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Sánchez Sánchez José Manuel. Historia del pensamiento del siglo XX. De la
capacidad creadora del lenguaje
Cómo hacer cosas con las palabras, es la pregunta que lleva como título un
libro que recopila las clases y conferencias que dio John L. Austin sobre la
filosofía del lenguaje, y es precisamente esta interrogante sobre la que busco
reflexionar en este ensayo. El punto nodal de esta reflexión estará en torno a la
obra de Austin, sin embargo a lo largo del texto también me apoyaré de otros
autores que tocan indirectamente o directamente el tema que preocupa al que
ahora escribe.
El lenguaje no es algo inocente, sino que posee una carga simbólica dentro de
cada articulación de significados que realizamos que configuran la realidad en
la que vivimos. Pero cabe aclarar que esta configuración no es inmutable, ya
que se verá afectado por todas las intromisiones de significado que los
individuos o las comunidades realicen sobre un entorno lingüístico, a partir de
esto la pregunta que intenta resolver este trabajo es si el sentido que
articulamos de la realidad posee un mínimo sentido o esta construcción es
completamente un acto interpretativo que sólo da sentidos individuales a la
realidad en la que vivimos.
El lenguaje no es un ente autónomo ni independiente de la realidad ya que este
se articula en base al lugar y momento donde es utilizado, esto quiere decir que
el lenguaje es una entidad que a pesar de que crea realidades y
representaciones de la realidad, esta entidad lingüística es un ente histórico y
como tal está sujeta a cierto contextos que puedan dar ciertos marcos de
acción e incluso, en algunas ocasiones, condicionar al lenguaje para que sea
capaz de brindar algún sentido a lo que trata de explicar.
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El problema de los contextos y de que cómo estos actúan sobre el accionar del
lenguaje es la principal preocupación que Austin tiene en los textos que están
incluidos en el libro anteriormente mencionado.
Para Austin hay dos tipos de lenguaje el constatativo y el performativo, el
primero se refiere a todas las expresiones cuyo objetivo principal es la
búsqueda de una referencialidad con lo que se está diciendo, es decir busca
que la palabra designe o apele a algo mediante la descripción que permite
verificar lo que las palabras están expresando. En pocas palabras busca
constatar que la que se dice tenga una correspondencia con la realidad. En
cambio la segunda forma de expresión, la del performativo, corresponde a la
realización de algún acto mediante el habla.
Austin centra su análisis en este tipo de expresiones e irá desarrollando a largo
del texto revisado como es que estos enunciados funcionan, de este análisis
considero que debe ser rescatado la capacidad creadora que le brinda al
lenguaje ya que esta función del ser humano la ve como algo de suma
importancia para que este puede desenvolverse en la realidad que le rodea, y
también influir en ella de diferentes maneras.
Sin embargo para que la enunciación del performativo funcione Austin
considera que se deben cubrir ciertos requerimientos que permitirán que el acto
sea realice de manera eficiente, esto actos son circunstancias adecuadas y con
las acciones efectuadas correctamente llevarán a que el acto de comunicación
se realice correctamente, en caso de que estas circunstancias no confluyan el
acto comunicativo podría decirse que fue infortunado.
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Esta explicación que realiza Austin acerca del funcionamiento del lenguaje me
parece interesante, ya que nos deja entrever que cada palabra que
pronunciamos puede estar dotada de un sentido que afectará a la realidad en
la que vivimos y nos desenvolvemos, generando diferentes marcos explicativos
que nos permiten entablar una conversación, y al final deja ver que el lenguaje
y la explicación que le damos es un acto interpretativo. El único punto que
encuentro endeble en su teoría es la propuesta que hace acerca de tener
contextos determinados para tener un resultado afortunado. Esta punto me
parece endeble porque creo que al final regresa a la categorización dual que
critica, la de presentar una oración como verdadera o falsa, sólo que
cambiando los nombres a afortunado e infortunado, dejando ver que hay un
tipo de comunicación que es más válida que otra y que de no llevarse a cabo
como nos dice Austin en su texto entonces los que se realizaría no sería por
ningún motivo algo parecido a la labor comunicativa.
Creo que ver de esa forma al lenguaje es muy reduccionista, puesto que la
labor de transmisión de sentido que puede dar el lenguaje no se queda
delimitado por algún contexto delimitado que le brinda sentido, sino que esta
función es tan compleja que puede poseer varios significados según la persona
que los interprete, lo que haría nula la existencia de un contexto que pueda
decir si lo que estoy diciendo es válido o no. Porque hay expresiones incluso
que su eficacia depende en muchas ocasiones de cómo considere que esta se
lleva acabo cuando la elaboro, como las palabras en doble sentido.
Igualmente pensar que el lenguaje sólo es correcto cuando se cree de corazón,
me parece un poco inocente ya que considero deja de lado el papel que
pueden jugar las intenciones en la elaboración de sentido en una labor
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comunicativa entre pares, es así como el ejemplo que nos da Austin sobre la
promesa me parece muy simple al considerar las múltiples connotaciones que
puede llegar a tener esta palabra dependiendo de la persona que las usa, es
así que los diversos escenarios que puedan surgir por la labor comunicativa del
lenguaje para mi tienen la misma validez, puesto que todos cumplen con el
propósito de brindarle un sentido a la realidad en la que están situados.
Es así que comparto la tesis de Derrida en que el habla se comporta como
escritura en el sentido que esta nos permite dejar cierta marca que va perdurar
a un en nuestra ausencia, ya que lo operativiza las construcciones de sentido y
la comunicación pienso en las constante y cambiante interpretación que
realizan los sujetos sobre lo que los rodea.
Considero que esto es lo que nos ha permitido seguir produciendo
conocimiento y no volvernos entes pasivos que sólo reciben información,
puesto que nuestra capacidad de crear y dar sentido a lo que nos rodea es
siempre cambiante y responde a las relaciones que establezcamos con cierta
comunidad el sentido o significado que le brindaremos a lo que nos rodea, para
así poder explicar cada una de las cosas a las que brindemos nuestro interés,
porque yo creo que nosotros sí creamos realidades con el lenguaje que nos
ciertas manera de interrelacionarnos con los demás, y así crear una
configuración del mundo.
Es por esto que creo que el lenguaje a pesar de tener una resistencia al
cambio, su carácter mutable es más notable que otras de su características, ya
que estas nos permiten dar diferentes sentidos y explicaciones a la realidad
que en cierta medida dotan de significado y de contenido a las cosas con las
que nos relacionamos, pero esta dotación siempre responde para brindarles un
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papel en nuestra vida diaria que dependiendo de la explicación que le demos al
objeto este cambiará su sentido en nuestro horizonte mental, aunque tal vez no
en su materialidad, es así que podemos codificar por ejemplo al Sol no ya
como un Dios, debido a que es explicación ya no satisface la vida de ciertos
grupos para su desenvolvimiento pleno, sino que ahora vemos al astro rey
como una estrella gigante que tiene planetas girando alrededor de ella.
Circunscribir una palabra o un enunciado a un solo contexto para decidir si este
es eficaz o no, creo que atenta contra la diversidad del lenguaje y esto a su vez
a su carácter polisémico, al cual creo no podemos escapar ya que este nos
permite darle diferentes significados a la realidad en la que nos encontramos y
también permite que el lenguaje no sea sólo unas cuantas palabras en el
diccionario que nos dicen lo que es la realidad, sino que nosotros damos el
carácter de sentido a todas las palabras que utilizamos según las función que
les queremos dar en cierto contexto, aunque también hay que considerar que
cada una de las palabras que creamos al dotarlas de significado las dotamos
de una carga, a la cual nos tenemos que atener si no queremos que lo que
tratamos de expresar no sea entendido, es así que debido a esta carga
dependiendo también de quien la diga obtendrá otros significados distintitos,
como por ejemplo no es lo mismo que un blanco le diga negro a un
afroamericano, a que un afroamericano se lo diga a otro.
Esto se debe a que muchas de las palabras que utilizamos ya es tan dotadas
de una carga histórica que le brinda cierto significado en algunas comunidades
por lo que su utilización tiene que responder al papel que juegan estas palabras
dentro de la dinámica social y cultural construido en cierto grupo, por lo que el
significado también se verá influenciado por lo que las palabras se han
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significado. Considero que aquí el papel del historiador es crucial debido que
puede sopesar esta carga histórica con la interpretación de cierto tiempo e
intentar adaptar cierto discurso a las necesidades que se tienen en el presente,
porque la única manera en que el lenguaje tiene función si tiene un fin utilitario
en alguna sociedad.
Para concluir sólo voy decir que el sentido que brindemos a lo que decimos en
muchas ocasiones esta condicionado al contexto en el que lo estamos
diciendo, pero esto no quiere decir que si nos otros damos otro sentido a la
palabra en este contexto nuestro mensaje sea menos válido o desafortunado,
porque creo que considerar un mensaje como desafortunado es no estar
conscientes de la capacidad que tiene el lenguaje para dotar de distintos
significados a la realidad dependiendo de la persona que interprete esa
realidad. A pesar de este aparente carácter individual de la interpretación cabe
decir para terminar que yo creo que nos podemos entender debido a que
compartimos un esquema cultural que nos permite ser inteligibles en cierta
sociedad.
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