el gran enigma de la existencia

El gran enigma de la existencia

gran enigma interior CORREGIDO.indd 1 15/06/2009 05:19:28 p.m.

El gran enigma de la existencia

Marcelo Gómez Grecco

Uruguay, 2009.


ISBN: 978-9974-96-723-6

Marcelo Gómez Grecco ©

E mail: [email protected] [email protected]

www.librosparalanuevaera.net

Nexos Editores ©

Queda hecho el depósito que ordena la leyImpreso en Uruguay - 2009Tradinco S.A.Minas 1367 - Montevideo.

El gran enigma de la existencia.Primera edición: Julio 20091000 ejemplares

Diagramación y diseño de portada: Augusto Giussi


PresentaciónPresentamos ante nuestros lectores el libro “El Gran Enigma de la

Existencia” del escritor uruguayo Marcelo Gómez Grecco el cual creemos será de vuestro total agrado y tal vez de aquellos libros que, con el tiem-po, consiguen ganarse un lugar en nuestro corazón, como solo lo logran las grandes obras.

Desde la primer página a la última es muy fácil percibir no solamente la extraordinaria capacidad y visión para el abordarje de las controverti-das temáticas que conciernen al estado actual de la humanidad (entre las que se destaca la crítica a la teoría darwiniana, o el “El Imaginario Colectivo Cultural” y otros) sino lo que es aún más importante: el inmenso amor con el que está escrito, su madurez espiritual y filosófica y a la vez aquella impronta de practicidad conque el autor pretende que el mismo sea entendido, para que al ser practicado, pueda el lector experimentar y participar de algún modo de aquella “nueva comprensión de la vida”, que es en definitiva, lo que el autor propone para esta obra.

Comienza con una aproximación muy interesante y distinta del tema de la “conciencia humana”, más ligada al hinduismo o al pensamiento de las más antiguas tradiciones orientales, para luego sumergirse en un análisis critico bastante pormenorizado de aquellas razones y “cosmovi-siones” que han contribuido para que “nuestra humanidad” haya llegado al estado crítico y lamentable en el que hoy se escuentra, tanto a nivel espiritual, como moral y psicológico.

Posteriormente el autor se centra en las cuestiones de fondo de su mensaje, las cuales resultan ciertamente interesantísimas, ya que nos sumerge en el terreno de la “alta filosofía”, aquella que nos induce a


preguntarnos una y otra vez: ¿Para qué vivimos?, ¿Qué sentido tiene nuestra existencia?, ¿De dónde venimos?, ¿Hacia dónde vamos? muy acordes con el título de la obra y con las concepciones místicas y antro-pológicas vinculadas al “gnostisismo universal”, de la mano de lo que él denomina: “La sabiduría antigua”.

Mención aparte requieren lo capítulos sobre la Atlántida, Egípto y los orígenes de nuestra “actual Humanidad”, con sólidos argumentos y documentos muy antíguos que nos permiten vislumbrar la existencia de un remoto pasado arcaico, origen de nuestra actual raza humana, que desafía las ortodoxas concepciones sobre el particular de la arqueología y antropología tradicionales.

La presente obra contiene además, cantidad de preciosas prácticas de meditación, relax y visualización que no hacen más que complementar maravillosamente este hermoso e interesante trabajo, que hoy tenemos el gusto de poner a vuestra disposición para que desde ya, comience a disfrutarlo.

Los editores


A las águilas rebeldes, A los amantes de la sabiduría,

A los enamorados de los cielos estrellados...


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Prólogo

En ésta obra encontramos las herramientas fundamentales para aquellas personas que tienen inquietudes en ésta vida, y que sienten y tienen el anhelo y la necesidad de mejorar su vivir, su existencia durante el pasaje en la Tierra.

Aquí hallaremos claves maravillosas que nos permitirán llegar a la finalidad de todo ser humano en éste mundo, lograr la paz y la armonía que conlleven a la Felicidad real y verdadera.

Los invitamos cordialmente a que puedan viajar con éste mensaje y así comenzar a transitar éste camino de auto-ayuda donde puedan vivenciar y encarnar la maravillosa expresión de la vida justa, respetable y segura de existir.

Espero que éste mensaje llene sus corazones y sus vidas, como lo han hecho con mi persona desde que logré encontrar respuestas a tantas incógnitas que uno lleva en su interior.

¡Que les aproveche, y ojalá les despierte en su interior la chispa divi-na que los impulse a investigar, a viajar por los misterios y la magia de la vida, que logran en su conjunto, la Felicidad Real!

Laura Terra * Presidenta del Comité Nacional de Damas Gnósticas del Uruguay-


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El Gran Enigma de la Existencia

Algunas palabras previas

“No te apartes de tu esencia, no te olvides de tu verdad…”Mariana Ingold

I

Descifrar el gran enigma de nuestra existencia, conocer a fondo nues-tra propia razón de existir, comprender el “proceso de la Vida”, como se ha gestado la Conciencia Humana, visualizar claramente nuestra propia Evolución, saber de verdad desde dónde venimos, y fundamentalmente hacia dónde vamos, son cosas que desde siempre nos han inquietado, negarlo sería absurdo...

Afirmar que existen en el fondo de cada persona hondas necesidades vitales aún insatisfechas, íntimos anhelos de nuestra conciencia, nece-sidades del corazón, necesidades de sabiduría, etc., es algo que todos debemos reconocer...

Buscamos y caminamos, a veces durante toda una vida, algo que ver-daderamente nos satisfaga, algo que nos dé felicidad, algo que en verdad nos produzca aquella sensación maravillosa de libertad y dicha verdade-ras, ¡Anhelamos realizarnos!, y es claro que por tal motivo esa debería ser nuestra meta en la vida, nuestra verdadera razón de existir…



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Sin embargo, ocurre que muchas veces la Felicidad que buscamos, continúa siéndonos en verdad un tanto esquiva, o demasiado fugáz, o ilusoria...

Entonces comienzan las preguntas…, y es allí en ese momento, pre-ciso y matamático, dónde recurrimos a lo que comunmente denomina-mos “la búsqueda interior”, la “espiritualidad”, la “mística”...

Y Alli también buscamos, consultamos distintos libros, autores, pen-sadores y corrientes. Allí aparecen también las religiones, las iglesias, los templos, los credos y los sermones, y hasta nos entusiasmamos con todo esto y con algunos de ellos, durante algún tiempo… Pero la vida conti-núa con sus múltiples afanes, y el paso del tiempo nos vuelve a traer la misma y ya conocida sensación de incertidumbre... Entonces advertimos que “algo” no debe de estar del todo bien, porque continuamos sindo los mismos, porque sufrimos por las mismas causas y porque ese “algo” en nosotros, continúa insatisfecho. ¿Entonces?

Ese es elmomento terrible de las grandes decisiones, dónde suelen aparecer el abatimiento y la desazón, y con ellos, el abandono de la bús-queda...

Más si en realidad ese abatimiento solo nos doblega un poco, tal co-mo se inclina dócil el jóven arbusto, para dejarle paso a la furiosa tormen-ta, entonces, lo que puede estar sucediendo, es que en realidad ¡nos hallemos muy cerca de encontrar el “Real Camino”...! y que todo sea meramente una “preparación” que nuestro Real Ser nos esta haciendo para que nos dediquemos a buscar más profundamente “la Verdad”, y para que comprendamos en realidad, la tremenda necesidad que tene-mos de encontrar el camino auténtico que conduce hacia la Luz, para encontrarnos con nuestro Ser...

Pero quizás el lector se pregunte: ¿A cuál camino se estará refirien-do?, ¿Existirá “un Camino”? Y, ¿Hacia dónde conduce?, ¿La Luz?, ¿El Ser?, ¿Qué es el Ser?...

Todos estos temas son los que estaremos desarrollando en esta obra, porque este es, precisamente, “El Gran Enigma de nuestra Existencia”, Por ello esperamos síntetizar en este trabajo lo mejor de nuestros hallaz-


marcelo gómez grecco

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gos, algunos ciertamente inesperados y otros, que además de aclarar-nos varias zonas oscuras de nuestra historia, nos han llenado también de una inmensa alegría y de esperanza en nuestros corazónes, ya que se trata de “Grandes Verdades”, “maravillosos tesoros”, ¡al fín encontrados!, los cuales infunden en el Alma gran regocijo, y esto, es lo que esperamos compartir desde este instante con ustedes, apreciados lectores ...

II

Para empezar queremos decir que es claro que todos estos temas vienen inquietado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, lo cual es, además de lógico, saludable, ya que esta búsqueda es algo que en verdad nos concierne.

Afortunadamente, se han conocido a lo largo de la historia hombres y mujeres excepcionales, los cuales han dedicado su vida entera a la búsqueda de aquella “profundidad de la Vida”, a la busqueda de lo “Es-piritual”, y por ende al estudio y práctica de interesantes conocimientos, generalmente ocultos para las mayorías, (o no tan fáciles de hallar) todo lo cual les ha permitido, “elevarse” hacia la conquista de la legítima Feli-cidad, auténtica y perdurable, que todos buscamos, no estotra ilusoria y fugáz que solo deja en el corazón decepción y que suele esclavizarnos, a veces por algún tiempo, en la consecución y el logro de finalidades y de metas que nada tienen que ver con la auténtica “Realización Interior”, objetivo, meta y razón de ser de nuestra Vida, y de nuestro Ser...

Pero: ¿Qué se entiende por la “Realización Interior”?

Para ser breves, diremos que se trata del desenvolvimiento progresi-vo y paulatino de todas aquellas riquísimas potencialidades hoy latentes en nuestro interior, un desarrollo armonico de capacidades y posiblidades ocultas, que tienen que ver con el desarrollo de nuestra “Alma”, y por ello con las posibilidades y la expresión de nuestro “Ser” en nosotros, el cual ES indudablemente, el misterio más extraordinario que llevamos en nuestro Universo Interior…

Esto desde luego, podemos y hasta debemos traducirlo en nosotros como ¡Felicidad, Alegría, Despertar, Luz y desde luego ¡Amor...! las cua-les son en definitiva, diferentes tipos de “energías” que fluyen en este



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universo y que pertenecen, en realidad, a las “Dimensiones Superiores del Espacio,” de las cuales estamos formados (aunque no lo sepamos)..., y a las cuales estamos invitados también a pertenecer...

Pero queremos decirles a ustedes, estimados lectores, que afortu-nadamente no solo existieron personas interesadas en estos temas y que lograron en ese sentido cosas increibles... : ¡Existen personas que lo han logrado y otras que lo están logrando! Y existe en medio de todo este caos, un “movimiento cultural” verdaderamente interesante, y son muchas las personas que viven en hoy en día, una Vida Interior com-pletamente diferente a lo habitual, personas que estan avanzando hacia la conquista de su propio Ser, y de todo esto estaremos compartiendo también aqui en este libro.

Queremos decirles también, sin ninguna clase de ambagues, que existen Seres muy especiales, que han logrado su propia “Auto-Reali-zación Interior”, Seres que, habiéndo emancipado su psiquis de los innu-merables “condicionamientos psicológicos” que mantienen habitualmente nuestra mente sumergida en esa suerte de “somnolencia psicológica” en la que desgraciadamente nos desenvolvemos, estan dispuestos y de-seosos de prestarnos su ayuda para que podamos, nosotros también, encontrar aquellas “Grandes Realidades de la Vida y de la Naturaleza”, de las cuales hoy nos hemos divorciado, lamentablemente, y que por ello necesitamos más que nunca retomar, para así poder desarrollar efectiva-mente en nosotros aquella “Naturaleza Superior” que hemos olvidado, la cual vive y palpita sin embargo ¡aquí y ahora! en nuestro interior…

Estos Seres son los auténticos “Maestros de la Humanidad”, verda-deros maestros de La Vida, seres extraordinariamente sencillos, pero con una sabiduría inmensa, dispuestos en todo momento a prestarnos su ayuda y a mostrarnos el Camino…

ES que existen, apreciados lectores, realidades que se les escapan al común de los mortales, realidades que se han mantenido ocultas para el ojo que no ha aprendido a ver, realidades que algunas personas o gru-pos de personas, mediante el trabajo diligente y serio sobre sí mismos, han logrado conocer y que desde luego nos han querido explicar, en for-ma muy paciente y esmerada, con la finalidad siempre de que podamos ser partícipes también de aquellas excelencias y entonces ver, oír, tocar y



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palpar, aquella “realidad intrínseca de la vida”, esa “naturaleza íntima” de todas las cosas, que tanto se relacionan con nuestra búsqueda de la Feli-cidad, que mencionamos ya desde un principio y que todas las personas, de un modo u otro y en el fondo de su corazón, anhela, persigue y busca, a veces en forma muy equivocada, otras, sin darse cuenta...

¡Demasiado misterio, demasiada excelencia tiene la vida para dejarla pasar, así tristemente, sin conocer ¡ni buscar tan siquiera! los maravillo-sos enigmas y respuestas que ella tiene para darnos…!

Estos búscadores son aquellos que luego la humanidad ha denomi-nado “sabios”, como Sócrates, Platón, Einstein, Pitágoras, Buddha, Con-fucio y tantos otros, que tras haber buscado, encontraron, y tras haber encontrado entonces practicaron, y así fueron conociendo las “Grandes Verdades” que luego predicaron al mundo, el cual generalmente les ha devuelto la gentileza (triste es decirlo) con la cicuta, la traición o la muer-te; con muy escasas excepciones esto es lo que ha sucedido…

Sin embargo su mensaje no se ha perdido, perdura, y es esto lo que más importa...

Estamos muy lejos de ser como aquellos sabios que mencio-

namos, es verdad, pero sin pretender absurdas “maestrías”, ni situarnos de sabios o de guías, tendremos que decir con franqueza que hemos encontrado (por fortuna divina, seguramente) algunas de esas “grandes verdades” que la gente por lo común ignora, interesantes pensamientos y muy oportunos mensajes que nos han servido y nos sirven de mucho en nuestra vida, y esta también, es una de las razones de este libro.

Así es que la razón básica que nos anima a editarlo es, sin más, compartir experiencias, compartir reflexiones, compartir conocimientos, compartir momentos de análisis de cosas importantes, porque sabemos que existen y que andan por ahí -sepan ustedes dispensar- ¡muchísimos corazones ávidos de respuestas, muchísimas conciencias ávidas de sa-biduría y almas muy bellas sedientas de espiritualidad, que no se confor-man con lo que los “sistemas tradicionales” les ofrecen, y que aspiran a Comprender muchas cosas sobre la Vida, sobre la muerte, sobre Dios, etc., cosas que no se enseñan ya en los bancos de la escuela, ni en los liceos o universidades…



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Nos complace gratamente entonces, este oficio. Servir de puente entre las personas, suele ser en verdad muy grato, máxime cuando se trata de compartir los profundos mensajes de Amor y Sabiduría que dima-nan desde las ignotas profundidades del tiempo y del espacio y que nos muestran que ¡Si existe algo más!, algo que justifica sobradamente no solo nuestra vida, sino nuestra misma razón de existir, como “humanos” en este planeta… Por ello esta tarea no deja de ser para nosotros, al margen del esfuerzo, del tiempo y del trabajo, algo muy gratificante…

Con sinceridad esperamos y deseamos que la misma llegue a ti, esti-mado lector, de la mejor manera posible, para que, como dice un escritor: “¡Que mi estilo no desdiga de la naturaleza del asunto!”

III

No quisiéramos terminar estas palabras que a modo de intro-ducción incluimos, sin mencionar el momento crítico e histórico en que nos encontramos, ya que el mismo es en verdad delicado. Se trata del final de un “gran ciclo”, uno de esos kalpas o yugas que mencionan los indostaníes y que se presentan de manera cíclica en las humanidades -tema que más adelante explicaremos y estudiaremos en profundidad- y las decisiones que hoy tomemos (o que dejemos de tomar) resultarán definitivas, no solo ya para nuestra vida, sino lo más importante: ¡Para el futuro espiritual de Nuestra Alma por milenios! y esto es lo preocupan-te…

Lamentablemente nuestra humanidad se encuentra profundamente “dormida” ante esta terrible realidad…

Duerme fascinada completamente en su propio sueño de confort y utilidades...

Duerme fascinada entre el sopor insoportable del consumo y frene-sí...

Duerme en la dura brega de la faena diaria, que de a ratos vence solo con pasatiempos...

Duerme entre el alocado trajín de la exigente agenda , viendo pasar a su lado horas, días, años...



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...Y este sueño los distrae de sus verdaderos y más caros objetivos interiores, los distrae de su camino y por ende de la felicidad, pués solo puede ser felíz quien se haya en armonía con la Vida y con el Alma, cuan-do ambas logran en verdad “retroalimentarse”, es decir cuando Aprende-mos a Vivir , verdaderamente...

La responsabilidad que pesa sobre nosotros por estos tiempos es muy grande. Debemos comprender que necesitamos prepararnos y ca-pacitarnos de verdad, no solo para poder entender y enfrentar los duros tiempos que se avecinan, sino lo más importante, para poder saber y Comprender claramente, cual puede ser el interesantísimo papel pode-mos jugar en él cada uno de nosotros.

Queremos decir, en pocas palabras, que estamos en un momento descisivo. Cada uno de nosotros será partícipe, de una u otra manera de acontecimientos históricos verdaderamente trascendentes, en el sentido más completo de la palabra, ya que, entre otras cosas, los cambios que se le avecinan a Nuestra Humanidad serán inclusive de índole geológi-co...

Afortunadamente contamos con la ayuda invaluable de la llegada de algunos grandes sabios, auténticos “maestros de la vida” y “guías de la humanidad”, los cuales con su eneñanza y ejemplo nos han ilustrado hasta la saciedad sobre cual es nuestra “real situación” y sobre el modo en que podremos, en un tiempo relativamente corto, realizar un viraje radical en nuestro comportamiento y comprensión, para que en esas con-diciones, podamos lograr, en verdad, ¡un gran triunfo interior! a pesar de todo...

Hemos tenido el gusto, estimado lector, de compartir ciertos momen-tos con algunos de estos extraordinarios seres que nos acompañan, y mucho nos gustaría poder volcar en estas páginas algo de todo lo que sentimos y vivimos, ya que esto ha sido, para nosotros, algo realmente imborrable y también definitivo...

Querenos aclarar que estos Maestros a los que nos referimos, ¡jamás han hecho negocio con la sabiduría!, solo les ha interesado una cosa: ¡Servirle a la Humanidad!



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Nos han enseñado también, en forma más que elocuente, cual habrá de ser el resultado fatal que tendrá que experimentar nuestra Humanidad por haberse alejado del Amor, de la Paz, de la Naturaleza y de la Sabi-duría, y por esto, porque nos encontramos en un momento demasiado crítico, es que necesitamos comprender ¡de una vez por todas! cual es el Camino que aquellos sabios de antaño, y también los de hoy en día, nos han venido a enseñar...

Nos estamos refiriendo al “Camino Esotérico”, el cual desde siempre ha existido, basamento de cualquier sistema filosófico o religioso, tanto en el este como en el oeste del mundo, y que nosotros necesitamos recu-perar, hoy más que nunca...

A algunos lectores les sorprenderá esto que estamos diciendo... Pa-recerá quizá un tanto pesimista nuestro pronóstico pero ha llegado lo hora de hablarle claro a la humanidad. Muchos podrán catalogarnos por esto de “fanáticos” o “apocalípticos”, y sería en realidad apenas normal, pero habremos cumplido sin embargo con una obligación de nuestra con-ciencia, y contribuido, esperamos, a arrojar un poco de luz sobre todo esto que desde siempre nos ha inquietado: La Vida.

Además, ¿qué ganamos nosotros con callarlo, quizá por cobardía o por temor al “que dirán”... Cada cual lo experimentará de todos modos y allí evidenciará de forma irrefutable que lo que hoy decimos es cierto, en-tonces las burlas y los desprecios que nos hagan hoy algunos escépticos, quedarán sobrando...

Lo que sí nos interesa es transmitir en forma clara lo que de verdad necesitamos: encaminar Nuestra Vida y nuestras metas hacia el “Despertar de nuestra Conciencia”, hacia la “Transformación Interior Integral”, hacia el Triunfo Espiritual, y esto lo necesitamos pronto.

Los invitamos entonces a la lectura plena y audaz de esta obra, que no tiene otro objetivo que invitarles a todos a comprender, y desde luego Vivir, Nuestra Vida de una manera plena y mucho más inteligente, apro-vechando de verdad nuestro precioso tiempo y dejando de lado tantas tonterías y vaguedades, para así poder encaminarnos de verdad hacia la auténtica Felicidad, hacia la Dicha, hacia la Alegría de Vivir…, resultado patente de la “bienaventuranza”, es decir de nuestra destreza para aven-



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turarnos-bien en esta maravillosa experiencia de La Vida y por ende en la conquista de aquel mundo Interior que en realidad Somos, testimonio y aliciente que recibe siempre el caminante del sendero…

Quizá las conocidas pero muy poco comprendidas palabras halladas en un viejo portal de una antigua Escuela de Misterios de la Grecia mi-lenaria, nos puedan orientar en el sentido de la búsqueda que nos pro-ponemos:

“ Te advierto quien quiera que fueres,¡Oh tú! que deseas sondear los arcanos de la naturaleza,que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas,

tampoco podrás hallarlo afuera.Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa,¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias?

En ti se halla el tesoro de los tesoros...¡Oh Hombre, conócete a ti mismo

y conocerás al universo y a los dioses!”

IV

Para terminar con este pequeño comentario previo, que a modo de in-troducción incluimos, queremos transmitir también que no nos interesaría tanto que en la lectura de estos materiales el lector centrara su atención en lo razonables o bien fundamentados planteos que podamos o no rea-lizar, sino más bien en su resultado práctico: ¡El cambio! ¿Esto porque? Porque muchas personas podrían aceptar intelectualmente estos postu-lados, o los de los sabios de la antigüedad, más sin embargo, ¡Continuar siendo exactamente los mismos! He ahí el problema.

Por esto afirmamos que no basta con acumular información y con sa-ber muchas cosas, aunque sean muy extraordinarias, hay que hacer algo más importante: ¡Tenemos que SER diferentes...! y para ello: ¡Tenemos que aprender a “Auto-transformarnos, radicalmente”!

Todos nosotros, tenemos por tanto una gran necesidad: ¡La de apren-der de una vez por todas a Vivir Sabiamente! y para esto, necesitamos darnos cuenta humildemente, de el lugar que hemos venido ocupando



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en esta vida, conocer nuestros errores y defectos y corregirnos, para así poder proseguir viaje hacia el misterio...

Solo Auto-conociéndonos de verdad y “despertando nuestra Con-ciencia” ante esta terrible realidad es como podemos llegar a Valorar cabalmente, este misterio extraordinario y trascendente que es la Vida, y desde luego conocer y conquistar el Camino que conduce a la unión con nuestro Principio Espiritual: el SER...

Pasemos ya, sin más trámite, a recorrer las líneas de esta Primera

Parte de este trabajo a la que titulamos: “Descubriendo Nuestro Interior”, no sin antes desearles de todo corazón: ¡Mucho éxito en esta lectura y que ojalá les sea de provecho!

El autor


Primera parte

“Descubriendo

nuestro interior”


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Capítulo 1

“La conciencia humana”

Dentro de nosotros, y presten mucha atención, existen posibilidades grandiosas, que ni siquiera imaginamos. Estas se encuentran, en

la mayoría de las personas en estado latente, embrionario, más precisa-mente por ello, son susceptibles de desarrollo.

Sucede que, mediante didácticas precisas, buena orientación y mu-cha aplicación, podemos desarrollar estas posibilidades y facultades hoy latentes notablemente, si nos los proponemos, y esto resultaría pa-ra nosotros algo en verdad muy provechoso, ya que toda nuestra vida cambiaría radicalmente, ganaría en riqueza y profundidad y por ende en Felicidad, trasladándose desde luego todos estos beneficios también a quienes nos rodean.

Entre estas facultades y posibilidades embrionarias, la más preciosa y también la más desconocida resulta ser, curiosamente, ¡nuestra propia Conciencia! y esto no deja de ser sorprendente.

Vale la pena entonces, conocer a ciencia cierta que “cosa” es la Con-

ciencia, naturalmente.

Dicen los sabios, que la Conciencia es algo en realidad profunda-mente sagrado, algo “humano” y “divino” a la vez, una preciosa facultad cognoscitiva, integradora e individualizante, que convenientemente desa-rrollada podría transformarnos radicalmente...

Podríamos decir certeramente, que se trata de un “material psíqui-co” muy especial, sumamente versátil, ¡probablemente el mas versátil e interesante del Universo! ya que el mismo es capáz de asumir formas y



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estados muy diversos ¡e increiblemente distintos!, con gran adaptablili-dad, como veremos.

No obstante, sucede que, lamentablemente, no hemos todavía apren-dido a manejar esta facultad en forma verdaderamente inteligente y la prueba de ello la tenemos a la vista... Una de las causas de este fenó-meno es que no hemos aprendido a darle el “justo lugar” que ella merece en nosotros.

Es urgente por tanto “ubicar” nuestra Conciencia en el lugar y el momento justo, es decir, en que nos encontramos, ni más adelante ni más atrás, y para ello, debemos en primera instancia conocerla, esto es: “auto-conocernos”, para luego aprender a llevarla al lugar dónde corres-ponde...

Es innegable que en lo que concierne a nuestra educación hasta el momento, es poco o nada lo que se nos ha enseñado sobre la “educación de nuestra conciencia”, y esto es algo que verdaderamente inquieta, pues este punto es, entendemos, “la principal materia” que hemos venido a estudiar y a aprender en este mundo.

La conciencia que no ha sido educada, se dispara constantemente hacia el pasado o hacia el futuro, en forma mecánica, no voluntaria, y se identifica con cada fenómeno que le sucede, con cada situación, con cada evento...

En cambio la conciencia “educada”, jamás se identifica con los fenó-menos que le suceden, aprende de todo y se sitúa en el centro.

Saber situarse convenientemente en cada situación es sin duda lo más aconsejable. Este “centro” al que nos referimos, no se encuentra ni “más allá”, ni “más acá”, del momento presente en que nos encontramos. Solo aprendiendo a “vivir el instante”, podremos atestiguar en un momen-to dado que nuestra Conciencia se encuentra realmente “presente” en nosotros...

Ese “centro” se ubica en un punto preciso matemático, en el cruce que forman los “dos mundos” en los que simultaneamente vivimos, a sa-ber: el mundo exterior y el mundo interior.



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Esta didáctica de “Educación de nuestra Conciencia”, practicada in-tensamente en la propia vida, trae inevitablemente aparejada como coro-lario un nuevo Despertar, el despertar de nuestra propia Conciencia, ya que , como dijimos, esta se encuentra realmente adormecida en cada uno de nosotros, y este “Despertar” será el que nos permitirá en definitiva “co-nocernos internamente”, y desde luego aprender a ¡Vivir con Sabiduría!, dos cosas muy interesantes que podemos lograr en la Vida.

Sucede que la Conciencia suele sumergirse cotidianamente en largos períodos de letargo, en un verdadero “Sueño Psicológico” y por ello nece-sitamos despertarla, activarla, ponerla a funcionar, para que así seamos realmente Concientes.

Es obvio que si nuestra Conciencia no se encuentra actuando en el presente en nosotros, nuestras acciones resultarán entonces y por tal motivo, más o menos “in-concientes”.

¡Debemos llamar a la acción a nuestra propia Conciencia! ¡Debemos Despertar nuestra Conciencia, para que en cada uno de nuestros actos, seamos de verdad “dueños de sí mismos” y no tristes títeres o marionetas de las circunstancias!

Por esa razón se afirma dentro de los estudios de Psicología Gnós-tica que la Conciencia es “la mas bella de las cualidades humanas”, “la más bella de las virtudes”, pero la debemos “rescatar” y “actualizar” en nosotros, tal como nos lo ilustra tan sencillamente aquel cuento infantil de la “La “Bella Durmiente”, entre otros, y multitud de tradiciones y relatos mitológicos del este y del oeste del mundo…

¿Cómo se duerme nuestra Conciencia?

Sucede que la rutina, aquella vida rutinaria y mecánica de todos los días, con su aplastante monotonía, unidas a la tremenda superficialidad con que se vive por estos tiempos, “apagan” literalmente la “Viva Luz” de nuestra Conciencia, la “menguan”, la “duermen” y es claro que esto, unido a nuestra falta de “educación” en tal sentido, es decir, en el “Des-pertar de la Conciencia”, nos hace caer caer indefensos en centenares de errores: decisiones mal tomadas, acciones desacertadas, sentimientos



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encontrados, estados de desequilibrio, etc., todo esto debido a nuestra falta de “Despertar”, y por supuesto al estado lamentable “semi-hipnótico” en que vive la Humanidad, cuyas causas analizaremos junto a ustedes en el correr de este trabajo.

Para peor de males el “hechizo” sugestivo de la vida súper-moderna, con todas sus comodidades, novedades y entretenimientos, termina por “hipnotizarnos” totalmente, al punto de no recordar, ni advertir tan siquie-ra, que somos seres “espirituales”, que necesitamos mucho más que diversión, pseudo-placer y consumo, que La Vida es algo infinitamente superior que lo que hoy conocemos...

Es obvio que al no “darnos cuenta” de nuestra desesperante situa-ción, se nos vuelve, por tal motivo, muy dificultoso el Despertar, por no decir imposible. Es obvio entonces que necesitamos “Concientizarnos” de nuestra situación para poder escapar de la misma y que Nuestra Vida no se convierta en una vida triste, llena de toda clase de problemas, des-dichas y dolores, una vida sin objetivos interiores…

Necesitamos entonces de didácticas precisas, educación en tal sen-tido, enseñanza.

Afortunadamente esta enseñanza existe, y se la conoce con el nom-bre de GNOSIS, la cual es en verdad tan antigua como el mundo.

Esta enseñanza, trascendental en el sentido más completo de la pa-labra, tiene en verdad la potestad de transformar al “Hombre” y con ello al mundo. Por ello, intentaremos compartir en este libro algunas de sus enseñanzas,, con la finalidad de estudiar las diferentes maneras que te-nemos de escapar de esta situación lamentable en que como Humanidad nos encontramos, para encaminarnos hacia la construcción de un mundo y una vida diferente, los cuales deberán comenzar a gestarse desde cada uno de nosotros, desde luego.

Por lo pronto es urgente comprender que cada Ser Humano es ver-daderamente un misterio “profundamente ignoto para sí mismo”, y que dentro de nosotros se encuentra algo formidable: ¡El Ser! principio “Di-vinal-Espiritual” del Hombre, tema que trataremos un poco más adelante en este libro...



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Por lo pronto les proponemos comenzar por comprender que existen “Estados” y verdaderos “Niveles de Vida” extraordinariamente superiores a los que hoy conocemos y nosotros podemos conocerlos. Necesitamos para ello arribar a nuevas Experiencias en el terreno de lo místico y de lo espiritual, experiencias que nos permitan verificar por nosotros mismos la existencia de “algo más”, que nos permitan re-conocer la existencia de distintos “mundos”, “planos”, o “Dimensiones” Superiores de Conciencia” en la Naturaleza y el Cosmos...

¡Pero es urgente que nos pongamos a trabajar arduamente en el “Despertar de la Conciencia”! ¡Es urgente reconquistar a esa Divina Prin-cesa que ha caído prisionera de estos viejos sistemas obsoletos y cadu-cos que hoy imperan en el mundo, y que ya no nos sirven, para traerla nuevamente hacia el “tapete” de nuestra existencia, y así poder gozar del júbilo y la delicia de nuestra “Vida Espiritual”, la cual al parecer, hemos dejado un tanto olvidada, en algún rincón de nosotros mismos...

Esta “Vida Espiritual”, es lo verdaderamente interesante dentro de nosotros mismos. Ella es el sustento de nuestra “Vida Orgánica”, su ra-zón de Ser, y también la fuente inagotable de Dicha, Amor y Paz, y para “encarnarla” tenemos que aprender a transitar un Camino: “el Camino de la Sabiduría...”

Solo así podremos gozar y experimentar algún día, aquellos “esta-dos superiores de conciencia” que mencionábamos párrafos atrás, y con ello la dicha de la verdadera Libertad y también cierto grado de Felicidad conocido en oriente con el nombre de “Ananda”, el cual significa: Dicha, Felicidad, Iluminación, etc., muy propios del verdadero aspirante o cami-nante del sendero…

Sobre el despertar

Decíamos párrafos atrás, que nuestra Conciencia es integradora, pues ella es quien nos permite verdaderamente “aprehender” de lo que nos sucede, integrar conocimientos, capturar comprensión, etc. Decía-mos también que es individualizante, porque ella misma es quién nos permite en realidad salirnos completamente de todo tipo de “patrones pre-determinados”, de toda mecanicidad, automatismos, gregarismos,



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etc., para permitirnos, de esta manera, ir conquistando progresivamen-te nuestra propia y legítima “Individualidad”(no confundir con individua-lismo) ó, expresado de otro modo, permitiéndonos dejar de ser menos “marionetas” de lo que los otros disponen, menos “títeres” de lo que los sistemas promueven y menos “esclavos” de nuestras propias debilidades y defectos...

Nuestra Conciencia, además, como viva expresión de nuestra parte Espiritual, es lo único que nos puede permitir en realidad conocer el ver-dadero AMOR, la dicha inexplicable del Amor, el cual es siempre Integra-dor, nunca disociador; siempre Concilia, nunca separa..., “todo lo da, todo lo espera, todo lo soporta...”

En la medida en que nuestra Conciencia se vaya liberando de tantas ataduras y condicionamientos, que hoy tenemos y que nos hacen la vida tan amarga, iremos también reconquistando nuestra verdadera Libertad, la única que puede conferirnos la legítima Felicidad y el verdadero Amor, haciendo de nosotros personas radicalmente diferentes..

¡Solo la Conciencia Despierta nos permite actuar con verdadera res-ponsabilidad, seriedad y sencilléz en nuestras decisiones!

Pero para “Despertar nuestra Conciencia” necesitaremos indudable-

mente del Amor, pues el Amor ¡es la fuerza más maravillosa del universo! ¡El Amor transforma, el Amor renueva, el Amor da Vida…! Pero necesita-mos Despertar y darnos cuenta de esta realidad...

Solo “despertando”, lograremos Sentir eso que en el fondo Somos y

comenzaremos a comprender el “hondo misterio” del Ser Humano y tam-bién de Todo lo que nos rodea, de lo cual formamos parte, ¡aquí y ahora!

Decíamos también que las personas por lo general nacemos, crece-

mos, nos reproducimos y al final morimos, sin encontrar y muchas veces sin buscar siquiera, el motivo, la razón de nuestra existencia, y esto es sin duda muy doloroso y lamentable, pues en esas condiciones, la Vida ya ha dejado de ser para muchos aquella oportunidad maravillosa que se nos ha dado para podernos desarrollar completamente y lograr la Sabi-duría, transformándose en un incesante repetir de acontecimientos, en un



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ir y venir totalmente mecánico, en donde la Conciencia, la Felicidad y el Amor, brillan por su ausencia…

Entonces, ¿cómo hacemos para, en medio de todo este caos, en me-dio de toda esta mecánica en que trajina la sociedad, en medio de esta dinámica social, que resulta tan agotadora, con todos sus compromisos y complicaciones, cómo hacemos para “despertar”?

¿Cómo podemos hacer para despertar a esa sublime y misteriosa “bella durmiente”, nuestra propia Conciencia, y así poder mantener viva la llama de nuestra Espiritualidad y encendida la Luz de nuestra Conciencia, en medio de un mundo y una sociedad que “duermen”?

¡Indudablemente solo El Amor, será quien nos podrá salvar…! ¡Pero Amor con mayúsculas! ¡Amor Verdadero! ¡Amor a la sabiduría! ¡Amor a la belleza y el bien! ¡Amor a la rectitud! y porque no, ¡Amor al misterio! ¡Amor al cambio! ¡Amor a la propia autotransformación, en aras de una Vida superior!, eso es lo que necesitamos…

El Amor, estimado lector, es y será siempre la Gran Causa que nos

habrá de proporcionar las energías necesarias para lograr nuestro pro-pósito, en todos los órdenes de la Vida. Es por eso que necesitamos ver-daderamente: ¡Enamorarnos del Despertar! ¡Sentir ganas de Despertar!, y así enfrentarnos a toda esa mecánica terrible que nos plantea la vida supercivilizada de esta época, con nuevas armas: ¡Las armas del Amor!

Solo así podremos dar un viraje radical a nuestra vida, lo cual habrá de conducirnos a un “gran cambio interior”, el cual colmará ciertamente todas nuestras expectativas. Solo a través del Amor y del Despertar de nuestra Conciencia lograremos Sentir, entre otras cosas, la verdadera y profunda Paz del corazón tranquilo...


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Capítulo 2

El estado de “vigilia”

Vigilia, es el nombre con que solemos denominar al estado en que vivimos cuando tenemos los ojos abiertos, por decirlo de algún mo-

do. Más observemos que, como su nombre lo indica, este debería ser un “estado” de vigilancia, de alerta, un estado de auto-conciencia que nos permitiría tener en todo momento un absoluto dominio sobre sí y por ende absoluta libertad, autonomía y responsabilidad por cada una de nuestras acciones.

En esas condiciones, obviamente, la felicidad y el equilibrio interior que caracterizan la Vida Conciente, se hallarían totalmente presentes en nuestra vida de una manera completamente natural y la plena vivencia del momento presente, sin proyecciones de ningún tipo y sin la pesada carga de un pasado que ya no existe, se haría entonces para nosotros una realidad constante, palpable y fácilmente verificable por cada uno de nosotros en cada uno de los hechos de nuestra vida.

Como nos podemos dar cuenta, esta no es ni por asomo nuestra realidad cotidiana… Tendremos que admitir entonces, sin temor a equivo-carnos, que el verdadero Estado de Vigilia no deja de ser para nosotros, los habitantes de la Tierra del siglo XXI, una noble aspiración... O dicho de otro modo: ¡No hemos conquistado todavía el estado de vigilia! ¿O tal vez será que lo perdimos...?

Sea de una u otra manera, la realidad se deduce fácilmente: Si no vivimos en estado de vigilia, ¡nos encontramos entonces profundamente dormidos!



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Y si nos encontramos “dormidos”, no somos verdaderamente “con-cientes”, ni dueños de sí mismos y por lo tanto, la Vida que hoy llevamos reviste características más bien “in-concientes”, mecánicas, absurdas…

Debemos reconocer que nuestra vida de hoy en día, no tiene en realidad ese brillo inconfundible que señalaría la presencia de una clara Conciencia, activa y desenvuelta, brillo que hemos conocido y que hemos visto a lo largo de la historia en los grandes Maestros y sabios de la hu-manidad, ¡y ese es precisamente el gran problema de todos nosotros!

Sabemos que no es fácil aceptar estas palabras. Sabemos que sue-na duro y hasta antipático, es verdad, pero también es verdad que si no reconocemos nuestro Sueño, jamás llegaría el Despertar...

Nuestro orgullo es claro que podría jugarnos en esto una muy mala pasada. Recuerdo, cuando empecé con estos estudios, que me costaba horrores aceptar esta terrible realidad… Todo quería aprender y mucho me gustaba el misterio de la Vida, pero no podía aceptar que era un sim-ple soñador… Semejantes afirmaciones me resultaban hasta hirientes y tal vez lo mismo le pueda estar sucediendo a usted, estimado lector, al escuchar estas palabras.

Es que la mayoría de nosotros, a quienes nos interesan los temas espirituales, venimos muy acostumbrados a que nos hablen de cosas bonitas, de poderes, de naves espaciales, de mundos, de “planos supe-riores”, etc., ¡misterios extraordinarios! no lo negamos, pero que podrían convertirse en una falacia si nos fascinamos con ellos y nos olvidamos de cual es nuestra verdadera realidad y cual nuestro trabajo aquí en la Tierra…

Además, los grandes Maestro como Jesús, por ejemplo, solían em-plear términos semejantes, ¡e inclusive algunos todavía más impactan-tes! El decía: “Deja que los muertos entierren a sus muertos y tú sígueme” ¿Entonces?

Es que todos los Maestros en su conjunto, han aludido siempre a un tipo de “vida superior”, que todavía no hemos conquistado y que po-dremos conquistar, si nos lo proponemos, pero debemos Comprender



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que esta Vida Superior tiene que tener por basamento fundamental, “el Despertar de la Conciencia”, obviamente.

En todo caso, observemos nuestro propio comportamiento en el dia-rio vivir: ¡Cuantos errores, cuantos absurdos, cuantas conversaciones sin sentido, cuantas acciones tontas, reprobables, confusas, etc., etc.! Esto sin contar aquellas reacciones cuando nos pasa algo más grave, cuando algún fenómeno especial nos sacude y nos afecta, cuando las cosas no nos salen como esperábamos, etc. En tales momentos, nuestras “res-puestas psicológicas” suelen reflejar el estado general de inconciencia en el que vivimos, y en el que se debate nuestra sociedad. Allí aparecen los gritos, las quejas, los reproches, cuando no los insultos y cuando no, los golpes... Allí, echamos las culpas de todo a los demás, en fin, allí afloran nuestros defectos…

Por eso necesitamos con máxima urgencia “activar” nuestra Conciencia, “despertarla” con la finalidad de hacernos verdaderos amos y señores de nuestra vida, dueños de sí mismos, y no dejar que la misma tome por los carriles equivocados, prefijados, que nos propone una socie-dad que no vive de manera inteligente y que ha tomado un rumbo que difícilmente conlleve ya al desarrollo espiritual y personal interno de cada uno de sus integrantes, es decir: ¡nosotros!

¡Debemos despertar!, estimados y apreciados lectores, y esto no será posible mientras continuemos obnubilados, hechizados por todas las novedades que nos ofrece la tecnología y la vida supermoderna y sobre todo, mientras sigamos suponiendo o nos sigamos creyendo muy “despiertos”, y continuemos viviendo sin prestar ninguna aten-ción a los reales objetivos que La Vida tiene en realidad.

La vida en sociedad no tiene otro objetivo que el de “Conocernos a sí mismos”, pues la misma Vida es, en sí misma, movimiento, cambio, transformación. Debemos esforzarnos por Comprender todas estas cosas y entender finalmente que estamos en este mundo para Apren-der a Compartir con nuestros semejantes, y así aprender, enseñar y vivir en paz con nuestros hermanos en este espejo maravilloso que se denomina “Convivencia”.


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Capítulo 3

“Sobre la felicidad”

Hablemos ahora un poco sobre “LA FELICIDAD”, con mayúsculas, algo que todos buscamos, de una u otra manera, y que sin embargo muy pocos han encontrado...

¿Nunca se ha preguntado estimado lector por que será que nos su-cede este fenómeno? ¿Por qué será que son tan pocas las personas realmente felices, a pesar de que todos decimos buscarlo?

La respuesta es muy simple: ¡Estamos muy mal orientados en nues-tra búsqueda! ¡Estamos buscando en el lugar equivocado…! ¡Estamos buscando fuera lo que llevamos dentro!

Pero claro, esto es algo que quizás ya hemos escuchado otras ve-ces… Sin embargo, estimado lector, la verdad es que, aunque lo sepa-mos, ¡continuamos viviendo como si la Felicidad pudiera encontrarse afuera y no adentro!

Reflexionemos un poco. La felicidad es ante todo un “estado interior” ¿verdad?, algo que se siente como es lógico, dentro de nosotros mismos. Probablemente estemos de acuerdo. Pero, ¿será que en los hechos rea-les y concretos de nuestra vida, vivimos de acuerdo con este concepto? ¡Casi todos demostramos exactamente lo contrario!

Sopesemos sino: ¿Cuantas veces por ejemplo nos sentamos

tranquilamente en una silla o sillón, o en la tierra, o el pasto, a sentir felicidad simplemente por el hecho de Vivir? En cambio sí, no dudamos en dedicar nuestros mejores esfuerzos intelectuales y laborales, ¡Nuestro tiempo!, ¡Nuestra Vida! en la adquisición de objetos, dineros, y “bienes” y artículos de toda clase ¡Para ser felices! ¿Qué paradoja no?



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¿Somos verdaderamente concientes de que la felicidad es ante todo un “Estado Interior”? Yo creo que no.

Sin embargo, otras culturas a las que juzgamos de “atrasadas”, se comportaron siempre de manera diferente… En todo caso, muchos pue-blos nativos de nuestra América han demostrado siempre ser muchísimo más agradecidos con la Vida que nosotros, los occidentales, y le han sabido dar esas “gracias a la vida”, como dice la canción, al Sol que nos calienta y anima; al agua que nos limpia y vivifica; a la bellísima y perfu-mada Tierra que nos nutre y alimenta, etc., etc., etc.

Y nosotros, ¿Somos concientes de todo esto? ¿Somos concientes de toda La Vida, que nos acompaña? Claro está que no. Pero al menos, podríamos dedicarnos un rato, ¡hoy por ejemplo!, dedicarnos algunos instantes para Sentir verdaderamente en nuestro interior, aquella gratitud tan extraordinaria que deberíamos cultivar; ese regocijo inmenso que de-beríamos saber sentir por el solo hecho de estar vivos ¡y más aún!, por poder ser concientes de tanta maravilla que nos rodea…

Un gran sabio dijo:

“La felicidad es hermana gemela de la gratitud y la sencillez”. Y agregó: “Hay que saber vivir el instante, porque el tiempo es del

diablo, y el instante de Dios… ”

¡En cualquier momento podemos ser felices! Sin embargo, cuando en virtud de un trabajo interno sobre sí mismos nos proponemos since-ramente eliminar de nosotros todos aquellos defectos que nos hacen co-meter los mismos errores una y otra vez, cuando comenzamos a percibir en forma diferente la existencia, entonces, comienza a surgir en nuestro interior y de manera espontánea otro tipo de felicidad, una Felicidad llena de sencillez y naturalidad, llena de amor y de confianza…

Esto sucede porque cuando comenzamos a ser más agradecidos con los demás y con la Vida; cuando dejamos de culpar a otros por nuestras desgracias; cuando aprendemos a tomar las cosas como son, a ser pa-cientes con el que no entiende, cariñosos con quienes no pueden, pru-dentes y sabios con la palabra, esmerados en el accionar, atentos con los esfuerzos y méritos ajenos, bien dispuestos para el trabajo, etc., etc.,



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nos acercamos mucho más al objetivo de nuestra Vida, ¡y con ello a la felicidad...!

Entonces surge dentro de nosotros mismos una forma de ser diferen-

te y a partir del este Conocimiento, nos damos cuenta de que nada en el mundo se sucede por azar, y que si por ejemplo, nos ha tocado vivir de-terminadas experiencias difíciles, sería porque las necesitábamos y que si no aprendemos a Vivir con Sabiduría todo aquello, la cadena nunca se corta y seguiremos cometiendo una y otra vez los mismos errores y sufriendo por las mismas causas, y lo que es peor, ¡haciendo sufrir a otros también! por lo mismo, para que luego esto recaiga nuevamente sobre nosotros y así continuar enredados en la cadena del Karma…

Sin embargo, cuando comenzamos a encaminar nuestra vida hacia el descubrimiento de la raíz de nuestros errores y defectos; cuando decidi-damente nos lanzamos a cambiar nuestros viejos hábitos y esquemas de ser; cuando nos en lugar de justificar cada una de nuestras acciones nos permitimos que la Luz de Nuestra Conciencia actúe identificando en no-sotros nuestras propias debilidades y defectos, para estar en condiciones así de eliminarlos; cuando aprendemos a ver en los demás las virtudes y en nuestro corazón a nuestro Dios, entonces se continúa desarrollando en nosotros eso, que se denomina Felicidad...

Dicen los Maestros que la Felicidad deviene de las partes más igno-tas de nosotros mismos, del misterio profundo del Cielo Interior….

Esa será entonces la señal más clara de que nuestra orientación en la Vida comienza a ser la correcta, pues hemos encontrado el rumbo hacia la dicha imperecedera, y que ¡ahora si!, navegamos hacia buen puerto, hacia el océano infinito de Felicidad, de nuestro propio Ser Interior Pro-fundo...

Sin embargo esto no es lo que sucede con más frecuencia. Lo fre-cuente, lo común, es que vivamos más bien des-orientados, y que gaste-mos nuestras preciosas energías y nuestro tiempo torpemente, en lo que poco importa, y que se nos termine Nuestra Vida sin haber logrado La Felicidad, verdaderamente.



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Concluimos entonces en que La Felicidad, apreciados lectores, no es más que el retorno hacia un modo de vida enaltecedor y dignificante, una recuperación de aquel “estado natural” de continuo aprendizaje y armo-nía interior que alguna vez tuvimos, quizá cuando niños, una disposición genuina hacia la paz, hacia el amor, hacia la libertad, como aquellos se-res destacados dentro de la escala evolutiva que somos...

“La fuente milagrosa de la felicidad..., no se halla en ningún otro sitio sino dentro de nosotros mismos, ¡Aquí y ahora!”

Cada vez que nos integramos con nosotros mismos, con su nuestro silencio interior, encontramos la Paz, y cada vez que uno encuentra la Paz, ¡comienza a vibrar en armonía con todo lo demás, y el Amor y la Felicidad no se hacen esperar!

Es urgente comprender entonces que la Felicidad, es ante todo una con-secuencia, un logro, muy asequible por cierto, que como todo, exige de parte nuestra un esfuerzo, o si prefieren, un cambio de actitud...

Pero ese “cambio de actitud”, por simple que parezca, tenemos que verlo tan solo como el comienzo precisamente de un Camino, aquel Ca-mino tan difícil de hallar del que nos hablaran los sabios, un Camino for-mado, antes que nada, por profundas transformaciones interiores...



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Práctica:

Siéntate cómodamente y con la columna ligeramente estirada, preferentemente en un ambiente ventilado y tranquilo.Ahora relájate... distiéndete… inhala lenta, pero profundamente... Con cada inhalación, trata de imaginar como entra la Vida en ti y como se distribuye maravillosamente a través de todo tu cuerpo, llevándole esa misma Vida a cada célula, cada tejido, cada músculo, cada órgano, cada hueso, etc., etc... Toma conciencia unos momentos de que toda esa Vida que nos anima, constituye en realidad un gigantesco milagro, un regalo preciosísimo que nos ha dado la misma Vida... Trata de sentir ahora esa Vida, como late también dentro de tu corazón y concéntrate en su latido...Sumérgete con tu imaginación dentro de aquel maravilloso órga-no sagrado, el cual a cada instante nos hace posible la Vida y siente allí a tu propia “esencia interior...” Regocíjate en este instante, porque allí en tu corazón tienes a Dios, que eso es lo más hermoso, lo más bello, lo más tierno… Imagina ahora, como tu Esencia y ese corazón brillan como un Sol maravilloso, que a toda hora irradian su luz y su calor en todas direcciones y llevando también el amor más puro y paternal que puedas imaginar… Deléitate en la presencia de tu Real Ser Interior... Adora, como hacían los antiguos, a tu propio Sol interior y trata de guardar ese sentimiento para cuando al abrir los ojos, vuelvas a convivir con el mundo, con las demás personas y con los diferen-tes eventos que la Vida te traerá… Resérvate todos los días unos minutos para hacer prácticas como esta y verás como tu vida cambia radical y maravillosamente.


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Capítulo 4

“Nuestra esencia interior”

Vamos ahora, para mayor claridad sobre el tema que nos ocupa, que no es otro que aquel misterio profundo que el Ser Humano y la Vida

llevan en su interior, a transcribir algunos pasajes del libro “Psicología Revolucionaria”, un libro que desde ya les recomendamos, el cual ha sido escrito por el fundador del movimiento gnóstico contemporáneo, Samael Aun Weor, ilustre navegante en el mar de la sabiduría, el cual dedicara toda su vida al estudio y práctica de las enseñanzas que luego predicara al mundo, gracias a las cuales pudimos entender un poco más todas estas cosas y encaminarnos mejor, hacia la conquista de nuestra propia Felicidad. Oigamos:

“Lo que hace bello y adorable a todo niño recién nacido es su Esen-

cia; ésta constituye en sí misma su verdadera realidad... El normal crecimiento de la Esencia en toda criatura, ciertamente es

muy residual, incipiente... El cuerpo humano crece y se desarrolla de acuerdo con las leyes

biológicas de la especie, sin embargo tales posibilidades resultan por si mismas muy limitadas para la Esencia....

Incuestionablemente la Esencia sólo puede crecer por si misma sin ayuda, en pequeñísimo grado...

Hablando francamente y sin ambages diremos que el crecimiento es-pontáneo y natural de la Esencia, sólo es posible durante los primeros tres, cuatro y cinco años de edad, es decir, en la primera etapa de la vida...

La gente piensa que el crecimiento y desarrollo de la Esencia se realiza siempre en forma continua, de acuerdo con la mecánica de la evolución, más el Gnosticismo Universal enseña claramente que esto no ocurre así...



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Con el fin de que la Esencia crezca más, algo muy especial debe suceder, algo nuevo hay que realizar...

Quiero referirme en forma enfática al trabajo sobre si mismo. El desa-rrollo de la Esencia únicamente es posible a base de trabajos concientes y padecimientos voluntarios...

(...) En la Esencia está la Religión, el BUDDHA, la Sabiduría, las partícu-

las de dolor de nuestro Padre que está en los Cielos y todos los datos que necesitamos para la AUTO-REALIZACIÓN ÍNTIMA DEL SER.

Necesitamos reducir a cenizas la crueldad monstruosa de estos tiem-pos; la envidia que desgraciadamente ha venido a convertirse en el re-sorte secreto de la acción; la codicia insoportable que ha vuelto la vida tan amarga; la asqueante maledicencia; la calumnia que tantas tragedias origina; las borracheras; la inmunda lujuria que huele tan feo; etc., etc., etc...

A medida que todas esas abominaciones se van reduciendo a polva-reda cósmica, la Esencia además de emanciparse, crecerá y se desarro-llará armoniosamente...

Incuestionablemente cuando el Yo Psicológico ha muerto, resplande-ce en nosotros la Esencia...

La Esencia libre nos confiere belleza íntima; de tal belleza emanan la felicidad perfecta y el verdadero Amor...

La Esencia posee múltiples sentidos de perfección y extraordinarios poderes naturales...

Cuando “Morimos en Si Mismos”, cuando disolvemos el YO Psicológi-co, gozamos de los preciosos sentidos y poderes de la Esencia...”

Hasta aquí la trascripción de estos interesantes e inspirados fragmen-tos que hacen referencia a aspectos muy particulares de la psicología humana, aspectos que no maneja la psicología tradicional ortodoxa.

Quizás al lector que se acerca por primera vez a estas lecturas, le puede resultar llamativo el estilo de este escritor y su naturalidad al expre-sarse sobre temas tan importantes y complejos, utilizando palabras tan sencillas, como enérgicas y significativas a la vez…

Es que este Maestro, como gran Filósofo de la Vida, que le ha corres-pondido ser, se ha destacado siempre por su tremenda sencillez y profun-da claridad al abordar los distintos temas concernientes a los misterios de



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nuestro “mundo interior”. El “desarrollo humano”, la “alta espiritualidad”, la “vida multidimensional”, entre otros, han constituido siempre sus temas predilectos.

Como todo verdadero revolucionario, seriamente interesado en el cambio individual, social y cultural de nuestra humanidad, ha afirmado siempre que para acceder a “Superiores Estados de Conciencia” y desde luego a aquella Felicidad auténtica, debemos pasar primero siempre por una “profunda transformación interior”, y esta transformación de fondo solo se logra con la “Muerte radical del Mí Mismo...”

En ese sentido decía Jesús el Cristo hace 2000 años: “Si el grano no muere, la planta no nace”, y decía también: “El vino nuevo”, hay que ponerlo también en “odres nuevos”...

No basta entonces sólo con leer, con creer o con rezar, debemos hacer algo más: ¡Debemos transformarnos! ¡Transformar nuestra psico-logía!

Comprendamos que la transformación radical de nuestra “psicología” es lo fundamental, y este cambio, profundo y serio, tiene que ocupar un lugar verdaderamente importante en nuestra vida, sino no se logra.

Así, aquella “real naturaleza” que tenemos, nuestra “naturaleza es-piritual” podría expresarse realmente en nosotros y nuestra vida toda se colmará por ello, con la presencia viva de nuestro Real Ser.

Esos “odres nuevos” de los que nos hablara el Cristo serán entonces esas “mentes nuevas” que debemos gestar dentro de nosotros mismos, capacitadas para recibir “el Vino nuevo de la Sabiduría”, capacitadas para comprender realmente La Vida desde una óptica diferente, lo cual nos permitirá, que la “Luz de la Nueva Era”, que por estos tiempos se inicia, penetre realmente en nuestra Conciencia para orientarnos defi-nitivamente hacia la búsqueda del Ser, en el océano borrascoso de la propia vida…

Es que repetimos: Todos llevamos en nuestro interior un gran miste-rio, una “fuerza” una realidad, que no ha podido expresarse aún tal cual Es. Esto sucede porque no le hemos dado ciertamente un ambiente pro-



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picio para su desenvolvimiento: una mente abierta, un corazón generoso, una estructura emocional adecuada, etc., etc…

¡Vivimos ajenos a las maravillosas realidades del espíritu, porque el mundo con sus maquiavélicos sistemas nos tiene atrapados y adormeci-dos...! ¡Pero podemos cambiar! Desde luego necesitamos primero com-prender nuestra situación, y emprender luego el viraje hacia una nueva vida, una vida diferente, una vida sabiamente dirigida por el corazón, y por la Conciencia, una Vida llena de altruismo y de fé, una Vida inteligen-te, en el sentido más completo de la palabra .

Vamos a partir de ahora y en los capítulos siguientes, a analizar al-gunas de las muy singulares razones por las cuales nuestra sociedad ha caído, en el estado lamentable en el que actualmente se encuentra y proseguiremos más adelante analizando algunos de los fundamentos básicos de aquella sabiduría milenaria, que nuestras sociedades habían olvidado, pero que felizmente han sido rescatados, para que podamos recorrer juntos el camino maravilloso del Despertar y de la verdadera Espiritualidad Conciente .



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Segunda parte

“Los cimientos de nuestra cultura”

Para saber realmente “dónde estamos parados”, vamos, a analizar a sobrevuelo en esta segunda parte, algunos de los conceptos o

teorías, sobre la naturaleza humana y su origen, que han tenido y tienen, aún hoy, mayor relevancia en la conformación de nuestras identidades e idiosincrasias culturales, y que se han transformado por tal motivo, en factores decisivos y determinantes para la definición del rumbo que co-mo Humanidad hemos tomado, rumbo que nos ha llevado precisamente al comprometido lugar en el que hoy nos encontramos.

Comenzaremos para esto por la teoría Darwiniana de la evolución del Hombre, la cuál es harto conocida por todos nosotros en sus aspec-tos más básicos y fundamentales, pero no en sus implicancias y senti-dos más profundos, como veremos.


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Capitulo 5

“Darwin y su teoría evolutiva”

Si observáramos atentamente el comportamiento de nuestras socieda-des desde una perspectiva diferente; si pudiéramos por unos momen-

tos sustraernos de la enorme influencia que ésta ejerce sobre nosotros y serenamente nos dedicáramos a observar sus movimientos, su conducta en general, notaríamos que la misma obedece ciertamente a unos cuan-tos patrones de conducta que se repiten una y otra vez en los diferentes lugares, ciudades o pueblos, y que los mismos forman una suerte de “estándar ideológico” sustentado por creencias, opiniones y vagas cos-mogonías, sobre las que se asienta sin embargo, nuestro propio estilo de vida.

Esto, que subyace detrás de nuestro comportamiento, tiene muchos y muy variadas causas y está formado por varios componentes, algunos de muy difícil localización, lo que vuelve muy difícil el llegar a tener una idea cabal de aquello, es decir, de lo que nos impulsa a actuar como ac-tuamos. Sin embargo y sin pretender ser exhaustivos en el tema, estudia-remos en este capítulo la influencia “Darwiniana” en esa conformación, la de nuestras idiosincrasias e identidades culturales, que son también psíquicas, y que sirven de fundamento invisible, pero muy real, a buena parte de nuestras conductas, como a continuación veremos.

¿Pero por qué empezamos por aquí? Porque esta teoría tiene la par-ticularidad de hallarse tan firmemente arraigada en nuestro “inconsciente colectivo” que nos resulta en realidad muy dificultoso poder discriminarla, poder separarla de nosotros mismos, con la finalidad de visualizarla y de determinar así cuales son sus efectos sobre nosotros mismos y sobre nuestro proceder.

Pero veamos someramente lo que la misma dice:



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Esta teoría afirma, que todos nosotros los Seres Humanos, somos tan solo el resultado de una larga “evolución” que se originó en un pasado, oscuro y primitivo, protoplasmático primero, vegetal y animal después, el cual, por simple “selección natural” y ayudados por fortuitas coinciden-cias, fue capaz en el curso de las edades de desprenderse del resto y tomar un rumbo diferente, para forjarse a sí mismo y por sí mismo, como un ser racional, conciente y además, por si fuera poco, ¡sensible!

Estos son muy básicamente y sin entrar en detalle, los enunciados básicos de aquella singular teoría que surgiera a fines del siglo XIX, a partir de las enjundiosas investigaciones de Mr. Darwin, teoría de la que casi todos participamos, pues fuimos educados desde muy pequeños a partir de sus concepciones.

Si nos ubicamos en la época de su formulación, pleno auge del cien-tificismo moderno, resulta claro que la misma representa de cierto modo los patrones de pensamiento generales de los grupos académicos, que buscaban romper con el egemonismo y totalitarismo de tipo dogmático–espiritual ejercido por la iglesia católica en decenas de siglos a la fecha, por lo que es apenas natural, que la misma deje de lado de “ex profeso”, toda participación “divinal” en el proceso del surgimiento de la Vida y se proponga explicarlo de un modo más razonable…

Esta teoría se aparta entonces de cualquier forma de concepción eclesiástica sobre el origen del mundo y del Hombre, las cuales aparecen ante sus ojos como si se tratare de una especie de cuentito infantil, de difícil aceptación, propias de una época de oscurantismo en cuanto “al Saber”…

Todo eso de que el Mundo fuere creado por Dios en seis días y que al séptimo descansó, etc., era motivo más bien de mofa por parte de los académicos, ¡y aún lo es!, ya que imposibilitados de comprender ajenos simbolismos y esotéricas visiones (que tampoco conocieron los católicos, justo es decirlo) tomaron las cosas “al pié de la letra”, ignorando que detrás de aquellos mitos y fábulas antiguas, suelen ocultarse extraordina-rias joyas de sabiduría y superlativos mensajes para la humanidad, como bien conocen los estudiantes del gnosticismo universal.



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Lejos de avizorarlo (por lo cual no se los puede condenar, aclara-mos) los darwinistas tomaron distancia de cualquier tipo de concepción religiosa y adoptaron una postura racional bien definida, muy propias de las postrimerías del “iluminismo” y del comienzo del muy ecuánime “ra-cionalismo positivista”.

Analizando a Darwin

Ahora bien, si observamos atentamente, podemos ver que su plan-teo cae indiscutiblemente en algunos desequilibrios muy notorios. Para empezar: ¡El mismo universo según la misma, se ve reducido tan solo a ser una simple maquinaria material, movida por el acaso, el cual tuvo sin embargo la bondad de darnos “casualmente” las condiciones exactas para el surgimiento de la Vida y también de toda esta compleja actividad psíquica que constituye nuestra “vida interior” de esos curiosos seres, los seres humanos… ¡Que extraño!

Anotaremos entonces en primer lugar, que el fundamento principal sobre el cual pretende esta teoría construir la historia de la vida inteligen-te en el universo, ¡y por ende la historia y el desarrollo de nuestra propia Conciencia! es ¡La simple casualidad! ¡El viejo y querido azar! y esto no deja de ser sorprendente.

¿Podemos creer en la “madre casualidad”, como fundamento esen-cial de todo eso que llamamos: Vida, Conciencia, , Pensamiento, Senti-miento, Amor, Felicidad...?

Einstein, quien tuvo el don de ser el gran revolucionario de la física moderna, quien supiera sintetizar de forma tan magistral, e integrar en uno solo, los antitéticos conceptos de la “materia” y la “energía”, que la mantenían estancada y dividida, unificando en una simple formula los dos campos hasta el momento incompatibles, les contestaba categórica-mente a quienes suponían o proponían un origen casual de la vida: “Dios no juega a los dados”, frase que se convirtió en famosa y que viene muy al caso para demostrar el absurdo sobre el que se pretende edificar la historia de la vida inteligente en el Cosmos...



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Es que difícilmente una persona sensible, que todavía conserve su capacidad de asombro, y a la vez inteligente, conocedora de cualesquie-ra de las tantas e increíbles maravillas que se suceden dentro y fuera de cualquier organismo, en las cuales se ponen de manifiesto evidentes pro-cesos súper-inteligentes, por no decir exactos, pueda aceptar o creer en la “madre casualidad”, ¡y menos como fundamento y origen de esto tan extraordinario que significa estar vivos, y poder ser concientes de ello!

Cualquier científico serio, pero a la vez sensible, ya sea este de cualquier área, biológica, física, química o astronómica, si realmente comprendió la maravilla que representa la ciencia que estudia, lejos de aceptar teorías de este tipo se inclina reverentemente ante la belleza, simpleza y lógica superior que se manifiestan en tales procesos naturales y exclama con ecos socráticos: ¡Sólo sé que nada sé...!

Y yo les pregunto: ¿Será algo lógico que depositemos en el azar, el origen mismo de nuestra historia, nuestra razón de Ser…? ¿No sería esto demasiado triste?; un sinsentido, evidentemente… ¿La simple casualidad como fuerza creadora de algo tan sublime y sagrado como es La Vida?

¡Esto es algo que hubiera echo morir de risa a los viejos sabios chi-nos, o a los sacerdotes incas, toltecas, etc.! ¡Poder llegar a creer que algo tan misterioso como La Conciencia, o tan grandioso como El Amor, o tan extraordinario como la Felicidad, surgiendo por casualidad, resulta en verdad, algo increíble!

En fin, el que lo quiera creer que lo crea, cada cual es libre de pensar como quiera...

Se cuenta que alguna vez Isaac Newton invitó a un amigo suyo, muy escéptico por cierto, a su casa para mostrarle una singular obra de arte. Se trataba de un sistema solar en miniatura, o no tan en miniatura ya que el mismo ocupaba toda una sala. En él, se podían apreciar todos los planetas conocidos hasta el momento, los cuales, a través de un meca-nismo magistral de relojería se ponían en movimiento y giraban en sus respectivas órbitas.

Su amigo quedó impactado y lleno de admiración le preguntó: ¿Quién lo hizo?



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-Nadie. Fue la respuesta de Newton. -Pero, ¡cómo que nadie! Contesto su amigo, a lo que añadió:...Ah, no me quieres decir quien fue el autor de tal maravilla por mo-

destia, ¡Porque tú mismo lo has hecho! -No, no; no he sido yo. Te repito NADIE lo hizo, contestó Isaac, de

forma categórica y añadió con ojos vivaces: Lo que estás viendo, es una representación del mismo sistema solar en que tú y yo vivimos, el cual es como sabemos, muchísimo más maravilloso y perfecto que esta simple y tosca representación. Sin embargo ¿No pretendes tú que yo crea que detrás de este universo, millones de veces más perfecto que el simple artefacto que yo te he mostrado, no existe inteligencia alguna, qué surgió de la nada y que nada ni nadie lo hizo…?

Desconozco como culmina la conversación entre estos dos buenos amigos y colegas, uno muy escéptico y el otro científico y también religio-so, pero de todas maneras ¡No tiene desperdicio!

Estamos de acuerdo con que la misma no prueba nada, ni es en modo alguno concluyente, pero de todos modos resulta por demás interesante la postura de este notable hombre de ciencia, ¡y más aún su didáctica...!

No está de más añadir que también otros grandes sabios y científi-cos que hemos tenido en todos los tiempos han sido siempre personas muy religiosas. Ya mencionamos a Einstein, pero también Da Vinci, Pi-tágoras, Edison, etc., quienes además de haber poseído una promisoria inspiración, también tuvieron la suficiente capacidad como para descollar en el ambiente cultural y científico de sus épocas, siendo personas muy religiosas, a la vez.

Es que no se trata de enfrentar visiones religiosas con científicas, ni mucho menos. Debemos más bien evitar esas acostumbradas parciali-zaciones, aquellas insalvables dicotomías y arribar al fin a la unidad, a la síntesis...

Nosotros hemos conocido otra “cosmovisión”, que nos explica de ma-nera muy diferente nuestra historia, y también nuestros propósitos y posi-bilidades a lograr, dentro de esta maravillosa experiencia del existir…



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Se trata de una visión integral, en que la humanidad de nuestro plane-ta forma parte de un plan mucho más vasto en la que se incluyen también los demás planetas de nuestro sistema solar y desde luego como es lógi-co, también otros sistemas solares, girando todos alrededor de un centro magnético, el “Sol Sirio”, capital cósmica central de nuestra galaxia.

En esta cosmovisión, se considera la Vida como una expresión “sa-grada y divina” que tiene un propósito definido: permitir que en su seno se gesten Hombres y Mujeres Verdaderos, capaces de convivir en armonía entre sí, y desde luego capaces de compartir también con las distintas humanidades que pueblan el infinito espacio la divina sabiduría que tiene La Vida para entregarnos…

En esta cosmovisión, se considera al Ser Humano, como un prototipo universal que se repite con ligeras variaciones en todos los rincones de nuestro universo y pasa a ser entendido no como un fenómeno casual, pero sí natural, un fenómeno en el que cada “humanidad” cumple un rol especial, una función dentro de un “Todo” ordenado, organizado e inte-ligente...

Obviamente, la presencia de diferentes humanidades en el espacio, es para ellos algo evidentemente natural, algo inobjetable que no necesi-tan discutir. Conocen que por nuestra Tierra han pasado también varias Humanidades ya y que todas ellas tuvieron su comienzo, su esplendor, su decrepitud y también su muerte…

¿En cual de estas estaciones nos encontraremos actualmente?

Saben que no fuimos los primeros, ni seremos tampoco los últimos en poblar nuestro afligido mundo, y conocen que nuestra humanidad se aproxima a un momento terrible, al final de un gran ciclo, pero de esto hablaremos más adelante…

En esta “Cosmovisión se afirma que la razón de ser del Ser Humano es en primera instancia ¡Aprender a Vivir! ¡Que gran Verdad! También se dice que necesitamos “Aprender a transformarnos a sí mismos”, con la finalidad de convertirnos en verdaderos Hombres y Mujeres integrados, realizados, felices”, y esto es algo que bien vale la pena estudiar y com-



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prender profundamente, por lo cual lo estaremos retomando repetidas veces en este trabajo.

¡Que linda sería una humanidad en que cada persona se sintiera di-chosa de compartir con sus hermanos su íntima y particular esencia, la sabiduría de su Ser, recogida lenta y dolorosamente con el paso de los siglos, en su paso por la Vida!

Volviendo al tema, notamos que a diferencia con la teoría darviniana, aquí que cada persona es vista como un “Prototipo”, una “semilla”, que tendrá sin embargo todas las posibilidades de “re-crearse” a sí misma hasta convertirse en un auténtico y legítimo Ser Humano, en el sentido más completo y abarcativo del término y de avanzar mucho más allá in-clusive, hasta las alturas indescriptibles del Súper-Hombre...

Quizás esto pueda herirle el orgullo a algunas personas, ya que no es fácil aceptar que somos tan solo embriones lanzados a la vida en busca de desarrollo, más sin embargo si lo vemos de otra óptica sería pues una excelente noticia: ¡Quedaría mucho camino por conocer y desarrollar dentro de nosotros mismos, muchísimas experiencias y vivencias que aún no conocemos, habríamos vivido tan solo el comienzo de una historia que es infinita, y que nos permitiría al fin fundirnos con el mismo Infinito, con la misma “Vida Libre en su Movimiento…”

Esta cosmovisión, mucho menos difundida y publicitada por las cor-poraciones económicas que manejan la información del mundo, y a pe-sar de no contar con el apoyo de la “oficialidad cultural de la academia actual”, avanza maravillosamente por estos días y va llegando por dife-rentes vías a todos los rincones de la Tierra con el objetivo de acercar a las personas hacia un “Despertar” y por consiguiente hacia el Camino, el cual conduce ciertamente hacia la Luz Interior, pués estamos viviendo los albores de una Nueva Era…

Estos conocimientos y este mensaje que tienes en tus manos, esti-mado lector, se haya en completa armonía y concordancia con el tiempo especialísimo que nos ha tocado vivir, y también con ciertos “planes” que el “cielo”, el SER tiene para cada uno de nosotros...



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Esfuérzate por lo tanto en comprenderlo. Investiga, estudia y practica, ya que lo que hoy decidamos puede ser y será definitivo, para el futuro espiritual de nuestra Alma, como ya hemos dicho.

“La Era de Acuarius” ha llegado y su mensaje va llegando también a su tiempo y a su hora a cada una de las personas que de alguna u otra forma se preocupan por encontrarle un sentido real y coherente a este fenómeno tan singular al que llamamos Vida.

Otras características

Prosiguiendo con el análisis de aquella otra cosmovisión en la que nuestras sociedades y por ende gran parte de nosotros hemos sido edu-cados, anotaremos como segundo punto que la teoría Darwiniana propo-ne un Ser Humano marcadamente autosuficiente, como detallaremos:

Fijémonos que según esta teoría, el Ser Humano nace ¡de la nada!, o mejor dicho de aquella célula germinal que se supone nació en el mar, y por sí solo se desarrolla, partiendo de este “cero original”, hasta conver-tirse nada menos que en ¡la Vanguardia del universo…!

Pionero en la cuestión de la inteligencia, se constituye entonces por sí mismo en su máximo exponente años luz a la redonda y nada ni nadie puede eclipsar su brillo inusitado... ¿No es acaso, autosuficiencia?

¡No existe en realidad mucha diferencia entre esta forma de pensar evidentemente antropo-centrista, y el pensamiento medieval geo-centris-ta! ¿Verdad?

Es que en realidad, hace relativamente tan poco tiempo ¡escasos si-glos, en verdad!, afirmábamos en forma enfática que el universo giraba alrededor de nosotros... ¡Y pareciera que aun continuamos creyéndonos el centro del universo...!



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La selección natural

Continuando con este somero análisis, vemos que otro de los gran-des puntos en que se sustenta la Teoría Darwiniana, es la llamada “Ley de Selección Natural”.

Ciertamente existe tal Ley, absurdo sería negarlo, pero sucede que le estamos asignando propiedades y funciones absolutamente desmesura-das. Porque exista tal Ley, no tenemos por ello que aceptar que la mis-ma sea la mismísima creadora ¡De la naturaleza entera! ¡Por favor! No caigamos en tal extremo, el de adjudicarle a tal Ley tamaños poderes y potestades, como el de ser nada menos que la constructora de la misma Vida y la reguladora además del surgimiento de nuevas especies, entre ellos nosotros, etc.

Nosotros afirmamos que la “Ley de selección natural” opera en la Naturaleza solamente y sabiamente ¡dentro de cada una de las especies! ¡No tiene el don de crear!, sí de seleccionar los organismos más aptos para la supervivencia de su especie, y eso es todo. Por eso es que se la ha llamado así: “Ley de selección natural”.

También es muy cierto, ampliando un poco la cuestión, que en el correr del tiempo suelen producirse en algunas especies verdaderas mutaciones, cambios asombrosos realizados con el objetivo de lograr la adaptación a nuevas condiciones climáticas, etc., en el proceso de una migración, por ejemplo. Pero constituye francamente un error garrafal y grotesco que le atribuyamos a tal ley potestades y poderes que no tiene. Mucho menos, repetimos el de haber sido ¡la creadora del Hombre!... ¡No seamos tan exagerados!

En todo caso, permítasenos la libertad de disentir con quienes de-fienden a ultranza todos los contenidos de este tipo de enunciados y de aportar un punto de vista diferente, que tal vez pueda servir a quienes se interesan en estos estudios, como ojala también a los investigadores en la materia.

Decíamos anteriormente que la “figura humana”, el Ser Humano, se-gún esta otra cosmovisión, sería un Arquetipo Universal, que se repite



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en todo el cósmos, prácticamente sin diferencias sustanciales. Decíamos también que el mismo existe por razónes específicas, no por casualidad.

Estas razones tienen mucho que ver con las íntimas razones que le dan vida también al universo y también a nuestro Planeta, pues como to-dos sabemos, somos las únicas criaturas que pueden auto-transformarse y transformar de manera drástica también el hábitat en el que viven...

Los Maestros, conocedores por experiencia directa de todas estas cosas, quienes habiendo desarrollado sus facultades latentes, (verdade-ros sentidos ocultos, hoy adormecidos en la mayoría de nosotros), han podido estudiar directamente todas estas cosas, han tenido la posibilidad nada despreciable de investigar todo esto en detalle y conocer así en for-ma directa nuestro origen, el cual es, además, inmensamente más bello y maravilloso que lo que nos habían contado...

Estamos hablando ciertamente sobre “el gran enigma de la existen-cia”, titulo de esta obra, porque consideramos que bien vale intentar di-lucidarlo, o al menos elaborar un punto de vista propio sobre la cuestión. Entonces, ¿cuál es el origen del Hombre? ¿Qué o Quién nos ha creado? ¿Qué misión tenemos los Seres Humanos aquí? ¿Será posible, por ejem-plo, conocer a seres de otras “humanidades”? ¿Cuál es la o las diferen-cias que tenemos con ellos?

Primero que nada debemos entender que a este “prototipo” le hacen falta previamente ¡algunos ajustes y desarrollos...! Esta es la primera di-ferencia que tenemos con algunos seres de otros planetas, los cuales ya manejan a la perfección la ciencia cósmica...

Pero lo que realmente nos hace diferentes a nosotros del resto de las humanidades que existen en el espacio, es nuestro insipiente y poco profundo Desarrollo Interior, nuestra escasa Espiritualidad, y por ende nuestra falta de conocimiento de las Grandes Verdades del Cosmos y del Espacio.

Es verdaderamente lamentable que esto ocurra, y una de las razones de ello es que por alguna razón, quizá por la sinrazón que nos caracteri-za, aún proseguimos sosteniendo teorías y concepciones absurdas, que nos retardan y entorpecen lamentablemente en el proceso natural de



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Integración universal al que estamos llamados, y con esto hacia el acceso y la conquista de nuevas tecnologías verdaderamente capaces de permi-tirnos viajar por el espacio, de manera ágil y fluida, tecnologías como las que utilizan otras humanidades, ya que entre otras cosas, manejan una física de cuatro dimensiones: el “Hiper-espacio”, para sus viajes espacia-les, asunto del que estamos lejos todavía...

¡Es que si en verdad supiéramos que lejos nos encontramos de al-canzar realmente el auténtico grado de Seres Humanos, entonces todas nuestras vanidades y arrogancias caerían al suelo vueltas pedazos y nos dedicaríamos con ahínco a desarrollar dentro de nosotros mismos nues-tras más nobles cualidades y especiales características, para poder ser partícipes de la Gran Fraternidad Universal del Amor, entre los cuales reina la más extraordinaria Armonía!

Para terminar, diremos que la teoría Darwiniana fue prolongándose, extendiéndose y logrando su afirmación, aceptación y hegemonía en todo el ámbito culto, de principios del siglo XX, en forma realmente vertigino-sa.

Muy rápidamente pasó a formar parte de todos los planes de estu-dios escolares, liceales y universitarios de la época como si se hubiera tratado del gran hallazgo, y como si se tratara de una verdad irrefutable, irrebatible, irreprochable: ¡El último grito de la ciencia!

A esta hipótesis, se fueron adhiriendo entonces la mayoría de las lu-minarias de la época, gran parte de los científicos que surgieran entre los siglos XIX y XX, después de la llamada “revolución industrial”, científicos que participaban del auge del racionalismo y del modernismo y que eran concientes del declive inexorable de la iglesia católica, a la cual se le aña-diría ahora un nuevo golpe: La confirmación científica de su equivocación y del literal absurdo de sus afirmaciones...

¡Pero lo que más nos interesa, es que esta nueva teoría, pasó a for-mar parte de lo que llamaremos en lo sucesivo: “El Imaginario Colectivo Cultural” de nuestras sociedades, quedando grabado con tinta indeleble en el seno del pensamiento social y cultural de todos nosotros hasta nuestros días!



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Capitulo 6

“La muerte y la nada”

Continuando en esta sección de este libro con nuestro análisis sobre algunas posturas ideológicas, teorías y suposiciones que urge revi-

sar, avanzaremos un poco más allá de la menguante teoría Darwiniana para concentrarnos en otra de las pobres y retardatarias visiones sobre las que descansa nuestro convulsionado transcurrir, y que también ha incidido o contribuido en gran manera a la determinación del rumbo mi-serable y triste que evidentemente se anuncia que ha tomado nuestra humanidad.

Nos referimos al concepto de “la inexistencia de un más allá”, es de-cir, a aquel concepto que sobre la muerte y por lo tanto sobre la misma Vida nos hemos formado y con ello, a nuestra valoración sobre el propio proceso de la existencia, derivado del lugar preciso en donde hemos co-locamos su comienzo y por ende también su final...

Podríamos comenzar por preguntarnos: ¿Dónde comienza realmente nuestra vida? ¿Será en el momento del nacimiento? ¿Será antes, cuando la concepción? ¿Será en otra vida? ¿Cuándo?

Permítaseme decir en forma enfática que nuestra Vida comenzó mu-cho antes de nuestro nacimiento y también del momento de la concep-ción, antes pues de estos dos momentos anteriormente citados y muchí-simo antes aún de lo que llegaríamos a imaginar...

Permítaseme decir en forma enfática que nuestra Vida tiene exacta-mente la misma edad que nuestro sistema solar, por lo pronto, para no decir más...



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No nos referimos, claro está, a nuestra vida como “humanos”, sino a Nuestra Vida, o mejor dijéramos, a la Vida de “nuestra Esencia...”

Hablábamos ya en los primeros capítulos de este libro sobre la “Esen-cia Humana”, más no dijimos nada sobre su origen. El origen de nuestra esencia se remota a muchísimos millones de años atrás, al momento preciso del inicio de lo que los hindúes denominan el “Mahavantara”, “la aurora de la creación”, el momento en el cual comenzó a manifestarse la Vida, la cual, desprendiéndose de las “Dimensiones superiores del espa-cio” fue cristalizando de plano en plano hasta lograr tener una expresión física concreta, con el objetivo fundamental de adquirir experiencia, co-nocimiento, sabiduría...

Explican los sabios que del mismo modo en que un pez no es con-ciente de la felicidad y de la dicha que le proporciona el elemento en el cual vive, el agua, hasta que por alguna razón se sale (o lo sacan) de ella, igualmente el alma, necesita experimentar otros “estados” marcadamen-te diferentes, alejarse si se quiere de aquella suprema dicha en la cual vive -pero de la cual es conciente- y sumergirse en un contexto completa-mente diferente, para experimentar dentro de sí fenómenos y realidades radicalmente diferentes, y al fín reemprender, después de un tiempo, su retorno, habiendo experimentado muchas cosas y llevando un amplio ba-gaje de conocimientos y experiencias convertidos en Conciencia, que son los que le permitirán apreciar, ahora sí, la dicha en la que vivía, la cual se experimenta en las “dimensiones superiores del cosmos”, ¡y lo que es mejor!, habiendo logrado su plena “Autorrealización ”.

Esto que describimos en forma muy sintética, no es otra cosa que el proceso del “Re-ligare”, palabra latina de la cual deriva la palabra “reli-gión”, que significa literalmente: volver a unir.

Parafraseando al Maestro Samael, diremos que nosotros somos el resultado extraordinario de infinitos ayeres, que se remontan mucho más allá de la esfera estrictamente humana y que devienen de innumerables experiencias vividas en la escuela de la vida, en el seno de la bendita Diosa Naturaleza...

Sin embargo, tenemos metido en la cabeza que ¡sólo se vive una vez!, y que La Vida es un abrir y cerrar de ojos y así, lamentablemente,



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nos hemos acostumbrado a vivir participando de esta visión tan inme-diatista y si me permiten “mediocre” de la vida, fruto de lo cual tenemos nuestras sociedades como las tenemos.

¡”Sólo se vive una vez”, exclaman las multitudes, así que ¡a aprove-charlo!... y allá se precipitan como locos a cualquier clase de desenfreno y desatino, con las consecuencias catastróficas que esto inevitablemente acarrea a la larga o a la corta...

Hemos perdido la conciencia de nuestra propia historia, de nuestros orígenes y de nuestra naturaleza, y poco podemos vislumbrar, en esas condiciones, sobre los reales objetivos que tiene la Vida y mucho menos sobre el Camino, que debemos aprender a seguir, para volver a encon-trarnos con la magia extraordinaria, con la armonía exquisita, con el abra-zo adorable, de Nuestro Real Ser…


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Capitulo 7

“La Terrible Realidad”

Nuestras sociedades de hoy en día se han precipitado como nun-ca hacia el consumismo y la vanidad, hacia la superficialidad y el

despilfarro, hacia la verborragia y el chisme, y esto es algo que puede verse sin mucho esfuerzo. La drogadicción y la evasión, el intelectua-lismo desprovisto de espiritualidad, la comida rápida, la tele-adicción, el stress, la euforia y la depresión, etc., son cosas de todos los días. El miedo ha reemplazado a la tranquilidad y la incertidumbre domina el panorama hacia el futuro: Nos encontramos viviendo en una situación lamentable.

A la vista tenemos gran cantidad de “indicadores” que nos dicen a las claras que las cosas no andan muy bien. El consumo de psico-fármacos por ejemplo, se ha triplicado en los últimos años en mi país, y presumo que algo similar deberá ocurrir en muchos otros. ¿Cuáles son las causas? ¿La angustia? ¿La depresión? ¿La soledad? ¿Las crisis emocionales? ¿Las crisis de pánico?... ¡No señores! ¡Estas son las tristes y lamentables consecuencias que todas estas teorías mate-rialistas y espiritualistas dogmáticas nos han legado! ¿Por qué?

Porque ante la triste soledad que nos ofrece una visión tan reduc-cionista de la vida, hemos buscado soslayar, mitigar o suplantar de algún modo, ¡El perdido sentido esencial de nuestra propia Vida!, y lo hemos echo con toda clase de evasivas y consuelos, los cuales sólo nos han traído mayor insatisfacción.

¿Resultados?: Aumento de la angustia, aumento de la depresión, aumento del pánico y de la incertidumbre, sentimiento general de so-ledad, mal humor, ciclotimia, graves crisis emocionales con riesgo de



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vida, suicidios, aumento de enfermedades psíquicas y todos los “efec-tos secundarios” que esto conlleva: como el aumento del consumismo, de los vicios, surgimiento de nuevas formas adictivas, enajenaciones, psicofármacos, tele-adicciónes, etc.

Es que, incapaces ya de percibir el “verdadero significado de La Vida”, hemos buscado llenar de algún modo esos espacios, como ya dijimos, con toda clase de evasivas...

Nosotros vemos con gran dolor, el triste estado de nuestra socie-dad, una sociedad confundida, absorta en su propio trajinar, incapáz de percibir con los ojos del Alma, las verdaderas leyes inmutables de la vida, en todo lo cual las famosas teorías evolucionistas y otros dogmas semejantes tienen gran responsabilidad...

Por eso llamamos desde estas páginas, a una revalorización de La Vida, a un cambio de mentalidad que nos permita de verdad, transitar un Camino más inteligente, un Camino que conlleve verda-deramente hacia el desarrollo “interior” de cada uno de nosotros y de la Humanidad…

La Materia y la Energía

Para entender un poco mejor todo esto, realicemos una diferencia-ción entre lo que es la “materia” y lo que son los distintos tipos y sub-tipos de “energía” que se procesan en el Ser Humano.

Evidentemente toda la riqueza perceptible a simple vista en un simple niño, con un mundo interior tan rico y tan vasto, toda esa belleza es más bien de tipo “Psico-Espiritual”, no material, eso es claro.

Su hermoso cuerpecito de “carne y hueso” que formara su madrecita en el vientre durante las cuarenta semanas de su gestación, lo debemos de aprender a ver tan solo como el vehículo a través del cual ese niño o niña expresa su realidad íntima de ese momento, su pureza, su belleza, su sensibilidad, su amor, su paz…



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Como bien sabemos, todo esto puede percibirse de muchos modos, tanto en su mirada, como en sus gestos, como también en la felicidad y espontaneidad que irradia en cada una de sus acciones... Ahora bien, tal belleza íntima deviene indudablemente de su interior, del Alma de esa criatura, o si prefieren, de su Esencia...

Pero ¿cómo se ha gestado esa belleza indescriptible? ¿Cuál es la edad de gestación de esa Esencia que tenemos ante nuestros ojos? ¿Se-rá la misma que la de su cuerpo o será diferente?

Las singulares características que tiene nuestra Conciencia, tienen que ser el resultado objetivo de muchísimos ayeres, como afirmaron siempre los sabios de la antigüedad y, afortunadamente, estamos en mo-mentos de gran apertura en lo atañe a la búsqueda de respuestas y del acceso a la información.

Realmente nuestra Esencia ha pasado ya por innumerables organis-mos, vivencias y experiencias, antes de reingresar en un nuevo vientre para nacer…

Esto es algo que debemos estudiar, analizar y comprender en forma plena, si es que en realidad anhelamos reencontrar el camino hacia la propia dicha y felicidad.

En solo nueve meses de gestación, jamás pudo haberse gestado el tremendo milagro del surgimiento de toda una “psicología particular”, que sin duda todos traemos y que el comportamiento de cada niño a posteriori lo demuestra. ¿Entonces?

Reflexionemos un poco. ¿Acaso se ha podido encontrar con un bistu-rí, un sentimiento, una emoción, un deseo, o el amor? ¡No!, porque son de naturaleza energética, sutil, no material. Eso es obvio. Del mismo modo, ese “mundo interior” que cada uno de nosotros somos, en modo alguno pudo haberse desarrollado en tan solo nueve meses de gestación.

Si pensáramos de otro modo: ¡Qué lejos nos encontraríamos de com-

prender y de apreciar el verdadero valor que tiene la Esencia o la Con-ciencia para cada Ser Humano y mucho más el altísimo precio que para su lento y paulatino desarrollo hemos pagado!



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Cada niño, nos demuestra con cada paso y con cada hazaña, evi-dentes capacidades concientivas o cognoscitivas, de aprendizaje, etc., además de capacidades sensibles, amorosas, expresivas, perceptivas, etc., que en modo alguno pudieron haberse elaborado como por arte de magia en su corta estadía en el vientre materno. De igual modo sería demasiado simplista la formulita aquella de atribuirle todo a la genética, como si esta fuere una especie de “saco sin fondo”, responsable de todo lo que no sabemos explicar, o no sabemos como investigar...

Lo material jamás puede estar por encima de lo espiritual, sino por el contrario, es siempre “la energía” quien viene a modelar a “la materia” y no a la inversa. Podemos y hasta debemos considerar a “la genética”, como una herramienta de la que se vale la Vida para que exista corres-pondencia entre lo “generador” (la energía) y lo “receptor” (la materia), es decir para que cada cual reciba lo que es afín con su naturaleza, lo que le corresponde.

Así, los “valores de conciencia”, y el “nivel espiritual” de una persona, modelan las características del cuerpo, y aún de la vida de una persona. Nosotros somos el resultado patente de una larguísima evolución, de mi-les y hasta millones de años de lento y progresivo desarrollo en el seno de “La Bendita”, a través de sus distintos reinos, departamentos o senci-llamente etapas de desarrollo, para llegar al fin al momento extraordinario de tener la dicha de ingresar en un organismo humano.

Pero volviendo al tema, yo me pregunto: ¿porque insistimos en atri-buirle a la conciencia, al alma, o la psiquis, como prefieran, los mismos tiempos y parámetros de desarrollo que la materia física concreta, nuestro cuerpo, sabiendo que sus naturalezas son tan radicalmente diferentes? ¿No será hora ya de revisar aquellos antiguos basamentos materialistas que se realizaran sobre nuestra psicología, en épocas los racionalistas del siglo XVIII, XIX y sus continuadores conductistas del siglo XX?

Por doquier aparecen escritores, pensadores, artistas y por que no

filósofos, realizando planteos verdaderamente revolucionarios, invitán-donos una y otra vez a avanzar en el recorrido de nuestro desarrollo personal y espiritual, y en la búsqueda de la verdad. Esto se debe, como dijimos, al “ritmo vibratorio” de la Nueva Era, la cual empezó ya hace algunas décadas, y que promete ser ¡y de que manera! tremendamente



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revolucionaria y profundamente significativa para la definición del rumbo que cada uno de nosotros tomaremos...

¡Estamos en momentos decisivos y nuestra actual existencia marcará el punto neurálgico en el cual definimos nada más ni nada menos que el destino espiritual de nuestra Alma por milenios! Pero debemos aclarar que si bien nuestro planeta ha entrado verdaderamente bajo “el cielo de la Nueva Era”, no lo ha hecho así la Humanidad. Es que el ingreso a la Nueva Era de Acuarius no podría procesarse jamás en una forma mecá-nica, hay que realizarlo en forma conciente, libre y voluntaria, a través de méritos propios y del encuentro con la enseñanza capáz de orientarnos positivamente en el camino de nuestra propia transformación interior…


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Capitulo 8

“Una errónea concepción sobre vida eterna”

Vayamos ahora a estudiar otra postura que si bien nos brinda algu-nas esperanzas sobre “algo más”, lo hace sin embargo de manera

equivocada, de modo dogmático y que termina también por estancar o desviar a quienes todavía conservan una visión espiritual de La Vida.

Nos queremos referir en principio a la cuestión de la “salvación” y la “vida eterna”, una concepción que participa también en algún grado del “imaginario popular”, no ya entre los hombres de ciencia sino entre los “religiosos”, o mejor dijéramos, entre los “creyentes” o “fieles” a determi-nadas “creencias religiosas”.

En este sentido hay quienes ya creen ser “salvos” por el mero hecho de pertenecer a tal o cual fracción de la iglesia, pero son mucho más abundantes los casos de personas, muy bien intencionadas, que creen o viven de manera tal como si ya se hubieran ganado el “cielo ”, por las buenas y piadosas obras que creen haber hecho, o en el peor de los casos, porque “Dios”, en su suprema e infinita bondad (la cual no duda-mos), les perdonará al final sus muy naturales debilidades y faltas, para a la hora de su muerte llevarlos a vivir para siempre a su lado... (lo cual es, ingenuo).

Si analizamos un poco esta postura y sin querer en modo alguno herir susceptibilidades, ya que todos nos encontramos participando en mayor o menor medida de algunas de estas posiciones, tendremos que decir sin embargo que quienes esto esperan están, obviamente muy equivocados. El trabajo por la conquista de Dios, nos referimos al Dios Interior de cada uno de nos, es arduo y difícil y debe lograrse, por supuesto, en la misma vida, no después…



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Este trabajo, es lógicamente de tipo interior y se basa, como dijimos, en profundos cambios, psicológicos y anímicos generados en el fondo mismo de nuestra Conciencia, creados o generados a partir de expe-riencias y conocimientos, y desde luego, “profundas vivencias interiores”, capaces de hacernos verdaderamente Cambiar nuestra concepciónes sobre la misma Vida y sobre el Ser Humano, todo esto acompañado de nuevos conocimientos sobre el manejo general de nuestras energías, en especial de nuestra Energía Creadora Sexual, fundamento maravilloso de la “Gran Obra”.

Existe una gran confusión con respecto al significado palabrada la Religión y mucho más sobre el modo de vivirla. Hay personas que creen ser religiosas aunque en realidad no lo son; son “creyentes” y eso es todo, y existen otros que viven muy “religiosamente”, sin saberlo.

También personas muy religiosas, pero que tienen un excelente con-cepto de sí mismas y su excesiva confianza, a la que llaman “fe”, les paraliza, y termina por impedirles cualquier intento serio por cambiar y por volverse verdaderamente espirituales, o bien piensan que con lo ya he-cho es suficiente. Son personas que se quieren demasiado a sí mismas, que creen que van muy bien, que confían irresponsablemente y en forma equivocada en “la Fe” y la causa oculta de tal actitud es que por alguna razón, (que en algunos será miedo, en otros comodidad, pereza, etc.) no están dispuestas, en modo alguno, a enfrentarse valerosamente a sí mismas y cambiar; no toman la vida como una oportunidad para volverse diferentes, sino que esperan que Dios haga todo el trabajo. No se toman, por lo tanto, la molestia de aprender, por ejemplo a “meditar”, ni buscan conocer de verdad esa “presencia espiritual”, en la que solo creen, ni de-muestran tampoco mucho interés por conocerse interiormente y mucho menos por eliminar de sí mismos sus propios defectos psicológicos.

Como se puede apreciar, se trata nuevamente de otra forma de eva-sión de la propia responsabilidad, la cual termina por obstaculizarnos también lo que ciertamente anhelamos, ¡increíblemente!

Es lamentable pero conocemos de estos casos por toneladas. Casi todos terminan por lo general absorbidos completamente por el sistema y sumergidos hasta las narices en la “sociedad de consumo”, encontrán-dose con que al día de su muerte, nada real y serio han hecho por sí mis-



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mos, sino que por el contrario, han perdido miserablemente su tiempo, y lo peor: ¡se han engañado a sí mismos torpemente!

El resultado, es que aquel impulso que desde su parte interna les hacia sentir “anhelos espirituales de transformación íntima”, se ha ido apagando y hoy sólo persiste desvirtuado en alguna rutina de tipo religio-so, como la mera concurrencia a misa o algo por el estilo.

Estos defectos a los que nos referimos, son sin más, todos nuestros traumas, manías, rencores, miedos, resentimientos, revanchismos, iras, codicias, falsas modestias, gulas, envidias, formas equivocadas de pen-sar, negatividades, etc., etc., etc., que todos cargamos lamentablemente en nuestro interior, de una u otra manera y que nos han vuelto la vida tan amarga…

Si en lugar de protejer tanto “nuestro querido Yo”, nos dedicáramos

a eliminar de sí mismos todos los defectos de tipo psicológicos que car-gamos, nos encontraríamos mucho más aptos para encontrar verdadera-mente aquello tan divino y misterioso que se oculta en el fondo de cada una de las personas, nos referimos al Ser Interno...

Necesitamos imperiosamente lograr un cambio radical en nuestra mentalidad, en nuestros conceptos, en nuetra forma de pensar, sentir y obrar, y es claro que esto implica un esfuerzo. Mucho más cómodo es creer que al morir iremos al “cielo”, que esforzarnos de verdad por encon-trar ese “cielo” y ese Dios en nuestro corazón... ¡aquí y ahora!

Algunas conclusiones.

Ahora bien, resulta curioso como en estas dos teorías, la materialista de Mr. Darwin y la pseudo-religiosa de la Iglesia de Roma, ¡todo se nos da prácticamente en forma regalada, sin demasiado esfuerzo! ¡A pesar de las distancias las dos comparten sin embargo, algunas coincidencias! Ambas tienen en común, por ejemplo, lo fascinantes y sugestivas que resultan, pues nos brindan fáciles esperanzas de espléndidos futuros, la una por la vía de una “evolución permanente e infinita”, la otra por la creencia en una “realización espiritual” espléndida, después de la muerte...



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La “promesa de la eternidad”, en esta última, tiene su basamento en una errónea interpretación de aquel curioso conjunto de textos antiguos, La Biblia, en los que se alude a un tipo de “vida celestial”, “superior”, “divinal”, y en la necesidad de creer en Dios… ¡pero nunca se dijo que con eso solo baste!

En ningún lugar de ese libro sagrado se ha afirmado ni siquiera que todas las personas, ni aún la mayoría, alcanzarían tal extrema gracia, sino por el contrario, en él se lee claramente: “Angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce hacia la luz y muy pocos son los que lo hallan”... ¿Entonces? ¿Dónde quedan todos los facilismos?

Debemos esforzarnos verdaderamente por encontrar el Camino. De-bemos dejar de ser superficiales y no conformarnos solamente con creer o no creer, en determinadas posturas ideológicas o religiosas.

Debemos indagar, inquirir, estudiar, convertirnos en verdaderos “in-vestigadores de sí mismos”, en aquellos “enamorados de la verdad” y pedirle sí a Dios, a “aquello”, que nos permita encontrar el Camino, aquel Camino que conduce hacia el encuentro con el misterio extraordinario del Ser y de La Vida, aquel que nos permita ser partícipes activos de nuestra propia “auto-transformación íntima”, de nuestro propio Re-ligare...

Esto no se lo plantean las grandes mayorías, lamentablemente, so-lo apenas unos pocos, justo es decirlo, pero esperamos que estas re-flexiones, colaboren en algún sentido para que cada vez seamos más los preocupados por estos temas, quienes nos interesemos de verdad en que Nuestra Vida tenga un sentido, un provecho, una meta diferente, inteligente, espiritual…

¡Es urgente liberarnos de tantos dogmas y buscar decididamente la verdad, porque solamente “La Verdad”, nos hará libres...!


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Capítulo 9

“El concepto más común de reencarnación”

Las culturas orientales, como veremos, tampoco están exentas de dogmas y de errores interpretativos.

Resultará curioso e increíble como el mismo dogma de la “evolución constante” que tanto daño provocara entre los occidentales, también se introduciera entre los pueblos orientales, trayendo como corolario, impor-tantes consecuencias, como veremos.

Es común en la India, entre los muchos aficionados al Yoga y la Fi-losofía profunda y sabia de aquel país, que al manejarse la teoría de la “reencarnación” se lo haga dando por supuesto que ésta se pudiera suceder siempre en forma continua, ascendente y prácticamente infinita, hasta llevarnos hacia las mismísimas cumbres elevadísimas de la “Libe-ración Final”...

Los estudiantes y algunos instructores de muchísimas instituciones muy respetables, suelen caer a menudo en este gravísimo error: el de atribuirle a la ley del Eterno Retorno, o “reencarnación”, como la cono-cemos, características y propiedades que en modo alguno coinciden con la realidad y que falsean y deterioran, gravemente diríamos, el espíritu mismo de la filosofía milenaria de aquel país.

Es que “dogma evolutivo” mediante, muchos orientalistas están con-vencidos de un “continuo ir y venir”, un “nacer y renacer”, que culminaría algún día con la “Realización ”, y esto es, obviamente, totalmente falso, pues jamás una ley mecánica podría conducirnos hacia la experimenta-ción de la auténtica Libertad, que supone la “Autorrealización Intima del Ser”. Esto sería obviamente, un contrasentido, un absurdo.



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La Libertad en su sentido profundo, debemos considerarla como una “Realidad de la Conciencia”, de una “Conciencia emancipada” de cual-quier tipo de condicionamiento egoico, lo cual jamás podría desarrollar-se en nosotros mismos mediante una “mecánica” evolutiva, sino que lo podrá hacer mediante un trabajo Conciente y la firme determinación de arribar a un fruto.

Por tal razón, el “desarrollo conscientivo” real, exige siempre del as-pirante el seguimiento de distintas “auto-disciplinas” y una muy flexible y elástica Comprensión, para poder evaluar, en circunstancias “difíciles”, cual es el trabajo que nos concierne, y saber juzgar, en todo momento, las faltas cometidas por los demás con cierta generosidad y sabiduría, (sin caer por ello en la displicencia) y las propias con mucha seriedad, porque estamos interesados en “conocernos de verdad”, profundamente, hondamente, en cada circunstancia y en cada momento más o menos difícil de nuestra vida.

Las peores circunstancias, afirman los sabios, suelen otorgarnos las mejores oportunidades para el conocimiento de ciertas facetas ocultas de nuestra propia “psicología”, ya que los distintos escenarios de la vida, suelen impeler a la acción a los distintos defectos que llevamos escondi-dos en nuestro “sub-conciente” y si estamos alertas, los descubriremos. Una vez descubiertos, quedaríamos en condiciones inmejorables de eli-minarlos, pero de todo esto trataremos un poco más adelante.

En todo caso, todas estas “dinámicas” y “disciplinas de trabajo” son las que siempre se han estudiado en las distintas “escuelas” serias de autodesarrollo, en los diferentes “colegios de iniciados” que han habido, en dónde se ha estudiado la Gnosis, conocimiento trascendente de la transformación humana…

Pero volviendo al tema, existe mucha confusión en torno a las filoso-fías orientales, muchas desviaciones sobre el sentido de las enseñanzas, dadas en otros tiempos por los antiguos maestros hindúes, chinos, tibe-tanos, etc. Hay entre ellos, algunos casos insólitos: como el de personas que llegan a creer inclusive (horóscopo chino mediante) que se hallan ya ¡en la última de sus reencarnaciones y que lo que les espera, después de su muerte, es “la trascendencia definitiva hacia el nirvana”, hacia el “más allá”…! ¡Qué absurdos, que enfermizas suposiciones!



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No queremos comprender que la “ley de la Evolución” tiene un límite preciso, más allá del cual comienza otra ley muy distinta: la “ley de la Involución” y que ninguna de estas dos leyes podría conducirnos jamás a ningún tipo de trascendencia, ya que la “liberación”, tal como hemos ex-plicado, se basa en leyes completamente distintas, las que más adelante vamos a estudiar con cierto detenimiento.

Por esto decimos que confiarnos en la mera evolución como medio

para alcanzar la “libertad interior” y “la realización íntima” es caer en un autoengaño, ya que la “Ley de Evolución” solo puede actuar hasta cierto punto, después tiene que comenzar a actuar la Conciencia y por ende la aceptación de la propia responsabilidad por el “trabajo psicológico sobre sí mismos y sobre Nuestra Vida.”

Por eso afirmamos en forma enfática que la creencia en una “eterna reencarnación” siempre ascendente e infinita ¡Es una fantasía!, pero hay millones de personas ilusionados en ella…

Sin embargo, como sabemos, nada en el mundo se origina por “ge-neración espontánea”, ni por azar. Existe en oriente, una enseñanza muy interesante conocida con el nombre de “La Rueda del Samsara”, la cual es uno de los basamentos más importantes de la “doctrina de trasmigra-ción de las almas” enseñada por el gran avatara Krishna.

Esta interesante “cosmovisión”, que compartiremos con ustedes “in-extenso”, en la tercera parte de este trabajo, es compartida también por el “esoterismo crístico”, es decir, por el estudio esotérico del cristianismo y por otros grandes sabios y filósofos de la antigüedad, como Pitágoras, Platón, Hermes Trismegisto, Buda, Moisés, y otros.

Explica el budismo que esta rueda, la Rueda del Samsara, gira eter-namente..., por ello algunos estudiantes y feligreses han entendido erró-neamente que se trataba de “la rueda de las encarnaciones”, cuando en realidad alegoriza “La Rueda de la Evolución- Involución” que gira eternamente en “La Creación”...

El Budismo ortodoxo ha pregonado siempre que el Ser Humano de-berá intentar escapar de esta rueda mecánica del Samsara, o “rueda del dolor”, como la llaman, y que esto solo es posible aprendiendo a transitar



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por el “octuple sendero”, el mismo “Camino del Medio” de los Taoístas, un “Camino misterioso” que se haya oculto dentro de la propia anatomía multidimensional de cada uno de nosotros...

Mediante la aplicación práctica de este Conocimiento podremos irnos desligando completamente de cualquier tipo de “condicionamiento psico-lógico” y por ende de todos los “sistemas” que hoy imperan en el mundo, y que nos mantienen sumergidos en la “inconciencia”, para conducirnos a la experimentación de la verdadera “dicha inefable del Nirvana”, (que son los mundos o planos superiores); pero solo sí aprenderemos a transitar por este camino: el “Noble Óctuple Sendero”, testamento milenario de la sabiduría oculta...


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Capítulo 10

“El dogma tridimensional”

Continuando con el recuento de “teorías o dogmas paralizantes”, que como dijimos, nos mantienen socialmente sumergidos, encarcela-

dos en la ignorancia y condenados al error, vamos a abordar someramen-te en este capítulo, un tema que se relaciona íntimamente con aquellos cimientos en los que se sustenta nuestra civilización. Nos estamos refi-riendo al “dogma tridimensional de Euclides”, soporte decadente de la física contemporánea.

Aceptar que existe un mundo de tres dimensiones es algo incontro-vertible, cualquiera lo puede comprobar, pero asegurar, eso sí, que es lo único y que no existe nada más, esto si, es algo preocupante. Aquel slogan del “sólo creo en lo que veo”, en el cual muchos pseudo-sapientes extemporáneos se continúan apoyando para descalificar el esoterismo y los conocimientos espirituales, es manifiestamente primitivo, medieval, absurdo.

Está totalmente demostrado, con todos los “inventos” de nuestra ciencia, como la radio, la televisión, la comunicación “vía satelite”, los celulares, etc., que lo que existe va mucho más allá de lo que podemos ver realment e... Sin ir tan lejos, tomemos por ejemplo los sentimientos, como el amor, el dolor, la alegría, la pena, etc. ¿Quién podría decir que no existen?, sin embargo no se pueden ver..., son inasibles, incorpóreos, pero tremendamente reales para nosotros.

Son invisibles porque la frecuencia o velocidad de vibración de sus ondas, es decir, su “frecuencia vibratoria”, se encuentra más allá de las capacidades de captación de nuestra vista, o de nuestros sentidos físi-cos, es decir fuera del espectro de ondas que pueden ser captadas por



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nosotros. ¡Pero el hecho de que no las podamos ver, no nos hace en modo alguno desechar su existencia! ¿Verdad?

Con la vida espiritual pasa lo mismo. La Vida nos demuestra cons-tantemente, que el ámbito de lo “existente” va mucho más allá del ámbito de lo “capturable” con nuestros sentidos, razón más que suficiente como para que nos dignemos a admitir que el Universo y por ende la Naturaleza misma de la Vida, puedan ser (y de hecho lo son) muchísimo más profun-das, amplias y ricas de lo que comunmente llegamos a suponer.

Hace ya bastante tiempo, la “cámara Kirlian” logró fotografiar imágenes del “aura humana” y se están realizando constantemente expe-rimentos sobre el tema, así que seguir manteniendo una visión semejante es, fuera de toda duda, un síntoma muy claro de estancamiento intelec-tual.

Nos debemos abocar entonces, a la aceptación de que “la realidad”

factiblemente pueda ser muchísimo más compleja de lo que habitualmen-te manejamos. Por esto, debemos “abrirnos” a entender de otra manera, mucho más amplia y profunda la existencia...

El interesantísimo fenómeno de las “Dimensiones Superiores e Infe-riores del Espacio”, es, entre otros, un tema a tratar, ya que el mismo es fundamental como para empezar a comprender realmente nuestra íntima constitución, y con ello cuales son y como estan organizados los distintos tipos y subtipos de energías que se procesan dentro nuestro, en el espa-cio y en la naturaleza (* ver “Tarot y Kabala” de Samael Aun Weor).

Afortunadamente, el tema viene siendo incorporado en el curriculo de algunas universidades, inclusive como materia de postgrado y en otros ámbitos académicos, lo cuál constituye ciertamente un importante avan-ce. Es, por supuesto, tema de cabecera en el Instituto Cultural Gnóstico, y en algunas otras instituciones que trabajan por fuera de los ambitos ortodoxos oficiales.

Es que Comprender la existencia de estas “Dimensiones” en la Natu-raleza y en nosotros es algo superlativo, y naturalmente resulta interesan-tísimo. Significa redescubrir realmente la increible profundidad de la Vida, su organización y sus diferentes expresiones y niveles. En este sentido,



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nuestra física contemporánea se aproxima necesariamente a una gran revolución, similar a la que provocaron las investigaciones de Einstein a mediados del siglo pasado. Esperamos francamente, que lo mismo pueda sucederse también en nuestra mentalidad, porque en verdad lo necesitamos.

¡Tenemos que comenzar a Comprender la Vida y el Universo desde una perspectiva mucho más amplia, que nos acerque al menos un poco, a poder Visualizar el proceso de nuestro desarrollo, y del desarrollo de nuestra conciencia, de un modo diferente, superior!

¡Tendrá que llegar el día en que todas las teorías evolucionistas y mecanicistas, del este y del oeste del mundo, aparezcan ante nuestros ojos como un juego de niños, algo completamente insignificante, intras-cendente, infantil! ¡Ese día, será aquel día maravilloso en que comenza-remos a entender de verdad que nos encontramos apenas en los albores del Conocimiento, en los primeros pasos de una verdadera “Ciencia Cós-mica y Universal”, los cuales se hayan estrechamente relacionados con nuestro lamentable y muy pobre “desarrollo interior”…

Entonces, exclamaremos con ecos Newtonianos: ¡Eureka! ¡Ahora si comienzo a comprender La Vida en el Universo y la manera en como estamos constituidos! ¡Ahora se han integrado perfectamente Ciencia y Religión! ¡Ahora voy comprendiendo el verdadero mensaje de los gran-des Maestros! ¡Ahora comprendo realmente que “Existe una sola religión, de tipo cósmico-espiritual”, cuya meta es elevarnos a todos a las alturas inefables de la Legítima “Autorrealización Intima del SER” ¡Ahora entien-do que existe ¡Un solo Camino! pero muchas maneras para transitarlo, y que ese Camino tiene como basamento la Autotransformación Íntima y el Despertar de la Conciencia...!

¡Ese día, Nuestra Conciencia habrá hecho un salto cualitativo y se

hallará en condiciones de comprender y de asimilar muchísimas ense-ñanzas, exquisitamente sabias y profundas, que los grandes filósofos y sabios de la antigüedad ¡y aún de nuestros días! nos han entregado y de la cual aún no nos habíamos percatado...!

¡Ese día podremos comenzar a vislumbrar la increíble “vastedad” del universo y la existencia de un más allá se hará completamente lógico,



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comprensible y hasta verificable para cada uno de nosotros, una tremen-da realidad!

Pero lo más importante: ¡Ese día podremos al fin descubrir cual es el papel que jugamos los Seres Humanos aqui en la Tierra, y en el aconte-cer universal, y comprenderemos de verdad cual es el camino que nece-sitamos transitar para continuar hacia otras “octavas” de desarrollo, hacia otros Niveles de Ser!

Cuando esto suceda, conoceremos que existe “La Ciencia Pura del Espíritu”, y comprenderemos las razones por las cuales “el camino que conduce a la luz, es muy estrecho y difícil de hallar”, asunto este que constituye en definitiva, el eje central de esta obra.

La Humanidad necesita en forma urgente, redescubrir estos “tesoros

olvidados” de la “sabiduría antigua”, tesoros que en el trajín de la historia hemos perdido. Por esto, necesitamos sumarnos a la gran campaña que a nivel mundial se está realizando en aras del Despertar de la conciencia y del Triunfo del Amor, lo que no es diferente a decir: el redescubrimiento de nuestra propia y verdadera “identidad humana” y a la comprensión del “trabajo” que cada uno de nosotros debemos realizar, para que así vuelvan a florecer en nosotros los auténticos “valores éticos del espíritu” y los mismos brillen soberanos sobre la faz de la Tierra…

Necesitamos lograr la verdadera “integración” con nuestros seme-jantes y esto se sucederá cuando comprendamos que debemos todos trabajar unidos para lograr, cada uno, la integración con su propio Ser, el Maestro Íntimo de cada uno de nos.

Nuestra Vida, como nos esforzamos en dejar en evidencia, se apoya en mayor o menor medida en bases que estan equivocadas, las cuales nos condicionan y estancan, y que constituyen en definitiva, los “grilletes invisibles” que nos mantienen estancados, atados al sin sentido y peor aún: ¡Que mantienen encarcelada nuestra Alma, y mutilado nuestro Es-píritu!, incapaces ya de remontarnos a las esferas más altas del Saber y mucho menos del Ser, asunto este que pareciera, a pesar de Shakespea-re, definitivamente olvidado...

¡Que viva el Amor, que viva la Verdad, y que viva la Sabiduría Eterna de los Cielos y de la Tierra...!


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Capítulo 11

“La Paz Interior, un bien en desuso”

Sin apartarnos demasiado del tema que nos ocupa, destinaremos tam-bién algunas páginas, al estudio de una realidad que nos demuestra

ampliamente que cuando el Ser Humano perdió el contacto con la antigua “religión-sabiduría” que conociera en otras épocas, cayó y seguirá cayen-do en las más absurdas situaciones, producto de no tener la menor idea de que hacer con su propia existencia, con su propia Vida.

Lo que dice la Sociología

Dicen los sociólogos, que nuestras sociedades se están adolecenti-zando. Explican, que los límites de aquella singular etapa de la vida se han extendido, tanto hacia abajo como hacia arriba ¡y que se continúan extendiendo hasta edades cada vez mas avanzadas, o más precoces...! Ya no es tan sencillo precisar dónde terminan la adolescencia y la juven-tud, o dónde comienza la madurez, ni si existe tal, como tampoco es tan sencillo fijar los limites de la niñez...

¿Cuál será la razón de este fenómeno que viene percibiendo la socio-logía? ¿Por que será que nuestras sociedades se están adolecentizan-do? ¿Cuál es la razón para esta adolecentización?

Aún a riesgo de parecer demasiado simplistas o reduccionistas, ten-dremos que decir que éste, es el resultado patético de la “falta de obje-tivos interiores” en los que ha caído la mayor parte de la humanidad, lo cual acusa un proceso francamente involutivo y decadente de nuestra sociedad, como ya hemos dicho.

Pero vamos a completar un poco más nuestra opinión. Según nuestro entender, no se trata en verdad de una mera “adolecentización”, vista



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como algo accidental en el proceso de desarrollo de las comunidades sociales, sino más bien y lo que es peor, de una continua degradación, progresiva de todos los “valores éticos” fundamentales del Ser Humano y por ende una degradación de la propia Conciencia...

La causa más inmediata de este fenómeno, la encontraremos en la muy estrecha visión y concepto que sobre “sí mismos” y sobre la vida nos hemos formado, una visión que empequeñece nuestros horizontes y nuestro mundo a tal grado que lo único que pasa a ser importante es lo inmediato, quitándole de este modo todo valor a aquello que tenga que ver con metas u objetivos interiores, o haciendo que estas metas y estos objetivos sean de naturaleza exclusivamente material, económica, o peor: absolutamente egoicas, como la fama, el prestigio, el poder, etc.

Dentro de este encuadre, el proceso de la “adolecentización” se pre-senta precisamente como un escape, un facilismo que nos demuestra que los modelos de desarrollo social y personal que hemos construido a partir de falsos y equivocados dogmas ¡NO SIRVEN!, que necesitamos modelos nuevos, que nos devuelvan la tan añorada como sencilla “ale-gría de vivir”...

. Veamos algunos pocos ejemplos, que nos servirán para ilustrar el

asunto:

La ansiedad

Es por demás visible el terrible estado de ansiedad y desasosiego en que vive hoy por hoy nuestro conglomerado social, especialmente en las ciudades, metrópolis y demás asentamientos urbanos de cierto porte, los cuales además se han extendido y lo continúan haciendo como un verda-dero “tumor maligno” sobre la epidermis de La Tierra, por todo el cuerpo de nuestra bendita Madre, haciéndonos verdaderamente muy difícil que lleguemos a encontrar en ellas, un momento de paz…

Es curioso como en la medida en que en otros órdenes avanza la sociedad, ya nadie se interesa sin embargo, por integrarse con la natura-leza, por realizar visitas periódicas al campo, o a parques a lo menos, en



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dónde poder permanecer en silencio algunos minutos, para reencontrar-nos con la naturaleza y con nosotros mismos…

Pero lo que resulta más llamativo es que la mayoría de las personas no dudan en emplear el escaso tiempo que les queda en todo tipo de pasatiempos, hobbies, diversiones y juegos cada vez más estruendosos, y cada vez también, más cercanos al vicio y la adicción, que a la sana recreación (adolecentización mediante).

Entre ellos, vemos a muchos jóvenes (y también adultos) que se vuel-ven “hinchas a muerte” de algún club y que concurren a las canchas para gritar, cantar, distraerse, descargarse, etc., y nada malo tendría esto si no fuera porque que lentamente estas actividades comienzan a ocupar un lugar demasiado importante en su vida, demostrando así, nuevamente, cierta forma de evasión, fascinación, escape, sustitución...

No queremos decir que distraerse este mal, pero sí que como adul-tos debemos saber diferenciar claramente cuales son las actividades “primarias” o “centrales” de Nuestra Vida y cuales las “secundarias”, las aleatorias.

Conocerse a sí mismo, aprender, progresar, “despertar”, entendemos serían buenas opciones como para “actividades primarias”, centrales en La Vida... Distraerse, jugar, esparcirse, etc, podrían resultar excelentes como “secundarias”. El problema consiste cuando estas últimos comien-zan a ocupar en nuestra vida la posición de los primeros, ¡o si no exis-ten los primeros, como ocurre generalmente! Esto indicaría una evidente sinrazón, una pérdida de “madurez”, una “adolecentización”, tal como lo afirma la sociología.

.

El consumismo.

Es apenas lógico que si, como ha ocurrido, nos quitan de nuestra vista las metas profundas de la vida, en sustitución pasen a ocupar este sitial de privilegio otros aspectos mucho más superficiales y secundarios. Entre ellos suele destacarse, en forma a veces muy grotesca, el tema del “consumo”.



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El tema de la adquisición, es decir, de “qué es lo que buscamos” real-mente cuando “ad-queremnos” algo, es desde luego un tema bastante interesante y también muy amplio, razón por la cual no lo vamos a ana-lizar ahora.

Pero está claro que nuestra “sociedad de consumo” nos vende cons-tantemente, con su propaganda televisiva y demás, diferentes “promesas de confort” y “bienestar” con las que solemos “hechizarnos”, ciertamente, quien más quien menos, durante algún tiempo... Esto sucede de un modo progresivo, evolucionando hacia formas cada vez más adictivas, como si intentáramos llenar ese “vacío interior” y esa disconformidad del Alma que sentimos, con objetos y artículos de toda clase, desde luego para engañarnos a sí mismos, apagarnos la conciencia y no sentirlo…

La consigna que se nos presenta es entonces “tener”, “comprar”, “consumir” y todo el andamieaje social pareciera orientarse en ese sen-tido. Los “índices de consumo” como indicadores de “satisfacción” en la población son una muestra de ello. Por otra parte siempre ofrece “el mercado” para nosotros, nuevos modelos, mejores prestaciones, mejores performances, mejores diseños, mejores servicios, etc., como para que continuemos enredados en todo aquello y sigamos perdiendo nuestro tiempo y nuestra vida, en la concecución de fines que a nada condu-cen... ¡Esos son los “espejitos de colores” que nos imponen los mimos abusivos de siempre y es claro que su existencia misma confirma, que lo consiguen...!

Las drogas

Tenemos a la vista también, como otra prueba de la necesidad terrible de evadirnos, el fenómeno de la drogadicción, fenómeno que tiene la cu-riosa habilidad de disfrazarse con los ropajes de la alegría y de la libertad, para sumirnos más tarde en la más completa desesperación, ansiedad y miseria, degradando la mente en tiempo record y convirtiéndo a sus con-sumidores en tristes despojos que luego la sociedad condena…

Todos conocemos como ha progresado el consumo de todo tipo de

drogas entre la juventud y como este flagelo de la humanidad se las arre-gla siempre para aparecer como algo inocente y hasta divertido; ¡Hasta



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se ha transformado para muchos como en una especie de religión...! ¡y que difícil que es hacerles ver su dependencia! ¡En modo alguno estan dispuestos a reconocer su esclavitud! Ellos dicen: ¡Soy libre, fumo cuan-do quiero!, por ejemplo, pero la verdad es que si alguien prende un ciga-rrillo de marihuana a su lado, “un porro”, para hablar más claro, ¡Siempre fuman! ¿Entonces?

Seamos sinceros, la marihuana sí crea adicción, no como dicen que es “inocua”..., y lo que es peor: instintiviza, animaliza, estimula lamen-tablemente nuestra “naturaleza inferior”, no la superior como muchos equivocados suponen. La marihuana consume además, todas nuestras reservas de “energía psíquica”, con las cuales podríamos realizar algo más interesante, como podría ser “crear y fabricar el Alma”, ya que la misma aún no estás creada...

¡De ella solo tenemos un embrión, la Esencia!, tema que continuare-mos abordando en el transcurso de esta obra.

Además, para colmo de males, la marihuana daña, lastima, a veces de manera irreversible, la delicada trama energética de nuestro Cuerpo Mental, cosa que se desconoce mayormente, provocando daños terri-bles, que suelen avanzar inclusive hasta lo “psiquiátrico”...

Pero el mayor flagelo por estos tiempos lo está causando, en los paí-ses sudamericanos el consumo de “pasta base”. Esta sustancia, suma-mente adictiva, ¡enferma y mata en tiempo record! y su consumo y por ende los casos de muerte por su causa, han avanzado también en tiempo record en los últimos años.

Ante esta realidad, nosotros volvemos a repetir y pregonar que todo este problema tiene su origen en el escaso atractivo con que suele pre-sentarse ante nosotros, y sobre todo ante los más jóvenes, “el proceso del existir”, como producto macabro de todos estos dogmas que venimos estudiando, pués ha sido en ellos en los que hemos cimentado nuestras sociedades y nuestras “cosmovisiones”, y desde luego hoy, padecemos los resultados.



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La búsqueda de impactos

Continuando con el tema, se están poniendo de moda los deportistas extremos, muestra evidente de la “búsqueda de impactos”. Aclaramos: ¡No estamos contra las diversiones, mucho menos contra el deporte! ¡Somos defensores entusiastas de la alegría!, pero sabemos que cual-quier exceso siempre es negativo y que solo el equilibrio es en verdad saludable.

Nosotros sostenemos que la causa del surgimiento y avance de todo estos tipos de deportes adrenalínicos, violentos, riezgosos, es la insen-sibilización, es decir, el deterioro progresivo de la capacidad de sentir y disfrutar de las cosas simples como sencillas de la vida…

Es que resulta en realidad demasiado aburridora y hasta monotono un mundo sin otros horizontes más que la comodidad y el placer. Enton-ces busacamos “algo” que nos shockée, “algo” que nos haga ¡sentir que estamos vivos!, o que al menos nos permita olvidarnos del mundo por algún rato...

Es así que buscamos los “impactos” y los impactos tienen el problema de que sólo son efectivos unas cuántas veces al principio, pero después ,“pierden la gracia”...

¿Entonces? ¿Solución? Buscamos otros más fuertes y así nos vamos “alienando” sin darnos cuenta, y con ello vamos perdiendo también nues-tra sensibilidad, nuestra paz y nuestra capacidad de disfrutar...

Algo semejante sucede con los niños, en donde pareciera que ya no conocen lo que es disfrutar del aire libre, ahora todo es electrónico, com-putalizado, y los juegos cada vez más agresivos y alienantes.

Nosotros somos defensores y practicasntes activods de las paz, por-que entendemos que solo con la Paz es como podemos en realidad disfrutar de las delicias del compartir...

Solo en la Paz, es como podemos conocer y disfrutar del “mundo interior” de nosotros y también de los demás...



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Solo en la Paz podemos conocer los misterios más sencillos y ex-traordinarios de la Naturaleza, y las maravillas simples de La Vida, como el viento, el mar, un árbol, una puesta de sol, etc.

¡Esto tiene que cambiar, estimados lectores! ¡Estamos viviendo en forma completamente equivocada! ¡Si seguimos tal cual vamos termina-remos totalmente “desnaturalizados”, “estereotipados”, “uniformizados”, y esto es algo demasiado triste y lamentable! ¡“Un ladrillo más en la pa-red”!

La televisión

Abordaremos también aqui, uno de los temas que más preocupa a quienes tienen en sus manos la responsabilidad de guiar a la humanidad hacia la Nueva Era y es el tema de la televisión, instrumento maravilloso que bien utilizado podría sernos de gran utilidad, pero que lamentable-mente no utilizamos de manera razonable, entre otras cosas porque la misma se encuentra, hoy en día, bajo el control casi exclusivo de los intereses mercantiles del mundo de los negocios.

Siendo tan amplio también este tema, nos concretaremos solamente al tema de la violencia y de la niñez, y demostraremos como la televisión conspira realmente contra la paz, el amor, la integración de la familia, la sensatez y ecuanimidad de las personas, entre otros.

Cualquiera puede darse cuenta de que la violencia en nuestras socie-dades va en aumento. Aparecen por doquier más conflictos y se ven hoy en día “cosas de locos”. Los “atentados” son cada día más frecuentes ¡y por todo el planeta! y por doquier se escucha hablar de guerras, de asesinatos, de masacres, etc., etc., etc. Es claro que este es un problema mundial que tiene muchísimas aristas, algunas de los cuales abordamos someramente en este libro.

Es evidente, para empezar, como la progresiva degradación del valor y del respeto por La Vida se ha instalado en nuestras sociedades. Esta violencia tan horrenda, que difunden a “viva voz” todos los informativos y que a todos nos afecta, está siendo sin embargo favorecida y hasta cul-tivada ¡y presten atención!, ¡todos los días en nuestros propios hogares!,



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¡en nosotros mismos! y lo que es más triste ¡en nuestros propios niños!, y nosotros los adultos, somos los responsables.

Esto sucede estimado lector con las aparentemente inofensivas pelí-culas, series y novelas que todos los días se miran o miramos en nuestras casas por TV, ya que, a través de esas películas, se cultivan en nuestras mentes, y sobre todo en las de los más pequeños, todo tipo de violencias, abusos, promiscuidad, adulterios, odios, crímenes, insultos, bajezas, maldades, miserias, odios, etc., etc.,etc., y nosotros lo permitimos...

Sucede que en esas simples series, películas, novelas, etc., se nos inoculan directamente hacia nuestra psiquis, largas e interminables se-ries de “anti-valores”,y conductas destructivas y malsanas, las cuales penetran indiscutiblemente en nuestro interior ¡y en el de nuestros niños!, dañando sus delicadas e inocentes mentecitas y dañándonos también a nosotros, obviamente.

¿Cómo es que esto se sucede? Esta vez voy a contestar mi pregunta con otra pregunta: ¿Alguna vez te has preguntado que es lo que sucede en realidad con todas estas escenas, imágenes, palabras, gritos, insultos, etc., que a diario miramos por televisión? ¿Se las lleva el viento?

Todas esas imágenes que entran a nuestra Psiquis como “impresio-nes”, van quedando depositadas en los diferentes centros psíquicos que nos conforman, alterando totalmente sus funcionalismos y mal-educando o mal-tratando tales centros...

El Ser Humano posee, como es sabido, varios “centros de actividad psíquica”, pero lo que no hemos comprendido todavía es que tales “cen-tros”, se alimentan y estructuran con la información que les llega. Así, ellos necesitan ¡buena alimentación!, sino enferman, o mal-funcionan, eso es obvio.

Nuestro “Centro Intelectual”, por ejemplo, se alimenta y estructura muy bien con las “serenas reflexiones”, las buenas lecturas, el estudio de la filosofía de los grandes sabios, la lógica y el análisis sobre los diversos temas que ateañen a la condición humana, de interés para nosotros. La Meditación es fuera de toda duda, una de las herramientas más acon-sejables, ya que nos permite pasar más allá de nuestra propia mente y



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por esto, concernos. Pero el estudio conciente, no solo memorístico, de cualquier materia o ciencia, son también formas maravillosa de alimentar el “centro Intelectual”... Se trata de cultivar nuestra propia capacidad de entender, es decir: “Aprender a Pensar”.

Sucede, que todos los pensamientos, que por algún medio llegan a

nosotros, ya sea desde una radio, un periódico, o la “bendita TV”, por ejemplo, constituyen también un cierto tipo de alimento, de muy pobre calidad casi siempre, incapaces de llevarnos a reflexiones profundas que alimenten realmente nuestra mente, mucho menos nuestra Conciencia …

La mayor parte de las veces sirven más bien solo para “dormirnos” la conciencia”, ¡y lo que es peor!, para alimentar aspectos de nuestra “natu-raleza inferior”. Nos queremos referir al “ego”, a los defectos.

¡Si al menos reflexionáramos un poco en lo que vemos…! Pero no; por lo general nos limitamos a asimilar semi-hipnotizados cada una de las escenas de la película y en el mejor de los casos comentar algo sobre algún pasaje en particular ¡pero nada más!

¿Resultado? Van quedando depositadas y grabadas en nuestro Cen-tro Intelectual, y en los demás “Centros de Actividad Psíquica” todas esas formas de equivocadas de comportamiento, valores, hábitos, instintos, etc., que nos trans-emiten las famosas películas, o lo que sea que este-mos mirando...

¡Entendamos, así es como Pasan a formar parte también de nosotros, de nuestros deseos, de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, de nuestros instintos, de nuestros hábitos, etc., etc., etc.!

Hemos hablado someramente del “Centro Intelectual”, pero ¡ni que hablar del “Centro Emocional”!

Este se alimenta, como es obvio, de emociones y por ende de “es-tados interiores”, los cuales se transmiten en las “actitudes”, y suelen ser todavía más difíciles de localizar y de apreciar en nosotros que los pensamientos...



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Pero, ¿cuáles son los “estados” que llegan a nosotros al mirar TV? ¿Qué tipos de emociones nos trans-emiten los actores, con las cuales gozamos identificándonos al mirarlas? La mayor parte negativas... ¡Es más! Parecerá curioso pero cuanto más negativas y extremas sean, ¡más logran capturar nuestra atención!

Vayamos al grano. ¿Alguna vez se ha preguntado como sería nuestra vida si jamás hubiésemos visto, ni nadie hubiera visto jamás, un crimen en la televisión? Difícil de conjeturarlo, ¿verdad? Pero analicémoslo me-diante una analogía:

Se sabe por ejemplo que en un hogar donde reina el respeto, el amor, la dulzura, la ponderación, el cariño, etc., difícilmente pueda gestarse un futuro criminal, ya que como sabemos, el ejemplo es siempre la mejor escuela para la formación de la persona. La “buena formación”, decimos siempre los educadores, es la mejor defensa y el mejor antídoto para contrarrestar los embates negativos que nos suele presentar La Vida y de ser capáces de resolverlos con mayor visión y sensatez.

Del mismo modo, el número de asesinatos, crímenes y problemas de toda especie sería muchísimo menor si la televisión no los hubiera pro-movido. Tan simple como eso. Ella no solo los promueve, ¡los incentiva! ¿Por que? Porque los muestra, y al mostrarlos los está enseñando, ¡Y los está cultivando, en cada uno de nuestros “centros”, y sobre todo en los frágiles y desprotegidos Centros Internos de las mentes abiertas e inocentes de nuestros niños!

Estas “impresiones”, al depositarse sin mayores trámites en sus dife-rentes “Centros de Actividad Psíquica”, tergiversan o corrompen su co-rrecto funcionamiento, creando o alimentando centenares de “defectos psicológicos”, que se convertirán en las causas ocultas de sus futuros errores en La Vida...

Estos “defectos psicológicos” son denominados también “agregados psíquicos”, ya que no son naturales en el Ser Humano. Ellos son, en definitiva, quienes se “identifican” y por lo tanto “apetecen” precisamen-te, las diversas escenas de morbosidad y violencia que aparecen en la pantalla.



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Es que el problema no consiste solamente en que miramos, sino ¡Có-mo miramos! ¡La identificación y fascinación total de nosotros mismos al mirar una película, una novela, un partido, etc., es tal, que muchas veces hasta repetimos los mismos movimientos que los actores o jugadores, ponemos la misma cara, ¡y hasta nos conmovemos hasta llegar al llanto con sus fingidas situaciones! Así, estos “defectos psicológicos agrega-dos”, no dejan de alimentarse y de crecer en nosotros, alimentando con esto también, desgraciadamente, la maldad y perversidad del mundo...

Les propongo un ejercicio. Cuando accidentalmente pasemos por

frente a un televisor, observemos sutilmente a las personas que la están mirando e intentemos percibir el “estado” en que se encuentran. Adver-tiremos entonces la “absoluta fascinación” con que miran, el tremendo “olvido de sí” en que se encuentran... Entonces advertiremos que es co-mo si se encontraran “dormidos”, “hechizados”, “olvidados” de sí mismos, y por ende de los reales propósitos de la Vida, perdiendo su preciado tiempo miserablemente. Si logramos realizar correctamente el ejercicio, fácilmente podemos entonces colegir en que se ha convertido la televi-sión por estos tiempos: ¡Un instrumento para “dormirnos la conciencia”, y para “envenenarnos” psicológicamente!

La televisión, además, es sumamente adictiva, ¡una verdadera droga

en el sentido más completo de la palabra! Hagámonos sino la siguiente pregunta: ¿Podría un drogadicto pasar una semana sin consumir la droga de la cual depende? Es claro que no. ¿Podríamos nosotros pasar una semana sin mirar televisión? ¡Intentémoslo y veremos!

Solo así nos podremos dar cuenta hasta que punto este aparatito ¡nos tiene sumidos en la más absoluta dependencia! Como contrapar-tida, si lo logramos, advertiremos cuanto nos costó adaptarnos otra vez a vivir sin ella y cuan libres podremos ser para disfrutar de la enorme cantidad de tiempo libre que ahora nos queda, para utilizarlo como mejor nos plazca...

Todo esto nos hace reflexionar que tenemos que ser muy críticos con aquello que miramos, muy selectivos y sobre todo ¡más responsables!, ya que esos van a ser los “materiales” con los que nos vamos a alimentar internamente. Si no seleccionamos adecuadamente el Material Psíquico que “importaremos” directamente desde la TV, Internet, etc., será impo-



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sible que la Vida de nosotros y las de los que más queremos, se oriente definitivamente hacia la felicidad verdadera, hacia el amor verdadero, hacia la paz verdadera, hacia la Luz...

Los avisos comerciales

Para ir terminando, los avisos comerciales no están en modo alguno al margen de este proceso de “contaminación psicológica” al que estamos somentidos, y nos bombardean también a través de la pantalla con sus innumerables escenas de sutil y atractiva seducción, convirtiendo a hom-bres y mujeres en simples marionetas del mercado, que van a asociar, siguiendo el esquema de Pavlov y su “reflejo condicionado”, la obtención del producto que se les impone, con la obtención del placer y felicidad que dichas imágenes nos muestran.

Es claro que la herramienta fundamental para tales fines es y será siempre la “atracción sexual”, ya que el sexo moviliza como ningún otro aspecto “el deseo”, en cada uno de nosotros. Con este ingrediente y pre-vio estudio de mercadeo, el éxito está asegurado. Los “ingenieros de la dependencia” saben muy bien cuan fácil son de manipular las masas humanas y es claro que no tienen ningún escrúpulo en hacerlo.

La única manera de impedirlo es la reflexión, pero desde luego que para reflexionar necesitamos serenidad, cosa extraña por estos dias... Necesitamos urgentemente liberarnos de cualquier forma de coacción sobre nuestras decisiones.



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Tercera parte

La sabiduría antigua...

Habiendo recorrido ya algunos de los aspectos psico-so-ciales, que como oportunamente dijimos, nos mantienen

encarcelados en el “sin-sentido” , en una vida “sin-razón”, me-cánica y absurda, vamos a abocarnos en esta tercera parte de este trabajo a recorrer los postulados que sustentan lo que llamaremos en lo sucesivo: “la sabiduría antigua”, sabiduría milenaria que ha sido acuñada por todas las grandes culturas y civilizaciones de nuestro planeta, patrimonio de la humani-dad y fundamento esencial de cada una de las formas religio-sas que han surgido a lo largo y ancho de nuestro planeta.



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La Sabiduría Antigua nos revela ciertamente muchos de los gran-des misterios de esta “realidad multidimensional” en la cual vivi-mos, nos movemos, y tenemos nuestro Ser... ,y a ella acudiremos no solamente para demostrar la falsedad de aquella serie de erró-neos postulados que estudiábamos anteriormente, sino más bien y sobre todo, para arrojar un poco de luz frente a los problemas esenciales que como Seres Humano debemos afrontar. Nos refe-rimos a las grandes preguntas y viejos enigmas que la razón de la existencia misma nos impone y que todavía hoy nos queda por resolver.

Para este fin, comenzaremos por estudiar dos leyes hermanas, presentes en toda “La Creación”, las cuales ya mencionamos, y que en sí mismas son suficientes como para explicar más que sa-tisfactoriamente un amplio espectro de esta serie de fenómenos que venimos estudiando y a los que ni la ciencia “oficial”, ni la igle-sia “literalista” han podido hasta ahora dar una cabal explicación.

Les proponemos entonces reflexionar juntos, serenamente, sobre todos estos temas, con la finalidad de acercarnos lo más posible a los asuntos primordiales de la Vida, e intentar comprender, un poco más en detalle, sus maravillas. Estas dos leyes hermanas son, obviamente, las leyes de “Evo-lución e Involución”, las cuales tienen para nosotros tanta tras-cendencia que es imposible comprender de fondo nuestra real naturaleza y por ende nuestro propósito de existir en este mundo, prescindiendo de ellas...


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Capítulo 12

“Las leyes de Evolución e Involución”

La naturaleza toda nos está demostrando a cada rato que la ley que guía todos los procesos evolutivos tiene un límite preciso mas allá

del cual, como contrapartida o complemento, comienza a operar otra ley muy distinta, que guía todos los procesos involutivos, conformando entre ambas, como es apenas natural, un par antinómico de opuestos comple-mentarios.

Dicho de otro modo, la Ley de Evolución y la Ley de Involución son dos caras de una misma moneda, siempre operan juntas, no pueden existir por separado; de hacerlo provocarían un gigantesco caos. Ambas leyes se equilibran entonces armoniosamente, en forma muy natural, tal como lo hacen el día y la noche, el nacimiento y la muerte, el placer y el dolor, etc., etc...

Similarmente, en nuestro organismo también se hacen presentes es-tas dos leyes, pues como todos sabemos, el mismo crece, evoluciona, llega a un esplendor y después comienza a decaer, involucionar, hasta llegar a la decrepitud.

Esto tan sencillo, nos invita a comprender que no puede existir una sola de estas leyes en forma aislada, separada de la otra y la naturaleza misma nos lo está demostrando. ¿Qué pasaría con un organismo que sólo evolucionara, creciera y no llegara nunca a la muerte? ¿Sería esto lógico?

Cuando nos disponemos a estudiar el comportamiento de las distin-tas sociedades y culturas, vemos que allí también se vuelven a repetir los mismos fenómenos: A momentos de auge y esplendor, le continúan siempre momentos de decadencia y posteriormente extinción. Existen



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momentos de “Plus” y momentos de “Minus”. Un imperio surge, se desa-rrolla, llega a su cenit, y luego decae, se convulsiona, se divide y al final sucumbe...

La gran Roma de los césares, fue sin lugar a dudas la capital de un gran imperio. En ella florecieron el arte y la cultura y se expandieron des-de allí por toda Europa. Se desarrollaron enormemente los intercambios comerciales, pero también los religiosos y políticos. ¿Pero que pasó? Lle-gado su cenit comenzó a declinar y se cometieron en su seno espantosos crímenes y abominaciones, corrompiéndose políticamente y sucumbien-do en la más terrible degeneración, para luego dividirse y al final morir...

Como vemos, tanto en un proceso estrictamente “natural”, como tam-bién en uno social, económico, político, cultural, etc., en todos se hallan presentes y a simple vista, evidentes procesos de “evolución”, de cre-cimiento, de generación, acompañados invariablemente a posteriori de procesos de “involución”, decrecimiento, degeneración...

¿Podríamos pensar entonces, en una historia de la Humanidad siem-pre ascendente, evolutiva, sin conocer jamás períodos de decadencia e involución? No sería natural, ¿verdad? y la historia general de las civiliza-ciones dan sobradas muestras de ello.

La innegable presencia de estas dos leyes, entonces, nos invita a repensar totalmente nuestra historia, y a investigar mucho más a fondo sobre nuestros orígenes, pues en ellos encontraremos las claves para comprender nuestro fututro.

Es asombroso como esta ley de Evolución-Involución, a la vista en todos los ciclos de la naturaleza, se combina además de manera muy armoniosa, con otra ley de tipo pendular, que nos muestra que mientras un proceso de decadencia se manifiesta en un lugar, otro de florecimiento comienza a gestarse en otro.

Quienes conocen algo de historia, saben perfectamente que mientras un imperio agoniza, otro está surgiendo: Decae Egipto y se alza Grecia, la amante de la belleza, que más tarde también decae, dejando su lugar a la augusta Roma de los Césares, que a la larga también involuciona y muere dejando su lugar al imperio español británico, etc., etc.



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Nuerstra “tan cacareada civilización” y su arrogante “torre de babel”, tendrá también que tener su final, esto es obvio. El problema, como decía un pensador, no consiste en no contar con estrategias suficientes como para evitar la muerte, sino en no aprender a prepararnos para ella...

¿O es que le tenemos tanto miedo a la vejez y a la muerte, que pre-tendemos esconderla de nosotros? El gran Kabir Jesús decía: “Solo con la muerte adviene lo nuevo...” ¿Entonces?

Tenemos que entender que finalmente, la muerte no es tan mala... Si ella no existiera tampoco podría existir la vida…

Nos interesa analizar entonces en que etapa de estas se encontra-rá nuestra Humanidad. Al repecto, es evidente que, a nivel tecnológico, se estan realizando avances que ciertamente impresionan. Muchos se verían tentados a pensar por esto que nuestra Humanidad evoluciona ciertamente hacia su cenit, más sin embargo, en los aspectos más im-portantes: los humanos, nuestras sociedades se deterioran a pasos agi-gantados...

En ese sentido, los procesos involutivos se vienen manifestando ya en forma harto elocuente. Ya las muchedumbres humanas se han lanza-do como nunca al vicio y la degeneración, al materialismo extremo o al fanatismo religioso, y adora por estos tiempos (y como nunca) “al becerro de oro” (el capital, el dinero) dejando de lado completamente lo más bello, lo más sublime, lo más extraordinario: la riqueza de su propio Universo Interior…

Si sabemos sopesar adecuadamente los “pro” y los “contra”, adver-tiremos que la Involución domina el panorama, aunque la ciencia nos deslumbre con sus inventos y avances…

Ahora bien, si es cierto que nos encontramos en un proceso más bien involutivo, esta claro que el mismo tendrá que tener su final, más allá del cual volverán nuevamente tiempos de florecimiento y esplendor…

Sin embargo, esto tendrá que ser ya en una Nueva Humanidad, y el “nexo” entre ambos procesos, es, desde luego, lo más importante, hoy para nosotros, pués en él nos encontramos.



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Desde diferentes ángulos nos llegan constantemente señales de aler-ta sobre nuestro futuro, y se afirma que lo que hoy conocemos como nuestra civilización, se aproxima a un fín.

Nos preparamos para vivir momentos sumamente críticos y ya hasta los economistas de las grandes academias del mundo así lo afirman: Este sistema capitalista que hemos construido para nuestra Humanidad no sirve, porque no es sostenible en el tiempo.

Este por supuesto, es uno de los aspectos interesantes que tiene todo esto. No se trata del “Fin del mundo”, como algunos equivocadamente suponen, sino de la decadencia espantosa de un sistema que ya no sirve, un sistema terriblemente mecanisista, materialista, brutal...

Pero enfoquemos el tema desde otra óptica. Nos interesa compren-der, dentro de todo esto, cual es el papel que podemos jugar cada uno de nosotros y cuales nuestras posibilidades de acción.

Para esto comencemos por comprender previamente que han pa-sado ya por nuestro mundo diferentes Humanidades y que la nuestra también pasará. Por esto decimos que no hay que temer este proceso, sino prepararnos para poder jugar en él, un papel constructivo, edificante, dignificante...

De esta civilización, dijo el Cristo, “No quedará piedra sobre piedra”, pero sí un pequeño, que servirá de base para una nueva humanidad, asunto sobre el cual bien vale la pena detenerse unos momentos.

Cobran en este contexto especial significación, todas aquellas anti-guas tradiciones que nos hablan de la existencia de un gran continente hermano en el océano Atlántico, “la Atlántida”, el cuál no habría sido tan solo una isla perdida en el océano, o un simple mito imaginario, sino por el contrario, este habría sido el escenario preciso donde se desenvolviera la anterior Humanidad que poblara nuestro mundo en un pasado no muy lejano.


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Capítulo 13

“La Atlántida”

La Atlántida, lejos de ser solo un mito, aparece hoy día ante los ojos de los investigadores y estudiosos como una auténtica realidad, que

se revela imponente y maravillosa a medida que avanzan las investiga-ciones. Ella existió, tal como lo describe Platón, en su Timeo, entre las procelosas aguas del océano que hoy lleva su nombre.

Rastros suficientes encontramos en muchísimos mitos y leyendas que acuñan una amplia gama de pueblos y culturas que nos han precedi-do, todo lo cual nos habla de su existencia.

Presentamos a continuación el resumen de un fragmento, sobre un estudio sobre Egipto que ha llegado a nuestras manos, escrito por el Maestro Samael Aun Weor, en el cual se habla sobre el inobjetable origen Atlante de las Pirámides Egipcias, y que consideramos viene muy al caso para ilustrar un poco más el tema que nos ocupa.

Atlántida, la cuna de Egipto

“...Todos los argumentos antes expuestos, demuestran que las expli-caciones científicas, que sobre la datación y desarrollo tecnológico del antiguo Egipto se han hecho son equivocadas.

Hemos de decir claramente, que no fueron los egipcios quienes cons-truyeron las grandes pirámides de Giza, pues éstos no poseían la tecno-logía para realizar esta proeza.

Los autores de estos enormes monumentos fueron sabios atlantes, quienes adelantándose al cataclismo que sufriría su continente (y que ellos no ignoraban) resumieron todo el conocimiento científico, artístico, filosófico y religioso que poseían en estas pirámides y en su inefable com-pañera, la esfinge.



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Claro que para muchas personas hablar del continente de la Atlántida, es referirse a solamente un mito. Pero hemos de aclarar, que las pruebas de la existencia de la misma, se acumulan crecientemente en espera de un cambio de mentalidad en los círculos académicos.

Analizando todos los mitos y religiones antiguas, encontramos que todas mencionan al fenómeno del Diluvio Universal. Todos recordamos el relato de Noé, quien junto a su familia se salvó de la catástrofe. Pero tam-bién en la mitología egipcia, encontramos claras alusiones a los Dioses que llegaron del Oeste en la Barca de Ra. También, el mito griego de Pirra y Deucalión, nos habla del mismo fenómeno. Los Mayas, en su Popol Vuh, relatan también las destrucciones de humanidades enteras. (...)

Pero sin duda alguna, quien se refirió con mayor claridad a este mítico continente fue el griego Platón, que hace mención de él en los relatos llamados Critias y Timeo.

En Timeo, Platón nos narra la conversación que sostuvo Solón con un sacerdote egipcio del templo de la ciudad de Sais, de la cuales extracta-mos estos fragmentos:

“Oh Solón, vosotros los griegos siempre seréis unos niños. Para vo-sotros en verdad no hay vejez, porque vosotros sois todos jóvenes en lo que afecta al conocimiento. No poseéis ninguna tradición verdaderamen-te antigua, ni ninguna ciencia asimismo venerable que el tiempo haya en-canecido. Y la razón de ello es la siguiente: el género humano ha sufrido y sufrirá aún varias destrucciones. Las más grandes mediante el fuego o el agua, otras menores en virtud de otras mil causas... De modo que, cons-tantemente volvéis a la infancia, e ignoráis todo lo que ocurrió, bien entre vosotros, bien en los demás países...vuestras genealogías son pobres porque sólo hablan de un Diluvio, ya que anteriormente hubo muchos”.

Mas adelante en el relato, Platón habla de la Atlántida y de cómo fue destruida por temblores y cataclismos:

“En la tierra de la Atlántida había un grande y maravilloso imperio que reinaba sobre toda la isla y otras muchas, así como sobre parte del continente... Sometían las Columnas de Heracles (Hércules) hasta Egipto y por Europa hasta Tirrenia (Italia)...Tenían tal cantidad de riquezas como jamás habían poseído reyes ni potentados, y como es probable que nadie vuelva ya a poseer... Todo el exterior del Templo lo cubrieron de plata, y



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los pináculos de oro... La techumbre era de marfil, profusamente ador-nada de oro, plata y oricalco (posiblemente una mezcla de oro, plata y cobre)... Los muelles estaban llenos de trirremes y almacenes navales... Toda la zona estaba densamente cubierta de viviendas y el gran canal y el mayor de los puertos, llenos de navíos y mercaderes procedentes de todas partes del mundo... Además, había en la isla gran número de elefantes, y provisiones de animales de todas clases”

“...Después ocurrieron violentos terremotos e inundaciones, y en un solo día con su sola noche de lluvias... la isla de Atlántida desapareció y se hundió bajo el mar...”

También, es el propio Platón, quien cita la ubicación geográfica del continente perdido, diciendo que quedaba “más allá de las Columnas de Hércules”, es decir, más allá del Peñón de Gibraltar (pues ese es el nom-bre que le daban los antiguos griegos), o sea, en el océano Atlántico.

Algunos argumentan que Platón hacia referencia a América, pero en el propio relato se hace mención claramente a que existía otro continente al oeste de la Atlántida, lo cual también, es increíblemente significativo, pues si Platón acertó en la existencia de América, ¿por qué habría de equivocarse con la Atlántida?

También este autor afirma que su historia “aun pareciendo extraña, es perfectamente verídica”. Y nos aclara más aún: “...en aquellos días el Atlántico era navegable, porque había una isla situada frente al estrecho que llamáis Columnas de Heracles; la isla era mayor que Libia y Asia juntas, y era el camino hacia otras islas, y desde las islas se podía cruzar hasta el continente opuesto, que rodeaba al verdadero océano, porque este mar que está dentro del estrecho de Heracles es tan solo un puerto con una entrada muy angosta, pero el otro es el autentico mar, y a la tierra que le rodea se le podría llamar con propiedad continente...”.

Platón nos dice que Poseidóminis, el último resto de la Atlántida, se hundió hacia el 9850 a.c... Los libros zoroastrianos fijaban el “comienzo de los tiempos” en el año 9600 a.c. y el Papiro de Turín, afirma que el establecimiento de una dinastía de semidioses en Egipto se produjo en el año 9850 a.c...

Al otro lado del mundo, Tiahuanaco fue en otro tiempo un puerto marítimo, según se deduce de las altas losas y argollas de amarre y de



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la gran cantidad de moluscos y conchas marinas que se esparcen por kilómetros en toda la zona, situada actualmente a 4000 metros sobre el nivel del mar. Curiosamente, el inacabado Templo del Sol, de dicha ciu-dad, dejó de construirse hacia el año 10000 a.c.,coincidiendo igualmente con el último cambio glaciar.

“El hundimiento se produjo en un día y una noche”, afirma Platón, y la ciencia confirma la brusquedad de los cambios climáticos. Se han encon-trado en Siberia Mamuts congelados de dicha época y que, tras examinar sus estómagos, se vio que contenían restos de plantas tropicales, que por supuesto ahora no existen en tales regiones.

Otro aspecto, que fortalece la veracidad del relato de Platón, es que el termino Atlántida o Atlanta, no lo pudo inventar él, pues no condice con las raíces idiomáticas griegas, ni de ningún idioma de origen indoeuropeo.

En cambio en el idioma náhuatle encontramos las raíces “a” y “atl”, que significan “agua”, “guerra” y “coronilla de la cabeza”. De estas varias voces se deriva “atlan”, que significa, “en el medio de las aguas”. (…)

Pero lo más interesante de todo, es que comienzan a aparecer los primeros vestigios arqueológicos que demuestran la existencia de es-te continente:

En las costas de las Islas Bimini se han encontrado, en el fondo del mar, una “carretera” compuesta por lozas de gran tamaño, cuya manufac-tura humana es indiscutible.

También desde un avión, es posible apreciar ante la Bimini Norte un muro o dique sumergido, compuesto de bloques de considerable tamaño, comparables con la “carretera de las Bimini”.

También han aparecido en las costas de las Islas Andros, grandes círculos triples de piedra en el fondo marino, que recuerdan a los calen-darios “prehistóricos”, como Stonehenge y señales de posibles caminos sumergidos.

Pero los restos vivientes del continente perdido se encuentran en is-las, que ciertamente debieron formar parte de la Atlántida, tales como las Islas Canarias, las Azores, Madeira, Salvajes, Bahamas, Bimini, Bermu-das, Andros, etc.”



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Y Hablando sobre los presuntos constructores de las pirámides egip-cias, el Maestro Samael, como fundador de la Antropología Gnóstica contemporánea, y gran investigador esoterista, nos ilustra en otro de sus libros lo siguiente:

“Fueron los miembros de la SOCIEDAD DE AKALDAN una sociedad ATLANTE. Los grandes sabios de la mencionada sociedad siempre le-vantaban Esfinges en la ANTIGUA ATLANTIDA y después, cuando estos sabios se retiraron de ese Continente por causa del gran cataclismo que se avecinaba (y ellos no ignoraban), se orientaron hacia el continente GRAMONSI (hoy llamado África). Desde allí, desde el sur del África, avanzaron hasta el país de NYLIA (hoy llamado NILO) y, precisamente en CAIRONA (llamado hoy EL CAIRO), vivieron y construyeron las Esfinges. Dichas Esfinges representan al fuego, al aire, al agua y a la tierra. Las garras del León representan al fuego; el rostro humano al agua; las alas simbolizan al aire y las patas de toro hacen referencia a la tierra...”

Y en su libro “Misterios Mayas”, realiza también importantes revela-ciones:

“El continente atlante se extendía y orientaba hacia el austro y los sitios más elevados hacia el septentrión, sus montes excedían en gran-deza, elevación y número a todos los que actualmente existen.

La famosa historia del Diluvio Universal, cuyas versiones se encuen-tran en todas las tradiciones humanas, es simple recuerdo de la gran catástrofe atlante.

Todas las enseñanzas religiosas de la América primitiva, todos los sagrados cultos de los incas, mayas, aztecas, etc., los dioses y diosas de los antiguos griegos, fenicios, escandinavos, indostaníes, etc., son de origen atlante. Los dioses y diosas citados por Homero en la Ilíada y la Odisea, fueron héroes, reinas y reyes de la Atlántida.

La Atlántida unía geográficamente a la América con el viejo mundo. Las antiguas civilizaciones indo-americanas tienen su origen en la Atlán-tida. Las religiones egipcia, inca, maya, etc., fueron las primitivas religio-nes atlantes.

El alfabeto fenicio, padre de todos los alfabetos europeos, tiene su raíz en un antiguo alfabeto, que fue correctamente transmitido a los ma-



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yas por los atlantes. Todos los símbolos egipcios y mayas provienen de la misma fuente y así se explica la semejanza, demasiado grande para ser casualidad. Los atlantes tenían un metal más precioso que el oro, se llamaba “orichalcum”.

La catástrofe que acabó con la Atlántida fue pavorosa. No cabe duda alguna que el resultado de violar la ley es siempre catastrófico. La época de sumergimiento de la Atlántida fue realmente una era de cambios geo-lógicos. Emergieron del seno profundo de los mares otras tierras firmes que formaron nuevas islas y nuevos continentes.

Algunos sobrevivientes de la catástrofe atlante se refugiaron en el pequeño continente llamado Grabonzi, hoy África, el cual aumentó de tamaño y extensión debido a que otras áreas de tierra firme, que emer-gieron de entre las aguas vecinas, se sumaron al mismo.

El Golfo de México antiguamente fue un hermoso valle. Las islas de las Antillas, las Canarias, España, son pedazos de la sumergida Atlántida. El antiguo mar de Kolhidius, situado al noroeste del continente recién formado entonces y conocido como Ashhartk (Asia), cambió de nombre y hoy se conoce con el nombre de Mar Caspio. Las costas de este Mar Caspio están formadas por tierras que al emerger del océano se unieron al continente de Asia.

El Asia, el Mar Caspio y todo ese bloque de tierra junto, es lo que hoy en día se conoce con el nombre de Caucazo. Dicho bloque en aquellos tiempos se llamó Frianktzanarali y más tarde Kolhidishissi, pero hoy en día, repito, se llama Caucazo.

Por aquella época había un gran río que fertilizaba toda la rica tierra de Tikliamis y que desembocaba en el mar Caspio. Ese río se llamaba entonces Oksoseria y todavía existe, pero ya no desemboca en el Mar Caspio debido a un temblor secundario que lo desvió hacía la derecha.

El rico caudal de agua de ese río se precipitó violentamente por la zona más deprimida del continente asiático, dando origen al pequeño Mar de Aral, pero el antiquísimo lecho de ese viejo río, llamado ahora Amudarya, todavía puede verse como sagrado testimonio del curso de los siglos.



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Después de la tercera gran catástrofe, que acabó con la Atlántida, el antiguo país de Tikliamis con su formidable capital, situada a orillas del mencionado río, fue cubierto con todos sus pueblos y aldeas por arena y ahora es sólo un desierto.

Por aquella época, desconocida para un César Cantú y su Historia Universal, existía en Asia otro bello país, conocido con el nombre de Ma-rapleicie. Este país comerciaba con Tikliamis y hasta existía entre ellos mucha competencia comercial. Más tarde este país de Marapleicie vino a tomar el nombre de Globandia, debido a la gran ciudad de Gob.

Globandia y su poderosa ciudad de Gob fueron tragadas por las are-nas del desierto. Entre las arenas del desierto de Gob se hallan ocultos riquísimos tesoros atlantes, poderosas máquinas desconocidas para esta raza aria. De cuando en cuando las arenas dejan al descubierto todos esos tesoros, pero nadie se atreve a tocarlos, porque el que lo intenta es muerto instantáneamente por los gnomos que los cuidan.

Sólo los hombres de la gran sexta raza Koradhi, que en un futuro habitarán este planeta, podrán conocer esos tesoros y eso a cambio de una conducta recta.”

Hasta aquí la trascripción. Reproduzcamos ahora un fragmento de un antiguo texto encontrado en el Tibet oriental, en el templo antiquísimo de la ciudad de “Lhassa”, el cual dice lo siguiente:

“Cuando la estrella de Bal cayó en el lugar dónde ahora sólo hay mar y cielo (el océano atlántico), las Siete Ciudades con sus puertas de oro y Templos transparentes temblaron y se estremecieron como las hojas de un árbol movidas por la tormenta”.

“Y he aquí que una oleada de fuego y de humo se elevó de los pala-cios; los gritos de agonía de la multitud llenaban el aire”.

“Buscaron refugio en sus templos y ciudadelas y el Sabio Mu, el sa-cerdote de RA-MU se presentó y les dijo:”

-“¿No os predije todo esto? Y los hombres y mujeres, cubiertos de piedras preciosas y brillantes vestiduras, clamaron diciendo:”

-“¡Mú, sálvanos! Y Mú les replicó:”-“Moriréis con vuestros esclavos y vuestras riquezas, y de vuestras

cenizas surgirán nuevas naciones”.



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“Si ellos (refiriéndose a nuestra actual raza Aria) se olvidan de que deben ser superiores, no por lo que adquieren sino por lo que dan, la misma suerte les tocará”.

“Las llamas y el humo ahogaron las palabras de MU, y la tierra se hizo pedazos y se sumergió con sus habitantes en las profundidades en unos cuantos meses”

Y por su parte los Mayas, desde el otro lado del mundo, escribieron lo que se conoce como “Los manuscritos de Troano” los cuales pueden verse en el Museo Británico y que dicen así:

“En el año de Kan, el 11 Muluc, en el mes de Zac, ocurrieron terribles terremotos que continuaron sin interrupción hasta el 13 Chuen. El país de las lomas de barro, la tierra de MU, fue sacrificada”.

“Después de dos conmociones, desapareció durante la noche, siendo constantemente estremecida por los fuegos subterráneos, que hicieron que la tierra se hundiera y reapareciera varias veces y en diversos luga-res. Al fin la superficie cedió y diez países se separaron y desaparecieron. Se hundieron 64 millones de habitantes, 8000 años antes de escribirse este libro”.

Aquí tenemos pués a la vista, documentos históricos sumamente preciados, interesantes narraciones que merecen ser estudiadas con se-riedad, y que afortunadamente han sobrevivido hasta nuestros días. Es obvio que los mismos resultan en realidad muy esclarecedores a la hora de comenzar a comprender nuestra historia antigua… Estos interesantísi-mos fragmentos, de incalculable riqueza antropológica e histórica, como ya dijimos, deberán servirnos también como llamado a la reflexión, ya que la historia de la humanidad ¡es cíclica y todo se repite!...


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Capítulo 14

“La nueva Humanidad”

Indudablemente poseyeron los Atlantes una Civilización y Cultura formi-dables. Más lamentablemente, pasado su momento de esplendor co-

menzaron a decaer precipitándose al final en una gran decrepitud moral, cultural y espiritual, hasta que finalmente llegó el famoso hundimiento, que registra también en la Biblia en el Episodio del “Diluvio Universal”, y, como vimos, en una inmensa cantidad leyendas y relatos de distintos pueblos de la Tierra.

Con todos estos documentos, podrá el lector formarse una idea cabal de que realmente nos encontramos ante una “Gran Realidad”, no ante la idea descabellada de algún “loco suelto”, como vulgarmentese dice.

Ahora bien. Esto que ocurrió a nuestros predecesores, los Atlantes, merece ser entendido en el marco de los procesos de las leyes de evo-lución e involución...

Es importante comprender, que nos encontramos viviendo en estos precisos instantes, una época muy similar a la del final de aquella Raza Atlante, y se aproxima también el ocaso de la nuestra, la Raza Aria...

La “gran catástrofe” que se avecina será absolutamente devastadora, y ya ha sido pronosticada desde tiempos inmemoriales, por los viejos sabios, profetas e iluminados, que afortunadamente y para bien nuestro han existido, los cuales han levantado su voz en más de una ocasión, para decirnos a las claras cual habría de ser el final de nuestra actual Humanidad, si seguíamos por ese camino...

Pero no solo los antiguos profetas lo han vaticinado. Actualmente mu-chas personalidades de la cultura y del ámbito científico y académico vienen realizando alarmados, las mismas conjeturas, el mismo vaticinio.



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La famosa “carrera armamentista”, y los llamados “programas nucleares”, nos permiten suponer un triste, lamentable y muy fatal desenlace ...

Sumémosle a esto el fenómeno nada menor del “Calentamiento glo-bal” con el consiguiente y progresivo descongelamiento de los casquetes polares, y el aumento, también progresivo, del nivel de los mares y sus consecuencias…

Agreguémosle a esto la hiper-concentración humana en las ciudades, el abuso de pesticidas, y la simultánea esterilización y desertificación de los campos, nuestra fuente de alimentos, y la manipulación genética de los alimentos, realizada con fines estrictamente financieros, para el en-riquecimiento personal de unos cuantos inescrupulosos y atrevidos, que piensan que pueden ser más inteligentes que la Naturaleza...

Además, la concentración de la riqueza y la fuertísima interdepen-dencia económica de la “globalización”, permite vaticinar que cualquier mínimo movimiento o desequilibrio de un todo extremadamente vulnera-ble, sería virtualmente capaz de provocar un derrumbe de proporciones inimaginables en la economía del mundo, etc., etc...

El broche de oro

Sin ninguna intensión de ser alarmistas, no podemos dejar de men-cionar la curiosa situación de tener en estos momentos un gigantesco planeta acercándose a velocidades astronómicas hacia a la Tierra, y que ya puede verse desde algunos observatorios, información que delibera-damente se oculta, para no generar alarma.

Este planeta, varias veces mayor que Júpiter, el gigante de nuestro sistema solar, es llamado por algunos esoteristas Hercólubus, por los as-trónomos Barnard 1°, y aparece en La Biblia con el sugestivo nombre de Ajenjo (amargura).

El mismo Maestro Samael y también otros grandes sabios que nos

acompañan, nos explican que el pasaje de este gigantesco planeta por un ángulo de nuestro sistema solar, muy próximo a La Tierra, habrá de ser el broche de oro de esta “crónica de una muerte anunciada”..., ya que



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el mismo marcará el final de nuestra actual Raza Aria, (nuestra Humani-dad), y conmoverá los cimientos geológicos de nuestro planeta en grado tal que provocará el afloramiento a la superficie del Fuego Líquido que subyace en su interior, provocando el estallido de todos los volvanes, y generando cambios hasta ahora inconcebibles en la estructuración actual de nuestro “mapamundi”...

Entre estos, afirman los entendidos que en el maximun de acerca-miento de este planeta provocará el movimiento del eje de la Tierra, un movimiento magnético, y su desplazamiento hacia las regiones ecuato-riales, y ya podrán imaginarse ustedes lo que esto significa...

Ahora bien, esto que mencionamos no es cosa nueva, ha ocurrido ya varias veces a lo largo de nuestra historia, como lo testimonian las invers-tigaciones geologicas más recientes, y como nos ilustraba y atestiguan también las numerosas investigaciones sobre hallazgos antropológicos inconcebibles y desconcertantes, algunos de los cuales hemos mencio-nado, como las de cierto tipo de vegetación trópical en el vientre de ani-males hallados congelados en regiones polares, etc., todo lo cual nos demuestra que no siempre los polos estuvieron en los polos y el ecuador en el ecuador, valga el coloquio.

Entonces los mares cambiarán de lecho y la Tierra toda será sumida en un espantoso infierno de vapor de el agua y fuego; volcanes y terremo-tos, movimientos teluricos espantosos; que terminaran por destruir todo lo que tenga vida sobre nuestro mundo.

Así habrá de terminar la historia de una Humanidad que ha desoido todas las advertencias que oportunamente se le hicieran, de manos de sus sabios guias e instructores...

Pero todo esto no puede ser jamás producto de la casualidad. Este

fenómeno obedece a la manifestación los ciclos de evolución-involución en las Humanidades y de los planetas, y la concatenación de los mismos con los propios procesos internos de los Hombres que en ellos viven, ilustrándonos hasta la saciedad que cuando en una sociedad imperan los valores del Ego y se pretende construir una civilización sin Amor, des-provista del aroma exquisito de la auténtica Espiritualidad Conciente, el resultado no puede ser otro, que el más rotundo fracaso.



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¡Estamos sentados en un barril de pólvora, y la magnitud del desastre que se avecina es tal, que ni siquiera los científicos más escépticos du-dan ya de que esto pueda ocurrir…!

En ese sentido y por toda la tierra, distintos grupos ambientalistas, pacifistas, defensores de la vida, etc., buscan desesperadamente hacer reaccionar a quienes hoy por hoy detentan el poder, para intentar lograr que cambien su postura frente al armamentismo, las prácticas atómicas, la deforestación, la contaminación del agua y la degradación de los ali-mentos, entre otros, buscando evitar lo que ya muchos catalogan de in-evitable...

Nosotros somos admiradores de todas esas personas y grupos de personas que se dedican entusiastas a la defensa de la vida y a la protec-ción de los indefensos. Por ellos sentimos profunda admiración y respeto, pues están demostrando, primero que nada, ¡Amor a la Vida! y segundo, ¡Rebeldía!, dos de los atributos indispensables para conquistar la victo-ria.

Pero nos anticipamos a decirles a todos ellos y a ti que lees este libro, que si la lucha no diera el resultado anhelado: si a pesar de todos los esfuerzos no se consiguiera lo que se busca y la situación en lugar de mejorar, empeora, no se decepcionen, ni mucho menos se rindan...

Recuerden lo que dijera el Cristo hace 2000 años: “Mi reino no es de este mundo”... También dijo: “Haceos tesoros en los cielos, donde polilla no llega ni orín corroe...”

Aquellos tesoros, no serán otros que nuestras “obras”, ya que en ellas estarán plasmados nuestros “valores”. Así todas aquellas acciones nobles de nuestra Vida, en favor de la Vida, serán las que finalmente, hablarán por nosotros...

Un sabio dijo: “Un hombre es lo que es su vida”. Y agregó: “Quien no trabaja sobre su vida está perdiendo el tiempo, miserablemente”

La realidad es que en cada momento de nuestra vida, sobre todo en los trascendentales, lo que hacemos es, finalmente, afirmar o negar a nuestro Ser y por ende a la Conciencia...



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Entonces, y más allá de los resultados físicos palpables, están los re-sultados internos. Eso no nos lo saca nadie, ni aún la muerte, y nuestras obras nos seguirán...

“Que nadie se engañe porque lo que el hombre sembrare, eso cose-chará”...

Pero lo más importante, lo que debemos comprender, es que en cada actitud noble, en cada pensamiento noble y sobre todo, en cada una de las acciones concretas de nuestro diario vivir, y también en los más insignificantes “detalles” de nuestra vida, que nadie ve, allí, estamos sembrando esos tesoros, los cuales nos habrán de servir más tarde para “acreditarnos” la participación en la creación de una nueva cultura, de una nueva Humanidad, la cual habrá de ser infinitamente más espiritual y elevada que esta, y para la cual nos debemos de preparar...

Son precisamente entonces todas esas batallas y luchas en favor de la vida, las que nos habrán de permitir, en un momento dado, salvar la propia y también nuestra responsabilidad por todas las atrocidades co-metidas a nuestro planeta, a nuestra bendita y lastimada Madre Natura.

Es decir. ¡Tenemos que ir más allá de lo que se ve, y reconocer las características del tiempo en que vivimos!

Esto no significa como dijimos, dejar de luchar, pero sí ubicarnos y comprender que son tiempos de decadencia y corrupción, y sobre todo, entender de fondo: que es lo que se espera de cada uno de nosotros en relación a nuestra propia responsabilidad interior.

¡Nosotros no pretendemos ni estamos buscando la salvación del

cuerpo sino la del alma! , decía un sabio, porque sabemos muy bien que después que todo lo que está escrito que tiene que suceder, suceda, “nuevos cielos y nuevas tierras se levantarán”...

Y decimos también en forma enfática: ¡Será allí, en esa Tierra Nueva, en dónde podrá vivir aquella “Nueva Humanidad”!, una Humanidad for-mada por Hombres y Mujeres que hayan sido capaces de “transformarse a sí mismos”, que hallan verdaderamente cambiado su forma de pensar,



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sentir y actuar, y que se hayan definido cada uno por “enaltecer a su pro-pio Ser Interno”, no tanto en las palabras sino en los hechos...

Allí, en esas “Tierras Prometidas”, vivirán los verdaderos practicantes de la religión-sabiduría, los auténticos filósofos de la vida, los artistas del amor, los creadores de la paz, y los verdaderos científicos del Alma Hu-mana, los investigadores del camino, aquellos que hayan logrado “abrirse paso” por estos tiempos tan decadentes y miserables que nos ha tocado vivir, hacia su propia regeneración y renovación espirituales...

Ese será el premio de aquellos que en medio de un mundo dormido y carcomido hasta los huesos por la maldad y la perversidad, hayan sido capaces de hacer “crecer y multiplicar” sus propios “Valores de Concien-cia” , sacrificándose con Amor por la Humanidad aquí en la Tierra y si-guiendo valerosamente el Camino que conduce hacia su Ser.

Pero lo más interesante es que esa Nueva Humanidad se encuentra en estos precisos momentos en proceso de auto-selección...

Por eso decimos, aunándonos a las voces de los sabios, que quienes de verdad anhelen vivir en “un mundo mejor” ¡Que lo demuestren traba-jando sobre sí mismos! ¡Que abran sus corazones y sus conciencias ante los requerimientos de este tiempo especialísimo que nos ha tocado vivir y se dispongan verdaderamente a dejarse ayudar…!

¡Es hora ya de conocer y de estudiar a fondo la Sabiduría Antigua... Es hora ya de conocer “la vieja doctrina de los sabios”, Es hora ya de es-tudiar a la luz de la Conciencia, la doctrina de la “Autorrealización Intima del Ser” y de practicar sus enseñanzas...!

Solo así podremos quedar aptos para poder SERVIR de verdad a los “planes divinos”, que existen desde el comienzo del mundo para todos nosotros y de los cuales nadie está, a priori, excluido.

Esto que estamos compartiendo con ustedes, en estas pocas líneas, no es en modo alguno un invento de quien escribe, ni una fantasía emer-gida de la propia esperanza en un mundo mejor, nada de eso. Esto que estamos volcando aquí en estas páginas, es una tremenda realidad, que forma parte del auténtico “mensaje” de los maestros del invisible, un men-



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saje que viene siendo divulgado por toda La Tierra por distintas institu-ciones, entre las cuales sobresalen maravillosamente el Instituto Cultural Gnóstico y desde luego la Iglesia Gnóstica Cristiana Universal, pilares y pioneros de la Nueva Era, bastiones y guardianes del “Conocimiento del Ser”, portavoces de los misterios del Camino Esotérico, y por ende de los secretos más enigmáticos de la “Autorrealización Intima”...

Esto es lo trascendental, estimados lectores: ¡Que cada quien se co-loque en su camino y se prepare para servir...!

¡Despertemos!, queridos hermanos de este viaje, ante la tremenda realidad que nos ha tocado vivir y después de despertar, hagamos los súper-esfuerzos que sean necesarios para que la mecánica y la rutina del diario vivir ¡No vuelvan a apagarnos la Luz de nuestra Conciencia !

Y si esto sucede: ¡Luchemos nuevamente por volver a despertar! ¡Y así todas las veces!, hasta lograr establecernos en aquel “estado de con-ciencia” tan diferente que nos permite en verdad, transitar aquel camino angosto del misterio...

No crean que estas afirmaciones las estamos diciendo, así “alegre-mente”, como se dice. No. Las decimos porque es menester que todo esto se conozca, y porque, indudablemente, lo que cada uno de nosotros pueda hacer por la difusión de todas estas cosas, es una manera de incluirse y de formar parte de estos “planes divinos”, a los que hacíamos referencia.

Los Venerables Maestros de la Fraternidad Oculta, los Sabios Guías de la Humanidad saben muy bien lo que están haciendo y saben también que en estos tiempos, toda persona que tenga un corazón sincero y com-prensivo puede en verdad hacer mucho por la Humanidad... Basta que conozca La Realidad de lo que está sucediendo y se dedique a “trabajar sobre sí mismo” para poder Servir...

Cada uno de nosotros, no importa sus condiciones intelectuales o sociales, puede colaborar en la Gran Causa, y convertirse, si se prepara para ello, en una persona muy útil para colaborar en esta nueva “cruzada Libertadora”, de la Conciencia Humana...



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Lo importante, volvemos a repetir es prepararse, ¡Despertar!, y utilizar la vida práctica de todos los días para aprender sobre nosotros mismos, descubrir nuestros errores mas salientes y luchar por eliminar-los. Así conquistaremos, mediante prácticas, reflexiones, meditaciones, ejercicios, etc., aquellos “nuevos estados” y “niveles de la conciencia” que nos van a permitir aproximarnos hacia la Luz, hacia el Despertar, hacia Dios…

¡Hemos vivido dormidos mucho tiempo y queremos despertar! ¡Es hora ya de ponernos a trabajar decididamente sobre nosotros mismos y de luchar por la emancipación de nuestra propia conciencia!

¡Si así lo hacemos, la Vida nos lo premiará! ¡La Vida es el regalo más precioso que nos ha hecho el Universo...!

Más allá de cualquier hipótesis: ¡La Vida, tal cual ES supera cualquier teoría!, o como dijera alguna vez Goethe:

“¡Toda teoría es gris, solo es verde el árbol delicioso de dorados frutos que es la vida...!””


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Capítulo 15

“La Rueda del Samsara”.

Pasemos ahora a estudiar de lleno, algunos postulados del tema que nos ocupa: “La Sabiduría Antigua”, buscando avanzar un poco más

en la comprensión de este misterio extraordinario de “La Vida”, y comen-zaremos para ello con algunas interesantes cosmogonías de pueblos orientales.

Se ha encontrado en dichas tierras, entre las tantas preciosas “joyas de sabiduría”, ocultas ya entre los libros védicos, como en las diferen-tes doctrinas dejadas en la tierra por hombres como Confucio, Lao Tsé, Fu-Ji, Buddha, etc., a estas mismas leyes de evolución e involución que venimos estudiando, con el nombre de “La Rueda del Samsara”, según terminología budista, rueda misteriosa que gira eternamente llevando en su movimiento, nada menos que a la Vida...

Esta “cosmovisión” que a continuación estudiaremos, nos plantea también una visión sobre el proceso de desarrollo de la Conciencia y por ende de la misma Vida, mucho más cercana realmente a todos aquellos ritmos naturales a los que hacíamos referencia en capítulos anteriores y que operan tanto en la esfera biológica, como en la humana y social.

Se trata nuevamente de una visión cíclica: evolución-involución-evo-lución..., la cual, debidamente comprendida, nos podría catapultar indis-cutiblemente hacia una visión de la realidad mucho más amplia y rica, que nos permitiría comprender nuestro pasado, individual y colectivo, también de otra manera.

Esta visión, involucra a todas las “formas de Vida”, y desde luego tam-bién al Ser Humano, de un modo muchísimo más abarcador e incluyente,



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que cualquiera de las equivocadas teorías que se nos venían enseñando desde los bancos de escuela.

En ella se hallan contemplados los orígenes del Ser Humano, sus futuros posibles, las causas de su peregrinaje en este mundo, y a la vez una explicación muy amplia sobre la estrecha relación existente entre nosotros y las demás especies vivientes de los diferentes reinos de la naturaleza.

En esta verdadera joya de la sabiduría antigua, encontramos leccio-nes que conjugan hábilmente lo científico con lo espiritual, lo biológico con lo metafísico, lo místico con lo antropológico, etc., invitándonos a comprender y a repensar nuestra historia, como dijimos, de un modo completamente diferente y tremendamente revolucionario, mucho más acorde, en realidad, con los tiempos que vivimos.

Intentaremos resumir lo más posible su planteo, sin que perdamos por ello, su vasta profundidad espiritual. Comencemos para esto por la parte ascendente de la gran rueda de la vida: la Evolución.

La evolución paradisíaca

La Conciencia, que como señalamos ya desde un comienzo es en de-finitiva una parte de nuestro propio Ser, viene a este mundo de las formas o plano tridimensional con el objetivo básico de adquirir “conocimiento”, sabiduría, y así crecer, transformarse, estructurarse y auto-conocerse íntegramente, tomar plena conciencia de sí misma y de la felicidad que tenía como parte integrada al Ser...

Nuestra Esencia en verdad, deberá comenzar este viaje desde lo más pequeño, para después de un muy lento y gradual desarrollo en el seno de la Bendita, alcanzar las cumbres más elevadas de la Conciencia Cós-mica y del Ser...

Los distintos peregrinajes que realizan entonces las Esencias, cons-tituyen precisamente el fundamento básico de La Rueda del Samsara y por lo tanto también, el fundamento mismo de la Vida...



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Las Esencias, descienden en principio desde los planos más eleva-dos, superiores, desde aquellas regiones o dimensiones puramente es-pirituales, desde “los Cielos”, para emplear terminología Cristiana, hasta llegar a la “materia física concreta”, en donde deberán ingresar a esta escuela maravillosa de la Vida con el objetivo, como dijimos, de desarro-llar cualidades y adquirir conocimientos...

Es este precisamente el momento, en donde la Vida Espiritual de ca-da uno de nosotros, nuestra Esencia interior, ingresa a la llamada Rueda del Samsara, rueda que integra armoniosamente todas los reinos o ex-presiones de La Vida. A saber: reino mineral, reino vegetal, reino animal, y reino “humanoide”, llamémoslo así, para más tarde proseguir su desa-rrollo primero como Humanos y mucho mas tarde como Maestros, Devas, Divinidades, Ángeles, Arcángeles, Serafines, Querubines, etc.,etc.,etc...; son infinitos los grados y jerarquias de “desarrollo de la conciencia” que existen en este Universo.

La esencia, el Budhatta como se le denomina en estricto Budismo ortodoxo, ingresa a su proceso evolutivo por el reino mineral, continuando más tarde por los demás reinos, vegetal primero y animal después, para llegar al fin al ansiado y complejo reino de los “humanoides”. Así se nos llama, porque el término Humano no se adecua realemente a nuestro “nivel actual de evolución y desarrollo de nuestra conciencia”, debido pre-cisamente a la falta de humanidad por la que nos destacamos, valga el coloquio...

Así lo hemos entendido y así lo queremos expresar, a pesar de que sabemos pueda generar esto cierta antipatía en algunos lectores, an-tipatía que confiamos se disipará en el transcurso de la presente obra, cuando comencemos a entender un poco más el trasfondo de todo esto que venimos estudiando.

Este viaje de la Esencia, desarrollándose a través de los reinos, dura miles y hasta millones de años de muy lenta y paulatina evolución, a través como dijimos, de innumerables organismos...

El proceso que viven las Esencias, es un proceso de aprendizaje que va produciendo en sus conciencias cambios íntimos muy valiosos, proce-sos de Desarrollo Concientivo que les van permitiendo (o nos fueron per-



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mitiendo alguna vez) acceder a organismos cada vez más evolucionados, y conquistar de este modo y con cada paso, mayor libertad y autonomía.

La Esencia, recibe y aprehende en cada “reino” diferentes clases de “lecciones” las cuales la van preparando, desarrollando, estructurando con el objetivo de quedar aptas algún día, para ingresar al único reino en el cual tendrá la posibilidad de liberarse de esta Rueda del Samsara e iniciar así el auténtico Camino hacia la Libertad, Camino que en realidad es un retorno, un regreso triunfante hacia Nuestro Dios, hacia el Ser…

Es claro que en ese proceso, la Esencia y el Ser, acumulan un amplio bagaje de experiencias, capitalizados en Conciencia, todo lo cual nos será de mucha ayuda a la hora de iniciar el camino de la “Autorrealización Intima del Ser”, lo cual es el objetivo principal de todo este viaje, y también de todo este andamiaje inconmensurable de incalculables proporciones al que llamamos Universo, porque como dijeran los sabios: “felicidad sin conciencia de la propia felicidad, no es felicidad...”

Son entonces los diferentes niveles de desarrollo de la Conciencia los que le van permitiendo a la Esencia ir accediendo a cuerpos cada vez más complejos, autónomos y evolucionados, razón más que suficiente como para que comprendamos, hondamente, que todas las especies vi-vientes merecen por parte de nosotros el más digno de los respetos, ya que todos somos en definitiva una gran familia, ¡hermanos de este viaje!, y tan solo nos diferenciamos en las etapas o “cursos” en los que nos encontramos, para emplear un vocabulario actual y comprensible.

Es que Dios necesita también desarrollarse, crecer, y aunque estas afirmaciones puedan causar cierta estupefacción en algunos ortodoxos eclesiásticos, la verdad es que solo lo hace, cuando cualquiera de sus creaciones llega a desenvolverse plenamente, cuando logra su Autorrea-lización...

¡Cada uno de nosotros, está llamado, en otras palabras, a cumplir con la gran responsabilidad de ampliar la obra del Creador!, y esto solo lo podemos hacer desarrollandonos a sí mismos, aprendiendo a desarrollar nuestra propia “Esencia Interior”, nuestra Conciencia.



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La herramienta fundamental para todo este proceso será siempre “el AMOR A LA VERDAD”, y desde luego “el conocimiento de sí mismos”. Aprendiendo a manejar nuestra Conciencia y Nuestras Energías es co-mo lo lograremos, haciendo que ésta descubra, estudie y arroje su Luz sobre todas aquellas facetas interiores que hoy desconocemos y que constituyen en última instancia los resortes secretos de nuestro diario accionar…

¡Nuestro Real Ser nos ha enviado a esta Tierra para que nos vol-vamos sabios, libres, y por ende cada vez más útiles a los propósitos originales de La Vida, para poder regresar más tarde hacia aquella dicha inconmensurable del Absoluto, el Océano Universal de Vida, llenos de Dicha del Amor, y Libertad…!


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Capítulo 16

La Naturaleza, ese misterio...

Todo esto nos invita a comprender que la Madre Naturaleza, continúa siendo para nosotros, un gigantesco enigma... Con justa razón los

egipcios la simbolizaban como aquella “Isis”, cuyo verdadero rostro per-manecía oculto tras el velo del misterio...

La Vida de un árbol, por ejemplo, no es en modo alguno solo aquello que podemos ver con nuestros ojos físicos… Debemos comprender que dentro de ese árbol están evolucionando una, o tal vez varias Esencias, y que lo que nosotros vemos, constituye apenas una sección muy pequeña de su Realidad, su parte tridimensional, quedando muy lejos de nuestros sentidos ordinarios lo más importante: la esencia...

La esencia va asumiendo en su paso por la evolución, bellísimas for-mas, dentro de aquel prototipo humano” del que hablabamos, ya que el mismo es Universal. Existen entonces, para mofa quizá de los escépti-cos, infinidad de muy bellas e inocentes criaturas que alegremente ju-guetean en estos momentos entre el seno de la Bendita Diosa-Madre del Mundo, bajo los ardientes rayos del sol, y que nosotros somos incapaces de percibir, normalmente...

Esto que estamos afirmando, era muy bien conocido entre los nativos de nuestra América prehispánica, entre aquellos “chamanes”, “mamas” y “curanderos” de los tiempos idos, pero también entre los nórdicos escan-dinavos, o entre aquellos Druidas misteriosos, o entre los sabios yoguis de la india, etc., etc., etc.

Es verdaderamente una lástima que toda aquella sabiduría se haya perdido, y que nuestros médicos actuales desconozcan lo que Paracelso,



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Galeno, Hipócrates, en fin, los llamados “padres de la medicina” conocían y manejaban con tanta habilidad.

Hoy nos toca hablar de todo esto como si estuviéramos hablando de algo nuevo, como si estuviéramos divulgando una gran noticia, cuando la realidad es que se trata de algo tan viejo como el mundo, algo que se encuentra presente de momento en momento, ¡aquí y ahora! en la misma aparentemente quieta arboleda que vemos por la ventana, o en aquella planta de jardían, que seguramente no tengas muy lejos de tu vista, o del alcance de tus pasos...

Como fuere, tenemos que explicar, que estas exóticas criaturas que, como dijimos, pueblan la parte oculta de la naturaleza, viven normalmen-te en la “Cuarta Dimensión”, o “Cuarta Coordenada” y son el origen de innumerables fábulas, cuentos y leyendas de la antigüedad, algunas de las cuales persisten todavía.

Estas criaturas han levado distintos nombres, como ser: Elementa-les, Gnomos, Pigmeos, Ondinas, Nereidas, Silfos, Sílfides, Salamandras, Duendes, Hadas, Genios, Nahuales, Faunos, etc., etc., y es claro que jamás fueron el producto de la mera imaginación, como hasta ahora nos habían hecho creer, sino el resultado de una “Realidad Multidimen-sional” que comenzamos ahora a Comprender, y en la cual viven las Esencias que animan la vida, siempre descollante y siempre pura de la Naturaleza...

Los elementales

Aunque a muchos esto de los “Elementales” les pueda parecer como un cuento para niños, la verdad es que son una auténtica Realidad y exis-ten muchos métodos y técnicas mediante las cuales una persona puede entablar contacto con estas exóticas criaturas...

Lo fundamental es desarrollar en nosotros mismas la actitud ade-cuada, la mística, el respeto, la veneración, ya que ellos en realidad se encuentran ávidos de ayudar, deseosos de colaborar, porque veneran y respetan a su hermano mayor: el hombre.



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Para poder avanzar rápidamente por la “escala evolutiva” y llegar al-gún día, a tener la posibilidad que hoy tenemos, los Elementales necesi-tan ser también instruidos. Ellos se desarrollan y aprenden de la mano de ciertos “instructores” muy especiales, que los guían y orientan, y que se conocen en la India sagrada de los Vedas con el nombre de “Devas”, que son los ángeles de los cristianos...

Estamos entrando en estos momentos en el corazón de aquello que está en el fondo de toda Religión. Estamos incursionando en la “mística elemental de la naturaleza”, origen y fundamento de las distintas religio-nes...

Todas las religiones han reconocido siempre la existencia de diferen-tes tipos de deidades, divinidades, diferentes tipos de Ángeles, Arcánge-les, Principados, Potestades, Virtudes y Tronos, Querubines, Malachines, Serafines, etc., que aparecen repetidamente en textos como la Biblia, por ejemplo.

Se trata, ciertamente Seres que ya se han “Autorrealizado”, “indivi-duos sagrados” que han logrado emanciparse de la Rueda del Samsara, y que se han sabido enrumbar positivamente por el Camino del Miste-rio...

¡Estos son los verdaderos Dioses, que desde siempre han existido, en este maravilloso e inconmensurable Universo poblado de Vida en el que vivimos...!

Todo esto nos demuestra que realmente todas las Religiones del mundo tienen un mismo origen: La Verdad, y todas ellas son depositarias de los mismos principios y basamentos, como es lógico.

Como corolario de todo esto que estamos diciendo, no esta de más recordar los innumerables estudios científicos que se han hecho sobre las capacidades perceptivas y sensibles de las plantas, estudios que nos demuestran e ilustran hasta la saciedad el absoluto misterio que repre-senta dicho “reino de la naturaleza”, para nosotros. No estaban tan equi-vocadas las abuelitas de antaño, cuando les hablaban a las plantas con tanto cariño, asegurando que éstas sienten y se alegran mucho cuando



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uno se ocupa de ellas y que si se les demuestra Amor ¡crecen mucho mejor!

En todo caso, y volviendo al tema de las “esencias evolucionantes”,

digamos que estas criaturas, durante su paso por el reino vegetal, reciben el nombre de “elementales”, más al llegar al reino animal se las denomina ya como “ánimas”.

Las Ánimas.

Si bien es cierto que los animales comparten junto a nosotros la terce-ra dimensión en que vivimos, la verdad es que solo algunos de ellos son “evolutivos”, y viven psicológicamente en el “Edén”, aquella región que tanto se mencionara en la Biblia y que es en realidad el “mundo etérico”, la “cuarta dimensión” de la que veníamos hablando, el lejano y legendario Paraíso del que algún día salimos, el resto son “Involutivos”, y viven en realidad en el abismo, aunque físicamente los veamos junto a nosotros.

Pasemos ahora a estudiar el reino más apasionante, el Reino “Huma-no”, entre comillas.


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Capítulo 17

El reino humano

Estamos en condiciones de afirmar que todo este viaje en el seno de la Naturaleza, visto desde esta perspectiva, ha constituido tan solo una

preparación, una larguísima preparación en realidad, que tuvo que tener como fundamento o “centro de gravedad” nuestra propia Conciencia, pa-ra que ésta pueda reunir los atributos y las condiciones que se necesitan para dar el paso crucial: acceder al estado “humano” tan anhelado...

Al ingresar al Reino “Humano” se les otorgan a las Esencias tres cosas muy importantes, a saber: Libre Albedrío, Intelecto o mente inte-lectual, y un número preciso de existencias humanas con el objetivo de poder lograr en ellas la legítima “Autorrealización Íntima del Ser”...

Esto no solo es posible sino también necesario, para que podamos completar en nosotros mismos y dentro de nosotros mismos, como diji-mos, la “obra del creador”.

Para esto, necesitamos conocer ampliamente “la profunda ciencia que nos rige” y a través de un trabajo muy completo en nuestro interior, continuar pero en una nueva “octava”, el trabajo que otrora viniéramos realizando en los reinos precedentes, de la mano de la bendita Madre Naturaleza.

Ahora, tal como les corresponde a aquellos “adultos” dentro de la creación, tendremos que aprender a realizar “transformaciones de fon-do”. Ahora necesitamos elevarnos por nuestros propios medios hacia las diferentes alturas que representan la conquista del Camino, por sí mis-mos. Por esto, ya no se habla de “Evolución”, sino de “Revolución de la Conciencia”.



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Ahora, debemos aprender entonces, bajo nuestra exclusiva respon-sabilidad, a transitar el Camino, y esto solamente si lo queremos hacer, ya que tampoco estamos obligados en verdad a ello, y esto merece una pequeña explicación.

Como es apenas normal, no todas las personas llegan a comprender de verdad la tremenda trascendencia que tiene para cada uno de noso-tros esta vida, ya que entre otras cosas, siempre es más fácil evadir una responsabilidad que enfrentarla. Por si fuera poco, en cualquier época, pero aún más por estos tiempos, el camino de la “auto-transformación íntima” se ha convertido verdaderamente en un “remar contra la corrien-te”, y esa corriente no es otra cosa que la nefasta influencia de todos esos “sistemas” que nos mantienen atrapados, y que mantienen a su vez este mundo, sumergido en la ignorancia. No nos olvidemos que, tal como afirman los orientales, pesa demasiado sobre este mundo el “velo de maya”: La Ilusión...

Analizando más a fondo este tema de los sistemas, nos venimos a dar cuenta de que no se trata solamente de los grandes “macro-siste-mas”, como el económico, el político, o el educativo,la salud, etc., sino que también adquieren importancia decisiva los “pequeños”, pero muy cotidianos, “sistemas de vivir”, las costumbres instaladas en la sociedad, nuestra manera de divertirnos o de aburrirnos, y la manera en que nos relacionamos, inclusive con nuestros “amigos” o familiares más próximos, y es claro que esta clase de “sistemas” son todavía aún, mucho más difíciles de discernir.

Pero volviendo al tema de nuestra Conciencia, debemos comprender que ella ha ido desarrollándose paulatinamente durante miles y hasta millones de años en su paso por la Evolución, pero al ingresar a su etapa animal ha recogido también una cantidad de instintos los que combinados con aquel Libre Albedrío del que gozamos, han dado como resultado, en el devenir de los siglos y las sucesivas existencias, el surgimiento del “ego ” en nuestro interior.

El “ego” es aquel conjunto de “entidades inconscientes” que personifi-can cada uno de nuestros “errores de tipo psicológicos”, responsables de todas nuestras desdichas y sinsabores, y por extensión de que el mundo se encuentre como está…



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Dicho de otro modo, nuestra lamentable situación mundial, que hoy padecemos sería más que imposible si no existieran en nuestro interior toda esa amplia gama de “defectos psicológicos” que permiten y hacen posible la perpetuación y complicación de todos esos “sistemas”.

Como decíamos anteriormente, el “humanoide intelectual” de la ac-tualidad conserva aún muchas de sus características de animal, razón más que suficiente como para considerar, que el auténtico Hombre Real y Verdadero no ha nacido todavía...

¡Es que el HOMBRE con mayúsculas, deberá gestarse dentro de ca-da uno de nosotros, a través de un trabajo diligente y disciplinado que abarca diferentes áreas de nuestra psicología; se trata de una verdadera Creación, la cual tenemos que realizar dentro de nosotros mismos en la vida práctica de todos los días..., esto con la finalidad sumamente enalte-cedora y dignificante de volvernos completamente diferentes y así estar así en condiciones de desechar lo que nos sobra y de conseguir lo que nos falta...!

¡Debemos convertiremos en verdaderos “amos de nuestro interior”, en auténticos Seres Humanos, concientes de nuestro Ser y por ende “dueños de nuestra vida”...!

Comprendamos, estimados lectores, que cada uno de nosotros, no somos otra cosa que “embriones” lanzados al escenario de la existen-cia, con el objetivo de “auto-desarrollarnos”, “auto-transformarnos”, hasta alcanzar, algún día, la verdadera estatura del Hombre. Esta “estatura” es por supuesto concientiva, y lejos de ser algo estrictamente local o de nuestro planeta, se trata en realidad de algo universal, algo que se extiende mucho más allá, inclusive, de nuestro propio Sistema Solar, algo trascendental, en el sentido más completo de la palabra…

Mucho más tarde, podremos continuar nuestro desarrollo aún mas allá, para convertirnos en verdaderos “Elohim” y pasar a formar parte de “la muralla guardiana”, aquel conjunto de Individuos Sagrados que guían a las Humanidades, los Dioses, los Maestros del Invisible, que en su con-junto conforman la autentica Fraternidad Universal del Amor, que tiene su asiento en las Dimensiones Superiores del Cosmos y del Espacio, y que vive dentro de la más completa armonía y felicidad…



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Es que realmente así como es de infinito el universo en el cual vivi-mos, ¡también somos infinitos nosotros!, ¡al menos potencialmente!, y solo dependerá de nuestra destreza, inteligencia y buen tino, el que po-damos llegar a explorarnos debidamente y que desarrollemos en nuestro interior, todo este riquísimo potencial, con el que la Vida nos ha dotado, hoy en estado latente…

¡De nosotros depende, apreciados lectores! Ojalá algún día, poda-mos todos alcanzar esa “infinitud”, a la que estamos llamados....


Capítulo 18

La involución sumergida

Afirman los hindúes, tibetanos y budistas, y también el Cristianismo Esotérico, que concluido el breve período de estadía en el privile-

giado Reino Humano, y en el caso de que la persona no halla logrado enrumbarse exitosamente por el “camino estrecho y difícil que conduce hacia la luz” (interior), la Rueda del Samsara gira, iniciándose así un pro-ceso de Involución.

Entonces, no nos queda más remedio que “desandar el camino”, re-correr ¡pero hacia atrás! los diferentes estadíos de los tres reinos infe-riores, anteriormente citados, hasta que aquella “creación equivocada” que en nosotros hemos desarrollado sea disuelta (nos referimos al “Ego Pluralizado”), en lo que el gran Maestro denomina: “la muerte segunda”.

Existen para ello, dentro de la Creación, ciertos planos inferiores lla-mados también infra-mundos, en los cuales se van desintegrando lenta-mente todas aquellas “absurdas e insanas creaciones”, con el objetivo de que la esencia, el personaje central de todo este drama, sea liberada...

La Ley de Involución, es la encargada pues, de llevar a aquellos hu-manoides que no se han interesado por su propio despertar y mucho menos por su perfeccionamiento, a regresar en una marcha descendente hacia los mundos inferiores de conciencia (“donde sólo se oye el lloro y el crujir de dientes”) marcha que concluye al final con aquello que se conoce en esoterismo como la “muerte segunda”, de la cual nos hablara Jesús el Cristo hace dos mil años.

Es claro que esta “involución” se va a procesar previamente, en la propia “existencia humana”, con la degeneración progresiva de variados aspectos de la psicología de la persona, y desde luego en su vida prácti-



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ca. Más luego continúa, como dijimos, en los planos inferiores, conocidos por todos los pueblos y culturas de la antigüedad con diferentes nombres, como ser: “Avitchi”, en la India, “Tártarus” en Grecia, “Inframundo” según la terminología Maya, o “infierno”, como la conocemos según terminoló-gía Cristiana.

¡Es necesario comprender de fondo todo esto! ¡Es necesario Desper-tar a la cruda realidad de la vida tal cual es...!

Cuando una persona se va precipitando, lamentablemente, por el ca-mino de la involución, va perdiendo todo interés por las cuestiones pro-fundas de la Vida, degenerándose espantosamente hasta caer en el abis-mo. Allí, en esas regiones infradimensionales, la infeliz esencia atrapada dentro del “ego”, tendrá que despojarse lenta y dolorosamente de todo este “envoltorio” (el ego pluralizado), para así poder reconquistar algún día “la inocencia perdida” y recomenzar nuevamente un nuevo proceso de Evolución dentro del vientre generoso de la Divina Madre, en busca de nuevas oportunidades ...

El Infierno entonces, no es un lugar de castigo, como lo habían in-terpretado algunos religiosos, sino de destrucción… Tampoco es eterno, tiene un fin, y concluido ese proceso de “desintegración psicológica” y “purificación”, al que son sometidas todas aquellas “almas” que por dife-rentes razones no supieron abrirse paso hacia “la luz”, y por el contrario se preciítaron en las tiniebles, concluido este proceso, la Esencia vuelve purificada a ver la Luz,,,

Esas desagradables “creaciones”, de las que nos debemos saber despojar, son obviamente nuestros propios “defectos psicológicos”, va-riados “elementos infrahumanos” conocidos en las diferentes latitudes con distintos nombres, pero idénticas características, como ser: “egos”, “yoes”, “agregados psíquicos”, “valores negativos”, “demonios”, “defec-tos”, “antivalores”, etc.

De estos aspectos de nuestra psicología hablaremos más adelante y explicaremos también cuales son las técnicas precisas para que cual-quier persona pueda realizar un trabajo efectivo sobre sí misma.



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Con la finalidad de hacer más comprensible este interesante tema que nos ocupa, pasaremos a transcribir a continuación una conferencia que sobre el tema de la “involución”, dictara hace ya varias décadas, el creador del movimiento gnóstico internacional contemporáneo, Samael Aun Weor. Escuchemos:

“Queridos amigos, nuevamente estamos reunidos aquí, en este lu-gar, para platicar detenidamente sobre las distintas causas que conducen a los humanoides intelectuales, por el camino involutivo descendente, hacia las regiones infernales.

Incuestionablemente, millones de criaturas involutivas descendentes están en estos instantes atravesando el Aqueronte para ingresar en el Averno

Oleadas de humanoides, después de completar el ciclo de existencias en el mundo físico tridimensional de Euclides, dejan de tomar humanos cuerpos para sumergirse definitivamente en el reino mineral.

Ciertamente, el mal del mundo, por monstruoso que éste sea, tiene un dique, un límite definido.

¿Qué seria del Universo si no existiese un obstáculo infranqueable para el mal?

Obviamente, este último se desarrollaría infinitamente hasta reinar soberano en todas las esferas.

Cabe aquí destacar, con entera claridad meridiana, la tremenda rea-lidad de las 108 existencias que se le asignan a toda Esencia viviente, a todo principio anímico divinal.

Viene esto a recordamos las 108 cuentas del collar del Buda y las 108 vueltas que el Brahmán indostánico hace alrededor de la vaca sagrada. Es indubitable que con la última de éstas finaliza su rito diario; entonces introduce la punta de la cola del consabido animal alegórico dentro del vaso de agua que va a beber.



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Entendido todo esto, podemos proseguir. Es obvio que la Divina Ma-dre Kundalini, la Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, intenta lograr nuestra autorrealización íntima durante el curso de las 108 existen-cias que a cada uno de nosotros nos son asignadas.

Ostensiblemente, dentro de tal ciclo de vidas sucesivas tenemos in-numerables oportunidades para la autorrealización. Aprovecharlas es lo indicado. Desafortunadamente, nosotros reincidimos en el error incesan-temente y el resultado, al fin, suele ser el fracaso.

Resulta palmario y evidente que no todos los seres humanos quieren hollar la senda que ha de conducirlos a la Liberación Final.

Los distintos mensajeros que vienen de lo alto, profetas, avataras, grandes apóstoles, han querido siempre señalarnos con precisión exacta la rocallosa senda que conduce a la auténtica y legítima felicidad.

Desgraciadamente, las gentes nada quieren con la Sabiduría Divina. Han encarcelado a los maestros, han asesinado a los avataras, se han bañado con la sangre de los justos, odian mortalmente todo lo que tenga sabor a divinidad.

Sin embargo, todos, como Pilatos, se lavan las manos. Se creen san-tos, suponen que marchan por el camino de perfección.

No podemos negar el hecho contundente y definitivo de que existen millones de equivocados sinceros, que muy honradamente presumen de virtuosos y piensan de sí mismos lo mejor.

En el Tártarus viven anacoretas de toda especie, místicos equivoca-dos, sublimes faquires, sacerdotes de muchos cultos, penitentes de toda especie, que todo aceptarían menos la tremenda verdad de que están perdidos y que marchan por el camino de la maldad.

Con justa razón dijo el Gran Kabir Jesús: “De mil que me buscan uno me encuentra, de mil que me encuentran uno me sigue, de mil que me siguen uno es mío”.

El “Bhagavad-Gita” dice textualmente lo siguiente:



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“Entre miles de hombres, tal vez uno intente llegar a la perfección; entre los que intenten, posiblemente uno logre la perfección, y entre los perfectos, quizá uno me conoce perfectamente”.

Jesús, el Gran Kabir, pone énfasis en la dificultad para entrar al Rei-no: “Mas, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, porque cerráis el Reino de los Cielos delante de los hombres, pues no entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando”. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas y como pre-texto hacéis largas oraciones. Por esto recibiréis mayor condenación”. Refiriéndose el Gran Kabir Jesús a tantos falsos apóstoles que andan por ahí fundando diversas sectas que jamás conducirían a la Liberación Final, dice: “‘¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, porque reco-rréis mar y tierra para hacer un prosélito y, una vez hecho, lo hacéis dos veces más hijo del Infierno que vosotros”.

Lo grave, distinguidos amigos, nobles hermanos, respetables damas, es que aquellos que están perdidos, los equivocados sinceros, piensan siempre que van muy bien.

¿Cómo hacerles comprender a las gentes que van mal? ¿Cómo ha-cerles entender que el camino que conduce al Abismo está empedrado con buenas intenciones? ¿En qué forma podría demostrarles a las gentes de Conciencia dormida que la secta a la cual pertenecen, o la escuela tenebrosa a la cual se han afiliado, han de conducirlos al Abismo y a la Muerte Segunda?

Es incuestionable que nadie piensa de su secta lo peor. Todos están convencidos con las palabras de los ciegos, guías de ciegos.

Ciertamente y en nombre de la verdad, hemos de decir con gran fran-queza que sólo despertando Conciencia podremos ver el camino angos-to, estrecho y difícil que conduce a la Luz.

¿Cómo podrían ver la senda aquellos que duermen?, ¿acaso la men-te podría descubrir la verdad?

Escrito está con palabras de oro en el gran libro de la vida universal que la mente no puede reconocer lo que jamás ha conocido.



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¿Creéis vosotros acaso que la mente ha conocido alguna vez eso que es lo real, la verdad?

Es ostensible que el entendimiento va de lo conocido a lo conocido, se mueve dentro de un círculo vicioso, y sucede que la verdad es lo des-conocido de instante en instante.

Os ruego, queridos hermanos, nobles amigos, distinguidas damas, que reflexionéis un poco.

La mente puede aceptar o rechazar lo que quiera, creer o dudar, etc., etc., etc., pero jamás podrá conocer lo real.

Observad cuidadosamente lo que sucede en los distintos rincones del mundo. Es ostensible que por doquiera circulan los libros sagrados y ellos sirven de fundamento a muchos cultos religiosos.

Sin embargo, ¿quién entiende los conceptos de contenido de esos libros, quién tiene plena conciencia de lo que en cada versículo está es-crito? Las multitudes sólo se limitan a creer o a negar y eso es todo.

Como prueba de esto que estoy afirmando, ved cuantas sectas se han formado con los versículos maravillosos de los cuatro evangelios cristianos.

Si los devotos tuvieran plena Conciencia del crístico evangelio predi-cado por el Gran Kabir Jesús, es obvio que no existirían tantas sectas. En verdad sólo habría una sola religión crística de tipo cósmico universal.

Sin embargo, los creyentes no logran ponerse de acuerdo porque tienen la Conciencia dormida. Nada saben, nada les consta, nunca han platicado personalmente con un ángel, jamás han entrado consciente y positivamente en las regiones celestes. Andan porque otros andan, co-men porque otros comen, dicen lo que otros dicen y así marchan desde la cuna hasta el sepulcro, con una venda en los ojos.

Desgraciadamente, el tiempo pasa con rapidez que aterra. Se acaba el ciclo de existencias humanas y, por último, convencidos los devotos de que van por el camino recto, ingresan en la morada terrible de Plutón, donde solamente se escucha el llanto y el crujir de dientes.



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El descenso de las oleadas humanas en el interior del organismo pla-netario se realiza bajando por las escalas animal y vegetal, hasta ingresar definitivamente al estado mineral en el centro mismo del planeta Tierra.

Quiero que sepáis, quiero que comprendáis, que es en el centro mismo de este planeta donde millonadas de humanoides pasan por esa Muerte Segunda de la que hablara el “Apocalipsis” de San Juan.

Es evidente que la destrucción del sí mismo, la aniquilación del Ego, la disolución del sí mismo en las regiones sumergidas del Averno, es absolutamente indispensable para la destrucción del mal dentro de cada uno de nosotros.

Obviamente, sólo mediante la muerte del Ego se hace posible la libe-ración de la Esencia. Entonces esta resurge, sale a la superficie planeta-ria, a la luz del Sol, para reiniciar un nuevo proceso evolutivo dentro de la rueda dolorosa del Samsara.

El reascenso se verifica siempre atravesando los estados mineral, vegetal y animal, hasta reconquistar el estado de humanoide que otrora se perdiera.

Es claro que, con el reingreso a este estado, nuevamente se nos asig-nan otra vez 108 existencias que, si no las aprovechamos debidamente, nos conducirán por el camino descendente de regreso al Averno.

En todo caso, queridos hermanos, nobles damas que me escuchan, es bueno que sepáis que a toda Esencia, que a toda Alma, se le asignan siempre 3.000 de estos ciclos de manifestación cósmica (...)

Hasta aquí la trascripción de este pequeño fragmento de una de las tantas conferencias magistrales que sobre este tema dictara oportuna-mente este Gran Maestro de la Humanidad, el cual no había sido tan difundido hasta el momento, quizás porque su mensaje fuera demasiado realista; porque como dicen: “desde que Sócrates tomo la cicuta, la Ver-dad viene siendo amarga...”

Pero volviendo al tema, tal como nos lo dice el Maestro, a cada una de las Esencias se le otorgan un número preciso de existencias huma-nas, 108, con el objetivo de lograr en ese lapso su “Autorrealización”, o



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por lo menos, decimos nosotros, acercarse lo suficiente hacia la “búsque-da de la verdad”, hacia la conquista de su propio Ser, es decir: hacia la búsqueda del misterio profundo de la Vida y de nuestra realidad...

Sobra decir que en ese lapso, se nos brindan suficientes oportunida-des como para lograrlo, más si no las sabemos aprovechar el momento pasa y en lugar de dar un paso hacia delante, terminaremos ¡dándolo para atrás!, para hundirnos lastimosamente en la horrible involución, en el lodo de la más profunda y dolorosa ignorancia...

Lo que sucede es que, si continuamente despreciamos las oportunidades que la vida nos presenta de acceder a un conocimiento superior, si continuamente desdeñamos de la sabiduría y despreciamos con incredulidad lo que esta nos ofrece, las consecuencias de semejante proceder suelen ser en verdad catastróficas.

¡Es que no podemos cerrarnos continuamente, torpemente, las puer-tas hacia la felicidad! ¡Esa manera de proceder se paga muy cara en la Escuela de la Vida...!

El único camino, para escaparnos de aquella rueda dolorosa de las fatalidades, es mediante la “Revolución de Nuestra Conciencia”, revolu-ción que podemos lograr a través de un trabajo singular y serio en nuestro interior, que consiste sintéticamente en: “Nacimiento”, “Muerte” y “Servi-cio a la Humanidad”.

“Muerte”, se refiere a la utilización de diferentes didácticas psicoló-gicas, orientadas al auto-descubrimiento, comprensión y eliminación del ego.

“Nacimiento”, se relaciona con la sabia utilización de nuestra “energía creadora sexual”, de la cual nacemos espiritualmente.

“Servicio a la Humanidad”, se refiere a vivir y sentir de un modo di-ferente, un nueva postura frente a la Vida, una postura de Integración con nuestros semejantes, de Comprensión profunda del Dolor de la Hu-manidad, de la disposición de Servir y de “ser útiles”, de algún modo, en la Vida, es decir, practicar aquel axioma que dice: “Quien no vive para Servir, no sirve para Vivir…”



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Así es que cada uno de nosotros, tiene la posibilidad muchas veces de ingresar al “camino secreto que conduce a la luz...”

Si continuamente despreciamos todas estas oportunidades que gene-rosamente se nos brindan, si en lugar de “trabajar sobre sí mismos”, nos dedicamos a complacer a nuestro cuerpo y a vivir la vida sin un sentido “superior”, sin un objetivo claro, sin metas internas y sin “amor a la sabi-duría”, no nos quedará con el tiempo más remedio que involucionar den-tro de las entrañas de la tierra, para regresar al “punto cero” otra vez...

¿Será necesario pasar por todo esto? ¿No seríá más inteligente ha-cer lo que todas las criaturas del Universo hacen, dedicarnos al propio auto-desarrollo, para así poder estar en condiciones de Comprender realmente Los Grandes Misterios de la Vida y de la Muerte y Servir a nuestros Hermanos?

La Rueda del Samsara gira eternamente... Por un lado ascienden las “esencias evolucionantes”, y por el otro descienden los fracasados, aquellos infortunados que no pudieron (o no quisieron) transformarse a sí mismos y colaborar con los propósitos de la Creación... Esa es la cruda realidad.

Entre ambas, se halla el muy especial, decisivo y brevísimo lapso del “Estado Humano”, momento trascendental, que inteligentemente aprove-chado, nos podría permitir escaparnos de las garras de las dos leyes an-teriormente citadas y lo que es más importante, aventurarnos a descubrir las maravillas inefables del infinito, para experimentar así dentro nuestro la deliciosa “dicha espiritual” que suele acompañar a todos los verdade-ros “caminantes del sendero”, como testimonio de su “bienandanza” y “buena ventura” en la vida...

Esta “dicha”,llamada por los Hindúes “Ananda”, es en realidad muy natural y de ella participan todos los habitantes de los “mundos superio-res”, aquellos Hombres y Mujeres que felices viven en Armonía con las leyes del Amor, y que han logrado desarrollarse a sí mismos para conver-tirse en verdaderos y verdaderas “Hijos e Hijas de Dios”.


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Cuarta Parte

“El trabajo interior”

Como estamos viendo, era mucho todavía lo que no sabía-mos sobre nuestra historia, sobre nuestras posibilidades

y sobre nuestro interior. Afortunadamente, hubieron quienes se sacrificaron para enseñarnos a nosotros todas estas cosas, para mostrarnos el Camino, para que así pudiéramos encami-nar nuestros pasos hacia nuestra propia Felicidad…



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Realmente el Ser Humano es un misterio “profundamente ig-noto para sí mismo”, pero lo interesante es que ahora, podemos comenzar a develarlo...

El materialismo y el esceptisismo nos habían falseado estas realidades, al punto de hacerlas practicamente desaparecer, pero ahora las tenemos y depende entonces de nosotros que las haga-mos en realidad valer...

Resonarán entonces, con nuevos ecos en la conciencia públi-ca, las misteriosas palabras escritas sobre los muros invictos del Templo del Dios Apolo que decían: “Hombre, conócete a ti mis-mo y conocerás el universo y los dioses...” Ahora, las podemos comprender realmente bajo una “nueva luz”, la Luz de la Nueva Era...

Dijeron los sabios de la antigüedad que llegarían tiempos en los que: “todo lo que estuviera oculto habría de ser revelado”, y estos tiempos ya llegaron…

Es curioso, sin embargo, que NUNCA se nos haya ni siquiera mencionado, que lo que el Ser Humano vino a hacer a este mun-do, lo que en realidad necesita, es cambiar, transformarse, capa-citarse, y que lo logrará a través de la realización de un “trabajo serio y disciplinado sobre sí mismo”, para Despertar así su Con-ciencia y poder “ver el camino” que lo conduce hacia su Ser...

Sin embargo, ¡la Vida misma es movimiento, la Vida es cam-bio, y en esto consiste precisamente la clave del éxito o del fraca-so en Nuestra Vida...”

Pero, ¿quiénes son los responsables de que hayamos perdido contacto con todas estas Verdades, tan fundamentales para la Vida? ¿Quienes son los responsables del “sueño” que pesa por estos tiempos sobre la Conciencia Humana, y que les impide ver con claridad nuestra situación?



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Ya lo hemos dicho: ¡Toda esa serie de “dogmas” que venimos estudiando y que nos han venido imponiendo los super-sapientes de siempre, como verdades irrefutables...!

¡Estos Dogmas son los responsables de que hayamos per-dido contacto con esta sabiduría tan rica, que todas las culturas poseyeron, enseñanzas tan antiguas como el mundo, las cuales han permitido que en su seno se gestaran grandes Maestros, ver-daderos Hombres y Mujeres sabios, integrados con su Ser...

¡Esos Dogmas son los responsables del fracaso de la Huma-nidad, pués solo han servido para “Dormirnos nuestra Concien-cia”...!

Debemos Comprender profundamente que el verdadero Ser Humano tendrá que surgir dentro de nosotros mismos, y lo hará, el día que nuestra vieja naturaleza animal haya sido verdadera-mente comprendida y desechada, en aras de la florescencia de nuestra naturaleza superior, “Espiritual”.

Decía el Maestro Samael: “La creación del hombre es un pro-blema dificilísimo”, y agregaba: “Tal como la mariposa se gesta dentro de su oruga, así el Hombre debe gestarse en el seno del animal intelectual equivocadamente llamado hombre”

Estamos vertiendo conceptos revolucionarios, conceptos que no manejan los sabihondos de esta época, más sin embargo ja-más diremos que se trata de algo nuevo...

Esta es la Sabiduría Antigua, la Sabiduría Oculta, sabiduría que conociera a fondo el gran Kabir Jesús, y que luego el maes-tro Samael nos aclarara y develara tan maravillosamente, para que pudiéramos en verdad hollar la senda que nos conduce hacia nuestra propia Perfección.

Tal vez el lector se pregunte: ¿Pero como podemos estar se-guros de esta sí es la Verdad, y que no se trata de una teoría más, como hay tantas?



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La respuesta es muy simple:¡Estudiando la Gnosis! A todas aquellos que les interese conocer de “primera mano” todos estos conocimientos, les recomendamos sin más: ¡Estudiar a los Maes-tros!, ¡Conocer la Vida y obra de un Maestro Samael, o de un Maestro Lakhsmi, ¡y practicar sus enseñanzas!

La Gnosis ha venido siempre en diferentes momentos de

nuestra historia, a revolucionar el ambiente cultural-espiritual de la época y a restablecer los principios eternos de la primitiva Re-ligión-Sabiduría la cual, con el correr del tiempo, termina siendo lamentablemente adulterada, pero que actualmente se encuentra en pleno auge y esplendor, para bien de todos nosotros, felizmen-te…

La Gnosis provee a sus estudiantes de prácticas precisas, me-diante las cuales es posible verificar cada uno de los conocimien-tos vertidos en este libro. Por eso decimos que, en lo referente a nuestra aperturas hacia el conocimiento, no hay que ser ni muy crédulo ni completamente escéptico, ir por el “camino del medio”, ya que al crédulo, es muy fácil engañarlo, mientras que el incré-dulo tiende a perder por su propio escepticismo, preciosas oportu-nidades para encaminarse en el sendero, y se limita torpemente, impidiéndose a sí mismo la oportunidad de conocer y de vivir en profundidad su propia “Realidad Espiritual”, todo esto debido a su obcecación y su “culto a la negación” de tipo reaccionario, con orígenes en el racionalismo europeo del siglo XVIII.

Nuestra Vida, como nos esforzamos en dejar en evidencia, se apoya en mayor o menor medida en bases que estan equivoca-das, y que nos condicionan y estancan. ¡Por eso, debemos Amar la Sabiduría, porque ella es la que nos puede en verdad liberar!

¡Debemos eliminar de nosotros esos “grilletes invisibles” que mantienen encarcelada nuestra Alma, y mutilado nuestro Espíritu, incapaces ya de remontarnos a las esferas más altas del Saber y del Ser, asunto este que pareciera, a pesar de Shakespeare, definitivamente olvidado...

“Ser o no Ser, he ahí la cuestión”...


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Capítulo 19

“El camino esotérico”

Podríamos decir que el camino de la “Revolución de la Conciencia” y de la ”Auto-transformación Íntima”, comienza verdaderamente cuan-

do uno acepta que tiene una psicología particular que estudiar, analizar, conocer y transformar, con el objetivo de volverse en realidad “dueño” de sus propios procesos psicológicos, y por lo tanto, dueño de sí mismo y de su vida.

Hasta tanto esto no se dé, nos hallaremos en una posición demasiado incipiente en el “gran camino cósmico” del desarrollo de la Conciencia y del Ser, y aunque reluzcan flamantes “títulos universitarios” en nuestros despachos, y gocemos de muchos honores y prestigios mundanos, nos encontraremos realmente en el “Kinder” de estos estudios.

Debemos Comprender que lo más importante es nuestro “Desarrollo Interior” y este jamás podría confundirse con el mero desarrollo intelec-tual. Existen personas definitivamente perversas y sin embargo muy edu-cadas y refinadas, y existen tambien en este mundo muchos ladrones de guante blanco… Por eso el mero desarrollo intelectual no sirve, debemos combinarlo con un sólido desarrollo moral, concientivo, interior…

Hablamos del “Conocimiento de sí mismos”, y del conocimiento de los “Grandes Misterios de la Vida y de la Muerte”, y esta búsqueda y este “trabajo”, deberían ocupar realmente el Centro de nuestra Vida. Decu-brir nuestras contradicciones y complejos, conocer nuestra “mecanicidad psicológica y emocional” y desde luego, lograr transformarnos en algo diferente, debería de convertirse en algo verdaderamente importante pa-ra nosotros.



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Casi todos los que comenzamos algún día con estos estudios, creía-mos en un principio que ya nos conocíamos… Sin embargo, con el tiem-po tuvimos que admitir que lo que conocíamos de nosotros mismos era apenas un relieve demasiado superficial de aquella “geografía íntima”, de aquel “Mundo Interior” que llevamos, y que ni siquiera tal geografía estaba completa. Realmente sólo teníamos una mala foto panorámica de nosotros mismos y sí, muchos conceptos y opiniones sobre sí mismos; no habíamos tomado plena conciencia de nosotros.

¿Resultado? No teníamos ningún dominio interior real y seguíamos sufriendo lastimosamente y malgastando nuestras preciosas “energías vitales” en cualquier pasatiempo, en cualquier tontería, perdiendo nuestro tiempo y Nuestra Vida, miserablemente.

Pero queremos aclarar, que tampoco se podría realizar este trabajo aislándose de la sociedad, o internándose en un Ashram y leyendo mucha “literatura oriental”, y meditando todo el día... No. El verdadero “trabajo interior” tiene que realizarse en pleno contacto con nuestros semejantes, pues es allí, en ese “gimnasio psicológico de la Vida” en dónde podemos desarrollarnos y conocernos “de cuerpo entero”...

Allí, en la vida real y práctica, es dónde debemos aprender a “con-vivir” con los demás, y es allí precisamente, dónde aflorarán nues-tros defectos escondidos y si estamos alertas, los descubriremos. Una vez descubierto tal o cual defecto, y Comprendido hondamente, lo podre-mos Eliminar.

Pero lo más interesante es que cada vez que “Eliminamos” un defec-to, nace una nueva Virtud en nosotros. Estudiando todos los eventos que por alguna razón nos llegan en la Vida y comprendiendo su significado o enseñanza, podemos volvernos sabios...

Observando nuestras “reacciones mecánicas”, nos descubrimos. Cualquier circunstancia, cualquier evento puede ser muy bueno para esto y motivo más que suficiente como para que nos detengamos unos momentos, nos examinemos interiormente y aprendamos algo...

Para que esto ocurra, debemos comenzar por quitarnos de la cabeza que La Vida es algo que nos ocurre “muy bien no sabemos porque” y que



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la misma termina al nosotros morir, porque esa visión tan estrecha de La Vida, como ya hemos dicho, no hace sino estancarnos y dormirnos la Conciencia...

Debemos comprender que la Vida es ante que todo, una OPORTU-NIDAD, una oportunidad maravillosa, que se nos ha brindado y que no-sotros debemos saber aprovechar inteligentemente, si es que queremos avanzar hacia la legítima Felicidad…

Debemos aprendemos a ver La Vida como una “oportunidad” y no como un “fin en sí misma”, solo así podremos extraer de las diferentes circunstancias que esta nos presenta, el “Pan de la Sabiduría”... El Pan de la Sabiduría, es el alimento del Alma, o mejor dicho de la Esencia, afín de que ésta se pueda convertir en ALMA...

Ya explicamos que cuando la Esencia se ha desarrollado convenien-temente, como fruto maravilloso de un “trabajo interno”, se convierte al fín en Alma, y solo quien tiene Alma es un Hombre o una Mujer auténtico... Antes seremos solo “proyectos”, “prospectos”, que necesitan, antes que nada Comprender su situación y sobre todo, avizorar el hermoso futuro que nos espera si “trabajamos sobre sí mismo”, pues podremos conocer las maravillas ocultas de la Vida, del Universo y desde luego, el Misterio de Dios...

En cambio, quien no quiera entender todo esto, y en su defecto pre-fiera seguir considerándose como una gran cosa, para proseguir con sus mismas costumbres de siempre, que lo haga, pero no se convertirá en un Hombre Verdadero, no conquistará su Alma y no podrá formar parte de ese nuevo mundo que se aproxima, pués para ello es menester “trabajar sobre sí mismos”.

Es urgente entonces que nos sometamos a pasar por “grandes trans-formaciones” pues ellas serán las que en definitiva, nos podrán llevar a la verdadera estatura del Hombre y con ello a la felicidad verdadera...

El Alma, mucho más que un bello fruto, es un conjunto de capacida-des, poderes, leyes y virtudes que se van logrando depositar en nuestro interior, a partir del trabajo conciente y voluntario sobre sí mismos y sobre



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nuestra Vida... Esa es la razón por la cual el Gran Maestro Jesús decía: “En paciencia poseeréis vuestra almas”.

Ahora bien, si bien nuestra situación es que no poseemos todavía el Alma, tenemos sin embargo en nuestro interior, algo muy digno, la “Esen-cia del alma”, que es en definitiva el “fundamento psíquico” para crearla.

Nuestra Esencia es, fuera de toda duda, lo más hermoso que te-nemos, algo que bien vale la pena cultivar y desarollar para convertirla realmente en Alma, y así gozar entonces de las preciosas facultades y poderes superiores que ella tiene, muy propios de los grandes sabios y humanistas que han habido...

Pero es en la vida práctica de todos los días, dónde podemos y hasta debemos extraer los conocimientos que necesitamos para transitar este Camino, para descubrir como somos, y fabricar, como dijimos, el Alma.

El “sueño hipnótico” que pesa sobre la Humanidad es demasiado in-tenso, tal, que este trabajo por el “Despertar” suele volverse en verdad demasiado dificultoso…

Por esa razón debemos apelar a la integración con personas que profesen las mismas ideas, que también busquen, como nosotros, su Despertar Espiritual y si desarrollo interno.

Necesitaremos también de didácticas muy precisas y de lugares apropiados para reunirnos y ejercitarnos en el cultivo de estas Verdades Vitales, para así ser capaces de gestar dentro de nosotros esa Nueva Cultura, a la que se nos invita y propone.

Afortunadamente y para nuestro bien, estos grupos de personas con ese interés y esos lugares apropiados donde reunirse y ejercitarse ¡ya se están formando! Todo ha sido debidamente preparado por los sabios Guias de la Humanidad, para que al menos un grupo, ojalá importante de personas, logre avanzar y proyectarse realmente hacia la Nueva Era...

Con la Creación del Alma, nacerán dentro nuestro la verdadera “Reli-gión” y con ello, la expresión auténtica y legítima de la Sabiduría del Ser, que nos es del tiempo...



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Por eso, este Camino se basa fundamentalmente en el Amor y en la búsqueda de la Verdad. principios fundamentales de cualquier “religión”. Pero se lo ha llamado “El Camino Esotérico” porque, entre otras razones, se trata de algo muy privado e interior, algo profundo y nuestro, algo que nada tiene que ver con todas esas poses místicas y pretendidos maes-trazgos baratos, que tanto abundan hoy en día... En ese sentido, “la divi-na presencia del Ser”, debemos aprender a evocarla con toda sencilléz, sin tantos artificios… Una suave inspiración, y tal vez algunas palabras sencillas, pero sinceras, salidas del corazón, serán suficientes para lograr Sentir aquella “íntima realidad”, aquello que existe en el fondo de cada uno de nosotros...

Solo así podremos Despertar a la Comprensión de lo que hemos ve-nido a hacer a este mundo, y quedar en óptimas condiciones para realizar aquel enlace tan maravilloso con Nuestro Ser...



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Práctica:

Siéntate cómodamente, relájate y realiza unas cuantas respira-ciones profundas, con el objetivo de llenarte de “Prana”, que es la energía vital del aire...

Ahora trata de percibir si aún quedan en tu cuerpo zonas en ten-sión y relájalas... Puedes utilizar para ello tu Imaginación Crea-dora para llevar la energía pránica a esos lugares, visualizando como la misma disuelve maravillosamente todas las tensiones y el stress... Concéntrate ahora un poco mas intensamente en tu interior y trata de sentirte ser esa “Esencia”, anhelando encontrarse las partes más nobles y elevadas de tu propio Ser...

Puedes utilizar palabras como Padre mío, Dios mío, ¡ayúdame!, y así evocar su presencia en tu interior... Relájate aún más y déjate llevar por tu propia Inspiración...

Imagina como desde el cielo comienza a descender una Luz do-rada, trayendo consigo toda la Armonía de los planos superiores y que llega a tu corazón... ¡Siente como penetra realmente en ese corazón, y abrelo de ver-dad, para que hasta allí pueda llegar...!

¡Inspírate ahora en tu Dios Interno! ¡Llénate de alegría y de go-zo! ¡Disfruta de esta maravillosa Paz y del Amor inmenso que en estos momentos sientes y eleva tu corazón hacia la bienaventu-ranza del Ser...!

Quédate unos momentos, sintiendo esa quietud... propia de la me-ditación y deja que tu corazón se impregne de esas vibraciones... que no serán otra cosa que el testimonio de que en tu interior, vive la gracia bendita del Altísimo...


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Capítulo 20

“Algunas didácticas pára nuestro trabajo”

Para descubrir los defectos que interiormente llevamos, debemos ape-lar a diferentes técnicas didácticas, que la Gnosis enseña, en especial

la AUTO-OBSERVACIÓN.

La Auto-observación.

La Auto-observación, más que una técnica entendida como la simple aplicación de un conocimiento práctico, trata más bien del desarrollo de un verdadero “sentido interno”, el cual se constituye precisamente en el fundamento para lograr nuestro Despertar.

Consiste en aprender a dividir nuestra atención, con la finalidad de “estudiarnos en acción”, observar nuestras reacciones y nuestro compor-tamiento: nuestra realidad, con el objetivo de descubrir lo que en “Psico-logía práctica” se denomina: “el ego pluralizado”, conjunto de entidades infrahumanas que desgraciadamente cargamos en nuestro interior y que personifican nuestros “errores de tipo psicológico”, como ya dijimos.

Si estudiamos tales “defectos”, nos daremos cuenta de que los mis-mos no son otra cosa que un manojo de recuerdos, pasiones, deseos in-satisfechos, auto-consideraciones, auto-imágenes, auto-conceptos, etc., que sobreviven en nosotros a merced de nuestra propia ignorancia y a expensas de nuestras propias energías, responsables, entre otras cosas de nuestras mismísimas enfermedades...

A cada uno de estos “personajes ocultos” de nuestra “psicología”, se

los denomina en el Tibet “agregados psíquicos”, y es a su estudio, com-prensión y eliminación a lo que se dirigen todos sus esfuerzos y discipli-



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nas tibetanas, ya que esto significa practicamente: “el Despertar de la Conciencia”, fundamento doctrinal más importante del Budismo.

Pero para poder descubrir a estos personajes que forman el “mí mismo”, el “yo”, necesitamos también aprender a tomar la vida de otra manera, No Identificarnos, en modo alguno, con lo que nos sucede, con nuestros dolores, tragedias y situaciones de todo tipo, sino utilizarlas más bien, como instrumento para Conocernos...

La no-identificación

Sucede por lo general, que frente a las distintas situaciones que nos ocurren y especialmente ante las más desagradables, tenemos la ten-dencia a “identificarnos” totalmente y por lo tanto, ¡a olvidarnos del trabajo que nos hemos propuesto!

Si nosotros somos capaces de No identificarnos con lo que nos suce-de y por el contrario, nos proponemos observar las diferentes reacciones que se producen en nuestro interior, entonces podremos ir descubriendo algunos de estos personajes “agregados” de nuestra “psicología”, a los “Yoes”, que personifican tales o cuales defectos psicológicos que lamen-tablemente cargamos en nuestro interior.

Debemos Comprender en ese sentido que si bien, físicamente pare-cemos una unidad, psicológicamente no lo somos, y esto se hará palpa-ble para nosotros mediante el desarrollo de este sentido maravilloso: “la Autobservación”

Ante la terrible realidad de que en nuestro interior conviven multitud de personajes diferentes y a menudo contradictorios, no nos quedará más remedio que comenzar a trabajar con mayor seriedad sobre sí mismos, y así poner un poco orden en nuestra “desordenada casa interior”.

Esto es vital entenderlo. Todas las contradicciones íntimas, y toda esa amplia variedad de conflictos que en nuestras relaciones y por ex-tensión en nuestra sociedad y en el mundo suelen darse, se deben a la “pluralidad egoica” que desgraciadamente cargamos en nuestro inte-rior. Debemos esforzarnos entonces por INTEGRAR nuestra psicología,



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nuestra psiquis, y esto solo será posible “trabajando sobre sí mismos” con técnicas como la “auto-observación psicológica”y la “no-identificación”.

Al nosotros ser capaces de reconocer dentro nuestro todas estas “contradicciones”, y “reacciones mecánicas”, comenzamos en ese acto a arrojar un poco de luz, la Luz de nuestra Conciencia, y nuestra Vida toda comenzará a cambiar radicalmente.

Así con el tiempo aprenederemos a “vivir de momento a momento”,

sin ninguna clase de conflicto interior, con verdadera libertad y autonomía, no como esclavo de nuestras propias contradicciones y reacciones mecá-nicas, las cuales hoy no dominamos, ni podemos en verdad controlar...

No Protestar.

Deberemos, entre otras cosas, aprender a recibir con agrado todo lo que la Vida nos trae, así sea desagradable, para así convertirnos en “amos y señores de nosotros mismos...” Se hace necesario entonces, aprender a NO PROTESTAR.

Casi todos nosotros, tenemos la pésima costumbre de vivir poniendo objeciones, protestando. Protestamos contra los demás, contra “el tiem-po”, contra las situaciones, contra el gobierno, etc., etc., sin darnos cuen-ta de que así nos hemos convertido en esclavos de los demás y de las situaciones de la vida...

Debemos aprender a recibir Todo lo que se nos presenta con agrado, porque todo tiene una enseñanza... a veces muy dura, por cierto, pero fundamental para nuestro camino... y fundamental también para transitar con éxito este sendero de los misterios…

Lo importante es no poner objeciones y no protestar, cada cual es libre de proceder como quiera. Aprendamos a ubicarnos siempre con esa actitud mística de investigador, de una persona interesada en aprender, que valientemente están dispuestos a ponerse a sí mismos en la mesa de examinación, una persona recogida en su interior...



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Pero estamos acostumbrados a actuar0 muy diferente y he ahí nues-tro infortunio: Si alguien nos hiere, herimos; si nos ofenden, nos enoja-mos; si nos insultan, insultamos, o quizás callamos, pero por “educación”, no porque no tengamos secretamente, la reacción psicológica..., ya que en nuestro interior ¡estamos que hervimos! y así sucesivamente. Si nos adulan, si nos elogian, nos sentimos contentos, porque nos “valoran”, más si nos desprecian, sufrimos horrorosamente, demostrando en esto nuestra extrema debilidad y dependencia del “que dirán”.

Esa es la tragedia de nuestra vida. Nos hemos transformado en cria-turas mecánicas, simples instrumentos en los que cada quién, toca la melodía que se le ocurra. No tenemos control, ni dominio alguno sobre nosotros mismos, ni tenemos tampoco “individualidad verdadera”, ya que permitimos que otros manejen nuestro interior, cuando en realidad debería ser a la inversa: que nuestros “estados interiores” apropiados y concientes, gobiernen y manejen las diferentes “circunstancias” que se nos presentan en la Vida...

¡Vivimos al revés de como deberíamos vivir...!

Estos axiomas básicos, correspondientes a antigua sabiduría gnósti-ca, fueron los que se practicaron en los antiguos colegios de iniciados del Egipto, o en los Ashram de la India, o entre los sabios Mayas, Aztecas, Zapotecas, Incas, Toltecas, etc., etc., cada uno con sus variantes cultu-rales derivadas de sus particulares idiosincrasias, pero todos en el fondo con los mismos principios y fundamentos...

Estamos hablando de la auténtica Psicología Experimental de la Con-quista del Ser, la cual ha vuelto en esta época decadente en que vivimos para devolvernos las armas y las herramientas para lograr liberarnos. Si aprendemos a ponerla en práctica, veremos su utilidad en el campo de las transformaciones personales e inter-relacionales y podremos con-vertir Nuestra Vida en una Vida llena de aprendizaje, llena de riqueza, llena de servicio real y verdadero a la Humanidad, y sobre todo llena de verdadera Espiritualidad Conciente...


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Capítulo 21

“Nuestra verdadera realidad”

Como dijimos, el Ser Humano sería verdaderamente feliz y el mundo un paraíso si no cargáramos desgraciadamente en nuestro interior

con toda esa extensa gama de “defectos de tipo psicológico” que personi-fican nuestros errores y que nos han vuelto la vida tan amarga...

Se hace imprescindible entonces, aprender a conocer a estos “yoes”, que cargamos en nuestro interior, con la finalidad de emanciparnos de una vez por todas de su dominio y adquirir aquello tan importante que se denomina “libertad”. Comprender el funcionamiento de nuestra propia psiquis es lo indicado.

Para intentar transmitirles mejor todas estas ideas, referifas al “yo pluralizado”, vamos a apelar esta vez a una imajen, ya que entendemos que las imágenes y el mundo de las parábolas, son en definitiva el idioma de la conciencia...

El ser humano podría ser visto como un gigantesco autobús, en don-de cada uno de los pasajeros quiere conducir también y dónde el autén-tico chofer ha sido desplazado infelizmente y maniatado en el fondo del coche...

Cuando uno de los personajes que viajan toma la dirección, siente ser el único y lleva el vehículo (nuestro cuerpo) a donde más le place. Si se trata de un “yo bebedor”, llevará entonces el autobús a un bar, a un boliche, con el objetivo de “tomar unos tragos”... Si por el contrario toma la dirección un “yo fumador”, encenderemos un cigarrillo. Si se trata de un “yo de lujuria”, el mismo hará que pasemos todo el tiempo pendientes de las bonitas formas de los cuerpos de las personas del sexo opuesto y todo así por el estilo...



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En resumidas cuentas, cada uno de los diferentes “yoes”, que des-graciadamente cargamos en nuestro interior, utilizará el autobús, (nuestro cuerpo) para satisfacción de sus deseos y el conductor (la Conciencia) ya no podrá conducir el coche hacia su destino (el Ser) y habremos per-dido lo invertido .

Por eso dice el Budismo Zen que el hombre se reencarna únicamente para satisfacer deseos...

Esos “personajes” que llevamos dentro y con los cuales nos encon-tramos tan “identificados”, son quienes reaccionan en forma mecánica y automática en nuestro interior, produciendo verdaderos desastres a nivel de nuestra energía y llevándonos a “estados interiores”, anímicos y emocionales totalmente absurdos, trayendo a Nuestra Vida, toda esa larga serie de problemas a los que ya estamos acostumbrados, entre ellos también, a las consabidas “enfermedades”.

Ampliemos un poco más la cuestión.

Que la psicología humana es verdaderamente muy compleja y al-tamente contradictoria, todos lo sabemos. Lo que no estaba tan claro era la razón de todas estas contradicciones, en el seno mismo del interior de cada individuo.

A través de la “doctrina de los muchos yoes” venimos a comprender la razón íntima de todas estas contradicciones de tipo psicológico.

El gran problema de todos nosotros se reduce a dos palabras: “ego pluralizado”; auténtico responsable de todas nuestras amargu-ras y sinsabores y extendiendo un poco más la cuestión, responsable también de la triste situación actual del mundo, y del dolor humano.

Cabe anotar que esta enseñanza, a diferencia de otras teorías de difícil comprobación, es perfectamente verificable, por cada uno de nosotros.



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Si desarrollamos el “Sentido de la Autobservación psicológica”, si aprendemos a estudiar nuestra psiquis, podemos verificar su tremen-da realidad, en el crudo realismo de nuestra vida psico-física.

Decimos “psico-física” porque es precisamente allí, en el mundo físico, en nuestra vida ordinaria, dónde podremos descubrir, como ya dijimos, los defectos que llevamos escondidos en “nuestra psiquis”, y así verificar la cruda realidad de nuestra “multiplicidad egoica”.

Si en lugar de andar tan distraídos con todas las cosas de afuera, prestásemos más atención a nuestro Mundo Interior, observaríamos que realmente no somos los mismos ni siquiera cinco minutos segui-dos...

Quizás alguien pueda argumentar: ¿Pero eso que tiene de malo?, ¡lo que sucede es que somos muy cambiantes, y eso es todo...!

Y nosotros a su vez les preguntaríamos, con todo respeto: ¿Pero cuál de todos esos “yoes” que usted tiene es verdaderamente usted? ¿Será el que cree ser muy inteligente? ¿Será el que no se cree ca-páz? ¿Será el pendenciero, que cada tanto aparece? ¿Será el celo-so? ¿Será el testarudo y orgulloso que siempre quiere “ganar”? ¿Será el lujurioso, que mira e imagina cosas inconfesables? ¿Será el codi-cioso, que aspira a tener tantas cosas? Etc., ¡Respóndame! ¿Cuál de todos ellos es usted? ¿Se dá cuenta de su multiplicidad? ¿Hay un individuo, o hay una legión?

Es que el auténtico “individuo”, es algo que deberá gestarse en nuestro interior, para así, no seguir siendo víctimas de las apetencias de los diferentes “yoes” que hoy llevamos, ¡y que no conocemos!, pero que nos llevan de las narices de un lado para el otro...

Lo más terrible de todo, es que todos cargamos con una cantidad de “yoes” que ni siquiera conocemos, pero basta que aparezca una situación específica, para que afloren...

¡Eso no es libertad! Cuando logremos autobservamos serenamente, nos daremos perfecta cuenta de que parecemos “simples marionetas”



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controladas por los hilos invisibles (los “yoes” que inconscientes que lle-vamos), simples robots, programados para actuar de tal o cuál manera...

¡Vistas las cosas con los ojos de la Conciencia, resultamos en verdad algo así como criaturas sonámbulas, llevadas de un lado para el otro por los requerimientos y las apetencias del “ego” que esté de turno, acciona-dos por las distintas circunstancias!

Por tal razón los auténticos Maestros de Sabiduría han afirmado siempre que la Humanidad ¡Parecemos míseros leños arrastrados por las corrientes y tempestades del furioso océano de la vida...! Lo terrible, lo doloroso, es que nuestra Conciencia duerme allá en el fondo, sepultada en el olvido y ni siquiera somos capaces de advertirlo

Cuando a través de un “trabajo sobre sí mismos”, repetimos, basado en la “no identificación” y en la “autobservación psicológica”, comenza-mos a descubrir todos estos elementos, nuestra vida cambia rotunda y maravillosamente, nos hacemos “dueños de sí mismos” y volvemos a saborear nuevamente el perdido pero inconfundible sabor de la bienaven-turanza, que conduce a la libertad...

Aclarando conceptos.

El “ego pluralizado” es toda aquella gama de defectos, traumas, vicios, manías y condicionamientos que cargamos en nuestro interior y que son los responsables de todos nuestros errores y de nuestra desdicha.

Cada uno de estos “egos”, que en su conjunto constituyen el “mí mismo”, tiene sus propios criterios, sus propias actividades y sus pro-pios compromisos, razón por la cual nuestra mente y nuestra vida resultan tan complicadas. Asimismo, cada uno de esos yoes tiene enfrascada dentro de sí una parte de nuestra Conciencia y por ende, una Virtud...

Cuando trabajamos sobre sí mismos y eliminamos el “ego”, vamos liberando esas “virtudes”, las que integradas con nuestra Conciencia



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nos van otorgando, progresivamente, mayor Felicidad, Libertad y Au-tonomía...

En la medida en que nuestro trabajo avanza, vamos cambiando aquellas antiguas formas de pensar y de ser y conquistando nuevos Valores, que nos habrán de servir para la fabricación del Alma...

Solo abandondo ese concepto de nuestra pretendida “unidad psi-cológica”, de nuestra pretendida “individualidad”, estaríamos en condi-ciones más que favorables de observar la realidad de este fenómeno, que estudia la Psicología Práctica, sobre nuestra “Multiplicidad Egoi-ca”, y daríamos un paso fundamental y decisivo, hacia la conquista de nuestro Real Ser Interior Profundo...



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Práctica:

Hoy al llegar la noche, intenta no entregarte al sueño normal sin antes haber aprendido algo de aquella situación que más te haya molestado o importunado en el día...

Para esto, realiza previamente unas cuantas inspiraciones pro-fundas, con el objetivo de llenarte de energía y lograr una buena concentración, al tiempo que llevarás tu atención gradualmente a tu interior y te relajas...

Después de algunos minutos, y logrado un estado apropiado, in-tenta observar la situación elegida desde una nueva perspectiva, buscando encontrar en dichas escenas los “Yoes” que en ella to-maron participación...

Para esto, trata de observarte en acción, pero como si se tratara de un personaje extraño... No te “identifiques” contigo mismo y observa las reacciones de ese personaje, que tu quieres conocer, desde una perspectiva superior, buscando en todo momento estar conciente, evocando la sabiduría de tu Ser...

Trata de descubrir la falta de atino, la falta de calma, la absoluta carencia de dominio interior, la fragilidad, en fin, la mecanicidad de las reacciones de ese personaje que estudias, y que eres “tu mismo”, y en él a los “yoes” o defectos que en esos momentos simplemente se manifestaban.

Observa y reconoce a tus defectos en plena acción... Tal vez se trate de la Ira, del orgullo, de la auto-consideración, los resenti-mientos, la culpa, el egoísmo, las justificaciones, etc., etc., etc.

Profundiza tu análisis y sumérgete en tu corazón, con el propósito de comprender de verdad tus errores, y darte cuenta de lo inopor-tunas de tales reacciones egoicas...

Busca sentir con tu corazón, lo que representa el cargar con esos personajes dentro de ti mismo y continúa tu análisis preguntándote porque reaccionas de ese modo, hasta descubrir su sinrazón...



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Se trata de una reacción absolutamente mecánica, producto de un condicionamiento psicológico del que te puedes en verdad deshacer, comprendiendo en profundidad su error...

Medita profundamente en esos personajes que acabas de comen-zar a separar de tu psiquis, y sin identificarte en ningún momento con ellos, renuncia internamente a esa manera absurda de pro-ceder...

Pídele en profundo recogimiento interior a tu Madre Divina, que elimine de tu psiquis a esos elementos egoicos que has descu-bierto y comprendido, y comprométete a continuar su estudio en próximas oportunidades, cada vez que aparezcan...

Ahora, después de haber extraído, mediante este pequeño es-fuerzo concientivo, el “pan de cada día”, acuéstate y entrégate tranquilo al descanso... No importa cuanto hayas podido lograr en esta meditación, lo importante es comenzar a practicarla y sobre todo encontrar tu propia manera de realizar este trabajo...


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Capítulo 22

“Cuando y como trabajar”

Podemos comenzar por observar un día de nuestra vida, para empe-zar. ¿Por qué “estados interiores” pasamos? ¿Nos enojamos con al-

guien? He ahí la ira. ¿Estuvimos fascinados con cuanta cosa había en las vidrieras? He ahí la codicia, la vanidad, etc. ¿Sentimos deseo o atracción por otra persona, a pesar de ser casados, de haber ya formado una fami-lia? He ahí el adulterio, hoy en la mente, mañana traducido en hechos, y se ha desmoronado otro hogar más, ¡el nuestro...!

Para autobservarnos correctamente, necesitamos indiscutiblemente evitar la identificación con cada uno de los yoes que vayamos descu-briendo. Debemos aprender a verlos como a sujetos extraños. ¿Quién podría estudiar una silla si se halla sentado en ella? Antes bien, debemos levantarnos de la silla, y observarla detenidamente, desde fuera.

Lo mismo pasa, explican los Maestros, en cuestiones de Psicología Trascendental. Debemos estudiar nuestra “psicología” sin apegarnos a ella, sin identificarnos, porque ¡Queremos transformarnos! ¡Queremos cambiar!

Pero también debemos aprender a ubicarnos en el lugar correcto, que no es la mente, pues la mente es precisamente la guarida del “ego”. El lugar correcto ¡es el corazón!, y allí debemos aprender a “ubicar” nuestra “Conciencia”, y por supuesto aprender a sentir allí, como ya dijimos, la expresión sutil de Nuestro Ser...

Solo auto-descubriéndonos de momento en momento, iremos corro-

borando la realidad de la “doctrina de los muchos yoes” enseñada por el Budismo Zen, y sentando buenas bases para el verdadero “cambio interior”.



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Transcribiremos a continuación algunos otros párrafos del libro “Psi-cología revolucionaria”, del Maestro gnóstico contemporáneo Samael Aun Weor:

“No está de más recordar a nuestros lectores, que existe un punto matemático dentro de nosotros mismos... Incuestionablemente tal punto, jamás se encuentra en el pasado, ni tampoco en el futuro...

Quien quiera descubrir ese punto misterioso, debe buscarlo aquí y ahora, dentro de si mismo, exactamente en este instante, ni un segundo adelante, ni un segundo atrás...

Los dos palos Vertical y Horizontal de la Santa Cruz, se encuentran, en este punto... Nos hallamos pues de instante en instante ante dos ca-minos: el Horizontal y el Vertical...

Es ostensible que la Horizontal es muy “cursi”, por él andan “Vicente y toda la gente”, “Villegas y todo el que llega”,”Don Raimundo y todo el mundo”...

Es evidente que el Vertical es diferente; es el camino de los rebeldes inteligentes, el de los Revolucionarios...

Cuando uno se recuerda de si mismo, cuando trabaja sobre si mismo, cuando no se identifica con todos los problemas y penas de la vida, de hecho va por la Senda Vertical...

Ciertamente jamás resulta tarea fácil eliminar las emociones negati-vas; perder toda identificación con nuestro propio tren de vida; problemas de toda índole, negocios, deudas, pago de letras, teléfono, agua, luz. etc., etc., etc.

Los desocupados, aquellos que por tal o cual motivo han perdido el empleo, el trabajo, evidentemente sufren por falta de dinero y olvidar su caso, no preocuparse, ni identificarse con su propio problema, resulta de hecho espantosamente difícil.

Quienes sufren, quienes lloran, aquellos que han sido víctimas de alguna traición, de un mal pago en la vida; de una ingratitud, de una ca-



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lumnia o de algún fraude, realmente se olvidan de sí mismos, de su real Ser íntimo, se identifican completamente con su tragedia moral...

El Trabajo sobre sí mismo es la característica fundamental del Cami-no Vertical. Nadie podría hollar la Senda de la Gran Rebeldía, si jamás trabajase sobre si mismo...

El Trabajo al que nos estamos refiriendo es de tipo Psicológico; se ocupa de cierta transformación del momento presente en que nos encon-tramos. Necesitamos aprender a vivir de instante en instante...

Por ejemplo, una persona que se encuentra desesperada por algún problema sentimental, económico o político, obviamente se ha olvidado de sí misma...

Tal persona si se detiene un instante, si observa la situación y trata de recordarse a sí mismo y luego se esfuerza en comprender el sentido de su actitud... Si reflexiona un poco, si piensa en que todo pasa; en que la vida es ilusoria, fugaz y en que la muerte reduce a cenizas todas las vanidades del mundo...

Si comprende que su problema en el fondo no es más que una “llama-rada de petate”, un fuego fatuo que pronto se apaga, verá de pronto con sorpresa que todo ha cambiado...

Transformar reacciones mecánicas es posible mediante la confronta-ción lógica y la Auto-Reflexión Íntima del Ser...

Es evidente que las gentes reaccionan mecánicamente ante las diver-sas circunstancias de la vida...

¡Pobres gentes!, suelen siempre convertirse en víctimas. Cuando al-guien les adula sonríen; cuando les humillan sufren. Insultan si se les insulta; hieren si se les hiere; nunca son libres; sus semejantes tienen poder para llevarles de la alegría a la tristeza, de la esperanza a la des-esperación.



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Cada persona de esas que van por el Camino Horizontal, se parece a un instrumento musical, donde cada uno de sus semejantes toca lo que le viene en gana...

Quien aprende a transformar las reacciones mecánicas, de hecho se mete por el “Camino Vertical”. Esto representa un cambio fundamental en el Nivel de Ser, resultado extraordinario de la “Rebeldía Psicológica”.”

Hasta aquí la trascripción íntegra del tercer capítulo del citado libro, que creemos nos aclara suficientemente el enfoque que debemos tener sobre el tema, y nos permite captar el sentido del “trabajo psicológico sobre sí mismos”, trabajo que como dijimos, resulta fundamental para cualquier avance interno en aras de la conquista de la verdadera libertad y armonía interiores.

Pasemos ahora a estudiar los diferentes centros psíquicos que cada uno de nosotros posee, en los cuales se desenvuelve nuestra vida aní-mica.


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Capítulo 23

“La expresión del ego en los cinco centros del ser humano”

Describiremos aquí, someramente, el funcionalismo de los Cinco Centros del Ser Humano, en los cuales se procesan o desenvuel-

ven los diferentes niveles de actividad psíquica dentro de nosotros. Nos estamos refiriendo al centro intelectual, el centro emocional, el motor, el instintivo y el sexual.

Es en estos “cinco centros”, dónde se desenvuelve, como dijimos, la vida psíquica de cada uno de nosotros y es por eso que será allí, en don-de podremos observar las diferentes manifestaciones del “ego animal” en nosotros.

Afinando nuestro sentido de la Autobservación, descubriremos en nuestro diario vivir, a los diferentes “yoes” que cargamos, actuando en cualquiera de estos cinco centros. En el centro intelectual, el ego se ex-presa como pensamientos; en el emocional, como emociones; en el mo-triz, como movimientos, acciones.

Más difícil resulta el trabajo sobre el centro instintivo y el sexual, debi-do a que estos son centros increíblemente veloces, pero será este último el encargado de nutrir de energía a todos los demás.

Cada “ego” tenderá a comenzar su expresión en algunos de estos centros, pero buscará ocuparlos todos. Solo si estamos atentos y apren-demos a hacer el discernimiento correspondiente, los podemos descubrir “in fraganti”.

Un “yo de ira” se podrá expresar, por ejemplo en el centro emocional, como una emoción negativa, violenta, que hará que contraigamos incon-cientemente un poco la parte abdominal, lugar donde se encuentra ubica-do dicho centro. Pero mediante la autobservación psicológica podremos ver como, además de la suscitada emoción violenta, llámese esta rabia,



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ira o enojo, se suscitarán en el centro intelectual algunos pensamientos muy particulares, esgrimiendo razones o justificaciones para tal enojo.

El “yo” de ira que estamos imaginando en nuestro ejemplo, lógica-mente intentará llegar al centro motor para materializar en hechos su expresión, y como corolario nos encontraremos protagonizando un he-cho de violencia que podría resultar muy grave, gravísimo,en algunos casos...

Obviamente además, nos encontraremos en un “estado interior” la-mentable, y habremos despilfarrado inutilmente un precioso caudal de “energías anímicas” que bien podría habernos servido para la creación del Alma…

En cambio, si somos capaces de no identificarnos y por el contrario, nos autobservamos psicológicamente, descubriremos al ego en acción y no solo evitaremos caer en tales errores, sino que en su reemplazo nuestra Conciencia habrá conquistado una nueva Virtud y logrado por ello, un importante avance.

Lo importante en esos momentos es, negar el ego, y afirmar de este modo al Ser en nosotros. Así conquistaríamos en este caso, las preciosas virtudes de la podríamos la tolerancia, la paciencia, la mansedumbre…

¡Un yo de ira, lo que quiere es golpear, sacarse la bronca, golpear a

quien considera culpable de su desgracia, destruir...! Cuando nos veamos a sí mismos dando portazos, gritando, protestando, etc., podemos estar seguros de que un “yo de ira” nos tiene atrapados ¡hasta las narices...! ¡Pero no lleguemos a tal extremo para descubrirlo!

Aveces, nuestra “educación” o nuestros “modales” no le permiten al ego tales expresiones, entonces este se vuelve más sutil, más perver-so... Ya no golpeamos físicamente, pero herimos con la palabras y aún con la mirada ... ¡Horrible resulta la ira...! pero, ¿quién no la tiene? Hay en quienes la misma se ha vuelto muy sutil, como dijimos, y se expresa exclusivamente de manera intelectual, y en sutilezas verbales. La ironía es un buen ejemplo de ello...

Lo importante es Comprender que cada uno de estos “yoes”, mantie-ne encerrada una pequeña porción de nuestra propia Conciencia, y esto



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es lo lamentable... Cada uno de los diferentes “yoes” impide la expresión, en definitiva, de una parte de Dios, de nuestra Alma

La “ira”, mantiene encerrada, impedida, la virtud de la paciencia, y con ello la Paz que tanto anhelamos... Un iracundo no es paciente, es irritable, colérico, no tolera verse frustrado en sus expectativas y por eso truena y relampaguea, cuando las cosas no salen como él quiere.

Mucho podríamos analizar y escribir sobre el tema, pero tan solo que-remos ilustrar un poco el asunto. En todo caso, lo importante sería que cada uno comencemos por preguntarnos: ¿Qué es, en realidad la ira? ¿Cómo se procesa en mí? ¿Con quienes tiene sus situaciones, alterca-dos, enojos? ¿En que estado quedo después de una de esas desagrada-bles situaciones? ¿Qué efecto produce en mi y en los demás? ¿A quién beneficia? ¿Cómo hago para eliminarla? Etc.

Bien. Precisamente, mediante el trabajo interior, es como podemos ir

eliminando de nuestra naturaleza interior, el problema de la ira, así como también el resto de los defectos que cargamos, como ser: la pereza, la lujuria, los celos, el orgullo, la codicia, la envidia, la vanidad, el miedo, los rencores, la autoconsideración, el odio, la gula, el mal humor, la altanería, los complejos de superioridad, inferioridad, etc., etc.,etc.

En la medida en que vayamos eliminando toda esas “creaciones equi-vocadas” que llevamos en nuestro interior, la Paz, la Luz, el Amor y la verdadera Bondad, surgirán en nosotros, devolviéndonos con creces los esfuerzos realizados. Por eso dice el axioma cristico: “Ayúdate, que yo te ayudaré...”

Cada vez que un ego se elimina, surge o cristaliza en nosotros, una nueva virtud, que será como una nueva pequeña perla preciosa que ha-brá de unirse a nuestra Conciencia, transformandonos completamente y posibilitándonos Comprender en forma más profunda, las divinas leyes del Espíritu...

“Solo comprendiendo nuestras propias “tinieblas interiores”, permit-

mos que la Luz de nuestra Conciencia penetre en las oscuras recamaras del inconciente...”

“Y la luz vino a las tinieblas, pero éstas no la comprendieron”


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Capítulo 24

“Conociendo al diablo y conociendo a Dios”

Dios y diablo son términos abstractos, pero que hacen referencia antes que nada, a realidades interiores. “Para uno subir tiene que

primero bajar. Antes de una gran exaltación, tenemos que pasar por una terrible humillación”.

Estos son axiomas básicos de la “sabiduría oculta”, que se cumplen perfectamente en lo que se refiere al Trabajo Psicológico.

Queremos decir que uno no puede en realidad ir hacia Dios, efecti-vamente, si no se deshace primero del “diablo” que lleva dentro (el ego pluralizado).

Sin embargo, tampoco podría uno conocer al “ego” (cualquiera de ellos), si no aprendió a conocer previamente algunas de las expresiones de su propio Ser, es decir si no aprendió a crear dentro de sí, “estados superiores de conciencia” que le permitan conocer la diferencia...

La Autobservación, entonces, debe complementarse con la Inspira-ción.

La Inspiración.

Así como uno tiene que volverse “un científico de su propia vida”, para lograr conocerse, también es necesario que nos convirtamos en “poetas de la Inspiración”, esto es, despertar “nuestra sensibilidad”, frente a las cosas bellas de cada día y unir esta sensibilidad a la mística ...

Los más grandes sabios que ha habido han sido siempre profundos “adoradores de lo Divino”, y aprendieron a apreciar sus manifestaciones,



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hasta en las cosas más simples e insignificantes de la Vida, como ser una flor, el canto de un pájaro, una hermosa mañana, etc., y esta es, precisa-mente, la “contraparte” del trabajo.

Sabiendo en verdad sensibilizarnos frente a la Vida, es como podre-mos en verdad comenzar a “captar” esa “naturaleza sagrada” presente en todos los seres, y el arte supremamente hermoso de la Creación...

Así podremos Inspirar nuestra mente, para que en ella entre verda-deramente la Luz de Dios, y nos ilumine totalmente, volviendo a sentir su divina presencia en todos los seres y todas las cosas, y sobre todo: devolviéndonos el perdido sentido de Fraternidad, que otrora tuvimos...

¡Es que debemos re-aprender lo que es el Amor a la Humanidad, a nuestros semejantes, a nuestros hermanos de viaje…! Por esto, es muy recomendable prácticar en forma asidua el Servicio a la Humanidad, en cualquiera de sus sentidos…

La meditación, la oración y el estudio de los libros sagrados, tam-bién son muy recomendables, pero no debemos olvidar los paseos al aire libre, las caminatas por el campo, la buena música clásica, y por supuesto, la reunión distendida, la plática natural y amena con personas afines y las diversiones sanas..., ya que todo esto, es, además de válido, complementario.

Pero lo más importante, es aprender a evocar la presencia espiritual de Nuestro Ser… Necesitamos confiarnos a nuestro Dios interno, amarlo, sentirlo en el corazón, intuir su lógica superior e integrarnos con él, por-que él, en definitiva, ¡somos nosotros mismos…! ¡“Dioses sois...!” decía el Cristo.



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Práctica:

Lleva en estos momentos la atención hacia adentro, recordando a tu Ser interior profundo...

En tu interior, en esas dimensiones más elevadas de tí mismo, vive y palpita tu Real Ser, el gran arquitecto de nuestra Vida...

Para encontrarlo, es suficienteSentir las pulsaciones de nuestro corazón y all estará, pues Él es la Vida...

Imagina entonces que te vuelves pequeño, tanto, que puedes internarte en tu propio corazón y sentirte ser el mismo corazón latiendo...

En este momento, estás con Dios...

En este momento, eres Dios... Disfruta de ser en estos momentos, la misma Vida, tu misma Esencia, Dios...

Abre tu corazón disponiéndote a recibir su divina gracia, sus bendiciones y su divino amor, y todo esto vendrá a tí muy natu-ralmente. “Pedid y se os dará, golpead y se os abrirá, buscad y hallareis...”

Pídele a tu Ser que te ayude en lo que más necesites y él te ayudará..

Después de algunos minutos y sin apuro, abre lentamente tus ojos e interactua con el mundo, sintiendo en tí es esa Esencia Divina y el Ser, brillando intensamente en el corazón...


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Capítulo 25

“La meditación contemplativa”

Ya para terminar, hablaremos en el presente capítulo algo sobre Me-ditación.

“Dios busca la nada para llenarla”, reza un viejo axioma del esoteris-mo; pero esa “nada” es necesario crearla, sentirla en nosotros mismos, ¡aquí y ahora...!

Para esto es menester que aprendamos a acallar por unos momen-tos la mente, silenciar todos esos pensamientos que constantemente fluyen en nuestro centro intelectual y disponernos a escuchar nuestro corazón...

A través del corazón nuestro Ser se expresa y nos orienta, haciendo de nosotros personas inspiradas y talentosas, que se saben abrir paso frente a cualquier vicisitud o adversidad de la vida, para enrumbarse ha-cia las cumbres maravillosas de la conquista de una nueva forma de vivir, ¡llena amor y sabiduría...!

Sabiendo elegir, aprendiendo a escuchar, aprendiendo a tomar la Vi-da con inteligencia, es como quedamos en condiciones inmejorables para la meditación.

Y si en estos caminos de conquista, nos equivocamos, porque no somos perfectos, ni mucho menos, la “sutil voz” del corazón nos lo hará saber, y tendremos la oportunidad, no sólo de rectificarnos, sino lo que es mas importante: ¡De aprender algo nuevo!



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Los desequilibrios son siempre del ego, y mientras tengamos ego, cometeremos errores. Pero la voz del corazón allí nos lo hará saber y podremos entonces cambiar, rectificarnos...

Lo importante es el Ser, y el Ser es siempre bienaventuranza, bienan-danza, felicidad, alegría de vivir, amor, sabiduría, comprensión, etc., etc... La meditación, entonces, es la ciencia que nos conduce al encuentro con nuestro Ser , y nosotros debemos aprender a escuchar a nuestro Ser!

Los dictámenes del Ser, se convierten para los discípulos sinceros-más avanzados, en verdaderos imperativos categóricos, en sublimes “mandatos divinos” que si los sabemos interpretar correctamente, vere-mos que los mismos están llenos de sabiduría y amor...

Por eso dice la oración: “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”, porque su voluntad es sabia, generosa, justa, benevolente, amable, cariñosa…La voluntad de nuestro Real Ser, es algo que debe-mos aprender a escuchar y percibir, ya que es en el fondo, nuestro real sentir, que deviene de lo alto, desde las partes más elevadas de nuestro propio Ser...

Si nosotros aprendemos a escuchar y distinguir su voz, y desde luego, si conseguimos entender que lo mejor es serle fiel, nos conver-tirnos entonces en sus verdaderos discípulos, y lograremos, ún día de estos tantos, experimentar la dicha de fusionarnos completamente con él, con Nuestro Ser, con la divinidad interior, y aunque sea por instantes ¡habremos conocido a Dios!

¡Esa es la Meditación!

Ahora sólo nos quedará continuar nuestro trabajo para lograr reali-zarnos, crear los “Cuerpos Superiores Existenciales del Ser”, (tema que dejaremos, por razones de espacio, para próximas publicaciónes) y de-dicarnos a Servir con mucho más Amor a nuestros semejantes, porque tenemos dentro una Verdad que nadie jamás será capáz de quitar...

A esto se le llama, tener experiencias directas de integración con Dios...



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A la experiencia mística de la unión temporal con el Ser se la denomi-na en oriente: “Samadhi”, que significa éxtasis...

Más por hermosa que fuera, debemos Comprender que esa no es la “Autorrealización”, ya que, pasada la experiencia transitoria de comunión con “lo divino”, volvemos otra vez al estado de conciencia habitual, más conservando por supuesto, un sabor diferente...

Sin embargo el budismo nos aclara: Una cosa es lograr la experiencia del “Vacío iluminador”, y otra muy distinta es lograr en verdad realizarlo... Quien lo realiza, se convierte por tal motivo en un auténtico “iluminado”, y gozará del “éxtasis continuo”, habrá logrado la sabiduría…

Esos son los Budas, los Jesús, los Krishnas, los Quetzalcoatl, los

auténticos avataras, fundadores de religiones, Salvadores, etc.,etc... Por eso necesitamos aprender a Morir, aprender a Nacer y aprender a Servir desinteresadamente a nuestros semejantes, para convertirnos en verda-deros discípulos, de nuestro señor...



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Práctica:

Si hoy, después de leer estas líneas, has sentido en tu corazón el llamado espiritual de tu Ser... no dejes que el mundo te dis-traiga, “santifica esas fiestas”, que son verdaderamente ¡fiestas del alma!, y eleva una oración sincera de gratitud al altísimo, por permitirte “sentir”, su divina gracia...

Ahora, con unas cuantas respiraciones profundas, sumérgete unos instantes en meditación y contempla la grandeza del eterno, aquello... aquello... aquello...

Haz que tu respiración sea pausada y liviana...

Siente como con cada exhalación te relajas y distiendes más y más, mientras que con cada inhalación te llenas del amor y de la gracia divina que vienen del cielo ... y que te impregnan de armonía, paz y amor...

Imagina como desciende hacia ti aquella luz dorada, muy brillan-te, la cual penetra por la parte superior de tu cabeza, activándote ciertos vórtices de energía que allí tienes, y luego imagínala des-cender suavemente hasta cubrirte por completo, compenetrando cada célula, cada átomo de tu cuerpo, y esparciéndose por com-pleto en ti, para llenarte de alegría y felicidad...

Evoca en esos momentos a tu Ser, llámalo, pídele que te asista, pídele que te enseñe “el arte de meditar”... Siente su divina dulzura en tu corazón e imagina aquel manto de amor purísimo que te cubre por completo...

Ahora, te has elevado hacia su mundo, hacia el mundo de la paz y de la dicha imperecederas...Extasíate en el perfume delicioso y sublime de su amor... que es tu amor... Elévate hacia las esferas más altas de la conciencia espiritual... y adórale con todo corazón... “Unos pocos minutos de verdadera inspiración y adoración de lo divino, pueden ser más importantes que muchos años de compli-cados estudios”.


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Capítulo 26

¡Volviéndonos diferentes!

No hay nada más bonito que sentir que la vida que tenemos es una gracia que Dios nos ha dado para que aprendamos a convivir en paz con nosotros mismos, con quienes nos rodean, y con todo ser viviente.

Quienes suponen que aislándose de la sociedad o encerrándose en sí mismos, van a conseguir la “Autorrealización”, están muy lejos de com-prender la naturaleza del camino ya que, como ya hemos dicho a lo largo de toda esta obra, es realmente en la vida práctica, dónde tenemos la posibilidad de conocernos tal cual somos, de cambiar y de Ser...

Cada situación, cada problema, cada evento de la vida, se convierte para los caminantes del sendero, precisamente en el escenario exacto para aprender a vivir. Esto es saber aprovechar la vida práctica verdade-ramente como una escuela, escuela en la que nos conocemos y cono-cemos además, a todos esos “yoes” que interiormente cargamos, para desecharlos.

Es pues la hora de plantearnos muy seriamente si en realidad esta-mos dispuestos a vivir de verdad, aquella senda que el Cristo nos ense-ñara, para nuestro provecho y para nuestro bien, aquel “camino estrecho y difícil que conduce a la luz y que muy pocos hallarán”, o si por el contra-rio preferimos quedarnos con el mundo y todas sus ilusiones…

Más que nunca cobra vigencia hoy en día, aquella frase que él pro-nunciara hace dos mil años: “Sed fríos o calientes, porque a los tibios los vomitaré de mi boca”.

Entonces ¡Calentémonos! ¡Vivamos de verdad el Camino!



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Es urgente que aprendamos a vivir inteligentemente, para poder lo-grar de verdad el “Despertar de Nuestra Conciencia”, y arribar al “Cono-cimiento de sí mismos”.

Solo así podremos ver, por nosotros mismos, la tremenda trascen-dencia de este tiempo especialísimo que nos ha tocado vivir y nos enca-minaremos sabiamente hacia la meta más digna: la de convertirnos en verdaderos Seres Humanos...

Para esto, decimos que necesitamos urgentemente aprender a tomar

la vida realmente en forma diferente, como una oportunidad para cono-cernos y cambiarcomo una oportunidad para aprender con humildad, de cada acontecimiento, de cada persona, de cada situación que se nos atraviesa en el camino.

Esta es una clave invalorable, ¡pero debemos practicarla…! Casi to-das las paersonas tenemos la tendencia a no aplicar lo que sabemos, y mucho más cuando se trata de cambiar...

A veces el camino duele, pero entonces busquemos la soledad, para así llegar más tarde hasta el silencio, y veremos que todo cambiará... Debemos contener esas ganas de ir y contarle a todo el mundo lo que nos pasa, y en su lugar, refugiarnos en el Ser...

La Comprensión y suprema dicha de nuestro Dios, llenarán todos esos vacios y nos volveremos a encontrar a sí mismos, habiendo dado además, un gran paso hacia adelante, imprescindible para nuestro Ca-mino...

Debemos aprender a tomar la vida de una manera completamente

diferente, aprender a tomar cierta distancia y aprender si se quiere, a ser más observadores y menos actores de lo que nos sucede...



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Ese es el camino del sabio.Un sabio jamás se desespera, no protesta contra lo que le pasa;

antes bien, busca comprender las situaciones, y aprender de ellas y de todos, lo bueno que tengan

y disculpa los agravios...

El sabio comprende que todo es fugaz, que todo pasa... y por eso, conserva la tranquilidad.

Cuando algo se puede hacer, el sabio lo hace sin titubeos, cuando no, colabora con lo inevitable...

Cuando es víctima de algún fraude, el sabio comprende que no ha sido la esencia de la otra persona

quien lo ha hecho, sino su “ego”, por eso siente piedad por su compañero, y por esa triste situación,

de desconocer los secretos resortes de su accionar...

Si es aplaudido, se alegra, porque tal vez haya llegado al corazón de esas personas,

y permitido que su Ser se exprese y es a él a quien dedica todos los triunfos...

Porque si ha podido llegar al corazón de las personas, es simplemente porque Dios lo ha hecho posible...

Y si no es aplaudido, y sí en cambio insultado, agraviado, o calumniado, respeta el parecer de los demás, y se autobserva,

con la finalidad de conocer sus propias reacciones, frente a ese acontecimiento.

Así se abre paso el sabio, y así debemos proceder nosotros, los aspirantes a la sabiduría, quienes aspiramos a convertirnos

en verdaderos hijos e hijas de Dios...


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Epílogo

“La alegría de vivir una vida espiritual”

Construyendo una nueva cultura

No nos queríamos despedir sin compartir previamente con ustedes unas últimas reflexiones, ya que los tiempos en que vivimos resul-

tan ciertamente definitivos. Nos toca definirnos, por estos tiempos, real-mente, entre la luz y las tinieblas; entre el camino de “auto-transformación íntima” basado en el “despertar de la conciencia”, o la mecanicidad y superficialidad de una vida absurda…

Lo más atinado, lo más inteligente, será obviamente considerar con mucha seriedad la tremenda trascendencia del tiempo que nos tocó vivir, y disponernos a luchar por la emancipación psicológica de nosotros y de la Humanidad...

¿Porque decimos esto? Porque en estos momentos algo extraordina-rio está sucediendo en el seno de nuestras convulsionadas sociedades. En estos momentos, se está gestando, en forma invisible y silenciosa, la cultura de una Nueva Era, la cual será profundamente “humana”, y “espiritual” que ´sabrá conjugar sabiamente una altísima tecnología, pero al servicio de las necesidades superiores del Hombre...

¿En qué lugar se está gestando esta nueva cultura? ¿Dónde? ¡En en el interior del mismo Ser Humano!

Esto quiere decir, que necesitamos entonces “crear” esa Nueva Cul-tura ¡dentro de nosotros!

Será entonces responsabilidad exclusiva de cada uno de nosotros, lo que hagamos o dejemos de hacer con toda la información que se nos dé, y de esto dependerá cual sea en realidad, nuestra real participación



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más o menos constructiva o destructiva, en este proceso inexorable de grandes transformaciones que nos esperan...

Esta Creación no nos la puede hacer la sociedad desde afuera hacia dentro, no puede ser impuesta por ningún gobierno, ni implementada por ningún plan educativo, etc., sino que, repetimos, tiene que ser realizada por nosotros mismos y dentro de nosotros mismos, ¡aquí y ahora...!

Lo interesante es que la misma ya esta en marcha. El movimiento gnóstico contemporáneo avanza por estos tiempos para llevarle todos estos conocientos a la Humanidad, conocimientos y enseñanzas que ne-cesitamos para lograr nuestro Despertar hacia la cruda realidad de La Vida, tal cual es…

Lo más hermoso, es que la Creación de esta Nueva Cultura ¡ya se está realizando en el corazón de miles de personas comprensivas, que han aceptado que tienen un trabajo de “auto-transformación integral” que realizar, ¡y que lo están realizando!, a pesar de que la orientación general de las sociedades, marche en sentido contrario.

Se trata, eso si, de una creación invisible..., como gusta hacer las co-sas Dios, a quien no le atraen ni la pompa, ni las grandes exhibiciones... y cada persona está llamada a hacerla en sí misma...

“Crearnos” a sí mismos, transformarnos positivamente, es nuestra misma razón de existir, ya que, como sabemos, somos los únicos seres sobre la Tierra capacitados en verdad, para ello...

Cuando comprendemos de fondo estas cosas, cuando en realidad sentimos ganas de trabajar y de elevarnos hacia la conquista de nuestro propio Camino, es señal inequívoca de que se ha producido en nosotros una apertura, hacia el despertar...

¡Nos encontramos pues frente a un maravilloso en el correr de las innumerables existencias, un momento decisivo que señalará un viraje completamente trascendental para la Vida Espiritual de nuestra Alma...!

¡Estamos frente al momento histórico, en que podemos decidirnos definitivamente a lanzarnos hacia la conquista del Ser y a colaborar con



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la “Gran Causa”, en esta campaña libertadora por el Amor, la Luz y la Libertad de la Conciencia!

Pero como es apenas natural, no todas las personas tienen en su interior estos anhelos, ni se interesan demasiado por estos temas, y por lo tanto, no se le puede pedir a todos que lo hagan...

Este fenómeno tiene diversas causas, pero la clave radica, funda-mentalmente, en la madurez espiritual que se haya alcanzado…

Hay personas que no entienden, ni gustan de esas cosas, personas que cuando se les va a hablar de “transformación interior”, de cambio, en nuestra manera de pensar, sentir y obrar, no pueden menos que mover su cabeza en señal de mofa, o aún reírse de todo esto, porque sencilla-mente no entienden, ni sienten la necesidad de hacerlo, no sienten el llamado...

¡También los hay más refinados, incluso algunos que hasta ponen caras como de compasivos y piensan que esas cosas son como para tontos o algo por el estilo! Lo que sucede es que, sencillamente, aún no les ha llegado su hora, la hora de su Despertar hacia una realidad, que para la mayoría pasa desapercibida...

Pero quienes sí sentimos la imperiosa necesidad de un cambio inte-rior, quizás ni siquiera por lo que podemos vivir o a donde podríamos lle-gar, sino porque sencillamente, estamos hartos ya de buscar la felicidad por caminos equivocados, hartos quizás de la vida que llevamos, hartos de cometer siempre los mismos errores, hartos de frustrarnos siempre, con triunfos o fracasos (porque también se puede uno frustrar con un triunfo, cuando este no colma las expectativas que teníamos, ni nos brin-da felicidad); cuando estamos de verdad ¡Hartos! de todo esto y quere-mos cambiar, entonces ¡Estamos en el mejor momento...!

Ese es el momento de escuchar… en el momento de Sentir..., el mo-mento de seguir las corazonadas, el llamado que desde nuestro interior, nuestro Ser nos hace...!



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En estos precisos momentos nuestro adorable “Padre Interno” nos esta llamando, trabajando seguramente intensamente por nosotros, ha-ciéndonos sentir, anhelos espirituales...

Busquemos entonces de verdad las herramientas para entrar en el sendero, ¡y transitémoslo!

Entendamos que, finalmente, cada uno de nosotros es el artífice de su propio destino, y cada uno, en su momento, tendrá que rendir cuantas por lo que hizo o por lo que dejó de hacer...

El gran maestro dijo:”Que nadie se engañe a sí mismo, que lo que el hombre sembrare eso cosechará” ¿Entonces?

Si queremos cosechar una vida feliz, si queremos que el futuro nos sonría, ¡esforcémonos por conquistar en nosotros mismos todos aquellos valores y virtudes que nos permitirán, en verdad hacerlo...!

Los valores no se enseñan, se transmiten con el ejemplo, es verdad, pero antes que todo es necesario verdaderamente “crearlos” en nuestro interior, para después transmitirlos...

La manera que tenemos nosotros de “crear valores” es comprendien-do y eliminando todos y cada uno de nuestros “defectos psicológicos” y practicando la virtud...

Cada uno de los diferentes yoes que producen en nosotros todas esas inarmonías y desequilibrios deben ser eliminados, para que pueda resplandecer dentro de nosotros “La llama de Prajna”, el Ser.

Nuestra Conciencia, estimado lector, sufre horrorosamente en el inte-rior de cada uno de esos “yoes” que la aprisionan. ¡Veamos allí, al Cristo crucificado...!

Ese es el gran “dolor humano”, que subyace en el fondo del interior de cada quien, el cual no nos permite experimentar ni expresar la armonía y la felicidad de la Vida tal cual es...



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En el cosmos infinito, existen innumerables Humanidades que ya han pasado por todo esto, en un pasado arcaico, y que desde luego están dis-puestos a ayudarnos... Existen, desde luego, muchos sabios, venerables y divinos maestros de la fraternidad oculta, que también estan prestos a ayudarnos, a cambio de que demostremos verdadero interés por estas cosas...

Nosotros necesitamos en realidad conocer a estos sabios Maestros que nos guían, y desde luego, “Amar de verdad a nuestro Dios por sobre todas las cosas”, y estar dentro de los que trabajan dentro de si mismos, por transformarse...

Quizás este libro pueda ser visto como un soldado más de un ejérci-to invisible, que busca conquistar los corazones de aquellos comprensi-vos que aún quedan en la humanidad y que bien podrían ser de mucha utilidad, por estos tiempos, para los planes divinos, no importa su nivel cultural, su nacionalidad, o su raza o color... Lo que importa es que esté dispuesto a trabajar y que ame verdaderamente el bien ...

Si te ha gustado préstalo, o regálalo, no lo dejes durmiendo en los estantes de tu biblioteca, hazlo circular... Pero sobre todo, esfuérzate por conocer y por practicar la Divina Gnosis, y brega porque esta Nueva Cul-tura, florezca verdaderamente también en tu interior...

Ojalá lleguemos a ser merecedores de aquello tan grande, como sin duda será formar parte de una Nueva Humanidad, una Humanidad trans-formada por el Amor, dónde el perfume de la amistad, la fragancia de la cortesía y la alegría de Ser, brillen soberanos sobre la faz de la tierra...

Por eso y de todo corazón les deseamos: ¡Que la paz más profunda reine en vuestros corazones!

“Y vi. un cielo nuevo, y una nueva tierra, porque el primer cielo y la primera tierra ya habían pasado,

y a la ciudad santa, la nueva Jerusalem celestial, que descendía del cielo dispuesta

y ataviada como una esposa, para su marido... ”


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Agradecimientos:

Hemos concluido este libro, en el cual quisimos volcar lo mejor de nosotros mismos, nuestro trabajo, nuestra dedicación, pero también nuestro Amor.

Por esto no podemos menos que sentimos en verdad muy satis-fechos, gratificados, regocijados, por saber que el mismo pronto se hallará recorriendo las manos ¡y ojalá los corazones! de tan-tos y tantos lectores, que en verdad buscan, muy sinceramente, encontrar el camino perdido hacia la verdadera dicha, felicidad y realización interiores...

Nos quedaron muchas cosas por decir, muchos temas por tra-tar, pero es claro que sería imposible tratarlos como corresponde dentro de esta publicación, por lo que prometemos, abordarlos en algunas próximas, que para tal fin estamos ya preparando.

Nuestros agradecimientos serán, en primer lugar, a los Divinos Maestros del Invisible, por darnos las enseñanzas, las condicio-nes y la inspiración, para poder escribir este libro, que con infinita humildad y gran alegría, presentamos hoy ante ustedes.

Sin embargo para ser justos, tendríamos que remontarnos más de veinte años atrás, cuando principiáramos a buscar y a encon-trar respuestas, para enumerar aquí a todas las personas que de alguna u otra manera colaboraron también con esta obra, ya que de todos ellos nos hemos nutrido.

Todas esas personas, que afortunadamente tuvimos el agrado de conocer, nos han permitido descubrir algunas de estas cosas, que en este libro hemos volcado, y por ello solo nos resta agrtade-cerles...

Pero sería ingrato si no les agradeciera muy especialmente a to-dos los instructores e instructoras del Instituto Cultural Gnóstico



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del Uruguay, y por ende a sus directivos y a nuestros incontables amigos, por todo lo que nos han enseñado y por los gratos mo-mentos compartidos en torno a la enseñanza.

Pero quiero destacar dos agradecimientos muy especiales:

Al Venerable Maestro de Sabiduría y Gran Avatara de Acuario, Samael Aun Weor, por aclararnos tan magistralmente la enseñan-za crística y por permitirnos conocer gracias a su obra, el camino maravilloso de la Gnosis...

Y al extraordinario Maestro Lakhsmi, por “restaurar” la Iglesia pri-migenia, por llenarnos de fuerzas, de ánimo y fundamentalmente de mucho Amor por la Gran Causa y por haber sido el creador de este ambiente tan maravilloso y propicio para transitar el camino de la Iniciación...

Desde luego le quiero brindar un agradecimiento muy especial a mi esposa, María Libertad, por ser mi musa inspiradora, y por todo lo que a diario sabe crear en mi corazón...

También a todos quienes me colaboraron en la corrección de es-tos materiales: a la profesora Beatriz Gonzalez , a mi padre Hugo Gómez.

A Augusto Giussi y Jorge Escobar de Tradinco, por su calidez, profesionalidad y esmero para la feliz terminación de este trabajo, y desde luego, a mi Real Ser, verdadero hacedor de esta obra, quien desde mi interior me guiara e inspirara desde tan temprano, para que pudiera encontrar el camino maravilloso del espíritu, sin merecerlo y por ayudarme todos los días, a transitarlo...

Pero sería ingrato si no les agradeciera muy especialmente a to-dos los instructores e instructoras del Instituto Cultural Gnóstico del Uruguay, y por ende a sus directivos y a nuestros incontables amigos, por todo lo que nos han enseñado y por los gratos mo-mentos compartidos en torno a la enseñanza.


Pero quiero destacar dos agradecimientos muy especiales:

Al Venerable Maestro de Sabiduría y Gran Avatara de Acuario, Samael Aun Weor, por aclararnos tan magistralmente la enseñan-za crística y por permitirnos conocer gracias a su obra, el camino maravilloso de la Gnosis...

Y al extraordinario Maestro Lakhsmi Daimon, por demostrarnos que “la obra” sí es posible, y por “restaurar” la Iglesia primigenia, por llenarnos de fuerzas, de ánimo, y fundamentalmente de mu-cho Amor por la Gran Causa y por crear ese ambiente maravillo-so, tan propicio para transitar el camino de la Iniciación...

A mi esposa, María Libertad, por todo lo que a diario sabe crear en mi corazón...

A todos quienes me colaboraron en la corrección de estos mate-riales: a la profesora Beatriz Gonzalez, a mi padre, Hugo Gómez.

Y desde luego, a mi Real Ser, verdadero hacedor de esta obra, quien desde mi interior me guiara e inspirara desde tan tempra-no, para que pudiera encontrar el camino maravilloso del espíritu, sin merecerlo, y por ayudarme pacientemente todos los días, a transitarlo...


ÍndicePresentación................................................................................................................5

Prólogo.........................................................................................................................9

Primera Parte: “Descubriendo nuestro interior”..................21

Capítulo 1: “La conciencia humana”..........................................................................23

Capítulo 2: El estado de “vigilia”................................................................................31

Capítulo 3: “Sobre la felicidad”...................................................................................35

Capítulo 4: “Nuestra esencia interior”........................................................................41

Segunda Parte: “Los cimientos de nuestra cultura”.............45

Capitulo 5: “Darwin y su teoría evolutiva”..................................................................47

Capitulo 6: “La muerte y la nada”..............................................................................59

Capitulo 7: “La Terrible Realidad”..............................................................................63

Capitulo 8: “Una errónea concepción sobre vida eterna”..........................................69

Capítulo 9: “El concepto más común de reencarnación”...........................................73

Capítulo 10: “El dogma tridimensional”......................................................................77

Capítulo 11: “La Paz Interior, un bien en desuso”......................................................81

Tercera Parte: La sabiduría antigua... ......................................93

Capítulo 12: “Las leyes de Evolución e Involución”...................................................95

Capítulo 13: “La Atlántida”.........................................................................................99


Capítulo 14: “La nueva Humanidad”........................................................................107

Capítulo 15: “La Rueda del Samsara”.....................................................................115

Capítulo 16: La Naturaleza, ese misterio... ...........................................................121

Capítulo 17: El reino humano..................................................................................125

Capítulo 18: La involución sumergida......................................................................129

Cuarta Parte: “El trabajo interior”..................................139

Capítulo 19: “El camino esotérico”...........................................................................143

Capítulo 20: “Algunas didácticas pára nuestro trabajo”...........................................149

Capítulo 21: “Nuestra verdadera realidad”...............................................................153

Capítulo 22: “Cuando y como trabajar”....................................................................161

Capítulo 23: “La expresión del ego en los cinco centros del ser humano”..............165

Capítulo 24: “Conociendo al diablo y conociendo a Dios”.......................................169

Capítulo 25: “La meditación contemplativa”.............................................................173

Capítulo 26: ¡Volviéndonos diferentes!....................................................................177

Epílogo: “La alegría de vivir una vida espiritual”......................................................181

Se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Tradinco S.A.Minas 1367 - Montevideo - Uruguay - Tel. 409 44 63. Noviembre de 2008D.L. 346-474 / 08. Edición amparada en el decreto 218/996 (Comisión del Papel)

Se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Tradinco S.A.Minas 1367 - Montevideo - Uruguay - Tel. 409 44 63. Julio de 2009D.L. 349-895 / 09. Edición amparada en el decreto 218/996 (Comisión del Papel)


el gran enigma de la existencia

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