, entre nosotros, Juan Rodríguez Freyle con su Camero, cuyos episodios resucitan ahora poco a poco.

En lo que se refiere a la antigua Nueva Granada, la historia de la literatura comienza con el Romance de Ximénez de Quesada, de fray Antón de Lescámez. Después están los espesos escritos de don Gonzalo (es dificil que alguien se haya leído el Antijovio, pese a los esfuerzos monumentales que en ese sentido han hecho el Instituto Caro y Cuervo, Guillermo Hernández Peñalosa, Jorge Eliécer Ruíz y Manuel Ballesteros Gaibrois), y las Elegías de varones ilustres de Indias, de don Juan de Castellanos, que tienen el dudoso orgullo de ser el poema más largo que se haya escrito jamás en nuestro idioma.

¿Pero atrás? Atrás hay entre quinientos y mil años de literatura oral (y, repito, utilizo este término a plena conciencia) contada y cantada por los primitivos

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habitantes de América. Algunos esfuerzos notables para recogerla y divulgarla comienzan a trascender. De uno de ellos, el Po pol-Vuh, que recopiló hacia 1540 los mitos mayas de la creación y del hombre, se han agotado innumerables edi­ciones. Miguel Ángel Asturias, José Alcina, José María Arguedas, Edmundo Bendezú Aybar, Ernesto Cardenal, Sebastián Salazar Bondy y otros varios, hi­cieron también algo a este respecto. Y en Colombia, después del excelente trabajo de Jorge Zalamea (La poesía ignorada y olvidada), que le mereció el primer premio de Ensayo entregado por Casa de las Américas, vale la pena mencionar los esfuerzos que en ese sentido adelantó a lo largo de muchas décadas el profesor Gerardo Reichel Dolmatoff, dispersos con luz propia en sus innumerables publi­caciones, así como los de Hugo Niño, los cuales se han concretado hasta el momento en dos volúmenes rigurosos: Primitivos relatos contados de nuevo y En pos de la palabra: literatura de Colombia aborigen. Todo ello sin olvidar la antología que Guillermo Alberto Arévalo publicó en 1988 bajo el título Poesía indígena de América.

Sin embargo, en contra de toda lógica estos esfuerzos han quedado reducidos al campo académico. Hoy, la literatura aborigen americana (término que empleo sin abrigar duda alguna sobre sus implicaciones) es un producto de laboratorio, que no ha podido correr mil años atrás la frontera de nuestra historia literaria. Todavía nuestros manuales ignoran que los primitivos pobladores de América y, en concreto, los primitivos pobladores del territorio que se llamó finalmente Colombia, eran seres con una concepción poética y mágica del mundo, funda­mental para entender nuestro propio universo. Por eso, tal vez, somos seres fron­dosos pero sin raíces. Por eso nuestra genealogía se interrumpe en 1492 y nuestra historia se rompe en dos áreas irreconciliables: la historia propiamente dicha, y la prehistoria, a la que se mira con aprehensión, como se miraría una caja de Pandora.

He tomado por este camino que conozco para aproximarme a la profunda y diversa obra que hoy nos entrega el profesor Eduardo Umaña Luna, porque de unos años para acá me ha entrado el prurito de la comodidad. Aunque en verdad no sé hasta qué punto pueda llamarse cómoda la necesidad de recuperar para nuestra literatura una de las tres grandes vertientes que la integran: la indígena, hasta ahora, como diría Zalamea, ignorada y olvidada.

Permítame el lector detenerme un momento más sobre mi asunto. Los ele­mentos indígenas que aparecen de vez en cuando en la obra de nuestros escritores son impostados, y obedecen más a un deseo de aproximación a un universo que conocieron por referencias, que a una real compenetración temperamental e ideo­lógica. Con la protuberante excepción de Gabriel García Márquez, quien vivió de cerca el proceso cultural de la Guajira, nuestro mestizaje no ha logrado todavía ser mestizaje, por cuanto la raíz indígena del mismo se extravió en la melancolía

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y el misticismo. Reubicar el mundo es una tarea excepcional que todavía espera a alguien que la emprenda. Recuperar el universo mítico de los grupos indígenas es darle una nueva dinámica a la historia de Colombia, es partir hacia una nueva concepción ideológica, hacia una mejor calidad del conocimiento. Un propósito de tal naturaleza tendría que echar una mirada sobre elementos culturales que desaparecieron por cualquier causa. El eje central podría encontrarse en uno de los más importantes científicos católicos de este siglo. Teilhard de Chardin, quien en sus Cartas de viaje señaló cómo el pasado le había revelado la construcción del futuro.

Ese universo, al que me aproximo sólo como ejemplo, está ahí, prácticamente intocado, y requiere elementos de interpretación para integrarse a nuestro proceso histórico. En la mitología de los grupos aborígenes están la creación del mundo, la creación del hombre, las catástrofes geológicas, el comienzo de la ciencia, la aparición del juego, la salud, la distribución de la tierra, el nacimiento del agua y de los ríos, la razón de ser de los astros, el calendario, el principio de la exis­tencia, los conjuros, el más allá, la vida y la muerte, la botánica, la zoología, en fin, todo un complejo mundo cultural, con sus motivaciones, sus consistencias y sus inconsistencias, con un lenguaje propio y unánime, el lenguaje de lo posible, de lo instituido, de lo maravilloso que es el mismo lenguaje en cualquiera de las grandes familias, que responde a los mismos estímulos y que da cuenta de simi­lares vivencias. ¿Qué conocemos de ese universo? ¿Qué sabemos de un mundo que, para meterlo en la camisa de fuerza de nuestro alfabeto, se ramifica por los achaguas, andoques, arhuacos, banivas, barasanas, baríes, boras, cabiyaris, cari­jonas, catíos, cocamas, coconucos, cofanes, coguis, cubeos, cuibas, cunas, curri­pacos, chamíes, chibchas,chimilas, chiricos, desanas, emberás, guahíbos, guaji­ros, guambianos, guanacas, guayaberos, huitotos, inganos, macaguajes, macunas, macús, matapíes, motilones, muinanes, noanamáes, paeces, piapocos, piaroas, piratapuyos, puinaves, sálivas, sancás, sibundoyes, sirianos, tanimucas, ticunas, totorós, tucanos,tunebos,tuyucanos, uananos,yaguas,yacunas,yayunas,yaru­ros, yucos y yurutíes? Menos que nada. Nosotros nos desenvolvemos al margen de nuestras raíces. Somos como los árboles celestes de fray Anselmo de Turmeda: nuestras raÍCes flotan en el aire.

Todo esto para recalcar la importancia que tiene este nuevo libro del profesor U maña Luna. Aquí está la creación de un universo, en el que todos los elementos que conforman nuestra cultura entran en una nueva valoración definitiva. De ahí que mi único propósito al exponer algo que se aproxima más a mis intereses de cada día, haya sido el de señalar cómo la lectura atenta de este texto debe llevar a cada quien a plantearse idénticos interrogantes. ¿Qué encuentro yo en mi en­torno inmediato que me permita participar en la conformación del mundo que necesitamos? En lo que a mí respecta pude precisar ese vacío que antes sólo había

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visto entre brumas, y busqué la forma de plantear una hipótesis de trabajo. Sobra decir que la distancia entre esta última y el hecho de ponerse en el oficio de cumplir una tarea que se muestra apenas como evidente, es enorme. Pero lo que importa es señalar que el libro del profesor Umaña Luna abrió para mí un pequeño camino hacia el futuro. Supongo que lo mismo pueda ocurrir con cualquiera otro, sea cual sea la disciplina a que se dedique, el interés que abrigue, la ideología de la que participe.

Ahora bien, si siguiéramos desde fuera el proceso dialéctico tan caro a Umaña Luna, tal vez tendríamos que aproximarnos primero al autor y luego al libro. ¿O al revés? Lo cierto es que para ello podríamos partir de un elemento que, por evidente, no tiene por qué decirse: Colombia va en contravía. En medio del caos de nuestros desórdenes sociales, el estruendo de las guerras que vivimos nos ha aproximado peligrosamente a una expresión insular, que es al mismo tiempo proyección y encrucijada. Nuestro proceso nos obliga avanzar. Por dónde lo hagamos no puede ser decisión de quienes están involucrados en la lucha y por lo mismo participa de una determinada clase de respuesta. Y es ahí, en ese punto exacto, donde es fácil apreciar una de nuestras grandes injusticias.

En efecto, acostumbrado a prodigarse a sí mismo, este país ha sido extrema­damente avaro cuando se trata de dar cabida a sus maestros. No digo, aunque su caso es similar, los maestros del siglo pasado, el señor Cuervo, don Miguel Samper, don José Caicedo y Rojas, tan peculiares en sus primeros atisbos, bien del lenguaje bogotano, bien de una sociología del altiplano o de una confusa expresión materialista que sólo le pudo dar sustento (era la época) el más clásico de los idealismos. Digo los de ahora, entre ellos Uribe Uribe, Echandía, Carlos Lozano, Malina, Umaña Luna. A casi todos, el país los trituró con sus inolvida­bles cantos de sirena. A uno lo hizo militar y guerrero, al otro presidente de la República, al demás allá diplomático y designado, al de más acá, tan pulcro e irrepetible, candidato de la izquierda en una aventura que fue demoledora. A Umaña Luna no. Claro está que lo hizo político (¿quién que es no es político?), que lo llevó al Congreso, que antes de enviarlo al exilio ~omo si faltara esa sola muestra para señalar sus altas calidades personales e intelectuales-, alcanzó a tentarlo con el fantasma de la nominación presidencial, fantasma que, ante su negativa, terminó en manos de José Jaramillo Giralda. Pero Umaña Luna, con su intachable dignidad intelectual permaneció en su cátedra, una cátedra que no limitó a su pupitre de maestro en la Universidad Nacional, ni al minúsculo escri­torio de su casa puesto bajo la protección de Don Quijote y de Bolívar, ni a sus innumerables libros, ensayos, trabajos académicos, folletos, investigaciones y estudios de alto vuelo, sino que ejerció -y ejerce-en su simple experiencia vital, en su palabra iluminada, en su vocación definitiva y paradójica: la de estudiante

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de veinticuatro horas y unos pocos minutos más al día, con el propósito esencial de afirmar a este país, ni lobo ni cordero, sobre su contravía.

A lo largo de una vida dedicada a la docencia, Umaña Luna ha hecho su sueño a la inmensa medida de Colombia. Quiero decir, él no ha llegado jamás a plantear una utopía. La única utopía posible entre nosotros debe ser precisamente la de evitar las utopías. Para él, como sucede con todo científico que se respete, la actividad del hombre precede al pensamiento: ''pensar es pensar algo ", diría Emilio Troise. De ahí que Umaña Luna haya centrado su tarea en los hechos ciertos que nos da cada día este país, las guerras, la violencia, primero las desi­gualdades, el trabajo, la parquedad de las propuestas políticas, la falta de herra­mientas ideológicas, la estadística, la diversidad de culturas, los muchos lengua­jes que se hablan sin encontrarse, también el riesgo, también la poesía. Su pensamiento sólo ha sido subalterno de la verdad. A lo largo de décadas, con sus libros, con sus clases, con sus artículos de prensa, con sus polémicas y mesas redondas, él terminó por armar su propio rompecabezas de Colombia, al que hoy sólo le faltan algunas pocas fichas, proceso que inició sin saber hacia dónde iría, con un viejo libro maravilloso, El intelectual en la emancipación, y que siguió, por qué no, con su defensa del teniente Cendales, o con sus clases incansables del colegio de San Bartolomé sobre Garcilaso de la Vega (el programa ordenaba estudiar la literatura española de los siglos XV, XVI Y XVII en diez meses: él le dedicó nueve a Garcilaso y el resto al resto), o con su trabajo en la Biblioteca Nacional, o con su amor a Chely, o con su profundo estudio sobre La Violencia en Colombia (quizá con Cien Años de Soledad nuestro clásico por excelencia del siglo XX), o con sus artículos de Estravagario y de la primera Alternativa, o con su demoledora argumentación en tomo a Los Derechos Humanos en Colombia, o con su fervor por el artículo 42 de la nueva Constitución al que él le abrió paso con innumerables trabajos y conferencias, o con su estudio impecable sobre La familia en Colombia, o con su compromiso a fondo con una sociología latino­americana, o con su inmenso respeto, amistad y solidaridad con Camilo, de quien escribió hace poco una biografía para recuperamos a todos su estatura, o con su dignidad a toda prueba, patente, repito, en su cuarto de trabajo donde se afana por pensar a Colombia, por corregir interminablemente sus originales, por repasar sus lecciones, por organizar el mundo, su mundo, esforzando la vista a partir de unos anteojos que ya no dan más, inclinándose sobre unos papeles donde pone su vida entera, llevando la cabeza que no quiere negar el impecable paso del tiempo hasta casi tocar el teclado de la vieja máquina de escribir donde están gastadas las letras de la palabra amor. Porque Eduardo Umaña Luna ha amado profundamente a este país y se ha desvelado por él, y así como le ha entregado su vida y su tiempo con generosidad, también ha sabido exigirle sacrificios y esfuerzos sin medida.

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Pues bien. En ese rompecabezas lleno de piezas dispersas pero complemen­tarias que es el trabajo de Umaña Luna, este libro era la ficha que faltaba. Ignoro por qué (los pensamientos de los viejos siempre siguen vericuetos inesperados), he recordado ahora con insistencia el esfuerzo con que mi hijo lograba armar cuando era niño esas figuras de cartón de cien, de doscientas fichas brillantes de colores, donde iban apareciendo piernas, brazos, bigotes, árboles, rabos, casas campestres y enredaderas hasta que por fin, en medio de esa barahúnda, encon­traba un pedazo de ojo que, suelto, parecía un lago, otro de nariz que era un huevo frito, un ponqué de fresa que al ensamblarse quedaba convertido en boca y así hasta que, como un milagro, aparecía la fisonomía de un gato feliz. ¡Era un gato!. Igual con este libro. Con él Umaña Luna le pone un denominador común a su trabajo de casi cinco décadas, y comienza uno a descubrir el por qué y el para qué de las tesis de aquel entonces, de sus desvelos obsesivos por la universidad, de sus reflexiones en voz alta, de sus sorpresivos esguinces en todas y cada una de sus charlas y de sus conferencias, de sus aburridísimas lecturas de Hegel, de Harnecker, de Lipschutz, cuando del otro lado del espejo estaban Faulkner, Hux­ley, Miller, John Dos Passos que, entre paréntesis, él también leía. El por qué y el para qué están expuestos en este maravilloso libro donde nuestro imbatible viejo maestro de recio carácter demuestra cómo ese tejido social intrincado, en el que se cruzan sucesos, hechos y elementos dispersos que en apariencia no tenían ubicación posible en este patio de templos derruidos, estaban puestos ahí para algo, para hacer un país, para darles un contexto, para vencer ídolos y salvar dificultades.

Pero, en el fondo, lo que emociona de este libro es que Umaña Luna refle­xiona en él desde los ángulos más diversos, a veces evidentes, en ocasiones inesperados, de vez en cuando traídos de los cabellos, sobre lo que ha sido su vida entera dedicada al servicio de la universidad, de la enseñanza. Y es entonces cuando lo atropella a uno como un tren una vieja frase que subrayó siendo joven y que hace poco volvió a encontrar en una segunda lectura de sus textos arqueo­lógicos. En 1854 John Stuart Mill, situado a años luz de la forma de pensar y de ser de Umaña Luna, escribió sentenciosamente: "¡En cuántas cosas ha cambiado el mundo durante la última media docena de años! Libre mercado en lugar de restricción; oro barato (y abaratándose), en vez de caro y encareciéndose; despo­tismo (en Francia) en vez de libertad; poca población en vez de superpoblación; guerra en vez de paz. Sin embargo, no hay un verdadero cambio en la educación, y por lo tanto todos los otros cambios son meramente superficiales. El mundo sigue siendo el mismo. Un cambio minúsculo en la educación haría del mundo totalmente diferente".

En el microcosmos de la propuesta de Umaña Luna (el macrocosmos es el de hacer un país), lo que se plantea en el fondo, es la necesidad de emprender de

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una vez una serie de cambios minúsculos en la educación. Primero, el hecho de acercarnos a la historia entendiéndola como un todo, en el que los héroes, Bolívar, Camilo, puedan darse la mano a través de los siglos e intercambiar ideas y opi­niones. El implacable análisis de Umaña Luna descubre en textos situados a ciento cincuenta años de distancia los elementos comunes que pueden darnos herramientas para pensar que no hemos encontrado en otras vertientes. Después, la reordenación del mundo, que pasará de las tradicionales conquista, colonia, independencia y república a una serie de nuevos apelativos, lo prehispánico, el orden señorial, el :1Uevo orden republicano, lo señorial-burgués, lo social-bur­gués, donde es posible reconstruir lo tantas veces roto por el trazado de una frontera rígida que impedía explicarse fenómenos concomitantes y lejanos. Más adelante, la ubicación de Colombia en un contexto opresivo, que le exige a na­ciones como la nuestra el cumplimiento de formas y de fórmulas que no le dicen nada, mejor que niegan su idiosincrasia. Hace tiempo pasaron de moda entre nosotros las preguntas generales. Una de ellas, formulada con insistencia hasta el momento en que irrumpieron en nuestro comportamiento Woodstock y lo ligth, planteaba la posibilidad que la libertad fuera aquí un sistema para morirse de hambre. En alguna forma esa grosera síntesis de una teoría política, que se ex­tendió como un incendio por los más disímiles escenarios haciéndole enorme daño a la discusión ideológica, planteaba lo que Umaña Luna precisa acá minu­ciosamente en tomo de la necesidad de que nos comprometamos a cumplir y hacer cumplir la Declaración de los Derechos de los Pueblos como requisito previo para atender luego las obligaciones que nos imponen los Derechos Huma­nos. y todo esto como una puerta de entrada, siempre desde el ángulo de la educación, a la necesaria conquista de la paz, que no es ni puede ser el punto final de un proceso militar entre dos bandos en pugna, sino una dinámica en la que tengan juego un nuevo modo de producción, unaformación social diferente, una adecuada interpretación de la coyuntura política. Pese a nuestro agitado com­portamiento colectivo, nosotros somos una sociedad desmovilizada. En este libro se muestran fórmulas para la movilización de la sociedad civil, que tienen que conducir necesariamente a la desmovilización de la sociedad armada. Vamos a hablar. Umaña Luna plantea la posibilidad de que se involucre a la guerrilla en el análisis de fórmulas que ayuden a superar la legitimidad y se la considere como actor relevante en la construcción de una gobemabilidad democrática para la Colombia de fin de siglo.

Toda la argumentación de Umaña Luna, así como la totalidad de su ejercicio vital, conduce a la búsqueda de una paz auténtica. Con su propensión hacia las mentiras piadosas y las formas pulidas del lenguaje Colombia ha deshumanizado la guerra. Nuestros muertos llegan a cientos de miles. ¿A quién le importan? Vargas Llosa tan excelente escritor como fastidioso político dice en La guerra del fin del mundo que "es más fácil imaginar la muerte de una persona que la de

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cien o mil". Y añade: "Multiplicado, el sufrimiento se vuelve abstracto. No es fácil conmoverse por cosas abstractas". La extensión de nuestro conflicto nos ha llevado a la abstracción de la guerra. Parecería que nuestros muertos no fueran nuestros muertos, que sucumbieran en una confrontación lejana del siglo XVII. Pese a su ambigüedad, uno de los propósitos más urgentes de nuestro trabajo político debe ser el de recuperar la mirada. "Si puedes mirar, vé. Si puedes ver, repara", dice el Libro de los Consejos citado por Saramago. El trabajo de Umaña Luna nos ayuda a ver. Y haciéndolo, recupera para nosotros un espacio para el mundo.

Fernando Garavito Lisboa, marzo de 1997

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INTRODUCCION ~

DEL ¿QUE HACER? AL QUEHACER

Este ensayo parte del reconocimiento de la existencia del policlasismo, de la dispersión de las regiones, de los distintos estadios socio-culturales, de la atroz violencia, de la inmoralidad de grupos sórdidos, de la ingobernabilidad, de la ilegitimidad de muchas de nuestras normas jurídicas, de la corrupción por la búsqueda del poder ...

Duele sí, que la mayor parte del pueblo colombiano (laborioso, honorable y sincero), tenga que someterse al drama nacional y al descrédito internacional. Estas circunstancias negativas e injustas deben desaparecer. Y entre más pronto mejor para la salud colectiva.

Al plantear como base de la organización político-jurídica del país el predo­minio de la filosofia de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos, no se propone una nueva reforma constitucional sino tomar como guía básica este conjunto de principios (algunos ya incorporados en la Carta Magna de 1991), para hacer viable el cumplimiento de los derechos humanos, dentro de un clima de paz general con acertada y completa justicia social.

Sobra decir que todo ello debe darse dentro del diálogo general, en que la sociedad no comprometida en los conflictos existentes, a cualquier nivel, sirva de árbitro imparcial para dirimir los conflictos de intereses en el plazo mínimo que exige el peligro de una solapada disolución de la nacionalidad. Lo primero debe ser el darle legitimidad al poder público en la significación de un Estado que, en forma planificada, desarrolle una verdadera coordinación entre las tres ramas del poder público.

No creo necesario anotar que todo sistema político-jurídico tiene legitimidad cuando la normatividad respectiva parte de la eticidad. De ahí la importancia que debe adquirir esta última y, por ende, el logro de unas bases coherentes que

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permitan alcanzar un gobierno justo. En esta perspectiva jugará un papel primor­dial la colaboración académica, como cerebro del plan ecológico, de desarrollo y, en consecuencia, de ascenso cultural. La universidad resulta el centro motriz y el elemento vital de la estrategia del nuevo país.

La apelación a la soberanía popular es la mejor salvaguarda de los principios éticos fundamentales. Sin defenderlos será imposible producir el cambio de es­tructuras y, por consiguiente, provocar la desaparición del flagelo de la inmora­lidad, hoy por hoy favorecida por la impunidad que se deriva de la complicidad de los organismos formales e informales de control social.

Basándose en la teoría tradicional del contrato social (Locke, Rousseau y Kant), J. Rawls1 sugiere que para lograr una sociedad bien ordenada se escojan los principios que informan a la justicia y se les fundamente en los valores de la eticidad. Según él, esos principios:

"1. Deberán ser generales, esto es, tiene que ser posible 'formularlos sin el uso de palabras que intuitivamente podrían ser reconocidas como nombres pro­pios o descripciones definidas. Así los predicados utilizados en su formulación deberían expresar propiedades o relaciones generales'.

"2. Deberán ser universales en su aplicación, valiendo 'para todos por ser personas morales' .

"3. Han de tener un carácter público, cuyo objeto es que las partes valoren las concepciones de la justicia como constituciones de la vida social públicamente reconocidas y totalmente efectivas.

"4. Deberán regular pretensiones antagónicas o demandas conflictivas.

"5. Deberán ostentar el carácter de instancia justificadora del razonamiento práctico".

La argumentación anterior tiene como propósito desarrollar, en forma válida, concreta y oportuna, la concepción general de lajusticia: "Todos los bienes sociales primarios-libertad y oportunidades, ingresos y riquezas y las bases de la autoestima, han de ser distribuidos de forma igual a menos que una distribución desigual de cualquiera o de estos bienes vaya en ventaja de los menos favorecidos".

y aclara el autor citado: "Pero si llegamos a un acuerdo, hemos de aceptar el resultado; y, por lo tanto, para dar una aceptación de buena fe, no sólo debemos

Teoría de la Justicia, Cambridge, Mass, Harvard, University Press, 1971. La traducción castellana, de M. Dolores González, fue publicada por el Fondo de Cultura Económica, Mé­xico,1978.

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intentar honrarla, sino creer con fundamento que somos capaces de hacerlo. La condición contractual es así un límite ulterior".

Los principios de esta acción de cambio equitativo se podrían proponer aSÍ:

"1. Toda persona debe tener igual derecho al más extenso sistema total de libertades básicas iguales, compatibles con un sistema similar de libertad para todos.

"2. Las desigualdades sociales y económicas deben estar ordenadas de tal forma que:

"a) Estén dirigidas a un mayor beneficio del menor aventajado, compatible con el principio del justo ahorro; y

"b) Estén vinculadas a cargos y posiciones abiertos a todos bajo las condi­ciones de una equitativa igualdad de oportunidades".

Cada quien deberá aportar su cuota democrática de estima por el bien común: "Lo que justifica una concepción de la justicia -aclara Rawls- no es el que ésta sea verdadera respecto a un orden previo que ya nos está dado, sino su congruen­cia con nuestra más profunda comprensión de nosotros mismos y nuestras aspi­raciones, el que nos demos cuenta de que, dada nuestra historia y las tradiciones encarnadas en nuestra vida pública, es la doctrina más razonable para nosotros".

Claro está que nuestra posible acción doméstica no debe ignorar los avances de la teoría social universal. Como lo recuerda Anthony Giddens en sus comen­tarios sobre el aporte actual de Jürgen Habermas, "durante muchos años ha ha­bido una profunda brecha entre la teoría social alemana y la anglosajona. Los pensadores alemanes siempre han sido aficionados a construir difíciles sistemas filosóficos de tremenda complejidad. Como señala Skinner, hasta hace poco tiempo la mayoría de los sociólogos y filósofos del mundo anglosajón, en cambio, han desconfiado de la Gran Teoría.

"Si hoy son más receptivos, ello se debe en gran parte a los escritos de Jurgen Habermas, quien sin duda es uno de esos' grandes teóricos' a la manera tradicional alemana, pero que ha hecho un esfuerzo consciente para conectar las corrientes británica y norteamericana de la sociología y la filosofía a las derivadas de la teoría social alemana. Los que se han nutrido con el pensamiento social anglosajón pueden reconocer muchas cosas familiares en la obra de Habermas, por lo que su pensa­miento es más fácilmente accesible que si no hubiera este acercamiento,,2.

2 El capitalismo y la teoría social moderna, Cambridge, University Press, 1972, traducción de Carlos Gardini.

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Fenómeno intelectual, similar al anterior, debe ser desarrollado en la cultura latinoamericana y, por ello, propongo como dos guías básicas los planteamientos de Simón Bolívar (Carta de Jamaica, 1815), y sus posibles complementos en las proposiciones de Camilo Torres Restrepo (mediados del siglo XX), con el fin de ganar la mayor autenticidad sin que ello implique insularidad.

A propósito, aquí cabe recordar, como lo hacen los Objetivos y Manual de la Fundación Internacional por el Derecho y la Liberación de los Pueblos (1979) que "una cultura es algo vivo, por lo que no es cuestión de transformar la vida popular en una tienda de antigüedades, ni de condenar a algunos pueblos del tercer mundo a ser la reserva del folclor de la humanidad". "La dimensión universalista expresada en la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos -expresa el documento más adelante- debe ser reconciliada con las múltiples expresiones culturales que pueden revestir el amor a la paz y la voluntad de solidaridad de los pueblos entre ellos. El derecho a la autodeterminación cultural comprende tam­bién el respeto de las demás civilizaciones y una percepción autónoma del uni­verso. Es conveniente reflejar en los conceptos fundamentales (pueblo, Estado, derecho, cultura, territorio, educación, desarrollo), los instrumentos intelectuales que han adoptado las distintas sociedades y con ayuda de los cuales caminan hacia su propia liberación".

Es necesario salir de la provincia hacia el mundo, llegar a la modernidad para pensar en la posmodernidad. ¿Cómo alcanzar la segunda sin haber pasado por la primera? Un encierro cultural nuestro sería fatal para el país. El encuentro con Latinoamérica es el primer paso para buscar la modernidad, propia de las nacio­nes desarrolladas pero todavía no alcanzada por los pueblos dominados cultural, económica y políticamente por todo tipo de imperialismos.

La tercera vía de Latinoamérica parece la más factible si queremos alcanzar los fines básicos de la libertad, la paz y el bienestar colectivos.

Jeffrey C. Alexander, en Las teorías sociológicas desde la segunda guerra mundiaP, nos impele a reflexionar, sin fanatismos, rencores y sumisiones, en la actualidad universal. Nuestro objetivo: no caer en las trampas de los teóricos del desarrollo imperialista. En la página 294 expresa: "Las historias del marxismo de posguerra y la teoría sociológica de posguerra son curiosamente inversas. La sociología partió de una teoría multidimensional y en el curso de su antagonismo con Parsons creó tendencias que adoptaron diversos rumbos unidimensionales. El marxismo, por el contrario, partió de las teorías unidimensionales y procuró revigorizar marcos multidimensionales. Ambos esfuerzos fallaron a causa de una exagerada respuesta a su punto de origen.

3 Editorial Gedisa, Barcelona, tercera edición, 1995.

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"La teoría sociológica contemporánea ha fracasado a causa de un antagonis­mo exagerado, y el marxismo de posguerra a causa de una excesiva lealtad. La teoría sociológica de posguerra a menudo subordinaba el juicio lúcido al esfuerzo de apartarse de las ideas parsonianas. El marxismo de posguerra se alejó de la lógica de sus propias conclusiones en el afán de mantener las ideas características de Marx. Las innovaciones reales de ambas tradiciones, en otras palabras, han fracasado por la misma razón: no han podido cimentarse en una base multidi­mensional. La senda de ambos esfuerzos, pues, parece conducir la vuelta a Par­son s, o para ser máE preciso históricamente, al marco teórico que Parsons ambi­guamente procuró construir".

¿ y nosotros? ¿Latinoamérica y, por ende, Colombia? ¿Qué senda a seguir? Podría ser la del Humanismo Social. De todas maneras no podemos continuar en las indecisiones sociológicas, con sus tremendas consecuencias políticas, entre ellas la de poner en grave peligro la hipótesis del desarrollo. Es decir, sin ninguna autodeterminación al interior, ni decoro nacional hacia el exterior. No salimos del círculo vicioso de nuestras ignorantes dubitaciones, de nuestras crueles reali­dades, de nuestras dolamas, de nuestra carencia de personalidad.

¿ Que otros piensen por nosotros mientras nos autodestruimos? No. Tenemos la obligación de construir un país. Y esta es la razón esencial de este ensayo. Pasar del ¿qué hacer? al real quehacer.

EL CONOCIMIENTO (TEORÍA Y PRAXIS)

La relación (Teoría Universal y Praxis Social) presupone en el investigador asumir el método científico (fusión de lo cualitativo y lo cuantitativo). Hay que recordar que la diferencia (cualidad y cantidad) es más de grado que de especi­ficación, en incidencia recíproca. La autonomía de cada una de ellas es casi imposible en la investigación.

Según el filósofo alemán Husserl (a quien más adelante cito en las "regiones ontológicas") para llegar a establecer un conocimiento científico (una ley cien­tífica) se debe pasar por tres etapas:

1 a. Observación de los hechos significativos;

2a. proponer las hipótesis que puedan explicar los hechos significativos, y

3a. de esas hipótesis deducir las consecuencias que puedan ser puesta a prue­ba por la observación.

Para un trabajo como el actual, hay que considerar que ni los hechos, ni las hipótesis, están aislados, sino que son unívocos dentro del escenario que se exa-

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mine. En este caso: el proceso cultural, relativo en el tiempo y en el espacio históricos, que se busca conocer.

Para el presente -investigado científicamente- debe buscarse la proyección al futuro con seriedad del examen de las perspectivas y sin ánimo alguno de fantasías futurólogas.

Se ha relievado sobre estos particulares: "Nuestra conducta debe ser la con­ducta consciente del miembro de la sociedad sin clases (subrayo), pero esto no quiere decir en absoluto que en los problemas de la conducta tengamos que dirigimos siempre a nuestra conciencia. Esto seria una carga excesiva para la conciencia. La verdadera y amplia norma ética se hace real sólo cuando su mo­mento consciente para el campo de la experiencia general, de la tradición de la costumbre, cuando la norma empieza a actuar rápida y exactamente, apoyada por la opinión y el gusto social,,4.

Todo esto en la relación de la comunidad con el sujeto, en el conocimiento del ego (individuo) con el ente colectivo (sociedad). Hasta alcanzarse: la auto­conciencia. Explica A.L. Shnirman:

"La conciencia de uno mismo, como sujeto de los diversos tipos de la propia actividad práctica y teórica, va indisolublemente ligada, en la autoconciencia del hombre, a la conciencia de sus relaciones con la colectividad en la que se desa­rrolla esa actividad, a la conciencia de sus obligaciones, de su deber ante los demás. Debido a ello, en el desarrollo de la autoconciencia se manifiesta su aspecto moral. Esta es la razón de que en la estructura psicológica de la autocon­ciencia se manifiesta con particular claridad su aspecto moral. Esta es la razón de que en la estructura psicológica de la autoconciencia concedamos tanta im­portancia a las ideas del hombre sobre sus derechos y obligaciones, al sentimiento del deber y la responsabilidad del honor y la conciencia"s

Frente a la enajenación del sujeto en su realidad social (como sucede con la hipótesis del cambio) surge la alternativa de apegamos al viejo estado de cosas o, por el contrario¿ superar la realidad que nos esclaviza. En tal situación, dice Fritz Pappenheim :

" ... 0 nos atrevemos a aceptar el riesgo y luchamos por una nueva etapa de la historia humana en la que el hombre aunque no supere todas las fases de la

4 A.S. Makaenko. Sobre la educación comunista, pág. 180 Y 18t.

5 El problema de la conciencia, E.V. Shorojova, Editorial Grijalbo, México, D.F., 1963, págs. 262 y 263.

6 La enajenación del hombre moderno, Ediciones Era, S.A., México, D.F., 1965, pág. 110.

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enajenación tendrá por lo menos una posibilidad de luchar contra las fases eco­nómicas y sociales; o retrocedemos ante los peligros que una transformación del orden social puede engendrar. Si elegimos esta última ruta debemos resignarnos a vivir en un mundo en que las tendencias que separan al hombre de sus seme­jantes de la vida que los rodea, y aún de sí mismo, continuarán sin merma. La oposición a esta extrañación no resultará nada más que una protesta vacía; y en el mejor de los casos se encontrarán remedios que no afrontarán las fuerzas de la enajenación sino que curarán sólo alguna de las heridas que ellas nos infligen".

Para naciones, como Colombia, este problema de la enajenación ha obligado al racional enfoque de la situación del ego, de la comunidad, del Estado Social de Derecho, de la relación apasionante entre la ciencia y el arte.

De la importante compilación de reflexiones sobre estos vitales problemas, publicada recientemente bajo el título global de "Arte y Cultura Democráti­ca" 7 relievo tres básicos conceptos para entender las posibilidades del ser humano al siglo futuro.

Buscando relación lógica entre los juicios enunciados, recalco sobre las lu­chas intelectuales de algunos de los pensadores colombianos de hoy y sus apre­ciaciones sobre el próximo futuro que, sin lugar a dudas, abre el camino para el sensato optimismo de un porvenir sin fatales enajenaciones, siempre y cuando que se reencuentre al ser humano con todas sus potencialidades, con todos sus esfuerzos, con toda su libertad.

Advierte Darío Botero, en Pensar la democracias:

"El único juguete permanente de la democracia es el individuo social, con­creto, que eventualmente puede llegar a ser autor responsable y libre. Es un absurdo oponer la sociedad al individuo. El individuo ya es lo social concreto.

"El número no le agrada nada al concreto. Hay desde luego concepciones individualistas, irresponsables, pero lo único que puede deducirse lógicamente es que todas las teorías políticas se basan en una determinada concepción del individuo".

Cualquiera que sea la concepción del individuo hay que dimensionar los elementos válidos del desarrollo. Por eso afirma Ricardo Sánchez Ángel en "Li­minar" del libro estudiado9

:

7 Programa: Educación para la democracia. Instituto para el desarrollo de la democracia "Luis Carlos Galán", Santafé de Bogotá, Servigraphic, Ltda, 1994.

8 Op.cit., págs. 123-124.

9 Op.cit., pág. 7.

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"¿Cuáles son los caminos que deben transitar un país como Colombia para lograr una sociedad y un estado democráticos? Este es el interrogante central que acompaña a gobernantes, intelectuales, políticos y de manera muy angustiosa a las gentes del común que son las mayorías nacionales. Su respuesta es, o debe ser, dinamizadora del debate político permanente de la sociedad y del Estado, no sólo en las campañas políticas, sino en los estudios científicos, en las reflexiones intelectuales y en las agendas de los gobiernos y los políticos. Debería ser el esfuerzo supremo de los partidos para devolverle a las ideas y a los programas su importancia primordial sobre las maquinarias. Igualmente, comprometer a los Medios Masivos de Comunicación, a sus periodistas y escritores en la reflexión frente al hecho protuberante de estar convertidos, salvo excepciones, en maqui­narias de fabricación de ideologías propias a la sociedad de consumo. Aunque el periodismo escrito ha avanzado, está lejos aún de mantener la reflexión sobre la democracia, como debate, escrutinio y crítica abierta a las contribuciones de los disidentes y de los otros que tienen su interés y su aporte intelectual en el país y en el mundo".

U l l·· d' . 10 n poco uego, exp lca SlD encamente :

"Una dimensión de la política, es el Estado y la Cultura que bien se sintetizan en la fórmula del Estado Social de Derecho, debe penetrar en la vida de la familia y las relaciones cotidianas, en la educación, la ciudad y el trabajo. En el mundo de la vida, los cambios para desarrollar la democracia se dan en las instituciones: Constitución, leyes, planes, gobiernos, congresos ... Pero no se limitan a ello. Deben acompañarse, combinarse con cambios, reformas en lo social, educativo, cultural, económico, ambiental; en el campo privilegiado de las comunicaciones. No hay justificación para los aplazamientos. Que primero lo económico, y luego lo institucional o viceversa. La democracia en su polisemia es combinada, simul­tánea y compleja, así haya que constituir agendas para su cumplimiento".

Deducell:

"La clave para la comprensión y adelanto de un proyecto histórico por la democracia exige construir a grande escala en la sociedad y el estado una cultura política a su favor. Cultura política que sintetice las experiencias nacionales e internacionales en la teoría y en la práctica.

"En una cultura política democrática, basada en el respeto de los derechos humanos, la justicia y la paz está la clave para las instituciones, la Constitución, la economía, en fin, el mundo de la vida tenga el soporte necesario para su

10 Op.cit., pág. 9.

11 Op.cit., pág. 9 Y 10.

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existencia y funcionamiento pleno. En el continente de la cultura política está la experiencia histórica y los saberes de toda condición científica y artística, de la vida social de las comunidades y de los individuos, de las tradiciones e innova­ciones de lo perenne y la ruptura. Elemento sustancial de la cultura política es la experiencia lúcida del pueblo, la creación artística y literaria, los procesos cultu­rales y la educación regional y nacional".

En Teatro, democracia y pedagogía, Santiago García resume con maestría cultural12

:

"No es suficiente atenerse a las tradicionales concepciones de la cultura que le confieren tan sólo al campo de los bienes materiales y espirituales que produce la sociedad. Es también el sistema de relaciones que el hombre, creador de esos bienes, ha encontrado para disfrutarlos y transmitirlos. La concepción actual de la cultura engloba, en su definición, la capacidad del hombre para reproducir sus propias creaciones, para trasmitirlas por medio de la enseñanza.

"Es decir que las formas de educar, los sistemas pedagógicos, tienen que concebirse como inventos necesarios del hombre para trasmitir y ampliar sus medios expresivos y las formas, los objetos y los pensamientos que ha desarro­llado, no sólo para transformar la realidad y ponerla a su servicio, sino para comunicarse entre sí y sobrellevar el peso de la existencia.

"La educación es un invento que se va dando a medida que una sociedad progresa y se transforma. Está en la base de la cultura y como ella no es estática, está en movimiento continuo. Es como el arte. Tiene que aprender a aprender. Es unjuego apasionado entre la ciencia y el arte. Entre las voces unívocas de lo serio y la palabra polisémica de lo festivo. La educación camina en esos dos sustentos y es por ello que una reflexión sobre los procesos creativos, en el arte siempre tienen que ser motivo de interés de una educación actual".

El individuo social (Botero), la cultura política para la democracia (Sánchez), aprender a aprender (García): bases para un mejor ser, un mejor obrar, una más amplia perspectiva intelectual ... Así debe entenderse cualquier hipótesis de me­joría del porvenir. Para ello: fe, dedicación, alegría.

De lo contrario: resignación, apatía, indiferencia.

o entrar con el maravilloso (peruano-poeta-mestizo) César Vallejo, en la permanente y angustiosa fuga de sí, del mundo, de la realidad. Hasta su muerte (más intelectual que meramente física) el15 de abril de 1938 (dolor, blasfemia, desesperación: todo, todo en su maravillosa poesía):

12 Op.cit., pág. 75.

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"Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido, se empozara en el alma ... ¡Yo no sé!

"Son pocos, pero son ... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la muerte.

"Son las caídas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Estos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

"y el hombre ... Pobre ... pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, Y todo lo vivido se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

"Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ; yo no sé! 13

Entonces, conviene hacer un somero repaso sobre el método, las bases del conocimiento y su aplicación ontológica para, en cómo razonar, entender, el entorno y su propio ego.

Pero, no debemos olvidar:

"En nuestro mundo, la sociedad de los dos tercios gobierna y prospera sin tener nada que temer de la otra tercera parte de pobres diablos. Pero sería bueno tener en cuenta que en el resto del mundo la sociedad de los dos tercios (o de las cuatro quintas partes, o de las nueve décimas partes) está en la del contrario,,14.

La tesis de El Humanismo Social implica indagar sobre:

l. El método;

2. El conocimiento, y

3. Lo ontológico.

13 Los heraldos negros (Poesías Completas), Buenos Aires, 1949, pág. 23.

14 Norberto Bobbio, La utopía al revés (Tomado de Después de la caída), autores varios, crítica, Barcelona, 1993, pág. 24.

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El proceso -en resumen- puede ser planteado así:

1. E/método

Proviene de la voz griega Metienai (persecución). Otros, toman como raíz (también del griego): Meta (hacia) y Odos (camino).

El método general se puede definir. "Conjunto de reglas lógicas a que debe ajustarse el pensamiento del sujeto cognoscente en las tareas de investigación sistematización, demostración y exposición de un objeto determinado y, a la vez determinante, en razón de su naturaleza, del camino adecuado para su conoci­miento".

Cabe recordar que metódica es la parte de la teoría que describe y justifica los métodos scrictu sensu, mientras que metodología es la elucidación del método especial que concierne a cada una de las ciencias o disciplinas científicas.

En síntesis, deben recordarse algunos principios elementales, así:

a) Condiciones del Investigador

Objeto, fines, política, erudición, interés y -en general- lo característico de lo investigado (materia, tiempo-espacio, categoría, etc.).

b) Sinopsis de la investigación

b.l El planteamiento (aporética): Planteo de la tesis (Base para la disertación escrita que se presenta mediate proposición que se sustenta en adecuados razo­namientos).

b.2 La erudición (heurística): Búsqueda o investigación de fuentes varias en relación al tema que se investiga.

b.3 La construcción (síntesis): Suma y compendio de un todo, por la reunión lógica de sus componentes.

b.4 Declarar e interpretar: Sobre lo investigado (conclusión razonada para mostrar la veracidad de lo investigado).

En relación con el planteo anterior surge un elemento fundamental para lo­grarse un cabal entendimiento del origen, contenido, desarrollo y conclusiones de la investigación social: lo político.

Pablo González Casanova en su ensayo Estudio de la técnica social al men­cionar la cultura política como condición básica de la personalidad misma del investigador, recuerda su necesidad histórica:

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"En estas condiciones la educación política adquiere una gran importancia, sobre todo si capacita a los hombres para enfrentarse a sus grandes conflictos, a su principales contradicciones, y permite que éstas se reflejen en la crítica y discusión públicas del problema del ser humano, como históricamente se ha probado y sigue probando que es posible. El que hasta ahora no se haya acordado al conocimiento político y a la educación política toda la importancia que puede tener en el futuro inmediato, se debe a circunstancias históricas y sociales que evidentemente escapan al control de los seres humanos; pero también se debe a una falta de toma de conciencia, a una situación ideológica que refleja la situación real, y que sin embargo no es absolutamente necesaria, pudiendo ser rebasada.

"En forma esquemática es posible determinar las principales políticas de los autores tomando como base algunos de sus elementos más significativos, como son las metas y los medios que señalan o emplean para la solución de los proble­mas sociales".

La posición política de los autores se puede ubicar, así:

"10. Por su posición frente al sistema, como hemos indicado con anterioridad los autores, implícitamente o explícitamente, se propone mantenerlo o conser­varlo, cambiarlo o destruirlo; 20. por su posición frente a las estructuras objetivas -particularmente las que se refieren a la distribución del poder, la riqueza, la cultura- en que se dan los conservadores del statu en todas sus características, y quienes consideran, por razones morales o políticas, que es necesario cambiar las estructuras; 3°. por la prioridad o el orden en que se buscan determinadas metas, expresamente manifestadas, como la estabilidad, el desarrollo, la independencia nacional, el socialismo, la revolución; 40. por los medios que están dispuestos a emplear, que van desde los más conservadores, como el control de la natalidad, el control de las aspiraciones, el intervencionismo militar en los países pobres, coloniales y semicoloniales hasta los más radicales, que consisten en la organi­zación de empresas revolucionarias".

2. Conocimiento

El principio "no hay objeto sin sujeto" se explica así: los objetos existen fuera de nosotros; son los objetos los que se reflejan en el sujeto. A su vez, el sujeto revierte el nuevo reflejo a la realidad, a lo externo, a la vida cotidiana. No hay conocimiento completo sin la coñlUnicación, la cual adquiere identidad plena en la vida social. La transmisión del saber no es sólo la inmediata, sino la pasada a través de la experiencia (conocimiento acumulado).

Los procesos del conocimiento parten de la categoría suprema: la materia. Luego, las relaciones de la materia con las categorías de espacio y de tiempo.

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Aparece el desplazamiento interno: cambio a nuevas formas de vida para permitir el desarrollo.

La materia está en permanente evolución: paso de la inerte o inorgánica a la orgánica (primeras especies vegetales o animales y relaciones de estos organis­mos con el medio externo: fenómeno de la reacción).

La reacción original con base en la sensibilidad (que permitirá una mayor adaptación del organismo al medio), a lo largo de toda la evolución hasta llegarse a la formación del sistema nervioso superior (animales) y el máximo desarrollo cerebral (especie humana).

La permanente dinámica del organismo, su continuo cambio en la unidad psicológica, se produce a través del proceso de estímulos-respuestas que, a su vez, operan en el sistema nervioso especializado para la vida de relación.

Los estímulos proceden:

a) Del mundo exterior (olfato, tacto, gusto, oído y visión).

b) Del medio interno (excitaciones del corazón, los pulmones y demás órga­nos internos, y otros como los cambios químicos sanguíneos, etc.).

Las respuestas se elaboran a nivel de los centros nerviosos que constituyen el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal).

Unos y otros se transmiten por los nervios, formando conjunto de fibras nerviosas que van y vienen desde la piel, los músculos, los órganos internos hasta el sistema nervioso periférico.

Las fibras nerviosas son unas sensitivas y otras motoras. Un estímulo es recibido por los órganos sensoriales y fibras receptoras y conducido a los centros nerviosos por las fibras nerviosas sensitivas. La respuesta (allí elaborada) regresa por las fibras motoras a los músculos y glándulas (órganos efectores).

Este proceso de estímulo-respuesta, es precisamente el reflejo (forma funda­mental de adaptación del ser humano).

Los centros nerviosos del sistema nervioso central se especializan en cierto tipo de respuestas, desde las más simples a nivel de la médula espinal (concen­tración muscular) hasta las más completas por la corteza cerebral (las psíquicas), pasando por toda una serie de respuestas escalonadas de acuerdo con su comple­jidad (a partir de la médula).

La neurona: unidad básica del sistema nervioso:

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a) Célula nerviosa;

b) Prolongaciones que nacen de la célula, o sea las dentritas (forma arbori­zada), y

c) El filamento nervioso (también nace de la célula y recibe el nombre de cilindro-eje).

Las dentritas recogen la excitación y la transmiten al cuerpo celular (allí sufren nuevas combinaciones de impulsos nerviosos) y pasan por el cilindro-eje a otra neurona, o directamente, a los órganos efectores.

Arco reflejo: está formado por una cadena de neuronas que transmiten la excitación. Tiene una sección aferente, constituida por el sector receptor, o fibra nerviosa sensitiva y su terminación en las células del sistema nervioso central (esta sección es el analizador, debido a las complejas funciones de análisis-sín­tesis que cumple). La parte central la constituye la cadena de neuronas que di­funde la excitación. La sección aferente la forma la célula que da origen a la fibra motora (que termina en el músculo o en la glándula).

La excitación e inhibición: interviene en todo acto reflejo (ejemplo: flexión del brazo: al tiempo que se excitan los músculos flexores se inhiben los músculos tensores).

Foco dominante: se forma cuando la actividad refleja se subordina a un centro nervioso que a su vez ha estado sometido a estímulos.

Formas del conocimiento

La sensación

Es el reflejo de cualidades aisladas de objetos o fenómenos del mundo exte­rior que actúan directamente sobre los órganos de los sentidos (ejemplo: color, cualidad aislada del objeto respectivo).

Esta captación de cualidades ocurre dentro del proceso elemental de la formación más simple de arcos reflejos; a través del acto perceptivo de la sensación, se viene a constituir la forma inicial de la imagen que conoce. Es la primera fuente del cono­cimiento (no en sentido cronológico, sino referente a su menor complejidad).

En toda sensación hay tres momentos: estímulo, estimulación y excitación.

El estímulo: es el momento inicial del contacto del sujeto con el objeto o fenómeno (el estímulo, al llegar al organismo engendra energía en el sistema nervioso).

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La estimulación: es el proceso para la formación del arco reflejo (la recepción de energía no es pasiva).

La excitación: final del reflejo completo.

Las sensaciones cuando están ligadas a los órganos de los sentidos dependen de los extrareceptores (receptores externos) y de los propios receptores (cuando dependen de los órganos internos).

La sensación interna o externa, es una relación del sujeto respecto de objetos o fenómenos (siendo así la primera forma de selección).

La percepción

El segundo acto de conocimiento es la percepción, en la que el sujeto capta el conjunto de cualidades y partes de los objetos o fenómenos: se conoce la integridadformal (todavía no por esencia misma). En la percepción se requiere que haya inmediatez y relación entre sujeto y objeto (ejemplo: rosa, ya no se está captando solamente su color, sino su aroma, su forma y su conjunto de cualidades: tamaño, color, etc.).

Se percibe con mayor o menor amplitud de acuerdo con la experiencia del sujeto y, de la comunidad a través del lenguaje que sintetiza toda la experiencia de la humanidad; si se pregunta, quien utilizó primero el signo verbal rosa, habrá que recordar todo el fenómeno del lenguaje y de la transformación de la expe­riencia en el conocimiento humano.

Un niño ve por primera vez la lluvia y comienza a sentirla (es un fenómeno natural), pero, a través del lenguaje, es como llega a identificar con el signo verbal lluvia (fija el fenómeno natural; puede verla mentalmente); hasta poderse repre­sentar objetos que no se han conocido por percepción directa.

Hay percepciones genéricas y específicas; depende de la disposición del sujeto y de su experiencia, así como de otros factores (interés, novedad, etc.), para captar unas y otras.

Las notas principales del acto perceptivo son:

a) La integridad: el objeto o fenómeno se percibe en todas sus cualidades y variedades cuando está en contacto directo en el sujeto.

b) La racionalidad: se llega mediante la percepción racional, cuando el sujeto la intención de conocer, buscar, explicarse las características del objeto y fenó­meno y, si tiene experiencia anterior, lo identifica con el signo verbal que corres­ponda, y así lo distingue de otros objetos o fenómenos similares.

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Hay percepciones simples y especializadas. En la percepción se desarrolla la selección de objetos o fenómenos por medio de la comparación. Puede ser selección temporal o permanente. La primera está basada en la emotividad del sujeto dentro de un tiempo limitado de acuerdo con la intensidad de estímulo. La segunda, casi siempre se obtiene por formación o hábito profesional. La percep­ción se relaciona también con la actitud del sujeto para captar con mayor rapidez los objetos o los fenómenos.

Dentro de la percepción se presentan categorías. La categoría básica es la percepción del espacio y tiempo, ya que todo objeto o fenómeno está en el tiempo y ocupa un espacio; luego viene la percepción del movimiento, donde las nocio­nes de espacio y de tiempo, se unen a las de distancia y velocidad.

La percepción conduce a la observación, o sea la percepción continuada, planificada e intencional con el objeto de conocer. La observación permanente depende de la experiencia que se tenga en una técnica, mediante la ayuda de ciertos medios (dibujos, esquemas, principalmente en relación con el lenguaje, que es auxiliar muy importante para establecer la mejor observación por vía perceptiva) .

La representación

Es un acto más complejo, en el cual ejercen función básica dos elementos: la atención y la memoria. La representación, a diferencia de la percepción, tiene la nota de inmediatez o lejanía, es decir, no hay vínculo directo entre el sujeto y el objeto o fenómeno. La representación ocurre el objeto es reproducido en el cerebro. Es un acto eminentemente selectivo.

Conviene, entonces, destacar lo fundamental de los dos elementos: atención y memoria.

La atención: dentro de la praxis social permanente operan innumerables cantidades de objetos y fenómenos; pese a esa enorme cantidad de estímulos, la mayoría pasan inadvertidos, percibiéndose sólo una parte. Desde el momento de la percepción se está operando una función selectiva hacia ciertos objetos o fe­nómenos, mediante la atención (cuando el sujeto, consciente, presiente una gran cantidad de objetos y de fenómenos).

Hay dos tipos de atención: involuñtaria y voluntaria, primordialmente.

a) Involuntaria: simple reflejo del sujeto frente a los estímulos del mundo externo no hay; no hay contacto volitivo; la fuerza del estímulo guarda una rela­ción directa entre la de un estímulo particular y el resto de estímulos que están obrando sobre el sujeto (ejemplo: en una habitación hay muchos ruidos fuertes;

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El HUMANISMO SOCIAL 39

se produce uno nuevo y, por lo general, pasa inadvertido; en cambio, en lo soli­tario el ruido más leve es un estímulo poderoso).

Los factores que influyen en la atención voluntaria son:

- Fuerza del estímulo

- Relación del estímulo con otros estímulos;

- Novedad del estímulo que se presenta, y

- Particularidades para el sujeto y su estado anímico.

b) Voluntaria: Es la que está determinada por una actividad provocada, con las siguientes características:

1. La concentración se determina por la selección de objetos limitados por el sujeto, quien conscientemente dirige su atención a un grupo determinado de objetos o de fenómenos;

2. La intensidad es mayor o menor según el grado de interés del objeto que permite abstraerse de los otros objetos,

3. La constancia en la atención se determina por la fijación más o menos prolongada sobre algo (en los niños es muy frecuente la inestabilidad, pues cual­quier estímulo les debía atención);

4. Puede suceder que se distraiga el sujeto o que simplemente pasa de una fijación a otra de manera lógica;

5. La atención puede estar distribuida en dos o más acciones simultáneas.

6. La distracción -opuesta a la atención- es un estado en el cual el sujeto no puede mantener una atención intensa, prolongada, sobre algo determinado.

7. La memoria: produce o actualiza, en el cerebro, conexiones temporales, fijadas con anterioridad; va desde el simple reconocimiento hasta otra muy com­pleja, o sea el recuerdo. El reconocimiento ocurre cuando el objeto vuelve a presentarse al sujeto, y éste como, simplemente, lo identifica con su experiencia anterior.

El recuerdo se hace a base de asociaciones entre objetos (grupos o series) y fenómenos, en tres formas principales:

a) Por contiguid:d: cuando un objeto o fenómeno se relaciona con otro en el tiempo y t";¡ el espacio;

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b) Por simple semejanza: cuando los objetos o fenómenos actualizan algo parecido (ejemplo: la metáfora), y

c) Por contraste: ante un objeto definido viene el recuerdo de su antítesis (ejemplo: blanco con negro).

En la memoria se presentan: la involuntaria y la voluntaria:

a) Involuntaria: el sujeto no tiene ningún propósito previo; las asociaciones llegan a convertirse en un automatismo psíquico, en cuanto el sujeto está adaptado con el medio (ejemplo: quien maneja automóvil se familiariza con éste).

b) Voluntaria: la mente está en la tarea de fijar algo, de manera racional; se propone en fin, por una serie de actos complejos (es la memoria que se utiliza para el aprendizaje). En esta memoria se destaca la de fijación, cuyas caracterís­ticas básicas son buscar primero lo esencial y, luego lo accesorio (en materia científica, recordar lo estrictamente necesario evitando las digresiones.

También hay que distinguir entre la memoria automática: es casi una memoria mecánica (ejemplo: el superado sistema de repetir en coro lo que se quiera aprender bien de memoria). En la memoria racional hay las siguientes etapas: explicación, análisis, síntesis, inducción, expresión de conceptos en juicios para relacionarlos, generalizarlos y adaptarlos al fenómeno estudiado, llegando a la comprensión total y luego sí se puede memorizar con racionalidad. Esta memoria exige también la repetición, pero no entendida por el número de veces, sino por la organización que se da al acto según la calidad y cantidad de aquello que se quiere fijar. Se ha demos­trado cómo a mayor volumen de lo que se quiere fijar aumenta el tiempo proporcio­nalmente, pero no en proporción matemática, sino sicológica.

Pensamiento

o sea, la forma más compleja del conocimiento, a base del uso de la razón (de lo empírico a lo abstracto, y de lo abstracto a lo concreto).

Operaciones Racionales

Van desde las más simples a las más complejas, así:

1. Análisis y síntesis: la operación analítica se presenta en dos formas prin­cipales: la simple división del todo en sus partes; y la disgregación mental de las cualidades y aspectos del todo, destacando ciertos signos o particularidades.

Cuando se dice análisis surge su operación antagónica, o sea la síntesis. Esta función analítica-sintética es como una polea, donde el análisis y la síntesis constituyen el movimiento que no se puede independizar de sus dos faces.

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EL HUMANISMO SOCIAL 4 ,

2. Comparación: se buscan semejanzas o diferencias entre dos o más objetos o fenómenos conocidos, para establecer nuevas relaciones determinadas y con­cretas. Se aisla mentalmente lo genérico de lo particular específico en objetos o fenómenos que previamente se han relacionado. La comparación sirve de base a las generalizaciones, al destacar lo esencial de los objetos racionalmente compa­rados, en una doble operación: primero singular y luego plural, y siempre analí­tica-sintética.

3. Generalización y sistematización: después de haber separado lo genérico de lo particular se puede llegar a la generalización. Al separar, se busca lo común.

La generalización separa categorías al destacar cualidades, para luego gene­ralizar lo esencial en grupos de objetos o fenómenos.

La generalización conlleva a su antagónica, o sea la sistematización, puesto que al generalizar se está, al mismo tiempo, clasificando, distribuyendo mental­mente en grupos o subgrupos, según las semejanzas o diferencias que se encuen­tran en ellos (de lo general a lo particular, en las distintas categorías que se presentan al conocimiento).

4. Abstracción: al sistematizar, al generalizar, se están separando los comu­nes denominadores esenciales; se están alejando mentalmente los objetos y fe­nómenos particulares de lo inmediato-real, de lo cercano-directo: el sujeto está recogiéndose en su proceso mental: abstrayendo.

Esta operación racional establece las más altas categorías del conocimiento.

Conceptos, juicios y conclusiones

1. Mediante la concreción se cumple, al conocer, un acto contrario pero unívoco; lo general, por abstracto que parezca, se concreta -en el proceso mental­en algo particular, al reflejarse en el cerebro las calidades esenciales y esenciales de los objetos o fenómenos, se explican los conceptos.

2. Cuando se relacionan unos conceptos con otros -por haberse establecido conexiones entre diferentes objetos- necesariamente se provocan enunciaciones (decir algo sobre algo), con el empleo del lenguaje mental articulado. Esta enun­ciación se denomina juicio que, en la estructura mental, tiene dos partes: sujeto (de lo que se habla en el juicio) y predicado (lo que se manifiesta acerca del sujeto).

Hay distintas clases de juicios: simples, complejos, particulares, generales, universales, condicionados e incondicionados.

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3. La obtención de un juicio a través de otro juicio tiene un objeto secundario o terciario: obtener conclusiones: Estas pueden ser inductivas o deductivas.

Así pasando de unos juicios a otros, se presentarían nuevas categorías y, mediante analogías sucesivas, se podría concluir que los productos de tal proceso son inciertos. La hipótesis científica como tal no tiene el carácter de certeza científica. Cuando el sujeto llega a conclusiones por analogía y las acepta sin comprobación completa, lanzajuicios sin valor científico (juicios de valor), o de mera estimativa personal. Cuando se evidencia, mediante la comprobación, se llega a la certeza.

Asimilación de los conceptos

Cuando se asimilan conceptos no sólo se deben comprender las respectivas características, sino que procede a examinar las peculiaridades de la práctica y, por ende, de la aplicación.

Los conceptos deben ser entendidos así:

1. Como producto eminentemente fundamentado en el proceso de desarrollo social y de evolución cultural, y

2. En cuanto al sujeto mismo -frente a este proceso- cuanto asimila el pro­ducto de lo histórico-cultural, según sea el desarrollo del sujeto y sus condiciones para la asimilación de conceptos.

La asimilación no debe ser pasiva. Indica una actividad del sujeto recepcio­nador. Los conceptos se asimilan por dos vías:

a) Por la expresión general del individuo en la vida cotidiano-social, y

b) Por la semejanza. (Bien se ha dicho "La cultura se comprende, mientras que la naturaleza simplemente se explica").

Para comprender hay que tener en cuenta:

1. El reconocimiento: forma original que responde a la pregunta: ¿Qué es esto?

2. La aclaración: es la identificación mediante: ¿Por qué esto es?

Todo conocimiento implica, a su vez, el no conocimiento. Cuando se plantea el por qué aparece algo para resolver.

Para preguntar y contestar debe considerarse:

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El HUMANISMO SOCIAL 43

1. La mayor claridad posible en el planteo, y

2. Mantenerse mentalmente en el objetivo mientras se logra la resolución del problema.

La fijación de la atención implica dos fases:

1. El análisis de la pregunta, y

2. Buscar la particularidad principal del problema mismo (el meollo del problema).

La certeza (mayor o menor) de la respuesta corresponde a las condiciones del sujeto, su experiencia anterior, y a las cualidades de la razón del sujeto.

Cualidades de la razón

Si se parte de que todo el pensamiento se rige por las leyes generales, no por ello se desconoce que el curso del pensamiento puede ser diferente según el sujeto.

Las características fundamentales para lo anterior son: amplitud, profundi­dad, flexibilidad, consecutividad y validez.

1. La amplitud: posibilidad de buscar un área más amplia de cuestiones, así como de pensar de manera creadora.

2. La profundidad: capacidad de penetración en lo esencial de los problemas, en las causas de los fenómenos. Captación del fundamento de los hechos. Tomar sentido de lo que pasa, del devenir, de la propia circunstancia. Penetrar en las consecuencias últimas de los fenómenos.

3. Laflexibilidad: posibilidad de cambiar cuando los medios que se utilizan inicialmente no sirven para la resolución del problema, se buscan los realmente valederos;

4. La consecutividad: capacidad de observar un orden lógico en los juicios. Una gran sistematización al conocer, obedeciendo rigurosamente las leyes fun­damentales del pensar y,

5. La validez: capacidad de reacción en tiempo, pero con la condición de que no vaya en detrimento de ninguna de las condiciones básicas para llegar, con seguridad a obtener las conclusiones.

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Categorías del conocimiento

Este problema de las categorías del conocimiento se debe plantear sobre las bases de la lógica, la dialéctica y la teoría del conocimiento que, en verdad, constituyen unidad.

Las categorías han sido tratadas a todo lo largo de la historia de la filosofía. En plan de obligada síntesis, esto se puede apreciar siguiendo a autores, como Rosental y Staks, en el capítulo 10 de "Las categorías del materialismo dialéctico".

Los citados autores recuerdan cómo en forma muy seria surge el problema en el pensamiento aristotélico. Aristóteles como Hegel, suministran valiosos ma­teriales sobre este tema en forma universal. En el trabajo antes citado se hace un recuento histórico (categorías kantianas, proposiciones de filósofos como Locke, análisis de Hegel, etc.) para resumir.

"Las categorías" surgen en el mismo conocimiento, están relacionadas con lo dicho anteriormente respecto a los actos psíquicos, son el resultado de la trayectoria del pensamiento que va de lo concreto a lo abstracto y de lo abstracto a lo concreto.

Después de recordar los argumentos que da Hegel, afiaden cómo las catego­rías son a la manera de nódulos del conocimiento, poniendo el ejemplo de una red en cada punto central concurren diferentes hilos que limitan el vacío. Los nódulos son categorías iniciales que hay que completar teniendo en cuenta las categorías sin supuestos, o sea la materia, luego, las secundarias básicas, tiempo y espacio. Después, otros tipos de categorías, o sea las propias de cada área científica.

Agregan: "Los conceptos y categorías son condensaciones entre grupos de objetos; destacan lo esencial común a varios grupos de objetos o fenómenos orden ascendente hasta llegar a lo más general cualquiera que sea el tipo de categoría; hay que entender que para su formación no obra lo particular de los fenómenos sino lo general de lo esencial".

3. Lo ontológico

José Ferrater Mora, nos propone una defmición de ciencia, como noción previa para presentar las diferentes posiciones respecto de las relaciones entre la filosofía y la "CIENCIA" (modo de conocimieñto cuya meta es la formulación de las leyes por medio de las cuales se rigen los fenómenos). Las leyes científicas deben llenar tres condiciones generales, sin perjuicio de otros requisitos específicos:

"1 a. La capacidad de describir series de fenómenos, no de fenómenos aisla­dos,

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EL HUMANISMO SOCIAL 45

"23• Con probabilidad, sea por medio de observación de los hechos, o de la

experimentación, y

"3a• Capacidad de predecir sea en forma concreta o estadística acontecimien­

tos futuros. "Si se encuentran en el campo científico aparentes "leyes" que no llenen estas condiciones no puede hablarse de una ley estrictamente científica".

En el universo científico es supremamente peligroso perderse en disquisicio­nes inútiles que obscurecen el juicio, cuando lo lógico es tratar de despejar de obstáculos el sendero para ubicar, y si es necesario, relacionar las ciencias afines.

En plan de síntesis, se toma un solo ejemplo de clasificación, y por ende, analogías entre las ciencias, advirtiendo que se trata de un mero ensayo para tratar de ilustrar las vivencias en la investigación.

CUADRO DE LA CLASIFICACIÓN DE LOS OBJETOS (CARLOS COSSIO: TEORÍA EGOLÓGICA)

Objetivos Acto Ciencia Ontologias Realidad Experiencia Valoración Método Gnoseo- Tipo Regionales lógico

1) Ideales Irreales NO Neutros Racional Intelección Matemáticas deductivo

2) Naturales Reales SI Neutros Empirico Explicación Botánica Inductivo

3) Culturales Reales SI Valiosos Empirico Comprensión Derecho

4) Metaflsicos Reales NO Valiosos ? ? Teologia

Para la teoría egológica existen cuatro grandes familias de objetos, como ontologías regionales.

Las características son:

1. Los objetos es cuanto son o no reales.

2. Los objetos en cuanto están o no en la experiencia.

3. Los objetos en cuanto a su valoración.

4. Los objetos en cuanto a su método.

Siguiendo a Husserl, el filósofo argentino Carlos Cossio, parte de una pre­misa elemental que es la relación entre el sujeto, acto y objeto. En el conocimiento

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no puede haber objeto sin sujeto. Todo sujeto en relación con un objeto desarrolla una actividad que puede ser una serie continua lógica, en pluralidad de objetos. Todo objeto, a su vez, puede convertirse en sujeto desde que admita un predicado. Sobre este principio elemental del conocimiento surge la necesidad inevitable de dar un orden a una serie innumerable de relaciones entre el objeto y el sujeto.

Como existen muchas categorías de objetos, muy heterogéneas, a veces di­símiles, opuestas y contradictorias, hay necesidad de establecer clasificaciones básicas que permitan ordenar el conocimiento (que pueden decir al sujeto, cuanto puede ser valedero. Se admite el método como de la sustancia del conocimiento, pero sus modalidades dependen de los objetos que se busca conocer).

Las cuatro categorías ontológicas que enuncia la teoría, son estas:

1. Metafísicas;

2. Ideales;

3. Naturales, y

4. Culturales.

1. Metafisicas

Son objetos reales, por poderse predicar de ellos existencia en el tiempo y en el espacio. Para quienes creen en estos objetos pese a que los ubican en el tiempo yen el espacio, dicen que no pueden ser experimentales ya que no son accesibles a los sentidos. En cuanto al método, se invade un terreno subjetivo, ya que se necesita una cualidad especial para conocer el objeto (Dios). La teología, según algunos idealistas es una verdadera ciencia respecto al conocimiento de estos objetos; los materialistas niegan toda posibilidad de este tipo de conocimiento porque no tienen validez científica y, solamente, se podrían entender como for­mas de los objetos culturales.

2. Ideales

Esta escuela advierte que cuando se habla de "Objetos ideales", no se refiere a la "valoración moral", sino a disciplinas mentales concretas, como la lógica, las matemáticas o la geometría. Estos objetos ideales son irreales porque son especiales y atemporal es; y son así porque no se pueden situar individualmente en espacio ni en tiempo alguno. Al decir que no están en parte alguna, no tienen existencia sino desde el punto de vista de la esencia. Por ejemplo: "triángulo" tiene cualidades, pero no está ni en el espacio ni en el tiempo. El concepto "trián­gulo" en su esencia misma no dependió de los primeros que estudiaron el objeto triángulo. Cuando en matemáticas se dice "ecuación", este concepto no está en

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EL HUMANISMO SOCIAL 47

el espacio o en el tiempo salvo en el propio sujeto. Al no estar en el tiempo y espacio, la lógica, la geometría, la matemática, etc., se advierte que son materiales de experiencia sensible es decir, no están en la experiencia. Son neutros en cuanto a la valoración y estimación, porque se trata de esencias neutrales, y quien las valora está adjetivizado sin realidad. El método es simplemente por raciocinio deductivo, mediante el acto que llaman "intelección". La intelección la definen algunos filósofos como la vivencia (que es la representación mental de una rea­lidad que puede o no ser igual a la realidad). Para el idealista esta vivencia no es intencional porque el sujeto aprehende de modo pasivo y neutral el objeto, cosa no aceptada por los materialistas, quienes niegan este tipo de intuición intelectual (sensorial y racional), sin procedimiento discursivo.

3. Naturales

Son todos los que se dan en la naturaleza sin intervención del hombre. Son objetos reales; hay objetos naturales que están en el espacio y en el tiempo, mientras que otros objetos naturales están en el tiempo pero difícilmente se lo­calizan en el espacio. Los primeros son los físicos; los segundos son los psíquicos, intermedios con los culturales, en un tiempo diferente, un tiempo con medidas distintas al de los objetos físicos en relación tiempo-espacio (por ej: el tiempo con que un sujeto que está "ahogando" recorre su vida en segundos, con la gran intensidad síquica, con gran carga emocional, es decir, éste en un tiempo síquico).

Los objetos naturales si están en la experiencia, porque se pueden captar sobre la base de la experiencia sensible. (Kant decía que "Todo conocimiento principia por la experiencia, pero no todo el conocimiento está en la experiencia").

Los objetos naturales de por sí son neutros; cuando se valoran positiva o negativamente, depende no ya del objeto que los valora tomando referencia en los objetos culturales.

Estos se conocen con la sola "explicación". (En los culturales, la explicación no basta para conocerlos sino que, además, hay que comprenderlos).

Para el conocimiento de los objetos naturales, la teoría hace ver la necesidad, dentro de la neutralización de su valor, de seguir el método empírico-inductivo, es decir partir de la observación, clasificación, etc., hasta llegar a las leyes más gene­rales. La simple explicación como acto gnoseológico, puede ser de dos formas:

a) Causal: en cuanto se refiere a una instancia anterior en el tiempo, buscando temporalmente la causa que precede en otro objeto;

b) Analítica: examinando las partes de que consta el objeto natural.

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48 EDUARDO uMAÑA LUNA

4. Culturales

Son todos aquellos objetos que el ser humano ha creado a 10 largo del proceso cultural (histórico o prehistórico). Pueden ser de varias clases:

a) Objetos naturales transformados por la acción humana para obtener cua­lidades nuevas. Ej: una piedra pulimentada.

b) Objetos creados por la acción humana. Ej: una teoría filosófica.

Estos objetos forman todo 10 que se encuentra en el campo de la cultura, material o espiritual. Son tan reales, como el mismo ser humano que los crea, tienen existencia individual, plena realidad, y siempre admiten calificativos de acuerdo con la posición que asuma el observador o sujeto que los clasifica. El ser humano toma posición ante ellos valorándoles, de ahí que tengan un doble contenido:

a) El sustrato del objeto en sí (mundanal), y

b) La valoración del objeto que haga el sujeto que 10 conoce (para sí), ego­lógico.

La posición se toma frente a la misma valoración, para asumir una determi­nada conducta: Acto egológico.

Así la simple proposición anterior, busquemos nuestros objetos culturales e intentemos -dentro de nuestra parvedad investigativa- penetrar en el universo de Latinoamérica (subdesarrollo; antecedentes sociológicos; 10 ajeno en el proceso socio-histórico; el juego cínico y cruel con los Derechos Humanos; el descono­cimiento de La Declaración Universal de los Pueblos ... ).

Tal vez: al final pueda mencionarse la hipotética paz con justicia social.

Lo antes reseñado sobriamente debe complementarse con la adición de po­siciones científicas que van desde el área de la relación de los fenómenos psico­lógicos y sociales hasta el área de las denominadas Ciencias Humanas.

Véase, verbigracia, el cuadro aleccionador de la' siguiente página sobre estas relaciones15

:

"Conociendo los comportamientos externos del ser humano, aparece inevi­tablemente el inquirir sobre el proceso interno que explique tales situaciones del ego en su producción de relaciones con el universo; el polivalente ser ante los objetos o fenómenos que nos rodean, nos motivan, nos impulsan.

15 Psicología; La ciencia de la mente y la conducta, Richard D. Gross, Editorial El Manual Moderno, México - Santafé de Bogotá, 1994, p. 13.

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BIOLOGÍA

CIENCIA DE LOS SERES VIVOS

(A) SERES HUMANOS Y ANIMALES (B) FISIOLOGÍA (C) GENÉTICA

BASES BIOLÓGICAS DE LA CONDUCTA HERENCIA Y AMBIENTE

PSICOLOGÍA COMPARA TIV A

PSIQUIATRÍA PSICOLOGÍA CLÍNICA I PSICOLOGÍA I RAMA DE LA MEDICINA 1-- PSICOLOGÍA ANORMAL -

QUE TIENE QUE VER 1-- (Psicopatologfa) ~ ESTUDIO CIENTÍFICO DE LA

CON LA ENFERMEDAD CONDUCTA Y EXPERIENCIA

PSICOLÓGICA TEORÍA DEL

APRENDIZAJE

TEORÍA DE PERSONALIDAD

INTELIGENCIA

PSICOTERAPIA PSICOLOGÍA PSICOLOGÍA COGNOSCITIVA

POR EJEMPLO 1-- DEL

PSICOANÁLISIS 1-- DESARROLLO

SOCIOLOGÍA 1-- PSICOLOGÍA 1-- SOCIAL 1--

ESTUDIO CIENTÍFICO DE LA SOCIEDAD

ANTROfOLOGÍA

CIENCIA COGNOSCITIVA 1--- FILOSOFÍA

ESTUDIO CIENTÍFICO DE LA GONOCIÓN

1-- LINGÜÍSTIC

(Parte de la ciencia de la computación)

NEUROCIENCIA

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50 EDUARDO UMAÑA LUNA

"Ya se habló atrás de la escala suprema de la abstracción en las áreas supe­riores del cerebro, un cerebro con su anatomía y su fisiología específica. En este instante surge el interrogante del comportamiento del cerebro humano ante la infinita estimulación de lo externo para la función del cerebro".

El gran psicólogo soviético A. R. Luria, plantea al lector el apasionante tema de la acción del cerebro16

:

"Durante muchas décadas los psicólogos han estudiado los llamados proce­sos mentales: la percepción y la memoria, el lenguaje y el pensamiento, el mo­vimiento y la acción.

"Pero se muestra aún vigente una pregunta trascendental: ¿cuál es la estruc~ tura interna interior, orgánica, cerebral, que sustenta aquellos procesos o funcio­nes? ¿Es la conducta humana el resultado de un cerebro que actúa como una entidad simple? ¿O acaso, el cerebro en acción, es un elemento funcional com­plejo, que incluye distintos niveles y componentes, contribuyendo cada uno de ellos a la estructura final de la actividad mental?".

Desde 1980, el decano de los psicólogos soviéticos se hacia el anterior inte­rrogante; tras de 40 años de experimentos, se abría el camino a la neuropsicología, con todas sus características de interdisciplinariedad.

Nuevos horizontes sobre la ciencia del cerebro y de sus comportamientos. De entonces al presente científico, se ha avanzado en forma increíble en este sector de la ciencia.

Pero al ser profanos en tan delicada materia sólo agregamos que, desde los planteamientos de Luria y hasta los finales del siglo XX, la exploración y deduc­ción de la cerebrología ha tenido tantos y profundos avances que la actividad cerebral se presenta en elementos básicos de un mundo donde la cibernética en los procesos de comunicación o de regulación, sea en los sistemas tecnológicos (informática, conducción, atomización), a más de los sistemas naturales (sea en lo biológico: biocibernética, sibernética del comportamiento) y sociales (socio­cibernética), cada instante ofrecen nuevas realidades, tremendas sorpresas, imá­ger'!s no previstas ...

Maravilloso universo, pleno de in.terrogaciones, aún de nuevas eticidades, como quien dice: cambio sin límites actuales, en el ego (psicología) con el grupo hum ... no (sociología): determinantes ineludibles del desarrollo de la personalidad (lo gl:n: jco y lo sociológico). En frente del investigador: lo bioético en sus

16 El cerebro en acción, A. R. Luria, Editorial Martínez Roca, Barcelona, 1984, p. 9.

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prospectos de estudio. Aún para determinar los valores supremos del comporta­miento de pueblos, de Estados, de uniones internacionales ...

Todo esto, y mucho más, en la nueva perspectiva del comportamiento del ser (siempre, siempre, el cerebro ... ).

Paralelo el interrogante: ¿Qué significa pensar?!7

Acá cabe recordar (por lo menos, un brevísimo fragmento) de la lección magistral del filósofo Martín Heidegger (17), en su famoso curso de 1951 a 1952, en la Universidad de Friburgo:

"El pensar en sí mismo es un camino. La única manera de corresponder a este camino es la de seguir estando en camino. Estar caminando por el camino para construirlo, esto es una cosa. Otra cosa es pararse junto al camino quien procede de cualquier, para mantener una conversación sobre diversos tramos del camino, los anteriores y los posteriores, si son diferentes entre sÍ, y en qué medida, y si acaso en su diferencia hasta son incompatibles, a saber, para todo aquel que nunca camina por el camino, ni se apresta a caminar por él, apostándose, en cambio, fuera del camino para represntarlo solamente y hablar acerca de él.

"Para llegar a estar en camino hace falta que lo emprendamos, en un doble sentido: en primer lugar de manera que nos abramos por nuestra parte a la pers­pectiva y la dirección del camino que se abre ante nosotros, y luego de manera que nos pongamos en camino, es decir, que demos los pasos por los cuales el camino recién se convierte en camino.

"El camino del pensar ni se extiende desde algún de-dónde hasta algún a­dónde a manera de una carretera trazada, ni existe de por sí en parte alguna. Primeramente y solamente el caminar, en nuestro caso el preguntar pensante, constituye el movimiento. Este permite que el camino vaya emergiendo. Este carácter del camino del pensar forma parte de la provisionalidad del pensar, la que, a su vez, consiste en una misteriosa soledad, tomándose esta palabra aquí en un sentido elevado y nada sentimental.

"Ningún pensador ha penetrado jamás en la soledad de otro. No obstante ello, todo pensar alterna con otro, anterior o posterior, sólo a partir de su soledad y de manera oculta. Lo que registramos y representamos como los efectos de un pensar, son los malos entendidos a los que queda abandonado inelJdiblemente, y sólo estos últimos llegan a exponerse como el pretendido pensamiento, cons­tituyendo la ocupación de los que no piensan.

!7 ¿Qué significa pensar? Editorial Nova, Buenos Aires, 1958, pp. 162 a 164.

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"El responder a la pregunta: ¿Qué significa pensar? no es, por su parte, sino el constante preguntar como un seguir estando-en-camino. Podría parecer que esto es más fácil que el intento de tomar una posición, pues, a manera de un aventurero estaría uno vagando hacia lo indefinido. Pero para seguir estando en camino debemos antes y en todo momento prestar atención al camino. El movi­miento, paso a paso, es aquí lo esencial. El pensar construye su camino primera­mente con el preguntar interrogante. Mas tal construcción de caminos tiene mu­cho de peregrino. Lo ya construido se queda atrás ni sigue estando allí, sino que queda empotrado en el paso siguiente y aun le sirve de puente.

"Naturalmente subsiste en todo momento la posibilidad, más aún: es un hecho real, que se rechaza de antemano semejante camino teniéndolo por carente de perspectivas, por superfluo, cuando no por una necedad. Quien adopta esta posición haría bien en renunciar también a mirar el camino desde afuera. pero acaso no sea oportuno, en general, hacer visible públicamente este camino. Con esta indicación damos por terminada nuestra observación general sobre los ca­minos del pensar".

El camino del pensar, en la referencia del filósofo, es el movimiento indete­nible del ser humano ante su propia intimidad y la obligada -y obligante- relación con los demás. Ser, y no parecer. El pensar es una de nuestras prevalencias, de nuestros privilegios, de nuestras perspectivas. Se diría: de nuestros derechos, pero también de nuestros deberes ... Hay que persistir para existir. .. Para caminar, hay que abrir el camino ... El pensamiento obliga a nuestra persistente -aún, terca­atención.

El indiferente al pensar, al pensar en lo vital, en lo comunitario, es negar -mejor, renegar-de la feliz circunstancia de la superioridad del ser humano frente a los otros seres que no gozan de la nobilísima facultad del pensar (del bien pensar: elemento de la ética interpersonal..., ego con ego ... , grupo con grupo ... necesidad con necesidad ... Humanidad, humanismo, humano ... "Humano, demasiado hu­mano ... " en la sentencia de Nietzsche.

Al final de esta parte (base esencial de nuestra proposición de lo humano, de lo humano-social, del Humanismo Social, nos asaltan muchas, mejor dicho, mu­chas desesperanzas, muchas incógnitas. ¿Para dónde vamos? ¿A qué aspiramos? ¿Dónde, cuándo, cómo, el futuro? El nuestro y el de las futuras generaciones, especialmente, en países -como el-nuestro- desprotegidos, desorientados, deses­perados ... , por nuestras ignorancias, por nuestras dolamas, por nuestras ausen­cias ... ¿Cómo el encuentro, el reencuentro consigo mismo, con los destinos de nuestros congéneres, con el dolor de los humillados, de los inferiores en el mundo del utilitarismo, de la lucha sin cuartel por la superación de la necesidad sin próxima esperanza ... ?

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Al . l·b· 18 gUlen -en un 1 ro apaslOnante- expone :

El HUMANISMO SOCIAL 53

"Una de las paradojas más profundas del ser humano es que el cerebro no percibe directamente el enorme festín de sensaciones con que nos regalamos. El cerebro es mudo, el cerebro es oscuro, el cerebro no gusta nada, no oye nada. Lo único que recibe son impulsos eléctricos: no el gusto suntuoso del chocolate fundiéndose en la boca, no el solo de oboe como el vuelo de un pájaro, no la caricia deslumbrante, no los colores melocotón y lavanda de la puesta de sol sobre el arrecife coralino, sólo impulsos. El cerebro es ciego, sordo, mudo, insensible. El cuerpo es un transductor (del latín transducere, llevar de un lado a otro, trans­ferir), un dispositivo que transforma la calidad y naturaleza de la energía, y ahí reside su genio. Nuestro cuerpo toma la energía mecánica yla convierte en energía eléctrica. Toco el pétalo suave de una rosa roja llamada "Mr. Lincoln", y mis receptores traducen ese contacto mecánico en impulsos eléctricos que el cerebro lee como suave, flexible, delgado, rizado, húmedo, aterciopelado: es decir, como un pétalo de rosa. Cuando Walt Whitman dijo: Canto el cuerpo eléctrico, no sabía con cuánta exactitud se estaba anticipando. El cuerpo en realidad canta con elec­tricidad, que la mente analiza y considera hábilmente. Es así como, en cierta medida, la realidad es una ficción en la que nos hemos puesto de acuerdo. ¡Qué tonto, entonces, que los filósofos discutan sobre la apariencia y la realidad! El universo será cognoscible para otras criaturas de otros modos.

"El delfin dispone de un cerebro tan complejo como el nuestro; tiene len­guaje, cultura y emociones. Tiene su propia sociedad, con códigos de conducta, grupos familiares, y con civilización, pero vive en "nuestro" planeta, como nos gusta decir con jactancia chauvista, y su mundo es inimaginablemente distinto del nuestro. Podemos tener mucho que aprender de él. En el fondo, sabemos que nuestra devoción a la realidad es sólo un matrimonio de conveniencia, y dejamos que los videntes, los chamanes, los ascetas, los maestros de religión, los artistas, lleguen a un estado más alto de conciencia, desde el que trasciendan nuestros sentidos rigurosos pero rutinarios y se acerquen más a la experiencia desnuda de la naturaleza que fluye al inconsciente, el mundo de los sueños, la fuente de los mitos. ¿Acaso sabes si el pájaro que surca el camino del aire no es un inmenso mundo de deleites cerrado a nuestros cinco sentidos?, escribió William Blake. Tenemos mucho que aprender de los sentidos de los animales, y también sobre ellos. De otro modo, ¿cómo podríamos pretender ser buenos cuidadores del pla­neta, si ésa resulta ser una función? ¿Cómo apreciaremos nuestra pequeña porción en la red de vida de la Tierra? ¿Cómo comprenderemos la mente de los extrate­rrestres, si no establecemos contacto con ellos? ¿Cómo podremos comprendernos

18 Diana Ackerman, Una historia natural de los sentidos, Editorial Anagrama, Barcelona, 1992, pp. 352 a 354.

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unos a otros a fondo, con amor y gratificación, si no sabemos mejor cómo fun­cionan la mente y los sentidos? Nuestros diversos sentidos, que nos parecen tan personales que a veces nos apartan de los demás, van en realidad mucho más allá de nosotros. Son una extensión de la cadena genética que nos conecta con todo lo que en un momento u otro ha tenido vida; nos vinculan con otras personas y animales, por encima del tiempo y las circunstancias. Son un puente entre lo personal y lo impersonal, entre el alma privada y sus muchos parientes, entre el individuo y el universo, entre todo lo que tiene vida en la Tierra. En el sueño profundo, el espectro de nuestras ondas cerebrales va de ocho a trece hertzios, frecuencia a la que una luz parpadeante puede desencadenar ataques epilépticos. La trémula Tierra late suavemente a alrededor de diez hertzios. De modo que, en nuestro sueño más profundo, entramos en sincronía con el temblor del planeta. Soñando, nos convertimos en sueño de la Tierra.

"Comenzó en el misterio y terminará en el misterio. Por mucho que podamos explorar los grandes y pequeños principios de la vida, sus detalles cautivadores, y desentrañarlos y aprenderlos de memoria, siempre habrá vastos campos ignotos que nos atraerán. Si la ignorancia es la esencia de la aventura, siempre habrá ignorancia suficiente para hacer zumbar la vida y renovar nuestro asombro. Hay gente a la que irrita que por mucho y muy apasionadamente que lo estudien, el universo siga siendo inescrutable. Por mi parte, escribió una vez Robert Louis Stevenson, viajo no para ir a alguna parte, sino para ir. Viajo por el viaje mismo. La gran cuestión es moverse. La gran cuestión, la gran cuestión con la vida, es vivir de modo tan variado como sea posible, cultivar nuestra curiosidad como un pura sangre nervioso, montarlo y galopar por las colinas inundadas de sol todos los días. Donde no hay riesgo, el terreno es llano y estéril, y a pesar de sus dimensiones, sus valles, montañas y atajos, la vida carecerá de su magnífica geografía, no será más que una distancia. Empezó con el misterio y terminará en el misterio, pero ¡qué salvaje y hernIOSO país hay entre ambos extremos!".

Ya es tiempo de entrar a la materia central de esta simplista sinopsis. A veces (casi siempre) nos exteriorizamos demasiado ... Cierto. Así somos: humanos, sim­plemente humanos ...

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Primera Parte

NUESTRO ITINERARIO SOCIO-HISTÓRICO

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a) EL ORDEN SOCIAL 1

1. Presupuestos básicos

El concepto "orden" hace referencia inicial a la disposición de los objetos y de las partes de los objetos en determinado espacio, claro está que en incidencia con un tiempo determinado.

En la existencia de la comunidad, en la identificación y precisión del orden respectivo, es fundamental la "coyuntura histórica", la cual se debe examinar para la descripción, análisis y medición del fenómeno social que sea motivo de nuestro interés. En espacio y tiempo determinados esa coyuntura mostrará la forma de exteriorización de las estructuras económicas, ideológicas y político­jurídicas de la comunidad a examen.

Pero el orden común tiene que estudiarse en sus antecedentes, por medio del examen histórico-lógico. Además, habrá de proyectarse al futuro de acuerdo con la predicción que se puede deducir de las leyes científicas del desarrollo histórico, máxime cuando toda sociedad está sometida a las consecuencias de su propia e inevitable dinámica.

Esta totalidad social concreta se expresa en determinadas estructuras: eco­nómicas (por ejemplo: modos y relaciones de producción existentes); ideológica (pensamiento pragmático y conjuntos teóricos); político-jurídica (forma de Es­tado, clase de gobierno, conjuntos normativos, instituciones para crearlos, inter­pretarlos y ejecutarlos).

Un orden debe abarcar: a) Las relaciones de los sujetos entre sí; b) Las relaciones del poder público con los individuos o grupos humanos; c) Las de los grupos con el Estado y las de éste con los grupos.

En esta parte inicial, el autor utiliza el material básico de Itinerario Socioeconómico-La familia: núcleo fondamental de la Sociedad (¿Siglo XXI?), Ediciones la Constitución, Canal Ramírez Antares Itda., Bogotá, noviembre de 1995.

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¿De dónde el mundo de valores e intereses, de normas e instituciones? ¿ Cuán­do la Historia? ¿Cuándo el grupo social? ¿Qué valores guían a cada sujeto en el actuar ante el orden social? ¿Cuáles son los estímulos que lo impelen a defenderlo, a rechazarlo, a criticarlo? Depende de la situación real del sujeto en la comunidad y frente a los problemas que lo obliguen a defender lo establecido, a reformar lo que considere necesario, o a cambiar lo que estime indispensable desechar para buscar lo nuevo.

Acá es fundamental la toma de conciencia de cada uno frente a los problemas propios de la comunidad. No es esta cuestión de poca monta, como que implica el conocimiento, la racionalidad y la decisión. La toma de conciencia se inicia por el descubrimiento de la propia necesidad. Es el encuentro con el ser concreto, real, sujeto a determinadas condiciones de vida, que él no se ha dado sino que resultan de un proceso social y económico. En verdad que el ser nace enajenado a muchas cuestiones, pero su destino racional es el de tomar posición ante las mismas y marcar su ruta en la lucha contra cualquier forma de esclavitud.

La toma de conciencia, según Garaudy, "conduce a rupturas y renunciamientos, a inversiones de valores y a cambios de medio social, a nuevas soledades y nuevas solidaridades y, sobre todo, a combates que ninguna otra filosofía implica".

El orden social no es una entelequia metafísica. Es algo objetivado, refinado a grado sumo, representado fundamentalmente en el Estado, como lo demuestra a plenitud y sin lugar a dudas ni vacilaciones al proceso histórico.

Conocer el orden social en que actúa cada individuo es condición primaria para adquirir conciencia y fijar posiciones.

En forma más o menos inmediata, el individuo actúa dentro de su respectiva comunidad y en incidencia con los grupos humanos donde desenvuelve su acti­vidad. El sujeto recibe y da influencias, mediante la interacción social de manera más o menos decisiva, en esta permanente actuación social que resulta tan rica y variada como lo sean las diferentes actuaciones de la persona en la comunidad.

El tema de los grupos humanos ha motivado numerosos estudios, entre otras cosas, para llegar a diferentes clasificaciones, atendiendo variados factores: nú­mero de componentes; duración; cercanía en el espacio; intimidad ... De allí han surgido los grupos primarios y secundarios, los institucionalizados y los no ins­titucionalizados, los suprafuncionales y funcionales, etcétera.

Para el examen del individuo frente al orden social, se tienen que considerar los denominados "entes colectivos institucionales", partiendo de la familia, pa­sando por la comunidad local, llegando a la nación y relacionando ésta con el Estado.

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Pero siendo tan amplio este campo, máxime en los complejos supranaciona­les de la edad contemporánea, el individuo debe tener acceso al conocimiento no sólo de su respectivo fenómeno nacional, sino del mundo en el cual este último se desenvuelve.

Los complejos supranacionales se formalizan a veces en una estructurajurí­dica determinada y a veces a través de instituciones internacionales dominadas por una potencia que dicta en ellas sus mandatos, con todas las consecuencias ideológicas, políticas y militares que puede acarrear esa actitud. Un ejemplo sería el de la preponderancia de hecho, que no de derecho, de Estados Unidos de Norteamérica en la denominada Organización de Estados Americanos (OEA).

Cuando por motivos de ideal internacional, los Estados consideran válida la acción popular, concurren a pactos e instituciones universales. Tal es el caso de "La Declaración de los Derechos Humanos" y de la "Organización de las Na­ciones Unidas" (ONU).

Con ello quiero decir que el orden social a escala nacional debe necesaria­mente estar dentro de un área propicia internacional, para que el individuo, cual­quiera que sea su nacionalidad, estado, sexo, religión o condición, tenga oportu­nidad de ejercer sus derechos y de hacer efectivos los postulados básicos para su mínimo bienestar.

Inevitablemente aparecen entonces, con todo su poder, el proceso de la comu­nicación, la claridad conceptual y, naturalmente, la función de los intelectuales.

2. La verdad ante todo

La libertad de opinión. Opino (escribiendo, dialogando, transmitiendo, en­señando). Difundo opinión (libros, cátedras, radio, prensa, televisión). Mi opi­nión adquiere trascendencia en cuanto se difunda. Si carezco de medios de co­municación mi trascendencia es una mera potencialidad.

La forma más racionalizada de opinar, dentro de la vida social, es la crítica. Crítica que, según Friedrich Heer (La democracia en el mundo moderno), debe entenderse como "un arma importante y peligrosa, que ha de manejarse con pruden­cia y decisión para la propia dirección y el propio control". Así que el establecimiento de la crítica presupone de nuevo educación. Educación para el ciudadano, que está dispuesto a asumir la responsabilidad por sí y por su adversario.

No debe importar al crítico la reacción negativa del adversario. Lo que si debe tener siempre presente es que al ejercer la función crítica, en el plano cien­tífico, está diseccionando un problema común donde no caben reacciones emo­cionales de amigos o de adversarios. La verdad no admite tal clase de posturas.

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Es como si la lealtad pudiese ser evaluada en décimas o centésimas de unidad. No. Simplemente se es o no se es. Absurdo sería parcelar lo que es unidad simple. y simple, por esencial.

Libertad de expresión. Consecuencia de la opinión. Expreso, luego trato de comunicar, de exteriorizar hacia otros. La expresión se realiza principalmente a través del lenguaje. Conceptos y juicios para difundir diferentes formas de ex­presión.

Gracias a los avances tecnológicos, los medios de comunicación (cine, radio, televisión, prensa, libros) tienen una creciente importancia social y llegan más a la sociedad. El derecho de expresión se fundamenta en la necesidad de dar a conocer a otro u otros lo que se cree debe ser examinado para su aceptación, rechazo o indiferencia.

De ahí que tenga máxima importancia determinar qué medios de comunica­ción existen en una sociedad y, también, cómo se distribuyen en su propiedad, en su destinación y en su uso.

Infortunadamente para una concepción justamente democrática, cada día los grandes consorcios fmancieros -foráneos o nacionales- dominan los medios de difusión, poniéndolos al servicio de sus intereses, mientras que los grupos que de­fienden una sociedad justa ven menguadas sus posibilidades de expresión por la carencia de recursos que les permiten enfrentarse a las maquinarias del poder eco­nómico que, abierta o soslayadamente, acceden y mantienen el control político.

La libertad de expresión vale fundamentalmente en cuanto denuncie lo que los amos de turno quieren que se oculte.

En este aspecto es válido la crítica que le hizo Camus, hacia 1948, a cruel­dades cometidas a nombre de cualesquiera clase de bandería política. Jamás, escribió él, se debe cambiar una irracionalidad por otra irracionalidad, una dic­tadura por otra dictadura, una aberración por otra aberración, una esclavitud por otra esclavitud.

Decía:

"Sabemos que nuestra sociedad descansa sobre la mentira. Pero la tragedia de nuestra generación es la de haber.visto, bajo los falsos colores de la esperanza, cómo se superponía una nueva mentira a la antigua. Por lo menos, ya nada nos obliga a llamar salvadores a los tiranos y a justificar el asesinato del niño por la salvación del hombre. Nos negaremos así a creer que la justicia puede exigir, incluso provisionalmente, la supresión de la libertad. Si se cree lo que las mismas tiranías dicen, afirman que son siempre provisionales. Se nos explica que hay una

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gran diferencia entre la tiranía reaccionaria y la tiranía progresista. Habría así campos de concentración que van en sentido de la historia y un sistema de trabajos forzados que suponemos sobre la duración de esta esperanza. Si la tiranía, incluso progresista, dura más de una generación, ello significa para millones de hombres una vida de esclavos y nada más. Cuando lo provisional abarca el tiempo de la vida de un hombre, para este hombre es lo definitivo. Por lo demás, estamos aquí en el terreno del sofisma.

"No se concibe la justicia sin el derecho y no hay derecho sin que exista la libre expresión de ese derecho. No se puede hablar con altura de miras de esta justicia por la que muere hoy una multitud de hombres ... Un puñado de hombres de espíritu libre conquistaron a lo largo de la historia el derecho de expresarse.

"Hago aquí la apología de los que llaman, con desprecio, intelectuales".

Lo dicho por el gran escritor vale --en verdad- en cuanto el intelectual haya defendido una causa justa. Salvando los principios del ser humano. Ejerciendo la función de la crítica. Afrontando su responsabilidad. Aprovechando su acceso -mayor o menor, según las circunstancias- a los medios de comunicación. No desaprovechando oportunidad alguna. Siempre en guardia, y listo. Como un ver­dadero combatiente.

Hace algún tiempo (1972) en El Intelectual en la Emancipación expresé: "Ante la democratización de la cultura se produce inevitablemente el surgimiento de un proletariado intelectual... que crece sin pausa ni tregua. Su punto de salida depende en gran parte del estamento social en que se origine, del medio en que se forme, del escenario en que actúe, del acaecer en que se desenvuelva. El proceso histórico va obligando a definir ubicaciones y, en no pocas ocasiones, el intelectual se ve abocado a un dificil conflicto en el que muchas veces hace el oficio del gallo de veleta ante el triunfo de una equivocada filosofia de los valores con su forma manifiesta de la moral acomodaticia ante el poder de turno".

Es grave el fenómeno de la aparición de grupos de intelectuales que venden sus ideas a quien mejor les retribuya económicamente. Ellos son quienes crean las ferias de las vanidades, el coro de los mutuos elogios, las capillas impenetra­bles. Viven a la sombra de su propia vanidad. Se engañan a sí mismos, y engañan a los demás. No importa la bandera: lo fundamental es aprovecharse de ella. Así sea la tarea más repugnante, como la del armamentismo (ese monstruo que de­terminará -si no se le ataca con seriedad- la ruina del mundo), no faltan los exégetas de la aberración que, con el máximo impudor, prohijan la política de la guerra como sistema de dominio universal, de la violencia como última razón, de la crueldad y de la tortura como armas normales para dominar a los inconfor­mes con su miseria, con su soledad, con su desamparo.

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Se trata de la total negación de los Derechos de los Pueblos y se produce, entonces, la más cínica y asqueante violación de los Derechos Humanos y, por ende, de los ideales que deben animar a las Naciones Unidas. Contra ello hay que luchar permanentemente. No bajar la guardia. No es posible sacrificar la dignidad del ser humano y de los pueblos ante el orgullo olímpico de los amos del mundo. Hay que luchar. Hay que persistir. Hay que buscar el triunfo de la paz y la derrota total de la guerra. Con justicia distributiva entre las naciones ricas y las naciones pobres en las relaciones internacionales y con la abolición de los odiosos privi­legios de unas clases sobre otras al interior de las comunidades. Pero ante todo hay que pensar, conocer y dilucidar.

3. La toma de conciencia

Crear el clima propicio para pensar es producto directo de la madurez o inmadurez de un país. Las corrientes que niegan la fuerza de la razón, que se identifican con el imperio del mito, son eminentemente reaccionarias ya que obedecen a encubiertos propósitos regresivos de entre la estrategia política.

La libertad de pensamiento, que parece ser la más abstracta de las libertades políticas, conduce necesariamente al análisis de los sistemas pedagógicos em­pleados en el desarrollo de la suprema categoría del conocimiento, o sea la del pensar.

Grandes áreas de la población sin acceso a una mínima educación, todo ello sumado a una deficiente preparación de los maestros para los niños de las clases populares que difícilmente alcanzan a terminar el precario ciclo de la escuela primaria, trae como consecuencia que gran parte de nuestros compatriotas pien­san sin saber pensar. Y todo ello porque no han sido educados o lo han sido inconvenientemente.

Las ideologías prácticas (las que se adquieren a lo largo de la vida sin siste­matización alguna, a pesar de nosotros mismos), devienen en grosera y tosca irracionalidad, y sus consecuencias son nocivas para un planteamiento lógico de los problemas y la búsqueda de soluciones.

En tales grupos humanos prima lo emocional. Esta es una de las causas de conductas colectivas que hasta el momento resultan inexplicables porque no se han estudiado en forma científica. El problema existe. Pero no se investiga. Lo cierto es que la mayor parte de los estudios de psicología -y la psicología en sí­tiende a servir a una élite, pero no están orientados a la confrontación adecuada con las situaciones generales a través de una comprensiva y oportuna psicología social. De ahí el éxito del psicoanálisis individual para las clases ociosas y el olvido del examen de las situaciones anómalas colectivas.

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Sin pensar racialmente no hay posibilidad alguna de libertad de conciencia. Se adquiere verdadera conciencia de algo, cuando ese algo es conocido. Y nos es conocido cuando por su realidad rodea nuestra vida. Es obvio que la conciencia del trabajador que obra en el proceso socialmente organizado del trabajo, depende de las condiciones objetivas en que se cumple su actividad vital.

La toma de conciencia hace al hombre más racional y, por ende, más libre. Él conoce inicialmente sus necesidades. Este es el real principio de su posibilidad a la libertad. Como bien expresa S. L. Rubinstein en El Ser y la Conciencia, "la libertad y la necesidad constituyen un problema específico de la existencia hu­mana. El hombre es un ser finito, limitado, dependiente de circunstancias obje­tivas y afectado por ellas, y, a la vez, es un ser activo, que modifica dichas circunstancias, que transforma el mundo, se subordina a la necesidad y, a la vez, es libre. En principio puede -y por lo tanto debe- aceptar la responsabilidad de todo cuanto hace y de todo cuanto deja de hacer".

Pero en la organización social la situación de todos no es la misma.

Los tiempos culturales son diferentes -en el mismo espacio- para quienes pertenecen a una u otra clase social. Acá hay un clarísimo divorcio entre espacio dado y tiempo cultural. ¿Cómo va a tener igual perspectiva la pequeña burguesía que accede a la educación superior, que las clases populares dedicadas, desde niñas, al trabajo físico, agotador en grado extremo?

De ahí que haya necesidad de no equivocarnos y de no dar un tratamiento genérico a lo que, por su realidad, es específico. En la obra citada Rubinstein añade que "la medida concreta de la responsabilidad que en cada caso particular ha de asumir el hombre por sus actos, depende de las condiciones concretas, de las posibilidades reales que la vida proporciona al hombre para que éste adopte una actitud consciente, respecto a las consecuencias de sus actos y defina su correspondiente posición. Según sean estas condiciones, son distintas las exigen­cias que se presentan a las personas por sus actos y es distinta la responsabilidad que las personas tienen por lo que hacen".

Los principios fundamentales deben expresarse bajo fórmulas suficiente­mente claras para entender -y fijar-las reglas del juego. La realización prác­tica de los mismos, guarda adecuación con el mundo que realmente se viva. Acá no cabe la arbitrariedad conceptual, ni menos aún la doble moral. O se es, o no se es.

Se quiere decir con lo anterior que no es justo ni apropiado, sino abiertamente peligroso y nocivo, que se tomen las reivindicaciones de las clases populares como un cómodo disfraz para medrar las ventajas que de por sí otorgan las clases privilegiadas a sus servidores obsecuentes, particularmente a aquellos que usan

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y abusan de un lenguaje revolucionario para disimular su cobardía ante el com­promiso, Bufones y lacayos de los ricos ociosos, los denominó -con clarividen­cia- Carlos Marx.

La verdadera revolución es opuesta al aventurismo y al oportunismo. Su ética es rigurosa. La simple agresividad verbal en zonas que no ofrecen peligro alguno para el supuesto líder, encuentran amplísima recepción en las luchas pequeño­burguesas. Se pierde el "sentido de las proporciones" y creyendo ser objetivistas se incurre en el más infantil "subjetivismo". Todo gira alrededor de la propia circunstancia, y ahí está el error o simplemente la mala fe. "Cuando en la vida impera la coerción, fácilmente se convierte en ilusión la libertad interna del individuo ':

Por lo anterior, y mucho más, es necesaria la acción educadora a escalas individual y social. La permanente labor pedagógica que permite que el uso de la razón sea una realidad, así como la toma de conciencia de cada grupo social, desde el primario de la familia hasta el más avanzado, o sea el de la comunidad internacional.

Nuestra tarea es la de vencer la brutal coacción, con su significación máxima en el empleo de los elementos de destrucción. La de buscar un justo equilibrio entre la necesidad y la libertad, entre el ego y la comunidad, entre la comunidad y el orden internacional. De lo simple a lo complejo, de lo complejo a lo simple, de la forma a la sustancia, de la sustancia a la forma, de lo adjetivo a lo sustantivo, de lo sustantivo a lo adjetivo, en el indetenible proceso de inducción, en el per­petuo movimiento que da lugar a todo cambio dentro de la infinita fenomenología de la naturaleza. En el centro de ella el ser humano. Dentro de él la libertad. Y para ello, ante todo y por sobre todo, la paz.

b) ELPLURALISMOCULTURAL

1. Valores, nomias, instituciones, técnicas

La dialéctica del orden social la plantea Orlando Fals Borda en La Subversión en Colombia2

, dedicada a Camilo Torres Restrepo y Otto Morales Benítez.

Mi interpretación para Colom1;>ia (Utopías vs. Topías) en nuestro ~roceso socio-histórico lo acondiciono didácticamente en la siguiente página así :

2 Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, Monografias Latinoameri­canas, Bogotá, 1967, pág. 244.

3 Versión-Resumen de Eduardo Umafia Luna.

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DESCOMPOSICIÓN DIALÉCTICA DEL ORDEN SOCIAL

ORDEN 1

(Condicionantes)

Utopía

Valores Antivalores Nonnas Contranonnas Instituciones Disórganos Técnicas Innovaciones Técnicas

(Tradición) (Subversión) Ajuste Compulsión

Compulsión Ajuste Topia

Orden 2

COMPONENTES DEL ORDEN SOCIAL

+ 1 Orden Aylico -1 Subversión cristiana +2 Orden sefiorial -2 Subversión liberal +3 Orden sefiorial burgués -3 Subversión socialista +4 Orden social burgués -4 Rebelión pluripolítica

+ 1 Orden áylico +2 Orden sefiorial +3 Orden sefiorial burgués +4 Orden social burgués

Vale decir:

Antes de 1493 1493-1536 1537-1794 1847-1925 1925-1957 1925-1957 1958-1998 1958-1988

-1 Subversión cristiana -2 Subversión liberal -3 Subversión socialista -4 Rebelión pluripolítica

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Explica Fals Borda4: "Los científicos comprometidos con transiciones his­

tóricas de este tipo, hoy como en el pasado, tienden a preguntarse como muchos de sus antecesores ¿para qué el conocimiento?, ¿qué se adquiere? La respuesta no es: la ciencia per-se, sino su aplicación, concreta, aunque la misma ciencia, por regla general, se enriquezca también de paso durante el proceso".

Luego de recordar algunos ejemplos relievantes: Malthus, Compte, Ortega, Durkheim, Tonnies, Max Weber, Carlos Marx, Freud, Mannheim, Cooley, Park, Myrdal, Wirth, Millas, Redfield y Merton, aclaraS: "Sin embargo, como los sos­tuvo Merton, las proyecciones que se derivan del empleo de la investigación telética en la sociología pueden llegar a tener las características de una profecía que condiciona o impulsa su propio cumplimiento".

Yen el Apéndice B propone la siguiente tesis6: "Los componentes del orden

social empleados en este libro son: los valores, las normas, la organización social y las técnicas".

Para efectos de la proposición racional del Humanismo social, en la actual coyuntura colombiana, y en el presente orden social (¿será más bien desorden socia!?), cabe proponer ¿cuáles podrían ser los valores, las normas, la organiza­ción social y las técnicas?

Es decir, la agenda política para el siglo XXI.

En esta sinopsis busco resolver lo sustantivo de tales cuestiones.

Pero antes me gustaría hacer una breve disgresión en tomo a las probabili­dades que tienen tales conceptos de realizarse en el futuro inmediato. Para ello debo aclarar que los planteamientos sobre estas cuestiones dependen esencial­mente del desarrollo político, económico y social de cada comunidad, es decir, de su real cultura. En Colombia, no es necesario decirlo, esa cultura no es unitaria: existen varias culturas que luchan entre sí o que simplemente no se conocen.

Valores

En las doctrinas filosóficas de la antigüedad clásica y el medioevo, la teoría del valor se desarrolló a través del Ser, sin que aparezca reflexión autónoma sobre el valor en sí. Se llegó a atribuir la carencia de valor al no ser y a la falsedad.

4 ¡bid., pág. 276.

5 ¡bid., pág. 277.

6 ¡bid., pág. 259.

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A finales de la edad moderna surge la reflexión autónoma sobre los valores. Un ejemplo notable es el de los interrogantes de Nietszche. Otros, la escuela de Brentano (Ehrenfels, Meinong, Müsnterber), la escuela de Dilthey y la escuela de Lotze (Baden, Schler, Hartmann).

Los valores:

a) Son objetivos: no dependen de las preferencias individuales;

b) Independientes de la cantidad;

c) Diferencian entre lo posible y lo real;

d) Tienen un orden jerárquico;

e) Los principales abarcan lo lógico, lo ético y lo estético;

f) En mi opinión, son ajenos a la metafísica, al dogmatismo y se forman con la misma relatividad de la historia humana.

En el mundo actual priman el conjunto de los Derechos Humanos, los cuales, para los países del tercer mundo, dependen del conocimiento, contenido y desa­rrollo de los Derechos Universales de los Pueblos.

Nomias

Con base en la eticidad, que es el prospecto de sanas relaciones entre los componentes de la comunidad, se da el control social, el cual puede ser informal (sanción comunitaria no inscrita en el ordenamiento jurídico), y formal, desarro­llado, interpretado y ejecutado a través del poder público integrado por tres ramas interdependientes pero con funciones peculiares, vale decir, la ejecutiva (gobier­no), la legislativa (que hace el control social formal) y la judicial (cuya función vital es la solución de conflictos de intereses).

En nuestro sistema político-jurídico prima la Constitución. En la de 1991, a través de la noción del estado social de derecho se da base para desarrollar las funciones del Estado en relación con la sociedad. (Por ejemplo, el artículo 42, que contiene tal vez la mayor novación en la existencia constitucional de Colom­bia, habla de la familia como el núcleo fundamental de la comunidad).

Instituciones

Comunidad con paz y justicia social; sin policlasismos; sin corrupción; res­petuosa de las etnias; defensora de la persona humana. Ya lo he afirmado: el Estado al servicio de la comunidad, jamás la comunidad al servicio del Estado.

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Técnicas

"Incluyen los elementos 7, el conocimiento, las habilidades que permiten al ser humano transformar el medio ambiente en que vive o fijar condiciones en que ejecuta su actividad. De allí surgen las técnicas agrícolas, las pautas en el uso de la tierra y la energía, y los complejos culturales relacionados con la medicina, la industria, el transporte, la defensa, la comunicación y las actividades similares que acompañan a los diversos órdenes sociales".

Conviene advertir que antes de la Constitución de 1991 los cuatro compo­nentes anteriores tuvieron como ideal el de la democracia representativa, o sea el derecho de los ciudadanos a elegir sus voceros en la escala de corporaciones públicas (Congreso Nacional, asambleas departamentales, concejos municipa­les), lo mismo que algunos funcionarios: jefe del Estado, gobernadores y alcaldes.

En su artículo 40 el constituyente del 91 estableció tanto una variedad de instrumentos (plebiscito, referendo, consulta popular, cabildo abierto, iniciativa legislativa y revocatoria del mandato), como nuevas formas decisorias, entre ellas la relacionada con la existencia interna de los partidos políticos (consultas popu­lares y consulta de interés nacional o local). Todo lo cual demuestra que se pusieron las bases para la democracia participativa entendida como un derecho pero también como un deber.

De cualquier manera, este es un tema de especial trascendencia. Claro está que tendremos que esperar durante un tiempo prudente para saber si estas formas de democracia participativa se pueden hacer efectivas. Ya se ha anotado que las condiciones objetivas que vivimos hacen prácticamente imposibles de cumplir las formas de participación.

Dentro de nuestro contexto actual, al hablar de democracia es necesario re­cordar situaciones como la que trae a cuento Antonio García8

: "El drama de las ciencias sociales es todavía mayor en los países en donde la economía es extraor­dinariamente más deforme, aunque no tan deforme como su pensamiento. A su economía contrahecha, algunos países latinoamericanos añaden una mentalidad prehistórica. Obviamente, allí ni siquiera se permite dudar. El dilema seco en que participan la sociedad, el Estado, las universidades, las academias y, desde luego, las corporaciones capitalistas, es d~ conmigo o contra mÍ. Es de las pocas ense­ñanzas que quedan de la doctrina cristiana. O ciencia apologética que ni siquiera acepta las dudas de Descartes o las razones de Shumperter, o ciencia subversiva.

7 Fals Borda, op.cit., pág. 262.

8 La democracia en la teoría yen la práctica. EditorialIqueima, Bogotá, 1951, págs. 185-186.

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o acá de la raya, condenándose a beber con las propias manos la cicuta, sin el respeto que concedieron los griegos a Sócrates".

Cuando sea oportuno, este ensayo se referirá a los grandes temas de valores, nomias, instituciones y, hasta, en forma tangencial, técnicas. Tómese entonces este aporte como un simple abrebocas a la disposición dialéctica del orden social.

2. ¿Dónde estamos en la Historia?

Recordados los elementos básicos del orden social, es necesario preguntar­nos, con Alfred Weber, cómo encontrar la ubicación histórica de una sociedad, de una comunidad, de un pueblo, de un Estado, en el inmenso mapamundi, en el tiempo, en el espacio, en el infinito devenir.

Dice Weber9: "Cuando hoy en día enfocamos nuestra atención hacia la his­toria considerándola como historia universal, ya no lo hacemos predominante­mente de la manera como era común en la época del Ranke. Quiero decir que ya no participamos de aquel planteamiento de la cuestión, en apariencia tan sencillo, que consistía en preguntarse qué había ocurrido y cómo había ocurrido, atendien­do sobre todo a lo que había sucedido con la formación, el florecimiento y la decadencia de los Estados. A pesar de lo próximos que nos sentimos a la grandeza prócer de Jacobo Burckhardt, planteamos el problema mucho más complicado, aunque en el fondo sea más sencillo de como él lo hacía. Pues a diferencia suya, no nos proponemos, m~diante la consideración histórica de conjunto, adquirir tan sólo una mayor 'sabiduría', esto es, no buscamos tan sólo una mayor cantidad de conocimientos.

"La entraña de nuestra cuestión consiste más bien en lo siguiente: ¿Dónde nos hallamos en la corriente de la historia, no como pueblo singular, sino como humanidad que es llevada por una corriente? ¿Qué es lo que dicha corriente lleva a cabo con nosotros? Tenemos la impresión de que esa corriente de la historia, con una velocidad cada vez mayor, y hasta vertiginosa, nos está llevando a una nueva existencia en la que muchas de las cosas grandes que conocimos apenas encuentran, al parecer, espacio para su crecimiento. Ella puede ofrecer mayores comodidades en lo técnico, pero, a la vez, contiene también mucho de más oscuro, grave y peligroso, muchas dimensiones de menor libertad; y está considerable­mente empobrecida en cuanto a las fuerzas internas y espontáneas, en compara­ción con la vida de tiempos anteriores.

"Escrutamos en la historia con una curiosidad que está henchida de esperan­za, pero a la vez también de angustia y de preocupación. Y es que percibimos

9 Historia de la Cultura. Fondo de Cultura Económica. México-Bogotá, 1941, pág. 9.

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que nos hallamos en un viraje, sin que podamos de momento calibrar exactamente la amplitud y profundidad del mismo. No podemos abarcar enteramente cuántas son las cosas de nuestra anterior existencia que han desaparecido definitivamente de nuestra vida, para dejar paso a nuevas modalidades. Ni tampoco podemos precisar cuáles son las nuevas cosas que se instalarán establemente en nuestra existencia. Sentimos la necesidad de esclarecer la situación actual, superlativa­mente enmarañada: queremos orientarnos respecto a su significación y alcance. Para ello, debemos escrutar cuáles son las fuerzas impulsoras de la corriente de la historia, contemplar su curso, la formación de sus estructuras yel proceso de su dinamismo. Y alentamos la esperanza de que de este modo podremos com­prender algo de nuestro propio destino.

"Es posible que las viejas filosofias y sociologías de la historia y los moder­nos pronósticos culturales nos hayan suministrado conocimientos muy importan­tes acerca de ciertas grandes líneas irreversibles de evolución que recorren la historia y que, por lo mismo, podemos sospechar que se prolongan en el futuro, pero lo cierto, según tendremos ocasión de ver, es que todo lo que de ese modo comprueban no hace sino fijar para cada momento histórico -y entre ellos el actual- una condición del obrar humano que, en unión de otras, hacen de cada uno de ellos algo singular y único, sobre lo cual surge espontáneamente la acción creadora humana utilizando la conjunción inédita de condiciones y posibilidades.

"Ahora bien, lo nuevo que crea la acción humana partiendo de las condicio­nes dadas, de los materiales, de las fuerzas y de las posibilidades existentes en determinado instante, no puede ser objeto de un pronóstico exacto. No cabe aquí ese pronóstico, como tampoco cabe en la naturaleza viva. Lo que el obrar humano produce, partiendo de ese nivel de circunstancias dadas, no es previsible; ni en cuanto a su esencia ni en cuanto a su forma, pues toda acción creadora rebasa los límites de la previsión".

3. Diversidad conceptual

¿Qué significa cultura? Ralph Linton afirma l0: "Cuando se emplea en los estudios científicos el término cultura no tiene el valor que le da el vulgo. En general se refiere a la forma de vida de cualquier sociedad, y no simplemente a las zonas que la misma sociedad considera como más elevadas y deseables. Cuando la cultura se aplica a nuestro modo de vivir, nada tiene que ver con el hecho de tocar el piano o vestir bien. Para el sociólogo, esas actividades son simples elementos de la totalidad de nuestra cultura, totalidad que también com­prende actividades tan distintas como la de fregar platos o conducir un automóvil pero que en lo que se refiere a los estudios sobre la cultura son exactamente de

10 Ralp Linton. Cultura y personalidad, México, Fondo de Cultura Económica, 1962.

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la misma categoría que los más grandes refinamientos de la vida. De lo anterior se deduce que para el sociólogo no existen sociedades ni individuos que carezcan de cultura, por más sencilla que sea, y todo ser humano es culto en el sentido de que es portador de una u otra cultura".

No intento realizar una descripción de la realidad cultural en nuestra nación, ni siquiera llevándola al estricto planteamiento antropológico de los usos, cos­tumbres y hábitos de nuestra gente, según la clase social a la que puedan perte­necer unos y otros de los integrantes de la nacionalidad. No. Pero sí es necesario entender nuestro proceso histórico como nación para saber de qué cultura se habla en Colombia, a qué nivel, sobre quiénes recae uno u otro hallazgo, por qué se ha producido, y qué es lo que en verdad es básico esclarecer.

El enfoque del numeral 10 del artículo 27 de la Declaración de los Derechos Humanos resulta ser la base para una evaluación del fenómeno colombiano, con el fin de deducir, imparcialmente, si nuestras gentes gozan de bienes culturales o, por el contrario, están ausentes de ellos en forma impresionante.

Dice el numeral: "Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten".

Al examinar una encuesta que se le hizo a un grupo de intelectuales colom­bianos!!, se advierte una posición contradictoria en grado sumo. Las respuestas son tan variadas que no es posible establecer bases comunes en el planteamiento de la cuestión.

Alarmado por el fenómeno del marxismo y ubicándose en la tribuna univer­sitaria, el primero de los encuestados, tradicionalista, vocero del orden señorial de la Colonia y de formación escolástica, conceptúa:

"No hay una frontera entre la ciencia, la tecnología y la cultura.

"La palabra cultura abraza todos estos conceptos. Sin embargo, lo humanís­tico suele llamarse cultura más que lo científico y lo tecnológico. En la Univer­sidad de Colombia hay muy poco de humanidades. Pensemos, por ejemplo, en la filosofía. A pesar de los avances que han hecho algunas instituciones, sin embargo la filosofía no ocupa en la universidad el papel que le corresponde y que debe ser equivalente a la inquietud del entendimiento humano frente al problema filosófico. Una consecuencia de que la filosofía sea menospreciada, es la facilidad con que la universidad resulta invadida por filosofías ligeras. Marx es un filósofo,

!! Revista Javeriana, Número 393, abril de !973, Bogotá.

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pero si consideramos el panorama del pensamiento universal a través de las edades, resulta uno de tantos filósofos ... ,,12.

Con cierto pragmatismo, expresa el segundo de los interrogados, desde su ángulo de docente liberal y extranjerizante que observa la historia:

"La tradición colombiana viene de España mezclada con influencias también europeas y en parte indígenas. Por esto es que existe una cultura colombiana, no solamente en el sentido antropológico, que es evidente, sino también en el sentido de que la formación de nuestra comunidad tiene unas tradiciones ya hechas. Tenemos una literatura, buena o mala, pero existe. Tenemos una historiografía ya hecha desde el siglo XIX y aún desde antes de los cronistas coloniales, que es una forma de cultura. Tenemos una cultura jurídica con nuestra tradición consti­tucional, que algunos creen que tiene demasiada influencia calvinista, pero es también una cultura, pues toda cultura tiene alguna influencia, no es pura. Tene­mos una cultura política y experiencias, fracasadas a veces, otras con cierto éxito. Además, una cosa evidente es la cultura plástica, que viene desde los indígenas. y también, tenemos una pintura que es de las mejores de Latinoamérica. O sea que existe realmente una cultura colombiana" 13.

A su tumo, el más destacado de los educadores de la burguesía bogotana dice desde su punto de vista de ingenuo sabanero:

"Si no creyera que existe una verdadera cultura, no le habría dedicado mi vida a ello. Me parece que la confusión es sumamente clara: yo creo que existe cultura en todas las zonas del país, y lo ve uno en lo que ha hecho Colombia en tantos años. Me parece que no sólo existe una cultura, sino que tenemos que seguir trabajando por ella. Lo único que puede salvar a este país es la cultura. Bueno, hoy vivimos en una civilización de máquinas, pero creo que prima el espíritu, y en eso estamos todos los dedicados a las cuestiones de educación,,14.

Lo incipiente en concordancia con la posibilidad de acceso a la educación, es el meollo de la respuesta dada por el más prestigioso de nuestros melómanos, erudito en muchas artes, y de larga experiencia docente y administrativa en la Universidad Nacional:

"La pregunta es demasiado general, y como tal podría contestar dentro de todos los grados posibles, entre lo decididamente afirmativo y lo negativo. Lo primero, porque evidentemente existe una cultura, aunque en vía de desarrollo

12 Jaime Sanín Echeverry, ibid., págs. 230 y 23l.

13 Antonio Panesso Robledo, ibid., pág. 232.

14 Agustín Nieto Caballero, ibid., pág. 233.

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(como ahora se dice para no hablar de atraso), cultura que naturalmente es reflejo de la de los países más viejos que han influido en el nuestro.

"Pero el escéptico podría responder que no existe cultura propia por las mismas razones, es decir, que Colombia está todavía muy lejos de tener la ma­durez histórica y cultural de Alemania, por ejemplo, o de Italia y aún de los Estados Unidos o de México.

"Pero como se dice que in medio virtus, sin ser ni muy optimistas ni muy pesimistas, podríamos decir que en Colombia se está fomentando una cultura aún incipiente, pero infortunadamente en un sector muy restringido de su población, que constituye un porcentaje todavía demasiado bajo, como es, análogamente, el de los colombianos realmente alfabetizados,,15.

y por último, dice con su respetuoso sentido de las opiniones y con método dialéctico, Gerardo Malina: "No creo que exista realmente una cultura nacional. Lo que aquí se llama como tal con cierta benevolencia de los términos, es un amasijo de influencias dispares sin coherencia ni espíritu unificado. Una cultura sólo se da en los pueblos que han logrado la plena identidad, es decir su autono­mía. Y ocurre que la historia de Colombia, como la de todas las naciones afines, es la historia de una larga dependencia. Primero fue respecto de España, que rompió con su conquista la posibilidad de una cultura propia, que iba a ser la chibcha. Después vino la denominación cultural inglesa, luego la francesa, y ahora la norteamericana, esta última, en plena elaboración, se ha volcado sobre estas repúblicas a través del capital monopolístico, de las fundaciones y de otros modos de penetración, para imponernos un modo de vida, de pensamiento y de acción. El primer paso hacia la creación de una cultura colombiana es por tanto el despertar de la conciencia nacionalista que ponga en movimiento lo que tene­mos de peculiar, que defienda nuestros recursos naturales y humanos, y que nos permita a la larga tener una concepción propia del mundo,,16.

Es tan supremamente denso y oscuro el trasfondo de nuestro proceso cultural que no puede reducirse a esquemas genéricos. Cinco siglos de cruces étnicos, de convulsiones sociales, de cambios estructurales, económicos, de genocidios y arribismos, no son materia fácil de captar a la primera intentona y de modo superficial.

Daría Mesa expresó:

15 Qtto de Greiff. ibid., págs. 232 y 233.

16 Gerardo Molina, ibid., octubre-noviembre de 1995, pág 295.

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"No discutamos ahora acerca de si hayo no hay (cultura), porque ésta es sencillamente una discusión absurda. Los antropólogos, los etnólogos, los sicó­logos, los teóricos de la ciencia militar, los historiadores, los estetas, saben per­fectamente que no hay pueblo sin cultura propia, así se trate de culturas rudimen­tarias. Lo que quizás está oscureciendo los términos de este problema en Colombia es la idea, esparcida entre los intelectuales, de que la cultura se rela­ciona solamente con las letras o la ciencia. Pero, aún si ac~ptáramos esta concep­ción, veríamos que poseemos una cultura de dos vertientes: una cultura con su lado democrático y su parte antidemocrática. No es, sin duda, una cultura muy elevada, y si la examináramos detenidamente encontraríamos en ella más reflejos y adaptaciones que elaboración autónoma. Mas ese carácter subsidiario de nues­tra cultura intelectual habría de conducirnos al planteamiento de todos nuestros problemas como nación, empezando por la tragedia de nuestra independencia" 17.

e) DE LO PREmsPÁNlco y DEL ORDEN SEÑORIAL (¿?-1537-1848)

1. La ocupación foránea

Cuando de los puertos españoles partían las expediciones para la conquista de América, los muchachos, los curiosos, el mundo peninsular en su totalidad daba alegre despedida a los navegantes, soldados, nuevas autoridades, golillas, aven­tureros, pícaros, frailes, inquisidores y celestinas que se preparaban a cruzar el Océa­no, en azaroso y fatigante viaje. A su vez, los engañados viajeros se abastecían de galas, ropas, adornos, prendas cortesanas que gran dinero les costaban y, lo más grave, que ninguna utilidad les iban a prestar en su permanencia en América. En Europa, por el sentido de la lejanía, se tenía un criterio absurdo respecto a la realidad americana. Convencidos de la omnipotencia de su raza, de la superioridad de su inteligencia, inferiorizando y subvalorando a los indígenas, desconociendo las difi­cultades del medio, del clima, del abastecimiento, el europeo se lanzaba por los mares desconocidos con un irresponsable sentido de aventura.

Una vez las naves arribaban a costa americana, el gesto cambiaba. Dura desilusión se apoderaba de los espíritus. Las sedas acariciantes, los terciopelos orgullosos, los jubones, las mantillas, desaparecían, casi de inmediato, por la acción de la naturaleza. Era un mundo rudo, salvaje, violento, el que se les pre­sentaba. Lejos de la patria, en esfueJ:Zo continuo, en lucha biológica por la exis­tencia, desadaptados a las costumbres, sin distracciones de ninguna clase, no es de extrañar que gran parte de los integrantes de estas expediciones se desenga­ñaran de inmediato y procedieran a buscar el regreso a la metrópoli. Los basa-

17 Mito. Número 4, octubre- noviembre de 1955, pág 295.

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mentos morales, no pocas veces se disgregaban de manera lastimosa. Cortesanos peninsulares se veían reducidos a miserable estado. La persona en contacto con un medio hostil, se desintegraba. Un gran corazón y especiales condiciones de adaptación se requerían para que el europeo se quedara en América, explorara, fundara, construyera, poblara, civilizara.

Lo anterior sucedía con las expediciones armadas en la metrópoli. Caso diferente era el de las organizadas en Santo Domingo. Estas últimas estaban formadas por gentes que ya habían hecho su noviciado en América. La mayoría eran comandadas por caudillos venidos de la Costa Firme y, por tal motivo, seguros de sí y prácticos en el conocimiento del terreno y del sujeto indígena. Tal es la diferencia que explica, perfecta y claramente, porqué el éxito definitivo lo obtenían los aventureros salidos de Santo Domingo, y no los lucidos peregrinos venidos directamente de España.

Pero los hijosdalgo que, en sus carabelas, se hacían a la mar, rumbo a las tierras desconocidas, llevaban en sus más recónditos pensares un mítico respeto a la ley, respeto que no se traducía, en gran parte de los casos, en un exacto cumplimiento pero que, por lo menos, representó un principio jurídico de acata­miento a la norma escrita y a los postulados de un incipiente Derecho Público que resultaba, a su vez, de una fusión de distintos conceptos frente a la realidad. El acendrado sentido religioso del pueblo ibérico, ayuntado al examen de los códigos, provocaría curiosos documentos. Primero, el reconocimiento de la su­prema autoridad de los reyes, es decir, la sumisión al poder civil; luego, el sentido de esa autoridad respaldada en el poder religioso.

La política de la iglesia atravesaba la aguda crisis de definición de fronteras entre los campos de dominio espiritual. Ya se demarcaban perfectamente las dos zonas que partirían al clero respecto a su labor en América. De un lado, la aris­tocracia clerical signando sus actuaciones de dominio temporal; del otro, la in­mensa pléyade de frailes preparándose, si se puede decir, para el dominio "inte­lectual".

El ciudadano español, empresario particular sujeto a las disposiciones del rey, suprema autoridad y cabeza del Estado, quien a su vez seguía la pauta trazada por los pontífices. Por lo tanto los indígenas bajo la triple acción del aventurero, de la corona y de la iglesia. Disposiciones absurdas o ingeniosas de los primeros conquistadores, un principio de legislación en las reales órdenes, decretos ecle­siásticos, esto y mucho más cayendo de improviso sobre comunidades sujetas a muy distintos medios de vida y métodos de organización social. No deja de resultar curioso, aunque explicable, la orden según la cual los indios debían reconocer a un tiempo las autoridades del Estado español y las de la iglesia, pero sin ningún asomo de organización, sino por obra y gracia de los españoles. Era

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que éstos se amparaban a la sombra de las dos potestades para obtener una lega­lización, no por ingenua menos efectiva, de sus actuaciones casi siempre exage­radas o equivocadas.

Los españoles se lavaban las manos, con antelación, de cuanto pudiera suce­der si las comunidades indígenas no aceptaban de la noche a la mañana, todo un mundo nuevo que se avecinaba tras los pendones de Castilla. ¡Extraña manera de razonar! Y para que nada faltase a la farsa jurídica, se hacía testimoniar y signar el requerimiento, por medio del funcionario oficial, el escribano.

Podría alguien argumentar que la misma gestación de una etapa épica no daba lugar a la redacción de convenios que, por lo demás, serían poco acatados por los conquistadores. Innegable. Pero al haber sucedido así por lo menos se habría dejado la base para una recta política de colonización, no de expoliación. También se podría decir, a este respecto, que el indígena no tenía personería jurídica reco­nocida puesto que se le negaba totalmente. Exacto. Pero si se dudaba de sus derechos a la lucha social y se le equiparaba con los irracionales, ¿por qué se le quería hacer comprender, de repente, todo un mundo de prejuicios, de precon­ceptos derivados de una cultura distinta? Política equivocada que traería como consecuencia la pérdida de muchos esfuerzos iniciales y, luego, el continuo tra­jinar de las autoridades españolas, a través de las Leyes de Indias, para restablecer el orden jurídico quebrantado. Esta lucha tendría manifestaciones evidentes a lo largo y ancho de la vida colonial.

Lo anterior es producto peculiar de una España en formación, de un caos administrativo, del empleo de condottieri jurídicos al servicio de afortunados aventureros, y es muestra indiscutible de un individualismo naciente que, en verdad, más tarde sufrió las embestidas del Estado y desapareció. Al examinar la historia de la conquista americana, el investigador o aficionado se encuentra con una consecuencia importante del anterior fenómeno: las luchas civiles, exte­riorizadas en las continuas rebeliones de los conquistadores contra la autoridad inmediatamente superior, y aún en el franco desconocimiento de la corona. Tal es el caso de insurrecciones como la de Lope de Aguirre.

Además, entre los conquistadores y la corona se estipulaban especiales con­diciones, especies de contratos, merced a cuyas cláusulas los primeros adquirían deberes y obligaciones, no siempre correlativas. Por ejemplo, en el "contrato", valga el término, suscrito entre el rey. por una parte y Alonso de Ojeda por la otra, se estipulaban como obligaciones de este último la construcción de cuatro forta­lezas en su distrito y el pago al rey del quinto de las ganancias de la empresa. La contraparte, a su vez, se comprometía a garantizarle el libre goce de la fortuna que adquiriera. De ese modo el Estado español se desprendía de gran parte de sus atribuciones y merced a la correspondiente remuneración daba "manos libres"

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a los aventureros. La conquista en sus comienzos se presenta a manera de un triunfo de la empresa privada y de los monarcas. Al respecto, no sobra anotar que se adelanta a las tesis administrativas liberales, seguramente de manera despre­venida, pero en todo caso real.

La causa de esa actitud fue sencilla: mientras el Estado español consideraba que no se encontraba en buenas condiciones para emprender por su cuenta y riesgo la magna obra de la conquista, los círculos palaciegos adolecían de cierto escepticismo respecto a la bondad y certeza del asunto. Las viejas tesis científicas no admitían su denota e influenciaban indirectamente toda la política estatal. ¿Ese carácter individualista inicial favoreció al Estado español? A pesar de todos sus inconvenientes, considero que sí, puesto que el esfuerzo privado vertebró las bases para la acción oficial. Para América no fue muy afortunado el ensayo, puesto que las grandes agrupaciones se vieron destruidas merced a la inexacta aplicación de las disposiciones reales, cuando no a su total carencia. El conquis­tador, que aportó la vieja savia europea, destruyó las subculturas y desquició las economías. Aquí sí el viejo aforismo: "Culpa fueron del tiempo, y no de España".

Fray Bartolomé de Las Casas, obispo de Chiapa, elevó sus ardientes y vale­rosas quejas contra los encomenderos, recalcando sobre la crueldad con que éstos trataban a los indígenas. Lo hizo, bien por medio de quejas directas a la corona, bien en célebres intervenciones públicas, como su famoso sermón de 1542, en el cual-entre otras cosas- dijo:

"Si continúan los repartimientos, aquel orbe (América) quedará vaciado de infinitas naciones de que ya han perecido quince cuentos sin ningún sacramento. El daño que de ello resulte a España y a la humanidad, los ciegos lo verán, los mudos lo clamarán; y porque mi vida no puede ser larga tomo por testigos a todas las jerarquías y coros de los ángeles y a todos los santos del cielo y a todos los hombres del mundo, y en especial a los que fuesen vivos de aquí a muchos años, de este testimonio, que doy para descargo de mi conciencia". "Que si los indios que se dan de cualquier manera a los españoles, a pesar de cuantas leyes, estatutos y penas se les pongan, sepa V. Majestad que es como si decretase que las Indias queden yermas y despobladas, como lo están todas las islas, y que por aquellos pecados Dios ha de castigar con horribles castigos y quizá totalmente destruir a España".

Esto decía el famoso obispo, en lenguaje de la época, para prevenir a la corona de los inmediatos peligros que acarreaba el tiránico régimen adoptado por los encomenderos, con el natural peligro de la despoblación, debida a la carencia casi total de las más elementales condiciones de vida. De ahí que se adoptara un remedio que resultó igual que la enfermedad: la importación de negros esclavos para reponer la mano de obra indígena.

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Es verdad que la reina Isabel la Católica y su hija, Juana la Loca (recordada por su extravío mental y olvidada en todo lo que se refiere a las disposiciones que hizo adoptar brindando protección a los naturales americanos), se habían esfor­zado por alcanzar algún control directo de la corona sobre los encomenderos. Para comenzar, la primera de ellas había iniciado una legislación de protección a los aborígenes americanos. Sin embargo, las largas distancias, el uso y abuso de las extralimitaciones gubernativas, el desprecio a las tribus y muchos factores más habían evitado el cumplimiento de esas leyes.

En época de Carlos V, llegan a él las numerosas quejas y advertencias como las del obispo Las Casas, las de otros religiosos, algunas autoridades y no pocos vecinos, contra los vicios y extremos de los encomenderos. El rey ordena reunir una numerosa junta, en la cual alternan los ministros de Estado con las altas autoridades eclesiásticas, especialmente de personal versado en los negocios de las Indias, junta que elabora una ordenanza importante de protección a los indí­genas. Una vez conocida en América despertó una serie de protestas de los colo­nos españoles, quienes consideraron que algunas de esas disposiciones (que ata­caban el régimen de las encomiendas y trataban de reformar los sistemas tributarios), eran demasiado drásticas y podían detener la obra de los descubri­mientos y colonizaciones.

Las principales medidas de esta forma político-jurídica de derecho entre el nuevo Estado y la inicial conquista y colonización españolas, podrían resumirse d 1

. . 18 e a SigUIente manera :

"Que las audiencias tengan particular cuidado del buen tratamiento de los indios, y cómo se guarden las ordenanzas hechas en su favor, y castiguen los culpados, y que no se dé lugar a que los pleitos entre indios y con ellos, se hagan pleitos ordinarios, sino que sumariamente se determinen, guardando sus usos y costumbres.

"Que por ninguna causa la guerra, rebelión, u otra, ni rescate, ni de otra manera, se pueda hacer esclavo indio alguno, sino que sean tratados como per­sonas libres, y como vasallos reales que son de la Corona de Castilla.

"Que ninguna persona se pueda.servir de los indios por vía de naborías l9 ni de otro modo alguno contra su voluntad.

18 Carlos V. Nuevas Leyes de las Indias, recopilación de 1542.

19 Naboría: encomienda mediante la cual los indígenas prestaban, sin remuneración alguna, servicios personales a los europeos.

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"Que las audiencias, llamadas las partes, sin tela de juicio, sólo la verdad sabida, pongan en libertad a los indios que fueron esclavos, si las personas que los tuviesen no mostrasen título, cómo los poseen legítimamente, y que las au­diencias pongan personas de diligencia que hagan la parte de los indios, y los paguen de penas de cámara.

"Que los indios no se carguen, y si en alguna parte no se pudiesen excusar, sea la carga moderada, sin peligro de su vida y salud, y que se les pague su trabajo y lo hagan voluntariamente.

"Que ningún empleado del rey, ni los monasterios, religiosos, hospitales, cofradías, etc., tengan indios recomendados, y que los que tuvieren, luego sean puestos en la corona real, y que aunque digan que quieren dejar los oficios y quedarse con los indios no les valga.

"Que a todas las personas que tuviesen indios sin tener títulos, sino que por su autoridad se han entrado en ellos, se les quiten y pongan en la corona.

"Y porque se ha entendido que los repartimientos dados a algunos son exce­sivos, las audiencias los reduzcan a una honesta y moderada cantidad, y los demás se pongan en la corona. Sin embargo de cualquier apelación y a los primeros conquistadores que no tienen repartimientos, se les den entretenimientos en los tributos de los indios que se quitasen.

"Que mereciendo los encomenderos ser privados de sus repartimientos por los malos tratamientos hechos a los indios, se pongan en la corona real.

"Que por ninguna vía ni causa, ningún visorrey, audiencia ni otra persona pueda encomendar indios, sino que en muriendo la persona que tuviese dichos indios, sean puestos en la corona real, y si entre tanto pareciese por los servicios del muerto que conviene dar a la mujer e hijos algún sustentamiento, lo puedan hacer las audiencias, de los tributos que pagaren los indios.

"Que los que estén descubriendo hagan la tasación moderada de los tributos que han de pagar los indios, teniendo atención a su conservación, y con el tal tributo se acuda al encomendero; de manera que los castellanos no tengan mano, ni entrada, ni poder con los indios, ni mando alguno, y que así se estipule expre­samente en todo nuevo descubrimiento".

El derecho colonial viene a constituir una rama del derecho público, de ca­rácter sui generis, que si no obedece a un derrotero armónicamente trazado se puede convertir en un cuerpo monstruoso. Una vez destruida la caleidoscópica arquitectura jurídica de los indígenas, España orienta su política colonial en dos frentes, a saber:

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1. La representada por los cabildos, defensores de los fueros locales; y

2. La abanderada del poder delegado, exteriorizada en las audiencias.

La organización jurídica de los Reinos de Indias, se conforma de manera peculiar.

Los principios geopolíticos que determinan la expansión europea en Améri­ca, ocupan un lugar de excepcional importancia en la defensa hecha por Camilo Torres Tenorio de un régimen constitucionalista, frente al absolutismo o "realis­mo" representado -años luego- por la misteriosa y legendaria silueta de Boves.

Es carácter muy propio de los sistemas colonizadores estar sometidos a con­tinua evolución. Cuando se produce el estancamiento, sobreviene la emancipa­ción de los tutelados.

Bien decía Torres Tenorio: " ... ella (la América) ha mudado necesariamente todas las relaciones, y el sistema de la antigua monarquía, así como ha mudado la política de todos los gabinetes de Europa. Es preciso, pues, que se hagan leyes acomodadas a estas circunstancias, con relación principalmente a la América, conciliadas con el bien general de la monarquía".

Pero, ¿cómo había sido la evolución de la normatividad española? La res­puesta es compleja. El derecho común de España se modificaba circunstancial­mente por las disposiciones especiales para las colonias. El Fuego Juzgo, que rigió hasta el reinado de Fernando 111, el Santo, y que se basaba en el cuerpo legal promulgado por el rey godo Rescesvinto, lanzaba todavía sus destellos de bárbara penalidad en los albores del siglo XIX. Entre tanto, las excesivas preeminencias de la nobleza española se moderaron cuando en 1348 don Alfonso XI revive en gran parte la obra de su bisabuelo Alfonso, el Sabio. Merced al "Ordenamiento de Alcalá" las Siete Partidas se vieron supeditadas en primer lugar a dicho orde­namiento y luego a los fueros real y especiales. El rey buscaba así una armoni­zación de los preceptos sustantivos y de las normas procedimental es.

Para América rigió el mismo orden, pero dando prioridad a las disposiciones del Consejo de Indias, entidad que a semejanza de los consejos de Castilla, Italia, Flandes y Portugal, tenía un carácter predominantemente administrativo. Cuando Torres Tenorio dice que "la leyes la expresión de la voluntad general, y es preciso que el pueblo la manifieste", se refiere francamente al restablecimiento de los derechos de las cortes españolas para legislar y critica la concentración de poderes en el rey, que motivó el que las leyes no fuesen otra cosa que la "expresión de su propia voluntad". Porque la labor del famoso Consejo de Indias se redujo simplemente a comunicar las reales cédulas y las reales órdenes del monarca, que los virreyes, capitanes generales y audiencias obedecían, acomodándolas a su

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amaño, mientras que los cabildos defendían con celo las normas locales. En efecto, el particularismo local se enfrentó no pocas veces por medio de los cabil­dos a las providencias originadas en la metrópoli, renovándose así en América la vieja pugna entre las municipalidades y el poder central. De ahí que la génesis de los movimientos revolucionarios se encuentre en los cabildos, que llegaron a producir documentos como El Memorial de Agravios en el que Torres Tenorio se declara partidario del sistema constitucionalista y aboga porque "las cortes legislen realmente,,2o. Es así como surge el más notable de los abogados de nuestra revolución de independencia, quien, más tarde, levantaría su voz desde el Congreso de Tunja: "Este (se refiere a la formación democrática de la ley) es el objeto de las cortes: ellas son el órgano de esta voz general".

De 1503 a 1680, la legislación especial aumentó en forma desordenada, hasta que Carlos 11 puso en vigor la Recopilación de las Leyes de Los Reinos de Indias, la cual tuvo enorme importancia. Según el artículo 10 de la ley 13 de 1825, "el orden en que deben observarse las leyes en todos los tribunales de la República, civiles, eclesiásticos y militares, así en materias civiles como criminales, es el siguiente: 1. Las decretadas o que en lo sucesivo se decretan por el poder legis­lativo; 2. Las pragmáticas, cédulas, órdenes, decretos u ordenanzas del gobierno español sancionadas hasta el 18 de marzo de 1808, que estaban en observación bajo el mismo gobierno en el territorio que forma la República; 3. Las leyes de la Recopilación de Indias; 4. Las de la Nueva Recopilación de Castilla, y 5. Las de las Siete Partidas".

2. España en América

Con la tragedia indígena, avanzaron también la esclavitud negra, el gran mestizaje y, desde un principio, las formas del Viejo Mundo para regimentar su expresión cotidiana ante el mundo prodigioso de América.

A lo largo de la vida colonial el fenómeno inicial de la conquista varía por fuerza de las nuevas circunstancias que se desprenden del asentamiento de gran cantidad de españoles en sus encomiendas, en su talleres, en sus centros admi­nistrativos, políticos y militares. España se desparrama sobre la América india: la violenta, la sojuzga, pero a la vez se asienta, se acomoda, se place en su tesoro, se mezcla, se hace ella también -España en América- mestiza.

La vida del virreinato se desarrolla entre resguardos indígenas, encomiendas, minerías y palenques, una pobre agricultura y un más escaso comercio, impuestos y más impuestos, fiebre del oro y de la plata, y magras manufacturas.

20 Véase El Memorial de Agravios, Eduardo Umaña Luna, Editorial Iqueima, Bogotá, 1952, págs. 119-122.

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Como en el "abreviado relato" del arzobispo-virrey Caballero y Góngora, que transcribe Nieto Arteta:

"Se ven fertilísimos valles, cuya abundancia pide la mano del hombre, más para coger que para trabajar; y sin embargo, yermos y sin un solo habitante, al mismo tiempo que se pueblan las montañas ásperas y estériles, de hombres cri­minosos y forajidos, escapados de la sociedad, por vivir sin ley ni religión. Bas­taría delinear un abreviado mapa de la población del reino para que se conociese la confusión y desorden en que viven estos montaraces hombres, eligiendo a su arbitrio y sin intervención del gobierno ni de los jueces subalternos, el lugar de su retiro, tanto más agradable para ellos cuanto más apartado de su pueblo y de la iglesia. A excepción de las pocas ciudades de primer orden, que tal grado merecen respecto de las del segundo, de mera apariencia en sus infelices edificios y de las del tercero, de puro nombre por la memoria de sus ruinas y vestigios; a excepción también de algunas parroquias que posteriormente se han fundado bajo mejores principios, todas las demás poblaciones son un reducido y pequeño con­junto de miserables ranchos, chozas y bujíos, que apenas constituye la vigésima parte de los habitantes adscritos a sus respectivos lugares. Esto nace de la antigua y arraigada libertad de huirse los unos de los otros para poder vivir a sus anchas y sin el recelo de ser notados en sus infames y viles procedimientos. Los hombres medianamente acomodados se llaman aquellos que por falta de providencias precautelativas de la demasiada agregación de tierras en un solo sujeto, han podido a viles precios adquirir inmensos terrenos en que por lo regular tienen como feudatarios a los de inferior fortuna. Los primeros perseveran más arraiga­dos a sus posesiones por la ganancia que reciben de sus esparcidos domésticos; por esto, que forman el mayor número de habitantes libres, hacen propiamente una población vaga y volante que obligados de la tiranía de los propíetarios, transmigran con la facilidad que les conceden el poco peso de sus muebles, la corta pérdida de sus ranchos y el ningún amor a la pila en que fueron bautizados. Lo mismo tienen donde mueren que donde nacieron, y en cualquier parte hallan lo mismo que dejaron. Comen poco y con considerable grosería, pero no corres­ponde la misma templanza en sus bebidas. Están prontísimos y siempre dispues­tos para sus juegos, bailes y funciones, entregados a la ociosidad, a la que ayuda la fertilidad del país, bastándoles muy poco para satisfacer sus cortas necesidades. Sus hijos, criados en esa escuela, van imitando fielmente a sus padres; se van propagando siempre en sus mismos pensamientos y el mismo porte y rusticidad, y a pesar del aumento de la población en general, sólo crece el número de tan inútiles vasallos, que a larros pasos se van precipitando en la misma barbarie de sus primeros habitantes,,2 .

21 Luis Eduardo Nieto Arteta, Economía y cultura en la historia de Colombia. Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1962. págs. 29 y 90.

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A mediados del siglo XVII las lenguas indígenas habían perdido práctica­mente toda su importancia como medio de comunicación; la casi totalidad de la población profesaba la fe católica y el mestizaje era el fenómeno predominante. Las distancias entre los diferentes segmentos de la comunidad se hacían cada vez más hondas e insalvables. Sobre el particular, dice Jaramillo Uribe:

"Pero si bien el mestizaje representaba el proceso dinámico que tendía a eliminar diferencias socio-raciales porque constituía una posibilidad de ascenso y mejoramiento del status, las prerrogativas y medios legales y de hecho, tanto económicos como sociales, con que se rodeó a determinados grupos, terminaron por crear en el siglo XVIII una sociedad estratificada, compartimentada, de ten­dencia cerrada, dividida en grupos socio-raciales bien diferenciados o en castas como se decía entonces ,,22.

Estas bases sirven para apreciar el desarrollo cultural de la Nueva Granada, especialmente el de las "castas altas" en el siglo XVIII. Tal desarrollo fue el fundamento del notablato criollo y, por ese camino, dio pie al movimiento de emancipación.

3. El indígena y el mestizaje

La Colombia indígena (período prehispánico), es el pretérito que trataron de borrar, sin lograrlo, quienes consideran que nuestro proceso socio-histórico se inicia a partir de la caótica irrupción de los primeros conquistadores e iniciales colonizadores.

La irrupción de las ciencias humanas en nuestro país en los años treinta de esta centuria, provocó un vasto y profundo estudio de los expertos en ciencias humanas, especialmente de los antropólogos.

¿Cuál es el origen del hombre en América? El holoceno, por lo menos 20 mil años que se invirtieron en el desarrollo del ser humano y en el comienzo del proceso cultural.

El examen del poblamiento lleva a un decurso donde aparecen las industrias líticas, la etapa formativa (desde el comienzo de la vida sedentaria hasta el desa­rrollo de la agricultura y de las aldeas), la costa como foco cultural, la cerámica, la vida aldeana, los cacicazgos, las federaciones de aldeas (taironas y muiscas), el legado indígena ... A todo ese munífico mundo cultural se aproximó en un extraordinario ensayo el inolvidable Gerardo Reichel-Dolmatoft3:

22 Jaime Jaramillo Uribe, Ensayos sobre historia social Colombiana, Bogotá, 1968, pág. 177.

23 Manual de Historia de Colombia, Tomo 1, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá, 1978, págs. 33-150.

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"¿Cuál es, entonces, el legado indígena? ¿Qué significado tienen para noso­tros los vestigios de estas culturas de antaño? El arqueólogo sabrá contestar estas y otras preguntas y no vacilará en hablar en gran detalle de la importancia de las escuelas cronológicas y técnicas lícitas, de etapas paleoclimáticas, de modelos de microevoJución y de tantos otros aspectos de la investigación. Pero tal vez no es eso lo que pueda interesar a nuestro lector.

"Dejando de lado todas las minuciosidades técnicas y toda curiosidad por lo exótico que pueda motivar al investigador, yo diría que el gran legado del indio consiste en la manera como comprendió y manejó esta tierra. El largo camino del indio colombiano -<iesde la cuevas del Abra hasta el Templo del Sol- constituye una gran enseñanza ecológica para nuestra época, ya que nos muestra los fracasos y los éxitos, los errores y los logros de aquellos hombres que, con sus mentes y manos, supieron adaptarse a una naturaleza bravía y, al mismo tiempo, crear sus culturas, sin que en el proceso sufrieran las selvas y sabanas, como sufren hoy en día. El legado consiste en la manera como apreciaron y explotaron los diversos medio-ambientes de las costas y de las vertientes, de las selvas y de los antiplanos; como supieron extraer de ellos su sustento sin destruir la fauna. Es esto lo que nos han dejado los indios, y es esto lo que nos debe enseñar la arqueología".

y Ana María Groot termina sus estudios sobre Las federaciones de aldeas: el caso de los muiscas y de los taironai4

, recordando con sabia sencillez:

"Todo hace pensar en largos procesos internos de diferenciación social que condujeron a una estructura capaz de solucionar los problemas vitales de la co­munidad, gracias a una organización eficaz del trabajo comunal y a un sistema de creencias y expresiones religiosas que imprimieron en la gente un sentimiento de identidad cultural".

Después la conquista, la colonización, el dominio del blanquizaje, el exterminio del indígena rebelde, la pasividad del nativo vencido, la negra noche de la esclavitud, el complejo étnico, el mestizaje, la mulatería y la zambería. Una sociedad estratifi­cada, de castas, de miserias populares, de prosperidades innobles.

Constatando las tesis expuestas en un profundo libr025, se podría afirmar:

1. Es necesario buscar "la liberación del hombre hispanoamericano de las cadenas del neofeudalismo, pero también el renacimiento de los valores cultura-

24 Historia de Colombia, Salvat, Tomo 1, Bogotá, 1988, pág. 137.

25 Alejandro Lipschutz, El problema racial en La conquista de América y el mestizaje, Santiago de Chile, Editorial Austral, 1963.

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les indianos, o autóctonos americanos, en síntesis con los valores culturales es­pañoles,,26.

2. Si, como se sabe, toda conquista se desprende del señorialismo, no es dificil aceptar que "el llamado mundo occidental, igual que el mundo tradicional orien­tal, no es otra cosa que un conglomerado de Estados señoriales para los fines de la explotación del hombre por el hombre, y su llamada moral, que se nos presenta en tan diversas formas, no es otra cosa que hipocresía destinada a tranquilizar la conciencia del pecado. Pero nada de eso empaña el honor de talo cual pueblo, porque los señores de todos los pueblos estaban sujetos al mismo pecado. Nada de eso es material apropiado para una releyenda negra.1E contra un pueblo',27.

3. El determinismo biológico no puede servir -ni aún a los más habilidosos científicos-para "explicar" el proceso de la simbiosis racial americana: "Al proce­der a la discusión de las peripecias de la conquista y del mestizaje en América nos convenceremos que nada hubo de biología, sino sólo de sociología, en estos fenó­menos de tanta trascendencia no sólo para los pueblos americanos vencidos, sino de trascendencia también para los pueblos europeos vencedores,,28.

4. Humanistas del siglo XVI buscaron aplicar en América el concepto seño­rial. Tal es el caso de Ginés de Sepúlveda en su Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios: "Con perfecto derecho los españoles ejercen su dominio sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo o islas adyacentes, los cuales en prudencia, en genio y todo género de virtudes y humanos sentimientos son tan inferiores a los españoles como los niños a los adultos, las mujeres a los varones, como gentes crueles e inhumanos y muy mansos, exageradamente intemperantes a continentes y moderados, finalmente estoy por decir cuanto los monos a los hombres,,29.

5. Cristóbal Colón, al elogiar la índole moral y la belleza de los indígenas, en sus primeros contactos con las gentes del Caribe, era ajeno a la antropología mitológica. Lo mismo le sucedió a Hemán Cortés en su Carta Relación al Em­perador (30 de octubre de 1520), al padre Motolinia (1524), a Cieza de León (La Conquista del Perú), a Sierra de Leguízamo (1589), a fray Bemardino de Saha­gún (científico del siglo XVI)3o.

26 ¡bid., pág. 24.

27 ¡bid., pág. 26.

28 ¡bid., pág. 68.

29 ¡bid., pág. 72. El autor consulta el códice hecho por un amanuense de Sepúlveda y con correcciones de la propia mano de este último.

30 ¡bid., página 76-93 (passim). La versión de Lipschutz se refiere a la épica indígena, contenida en el reciente libro La visión de los vencidos.

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6. Los indígenas descubrieron bien pronto la farsa de quienes los considera­ron antropológicamente como seres inferiores. Pese a sus diferencias culturales se dieron cuenta de la avaricia de lo conquistadores. Por ejemplo: "Les dieron a los españoles bandejas de oro. Y cuando les hubieron dado esto se les puso risueña la cara, se alegraron mucho, estaban deleitándose. Como si fueran monos levan­taban el oro, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazón ... Como unos puercos de la tierra, puercos hambrientos, ansían el oro" .. ?!.

7. Cuanto moría en Europa resucitaba en América: "La conquista española fue un traslado exitoso del feudalismo decadente europeo a las tierras conquista­das,,32. Por ejemplo, el régimen de la encomienda: "Señorío imperfecto, porque es merced no de tierras sino de tributo y servicios. Pero en lo demás es feudalismo europeo decadente, y aún con la disculpa de que con esta dependencia del labrador frente al señor, o encomendero, se le legisla en concordancia con las costumbres señoriales autóctonas americanas ,,33.

Bien atrás, hacia el Fuego Viejo de Castilla, el "punto céntrico de la vida agrícola es el señor al cual están entregados los solariegos, estos legítimos y naturales sucesores de los antiguos esclavos". Pero en América, ¿para qué son entregados? Citando a Metraux, recuerda Lipschutz: "Los indios despojados de sus tierras, se transformaron en colonos o huasipungos de las grandes haciendas. Refiriéndose a ellas, políticos y autores liberales hablan con preferencia de un régimen feudal. El término es impropio ya que la hacienda corresponde, en pleno siglo XIX, a la gran propiedad galoromana o merovingia, con sus tributarios y sus esclavos,,34.

8. El capitalismo naciente se mezcla a la brutalidad feudal: "El feudalismo europeo decadente se encuentra entrelazado en la conquista española en América con ciertos factores de la acumulación primitiva capitalista representada tanto por intereses capitalistas españoles desde el fin del siglo XV, como por los de los grandes banqueros alemanes del siglo XVI, en colaboración con el monarca español, en especial Carlos V, entrelazamiento en el cual han insistido varios autores ,,35.

9. Las consecuencias de dicha mezcla son genocidas. Tal ocurre con las derivadas de la brutal explotación minera: "La sexta plaga fue la de las minas de

31 ¡bid., pág. 95. Envio de presentes de.. Montezuma a Cortés, cuando los españoles estaban camino a México.

32 ¡bid., pág. 191.

33 ¡bid., pág. 200.

34 ¡bid., pág. 202.

35 ¡bid., pág. 202.

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oro, que además de los tributos y servicios de los pueblos a los españoles enco­mendados, luego comenzaron a buscar minas, que los esclavos indios que hasta hoy en ellas han muerto no se podrían contar ... 36.

10. Como lo explica fray Bartolomé de Las Casas en La destrucción de las Indias, el reparto de los indígenas entre los encomenderos se hizo por cualquier causa, menospreciando las leyes expedidas por la monarquía. Es el nuevo feuda­lismo: "Desde el principio está en marcha el proceso de la llamada acumulación primitiva en toda la América Hispana, en estancias ganaderas, en minas y en todos los demás negocios. Es así como se realiza aquella destrucción de las Indias: acaparamiento de las energías humanas, de la labor del indio encomendado, transformado en un adscrito a la gleba; acaparamiento de las tierras de labranza, en todos los países conquistados; recreación de un señoritismo, ya obsoleto en la misma España, para sobrevivir hasta nuestro tiempo,,37.

11. La consecuencia es la de la esclavitud de los indígenas. "Comercio de esclavos indios, igual al de los esclavos negros de África, con las mismas horren­das consecuencias ... ,,38. Como lo recuerda Federman: "Por fin, el12 de marzo, salimos de la montaña y entramos en la planicie, en el territorio de los caquetios: pero éstos, que tenían las viviendas cerca del mar, habían sido frecuentemente apresados por cristianos que iban de Santo Domingo y de otras islas para trans­portarlos y venderlos como esclavos ... ,,39. Pero es necesario decir que los grupos étnicos "primitivos" no desaparecen, que no se "extinguen" en el contacto con la cultura europea occidental, sino que "se exterminan en elprogrom de la con­quista, o desfallecen con el andar del tiempo en el contacto con la incultura europea occidental,,40.

12. La presencia del neofeudalismo se manifiesta en una discriminación so­cial ancestral, que se realiza en la América recién conquistada a través de un poderoso instrumento: la discriminación racial, "yen primer lugar la discrimi­nación entre blancos e indios,,41. Todavía las pequeñas burguesas, en su mayoría mestizas, dicen despectivamente "el indio ese", "la india esa", "el negro ese", "la negra esa", absurdas ideologías heredadas de la colonia que se prolongan -<:on sus variables económicas-en pleno siglo XX y amenazan con llegar al siglo

36 [bid., pág. 214. El autor toma la cita de Motolinia.

37 [bid., pág. 223.

38 [bid., pág. 225.

39 [bid., pág. 226.

40 [bid., pág. 224.

41 [bid., pág. 254.

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XXI. "La diferenciación llamada racial es así desde el principio una discrimina­ción social entre señores y dependientes,,42.

13. La extensión del mestizaje convierte el problema social en algo mucho más complejo, hasta dar origen, siquiera en parte, a las llamada "clases medias" por lo menos en sus segmentos "bajo y medio". "Blanco es el señor, indio es el dependiente, peón, encomendado repartido, yanacona, de mita, etc. ¿Y el mesti­zo? Dos o tres decenios después de consumada la conquista corresponderá al mestizo de los más diversos matices, llenar las funciones sociales intermedias entre señor y peón. El mestizo artesano, dependiente en los oficios de la urbe. Es así que a la escala de los colores raciales desde blanco a indio, corresponderá muy pronto toda una escala de funciones sociales ,,43.

14. Como es apenas obvio, el mestizaje se vuelve contra el señor. "Paulati­namente se ensancha en el espectro de los colores raciales la franja de color mestizo, lo que afecta en especial al extremo blanco: de modo tal que finalmente el color mestizo reemplaza gran parte de la franja blanca. Es así como el mestizo llega a roer al blanco y aún se corre el riesgo de que el mestizo se trague al mismo señor blanco,,44.

15. En consecuencia, el blanco siente temor. Desde 1567 el licenciado Castro plantea la realidad de la situación, en carta al rey: "Hay tanto mestizo en estos reinos, y nace cada hora, que es menester que Vuestra Majestad mande enviar cédula que ningún mestizo ni mulato pueda traer arma alguna ni tener arcabuz en su poder, so pena de muerte, porque esta es una gente ~ue andando el tiempo ha de ser muy peligrosa y muy perniciosa en esta tierra,,4 .

16. Es entonces cuando lo cuantitativo se hace cualitativo. "Sin embargo, en todas las cosas que atañen al interés del grupo que manda y anhela mantener el statu quo, la voluntad humana es más potente que la naturaleza biológica, y en cuanto la ley establecida por este mismo grupo se pueda torcer como toda hechura humana. Así, corregir la fortuna de mestizos que son hijos predilectos de los grandes es más fácil de lo que uno piensa a primera vista. Ciertos mestizos, e incluso indios puros, se transforman en blancos por una visión legal especial, adaptada a cada uno de los casos que se presentan, es una transmigración étnica legalizada de indio o mestizo, a blanco. En la sociedad de clases de la Colonia se ha originado el muy severo espectro de los colores raciales, en obediencia a la

42 [bid., pág. 252.

43 [bid., pág. 257.

44 ¡bid., pág. 265.

45 ¡bid., pág. 266.

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voluntad del grupo social que manda: el espectro se completa ahora con lo que he llamado hipocresía racial, en sus más variados aspectos,,46. Nuestra hipocre­sía racial no es más ~ue la prolongación de mitos milenarios, al servicio del grupo o clase, "señorial,,4 .

Pero hay también indios de noble estirpe: " .. .la ley establece que los caciques y sus hijos mayores, aunque indios, están exentos de pagar tributos y acudir a las mitas, aunque su 'voluntad histórica' al decir del maestro José María Ots Cap­dequi queda reducida. Pero hay mucho más que esos cacicazgos legalizados: los descendientes de los reyes de México y Perú, se casan con españoles y hasta se incorporan a la nobleza española,,48. Son las nuevas genealogías de "ilustres mestizos". A estos mestizos descendientes de indios, les iba bien, muy bien ... 49.

17. Los siervos tratan entonces de ser los amos a través del ascenso étnico, que, como se recuerda, es ascenso social: "El indio, al adquirir por el mestizaje parte de los caracteres diferenciales raciales así como los ademanes sociales del blanco, aumentaba grandemente sus expectativas .... Hay, en la Colonia ya través de siglos, un movimiento continuo de indio a blanco, es decir, cada uno se empeña en atravesar, algo blanquizado, la barrera interpuesta entre los dos colores racia­les. Como hemos visto, es éste un momento fundamental para comprender los acontecimientos alrededor del fenómeno del mestizaje: éste significa para el indio ascenso social, como por otra parte significa descenso social para el blanco. Yes no menos natural que se recurra en grado amplio a la hipocresía racial.

"El indio o mestizo se empeña en efectuar una mutación étnica hacia el blanco. Es esta la regla: la mutación normal, es decir la que está de acuerdo con la tendencia predominante de la vida social en la Colonia"so.

18. Y, por último, los peligros que encierra esa mutación étnica de indio a mestizo, "Arguedas ... expresa, y con razón suma, que este mismo proceso 'está descarnando a los naturales de las bases en que se sustenta su cultura tradicional' . Tal peligro está siempre presente cuando se efectúa una transculturación y tanto mayor es el peligro al tratarse de una transculturación hacia la cultura de confis­cador señorial, que es nuestro caso hispanoamericano. Contra semejante descul­turación no hay otra defensa más que trabajar incansablemente en favor de una revalorización de los elementos culturales autóctonos indianos. No cabe duda

46 [bid., pág. 265 Y 276.

47 ¡bid., pág. 277.

48 [bid., pág. 281.

49 ¡bid., pág. 284.

50 ¡bid., pág. 285.

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que tal revalorización es uno de los más notables momentos culturales de nuestra época, como lo demuestra la reciente historia de Europa Oriental, de Asia y de África"Sl.

4. Negros, mulatos y zambos

Casi paralelamente, llegan a nuestro país los negros esclavos, y bien pronto comienzan la mulatería y la zambería. El negro ocupa el último peldaño en las escalas étnica, social y económica. Desde el comienzo de la conquista los con­quistadores traen sus esclavos negros, pero sólo hacia 1530 se producen las pri­meras importaciones de la fuerza de trabajo esclava. Los primeros cargamentos se dirigen a la extracción de minerales en las zonas mineras del occidente (pro­vincias del Chocó, Cauca y Popayán), luego avanzan hacia las provincias de la costa atlántica y, por último se extienden a lo largo de los grandes ríos, en especial del Magdalena, el Cauca y el Patía. A medida que disminuyen los indígenas, se incrementa la necesidad de esclavos negros.

"Su posición legal se fue reglamentando sucesivamente, y así hallamos que en 1545 se dictaron unas ordenanzas reales para el buen (?) tratamiento de los negros esclavos por parte de sus amos, que conjuntamente con las de 1572 y 1573, Y finalmente las de 1789, conformaron un verdadero código negrero cuyas nor­mas reflejan el status socio-económico del esclavo"s2.

"No tenían libertad de locomoción; no podían usar ni oro, ni seda ni mantos ni perlas, ni montar a caballo, a excepción de los oficios de vaqueros; ni tampoco portar armas; el matrimonio debía tener permiso de los amos; no podían ejercer oficios sino bajo el control del amo; se les prohibió tener establecimiento algu-

S3 t 't no ,e ce era.

Las faltas se castigaban severamente: "El negro que anduviera de noche por las rancherías, si no fuera con licencia de su amo le sean dados doscientos azotes públicamente". "El negro que huya diez días le den doscientos azotes, y el que anduviere once sea desjarretado de un garrón, y si veinte días, muera por ello, o le sean cortados los miembros genitales con los supinos". "El negro que hurtare oro en las minas, le sea cortado el miembro genital con los supinos"s4.

SI [bid., pág. 302.

52 Virginia Gutiérrez de Pineda, La familia en Colombia, Universidad Nacional, Bogotá, 1963, págs. 205 y 206.

53 [bid., pág. 206.

54 [bid., pág. 207

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De ahí que no sea difícil deducir que no se presentan las condiciones propicias para que las formas culturales de los países de origen de los negros se conserven en América, dado su status de dominado en el último lugar de la escala social: "En ningún instante de su carrera, ni siquiera en la etapa de manumiso o cimarrón, pudo proyectar libremente su personalidad cultural ni realizarse a su acomodo. Siempre debió cumplir su vida bajo imposiciones de una sociedad donde era una fuente de riqueza en el trabajo y donde esta misma sociedad tenía derecho para ordenar su vida de acuerdo con sus puntos de vista. Él era un elemento pasivo que se movía en una dirección o en otra, nunca como metas personales previstas de antemano. Era una pieza dada en una cultura extraña, donde se le tallaba para que encajara en uno o en otro sentido, sin que se le diera la oportunidad de llegar a ocupar esta o aquella posición, desempeñar este o aquel oficio.

"Lo más que lograba era rebelarse violentamente contra las normas de su dueño, en una eclosión momentánea, que la sociedad se encargaba de poner de nuevo en cinta, mediante sus fuerzas de controlo evadir la sociedad misma y su ubicación, con ayuda del paisaje geográfico que así lo defendía. Pero ni aún allí estaba a merced de su libre albedrío. Él no podía reconstruir en el medio ambiente americano que lo encubría las formas de su cultura nativa. Tan sólo alcanzaba a estructurarse en unidades rotas, de acuerdo con lo que le era accesible, es decir, con lo que le permitía vivir en límites de sobrevivencia, que en ningún modo podía considerarse como réplica de lo que había dejado en África"ss.

De cuando en vez, los esclavos negros lograban huir y organizarse de acuerdo con el medio de refugio que tuvieran a mano. En el "gran palenque que está entre la ciudad del Rio de la Hacha y la de Santa Marta ... son autárquicos, valientes, disciplinados" como le dice el padre Francisco Romero, uno de los verdaderos precursores de la emancipación, a Carlos 11. En su misiva, publicada en Milán, en 1693, afirma el misionero:

"Antes de que se adquieran tan loables noticias, procuré saber en qué con­sistía la mayor resistencia de estos negros para que se redujesen a las ciudades de V.M. (diligencia que por dos cédulas había hecho antes el católico celo del V.M.), y la que hallé fue para esos miserables la más invencible. No es otra cosa que la dificultad que tienen de dejar aquel suelo que pisan a más de ochenta años y aquellas montañas de cacao que los sustentan, sin que les falte tampoco en ellas toda suerte de volatería y los demás víveres que pueden desear. Con que se infiere que si en el mismo lugar donde están poblados les diera V.M. la libertad que les tiene ofrecida, no hay duda de que se evitará su eterna perdición, quedará la católica piedad triunfante y dejarán de tener este receptáculo, donde retirarse

55 ¡bid., pág. 167.

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estos negros. Y la ciudad de Santa Marta y la del Río de la Hacha consiguieran un fuerte y vivo muro para sus flechas como a las bocas de fuego, y es formidable el valor con que se arrojan a las empresas. Como se experimentó cuando derro­taron los del otro palenque a todo un ejército de españoles, a quienes quitaron las armas y no sosegaron, hasta matar al que iba por general, que era don Luis del Castillo, vecino de la ciudad de Cartagena"S6.

En estos palenques pudieron resurgir algunas formas culturales de sus co­marcas de origen, acondicionadas al medio americano. Y también se produjeron por excepción, grupos de negros que se conservaron aislados y con muchos ele­mentos culturales auténticos, como parece que fue el caso del Palenque de San Basilio, en las proximidades de Cartagena.

Los jesuitas Alonso de Sandoval y el maravilloso Pedro Claver [( 15 80-1654), quien al ordenarse como sacerdote se declaró "esclavo de los negros para siem­pre"] son excepciones nobilísimas al estado de tiranía o de indiferencia general con que se sojuzgaba al elemento negro. El verdadero paso hacia la libertad de los esclavos habría de ser la revolución, con todas sus contradicciones, miserias y grandezas. En ella, según don José María Samper, "Los negros esclavos inca­paces de comprender la revolución y oprimidos por su condición servil, sirvieron simultáneamente a las dos causas, según la opinión de sus amos o los recursos de acción de los jefes militares enemigos. La revolución por un lado excitaba a los negros diciéndoles: 'El que de vosotros me sirva será libre'. Los jefes espa­ñoles hacían otro tanto en las provincias que ocupaban; y el resultado fue que los negros esclavos pelearan bajo las dos banderas enemigas, en gran número y que de ese modo la revolución y la reacción contribuyeran simultáneamente a eman­cipar a muchos miles de esclavos, e hicieran inevitable la abolición más o menos radical y próxima de la esclavitud"s7.

Dentro de este comportamiento, el libertador Simón Bolívar ordenó en 1820 reclutar cinco mil esclavos en el occidente de la Nueva Granada, con el ofreci­miento de que si servían dos años en sus ejércitos se les daría su libertad personal.

Quienes triunfaron en la emancipación habrían de tener como una de sus más agudas polémicas el tema de la libertad de esclavos. Intereses económicos de trascendencia indudable se agazaparon en el debate, en especial el anotado por David Bushnell, quien comenta: "Otro de los problemas que se presentaban a este respecto era el hecho de que la mayor parte de las áreas donde la esclavitud

56 Francisco Romero. Llanto Sagrado de la América Meridional, publicado en Bogotá por la Editorial A.B.C., 1955, págs. 94 y 95.

57 José María Samper. Ensayo sobre las Revoluciones Políticas, publicado en Bogotá por la Universidad Nacional, 1959, pág. 159.

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habíajugado un papel importante en la economía no existía un mercado adecuado de fuerza libre de trabajo que permitiera hacer frente al declinamiento en el número y con la eficiencia de la población esclava. Esto era particularmente valedero para la industria minera que había sido afectada en forma considerable por los reclutamientos de esclavos para los ejércitos patriotas y donde el trabajo era poco atractivo: el esclavo de las minas, que obtenía su libertad, pocas veces quería regresar a su viejo empleo, ni siquiera por un salario, y otros trabajadores libres sólo podían ser enganchados con salarios que los empleadores no estaba dispuestos a pagar o que pagaban con el dolor del alma"s8.

5. La mezcla de etnias

El mestizaje colonial. Blancos con indios, blancos con mestizos, blancos con cuarterones, hasta tente en el aireS9 o el salto atrás60

; blancos con negros, blancos con mulatos, blancos, otra vez, con cuarterones; indios con negros, indios con zambos ... los ríos de la sangre que siguen sus cruces, en la rabia de la emancipa­ción. Y los reencuentros a los largo de la existencia republicana.

En ese cruce, aculturaciones, destrucciones, supervivencias, aportes, ances­tros, novaciones ... Ese es el increíble escenario social, la aproximación al denso mundo cultural de América y, por consiguiente, de Colombia. Yunque de razas; diferentes culturas; mundo, por desconocido, no menos real, palpitante, pleno se sorpresas y huérfano de buceadores.

Utilizando, como base el "cuadro tentativo de conformación racial" elabo­rado por Virginia Gutiérrez de Pineda6

!, nos podemos aproximar a los cruces culturales de la siguiente manera:

l. Blanco (chapetón, blanco nacido en España) (criollo, blanco nacido en Latinoamérica) y mezclado:

a) Cruce de blanco con negro quinterón (1/32 de negro) y

b) Cruce de blanco con india ochavona (1/16 de indio, puchuela)

2. Negro (de origen africano)

3. Indio (aborigen americano)

58 David Bushell. El régimen de Santander en la Gran Colombia. Bogotá, Ediciones Tercer Mundo y Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, 1966, pág. 198.

59 Que ni avanzan, ni retroceden (étnicamente).

60 Que se acercan de nuevo al grupo étnico dominado.

61 ¡bid., pág. 180.

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Mezclas

a) Blanco-Negro

Blanco y Negra: Mulato (112 negro) Blanco y Mulata: Tercerón ((114 negro) Blanco y Tercerón: Cuarterón (113 negro) Blanco y Cuarterón: Quinterón (1116 negro)

Sub mezclas

1. Tente en el aire: Tercerón y Mulato Cuarterón y Tercerón

2. Salto atrás: Cuarterón o Quinterón y Mulato:

b) Blanco-Indio

Cuarterón y Tercerón Cuarterón y Negro

Blanco e India: Mestiza (112 de india) Blanco y Mestizo: Cuarterón (114 de india) Blanco y Cuarterona: Ochavona (l/8 de india)

Submezclas

1. Tente en el aire: Mestizo y Mestiza

2. Salto atrás: Mestiza e Indio

c) Indio-Negro

Indio con Negro: Zambo o Zambingo Indio y Zambo: Tercerón Indio y Tercerón: Cuarterón o Zambos Indio y Cuarterón: Quinterón

d) EL NUEVO ORDEN REPUBLICANO

1. Antecedentes (1780-1847)

A finales de la Colonia, el Virreinato de la Nueva Granada recibió la influencia del Despotismo Ilustrado, que tuvo en la Península Ibérica caracteres especiales que lo enmarcan dentro de las tradiciones católicas y nacionalistas. En contraste, la Ilustración en Europa fue en su mayor parte agnóstica e internacionalista.

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El HUMANISMO SOCIAL 95

Algunos comentaristas conjeturan que en España los ilustrados de entonces buscaron "racionalizar" los elementos del movimiento con lo esencial ibérico. De ahí que fue en las colonias de ultramar (y dentro de los pequeños círculos de criollos cultos o semicultos), donde se optó por el agnosticismo internacionalista en desmedro del religioso nacionalismo de la "madre patria".

La razón es lógica. Mientras el primero abría la hipótesis de la independencia, el segundo servía para mantener la política de coto cerrado que los peninsulares aplicaron a sus colonias durante todo el régimen señorial ibérico. En consecuen­cia, los criollos se plantearon la formación de un pensamiento propio, cercano al estado liberal, vale decir, dentro de la revolución de la nueva burguesía europea con el surgimiento del modo de producción capitalista, como se consagró en el Código Napoleón, de 1804.

En las colonias, a su vez, según el mayor o menor grado de receptividad que se tuviera frente a las influencias foráneas, se dieron dos grandes sectores: el de los privilegiados del saber ("esotéricos"), por una parte; y por la otra, el de los grupos de "conocedores intuitivos", más entusiastas sentimentales que fríos ra­zonadores.

En la Nueva Granada no se da propiamente un filosofar. De ahí que nos acerquemos más a un turbión revolucionario que a una forma de gobierno. Cabe recordar aquí que el índice de analfabetismo abarcaba casi toda la población, excepción hecha de reductos más o menos cultos como el de los clérigos, los abogados y los burócratas. Las publicaciones, las bibliotecas, la traducción de documentos básicos, la obra magna de la Expedición Botánica debida a la genia­lidad de José Celestino Mutis y de sus colaboradores, el plan pedagógico de Moreno y Escandón y el arribo de grandes sabios europeos, sentaron las bases de la nueva república (hasta 1819 fracasada), con figuras estelares como Antonio Nariño, Francisco José de Caldas, Camilo Torres Tenorio, Abel Carbonell y tantos otros. Luego de la barbarie de la conquista, una segunda etapa encabezada por el genio político que fue don Simón Bolívar, e integrada por miles de altivos y heróicos oficiales y soldados del común, desembocó en el nuevo orden señorial burgués que sólo se afianciaría a mediados del siglo pasado.

La búsqueda de un prototipo de finales de la Colonia y de la mal llamada Patria Boba, que representara la endeble nacionalidad con todas sus grandezas y debilidades, me condujo a la figura sabia y sencilla, profunda y desorientada de don Francisco José de Caldas. "Caldas fue, dice el ingeniero Alfredo Bateman en su introducción a las Obras Completas del sabio 62, el verdadero precursor de

62 Publicadas con ocasión del sesquicentenario de su fusilamiento: Universidad Nacional de Colombia, Imprenta Nacional, Bogotá, 1966, págs. 8 y 9.

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la ingeniería nacional. Críticamente hablando y desde un punto de vista estricta­mente científico, no puede considerarse como un genio analítico; sus matemáticas no son profundas. Empero, ¡qué intuición la suya! Genio esencialmente intuitivo fue, ante todo, un físico, en el sentido estricto de la palabra, y como tal es un modelo. Así, si se le considera a través de las páginas de su Memoria sobre la presión atmosférica y el agua hirviendo, se revela provisto de todas las condicio­nes necesarias para efectuar grandes descubrimientos en el campo de la experien­cia, al seguir guiado por su intuición maravillosa un camino lleno de luz, tal como lo hizo Ampére al descubrir los fundamentos del electromagnetismo".

Valdría la pena recordar acá que, al final del estudio citado por Bateman, Caldas, con tremenda clarividencia de su trágico final, anotó en 180863

: "He aquí un materia inmensa, desflorada: he aquí un objeto, que merecía un gn!eso tomo, reducido a una Memoria. ¿Lo habré ejecutado con elección y con acierto? ¿Habré manifestado diáfanamente los efectos poderosos del clima sobre los seres orga­nizados? Mi pluma, poco ejercitada en las disputas, mi genio, siempre amigo de la paz, no me promete una victoria; yo me recordaría del consejo que M. Dau­benton dio al primero de los naturalistas: Ninguna victoria puede valer la paz que se haperdido".

y concluye: "Esta es la primera contestación que doy a mis censores, y seguramente será la última porque no hay victoria que pueda valer la paz que se ha perdido".

¿Qué paz se perdía? ¿La injusticia del orden señorial hispánico?

Las etapas de finales de la Colonia y de la Patria Boba están todavía por explorar en toda su importancia histórica. Pero antes de continuar con nuestro transcurso cronológico e idiológico, quisiera transcribir uno de los sonetos en los que Fernando Garavito hace la biografía del sabio, bajo el título de Retratofugaz de Caldas y Manuela. Dice así El olvidado64

:

La tragedia de Caldas fue el olvido. Estuvo en Quito y olvidó el paisaje, olvidó en Popayán cama y ropaje, y olvidó a Santafé en el olvido. Manuela lo dejó de sí perdido, y sus hijos perdido de sí mismo. Cuando Humboldt lo halló sobre el abismo en el abismo lo dejó perdido.

63 Ibid., págs. 81 y 82.

64 De amores y amantes, Camaleón Editores, Bogotá, 1991, pág.105.

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Cuando fue tras las huellas de su vida dejó tras de sus huellas el olvido. Jamás huyó pero dejó en su huida el rostro de la muerte y su gemido ... Al dibujar su negra despedida

El HUMANISMO SOCIAL 97

Caldas se hundió por siempre en el olvido.

Qué acertada la expresión del poeta ante el miserable olvido de los pueblos.

Pero, en fin ... En síntesis sesuda, leamos el recuento cultural realizado por Germán Posada Mejía:

"Hacia 1740 restablecimiento definitivo del régimen virreinal; introducción de la imprenta (1738); publicación de la crónica del misionero jesuita José Gu­milla, El Orinoco Ilustrado (Madrid, 1741), de orientación moderna, que instaura la nueva época espiritual en el terreno de la historiografía; tendencia ecléctica de algunos escritores de la Compañía de Jesús; muere en Tunja la iluminada Sor Francisca Josefa de la Concepción (1742)".

"En 1760 llega el Nuevo Reino de Granada el naturista y pensador José Celestino Mutis, en plena juventud, dueño de una formación científica moderna, española y europea, quien, para sacudir a la España detenida, se convertirá en el gran productor de la ilustración en su patria adoptiva yen maestro de los creadores de la cultura colombiana. En 1767 expulsión de los jesuitas, descenso del nivel académico. En 1774 plan de estudios de Francisco Antonio Moreno y Escandón, primer renovador nacido en el Nuevo Reino: pensamiento pedagógico ilustrado, que proclama la filosofía ecléctica moderna (parcialmente en 1774-1779).

"1777: Fundación de la Biblioteca, restablecimiento de la imprenta.

"1781: Revolución de los Comuneros del Socorro.

"1782: Administración del arzobispo-virrey Antonio Caballero y Góngora, políticamente autoritario, intelectualmente renovador.

"1792-1789: Fundación de la Expedición Botánica, establecida en Mariquita bajo la dirección del maestro Mutis: fundación de la primera cátedra de filosofía moderna y del Seminario de Popayán por Félix de Restrepo. La filosofía moderna había sido antes fragmentariamente expuesta dentro de algunas órdenes religio­sas, como los jesuitas y los agustinos, en los dos Colegios Mayores de Santafé, 1774-1779.

"1789: Tertulia en casa de Antonio Nariño, en compañía de Francisco A. Zea y, quizás, de Eugenio Espejo, el gran pensador de Quito: todos renovadores

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del ambiente intelectual, maestros de modernidad, precursores de la inde­pendencia.

"1791: Establecimiento de la Expedición Botánica en Santafé; ampliación de las actividades científicas; aparición del Papel Periódico de Manuel del Soco­rro Rodríguez, fundador del periodismo; divulgación del buen gusto literario de la modernidad neoclásica.

"1793: Traducción, publicación y circulación subrepticia, en el Nuevo Reino y otros países, de los Derechos del Hombre (declarados por los revolucionarios de Francia, en 1789, antes del terror jacobino) por Antonio Nariño; publicación de la Guía de Santafé.

"1794: Prisión y destierro de Nariño y Zea; establecimiento del teatro.

"1801: Viaje de Alexander Von Humboldt y Aimé Bonpland, quienes cons­tatan los procesos de la cultura en el Nuevo Reino de Granada (Humboldt, genial explorador, naturalista, escritor y pensador será uno de los maestros de la Ilus­tración Hispano-Americana y del ocaso dell'age des lumiéres francesa). Carta de M. Campo Larraondo, primer documento de la crítica literaria nacional.

"1802: Fundación del Observatorio Astronómico, construido por el arqui­tecto Fray Domingo de Petrés y dirigido por el Sabio Caldas (1805-1810).

"1808: Publicación del Seminario del Nuevo Reino de Granada por Caldas, que revela la plenitud intelectual de la generación del ochocientos; muere el maestro Mutis.

"1809: Memorial de Agravios de Camilo Torres, obra capital del pensamien­to político en el Nuevo Reino de Granada; las Cartas de Suba de F. 1. Gutiérrez".

"1810: 20 de Julio: declaración de la Independencia Nacional,,65.

Así se inicia la vida republicana: la hegemonía cultural española encuentra competencia en el influjo de Francia e Inglaterra que llegó con la apertura del mercado a sus productos.

La guerra de la emancipación con sus grandes caudillos y los increíbles esfuerzos de los ejércitos libertadores, la formación de nuevos grupos sociales (especialmente, a través de los canales de ascenso, en las lides castrenses), el predominio del notablato criollo y la persistencia en sobrevivir de la mayor parte de las instituciones del orden señorial, y el fragor de las guerras caudillistas

65 Germán Posada Mejia, Nuestra América-Notas de historia cultural, Bogotá, Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, 1959, págs. 263 y 264.

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EL HUMANISMO SOCIAL 99

(políticas y religiosas) y la aparición de un derecho nuevo, trajeron como resul­tado que la subversión de la ideología liberal sólo alcanzara su climax en 1848, mediante la introducción de nuevos valores, normas e instituciones.

Constituciones incipientes. Libertad absoluta de los esclavos, dictada por José Hilario López. Creación de un derecho de tendencia nacional. Formaciones ideológicas. Rousseau, Bentahm, la desamortización de bienes de manos muer­tas, las dantescas guerras político-religiosas, los balbuceos artesanales, la agonía de la economía agrícola tradicional, el predominio de los criollos ricos ...

2. Lo señorial-burgués (1848-1957)

El orden señorial burgués avanza entre 1848 y 1957, de la siguiente manera:

1886: Centralización política y descentralización administrativa proclama­das por la Constitución de 1886 y reafirmadas por sus reformas básicas de 1910, 1936 Y 1945. Todo ello determina nuevas instituciones.

1887: Concordato con la Santa Sede, que impone la enseñanza oficial con­fesional por casi cien años, hasta que se firma el nuevo tratado de 1973, aprobado por ley del 20 de diciembre de 1974.

1903: Separación de Panamá. El pago de la humillante indemnización, en la administración de Pedro Nel Ospina, determinará paradógicamente el impulso al desarrollo económico.

1904-1909: Acumulación de riquezas, que se acelera cuando Rafael Reyes implanta el proteccionismo aduanero.

1909-1925: Crecimiento de la población industrial y, en consecuencia, apa­rición de un proletariado, con su repercusión en las luchas por reivindicaciones laborales.

1925: Formación de grupos socialistas.

1929: Matanza de las bananeras.

1930: Caída del régimen conservador, creación del Partido Comunista y ascenso al poder de la nueva burguesía (administración Olaya Herrera).

1931-1933: Surgimiento de la "subversión socialista" no armada de Gerardo Molina, Jorge Eliécer Gaitán y Luis Carlos Pérez. Movimientos estudiantiles que buscan un cambio de fondo.

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'00 EDUARDO UMAÑA LUNA

1934-1938: Primer gobierno de Alfonso López Pumarejo. Reformas cultu­rales, sociales y económicas de 1936. Las ciencias modernas y tecnológicas des­plazan a los estudios de teología, derecho y filosofia escolástica.

1938-1945: Presidencias conciliadoras de Eduardo Santos, López Pumarejo y provisional de Alberto Lleras Camargo.

1946: División liberal y ascenso al poder de Mariano Ospina Pérez.

1948: Asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y "9 de Abril".

1948-1957: La denominada violencia en Colombia, y dentro de ella la hege­monía del conservatismo (administración de Laureano Gómez), golpe del 13 de junio de 1953 y administración del general Gustavo Rojas Pinilla, derrocamiento del régimen militar, gobierno transitorio de cinco generales, amnistía del poder civil al poder militar.

1957: Iniciación del orden social burgués.

3. Lo señorial-social (1958-1998)

En este período hay que recordar dos etapas distintas: el Frente Nacional y la actual coyuntura.

EL FRENTE NACIONAL

Fundamentalmente se basó en La Declaración de Sitges que suscribieron a nombre de los dos partidos tradicionales los caudillos de los mismos, Laureano Gómez y Alberto Lleras Camargo. El contenido (paridad de los dos partidos tradicionales en el manejo del Estado), se desarrolló en el plebiscito efectuado el primer domingo de diciembre de 1957. El régimen de paridad política abarcó las administraciones siguientes:

Alberto Lleras Camargo Guillermo León Valencia Carlos Lleras Restrepo Misael Pastrana Borrero

1958-1962; 1962-1966; 1966-1970; 1970-1974.

En esta última etapa de la vida nacional, Alejo Vargas Velásquez66 presenta así la relación entre sistema político y violencia:

66 Política y Armas, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1995, pág. 22.

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El HUMANISMO SOCIAL , O ,

"Violencia revolucionaria: búsqueda de confrontación total al Estado o al régimen político por organizaciones con discurso revolucionario en influencia marxista.

"Surgimiento de guerrillas clásicas: Se inicia a mediados de los 60s con el surgimiento de las F ARC, el ELN y el EPL y se prolonga hasta hoy día, con variantes. Ruptura entre los partidos comunista soviético y chino y, por consi­guiente, ruptura interna de los mismos partidos. Surgimiento de nuevas organi­zaciones políticas de izquierda. Radicalismo juvenil, particularmente estudiantil. Persistencia de remanentes de la guerrilla liberal-comunista. Estrechez del siste­ma político.

"Surgimiento de guerrillas populistas-nacionalistas y comunitarias a partir de los años 70s, asociadas al surgimiento del M-19. El Quintín Lame, con pre­tensiones de oposición al régimen político bipartidista y/o defensa de intereses de comunidades indígenas.

"Complejización de la violencia (a partir de los años 80s). Surgimiento de mecanismos para-institucionales (autodefensas/paramilitares) e irrupción del narcotráfico que potencia las violencias existentes. Incremento de la criminalidad común y la violencia cotidiana.

"Búsqueda de coordinación de organizaciones guerrilleras y cambio de énfasis en el discurso: se pasa de priorizar la toma del poder nacional al control y ejercicio del poder territorial regional y local". La crisis de corrupción se extiende audazmente por todas las instancias del poder público y, aún, instituciones económicas de la denominada sociedad civil. Predominio informativo y directivo de los medios de comunicación, con particularidad de la televisión. Guerras frías, etc. etc.".

LA COYUNTURA ACTUAL

En tan graves condiciones se inicia la segunda fase del orden social burgués ( 1974-1998).

Abarca las siguientes administraciones:

Alfonso López Michelsen Julio César Turbay Ayala Belisario Betancur Cuartas Virgilio Barco Vargas César Gaviria Trujillo Ernesto Samper Pizano

1974-1978 1978-1982 1982-1986 1986-1990 1990-1994 1994-1998

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'02 EDUARDO UMAÑA LUNA

En medio del desorden social en aumento y de las crisis económicas recu­rrentes, la distancia entre las clases sociales se hace cada vez más aguda con la paradoja de mayor prosperidad en las clases dirigentes y extensión de la pobreza y la miseria absolutas en las denominadas clases populares, agravada por el obligado éxodo del campo a la ciudad.

Tres sectores del país:

a) Los que gozan de alto status socioeconómico, con elevado nivel de vida y poder de decisión (los de arriba).

b) Los que ascienden a descienden, según sea su ubicación, en consonancia con sus posibilidades de estudio, suerte en el trabajo, alianzas políticas o sociales (los de en medio).

c) Los que nada poseen, sólo su fuerza de trabajo, sin mayores esperanzas, con bajo nivel cultural, sin seguridad social (los de abajo).

Éste no es un planteamiento caprichoso. Es el más sencillo y cierto en el esquema policlasista del país. Lo próspero, lo ocasional y lo pobre. Para llegar a él se parte de la realidad de la pirámide social, con clases altas y medias privile­giadas en el reparto del ingreso nacional, con nivel cultural superior y con valores totalmente distintos de los de las clases populares. A ellos, los de arriba, no les interesa este tipo de análisis. Tal vez, a los del medio. ¿Ya los de abajo? Ellos están ausentes en su analfabetismo político.

Se trata de la trágica realidad de la pobreza o de la miseria absolutas67 (ver tablas en las páginas siguientes).

"Con realidades como éstas se explica porqué la anarquía ha determinado nuestro desorden jurídico y nuestra injusticia social.

e) LOS TIEMPOS CULTURALES

En la organización social no a todos se les presenta la misma situación.

Los tiempos culturales son diferentes --en el mismo espacio- para quienes pertenecen a una u otra clase social. Acá hay un clarísimo divorcio entre espacio dado y tiempo cultural. De ahí que haya necesidad de entender claramente, de

67 El Espectador. Bogotá, 24 de enero de 1988 (corrección de acuerdo con la Constitución de 1991). Los datos se han transcrito en orden alfabético para facilitar su consu Ita, sin distinguir entre departamentos de primer y segundo orden como parece desprenderse de esa publicación.

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EL HUMANISMO SOCIAL , 03

PORCENTAJE DE COLOMBIANOS QUE VIVEN EN CONDICIONES DE POBREZA O MISERIA (1990)

CAPITALES POBREZA MISERIA

Arauca 52.5% 29.5%

Annenia 24.2% 15.9%

BarranQuilla 36.6% 15.5%

Bogotá 23.5% 6.2%

Bucaramanga 22.1% 6.3%

Cali 25.9% 9.1%

Cartagena 41.9% 21.9%

Cúcuta 38.8% 15.9%

Florencia 47.7% 22.2%

Ibagué 29.2% 9.7%

Leticia 51.1% 13.6%

Manizales 22.3% 5.6%

Medellín 24.5% 8.3%

Mitú 90.2% 40.0%

Mocoa 52.7% 24.4%

Montería 52.1% 31.1%

Neiva 34.4% 14.9%

Pasto 31.1% 11.6%

Pereira 27.9% 9.0%

Popayán 30.6% 13.8%

Puerto Carreño 58.9% 20.5%

Puerto Irínida 83.1% 37.8%

Quibdó 80.6% 39.1%

Riohacha 53.6% 25.8%

San Andrés 42.1% 11.4%

San José 69.9% 47.7%

Santa Marta 33.11% 12.9%

Sinceleio 51.8% 33.3%

Tunia 28.8% 10.5%

Valledupar 48.2% 25.75%

Villavicencio 31.1% 10.6%

Yopal 53.9% 26.6%

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'04 EDUARDO UMAÑA WNA

PORCENTAJE DE COLOMBIANOS QUE VIVEN EN CONDICONES DE POBREZA O MISERIA (1990)

DEPARTAMENTOS POBREZA MISERIA

Amazonas 68.8% 13.6%

AntioQuia 40.4% 19.4%

Arauca 61.8% 32.4%

Atlántico 41.5% 19.4%

Bolívar 64.6% 44.6%

Boyacá 60.6% 31.5%

Caldas 36.1% 12.0%

CaQuetá 61.4% 33.7%

Casanare 70.4% 39.2%

Cauca 61.1% 33.6%

Cesar 62.2% 39.2%

Córdoba 74.1% 54.9%

Cundinamarca 48.9% 22.1% I

Chocó 82.8% 44.0%

Guanía 83.1% 37.8%

Guajira 61.9% 27.8%

Guaviare 71.3% 46.6%

Huila 48.7% 23.9%

Magdalena 62.9% 42.0%

Meta 47.7% 23.8%

Nariño 60.9% 32.1%

Norte de Santander 52.1% 27.2%

Putumayo 65.1% 27.7%

Quindío 30.7% 9.1%

Risaralda 33.9% 12.1%

San Andrés 44.2% 10.9%

Santander 43.6% 20.9%

Sucre 73.6% 54.6%

Tolima 48.6% 24.5%

Valle 32.9% 11.5%

Vaupés 93.1% 40.0%

Vichada 61.9% 26.7%

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EL HUMANISMO SOCIAL '05

una vez por todas, para no equivocarnos, para no dar un tratamiento genérico a lo que en realidad es específico.

1. ¿Cómo superar la anarquía?

¿Cómo vencer la anarquía? ¿Cómo tomar conciencia de sí ante los demás? ¿Cómo integrar comunidad-individua-comunidad y otear racionalmente el por­venir? ¿Cómo prever científicamente y no apelar a irracionales profecías?

Al repasar Después de la caída68 se encuentran se encuentran sesudos exá­menes de autores de extracción marxista (antidogmáticos, vale decir marxistas humanistas). De tales escritos y para efectos del presente examen, me limito a entresacar dos juicios sobre la hipótesis del capitalismo y el dolor de Latinoamé­rica de recibir "herencias de acerba crítica por un socialismo que nunca ha sido (a excepción de Cuba)", aSÍ:

la. De Fuera de las cenizas (Erick Hobsbawn) los simples enunciados de las tres consecuencias del desarrollo capitalista mundial que se han escapado del control:

a) La ecología, en relación con la irracionalidad del uso de los recursos naturales, sin ninguna prevención para su conservación en el "capitalismo sal­vaje".

b) La forma espantosa en que crece la diferencia entre los habitantes de los países ricos y desarrollados y de los países pobres, y

c) " ... al subordinar la humanidad a la economía, el capitalismo arruina y corrompe las relaciones entre los seres humanos que constituyen las sociedades y crea un vacío moral en el que no cuenta nada, excepto lo que la persona quiere aquí y ahora.

2a. De El niño perdido en la intemperie (Eduardo Galeano):

"a) ¿Socialismo, comunismo? ¿O todo esto era, más bien, una estafa histó­rica? Yo escribo desde un punto de vista latinoamericano, y me pregunto: si así fue, si así fuera ¿por qué vamos a pagar nosotros el precio de esta estafa? En ese espejo nunca estuvo nuestra cara.

"b) Ante Panamá, Nicaragua o Cuba, el gobierno de los Estados Unidos invoca la democracia como los gobiernos del Este invocaban el socialismo: a modo de coartada. A lo largo de este siglo, América Latina ha sido invadida más de cien veces por los Estados Unidos. Siempre en nombre de la democracia, y

68 Robin Blackburn, Ed. Critica, Barcelona, 1991.

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siempre para imponer dictaduras militares o gobiernos títeres que han puesto a salvo el dinero amenazado. El sistema imperial de poder no quiere países demo­cráticos. Quiere países humillados.

"c) Este es mi testimonio. ¿Confesión de un dinosaurio? Quizás. En todo caso, es el testimonio de alguien que cree que la condición humana no está condenada al egoísmo y a la obscena cacería del dinero, y que el socialismo no murió, porque todavía no era: que hoyes el primer día de la larga vida que tiene

.. ,,69 por vIvir .

Reflexiones profundas como esas nos obligan a tomar posición, especialmen­te en las actuales circunstancias externas e internas de Colombia. Hoy sufrimos una acusada tendencia hacia el neo liberalismo, así algunos dirigentes comiencen a mostrar distancias puramente electorales respecto de sus principios. Asistimos también a la presunta muerte de las ideologías. ¿Cuál es, entonces, nuestro sitio en el proceso mundial de globalización del capitalismo?

La respuesta es una sola: tenemos que defender nuestra soberanía hacia el exterior, y buscar una auténtica justicia social hacia el interior. Para lograrlo debemos partir de un reconocimiento adecuado de las bases de nuestra cultura mestiza y cumplir una acción persistente en tomo a un equitativo desarrollo del país. En consecuencia tenemos que afirmarnos sobre unos contenidos culturales nítidos y precisos en los que figure la recuperación para nuestra historia de los aborígenes de la preconquista, el examen de los mundos indígenas, la realidad afro-caribe y, más adelante, la defensa de los Derechos Humanos, la aspiración al reconocimiento de los Derechos de los Pueblos, la identidad del Yo, la defensa del núcleo fundamental de la sociedad (la familia), el equitativo desarrollo del estado social de derecho, la educación general de acuerdo con la capacidad de cada sujeto, la condena de todo tipo de violencias, la búsqueda de la paz, sí, pero de una paz con justicia social. Esa labor persistente de los intelectuales, que deben conocer, investigar, orientar, señalar senderos de acción.

2. El futuro anhelado

Una clara toma de conciencia y un adecuado ejercicio de la responsabilidad son los fundamentos esenciales si queremos conquistar la libertad, la equidad y la igualdad. Para ello es indispensable que cada quien --en su escala socio-eco­nómica propia- asuma sus deberes ante la comunidad, y de igual forma reclame sus derechos ante la misma. También que colectivamente despejemos los vicios que oscurecen la vida regular del país. Ante todo, tenemos que empeñamos en lograr la paz general, sin distingos nocivos, en un acto genérico de prospecto

69 Citas de las páginas 335 y 336.

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político, entre la totalidad de los actuales contendientes, bajo la vigilancia de la sociedad civil y dentro de la órbita de un obligado fiscalizador de carácter inter­nacional, por ejemplo la Cruz Roja, la ONU, la OEA, y entidades similares.

Sin serenidad en los espíritus es muy dificil atacar de raíz la inmoralidad que ha corrompido desde los más bajos hasta los más altos estamentos. Hoy protago­nizamos más que nunca lo que Jorge Eliécer Gaitán llamaba "la crisis moral de la República".

Pero es más. ¿Cómo vencer las abismales distancias entre las diferentes clases sociales? ¿Cómo hacer entender que la subsistencia de absurdos conteni­dos pluriétnicos conduce a maliciosas discriminaciones racistas, por ejemplo "las negritudes "?

En un reportaje que le tomaron para editar un libro de éxito 70, Roger Garaudy recuerda en angustiado comentario: "En La espiral de la violencia, Helder Cá­mara explica que hay tres tipos de violencia: una violencia institucional, una violencia revolucionaria que está dirigida contra la primera, y una violencia re­presiva que está dirigida contra la segunda. Y él dice: la peor hipocresía es llamar simplemente violencia a la del medio olvidando la violencia institucional y la violencia represiva. Yo no he visto nunca que el cristianismo enseñara esto. Hacer olvidar estas dos violencias -la institucional y la represiva- constituye la hipo­cresía de las clases establecidas; es la hipocresía institucional, cultural, que no tiene nada que ver con el cristianismo. Theilhard de Chardin decía un día un poco humorísticamente: 'En el cristianismo se ha hablado a menudo del cordero. Yo quisiera ver salir un poco al león' . A mí me parece muy bien todo esto. Lo digo con frecuencia. Si pudiéramos escoger entre la violencia y la no-violencia, sería loco quien escogiera la violencia. Pero no podemos escoger. Es lo que nos decía nuestro Pascal: 'Estamos embarcados'. Y por consiguiente puedo escoger entre dos violen­cias. Si dejo hacer, si me inhibo, entonces hago eljuego al más fuerte. Alguien puede decir: bien, acepto la relación de fuerzas tal como se encuentra, no intervengo; pero si yo protesto solamente contra la violencia del esclavo cuando se rebela, soy cóm­plice de la violencia permanente de aquel que lo tiene encadenado. No puedo escoger. Creo realmente que este problema de la violencia es un falso problema que no se desprende de la Biblia, sino de nuestra cultura muy condicionada históricamente, porque no es verdad que no podamos escoger".

y luego, ante la pregunta de si todo eso "significa que estamos absolutamente condicionados por esta situación real y no podemos superarla", si "tenemos que optar por una de las violencias, sin tener ninguna otra alternativa creadora", responde: "No podemos hacer otra cosa, si no estamos desencarnados. Como

70 Militancia marxista y experiencia cristiana, Editorial LAIA, Barcelona, 1979.

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, 08 EDUARDO UMAÑA LUNA

bien decía Péguy, los idealistas tendrían las manos limpias si tuviesen manos, pero no tienen manos. Yo prefiero las manos sucias que no tener manos. El cristianismo no es estar desdentado ni manco".

Helder Cámara -afirma el periodista- propone la presión moral libertadora, es decir, una acción no-violenta ... ". Y Garaudy responde: "Sí, pero lo toma como una técnica, exactamente como lo aconseja Gandhi. Gandhi decía muy abierta­mente: "Si sólo pudiésemos escoger entre la violencia y la cobardía, yo aconse­jaría la violencia". Pero para él, su técnica de la no-violencia, que tendía -no se olvide- a un poder paralelo, desplegando al mismo tiempo la campaña del celo contra el imperialismo inglés, no era en absoluto el rechazo de toda violencia. Él aceptó por adelantado el enfrentamiento. Decía: "Sé perfectamente que en las condiciones en que nos encontramos tendremos miles de hombres que serán torturados, encarcelados, pero nosotros lo haremos a pesar de todo". Esto se ha revelado como un método particularmente eficaz. Pero yo he retenido siempre esta fórmula: 'Si sólo se pudiese escoger entre la violencia y la cobardía, yo aconsejaría la violencia'. Dice en algún sitio: 'Si un ratón sólo es no-violento porque siempre se lo come el gato, no le reprocho al ratón que se escape y evite el enfrentamiento, porque naturalmente no puede hacer otra cosa'. Pero añadía: "Si un hombre se comporta como un ratón, no es un no-violento, es un cobarde".

El diálogo del teórico marxista con los teólogos cristianos muestra cómo es de honda y extrema la tragedia de la multiviolencia. Y es ella la que nos acorrala en esta Colombia de finales de siglo.

3. El abismo entre "cientifismo" y la "crisis nacional"

Las diferencias culturales entre los diversos estamentos sociales, se marca cada día con peligrosa distancia.

De un lado, los analfabetos o semianalfabetos, que representan una comuni­dad carente de preparación para incorporarse al modo de producción dentro de la denominada "economía del rebusque".

En contraste, el abuso de una educación superior que se imparte a gentes que no valoran el quehacer intelectual, científico y técnico que les depara la estructura superior, y que demuestran una increíble indiferencia ante los problemas vitales que azotan a la sociedad. Ellos son los protegidos de una oculta' 'inversión social" dizque para la formación de las "élites" que dirigirán al país hacia las metas de progreso y bienestar. Sin ánimo de servicio al país, el esfuerzo -aún, en las más altas categorías del saber- resulta nulo por insuficiencia en la motivación. Mu­chas veces, el esfuerzo colectivo que implica el quehacer científico conlleva una serie de proposiciones abiertamente reaccionarias, en una explicable regresión hacia el ser primitivo. Sin lugar a dudas, en un universo tan confuso, en el que la

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Universidad juega un oficio vital, debe existir la crítica constructiva y autorizada que luche -sin cuartel- contra tan lamentable estado cultural.

f) LA UNIVERSIDAD: TEORÍA PRAXIS7l

En otras palabras, para realizar la proposición del Humanismo Social es necesaria la acción investigativa y educativa de la universidad colombiana, pú­blica y privada, sin distinción de ninguna clase. Su función es tanto y más im­portante en la búsqueda de un nuevo orden democrático, si se basa sobre la esperanza de la investigación con el propósito de utilizar sus materiales y análisis en el estudio de posibles programas a cargo del Estado y con la colaboración de los partidos y de las asociaciones no gubernamentales.

Esa labor universitaria tendría que coincidir con la totalidad de los procesos preelectorales si quisiera contribuir a lograr la primacía de la democracia parti­cipativa sobre la tradicional democracia representativa. Es decir, si se logra la paz, los debates electorales llevarán a un desarrollo sustantivo de los electores en favor del proceso político del país.

1. Su/unción

Lamentablemente, aún estamos lejos de llegar al ideal. En su columna edi­torial del 13 de enero de 1997 El Espectador recuerda con sindérisis:

"Ya El Espectador ha venido planteándolo reiteradamente desde sus páginas editoriales: hay que desentrañar la universidad.

"Si se trata de las investigaciones científicas, hecho a un lado cualquier atisbo, bien puede decirse que su labor es totalmente nula. Con sólo afirmar que descubrimientos como los de Manuel Elkin Patarroyo y los penetrantes estudios del profesor Jorge Reynolds sobre el corazón de las ballenas se hacen y están realizando al margen de la universidad, está dicho todo.

"Queda por ver, desolada, la intervención de la universidad en el prospecto político de la nación, de la alta política y la discusión ideológica que pueda servir de motor a sus acciones.

"Lejanos los días en que la juventud colombiana, entre 1924 y 1925, alentada por la fragua renovadora de la Universidad de Córdoba en Argentina, con las firmas de los estudiantes de entonces: Germán Arciniegas, Jorge Soto del Corral, Gabriel Turbay, Moisés Prieto, Jorge Zalamea, entre tantos otros, hablaba de una

71 La fuente de este aparte se encuentra en Camilo vive. Eduardo Umaña Luna, Editorial Don Bosco, Barranquilla, 1996, páginas 69 y siguientes.

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, 'O EDUARDO UMAÑA WNA

universidad mejor gobernada, dentro de un radio de acción que abriera sus puertas al país, una universidad nueva y del trabajo.

"Algo o mucho de ese aliento renovador dejó su impronta con el ascenso al poder del partido liberal y la reforma universitaria impulsada bajo el gobierno de Alfonso López, sin olvidar el apostolado laico de Gerardo Molina en el recinto de sus aulas. Y ahí nos quedamos, para que finalmente su gesta libertaria fuera postergada por el desmedro de la reacción política, la avidez del negocio privado y, siempre, el deliberado propósito de mantenerla de espaldas al país.

"Hoy nuestra universidad, la pública y la privada, hay que decirlo sin temor al escándalo, se aleja cada día más del país, y los universitarios son cada vez más ajenos a la suerte de la nación. Y la universidad no hace nada, tampoco, por atraerlos hacia el conocimiento exacto y deliberante del país.

"Y si de la función pública se trata, o sea: del manejo del Estado en su acepción ideológica y moral, nuestros jóvenes universitarios parecen vegetar fuera de Colombia. Nada de ese aspecto les interesa, nada los convoca, nada los mueve ni mucho menos los preocupa.

"Culpa es, y culpa grave, de nuestra clase dirigente, que ha convertido la función política del Estado en un deprimente negocio de trastienda electoral ajena por completo a la valoración de los grandes intereses nacionales.

"Pero en el pasado, cuando esto acontecía, los universitarios se convirtieron siempre en la fuerza de avanzada que sitiaba en sus reductos a los malos gober­nantes del país hasta obtener con su presión la derrota de sus ávidos detentadores del poder político. Así aconteció en los últimos tiempos en la gesta que dio al traste con el gobierno del general Rojas Pinilla.

"Y ahí no más.

"Después ha venido todo cuanto ha venido. Y la juventud universitaria de Colombia permanece anestesiada entre un gran marasmo político.

"Un gran movimiento renovador debe estimular las fibras de su entereza patriótica y vincularla de nuevo al proceso de la restauración del país. Es impres­cindible abrirle las puertas de la opinión pública en busca de los cauces que la hagan partícipe con pleno derecho de decisión de las perspectivas políticas de la nación.

"La quiebra moral que nos invade amenaza con el espectro hegemónico del continuismo político desde el poder, dentro de unas más siniestras perspectivas

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de cuanto se derivaba y pudo haberse prolongado de la última de nuestras dicta­duras políticas.

"Las páginas de los {'eriódicos y los espacios de los medios de información deben abrirse a los universitarios colombianos para que expresen su opinión y participen activamente en la gran cruzada nacional de la restauración de la uni­versidad y del país".

En mi opinión, es imposible hacer un diagnóstico más nítido y preciso sobre la gran crisis que vÍ\'e hoy la universidad en Colombia.

Tratemos entonces de aproximarnos a nuestro tema: ¿cuál es la función de la universidad en una crisis como la que vivimos actualmente? Para encontrar una respuesta adecuada es necesario que estudiemos desde su particular punto de vista, y siquiera a vuelo de pájaro, la coyuntura histórica que ella vive, su toma de conciencia, la alienación que padece, y sus deberes mediato e inmediato.

En espacio y tiempo determinados la coyuntura histórica mostrará la forma de exteriorización de las estructuras económicas y político-jurídica de la comu­nidad de que se trate.

o sea, "la coyuntura histórica, como un momento en el proceso histórico de la comunidad de acuerdo con la formación social que se dé, es decir, una totalidad social concreta históricamente determinada,,72.

Un orden justo o injusto, porque no importa para detectarlo la valoración moral, que rija las relaciones de los sujetos entre sí, las del poder público con los individuos o grupos humanos, las de los grupos con el Estado y éste a su vez, con los grupos integracionales en que el Estado aparece como el árbitro de los con­flictos de intereses, especialmente de contenido socio-económico.

La persona, el sujeto, el individuo, existiendo dentro del orden correspon­diente a la coyuntura histórica. Pero un ser activo, ente de razón y de acción, frente a ese orden interno de la comunidad.

¿ Qué valores guían a cada sujeto en este actuar ante el orden social? ¿Cuáles son los estímulos que lo impelen a defenderlo, a rechazarlo o criticarlo? Depende de la situación real del sujeto en la comunidad y frente a los problemas.

2. El ser y la sociedad

En el interior de toda formación social existe una articulación entre los tres niveles (económico, ideológico, y político-jurídico) que determina una estructura de

72 Harnecker: Materialismo histórico.

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, ,:2 EDUARDO UMAÑA LUNA

clases integrada por un escalonamiento articulado de clases y fracciones de clase, de fonna tal que una de ellas aparece como dominante y las demás como subor­dinadas. A medida que la fonnación social se desarrolla, parte de esas clases o fracciones de clase tienden a desaparecer. Son las clases o fracciones en transición.

Los cambios de articulación con el desarrollo del modo de producción do­minante traen como consecuencia la transfonnación de la existencia misma de las clases, la desaparición de unas, la aparición de otras, el cambio de posición de la de más allá y, siempre, la acentuación del dominio de la más poderosa.

El gran desarrollo de la tecnología y su participación en los beneficios de la sociedad de consumo, obligan ciertamente a examinar con máximo cuidado el problema de las clases sociales en un mundo diferente al del siglo XIX.

De todas maneras, el mérito de los clásicos -Marx, Weber ... - es haber seña­lado a las clases sociales como agrupaciones de individuos antagónicos que, a raíz del lugar que ocupan en la estructura de un modo de producción, tienen papeles totalmente distintos. Un grupo se apropia del trabajo del otro, apropiación que está detenninada, en última instancia, por la fonna específica de la relación existente entre dichos grupos sociales y los medios de producción. Y todo lo anterior unido a los denominados factores superestructurales (ideológico y polí­tico-jurídico ).

En la sociedad moderna un papel esencial es desempeñado por el aparato ideológico del Estado. Aunque en Colombia, la investigación científica en tomo a él está todavía por hacerse, no sobra recordar que se trata del conjunto de la ideología dominante dirigiendo, controlando y orientando todas las otras ideolo­gías que le están subordinadas. Este aparato, que está en directa e íntima conexi­dad con los otros dos aparatos, goza de relativa autonomía. En la sociedad de consumo constituye el centro de poder más importante, puesto que quien lo controle domina prácticamente el conjunto social.

Ahora, habría que recordar también lo que dijo Eduardo Fioranvanti en El modo de producción: "La extensión del confonnismo y la generalización de los instintos son las mejores annas con que cuenta el grupo dominante".

Desde el momento en que se sentó la proposición clásica marxista hasta ahora, cuando aparecen las coyunturas políticas, sociales y económicas de finales del siglo XX, los procesos históricos han evidenciado características peculiares de los países desarrollados y de los países en vía de desarrollo, en las que se precisa de manera clara y evidente la frontera entre naciones ricas y pobres. De ahí que se plantee pennanentemente la incógnita sobre la validez actual de la teoría de las clases sociales y la lucha de clases, que puede tener plena validez en

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las naciones subdesarrolladas pero que cede terreno frente a nuevas posiciones en el caso de los países altamente desarrollados.

Es, entonces, cuando aparece como obligación inevitable, la investigación que dilucide con claridad la persistencia en algunos procesos históricos de la teoría clásica marxista, o, en otros meridianos, el estudio a fondo de las nuevas probabilidades en la búsqueda de un mundo mejor, más justo, más equilibrado y equitativo. Por ejemplo: el Humanismo Social.

Planteo una hipótesis: los valores contenidos en la Declaración de los Dere­chos de los Pueblos (Argel, 1978), deben hacer viable la aplicación de los seña­lados en la Declaración de los Derechos Humanos (1948). Esa es la tesis central del Humanismo Social, que parte del principio según el cual el Estado está al servicio de la comunidad, jamás la comunidad al servicio del Estado.

Tres conceptos unidos entre sí nos pueden orientar respecto de este polémico asunto: posición de clase, fuerza social y sociedad alineada.

2.1. Posición de Clase

Todo problema de coyuntura política (incluyendo los conceptos de clase social y de lucha de clases), lleva el asunto de la posición de clase.

En una formación social determinada, existen dos clases fundamentales an­tagónicas y una serie de grupos sociales que no pueden definirse como pertene­cientes a una de estas dos clases.

Estos grupos intermedios no participan directamente en la producción de mercancías, sino que están al servicio de la superestructura social (funcionarios del Estado, de la banca, del comercio, personas pertenecientes a las profesiones liberales ... ). En ocasiones son grupos que se desplazan y que entran a defender intereses contrarios a los de su propia clase. Ejemplos: la aristocracia obrera, el profesional arribista, el intelectual alquilado.

El lugar que ocupa un grupo social dentro de una coyuntura política deter­minada, es la posición de clase.

Ello quiere decir que no basta ser miembro de una clase para que se adopten actitudes políticas consecuentes con la determinación de la misma clase.

2.2. Fuerza social

Expone de manera sencilla Eduardo Fioravanti: "La coyuntura política indi­ca los límites dentro de los cuales la lucha política de clases puede cambiar la estructura social de un modo de producción.

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1 14 EDUARDO UMAÑA LUNA

"El concepto de coyuntura está situado, en Lenin, en el campo de las prácticas y de la lucha de clases. La originalidad históricamente individualizada de una formación social, que es el objeto de la práctica política, está constituida en primer lugar, por la "acción combinada de las fuerzas sociales".

"El término fuerza social indica, pues, la acción de las clases a nivel de la coyuntura política. De esta manera, es evidente, que no todo grupo social cons­tituye una fuerza social; la condición es que dicho grupo realice una acción política a nivel de coyuntura.

"La fuerza social específica es la fuerza de una clase o grupo social en una cierta coyuntura en su lucha contra la estructura social existente o contra las clases o grupos que pretenden derribarlo.

"Los intelectuales constituyen una fuerza social por su participación en un proceso revolucionario, si bien no constituyen por sí mismos una clase social. En este sentido, un grupo social puede constituir una fuerza social con un peso importante en el desarrollo de cambio de estructuras si toma partido por una u otra de las clases sociales antagónicas. Un grupo social nunca forma una fuerza social homogénea, puesto que sus miembros pueden dividirse frente a la lucha en dos tendencias: una que apoya a la clase dominante y otra a la clase oprimida. Sin embargo, no por ello deja de ser una fuerza social con su peso importante en el desarrollo de la lucha de clases".

2.3. Sociedad alienada

La denominada Escuela de Fancfort se dispersó por acción de los nazis. Sus máximas figuras se radicaron en los Estados Unidos de Norteamérica. En ella brillaron particularmente tres nombres: Theodoro Adorno, Marx Horheimer y Herbert Marcuse.

Es indudable que, a lo largo y ancho de Europa -bajo la órbita soviética­surgió con tremenda fuerza el movimiento revisionista que habría de culminar en la dramática primavera de Praga de 1968. También el cuestionamiento de antiguas actitudes dogmáticas pusieron a vibrar a la juventud europea, en acción que bien pronto se extendería a los países del Tercer Mundo, con particularidad en el escenario universitario y en la búsqueda de nuevos horizontes, entre ellos la unificación en la lucha colectiva socio-económica de marxistas y cristianos. Entre nosotros el ejemplo claro se encuentra en el ideario del Frente Unido de Camilo Torres Restrepo.

Pero lo realmente importante de esta cuestión es que muchos intelectuales y líderes políticos no renunciaron al marxismo, sino que plantearon la imperativa necesidad de un reexamen riguroso de la teoría, atendiendo las nuevas realidades

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El HUMANISMO SOCIAL " 5

históricas. Ellos expresaron su preocupación por dar un exacto significado al concepto mismo del socialismo dentro de una amplia y antidogmática meta hu­manística.

Y, sobre todo, se planteó seriamente el examen de una nueva sociedad: la de la alienación. En La Sociedad Postindustrial, Alain Touraine llamó la atención sobre cómo ya no se vive en una sociedad de industrialización capitalista, cuya característica fundamental era la de acumulación, sino -según sus palabras- "en una sociedad en la cual la creación del conocimiento, la potencia de los aparatos de producción, de distribución y de información, la ligazón entre las decisiones económicas, determinan una organización económica y social profundamente diferente a la del siglo XIX".

Y agregó: "Si el principio de pertenencia a las antiguas clases dominantes era la propiedad, la nueva clase dominante se define ante todo por el conocimien­to, es decir, por un nivel de educación ... Nuestra sociedad es una sociedad de alineación, no porque reduzca a la miseria, o porque imponga violencias políticas, sino porque seduce, manipula e integra".

En consecuencia el conflicto social cambia de parámetros: "Ya no es el trabajo directamente productivo, el oficio, el que se opone al capital; es la iden­tidad personal y colectiva la que se opone a la manipulación. La expresión puede aparecer abstracta. Lo es, en efecto: en este sentido el hombre no está ya concer­nido en su papel profesional concreto. Lo está como trabajador, pero también como consumidor o como habitante, en una palabra, como extraño sometido a un sistema de decisión ejercido en nombre de la colectividad. No es la riqueza la que está enjuego, sino la información. Esta es, en efecto el acceso a la decisión".

A las proposiciones anteriores, contesta Fioravanti:

"Nuestra confusión ante la integración social de la clase obrera, y su papel en la lucha de clases menos combativo, nuestras dudas sobre la existencia de esta lucha en los países altamente industrializados, sobre los movimientos estudian­tiles, las preguntas que nos hacemos acerca de una nueva e inmensa clase media estandarizada y aparentemente homogénea, todo esto tiene en parte su origen en el inmovilismo de los conceptos en el análisis sociológico. No se trata de negar hoy la existencia de las clases sociales, de la lucha de clases, pero sí debemos discernir las formas nuevas en una sociedad nueva, revisando y deduciendo los mecanismos en los cuales ésta se basa".

3. Educación y Democracia

Se han comentado y analizado dos conceptos básicos, educación y democra­cia, como si se tratara de fenómenos iguales. Habría que contestar que los tiempos

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, '6 EDUARDO UMAÑA LUNA

de la democracia formal y del quehacer universitario son distintos, opuestos y contradictorios.

En consecuencia, ¿cómo aplicar la teoría del artículo 26 de la Declaración de Derechos Humanos a nuestro entorno fáctico-histórico?

Reza la norma: "1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fun­damental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.

"2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos y religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

"3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos".

Se contrasta la utopía de ese artículo con la dramática e innegable realidad de nuestro país, tan golpeado, tan atormentado, tan torturado y, sin embargo, franco, sencillo, sufrido (me refiero al país de las clases populares, que las de arriba parece que fueran, como se ha dicho con justicia irónica, extranjeras en su propia patria). La tercera parte de los colombianos son analfabetos totales. Otra tercera parte, semialfabetos. El resto, tiene alguna capacitación para ejercer un oficio, o pertenece al sector limitado de los profesionales y un núcleo aún más reducido son intelectuales, técnicos, especialistas, la mayor parte ajenos a la realidad colombiana.

Escuela primaria incipiente; un absurdo bachillerato que apenas sirve, cuan­do sirve, para el limitadísimo acceso a la universidad; una universidad sin inves­tigación y, por lo general dedicada a una docencia que, en no pocos casos, se dedica a transmitir la ideología de las clase dominantes. Además, esta transmisión cultural está supeditada a los compromisos con las agencias extranjeras, y arrastra consigo todas las consecuencias académicas imaginables, como que la ideología que se da, por lo demás muy precariamente, resulta ser la de la metrópoli.

Dentro de ese panorama está también el acervo cultural que se salvó de la codicia colonizadora, rescatado en algunos pocos casos, como el Museo del Oro del Banco de la República, el Parque de San Agustín, o la labor, casi desconocida, de quienes estudian la supervivencia de la formas culturales aborígenes (música,

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EL HUMANISMO SOCIAL " 7

lenguaje, vestidos, alimentos), con la máxima indiferencia del Estado y de la sociedad.

Está, además, el mestizaje cultural, con su indudable importancia, con su riqueza folclórica y artesanal, cediendo el campo a la invasión ideológica -en los diferentes planos estéticos-en el más variado terreno, desde el "instalacionismo" de las artes plásticas y el "concretismo" de la música, hasta las drogas, el anar­quismo, la inacción psíquica, y demás enajenaciones, que configuran el paisaje de los nuevos opios del pueblo.

Esta es la grave situación que enfrenta una parte de la juventud: drogada, desmoralizada, indiferente, despolitizada. Esa es la mejor arma ideológica que se está utilizando para mediatizar cualquier activismo de cambio. No importa que se corrompa y se anarquice la acción de la juventud. Y lo más grave de todo es que no pocos sectores de la juventud están cayendo ingenuamente en la hábil celada, y por ello se enredan en actividades contradictorias entre sí, cuyos resul­tados son claramente negativos para el bien común.

Lo cierto es que la carencia de educación y el menosprecio a las cultura, enmarcan a un país abandonado, despreciado, humillado y, lo que es peor, resig­nado, pasivo y sumiso. Una nación desconcertante por sus absurdos contrastes y, al mismo tiempo, de un vitalismo increíble que le permite sobrevivir. Esa parece ser la actual coyuntura.

¿Cómo se observa -desprevenidamente-la actividad universitaria, pública o privada frente a la engañosa democracia formal (que no esencial) dentro de las distancias políticas, sociales, psicológicas y económicas actuales?

Por ejemplo, ¿qué pasa con la investigación científica y tecnológica frente a las urgencias del desarrollo nacional?

La función básica de la universidad es, precisamente, la de la investigación, siendo la docencia una consecuencia de la primera. En países subdesarrollados esta tarea es vital para el desarrollo futuro, y la comunidad universitaria tiene, por consiguiente, una grande y grave responsabilidad que debe cumplir, pues de lo contrario no tendrá significación mayor en la existencia nacional.

El simple traslado, o la copia más o menos disimulada de estructuras cientí­ficas y tecnológicas de países desarrollados conlleva que, al ser extrañas al marco socio-económico del país, no sólo resultan inválidas sino, lo que es más grave, desorientadoras para la proposición de una seria estrategia nacional. Se presenta, entonces, la copia servil de tecnologías en contravía del proceso histórico de la sociedad a la cual se aplican de manera tan irresponsable.

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El trabajo social se distribuye en la comunidad, y dentro de ella, es la univer­sidad la señalada para impulsar y desarrollar los programas de investigación con el máximo rigor científico. En la edad contemporánea, la actividad científica debe fijarse necesariamente en el planteamiento, análisis y terapéutica de los proble­mas concretos que resulta indispensable dilucidar, para cimentar una racional, disciplinada)' acertada política que ordene el esfuerzo colectivo.

Si se hace énfasis en la complejidad de nuestras estructuras, en lo específico de nuestro proceso histórico y en lo particular de nuestra realidad, es fácil anotar cómo el país está -en líneas generales- huérfano de investigación. En ese punto es palpable lo precario de la tarea universitaria.

Las causas de esta carencia de investigación, paso previo obligado para el desenvolvimiento de una tecnología adecuada a nuestra situación, pueden ser múltiples y aún, aparecer como contradictorias según sea la ubicación política de cada analista del problema. Pero, de todas maneras, queda en pie la afirmación de que la universidad colombiana no cumple, cualesquiera que sean los motivos, con su función esencial: la investigación científica.

¿ Cuándo nuestra Universidad bajará de su abstracta mentalidad, para cumplir con los objetivos reales que, con urgencia, le exige el país?

Los métodos y sistemas de enseñanza deben ponerse a tono con los cambios estructurales que son urgentes. Bien dijo un destacado educador: "La planeación de la investigación científica debe orientarse a lograr un impulso de la investiga­ción básica, y, principalmente, a desarrollar las áreas de ciencias aplicadas y tecnología más directamente relacionadas con los problemas específicos del de­sarrollo del país. De otra parte, la investigación científica debe ligarse cada vez más con la docencia, especialmente al nivel de postgrado, a la formación de profesores y a la solución de los problemas de tipo cualitativo que el desarrollo económico crea a la universidad.

"La difusión de la cultura se volverá un problema apremiante con el creci­miento masivo de las universidades. Consecuentemente, debe fomentarse, hasta donde los recursos lo permitan, la multiplicación de los canales de difusión, con los que la comunidad universitaria se acercará al pueblo y le dará a conocer sus logros y sus inquietudes, creando así un ambiente favorable a la controversia y al ejercicio de la razón. Es necesario también contar, a nivel estudiantil, con más publicaciones de difusión cultural y de tipo técnico y científico, para compensar las limitaciones creadas porque la mayoría de las contribuciones científicas, en la actualidad, tienen origen en países distintos a los de América Latina,,73.

73 Javier Barros Sierra, México, 1987.

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El HUMANISMO SOCIAL " 9

En su afán de sincerarse ante el país, la universidad no debe crear expectativas que no pueda en verdad cumplir. N o se debe confundir la universidad democrática en el sentido de que a ella accedan los estudiantes más capaces procedentes de las clases populares, con el engendro de la denominada universidad de masas, especie de cabildo abierto y permanente de frustraciones, meramente emotivo y ajeno al rigor científico.

La actividad social de la gente de la universidad debe ser total y radicalmente ajena a toda actitud de conformismo con la injusticia social, la desigualdad eco­nómica y la opresión intelectual. Urge señalar como básico objetivo la creación de un sujeto nuevo, de profunda agudeza política y comprensión de los problemas nacionales, y asentado en la realidad, que conozca el pasado, diseccione el pre­sente, y se proyecte en forma realista hacia el futuro, que destruya mitos, espec­tros y fantasmas, que sea ajeno a simples intereses egoístas, personales y mate­riales, y cuyo carácter sea el de ofrecer un permanente y eficaz servicio público.

La comunidad no puede distraer sus recuerdos, sus esfuerzos, su energías en la formación de explotadores profesionalizados. O sea que la universidad, si quiere actualizarse, debe abandonar la filosofía de fábrica de doctores y de téc­nicos; debe ser la vanguardia ordenada, enjundiosa y capaz de señalar los caminos viables para el gran cambio nacional, tanto en la ciencia y la técnica como también en estética y humanidades. Debe, en una palabra, ofrecer una formación integral.

La universidad no podrá servir de transmisora de las ideologías de las clases explotadoras, ni tampoco ser un campo abierto para el desorden, la anarquía, el populismo y la demagogia. Su tarea es vital como investigadora de la realidad colombiana, creadora de conocimiento adecuado a la solución de la actual trage­dia nacional, irradiadora de la más rigurosa ética social, como quien dice, vocero de una conciencia colectiva dirigida hacia una pronta conquista de la libertad real.

La universidad debe edificar sobre la ciencia la viabilidad del desarrollo junto con la democracia integral.

Pues bien. El balance para la democracia en la universidad resulta negativo y alarmante, en áreas tan importantes como los programas de algunas carreras, donde se ha perdido por completo su real perspectiva. ¿Qué decir de los progra­mas académicos que se elaboran sobre tantos vicios, vacíos e ignorancias? ¿Cómo es el desarrollo de los respectivos programas en las asignaturas de la formación profesional? Mucho se ha comentado en el país sobre el neocolonialismo cultural impuesto y exteriorizado en los programas de estudios por las entidades foráneas prestamistas. Ello es cierto, pero también es sólo una parte de la verdad. En el caso universitario no resulta estrictamente necesario que el imperialismo político se hiciera presente utilizando las formas de los préstamos y las imposiciones

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1.20 EDUARDO UMAÑA LUNA

académicas. ¿Por qué? Es tal nuestra pobreza en la investigación que, de hecho y sin maniobrerismo alguno, el resultado sería el mismo; dependencia absoluta respecto de la tecnología foránea, por carencia dramática de acción para iniciar siquiera una política de aproximación a la tecnología nacional.

Repito: donde no hay investigación, no puede existir posibilidad alguna de tecnología. Sin investigación, los profesores no producen textos de enseñanza adecuados a nuestra realidad. Se deben limitar entonces a transmitir lo expuesto por autores foráneos de sociedades altamente desarrolladas. ¿Para qué, entonces, tantos préstamos y tantas condiciones académicas? ¿Será por aquello de al caído, caerle? No. Tan solo se trata de ordenar, académicamente, lo que nuestros cipayos ya habían admitido sin técnica alguna.

Es más: por la carencia de investigación, o por la deficiencia de la misma en caso de que existiera, las crisis periódicas de vastas áreas de nuestras universida­des no despiertan verdadera inquietud nacional dado que no se perciben los re­sultados concretos de su servicio al país, particularmente en el proceso económi­co. De ahí que se hayan dado juicios, tan duros pero ciertos, del siguiente tenor:

"Si se llegara a cerrar una de las grandes universidades de un país de América Latina, el sistema económico de ese país no sufriría ninguna alteración. Lo má­ximo que podrá suceder sería la preocupación de algunas familias por matricular sus hijos en otras universidades, de un cierto número de profesores que tendrían que buscar nuevas posiciones en el país o en el extranjero, generalmente en el extranjero. Pero cerrada esa universidad, no se paralizaría ningún proyecto de interés económico para ese país latinoamericano. La economía continuaría, como ha sucedido en el pasado, dependiente de la técnica externa que el país compra o arrienda, como si fuese una fatalidad histórica,,74.

Todo esto determina, es obvio, el análisis crítico sobre qué clase de univer­sidad tiene una sociedad. Pues bien. Antes que nada habría que pensar en una universidad comprometida con el logro de la autonomía cultural y, por tanto, ajena a toda enajenación a las culturas imperialistas. No es posible admitir una universidad óptima como institución del desarrollo para el subdesarrollo. Todo lo contrario: la universidad debe actuar en nuestra comunidad subdesarrollada para alcanzar la meta del desarrollo.

Así lo han expresado sectores de avanzada, en Latinoamérica75:

74 José Leite López, Ciencia, Universidad e Rialidade Nacional, Río de Janeiro, Cuadernos Brasileros, 1969.

75 César AguiJar, La universidad sitiada, México, 1967.

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"La búsqueda de la autonomía cultural quiere decir búsqueda de una cultura propia, de la posibilidad de autodeterminarse, de ejercer nuestra libertad en el ámbito de la cultura, o sea, en el ámbito de toda relación humana.

"Por ello autonomía cultural y liberación son términos equivalentes. Natu­ralmente que no cabe a la universidad por sí sola lograr esa autonomía. El pro­blema del subdesarrollo es, desde sus raíces mismas, un problema político, que sólo puede ser solucionado políticamente a través de la toma del poder por las clases populares, dotadas de una ideología de transformación. Sin embargo, la universidad puede contribuir sustancialmente a ese proceso, a través de formas específicas por cierto, quizá limitadas, pero no por ello menos reales y eficaces. La universidad es el lugar donde se da el máximo grado de concientización del saber: el saber científico, sistemático, en sus más altos grados de racionalización. y es porque en la universidad se da el saber, que en la misma se da el grado de mayor concientización del proceso histórico. La tarea crítica de la cultura, la tarea de elaboración de una imagen nacional, la tarea de liberación cultural, encuentran, entonces, en la universidad un elemento imprescindible. Sin embargo, es nece­sario recalcar, una vez más que la universidad dejada a sus propias fuerzas, liberada a su crecimiento espontáneo, sólo será un elemento de conservación. Sólo en la medida en que el poder universitario sea tomado por fuerzas progre­sistas que tengan claro esos problemas sustanciales y estén dispuestos a llevar las soluciones a la práctica, podrá ubicarse a la universidad en una línea de liberación. Y entonces su aporte será realmente positivo".

Tratando de establecer las reales relaciones entre la tarea universitaria y el desarrollo de nuestra maltrecha democracia, resulta básico situarse en la realidad que vivimos. De lo contrario, el quehacer universitario puede llegar a convertirse en una acción intelectual ajena a nuestro diario trajinar y, en algunas oportuni­dades, diluirse en ensayos que carecen de la indispensable ubicación en una sociedad como la nuestra.

Claro está que ya hay importantes sectores universitarios que han logrado este encuentro con el país, lejanos de las meras abstracciones. Ellos investigan con ahínco fenómenos propios de nuestra formación social, de nuestra geografía humana, de nuestra organización económica, social y política. Pero, lamentable­mente, son todavía la excepción en un país donde prima el ánimo del triunfo fácil, y el autobombo de las cofradías aduladoras, signadas por un realismo mágico que todo lo promete pero que en nada se compromete.

Hablar de la universidad dentro de la democracia, o, si se quiere mejor, de la democracia frente a la universidad, exige como condición fundamental situarse con claridad en el país real, en la fenomenología circundante, en la verdad sin medias luces. Por ello, la gente de universidad, los profesores y estudiantes deben

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creer con Sartre que "nuestra libertad actual no es otra cosa que la opción de la lucha para llegar a ser libres".

La reflexión anterior permite deducir que el objetivo básico universitario es el de la más racional indagación científica, ajena a demagogias y a utopías, emi­nentemente crítica y objetiva, todo ello sin dejar de ser una entidad contestataria del sistema. Con un poco de excusable ironía podría decirse -al tratar el tema de universidad y sistema- que lo cortés no quita lo valiente. El hecho de que el sistema la permita, no significa que se hipoteque al mandato de tumo por factores presupuestales y por el compromiso de una precaria paz, en el que sacrifique el ejercicio de una protesta justa y racional.

Una universidad que colme las aspiraciones científicas en diálogo civilizado, se da ella misma la paz que necesita. Porque ya se superó la Edad de Piedra y se entró en la Edad de la Razón.

¿ Qué es lo que debe examinar hoy el pensamiento universitario de Colombia?

En la actualidad, sin distinción de ideologías, de etnias, de religión y, aún, de estratificación socio-económica, contemplamos con alarma fundada el caos en que se debate un pueblo digno de mejores destinos, de eficaces conductores, y de racionales políticas de desarrollo.

Es lugar común hablar de la incapacidad de los llamados dirigentes naciona­les; de la corrupción de todos los niveles; de la quiebra de lajusticia; del desarrollo de los más y del egoísmo ciego de los menos.

¿ Cómo buscar el adecuado tratamiento que logre un sano equilibrio de jus­ticia y equidad al decurso político, social y económico del país? ¿Cómo cambiarle el itinerario mediocre, que sólo conlleva angustia y desesperanza, a gentes sin horizonte, sin ilusiones, sin posibilidad alguna de superar el duro y fatigante oficio de ganarse la vida que para muchos sólo significa ganarse la muerte?

Necesitamos, sin dolosos aplazamientos, afrontar el reto de la historia; promover nuevos prospectos políticos, integrar la economía nacional, salvar el resto de nuestra maltrecha soberanía, alfabetizar al país con particularidad en el deber político. Un tanto ilusa la proposición pero ineludible: hacer una Colombia nueva.

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Segunda Parte

HACIA LA REALIDAD LATINOAMERICANA

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DOS NOMBRES, UNA mSTORIA

La obligación del investigador y docente universitario es la de indagar en la totalidad de las fuentes que tenga a mano para dar una sólida base científica al análisis de pensadores tan profundos como Camilo Torres Restrepo, cuya abun­dante y seria producción sociológica, casi inédita, se encuentra especialmente en los archivos de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia.

En verdad que Camilo (mediados del siglo XX) y Bolívar (primera mitad del siglo XIX), pueden y deben enlazarse si se quiere captar en toda su dimensión la profundidad de su quehacer mental y su influjo decisivo sobre Latinoamérica.

Con el fin de lograrlo, pretendo aproximarme, siquiera mínimamente, al pensamiento de uno y otro. De Bolívar escogí apenas un documento, el más representativo de su visión integral: La Carta de Jamaica. De Camilo aquellos textos que dan la mirada más incisiva y aguda posible en torno a su proposición sobre una efectiva sociología latinoamericana.

Un docente universitario, como es el caso el autor de este ensayo, tiene la obligación de señalar y analizar los hitos del pensamiento en el que desenvuelve su tarea. Para ello puede -y debe- utilizar los textos esenciales que le han servido de guía a las naciones y a los pueblos. Así ocurre con los que seleccioné para este volumen. Bolívar y Camilo son ejemplos esenciales del discurrir ideológico y político de un continente. Quien los estudie podrá aclarar cuáles son los cimientos que debemos tener si queremos unir la praxis con la teoría.

Sobra decir que todo ello está enmarcado en lo que constituyen las notas básicas del saber, que en lo que se refiere a la investigación sociohistórica son la verdad, la legitimidad y la utilidad. Para llegar a un conocimiento integral deben relacionarse, cómo no, la autoreflexión filosófica, las ciencias positivas y la in­tuición científica.

En plenitud dialéctica, el análisis-síntesis, la realidad y la abstracción, el proceso inductivo-deductivo: sólidos exámenes de la realidad, sin peligrosos

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dogmas o metafisicas, para mostrar panoramas tan complejos, policlasistas y pluriétnicos como el de Latinoamérica en toda su historia. Sólo así se logrará la disección del sistema, de su política y de su normatividad. Si se parte de lo internacional, como lo hicieron Bolívar y Camilo cuando mostraron la dura rea­lidad de la gran patria latinoamericana y su dependencia en el concierto universal, cualquier buen entendedor puede llegar con facilidad a las parcelas (o naciones), y aproximarse a los aparatos de dominación que en ellas tengan asiento, sean económicos, políticos y/o ideológicos.

La hipótesis anhelada de Bolívar y de Camilo fue la del encuentro de la cultura que nos es propia, con la memoria de nuestros pueblos, de sus amarguras, de sus falencias, de sus miserias. Ellos nos dan las herramientas necesarias para encontrar nuestras raíces desde antes del sistema señorial hispánico y para avan­zar con los ojos abiertos hasta la presente tragedia de la dependencia internacio­nal. De allí se entresacan dos tareas que aún tenemos la obligación de cumplir: la búsqueda de la soberanía frente al mundo exterior, y la autodeterminación interna. Lo anterior, sin ostentación alguna. Pero algún día habrá de ser ...

a) SIMÓN BOLÍVAR: LA CARTA DE JAMAICA 1

1. Prefacio

El 9 de mayo de 1815, el Libertador ante el grave rumbo que habían tomado sus desavenencias con parte del notablato de Cartagena encabezado por Castillo, embarcó en el bergantín de guerra "Découverte", de la marina británica, para residir en Jamaica, como en efecto sucedió entre el 14 de mayo y el 18 de diciem­bre de tal año.

Siete meses de sinsabores, de pobreza, de vacilaciones, de desengaños no alcanzaron a doblegar su extraordinaria capacidad de acción, su voluntad de lucha, su tezón ante la adversidad. Ni siquiera la tentativa de asesinato efectuada por su criado Pío, acobardó al futuro Libertador que, por entonces, llegaba a los 32 años de edad y ya tenía una intensa y apasionante experiencia de luchas militares, de batallas políticas, de conocimiento de los seres humanos y de las más variadas circunstancias en una Hispanoamérica convulsionada por el des­pertar de los pueblos, en terribles y permanentes contradicciones, en el parto inicial de la nacionalidad, en búsqueda de solución a su incapacidad, a su anar-

A 10 largo del examen de la Carta cito la numeración de las cláusulas de la misma que aparecen en la publicación Simón Bolíver -documentos-o Los orígenes de la dependencia neocolonial, Frente de Estudios Sociales, primera edición, Bogotá, 1970, páginas 33-68.

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quía, a sus temores, pero también a sus grandezas, a sus heroicidades, a sus sacrificios.

Bolívar, pese a la difícil situación económica por la que atravesaba no se quedó quieto, sino que ejerció una actividad continua dentro de la única área que tenía para actuar en aquella época, o sea la de propaganda a la emancipación, a la guerra de independencia, y a la búsqueda de ayuda, especialmente de Inglate­rra, con el fin de sentar nuevas bases para su acción futura, no pensando en un porvenir remoto, sino inmediato. Bien se ha expresado, aún por algunos de los más enconados detractores de la vida y obra del Libertador, que éste era más temible vencido que vencedor.

Dentro de tales realidades aparece fechada en Kingston, el 6 de septiembre de 1815, su famosa Contestación de un americano meridional a un caballero de esta Isla, conocida por la posteridad como La Carta de Jamaica.

Dentro de la abrumadora producción documental y epistolar de Bolívar, La Carta de Jamaica es una de las páginas más representativas, no sólo de aspectos fundamentales de su pensamiento político, sino de su nervioso, volcánico y apa­sionado temperamento.

En estilo directo, ágil, de cortas cláusulas, el Libertador -en una especie de visión entre el pasado y el futuro de Hispanoamérica- da rienda suelta a su imaginación, apenas contenida por el deseo de acertar en los soportes objetivos de sus propios juicios. Tal escrito se convierte así en uno de los más característicos de la persona­lidad multifacética del héroe inmortal de la guerra y del caudillo político. Lo deja para el futuro de los pueblos libertados, con amplia visión de la situación internacio­nal y, aún, con no pocas proyecciones de contornos casi proféticos.

La unidad de la América española es el objetivo a que tienden las argumenta­ciones del célebre escrito, pero partiendo de la realidad por dura, amarga y descon­soladora que fuera en ese momento. Bolívar se muestra en este escrito como el más colombiano de los americanos y el más americano de los colombianos.

En la Cláusula 60 expresa: "Es más difícil, dice Montesquieu, sacar un pue­blo de la servidumbre que subyugar uno libre. Esta verdad está comprobada por los anales de todos los tiempos, que nos muestran las más de las naciones libres, sometidas al yugo, y muy pocas de las esclavas recobrar su libertad".

Bolívar principia por reconocer cómo se carece de datos completos sobre la América Española. De ahí que exprese con intelectual humildad:

"Así, me encuentro en un conflicto, entre el deseo de corresponder a la confianza con que usted me favorece, y el impedimento de satisfacerla, tanto por

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dogmas o metafísicas, para mostrar panoramas tan complejos, policlasistas y pluriétnicos como el de Latinoamérica en toda su historia. Sólo así se logrará la disección del sistema, de su política y de su normatividad. Si se parte de lo internacional, como lo hicieron Bolívar y Camilo cuando mostraron la dura rea­lidad de la gran patria latinoamericana y su dependencia en el concierto universal, cualquier buen entendedor puede llegar con facilidad a las parcelas (o naciones), y aproximarse a los aparatos de dominación que en ellas tengan asiento, sean económicos, políticos y/o ideológicos.

La hipótesis anhelada de Bolívar y de Camilo fue la del encuentro de la cultura que nos es propia, con la memoria de nuestros pueblos, de sus amarguras, de sus falencias, de sus miserias. Ellos nos dan las herramientas necesarias para encontrar nuestras raíces desde antes del sistema señorial hispánico y para avan­zar con los ojos abiertos hasta la presente tragedia de la dependencia internacio­nal. De allí se entresacan dos tareas que aún tenemos la obligación de cumplir: la búsqueda de la soberanía frente al mundo exterior, y la autodeterminación interna. Lo anterior, sin ostentación alguna. Pero algún día habrá de ser. ..

a) SIMÓN BOLÍVAR: LA CARTA DE JAMAICA 1

1. Prefacio

El9 de mayo de 1815, el Libertador ante el grave rumbo que habían tomado sus desavenencias con parte del notablato de Cartagena encabezado por Castillo, embarcó en el bergantín de guerra "Découverte", de la marina británica, para residir en Jamaica, como en efecto sucedió entre el 14 de mayo y el 18 de diciem­bre de tal año.

Siete meses de sinsabores, de pobreza, de vacilaciones, de desengaños no alcanzaron a doblegar su extraordinaria capacidad de acción, su voluntad de lucha, su tezón ante la adversidad. Ni siquiera la tentativa de asesinato efectuada por su criado Pío, acobardó al futuro Libertador que, por entonces, llegaba a los 32 años de edad y ya tenía una intensa y apasionante experiencia de luchas militares, de batallas políticas, de conocimiento de los seres humanos y de las más variadas circunstancias en una Hispanoamérica convulsionada por el des­pertar de los pueblos, en terribles y permanentes contradicciones, en el parto inicial de la nacionalidad, en búsqueda de solución a su incapacidad, a su anar-

A 10 largo del examen de la Carta cito la numeración de las cláusulas de la misma que aparecen en la publicación Simón Bolíver -documentos-o Los orígenes de la dependencia neocolonial, Frente de Estudios Sociales, primera edición, Bogotá, 1970, páginas 33-68.

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quía, a sus temores, pero también a sus grandezas, a sus heroicidades, a sus sacrificios.

Bolívar, pese a la difícil situación económica por la que atravesaba no se quedó quieto, sino que ejerció una actividad continua dentro de la única área que tenía para actuar en aquella época, o sea la de propaganda a la emancipación, a la guerra de independencia, y a la búsqueda de ayuda, especialmente de Inglate­rra, con el fin de sentar nuevas bases para su acción futura, no pensando en un porvenir remoto, sino inmediato. Bien se ha expresado, aún por algunos de los más enconados detractores de la vida y obra del Libertador, que éste era más temible vencido que vencedor.

Dentro de tales realidades aparece fechada en Kingston, el 6 de septiembre de 1815, su famosa Contestación de un americano meridional a un caballero de esta Isla, conocida por la posteridad como La Carta de Jamaica.

Dentro de la abrumadora producción documental y epistolar de Bolívar, La Carta de Jamaica es una de las páginas más representativas, no sólo de aspectos fundamentales de su pensamiento político, sino de su nervioso, volcánico yapa­sionado temperamento.

En estilo directo, ágil, de cortas cláusulas, el Libertador -en una especie de visión entre el pasado y el futuro de Hispanoamérica- da rienda suelta a su imaginación, apenas contenida por el deseo de acertar en los soportes objetivos de sus propios juicios. Tal escrito se convierte así en uno de los más característicos de la persona­lidad multifacética del héroe inmortal de la guerra y del caudillo político. Lo deja para el futuro de los pueblos libertados, con amplia visión de la situación internacio­nal y, aún, con no pocas proyecciones de contornos casi proféticos.

La unidad de la América española es el objetivo a que tienden las argumenta­ciones del célebre escrito, pero partiendo de la realidad por dura, amarga y descon­soladora que fuera en ese momento. Bolívar se muestra en este escrito como el más colombiano de los americanos y el más americano de los colombianos.

En la Cláusula 60 expresa: "Es más dificil, dice Montesquieu, sacar un pue­blo de la servidumbre que subyugar uno libre. Esta verdad está comprobada por los anales de todos los tiempos, que nos muestran las más de las naciones libres, sometidas al yugo, y muy pocas de las esclavas recobrar su libertad".

Bolívar principia por reconocer cómo se carece de datos completos sobre la América Española. De ahí que exprese con intelectual humildad:

"Así, me encuentro en un conflicto, entre el deseo de corresponder a la confianza con que usted me favorece, y el impedimento de satisfacerla, tanto por

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la falta de documentos y libros, cuanto por los limitados conocimientos que poseo de un país tan inmenso, variado y desconocido, como es el Nuevo Mundo" (párrafo 2° de la 2).

Por lo anterior los juicios que se lancen sobre el futuro deben basarse en las experiencias históricas y tomarse con el máximo cuidado por sus márgenes de error ante el conocimiento incompleto e inexacto de la geografía física, humana, económica y social de los pueblos hispanoamericanos.

Es así como advierte:

"En mi opinión es imposible responder a las preguntas con que usted me ha honrado. El mismo Barón de Humbolt, con su universalidad de conocimientos teóricos y prácticos, apenas lo haría con exactitud, porque aunque una parte de la estadística y revolución de América es conocida, me atrevo a asegurar que la mayor parte está cubierta de tinieblas y, por consecuencia, sólo se pueden ofrecer conjeturas más o menos aproximadas, sobre todo en lo relativo a la suerte futura y a los verda­deros proyectos de los americanos; pues cuantas combinaciones suministra la histo­ria de las naciones, de otras tantas es susceptible la nuestra por su posición física, por las vicisitudes de la guerra, y por los cálculos de la política"(3).

Planteadas las posibilidades del discurso mental por parte de su autor, con­vendría entonces, en obligada y somera síntesis, con profunda reverencia y sin ánimo alguno de querer decir lo que Bolívar no expresó, dar un aproximado orden lógico a las tesis expuestas a lo largo de La Carta de Jamaica.

2. América y España

2.1. Los Siervos Americanos (45)

Se ha hecho de América un continente pasivo, pese a su extensión, riqueza y población. Simples siervos, explotados para el trabajo; en el mejor de los casos, meros consumidores. Aisladas las provincias americanas unas de otras. Todo al servicio de la Metrópoli (el añil, la grama, el café, la caña, el cacao, el algodón, las llanuras solitarias para cría de ganado, la extracción avarienta del oro; prohi­bidos los cultivos de los frutos europeos; el ningún desarrollo manufacturero ni fabril; los privilegios ibéricos del comercio).

Bolívar resume en esta parte las relaciones absurdas entre la España señorial y sus colonias, tal como lo habían expresado otros ilustres americanos, entre ellos el caso ejemplar del Memorial de Agravios de su amigo personal, don Camilo Torres Tenorio.

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EL HUMANISMO SOCIAL 129

2.2. Aislamiento del Universo (46)

Y, aún en el mejor de los casos, seguramente haciendo alusión al grupo de los criollos privilegiados al cual pertenecía el Libertador, recalca: " ... ni éramos virreyes, ni gobernadores, sino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares sólo en calidad de subalter­nos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados ni financistas, y casi ni aún comerciantes ... ".

Es decir, según Bolívar, " ... abstraídos y digámoslo así, ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del Estado ... ". ¿Qué pensaría, entonces, el Libertador de los grupos sin ninguna preeminencia, así fuera meramente local, como los criollos pobres, los mestizos agrarios, los indígenas sumisos y olvidados, los negros esclavos, los mulatos sin esperanza, los zambos menospreciados? Hispanoamérica, fragua de razas, multiplicidad de grupos étnicos; arriba, los criollos distinguidos pero dependientes; debajo los demás, el común, el pueblo, la pobrería ...

2.3. La Culpabilidad de España (5 y 6)

Pese a su abrumador ancestro español (tal vez con la "pinta" negra de que hablan algunos), Bolívar lanza despiadado ataque a España: "Barbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serían creídas por los críticos modernos, si cons­tantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades". Acá rinde justísimo homenaje al obispo de Las Casas, por su altiva y peligrosa actitud de haber denunciado las miserias y lacras de la colonización hispánica, aseveran­do: "Todos los imparciales han hecho justicia al celo, verdad y virtudes de aquel amigo de la humanidad, que con tanto fervor y firmeza denunció ante su gobierno y contemporáneos los actos más horrorosos de un frenesí sanguinario".

2.4. Ruptura de Vínculos (9, 10 Y 11)

¿Qué ha sucedido entonces? "El destino de la América se ha fijado irrevo­cablemente; el lazo que la unía a la España está cortado". La reconciliación es imposible, lo que antes unía, ahora divide, el odio "que nos ha inspirado la Península" es más grande que los mares que separan a España de América. El hábito de la obediencia, la identidad de religión, "una tierna solicitud para la cuna y la gloria de nuestros padres", han desaparecido.

Sentencia amarga pero enfáticamente: "La muerte, el deshonor, cuanto es nocivo, nos amenaza y tenemos; todo lo sufrimos de esta desnaturalizada madrastra" .

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La lucha se ha iniciado y ya nada la podrá detener: "El velo se ha rasgado, ya hemos visto la luz, y se nos quiere volver a las tinieblas; se han roto las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizamos. Por lo tanto, la América combate con despecho; y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí la victoria".

2.5. Amos Extraños (43 Y 44)

Es verdad que en los regímenes absolutistas no se reconocen límites al ca­pricho de los amos de turno, pero por lo menos en Turquía, en Persia, en la Tartaria, en la China, los tiranos han sido turcos, persas, tártaros o chinos. Pero en América, ni siquiera se ha gozado de este odioso privilegio. "Una especie de infancia permanente" ha sido el destino de los habitantes de Hispanoamérica. Y agrega con tremendo dolor: "He aquí por qué he dicho que estábamos privados hasta de la tiranía activa, pues que no nos era permitido ejercer sus funciones".

Bolívar, ante la tragedia de entonces, prefería la tiranía propia a la tiranía ajena. Qué tremenda paradoja, pero a la vez cuánto fondo de verdad para llegar a tan dura conclusión.

2.6. Un Ultraje a la Humanidad (45)

La culminación del largo proceso histórico de exacciones, de humillaciones, de expoliaciones, de crueldades, de destrucciones, de menosprecios, impele al Libertador a preguntar si este estado de cosas "no es un ultraje y una violación de los derechos de la humanidad".

2.7. El Señorío Hispánico (47)

El aspecto de la real conformación de las estructuras económica, ideológica y político-jurídica de la Colonia, es materia de indagación permanente de econo­mistas, sociólogos, historiadores y políticos, para determinar si en Hispanoamé­rica hubo en verdad un verdadero feudalismo o, por el contrario, se presentó una forma específica fundamentada en el "señorío" hispánico, en el paso del feuda­lismo europeo a los inicios del capitalismo continental.

Bolívar intuye tan intrincado fenómeno, comentando cómo desde Carlos V se creó "el contrato social" (manes de la influencia de Rousseau sobre el joven mantuano), mediante el cual la corona se reservó "el alto dominio" mientras a los conquistadores se les concedía que "fuesen señores de la tierra, que organi­zasen la administración y ejerciesen la judicatura en apelación con otras muchas exenciones y privilegios". "Una especie de propiedad feudal la que allí tenían los conquistadores para sí y sus descendientes", concluye Bolívar.

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Pero aliado de las prebendas anteriores, " ... existen leyes expresas que favo­recen casi exclusivamente a los naturales del país originarios de España en cuanto a los empleos civiles, eclesiásticos y de renta". Es decir, una doble expoliación -según Bolívar- qUe se traducía en el dominio pleno de la burocracia hispánica yen los privilegios de los colonizadores y de sus descendientes. (En este segundo grupo el propio Bolívar).

y así con su clara conciencia de clase privilegiada pero supeditada a los mandones de España, se lanza Bolívar a la lucha por la libertad de una América multiforme, pluralista, heterogénea, caótica y, por ende, tremendamente contra­dictoria.

3. Europa y Estados Unidos de América frente a España

3.1. Imposibilidad de la Reconquista (23 y 24)

Ya las tropas del generalísimo Morillo se aprestaban a la conquista de Ve­nezuela y de la Nueva Granada. Bolívar, después de su salida de Cartagena hacia Jamaica, no desconocía, ni mucho menos, los peligros de la acción punitiva española sobre las fuerzas de la revolución.

Pero, tiene fe, la fe del caudillo, la fe del estadista, la fe del visionario, la fe del genio. Y casi ~n un acto de delirio- escribe: "Qué demencia de la nuestra enemiga, pretender reconquistar la América, sin marina, ni tesoro y casi sin soldados".

De todas maneras, aún con el triunfo de la reconquista española, la simiente de la libertad triunfará plenamente en los campos americanos. Derrotados los patriotas, otros tendrían necesariamente que proseguir la batalla hasta lograr la victoria final. Es así como augura con profunda convicción en los destinos de Hispanoamérica: "Lograda que fuese esta loca empresa, y suponiendo más aún, lograda la pacificación, ¿los hijos de los actuales americanos, unidos con los de los europeos reconquistadores, no volverían a formar dentro de veinte años lo mismos patrióticos designios que ahora se están combatiendo?".

3.2. Intervención ante España (25, 26 Y 92)

Hubiera sido o no un personaje de carne y hueso el "Caballero de esta Isla", lo cierto es que Bolívar en La Carta de Jamaica escribe para llamar la atención de interlocutores poderosos, como que ~ntre otra cuestiones- se dirige a los europeos en relación con la actitud que deberían asumir ante España, lo mismo que a los Estados Unidos de Norteamérica. De acuerdo con la situación interna­cional existente en 1815 y, concretamente en las relaciones entre Inglaterra y España, es indudable que el ánimo del futuro Libertador se orienta a exponer sus

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ideas a los ingleses que, con interés económico inmediato y futuro, habrían de jugar tan importante función en nuestra independencia política y en las nuevas formas de comercio, en la iniciación de lo que se ha denominado con exacta razón histórica "La dependencia neocolonial".

Es decir" en Guanto al factor económico, nuestra ubicación, primero en el área de influencia inglesa y ya, en los años 30 a 40 de la presente centuria, totalmente alrededor del poderoso imperio de los Estados Unidos de Norteamérica, donde seguimos hoy como nación subdesarrollada y con un capitalismo incipierte. Si bien conseguimos la independencia política de España, no hemos logrado la autonomía económica que en no pocas ocasiones nos coloca en la triste posición de "nación mendicante" que debe utilizar el subterfugio político de los grandes empréstitos en los mercados del crédito internacional.

Dice Bolívar: "La Europa misma por miras de sana política, debería haber preparado y ejecutado el proyecto de la independencia americana; no sólo porque el equilibrio del mundo así lo exige, sino porque este es el medio legítimo y seguro de adquirirse establecimientos ultramarinos de comercio".

Para ello aconseja Bolívar que "la Europa haría un bien a la España en disuadirla de su obstinada temeridad", ya que de todos modos al lograrse la independencia, se habría de adquirir " ... un bien cuyas ventajas son recíprocas a entre ambos hemisferios".

Además, estabilizados estos países se produciría el hecho de unas armónicas relaciones internacionales, especialmente "bajo los auspicios de una nación que nos preste su protección", o sea Inglaterra. En verdad el Libertador, en estos juicios, seguramente urgido por las difíciles circunstancias que atravesaba la causa de la independencia se ve obligado a hacer estas consideraciones en la esperanza de que todo fuese de acuerdo con los ideales de una recta relación entre naciones y no vislumbrando (por lo menos no lo dice) la inevitable dependencia de tipo económico.

y termina esta parte con jubiloso optimismo: " ... entonces seguiremos la marcha majestuosa hacia las grandes prosperidades a que está destinada la América meridional; entonces las ciencias y las artes que nacieron en el orien­te y han ilustrado la Europa, volarán a Colombia libre, que las convidará con un asilo".

¡También Bolívar fue un soñador. Hasta se paseó por los reinos de Nuestra Señora de la Utopía, en desarrollo de su exuberante y maravillosa imaginación!

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3.3. Indiferencia de los Estados Unidos (27 y 59)

Todo lo antes expresado por el Libertador en otro aparte del documento, se desvanece en franco pesimismo al comentar: "Si embargo, ¡cuán frustradas es­peranzas! No sólo los europeos, pero hasta nuestros hermanos del norte se han mantenido inmóviles espectadores de esta contienda, que por su esencia es la más justa, y por su resultados la más bella e importante de cuantas se han suscitado en lo siglos antiguos y modernos, porque ¿hasta dónde se puede calcular la tras­cendencia de la libertad del hemisferio de Colón?".

Hispanoamérica no debe nada a Estados Unidos de Norteamérica. Fría, in­diferente, calculadora, esta nación sólo se hizo presente en Colombia cuando-a principios del siglo- nos dio el zarpazo de Panamá, vale decir, cuando nos quitó el más estratégico sitio de América. Menos mal que Bolívar no llegó a semejante don profético pues, de lo contrario, tal vez hubiera meditado mucho en si valía la pena cambiar un amo por otro.

Por 1815, Bolívar consideraba sabia la orientación política que se estaban dando los Estados Unidos de Norteamérica, al comentar por ejemplo: "En tanto que nuestros compatriotas no adquieran los talentos y las virtudes políticas que distinguen a nuestros hermanos del Norte, los sistemas enteramente populares, lejos de semos favorables, temo mucho que vengan a ser nuestra ruina".

4. Mapa político en 1815 y su hipótesis alfuturo

4.1. Río de La Plata (13 y 75)

El examen de Hispanoamérica en 1815 y la visión al futuro que hace el Libertador en la Carta de Jamaica se inicia por las provincias del Río de La Plata.

Destaca cómo tales Provincias se encuentran ya libres y sus tropas avanzan hacia el Alto Perú. " ... conmoviendo a Arequipa e inquietando a los realistas de Lima". Calcula que en vista del éxito de la campaña militar un millón de personas son libres.

Predice para Buenos Aires un gobierno central, " ... en que los militares lle­varán la primacía por consecuencia de sus divisiones intestinas y guerras exter­nas. Todo llevará al predominio de una oligarquía o una monocracia" " ... con más o menos restricciones y cuya denominación nadie puede adivinar", lo cual resul­taría en algo muy doloroso para tan gloriosa región.

4.2. Reino de Chile (14 y 76)

Ochocientas mil almas luchando por su emancipación, para vaticmar su vic­toria con la ayuda de los "indómitos y libres araucanos".

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Es muy optimista sobre el porvenir de Chile donde se establecerá una Repú­blica que podrá ser estable. Expone: "Su territorio es limitado; estará siempre fuera del contacto inficionado del resto de los hombres; no alterará sus leyes, sus usos y prácticas; preservará su uniformidad en opiniones políticas y religiosas; en una palabra, Chile puede ser libre".

4.3. Virreinato del Perú (15, 77 Y 78)

Con millón y medio de habitantes es la región más sumisa y a la que más sacrificios "se la han arrancado para la causa del Rey". Tal región, ni está tranquila " ... ni es capaz de oponerse al torrente que amenaza a las más de sus provincias".

El Perú, dice, " ... encierra dos elementos enemigos de todo régimen justo y liberal: oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por sí mismo". Agrega: "El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la suma libertad; se enfurece en los tumultos o se humilla en las cadenas".

Predice que los ricos no tolerarán la democracia y que los esclavos y pardos libertos no admitirán la aristocracia, resultando entonces que los ricos preferirán "la tiranía de uno solo", vale decir, el imperio del despotismo.

4.4. La Nueva Granada (16 y 54)

La Nueva Granada -asevera Bolívar- " ... es el corazón de la América". Dos millones y medio de habitantes en lucha con las tropas del general Morillo, con la inmediata caída de su plaza fuerte, o sea Cartagena. Sin embargo, los moradores del interior continuarán la lucha.

La Nueva Granada ha seguido " ... con uniformidad los establecimientos po­líticos y cuantas reformas hizo Venezuela, poniendo por base fundamental de su Constitución el sistema federal más exagerado que jamás existió".

El Libertador confia que la Nueva Granada pase del sistema federalista al centralista, cuestión que ya ha principiado ( 1815) a suceder.

¿Cuál será su destino? ¡La Gran Colombia! ¿Cómo lo plantea? Así: "La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llega a convertirse a una República Central cuya capital sea Maracaibo o una nueva ciudad que con el nombre de Las Casas, en honor de este héroe de la filantropía, se funde entre los confines de ambos países, en el soberbio puerto de Bahía Honda".

Tal nación, propone Bolívar, debería llamarse Colombia. En cuanto a su gobierno "podrá imitar al inglés; con la diferencia de que en lugar de un rey, habrá un Poder Ejecutivo electivo, cuando más vitalicio, y jamás hereditario, si

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se quiere República; una Cámara o Senado legislativo hereditario, que en las tempestades políticas se interponga entre las olas populares y los rayos del Go­bierno y un cuerpo legislativo de libre elección, sin otras restricciones que las de la Cámara Baja de Inglaterra".

Ya se insinuaban en el juicio de Bolívar muchos de los elementos que, años más tarde, darían base a la Constitución de Bolivia y. por ende, a su oposición a las disposiciones de la Constitución de Cúcuta, pilar fundamental de sus futuras disputas con Francisco de Paula Santander.

Pero Bolívar no es completamente optimista sobre la unión de Venezuela y la Nueva Granada, temiendo que esta última, por adicta a la federación no con­venga en la existencia de un gobierno central y, en consecuencia, constituya por sí sola un Estado que de todas maneras " ... podrá ser muy dichosa por sus grandes recursos de todo género.

4.5. Venezuela (17, 53 Y 57)

Reducida a la más dantesca indigencia y a una soledad espantosa, por la devastación de sus tiranos, habiendo perecido la mayor parte de sus hombres "por no ser esclavos", y los que quedan combatiendo con furor hasta que logran vencer a sus enemigos, quienes "insaciables de sangre y de crímenes, rivalizan con los primeros monstruos que hicieron desaparecer de la América a su raza primitiva", y la cuarta parte de su millón de habitantes muertos en la guerra, el hambre, la peste, las peregrinaciones, Venezuela duele a Bolívar. De ahí su desesperada descripción de tanto dolor, miseria y llanto.

Su patria de nacimiento había elegido un gobierno democrático y federal, "declarando previamente los derechos del hombre, manteniendo el equilibrio de los poderes y estatuyendo leyes generales en favor de la libertad civil, de imprenta y otras", hasta que, finalmente "constituyó un gobierno independiente".

Este párrafo es tal vez el más aleccionante de la Carta de Jamaica sobre la influencia de los postulados de la Revolución Francesa de 1789 en el pensamiento del Libertador. ¿Por qué se había pasado de este estado de perfección política al panorama de ruinas, antes presentado por Bolívar?

Su explicación es transparente: "En Caracas, el espíritu de partido tomó su origen en las sociedades, asambleas y elecciones populares, y estos partidos nos tornaron a la esclavitud. Y así como Venezuela ha sido la república americana que más se ha adelantado en sus instituciones políticas, también ha sido el más claro ejemplo de la ineficiencia de la forma democrática y federal para nuestros nacientes Estados".

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Otra vez, el escepticismo del héroe ante los peligros de una balbuciente democracia que, por prematura, pusiera en duda la libertad misma de los pueblos americanos.

4.6. Nueva España (18,19,55 Y 72)

Sobre este particular relieva Bolívar el poderío de la Nueva España, partiendo de la base de que su población, junto con Guatemala, había sido calculada por el Barón de Humboldt, en siete millones ochocientos mil (7.800.000) habitantes, de los cuales en la lucha por independencia había desaparecido un millón. La lucha se hace feroz pero al final la ganarán los mexicanos, argumentando: "Ya ellos dicen con Raynal: llegó el tiempo, en fin, de pagar a los españoles suplicios con suplicios y de ahogar esa raza de exterminadores en su sangre o en el mar".

Describe con precisión las más importantes contingencias de la revolución mexicana, destacando cómo la Junta de Gobierno, en marzo de 1812, había pro­puesto al Virrey que se hiciera la guerra civilizada, es decir, respetando el derecho de gentes, negociación que se trató " ... con el más alto desprecio" por parte de los envalentonados españoles.

De todas maneras, imagina Bolívar que los mexicanos "intentarán al prin­cipio establecer una República representativa, en la cual tenga grandes atribu­ciones el poder ejecutivo, concentrándolo en un individuo que si desempeña sus funciones con acierto y justicia, casi naturalmente vendrá a conservar su auto­ridad vitalicia".

Si no ocurre así, "ese mismo Poder Ejecutivo quizás se difundirá en una Asamblea". Intuye los problemas que traerá una posible monarquía en México, mediante la siguiente acertada consideración: "Si el partido preponderante es militar o aristocrático, exigirá probablemente una monarquía que al principio será limitada y constitucional, y después inevitablemente declinará en absoluta; pues debemos convenir en que nada hay más difícil en el orden político que la conser­vación de una monarquía mixta; y también es preciso convenir en que sólo un pueblo tan patriota como el inglés, es capaz de contener la autoridad de una rey, y de sostener el espíritu de libertad bajo un cetro y una corona".

4.7. Puerto Rico y Cuba (20)

Desde La Carta de Jamaica Bolívar piensa en la libertad de estas dos nacio­nes y, años más tarde, dentro de su correspondencia con Santander, llegó a pro­ponerle la posible campaña de los ejércitos de la Gran Colombia para realizar la expedición libertadora de estas islas.

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En el documento a estudio opina: "Las islas de Puerto Rico y Cuba, que entre ambas, pueden formar una población de 700 a 800.000 almas, son las que más tranquilamente poseen los españoles, porque están fuera del contacto de los in­dependientes. ¿Más no son americanos estos insulares? ¿No son vejados? ¿No desean su bienestar?

4.8. ¿Centroamérica? (73)

Al tratar la hipótesis de esta Confederación, Bolívar plantea su criterio dentro de la mayor altura y ajeno a pequeñeces parroquiales. ¡Qué tal que se hubiese cumplido el sueño de Bolívar! ¡Cuán diferente sería la suerte de las naciones en que se dividió Centroamérica!

Afirmaba el Libertador: "Los Estados desde el Istmo de Panamá hasta Gua­temala formarán quizá una asociación. Esta magnífica posición entre los dos grandes mares, podrá ser con tiempo el emporio del Universo. Sus canales acor­tarán las distancias del mundo; estrecharán los lazos comerciales; Europa, Amé­rica y Asia traerán a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo. !Acaso sólo allí podría fijarse algún día la capital de la Tierra como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo hemisferio!

Qué inmenso fue el Libertador cuando forjó en su apasionante delirio utopías tan maravillosas como esta de Centroamérica. y qué pequeños fueron sus pueblos frente a la visión de águila del mantuano caraqueño.

5. La diversificación de sistemas de gobierno

5.1. Incertidumbre (36)

El Libertador comprende, con observación muy objetiva, las tremendas di­ficultades de predecir, así sea apenas con aproximada certeza, la fuerza futura del conglomerado hispanoamericano. Arguye: "Todavía es más difícil presentir la suerte futura del Nuevo Mundo, establecer principios sobre su política, y casi profetizar la naturaleza del gobierno que llegará a adoptar".

En 1815 la América Meridional se hallaba envuelta en las fluctuaciones de las luchas militares, en las controversias ideológicas, en las diferentes proposi­ciones políticas. El profundo estado de indecisión hacía muy difícil, así se tuviera el extraordinario poder de predicción de Bolívar, lanzar con exactitud juicios sobre su futura organización.

"Toda idea relativa al porvenir de este país me parece aventurada", dice Bolívar. Ignorancia, error e incertidumbre son los factores que operaban sobre el cuerpo martirizado de la América multiracial. El proceso histórico determinaría la realidad que, en tales momentos, era impredecible.

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5.2. Impreparación (49)

La carencia de experiencia política y administrativa; la realidad de unas clases dirigentes improvisadas y sin mayores bagajes intelectuales; el cambio brusco en las estructuras económicas y sociales; la influencia de nuevas ideolo­gías teóricas y la persistencia de muchas facetas de las ideologías prácticas; las obligadas improvisaciones; el desconocimiento de los fenómenos básicos; todo ello y mucho más, hizo expresar a Bolívar:

"Los americanos han subido de repente y sin los conocimientos previos; y, lo que es más sensible, sin la práctica de los negocios públicos, a representar en las escenas del mundo las eminentes dignidades de legisladores, magistrados, administradores de erario, diplomáticos, generales y cuantas autoridades supre­mas y subalternas forman la jerarquía de un estado organizado con regularidad".

5.3. La revolución obligada (50)

Partiendo de la invasión de los ejércitos napoleónicos a la Península Ibérica y el desplazamiento de las autoridades de España, se produce una inopinada coyuntura histórica para las colonias americanas. Expone: "Cuando las águilas francesas sólo respetaron los muros de la ciudad de Cádiz y con su vuelo arrolla­ron los frágiles gobiernos de la Península, entonces quedamos en la orfandad".

Las promesas incumplidas de los españoles durante las crisis políticas de la Península frente a las colonias, que tan profundamente analizó, con todas sus consecuencias, Camilo Torres Tenorio en El Memorial de Agravios, son motivo para que Bolívar considere estas situaciones como una de las causas relievantes de los movimientos revolucionarios. En efecto, comenta: "Ya antes habíamos sido entregados a la merced de un usurpador extranjero; después, lisonjeados con la justicia que se nos debía y con esperanzas halagüeñas siempre burladas; por último, inciertos sobre nuestro destino futuro, y amenazados por la anarquía, a causa de la falta de un gobierno legítimo, justo y liberal, nos precipitamos en el caos de la revolución".

5.4. Primeros pasos (51)

Pero el caos inicial daría lugar a la posibilidad de un orden nuevo. Ante el peligro de la anarquía vendría la necesidad de la organización racional y oportuna, y la inseguridad derivada de la carencia de protección político-jurídica, la apari­ción de las formas iniciales de pensamiento sobre los problemas de la inseguridad exterior y la paz interior, vale decir, los primeros balbuceos de una organización constitucional.

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Bolívar describe este panorama así: "En el primer momento sólo se cuidó de proveer a la seguridad interior, contra los enemigos que encerraba nuestro seno. Luego se extendió a la seguridad exterior; se establecieron autoridades que sus­tituimos a las que acabamos de deponer, encargadas de dirigir el curso de nuestra revolución, y de aprovechar la coyuntura feliz en que nos fuese posible un go­bierno constitucional, digno del presente siglo, y adecuado a nuestra situación".

5.5. Juntas populares (52)

Pero si el pueblo, el común, el estado llano el que -alIado de los ilustres se haría presente en búsqueda de la libertad y, por ende, de la nueva patria. Es el empujar de las multitudes, encamadas en los grandes caudillo. Es, en fin, la historia hecha por los pueblos.

Así lo reconoce Bolívar: "Todos los nuevos gobiernos marcaron sus prime­ros pasos con el establecimiento de juntas populares. Éstas formaron en seguida reglamentos para la convocación de congresos que produjeron alteraciones im­portantes" .

5.6. Peligro de la libertad (61)

Desde un principio se marca el decisivo influjo de muchas de las bases doctrinales derivadas de las revoluciones burguesas, la inglesa, la francesa y la norteamericana, dentro de la filosofía liberal, con todas sus consecuencias.

Bolívar dibuja así el logro teórico inicial: " .. .1os meridionales de este conti­nente han manifestado el conato de conseguir instituciones liberales y aún per­fectas; sin duda, por el efecto del instinto que tienen todos los hombres de aspirar a su mejor felicidad posible; la que se alcanza infaliblemente en las sociedades civiles, cuando ellas están fundadas sobre las bases de la justicia, la libertad y de la igualdad".

Al examinar la realidad cultural de los pueblos, sus largos siglos de dominio ignominioso, Bolívar duda severamente de la preparación de éstos al goce pleno de las libertades, máxime cuando persistían la mayor parte de las instituciones coloniales en las nacientes repúblicas. No estima factible que el ejercicio de tales libertades se produzca; por el contrario, con amargura sobre la realidad, expresa sombríamente: "¿Pero seremos nosotros capaces de mantener en su verdadero equilibrio la difícil carga de una república? ¿Se puede concebir que un pueblo recientemente desencadenado se lance a la esfera de la libertad, sin que, como a Icaro, se le deshagan las alas y recaiga en el abismo? Tal prodigio es inconcebible, nunca visto. Por consiguiente, no hay un raciocinio verosímil que nos halague con esta esperanza".

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5.7. Imposiblilidad del gobierno universal (62, 63 Y 64)

El deseo de una patria común no será posible por impracticable. Es más, este tipo de organización, devendría en el abuso del poder, y por consiguiente, estaría abocado al fracaso. Expone así la tesis, en ágil razonar dialéctico:

"Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria. Aunque aspiro a la perfección del gobierno de mi patria, no puedo persuadirme que el Nuevo Mundo sea por el momento regido por una gran república; como es im­posible, no me atrevo a desearlo, y menos deseo una monarquía universal de América, porque este proyecto, sin ser útil, es también imposible. Los abusos que actualmente existen no se reformarían y nuestra regeneración sería infructuosa".

A consecuencia del juicio anterior, Bolívar plantea la necesidad de gobiernos paternalistas, entre la rígida autoridad y la concesión benevolente, mientras se llegan a cumplir especiales condiciones de adelanto y de progreso que permitan nuevas formas de dirección estatal.

Advierte: "Los Estados Americanos han menester de los cuidados de gobier­nos paternales que curen las llagas y las heridas del despotismo y la guerra".

A pesar de todo, en medio de su escepticismo, vuelve a pensar en una patria grande, común y unida. Argumenta: "La metrópoli, por ejemplo, sería Méjico, que es la única que puede serlo por su poder intrínseco, sin el cual no hay metró­poli. Supongamos que fuese el Istmo de Panamá, punto céntrico para todos los extremos de este vasto continente, no continuarían éstos en la languidez y aún en el desorden actual. Para que un solo gobierno dé vida, anime, ponga en acción todos los resortes de la prosperidad pública, corrija, ilustre y perfeccione el Nuevo Mundo, sería necesario que tuviese las facultades de un Dios, y cuando menos, las luces y virtudes de todos los hombres".

Las divisiones partidistas, los apetitos encontrados, los opuestos intereses, entre regiones y dirigentes, no permitirían la viabilidad del grandioso proyecto de la patria común y todo devendría en un increíble desastre.

Por eso manifiesta: "El espíritu de partido que, al presente agita a nuestros Estados, se encendería entonces con mayor encono, hallándose ausente la fuente del poder, que únicamente puede reprimirlo. Además, los magnates de las capi­tales no sufrirían la preponderancia de los metropolitanos, a quienes considera­rían como a otros tantos tiranos; sus celos llegarían hasta el punto de compararlos con los odiosos españoles. En fin, una monarquía semejante sería un coloso deforme, que su propio peso desplomaría a la menor convulsión".

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5.8. No monarquía (65, 66, 67, 68 Y 69)

Como lógico corolario de la exposición alrededor de la imposibilidad del gobierno universal para la patria común, Bolívar plantea con claridad y énfasis la necesidad de gobiernos republicanos y, en ningún caso, sujetos al régimen monárquico.

Sus argumentos principales para sostener esta tesis se pueden resumir así:

a) Algunos (como M. de Pradt) han dividido a la América en 15 ó 16 estados soberanos o sea independientes entre sí. Y han propuesto para ellos, otras tantas monarquías;

b) Es más fácil organizar la monarquía que la república, pero resulta de todas maneras menos útil la primera que la segunda;

c) Las nuevas naciones están obligadas a respetarse mutuamente y, en ningún caso, deben tratar de dominar los destinos de las otras;.

d) Los Estados demasiado extensos devienen en prontas decadencias y pasan fácilmente de la libertad a la tiranía; al relajarse sus principios preparan el des­potismo;

e) A excepción de Roma, los grandes imperios han tenido vida muy limitada, mientras que " ... el distintivo de las pequeñas repúblicas es la permanencia ... ";

f) La política de un reyes la de tender " ... al aumento de sus posesiones y riquezas y facultades", buscando adquirir un poder tan formidable que para su persistencia sólo se podrá apelar a la guerra y a las conquistas;

y concluye su argumento con la siguiente sencilla, clara y racional deduc­ción:

"Por estas razones pienso que los americanos ansiosos de paz, ciencias, artes, comercio y agricultura, preferirían las repúblicas a los reinos, y me parece que estos deseos se conforman con las miras de la Europa".

5.9. No federalismo (70)

Los comentarios sobre los males que ha traído el federalismo para la Nueva Granada, Bolívar los extiende a todas las posibilidades de organización de los diferentes Estados en que se ha de segmentar Hispanoamérica, afirmando:

"No convengo en el sistema federal entre los populares y representativos, por ser demasiado perfecto y acabado. Evitemos caer en anarquías demagógicas, o tiranías monógratas".

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5.10. Pluralidad de sistemas (79)

y como deducción de todo lo anterior, Bolívar conociendo las pluralidades políticas, los diferentes intereses, las distintas facciones, las opuestas concepcio­nes, no tiene más remedio que aceptar que los procesos futuros no se ceñirán a sus personales deseos y análisis. Habrá de todas maneras una realidad diversifi­cada y ante su imperio surge la necesidad de preverla.

Por ello concluye: "De todo lo expuesto, podemos deducir estas consecuen­cias: las provincias americanas luchan por emanciparse; al fin obtendrán el su­ceso; algunas se constituirán de un modo regular en repúblicas federales y cen­trales; se fundarán monarquías casi inevitablemente en las grandes secciones; y algunas serán tan infelices que decorarán sus elementos ya en la actual, ya en las futuras revoluciones, que una gran monarquía no será fácil consolidar, una gran república imposible".

Este es el Bolívar realista, objetivo, sin utopías ni demagogias. Un político de cerebro frío, desprovisto de calenturientas proposiciones, con los pies en la tierra y ajeno a sueños imperialistas de supremo dominio.

6. La utopía de una sola nación

6.1. Factores de división (80)

Tras todas las consideraciones anteriores, Bolívar -pese a sus escepticismos y dubitaciones- vuelve al final del documento a repensar si será posible el sueño de Hispanoamérica como "una sola nación".

Sin embargo, no se atreve a ser muy enfático en la proposición, sino que lanza algunas hipótesis pero siempre con el deseo de la unificación, aún contra todos los obstáculos imaginables.

Por ejemplo, expone: "Es una idea grandiosa pretender fonnar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo".

¿Por qué razones primordiales? Responde: "Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de fonnarse ... ".

Pero, inmediatamente, vuelve el escepticismo, al añadir: " ... mas no es posi­ble, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, dividen a la América".

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6.2. El nuevo Corinto (81)

En inopinada explosión, y otra vez a renglón seguido, el sueño de Panamá como centro de América y punto crucial del mundo:

"¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos!".

Es decir, el Libertador, como el verdadero precursor de una doctrina pana­mericana sin el predominio de los Estados Unidos de Norteamérica. Más tarde, desde Ocaña, en carta a Francisco de Paula Santander, el 8 de mayo de 1825, analizando las perspectivas del Congreso de los Estados Americanos, Bolívar habría de reiterar sus conceptos sobre la intervención de los Estados Unidos, al comentar:

"Sobre esto repetiré nuevamente: que la federación con Buenos Aires y los Estados Unidos me parece muy peligrosa; porque se van a cruzar nuestros inte­reses a causa del Brasil".

y el 27 de octubre de 1825, reiteraba a Santander, en misiva desde Potosí, su posición ante el coloso del Norte: "Me alegro también mucho de que los Estados Unidos no entren en la federación ... ".

La desconfianza hacia los norteamericanos es reiterada siempre por Bolívar. Es así como el 13 de junio de 1826 recalca a Santander: "Yo recomiendo a usted que haga tener la mayor vigilancia sobre estos americanos que frecuentan las costas, son capaces de vender a Colombia por un reaL.".

Su concepto se hace violento cuando, desde Guayaquil, el 5 de agosto de 1829 dice al coronel Patricio Campbell, encargado de negocios de Inglaterra: " .. .los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad ... ".

6.3. Congreso Hispanoamericano (82)

Su ideal de Hispanoamérica unida, le hace exclamar: "¡Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí (se refiere a Panamá) un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios, a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras tres partes del mundo!".

6.4. Organización de la América Española (83)

En el congreso a que se refería antes, Bolívar pensaba que podría suceder lo siguiente: "Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dicho-

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sa de nuestra regeneración; otra esperanza es infundada, semejante a la del abate St. Pierre, que concibió el laudable delirio de reunir un congreso europeo para decidir de la suerte y de los intereses de aquellas naciones".

6.5. Conservadores y reformadores (90)

Habría que buscar el fiel de la balanza entre las fuerzas regresivas a las demasiado impetuosas, buscando un equilibrio político entre el impacto de las muchedumbres y el de la ilustración, de tal forma que a la postre triunfara la inteligencia.

Expone sobre el particular: "Seguramente, la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra generación. Sin embargo, nuestra división no es extraña, porque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos: conservadores y reformadores. Los primeros son, por lo co­mún, más numerosos, porque el imperio de la costumbre produce el efecto de la obediencia a las potestades establecidas; los últimos, son siempre menos nume­rosos, aunque más vehementes e ilustrados. De este modo la masa fisica se equi­libra con la fuerza moral y la contienda se prolonga siendo sus resultados muy inciertos. Por fortuna, entre nosotros, la masa ha seguido a la inteligencia".

6.6. Necesidad de la unión (91)

De vuelta a la real situación existente en 1815, Bolívar ve cómo el único remedio a tantos males es la unión. Sin ella nada sería posible.

Por ello recalca con admirable terquedad: "Yo diré a usted lo que puede ponernos en aptitud de expulsar a los españoles y de fundar un gobierno libre: es la unión, ciertamente; no nos vendrá por prodigios divinos sino por efectos sen­sibles y esfuerzos bien dirigidos".

7. Conclusión

Para terminar este repaso de la Carta de Jamaica, hay que recordar que se trata del Bolívar de 1815, pero con la misma sinceridad con que desde Guayaquil, el 3 de septiembre de 1829 (a un año de su muerte), "burla burlando" le confiaba a don Joaquín Mosquera:

"Aquí tiene usted mi querido amigo, mi confesión general en propósito de la encomienda: Santander se encargará de la de mis pecados. ¿Podrá desearse más penitencia? Creo que no".

Más si queremos ser notablemente sensibles por la grandeza del Libertador, que tanto se perfiló sobre América desde esta famosa Carta de Jamaica, entonces

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deberíamos --en actitud de admiración respetuosa- repetir con José Umaña Ber­nal, en la última estrofa de su Nocturno del Libertador:

"Y te he visto pasar; y en la noche se agita "el ferrado temblor de las claras espuelas, "y hay un sordo relincho de caballos en fuga, "y estás tú, Padre, solo en la noche de América!2

Pero su soledad ha de ser símbolo de libertad y paz social. Los grandes movimientos de rebeldía abrevan en las ideas de Bolívar: siguen perteneciendo a la memoria latinoamericana. José Martí, con su profunda visión de la gran patria sostuvo: "A Bolívar aún le corresponde hacer no poco en América,,3.

b) CAMILO TORRES RESTREPO LA SOCIOLOGÍA LATINOAMERICANA (Tres ejemplos de su pensamiento socio-político)

Tras la magnífica visión de la Carta de Jamaica del Libertador, el refuerzo científico de este siglo vendrá desde la academia universitaria, en la oportuna admonición de Camilo Torres Restrepo, quien habló y trabajó por su gran patria latinoamericana, la misma que quiso Bolívar. Un largo siglo: dos pensadores que inciden en sus mismas esperanzas.

De la corta pero intensa vida intelectual del Camilo, (apenas me refiero a las posiciones que sentó entre 1959 y 1962 como investigador y docente). En obli­gada síntesis, esbozo su tarea al proponer una sociología latinoamericana con incidencia inmediata en Colombia.

Al repasar sus escritos al respecto 4 se encuentra una vasta y profunda refe­rencia a este apasionable tema, que obliga a seleccionar lo más representativo de su actividad académica estrechamente ligada a la investigación sobre la realidad.

Por los motivos expuestos, sintetizo el pensamiento de Camilo, con alguna excusable arbitrariedad debida precisamente a lo apretado del resumen en tres relievantes textos:

2 Librería Voluntad, S.A., Bogotá, 1950, pág. 33.

3 Nuestra América, pág. 212. Tomado de El proyecto político de El Libertador, Anatoli Shul­govski, Ediciones CEIS, Bogotá, 1982, pág. 149.

4 Escritos escogidos (1966-1986), dos tomos. Cimarrón Editores, Bogotá, 1986.

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1. Soluciones Latinoamericanas

Cuando Camilo cursaba su segundo año de Sociología en la Universidad de Lovaina, se produjo un diálogo con Rafael Maldonado Piedrahíta Gulio a sep­tiembre de 1956), que dio lugar a un libro titulado Conversaciones con un sacer­dote colombiano (Antares, Bogotá, 1957).

Del diálogo me limito a reproducir lo esencial (páginas 81 a 87). Y lo hago por estimar de extraordinaria importancia los planteamientos deljoven estudiante de ciencias sociales. Allí, el sacerdote de 27 años muestra los fundamentos cien­tíficos de su análisis sobre Colombia. En ellos se podrá entender su postura sobre la sociología latinoamericana.

2. El problema de la estructuración de una auténtica sociología latinoamericana

Aparte de los escenarios académicos de Colombia, Camilo propuso su tesis vital para la necesidad de una auténtica sociología en América Latina, en tres tribunas universitarias: Caracas, Lima y Buenos Aires.

La más densa de esas intervenciones fue su "Ponencia en la Primera Con­ferencia Latinoamericana sobre Escuelas y Departamentos de Sociología, aus­piciada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Buenos Aires, 24 a 29 de septiembre de 1961)".

El 2 de noviembre de 1961, El Tiempo, de Bogotá hizo un importante co­mentario sobre el evento de Buenos Aires que, a la hora de ahora, conviene destacar puesto que, sin mencionar a Camilo, condensó en un solo juicio la mag­nitud e importancia de la reunión:

"Las Jornadas Latinoamericanas de Sociología -comentó el periódico-de­finieron un rumbo empírico y realista que deberá ser cristalizado por el estudio tesonero y concienzudo de los sociólogos de cada país".

3. La sociología: desafío a los intereses creados

El 13 de mayo de 1965 se publicó el texto de la entrevista que Camilo con­cedió a Gaceta Tercer Mundo, órgano de difusión intelectual de "Ediciones Ter­cer Mundo", de Bogotá.

Tercer Mundo, bajo la inspiración de Belisario Betancur Cuartas (más tarde presidente de la República), muestra en el texto de su reportaje a un sociólogo aplicando sus teorías y experiencias al proceso socio-histórico de su patria, y que da ejemplo a los sociólogos comprometidos con el pasado, el presente y, por ende, el futuro de sus comunidades.

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En sus conceptos, Camilo hace el análisis de la coyuntura política y social, y particularmente de la responsabilidad de los intelectuales. Se deben destacar en ellos las consecuencias de la obra de los catedráticos e investigadores que salen de la academia universitaria al escenario polifacético y contradictorio de la comunidad.

En 1992, uno de los impulsadores científicos de la facultad y su primer decano, Orlando Fals Borda, dijo con toda claridad:

"Cuando en un acto de confianza y de clara visión, las altas directivas y el Consejo Académico de la Universidad Nacional decidieron en 1959 crear la Facultad de Sociología, la primera de Latinoamérica, ésta tuvo ante sí varios caminos para enderezar sus actividades. Uno de ellos, quizás el más fácil, se reducía a absolver, repetir y dirigir la ciencia sociológica como se contiene en innumerables libros y en las sabias enseñanzas de grandes maestros, para dispen­sarla a los estudiantes en conferencias escritas que habrían de aprender de me­moria, adiestrándose así más para hacer elucubraciones mentales que para pensar y aguzar el propio criterio. Otro camino más fatigoso y lleno de espinas era el de tratar de crear una escuela sociológica sembrada en las realidades colombianas, mediante la observación y la catalogación metódica de los hechos sociales loca­les, aunque sin perder de vista la dimensión universal de la ciencia. Vía esta más ardua que implicaba por lo menos dos elementos de dificil dominio:

"10 El ensayo y modificación a la colombiana de conceptos y técnicas desa­rrollados en otros países, casi todos mucho más adelantados y maduros que el nuestro; y

"20 El encarar y manejar situaciones y problemas sociológicos peculiares del medio colombiano, aún a costa de rasgar velos, tocar áreas prohibidas y desafiar la ira de intereses creados".

y más adelante aleccionaba el profesor Fals Borda:

"Si en alguna ciencia se encuentra hoy la frontera del conocimiento, ella puede ser la sociología. Su promoción, por lo mismo, debiera satisfacer a los científicos y críticos más exigentes y ayudar a resolver muchos de los problemas pequeños y grandes que afectan a toda la sociedad".

En su estudio sobre La sociología en Colombia (finales de 1960), al referirse al Significado de una facultad de sociología en Colombia, Camilo destaca tres condiciones esenciales para cumplir con su delicada misión:

"P. La objetividad

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"Es necesario que el científico haga abstracción de sus juicios de valor cuan­do se propone investigar en el terreno positivo. Para esto es necesario liberarlo de toda presión de tipo económico, social y político. Todos debemos tener juicios de valor. Lo importante es no hacerlos intervenir en nuestra actividad científica.

"Para lograr esta independencia se necesita un cuadro institucional. En cuan­to una facultad represente ese cuadro institucional autónomo, que preserva a los científicos de las presiones anticientíficas, una facultad de sociología es necesaria en nuestro país.

"2a El trabajo en equipo.

"Dada la complejidad de los problemas sociales es difícil que una sola per­sona pueda ver todos los aspectos de la realidad social. Es necesario contar con diferentes tendencias y orientaciones. Aún, para controlar la influencia de los juicios de valor, es conveniente que las conclusiones científicas sean criticadas por especialistas de diferentes tendencias filosóficas. Cuando un equipo consti­tuido así está de acuerdo en una conclusión empírica, la garantía de objetividad es bastante grande.

"Una facultad puede formar y sostener ese clima de trabajo en equipo en forma que asegure una continuidad en el enfoque científico de los problemas, como ocurre con la de la Universidad Nacional.

"3a La consideración de los problemas más urgentes.

"Una causa de descrédito de la sociología es el que muchas veces los soció­logos se consagren a problemas intrascendentes. Los estudios siempre serán un aporte a la ciencia, si son hechos seriamente. Sin embargo, muchas veces ese refugio en una problemática neutra no es sino una forma de cobardía intelectual. Quieren rehuir las cuestiones candentes. Es una forma de falta de objetividad.

"Si hay una institución universitaria que tenga el valor de respaldar estudios sobre temas que podrían considerarse peligrosos, se garantizaría el que dichos temas fueran dirigidos, en forma científica y tangible, a la solución de dichos problemas y al bienestar social del país. A ello aspira nuestra Facultad de Sociología".

Estimo que es justo que el lector actual asista al polivalente diálogo, implícito en el material anunciado, entre un joven sacerdote, aspirante a sociólogo, su posterior criterio sobre la búsqueda de una Latinoamérica en toda su autenticidad, la forma como El Tiempo, de Bogotá, recibió las jornadas de Buenos Aires (fa­vorable o desfavorable pero en todo caso digna de respeto) y, como complemento, el diálogo entre Gaceta Tercer Mundo y Camilo.

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El HUMANISMO SOCIAL '49

En síntesis: un ejemplo -para Colombia y su futuro- dado por el patriota, intelectual, sociólogo y motor de la mayor parte de la sufrida población de Co­lombia, que merece por sus virtudes de sobriedad, trabajo y esperanza, un mejor destino futuro. En éste la actual inmoralidad debe desaparecer, y debe producirse el cambio de estructuras que han buscado, en la línea de servicio a la comunidad, tantos y tantos seres humanos plenos de buena fe, entre ellos Jorge Eliécer Gaitán (por la restauración moral de la República) y Camilo Torres Restrepo (cambio de estructuras).

Sigamos entonces lo anunciado, en idéntico orden de presentación de los temas reales (página 146), en los textos completos de su pensamiento:

Texto 1: Soluciones latinoamericanas5

"Es necesario que los jóvenes de toda Latinoamérica tomemos conciencia de nuestra gran responsabilidad histórica. Tenemos un continente que en la ac­tualidad representa una porción muy importante de la humanidad. Los recursos materiales son desproporcionadamente superiores a su contingente. Debemos estar decididos a salvar la diferencia entre lo que nos exige el momento histórico y la realidad humana con que actualmente contamos. No podemos continuar impasibles ante la miseria física y moral de la mayoría de nuestra población. Aunque sea una visión simplista de nuestros problemas, es necesario que tenga­mos un esquema de ellos, con bases verdaderas, para poderlos resolver. Debemos darnos cuenta de los círculos viciosos en que estamos sumergidos" ¿Cuáles?

EL CÍRCULO VICIOSO ECONÓMICO

Tenemos un nivel de vida muy bajo. Mayoría de subalimentados y de aloja­mientos en condiciones inhumanas. Esto, en gran parte, porque no hay suficiente producción. No tenemos suficiente producción, porque no hay capitales, y no tenemos capitales porque no hay producción. Por otra parte, no tenemos suficien­te producción, porque no tenemos suficiente técnica. Para formar técnicos se necesita también capital. Pero ¿no hay algo de negligencia de parte de los jóvenes, en cuanto a sus aspiraciones científicas y técnicas? ... ¿ Cuántos salen al extranjero a estudiar, cuántos lo hacen en el país natal con el criterio de formarse, para servir con su técnica a la patria? .. De los que comienzan con estas intenciones, ¿cuántos quieren realizarlas al terminar, al comenzar el ejercicio de sus profesiones? ... Los pocos elementos altruistas se pierden en una masa de burocracia y de intrigas, inherentes a todos los países que no tienen estructuras bien establecidas. No se unen, no se sostienen entre sí, se encuentran solos para luchar contra ese ambiente que debieran reformar, pero que acaba por aplastarlos.

5 De Conversaciones con un sacerdote colombiano, Antares, Bogotá, 1957.

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"Es imposible que los extranjeros quieran romper el círculo vicioso econó­mico, invirtiendo sus capitales, si no cuentan con un respaldo en los cuadros humanos de nuestro continente. Ni siquiera los nacionales osarán hacerlo si saben que sus inversiones no prosperarán. Ni aún por el deseo altruista de ayudar a estos países, ya que una ayuda material es estéril, si no es aprovechada y valorizada por la acción humana.

"El círculo vicioso hay que romperlo por la formación de técnicos que se den cuenta de nuestra crisis humana y se resuelvan a trabajar en equipo, ayudándose mutuamente, para realizar un trabajo desinteresado y científico. Debemos saber que estos núcleos humanos no resolverán probablemente, el problema económico inmediato. Su labor es la de trabajar contra viento y marea en un espíritu de desinterés y de técnica.

EL CÍRCULO VICIOSO CULTURAL POLÍTICO

"Se ha dicho, y en parte con razón, que uno de los obstáculos del progreso en nuestros países, es la inestabilidad en que, en general, éstos se encuentran. Pero, ¿acaso se han examinado las causas de esos disturbios sociales? .. ¿Se han considerado en su verdadero sentido de subdesarrollo cultural-político, que tiene necesidad él también de una ayuda exterior ya que constituye otro círculo vicioso?

"Frecuentemente los jefes de Estado son escogidos, en el mejor de los casos, por un pueblo que no tiene un criterio ilustrado. Las elecciones cuando se hacen, no expresan, en general, la opinión de cada uno de los individuos. No solamente por los defectos que todas las elecciones implican sino porque hay una inmensa mayoría que no opina, a la cual no se hace opinar, a la cual no se permite opinar. El nivel de cultura general, bastante bajo, hace dificil formarse un criterio polí­tico. Esta situación unida a la miseria material, es explotada por los demagogos. Éstos no han sido formados, en la mayoría de los casos, ni desde el punto de vista ético, ni desde el punto de vista técnico. La política en nuestros países exige más astucia y audacia que ciencia e investigación. Los jefes políticos hacen promesas que tienen como objeto primordial el obtener la adhesión sentimental, que es la que se puede obtener. El solucionar los problemas reales del país, con técnica y con desinterés, son rara vez el objeto de sus realizaciones. Por eso, cuando el jefe político llega al poder, siempre causa decepciones, que en este caso son el fer­mento previo de una campaña demagógica para derrocarlo. Cuando este poder se ha buscado más para fines egoístas que patrióticos, la pérdida de popularidad puede ser el origen de una dictadura. Para no perder ese poder recurren a cualquier medio. La fuerza armada ha sido el más utilizado. Por eso vemos el fenómeno de que en muchos países se dé más importancia al presupuesto destinado al ejército que al destinado, por ejemplo, a la educación. La elevación del nivel cultural no es un arma para mantenerse en el mando. Entonces el derrocamiento

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del dictador no se logra sino con una división del ejército, encabezada generalmente por otro demagogo o por una sangrienta revolución civil contra los militares. El ciclo vuelve a comenzar con el nuevo mandatario. En esto consiste el círculo vicioso: el bajo nivel cultural-político de la masa impide la elección y la formación de los jefes. La falta de selección de los jefes, impide la elevación cultural.

"Es necesario romper el círculo vicioso, por la formación de núcleos de dirigentes. Núcleos que se basen en una técnica y un desinterés auténticos, un proponerse acciones políticas por el momento. Dedicándose a estudiar la realidad objetiva del país, sin teorizar antes de conocer, sin actuar antes de proyectar. La acción política puede ser una culminación de una acción económica, social y cultural previa. Y toda acción debe estar precedida de un estudio de los proble­mas. No se puede resolver lo que no se conoce, y lo que se conozca hay que conocerlo científicamente. No aspiramos a ver resueltas las dificultades en un futuro inmediato. Nuestra preocupación actual es la de dar un testimonio de desinterés, y de seriedad en nuestra actividad personal. Testimonio que creará un ambiente social indispensable para cualquier triunfo verdadero. Testimonio que tendrá que trascender en la masa por el apostolado de la educación, al cual esta­mos llamados ineludiblemente todos los dirigentes latinoamericanos.

"En este campo humano, toda ayuda debe ser pedida, debe ser aceptada, y no hay ninguna disculpa para que no sea acordada. Las organizaciones interna­cionales se ocupan cada día más de los países subdesarrollados. Varias institu­ciones han sido creadas para romper el círculo vicioso económico en que se encuentran estos países. La obra de las Naciones Unidas, así como las de otras nuevas entidades, basadas en una mayor generosidad, se proyecta (por ejemplo el Fondo Especial propuesto por M. Scheeben)6. ¡Por qué no aprovecharlas para la formación de nuestros cuadros humanos!

"Nuestras universidades han alcanzado un nivel bastante alto en la formación de técnicos y profesionales. Sin embargo, es innegable que les faltan recursos materiales y humanos. Para esto nos pueden ayudar los mencionados auxilios económicos. Podríamos equiparnos convenientemente. Podríamos fundar becas en el interior y en el extranjero. Una universidad no puede progresar si no recibe elementos de otros centros culturales superiores. Esta ventaja tiene la formación

6 El Fondo Especial estará fonnado por donativos de los paises más desarrollados, resultantes de una disminución de los presupuestos para guera. La objeción que ha tenido es la de la incertidumbre de la aplicación de dichos subsidios a aquella infraestructura económica. Él ha querido solucionar este problema con la creación de comisiones internacionales que vigilen la aplicación de la ayuda económica. Sin embargo, quedan dos problemas: primero, el de la evolución ulterior, que sería imposible si no es garantizada por cuadros humanos; y segundo, la simple conservación de esa infraestructura (Nota de Camilo Torres).

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de profesionales en el extranjero, y la inmigración de técnicos y profesores de otros países. Las organizaciones internacionales contemplan el problema de la asis­tencia técnica a nuestro continente. ¿Por qué no hacerla a base de equipos mixtos, de nacionales y extranjeros? .. Alrededor de una entidad universitaria importante se puede formar un núcleo de estudiantes de cada país. Muchos estudiantes extranjeros quisieran emigrar como técnicos. ¿Por qué no precipitar su elección y reunirlos a ellos también por países en equipos y en estrecha colaboración con los nacionales del país a donde ellos irán después? .. Un equipo así vencerá las resistencias psico­lógicas que implica en general una ayuda extranjera. Conectaría a todos los técnicos extranjeros con los técnicos que ya existan en el país; orientaría la formación profe­sional para fmes bien determinados; realizaría ese acercamiento humano entre sus elementos, indispensables para un trabajo de conjunto".

MEDIOS PARA LA FORMACIÓN DE EQUIPOS

"l. Conciencia de su necesidad y respuesta generosa comprometiendo bienes y personas.

"2. Sería ideal que algunas organizaciones se decidieran a orientar su ayuda por este aspecto. Esto se puede lograr tratando de crear una opinión que ejerza una presión sobre ellas. La orientación que han tomado últimamente las organi­zaciones internacionales, asegura un resultado muy bueno en este sentido.

"3. Sin embargo, debemos comenzar con lo que tenemos. De hecho, muchos estudiantes salen al extranjero. Muchos profesionales en nuestros países tienen este afán de objetividad y de desinterés en sus estudios. ¿Por qué no nos unimos en este ideal común, en esta conciencia de las exigencias históricas actuales de nuestro continente? ..

"i Si todos nos decidiéramos a unir nuestros esfuerzos en lo que tenemos de común! Dejemos a un lado las diferencias doctrinarias. Todos estamos hartos de discusiones bizantinas sobre teorías, que nos distancian más y más. En cambio, hay un campo en que todas las ideologías se pueden unir: el campo del desinterés y la investigación científica de la realidad. Los resultados científicos no tienen por qué estar influenciados por nuestra doctrina personal. Podemos reunirnos a estudiar la realidad. Las normas de acciones, las orientaciones ideológicas, las dejamos a cada corriente.

"Personalmente podemos ser los dirigentes más militantes de nuestras diversas corrientes ideológicas o políticas. Aún más, como dirigentes de éstas, no sólo pode­mos sino que nos debemos apoyar en la realidad objetiva, si no queremos caer en la demagogia y el oportunismo que precisamente queremos combatir. Para eso nos servirán los estudios de nuestros equipos. Éstos, como tales, no podrán salir nunca del dominio de las investigaciones positivas. Esto será suficiente para crear una

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juventud científica, que conducirá nuestros países de acuerdo con el desinterés y la técnica. Allí se fonnarán los que estén decididos y tengan medios para inves­tigar, juzgar y actuar de acuerdo con las necesidades reales. Nuestros esfuerzos serán aprovechados por todos. Por eso hay una condición esencial para empren­derlos: el despojarse de todo dogmatismo científico. No podemos admitir en nuestro equipo a ningún individuo que tenga prejuicios en materia de investiga­ción científica. Rechazamos todos los dogmas económicos, sociológicos, psico­lógicos, etc. En los medios positivos hay que atenerse a la ciencia. Los individuos deben tener una iceología, que no intervendrá en la investigación. Lo importante es que no tengan prejuicios dogmáticos en materias experimentales.

"4. Un medio indispensable en la unión. En el campo nacional y en el campo latinoamericano. Tenemos problemas inmensos que no podemos resolver sino en común. Económicamente, por ejemplo, cada uno de nuestros países cuenta muy poco. El conjunto constituye un bloque respetable. ¡Tenemos la misma historia, la misma cultura, tenemos tantos elementos en común!

"Es necesario que los equipos nacionales entren en contacto. Debemos prome­ter, en el plano internacional, el conservar ese contacto. Si estamos en el extranjero y nos unimos, en donde psicológicamente es más fácil, precisemos los medios con­cretos, organicemos las instituciones adecuadas para encontramos en nuestros paí­ses, en nuestro continente. Si estamos en nuestro país hagamos otro tanto; no tenga­mos reparos en tomar la iniciativa de estos contactos, por cualquier medio.

"5. No nos resta sino hacer notar que la unión en el campo nacional y en el latinoamericano, no la hacemos con ningún espiritual hostil hacia nadie. Estamos abiertos en todo el mundo. Solamente queremos respetar las leyes sociológicas que agrupan a las sociedades que tienen más elementos básicos en común. Nues­tra unión abierta al resto del mundo. Es un núcleo que quiere realizar en pequeña escala, lo que desearíamos ver realizado en escala mundial".

Texto 2: El problema de la estructuración de una auténtica sociología latinoamericana 7

1. Colonialismo cultural latinoamericano

"La cultura latinoamericana, para decir lo menos, es una cultura poco insti­tucionalizada. Hay patrones que no han sido integrados. Hay otros que, a pesar de haber constituido un patrimonio cultural indígena, han desaparecido.

7 Ponencia en la Jornadas Latinoamericanas de Sociología de la Primera Conferencia Latino­americana sobre Escuelas y Departamentos de Sociología, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Buenos Aires, 24 a 29 de septiembre de 1961.

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"La coexistencia entre elementos asimilados y elementos de desaculturación, ha llevado a muchos sociólogos y antropólogos ha dudar de una verdadera cultura latinoamericana en el sentido estricto.

"Dentro de los elementos culturales nuevos está el de la sociología como ciencia y (;omo método. Es cierto que entre las Crónicas Indias encontramos verdaderos análisis sociológicos y antropológicos. Sin embargo, la sociología como una rama estructurada de la ciencia, no fue cultivada en Latinoamérica sino a fines del siglo pasado y principios del presente. No siempre dentro de las normas de una sociología científica, claro está, pero por lo menos, usando el nombre de la sociología de la ciencia. Sin embargo, es innegable que la nueva disciplina ha constituido un elemento cultural importante y extraño.

"Las nombradas escuelas sociológicas de los Estados Unidos y Europa, en­contraban sus representantes en Latinoamérica más en calidad de copistas que de intérpretes de ellas.

"La sociología no ha sido una excepción del mosaico de nuestro colonialismo cultural que persiste a través de las formas de colonialismo económico y político. Dado el carácter poco autónomo de estas importaciones culturales, su evolución dentro de nuestro continente es subsidiaria en cuanto a la dirección y al tiempo de evolución en otros continentes.

"Así, la concepción positiva y empírica de la sociología, no comenzó a ge­neralizarse en Latinoamérica sino después de la última guerra mundial, con varios años de retraso respecto a Europa y, sobre todo, respecto a la sociología anglo­sajona. Se adoptó igualmente, como una concepción importada y no fue una culminación de un proceso científico realizado por la "inteligencia" de nuestros países. No obstante, la nueva orientación implica una nueva proyección científica sobre nuestra realidad. La ciencia positiva no puede aislarse de un ambiente local concreto. Menos aún en el caso de una ciencia social. Los estudios sobre nuestra realidad comenzaron a multiplicarse. Los sociólogos profesionales entrenados generalmente en Europa y los Estados Unidos, aparecen en todos nuestros países. Ya en el VI Congreso Latinoamericano de Sociología, celebrado este año en Caracas, se habló de un triunfo de los sociólogos profesionales sobre los simples aficionados. Los trabajos de investigación positiva fueron bastante numerosos. Podría ya hablarse de una entronización oficial de la sociología positiva en nues­tro continente. Con todo, el parasitismo científico no aparece aún descartado. Los vicios de la sociología extracontinental nos han sido trasuntados a una con las cualidades. La estructuración de una auténtica sociología latinoamericana, apa­rece aún en forma muy embronaria".

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EL HUMANISMO SOCIAL , 55

2. El peligro del "nominalismo"

"En cuanto a los vicios comunes, quisiera referirme únicamente a uno, por ser común a la sociología universal y por estar estrechamente ligado al tema de la inautenticidad, que quiero tratar a continuación. Este vicio es el del "nomina­lismo". Por nominalismo quiero expresar el fenómeno del uso de palabras que no están estrechamente relacionadas con una observación personal del que las emplea. El nominalismo hace más énfasis en la terminología que en la observa­ción de la realidad. Es el camino de menor resistencia para el profesional, pues da la apariencia de poseer una ciencia, con la solo posesión de un vocablo cien­tífico. Este fenómeno ha justificado la afirmación de aquellos que definen al sociólogo como la persona con palabras complicadas e ininteligibles las cosas que todo el mundo conoce por sentido común. El nominalismo es un campo tan tentador para la mediocridad que es posible que en pocos años veamos a nuestro continente inundado de seudocientíficos poseedores de una jerga sociológica, pero incapaces de observar nuestra realidad social, de sintetizar sus observacio­nes y de generalizar en forma sistemática las características de esta realidad.

"Es imprescindible que todos aquellos que nos ocupamos de la formación de los futuros sociólogos latinoamericanos estemos alertas ante este gran peligro para nuestra sociología. Tenemos que emplear una pedagogía realista e intransi­gente en la línea de la prioridad de la observación inmediata sobre el empleo de una terminología hueca y sin sentido. De lo contrario frustraríamos el aporte de una sociología positiva. Desvirtuaríamos el sentido de encamación realista en los fenómenos sociales típicos de nuestro continente, que esta ciencia tendría de por sí, ya que está guiada por una terminología empírica. Quizá la insistencia en las prácticas sobre el terreno y el combatir el nominalismo irracional en los alumnos, podrían ayudamos en esta depuración realista de nuestros futuros profesionales. En todo caso es un problema de método que debe estar en primera línea, dentro de nuestras inquietudes académicas.

"Muchos hemos oído discutir sobre la legitimidad de especificar geográfi­camente una ciencia. ¿Hasta dónde podemos distinguir las matemáticas nortea­mericanas de las matemáticas soviéticas sino es por razón de la nacionalidad de los científicos que las cultivan? El mismo problema se plantea cuando aparece la concepción positiva de las ciencias sociales. A medida que se estandarizan los métodos y se lleva a generalizaciones susceptibles de verificaciones empíricas, las ciencias sociales y en particular la sociología, se levantan por encima de las fronteras filosóficas, religiosas, culturales y geográficas, para adquirir una carta de ciudadanía universal en el concierto de las ciencias modernas.

"Sin embargo, la materia, objeto de las ciencias sociales, difiere de la materia de las otras ciencias positivas. El elemento geográfico, ecológico mejor dicho,

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es un elemento esencial en la consideración integral de un complejo social. En­tonces la especificación geográfica no se hace en detrimento de la universalidad de una ciencia. Respecto de la sociología, podemos decir que ella no puede llamarse "americana", "europea" o "latinoamericana", en cuanto a los métodos generales y en cuanto a las leyes universales. No obstante, la problemática religiosa es diferente. La dinámica y las estructuras sociales tienen modalidades específicas dentro de cada cultura y cada subcultura. En una palabra, podemos hablar de una sociología lati­noamericana en cuanto tiene por objeto el análisis y la interpretación de los proble­mas, situaciones típicas de nuestras regiones, yen cuanto tiene que adaptar métodos y teorías a estos problemas y situaciones específicas.

"Quisiera considerar ahora dos peligros que tiene la estructuración de una sociología típicamente latinoamericana. Lo primero podríamos denominarlo como el de una cobardía disfrazada de objetividad y el segundo como el de una demagogia disfrazada de valor científico".

3. Cobardía disfrazada de objetividad

"El afán de objetividad es plenamente justificable dentro de las preocupa­ciones de cualquier científico pero, dado los antecedentes, especialmente dentro de las preocupaciones del sociólogo latinoamericano, son demasiado los chascos que nos ha dado una sociología teórica, normalista y objetiva, tan propia a nuestro genio latino, como para que no tengamos desconfianza en los enfoques que ha­gamos de nuestra realidad social. Nuestra sociedad se presenta como un hervidero de problemas inmediatos de toda índole, en los cuales nos vemos forzosamente implicados, con nuestra efectividad, con nuestra inteligencia, con toda nuestra persona. Todo esto justifica la preocupación de conservar una fría objetividad científica en nuestra labor sociológica.

"Sin embargo, todos los problemas sociales deben ser objeto de la conside­ración y del estudio del sociólogo. El discriminar "a priori" entre problemas que se deben estudiar y problemas que no se deben estudiar no es una actitud cientí­fica. Más aún, si dentro de los que excluimos están los problemas más candentes, estamos mutilando nuestro campo científico, privándolo de objetivos que pueden ser definitivos para una integración científica completa.

"Me parece que en esta actitud hay un elemento de deontología profesional que no podemos desdeñar. En mi parecer, el científico no debe tener abstracción de su personalidad humana total sino en cuanto los fines científicos se vean obstruidos por elementos de esa personalidad. Esto ocurre, por ejemplo, con los juicios de valor. Sin embargo, creo ya que iría en detrimento de una auténtica de una realización científica, al descartar toda la riqueza humana del científico, aunque esa riqueza no sea un elemento que pudiéramos clasificar como estricta-

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mente metodológico. La imaginación, la intuición, la cultura general, el idealis­mo, la generosidad son elementos imponderables y cualitativos que pueden, en ocasiones, definir lo que solemos llamar un "científico". Dentro de estos ele­mentos "existenciales", por decirlo así, está el de vivir la problemática de su tiempo y de su sociedad concreta. El hacer caso omiso de la problemática de nuestro tiempo y de nuestra sociedad latinoamericana de nuestros objetivos so­ciológicos, no se justificaría científicamente sino por el peligro de perder la objetividad. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿no poseemos ya una metodología suficientemente estandarizada, no poseemos comunicación humana suficiente­mente extensa para que permita una crítica universal, no podemos aspirar a una formación científica tal, que podamos abordar aquellos problemas, cuya omisión nos dejaría una trascendental laguna en la concepción de la realidad latinoame­ricana? ¿Son los controles de la objetividad científica en sociología aún tan ru­dimentarios que tengamos que privarnos de lo que aparece como más interesante dentro de nuestra problemática social?

"Si la respuesta fuese afirmativa, la categoría de la sociología como ciencia, sería bastante dudosa. Los sociólogos tendríamos que sometemos a tratar los pro­blemas intrascendentales como único medio para ser objetivos. Me parece que el desarrollo actual de la sociología nos coloca en una posición más optimista. Creo que podemos afirmar que, desde el punto de vista científico, no hay razones sufi­cientes para rehuir el tratamiento de los problemas más sentidos por nuestra sociedad. Temas tales como la revolución social, el cambio social, los efectos sociológicos de la reforma agraria, del desarrollo de la comunidad, del imperialismo, deben estar en el orden del día de la problemática sociológica latinoamericana.

"La sola disculpa de poner en peligro la objetividad científica no parece ser sino una forma de disfrazar una cobardía de nuestros sociólogos, para no abocar aquellos problemas cuya interpretación y análisis parecen más urgentes.

4. Demagogia disfrazada de valor científico

"Se necesita una ascética científica estricta para no dejarse absorber por las necesidades inmediatas de acción y dedicar el tiempo requerido a la investigación. Esta presión de las necesidades inmediatas generaliza la idea de que la investigación es secundaria y que la acción es lo primordial. Sin entrar en discusiones bizantinas sobre valores y prioridades, podemos afirmar que la investigación y la planeación, siendo muy necesarias, son dificiles de llevar a cabo en países de necesidades inme­diatas de acción, como en nuestros países latinoamericanos.

"Este fenómeno es especialmente manifiesto en el campo de lo social y así vemos que los investigadores escasean y los políticos aumenta. Los escritores polé-

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micos, emocionales y sobre problemas de realizaciones sociales, de política so­cial, se hacen más abundantes, en detrimento de la literatura propiamente científica.

Los que se llaman así mismo "sociólogos" comienzan a ser víctimas de esta presión de lo urgente, de lo inmediato.

"La posición de los "científicos cobardes" que anotábamos atrás, les da argumentos para abandonar la investigación y dudar de la objetividad. Los temas intrascendentes de éstos, aunque tratados en forma muy fría y objetiva, aparecen como escudos de defensa de intereses no científicos, de intereses de clase, de inte­reses económicos y políticos. Esta posición de duda ante la objetividad de los soció­logos que pertenecen a una determinada clase social y están insertados en un deter­minado sistema político y social, además de ser estimulada por las actitudes de los "científicos cobardes", es dirigida por el dogmatismo de los falsos discípulos de Marx y Engels. Más abajo explicaré por qué hablo de falsos discípulos.

"Para éstos, debe haber una sociología proletaria y una sociología burguesa. De la misma manera que se ha hablado de arte proletario y burgués. En otras palabras, se dice que el condicionamiento de clase es total y absoluto, que ningún científico puede sustraerse a él.

"Naturalmente que nosotros no podemos negar que exista tal condiciona­miento. Los "científicos cobardes" son una prueba de su existencia. Sin embargo, no podemos aceptar que ese condicionamiento sea total, en todos los individuos. Los mismos Marx y Engels tuvieron un espíritu analítico lo suficientemente penetrante como para darse cuenta de esto. Ellos no sólo observan y preveen la actitud de una minoría de la "clase reinante" en contra de los intereses de esa misma clase. Ellos utilizan esa minoría para sus fines revolucionarios y -por lo menos es muy claro en el caso de Engels- ellos mismos no pertenecen al prole­tariado, clase de la cual se proclaman los auténticos voceros. Esto indica que Marx y Engels no eran tan absolutos como algunos de sus discípulos en la afir­mación del condicionalismo de clase. Si ellos aceptaban excepciones en un cam­po en el que la objetividad es más dificil, como es el campo político, ¿cómo no las aceptan sus discípulos en el campo estrictamente científico?

"No es que se quiera desconocer la influencia que tiene la pertenencia a una clase o a cualquier grupo en las actitudes de todo individuo. Dejaríamos de ser sociólogos si no afirmáramos esta influencia. No queremos tampoco negar que el sustraerse a esas influencias sociales sea el caso corriente. Se trata de excep­ciones. De excepciones que no se logran sino a base de disciplina y formación científica, a base de valor moral y ética profesional, a base de una autocrítica y del reconocimiento de los propios juicios de valor, para preservarse de ellos en la indagación objetiva de los hechos. Sin embargo, el llegar a ser esa excepción

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es la base para llegar a ser científico. Por eso es dificil encontrar científicos auténticos. Por eso el verdadero sociólogo tiene que ser una excepción. A las anteriores motivaciones se une otro estímulo para que nuestros sociólogos aban­donen la vía de la objetividad científica o duden de ella, y se entreguen a la acción o la literatura política: la tentación de la popularidad.

"Para muchos sociólogos es una prueba dura el ver que los análisis fríos aunque sea de los problemas más candentes, producen menos entusiasmo aun en grupos de intelectuales, que las exposiciones demagógicas. Los motivos son obvios, pero la reacción en los científicos no es menos real, las aparentes "derrotas de popularidad" dejan una cierta nostalgia de desprestigio demagógico. Es dificil sus­traerse a esta tentación. Es dificil no adoptar una actitud demagógica y no buscar una racionalización de tipo científico para justificarla. El camino de menor resistencia es el de tachar indiscriminadamente de cobardía científica a todos los que quieren conservarse en el terreno de la objetividad. Tratemos entonces de disfrazar nuestra demagogia con una disculpa de valor científico, alejándonos del terreno propiamente científico para entregarnos a lo político y a lo demagógico".

5. Formación del sociólogo latinoamericano

"Así como ninguna ciencia se puede hacer sin científicos, ninguna sociología podrá llegar a ser auténticamente latinoamericana sin que haya auténticos soció­logos latinoamericanos. La responsabilidad de los que tenemos bajo nuestro cui­dado la formación de los futuros sociólogos latinoamericanos es bastante grande. Es necesario que no nos engañemos. Podemos estar corriendo el peligro de formar nominalistas y no científicos. Podemos estar orientando nuestras preocupaciones y las de nuestros discípulos hacia problemas intrascendentes, so protexto de objetividad. Podemos estar cayendo en una demagogia anticientífica, so pretexto de valor moral en nuestra actividad profesional.

"Para decir verdad, no tenemos aún una concepción clara del sentido y del valor que tiene la sociología latinoamericana. Se necesita hacer una evaluación científica y sistemática de ella. Se necesita trazar derroteros realistas e inteligen­tes. Creo que se hace imperioso el comenzar a hacer una sociología de la socio­logía latinoamericana.

"Las futuras reuniones de sociólogos latinoamericanos deberían orientarse hacia estos problemas concretos. Debemos evaluar 10 existente. Debemos estan­darizar métodos. Debemos delimitar peligros y concretar problemas para inves­tigar y para enseñar. Es posible que el futuro Congreso Latinoamericano de Sociología que se reúna en Bogotá en 1965 sea el instrumento apropiado para realizar esa labor.

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"Sin embargo, lo más importante es que nuestros sociólogos tengan una sincera actitud de autocrítica a la luz de la problemática actual y local, que debe ser difundida en las escuelas, departamentos, institutos y facultades de sociología de los diversos países.

"Debe ejercerse respecto de los métodos, de las investigaciones y de la en­señanza. Esta actitud es la única garantía de poder llegar algún día a la estructu­ración de una auténtica sociología latinoamericana".

Comentario especial al Texto 2: Un nuevo paso en la sociología latinoamericanas

"La aceleración progresiva en el desarrollo del mundo moderno no ha ex­cluido de su movimiento al desarrollo científico. Por el contrario, el desarrollo de la ciencia es a la vez un síntoma, un índice y una causa del progreso general.

"En el concierto de las ciencias modernas encontramos a la sociología concebida como una ciencia positiva. Su rápido desenvolvimiento se puede apreciar con mayor evidencia si consideramos que hace no muchos lustros, personas que en ningún caso podríamos calificar de ignorantes, confundían sociología con socialismo y aceptaban o rechazaban esta ciencia como reacción, casi refleja, basada en la similitud de los vocablos. Hoy en día podemos decir que, por lo menos en los círculos intelectuales, se ha superado esta etapa de privativismo verbal.

"Sin embargo, al ser diferenciada de la política, la sociología aún no lo había ganado todo. Muchas otras etapas ha debido superar. Su mayor lucha la ha tenido que librar respecto de las ciencias especulativas, no para negarlas, como ocurrió en el positivismo, sino para diferenciarse de ellas. Mucho tiempo se confundió la so­ciología, con la filosofía social. La ciencia objetiva y positiva, con la especulativa.

1. No abstraccción

"La sociología no se mueve en el orden de las ciencias abstractas sino de las variables concretas, de las situaciones dadas y comprobadas por una observación sistemática y científica. El proceso es difícil porque el hombre es una unidad integral. Se hace necesaria una auténtica ascética científica no para abandonar los juicios de valor, sino para no hacer intervenir estos juicios en la indagación empírica de la realidad social. Aunque para las personas que han tenido un en­trenamiento profesional, la dificultad es constante, como constante ha de ser el esfuerzo para superarla, ¿qué diremos de la dificultad de los profanos, que no

8 Con el título Estudios especializados en Buenos Aires. Un nuevo paso en la sociología latinoamericana. el diario El Tiempo publicó este artículo el 2 de noviembre de 1961.

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pueden abstenerse de tratar sobre temas sociales ya que son los temas que están actualmente al orden del día?

2. La confusión

"La confusión entre política, filosofia, religión y moral, con la sociología es reiterada y pertinaz. Cuando se tratan de estos temas, no pueden diferenciar los campos. Es quizás un imperativo existente, del que no se han podido librar, porque nunca creen haberlo necesitado, porque nunca lo han considerado como problemas, porque al fin y al cabo, no son científicos.

"Limitándonos a estos últimos, tenemos que admitir que la dificultad en América Latina para superar los dominios de lo positivo y de lo especulativo es bastante grande. En contraste con los anglosajones, nosotros vivimos de ideas más que de realizaciones. Sin embargo, en general, la problemática en el orden de lo concreto, en el orden socioeconómico, por ejemplo, es tan urgente, que sería un suicidio no dar un viraje definitivo hacia un enfoque científico de nuestras realidades. Por otra parte, la ciencia positiva es, hoy en día, una de las bases más sólidas de una convivencia mundial. Rusos y americanos no han podido ponerse de acuerdo sobre la política armamentista. Sin embargo, en 1956 en Ginebra, sí pudieron ponerse de acuerdo sobre los sistemas científicos de control atómico.

"Si tanto occidentales, como orientales dejaran el dogmatismo en el dominio socio-económico, las bases de entendimiento se verían menos imposibles. Entre los sociólogos occidentales, gracias al enfoque empírico y positivo, ya se ha salido del dogmatismo respecto de las realidades socioeconómicas. Desgracia­damente, los sociólogos de las repúblicas populares aún no han podido librarse de la camisa de fuerza que les impone un férreo dogmatismo en este campo.

"De ahí la importancia de la orientación imperante de los últimos congresos latinoamericanos de sociología. Lo que se delineó claramente en Caracas al co­mienzo de este año, se consolidó en forma franca y definitiva en Buenos Aires, en las Jornadas Latinoamericanas de Sociología, celebradas del 25 al 29 de sep­tiembre. La orientación positiva en la consideración de las situaciones reales de cada país tanto en lo referente a la enseñanza de la sociología, como en lo que respecta a la situación socio-económica de cada nación, estableció un clima de sinceridad científica indispensable al buen éxito de las jornadas.

"Este nuevo enfoque trajo enormes ventajas para el análisis de nuestros problemas. Además de permitir una comparabilidad objetiva entre los diferentes países y así llegar a generalizaciones a la escala continental, centra los esfuerzos sobre la realidad descamada de nuestros países.

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"Aliado de reuniones muy importantes sobre métodos y teorías sociológicos se realizó una mesa redonda sobre "Cambio Social en Latinoamérica", en la que participaron delegados de México, Brasil, Venezuela, Uruguay, Estados Unidos y Colombia.

"En ella se examinó la posibilidad de cambio sin reforma de estructuras. La situación de países como México y Uruguay, apareció como bastante diferente a la de Colombia y Venezuela.

"En nuestro país, no contamos con muchos estudios globales. El informa de Currie, los informes de la CEPAL y el informe del padre Lebret además de las publicaciones del Departamento Administrativo Nacional de Estadística son los instrumentos que, aunque imperfectos (como todo instrumento estadístico y como todo estudio que, como el del padre Lebret, por ser de conjunto, descuida detalles importantes), son de las pocas bases objetivas y científicas en las que nos podemos apoyar. De no fundamentar nuestros análisis en estos datos numéricos y objetivos, toda afirmación que de ellos resulte se prestaría al diletantismo, a la discusión vulgar de tipo periodístico o literario que no conduce a ninguna evi­dencia. En cambio los hechos y las cifras no pueden objetarse sino por medio de hechos y de cifras más valederos. En la consecución y elaboración de datos de este tipo han colaborado enormemente (además de los aportes arriba señalados): la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, el Centro de Investigacio­nes Sociales, el SENA, el Banco de la República, el Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Económico, el Departamento Nacional de la ESAP, y algunas otras entidades que se me escapan. Aunque la situación social y económica de Colombia, que estos datos revelan, no es en manera alguna halagüeña, no se nos puede ocultar que la contribución de todas estas instituciones tiene el más alto valor patriótico. El primer paso en el remedio de un mal es el reconocimiento de su existencia. La política del avestruz es la más antipatriótica y, además, anti­científica. Creo que los colombianos y los latinoamericanos estamos saliendo poco a poco de ella.

"Las conclusiones fundamentales en estos datos parecen indicar que se re­quiere un cambio fundamental de las estructuras socioeconómicas.

"La distribución del ingreso per cápita, la tasa de producción, la distribución de las clases sociales, los déficits en vivienda y en educación, la repartición de la propiedad y del ingreso, los canales de movilidad social ascendente, indican claramente la necesidad de esta reforma.

"La manera como se realizará es difícil aún de predecir. Sin embargo, el juego de los grupos de presión parece mostrar que las posibilidades de un cambio, realizado de acuerdo con los medios previstos actualmente, es poco probable.

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"Sin embargo, es posible que los que aún lo pueden hacer, abran las válvulas estructurales para producir un cambio de acuerdo con las instituciones vigentes. Estas válvulas no se abrirán si los peligros no se conocen. No se conocerán si no se estudian.

"Por eso, en los momentos que actualmente vive el país, podríamos calificar de traidores a la patria a aquellos que quieran cerrar los ojos a la realidad, e impedir así toda solución ordenada de los problemas nacionales.

"Las Jornadas Latinoamericanas de Sociología definieron un rumbo empí­rico y realista que deberá ser cristalizado por el estudio tesonero y concienzudo de los sociólogos de cada país. Su labor de análisis frío y científico será un elemento indispensable para los que quieran soluciones de buena fe y busquen sinceramente fórmulas auténticas de progreso".

Texto 3: Posibilidades de la izquierda9

"Pregunta.- ¿Qué criterios políticos predominan en América Latina?

"Respuesta.- Los países subdesarrollados se caracterizan por la falta de industrialización. Ésta supone la división del trabajo, la especialización y la ra­cionalización de la actividad humana. Las relaciones que llaman los sociólogos primarias, es decir, las relaciones cara a cara, de mayor intimidad y profundidad, tales como las relaciones familiares y de amistad, constituyen factor predomi­nante de la vida social en los países subdesarrollados. El sentimiento y la tradición rigen las tradiciones casi en su mayoría, dentro de éstas, a las instituciones polí­ticas. La afiliación por programas de las diferentes corrientes políticas es una costumbre mucho menos frecuente que el apoyo a los caudillos. El cambio de agrupación política de una generación a otra, o dentro del transcurso de la vida de una misma persona son considerados como traición.

En países clasificados como subdesarrollados pero en donde la formación política está más evolucionada, encontramos una influencia mayor de la ideología y de los elementos racionales. Sin embargo, esta influencia se ejerce en el plano normativo de las teorías especulativas. Los países subdesarrollados, colonizados por culturas como la española de raigambre filosófica y cartesiana, difícilmente adoptan valores empíricos y positivos.

Los países latinoamericanos en general y especialmente los que han tenido al mismo tiempo una inmigración reciente reducida y una población indígena o mestiza relativamente considerable, afrontan el problema de coexistencia dentro de una misma nacionalidad. Una, típicamente occidental, patrimonio de una clase

9 Gaceta Tercer Mundo. de Bogotá, publicó esta entrevista en su número 13, de mayo de 1965.

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minoritaria y privilegiada, descendiente de los criollo; otra, de tipo sincretista en donde la cantidad de elementos indígenas se mezclan (en proporciones que varían de país a país) con elementos occidentales.

El proceso de aculturación de las masas indígenas o mestizas han seguido las leyes generales. La aculturación material ha sido impuesta mientras que la acul­turación no material ha tenido que contentarse con imponer algunas formas ex­teriores sin lograr implantar totalmente el contenido. Los latinoamericanos he­mos recibido las instituciones jurídicas, las instituciones políticas, las instituciones religiosas, las instituciones económicas en sus formas exteriores (por lo menos en cuanto a la clase popular se refiere) sin haber asimilado a nuestros valores y patrones de conducta el contenido de estas instituciones.

Cuando los criollos tuvieron que afrontar la realidad del movimiento eman­cipador poseyendo ellos mismos una cultura y una problemática de tipo capita­lista, burgués y occidental no pudieron dar respuestas acordes con la realidad de las mayorías sino que produjeron soluciones importadas y desadaptadas por esas mayorías. Un movimiento de origen tan popular como lo fue el de los Comuneros en Colombia, no encontró el apoyo de la burguesía criolla que estaba ocupada en la traducción y difusión de los derechos del hombre, de origen occidental y que luego perdió momentos preciosos para nuestra Independencia debatiéndose en disputas copiadas del extranjero como las del feudalismo y del centralismo. La Patria Boba que encama el colonialismo ideológico tradicional en nuestra clase dirigente, se ha prolongado en formas menos obvias en nuestros tiempos. Los criterios políticos predominantes en los países subdesarrollados son pues: el sen­timental y tradicional, el normativo o especulativo y los que emanan de un colo­nialismo ideológico.

"P.- ¿Cómo ve usted nuestros partidos políticos?

"R.- Los partidos políticos en Colombia han sido un reflejo de los criterios anteriormente enunciados. Copiaron en un principio la denominación y la filo­sofía de los partidos que se habían creado ya en Europa. Sin embargo, en un principio, se encontraban algunos fundamentos socio-económicos para estable­cer las diferencias entre liberales y conservadores. Hoy en día, las diferencias ideológicas y religiosas han prácticamente desaparecido; lo mismo ha sucedido con las diferencias socio-económicas. A partir del año 30 la competencia parti­dista se comenzó a concentrar alrededor del botín presupuestal y burocrático, competencia que se agravó por la multiplicación de la suma presupuestal a raíz de la reforma tributaria de 1936. La supervivencia de los dos partidos tradicio­nales en Colombia debe ser explicada por factores funcionales de alguna utilidad, tanto para la clase dirigente como para la clase popular.

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En toda sociedad la pertenencia a un grupo tiene una gran función de segu­ridad personal. Este fenómeno es aún más notorio en las sociedades de países subdesarrollados en donde las instituciones formales para la seguridad social y personal son deficientes. Pertenecer a uno de los dos partidos tradicionales es, en Colombia, una forma para adquirir seguridad. Si, además, el partido es uno de los pocos grupos policlasistas, por no decir el único, en el cual el ciudadano raso encuentra elementos de identificación con miembros de la más alta clase social, la función de seguridad es aún más importante. Añadamos a esto, el elemento sentimental y tracicional con todas sus secuelas de seguridad sicológica y socio­lógica, y podremos comprender la importancia que tienen los partidos políticos para la clase popular.

La clase dirigente constituía una minoría representativa de intereses filosó­ficos y socio-económicos opuestos entre sí pero que no eran captados por las mayorías sino en sus formas más rudimentarias e irracionales. Cuando hasta esta misma oposición entre las clases dirigentes desapareció, la filiación política cons­tituyó un vínculo de unión de tipo tradicional con clase popular. Cuando los problemas sociales y económicos se agudizaron en el mundo entero y en Colom­bia, la problemática liberal-conservadora comenzó a transformarse en un proble­mática de clases.

Los partidos políticos al dividir la sociedad colombiana verticalmente y al agrupar en las luchas electorales a la clase popular en fracciones antagónicas por sentimientos y tradiciones opuestos, impidieron la constitución de un partido de clase. La ausencia de este partido aseguraba los privilegios de la clase dirigente y el dominio de ésta sobre la clase mayoritaria popular. Así como el partido político sirve en Colombia para dar seguridad sicológica a la clase popular, sirve al mismo tiempo para dar seguridad socio-económica a la clase dirigente.

Además de esto, es necesario anotar que en casi todo grupo policlasista la condición indispensable para el ascenso social es el conformismo. La exigencia del conformismo es el instrumento de control más eficaz de una clase minoritaria privilegiada sobre una clase mayoritaria desvalida. Por esta razón las listas de candidatos para los cuerpos colegiados en Colombia se elaboran de arriba hacia abajo, se imponen por la minoría a la mayoría y el conformismo se exige tanto más estrictamente cuanto más se asciende en la jerarquía política.

El Frente Nacional es el resultado de la racionalización de un conflicto. Conflicto sentimental y conflicto por el manejo del presupuesto y repartición del botín burocrático. Las consecuencias de este conflicto, la violencia y la ineficacia administrativa de un gobierno militar, llevaron a los dirigentes de los partidos tradicionales a poner de un lado los sentimientos y a pactar sobre lo que constituía la manzana de la discordia: presupuesto y burocracia. La alternación y la paridad

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eran un instrumento de doble efecto: formalizaban el contrato de repartición y garantizaban la continuidad en la división de la clase popular con bases tradicio­nales y sentimentales. Estos objetivos se lograron a corto plazo; sin embargo, el Frente Nacional, que como primer partido de clase en Colombia constituye un hecho trascendental en nuestra historia política, comenzó a propiciar como reac­ción la formación de otro partido de clase: el de clase popular.

"P.- ¿Qué opina de nuestros movimientos progresistas?

"R.- Los criterios políticos predominantes en los países subdesarrollados han condicionado la orientación de los que han sido llamados grupos de izquierda co­lombianos. Nuestros dirigentes progresistas, en muchas ocasiones, se constituyen en tales por un sentimiento altruista que podemos identificar con el de los socialistas utópicos, sin bases científicas y sin tácticas racionalmente establecidas.

El tradicionalismo obra en ellos no por acción sino por reacción. Lo tradi­cional, aunque científicamente aparezca aconsejable, es muchas veces rechazado por resentimiento. El espíritu normativo y especulativo hace que estos mismos dirigentes den más énfasis a los planteamientos teóricos que a las soluciones prácticas de nuestros problemas socioeconómicos. Esta orientación está estre­chamente ligada al colonialismo ideológico de nuestra izquierda. Se usan slogans y clichés. Se emplea una jerga revolucionaria especializada. Se dan soluciones prefabricadas en el exterior a problemas colombianos. Se hacen manifestaciones públicas de solidaridad con pueblos oprimidos del extranjero y se olvida la situa­ción de los oprimidos nacionales. El sentimentalismo también se traduce en cau­dillismo personalista y en frustración. Mientras la clase dirigente minoritaria pero todopoderosa, se une para defender sus intereses, los dirigentes de izquierda se atacan entre sí, producen descorcierto en la clase popular y representan en forma más fiel, los criterios tradicionales, sentimentales, especulativos y de colonialis­mo ideológico.

"P.- ¿Existen posibilidades de una integración popular?

"R.- La clase popular colombiana ha logrado sustraerse de los criterios po­líticos predominantes en los países subdesarrollados en forma más acelerada que los dirigentes de izquierda. Algunas circunstancias históricas de nuestra vida nacional han ido madurando en esta clase las concepciones y actitudes políticas. La violencia determinó en nuestra población de base un rompimiento del aisla­miento social, un conflicto del campesinado con la clase dirigente, un rompimien­to con nuestros valores sentimentales y tradicionales, una concepción más empí­rica y positiva de sus problemas y, a través de ellos, de los problemas nacionales; un comienzo de formación de conciencia de clase.

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El Frente Nacional polarizó el descontento no ya hacia un individuo, hacia un gobierno o hacia un partido sino hacia un sistema y hacia una clase. Los programas de acción comunal oficiales o privados, la asistencia técnica aportada por la reforma agraria y otros programas oficiales y privados han ayudado a despertar, con la conciencia de las propias necesidades, la conciencia de clase. Han creado seguridad en los grupos populares, han comenzado a formar hábitos de organización y autogestión en la comunidades obreras y campesinas.

La clase popular parece desilusionada de los sistemas democráticos electo­rales y por eso se abstiene en los comicios. No se considera representada por dirigentes de izquierda, cuya problemática aparece desadaptada y cuyos intereses se revelan muchas veces como egoístas. La clase popular, cada vez más, confía en sí misma y desconfía de los elementos de las otras clases.

Es necesario que los intelectuales que quieran el bien de esta clase popular tomen conciencia de su responsabilidad en la coyuntura política y social del momento. El pueblo necesita objetivos nacionales y concretos de desarrollo so­cio-económico. El pueblo necesita la unidad en tomo a bases técnica y racionales. El pueblo necesita un equipo de líderes cuya problemática sea esencialmente realista y adaptada a las circunstancias concretas colombianas. Líderes que sean capaces de abandonar todo elemento sentimental y tradicional que no esté justi­ficado por la técnica. Líderes que sean capaces de prescindir de los elementos filosóficos y normativos, no en su vida personal ni en sus objetivos últimos, pero sí en cuanto esos representan elementos disociadores entre todos aquellos que buscan una acción concreta y científicamente justificada en favor de las mayorías y en favor del país. Líderes que sean capaces de prescindir de los esquemas teóricos importados y utilicen sus capacidades en buscar los caminos colombia­nos, para una transformación definitiva y sólida de nuestras instituciones".

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Tercera Parte

LA REALIDAD EN COLOMBIA

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a) LA MODERNIDAD: APORTE FORÁNEO

En largas jornadas de la humanidad, desde las culturas más remotas hasta las de la entrante postmodemidad las aspiraciones mínimas de vida, de respeto al ego, de dignidad en las relaciones intergrupales o de grupos, y de solidaridades colectivas, siempre vigentes, siempre presentes en búsqueda de la mejor condi­ción humana. Ahí están las reales raíces de todas las proposiciones sobre los derechos del ser humano, pero también de los derechos de las comunidades. Vale decir, en la semántica actual, Derechos de los Pueblos y Derechos de los Huma­nos. Todos estos acaeceres dentro de la diversificación espacio-histórica, con diferentes saberes y categorías de coetaneidad, derivadas de la fundamental: tiempo-espacio.

Se contemporáneo significa, escuetamente, encontrarse en el mismo tiempo físico, con comunes denominadores en los espacios del ser, del existir, y del monr.

Ser coetáneo quiere decir ser en la trama innumerable de culturas y subcul­turas (valores, nomias, instituciones y técnicas diferentes y, aún, opuestas). Ser en la diferencia en los modos de producción nacional ya definidas o en pluralidad de los mismos, en naciones con primacía del modo de producción dominante pero con la permanencia de modos de producción dependientes del principal. Ser en la telaraña de las diferentes estructuras familiares, de los diversos tipos de Estado, de las distintas formas de control social, que pueden ser jurídicas (formas legales aunque no siempre legítimas), o informales (sanción comunitaria al infractor de usos y costumbres, o al excéntrico en sus comportamientos, en especial dentro del peligroso escenario de las morales de tumo).

¡Ah! Policlasismos, polietnias, dominaciones foráneas, injusticias dentro de cada comunidad. Es la memoria de la manada humana, en su aventura por sub­sistir, por mejorar.

Nuestro tema: Colombia. Y dentro de Colombia, su constitución política, los derechos fundamentales, la paz. Planteando antes lo primordial: los derechos de los pueblos, para que a través suyo, tengan significado los derechos humanos.

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Con evidente arbitrariedad histórica, en el tema de los Derechos Humanos hay que aceptar como frontera en el tiempo de Europa (que es el lindero en el planteamiento filosófico), el desplome del feudalismo y el surgimiento de la Modernidad. Es decir, tomando la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 como hito, y avanzando hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.

En Colombia, desde la traducción hecha por Nariño del documento de la revolución burguesa, pasando por las diferentes constituciones políticas, entre ellas la más radical, la de 1863, hasta llegar a la mal llamada Regeneración, con su Carta Magna de 1886. Luego las necesarias modificaciones -más avances que retrocesos- de 1910; la más novedosa de 1936 (la más avanzada entre 1886 y 1991), la de 1945, la de 1968. Y ahora la Constitución de 1991 (con sus inno­vaciones de sujetos, verbos y predicados). En su título 11, incorporación de gran parte de los Derechos Humanos, basados en su capítulo 1 (De los Derechos Fundamentales). Todo ello el pretexto didáctico de este delicado tema, dentro de las limitadas circunstancias de tiempo, modo y lugar (en la jerga de los juristas).

Nuestro propósito, reiterar los derechos fundamentales en sus treinta normas constitucionales (11 a 41): todo un universo de mandatos, de instituciones, de preceptos, para relacionarlos, según el tema, con la paz.

¿Cuáles derechos fundamentales? El derecho a la vida, con sus violaciones degradantes y desgarrantes dentro de las cuales está la gama de los delitos de lesa humanidad: genocidios, masacres, violaciones, secuestros y desapariciones in­voluntarias, que no están contemplados todavía en nuestro Código Penal. La contradicción no aclarada entre libertad e igualdad. La personalidad jurídica. La intimidad y buen nombre. Ni esclavitud, ni servidumbre, ni trata de seres huma­nos. Más las libertades de conciencia, de cultos, de expresión y difusión del pensamiento. Que la comunicación, que la honra, que el derecho y el deber de la paz. y otros más: derechos de petición, de circulación, de trabajo, de escogencia de profesión y oficio. Y más libertades: de enseñanza, de aprendizaje, de inves­tigación, de cátedra. Condiciones para el arresto y la detención, para el debido proceso, para el Habeas Corpus. Y olvidaba: apelación, flagrancia, testimonio, ni destierro ni prisión perpetua. Lucha contra el enriquecimiento ilícito; prohibi­ciones de extradición de colombianos por nacimiento. Todavía más: derecho de asilo; licitudes para la reunión, para la manifestación, para la asociación, para la sindica1ización. Participación en la conformación, ejercicio y control del poder público (elecciones, plebiscitos, referendos, consultas populares). Que la revo­cación del mandato; que las iniciativas en las corporaciones públicas; que las acciones públicas en defensa de la Constitución y de la ley; que la mejoría de la mujer para su participación en la administración pública ... Y, como secuela, el

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obligado estudio de la Constitución y las leyes, más la instrucción cívica, en todas las instituciones de educación.

En la aspiración de la comunidad y dentro de ella, el sujeto: cabe recordar algunos sucesos históricos de la modernidad europea relacionados entre sí, que son principio pedagógico y estructuración de los denominados Derechos Humanos.

En cuanto al proceso de la ideología de la modernidad es posible recordar someramente que la "filosofía más moderna tiene tanto carácter de partido como la de hace dos mil años" l.

Desde la teoría relativa a la ley natural y a los derechos naturales toma cuerpo el combate persistente contra el milenario orden feudal, que era en realidad una concepción del mundo con su estado pertinente. Las reivindicaciones de la nueva clase burguesa se encarnan en el Derecho Natural de los siglos XVII y XVIII.

En mi opinión, hay una serie de ejemplos sobresalientes.

En Holanda, eljurisconsulto Hugo Groscio y su compatriota Baruch Spinoza.

En Inglaterra, Tomás Hobbes, que ensaya el método científico de aproxima­ción a los problemas sociales; John Milton, con su tesis sobre el poder obtenido por delegación del pueblo para el bien común; John Locke, con su propuesta de los derechos fundamentales: libertad, igualdad y propiedad privada, complemen­tados con la división de los poderes, que muestran la tendencia de la burguesía inglesa al compromiso con la nobleza.

En Alemania, Christian Thomasius, con su disimulada condena a los ideó­logos de la burguesía alemana, más su crítica del sistema administrativo del estado policiaco. O Johan Wolfgang Goethe, genial crítico de la ideología feudal, partidario del desarrollo de la libre personalidad, luchador contra el despotismo y defensor acérrimo de la libertad.

En Francia, Voltaire, antidogmático, antiescolástico, enemigo de la ignoran­cia y el fanatismo. "Ser libre -dijo-, tener entorno suyo a iguales, tal es la vida auténtica, natural del hombre". Precursor del "absolutismo ilustrado", predicó la destrucción definitiva de los restos del feudalismo, de las relaciones de servi­dumbre feudal, del régimen de iniquidad y arbitrariedad, y reclamó la reforma del procedimiento penal, la anulación del sistema de las pruebas formales y la amplia admisión de la defensa en los juicios.

Lenin. Obras Completas, tomo XVI, pág. 343.

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o Montesquieu, quien buscó las leyes que determinan el contenido del dere­cho. La democracia debe estar en manos de toda la masa del pueblo. La legislación depende de la forma de gobierno. Unas leyes son necesarias en la democracia y no sirven para las utras formas de Estado (aristocracia y nobleza). La labor fun­damental del político radica en separar el medio para asegurar la legalidad, vale decir la separación de los poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, evitando la tiranía de uno u otro. Ese es el origen del derecho de representación (artículo 16 de la Declaración de 1789).

o Juan Jacobo Rousseau, quien tuvo enorme influencia sobre el Libertador Simón Bolívar a través de la enseñanza genial de don Simón Rodríguez. Rousseau fue el ideólogo de la pequeña burguesía, del artesano, del pequeño burgués, del pequeño propietario a quienes el desarrollo capitalista les depara la ruina. El Estado nace para consolidar el dominio y para salvaguardar la propiedad privada (artículo 17 de la Declaración de 1789).

o Holbach, Helvecio y Diderot: materialistas en el siglo XVIII. Diderot postula la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y la garantía de su libertad política.

o los socialistas utópicos: Meslier, Morelli, representantes de la filosofía de entonces, junto al abate Mably, quien sostuvo que "la ambición y la codicia no son las madres, valga la expresión, sino los hijos de la desigualdad". Su utopía: "Cuando leo la descripción efectuada por algún navegante de alguna isla desierta cubierta por un cielo claro y por la cual fluye un agua útil para la salud, me asalta el deseo de trasladarme y fundar allí una república en la que todos lo ricos y todos los pobres sean del mismo modo iguales y libres, se consideren todos hermanos, y donde la primera ley sea la prohibición de tener propiedades".

De todas maneras, la remembranza de la necesaria pero dificil Revolución Francesa (1789) con su secuela de grandezas y miserias y su máximo resultado: la jacobina Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, con sus diecisiete normas tan conocidas y comentadas por los politólogos colombianos.

Sin embargo, los rabiosos, como Jacobo Roux, adujeron el 25 de julio de 1793 ante la Convención: "La libertad no es sino un simple fantasma cuando una clase de gente puede matar de hambre a otra. La igualdad es una nueva visión cuando el rico mediante la compra, puede obtener el derecho a disponer de la vida y muerte de sus prójimos. La república no es más que una apariencia cuando la contrarrevolución se va haciendo cada día más dueña de los precios sobre los productos a los que las tres cuartas de los ciudadanos no tienen acceso sin derra­mar lágrimas".

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y "Graco" Babeuf con su visión de nuevo profeta de la Modernidad: "La Revolución Francesa es tan sólo la anunciadora de otra más grande y más solemne que será la última". Se considera que la conspiración de Babeuffue una acción revolucionaria independiente de los procesos de proletariado revolucionario de Francia.

Hasta aquí (dentro del marco de la Declaración de 1789) ha de entenderse toda la teoría y acción del desarrollo de tales derechos en nuestro país. Por 10 menos en el siglo XIX y hasta las reformas anteriores a 1945. Después, la in­fluencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Claro está que otros vientos soplaron sobre el cambio del mundo: la conocida influencia -sobre Europa- de la independencia de las colonias americanas y la formación de los Estados Unidos de América (Hamilton), Jefferson, Paine). Pero, también, desde el caótico Caribe, la inmortal Carta de Jamaica (1815) de nuestro gran Simón Bolívar ...

El nacimiento del liberalismo económico inglés, con Jeremías Bentham y John Stuart Mill, tan cercanos al pensamiento de nuestro "Padre de la Leyes", el general Francisco de Paula Santander. Más tarde, el positivismo y la teoría de la solidaridad social, de Augusto Comte, vagando por el Viejo Mundo. Y los otros utópicos, Saint Simon, Fourier, Owen y tantos más. Precursores de la cosmogonía del materialismo histórico y del materialismo científico, de Marx y Engels, que, para bien o para mal, lo reelaboraron todo críticamente, partiendo de la crítica de la filosofia clásica alemana, de la economía política inglesa y del socialismo utópico francés, hasta llegar al materialismo dialéctico e histórico, a la doctrina económica y la teoría del comunismo científico.

Sería largo historiar la formación de las ideas políticas de Marx y Engels, pasando por el Manifiesto Comunista con explicaciones nuevas: "Vuestras ideas mismas (las de la burguesía) son productos de las relaciones de producción y de propiedad burguesas, como vuestro derecho no es más que la voluntad de vuestra clase eregida en ley; voluntad cuyo contenido está determinado por las condicio­nes materiales de existencia de vuestra clase".

y poco después, las teorías políticas burguesas en el período del imperialis­mo: las teorías biológicas sobre el Estado y el Derecho; las teorías normativistas; las teorías del solidarismo y el institucionalismo; las terorías católicas; las teorías jurídicas americanas (sociologistas y realistas); el nacionalismo y el racismo; las concepciones políticas de los socialistas de derecha, etcétera, etcétera.

Y, hoy: el neo liberalismo, la globalización. ¿Cómo pueden darse, dentro de ellos, los Derechos Humanos, en países subdesarrollados como el nuestro?

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Recuerdo la deducción del profesor Víctor Manual Moncayo Cruz2: "Ha

quedado definitivamente atrás el viejo orden estructurado sobre el concepto de soberanía, que otorga relativa autonomía y autosuficiencia a la organización po­lítica en espacios territoriales demarcados, y que servía de cimiento tanto a los procesos de legitimación interna, como al encadenamiento colonial o imperialis­ta. Poco qued::t del rasgo del monopolio exclusivo de las fuerzas legítimas que cede el paso a la función policiva internacional que entroniza el nuevo orden; casi nada resta en monedas nacionales, y definitivamente la misma identidad cultural de los pueblos se desdibuja por la transculturalización global".

Por eso el analista internacional Pierre Gilhodes se preguntó en el Seminario sobre Globalización:

"Estamos en presencia de procesos complementarios: globalización y frag­mentación regional del espacio. ¿En la globalización es obsoleto el Estado-na­ción? ¿La soberanía es una noción anticuada? O la internacionalización pasa por vías que nos son la destrucción de las patrias".

El profesor Boaventura De Souza Santos aleccionó3: "Hablo de la moderni­

dad como un vasto proyecto socio-cultural europeo, cuyas ambiciones y prome­sas revolucionarias han sido cercenadas, suprimidas y cumplidas de una manera perversa con los límites estructurales del desarrollo impuesto por el capitalismo mundial".

y agregó: "De acuerdo con Therborn, las cuatro rutas a la modernidad pue­den ser concebidas como tipos ideales que se presentan históricamente en dife­rentes combinaciones en las distintas sociedades. Desde mi perspectiva, sin em­bargo, una concepción auténticamente desoccidentalizada del proceso global de modernización exige que la ruta europea sea concebida como una vía que no es simétrica a todas las demás. Europa no entró exactamente a la modernidad: la inventó y la impuso sobre otros proyectos civilizadores a lo largo del mundo, con el propósito exclusivo de extraer beneficios en esa forma. Para los países no europeos, la modernidad nunca fue ese vasto proyecto socio-cultural que delineamos. Fue, por el contrario, una experiencia parcial, y en gran medida dolorosa, de contactos e intercambios desiguales. Debido a su posición en el sistema mundial, esos países no pudieron, en general, establecer la agenda o el ritmo de la modernidad, y sólo en un grado muy limitado pudieron modificarla en su beneficio".

2 El nuevo Orden Global, Universidad Nacional de Colombia y Universidad Católica de Lo­vaina, Bogotá, 1996, págs. 10 y 11.

3 La transnacionalización del campo legal. (Tomada del citado El nuevo Orden Global).

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¿Qué mundos en el proceso de la Modernidad? Él mismo responde: " ... (para) la puerta europea es la 'ruta de los pioneros', un proceso endógeno tanto en relación con el cambio como en la resistencia al cambio. Los Nuevos Mundos es el paso a través de la migración continental y el genocidio y a través de la inde­pendencia proclamada por los eolonizadores de la mayor parte de la América del Norte, st;guida muy pronto por las partes del sur y del centro del hemisferio y también de Australia, Nueva Zelanda y Hawai. La puerta de la zona colonial va desde el noroccidente de África, vía al subcontinente indio, hasta el archipiélago del Sudeste Asiático, donde la modernidad arribó mediante la conquista, la suje­ción y la apropiación. Finalmente, la modernización inducida externamente es la puerta de cambios drásticos, defensivos, promovidos por las élites locales que consideraban a la modernidad como una amenaza extranjera, como en la Restau­ración Meiji del Japón, en el Egipto de principios del siglo IX y, más tarde, en China, Irán y Thailandia".

Nuestra modernidad está aún por precisarse bajo la dependencia de los gran­des imperios de hoy, los Estados Unidos de Norteamérica, Europa, Rusia, China comunista, la milenaria India, el Japón de la tecnología.

Y, ¿los Derechos Humanos?

Se filosofa sobre la naturaleza y clasificación de los Derechos Humanos, sobre sus tres generaciones, sobre sus bases políticas (liberalismo, socialismo y democracia), sobre sus modelos de fundamentación ...

Al final del Manifiesto del Pensamiento Latinoamericano4, Darío Botero

Uribe sostiene: "América Latina sólo puede encontrarse a sí misma en el mesti­zaje cultural, es decir, construyendo un mundo, la vida, y unas instituciones con la fórmula razón-no razón (de ninguna manera: la irracionalidad). La miseria de nuestro mundo político es mayúscula. Copiamos y copiamos la ratio europea y norteamericana, y en la medida en que nos modernizamos, la miseria crece, la desigualdad social aumenta. El progreso, la modernización que nos ofrece el pensamiento político en boga, nos conduce a la enajenación total de nuestra vida, de nuestro pensamiento y de nuestra cultura. En vez de la unilateralidad desinte­gradora de la modernidad, debemos proponer una integración social con un avan­ce en términos culturales, educativos, de bienestar y no en la ratio económica".

Entonces: ¿qué, por qué, cuándo, dónde, cómo, el cumplir -por lo menos­los derechos fundamentales consagrados en los artículos 11 a 41 de la Constitu­ción de 1991?

4 Universidad del Valle, 1993, pág. 63.

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Para el cumplimiento de los derechos fundamentales (referentes al ego) hay que sentar bases sólidas en la comunidad. De ahí la siguiente proposición: como paradigma de realización -<>jalá inmediata- es preciso insistir en que el cumpli­miento de los Derechos Humanos sólo será posible cuando se desarrollen los Derechos de los Pueblos consagrados en la Declaración de Argel del 4 de agosto de 1976.

En tal documento -pseudoconocido en sectores académicos pero muy poco en los acaeceres políticos- se aspira a lograr la paz con justicia social; se recalca en la defensa de la soberanía nacional; se enfatiza en el respeto a la dignidad individual; se invita a superar los alarmantes índices actuales de la pobreza y la miseria absolutas; y, por último, se aspira al principio (antes citado) básico de la democracia: "El Estado al servicio de la comunidad; jamás la comunidad al servicio del Estado". Es la tercera vía, la del derecho a la autodeterminación, tanto en lo interno como en lo externo.

b) TEORÍA UNIVERSAL Y PRAXIS NACIONAL

Se parte de la problemática de los Derechos Humanos en Colombia.

Recalco en algunos aspectos, para señalar dentro proceso cultural, los oríge­nes formales y su penetración en países como Colombia, ciertamente ajenos al itinerario su formación teórica.

Tenemos que reconocer que en nuestro espacio-tiempo existen violaciones constantes, impúdicas, cínicas de todas y cada una de las "generaciones de los Derechos Humanos". Que no siempre somos víctimas en nuestro entorno sino vulgares y persistentes victimarios de los derechos básicos. Clamamos por sobe­ranías, por independencias, por orgullos ancestrales, pero persistimos en nuestras crueldades, en nuestras desigualdades, en nuestras venias ante el poderoso.

Los pueblos hacen la historia: verdad de Perogrullo. Nosotros preferimos acudir a los seres-símbolos, que han tenido una función vital pero que son som­bras que no nos dejan ver el bosque de los grupos humanos, del pueblo, anodino, imprecisado, humilde en sus silencios, salvo cuando explota, sin control, sin guía, en sus iras dantescas, como en nuestro abrumador 9 de abril de 1948 que, por coincidencia, fue al año de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Cuando mencionamos personajes, significamos comunidades ... Porque hay algo más profundo, más denso, más heterogéneo: esa entidad móvil, difusa, mo­vediza, que son los pueblos. El gran escenario del acontecer humano es el ser social y, dentro de él, la inevitable presencia del ego, el sujeto, el solitario de sí mismo. Sus afectos, sus pasiones, sus angustias, sus goces, sus soledades, sus

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placeres: toda esa mezcla extraña pero real del animal humano, de su sentir, de sus pensares, de sus estéticas, de sus Eros y sus Tanatos, en aparente unidad psicosomática. Pluralidad en la Unidad. Así el ser humano (aún en el subfondo de la relación de pareja, nuevo sujeto de derechos y de obligaciones). Son las relaciones de Eticidad (Hegel), en la alteridad (Aristóteles), en su toma o renuncia de conciencia (Marx), en su evolución hacia el próximo siglo, tal vez hacia el hombre unidimensional (Marcusse) o hacia el sujeto bidimensional (Camilo).

La realidad mata los sueños; pero sin sueños no hay realidad. Nuestra actual coyuntura desprecia los Derechos Humanos, pero los Derechos Humanos reviven nuestros sueños ...

Idealizar -a escala nacional- el origen y proceso de los Derechos Humanos (como doctrina, como hipótesis, como vivencia) no pasa de ser --como decía el poeta- una dulce mentira con los ojos azules.

La historia de los Derechos Humanos, en su verdadera realidad (foránea o interna) tiene base, cimiento, drama preciso, en la aparición de la Modernidad, que surge en el Occidente y extiende sus incidencias hacia el resto del planeta. En esa historia está el desplome del feudalismo con sus castas (renacentistas) para luego, ante la aparición del modo de producción capitalista, surgir el mundo de las clases sociales, ya no el antiguo linaje sino el nuevo concepto de la pro­piedad de los medios de producción: de la simple manufactura a la elaboración fabril; del ahorro obligado a las grandes finanzas internacionales. Es la nueva ética frente a la tradicional judeo-cristiana. Es la Reforma y la Contrarreforma. Es Francisco de Asís y Lutero. Es el surgimiento de nuevas ideologías.

Los Derechos Humanos nos llegaron. No los creamos, ni los perfeccionamos. Desde la relativa emancipación del orden ibérico nosotros trabajamos con ideo­logías extrañas a nuestro propio pasado. ¿Para bien, o para mal? "De todo hay en la viña del Señor". De diferentes maneras seguimos siendo "los otros". No negaremos nuestra autenticidad cultural, pues -esa es la verdad- no la hemos tenido. Pueblos ignorantes, sumisos, a medias seres humanos, pueblos domina­dos, avergonzados.

Por ello, y mucho más, el discurrir sobre la Constitución, los Derechos Hu­manos y la paz debe ser un encuentro con nuestra realidad. Dentro de este marco de referencias, aún con sus lugares comunes pero sin simples juicios de valor, comentar lo ajeno que puede ser propio, tratar de subsistir en el mundo prometido de la globalización, de la destrucción ecológica, de la postmodernidad, donde no hay ninguna actividad creadora de nuestra parte. Tal fue la esencia del nacer y del desarrollo de los Derechos Humanos, frente a nuestra coyuntura, a nuestra tragedia y, tal vez (que así sea) frente a nuestros anhelos, a nuestro mejor futuro,

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a la esperanza de cambio. Porque si ello no se da de esa manera, vamos a regresar muy pronto al fanatismo, a la dictadura legalista de las Fuerzas Militares como sería el caso de la Policía Judicial, según se puede observar en la anárquica reforma constitucional que, a instancias del gobierno, se presentó al congres05

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para ser retirada por el Ejecutivo ante la reacción negativa de la opinión pública.

e) LO REAL (IDEALES Y PRAXIS)

La Constituy~nte de 1991 en el Título 11 (De los derechos, las garantías y los deberes) incorporó los contenidos de los Derechos Humanos, así:

Capítulo 1.- De los derechos fundamentales (artículos 11 a 41);

Capítulo 2.- De los derechos sociales, económicos y culturales (artículos 42 a 77);

Capítulo 3.- De los derechos colectivos y del ambiente (artículos 78 a 82);

Capítulo 4.- De la protección y aplicación de los derechos (artículo 83 a 94);

Capítulo 5.- De los derechos y obligaciones (artículo 95).

Comprende la anterior cita las tres generaciones de los Derechos Humanos:

1 a Los civiles y políticos, fundamentados en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789);

2a Los económicos, sociales y culturales que, con inspiración marxista, se consagraron en la Constitución Mexicana de 1917 (originados en los sucesos revolucionarios de la Francia de 1848); y

5 ¿En qué consiste el Manual Único de Policía Judicial, expedido el 16 de noviembre de 1995 con la firma del presidente del Consejo Nacional de Policía Judicial, doctor Alfonso Valdi­vieso Sarmiento? Dice el documento citado: "Policía Judicial es aquella función que la Cons­titución o la Ley señala a ciertos organismos, que consiste esencialmente en el apoyo a fiscales y jueces en la consecución, aseguramiento y estudio técnico y científico de la prueba judicial que a la postre sea la base de un pronunciamiento judicial definitivo" [subrayado mío]). Y continúa el Fiscal: "Por vía de ejemplo: resolución inhibitoria, resolución acusatoria, preclu­sión de la investigación, en el caso fiscal, y cesación de procedimiento y sentencia condena­toria o absolutoria en el caso del juez". ¿Función de fiscales o de jueces? ¿Decidir sobre la acción de la Policía Judicial que se intentó extender a las autoridades militares (Ejército, Marina y Aviación), con la total discreción del gobierno, sin control constitucional alguno? Unos y otros, como simples oficiantes de la todopoderosa Policía Judicial. ¿Qué opinan los distinguidos expertos politólogos, de derecho público, de Derechos Humanos, y de otros menesteres penales y de procedimiento penal? La academia tiene la palabra.

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33 Los llamados de solidaridad (especie de síntesis dialéctica).

El profesor Diego Uribe Vargas, aclara6: "Debe advertirse que tanto en la

Declaración de los Derechos Humanos, suscrita el 1 O de diciembre de 1948, como en los pactos de derechos civiles y políticos, sociales y culturales, aprobados en 1966 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y en la Convención Inte­ramericana de Derechos Humanos, en ninguno de estos convenios se incluyen los nuevos derechos, es decir, los de la tercera generación que sólo se han for­mulado y desenvuelto en los últimos años".

Como guía básica para tratar el tema de fondo, sigo el texto de la Declaración de Derechos Humanos (1948).

1. Igualdad y Dignidad (Artículos 1 y 2)

Artículo 1°

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta De­claración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Artículo 2°

Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurí­dica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa la persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administra­ción fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

Propósitos: Libertad e igualdad; derechos y libertades generales; desarrollo posible de la relación entre comunidad y sujeto; acercamiento de las distancias culturales y socio-económicas.

Realidad: La igualdad de los asociados no existe y, por el contrario, se exte­rioriza en un agudo policlasismo, con sus abismales diferencias en la distribución del ingreso nacional, y con la totalidad de posibilidades para el desarrollo de la personalidad concentradas en una minoría.

Libertad formal para el empleo integral de las facultades mentales y físicas, para la hipotética integración social, con una recta voluntad de servicios, disci­plina común y lealtad humanitaria. Preceptos utópicos que no se cumplen.

6 La Constitución de 1991 y el ideario Liberal, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, l 992, pág. 91.

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Justicia no siempre justa, carente de equidad y muy lejana de la búsqueda incesante de una armonía general. Hoy constituye una nueva inquisición, secreta, arbitraria, sin debido proceso ni oportuna defensa.

Igualdad en derechos y libertades, que sólo se da entre quienes detentan los medios de producción. Los trabajadores, ya es un lugar común decirlo, tienen plena libertad hasta para morirse de hambre.

Igualdad entre naciones. Pura utopía. ¿Qué igualdad puede darse entre las co­munidades superdesarrolladas y opulentas, y las nuestras, las del Tercer Mundo, con urgentes necesidades de inversión y un incipiente consumo dada la precariedad de la capacidad adquisitiva del pueblo y la evidente desproporción entre su salario nominal (dinero) y su salario real (capacidad de compra del mismo)? ¿Igualdad entre el menosprecio a nuestros productos en los mercados internacionales y el señala­miento de altos valores a los bienes de importación obligada, de los cuales depende, en gran parte, nuestra posibilidad de despegue hacia un hipotético desarrollo?

2. Personales (Artículos 3-5)

Artículo 3°

Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Artículo 4°

Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

Artículo 5°

Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Propósitos: Libertad y seguridad personales. Ni esclavismo, ni servidumbre, ni tortura ni tratos crueles.

Realidad: Basta mirar nuestro entorno. Ni libertad ni seguridad personales, y sí esclavismo (esclavismo moderno: los seres humanos que se siguen conside­rando simples objetos de trabajo, negando los derechos del régimen laboral), servidumbre, torturas y tratos crueles.

La seguridad para el recto ejercicio de la libertad implicaría el respeto a la vida humana. Cuando un periodista interrogó recientemente a un sacerdote cató­lico sobre si se debía imponer la pena de muerte ante la proliferación de crímenes

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atroces, el indagado respondió: "Antes de contestar la pregunta, sería mejor pedir que se acabara la pena de muerte". ¿A cuál se refería? A la de hecho. A la de la irracionalidad y la barbarie.

Jurídicamente prohibida la esclavitud. Es decir, la etapa en que el ser humano esclavizado era apenas un simple instrumento de trabajo que se movía y hablaba, para diferenciarlo de los semovientes, instrumentos de trabajo que se movían pero no hablaban, y de las herramientas que ni se movían ni hablaban. (Entre parén­tesis, ojalá no sea totalmente cierto lo afirmado por algunos antropólogos sobre la servidumbre de las tribus indígenas de la Orinoquia y la Amazonia).

Ni torturas ni tratos crueles. El principio se ha convertido en el simple rechazo a formas bárbaras que se prolongan desde los pueblos primitivos, la esclavitud y el feudalismo, hasta la Edad Moderna, con sus revoluciones industrial y comer­cial y sus consecuencias políticas y económicas en nuevas formaciones históri­cas. Torturas y tratos crueles son los genocidios de la irracionalidad totalitaria o los tormentos -más o menos refinados- de los juicios de Dios, resucitados por modernos esbirros y sicarios que ejercen una nueva función inquicitorial.

3. Civiles (Artículos 6-11)

Artículo 6°

Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de la personalidad jurídica.

Artículo 7°

Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protec­ción de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

Artículo 8°

Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacio­nales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos funda­mentales reconocidos por la constitución o por la ley.

Artículo 9°

Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

Artículo 10°

Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la

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determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.

Artículo 11 0

l. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocen­cia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.

2. Nadie podrá ser condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el derecho nacional o internacional. Tam­poco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

Propósitos: Personalidad jurídica; protección legal; recursos jurídicos; ni detención arbitraria ni destierro; juicio imparcial; presunción de inocencia.

Realidad: La experiencia demuestra algo nugatorio para el oportuno, eficaz y recto ejercicio de la justicia, o sea el costo de los juicios, que, como es bien sabido, depende para el im¡:.ulso procesal de los implicados que, a su vez, están supeditados al valor y pago de los honorarios profesionales.

La protección legal y los recursos jurídicos son letra muerta sino se desarro­llan en la oportunidad debida para mantener la dinámica en esta delicada función y para contribuir a que no se turbe la paz social. ¿Cómo es la acción de parte civil sin apoderado? ¿Cómo funcionan los abogados de oficio en el proceso penal?

El destierro se ha aplicado por razones de estrategia política o económica, en dos formas: a) la más conocida, o sea el envío doloso de colombianos al exterior, utilizando sutilmente lafuerza del poder oficial o privado; y b) cuando individuos y aún comunidades enteras, son violentamente desplazadas de su hábitat para ser lanzadas a la aventura, una vez son desposeídas de sus bienes para provecho de los usufructuarios de la violencia.

¿Juicio imparcial y presunción de inocencia? ¿Cómo en la justicia clasista? ¿Clasista? Sí, es bueno recalcarlo, Clasista: conjunto normativos derivados del fenómeno del policlasismo y exteriorizadores de intereses de grupo que, deten­tando el control del poder público, hacen sus leyes, dominan los procedimientos y coartan el derecho de defensa. Sin hablar del adefesio jurídico de la justicia secreta, con presunción de responsabilidad, con base en el testimonio secreto y en la delación para llevar a la negociación (del supuesto o real acto acusatorio) para la graduación de las posibles penalidades.

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4. Políticos (Artículos 12-21)

Artículo 12°

Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

Artículo 13°

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.

2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

Artículo 14°

1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a bUilcar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.

2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Artículo 15°

1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.

2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.

Artículo 16°

1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.

2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.

3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.

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Artículo 17°

1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.

2. Nadie podrá ser privado arbitrariamente de su propiedad.

Artículo 18°

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este dnecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectiva­mente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Artículo 19°

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronte­ras, por cualquier medio de expresión.

Artículo 20°

l. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pací­ficas.

2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.

Artículo 21 °

1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directa­mente o por medio de representantes libremente escogidos.

2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.

3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedi­miento equivalente que garantice la libertad del voto.

Propósitos: que el domicilio, la correspondencia y la honra; que la locomo­ción y la residencia; que el asilo internacional; que la nacionalidad; que la familia; que la propiedad; que las libertades de pensamiento, de conciencia, de religión, de opinión, de expresión, de reunión, de asociación; que la voluntad popular.

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Realidad: El cumplimiento de estos derechos, tan heterogéneos y complejos, depende en buena parte de la ubicación del sujeto dentro de la pirámide social, la situación económica y el nivel cultural alcanzado. Por ende, su comentario es gené­rico, pues el detalle en cada una de las categorías no puede resultar sino de completos estudios, la mayoría de los cuales son deficientes o inexistentes en Colombia.

La vecindad de cada uno condicionada a su trabajo, pues quien depende del salario tiene que radicarse donde pueda ganarse la vida. Resido donde pueda subsistir; estoy domiciliado donde se encuentren las condiciones para ello. No es cuestión de libre elección, sino de necesidad sentida y vivida. Los campesinos ligados a la propiedad semifeudal; el asalariado fabril, más o menos inestable, según la posibilidad de vender su fuerza de trabajo. Acá los graves problemas de la migración (entrando: inmigración; saliendo: emigración). Tal el éxodo del campo a la ciudad (emigrando) y la incorporación a los grupos asentados con anterioridad (inmigrando).

Este puede ser uno de los factores de mayor conflicto social, en el duro proceso de la aculturación, en la incapacidad para ofrecerse en la nueva zona de trabajo, en el cambio de hábitos, costumbres, etc. Semillero de conflictos sicoló­gicos, económicos y sociales. Detrás: el fatídico drama de la violencia económica disfrazada de violencia política.

"Levantar el rancho", dicen nuestros campesinos, para luego sí constituir la familia. O "buscar pieza", dicen los obreros urbanos, para unirse a la compañera. Sin residencia resulta precaria la posible manifestación de vida familiar y, más aún, el mantenimiento de la vida privada ante la obligada promiscuidad y hacinamiento en las áreas pobres de las concentraciones urbanas. Toda política sobre la familia debe comenzar con la seguridad en la vivienda y en servicios públicos básicos.

Correspondencia: que tal vez no llegará nunca, pues nadie la enviará por vínculos débiles de solidaridad y, también por analfabetismo.

Estos conceptos ganan entidad, hondura y calidad, a medida que se asciende en la escala social, pero para las clases populares tienen un valor muy relativo, o no existen.

Honra: que depende de los valores que se hallan desarrollados en el grupo humano a que se pertenezca, con la relatividad de la valoración moral determi­nada por realidades que conforman la posición del individuo ante el mundo que le haya correspondido.

Reputación: ¿para qué, y ante quiénes? En grandes sectores de las clases populares, el concepto de la reputación de alguien puede ser totalmente distinto de otro u otros, ubicados en escala social diferente.

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Circulación libre si se tiene con qué ir y, en consecuencia, a dónde ir. De lo contrario. ¿Para qué? No solamente circulo sino que resido; residencia, perma­nencia, estabilidad, seguridad. En caso contrario: trashumancia, como la de los arrendatarios (agro y barrios citadinos). Sin hablar de los obligados habitantes del espacio público.

Asilo: perseguidos políticos acogidos en tradición persistente de nuestro país. Pero ¿ocurre lo mismo cuando se trata del destierro del hábitat por toda clase de desapariciones forzadas, secuestros y asuntos similares?

Nacionalidad: todos somos colombianos si nacemos dentro de los límites patrios o en los casos especiales que señala la Constitución. Pero, ¿cuántos estarán incorporados a un serio proceso cultural y de bienestar social para ser colombia­nos sin recortes ni frustraciones?

Familia: relaciones mutuas entre parejas y entre padres e hijos. Asociación más o menos mudable. Institución muy flexible. Núcleo básico social. Nuevas formas y motivaciones para la persistencia del vínculo nupcial; mutaciones pro­fundas. Jurídicas (formales o uniones libres). ¿Se aplica plenamente el artÍCulo 42 de la Constitución Política de Colombia?:

"La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vín­culos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad'responsable de conformarla.

"El Estado y la sociedad garantizan la protección integral de la familia. La ley podrá determinar el patrimonio familiar inalienable e inembargable.

"La honra, la dignidad y la intimidad de la familia son inviolables.

"Las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes de la pareja y en el respeto recíproco entre todos los integrantes.

"Cualquier forma de violencia en la familia se considera destructiva de su armonía y unidad, y será sancionada conforme a la ley.

"Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o procreados natural al mente o con asistencia científica, tienen iguales derechos y deberes.

"La ley reglamentará la progenitura responsable.

"La pareja tiene derecho a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos y deberá sostenerlos y educarlos mientras sean menores o impedidos.

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"Las formas del matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los deberes y derechos de los cónyuges, su separación y la disolución del vínculo, se rigen por la ley civil.

"Los matrimonios religiosos tendrán efectos civiles en los términos que es­tablezca la ley.

"Los efectos civiles de todo matrimonio cesarán por divorcio con arreglo a la ley civil.

"También tendrán efectos civiles las sentencias de nulidad de los matrimo­nios religiosos dictados por las autoridades de la respectiva religión, en los tér­minos que establezca la ley".

Propiedad: Los que tienen. Derecho de propiedad privada en Colombia. Au­sencia de propiedad social. Propiedad privada de los medios de producción, sea de los objetos de producción (materia bruta y prima) o de los medios de trabajo (instrumentos, máquinas, edificios, vías, etc.).

La libertad de pensamiento, que aparenta ser la más abstracta, conduce ne­cesariamente desde el enfoque social a los sistemas pedagógicos empleados en el desarrollo de la verdadera categoría del conocimiento, o sea la de pensar. (El bien pensar, a base de la elección y del desarrollo de la cultura positiva. Porque también hay cultura negativa).

Libertad de conciencia: se adquiere verdadera conciencia de algo cuando ese algo es conocido. Y nos es conocido aquello que por su realidad rodea nuestra vida. Obrando en el proceso socialmente organizado del trabajo, es obvio que la conciencia depende de las condiciones objetivas en que se desarrolla la actividad vital.

Libertad de opinión: opinión (escribiendo, dialogando, transmitiendo, ense­ñando). Difundo opinión (libros, cátedra, radio, prensa, televisión). Mi opinión adquiere trascendencia en cuanto se difunda; si carezco de medios de comunica­ción, la trascendencia es una mera potencialidad.

Libertad de reunión: es uno de los fundamentos de las relaciones sociales. Es manifestación de la bilateralidad y la pluralidad. Contingente o estable. Interacción.

Libertad de asociación: cuando el derecho de reunión se hace estable. Nuevas formas de acción: sindicatos, asociaciones, corporaciones ... Relación social más estable, con reciprocidad de deberes. Con personería jurídica al amparo legal, o con simple trascendencia social.

Libertad de expresión: expreso, luego trato de comunicar. Comunicar, o sea exteriorizar hacia otros. La expresión se realiza principalmente a través del len-

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guaje. Conceptos y juicios para difundir diferentes formas de expresión. Distintos medios de expresión. Los medios de comunicación tienen una creciente impor­tancia social, en especial aquellos que, por el avance tecnológico, llegan más a la sociedad (cine, radio, televisión, periódico, revista, libro). El derecho de ex­presión se fundamenta en la necesidad de dar a conocer a otro u otros lo que se cree debe ser examinado para su aceptación, rechazo o indiferencia. De ahí que tenga máxima importancia determinar qué medios de comunicación existen en una sociedad, y también cómo se distribuye su propiedad, destinación y uso.

5. Económicos (Artículos 22 y 23)

Artículo 22

Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

Artículo 23

Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.

Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.

Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualquiera otros medios de protección social.

Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de los intereses.

Propósitos: Nada menos que todo el contenido de la seguridad social y del salario en relación con el trabajo y el poder de compra.

Realidad: La situación predominante en Colombia es la de una impresionante inseguridad social, precario salario, desempleo, subdesarrollo, economía informal, marginalidad, lumpenproletariado. Además se da una coacción económica para con­servar las estructuras actuales, una obediencia sin posibilidad de participación, y una democracia aparente sin posibilidad de participación efectiva y oportuna.

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6. Sociales (Artículos 24 y 25)

Artículo 24

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Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a unas vacaciones periódicas pagadas.

Artículo 25

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia la salud y el bienestar, y en especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimis­mo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.

La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.

Propósitos: Son los temas de una sana recreación y, por ende, el asunto genérico del bienestar social.

Realidad: Lo concreto es que están ausentes para la mayor parte de los colombianos la sana recreación y el bienestar social, que son una consecuencia del desarrollo económico y de una equilibrada justicia social. Entre nosotros no hay ocio útil y reparador del desgaste por la diaria labor. Vacaciones, sin la posibilidad de disfrutrarlas (tanto el trabajador como la familia) para reparar energías y mejorar la posibilidad de vida intelectual, artística o cultural, en los tiempos u horas de descanso. Esto como referencia al trabajador que, por lo menos, resulta un tanto compensado con el salario y la débil prestación social.

Pero, ¿qué decir de la enorme población que trabaja pero no devenga salario y, además, que no está incluida en la seguridad social? Ella integra a los margi­nados del proceso de producción, en su economía del rebusque.

¿Cómo se quiere planear la estrategia de la sana recreación y de un mínimo material de bienestar social, si no se dan las bases de una adecuada infraestructura económica?

7. Culturales (Artículos 26 y 27)

Artículo 26

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Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concierte a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser ge­neralizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función a los méritos respectivos.

La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades funda­mentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

Artículo 27

Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.

Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y mate­riales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

Propósitos: educación para el pleno desarrollo de la personalidad humana y de la vida cultural; participar en el progreso del arte, con todos sus beneficios.

Realidad: ignorancia, vale decir fanatismo, conformismo, desconfianza. Gran parte de los colombianos son analfabetas. El resto, entre alguna capacitación para oficios, el sector limitado de los profesionales y un núcleo aún más reducido de intelectuales, de técnicos, de especialistas, la mayor parte ajenos al conoci­miento, al análisis y a la investigación de la realidad colombiana.

Escuela primaria incipiente; un absurdo bachillerato que apenas sirve para el limitadísimo acceso a la universidad; una universidad sin investigación y por lo general dedicada a una docencia que en pocos casos, se dedican a transmitir la ideología de las clases dominantes. Además la transmisión cultural supeditada a los compromisos con las agencias extranjeras, con sus consecuencias académicas. Todo ello traduce que la ideología que se da, por lo demás en forma muy precaria, resulta ser la de la metrópoli de la subestructura dominante en el neocolonialismo.

8. Cánones generales (Artículo 28-30)

Artículo 28

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Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social internacional en que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan ple­namente efectivos.

Artículo 29

Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.

En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.

Estos derechos y libertades no podrán en ningún caso ser ejercidos en opo­sición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Artículo 30

Nada de la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, o a un grupo o a una persona para emprender o desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.

Propósitos: un justo orden social e intelectual; una equitativa relación entre comunidad y personalidad; la común prohibición de violar los derechos humanos; la amistad entre todos los pueblos del mundo.

Realidad: basta mirar alrededor para descubrir, sin ningún esfuerzo, la amar­ga realidad de nuestras clases populares. Sólo su increíble vitalismo les permite sobrevivir en medio de la violencia, el desamparo y la explotación. Así ha sido, y así es en la actualidad. De nosotros depende que mañana no se mantenga esa injusticia.

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Cuarta Parte

LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS

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LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS

l. PARADIGMA

¿Por qué se utiliza el concepto paradigma?

En sentido filosófico, paradigma es un esquema teórico que se ofrece a los investigadores (filósofos, sociólogos, politólogos) para dar una base pragmática a una proposición específica.

Pues bien. Al plantear la tesis del Humanismo Social propongo la utopía socioeconómica de aplicar primero los Derechos de los Pueblos con el fin de hacer viable el cumplimiento adecuado y oportuno de los Derechos Humanos.

En otras palabras, paradigma para explicar la relación sociedad-ser humano que en Colombia no es hoy ni lógica ni empíricamente satisfactoria. Es decir, una utopía, la socioeconómica, que al producir un adecuado cambio de estructuras daría lugar a una sociedad justa, porque:

* El Humanismo Social no es dogmático ni dictatorial, y no rinde culto a ninguna personalidad;

* Estima que cumpliendo los Derechos de los Pueblos, los Derechos Huma­nos dejarán de ser meras utopías;

Este Humanismo Social fue el que intuyó, buscó y expuso la figura ejemplar de Camilo Torres Restrepo.

a) LAS CUESTIONES DE VIETNAM (1996) Y EL TRIBUNAL RUSSEL 11 SOBRE AMÉRICA LATINA

La Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos fue creada por el mismo Lelio Basso y por un grupo de personalidades de la cultura, de las ciencias y de la política, de distinta nacionalidad y formación con el fin de proporcionar una estructura permanente a las actividades que dieron inicio en 1966 por la constitución del Tribunal Internacional sobre Vietnam y

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que prosiguieron entre 1973 y 1976 durante las tres sesiones del Tribunal Russell 11 sobre América Latina. La Fundación Internacional forma parte de una herencia más compleja legada por Lelio Basso tras cincuenta años de participación en los asuntos políticos italianos, de atentos análisis sobre la lucha del movimiento obrero en Europa, de estudios y reflexiones sobre los orígenes, estructuras y poencialidad de los movimientos populares de los cinco continentes.

En 1973 constituye la Fundación Lelio y Lisli Basso -ISSOCO- (Instituto para el Estudio de la Sociedad Contemporánea) en la que quiso reunir de forma dinámica tres elementos: su biblioteca personal, especializada en historia del movimiento obrero (a partir de la Revolución Francesa), un Instituto prexistente de estudios e investigación sobre el mismo tema, y un antiguo edificio en el centro de Roma, comprado y restaurado para ser sede de la biblioteca y del centro de estudios.

En 1976, tras 10 años de intensa participación en la política internacional, Lelio Basso quiso también hacer otra institución de ese otro centro suyo de interés, y creó la Fundación Internacional, la cual, aun teniendo su sede en el mismo edificio que la anterior, recibió unos órganos directivos y un estatuto autónomo propio, y dispone de una biblioteca propia.

El mismo, año a fin de que la actividad política y de solidaridad desarrollada hasta ese momento no se reujera únicamente al estudio teórico, fundó la Liga Internacional por los Derechos y la Liberación de los Pueblos, a la que confió la tarea de desarrollar iniciativas de apoyo a los pueblos que luchan por su propia emancipación, y de organizar la solidaridad y la sensibilización en el ámbito más vasto posible.

La Liga Internacional ha recogido al pasar de los años la adhesión de seccio­nes que se formaron en varios países de Europa y de América Latina. En 1979, la Liga Internacional, obtuvo de la ONU el estatuto de organización no guberna­mental, acreditada ante el ECOSOC.

Por fin, en 1979, seis meses después de la muerte de Lelio Basso, pero a petición suya expresa, tuvo lugar la constitución del Tribunal Permanente de los Pueblos que, en la mente del que concibió la idea, debía ser un instrumento, un lugar de encuentro y un portavoz de los pueblos en lucha, y continuar difundiendo los principios y los análisis fruto del trabajo de la Fundación Internacional.

Según los criterios del fundador y de sus sucesores, estas cuatro instituciones deben estar ligadas entre sí por una doble conciencia: por una parte, la emanci­pación real de las clases obreras del llamado Viejo Mundo.

Por otra parte, no es posible separar la actividad política del estudio y de la investigación sin que éstas se degraden y acaben por alejarse de los objetivos

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propuestos, y viceversa, el estudio de las realidades políticas y sociales puede desembocar en una acción que corrobore y corrija la orientación del mismo.

De las cuatro partes de este todo con inspiración común, sólo la Fundación Internacional y el Tribunal Permanente de los Pueblos están tratados en este folleto, por lo que en lo relativo a la Fundación Lelio y Lisli Bosso - ISSOCO I

ya la Liga Internacional2 nos remitimos a las publicaciones que de ellas se ocupan respectivamente.

b) LA EXPERIENCIA COLECTIVA DEL TRIBUNAL RUSSELL 11, PENSAMIENTO Y ACCIÓN DE LELIO BASSO

El 17 de enero de 1976, al pronunciar el discurso de clausura de los trabajos de la tercera y última sesión del Tribunal Russell 11 sobre América Latina, Lelio Basso anunció públicamente el proyecto de instituir una Fundación Internacional por el Derecho y la Liberación de los Pueblos. La asamblea reunida para escuchar la lectura de la sentencia del Tribunal, para la que el Teatro Argentina de Roma había quedado pequeño, expresaba bien, por su diversidad, la amplitud de los objetivos que le eran propuestos. Exilados políticos latinoamericanos y repre­sentantes de movimientos de liberación de todo el mundo esperaban, cada cual para su país, una iniciativa análoga a la de los dos Tribunales Russell, y junto con personalidades políticas y sindicales italianas, sabios, artistas, animadores y mi­litantes de los movimientos de apoyo que se habían formado en varios países europeos, constituían globalmente y en su diversidad, una muestra adecuada de las fuerzas que Lelio Basso pretendía caligar.

La actividad del Tribunal Russell 11 sobre América Latina constituyó un laboratorio colectivo de análisis y de reflexiones políticas. De la denuncia res­paldada por una documentación rigurosa de las violaciones sistemáticas de los derechos humanos se dedujo el nexo entre la tortura elevada a la categoría de instrumento de gobierno y las situaciones socio-económicas subyacentes, po­niendo de manifiesto los mecanismos de dominación del sistema imperialista sobre los pueblos de América Latina. Tomó cuerpo la convicción de que tal sistema, tomando al hombre como medio y al beneficio como fin, persigue una lógica que conduce al sometimiento de pueblos enteros según el deseo de las sociedades transnacionales. A la luz de estos criterios, la batalla por los derechos humanos se ha purificado de los elementos tradiconales de ese idealismo abstrac-

La Fondazione Lelio e Lisli Bosso = ISSOCO, acura della Fondazione, Roma 1974, 134 págs.

2 Lega internazionale per y Diritti e la Liberazione dei Popoli, a cura della Lega Internazionale, Milán 1981,32 págs.

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to que reivindica para el hombre la libertad y la dignidad independiente de las condiciones materiales e históricas que las hacen posibles.

e) UNIÓN DE CULTURA Y DE POLÍTICA

Hay que considerar además que la idea de la Fundación Internacional en­cuentra en el pensamiento y acción del que la concibió raíces mucho más pro­dundas que la de su participación en el primer Tribunal Russell y el impulso que dio al segundo. El mismo Lelio Basso contaba gustosamente que los sufrimientos causados por la primera guerra mundial y la lectura de Marx en el liceo, durante su adolescencia, lo habían convencido de la naturaleza internacional de los pro­blemas económicos y políticos. Durante toda su vida persiguió el objetivo de comprender totalmente las fuerzas que actúan sobre la sociedad. Pero también creía en la aptitud de la inteligencia para transformar la sociedad. Tanto si actúan a título individual como en grupo, el hombre y la mujer, las colectividades, los pueblos eran, en su opinión, sujetos de la historia. Descubría en la inteligencia humana puesta al servicio del cambio, la fuerza más apta para hacer la revolución no sólo política, sino también económica y cultural, necesaria para instaurar nuevas relaciones sociales.

Los instrumentos de la reflexión proseguida hasta sus últimos días fueron paciente e ingeniosamente reunidos en la prestigiosa biblioteca que hoy pertenece a la Fundación Lelio y Lisli Basso - ISSOCO, creada en 1973. Será preciso contar un día cómo la curiosidad intelectual de un hombre, que al mismo tiempo que resistía el fascismo estudiaba derecho y filosofía, formó una colección única en Italia, y en algunos campos, sin parangón en el mundo. Cada sección de esta biblioteca está unida por un hijo misterioso al pensamiento de aquél que sabía plantear las preguntas pertinentes y buscaba las respuestas en la lectura, la me­ditación y la acción. Más todavía que la casa del arquitecto, la miel recogida en las secciones de una biblioteca se distingue de las células de cera ciegamente aglutinadas por la abeja por el hecho de ser producto de la imaginación creadora.

Esta comparación de Marx, que inspiró el título de una crónica de Franyois Mitterrand, ayuda a iluminar el proyecto instituido en la Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos. Como miembro de la Asamblea Constituyente, Lelio Basso ejerció una influencia notable en la inspi­ración de tres disposiciones de la Constitución de la República Italiana, los artí­culos 1°, 3° Y 49°. Según el arto 1 ° "la soberanía pertenece al pueblo"; el arto 3° atribuye a la República el deber de eliminar las desigualdades sociales, y el arto 49° reconoce la existencia y la función de los partidos políticos. Lelio Basso, que tras la liberación defendió algunas causas políticas imperantes, fue siempre cons­ciente del significado normativo del derecho. De la misma forma que contribuyó

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a elaborar la primera Constitución democrática de su país, inspiró un instrumento jurídico, que constituye la Carta de la Fundación Internacional: nos referimos a la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos, adoptada en Argel el4 de julio de 1976.

Esta declaración Universal de los Derechos de los Pueblos, parte, las rela­ciones entre las colectividades populares en el ámbito del Estado, de forma que se afirmen frente a las estructuras estatales los derechos de los pueblos que cons­tituyen un Estado, y por otra parte, las relaciones de los pueblos entre ellos por encima de las fronteras nacionales. La Declaración de los Derechos de los Pue­blos comparte lo que según algunos constituye la debilidad de los tribunales de opinión, pero hay que ver ahí más bien la expresión de una fuerza: sin duda se da una ausencia de investidura estatal o interestatal, pero busca en el pueblo mismo y en todos los pueblos las fuentes de una nueva normativa. En realidad, la originalidad de los Derechos de Argel reside en el desplazamiento explícito del Centro de gravedad del derecho y del orden internacional del Estado hacia los pueblos y hacia los hombres que lo constituyen. Aunque parezca obvia, esta posición choca con la larga tradición cultural y política del Estado - Nación en la que se diluyen el pueblo y sus necesidades, así como en la abstracción del hombre ciudadano desaparecen las necesidades del hombre trabajador. Así mis­mo hay que tomar constancia de la tensión entre el pueblo y el estado, y reconocer al primero los derechos fundamentales que debe hacer valer, incluso aquellos que van contra su propio gobierno.

"Cada vez que un estado oprime a un grupo y que éste lleva a cabo una lucha colectiva, se constituye en orden jurídico distinto del Estado y que éste considera subversivo, pero gracias al cual se institucionalizan las relaciones colectivas que mantienen fuera del orden jurídico estatal, así siempre contra él. Ya se trate de un movimiento de liberación nacional, de comunidades religiosas, lingüísticas o cultu­rales, de esclavos sublevados o de trabajadores explotados, es imposible concebir una revolución sin un lenguaje colectivo entorno al cual se organice la lucha".

d) LAS NORMAS Y LOS HECHOS: DECLARACIÓN DE ARGEL

Dicho lenguaje colectivo o normativo no es el fruto de una brillante operación intelectual sino la traducción al plano de la cultura y de los instrumentos jurídicos de los cambios que se están realizando desde hace años en las relaciones inter­nacionales, en las que han aparecido nuevos sujetos, dinámicas y valores antes desconocidos y que hoy se pueden percibir hasta en las grandes instancias inter­nacionales. Así, la Declaración de Argel nació de los hechos, del examen de la realidad, y para desarrollarse necesita de un proceso permanente de confrontación entre los principios y la realidad. La lucha de los pueblos por su liberación, que

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tiene lugar en el pluralismo de situaciones y de métodos, es el lugar privilegiado de la historia en el que nacen y con las que se cotejan permanentemente las normas inscritas en la Declaración de Argel.

Cada artículo de la Declaración merece así una doble lectura: expresión de una norma ampliamente asumida pero que debe ser superada. Del progreso que es lícito esperar de las relaciones sociales, se desprenderá un precepto nuevo, más afinado, cuyas exigencias aumentaran. Dos ejemplos ayudarán a captar mejor lo que podría expresarse con la ayuda de una imagen familiar: el juego de pídola, en el que la norma (ideal) y la realidad (modificada por la norma) constituyen por turnos el obstáculo a franquear y el impulso que permite franquearlo.

El primer ejemplo es el del derecho a la educación, derecho individual espe­cialmente afirmado en el arto 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Todas las personas tienen derecho a la educación". El desarrollo de esta primera frase del arto 26, párrafo 1, figura en el texto del arto 3 de la consti­tución italiana. Por una parte, las modalidades de aplicación de este derecho deben tener en cuenta el nivel cultural propio de cada pueblo. La generalización de la escuela primaria y la alfabetización de los adultos constituyen exigencias primordiales en las sociedades y para las categorías sociales que no han alcanzado todavía este objetivo esencial. Es necesario, al mismo tiempo, que el desarrollo de los niveles superiores de instrucción borre progresivamente las desigualdades tradicionales. Pero, por otra parte, el beneficio que conlleva la generalización de la enseñanza elemental puede armar a los que gocen del mismo, y puede ponerlos en situación de hacer valer su derecho con la eliminación progresiva de las dife­rencias socio-culturales.

Todo derecho adquirido es el trampolín de futuras mejoras: Tomado del derecho de los pueblos, el segundo ejemplo tiene como punto de partida el arto 2 de la Declaración del 4 de julio 1976: "Todos los pueblos tienen derecho al respeto de su identidad nacional y cultural". Se trata de una disposición funda­mental y susceptible que inspira las tareas de la Fundación. Sin duda, la identidad cultural es el punto fundamental de los derechos de los pueblos: en efecto, en la memoria colectiva alimentada por sus raíces culturales, toda colectividad popular encuentra las fuentes de suporvenir. La identidad nacional y cultural no es un modelo que se pueda relegar en un museo de las sociedades antiguas, sino que es más bien la matriz del desarrollo futuro. Más concretamente, si un pueblo quiere penetrar en el mundo moderno, si tiene la ambición de entablar relaciones en un plano de igualdad con los Estados considerados como los más desarrollados del mundo contemporáneo, no puede haber renunciando a su propia cultura, de la que corresponde frente a toda la humanidad.

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11. PARA COLOMBIA

a) EL PACTO POR HACER

Como vimos, el catálogo de los Derechos Humanos es general y amplio: igualdad y dignidad humanas; derechos y libertades; derechos personales; dere­chos civiles; derechos políticos; derechos económicos; derechos culturales, ca­tegorías que pueden ser una interesante divagación intelectual de teóricos de buena fe pero que no tienen por ahora ninguna aplicación en nuestra realidad.

Entre tanto, la angustia por resolver la dramática situación del mundo dio lugar a la presentación -por intelectuales sin investidura oficial- de la Declara­ción Universal de los Derechos de los Pueblos, que se adoptó en Argel, en 1976, sobre el " ... espíritu de solidaridad entre los pueblos del mundo teniendo en cuenta sus respectivos intereses".

Quien realiza el estudio completo y cuidadoso de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos, se plantea una hipótesis: el cumplimiento de los Derechos Humanos pasaría de la mera teoría a la acción positiva si tomamos como paradigma a los Derechos de los Pueblos.

La historia ha superado la concepción clásica liberal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. No quiere ello decir que los olvide. Simplemente los ha perfeccionado en sus declaraciones universales posteriores.

Hay que acudir a la inmediata realidad y a los profundos cambios producidos especialmente en los países en vías de desarrollo, para entender cómo sería fac­tible el cumplimiento de los Derechos de los Pueblos. Esta es la tesis esencial del siguiente análisis.

b) EL PUNTO DE PARTIDA

Al cotejar el contenido y la proyección de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos se deduce cómo ella es la base real de un sereno examen de perspectiva de aplicación (ojalá próxima) de los Derechos Humanos, en na­ciones en vía de difícil desarrollo como ocurre en la actual coyuntura política, social y económica de Colombia.

Los Derechos de los Pueblos se expresan, esencialmente, en el derecho de autodeterminación, externo e interno.

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e) TEXTO Y EXPLICACIÓN DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS

Presento el texto de las distintas secciones y, a continuación, su explicación sencilla.

1. Derecho a la existencia (Artículos 1-4)

Artículo 1 °

Todo pueblo tiene derecho a existir.

Artículo 2°

Todo pueblo tiene derecho al respeto de su identidad nacional y cultural.

Artículo 3°

Todo pueblo tiene derecho a conservar en paz la posesión de su territorio y de retornar allí en caso de expulsión.

Artículo 4°

Nadie puede ser, debido a su identidad nacional o cultural, objeto de masacre, tortura, persecución, deportación, o expulsión, o ser sometido a condiciones de vida que puedan comprometer la identidad o la integridad del pueblo al que pertenece.

¿Qué elementos contiene esta sección?

a) Ser: Existir: El pueblo, la comunidad, la nación. Hasta llegar al Estado mismo.

b) Pero, cada conglomerado humano dentro de su propia identidad, en los límites nacionales o étnicos, conservando su cultura, auténtica, original.

c) Respetándosele su territorio, sin invasiones, violaciones, ni limitaciones alguna.

d) En los eventos en que el pueblo hubiese sido expulsado de su propio territorio, se obliga a que se le retorne a él.

e) Ni masacres, ni torturas, ni persecuciones, ni deportaciones, ni expulsio­nes, ni implantación de condiciones de vida que comprometen, en todo o en parte, su propia identidad, su integridad como grupo humano, su completa personalidad, unión e integridad tanto física como moral.

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2. Derecho a la autodeterminación política (Artículos 5-7)

Artículo 5°

Todo pueblo tiene el derecho imprescriptible e ineludible a la autodetermi­nación. Él determina su status político con toda libertad y sin ninguna injerencia exterior.

Artículo 6°

Todo pueblo tiene derecho a liberarse de toda dominación colonial o extran­jera directa o indirecta y de todos los regímenes racistas.

Artículo 7°

Todo pueblo tiene derecho a un régimen democrático que presente el con­junto de los ciudadanos, sin distinción de raza, sexo, creencia o color, y capaz de asegurar el respeto efectivo de los derechos del hombre y de las libertades fun­damentales para todos.

¿Qué es autodeterminación política?

a) Hay un derecho que no se puede terminar, ni tampoco traspasar, en cada pueblo, o sea precisamente el de "auto-determinarse": decidir su destino por sí mismo.

b) Lo anunciado tiene su mayor importancia para que cada pueblo determ ine su forma de ser política (Estado y administración pública: función política el primero, y función técnica la segunda).

c) Respetando el status político, cada pueblo no puede ser coartado en su libertad, ni menos aún que terceros intervengan en sus decisiones internas.

d) Quien tienda a dominar, convirtiendo a pueblos distintos en colonias o queriendo ponerlos bajo su imperio en forma directa o indirecta, así como por factores racistas (supuesta superioridad de grupos étnicos, verbigracia: los nazis con la primacía de los arios), merecerá rechazo, en cualquier forma, del pueblo que se quiere sojuzgar.

e) Esta autodeterminación no tiene sino un límite: que sea democrática, en forma real y no meramente formal.

f) Que esa democracia cobije a todo el conjunto social, haciendo a un lado diferencia alguna basada en la raza, el sexo o la fe religiosa.

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206 EDUARDO UMAÑA LUNA

g) Todo lo anterior, para asegurar, en forma efectiva, los derechos humanos, sobre la base de la defensa de las libertades fundamentales, erga omnes, o sea para todo el mundo.

3. Derechos económicos (Artículos 8-12)

Artículo 8°

Todo pueblo tiene un derecho exclusivo sobre sus riquezas y sus recursos naturales. Tiene derecho a recuperarlos si ha sido expoliado, y a cobrar las in­demnizaciones injustamente pagadas.

Artículo 9°

Puesto que el progreso científico y técnico forma parte del patrimonio común de la humanidad, todo pueblo tiene el derecho de participar de él.

Artículo 10°

Todo pueblo tiene derecho a que su trabajo sea justamente evaluado, ya que los intercambios internacionales se hagan en condiciones de igualdad y equidad.

Artículo 11 °

Todo pueblo tiene derecho a darse el sistema económico y social que elija y a buscar su propia vía de desarrollo económico, con toda libertad y sin injerencia exterior.

Artículo 12°

Los Derechos económicos antes enunciados deben ejercerse en su espíritu de solidaridad entre los pueblos del mundo y teniendo en cuenta sus respectivos intereses.

¿Se refiere a la economía política?

Indudablemente que su contenido parte de los elementos básicos de los pue­blos en su economía, aún entendida en su aceptación más antigua (los griegos decían que es "el arte de administrar el patrimonio"). Ante los adelantos cientí­ficos la economía política es un área muy importante de la ciencia contemporá­nea, en sus tres elementos esenciales:

l. En el espíritu, o sea la motivación que dirige la actividad económica;

2. En las instituciones que enmarcan dicha actividad; y

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EL HUMANISMO SOCIAL 207

3. En las técnicas (procedimientos empleados en la obtención o en la trans­formación de bienes).

Estimando lo dicho, se deduce:

a) Las riquezas de los recursos naturales de cada pueblo, dan a éste el derecho exclusivo de empleo de los mismos. Si hay expoliación (despojo con violencia física o moral), el pueblo-víctima debe recuperarlos y, desde luego, cobrar las indemnizaciones por los perjuicios causados ante el pago injusto que se haya producido.

b) La ciencia y la técnica no pueden ser patrimonio reservado a unos cuantos pueblos; por el contrario, son patrimonio de la humanidad y, por ende, todo pueblo tiene, derecho a su uso y goce.

c) En las relaciones económicas internacionales debe primar la igualdad de trato entre los pueblos; por ejemplo la fuerza de trabajo contenida en cada producto que se intercambia debe ser apreciada en condiciones de igualdad entre las partes contratantes, o sea obedeciendo las reglas de la equidad en el trato igualitario.

d) La soberanía económica de cada pueblo para darse su sistema económico debe ser respetada, haciendo uso de su libertad y evitando siempre toda interven­ción foránea perjudicial para los intereses de la comunidad.

e) Mientras no exista el espíritu de solidaridad entre los pueblos del mundo, el recto ejercicio de los derechos económicos de las distintas comunidades no pasará de ser una simple utopía, y no una justa realidad.

4. Derecho a la cultura (Artículos 13-15)

Artículo 13°

Todo pueblo tiene derecho de hablar su propia lengua, de preservar y desarrollar su propia cultura, contribuyendo así a enriquecer la cultura de la humanidad.

Artículo 14°

Todo pueblo tiene derecho a sus riquezas artísticas, históricas y culturales.

Artículo 15°

Todo pueblo tiene derecho a que no se le imponga una cultura extranjera.

¿Evitar una colonización cultural? Exactamente, recalcando los siguientes aspectos:

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208 EDUARDO UMAÑA LUNA

a) Mantener, enriquecer y usar su propio idioma, máxime si se recuerda que por medio de la palabra el ser humano expresa sus conceptos, sus juicios, sus conjuntos de valores, derivados de la secuencia histórica, de la experiencia y de las vivencias del pueblo a que se pertenezca.

b) Todos los elementos de la cultura popular, desde los más sencillos, como el folelor, hasta las más elevadas expresiones de la misma, no sólo le pertenecen al pueblo de que se trate sino que, dentro de sus justas proporciones, son una contribución valiosa a la riqueza cultural de la humanidad.

c) Es por ello que debe velarse celosamente por la conservación y restaura­ción de las obras artísticas, históricas y culturales que hacen parte del gran es­fuerzo colectivo de un pueblo.

d) Como consecuencia, resultaría absurdo que un pueblo permitiera que una cultura extranjera desplazara la propia y se convirtiera en la dominante, quebran­do toda posibilidad de autenticidad.

5. Derecho al Medio Ambiente ya los Recursos Naturales (Artículos 16-18)

Artículo 16°

Todo pueblo tiene derecho a la conservación, protección y mejoramiento de su medio ambiente.

Artículo 17°

Todo pueblo tiene derecho a utilizar el patrimonio común de la humanidad, tal como la altamar, el fondo de los mares, el espacio extra atmosférico.

Artículo 18°

Al ejercer los derechos precedentes, todo pueblo debe tomar en cuenta la necesidad de coordinar las exigencias de su desarrollo económico con las de la solidaridad entre todos los pueblos del mundo.

¿Se trata del problema ecológico?

La ecología es la parte de la biología que trata de las relaciones existentes entre los organismos y el medio en que viven. Basta este sencillo enunciado (Real Academia Española) para tomar en su más profunda y vasta significación esta rama científica, que tal vez, hoy por hoy, es la de mayor importancia para la humanidad.

Por ello sabiamente se exponen los siguientes principios:

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EL HUMANISMO SOCIAL 209

a) Conservar (bosques, aguas, evitar la polución ... ), proteger (eludir a los des­vastadores y contaminadores), y mejorar (siembras de bosques, canales, acequias, obras de protección ... ) el medio ambiente, que no es otra cosa que nuestro hábitat, el escenario de toda vida, la probabilidad de subsistencia de la especie humana.

b) Además, hay bienes comunes a todos los seres humanos que ningún Estado puede apropiarse para sí en perjuicio del resto. Ejemplos clarísimos que son los que trae el Artículo 17: la altamar, el fondo de los mares y el espacio extra-atmosférico.

c) Pero claro está que cada pueblo no puede obrar, sobre los justos conceptos anteriores, de por sí, pues se crearía una verdadera anarquía, sino que hay que apelar al desarrollo económico sobre la doctrina de la solidaridad internacional, para lo cual están abiertos los caminos del diálogo y el acuerdo en los foros multinacionales, creados precisamente para dirimir de manera pacífica posibles conflictos de intereses entre lo pueblos del orbe.

En la Constitución de 1991 y, además, en varias instituciones del Estado, implícitamente, sin citar la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos, se han desarrollado, para bien de Colombia, estas bases de la ecología y su incidencia sobre el desarrollo económico y, por ende, del necesario cambio social y la adición positiva en nuestro incipiente panorama cultural

Una exposición clara y didáctica sobre el tema la encuentro en el jurista Diego y ounes Moreno3

, quien comenta:

"Los derechos del ambiente se refieren a las relaciones del hombre y su entorno natural. La ecología es la ciencia que estudia las interacciones entre los seres vivos y el medio ambiente natural. Se refieren a la ecología los artículos 79 y siguientes, y ellos declaran el derecho de todos a gozar de un ambiente sano y la participación comunitaria en las decisiones que pueden afectarlo. Corresponde al Estado en relación con el ambiente, planificar su administración, prevenir y controlar los factores de su deterioro, cooperar con otras naciones en la protección de los ecosistemas fronterizos, y velar por la integridad del espacio.

"En armonía con tales anhelos, se prohibe la fabricación, importación, po­sesión y uso de armas químicas, biológicas o nucleares.

"La justificación de llevar las preocupaciones ecológicas al articulado de su norma jurídica máxima del Estado, pues eso es la Constitución, encuentra dife­rentes sustentos.

3 Derecho Constitucional Colombiano. ESAP, Bogotá, 1996, pág. 172-173.

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2 10 EDUARDO UMAÑA LUNA

"El primero es la necesidad, no sólo del país sino de todo el globo terráqueo, de frenar el proceso de destrucción de la naturaleza y de los ambientes.

"El segundo se centra en la protección de las variadas especies que en materia de fauna y flora presenta la ecología, así como su abigarrada variedad climática, sus bosques y selvas y sus potencialidades en materia de aguas y de mares. Así pues, la armonía entre el hombre colombiano y su entorno es otro desafío del país de cara, ya pronto, al año 2000.

"La Ley 99 de 1993 creó el Ministerio del Medio Ambiente y en su título X, denominado reDe los modos y procedimientos de participación ciudadanaiE, permite a cualquier persona intervenir en las actuaciones administrativas que afecten o puedan afectar el medio ambiente, e igualmente prevé la acción de nulidad contra los actos administrativos que afecten o puedan afectar el medio ambiente".

6. Derechos de las Minorías (Artículos 19-21)

Artículo 19°

Cuando, en el seno del Estado, un pueblo es una minoría, tiene derecho a que se respeten su dignidad, sus tradiciones, su lengua y su patrimonio cultural.

Artículo 20°

Los miembros de las minorías deben gozar sin discriminación de los mismos derechos que los otros miembros del Estado, y participar en iguales condiciones que ellos en la vida pública.

Artículo 21 °

Estos derechos deben ejercerse respetando los legítimos intereses de la co­munidad en su conjunto, y no pueden servir de pretexto para atentar contra la integridad territorial y la unidad política del Estado cuando éste actúa en confor­midad con todos los principios enunciados en la presente declaración.

¿Se podría estudiar acá el problema de las minorías indígenas?

Cómo no. Si se toma como ejemplo el problema indígena en Colombia se comprende la normatividad de esta sección. En efecto, entre nosotros, por acción de un proceso histórico que ultrajó y destruyó los valores y, también, la mayor parte de nuestros elementos culturales, los indígenas quedaron reducidos aproxi­madamente a un 2 por ciento de la población (frente al ciento por ciento antes de la irrupción del Occidente en América), aunque sus problemas vitales se trasla­daron en gran parte al mestizaje, como ocurre en el caso de las tierras. Ello

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EL HUMANISMO SOCIAL 2 , ,

determina que el asunto indígena tenga un valor cualitativo con inevitables re­percusiones cuantitativas. Mientras tanto, el caso de las negritudes es mucho más amplio en población y superficie que el de las tribus prehispánicas y supérstites.

Tomando el ejemplo anterior, esta sección estudia tres principios:

a) El respeto permanente a la identidad, acervo tradicional, idioma y, en general, patrimonio cultural de la minoría que conviva con otros sectores comu­nitarios en un Estado.

b) No podrá haber diferencia entre los derechos de las mayorías y de las minorías y, por consiguiente, la participación de la vida colectiva deber estar garantizada contra toda clase de odiosas discriminaciones.

c) Pero a su vez, mientras el Estado cumpla sus obligaciones con las minorías que en él existan, nadie podrá aprovecharse de las mismas para producir artifi­ciales situaciones que vayan en desmedro de la integridad territorial y la unidad política del Estado.

7. Garantías y Sanciones (Artículos 22-30)

Artículo 22°

Todo incumplimiento de las disposiciones de la presente declaración I

constituyen una transgresión de las obligaciones para con toda la comunidad internacional.

Artículo 23°

Todo perjuicio que resulte de una transgresión a la presente declaración debe ser íntegramente reparado por el causante.

Artículo 24°

Todo enriquecimiento en detrimento de un pueblo por violación de las dis­posiciones de la presente declaración, debe dar lugar a la restitución de los bene­ficios excesivos obtenidos por inversiones de origen extranjero.

Artículo 25°

Todos los tratados, acuerdos o contratos desiguales, suscritos despreciando derechos de los pueblos, no podrán tener ningún efecto.

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2 , 2 EDUARDO UMAÑA LUNA

Artículo 26°

Las cargas financieras exteriores que han llegado a ser excesivas e insopor­tables para los pueblos dejan de ser exigibles.

Artículo 27°

Los atentados más graves a los derechos fundamentales de los pueblos, sobre todo a su derecho a la existencia, constituyen crímenes internacionales que en­trañan la responsabilidad penal individual de sus autores.

Artículo 28°

Todo pueblo cuyos derechos fundamentales sean gravemente ignorados tiene el derecho de hacerlos valer especialmente por la lucha política o sindical, e incluso, como última instancia, por el recurso a la fuerza.

Artículo 29°

Los movimientos de liberación deben tener acceso a las organizaciones in­ternacionales y sus combatientes tienen derecho a ser protegidos por el derecho humanitario de la guerra.

Artículo 30°

El establecimiento de los derechos fundamentales de un pueblo, cuando son gravemente ignorados, es un deber que se impone a todos lo miembros de la comunidad internacional.

¿En caso de violación de estos derechos hay un sistema de sanciones?

Es lógico que para evitar que una Declaración como esta no corra peligro de aparecer como una mera utopía es indispensable que en el mismo texto se con­sagren garantías para su cumplimento y, además, las sanciones en que incurran los pueblos o personas que las violen, así:

a) El ataque a los principios de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos debe a su vez provocar la reacción de toda la comunidad internacional.

b) En consecuencia, el perjuicio que cause la transgresión de estos principios debe ser inmediatamente reparado en favor del pueblo perjudicado.

c) Todo enriquecimiento ilícito de un pueblo a costa de otro, debe dar lugar a la restitución de los beneficios mal habidos; igual sanción deberán tener los beneficios que, en forma excesiva, se causan en las inversiones de origen extranjero.

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EL HUMANISMO SOCIAL 2 , 3

d) Cuando se hayan pactado, mediante acuerdos, contratos o tratados, situa­ciones injustas que conduzcan a la desigualdad entre los pueblos, tales acuerdos no podrán tener efecto alguno.

e) Cuando el endeudamiento externo (capital e intereses) se hace asfixiante, insoportable y oneroso en exceso, el pueblo perjudicado podrá alegar que la deuda no le puede ser exigida.

f) Se pueden crear tribunales penales internacionales que juzguen los críme­nes contra los pueblos, en particular aquellos que ponen en peligro la existencia misma de las comunidades.

g) Un pueblo podrá hacer valer sus derechos conculcados mediante formas de lucha políticas y sindicales. Y se advierte que " ... incluso, como última instan­cia, por el recurso de la fuerza".

h) Deberá permitirse la representación de los movimientos de liberación ante las organizaciones internacionales (por ejemplo la ONU). Además, el derecho humanitario tiene validez y vigencia para situaciones de guerra de acuerdo con las convenciones de Ginebra (aprobadas en 1949) y sus protocolos adicionales. Dichas convenciones cubren los conflictos externos e internos con el propósito de garantizar el respeto a los derechos no sólo de las partes en pugna sino de los civiles no mezclados en la lucha.

i) Todos los miembros de la comunidad internacional deberán velar por el restablecimiento de los derechos de los pueblos que hayan sido sometidos a ataques y violaciones.

Lo anterior me permite recordar la expresión del profesor Ricardo Sánchez. titular de la Cátedra de Derechos Humanos en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, quien en uno de los apartes al Prólogo de Filosojia y Derechos Humanos, de Angelo Papacchini, escribe4

:

"El drama de Colombia es el de la violación y desconocimiento de los dere­chos humanos. Constituye nuestra más profunda vergüenza e impotencia. Es el laberinto de nuestra existencia histórica".

4 Editorial Facultad de Humanidades, Universidad del Valle, 1995, pág. 7.

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Quinta Parte

LA PAZ

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LA PAZ

a) ETICIDAD

Sin la eticidad y su cumplimiento no será posible la paz.

Costumbre, moral, moralidad. ética, y eticidad: todas las teorías, escuelas y movi­mientos culturales, a través de los procesos filosóficos desde la Grecia clásica hasta la actual propuesta de globalización, han sido inevitable tema de análisis. Hoy, ese análisis tiene incidencia en la política (poder), en la Sociología (hechos sociales y grupos humanos), y en la psicología (comportamiento del ego y de las comunidades).

Buscando una mejor síntesis me parece acertado seguir el pensamiento de Hegel y Marx, aunados en desarrollo dialéctico.

El lector podrá seguir entre líneas los planteamientos de Hegel (Filosofía del Derecho, y algo de la Lógica), y de Marx (Introducción a la Filosofía del Derecho).

Los nódulos de esta síntesis serán:

1. La moral (ego) y la eticidad (sobre la comunidad) se dan en la alteridad (planteamiento aristotélico).

2. La moral (subjetiva) y las normas sociales (objetivas) en la unidad. Nin­guno de estos dos elementos, de por sí sin relación, pueden explicar el compor­tamiento individual ni el comunitario. Cuando se produce la unidad dialéctica entre una y otros, se hace posible la eticidad.

3. La norma, elaborada subjetivamente como moral y presentada exterior­mente en el control social, forma una segunda naturaleza en la persona. Esta, subsume la original, sub sunción determinada por el carácter de cada sujeto y su ubicación socio-económica.

4. La voluntad del ego, se hace conciencia en sí. El mundo existe en el conocer. El saber es la voluntad que emerge, saliendo de la abstracción de la universalidad a la generalidad concreta. Es querer hacer; toma de conciencia volitiva-racional. De lo empírico a la abstracción y regreso a la realidad. Ese es el proceso dialéctico: ser y conocer.

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2 I 8 EDUARDO UMAÑA LUNA

5. Lo subjetivo se remite a la realidad, lo abstracto se particulariza. Es decir "lo ético objetivo se hace presente en vez del bien abstracto".

6. Lo moral y lo ético: relación persona-comunidad por la alteridad. Si bien cada individuo tiene voluntad libre, al relacionarse con la comunidad adquiere obligaciones y, a su vez, goza de derechos.

7. Posibilidades de 11 solución civilizada de los conflictos de intereses: forma básica de la paz social con el ejercicio de una recta y cumplida justicia social. Destacó Hegel: "El derecho es el registro mínimo de la moralidad en una comu­nidad". Esa moralidad se expresa en lo concreto: ética de los comportamientos políticos jurídicos.

8. Hegel fue claro al afirmar: "La pedagogía es el arte de hacer a los hombres éticos".

9. En el prefacio de la Filosofia del Derecho, Hegel da pautas claras para la comprensión del mundo:

a) "Este tratado, en cuanto contiene la ciencia del Estado, no debe ser otra cosa sino la tentativa de comprender y representar al Estado como algo racional en sí".

b) "Comprender lo que es, es la tarea de la filosofía, porque lo que es, es la razón. Por lo que concierne al individuo, cada uno es, sin más, hijo de su tiempo; y también la filosofía es el propio terreno aprehendido como el pensamiento".

c) La idea filosófica es "la identidad consciente de forma y de contenido".

d) Hegel es relativista en cuanto determina la función de la filosofía ante la historia: " ... acerca de la teoría de cómo debe ser el mundo, la filosofía, por lo demás, llega siempre demasiado tarde. Como pensar del mundo surge por primera vez en el tiempo después que la realidad ha cumplido su proceso de formación y está realizada.

e) En el símil el buho de Minerva dice que el quehacer filosófico es después de la realidad histórica: "Cuando la filosofía pinta el claroscuro, ya un aspecto de vida ha envejecido y en la penumbra no se le puede rejuvenecer sino sólo reconocer; el buho de Minerva inicia su vuelo al caer el crepúsculo".

y Carlos Marx (1844) al presentar la Introducción a la obra citada, despeja la bruma del crepúsculo hegeliano (confrontación de política, sociología, psico­logía y demás ciencias humanas), con proposiciones como las siguientes:

a) " ... el hombre no es algo abstracto, un ser alejado del mundo. Quien dice el hombre dice el mundo del hombre: Estado, Sociedad".

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EL HUMANISMO SOCIAL 2 , 9

b) "La tarea de la historia, establecer la verdad del acá después que haya disipado la verdad de allá; ante todo, el deber de la filosofía, que está al servicio de la historia, es el desenmascarar la aniquilación de la persona humana en su aspecto profano, luego de haber sido desenmascarada la forma sagrada de la negación de la persona humana. La crítica del cielo se cambia en la crítica de la tierra, la crítica de la religión en la crítica del derecho, la crítica de la teología en la crítica de la política".

c) "Somos filósofos contemporáneos del presente sin ser contemporáneos históricos" ...

d) "La teoría es capaz de adueñuarse de las masas apenas se muestra ad-ho­minem apenas se convierte en radical. Ser radical significa atacar las cuestiones en la raíz".

e) "No basta que el pensamiento impulse hacia la realización: la misma realidad debe acercarse al pensamiento".

b) LA PAZ, DEBER Y DERECHO

Pues bien. Con base en este punto de partida aproximémonos al complejo asunto de la paz en Colombia.

Dice el artículo 22 de la Constitución de 1991:

"La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento".

A mi entender, dos artículos de los Derechos Humanos son el fundamento de este precepto constitucional:

a) Artículo r. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros, y

b) Artículo 30. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de la persona.

Así pues, la paz no puede ser una promesa. La paz es -ante todo- justicia social, cambio de estructuras y lucha contra la corrupción a todos los niveles. Para terminar con la violencia se exige una alta dosis de voluntad política, del diálogo que impiden los variados intereses creados que hoy nos condicionan. !La paz sólo puede surgir de un acuerdo político! De resto nos hundiremos cada vez más en la cultura absurda de la violencia.

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220 EDUARDO UMAÑA LUNA

Estimo conducente recordar el sobrio comentario del profesor Diego Uribe Vargas, con la autoridad que le imprime el hecho de haber sido quien propuso el artículo 22: "El derecho a la paz es una de las más importantes innovaciones que trae la nueva Constitución. Este se cataloga dentro de la tercera generación, y basta una mirada a las continuas alteraciones del orden público, para comprender que sin la paz es imposible ejercer el respeto de los derechos y libertades ...

"Cuando la prédica del odio, las incitaciones a la violencia, la propaganda a la guerra, se han convertido en práctica habitual de muchas gentes, y se vive la subcultura de la agresión y la vindicta, el derecho y el bienestar de la paz son, quizá, los primeros mandamientos del nuevo orden en defensa de la vida y del conjunto de valores que la exalta ...

"El derecho a la paz es condición de la vida civilizada y sustentáculo del orden jurídico y de las libertades públicas.

"El compromiso de mantenerla no corresponde sólo a los poderes públicos, sino que se torna en acción solidaria de todos los que conforman el tejido social".

La paz debe buscarse con terquedad y sin falsas vanaglorias. No me refiero a la pax romana. Hablo de una paz que comprenda la inmediata "restauración moral de la República", como lo quería Jorge Eliécer Gaitán, y el "obligado cambio de estructuras", según la tesis de Camilo Torres Restrepo.

Ahora, en torno a la lucha por la paz, conviene precisar el universo donde se desenvuelve nuestra justicia social.

1. Paz con justicia social

En mi reciente ensayo CAMILO VIVE l aclaré:

"La proposición del Humanismo Social...

"Hipótesis para nuestro país, sobre la enseñanza, el ejemplo y el recuerdo de Jorge Eliécer Gaitán, de Camilo Torres Restrepo y de tantos jefes democráticos más.

"Al seguir los sendos itinerarios socio-históricos de sus maravillosas vidas, la coyuntura actual del país exige por lo menos la investigación científica, y por lo tanto, desapasionada, de las doctrinas de Gaitán y de Camilo, su continuidad de planteamiento, el enlace lógico de sus proposiciones ...

Barranquilla, Editorial Don Bosco, 1996, pág. 60.

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EL HUMANISMO SOCIAL 11'

"La misma Colombia trágica, desde el sacrificio de las etnias indígenas ante la codicia de conquistadores y colonizadores, la ignominia histórica de la escla­vitud ...

"Los ejemplos insuperables de seres como Galán, el comunero; como Camilo Torres Tenorio, el pensador político-jurídico; como Antonio Nariño, el precursor; como Simón Bolívar, el genio; como todos los revolucionarios del siglo pasado; como la simiente socialista en Rafael Uribe Uribe y los subversivos de los años 20; como la fundación de los grupos marxistas ... En fin, tantas luchas contra la inferio­rización de la mujer, contra el universo oscuro de nuestros niños campesinos y de barriadas urbanas, contra la trágica agresión al explotado y marginado.

"El ascenso al poder público de la naciente burguesía dentro de nuestro capitalismo incipiente; los dominios continuos de los imperialismos; el mante­nido policlasismo; la problemática de las multietnias; la inmoralidad de los de arriba, el desconcierto de los de abajo, la indecisión de los de en medio; nuestras grandezas y miserias absolutas; la oscilación de las clases medias y siempre, siempre, el egoísta dominio de las altas clases; nuestra continua, atroz y polifa­cética violencia; nuestro desorden político, económico y jurídico; nuestras fami­lias: estructuras en crisis; los maniobrerismos de las castas rectoras, que los neoliberalismos, que las obligaciones, que las ignorancias y las complicidades ...

"El proceso para el porvenir del Humanismo Social no es un macroproyecto inalcanzable sino lógica y viable aplicación de las bases conceptuales como aper­tura hacia los grandes cambios y la defensa de la dignidad humana.

"Menciono someramente sus posibles características esenciales:

"a) Modo de producción. Propiedad social sobre los mediosfundamentales de producción (estúdiese la reforma constitucional de Cuba de 1992); propiedad privada sin que se permita la explotación del ser humano; apertura económica (interna y externa) al mercado de los productos básicos; desarrollo del coopera­tivismo (especialmente el agropecuario); intercambio comercial equitativo (na­cional e internacional).

"b) Formación social. Democracia real, participativa, y por ende superación de la representativa. Respeto a la pluralidad de opinión. Ampliación cuantitativa y cualitativa de las entidades no gubernamentales. Revocación del mandato po­lítico incumplido.

"c) Coyuntura política. Paz con justicia social; defensa de la autonomía personal mientras no se tome como un pretexto para la explotación del congénere; relaciones armónicas y equitativas políticas y económicas con todos los pueblos del orbe".

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222 EDUARDO UMAÑA LUNA

2. Población: pobreza y miseria

En El Tiempo2 se encuentra la información básica siguiente:

TOTAL DE POBLACIÓN: 37'422.791, repartida así:

Costa Atlántica Occidente Oriente Orinoquía Amazonía

Población en cuatro ciudades principales:

Bogotá Cali Medellín Barranquilla

7'975.695 11 '633.257 16'148.709

1 '049.696 615.434

5'484.244 1 '847.176 1 '834.881 1 '090.618

La tasa anual de crecimiento en Bogotá resultó ser del 2.64%, mientras que en el resto de la nación es del 1.93%3.

Repasando el trabajo del DANE en torno a los porcentajes de pobreza o miseria, relacionándolo con la población de Colombia en 1996, según El Tiempo, y con lo ya sostenido por mí en Lafamilia colombiana: una estructura en crisis4

,

en 1997 nuestras cifras serán aproximadamente las siguientes:

Clases bajas: (Miseria: 29.33%) (Pobreza: 28.52%)

Clases medias y altas

55.85%

42.15%

100.00%

22'821.825

16'628.825

39'450.000

¿Cuáles serán las diferencias (categoría social e ingresos económicos) entre las cIases, que puedan deducirse de los resultados del censo de 1993? Porque algo va en economía, nivel de vida y prestigio entre una familia de cIase alta-alta y las de clase media y baja. ¿Y qué decir de la miseria absoluta que aisla a sus víctimas del resto de la comunidad? ¿Qué pensar de los marginados, dellumpenproleta-

2 El Tiempo. 4 de julio de 1996, Bogotá, págs. 1 B Y 3B.

3 Lo cual quiere decir que la problemática socio-económica mayor se centra en la capital de la República.

4 Eduardo Umaña Luna, Universidad Nacional de Colombia, 1994, pág. 171.

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EL HUMANISMO SOCIAL 223

riado? Los miserables son mirados con indiferencia, o rechazados abiertamente, por el resto de las clases sociales. Llega entonces la agobiante problemática de las endemias físicas y psíquicas y su inevitable correspondencia en la seguridad social. Los marginados: carentes de valores, víctimas del analfabetismo, de la subcultura de la miseria, con vidas más instintivas que cerebrales. Ellos viven el abstruso ambiente de la apatía, de la indiferencia, del dejar hacer, de la resigna­ción del vencido, del qué me importa, del abandono sin esperanza. Vicios, de­gradaciones, promiscuidades, hipótesis criminológicas, estados antisociales, in­fiernos sin salida. Drama agobiante de muchos de nuestros núcleos familiares, dispersos, anárquicos, desorganizados.

Al recalcar sobre el drama de la familia en estado de miseria absoluta y en el desamparo de sus integrantes, cabe el escéptico decir de Ornar Khayyam5

:

"Mi nacimiento no trajo ningún bien al mundo. Mi muerte no disminuirá ni su esplendor ni su grandeza. Nadie pudo jamás explicarme para qué he venido, ni por qué he venido, ni por qué me iré".

De las personas censadas6, la escala de las edades aparece así:

de O a 4 años de 5 a 9 años de 10 a 14 años de 15 a 19 años

3'700.000 3'800.000 3'800.000 3'300.000

Hasta acá 14'600.000. O sea, el 39%,casi todos menores de edad (l 3 '280.000 aproximadamente), y,

20 a 24 años 25 a 44 años 45 años y más

3'100.000 9'400.000

10'322.791

Mayores: el61 %, o sea 24'200.000, aproximadamente

Los datos anteriores son muy importantes, entre otras cosas, para poder en­focar los niveles de vida por clases sociales y por edades.

5 Rubauyat. Teorema, S.A., Barcelona, 1984, pág. 69.

6 El Tiempo, cit., pág. 3B.

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No hay que ignorar que el total de la población (37' 422. 791), la diferencia entre la ciudad y el campo se presenta así:

Urbana Rural

25'850.570 11 '572.221

71.43%, aproximadamente 28.57%, aproximadamente

Viviendas: más de 6.9 millones, de las cuales 4.8 millones se encuentran en las cabeceras municipales.

Sexo: Varones Mujeres

16.296.539 16.813.301

Todos los datos anteriores se deben considerar y evaluar, dentro de las cIr­cunstancias especiales, a que se refiere el diario citado:

"En octubre de 1993 Colombia tenía 37' 422. 791 habitantes, según los datos ajustados del último censo. Para encontrar esta cifra los expertos se demoraron cerca de tres años.

"Si se tiene en cuenta que la tasa de crecimiento promedio anual es de 1.93%, se puede decir que actualmente el país cuenta con alrededor de 39' 450.000 personas.

"Al dar a conocer el informe de los datos ajustados del último censo, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) encontró grandes diferencias con el informe preliminar que se entregó hace casi dos años.

"La primera de ellas es la población total ajustada del país, que aumentó con la revisión en 1 '536.511 personas. En el primer informe se habló de una cifra ajustada de 35'886.280 habitantes.

"La población censada realmente también cambió. Pasó de 32'870.231 per­sonas a 33' 109.840. La diferencia que hay entre la censada y la ajustada sale de los cálculos que hacen los expertos del DANE, para incluir las personas que no fueron encuestadas.

"Según los analistas del DANE, lo anterior significa que en realidad se censó al 88.3% de la población. Es decir, ese fue el cubrimiento de la recolección real de datos. El 11.7% restante se considera la parte no cubierta o no entrevistada".

Con estudio un imparcial como el elaborado por el DANE en 1990, se puede examinar a fondo yen toda su extensión la realidad de la pobreza colombiana.

La escueta presentación de la realidad del país, se puede apreciar en contextos como los siguientes:

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El HUMANISMO SOCIAL 225

"Condiciones de vida dignas para todos los sectores de la sociedad, en un ideal entorno al cual existe consenso generalizado. Los enfoques ideológicos que han logrado una pennanencia dentro de los sistemas políticos vigentes, se levantan sobre el supuesto de que existen ciertas condiciones mínimas que deben poseer, como grupos básicos de convivencia. Tras este sustrato común, las diferencias aparecen cuando se intenta explicar la existencia de segmentos poblaciones que se encuentran en pobreza, o cuando se plantean alternativas para superar tales situaciones.

"Al observar el panorama histórico de Colombia se constata que en ningún momento se ha logrado que ese ideal de justicia se convierta en realidad. Sin duda, ha habido un mejoramiento en la calidad de vida del conjunto de la pobla­ción y de los estratos más desfavorecidos en particular. En las últimas décadas, Colombia se ha industrializado, se ha urbanizado, se ha educado; su población y su economía han crecido. Ante estos rápidos cambios, las necesidades y su forma de satisfacción también se modifican y se presentan en un contexto diferente.

"La crónica persistente de insatisfacción de las necesidades básicas indican que la erradicación de la pobreza no proviene del libre juego de las fuerzas sociales y económicas. Estas requieren voluntad política, amplia participación e intervención consistente del Estado, que ataque de raíz las causas que producen la extrema desigualdad. El crecimiento económico por sí solo no es suficiente. Es necesario tomar en cuenta los factores que afectan la distribución de la riqueza y los ingresos, para lograr una situación de mayor equidad, donde todos puedan satisfacer sus necesidades elementales.

"Desde esta perspectiva, cobra importancia determinar la magnitud y carac­terísticas de la pobreza. Con ello, se precisan las dimensiones de las acciones orientadas a superarla y se facilitan el diseño de políticas y programas para su tratamiento,,7.

3. La inequidad secular

En alguna ocasión académica, expuse: "Hosca geografía física: complejo escenario de grupos humanos. Tierra en su difícil distribución potencial, o de explotación (minifundios, concentración urbana, zonas de transición citadina, suburbios miserables "cordones de la pobrería"). Trópicos. Subcultura.

"Clases altas en peligrosos rechazos de la autenticidad de nuestras provincias tan mentadas y tan ignoradas, tan cercanas y tan lejanas. Clases medias, hacia arriba, hacia abajo; inestables, angustiadas, temerosas, fluctuantes. Movilidad

7 La pobreza en Colombia. DAN E, Tomo 1, 1990, pág. 7.

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social vertical, ascenso-descenso, nunca encuentro pleno; motivaciones artificia­les, carencia de conciencia, como quien dice de capacidad de lucha.

"Lumpen, miseria, desocupación, parvo dolor vital, ausencia del pensar... Campesinos absortos, ensimismados; centurias de retraso mientras se araña el cosmos. Azada, rancho, prole; tierra cansada, antes generosa; liturgia, rito, ritua­lismo; vereda girando en sí misma; agua escasa; pobre condumio; aislamiento cultural; en naturaleza real y en sobre naturaleza esperanzada; circo de politique­ros en gira anual; no pocas veces, el conflicto tomando la amarga forma de la violencia, incendios (violencias espirituales y, también, carnales), crucifixión al borde de los senderos cómplices; sacrificios innobles; soledad, desamparo, olvi­do. Pero otros, más responsables, loarán las excelencias de nuestro lindo país campesino, todavía pastoril, todavía en su pobreza autárquica, todavía en la tra­dicional sociedad sacra, todavía medio feudal, medio esclavista, medio cristiana, medio pagano, medio humano, medio animal.

"Fenómeno urbano, crecimiento en desorden, extraños rostros ... Proletario: media única de sí y de los suyos, su salario. Aristocracia del obrerismo, mínimo necesario para detener la razón del cambio y poderse mostrar en los convites internacionales. Intento de policlasismo obrero. El ejército de reserva industrial acrecentándose.

"¿Qué habrá de acontecer, qué acontece en nuestro país vitrina? ¿Qué de la pereza nuestra, como la del campesino, de sol a so}, sobre la esquiva parcela; como la del obrero, de mañana a noche en la magra manufactura, o en la anónima inversión fabril; como la del niño sin esperanza, en su real abandono; como la del colombiano mal nutrido y peor tratado; como la del ocio obligatorio; como la de tantos sin protección? ¿O será, más bien, irónica referencia a las cuentas jugosas en las bancas del exterior, o a la inversión meramente rentista en nuestras ciudades, o al lujo ocioso de algunos, al simple paternalismo de otros, o al sacri­ficio en vano de los más, o la defensa arancelaria de los menos? ¿O a qué?

"Que las crisis económicas, que el desorden social, que la quiebra moral (¿cuál moral?), que las estrategias reformistas para dir.mir el conflicto de la competencia, entre los títulos debidamente inscritos, y el invadir de hombres stn tierra para alcanzar el mínimo vital, que el respeto a la legalidad, que la demo­cracia de formas, así se ignoren las esencias, que la transformación de las insti­tuciones, qué de cosas más, que la libertad hasta para morir de hambre. Curiosa manera de plantear la libertad.

"Estam·os, querámoslo o no, dentro del mundo. Un mundo ciertamente d~fkil de entender. Áreas de influencias o de colonialismo. Órb)ta de acción de los grandes sobre los pequeños. Nuestra Amértca multiforme, porque es mestiza,

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EL HUMANISMO SOCIAL 227

porque es negra, porque es zamba, porque es indígena, porque es hasta blanca, determinada por la fenomenología del concierto occidental...

"Los millares de víctimas de la tradicional violencia; cruces humildes a todo lo largo y ancho de Colombia ignorada y, de vez en cuando, otros sacrificios más execrados por el especial status socio-económico de sus víctimas ... todos rechaza­bies, todos reprochables, pero unos llamados a la alarma social (los menos, sin duda), mientras sobre los de otros (los de millares de gentes campesinas) habilidosamente se teje un silencio sórdido con el propósito de rehuir el obligado juicio histórico.

"Se nos quiere de buenas maneras, pero no se nos devuelve en justo precio nuestro esfuerzo común. Somos indefensos y pasivos en los mercados interna­cionales. Los precios de nuestras materias primas o de nuestro productos agríco­las en descenso, mientras nos colocamos en la vergonzante situación de las na­ciones mendicantes. Búsqueda de un equilibrio justo entre ellos y nosotros. Entre los superdesarrollados y su mercado industrial y nuestra inercia, entre su ciencia y nuestra miseria técnica, entre su política internacional y nuestra postura nacio­nal, entre su orgulloso menosprecio y nuestro servil acondicionamiento a sus olímpicos mandatos.

"Colombia, país sin desarrollo pero con las lacras ideológicas del desarrollo, debido a la hábil estrategia que busca la desmoralización colectiva.

"Normas contradictorias en mano de instituciones incapaces de otorgar ver­dadera seguridad social a la comunidad; grave desorden político y caos jurídico; policlasismo absurdo y estructuras inadecuadas, tanto en lo económico, como en lo ideológico, como en lo político-jurídico".

i Ahora, en 1997, todo sigue igual!

4. El ego ante la crisis

Santiago Ramón y Cajal, ante el Colegio de Médicos de Madrid, al referirse al sujeto que lucha por el bien colectivo, expus08

.

"Apóstoles abnegados de la paz y de la beatitud sociales, los verdaderos quijotes siéntense abrazados por el amor de lajusticia, para cuyo triunfo sacrifi­can sin vacilar la propia existencia, cuando más los apetitos y fruiciones de la sensibilidad. En todos sus actos y tendencias ponen la finalidad, no dentro de sí, en las bajas regiones del alma concupiscente, sino en el espíritu de la persona colectiva, de que se reconocen células humildes y generosas".

8 Don Quijote de la Mancha. Editorial Castilla, Madrid, 1947, pág. LXVI.

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¿Cabrá -en el panorama oscuro de hoy- invitar a los jóvenes al noble oficio de Don Quijote entre el soñar y la realidad? ¿Qué hacer en nuestra disyuntiva?

Dice Luis Astrana Marín en su erudito prólogo de Don Quijote de la Mancha9

:

"Don Quijote muere de tristeza. Matarle fue hacerlo despertar de su locura. Hacerle vivir. Hacerle renunciar al sueño más noble, hacerle morir. Pero, qué bella muerte, morir conociendo la verdad".

Nuestros quijotes deben luchar por la humanidad; y dentro de ella por el hombre sin egoísmos, aquel que no se siente el centro del universo. Hoy tenemos que ayudar a construir un nuevo hombre al servicio de la comunidad y, por consiguiente, en defensa legítima contra el abuso de los explotadores.

No hablo del humanismo en la clásica tradición filosófica. Hablo del nuevo valor supremo de esencia, de naturaleza humana, de humanidad, de individuo concreto.

El ser humano distinto al que provocó las severas críticas al viejo huma­nismo que, según Althusser (1965), "está íntimamente ligado al historicismo y constituye como tal, una ideología nefasta para la comprensión del marxis­mo verdadero y para su desarrollo como teoría científica de la historia y de la sociedad. Lo propio de la ideología es el humanismo porque hace del hombre un sujeto, ilusión desenmascarada a la vez por el marxismo y el neofreudis­mo"IO. La propuesta del Humanismo Social es distinta del humanismo ante­rior,justamente criticado. "Se ha relievado sobre estos particulares: "Nuestra conducta debe ser la conducta consciente del miembro de la sociedad sin clases (subrayo), pero esto no quiere decir en absoluto que en los problemas de la conducta tengamos que dirigirnos siempre a nuestra conciencia. Esto sería una carga excesiva para la conciencia. La verdad y amplia norma ética se hace real sólo cuando su momento consciente pasa el campo de la expe­riencia general, de la tradición de la costumbre, cuando la norma empieza a actuar rápida y exactamente, apoyada por la opinión y el gusto social"ll.

9 Op.cit., págs. XXVI y XXVII.

10 Diccionario General de las Ciencias Humanas, Georges Thines y Agnes Lempereur. Edicio­nes Cátedra, Madrid, 1975, pág. 447.

II Sobre la Educación Comunista, A..S. Makarenko, págs. 180 y 18!.

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e) EPÍLOGO

Quiero terminar con unas estrofas del bohemio, amigo y camarada Luis Vidales, el abominable hombre del barrio de las Nieves, como en burla de sí mismo se hacía llamar:

"¿EN DÓNDE ESTÁ LA PAZ?

"La paz está en la cara de los niños en el hombre que pasa por la calle en el árbol solemnemente erguido en la serena majestad del aire.

"Está en el cielo la paz -puedes mirarla­la escribe el tiempo en su tranquilo rumbo la lleva cada ser dentro del alma en su rotación la va cantando el mundo.

"En la hoja que nace está la paz el río la refleja en su corriente ¿no la ves trasegando en el hogar? ¿al compás de tus pasos no la sientes?

"¿Quién pretende sacarla de la hoja? ¿Quién al paso del hombre arrebatarla? ¿de la cara del niño quién la roba? ¿de dónde contra la paz viene el fantasma?" 12.

y nuestra paz, ¿dónde, cuándo, cómo lograrla? Necesitamos que prime la cultura de la paz .. 'Una sola muerte universal -la muerte de la guerra-o podría­mos decir con el verso final de Vidales, que es también expresión nuestra.

Recuerda Marie Estripeant, socióloga francesa (trabajo sobre Vidales; Uni­versidad de los Andes) que "¿En dónde está la paz?" fue leído por el poeta "en conferencia ante el cuerpo diplomático de los países socialistas en Colombia, en junio del 82,,13. ¿Se podrá recordar el poema -por testigo todo el país- en los

1 ... ? A ' , .. E ?,,14 e austros umversllar/Os. ea SI: ¿ ra un gato. .

12 Poemas del abominable hombre del barrio de Las Nieves, ediciones Aurora, Bogotá, 1985. pág. 87.

13 ¡bid., pág. 86.

14 Véase el prólogo de esta sinopsis, en la generosidad intelectual de Fernando Garavito.

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Este libro se tenninó de imprimir en el mes de mayo de 1998

Universidad Nacional de Colombia UNIBIBLOS - Sección Imprenta

Santafé de Bogotá, D.C., Colombia

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LIBROS PUBLICADOS POR EL AUTOR

1. Camilo Torres Tenorio y "Memorial de Agravios" (1952)

2. La Violencia en Colombia (Coautoría: 2 To­mos) (1962 y 1964) (Numerosas edicio­nes)

3. El Intelectual en la Emancipación (1972) 4. La Familia en la Estructura Político-Jurídica

colombiana (1973) 5. Los Derechos Humanos en Colombia

(1974) 6. Un Sistema en Estado de Sitio (1977) 7. ¿Universidad Oficial o Universidad Priva­

da? (Coautoría) (1978) 8. Vida. Pasión y Muerte de la Reforma Cons­

titucional (1981) 9. El Mayor de 16 años ante la Justicia Penal

Ordinaria (1982) 10. La Violencia y la Paz (1982) 11. ¿Hacia la Paz7 (1985) 12. Camilo Torres Restrepo, El Nuevo Huma-

nismo (1986) 13. Los Derechos Universales (1987) 14. Memorial por Colombia (1987) 15. El Estatuto Procesal Penal (1987) 16. La Tramoya Colombiana (1988) 17. El Derecho (1989) 18. El Menor de Edad (1991) 19. La Familia Colombiana: Una Estructura en

Crisis (1994) 20. Estado - Familia (1995) la. Edición y

(1997) 2a. Edición 21. La Familia: Núcleo Fundamental de la So­

ciedad (¿Siglo XXI? (1996) 22. Camilo Vive (1996) la. edición y (1997)

2a. edición 23. El Humanismo Social (1998)

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