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    ECOTEOLOGA

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    ECOTEOLOGAAPORTES DESDE EL ECUMENISMO

    COMPILADORES

    EUSEBIOLIZARRALDE- ALFREDOSALIBIN

    EDITORIAL DUNKEN

    Buenos Aires2013

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    Hecho el depsito que prev la ley 11723Impreso en la Argentina 2013 Eusebio Lizarralde - Alfredo Salibine-mail: [email protected] 978-987-02-6753-9

    Impreso por Editorial DunkenAyacucho 357 (C1025AAG) - Capital Federal

    Tel/fax: 4954-7700 / 4954-7300E-mail: [email protected] web: www.dunken.com.ar

    Contenido y correccin: Eusebio Lizarralde - Alfredo Salibin

    Diseador de tapa: Aitor Lizarralde

    Ecoteologa, aportes desde el ecumenismo /Compilado por Eusebio Lizarralde y Alfredo Salibin.

    - 1a ed. - Ciudad Autnoma de Buenos Aires : Dunken, 2013. 320 p. ; 16x23 cm.

    ISBN 978-987-02-6753-9

    1. Ecologa. 2. Teologia. I. Lizarralde, Eusebio, comp.II. Salibin, Alfredo, comp.

    CDD 230

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    NDICE

    Introduccin ........................................................................................ 11

    Primera Parte

    Programa ............................................................................................. 13Informe de las Jornadas.Marcelo Schneider......................................15Ponencia inicial.Alfredo Salibin.......................................................19Ecoteologa y cambio climtico: perspectivas ecumnicas.

    Guillermo Kerber...........................................................................24Taller Agua Potable.Adolfo Boy.........................................................39Reflexin sobre el Agua, la Fe y la Justicia. Christopher Morck.......44

    Teologa de una biosfera amenazada.Lucio Florio............................ 51

    Segunda Parte

    Los OGM y la Iglesia Catlica Argentina ...........................................691. Nuestra visin .................................................................................722. Nuestra Accin ............................................................................... 753. La Iglesia y los OGM .....................................................................78

    4. Conclusiones ...................................................................................85

    Anexos

    Los alimentos genticamente modificados han sido invitados alVaticano .......................................................................................... 91

    Carta a Mons Marcelo Sanchez Sorondo canciller de la PontificiaAcademia de Ciencias ....................................................................96

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    8 EUSEBIO LIZARRALDE - ALFREDO SALIBIN

    A los obispos, pastores, sacerdotes y religiosos ..................................98Cardenal Turkson y los transgnicos ................................................ 102

    Documentos del GEE distribuidos en los encuentros de pastoralsocial............................................................................................. 1051) Mar del Plata 2009: Sufrimiento de la Creacin...................... 1052) Mar del Plata 2010: Erradicar la pobreza y promover el

    desarrollo integral de todos. Preparando el CongresoNacional de Doctrina Social de la Iglesia Rosario 2011 ...........116

    3) 1 Congreso Nacional de Doctrina Social de la Iglesia: Elcrecimiento no habr de solucionar nuestra pobreza, s nos

    arrastrar a una catstrofe ecolgica ...................................... 120OGM en el Vaticano. Cultivos transgnicos: gran oportunidad,con prudencia ...............................................................................124

    Monsanto, el gobierno argentino y las presiones sobre el Vaticanopara obtener un respaldo explcito a los OGM ............................. 127

    Algunos aportes para un debate necesario ........................................ 130A propsito de Ingo Potrykus que financiado por la Fundacin

    Rockefeller aparece ahora como prominente miembro de las

    Academias Pontificias.Elena Fernndez Guidal......................... 133En Argentina abunda de todo menos los sueos. Generando riqueza

    con pobreza rural e infierno urbano.Adolfo Boy......................... 139El camino de la sociedad: la ecologa social de ecoteologa ............. 144

    Crecimiento o desarrollo? Empleo o trabajo? ........................... 146Fe cristiana y ecologa ....................................................................... 151Argentina est en pecado.Miguel Esteban Hesayne........................ 154

    Tercera ParteOtros artculos, documentos

    y actividades

    Valores espirituales para una vida sustentable.Alfredo Salibin...... 167Recordando un acontecimiento histrico.Alfredo Salibin.............. 181Los cataclismos naturales, los cambios climticos y Dios.

    Alfredo Salibin............................................................................ 186

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    9ECOTEOLOGA

    La sociedad del saber y las responsabilidades de las nuevaselites del saber.P. Jos Comblin.................................................. 194

    Lo que nos dej Ro+20.Alfredo Salibin........................................205Ven espritu santo, renueva toda la creacin!. Chung Kyung.......... 210Mito de la descreacin.Jos Ignacio Gonzlez Faus....................... 221Tierra: herencia o mercanca?Alfredo Salibin..............................224Ecologa, nueva cosmologa e implicaciones teolgicas. Guillermo

    Kerber........................................................................................... 232

    Documentos

    Mensaje de la IX Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias:una invitacin a la oracin............................................................ 247

    Declaracin de organizaciones de inspiracin cristiana y organiza-ciones de otras creencias, a la conferencia de alto nivel sobre laseguridad alimentaria mundial y los desafos del cambio cli-mtico y las bioenergas (Roma, 3-5 de junio de 2008). .............. 251

    Consejo Episcopal Latinoamericano. CELAM: SIMPOSIO Latino-

    americano y Caribeo Espiritualidad cristiana de la ecologa .. 258Declaracin del Consejo Mundial de Iglesias No ms demoras:La Vida sobre la Tierra est en peligro (Cancn, Mxico, diciem-

    bre de 2010) ..................................................................................263

    Actividades

    Encuentro interreligioso .................................................................... 267

    San Francisco de Ass y los valores religiosos: aportes para unatica ambiental global.Alfredo Salibin.....................................269

    Foro Interreligioso: Compromiso hacia una nueva cultura ambientalMayo 2007 .................................................................................... 275

    Reflexin Interreligiosa Aprendiendo a convivir. Tema X:Cuidado de la Creacin ................................................................ 290

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    Jornadas: Si quieres promover la paz, protege la creacin -erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral de todos

    - Octubre de 2010 .........................................................................297Ecologa de la paz (Curso Valores Religiosos, Setiembre 2011),Eusebio Lizarralde....................................................................... 301

    Retahla del agua. Carlos Bonilla Avendao....................................307Padre Nuestro Ecolgico ....................................................................311Oracin a San Francisco en forma de desahogo.Pedro Casaldliga.. 312

    A modo de eplogo ............................................................................ 315

    Notas biogrficas de los Compiladores ..............................................317

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    INTRODUCCIN

    El texto que se presenta obedece a varias motivaciones. Podemos ex-presarlas de la siguiente manera: el deseo de exponer el trabajo testimo-nial de un grupo de hombres y mujeres de nuestro pas, preocupados porlos problemas asociados a diferentes aspectos del deterioro ambiental

    que se aprecian desde el nivel ms simple, el local, hasta el ms extensocomo es el regional y continental.

    El trabajo, que se inici hace unos 15 aos, fue llevado a cabo porun grupo interdisciplinario que, desde diferentes historias personales y

    prcticas religiosas, se sintieron convocados, movidos por la conviccinde que su militancia religiosa no era un impedimento para estudiar, opi-nar y actuar en temas ambientales; as es que profesionales, cientficos,

    periodistas, lderes sociales, militantes polticos, o lderes religiosos se

    acercaron a la propuesta y aportaron sus visiones, generando un espaciode respeto y mutuo enriquecimiento por la va de la reflexin interdisci-

    plinaria sobre las diferentes aristas del tema convocante.El material que se presenta rene parcialmente los textos de las po-

    nencias presentadas en ocasin del ltimo encuentro llevado a cabo enBuenos Aires entre el 28 y 29 de marzo de 2011, en aulas del InstitutoUniversitario Superior de Estudios Teolgicos (ISEDET); adems dedicho Instituto fueron organizadores el Grupo de Ecologa y Ecume-nismo (Parroquia Nuestra Seora del Valle), el Grupo de ReflexinRural (GRR), FUMEC-ALC y la Iglesia Unida de Canad (IUCanad);se cont con el auspicio del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y de laIUCanad y con la adhesin del Consejo Latinoamericano de Iglesias(CLAI).

    En la Segunda Parte desarrollamos el tema de los OrganismosGenticamente Modificados (OGM) y la Iglesia. Este es un debate querequiere mucha seriedad y gran apertura para escuchar todas las voces.

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    Le hemos dedicado mucho tiempo y esfuerzo, sobre todo en lo que serefiere a los OGM en la agricultura. Un resumen de nuestros trabajos yun anexo de textos y documentos de referencia al tema encontrarn enesta seccin

    Tambin encontrarn, en la Tercera Parte, la mencin de algunasactividades del Grupo, resmenes y una serie de artculos y documentoscon los que trabajamos asiduamente.

    Los Editores tiene la esperanza de que este esfuerzo contribuya agenerar una voz proftica ecumnica clara de las Iglesias de las dife-rentes tradiciones y prcticas del mbito de la fe cristiana de nuestro

    medio en lo referente a los problemas ambientales que afectan a nuestrasociedad; que sea una propuesta asentada en bases cientficas slidas y,adems, de un slido enfoque ecumnico.

    EUSEBIOLIZARRALDE ALFREDOSALIBIN

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    PRIMERA PARTE

    JORNADAS DE ECOTEOLOGAFE CRISTIANA Y ECOLOGA(Hacia una ecoteologa ecumnica)

    28 y 29 de marzo de 2011, de 15 a 19 hs.

    Programa

    Lunes 28:15 hs. Apertura (Dr. Alfredo Salibin)15:30: Presentacin de. Guillermo Kerber: (Doctor en Ciencias dela Religin (UMESP) y graduado en Filosofa y Teologa (ITU.) Ac-tualmente en CMI.) Ecoteologa y cambio climtico: perspectivas

    ecumnicas.

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    17:00 Caf17:20 Dos espacios de reflexin simultneos:

    1.Sobre la situacin internacional: Ral Estrada Oyuela (diplomtico.Embajador para el Medio Ambiente. Presidente de la Academia Ar-gentina de Ciencias del Ambiente)

    2. Sobre la cuestin bblica y teolgica: Pablo Andiach: (Rector delISEDET) y Lucio Florio (Docente e investigador universitario UCA)

    Martes 29:15 hs. Situacin y estrategias en favor del medio ambiente: Pablo

    Canziani (Pontificia Universidad Catlica Argentina, Programa de Es-tudios de Procesos Atmosfericos en el Cambio Global UCA, asesortema ambiente para la CEA) debate.

    16:30: Caf17 hs. Dos espacios de reflexin simultneos:

    1. El medio ambiente y la teologa indgena: Abraham Colque (Rector

    Instituto Superior Ecumnico Andino de Teologa-Bolivia) Experiencia de las iglesias canadienses: Jin Jotgson (Coordinador

    de Programa Caribe, Amrica Central y regin Pacfico sur en laIglesia Unida de Canad.)

    2. El agua potable y la fe cristiana: Chris Morck (CLAI Ecuador,coordinador de la REDA) y Adolfo Boy (Ingeniero Agronomo miem-

    bro del GRR y GEE)

    Auspicia: Iglesia Unida del Canad. Consejo Mundial de IglesiasOrganizan: , ISEDET, Grupo Ecologa y Ecumenismo (Parroquia

    Ntra. Sra. del Valle), IUCanad. FUMEC-ALC Adhieren: CLAI, Grupo de Reflexin Rural

    ESTN TODOS INVITADOS Entrada libre y gratuitaLugar: ISEDET, Camacu 282, Buenos AiresInformacin y contactos; e-mail: ecoteologia. [email protected]

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    HACIA UNA ECOTEOLOGAINFORME DE LAS JORNADAS

    PORMARCELOSCHNEIDER1

    Es un axioma aceptado que a medida que cambie el clima cambiartambin el mundo en formas espectaculares y, a veces, no deseables.

    Qu significa este cambio frecuentemente rpido para los cristia-nos cuya fe est entrelazada con la gloria y la belleza de la creacin deDios, pero se pone en tela de juicio cuando esa creacin se corrompe yse altera irreversiblemente?

    La actual reflexin teolgica de las iglesias sobre la administra-cin de la creacin y el cambio climtico est preparada para afrontarel rpido viraje de los vientos, la meteorologa y la vida sobre la tierra,tal como los conocemos y como los conocieron nuestros antepasados?

    Estas preguntas bastaron para inducir a diversas iglesias de Ar-gentina a explorar la fe cristiana y la ecologa: hacia una ecoteologaecumnica, en un seminario celebrado los das 28 y 29 de marzo en el

    Instituto Universitario ISEDETde Buenos Aires.El evento estuvo patrocinado por ISEDET, el GEE Grupo de Ecologa

    y Ecumenismo, el Grupo de Reflexin Rural no gubernamental con sedeen Argentina y la Federacin Universal de Movimientos Estudiantiles Cris-tianos (FUMEC) de la Regin de Amrica Latina y el Caribe, y recibi elapoyo del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y la Iglesia Unida del Canad.

    Una preocupacin obligatoria por la naturaleza

    Los cambios climticos se producen muy rpidamente y tienen con-secuencias sorprendentes, dijo Alfredo Salibian, bilogo argentino, en sualocucin al grupo. Estamos siendo testigos de cambios en nuestras pro-

    1 El Dr. Marcelo Schneider ha trabajado como ayudante del moderador del ComitCentral del CMI desde 2006. Vive en Porto Alegre, Brasil, y escribe para varias agencias de

    noticias ecumnicas y relacionadas con la iglesia de Amrica Latina.

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    pias vidas, no slo con respecto al contexto en que vivieron nuestros padreso abuelos, sino tambin con respecto a hace veinte, diez o cinco aos.

    Salibian propuso la adicin del prefijo eco a la teologa, para re-flejar una preocupacin obligatoria y urgente por la naturaleza.Tenemos que recordar que la redencin ofrecida por Jesucristo es

    bidireccional, dijo.Por una parte es vertical porque permite la restauracin de relacio-

    nes de los seres humanos con el Creador. Pero tendemos a olvidar la otraparte de esta relacin, que es horizontal, y que tiene por objeto sanar lasrelaciones daadas entre los seres humanos y el resto de la creacin.

    Por ello, Salibin dijo que es hora de actualizar la teologa Latinoa-mericana, incorporando el prefijo eco para redefinir el significadode creacin, Cristo, ser humano y ecumenismo, a la luz de laadministracin de la creacin.

    Pero hay que ir an ms adelante, dijo el padre del Protocolo deKyoto, Raul Estrada Oyuela, quien habl en el evento sobre el marcodiplomtico internacional vinculado al tema del cambio climtico.

    Teologa y poltica

    Estrada Oyuela advirti que la falta de una comprensin mutuaentre la teologa y la poltica podra ser perjudicial.

    Si no comprendemos lo que ocurre en la poltica, ser muy difcilinterferir en la construccin de las polticas, afirm.

    Oyuela presidi el grupo creado por la Primera Conferencia de lasPartes en la Convencin Marco sobre el Cambio Climtico (CMNUCC)

    para negociar un instrumento jurdicamente vinculante sobre el cambioclimtico conocido actualmente como el Protocolo de Kioto.

    Hay muchas personas pertenecientes a las iglesias miembros delConsejo Mundial de Iglesias que participan en los crculos diplomticosinternacionales que se ocupan de cuestiones ambientales, dijo, insistien-do en la cuestin de que la iglesia puede tener un poder inf luyente. Si,teolgicamente, el CMI propone puntos de referencia ticos, por qu nofortalecer el proceso de toma de conciencia y sensibilizacin entre tales

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    que implica el testimonio de los grupos ms vulnerables, tales como lasmujeres, las poblaciones empobrecidas y los pueblos indgenas.

    Debemos reconocer que la justicia es un tema central en la Biblia.El Dios de la Biblia es un Dios de justicia que hace justicia. Por ello, in-cluimos en nuestra teologa la cuestin de la eco-justicia, dijo Kerber.

    No es sta la primera vez que el CMI y sus iglesias miembros apo-yan en Argentina el dilogo y la reflexin sobre la ecologa y la teologa.

    Adems de un evento sobre el tema el hombre y su medioambienteque tuvo lugar en 1974, se celebr tambin en 1990 un seminario sobrecrisis, ecologa y justicia social. El seminario, hospedado por ISEDET,

    se organiz en preparacin del proceso Justicia, Paz e Integridad de laCreacin (JPIC), que tuvo lugar ese ao en Sel, Corea del Sur.

    Asistentes a las Jornadas de Ecoteologa-ISEDET

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    ECOTEOLOGIA/ISEDETPONENCIA INICIAL

    ALFREDOSALIBIAN

    1. Introduccin

    1.1. Nuestro mundo, nuestro tiempo, nuestra sociedad, han cam-biado estn en cambio permanente.

    1.2. Los cambios ocurren a gran velocidad, generando escenariosimpensados en el corto tiempo del ciclo de nuestra vida, en el lapso deuna generacin (y an menos que eso).

    1.3. Los cambios son de diverso carcter: cientfico-tecnolgicos sociales polticos econmicos culturales, religiosos, etc.

    1.4. Los cambios son radicales y de exclusiva responsabilidad delos humanos(sean militantes de la fe cristiana o no)

    1.5. Los cambios borran lmites y paradigmas anteriores y losreemplazan por otros: hemos pasado de la era industrial, al posmoder-nismo, a la de la informacin, del conocimiento o de la gentica.

    1.6. Los cambios se ponen al servicio de una globalizacin pla-netaria, total.

    1.7. Los cambios, en su conjunto, modificaron nuestra cosmovi-sin, afectando las relaciones a) de los seres humanos entre si y b) entreellos con el resto de la Creacin.

    2. Esta mentalidad dominante

    (la de la globalizacin econmica (o neoliberal), en particular), cuyoaval y promocin no excluye a cristianos y cristianas, personal o insti-tucionalmente,se fortalece.

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    2.1.principalmente en la pobreza y la exclusin(poltica, social yeconmica) aunque no de manera excluyente en la pobreza y la exclu-sin de muchos hermanos y hermanas del Hemisferio Sur.

    2.2. a expensas de la naturaleza(en su sentido amplio) promovien-do la explotacin

    con su dominio tecnolgico devenido mercanca, como fuente de susrecursos, acortando el tiempo entre disfrute y desastre, imponiendo unaespiral consumista de vueltas cada vez ms breves.

    3. En camino a una nueva Teologa

    3.1 Ante este panorama, algunos cristianos advertimos, hacevarios aos, la urgencia de promover una tica social de la administra-cin responsable y del cuidado de la Creacin, eso que hemos llamadouna Mayordoma de la Creacin(en oposicin a la actual supremacaeconmica dominadora de la naturaleza que deviene en opresora demuchos seres humanos, en una dinmica de fractura de las relaciones

    ser humano-naturaleza.3.2 Obviamente, lo antedicho conllevaba en forma tcita una

    autocrtica al cristianismo que heredamos y desde el cual hablbamos,crtica a los actores que adoptaron un estilo de relacin naturaleza-serhumano basado en un modelo unidimensional (antropocntrico), rgida-mente institucionalizado, protegido para mantenerse en forma aspticay annima.

    Todo un estilo de praxis de la fe en relacin a la Creacin que no

    compartamos.

    4. Preguntas y reflexiones

    4.1 Nos preguntamos: estar la reflexin teolgica en condicionesde abordar los cambiantes cuadros del pasado y del presente, para ela-

    borar los nuevos sustentos necesarios, con urgencia, para analizar esoscambios con los que nos abruma la compleja realidad de hoy?

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    4.2 Ser necesario recordar que la redencin ofrecida por el Je-sucristo del cristianismo es bidireccional: vertical para restaurar lasrelaciones con el Creador y horizontalpara el mismo objetivo, sanador,de las relaciones deterioradas con el resto de la Creacin.

    4.3 Venimos a este emblemtico sitio para pedir a los telogos ya los lderes eclesiales que contribuyan con su parte a una reorientacinde los temas teolgicos tradicionales en respuesta a las crecientes inter-

    pelaciones ecolgicas del tiempo presente que golpean con fuerza y fre-cuencia crecientes las puertas de nuestras escuelas, templos, etc., dondeen muchos casos, el Evangelio proclamado sigue siendo el vertical, un

    Evangelio espiritualista, alienado, ajeno a las realidades ambientales (queno son ms que realidades de la Creacin).4.4. Venimos a decir que ha llegado la hora de actualizar la Teolo-

    ga Latinoamericana, esto es, la de incorporarle el prefijo Eco, el tiempode la Ecoteologa.

    4.5. Obviamente, para cubrir estas demandas el saber teolgicoprecisa de una revisin de sus cdigos de interpretacin; temas comoCreacin, hombre, Cristo o Ecumenismo deben ser replanteados a la luz

    de nuevos y cambiantes escenarios que albergan al hombre y la mujer deAmrica Latina, en contextos locales, particulares.4.6 La espiritualidad cristiana no ser una espiritualidad que re-

    fleje el amor de Dios si no busca el reino de Dios y su justiciapara todala Creacin.

    4.7 Quisiramos que la Mayordoma de la Creacin no se agote enla observacin admirada, desde afuera y desde arriba, del orden y de la

    belleza de la naturaleza. No deberamos olvidar que todos, hombres y

    mujeres, desposedos y excludos, originarios y migrantes, vctimas dela injusticia y de la miseria en todas sus presentaciones, todos somos porigual parte de ella.

    Estamos convencidos que no estamos fuera de la Creacin, que nosomos sobrenaturales; somos, en cambio, parte de ella y evolucionamoscon ella.

    4.8 Queremos reflexionar teolgicamente en torno a la propuestade un modelo ecolgico que coloque al ser humano como responsable

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    ECOTEOLOGA Y CAMBIO CLIMTICO:PERSPECTIVAS ECUMNICAS

    GUILLERMOKERBER

    Introduccin: Que veinte aos no es nada?

    Hace veinte aos, aqu en el ISEDET, organizbamos el SegundoEncuentro Latinoamericano de Cultura, Etica y Religin frente al De-

    safo Ecolgico. El primero haba tenido lugar en Montevideo, un aoantes. En Buenos Aires, el Segundo tuvo como ttulo Crisis, Ecologiay Justicia Social. Inaugurado por el director del Centro Franciscanodel Uruguay, Fray Jorge Peixoto, el Encuentro a travs de ponencias

    plenarias de reconocidas personalidades como por ejemplo EnriqueDussel, Antonio Moser, y Alejandro Langer cont con talleres dondese reflexionaron diversas temticas. El obispo Federico Pagura traa, enaquella oportunidad el proceso conciliar de Justicia, paz e integridad de

    la creacin del Consejo Mundial de Iglesias[2]

    . En aquella poca, la eco-teologa era una respuesta a la denominada crisis ecolgica en los 80.

    Veinte aos despus, qu ha cambiado en la eco-teologa?

    Es evidente que en varios niveles ha habido un desarrollo sumamen-te importante en la temtica. Decenas, si no centenas, de libros han sido

    publicados, curricula han sido desarrollados, hay un blog y un grupo

    Facebook con ese nombre, etc.

    En mi presentacin quiero introducir algunos temas centrales de lareflexin ecoteolgica planteados por el desafo del cambio climtico.El tema del cambio climtico no agota, evidentemente el contenido dela eco-teologa. Hay una inflacin y moda del cambio climtico, conlo que su contenido ha sido devaluado y considerado de forma muysuperficial.

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    25ECOTEOLOGA

    Lo que intentar es mostrar algunos elementos claves del mismo ypor qu plantea desafos a la eco-teologa. Mi presentacin contar conlos siguientes puntos:

    1.La ciencia del cambio climtico2.Implicaciones eco-teolgicas2.1. Una renovada teologa de la creacin2.2. Las dimensiones de la eco-justicia2.3. Una espiritualidad de la creacin3. Conclusin

    1. La ciencia del cambio climtico

    En los ltimos aos, la investigacin cientfica sobre el cambio cli-mtico se ha desarrollado considerablemente, y se ha confirmado quelas actividades humanas, como la quema de los carburantes fsiles, sonmuy probablemente las responsables del cambio climtico. El calenta-miento del planeta ya est teniendo muchas consecuencias medibles yen el futuro esperan cambios de gran envergadura.

    Cmo podemos adaptarnos a estos cambios? Pueden las medidasde atenuacin/mitigacin limitar la magnitud del cambio climtico y desus impactos?

    En 2007, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el CambioClimtico (GIECC) trat de responder a estas cuestiones a travs de suCuarto Informe de Evaluacin, que rene las informaciones cientficas,tcnicas y socio-econmicas disponibles sobre el cambio climtico entodo el mundo. A continuacin, resumo algunos de los contenidos esen-ciales de dicho informe de evaluacin[3].

    Cules son las causas del cambio climtico? El clima del planetadepende de muchos factores. La cantidad de energa procedente del Soles el ms importante de ellos, aunque tambin intervienen otros factorescomo la concentracin de gases de efecto invernadero y aerosoles en laatmsfera o las propiedades de la superficie terrestre.

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    26 EUSEBIO LIZARRALDE - ALFREDO SALIBIN

    La concentracin atmosfrica de gases de efecto invernadero comoel dixido de carbono (CO

    2), el metano (CH

    4) y el xido nitroso (N

    2O) ha

    aumentado notablemente desde el comienzo de la revolucin industrial.Esto se debe principalmente a actividades humanas como la quema decombustibles fsiles, el cambio en los usos de la tierra y la agricultura.Por ejemplo, la concentracin atmosfrica de dixido de carbono es enla actualidad muy superior a la que ha existido en los ltimos 650.000aos. Adems, a lo largo de los ltimos diez aos esta ha aumentado alritmo ms alto desde que comenzaron los registros sistemticos alrede-dor de 1960.

    Es muy probable que desde 1750 las actividades humanas, en suconjunto, hayan provocado el calentamiento del planeta.

    Qu cambios climticos se han observado hasta el momento? Elcalentamiento del clima global es una realidad incontestable, evidencia-da por numerosas observaciones en torno al aumento de las temperatu-ras atmosfricas y ocenicas, el derretimiento generalizado de nieve y

    hielo y el aumento del nivel medio global del mar.

    El ao 2010 ha sido el ao ms clido desde que se llevan registros.Y once de los ltimos doce aos figuran entre los aos ms clidos quese han registrado desde que comenzaron a medirse las temperaturas dela superficie terrestre (1850). Entre 1906 y 2005, la temperatura mun-dial de la superficie terrestre ha experimentado un aumento de 0,74 C.El calentamiento medio en los ltimos 50 aos (0,13 C por dcada) escasi el doble que la tendencia de los ltimos 100 aos. Tambin han au-mentado las temperaturas de la estratosfera y de los ocanos, as comola cantidad de vapor de agua que se encuentra en la atmsfera. En am-

    bos hemisferios se ha reducido el porcentaje de glaciares de montaa,campos de hielo y glaciales de meseta, contribuyendo parcialmente alaumento mundial del nivel del mar. Las lminas de hielo de Groenlandiay del Antrtico tambin han favorecido el aumento del nivel del mar quese cuenta en 17 cm en total para el siglo XX.

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    Se han observado numerosos cambios climticos a largo plazo, aescala de continentes, regiones y cuencas ocenicas, incluso cambios enlas temperaturas y el hielo en el rtico, el nivel general de precipitacio-nes, la salinidad de los ocanos, el rgimen de vientos y las condicionesclimatolgicas extremas (por ejemplo sequas, fuertes precipitaciones,olas de calor o ciclones tropicales ms intensos).

    De qu forma ha cambiado el clima en el pasado? Los datossobre el pasado climtico apuntan a que las temperaturas de la segundamitad del siglo pasado son excepcionales, al menos, en comparacin

    con los ltimos 1300 aos. La ltima vez que el clima experiment unlargo periodo de calor superior al de ahora fue durante el ltimo periodointerglaciar hace unos 125.000 aos. Entonces la reduccin del volumendel hielo polar haba conducido a un aumento del nivel del mar de 4 a6 metros.

    Qu factores estn causando los cambios climticos actuales?Es muy probable que gran parte de la variabilidad de temperaturas ob-

    servada en el hemisferio Norte a lo largo de los siete siglos anterioresal siglo XX se produjera a causa de erupciones volcnicas y cambios enla intensidad de la radiacin solar. Sin embargo, parece ser que el alzade la temperatura global desde 1950 est en gran parte vinculada con elaumento de la concentracin de gases de efecto invernadero generados

    por la actividad humana. En la actualidad, otros aspectos del clima seven claramente afectados por dicha actividad humana, como el calen-tamiento de los ocanos, las temperaturas medias continentales, las

    temperaturas extremas y los regmenes de vientos.

    Los modelos climticos actuales que simulan la evolucin de lastemperaturas en cada uno de los seis continentes proporcionan pruebasms concluyentes de la inf luencia del ser humano sobre el clima que elanterior informe de evaluacin del GIECC.

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    Qu impactos del cambio climtico ya han sido observados?Los glaciares estn fundindose en muchos lugares del mundo. Losmantos de nieve y de hielo se estn fundiendo y las superficies heladasse estn descongelando. El caudal de los ros alimentados por el deshielode la nieve y de los glaciares tambin ha aumentado, as como la tempe-ratura de los lagos y ros. Acontecimientos primaverales como las migra-ciones se inician ms temprano y el rea de distribucin geogrfica deciertas especies se extiende hacia los polos. Asimismo, el CO

    2derivado

    de las actividades humanas ha causado un aumento de la acidez de losocanos, lo que a su vez ha generado impactos negativos de los cualesno se sabe mucho pero que son potencialmente graves.

    Los datos acumulados a lo largo de los ltimos aos indican que loscambios que se estn produciendo en muchos de los sistemas biolgi-cos y fsicos estn relacionados con el calentamiento producido por lasactividades humanas. Es muy probable, por tanto, que el calentamientoobservado desde 1950 sea debido en gran parte al aumento de los gasesde efecto invernadero generados por las actividades humanas.

    Qu cambios se esperan para el futuro? Segn una serie deescenarios de emisiones, se prev que la temperatura global aumentarde 0,2C por dcada en las prximas dos dcadas. Las mejores estima-ciones del calentamiento medio del aire de la superficie terrestre entre1980 y 2090 lo sitan entre 1,9C y 4,0C.

    Adems se espera un aumento de 18 a 59 cm del nivel medio globaldel mar, segn el escenario para finales del siglo XXI (2090-2099). Sinembargo, las previsiones sobre el aumento del nivel del mar no toman encuenta el hecho de que el flujo de hielo procedente de las capas de hielode Groenlandia y del Antrtico podra ser ms rpido en el futuro de loque lo ha sido en los ltimos aos. Esto podra aumentar las previsionesde 10 a 20 cm, o incluso ms, pero los conocimientos al respecto sontodava demasiado limitados para poder incluirlo en los modelos concualquier grado de fiabilidad.

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    Se prev que las pautas geogrficas de cambio climtico perma-necern similares a las que se han observado en las ltimas dcadas.El calentamiento ser ms pronunciado sobre la superficie terrestre,sobretodo en altas latitudes, y ms reducido en el Ocano Antrtico yen algunas zonas del norte del Ocano Atlntico.

    Otros cambios previstos incluyen: La acentuacin de la acidificacin de los ocanos causada por el

    aumento de la concentracin de gases de efecto invernadero en laatmsfera.

    La disminucin de la cubierta de nieve, del hielo marino y delpermafrost.

    El aumento de la frecuencia de las temperaturas extremadamenteclidas, olas de calor y fuertes precipitaciones.

    El aumento de la intensidad de los ciclones tropicales (tifones yhuracanes).

    El desplazamiento hacia los polos de la trayectoria de las tor-

    mentas extra-tropicales, con cambios consecuentes en materia deregmenes de vientos, precipitaciones y temperatura. El aumento de las precipitaciones en latitudes altas y disminucin

    de las lluvias en la mayora de las regiones subtropicales.

    La reduccin de la circulacin de las corrientes del Ocano Atlntico.

    Frente a los cambios comprobados y los previstos es urgente imple-mentar medidas de atenuacin/mitigacin y adaptacin.

    Es cierto que en el mundo cientfico y allende el mismo, existenescpticos. Algunos no aceptan que haya cambio climtico. Otrosaceptndolo, niegan la injerencia humana en el mismo. Dentro de lacomunidad cientfica, los escpticos son una minora que tiene gran

    prensa. Son varios, lo que aceptan los informes del GIECC, an conlas limitaciones que han mostrado, como el consenso cientfico sobre elcambio climtico[4].

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    A nivel internacional, las recientes Conferencias de Estados Partesde la Convencin Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim-tico, han mostrado que la comunidad internacional est an muy lejos deresponder, incluso dentro de los insuficientes requerimientos del Proto-colo de Kyoto (el instrumento vinculante de la Convencin). El trabajode incidencia poltica en este nivel, basado en una amplia movilizacin,contina siendo sumamente relevante.

    2. Implicaciones eco-teolgicas

    2.1. Una renovada teologa de la creacin

    Una primera cuestin planteada por la crisis climtica es la cuestinde la creacin.

    La Biblia ensea la plenitud de la creacin, la vida es creada y sos-tenida por la fuerza del Espritu Santo de Dios (Gnesis 1, Romanos 8).Dios cre al ser humano del polvo de la tierra (adamah adam) (Gnesis2), y le encomienda el cuidado del jardn (Gnesis 2,15), porque la huma-nidad no es la duea de la tierra, sino la administradora responsable dela integridad de la creacin. Dios ha creado un mundo con amor con losrecursos suficientes para sostener a las generaciones de seres humanosy otros seres vivos. Pero la humanidad no siempre ha respondido confidelidad a su vocacin. El pecado rompe la relacin de la humanidadcon Dios y con el orden creado (Gnesis 3 y 4, Jeremas 14, Oseas 4,1-3).La creacin entera lleva los signos del pecado humano mientras aguardala manifestacin gloriosa de los hijos de Dios (Romanos 8,19) [5].

    Pero ms all de esta doctrina teolgica de la creacin, desde elcomienzo del anlisis de la crisis ecolgica, hubo una fuerte crtica a latradicin judeocristiana, como responsable de la crisis. Lynn White Jr.

    public en la revista Science en 1967 un artculo,Las races histricasde la crisis ecolgica[6], destacando la responsabilidad de la teologa

    judeocristiana. Segn White, la situacin ambiental actual es una con-secuencia directa del mandato del Gnesis 1,28, Sed fecundos y multi-

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    plicaos, y llenad la tierra y sometedla. Dominad sobre los peces del mar,las aves y todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.

    Como muchos telogos han demostrado, sin embargo, el conceptode dominacin y sumisin en el momento de la redaccin de los relatosde la creacin en el Gnesis no se puede comparar con las posibilidadesque la revolucin cientfica y tecnolgica ha proporcionado al ser huma-no en los ltimos dos siglos.

    El telogo reformado alemn Jrgen Moltmann, por ejemplo, en su

    libroDios en la creacin[7], responde a las crticas de White y ofrece va-liosas reflexiones sobre una nueva teologa de la creacin. Los captulosdel libro son ya una introduccin a esta teologa: En la crisis ecolgica,la creacin del conocimiento, Dios el creador, el momento de la creacin,la creacin del espacio, la corporalidad es la meta de todas las obras deDios y el captulo final, el sbado, la fiesta de la creacin. En un apn-dice se referir a los smbolos del mundo: la Madre Tierra, la fiesta delos cielos y la tierra, el mundo como un baile, el gran teatro del mundo,

    el juego como un smbolo del mundo, etc.

    Desafortunadamente, la teora ecolgica de la creacin (el subttulodel libro de Moltmann), como un captulo de la eco-teologa, est lejosde ser un referente en los Seminarios y las Facultades de Teologa. Hayesfuerzos, pero no son suficientes. En cambio, en algunos casos, teorasconsideradas obsoletas como el creacionismo, han tenido un importantedesarrollo en los ltimos aos.

    Hay, por tanto, una necesidad de una nueva teologa de la crea-cin que se alimente de una interpretacin ms profunda de la Biblia yla tradicin de la iglesia. Los Padres de la Iglesia, han desarrollado unateologa de la creacin maravillosa. San Juan Damasceno, dijo, ya en elsiglo VII, La tierra entera es un icono vivo del rostro de Dios.

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    Cuidar de la creacin, cultivar y cuidar el jardn, como pide Dios(Gen 2,15) es una tarea ineludible para los seres humanos y en especial

    para los cristianos como parte de su vocacin ms profunda.

    2.2. Las dimensiones de la eco-justicia

    En segundo lugar, en una lectura eco-teolgica, el cambio climticoes una cuestin dejusticia. El informe del GIECC dice, en varias oca-siones, que las comunidades ms pobres, los grupos vulnerables (porejemplo, comunidades indgenas, mujeres, nios, personas con discapa-cidad) son y sern los ms afectados por las consecuencias del cambioclimtico. No hay duda de que esta constatacin exige una mirada ticasobre la cuestin.

    De acuerdo a sta, las consecuencias del cambio climtico son tam-bin una cuestin de justicia, ya que estas comunidades vulnerables,incluidos los pases ms vulnerables, son las que menos han contribuidoa las causas del cambio climtico debido a que sus emisiones de dixido

    de carbono (CO2) son mnimas en comparacin con los pases indus-trializados.

    A la vez las vctimas del cambio climtico empiezan a ser recono-cidas. Nuevos trminos se han comenzado a utilizar, no sin reaccionesadversas, por ejemplo el de refugiados climticos, o desplazadosambientales[8].

    Podemos preguntarnos: qu es la justicia de las vctimas del cambioclimtico? De hecho, una teora de la justicia de las vctimas ya ha sidodesarrollada. El filsofo espaol Reyes Mate, que ha publicado numero-sos trabajos sobre este tema, dice: Las vctimas siempre han estado connosotros, pero hasta ahora eran invisibles porque se consideran el precioa pagar para el funcionamiento de la historia. Sin embargo, ahora sonvisibles, y eso significa que no se ve su situacin como algo natural oinevitable, sino como una injusticia que requiere una respuesta[9]. Mol-

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    de la Montaa, que se puede considerar el discurso programtico de Je-ss: Bienaventurados ustedeslos pobres, porque de ustedes es el reinode Dios (Lucas 6,20). Bienaventurados los que tienen hambre y sed de

    justicia, pues ellos sern saciados (Mateo 5,6).

    Diversos trminos se han acuado en estos ltimos aos parareferirse a esta dimensin de la justicia: justicia ecolgica, justicia cli-mtica[13], eco-justicia. Preferimos esta ltima ya que engloba a la vezecologa y economa a la vez que puede vincularse con ecumenismo, alcompartir la raiz oikos, oikia.

    2.3. Una espiritualidad de la creacin

    Un tercer elemento, es la necesidad de reflexionar sobre el lugar dela creacin en nuestra espiritualidad, en nuestra mstica. Hace veinteaos, en 1990, Matthew Fox escribaEspiritualidad de la Creacin[14].Ms recientemente, una serie de libros intentan responder a las nuevas

    preguntas espirituales que plantea el reto del cambio climtico. Alastair

    McIntosh, por ejemplo, en su libroInfierno y aguas turbulentas[15]

    , afir-ma que la crisis del clima no puede ser resuelta slo por medios tcni-cos, econmicos y polticos, tenemos que mirarnos a nosotros mismosy recurrir a la psicologa y la espiritualidad. Para el autor, el orgullo yla violencia llevaron al ecocidio, el asesinato de la tierra[16]. Hoy en da,nuestras sociedades en el mundo viven en un ecocidio.

    Recuperar una relacin sana con toda la creacin es un requisito pre-

    vio para hacer frente a un mundo dividido entre el consumismo extremoy la muerte por inanicin. David Hallman, en sus Valores espirituales

    para la Comunidad de la Tierra[17]incluye la suficiencia como un valorespiritual. Suficiencia implica moderacin en las sociedades hiperconsu-midoras y a la vez dignidad y lo suficiente en las comunidades pobres.Otros valores que propone Hallman son: la gratitud, la humildad, la

    justicia, el amor, la paz, la fe y la esperanza.

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    Las iglesias pueden jugar un rol importante en esta tarea, profun-dizando, ampliando, lo que algunos visionarios proponan hace veinte,treinta o cuarenta aos. Una eco-teologa articulada, responsable y libe-radora es una condicinsine qua nonpara este componente de la misinde las iglesias[21]. Articulada, porque no puede ignorar la ciencia, la pol-tica, la economa, la espiritualidad, la teologa. Responsable porque tieneque ir ms all del mbito exclusivamente acadmico y ser conscientede su rol en comunidades, congregaciones, movimientos sociales, etc.Liberadora, porque, como lo mostr el Foro de Teologa y Liberacinen Belm, en el 2009[22], la eco-teologa tiene que escuchar el grito de latierra junto al grito de los pobres, los indgenas, los afroamericanos, losexcluidos y responder efectivamente.

    Y estas tareas dependen tambin de nosotros.

    Guillermo Kerber es uruguayo, doctor en Ciencias de la Religin(UMESP, Brasil). Antiguo docente de Etica Social en la Universidadde la Repblica y la Universidad Catlica en Montevideo, Uruguay,

    actualmente coordina el Programa sobre Cuidado de la Creacin yCambio Climtico en el Consejo Mundial de Iglesias, en Ginebra, Suiza.

    Ha publicado diversos libros y artculos sobre la temtica en castellano,francs, ingls y portugues.

    [1] Presentacin realizada en el ISEDET, Buenos Aires, Argentina, enel Encuentro sobre Ecoteologa en Marzo de 2011.

    [2] Cf. AUTORES VARIOS, Crisis, ecologa y justicia social, Monte-video, CIPFE, 1991.[3] Los informes del GIECC (en ingls IPCC) pueden ser encontrados

    en su pgina web: http://www.ipcc.ch/home_languages_main_spa-nish.shtml. Los datos que siguen estn tomados del resumen deGreenfacts en: http://www.greenfacts.org/es/cambio-climatico-ie4/index.htm

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    M.L. Joinet (E/CN.4/Sub.2/1997/20/Rev.1). Cf. http://www.unhchr.ch/huridocda/huridoca.nsf/(Symbol)/E.CN.4.sub.2.1997.20.Rev.1.Sp

    [13] Cf. Inter alia, KERBER, Guillermo, Tesis sobre la justicia climtica,Revista Latinoamericana de Teologa, diciembre 2009, accesible en:http://www.servicioskoinonia.org/relat/395.htm

    [14] FOX, Matthew, Creation Spirituality, San Francisco, Harper 1990.[15] MCINTOSH, Alastair,Hell and High Water. Climate change, hope

    and the human condition, Edinburgh, Birlinn 2008.[16] dem, p. 131.[17] HALLMAN, David G. Spiritual values for earth community, Gene-

    va, WCC 2000.[18] Cf. RADFORD-RUETHER, Rosemary, Gaia and God, London,

    SCM, 1993; MC FAGUE, Sallie, Modelos de Dios, Madrid, SalTerrae 1994; MCFAGUE, Sallie, The Body of God, Philadelphia,Fortress Press, 1993. GEBARA, Ivone, Teologia ecofeminista, SoPaulo, Olho dgua, 1997

    [19] Cf.e.g. RADFORD-RUETHER, Rosemary (ed), Women healing

    earth, Orbis, New York 1996.[20] Las ms recientes declaraciones oficiales del CMI estn recogidasen Climate Change and the World Council of Churches. Backgroundinformation and recent statements, Geneva, WCC 2011, accesibleen: http://www.oikoumene.org/?id=3416

    [21] El nmero de noviembre de 2010 de la International Review onMissin con el ttuloMissin and Creationrecoge varios artculossobre esta temtica.

    [22] Las ponencias del Foro fueron recogidas en el libro citado en la nota11.

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    Aos mas tarde y de regreso a la regin mencionada, encontr aNueva Federacin como ciudad termal, generando una actividad tursti-ca, que se ha convertido en base de la ocupacin para los habitantes quefueron desplazados de su ciudad.

    En el transcurso de los aos, tal vez siguiendo la idea de NuevaFederacin, otras ciudades entrerrianas perforaron costosos pozos paralocalizar aguas termales; Chajar, Coln, Villa Elisa, La Paz, Guale-guaych, cada uno con diferencias en temperaturas, en el caso de VillaElisa: agua caliente y salobre, pero en todos los casos el uso del agua

    es para diversin y hasta lo que conozco, el agua es desviada al ro oarroyo mas cercano, sin hacer otro uso de ella.

    De acuerdo a lo expuesto, vale preguntarnos si no somos nosotroslos verdaderos ladrones de este agua, y en particular reflexionar quesolo es usada para recreacin.

    El nmero 485, del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesianos impone que:El agua, por su misma naturaleza, no puede ser trata-

    da como una simple mercanca ms entre las otras,y su uso debe serracional y solidario.

    Las comunidades entrerrianas que hemos mencionado seguramentevieron en estas fuentes de agua una solucin a sus problemas una mer-canca mas que en momentos de crisis les gener actividad tursticay con ella un crecimiento econmico, muy difcil de lograr por otrosmedios, en pocas de globalizacin, cuando la leche de la vaca delvecino es mas cara que la que viene de China.

    Concretamente un amigo de Villa Elisa pregunt mi opinin sobreuna posible perforacin con el fin de establecer actividades tursticas,luego de hacerle el razonamiento desde mi profesin sobre la pertinenciade dedicar el agua a la produccin de alimentos me admiti que, eserazonamiento, que l consideraba racional, era imposible de esgrimiren una comunidad acosada por la crisis de desempleo y que vea en susvecinos resultados econmicos satisfactorios.

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    cial oportunidad para llamar la atencin sobre cmo nos comportamoscon la Creacin, no es posible que solo reaccionemos ante los efectos,

    pero con intencionalidad ignoramos las causas.Causas que, por otro lado vienen siendo estudiadas y cuantificadas

    por campesinos de todo el mundo, eclogos y estudiosos, que clamanen el desierto sobre las consecuencias que nos esperan de persistir eneste CRECIMIENTO (consumismo) desordenado y que hemos abrazadocomo indefinido.

    Una vez ms cabe apelar a que reflexionemos en la abismal dife-rencia entre el crecimiento tener, acumulacin material, cosas y el

    desarrollo que est definitivamente ligado al ser humano. En palabrasde Mons. Carmelo Giaquinta El desarrollo no se reduce al simplecrecimiento econmico. Para ser autntico, debe ser integral; es decir:

    promover a todos los hombres y a todo el hombre (n. 14). El verdade-ro desarrollo es el paso, para cada uno y para todos, de condicionesde vida menos humanas a condiciones ms humanas (n.20). As define

    Pablo VI al desarrollo. Por lo mismo, debe ayudar a que el hombreponga el pie en Marte; pero tambin, a que el habitante de Castelli, en

    la Provincia del Chaco, tenga agua para beber; Alfredo Salibin, que aqu nos acompaa, ha escrito al respecto:Los liderazgos eclesiales tienen un lugar especial y como tales debenasumir su parte de responsabilidad por no haber cumplido con el deberde haber promovido y hacer audible la voz proftica de advertencia,desde las Iglesias, dirigida a las autoridades, esto es a quienes tienenla obligacin de velar por el derecho humano a un ambiente sano.Eseambiente sano es inimaginable sin agua sana no contaminada y al

    alcance de toda creatura del Seor.El profeta Joel, ante una seca devastadora, suplicaSeor yo clamoa ti, porque el fuego a devorado los pastizales de la estepa, las llamashan consumido todos los rboles del campo. Hasta los animales delcampo suspiran por ti, porque los cauces de agua se han secado (1,19).

    Tal vez, el llamado a la penitencia, que el relato bblico nos deja,pueda hacernos reaccionar: Desgarren su corazn y no sus vestiduras,y vuelvan al Seor, su Dios (Joel 2,13): si el maravilloso ciclo del agua

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    REFLEXIN SOBREEL AGUA, LA FE Y LA JUSTICIA

    CHRISTOPHERMORCK

    Cuando el cielo est despejado, desde la ventana de mi apartamentoen Quito, puedo ver los glaciares tropicales que estn desapareciendo.Cotopaxi y Antisana son dos de ellos; mientras que la nieve y la cubierta

    permanente de hielo en otras montaas que puedo ver Corazn, Sin-

    cholagua, Iliniza Norte, Pichincha ya han desaparecido.

    Al igual que para tantas personas en tantos lugares en el Ecuador, elagua que bebo, con que me lavo, que uso para regar mis plantas, vienede estos glaciares y de los pramos de las montaas andinas. Estos pra-mos tambin estas reservas de agua que son como grandes esponjas seestn secando.

    Si todava estuviera en el noreste de los Estados Unidos, donde nacy crec, no tendra un ejemplo vivo tan impresionante para compelerme acontemplar la situacin actual en que estoy, en que estamos, en relacinal agua. Pero en el Ecuador, hay una conexin innegable entre estosnevados y pramos y el agua que tomo y que me sostiene. La realidades que todos nosotros estamos conectados de manera ntima con el aguay con sus fuentes.

    Cuando primero llegu al Ecuador, me sorprendi porque mepareca como si todo el mundo fuera consciente de las crisis medioam-bientales mundiales y cmo afectan a nuestro vivir y cmo afectan anuestra agua. Ms que eso, me pareca como si, en alguna manera,fuera consciente del rol que desempea el sistema dominante, su

    produccin y consumismo, y sus impactos para el agua que toda laCreacin necesita.

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    En los buses y en los taxis, caminando por la calle o leyendo el pe-ridico, me pareca como si las crisis, sus causas y la futura escasez delagua fueran abiertamente reconocidas y discutidas. Lo que en los Es-tados Unidos es un tema de ria perpetua y que parece siempre abierto

    para el debate permanente, en el Ecuador, por lo general, es comnmen-te aceptado y tomado en serio.

    No digo que todos estn de acuerdo en los mtodos o las solucio-nes por implementar, como si hubiera soluciones as. Pero, la mayoraes consciente del problema y en alguna manera de sus causas y autores.

    En parte, tal vez se debe a que en el Ecuador sera difcil no pensar endonde viene el agua. Incluso desde lugares en la costa y en la amazonia,a veces se puede ver los glaciares andinos en retroceso.

    Las iglesias ecuatorianas tambin, a cierto nivel, tienen una aperturapara reconocer donde estamos pisando en cuanto a estas crisis. Tal vezsea porque de manera general las iglesias reflejan la apertura de la socie-dad ecuatoriana en cuanto al medioambiente y nuestro papel en ello. Tal

    vez sus lecturas bblicas y teolgicas sean ms arraigadas en la realidad.Tal vez sea por la influencia de los pueblos indgenas ecuatorianos quetodava mantienen algo de este sentido vivo de nuestra interrelacin conel resto de la Tierra. Sin embargo, admito que lo que se hace con estaapertura es otra cuestin aparte y significativa.

    De esas conversaciones que tengo en el bus, en la calle o en la igle-sia, a menudo me doy cuenta que soy de un sistema que conlleva unagran responsabilidad para estas crisis, y que este sistema es tambin

    parte del aire que respiro.

    Nuestra cosmovisin y nuestra concepcin de Dios, nuestro sistemaglobalizado y nuestra participacin en ello, tienen mucha responsabili-dad por el sufrimiento de la Creacin; por lo que hemos hecho y tam-

    bin por lo que hemos dejado de hacer (pensamos en Copenhague, en

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    Para que juntos podamos seguir el proceso de transformacin denuestras mentes, nuestros corazones, y nuestras sociedades; ycaminar hacia una fe ms arraigada en la vida y en un vivir quereconoce nuestro lugar verdadero.

    Para imaginar juntos y descubrir o redescubrir cosmovisionesque son ms centradas en nuestra interrelacin integral, y que es-tas visiones alimenten e iluminen nuestra lectura de las Escriturasy transformen nuestras teologas en torno a una relacin ms sanade los seres humanos con el resto de la naturaleza.

    Para afirmar con nuestras teologas y nuestra praxis que la Tierra

    no es un regalo para el ser humano, sino una ddiva y herenciapara toda vida.

    Para recuperar un sentido profundo de la esencia sagrada y vivien-te de la Tierra y del agua que es su sangre.

    As, renovando nuestras mentes y corazones en el amor de Dios yprofundizndonos en el sueo de Dios para toda su Creacin, podemosdecir que el agua realmente es vida. Es un regalo de Dios para toda laTierra, un signo visible de su gracia, y una parte vital, no negociable, dela vida abundante que Dios desea para todos nosotros.

    Estamos llamados a glorificar a Dios, proclamando y viviendo lasbuenas nuevas para su Tierra y para nuestras comunidades que son partede ella. Creo que parte de este llamado divino incluye nuestros testi-monios y trabajo para que el agua pueda ser compartida en una manera

    justa para el bien de toda la Creacin.

    Conocemos bien historias y experiencias de las maneras que noshemos alejado de los propsitos de Dios para nosotros. Tambin, espe-ro que tengamos en mente experiencias e historias de restauracin, decmo personas y grupos han hecho el esfuerzo de regresar al camino dela vida, de practicar la reconciliacin que Dios quiere que practiquemosentre nosotros y con toda la Tierra.

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    En cuanto a la relacin de la mujer con la pachamama todava haymadres que ensean a sus hijos e hijas que cada granito de semilla es unser viviente, por lo tanto, no hay que desperdiciar ni pisotear Especial-mente al inicio de la siembra, la mujer saca el sombrero y besa a la madretierra En la cosecha, ellas al encontrar el mejor fruto, elevan al cielo,lo besan y cuidadosamente los seleccionan Con todas estas prcticasy enseanzas, vemos cmo las mujeres inculcan en sus hijos e hijas los

    profundos valores de amor a la vida y el respeto a todo lo que les rodeaEn Romerillos an se mantiene el rito de pagar a la madre tierra

    en actitud de reciprocidad. Por ejemplo: cuando la comunidad acude

    al cerro para conducir el agua hacia el pueblo Al lado de la vertientehacen un altar y rezan a Dios, en el cual nombran a la montaa y pidenpermiso para llevar ese lquido vital. Tambin piden a Dios que el aguade esa fuente nunca se seque En la cosmovisin teolgica andina, to-dos los momentos y las etapas de la vida en la pachamama estn llenosde celebraciones

    Desafiamos a toda la comunidad que no dejemos de ser entusias-tas y de trabajar da a da en unidad, siempre con la esperanza viva de

    que s es posible cambiar la realidad Puesto que slo cuando estemosjuntos y juntas, lograremos disear y ejecutar nuestro proyecto de vida,en unin y armona entre nuestros semejantes y la pachamama.

    Lo que escribi Blanca me recuerda de otras palabras, las de Gne-sis, todo era muy bueno. Que podamos seguir adelante para descubriry vivir lo que esta verdad pueda significar, para nosotros y nuestrasiglesias, para nuestras sociedades, para nuestra Madre, la Tierra, y susdiversas comunidades.

    Cristopher Morck

    [i] Blanca Viracocha, Mujeres liberadas, comunidades transformadas:Experiencias de liberacin de las mujeres indgenas campesinas deRomerillos, Tesis indita en cumplimiento parcial de los requisitos

    para el grado de Licenciatura en Ciencias Teolgicas, UniversidadBblica Latinoamericana, Costa Rica.

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    la fe bblica y, que, al menos parcialmente, la distincin judeocristianaentre creador y mundo, as como la de la racionalidad del mismo y elsentido de la misin co-creadora del ser humano, convergieron paraorientar un cierto modo de estudio y utilizacin del cosmos. Por otra

    parte, la afirmacin de que la actividad destructora slo pudo ser indu-cida en la modernidad por inf lujo del pensamiento bblico no puede sercontrastada ni legitimada con facilidad. De todos modos, la exgesis

    bblica de las ltimas dcadas ha asumido el paradigma ecolgico comoun marco de pensamiento para pensar la creacin, aunque manteniendoel presupuesto de que la Biblia testimonia principalmente la identidad deDios y su proyecto para la creacin y el ser humano[3] y de que ha sidoescrita en tiempos concretos y por individuos particulares. Eso suponeque se debe practicar una hermenutica de los textos, discerniendo elcontenido religioso esencial de los conocimientos histricos y cientficosde su poca de redaccin[4].

    Bajo este marco propongo destacar algunos temas de teologa de lacreacin en perspectiva ecolgica, en una lectura de la Palabra de Diosque, incorpore la racionalidad cientfica y tecnolgica, principales con-figuradoras de nuestra presente percepcin de la naturaleza.

    1. Prioridad salvfica por sobre la ontolgica

    Para el pueblo judo, la idea de un Dios creador est intrnsecamenteunida a su experiencia primera de Dios: ste es bsicamente un Dios dela historia, quien interviene en su propio mundo de relaciones. Se tratade un Dios que viene a su historia para entablar relacin con l y parasalvarlo. Por ese motivo, la fe bblica en Dios no est vinculada comoen otras religiones a la naturaleza, sino a la historia. Precisamente,los textos ms antiguos en su composicin son los que se refieren ala experiencia histrica del encuentro con Dios. Slo en un segundomomento se reflexiona sobre la accin creadora de Dios, entendindola

    precisamente como un primer paso de esa historia. Dt 26,5-10 es pro-bablemente la ms antigua confesin de fe de Israel, es una secuencia deeventos que permite a Israel elaborar el hecho de que hay un Ser, Dios,que lo cuida y lo salva.

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    5y t pronunciars estas palabras en presencia del Seor, tu Dios: Mipadre era un arameo errante que baj a Egipto y se refugi all con unospocos hombres, pero luego se convirti en una nacin grande, fuerte y

    numerosa. 6 Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impu-sieron una dura servidumbre. 7 Entonces pedimos auxilio al Seor, elDios de nuestros padres, y l escuch nuestra voz. El vio nuestra mise-ria, nuestro cansancio y nuestra opresin, 8 y nos hizo salir de Egiptocon el poder de su mano y la fuerza de su brazo, en medio de un granterror, de signos y prodigios. 9 El nos trajo a este lugar y nos dio estatierra que mana leche y miel.

    Es sobre todo la experiencia de la cautividad en Babilonia la queengendra una crisis de fe que induce hacia una profundizacin de lafe en la creacin. La aparente impotencia divina en tierra extranjeraimpele a explicitar la omnipotencia creadora de Yahv, poniendo como

    primera evidencia la conformacin de un pueblo a partir de la nada,proyectndola luego hacia el origen de la realidad: porque cre un pue-blo de la nada, pudo crear todo el universo de igual modo. Desde all seexhorta al pueblo a recuperar la esperanza en medio de su situacin des-dichada. Es en este contexto en donde hay que situar el texto de Gnesis1,1-2,4, la nica cosmogona de la Biblia. Esta narracin, atribuida a latradicin Sacerdotal (P) [5], opera como prembulo para la historia de lacreacin (Gn 1-11) y para todo el Pentateuco. Es el texto por excelenciade la accin creadora de Dios quien, por propia voluntad, pone en laexistencia los diversos seres. Con un esquema litrgico de seis das deactividad creadora, culmina con un sptimo da dedicado al reposo delCreador. La creacin del hombre (v. 26) es particular: la consulta a lacorte celestial previa atena el antropomorfismo de la declaracin del v.

    27, donde el ser humano va a ser creado nicamente a imagen de Dios.Selem (imagen) significa ordinariamente una reproduccin exacta[6].Pero la expresin es atenuada por demt(semejanza, parecido). Los se-mitas no reconocan en el ser humano ninguna dicotoma: l completo,

    por ser imagen de Dios, es su representante en la tierra. La expresinremite a las estatuas de los reyes, cuya autoridad en lugares remotos eravisible en aquellas imgenes. El v. 28 introduce, adems del mandato defecundidad, el de dominar sobre los seres de la tierra. El dominio sobre

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    4. Las cosas son buenas y el creador es paternal(evangelios sinpticos)

    Jess asume pacficamente la fe en el Dios creador del Pentateuco yel resto de las Sagradas Escrituras (cfr. Mt 11,25). Sin embargo, sealaun dato fundamental: el creador es Padre. El creador, por consiguiente,integra las propiedades de la omnipotencia con las de la paternidad. Su

    poder creador y su trascendencia se incorporan dentro de una dimensinpaternal del trato con sus criaturas, tal como lo reflejan las invitacio-nes a confiar en su providencia, expresada en el cuidado de los liriosdel campo y de las aves (cfr. Mt 6,25-34; 10,29). El smbolo de fe de la

    Iglesia recoger este aspecto en su artculo: Creo en Dios Padre todo-poderoso. De este modo, resaltar que la creacin est determinada porla paternidad de Dios. Por otra parte, los evangelios sinpticos subrayanque la creacin es buena (cfr. Mc 7,14-20; Jess come y bebe: cfr. Mt11,18-19). Esta bondad ontolgica de la creacin fue objeto de reiteradas

    polmicas en la historia del pensamiento cristiano: gnsticos, albigenses,jansenistas, neoplatonismos cristianos y, en general, diversos tipos dedualismos han pretendido atribuir a la materia una dimensin maligna.

    La probable alteracin radical e incluso disolucin de la biosferano ha de conducirnos hacia la ponderacin negativa del mundo. ste esfinito y, tambin, contingente: de hecho, est destinado a una probablemuerte trmica en un futuro lejano y, previamente, el escenario favora-

    ble a la vida tal como la conocemos, debera desaparecer. Esta condicindel universo y del planeta, en la perspectiva de los sinpticos, debera ser

    pensada en la clave del horizonte paternal del Dios creador. En particu-lar, las perturbaciones ambientales no pueden ser atribuidas a la mismaresponsabilidad moral del universo ni pueden ser desconectadas, almenos para una visin cristiana, de la ptica del plan de un Dios que noes un principio annimo, sino un Padre que sigue atentamente el cursode la historia de su creacin.

    5. El Verbo creador se hizo creatura (Juan)

    El prlogo de Juan (1,1-18) muestra la actividad creadora delLgos ysu presencia en el mundo. l es aquel por quien fue hecho lo que existe.

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    Recordamos una vez ms el mensaje del Papa Juan Pablo II del 1de enero de 1990, titulado Paz con Dios Creador, paz con toda lacreacin, que pone de manifiesto que algunos elementos de la pre-

    sente crisis ecolgica revelan evidentemente su carcter moral. Algntiempo despus, monseor Giaquinta, obispo de Posadas, Misiones, Ar-gentina, tambin calific la problemtica como radicalmente moral.

    El representante del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI)en el lanzamiento del Programa de Ciudadana Ambiental Global (17 demayo 2004) expres: los problemas ecolgicos tienen solucin tc-nica conocida, pero esas soluciones sueltas, sin determinacin poltica

    impregnada de justicia social, sern absolutamente insuficientes y poreso participamos en el Programa. Este compromiso de la Iglesia cris-tiana latinoamericana fue adoptado y se afianz desde la observacinde las experiencias concretas, como consecuencia, entre otros factores,de la imposicin de los modelos econmicos y polticos neoliberalesque, por brutales, injustos y antidemocrticos, han puesto en riesgo la

    sobrevivencia de un altsimo porcentaje de nuestros compatriotas.Como consecuencia de ese proceso 225 millones de latinoamerica-

    nos son pobres, 100 millones de ellos son indigentes; el 10 por cientoms rico de la poblacin percibe 30 veces el ingreso del 10 por cientoms pobre. Estamos asistiendo a un complejo proceso de deterioro yapropiacin de nuestros recursos naturales que paulatinamente estn

    pasando al manejo de intereses y corporaciones transnacionales, al-gunas de las cuales ostentan tristes historias y extensas trayectoriasantiambientales. Un ejemplo es la virtual imposicin en la Argentina

    y la regin circundante del cultivo de la soja, con sus efectos adversossobre la estructura y biodiversidad de los ecosistemas.

    Respetuosamente disentimos sobre las ciertas generalidades quese expresan desde el Nmero 472 al 480 del Compendio de la DoctrinaSocial de la Iglesia, ya que si bien permanentemente llaman a la res-

    ponsabilidad, el espritu de solidaridad, el bien comn, la prudencia yla objetividad, parece ignorar los cambios que ha sufrido la ciencia,hoy regida por el lucro, ignorando el bien comn, aunque lo invoquen;en la realidad acepta la RSE, la responsabilidad Social Empresaria, que

    si bien asume que las empresas causan impactos (ver abajo N 474) socio/

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    econmicos, admite la remediacin por medio de fundaciones y/o ONGque son financiadas por la empresas.

    Es el 474 el que puntualmente hace referencia a nuestro enfoque ycoincide que Las modernas biotecnologas tienen un fuerte impactosocial, econmico y poltico, sin embargo no propone actitudesconducentes a evitarlos o, al menos considerar el principio precautorio.

    Nuestro enfoque es considerado poltico y, a los documentos que so-metamos a la jerarqua y el Congreso Nacional de Doctrina Social de laIglesia Rosario 2011, nos respondan que es necesario distinguir entreasuntos pastorales y polticos, Somos pastores y no hacemos poltica.

    En este documento queremos hacer un resumen de nuestra actividadde 12 aos, dentro del mbito de la Iglesia Catlica.

    1. Nuestra visin

    La experiencia de vida, la actividad laboral y nuestra percepcin delmaltrato a la Creacin, nos han sensibilizado sobre la incidencia del mo-delo agropecuario / biotecnolgico, en la realidad social argentina. Han

    transcurrido 10 aos desde que Mons. Miguel Esteban Hesayne, descri-biera con crudeza que: Argentinaestenpecado. Jams pens que, amis 80 aos, iba a encabezar un artculo con este ttulo. En la gracia dela Fe Cristiana desde nio, tantas veces he escuchado en la misa al ce-lebrante, invitando a comulgar: He aqu el Cordero de Dios que quitael pecado del mundo Luego, yo mismo sacerdote, he recorrido el pas

    predicando y celebrando la Eucarista para hacer presente al Corderode Dios que quita el pecado: Jess Liberador, con el objetivo de poner

    al pas en gracia de Dios desde corazones convertidos al Evangelio dela Justicia y la Paz. Vergonzosa realidad social, acepta que, si bien losmedios publicitan con cierto sensacionalismo enfermizo la muertede nios y nias desnutridos es preocupante; pero lo es mucho msque no se publicite, que no se informe con toda la claridad sobre lascausas reales de esas muertes. En su artculo el Padre Obispo, expresacon tristeza: Llama la atencin que no se vaya a la raz del crimen de

    genocidio generacional que se viene cometiendo, impunemente, desdehace dcadas. Ms an, llama la atencin que hoy pretendan ser de-

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    nunciantes de la punta del iceberg quienes tiempo atrs han silenciadoo tachado de idelogos a los que vienen denunciando el volumen y lasconsecuencias de la hambruna, que como mancha de aceite se ha idoextendiendo por todas las regiones del pas.

    No vamos a documentar aqu lo que estaba sucediendo por entoncesen la Argentina, pero la crisis social que se viva, se daba en un contextode cosechas record de soja , luego de seis aos de la liberacin de lasoja RR, acompaada de la desaparicin de pequeos y medianos pro-ductores y con ellos, haban ido desapareciendo superficies importantesdedicadas a diversos cultivos que otrora caracterizaran la alimentacin

    de los argentinos, insistimos en rechazar la soja como alimento humanoy extraa a nuestra soberana alimentaria.Se redujo ms de 44% de la superficie cultivada de arroz; ms del

    26,2%, de maz; 34.2%, de girasol; ms del 3%, de trigo y 10 veces lasuperficie de algodn. Zonas como San Pedro en la provincia de BuenosAires. perdieron el 50% de los montes frutales y plantaciones de vivero

    para ser reemplazadas por cultivos de soja. (Boy 2005)El Costo de Vida en 2002, refuerza nuestro diagnstico, para el nivel

    minorista, las estadsticas de INDEC (Instituto Nacional de Estadsticay Censos) indicaban que los productos que ms aumentaron de precioeran: Lentejas secas 272,7%; Aceite de Maz 218,9; Harina de trigocomn 162%; Arvejas en conserva 157,5%; Batata 152,2%; Papa 138%;Arroz blanco simple 130.1%. (mbito Financiero, martes 7 de enero de2003, Pg. 4).

    En ese contexto social se producan casos de muertes por desnutri-cin, por esa razn Mons. Hesayne, en el mencionado artculo, puntua-

    liza: La muerte de un solo nio por desnutricin es noticia trgica entodo tiempo y en cualquier parte. Pero si ocurre en un pas rico comoArgentina y las muertes se multiplican por miles, nos encontramos anteun crimen de lesa humanidad. Sobre todo si agregamos que la ancia-nidad argentina est amenazada de muerte prematura por falta dealimentacin adecuada y medicamentos elementales y que, pensando el

    futuro, varias generaciones de hombres y mujeres se vern disminuidosen capacidad intelectual y vigor fsico

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    2001 desaparecen ms de 100.000 empresas agropecuarias del sectorlcteo, ganadero, frutcola, hortcola. La tendencia continua siendo auna cada vez mayor escala, mayor eficiencia, ms competitividad y msrentabilidad (OMC).

    La globalizacin NO distribuye riqueza para las reas ms nece-sitadas del planeta, como lo indica el Compendio en el 363. Desde el2001 al da de hoy: las comoditis (SOJA Y PETRLEO) pagan la deudaexterna y la contencin social, en un escenario de desocupacin y deurbanizacin crecientes. Menos del 10% de la poblacin vive en zonasrurales, pero esto no significa siquiera que trabajen en tareas rurales.

    A los 24 nuevos asentamientos en la CABA (Perfil, domingo 20 de julio2006) da a da se suman nuevos tugurios, sin agua; sin servicios sani-tarios. En promiscuidad y violencia 8 de cada 10 habitantes de asenta-mientos de la CABA y Conurbano son desplazados rurales (IPAF 2006), este escenario lo colocbamos en un documento del ao 2009.

    2. Nuestra Accin

    Desde la formacin del grupo de Ecologa y Ecumenismo, hemoscentrado nuestra actividad en la reflexin de la realidad ecolgica y susefectos sobre la sociedad argentina, y dentro del mbito de libertad quecon los hermanos de otras creencias hemos convivido, evaluar las con-secuencias del modelo agro biotecnolgico en las familias catlicas.As el grupo organiz en el mes de abril de 2008, una serie de charlascon el ttulo: LOS AGRONEGOCIOS Y SU INCIDENCIA EN EL TE-RRITORIO Y LOS CONFLICTOS QUE GENERAN. La temtica fueelegida por estar el pas en medio de la llamada crisis del campo.

    El monocultivo de soja, que jams form parte de nuestra alimen-tacin (tampoco es el alimento bsico de los orientales como se nosquiere hacer creer), ni de nuestra cultura, se ha expandido como si fuerainevitable, como el nico camino de la produccin agropecuaria. A estasituacin de catstrofe social agropecuaria de los aos noventa, debera-mos sumar la migracin masiva de los obreros rurales. Solo en el Chaco,la mecanizacin de la cosecha de algodn implic, por cada mquina, el

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    desplazamiento del equivalente de 300 hombres. Los pooles de siem-bra convirtieron a los productores en rentistas de sus propios campos.

    Los nuevos paquetes tecnolgicos que integraron siembra directacon maquinaria cada vez de mayor ancho de labor, herbicidas y sojastransgnicas de Monsanto, instalaron una agricultura industrial concaractersticas difusas en su estructura, ya no son familias las que cul-tivan, ya no hay verdaderos agricultores, hay empresas que tercerizandesde la siembra a la cosecha. Muchos de los operarios de la maquinariautilizada, estn en negro.

    Francisco Loewy, autentico luchador de los valores de la vida

    rural argentina, en su libro La Encrucijada (Ed. DUNKEN BuenosAires 2002) describe la misma realidad y seala la paradoja de que:An incrementando su productividad, el campo argentino se vacade presencia humana. Languidece la mayora de las poblaciones delinterior, mientras en los polos de concentracin urbana se acumulauna sobrecarga poblacional sin espacio, sin suficientes oportunidadesde trabajo ni infraestructuras que alcancen. Los costos materiales y sinduda humanos de esta problemtica son muy superiores a los subsidios

    agrarios de los pases industriales.Todava resisten denodadamente ncleos de productores agrope-cuarios, sus familias y sus cooperativas a estos vientos de la destruc-cin. Se juega aqu una reserva remanente de la cultura del trabajo ydel arraigo. Nuestros economistas no consideran estos valores. No losencuentran en sus manuales. Tampoco computan en sus clculos eltremendo costo social y ambiental de la deformacin demogrfica enevolucin y sus graves secuelas. Pero el vaciamiento del interior avan-

    za e impone a la sociedad argentina, como a su economa, un absurdomarco de estrechez.Esta forma de agricultura industrial, ha desacralizado la actividad

    privilegiada en los relatos bblicos, con la bandera de terminar con elhambre del mundo, se le ha declarado la guerra a muerte a la natura-leza. Al momento de escribir este trabajo, millones de hectreas estninundadas y fueron las mismas tierras afectadas por la sequa, la Crea-cin siempre ha sido mensajera privilegiada para el agricultor que saba

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    interpretar sus signos, la soberbia de la ciencia/negocio hoy la ignora ysolo trata de dominarla.

    Los miembros del grupo hemos utilizado cuanto mbito se nos haofrecido para hacer llegar esta visin y a la manera de modernos pro-fetas, pedir un cambio en los corazones, la Argentina del crecimientofuera de serie; sin comparaciones en Latinoamrica, se debate en unacrisis visceral que nos est poniendo frente a frente entre hermanos, ymuchos no saben siquiera como hemos llegado hasta este extremo.

    Parece hacerse realidad que Quien ha prometido el cielo sobre latierra, no ha hecho ms que convertir el mundo en un infierno perma-

    nente (K. Popper) El crecimiento econmico, el aumento del consumo,los electrochinos, nos hacen creer que ESA es la felicidad, hasta lasrelaciones personales son digitales y aplacan nuestra soledad con una

    pantalla plana.La familia, desde el Gnesis, cuna de sueos (esperanza) en el

    equilibrio csmico depende del equilibrio humano, personal, familiar ysocial. Hoy la familia est fragmentada, cuando no burlada; solo papeles

    para la obra social.

    Sin familia los subsistemas personales se atrofian y mueren y estamuerte afecta la ecologa humana as aparece el ser humano falto deafecto, y el afecto no es dinero, no es consumo, no lo brinda la playstation.

    El hombre sin afecto se torna despiadado, depredador, olvida que latierra es un DON, parte de un regalo que Dios nos hizo junto con la vida

    para que todos podamos aprovecharla.Nos enfrentamos al desafo de entender que los recursos naturales

    son limitados. Se debe prestar atencin al hecho de que los pases mspobres son aquellos que parecen destinados a pagar el precio ms altopor el deterioro ecolgico. Argentina est pagando un alto precio por lafiesta del modelo de la soja. La sociedad tecnolgica destierra los valoresdel espritu.

    La sociedad del conocimiento, nos conducir a ver LA VERDAD,EL CAMINO Y LA VIDA o solo a encontrar remedios tecnolgicos

    para solucionar los desastres ecolgicos que HOY provoca la ciencia?

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    mal intencionales en relacin a las regulaciones de la biotecnologa,seguridad alimentaria (humana y animal) e impactos ambientales ysocio econmicos.

    En su Biografa se afirma que en su condicin de lder y comu-nicador privado utiliza exitosamente su conocimiento cientfico y suexperiencia biotecnolgica para comunicar la seguridad y beneficiosde los cultivos de OGMs, a demitificar la biotecnologa y a contribuira la confianza del pblico.

    El Programa de la reunin contempla en la tarde del ltimo dauna Mesa Redonda en torno a sugestivas preguntas entre las cuales

    destacamos: cmo aproximarse a los gobiernos, los medios y el pbli-co?, cmo organizar una campaa sostenida?, cmo lograr apoyosfinanciero sostenido?, cmo poder incorporar a las autoridades regu-latorias? y qu podemos aprender de Argentina?

    Cabe sealar que la intencionalidad ltima de los organizadoresno est oculta. Est explicitada en la Introduccin del documento-pre-

    sentacin oficial; all se lee: La oposicin a la biotecnologa agrcolageneralmente es ideolgica. El enorme potencial de la biotecnologa

    vegetal para producir alimentos en mayor cantidad y de elevado valornutricional para los pobres se perder si la regulacin de los OGMsno reemplaza el principio precautorio por principios cientficos. Yms adelante, necesitamos equiparnos con argumentos acerca de

    porqu la seguridad alimentaria de los pobres necesita tener accesoeficiente a la tecnologa-GM y que la extrema regulacin precautoriaes injustificada; argumentos para mostrar las consecuencias sociales

    y econmicas de la excesiva regulacin y para conocer cmo cambiar

    la regulacin basada en la ideologa por la regulacin basada en laciencia.Por otra parte, los resmenes de las ponencias anticipan la orien-

    tacin ideolgica de los organizadores; la mayora de ellos apunta ala misma direccin. Aunque reconocemos que el mtodo de las citas

    parciales puede inducir a interpretaciones incompletas, nos pareciinteresante reproducir, a modo de muestras de opiniones favorables alas biotecnologas asociadas a los OGMs, algunas afirmaciones que

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    pueden leerse en esos textos: Los pobres estn deseando y esperando.Las herramientas estn disponibles (Flavell); Desafortunadamente,(slo) un pequeo nmero de especies resistentes (OGMs) han sidoevaluados a campo por los agricultores, debido principalmente a lacarencia de regulaciones de bioseguridad en pases que carecen de lacapacidad para juzgar (su seguridad) o por considerar a los cultivostransgnicos como dainos para el ambiente o el consumidor (Roger

    N. Beachy); Los cientficos del sector pblico tienen la responsabili-dad de explicar a la sociedad (las ventajas de la biotecnologa vegetal)

    y que el rechazo a la tecnologa los OGMs limitar los esfuerzos paraaliviar la pobreza y el hambre para salvar la biodiversidad y protegerel ambiente (Marc Van Montagu).

    Enterados de la convocatoria, hicimos llegar una nota a nuestrospastores, solicitando se nos acepte en la convocatoria,pues considera-mos necesario verificar sus efectos en distintas circunstancias y prestaratencin a los efectos colaterales que pudieran acarrear. Conocemosque todas las investigaciones estn realizadas, subvencionadas o rela-cionadas con las empresas de los agronegocios. Hemos visto en estosaos de gran produccin que en lugar de disminuir los ndices del ham-bre ha crecido la desnutricin, la pobreza, la exclusin y el desarraigo.

    Nos preocupa tambin que la delegacin argentina est representadapor miembros adictos a los agronegocios.

    Tambin nuestra solicitud se hizo por medio de la diplomacia Ar-gentina en el Vaticano, la respuesta fue que La reunin es puramentecientfica, la reunin es cerrada con la presencia de los cientficos quela Academia de Ciencias ya ha invitado, ni periodistas, ni polticos, nidebates ideolgicos pueden ingresar. Se nos inform que oportunamen-te habra un informe de lo tratado en dicha convocatoria.

    Pasados 10 meses de dicho encuentro y habiendo consultado anuestros Obispos y al sitio http://www.vatican.va/romancuria/pontifi-cal_academies/acdscien/index.htm no habamos logramos informacinde las conclusiones del mismo, las que reclamamos al Obispo argentinoMonseor Snchez Sorondo, canciller de la Academia Pontificia deCiencias. Esta situacin solo pudo disiparse parcialmente cuando Mon-

    seor Federico Lombardi, Director de la sala de prensa del Vaticano, se

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    vio obligado a declarar pblicamente que: El documento conclusivo dela Semana de estudio con el ttulo Transgenic Plants for Food Securityin the Context of Development, o sea Las plantas transgnicas para la

    seguridad alimentaria en el contexto del desarrollo, esponsorizada porla Academia Pontificia de las Ciencias en mayo de 2009, no constituauna declaracin oficial de la Santa Sede sobre el tema.

    Hacemos notar que en ningn caso se toma en cuenta el impactosocial de esta tecnologa, solo los cientficos estaban invitados, comosi solo se tratara de un problema de genes y adn, cuando en realidad elhombre ha sido marginado, no forma parte de los estudios de impactoambiental, siendo Argentina un ejemplo del impacto de las tecnologasen la comunidad.

    Tomamos palabras del Cardenal de Ghana, Peter Turkson quien esterminante evitando catastrofismos y exageraciones Los cultivos

    genticamente modificados (transgnicos) generan dependencia econ-mica y nueva forma de esclavitud. Si los agricultores de frica tuvie-ran un mayor acceso a la tierra arable, frtil, a salvo de los conflictosarmados y de contaminantes, no seran necesario cultivos modificados

    genticamente para producir alimentos, dijo el jefe del Consejo Ponti-ficio para la Justicia y la Paz. Hacer a los agricultores dependientesde semillas patentadas, modificadas genticamente, huele al habitual

    juego de dependencia econmica, que a su vez, aparece como unanueva forma de esclavitud, (Osservatore Romano el 5 de enero 2011).

    Es un escndalo que casi 1.000 millones de personas sufrende hambre, dijo el cardenal Turkson, sobre todo porque hay ms que

    suficiente comida para alimentar a todo el mundo. Cultivos y ganadoson destruidos debido a las restricciones de comercio estricto o con elfin de mantener elevados los precios y, en pases ricos, alimentos encondiciones de consumo, son tirados a la basura dijo.

    Lo nico que haran falta es un poco ms solidaridad y muchomenos egosmo y habra suficiente comida para alimentar incluso dosveces la poblacin mundial actual, dijo. El cardenal expres que lastcnicas y prcticas agrcolas de alta tecnologa son intiles en zonasde conflicto y las reas que son asoladas por la explotacin de los re-

    cursos naturales.

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    Por la bsqueda y extraccin de petrleo, oro o minerales precio-sos presenten en suelo africano, las multinacionales causan enormesdaos: excavan grandes pozos y devastan irreparablemente campos ybosques, dijo. Si algn da esas reas podrn ser cultivadas es inciertoincluso si uno se basa en plantas genticamente modificadas.

    Cardenal Turkson dijo que algunas empresas multinacionales parti-cipan activamente para tratar de persuadir a los obispos en frica paraque apoyen un mayor uso de organismos genticamente modificados.Creo que el verdadero problema no es en favor o en contra de OGM,dijo.

    No habra ninguna necesidad de esos cultivos si los cultivadoresafricanos tuvieran acceso a tierras frtiles que no fueran destruida,devastada o envenenadas por la acumulacin de residuos txicos y

    si los productores fueran capaces de beneficiarse de los frutos de sutrabajo, permitindoles guardar suficientes semillas para plantar el

    prximo ao y no verse obligados a comprar continuamente semillasgenticamente modificadas en el extran