el hogar educador - primavera 2010

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1 El Hogar Educador Primavera 2010 Primavera 2010 Vol. 15 No. 1 ¿Desposarse o no desposarse? Esa es la pregunta ... página 8 ¿Cuál es el Estilo de Aprendizaje de tu Hijo? Parte 1 ... página 22 Conferencia 2010 en Pachuca, Hidalgo ... página 24 Foto por: Karime Gallegos

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Revista de EL HOGAR EDUCADOR

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Page 1: EL HOGAR EDUCADOR - Primavera 2010

1 El Hogar Educador Primavera 2010

Primavera 2010 Vol. 15No. 1

¿Desposarse o no desposarse? Esa es la pregunta ... página 8

¿Cuál es el Estilo de Aprendizaje de tu Hijo? Parte 1 ... página 22

Conferencia 2010 en Pachuca, Hidalgo ... página 24Foto

por

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2 El Hogar Educador Primavera 2010

C o n f e r e n c i a s d e Norm Wakefield

Vivimos en una época en donde parece que todo el arsenal del mal ha sido desatado encontra del matrimonio. En general, la iglesia de hoy en día tiene básicamente los mismos estándares de santidad para las promesas del matrimonio que el mundo. ¡Es tiempo de que cambiemos nuestra manera de pensar en cuanto al matrimonio!Esta serie de conferencias está basada en la aplicación del evangelio a este compromiso tan vital, el matrimonio para la gloria de Dios.

La Palabra de Dios provee dirección a los padres que quieren ayudar a sus jóvenes a desarrollarse como adultos maduros y preparados para la vida. Por otro lado, si tú eres un joven, ¿a qué te dedicas en esta época de tu vida? ¿Cómo impactará esto en tu futuro?

Esta serie de conferencias ayudará a los padres y a los jóvenes a trabajar juntos en este tiempo tan emocionante que es la adolescencia.

¡Adquiéralos ya en la página de El Hogar Educador a un precio de $40 usd por los dos!

Matrimonio para la Gloria de Dios

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www.elhogareducador.org

Nuestra MisiónTodos nuestros esfuerzos tienen una cosa en común: la familia. Nuestro deseo es ver que las familias lleguen a con-ocer a nuestro Señor, como también que crezcan en El.El propósito primordial de esta publicación es ayudar a los padres a alcanzar a sus hijos para Cristo. Fue por esta razón que empezamos a pub-licar El Hogar Educador en 1996. Es una revista trimes-tral diseñada para contribuir a la enseñanza y aliento de los padres que están educando a sus hijos en el hogar.

Creemos......en la Biblia — Creemos que cada una de las palabras de los escritos originales de las Sagradas Escrituras es la Palabra de Dios inspirada y que no tiene error. La Biblia es la autoridad final por la que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con los que nos rodean. Es el fundamento de nuestra fe,

creencia y conducta. Dicho escuetamente, en El Hogar Educador creemos en la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis. ...en la Trinidad — Dios ex-iste en tres personas eternas — Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Estos tres son uno....en la Salvación — Creemos que la salvación se recibe úni-camente por la fe en Cristo. (Gálatas 2:16 Sabiendo que el hom-bre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.) Su muerte y resurrección son la expi-ación de nuestro pecado. El arrepentimiento del pecado, la fe en la obra que Cristo hizo a través de la cruz (su muerte, sepultura, resurrección y as-censión), y la confesión son el único camino a la salvación. La salvación es un regalo de Dios disponible para todos los que creen.

Aunque pretendemos ser bíblicos en nuestro enfoque, la sola publicación de algún material en El Hogar Educador no constituye un respaldo absoluto de todos los detalles de su contenido. I Tesalonicenses. 5:21.Nuestro agradecimiento especial para los muchos autores y editores que bondadosamente otorgan permiso de traducir y reproducir sus materiales. Todos los artículos reproducidos se publican por autorización del dueño de la propiedad literaria.También queremos expresar nuestra gratitud por todos los que oran por nosotros y por esta obra. Reconocemos que sin la ayuda del Señor toda nuestra labor sería en vano.Publicado y distribuido trimestralmente sin costo a todos los que lo soliciten.Se autoriza la reproducción y distribución de esta revista parcial o totalmente. Sólo pedimos que se incluyan nuestro nombre y dirección, así como un aviso con respecto a la disponibilidad gratuita de El Hogar Educador para los que lo soliciten.

Responsables de la Publicación Josué y Bevy CuevasAlex y Elsa GuzmánErnesto y Ana Iñigo

Esteban IñigoMike y Pam Richardson

Dave y Karin Tucker

El Hogar Educador (USPS number 021-435)

Apartado Postal 48725000 Saltillo, Coahuila, México

Correo electrónico: [email protected]

1001 South 10th Street, Suite G-529McAllen, Texas 78501 USAE-mail: [email protected]

El Hogar Educador (ISSN: 1539-4735) is published Quarterly, by Vida Nueva Ministries, Inc., 1001 S. 10th St., Ste. G-529, McAllen, TX 78501. Pe-riodicals postage rates paid at McAllen, TX. Postmaster, please send address corrections to El Hogar Educador, 1001 S. 10th St., Ste. G-529, McAllen, TX 78501.

Todo el material publicado en la revista El Hogar Educador tiene Copyright 2010 por El Hogar Educador. Impreso en México

DiseñoFotografíaFotografía de portada tomada por: Karime Gallegos, participante de la Convocatoria de Fotos EHE.

Ana María IñigoDiseño de anuncio:

Lorena García

El Hogar Educador Contenido

• Porqué Debes Llevar a tus Hijos a las Conferencias

para Educadores en el Hogar

por Crystal Paine 2

• Entre Mamás

por Pamela Richardson 4

• Amistad: ¿Frente a Frente o por Facebook?

por Heather Sheen 5

• ¿Desposarse o no desposarse? Esa es la pregunta.

por Michael Pearl 8

• ¿Educación Intencional en el Hogar o Cayendo por

entre las Hendiduras?

por Deborah Wuehler 20

• ¿Cuál es el Estilo de Aprendizaje de tu Hijo? Parte 1

por Melissa Pinkley 22

• Conferencias 2010 24

• La Última Palabra

por Mike Richardson 26

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4 El Hogar Educador Primavera 2010

libros para ver los nuevos libros y currículos, y recoger los lápices, borradores, calcomanías, globos, imanes, etc. que regalaban (siempre era divertido encontrar en cuál mesa regalaban las mejores cosas), y por supuesto, escuchar las conferencias dadas por educadores en el hogar de fama mundial, así como educadores locales con sus pláticas moti-vadoras sobre temas interesantes.

Me parece que muchas de las personas que planean las conferencias no toman en cuenta a los niños, especialmente a los más pequeños, al planear las conferencias; más bien se les ve como “distracción.” He leído folletos que descri-ben alguna conferencia para educadores en el hogar en los que se exhorta a los padres a no llevar a niños menores de 13 años a las conferencias. Estoy de acuerdo que cuando hay niños corriendo entre las mesas, o entrando y saliendo durante las conferencias son una distracción y molestia pero ¿qué de los cientos de niños bien portados (no estoy diciendo que siempre fuimos unos ángeles, pero estábamos bien entrenados, ¡gracias a nuestros maravillosos padres!) quienes disfrutan de la experiencia de las conferencias, como las disfruté yo mientras crecía?

El asistir a conferencias para educadores en el hogar cuando niña, dejó recuerdos imborrables en mi mente en tres áreas específicas:

Me recordó que no estábamos solos en este camino.

Comenzamos a educar en el hogar cuando todavía no era un fenómeno bien conocido y recuerdo las cejas levantadas y miradas extrañas que recibía cuando respondía en dónde estudiaba. Así que ir a unas conferencias donde el salón estaba llenó de pared a pared de familias que educaban en el hogar nos ayudaba a fomentar un sentimiento de “pertenencia.” Mis padres no eran unos lobos solitarios en esto, a pesar de las miradas y comentarios que nos hiciera la gente. Mis padres tampoco habían inventado el concepto de que tal vez ellos sabían lo que era mejor para nuestra educación. Y tampoco eran unos padres autoritarios que estaban tratando de protegernos de toda forma de civilización que existiera afuera de las cuatro paredes de nuestro hogar.

“Despierta,” susurra Mamá a mi oído. “Si quieres ir tenemos que irnos pronto.” Por supuesto que me levanto; no me quiero

quedar. Hoy es uno de mis días favoritos del año pues vamos a la conferencia anual para educadores en el hogar. Me visto rápidamente, tomo algo para comer y ayudo a pre-parar los sándwiches que nos vamos a llevar. Con tiempo nos subimos a la van y salimos para el lugar en donde se llevarán a cabo las conferencias.

Llegamos, como es nuestra costumbre, por lo menos 15 minutos antes de que se abran las puertas, para comenzar a tener comunión con las demás familias que llegan tem-prano. Es bueno volver a ver a viejos amigos y comentar las actividades del día. En poco tiempo se abren las puertas

del local y todos entramos para separar lugar y comenzar a ver las mesas de libros.

He asistido cada año a las conferencias para educadores en el hogar desde que estaba en preprimaria, que fue el año en que comenzamos a educar en el hogar. No creo que seamos los únicos hijos que disfrutan asistir a las conferencias desde pequeños. No sé qué tanto provecho haya sacado Mamá de las conferencias al tener que cargar con los cinco, seis o siete de nosotros, pero nosotros lo disfrutamos en grande.

Como joven siendo educada en el hogar, toda la expe-riencia de la conferencia era increíble: el ver a tantos otros jóvenes que también estaban siendo educados en casa de todo tipo y variedad, el visitar cada una de las mesas de

Porqué Debes Llevar a tus Hijos a las Conferenciaspara Educadores en el Hogar

por Crystal Paine

“Como joven, siendo educada en el hogar, toda la experiencia de la conferencia era increíble: el ver a tantos otros jóvenes que también estaban siendo educados en casa

de todo tipo y variedad, el visitar cada una de las mesas de libros...”

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Me hizo sentir parte del proceso de educar en el hogar

En las conferencias para educadores en el hogar, Mamá acostumbraba mostrarnos los libros, libros de texto y currí-culo que estaba pensando comprar para nosotros y nos pedía nuestra opinión y comentarios. Un beneficio para mi Mamá era que si yo le había ayudado a escoger los libros para mis materias, después si durante el año escolar descubría que alguno no me gustaba, no me podía quejar, puesto que yo misma había ayudado a escogerlos. Conforme fuimos creciendo y ayudando a mi mamá a enseñar algunas de las materias a mis hermanos más pequeños, Mamá nos pedía nuestra opinión al comprar los libros para ellos. ¡Siempre me asombraba la gran variedad de materiales que había para escoger!

Contribuyó a afirmar mi deseo de algún día educar en el hogar a mis propios hijos

Por mucho, la impresión que se fijó más firmemente en mí a través de los años de asistir a las conferencias para edu-cadores en el hogar fue la conclusión inquebrantable a la que llegué, todavía en mi adolescencia, de algún día educar en el hogar a mis propios hijos. El haber sido expuesta a cientos de materiales educativos, métodos, currículos, libros, estilos, autores, y expositores en las conferencias me

demostraron que las posibilidades son casi interminables cuando se trata de educar en el hogar. A través de la educa-ción en el hogar me será posible adecuar la educación a la medida de cada uno de mis hijos, de acuerdo a sus necesi-dades e intereses individuales.

Así que en vez de llamar a una niñera o de encargar a tus hijos con la vecina o con la abuela para las próximas confe-rencias para padres que educan en el hogar, mejor considera si sería beneficioso para ellos que asistan contigo. Ahora, sé que para algunos padres sería difícil llevar a sus trece críos, pero les animo a hacerlo de cualquier manera, pues nunca sabrás de lo que se están perdiendo tus hijos a menos que les des la oportunidad.

Crystal Paine felizmente sobrevivió la experiencia de ser educada en el hogar y ahora está casada con su mejor amigo, Jessie, quien también es un graduado de la educación en el hogar. Juntos están iniciando su propio andar como educadores en el hogar con su pequeña hija Kathrynne (1). Además de deleitarse en su papel de esposa y madre, Cristal tiene un pequeño negocio, Maternidad Bíblica (www.BiblicalWomanhoodOnline.com), escribe libros y artículos, enseña una clase de administración del hogar en línea y es una blogger ávida.

Publicado en la revista The Old Schoolhouse Magazine, Invierno 2006. Usado con permiso.

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Entre Mamáspor Pam Richardson

Después de una larga temporada de resfriados y de tener que pasar mucho tiempo encerrados en la casa, ya estamos listos para recibir la primavera. El tiempo del invierno es bueno para lograr leer muchos libros y aprender de ellos. Pero conforme vaya llegando el clima más cálido y muchas cosas comiencen

a florecer y a empollar, entonces encontraremos otras maneras de aprender cosas nuevas.

La primavera es un buen tiempo para dar caminatas observando la naturaleza. Pueden recolectar hojas, piedras y hasta insectos. Usen un diccionario ilustrado o una enciclopedia para buscar e identificar las cosas que hayan encontrado. También pueden utilizar la computadora para encontrar información. Si cuentan con una buena biblioteca en su localidad pueden encontrar materiales de referencia. A mis hijos les encanta buscar en “Google” cosas en la computadora. Google es una herramienta útil, pero debe usarse con precaución. ¡Pueden encontrar mucho más de lo que están buscando!

Sin embargo, no considero prudente que la computadora sea la única fuente de información. También es bueno que los niños aprendan a encontrar información en la enciclopedia y otros libros de referencia.

La semana pasada sentimos un pequeño terremoto en el valle en donde vivimos. No causó ningún daño. Ocurrió apenas una semana después del devastador terremoto en Haití, de manera que ya habíamos estado hablando acerca de los terremotos. En poco tiempo Samuel había encontrado muchos datos relacionados a los terremotos y cómo funciona la escala de Richter. Primero comenzaron a buscar información en las enciclopedias y después en el Internet. Les aseguro que aprendieron mucho más y recordarán mucho más acerca de los terremotos que si solamente lo hubieran leído en algún capítulo de su libro de ciencias.

Que Dios les dé ideas creativas acerca de cómo aprender cosa nuevas de maneras novedosas con sus hijos. Nuestro deseo es que se embarquen en un estilo de vida de aprendizaje continuo—no solamente en tratar de “terminar la escuela”.

HummusEste es un platillo del medio oriente que se compara a los frijoles refritos. Es delicioso y nutritivo. Puede usarse como un “dip” para verduras sin cocer o para totopos o se puede servir como se sirven los frijoles refritos.

Ingredientes:

Cocine los garbanzos como se acostumbra con ½ cebolla, sal y una cucharada de aceite de oliva.

Cuando se ablanden, retire el caldo y guárdelos para después.

Mezcle todos los ingredientes en la licuadora. Agregue sal al gusto.

Puede sazonarlo agregándole chile jalapeño o chile en polvo. A Mike le gusta agregarle salsa picante. Lo puede uno untar en tortillas. También nos gusta con guacamole.

• ½ kilo de garbanzos

• ½ cebolla

• 4 cucharadas de semillas de ajonjolí, tostadas y molidas

• 1/3 taza de jugo de limón

• ¼ taza de aceite de oliva

• 4 ó 5 dientes de ajo grandes

• ¼ a 1/2 taza de caldo de garbanzos

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7 El Hogar Educador Primavera 2010

Lo he hecho de las dos mane-ras. Antes era una persona no-tecnóloga que rara vez

usaba el Internet y cuando lo usaba era para mandar un correo electrónico a mi abuela. Después me convertí en una experimentada tecnóloga con membresías en diversos foros en línea, obtuve una cuenta en Face-book, y establecí amistades en línea por todo el mundo. Mis amigos más cercanos ahora incluyen a aquellos que solamente he conocido en línea como también a aquellos a quienes conozco en persona. De manera que me siento calificada para pontificar en algunas de las cuestiones que tienen que ver con las amistades de sus hijos en nuestra sociedad “Facebook” moderna.

Primero, veamos lo que la Biblia dice acerca de las amistades. Hay muchas Escrituras acerca de cómo escoger amigos como también de cómo ser un amigo. Uno de los pasa-jes más famosos acerca de la amistad se encuentra en Eclesiastés 4:9-12. “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.” Esto nos dice que Dios diseñó la amistad como protección, como apoyo y para fortalecernos.

Puesto que aparentemente los amigos desempeñan papeles tan im-portantes en nuestras vidas, haremos bien en escoger sabiamente a quienes

serán nuestros amigos. Lo que nos lleva a otra serie de pasajes. En 1 Corintios 15:33 (LBLA) dice: “No os dejéis engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.” Proverbios 13:20 (LBLA) agrega a lo anterior: “El que anda con sabios será sabio, más el compañero de los necios sufrirá daño.” De manera que podemos concluir con toda seguridad de la Palabra de Dios que la amistad

es importante y que debemos escoger amigos que sean sabios en vez de necios.

Ahora tenemos algunas normas con las cuales explorar el tema del uso que sus hijos hacen de Facebook y de otros sitios en línea diseñados para contactar personas y establecer amistades.

La primera pregunta es: ¿Real-mente se pueden establecer amista-des sabias y que sean de aliento en línea? Puedo responder de mi propia experiencia: Sí, se puede. Segunda pregunta: ¿Existe el peligro de que los foros en línea y esas amistades dege-neren en pérdida de tiempo y en meras tonterías? De nuevo puedo responder de mi propia experiencia. Definiti-vamente que sí. Entonces, ¿cómo pueden los padres navegar con sus hijos a través de estos peligros para lograr promover buenas amistades y

desalentar las tonterías que solamente les hacen perder el tiempo? Ense-guida presento algunos lineamientos básicos para su consideración.

Eviten las actividades en línea que sean impersonales tales como: los juegos, las encuestas y las listas de datos sin sentido y al azar acerca de usted. Estas pueden ser diver-tidas… pero adictivas. Le pueden

hacer perder grandes cantidades de tiempo sin ningún propósito o prove-cho real. ¿Realmente importa que sus amigos sepan “qué clase de vegetal quisieras ser”? o “¿con cuál artista de cine te identificas más?” Esto no es generalmente el tipo de temas que establecen amistades profundas. Aunque sea divertido ocasionalmente involucrarse en actividades frívo-las con algún amigo, las amistades verdaderamente benéficas involucran mucho más que meras tonterías.

Alienten la práctica de realizar verdaderas conversaciones en línea. En vez de mandar una nota breve al “muro” de alguien, envía un verdadero mensaje que incluya varios párrafos y que contenga ortografía correcta. Únete a un foro de debates y aprende a presentar tu postura de manera coherente y persuasiva. Toma nota si algún amigo en línea está pa-sando por pruebas o enfermedades y

Amistad: ¿Frente a Frente o por Facebook?por Heather Sheen

¿Cómo pueden los padres navegar con sus hijos a través de estos peligros para lograr promover buenas

amistades y desalentar las tonterías que solamente les hacen perder el tiempo?

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prepara notas o tarjetas de aliento que sean creativas para hacérselas llegar. Usa el Internet para comunicarte de manera considerada y provechosa.

Como una nota aparte, los padres deben ser cautelosos respecto a permi-tir el uso de mensajes de texto por medio de teléfonos celulares. Este tipo de mensajes rara vez contienen siquiera algo de profundidad y gene-ralmente requieren del uso de mala

ortografía para maximizar la cantidad de palabras. Los mensajes de texto deben limitarse a preguntas o comen-tarios breves y necesarios en vez de ser usados para sostener “conversa-ciones” con frases superficiales y sin sentido.

Aliente a su hijo a no hacer “amistad” con cada persona que conozca ni con cada individuo que se lo solicite. Es tentador querer “superar” a otros y tener más amigos en su lista. Pero ayude a su hijo a hacerse las siguientes preguntas: ¿Me trae algún beneficio el estar leyendo los mensajes que fijan estas personas en su página? ¿Vale la pena ver las fotos o los videos que suben? ¿Real-mente me edifica chatear con ellos en línea? Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es “no,” entonces pue-de no ser tan buena idea ser “amigo” de esa persona. Recuerden, las malas compañías corrompen las buenas costumbres – inclusive en línea.

Esté consciente de la seguridad y de los peligros que existen en línea. No dé a conocer fechas de nacimien-

to, domicilios, números de teléfono, listas de miembros de su familia, o alguna otra información perso-nal. Aquí les presento una historia atemorizante que escuché la semana pasada. Una amiga mía se encontró tirada en un estacionamiento la licen-cia de manejar de una mujer. Entró a Facebook, encontró a la muchacha y descubrió que había puesto, ¡toda su información personal incluyendo su horario de cada día (estaba en la uni-

versidad) en su cuenta de Facebook! Con esa información, mi amiga pudo ir y físicamente encontrarse con ella sin nunca antes haber hablado con ella y regresarle su licencia. Lo que vino a mi mente fue “!Qué bueno que la licencia no fue hallada por un hombre acosador perverso¡” ¡Esa muchacha había puesto demasiada información personal en Internet!

Pídale cuentas a su hijo por su comportamiento en línea. Los niños menores de 18 años deben tener su actividad en línea monitoreada de una manera adecuada a su edad. Los padres deben tener acceso por medio de una contraseña a ver los sitios y las actividades en las que ha estado su hijo en línea. (Nota del traductor: Esto se logra instalando un software que actúa como filtro, K9 Web Protec-tion, es un buen programa y gratuito.) Esto es importante no solamente por razones de seguridad, pues también les da a los padres la oportunidad de hablar con su hijo acerca de su comportamiento en línea. He sabido de demasiados adolescentes que sin pensarlo dos veces groseramente

“destruyen” a alguien porque no está de acuerdo con ellos o que suben fotografías o videos inconvenientes. Sé que los padres de esos muchachos estarían muy molestos si se enterasen del comportamiento en línea de sus hijos. En el mundo del Internet es muy fácil actuar de manera anónima y evitar las consecuencias de un mal comportamiento. Asegúrese de que su hijo sabe que le tendrá que rendir cuentas a usted por su comportamien-to en público, ya sea público en línea o público frente a frente.

Procure balancear las amistades en línea con amistades reales de una persona frente a la otra. Una amiga se quejaba conmigo porque había estado en un restaurante en una reunión familiar donde habían asistido familiares que poco se veían pero casi todos los muchachos se la habían pasado enviando mensajes de texto por sus celulares en vez de hablar con las personas que los rodeaban. Este es un comportamiento inmaduro y desequilibrado.

En la vida real, “el hierro afila al hierro” de manera más eficaz con-forme aprendemos a congeniar con las debilidades, excentricidades y peculiaridades de las personas. En línea, uno fácilmente puede “cortar” a todo aquel que de alguna manera le molesta o fastidia. En la vida real, uno tiene que vivir con ellos. Los niños necesitan aprender habilidades para relacionarse con otras personas como parte de su crecimiento hacia la madurez en la vida real.

Asegúrese de que sus hijos trabajan igual o inclusive más duro en sus rela-ciones interpersonales de la vida real que con sus relaciones interpersonales en línea. Esto quiere decir que tienen que aprender a amar y a disfrutar a sus hermanos y padres. Significa que tienen que aprender a sentarse y escuchar las historias del abuelo y tienen que aprender a trabajar en ese proyecto con la tía Fulgencia.

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9 El Hogar Educador Primavera 2010

Asegúrese de que sus hijos también están trabajando en mejorar su rela-ción con Dios. El Señor no es como un amigo en Facebook al que pode-mos cortar o desconectar cuando no nos gusta lo que nos dice. De hecho, ¡si intentamos “desconectarlo” nos puede traer consecuencias muy serias! (¡Piense en lo que le pasó a Jonás!) Todos necesitamos desarrollar una comunicación diaria con Dios, el Sustentador de nuestras vidas. Él nos provee de una dirección amorosa dia-ria si tan sólo nos tomamos el tiempo para aprender a escucharle. El tiempo empleado en la lectura y meditación de la Biblia, así como en la oración personal, es más provechoso y nece-sario que el tiempo que pasamos con nuestros amigos en línea. Asegúrese de que estas sean prioridades que todos siguen en la familia.

Establezca reglas y límites claros. Una vez que la familia haya platicado acerca de estos temas, establezcan

algunas reglas claras y pónganlas a un lado de la computadora. Las expectativas específicas le ayudan tanto a usted como a sus hijos para asegurarse de que juntos se dirigen hacia las mismas metas. Las reglas pueden incluir el limitar el número de horas al día en que pueden estar en línea, pueden especificar el tipo de información que no deben subir al Internet (números de teléfono, fechas de nacimiento, etc.), y para los hijos menores puede requerir que cualquier comentario que vayan a poner en algún foro deba primero ser leído por usted. Otra buena idea es que todos los miembros de la familia deberán primero tener su tiempo de estudio de la Biblia y oración antes de permi-tírseles el uso de la computadora. Mantenga la computadora en un área pública de la casa para que no sea fá-cil que hagan “trampa.” Cada familia tendrá que decidir por sí misma cuáles serán las reglas y lineamientos que se aplicarán en su hogar; aquellas que

tengan más sentido para sus necesida-des particulares.

El Internet es una herramienta maravillosa. Pero como cualquier herramienta, puede ser usada para lo-grar mucho bien o para causar mucho daño. De manera que es importante que entrenemos a nuestros hijos a uti-lizar el Internet en actividades sanas que avancen el reino de Dios. ¡Feliz navegación!

Heather Sheen es graduada de la escuela en el hogar y también terminó una carrera universitaria estudiando en su casa. Disfruta tocar el arpa, trabajar en el negocio de su papá, y hacer trabajo voluntario como historiadora. Lea otros artículos escritos por la familia Sheeen en www.homeschoolfamilyforum.com.

Publicado en: The Times Examiner, Green-ville, SC., el 12 de agosto de 2009. Usado con permiso.

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10 El Hogar Educador Primavera 2010

Nuestros hijos fueron criados (por falta de un mejor tér-mino) en “una cultura cristiana muy conservadora” donde salir en una cita con una persona del sexo opuesto era casi considerado como sinónimo de fornicación. No que pense-mos que todos los que salen juntos van a fornicar, pero el noviazgo recreativo despierta excitaciones y estimulaciones sexuales, por lo menos, psicológica y emocionalmente, si no siempre físicamente.

Rebekah tenía veintiséis años cuando se casó, y nunca tuvo un “novio” —nunca tuvo ningún tipo de relación emo-cional o física con algún joven. Su esposo no tiene razón para preocuparse de que algún día un hombre se pare delante de él, y le diga: “Tu esposa y yo tuvimos una relación muy especial hace unos años.” Él es el primero y el único.

No que no tuviera propuestas. Tuvo más proposiciones que dedos en ambas manos y pies. Ella viajó por el mundo y se desenvolvió con toda libertad y trabajó entre muchos hombres. Pero ella no era ingenua ni inocentona, como lo son la mayoría de las jóvenes educadas en el hogar. Noso-tros aislamos o resguardamos a nuestros hijos desde aden-tro; por lo tanto, conforme fueron creciendo, no fue nece-sario aislarlos tanto por fuera. Mis hijos nunca han sido “plantas que sólo crecen en el interior de la casa.”

Como padre de Rebekah, yo rechacé y alejé a cinco o seis varones antes de que siquiera se le acercaran. Ella misma rechazó por lo menos a una docena. Además, hubo tres muchachos de los que yo me hubiera sentido orgulloso de tener como yernos, que se me acercaron, para pedirme la mano de Rebekah en matrimonio. Yo les dije: “Oye, está bien conmigo, pero es a ella a la que tienes que convencer.” Pero Rebekah nunca les hizo ni el menor caso a ninguno de ellos. Estoy seguro de que si yo hubiera sido de los de la persuasión moderna y hubiera comenzado algún proceso con los muchachos, y después de algún tiempo le hubiera presentado a mi hija a mi elegido, aunque ella es una hija obediente y respetuosa, le hubiera costado mucho trabajo rendirse a mi decisión. Pero yo no hablé con ella en repre-sentación de ninguno de esos muchachos, pues yo nunca le faltaría al respeto a mi hija iniciando algún proceso sin su conocimiento. Si mis hijos llegan a tener tiempos difíciles

en sus matrimonios, quiero que sepan que fueron ellos los que escogieron al compañero de sus vidas, no yo.

Él vino buscando esposa

El hombre con quien se casó Rebekah, Gabriel Anast, vino a mí queriendo conocer y hacer amistad con Rebekah. En ese tiempo ella estaba en el extranjero, y, sin hacer nin-guna promesa, lo invité a venir y trabajar con nosotros en la oficina—lo que hizo por varios meses. Llegamos a cono-cerlo muy bien, y también a su familia. Le dije que desde mi punto de vista pasaba la prueba pero que era su trabajo ganarse el favor de mi hija. Después de unos seis meses se regresó a Nuevo México sin nunca haber conocido a Rebe-kah. Ella regresó, y luego se volvió a ir, y todavía no se conocieron. Pensé que a lo mejor él ya no estaba interesado. Después de haber estado en casa por varios meses, ella se fue a Israel por un año, y fue hasta varios meses después de que regresó que finalmente se conocieron. Yo nunca le dije nada a Rebekah acerca del posible interés de ese joven.

Después de que se conocieron, él comenzó a comunicarse con ella con regularidad por correo electrónico y por teléfono. Después de varias semanas, una noche llamó por teléfono y pidió hablar conmigo. Por la manera en que estaba tar-tamudeando y “dándole vueltas” al asunto me percaté que era una de “esas llamadas.” Después de escuchar unos dos minutos de conversación irrelevante e incomprensible, estuve seguro de cuáles eran sus intenciones y comencé a reírme de su manifestado nerviosismo. Él siempre había sido tan lógico e intelectual. Cuando por fin pude dejar de reír le dije: “¡Nada más dilo!” Entonces dijo algo de lo más disparatado: “Quiero salir con su hija.” Él se encontraba a más de 2,000 kilómetros de distancia, así que le dije: “¿Qué quieres decir?” Él respondió: “Es que quiero considerarla para matrimonio; o sea... es decir...yo...eh...digo, ya la estoy considerando. Bueno, digo... si está bien con usted. Lo que quiero decir es que...este...,” y de ahí en adelante todo fue cuesta abajo. Ahora estoy tan agradecido de no haber aceptado ninguno de esos esquemas tan complicados para desposar a los hijos. Él nunca hubiera pasado del primer nivel. Él tenía varios amigos que habían sido quemados por esos sistemas y procedimientos para desposar y él no estaba dispuesto a irse por esa ruta.

¿Desposarse o no desposarse? Esa es la preguntapor Michael Pearl

Los peligros de los métodos para desposar son expuestos a la luz de la verdad bíblica, trayendo nuevamente la objetividad a un tema muchas veces malentendido.

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11 El Hogar Educador Primavera 2010

Finalmente le dije. “Miren, los dos ya están lo suficien-temente grandes y maduros para determinar la voluntad de Dios y decidir por ustedes mismos. Si logras que ella esté de acuerdo, tienen mi bendición.” Se comunicaron por telé-fono y por correo electrónico, y viajaron un par de veces en avión entre Nashville y Albuquerque. En unas pocas sema-nas Rebekah se acercó conmigo, solicitando mi permiso para aceptar su propuesta de matrimonio. Deb y yo dimos nuestro consentimiento, y ellos anunciaron su compromiso para casarse. Se casaron cuatro meses después, lo que yo considero un tiempo de com-promiso un poco largo.

Ellos mismos acordaron no besarse sino hasta después de haberse casado. Eso no parece que los haya retrasado en nada. Como parte de las celebraciones nupciales, les dije que esperaba tener un nieto nueve meses y una semana después de la boda. No me desilusionaron. Me dicen que esperan un bebe en nueve meses y dos o tres días después de que ella aventó el ramo. Yo siempre les dije a mis hijos que si algo se tenía que hacer, que no perdieran el tiempo y que lo hicieran (lo digo en broma).

Gabriel fue y sigue siendo, su primer y único novio y amante. Así es como debe ser. Ellos hicieron todas las cosas en verdad y honrando a Dios, a sus familias, y el uno al otro. Estamos orgullosos y encan-tados con ellos en todo lo que han hecho — esperamos con expectación el ser abuelos.

Explorando las posibilidades

En nuestros viajes, hemos conocido a varios muchachos y muchachas que parecían posibilidades adecuadas para cónyuges de nuestros hijos. En pocas ocasiones he hecho arreglos para que mis hijos conozcan a posibles prospectos, pero por lo general no les gusta lo que yo escojo. Los demás hermanos también se involucran en buscar una buena pareja para sus hermanos y hermanas. Es un esfuerzo familiar. Sin embargo, no tenemos nosotros que ser los que escojamos. Nuestros hijos pueden venir a nosotros con un candidato, y si creemos que es apropiado, les apoyamos.

Nuestro hijo, Nathan, conoció a la que habría de ser su esposa en una conferencia misionera en Texas. Él vino con nosotros para preguntarnos si estaba bien que cono-ciera mejor a esa muchacha. En esa etapa tan temprana, él no estaba haciendo ningún compromiso de matrimonio. Es sólo que él no quería ir en una dirección que pudiera terminar en matrimonio a menos que contara con nuestra aprobación. Él habló con el papá de la muchacha acerca de ir a visitarles, y fue bien recibido. Después de que ella visitó a nuestra familia y pasó “la prueba” exitosamente,

Nathan nos preguntó si apro-bábamos que él fuera a hablar con su padre acerca de sus intenciones de matrimonio. Nosotros aprobamos de buena gana, y él le pidió a su padre permiso de casarse con su hija. No recuerdo la secuencia de los eventos, pero lo que sí recuerdo es que Nathan tuvo que ir a hacer reparaciones extensas y remodelación en Texas en casa de los Zicheck, pero eventualmente consiguió la autorización para casarse.

Hasta unas pocas semanas antes de la boda siempre estu-vieron acompañados de por lo menos un chaperón, pero generalmente eran dos o tres, de entre sus hermanos y her-manas. Cuando Deb y yo los invitábamos a cenar en algún restaurante, los “obligába-mos” a sentarse solos en una mesa aparte. No protegimos de manera tan cercana a Gabriel y a Rebekah porque eran mucho mayores y más maduros. Pero también como vivían a más

de 2,000 kilómetros de distancia el uno del otro y con un tiempo de compromiso breve, no tuvieron oportunida-des prolongadas para estar a solas y desarrollar estímulos sexuales frustrados.

El juego del noviazgo

El concepto moderno de desposarse es una oscilación necesaria, desde hace bastante tiempo, en el péndulo para alejarnos de la práctica libertina del noviazgo recreativo. Las libertades que se permiten dentro de los “noviazgos cristianos” actuales serían vistas como prácticas indecentes o inmorales por las generaciones pasadas.

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La mayoría de los jóvenes “cristianos” son “mercancía dañada.” Los grupos de jóvenes en las iglesias son semi-lleros de inmoralidad. Y no estoy limitando mi evaluación únicamente a los que han copulado. ¿Comprarías un cho-colate al que, aunque no tuviera ninguna mordida, le fal-tara parte de la envoltura o estuviera parcialmente abierto? ¿Comprarías el chocolate si no hubiera sido mordido sino solamente lamido o chupado? Después de todo, si sola-mente lo chupan dos o tres personas todavía le dejarían al orgulloso nuevo comprador mucho chocolate para llevar a casa y disfrutar.

Permíteme hacerte otra pregunta. Si vieras a uno de los pastores de tu iglesia paseando por un centro comer-cial agarrado de la mano y dándose abrazos con una mujer que sabes que no es su esposa, ¿considerarías eso como un pecado? Ahora supongamos que no “van demasiado lejos.” Supongamos que al pastor solamente le hace falta algo de compañerismo los fines de semana y le gusta pasar tiempo con personas del sexo opuesto pero siempre tiene cuidado de no “ir hasta el final.” ¿Eso haría que todo estuviera bien? Pero, me dirás: “Ese pastor es un hombre casado.” ¿Y qué si su esposa muriera, y se sintiera solo y necesitara de una vida social? ¿Entonces aprobarías que “saliera” con sus amigas? ¿Te he pasmado, verdad?

El pecado es pecado a cualquier edad, independientemente del estado civil de la persona. No hay una dispensación especial para los jóvenes que les dé libertad de hacer lo que más tarde se lla-mará pecado. Cuando un joven besa a una muchacha, está besando a la esposa de otro hombre. El hecho de que el besuqueo y el manoseo ocurra antes de que cualquiera de ellos se case no cambia la realidad de que no se pertenecen el uno al otro. Suponiendo que estos jóvenes no se casen el uno con el otro, entonces estuvieron besando al cónyuge de alguien más. Y si llegan a casarse el uno con el otro, se esta-rán casando con alguien que no consideró el contacto sexual lo suficientemente sagrado como para limitarlo al matrimo-nio. La desconfianza y los celos seguirán a ese matrimonio.

Me da gusto ver a creyentes despertar y buscar maneras de acercarse al matrimonio y al proceso de “dar en matri-monio” de una manera piadosa. El noviazgo recreativo no es para personas santas.

¿Practicamos nosotros el desposar?

Vamos a regresar a la pregunta original de si practica-mos o no el desposar. Hace varios años asistí a unas pláticas

acerca de cómo desposar a los hijos. Desde entonces he escuchado bastantes testimonios de personas involucra-das en ese sistema. Muchos de ustedes me han enviado su libro o audio casette favorito sobre el tema de “desposar.” He leído y escuchado todos ellos y he estudiado cuidado-samente las Escrituras. Solicitamos testimonios, ya fueran buenos o malos, de personas que siguieron algún tipo de desposorio. Recibimos un buen número de cartas de perso-nas que habían tenido experiencias amargas en su desposo-rio, algunas de ellas ya casadas. A la fecha de escribir este artículo, dos meses después de haber publicado la solicitud, no hemos recibido un solo testimonio de alguien que haya practicado el desposarse y que lo recomiende. La respuesta corta es: “No, nosotros no practicamos el desposar a los hijos.” Aunque estoy de acuerdo con las evaluaciones o valoraciones que se hacen de los problemas, y aunque estoy de acuerdo con mucho de lo que se propone como solución, no practicamos el desposar como se define en el material que he leído y escuchado. Nosotros no hemos adoptado un sistema rígido con reglas excesivas o innecesarias, con plazos, con condiciones predefinidas y con entrome-

timiento o interferencia paternal prolongada. Nosotros queremos la voluntad de Dios, y ésta no siem-pre llega empaquetada en la forma en que nosotros pensamos que debe venir.

Es con gran cautela y renuencia que publico mi opinión sabiendo que estoy en desacuerdo con muchos de ustedes en este tema. Sus remedios, en la mayoría de los

casos, son mucho mejores que la enfermedad, pero estoy convencido de que hay demasiados efectos secundarios ocasionados por la medicina que se está prescribiendo. Sus remedios son excesivos, y hasta aniquilantes.

Los remedios del desposorio han recolectado demasiado equipaje que no es necesario. Los sistemas se han compli-cado al tratar de poner a punto los detalles y jóvenes varo-nes que valen la pena se retiran de jovencitas merecedoras porque no quieren un involucramiento emocional prolon-gado con el padre de la muchacha. Ni tampoco quieren hacer un compromiso sin antes saber si van a tener algo en común con la señorita. El sistema evita que los jóvenes lleguen a familiarizarse. Muchos ven el desposarse como un muro que tiene una sola puerta, el compromiso previo, y éste es irreversible.

Pero lo más perturbador es la manera en que muchos autores han tomado sus interpretaciones fantasiosas y sus ideas imaginativas y las atribuyen a la Palabra de Dios. He leído libros y artículos donde la mitad son textos bíblicos,

Nosotros queremos la voluntad de Dios, y ésta no siempre llega

empaquetada en la forma en que nosotros pensamos que

debe venir.❞

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pero bajo un examen minucioso, casi cada una de las citas está mal aplicada o de alguna manera tiene algún sesgo par-ticular. La Biblia claramente define la conducta cristiana, la cual por supuesto se aplica al proceso del matrimonio y el “darse en casamiento,” pero no nos da un plan para desposar. Si los padres y los hijos andan conforme al Espí-ritu, y si la comunidad y la familia establecen salvaguar-das razonables para evitar que la carne se desboque, Dios tendrá la libertad para juntar a las parejas como él consi-dere adecuado.

¿Qué es el desposar?

Algunos de mis lectores no tienen idea de a qué nos referimos cuando mencionamos la palabra desposar. En un momento examinaremos las Escri-turas, pero por el momento estamos limitando nuestra discusión a la ten-dencia actual que se está extendiendo rápidamente entre las familias que educan en el hogar. Hay algunas varia-ciones en los puntos de vista, pero básicamente, el desposar es la idea de matrimonios arreglados o concerta-dos. Se evita que los jóvenes tengan algún tipo de relación romántica o emocional entre ellos sino hasta que hayan establecido un compromiso de matrimonio. Con esta parte estoy en completo acuerdo. El compromiso de desposorio generalmente dura un año o más, y es considerado tan obligato-rio como el matrimonio mismo. Nos dicen que una vez que se han compro-metido en desposorio se requeriría de un divorcio para romperlo.

El padre de la novia, con quien se acercó el padre del muchacho (aunque puede ser al revés), comenzará con-sultas secretas con el muchacho inte-resado, se escribirán cartas y lo estará considerando como candidato para que se case con su hija. Durante este tiempo el joven no pasa tiempo en presencia de la mucha-cha, y tampoco comienzan ningún tipo de relación en abso-luto; no se hablan por teléfono, no se escriben cartas, no se dan regalos, nada que parezca relación de novios. El padre podrá continuar esta relación de conocer al muchacho por algún tiempo y después cancelarla si considera que no es para el bien de su hija. Con el paso del tiempo, después de que el padre de la muchacha se ha entrometido en la vida del joven, dirigiéndolo para que altere su persona o estilo de

vida, y cuando piense que ambos ya están listos, el padre se acercará con su hija con la idea del desposorio.

Los testimonios registrados en la literatura relacionada con desposar hablan de cómo, para la hija, es una sorpresa el joven escogido por el padre. Al principio puede oponerse a la idea, pero siendo una hija obediente se da la oportuni-dad de aceptar la idea. Se le permite decir que no, y en tal caso el padre le comunica la negativa al joven. El resultado es que el joven ha pasado un año o más de su vida corte-jando a un hombre del doble de su edad. El padre tendrá

ahora que esperar a que surja otro pre-tendiente más idóneo para comenzar de nuevo los arreglos.

Pero en la mayoría de los casos, idealmente, la hija aceptará la selec-ción de su padre. Si ella está de acuerdo, se lleva a cabo una cere-monia de desposorio—tan com-prometedora y obligatoria como el matrimonio mismo—y enseguida, en ambientes familiares cuidadosamente controlados, al joven y a la señorita se les permite llegar a conocerse el uno al otro y comenzar a desarrollar algún tipo de sentimientos el uno por el otro. No se les permite tocarse el uno al otro y el joven está constantemente bajo la tutela del padre de la señorita. Con el paso del tiempo, el padre de la novia dará su consentimiento y se procederá a llevar a cabo la boda.

Algunos de los que proponen este sistema orgullosamente proclaman que practican “matrimonios concer-tados.” Apuntan hacia las generacio-nes pasadas, y hacia otras culturas para llegar a la conclusión de que Dios había inculcado este conoci-miento del desposar en todas las cul-turas, inclusive hasta en los tiempos antiguos de Babilonia y Egipto.

Como dije, hay diferentes esquemas para desposar, y hay todo tipo de ideas descabelladas agregadas aquí y allá por diversos autores. Algunas de éstas son tan absurdas que hasta da pena reírse de ellas.

Un autor que leí asegura que él es quien acuñó la palabra “desposar” y la trajo a la luz pública. Comienza diciendo que el sistema que él prescribe es el “plan de Dios.” Pero más adelante, después de tomarse grandes libertades con

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el texto bíblico, concluye diciendo que él “no sabe” si las cosas que ha dicho son la voluntad de Dios. Su plan incluye un esquema en el cual la pareja se casaría, pero enseguida la hija seguiría viviendo en la casa de sus padre, entretanto el padre se reserva para sí mismo el derecho de decidir cuándo puede su nuevo yerno realmente venir para llevarse a casa a su novia—pudieran ser semanas, tal vez meses. Se supone que esto representa el desposorio y boda de Cristo con su esposa, la iglesia. Se hace hincapié a los oyentes de lo “emocionante” que esto sería para el padre. Mien-tras escuchaba le decía al predicador en el casette: “¡Deja de entrometerte y ponte a hacer algo provechoso!”

La Biblia ciertamente ofrece claras alternati-vas al impío deporte del noviazgo, pero no las vamos a encontrar enu-meradas bajo la palabra “desposar.” La Biblia tam-poco respalda esos ridícu-los adornos que se asocian con el desposorio. Si los autores y maestros hicie-ran un llamado a la iglesia a un regreso a las elevadas normas del Espíritu y de la Palabra, la iglesia se bene-ficiaría. Pero la creación de un sistema que parece diseñado más bien para que los padres se den el gusto de tener un romance vicario, en vez de ser una manera de asegurar que sus hijos encuentren la pareja adecuada, es algo que por lo menos debe avergonzarnos.

Los jóvenes varones reaccionan

He hablado con, y reci-bido cartas de, muchos jóvenes varones piadosos y de algunas señoritas y mujeres que fueron lastimadas al intentar el sistema de desposorio. Ahora evitan a cualquier muchacha o familia que profese practicarlo. Excelentes jóvenes varones que fueron educa-dos en el hogar y preparados para ser buenos esposos están evitando a los partidarios del desposorio y están buscando a sus esposas en otras partes. No es la pureza del sistema lo que les causa animadversión sino es lo prolongado y la

ceguera de todo el proceso. Sienten que se les está pidiendo que hagan un compromiso antes de que conozcan a la per-sona con la que se están comprometiendo. Los papás se sientan y esperan a los muchachos como ese papel pegajoso para atrapar ratones. A los muchachos les da temor acer-carse pues no quieren quedar atrapados irremediablemente en alguna tradición medieval.

Yo estoy a favor de todo aquello que contribuye a man-tener la pureza en la pareja que se prepara para el matri-monio. Pero un sistema que gira alrededor del padre de la

novia es en verdad extraño. Los verdaderos hombres no tienen interés en intimar o fraternizar con el padre de la muchacha. Ellos guardan sus emociones para un uso más juicioso—algo un poco más cercano a la naturaleza.

No es que estos exce-lentes muchachos quie-ran andar de flor en flor y jugar al juego del noviazgo recreativo. Son jóvenes maduros y no quieren jugar juegos con los posibles suegros. No quieren hacer un compromiso con base en lo que han visto o en los rumores que han oído. Les gustaría llegar a cono-cer a una señorita para ver si realmente tienen algo en común con ella y con su familia. Los jóvenes varones maduros, particu-larmente aquellos en sus años veintes o mayores, tienen demasiado hombre en ellos como para querer acercarse emocionalmente a un posible suegro. Algu-nos hombres no se meten en esas cosas muy sentimen-tales. No están dispuestos

a soportar una situación predeterminada que los deja cor-tejando al posible suegro durante meses. Y tampoco quie-ren meterse en una situación matrimonial donde el suegro tiene falsas ilusiones de un gobierno patriarcal. Cuando un hombre entrega a su hija en matrimonio, ella pasa a estar completamente bajo la autoridad de su esposo, y en ningún sentido continúa bajo la autoridad de su padre. Muchos par-tidarios del desposorio no ven las cosas de esta manera.

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15 El Hogar Educador Primavera 2010

Adecuadamente unidos—Una buena pareja

Yo quiero que mis hijos encuentren una buena pareja. Y no creo que los enfoques del desposorio se prestan para realmente encontrar una buena pareja. Estos asumen que el padre puede aplicar algunos criterios predeterminados, que ciertamente eliminan todos los peligros del noviazgo recrea-tivo, y que resultarán en hallar una pareja compatible. Quiero proponer que hay más en la búsqueda de la pareja adecuada que simplemente encontrar a alguien que sea justo, piadoso y virtuoso. Yo no quiero ver a mis hijos o hijas encerrados en un sistema de desposorio que les impide llegar a conocer a una señorita o a un muchacho antes de que se les pida hacer un compromiso. Hay muy buenos cristianos que si se unen como pareja harían pésimos matrimonios.

Confianza

Hemos entrenado a nuestros hijos para que entiendan sus pasiones naturales y para que desconfíen de sus impul-sos físicos y carnales. Les hemos inculcado valores que los capacitan para tomar decisiones sabias. Yo he establecido una cerca alrededor de mis hijas, y con su consentimiento las protejo de pretendientes inade-cuados. Yo controlo la puerta de entrada. Permito que jóvenes varo-nes en quienes confío tengan acceso social a mis hijas. En cierto sentido, permito el paso solamente a aque-llos que tentativamente apruebo aunque siguen estando sujetos a revisión. De entre este pequeño grupo de pretendientes potenciales, bajo la direc-ción de sus padres, ellas buscarán a Dios y determinarán el compañero de sus vidas. Cada paso estará bajo nuestra supervisión. Repito, solamente por su consentimiento es que nosotros tenemos derecho de veto. Un joven tiene que pasar por mi esposa y por mí para poder acercarse a nuestras hijas, pero no los hacemos “firmar en la línea” antes de que lleguen a conocerse.

Llegando a conocerte...

Los padres pueden ser de gran ayuda para traer objetivi-dad y experiencia al proceso para determinar si un joven es una pareja compatible. Pero, al final de cuentas, no son los padres sino el hijo o la hija el que va a tener que vivir con esa otra persona por el resto de sus vidas. Por tanto, estoy firmemente convencido que la decisión final debe quedar en manos de los que se van a casar, no en los padres.

Yo nunca respaldaría algún tipo de desposorio que comience con padres que escogen al muchacho, y enseguida

que inician un proceso investigativo prolongado, que con el paso del tiempo resulta en que a la hija se le presenta la decisión de los padres. Una hija obediente que confía en sus padres quedaría bajo la enorme presión de aceptar el juicio de su padre. Mi hijo Gabriel dijo: “Yo no quiero casarme con una señorita porque su padre me escogió. Yo quiero que ella me escoja a mí porque le gusta cómo soy y quién soy.” Pienso que eso es muy sabio. Mi hijo respeta los derechos humanos de otros (las novias potenciales) demasiado como para andar haciendo arreglos con su padre antes de que la muchacha haya tenido la oportunidad de apreciarlo y respe-tarlo como persona.

Llegando a conocer todo acerca de ti

Por consiguiente, nuestro punto de vista es que no se debe iniciar ningún arreglo tipo desposorio sino hasta que ambos individuos se hayan llegado a conocer mutuamente, y las familias se hayan llegado a conocer bien, y se hayan hecho las averiguaciones necesarias, y se hayan hecho preguntas en

áreas de lo que les agrada y los que les desagrada. No estamos hablando de noviazgos ni de cortejar, sola-mente de un tiempo para conocer a la otra persona en el contexto de la vida diaria. Este no sería un tiempo para romance ni para establecer vín-culos emocionales. No serían novio y novia. No se les permitiría visi-tarse por medio del teléfono, celular, ni por correo electrónico. No se les permitiría estar a solas.

Este proceso ocurre de manera natural en el ambiente social de la iglesia y de la familia. No hay mejor manera de conocer a un individuo que jugando algún deporte. ¿Se enojan? ¿Son egoístas? ¿Cómo tratan a los niños más pequeños, o a los débiles, o a los que son más ineptos y no juegan bien? ¿Cómo reaccionan cuando se cansan o cuando fracasan? ¿Son arrogantes en la victoria, o no saben perder? Cuando se hace evangelismo al aire libre o de casa en casa, o cuando se canta en grupo, se dan también oportunidades de observar y llegar a conocer las personalidades de cónyu-ges potenciales.

Los muchachos y las muchachas deben tener oportunida-des para conocer a muchas personas para que puedan llegar a desarrollar un cierto tipo de “conocimiento del bien y del mal” con respecto a las personalidades y el carácter de las personas. El aislamiento es muy peligroso cuando se trata de escoger a su pareja, pues la persona aislada no será sufi-cientemente exigente o selectiva. Los jóvenes descubren lo que personalmente les gusta y lo que les desagrada en el contacto social con otros.

Quiero proponer que hay más en la búsqueda de la pareja adecuada que simplemente encontrar a alguien que sea justo, piadoso y virtuoso. ❞

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Repito, éste no es un tiempo para que la pareja potencial se ponga romántica. Todos los interesados estarán orando y buscando la voluntad de Dios. No les llevará mucho tiempo determinar si son compatibles y si se complementan bien el uno al otro. Si parece ser la voluntad de Dios para todos los interesados, entonces el joven deberá hablar con el padre de la señorita y descubrirle sus intenciones. En este punto, si el padre de la muchacha piensa que es una posibilidad, él querrá tener algunas pláticas serias con el joven, y esta-blecerá algunas directrices para que ellos puedan continuar conociéndose bajo condiciones controladas pero que permi-tan la posibilidad de que vaya creciendo el afecto del uno por el otro.

Estoy absolutamente convencido de que nunca se les debe permitir a los jóvenes considerar una pareja sino hasta que ya estén listos para casarse. Los compromisos largos están llenos de trampas y peligros. Si mis hijas no están listas para casarse, ni siquiera consideraría atender o entretener a algún posible preten-diente. Una señorita o un joven verán la vida de manera diferente en cuestión de unos pocos meses. Cuando jóvenes maduros deciden casarse, yo pienso que se deben casar en un mes, o en dos o tres a lo mucho. Es mi punto de vista basado en muchos años de acon-sejar y de experiencia.

Punto de vista personal

Ahora quiero comunicar un concepto que encuentro difícil de expresar. Aunque es un punto de vista meramente personal, pienso que estoy en lo correcto; pero tú serás el juez de esto.

¿Los matrimonios se hacen en el cielo, o se nos deja usar nuestra propia estrategia para hallar pareja?

Dios está listo para guiarnos en cada paso de nuestras vidas, de manera que todo evento en nuestras vidas, inclu-yendo el matrimonio puede ser divinamente ordenado o decretado. Pero la mayoría de los cristianos no buscan y no reciben las bendiciones de Dios, de manera que viven una vida de segunda calidad. Solamente son unos pocos los cristianos que se plantan en la fe y esperan que Dios dirija cada paso. Nunca son defraudados. Nada se deja al azar ni a la ventura en las vidas de aquellos que están plenamente consagrados a Dios.

Aquella persona que vive su vida siguiendo sus mejo-res estrategias y no busca ni recibe una dirección diaria por parte de Dios, no tiene derecho a esperar algo especial

cuando llegue el tiempo de casarse. Si uno no está acos-tumbrado a escuchar la voz de Dios en su rutina diaria, y está viviendo una vida de segunda calidad, no puede esperar que Dios interrumpa su rutina y le proporcione dirección divina cuando se trata del matrimonio. ¿Cómo conocería la voz de Dios si le hablara? ¿Cómo recibiría la dirección de Dios para ir a ese lugar distante donde su camino momen-táneamente se cruzaría con aquella señorita particular que Dios ha estado preparando para él? No, lo que va a terminar haciendo es dejar que la conveniencia práctica y la familia-ridad dicten con quién se va a casar.

Sin embargo, Dios con frecuencia interviene a favor de sus hijos, y a pesar del fracaso del joven en conocer su voluntad, él lo junta con la señorita que él ha escogido y preparado. Sí, Dios puede juntar a las parejas a través de diferentes medios, incluyendo los matrimonios concertados o arreglados con anterioridad. Él inclusive puede juntar a quienes él escoge aun antes de que se conviertan. Él los junta en anticipación

al día en que llegarán a ser salvos y comenzarán a servirle.

Pero no puedo creer que todos los matrimonios, ni siquiera todos los matrimonios cristianos, sean la voluntad preferida de Dios. Creo que la mayoría de los matrimonios cris-tianos son hechos en la tierra, como resultado de varios esfuerzos huma-nos—algunos sabios y bien pensa-dos, y otros meramente carnales.

Sin embargo, no pienso que Dios deja de trabajar en las personas

cuando éstas se pierden de su primera calidad o de lo mejor que él tiene para ellas. Él sigue trabajando con la misma intensidad y busca bendecir, aun cuando estemos viviendo en la cuarta o quinta calidad de lo que Dios tiene para noso-tros. Aun la segunda, tercera o cuarta calidad pueden ser maravillosas si dejamos que Dios esté en ello. Cuando Dios hizo a Adán y a Eva, él hizo que la mujer en general fuera ayuda idónea para el hombre en general. Cualquier mujer está equipada para ser una pareja adecuada para cualquier hombre, para satisfacer sus necesidades y ser su compañera y ayudante—siempre y cuando ambos tengan una misma disposición mental. Pero Dios tiene bendiciones y dirección especiales para aquellos que le buscan. Los hombres buscan a Dios con diferentes grados de compromiso y expectativas, y Dios obra correspondiendo a ese grado de fe.

Por tanto, concluyo que muy pocas personas serán guia-das, o llevadas de manera soberana, a casarse con esa persona especial que Dios ha estado cultivando desde su nacimiento para que sea su primer y mejor cónyuge—un matrimonio

Aquella persona que vive su vida siguiendo sus mejores

estrategias y no busca ni recibe una dirección diaria por parte

de Dios, no tiene derecho a esperar algo especial cuando

llegue el tiempo de casarse. ❞

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hecho en el cielo. Sin embargo, la mayoría de los cristianos se casarán con alguien que ellos mismos escojan, y Dios les dará la gracia para que alcancen bendición en esa unión.

¿La pareja equivocada?

Aquellos de ustedes que piensan que se casaron con la persona equivocada, y que ahora se encuentran atrapados en un matrimonio imposible, es necesario que entiendan que no importa con quién estén casados, eso es “lo que Dios ha unido” y debe ser respetado como una unión divina. Dios tiene miles de maneras para unir las diferentes piezas y lograr un matrimonio intachable. Depende de ustedes tomar de la gracia de Dios y obedecer su dirección, ahí en donde están, en su condición y situa-ción actual.

Pero nosotros, los padres, queremos que nuestros hijos alcance esa voluntad de Dios suprema y de primera calidad. No queremos que formen un matrimo-nio que va a requerir de todas sus ener-gías solamente para hacerlo funcionar. Someto a su consideración el hecho de que ningún sistema nos va a asegurar que logramos Su voluntad. Si el padre es un hombre de fe y de oración, con una historia probada de haber descu-bierto la voluntad de Dios y resuelta-mente haber actuado con base en ella, entonces sería sabio y prudente acceder a que él arreglara los matrimonios de sus hijos e hijas. Pero si un hombre anda tropezando por la vida, experimentando con la voluntad de Dios, a veces como que la discierne y otras veces como que no, debería estar muy renuente a pensar que por el hecho de seguir algún plan o método de desposorio va a asegurar que sus hijos alcancen la perfecta voluntad de Dios. Un sistema nos puede ayudar a mantener la pureza de nuestros hijos, y puede garantizar que nuestros hijos no sufrirán las malda-des del noviazgo recreativo, pero no puede garantizar que van a alcanzar un matrimonio hecho en el cielo. Solamente una cosa pueden asegurar a un joven o a una señorita de alcanzar la perfecta voluntad de Dios, y eso es que ambos sean fieles discípulos del Señor, acostumbrados a andar en la fe, acostumbrados a recibir dirección de Dios, que sean personas de oración y fe. Muy pocos jóvenes cristianos son de este calibre, como también muy pocos padres lo son.

¿El regalo de Dios?

Antes de que revisemos los pasajes bíblicos que se usan para justificar el desposar, hay una cosa más que me

preocupa. Todos los planes para desposar parten de la supo-sición de que tu hijo o tu hija son el regalo de Dios para un joven o para una señorita afortunada. Todos los padres adoptan requisitos para desposar muy cautelosos y estrictos, como si tuvieran “la perla de gran precio,” que solamente merece lo mejor, cuando la realidad es que menos del 5% de los educados en el hogar, tanto varones como señoritas cristianas son verdaderamente “excelentes joyas.” Seamos sinceros, la mayoría de nosotros somos inmaduros y algo menos que ideales en muchas áreas. Si el contrato matrimo-nial requiriera ser renovado periódicamente, y si mi suegro adoptara algunas de las normas que se usan para desposar, pienso que yo no alcanzaría a pasar todas las pruebas para que nuestro matrimonio continuara.

Conozco a varias familias que tienen hijas en edades entre los veintiséis y los treinta y cuatro años que todavía están esperando que ese joven ideal haga su aparición. También conozco a jóvenes que están contentos y satisfechos en sus matrimonios, pero antes de que se casaran yo no los hubiera recomendado como posible pareja para nadie. No solamente no los consideraba dignos de ser “atrapados” sino ni siquiera valía la pena “quedarse” con ellos. Pero de alguna manera, por la gracia de Dios, se encontraron el uno al otro, y han formado buenas parejas. Juntos son mucho más de lo que cada uno era por separado. Ninguno de ellos daba la medida en cualquiera de las normas para desposar, pero han logrado formar una buena pareja.

Hay todo tipo de grados y niveles de personas. Y casi todos necesitan casarse. La mayoría de los planes para des-posar están diseñados para servir a la “crema y nata;” es decir, a los que son excelentes, pero han sido adoptados por los que muy apenas son “leche descremada.” Si los progra-mas se aplican de manera rigurosa al joven cristiano prome-dio, puede ser que termine durmiendo solo.

Todos quieren que sus hijos formen un matrimonio que los vaya a elevar y ayudar a ser mejores personas, pero el matrimonio no es el tiempo ni el momento para rescatar a su hijo de aquello en lo que se ha convertido. La mayoría de las personas simplemente son promedio, mediocres. No permi-tas que tus planes para desposar coloquen a tu hija detrás de vallas que muchachos jóvenes y merecedores se sientan desanimados de intentar saltarlos. Puede ser que te quedes sin nietos. O, lo que es peor aún, tus hijas pueden rechazar tu autoridad, y cuando se salgan de estar bajo tu cuidado,

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18 El Hogar Educador Primavera 2010

el joven que esté esperando ganarse su afecto pueda valer mucho menos de lo que pudiera haber escogido si se hubie-ran mantenido abiertas las líneas de comunicación con sus padres. Es muy importante que los jóvenes confíen en la sabiduría de los que son sabios. Los padres pueden ver trampas encubiertas a las que los jóvenes les restan impor-tancia o pasan por alto. Sigue manteniendo normas eleva-das, pero no adoptes un plan para desposar que ponga a tus hijas fuera del alcance de los muchachos prometedores. Adopta un enfoque que guiará a tus hijos a mantener las normas más elevadas y que los guiará a tomar decisiones objetivas e inteligentes basadas en una cosmovisión infor-mada y la dirección del Espíritu Santo.

Todas las Escrituras sobre el tema de desposar

Finalmente, vamos a ver cada uno de los pasajes donde aparece la palabra “desposar,” y examinaremos lo que la Biblia dice al respecto. La palabra se usa 13 veces en 8 pasajes diferentes. Hemos incluido cada una de las referen-cias que aparecen en la Santa Biblia (RV60).

Una esclava comprada para ser concubina.

Éxodo 21:7-11

Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, [En las culturas orientales, entonces y ahora, las mujeres eran trata-das algo así como propiedad para ser vendidas y compradas como esposas, siervas o concubinas.] no saldrá ella como suelen salir los siervos. [“saldrá” quiere decir salir libre al final de siete años, como especificaba la ley respecto a los judíos que eran esclavos de judíos.]

Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate [Si el dueño o amo cambia de opinión respecto a casarse con ella, él deberá inmediatamente dejarle salir libre (“redimida”)], y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare. [La había comprado con la promesa de casarse con ella, así que ahora no puede tratarla como a una esclava común y ven-derla por ganancia.]

Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas. [Si el padre no la quiere como una segunda o tercera esposa, entonces puede despo-sarla con su hijo. Si el hijo falla en cumplir su promesa de casamiento, su estado de esclava es mejorado al nivel de hija natural del hombre que la compró para su hijo.]

Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su ali-mento, ni su vestido, ni el deber conyugal. [El asunto aquí es la cuestión económica. Si la mantiene en el hogar, como sirvienta, el padre debe darle la seguridad financiera

que le fue prometida en el acuerdo previo de matrimonio. Puesto que ella es una esclava, no tiene padre que reciba la dote, así que ella recibe la remuneración financiera que normalmente le sería pagada al padre por el privilegio de desposar a su hija.]

Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero. [El dueño de la mujer tiene que esco-ger. O la libera de la esclavitud, para que sea una ciudadana libre, y eso sin ningún pago por su redención, o escoge que-darse con ella como esclava pero deberá tratarla como a una hija, con las mismas ventajas económicas que ella tendría si se hubiera casado con el hijo de su dueño. Pero si perma-nece, ella seguiría siendo una esclava.]

Aspectos económicos de la fornicación.

Éxodo 22:16-17

Si alguno engañare a una doncella que no fuere des-posada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer. [Ella no está bajo contrato para casare con alguien, y ella voluntariamente consiente a la fornicación. Si él la toma por esposa, está obligado a pagarle al padre de la mujer la dote correspondiente.]

Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes. [Pero si el padre rehúsa permitir que su hija se case con el hombre con quien fornicó, el hombre sigue estando obligado a pagar al padre el precio vigente por una virgen, pues en su condición mancillada, pudiera ser que nunca se llegara a casar. La fornicación era vista en términos de sus implicaciones económicas. Esto garantizaba que el padre de la mujer no sería defraudado del precio de la dote que acompañaba al desposorio. También servía para desanimar a un joven de acostarse con alguna doncella meramente por el placer temporal. Pues, estaría obligado a casarse con ella o por lo menos a pagar el precio de la dote—el cual seguramente sería muy elevado dadas las circunstancias. Mientras que si se hubiera acercado al padre de la muchacha en una manera honorable, seguramente hubiera podido negociar un mejor precio para la dote.]

El fornicar con una muchacha libre conlleva la pena de muerte (Deuteronomio 22:23-24), pero el hacerlo con una esclava que está desposada no repercutía en la pena de muerte.

Levítico 19:20-22

Si un hombre yaciere con una mujer que fuere sierva desposada con alguno, y no estuviere rescatada, ni le hubiere sido dada libertad, ambos serán azotados; no

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morirán, por cuanto ella no es libre. [Bajo el sistema social de esa época, la sierva esclava no tenía los mismos derechos que una mujer libre. Si un hombre tenía relaciones sexuales con una mujer libre que estaba desposada, ambos debían sufrir la pena de muerte—sin recurso de apelación. Pero si la mujer desposada era una esclava, entonces sola-mente sería azotada severamente, y el hombre no sería muerto ni castigado. Él tendría que ofrecer un sacrificio.]

Y él traerá a Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión, un carnero en expiación por su culpa.

Y con el carnero de la expiación lo reconciliará el sacerdote delante de Jehová, por su pecado que cometió; y se le perdonará su pecado que ha cometido.

El hombre que está desposado queda exento de servir en el ejército.

Deuteronomio 20:5-8

Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene.

¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la bata-lla, y algún otro la disfrute.

¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome. [Por cualquiera de estas tres circunstancias, cuando un hombre había iniciado un proyecto o tarea trascendental, quedaba exento de su res-ponsabilidad de ir a la guerra.]

A una virgen desposada se le trataba como a una mujer casada (debía morir) si era descubierta en el acto de fornicación.

Deuteronomio 22:22-27

Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel.

Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella;

entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti. [La mujer desposada está comprometida a casarse bajo un contrato público. De manera que su estado legal es semejante al de una esposa. Si un hombre la viola, el castigo es el mismo que si lo hubiera hecho a la esposa de otro hombre.]

Mas si un hombre hallare en el campo a la joven des-posada, y la forzare aquel hombre, acostándose con ella, morirá solamente el hombre que se acostó con ella; [Si es violación, la mujer es inocente pero el hombre recibe

sentencia de muerte.]

Mas a la joven no le harás nada; no hay en ella culpa de muerte; pues como cuando alguno se levanta contra su pró-jimo y le quita la vida, así es en este caso.

Porque él la halló en el campo; dio voces la joven desposada, y no hubo quien la librase.

Si un hombre fornica con una virgen que no está desposada, puede evitar la pena de muerte

si se casa con ella, pero también tiene que pagar el precio de la dote al padre de la mujer, y nunca la podrá divorciar, como se podía hacer cuando las circunstan-cias eran normales.

Deuteronomio 22:28

Cuando algún hombre hallare a una joven virgen que no fuere desposada, y la tomare y se acostare con ella, y fueren descubiertos;

entonces el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta piezas de plata, y ella será su mujer, por cuanto la humilló; no la podrá despedir en todos sus días. [Si la virgen no está bajo contrato, no está desposada, y un hombre la fuerza (la tomare), o ella con-siente (fueron descubiertos y aparentemente ella no estaba gritando ni resistiendo), entonces el hombre deberá pagar al padre de la mujer el alto precio de cincuenta piezas de plata como dote. Y puesto que la forzó, y se casó con ella bajo amenaza de muerte, nunca se le permitirá divorciarse de ella. Vea Jueces 21 donde a los hombres de Benjamín se les permitió tomar mujeres por la fuerza. A las mujeres no se les tomó en cuenta su opinión en el asunto.]

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20 El Hogar Educador Primavera 2010

Deuteronomio 28:30

Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás. [En esta profecía se anuncia que vendrá sobre la nación de Israel un juicio severo y horrible. El hombre que tenía contrato para casarse nunca tendría la oportunidad de acostarse con aquella con la que estaba desposado.]

Dios una vez más desposará a su esposa divorciada (Israel) consigo mismo.

Oseas 2:1-23

Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los bus-cará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido; [Esta mujer había abandonado a su esposo (es una analogía de Israel y Dios) y se había dedi-cado a la prostitución.] porque mejor me iba entonces que ahora.

Y ahora descubriré yo su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.

Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus festividades.

Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, [Dios de nuevo se desposará con la nación de Israel (la esposa separada) pagando el precio de la dote—su muerte en la cruz.] juicio, benignidad y misericordia.

Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.

Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré mise-ricordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío.

En resumen, habiendo examinado los 13 usos de la pala-bra “desposar” en estos ocho acontecimientos, tenemos una clara imagen de lo que era el desposar en esa cultura. Pri-mero, notamos que ni Dios ni ningún profeta alguna vez dieron mandamientos ni estipularon normas con respecto al desposorio mismo. Así como la esclavitud y el tomar a múltiples esposas, era una parte autóctona de esas culturas antiguas practicadas por paganos inmersos en toda clase de pecados e idolatría. En la Biblia, la encontramos mezclada con la esclavitud, con la compra y venta de mujeres, con la fornicación, con el adulterio, y finalmente en Oseas, el desposar es lo que hace un hombre cuando su esposa se ha vuelto una prostituta y él la perdona y la restaura para

sí mismo. Excepto en Deuteronomio 20, donde el hombre queda exento del servicio militar, y en Deuteronomio 28, donde Dios amenaza con juzgar a la nación permitiendo al enemigo venir y violar a la esposa de un hombre antes de que él tuviera oportunidad de acostarse con ella, todas las referencias de la palabra “desposar” están centradas alrede-dor de las consecuencias económicas o morales de violar este contrato. La economía del asunto parece ser la fuerza impulsora en por lo menos tres, o posiblemente cuatro, de los ocho pasajes.

A menos que uno se ponga a seleccionar de manera par-ticular y meticulosa lo que se le antoje, estos pasajes tienen muy poco que decir con respecto a los procesos normales para casarse y darse en matrimonio.

Hemos aprendido de estos pasajes que en el caso de una pareja no desposada que se enreda en relaciones sexuales premaritales, ambos deben ser condenados a muerte u obli-gados a casarse. O el padre puede rehusarse a dar a su hija en casamiento, y aún así, exigir que el muchacho pague el elevado precio de la dote por la vergüenza y deshonra que le ha causado a la muchacha, así como la pérdida económica que le ha ocasionado al padre. Esto está claro y está basado en las Escrituras.

Sin embargo, si un hombre seduce a una muchacha des-posada que es una esclava, no tiene que casarse con ella, ni tiene que pagar alguna dote, y tampoco puede ser conde-nado a muerte como sería el caso si la mujer fuera libre. Él tendría que ofrecer un sacrificio en el templo. Su pecado no era tan grave porque la esclava no tenía el mismo valor que una mujer libre. No estoy seguro de qué es lo que debemos aprender de esto, ni de cómo se aplica hoy en día. Supongo que para poder aplicar este pasaje, tendríamos que vivir en países del oriente donde la esclavitud y el desposar se siguen practicando como se hacía en las culturas paganas de aquellas épocas antiguas.

También aprendemos de estos pasajes que si uno compra una joven esclava con propósitos de matrimonio, y luego decide que siempre no se va a casar con ella, no puede tratarla como a una esclava común. Ella debe ser tratada como a una hija hasta el cumplimiento del séptimo año en que sale libre, o deberá ser dejada en libertad inmediata-mente. De igual manera, si el viejo decide no casarse con ella, pero se la da a su hijo, y después de desposado el hijo decide que tampoco él se quiere casar con ella, entonces si deciden retenerla en el hogar, ellos le deberán otorgar todos los beneficios económicos que tienen las demás esposas del hombre. Esto podría incluir casa propia, alimento, vestido, y todas las demás necesidades y hasta lujos que disfrutaban las otras esposas. Esta era una magnífica ley humanitaria para proteger de abusos a las esclavas.

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Estos pasajes acerca del desposarse tienen una cosa más que enseñarnos. Los hombres que estaban comprometidos para casarse debían quedar exentos del servicio militar.

No, nosotros no

Nos han preguntado: “¿Ustedes practican el desposar?” Mi respuesta es, no en la manera que la Biblia describe que se practicaba en esas culturas orientales.

Puede causarles cierto problema a algunos de ustedes saber que la Biblia parece aprobar algunas prácticas muy poco cristianas. Recuerden, la cultura en la que vivían los patriarcas no fue diseñada por Dios. Ellos vivían en una sociedad desgarrada por la violencia, la esclavitud, la idolatría, la poligamia, y hasta sacrificios humanos. Es ahí donde Dios los encontró y comenzó a tratar de llamarlos fuera hacía algo más santo. Ninguna de sus costumbres fue decretada u ordenada por Dios. Le llevó a Dios 2,000 años separar a su pueblo de la mayor parte de esas culturas impías e inculcar en ellos algunos de sus propios valores. No puso una carga más pesada de revelación en alguna generación dada sino la que les era posible sobrellevar. La esclavitud, y la compra y venta de muchachas con fines matrimoniales era una práctica detestable de ese mundo impío. Con el tiempo, la luz de Dios llevó a esas prácticas al olvido y al desuso, lugar que les corresponde. La práctica de arreglar o concertar matrimonios siempre ha tenido la intención de la mejora social y económica. Nunca se instituyó con el propósito de producir una descendencia piadosa.

Ni Dios ni ninguno de sus profetas revelaron ni aproba-ron alguna práctica para desposar. No formaba parte de la ley ni del código civil transmitido por medio de Moisés. La iglesia nunca recibió algún mandamiento, ni hay referencia alguna respecto a la forma en que se debe tomar una esposa.

Sin embargo, el Nuevo Testamento es bastante claro res-pecto a cómo deben comportarse un joven y una señorita antes del matrimonio. “En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su

propia mujer, y cada una tenga su propio marido (1 Corintios 7:1-2).” Esto es algo que debemos enseñar a nuestros jóvenes a poner en práctica.

Los planes de Dios para el matrimonio

La Biblia no nos da un método claro y preciso de cómo tomar o conseguir esposa. Isaac fue desposado por el período de tiempo que le llevó correr del camello a la tienda de campaña más cercana. A su ceremonia nupcial sola-mente asistieron dos personas. El fue el novio, el padrino y el ministro que ofició. Rebeca se entregó ella misma y dijo, “acepto,” y en vez de caminar por el pasillo, se fue a la cama. Eso fue todo. No aparecieron en público el tiempo suficiente para que la gente dijera: “Qué bonita pareja.”

Si uno quiere crear un programa a seguir para conseguir esposa, o para dar a su hija en matrimonio, está bien que lo haga, pero seamos honrados con la Escritura. Lo puedes llamar “desposar,” y le puedes dar el giro que quieras, pero no lo llames “El Plan de Dios para Conseguir Esposa.” Si Dios escribió un libro de gran tamaño y escogió no dar ins-trucciones rígidas acerca de cómo tomar una esposa, no pongamos nosotros palabras en su boca ni pretendamos que nuestras palabras tienen autoridad bíblica.

Corriendo riesgos

Estimado lector, me he arriesgado con las cosas que he escrito en este artículo. Estas son nuevas aguas por las que navegamos y aún no han sido exploradas a fondo por nin-guno de nosotros. Uno de los principales escritores sobre el tema de desposar nunca ha pasado por la experiencia con ninguno de sus hijos. Nuestros puntos de vista pueden cam-biar. Con el paso del tiempo, si el Señor tarda en venir, todos nuestros puntos de vista llegarán a una posición moderada. Encontraremos el equilibrio. Todos queremos la misma cosa. Queremos que nuestros hijos respeten y adoren a Dios y se casen en el Señor con honor y pureza. Queremos que nuestros hijos se libren de las enfermizas costumbres de la iglesia moderna y entren a un matrimonio que durará por la eternidad. Queremos ver a la carne puesta bajo sujeción y a la verdad triunfando.

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El año pasado mi hijo de 6 años se me cayó por entre las hendiduras de mi escuela

en el hogar. Lo tenía todo planeado en mi mente para que no volviera a suceder este año escolar. Comencé la escuela temprano a finales de julio y para septiembre todavía no estaba trabajando con mi hijo de ahora 7 años de edad. A él parecía no importarle mientras se pasaba los días jugando y haciendo ocasionalmente alguna página de matemáticas o alguna lección de fonética que alcanzaba a darle. Me seguía diciendo a mí misma que todavía no estaba listo para comenzar a leer y yo estaba muy ocupada con los otros cinco alumnos en la familia (uno de ellos, su hermana menor quien me rogaba todos los días que le diera trabajo escolar). Además, ¡él era muy bueno para mantener ocupado al pequeño de dos años!

Bueno, la semana pasada se me acercó y me pidió que le leyera el libro “Atlas Mundial” como le había prometido meses atrás (a lo mejor hasta desde el año pasado). Viendo su cara comprendí que lo había vuelto a hacer, lo había hecho a un lado por atender otras cosas. En ocasiones a una madre se le puede partir el cora-zón, no por la culpa por algo que haya hecho sino por aquello que no ha hecho. Huelga decir que desde la se-mana pasada estamos teniendo tiempo juntos todos los días en los cuales le estoy enseñando a leer y también le leo libros. Ya no era suficiente solamente tener buenas intenciones. Ahora tenía que ser intencional con él.

Todas las cosas que necesitan hacerse no se harán a menos que sea-mos intencionales con ellas. ¿Cuáles

son esas cosas que realmente quiere hacer con sus hijos este año? ¿Cuáles son esas cosas que dice que quiere mantener como prioritarias en su escuela en el hogar? ¿Y qué de ese tiempo que dijo que iba a pasar con el

Señor cada día? Ninguna de estas co-sas va a ocurrir a menos que intencio-nalmente hagamos que sucedan. Las buenas intenciones no significan nada a menos que esas buenas intenciones se conviertan en acciones intenciona-les. Y las acciones intencionales no significan nada a menos que vayan de acuerdo con lo que Dios desea para

nuestras vidas. De manera que si sabemos lo que Dios desea, entonces necesitamos comenzar a andar en esas cosas.

¿Está su caminar con Dios desvane-ciéndose? Intencionalmente levántese por la mañana y vaya a tener un en-cuentro con Dios cara a cara. Tal vez tenga que sacrificar un poco de sueño o tal vez tenga que alejarse de las demás personas por unos momentos; como lo hacía Jesús cuando estuvo en la tierra.

¿Otra vez dejó de leer su Biblia? ¿Quería que la Biblia fuera la primera materia en su día escolar? Intencio-nalmente junte a sus hijos y comience hoy a leer y orar con ellos. Tal vez vaya a tener que dejar para después esas otras cosas “urgentes.” Créame, ahí se van a quedar esperándola hasta que usted termine.

¿Su esposo le pidió que hiciera algo y todavía no lo hace? Deje lo que está haciendo y vaya y hágalo. Él necesita ser respetado, y al hacerlo, usted esta-rá enseñando a sus hijos a respetarla a usted.

¿Acaso prometió hacer algo con uno de sus hijos este año y todavía no lo hace? Intencionalmente haga los arreglos necesarios para hacer que eso suceda. Cuando dejamos cosas para después y decimos: “Tal vez más adelante,” créame: es muy posible que nunca lo haga.

¿Siente que si agrega todas estas cosas se va a morir por agotamiento total? Tengo un versículo para usted: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9). Yo

¿Educación Intencional en el Hogar o Cayendo por entre las Hendiduras?

por Deborah Wuehler

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sé que usted segará una cosecha de bendiciones conforme vaya hacien-do esas cosas que en su corazón ha deseado hacer.

El seguir posponiendo las cosas que uno realmente desea hacer es como andar por un bosque tenebroso donde nuestra visibilidad es nebulosa. Es un tiempo para intencionalmente ponernos de rodillas y luego levantar-nos para hacer las tareas que Dios nos ha llamado y creado para hacer.

Permítanme terminar con una ora-ción de A.W. Tozer que hace eco en mi corazón:

“Oh, Dios he probado tu bondad y tanto me ha satisfecho como me ha dado sed por más. Estoy plenamente consciente de mi necesidad de toda-

vía mayor gracia. Me avergüenzo por mi falta de avidez. Oh, Dios, el Dios Trino, quiero anhelar desearte; quiero ser lleno de añoranza; tengo sed por ser hecho aún más sediento. Muéstrame tu gloria, te lo pido, para que en verdad llegue a conocerte. Co-mienza, en tu misericordia, una nueva obra de amor dentro de mí. Di a mi alma: ‘Levántate, mi amada, la más hermosa, y vayámonos juntos.’ Lue-go dame la gracia para levantarme, seguirte y alejarme de este bosque tenebroso donde he deambulado por tanto tiempo. En el nombre de Jesús, Amén.” (Tomado de Lo Mejor de A.W. Tozer)

Deborah Wuehler es la editora principal de la revista The Old Schoolhouse® Maga-zine. Ella vive en Roseville, California, con

su esposo Richard. Son padres de ocho hijos: tres adolescentes, tres en primaria, uno en pre-escolar y un bebé. Han estado educando en el hogar desde el nacimiento de su primogénito, quien ya se ha graduado de la preparatoria. Pueden encontrar muchos de sus artículos en www.Crosswalk.com, y en muchos otros sitios para educadores en el hogar. Es líder de grupo en su organización local de apoyo a educa-dores en el hogar y le encanta buscar tesoros escondidos en la Palabra de Dios, la lectura, escribir, educar en el hogar y ¡el chocolate oscuro! Escríbale a [email protected].

Copyright, 2009. Todos los derechos reser-vados por el autor. Tomado de la revista The Old Schoolhouse® Magazine, LLC.

Usado con permiso. Visítelos en www.TheHomeschoolMagazine.com.

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24 El Hogar Educador Primavera 2010

¿Cuál es el Estilo de Aprendizaje de tu Hijo? Parte 1Un Vistazo General a los Estilos de Aprendizaje

por Melissa Pinkley

Alguna vez has estado repasando algún tema repe-tidas veces con tu hijo sólo para escucharle decir, con cierta desesperación, “¡Es que no lo entiendo!”

¿Alguna vez has tratado de usar tarjetas con letras o núme-ros y tu hijo solamente se les queda viendo con una mirada vacía? ¿Acaso tu hijo entiende las instrucciones solamente después de que se han leído en voz alta? ¿Está tu hijo moviéndose continuamente mientras tratas de enseñarle algo? Estas señales (y muchas otras) son indicaciones acerca del estilo de aprendizaje de tu hijo. ¿Y en qué me puede ayudar saber cuál es el estilo de aprendizaje de mi hijo? He comprendido que el conocer el estilo de aprendizaje de cada uno de mis hijos me ha ayudado a ahorrar tiempo y a poder impartir conocimiento valioso que de otra manera tal vez se hubiera perdido. Si tu hijo tiene dificultades en entender algo en la escuela, es muy posible que pudiera entenderlo mejor a través de su estilo de aprendizaje dominante.

Yo sé que esto puede parecer como un “abracadabra”, pero realmente es algo muy simple. Dios ha dado a distintas per-sonas diferentes estilos de aprendizaje. Él ha configurado a cada persona para que recuerde las cosas de distinta manera. Como individuos, todos somos un poco diferentes en cuanto a cómo aprendemos, pero se ha encontrado que hay tres

manera principales en las que las personas mejor almace-nan información en la memoria. Estas diferentes maneras se identifican como auditivas, visuales y cinéticas/táctiles.

Desgraciadamente, los niños se etiquetan a sí mismos como “tontos” porque tienen dificultades para entender las cosas. Por lo tanto, si podemos saber cómo aprenden mejor nuestros hijos podremos ayudarles a tener éxito más seguido.

Así que, ¿cómo descubrimos cuál es el estilo de aprendi-zaje de nuestro hijo? Realmente es muy sencillo...observa a tu hijo. ¿Qué parece ser lo que más le gusta hacer? Fíjate en sus hábitos y comportamientos. Haz anotaciones de ser necesario y compara todas tus observaciones con la siguiente información.

Los Estudiantes Auditivos:

Un estudiante auditivo recuerda las cosas que escucha. Tu hijo puede ser un estudiante auditivo si:

• Repite cosas en voz alta para sí mismo.

• Se une fácilmente a conversaciones que se están

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llevando a cabo en la misma habitación aunque él o ella no hayan sido parte inicial de la conversación.

• Recuerda la letra de los cantos con facilidad.

• Habla con los libros cuando esta leyendo y con las películas cuando las está viendo.

• Entiende mejor las instrucciones después de que alguien las ha leído en voz alta.

Los Estudiantes Cinéticos / Táctiles:

Un estudiante cinético/táctil recuerda las cosas que puede tocar y palpar. Tu hijo puede ser un estudiante cinético/táctil si:

• Continuamente tiene alguna parte de su cuerpo en movimiento.

• Le es difícil estarse quieto.

• Disfruta mucho de la actividad física.

• Le gusta tocar y palpar las cosas.

• Es muy bueno para armar, desar-mar y reparar cosas.

Los Estudiantes Visuales:

Un estudiante visual recuerda las cosas que ve. Tu hijo puede ser un estudiante visual si:

• Recuerda mejor las cosas si las ha visto por escrito.

• Es muy bueno leyendo mapas, diagramas y tablas.

• Entiende mejor las instrucciones si las lee él mismo.

• Le gustan mucho los colores y diseños.

• Recuerda con facilidad lo que ha visto.

Es importante recordar que todos usamos un poco de cada estilo de aprendizaje, pero generalmente hay un estilo que domina y que puede fácilmente identificarse. Cuando se conoce cuál es el estilo de aprendizaje dominante en un niño entonces se podrá saber cuál será la mejor manera de abor-dar algún tema para ayudarle a recordarlo. Además, como

mamá educadora en el hogar aprende-rás cómo enseñar de manera que tu hijo pueda entender mejor.

En mi experiencia como educadora en el hogar y también cuando he dado clases particulares, he encontrado que un niño adquiere mucha confianza al saber que hay diferentes estilos de aprendizaje y al descubrir cuál es el suyo. Esto le anima, pues se da cuenta de que no es que sea “tonto,” sino que sencillamente él aprende mejor de otra manera. Y también que no es la única persona que aprende mejor de esa manera.

En las siguientes ediciones de la revista veremos con más detalle cada uno de los diferentes estilos de apren-dizaje. Pero puedes empezar hoy mismo a observar a tus hijos y a ver si puedes descubrir el estilo de apren-dizaje de cada uno de ellos. ¡Tanto tú como tus hijos se beneficiarán de esta experiencia!

Melissa Pinkley disfruta de la vida con su esposo, Wes. Aprenden mucho de sus cuatro hijos: Ben, Micah, Levi y Abigail. La educación en el hogar sigue el horario de 24 horas/7 días a la semana para toda la familia Pinkley. Han

estado educando en el hogar durante seis años. El Señor es bueno y conti-núa ayudándoles a seguirlo.

Este artículo fue originalmente publicado en la edición de julio/agosto 2006 de la revista Home School Enrichment Magazine. Para mayor infor-mación visita la página www.HomeSchoolEnrichment.com

Fe de Errata

En la publicación anterior se omitió por error la siguiente frase en “La Última Palabra”: ... Bethany anunció:

‘Oye, Papá, aquí estamos todos. ¡Te amamos!’ Chris respiró una vez más y, luego, se había ido.”

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26 El Hogar Educador Primavera 2010

Conferencias 2010

Sede Tema

Horiario Contactos

Conferencistas

Auditorio Municipal de Mineral de la ReformaAv. Hidalgo #32 (Frente a Palacio Municipal)Pachuquilla, Mineral de la Reforma, Hidalgo

Criando a Nuestros Hijos Sobre Fundamentos Firmes

Viernes 9:00 am - 9:00 pmSábado 9:00 am - 7:30 pm

• Josué Cuevas• Bevy Cuevas• Ernesto Iñigo• Ana Iñigo• Dave Tucker

• José Luis Pérez Campos (Pachuca) E-mail: [email protected] Teléfono: (771) 710.7579

• Hector Lugo Zamudio (Pachuca) E-mail: [email protected] Teléfono: ( 771) 710.5194

• El Hogar Educador (Saltillo) E-mail: [email protected]

Pachuca, Hidalgo - 19 y 20 de marzo

Sede

Dirección

Saltillo Coahuila - 13 y 14 de agosto

ContactosCaja San Nicolás (Caja Amistad)

Carretera antigua a Arteaga #720La Aurora, Coahuila

• El Hogar Educador (Saltillo) E-mail: [email protected]

• Página en Internetwww.elhogareducador.org

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27 El Hogar Educador Primavera 2010

• El Sufrimiento y la Educación en el Hogar. Chris Klicka • Incorporación, Reconocimiento y Legalidad de Estudios. Darío Clingan• En Defensa de la Educación en el Hogar. Chris Klicka • Nuestro Padre. Mike Richardson • Maridos Educadores en el Hogar: ¿Realmente Están Amando a sus Esposas? Chris Klicka • En Pos de la Excelencia – Mi Propósito Como Mamá. Georgina de Salazar • En Pos de la Excelencia – Bajo la Gracia de Dios. Carlos Salazar • Estilos de Aprendizaje. Pamela Richardson • Un Reto Para los Padres Educadores en el Hogar. Chris Klicka • El Adolescente Educado en el Hogar: Manteniéndose Firme en Contra de la Marea. Chris Klicka • Balanceando Responsabilidades de la Vida y la Familia. Chris Klicka • El Hombre de Verdad. Mike Richardson

El Corazón de la Educación en el Hogar se dirige a los papás y mamás que educan en el hogar,

urgiéndoles a enseñar a sus hijos lo que realmente es importante.

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28 El Hogar Educador Primavera 2010

Dos semanas después del gran terremoto en Haití ocurrió un temblor aquí donde vivimos. Aunque fue un relativamente pequeño, la casa se sacudió lo suficiente para hacer pensar

a Pam que había explotado el calentador del agua. También capturó la atención de los niños. ¡Timoteo pensó que un camión había chocado con la casa y Anna se cayó de la silla!

Después del temblor Samuel tomó la enciclopedia y comenzó a leer acerca de los terremotos y de la escala de Richter. Ahora él es el experto en el tema en nuestra casa.

El temblor duró solamente unos pocos segundos y luego terminó.

Después de la conmoción, salí a revisar la casa para ver si se observaba algún daño. Afortunadamente no hubo daños.

Para cientos de miles de personas en Haití, el terremoto que experimentaron les ha dejado marcas devastadoras que serán recordadas y que afectarán a muchas generaciones futuras. Nuestro terremoto no dejó daños ni efectos permanentes.

Mientras estaba sentado en mi oficina pensando en la situación, comprendí que la vida es muy parecida a un terremoto. Llega rápido y se va rápido. Y después lo único que permanece es esa “marca” que dejó en las vidas de los demás.

Santiago 4:14 dice: “cuando no sabéis lo que será mañana. Por qué ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.”

Pienso que en estos tiempos turbulentos, cada uno de nosotros debemos examinar nuestras vidas y el impacto que estamos teniendo en las personas que nos rodean—particularmente en nuestras familias. Si se da cuenta que su vida se parece demasiado al terremoto que ocurrió en Haití, decida hoy mismo cambiar.

Mateo 12:33 dice: “O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.”

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Un Temblor en Casa