ecodiversos #35

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N.° 35 Noviembre de 2010 7 mil ejemplares, 12 páginas www.corantioquia.gov.co DISTRIBUCIÓN GRATUITA Un campo limpio Para que los pesticidas no sean un riesgo para la salud humana y la conservación de las fuentes naturales, una iniciativa busca enseñar a los campesinos cómo limpiar los envases de estos químicos para desecharlos adecuadamente. Pág. 9 Sueños de papel En Amalfi, la Asociación de Mujeres Nueva Vida busca el sustento de los días con la fabricación de papel artesanal, cuya materia prima es el buchón de agua, una planta, a veces problemática, que nace y crece en la represa Porce II. Pág. 5

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Especial Guardianes de la Naturaleza

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N.° 35 • Noviembre de 2010 • 7 mil ejemplares, 12 páginas • www.corantioquia.gov.co • DISTRIBUCIÓN GRATUITA

Un campo limpioPara que los pesticidas no sean un riesgo para la salud humana y la conservación de las fuentes naturales, una iniciativa busca enseñar a los campesinos cómo limpiar los envases de estos químicos para desecharlos adecuadamente. Pág. 9

Sueños de papelEn Amalfi, la Asociación de Mujeres Nueva Vida busca el sustento de los días con la fabricación de papel artesanal, cuya materia prima es el buchón de agua, una planta, a veces problemática, que nace y crece en la represa Porce II. Pág. 5

CORANTIOQUIA Director GeneralLuis Alfonso Escobar Trujillo

Dirección Territorial Aburrá NorteDirector Carlos Alberto Molina Gómez

Dirección Territorial Aburrá SurDirector William Alberto Álvarez Pérez

Dirección Territorial CartamaDirector James Enrique Gallego Alzate

Dirección Territorial CitaráDirector Ignacio Castaños Vélez

Dirección Territorial HevéxicosDirector Omar Ramírez Ramírez

Dirección Territorial PanzenúDirector Guillermo León Diosa Pérez

Dirección Territorial TahamíesDirectora Liliana Andrea López Noreña

Dirección Territorial ZenufanáDirector Luis Carlos Ochoa Tobón

Coordinación GeneralOficina Asesora de Comunicaciones

Coordinación EditorialFacultad de ComunicacionesUniversidad de Antioquia

RedacciónMargarita Isaza VelásquezDaniela GómezAndrés ÁngelMaría Victoria Correa Diego Agudelo GómezVíctor Casas MendozaPerla Toro CastañoJuan David Murillo Hoyos

EditoraMargarita Isaza Velásquez

Diseño y DiagramaciónAlexander Rojas Moreno

FotografíaArchivo CORANTIOQUIADirección Territorial CitaráDaniela GómezVíctor Casas MendozaLeonardo HenaoAndrés Ledesma

ImpresiónLa Patria

Directorio:Dirección Territorial Aburrá SurTel. 493 8888 Ext. 1801

Dirección Territorial Aburrá NorteTel. 493 8888 Ext. 1815

Dirección Territorial CartamaTel. 852 4716

Dirección Territorial CitaráTel. 843 2226

Dirección Territorial HevéxicosTel. 853 1245

Dirección Territorial PanzenúTel. 839 3258

Dirección Territorial TahamíesTel. 860 7489

Dirección Territorial ZenufanáTel. 832 6610

Sede MedellínCarrera 65 N° 44A 32Teléfono: 493 8888www.corantioquia.gov.co

Si tiene cualquier inquietud sobre los temas tratados en esta edición

de Ecodiversos, escríbanos al correo [email protected]

CORANTIOQUIA le apuesta al trabajo en red, ya que si estamos articulados e integrados, cada una de las acciones individuales y colectivas que realicemos

será coherente con las necesidades del territorio. En este editorial queremos explicar brevemente de qué se trata esta forma de hacer las cosas juntos.

En el presente Plan de Acción, se viene trabajando por la articulación e integración de su gestión en cada una de las acciones que realiza en el territorio. Para cumplir con este propósito, nace la red interna de dinamizadores ambientales, buscando un escenario de conversación, interacción y relacionamiento que permita gestionar el conocimiento integral corporativo y mejorar la capacidad de las personas para realizar acciones sistémicas e integrales en sus entornos.

Las Mesas Territoriales sirven de escenario para el debate, la discusión y la revisión de los lineamientos, criterios, proyectos y asuntos de interés corporativo. De estas mesas surgen los temas que se discutirán en la mesa articuladora y en las mesas temáticas. Según sus necesidades se define la priorización de la inversión, el monitoreo, y el alcance de los proyectos, subproyectos o actividades de gestión ambiental corporativa.

Las Mesas Temáticas se constituyen en un espacio que hace posible la participación de las personas de las dependencias relacionadas con temas comunes, con el fin de promover la articulación de objetivos y acciones entre las distintas áreas,

propiciando el avance del conocimiento, y una respuesta efectiva a las necesidades individuales y corporativas de formación, capacitación, cooperación, investigación, tecnología y comunicación, para una mejor gestión en el territorio.

La Mesa Articuladora está conformada por funcionarios responsables de los procesos definidos en el Modelo Estándar de Control Interno –MECI– y los coordinadores de proyectos. Se concibe como un espacio de encuentro y debate para los propósitos de la red. Tiene como objetivo vincular las experiencias y alcances de cada uno de los procesos corporativos con el fin de evaluar sus potencialidades, necesidades y posibilidades de articulación, de formación, de conocimiento, para una gestión integrada en cada una de las regiones, considerando la administración de los recursos naturales como proceso articulador.

La Mesa de Apoyo tiene como función integrar los procesos en la red, coordinar, diseñar, convocar y programar de forma participativa, las diferentes actividades que se deben desarrollar dentro de las mesas temáticas, territoriales y la mesa articuladora, de forma que se incorporen en ellas las acciones que apoyen el proceso de consolidación de la red.

Como se puede leer en este texto, se viene tejiendo de una manera fina lo que hacemos como institución para que se vea reflejado en cada una de las acciones que realizamos para la protección de nuestra naturaleza.

Luis Alfonso Escobar TrujilloDirector General

La Red

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somos todos

3Nº 35· Noviembre de 2010

Un inmenso bosque que ocupa un territorio de casi 330 mil hectáreas es el punto de intersección entre el Bajo Cauca y el Nordeste

de Antioquia. Un bosque tropical heterogéneo e impredecible en el que habitan cientos de familias campesinas y diversas comunidades étnicas, que durante varias generaciones han derivado su sustento de la tierra en donde viven. Sin embargo, ese territorio enfrenta situaciones desafiantes. La minería, el uso desmedido de maderas nativas, la ganadería extensiva, la proliferación de cultivos de usos ilícitos y una población en crecimiento le muerden cada vez más hectáreas, deteriorándolo y reduciendo con él los beneficios que ha prodigado con generosidad a los habitantes de la zona. Un problema de semejante magnitud requiere entonces una respuesta inteligente que con paciencia se ha ido construyendo en el transcurso de dos años.

El Proyecto de ordenación forestal sostenible ha trabajado durante este tiempo en los municipios de El Bagre, Nechí y Zaragoza, en el Bajo Cauca; y en Remedios y Segovia, en el Nordeste. Ellos comparten una reserva forestal que pide con urgencia una explotación sostenible y moderada de los recursos que puede proporcionar. Este proyecto busca determinar cuál es el mejor modo de hacerlo, es decir, a partir de la ordenación forestal se determinará un conjunto de prácticas tendientes a realizar un desarrollo forestal sostenible, como lo explica el abogado Germán Ríos, “una economía que le permita a las generaciones volver

a los bosques que han sido usados y aprovechados”.El tema de las reservas forestales es tan delicado que hay que abordarlo con pinzas. Por un lado, la legislación existente las convierte literalmente en territorio de nadie, pues impide la titulación de la tierra y en cambio sí avala que se otorguen permisos forestales, los cuales en muchos casos son aprovechados por foráneos que llegan, extraen lo que necesitan y se marchan. Por otro lado, en la zona específica del proyecto confluyen situaciones que generan un deterioro ambiental progresivo como el conflicto armado, la extracción masiva de minerales y la contaminación que de ésta se deriva. Basta recordar que del Nordeste y el Bajo Cauca se extraen cada año más de 28 toneladas de oro, una actividad que ha puesto en estas zonas un altísimo grado de contaminación por mercurio.

Por estas particularidades es que el enfoque del proyecto debía darles la misma prioridad al cuidado de las reservas forestales y a la economía de las familias que allí habitan. Cuando en 1974 el Código de Recursos Naturales prohibió la titulación de las reservas forestales o los bienes baldíos de la nación, muchos campesinos comenzaron a verse afectados, pues la imposibilidad de ser los dueños legales de sus tierras les ha negado el acceso a créditos, incentivos económicos y otros servicios básicos que el Estado está en la obligación de prestar, como el apoyo para la vivienda, la salubridad y la generación de proyectos productivos. Según lo dice Germán Ríos, “una de las cuestiones a la que apunta este proyecto es reconocer que entre la suerte de los bosques y la suerte de la gente no hay dicotomía; están ligadas entre sí”.

La prioridad, entonces, es la realización del derecho a la tierra, y, en consecuencia, el enfoque es la solidaridad con la cultura y la economía de las comunidades campesinas y étnicas. Así, se consolida cada vez más un nuevo contexto en el que el gobierno nacional, desde el Ministerio de Agricultura, empieza a reconocer que es necesario formalizar los derechos de los campesinos que habitan los bosques, pero un proyecto de ordenación como el que adelanta CORANTIOQUIA busca que a ese derecho se sume el compromiso de los campesinos para que su principal proyecto productivo genere plantaciones y una agricultura con un componente arbóreo, es decir, que la actividad económica proteja al mismo tiempo la vocación forestal de los suelos.

Dentro de las actividades de educación y cultura, el proyecto ha dirigido recursos a establecer algunas huertas caseras e impartir cursos de culinaria para que las personas incorporen nuevos alimentos en sus dietas, así es como se están promocionando prácticas para aprovechar mejor las maderas de la zona.

Por otro lado, un propósito firme es el de generar consenso entre las instituciones y entidades de la región, pero sobre todo entre la misma comunidad, “para que sea un diálogo que contribuya a que de la misma gente surja la semilla de la buena gestión ambiental y la buena gestión de los bosques”, concluye Germán Ríos.

A partir del consenso y un enfoque que reconoce el derecho de los campesinos a la tierra que habitan, desde hace dos años se gesta en cinco municipios del Nordeste y el Bajo Cauca un proyecto de ordenación forestal que busca generar pautas para el aprovechamiento sostenible de los bosques.

Por Diego Agudelo GómezAsesoría: Germán Ríos Arias

El Proyecto de ordenación forestal sostenible, en el Nordeste y el Bajo Cauca, quiere poner la tierra al servicio de quienes viven en ella y la cultivan, con un alto componente de educación ambiental que

proteja los bosques y los conserve con reservas forestales del país.

El derecho a la tierra

QUE SE HABITA

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Para no ahogarse

en un vaso de agua

Monitorear es hacer un seguimiento a un proceso para evaluar cómo se comporta en el tiempo.

En nuestro departamento se ha estimado que las reservas de agua subterránea superan los 10 mil millones, característica que nos hace ricos en “oro azul”.

El PORH de las territoriales Tahamíes y Zenufaná es una apuesta que permite conservar en calidad y cantidad el agua, así como garantizar la sostenibilidad para el futuro.

Como parte de un proceso inclusivo y participativo, los campesinos de las territoriales Tahamíes y Zenufaná se vincularán a un monitoreo de calidad de agua. El sueño es que este trabajo termine involucrando a la comunidad en los temas ambientales desde las esferas educativas, culturales y sociales.

¿Qué es lo primero que usted piensa cuando ve un insecto en el agua? Diez de diez personas consultadas al azar respondieron: “Que el agua

está sucia”. Es probable que usted piense lo mismo y si lo hace, es hora de saber que la respuesta correcta es: depende del insecto.

Y es que con estos invertebrados, y otros tantos que solemos ignorar, puede medirse la calidad del agua. Por ejemplo, hay insectos que solamente pueden vivir en aguas limpias, de esas que son aptas para el consumo humano. Esto se determina con las características del animal, ya sean sus alas, corporalidad lamosa, antenas o color.

Este trabajo que es conocido como monitoreo puede ser realizado por cualquier persona y es por este motivo que CORANTIOQUIA, desde la Subdirección de Calidad Ambiental, apoyados por las subdirecciones de Cultura y Ecosistemas, adelanta trabajos para conformar una red social con la cual se eduque a la comunidad para “realizar el monitoreo de las aguas propuesto en el Plan de Ordenamiento del Recurso Hídrico (PORH) en las territoriales Tahamíes y Zenufaná”.

Jorge Ignacio Gaviria Saldarriaga, ingeniero sanitario, explica que este seguimiento se hará de dos formas: a través de los invertebrados que viven en las aguas de las cuencas involucradas, y mediante un seguimiento de las lluvias con pluviómetros, instrumentos a los que por cariño los técnicos llaman “lluviómetros o tarrómetros”.

“Lo que se quiere lograr con la comunidad son tres cosas. La primera es que sean las personas que habitan la cuenca quienes se encarguen de tomar los registros diarios de la lluvia; que puedan apoyar a la corporación en la elaboración del censo de usuarios, para saber cuántas personas viven en la vereda, cuántas vacas pastorean en la cuenca, cuánta agua requieren unos y otros, y finalmente, que participen, aprendan y se apropien de las labores de monitoreo que permitirán saber qué caudal pasa por las quebradas y de qué calidad es el agua”, dice.

Las muestras de agua recolectadas por la gente del campo y por los habitantes urbanos que quieran ayudar llegarán luego al Laboratorio de Calidad Ambiental de CORANTIOQUIA, donde se medirán las propiedades fisicoquímicas y microbiológicas del agua.

La idea fundamental de este monitoreo participativo es unir a los estudiantes, las juntas de acción comunal, los administradores de los acueductos veredales y el personal de CORANTIOQUIA en un solo sueño. La red social es una red soñadora y es por eso que Jorge Ángel, encargado de la supervisión del PORH en la Corporación, quiere que este proceso se convierta en un factor transversal para la infancia campesina, en el que “sean ellos quienes se organicen para llevar los registros y que incluso este seguimiento haga parte de los procesos y aprendizajes en las escuelas y colegios”.

Agua pasó por aquíDentro de la lista de preguntas y respuestas que venimos sugiriendo, queremos hacer otra: ¿para qué utiliza usted el agua? Las respuestas que dan las personas son muchas, pero todas tienen que ver con lo que hace un PORH.

Estos planes que fueron reglamentados por el Decreto 1594 de 1984, permiten definir el uso y la destinación de los recursos hídricos superficiales y subterráneos. El agua, entonces, puede servir para el consumo humano, la recreación, y los usos industriales y agropecuarios.

A su vez, el plan, que puede tardar en ejecutarse entre diez y doce años, determina varios aspectos de suma importancia para la conservación de este líquido, también conocido como el “oro azul”. “Entre los más importantes pueden contarse los diagnósticos, la protección de cuencas, la generación de estrategias participativas –como la red social– y la garantía de que existirán procesos de información, conocimiento y comunicación entre las comunidades intervenidas”, dice Jorge Ignacio Gaviria.

Pero, y en esto es enfático Jorge Ángel, uno de los objetivos fundamentales es que la población se haga partícipe de los procesos que vive en relación con el agua, generando así una conciencia que les permita forjar una apropiación tal que desemboque en el reconocimiento de este recurso como parte fundamental para la salud y el bienestar de los seres humanos y demás organismos vivientes.

Además de intervenir algunos de los municipios que hacen parte de las territoriales Tahamíes y Zenufaná, la Subdirección de Calidad Ambiental también adelantará gestiones para conformar otras redes sociales en Antioquia, con el único objetivo de demostrar que esta sustancia transparente es tan fuerte como la vida misma y que, tal como lo definió el poeta ruso-estadounidense Joseph Brodsky, “el agua es igual al tiempo y proporciona un doble a la belleza”.

Por Perla ToroAsesoría: Jorge Ángel y Jorge Ignacio Gaviria.

5Nº 35· Noviembre de 2010

Del papel de madres pasaron al papel artesanal: la Asociación de Mujeres Nueva Vida, en Amalfi, utiliza una planta –problemática para algunos– como materia prima de la empresa que pronto les dará empleo y les permitirá cumplir sus sueños de solvencia económica.

se convertirían en hojas. De allí, habría quienes lo llevarían a la prensa, lo secarían y alisarían. Y así lo empezaron a hacer, hasta el momento, con una sinergia que mejora a medida que pasa el tiempo.

En las últimas semanas, entre capacitaciones y nuevos experimentos, las más jóvenes se han ocupado del diseño de objetos de escritorio hechos con el papel artesanal salido de sus manos, y que también clasifica como ecológico porque no utiliza tintes ni decolorantes y racionaliza el uso del agua y la energía.

Así, en La Guayana de Amalfi, madres, hijas, cuñadas y primas de todos los grados posibles, más un único hombre hijo de una fundadora, conforman la familia Nueva Vida, la misma que, en medio del boyante taller de bastidores, prensas, ollas, canecas, telas, cartones, licuadora industrial y máquina de moler, quieren cumplir su anhelo de independencia y obtener estabilidad económica.

El buchón es una planta que suele contribuir positivamente al equilibrio de los ecosistemas, porque limpia el agua y capta metales pesados que son letales para otras especies.

Todas las mañanas quince mujeres de la vereda La Guayana, en el municipio de Amalfi, se levantan a hacer los quehaceres de la casa: tienden las

camas, despiertan a sus hijos, atienden a su esposo sí es el caso, y preparan desayunos y almuerzos para llevar a la escuela y el trabajo. El bullicio de la preparación para el día se sigue con el silencio meditabundo de los oficios domésticos cuando todos se han ido, y hasta ese momento su vida no se diferencia de la vida de las otras mujeres de la vereda. Pero cuando se acerca el mediodía, ellas dejan sus hogares y emprenden el camino hacia La Rumbita, lugar que es casa, estadero, discoteca, restaurante, y además es el taller en el que todas trabajan fabricando papel artesanal y ecológico hecho de buchón de agua.

A la espalda de La Rumbita, que hace equilibrio entre la nada y la carretera, se enfila el río Porce, principal alimentador de la planta eléctrica Porce II. Este río fue encauzado para inundar 890 hectáreas y crear la represa que permite generación de energía. Pero este nuevo estado del afluente, acostumbrado a correr a su antojo, provocó que la planta conocida como buchón se estacionara y creciera de manera desmedida a causa de los contenidos orgánicos que encuentra en las aguas, pues antes de llegar a Amalfi, el río recorre todo el Valle de Aburrá, donde es conocido con el nombre de Medellín, y recoge desechos que lo vuelven un ambiente rico para la proliferación del buchón.

La Asociación de Mujeres Nueva Vida, nombre con el que se registra el grupo de quince mujeres y un hombre desde el 2003, supo, hace un par de años, que el buchón se estaba volviendo un problema para la represa, pues su presencia obstaculizaba el uso del agua. Entonces, tras muchos intentos de producir empleo para las mujeres de la vereda, fijaron sus ojos en el buchón pero de una manera distinta.

En internet encontraron que el papel se elaboraba con la celulosa de la plantas, así que si tenían una plaga de buchón, esto significaba materia prima inagotable para su nueva empresa: la elaboración de papel artesanal. La primera vez que produjeron papel utilizaron los utensilios de la cocina para triturar la planta recién cogida, y luego de obtenida la pulpa de buchón, la asentaron en un bastidor rústico y la dejaron secar. De allí obtuvieron un cartón grueso que se cae a pedacitos si se lo toca, pero que guardan como recuerdo de los inicios de su proyecto.

Ahora el papel les queda liso, consistente, y las fibras agarran bien. Incluso han experimentado hacerlo con capacho de maíz, fique, platanillo y heliconias, o con mezclas de todos, para obtener cada vez un papel de mayor calidad. El hecho de que ahora lo hagan tan bien está amarrado además al trabajo y la capacitación que les ofrece CORANTIOQUIA desde abril de este año.

Para el proyecto de producción más limpia de la entidad, el trabajo en ciernes de Nueva Vida fue un descubrimiento ejemplar, y a su vez, para las mujeres, la llegada de la Corporación fue la apertura de una posibilidad que venían buscando desde hacía dos años, y con la que ninguna otra institución había cedido a colaborarles.

Desde entonces, y en un proceso de aprendizaje técnico y ejecutivo, comenzaron a trabajar y entender que si deseaban ser una empresa, era necesario registrar sus procesos de trabajo en equipo y de sus laboratorios con el papel. Además, debían aprender a funcionar con las características de una cadena productiva, es decir, algunas se dedicarían a recolectar el buchón del río, otras a licuarlo y a formar la pulpa; las más experimentadas armarían el papel sumergiendo los batidores en el caldo y sacarían las finas películas que

“Creo que si nos organizamos seremos unas grandes empresarias, porque el sueño de nosotras es ese, y muy bueno sería que se cumpliera”, avizora Marta, la fundadora del grupo.

Con la venta de agendas, cuadernos, portarretratos, bolsas de regalos, tarjetas y sobres, la gran familia Nueva Vida anhela ganarse la vida y darle una mano al medio ambiente.

Por Daniela GómezAsesoría: Édgar Vélez

están hecholos días

De papeles

CITARÁ Territorio

En la tierra Citará, los verdes de la naturaleza son de muchas tonalidades; el de la copa virgen del cerro, el que se tiñe de hojas brillantes con el cultivo de café, el más clarito de las plataneras,

el que intercala sembrados de otros colores, el que no opaca los techos y zócalos de las casas campesinas y, en fin, ese que se interrumpe cuando aparece el río oscuro o la quebrada transparente. Están allí los ríos Cauca, Barroso y San Juan, la reserva Cuchilla - Jardín - Támesis, los Farallones, las lagunas de alta montaña, la plaza ancestral del pueblo, los balcones llenos de flores, el árbol centenario en una esquina o en otra, la cordialidad de sus pobladores, el caballo de madera que pertenece a un niño o el perro viejo que acompaña al campesino.

Un territorio salpicado del amor que la gente tiene por él, de lo que les contaron los abuelos y aún puede vivirse, de la historia indígena con paraísos mágicos, de la vocación para el trabajo y la honradez, de lo que indica presente con extensión de futuro y es, sin duda, una muestra de vida y mucha esperanza.

Citará, esa gran zona del Suroeste, cobija los municipios de Andes, Betania, Betulia, Ciudad Bolívar, Concordia, Hispania, Jardín y Salgar, y con ellos todo lo que conservan, sueñan, inventan y tejen sus habitantes: los del caserío, la cabecera y la solitaria vereda.

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En un recorrido visual por la región, la alegría se hace común, así como los bosques, las aguas, los animales, las flores, en fin, toda la manifestación de la naturaleza que acompaña y sirve a los seres humanos. Pero, ¿qué tiene de especial el Suroeste? Esta muestra fotográfica dice mil palabras…

Las quebradas, las cascadas y los ríos nacen en lo alto y bañan sin pudor la vida hogareña, el cultivo y hasta la tarde del domingo. Son aguas que con su murmullo, y a veces grito, acompañan el alma de todos los seres vivos que crecen en el Suroeste.

Los picos puntiagudos, dibujantes del horizonte, son la pared que guarda la selva todavía virgen y el canto de los pájaros que cruzan el cielo. Principio y fin del territorio, cada montaña es un relato sagrado y bien conocido por quienes la circundan.

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Los cafetales son tradición y futuro en la tierra Citará. Ellos cuentan la historia de la región y se asoman al mundo en la cosecha de octubre o en la mitaca de abril. Son importantes porque, además del sustento económico que representan, son fuente de transmisión de conocimientos en las familias y la primera enseñanza del trabajo duro y digno.

Rostros blancos, indios y morenos se dejan ver en los pueblos y veredas de la región. En montañas llenas de leyendas crece la mezcla del ser antioqueño que bien combina alegría y frescura, amor por la tierra y ese deseo inmenso de siempre salir adelante.

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Desde hace dos años, varios agricultores y ganaderos de los municipios de Don Matías, Entrerríos, San Pedro de los Milagros,

Santa Rosa de Osos, Belmira y Angostura, y en los últimos días en San José de la Montaña, se unieron al programa de recolección y disposición final de envases de insumos agroquímicos, como plaguicidas, herbicidas y pesticidas, liderado por la dirección territorial Tahamíes, de CORANTIOQUIA. El plan postconsumo se proyecta a través de la educación de los principales consumidores de estos productos químicos, los agricultores, e involucra a las casas vendedoras, administraciones municipales y a la comunidad en general, para que dispongan de manera responsable los residuos peligrosos que se generan en las actividades agropecuarias.

“Inicialmente se realizaron visitas a los almacenes agropecuarios, quienes están asumiendo la obligación como vendedores de insumos agroquímicos de educar a los productores en formas responsables de aplicar el producto y qué hacer con el residuo que se genera”, explica Maria Morelia Arredondo, técnica operativa de CORANTIOQUIA.

Triple lavadoEn el acompañamiento que la Corporación ha llevado con los generadores finales (los agricultores) de residuos peligrosos de plaguicidas se ha indicado detalladamente las obligaciones relacionadas con el triple lavado del envase, perforado sin dañar la etiqueta y la importancia del manejo y señalización de los sitios donde se manipulen dichos residuos.

Este programa reúne un conjunto de actividades encaminadas a llevar los envases a una cadena de devolución responsable, promovida por 25 laboratorios productores de agroquímicos a través de la corporación Campo Limpio afiliado a la ANDI y a Bayer.

Para llevar a cabo una adecuada disposición de los recipientes, el cultivador, cuando termina el contenido del producto químico, debe adicionarle tres partes de agua al envase, taparlo y agitarlo durante treinta segundos. Ese líquido que resulta debe adicionarlo a la bomba de espalda o al tanque donde está haciendo la mezcla para la aspersión en el cultivo. Esta labor se debe repetir dos veces más. Se deja escurrir el

frasco y posteriormente se perfora y se acopia en un lugar seguro. Cuando se han agrupado bastantes tarros, se llevan a los almacenes agropecuarios o a los centros de acopio temporal de cada municipio, para que finalmente sean recogidos por la entidad Campo Limpio o por Bayer, quienes cuentan con los respectivos permisos para la actividad.

“Cumplir con el buen manejo y disposición final de los envases de productos agroquímicos es un compromiso que adquiere la comunidad productora de alimentos con su propia vida, la de sus hijos y generaciones futuras, y el equilibrio del ecosistema”, expresa Arredondo.

Los riesgosLa disposición final de los envases de plaguicidas es el principal reto al que se enfrentan los agricultores. “Si se queman, producen dioxinas y furanos, compuestos químicos tóxicos y persistentes que generan en las personas bronquitis crónica y problemas alérgicos, además del daño en la capa de ozono. Si se entierran, se da un proceso muy lento de degradación y el químico residual se filtra a las aguas subterráneas, hasta llegar a los nacimientos y envenenar lentamente a la población que consume el líquido. Y lo más grave es que se reutilicen para envasar alimentos, lo que produce desde intoxicaciones agudas hasta crónicas, cuyos síntomas y efectos se ven a lo largo del tiempo como alteraciones hormonales, cáncer y malformaciones genéticas”, explica Lilliam Eugenia Gómez Álvarez, de la Subdirección de Cultura Ambiental de CORANTIOQUIA y presidenta del Consejo Seccional de Plaguicidas de Antioquia.

Solución integralEn un año largo de recolección se han colectado, en la zona de Tahamíes, alrededor de nueve toneladas de envases, generados primordialmente en los cultivos de papa y tomate y en la producción ganadera. “En el Norte de Antioquia se han logrado grandes avances en cuanto a recolección, pero este trabajo tiene que ir acompañado de un proceso agroecológico con el que la gente tome conciencia de que no puede seguir aplicando esa cantidad de químicos, ni manejando la producción a través de los monocultivos; que es necesario que la ganadería sea silvopastoril, donde existan árboles, para que ni el suelo ni el ecosistema se desgasten”, concluye Gómez Álvarez.

A limpiar

EL CAMPOPor Andrés Ángel GómezAsesoría: María Morelia Arredondo

Triple lavado en el sitio de uso. Llenar el tarro hasta un cuarto del envase, sacudir y vaciar la mezcla en el recipiente de fumigación para usarla. Se hace tres veces.

Se deja secar el envase.

Se perfora, sin dañar la etiqueta informativa, para evitar la reutilización.

Reutilizarlo, quemarlo o enterrarlo son prácticas inadecuadas, dañinas para el ambiente y peligrosas para los seres vivos.

Se almacena en un lugar

seguro; cuando se colecta una

buena cantidad, se lleva al centro de acopio: almacén

agropecuario o centro de acopio

temporal del municipio.

Lo ideal es no usar químicos en la producción agrícola, pero el problema es que ya existen y hay que resolver, entre otras cosas, la disposición final de los envases, pues no se pueden quemar, ni enterrar y mucho menos reutilizar.

La tendencia futura es desarrollar una cultura agrícola cada vez más avanzada, sostenible y amigable con la naturaleza. Pero mientras eso sucede la especie humana tendrá que lidiar con los peligrosos desechos que genera el uso de los insumos químicos. 1.

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9Nº 35· Noviembre de 2010

atención en proyectos que pretendieran transformar la cultura local para mejorar las condiciones del medio ambiente y de sus habitantes.

Según cuenta el profesor, la ganancia en investigación ha sido mucha con Herederos del Planeta; “Estamos haciendo cosas como salir al campo, que aunque lo teníamos ahí, antes nos parecía algo imposible. CORANTIOQUIA le ha puesto mucho entusiasmo y eso nos ha dado confianza. La idea es que los profesores no seamos momias, que seamos chéveres, que seamos factor de cambio en nuestra comunidad y que trabajemos con ganas”, cuenta, convencido.

Hace un mes, por ejemplo, y debido al invierno, un alud destruyó el cultivo de una finca de la vereda. Lo que hicieron desde la escuela fue recuperar el suelo. Consiguieron estacas, costales y sembraron barreras. Pusieron un tendido de malla para proteger la tierra del agua y el viento, y así consiguieron la recuperación de ese suelo para que otra vez fuera cultivable… Una muestra más de lo que se ha logrado: una interacción de la ciencia, el entorno, la investigación y hasta el trabajo en equipo. Eso sí, relata José María, “todo debe quedar escrito”.

Somos HerederosPero la iniciativa no es como se conoce hoy. Juan Suárez y Alejandro Henao, gestores del proyecto propuesto por CORANTIOQUIA a la Gerencia de Concesiones del departamento, se dieron a la tarea de pensar cómo formar a los niños de la zona en temas ambientales para que comprendieran el cambio que estaba ocurriendo y trabajaran en lo que podían hacer para conservar la naturaleza.

Así, los habitantes de los corregimientos de San Cristóbal y Palmitas, y de los municipios de Ebéjico y San Jerónimo, fueron quienes

iniciaron esta tarea de cultura ambiental. Pero una mirada más profunda al asunto determinó una transformación. “Cuando nos entregaron el proyecto, ya en el 2009, pensamos que no tenía sentido capacitar solamente a niños, y que lo que teníamos que hacer era algo distinto. Entonces, pensamos en lo ambiental y decidimos que queríamos capacitar a maestros. Hicimos el sondeo en esas comunidades y no en todas fue posible trabajar. Sin embargo, encontramos un lugar increíble que se llama Micro Centro Rural en San Jerónimo y con ellos estamos desarrollando la iniciativa”, relata Juan José.

Así, los Herederos del Planeta son 18 profesores que tienen en un solo salón alumnos desde preescolar hasta quinto de primera (bajo el modelo Escuela Nueva). Allí se imparte una educación semi-personalizada y los estudiantes se apoyan unos a otros para aprender, una circunstancia que se aprovechó para que los contenidos de las materias se desarrollaran siempre implicando eso tan valioso que los sigue rodeando: el medio ambiente, todo un laboratorio con suficiente materia prima para muchas enseñanzas.

El rosal del Centro Educativo Rural Montefrío de San Jerónimo comenzó a secarse desde mediados del año pasado. Aunque iba a

convertirse en maleza, a ninguno de los estudiantes de la institución parecía interesarle. Ni les iba ni les venía: era una mata más dentro de la naturaleza que los rodeaba.

Pero en abril de este año las cosas comenzaron a cambiar. José María León, el profesor, les pidió como tarea de clase recorrer la escuela y hacerse preguntas sobre los movimientos mínimos que había en el entorno. Entonces, una alumna se acercó a lo que quedaba del rosal y dijo: “¿Por qué se le caen las hojas, pero el tallo no se seca?”.

Esa exclamación de curiosidad hizo que José María literalmente brincara de alegría, pues significaba que había posibilidades para la enseñanza y el aprendizaje fuera del aula de clase. “Me di cuenta de que podíamos poner en práctica los métodos de Herederos del Planeta”, dice. Así, entre todos comenzaron a resolver las preguntas que les surgían, y el rosal dejó de ser maleza, para ser recuperado y convertirse en un objeto más de observación. El rosal pronto florecerá y será el símbolo de esta nueva forma de asumir la educación.

Pero no fue sólo el rosal. Todas las preguntas se convirtieron en un proyecto para recuperar el jardín y en muchos otros que giran alrededor de las materias de ciencias naturales, sociales y lengua castellana. Ya los currículos se salieron del salón para tocar los sentidos de los estudiantes.

Sin embargo, aunque el trabajo con los estudiantes empezó en abril, desde hace más de un año los profesores San Jerónimo, tuvieron experiencias de motivación para acoger el proyecto Herederos del Planeta. José María, el de Montefrío, cuenta que la suya es una de las veredas más apartadas del municipio y que eso pocas veces la hacía objeto de

Hace un año los profesores de una vereda del Occidente antioqueño se convirtieron en Herederos del Planeta. Ellos junto a sus estudiantes buscan que el medio ambiente les sirva de laboratorio para la enseñanza de todas las materias.

Una jugadamaestra

9Nº 34 · Julio de 2010

Por María Victoria CorreaAsesoría: Juan Suárez

Los herederos en internetDesde hace un año los gestores del proyecto Herederos del Planeta vienen llenando un diario de campo abierto al público en donde relatan sus experiencias. Se puede consultar en http://herederosdelplaneta.wordpress.com.

en San Jerónimo

El blog del proyecto explica así la iniciativa: Educación ambiental + Maestros comprometidos + Nuevas didácticas = Herederos del Planeta.

Cuando Amparo Jaramillo Ruiz dijo que hicieran una exposición con la colcha de retazos, se imaginó a sí misma cubriendo el

techo del auditorio principal al mejor estilo de las pinturas de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Su pensamiento fue tan real como su orgullo, porque así como sus compañeros de trabajo, también le sacó el rato a esta labor. Le restó minutos a las horas del almuerzo y tomó aguja e hilo para llevar a la lona animales, iglesias, árboles y pozos. Sin ser el zar de las manualidades, reconoce que se la lleva bien con este arte. Cuenta, eso sí, que la del edredón fue una tarea maratónica, porque además debían responder por las labores del día a día. Más de uno descubrió la magia de sus dedos al vaivén del punto-cadeneta. Ella se encargó de los ajustes finales, de la pulida. Otros hicieron la tarea en internet, buscaron información sobre el pedacito de territorio que estaban bordando. Los resultados los dejaron muy satisfechos.

“Por donde uno pasaba era la gente consultando, los hombres cortando el trapito. ¿Que cómo es la bandera?, ¿que cómo es el escudo?”, relata Amparo, quien se desempeña como técnica administrativa del Grupo de Apoyo del Talento Humano de CORANTIOQUIA. “Parte del trabajo es conocer la organización”, dice.

Los teclados descansaron por minutos y los técnicos acudieron a los recuerdos de las salidas de campo para recrear los paisajes. Muchas manos hilaron la jurisdicción actual de la Corporación. A cada dependencia y territorial le correspondió un pedacito de un gran tendido, un rosario de fibras que habla del trabajo en red.

La Subdirección de Cultura Ambiental lidera la iniciativa con el fin de construir un modelo de gestión articulada en el que predomine el trabajo en equipo, en el que cada persona reconozca que necesita de otras áreas para realizar su labor y mejorar su quehacer.

Es por eso que los primeros viernes de cada mes se reúnen unos sesenta funcionarios, que tienen a su cargo la coordinación de proyectos. Ellos integran la denominada mesa articuladora. “La red está definida como un escenario de conversación, de interacción, de relacionamiento para gestionar el conocimiento integral corporativo”, explica Alba Miriam Vergara Vargas, coordinadora de la Red Interna de Dinamizadores Ambientales, que lleva año y medio de funcionamiento.

Agrega que no se trata sólo de una labor conjunta, sino también de aprender de la experiencia del otro, compartir información y optimizar tiempo, lo que implica eficacia sin trabajar el doble. Todo con el fin de cambiar la cultura de la organización.

Aquí nadie le pone límites a la metodología. Durante el Mundial de Fútbol se inventaron el Mundial de Procesos. No faltaron equipos como Airentina, Portuagual, Sinamarca y Florancia, cada uno de ellos distinguido por una camiseta que contenía las categorías: insumos, actividades y productos. Los participantes, además de identificar los procesos, sugirieron cómo mejorarlos.

Otro día tejieron una telaraña con un rollo de lana. Quienes hicieron parte de la actividad fueron rotando un ovillo a aquellos compañeros que consideraron fundamentales para el cumplimiento de su labor. Así, de mano en mano, fueron construyendo una red como símbolo de ese trabajo conjunto.

Para la ingeniera ambiental Isabel Cristina Alzate, quien se desempeña como apoyo del programa, se trata de “arreglar primero la casa”, es decir, buscar un cambio interno para impactar después al público.

Amparo, por su parte, está feliz. Hace unos días recibió una noticia que le iluminó el rostro. Le dijeron que la exposición Tejiendo territorio es una realidad, que un artista plástico está ultimando detalles para que todos en la Corporación puedan admirar la colcha. CORANTIOQUIA se vestirá de museo con una obra hecha a muchas manos.

Por Juan David MurilloAsesoría: Alba Miriam Vergara

arreglan la casaEntre todos

Trabajo por mesasPara el trabajo en red, Corantioquia di-señó un trabajo por mesas, las cuales cuentan con una estrategia desde comu-nicaciones y tienen el agua como eje ar-ticulador. Uno de los principales espacios es la mesa articuladora, cuya tarea es vincular las experiencias y alcances de los procesos corporativos, evaluar sus potencialidades, necesidades, posibili-dades de articulación, de formación y de conocimiento, para una gestión integra-da a las regiones. Así mismo, las mesas territoriales permitirán avanzar en la gestión del mapa corporativo, identi-ficando oportunidades y riesgos en la dinámica de la realidad desde las direc-ciones territoriales. Adicionalmente se identificaron necesidades en los temas de biodiversidad, minería, ordenamien-to territorial, agua y cultura ambiental, de donde surgen nuevas directrices e ideas para los proyectos.

En esta red caben todos y lo mejor es que en ella aprenden cómo mejorar sus funciones. Poco tiene que ver con internet y mucho con la labor conjunta. En CORANTIOQUIA, la lúdica también es trabajo, una manera de cambiar la cultura de la organización.

Los integrantes de la mesa articuladora trabajaron conjuntamente en el rompecabezas del mapa de la jurisdicción de Corantioquia.

Con la red se busca medir el conocimiento del territorio, la participación y comunicación, y los procesos corporativos.

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11Nº 35· Noviembre de 2010

en el corazóndel Suroeste

Recuperadores

...A nadie le gusta tener desengaños, a nadie le gusta perder un amor. Termina “Ratos de amargura” y en la radio

informan la hora: 11:07 a.m. Olga López se sienta en la entrada de una bodega grande, de unos cincuenta metros cuadrados, ubicada en las afueras del municipio de Hispania, en el sitio conocido como La Colesa. Toma un costal lleno de vasos plásticos que empieza a separar con meticulosa precisión. Ella casi podría hacerlo a ojos cerrados. Tiene la experiencia propia de ocho años en los que, de lunes a sábado, ha reciclado los residuos sólidos del pueblo.

El trabajo en sus inicios lo hacía una cooperativa de mujeres de Hispania. Por desgracia, ni ellas tenían muchos ánimos ni la cooperativa funcionó. Y fue cuando decidieron liquidar la asociación que la alcaldesa de entonces le pidió a Olga continuar con la labor. Así se convirtió en patrona de sí misma y asumió una tarea a la que pocos se atrevían.

Todos los lunes y viernes recorría el pueblo con un coche de bebé en el que echaba lo que podía reutilizarse. En esos primeros meses le ayudó Jeferson Zapata, su nieto de once años, y una que otra vez Tania y Deisy, sus hijas. Hasta que le propuso a Elías, su esposo, que trabajara con ella.

En Hispania, donde los samanes son sagrados, casi es mediodía. Y el sol quema. Hace más de dos horas que don Elías se fue para la vecina población de Bolombolo, hasta donde llevan todo el reciclaje. La volqueta del municipio iba casi a reventar. Olga, acompañada de Miriam, una señora que desde hace dos años le ayuda, sigue separando vasos plásticos en bolsas. Dentro de la bodega, cientos de envases plásticos están separados según su material y color: los de aceite en un costal, los de suavizante en otro. Las botellas de vidrio deben estar

en añicos; las cajas de cartón, sin cintas y prensadas; las botellas, sin tapa, sin etiquetas, limpias. Es una tarea de horas. De días.

Separar lo que para muchos es una montaña de basura tiene su ciencia. Olga dice que aprendió de empleados de Fibras Nacionales, una empresa que trabaja en Medellín con material reciclable. Y ella les enseñó a sus hijas, a Elías, a Miriam. Deisy, por ejemplo, es la más hábil separando el papel: el blanco va aparte del de color y del periódico que a su vez es diferente de las revistas ¡Ah! y cada revista tiene un tipo de papel diferente.

Después del mediodía llega a ayudar Luis Fernando Díaz, “Tole”, un señor ya de edad, amigo de Olga y que pasa muchas tardes ayudando en la rutina diaria. “Esto no se cansa uno de hacerlo”, afirma ella, quien ya terminó de separar una bolsa llena de vasos de distintos materiales y se dispone a separar otra. Miriam, en cambio, confiesa que a ella no le rinde el trabajo, que se le embolatan las bolsas, que se confunde y que ella sí se cansa: “lo que pasa es que Olga es muy guapa”, dice.

La tarde cae. A las cinco, después de nueve horas entre tapas, costales y botellas, cierran la bodega para irse a casa. Todo el material queda bien guardado y bajo la protección del Divino Niño que tienen en la entrada y la imagen de Melchor, un rey mago de plástico que se salvó de terminar como material reciclado. Mañana será otro día para recuperar un poquito el planeta.

Por Víctor Casas MendozaAsesoría: Paula Trejos

A muchas manosLa fundación ambiental Eco-Región ha acompañado los planes de gestión ambiental de residuos sólidos en 22 municipios del Suroeste, además de promover y fomentar la separación de residuos. Ese trabajo ha sido fortalecido desde CORANTIOQUIA con la inyección de capital y por supuesto con los aportes de los municipios en los que hace presencia. Gracias a ello, en las territoriales de Cartama y Citará, existen hoy organizaciones de recuperadores que trabajan bajo una misma misión.

En la actualidad el municipio de Hispania produce alrededor de 23 toneladas de basuras que son llevadas a un relleno sanitario en Heliconia.

Gracias al trabajo de Olga López y los demás recuperadores del Suroeste, se ha optimizado el uso de los rellenos sanitarios en la zona.

Hispania es uno de los 22 municipios del Suroeste antioqueño donde la fundación ambiental Eco-Región, CORANTIOQUIA y las administraciones municipales, promueven un exitoso plan de manejo de residuos sólidos que beneficia a las comunidades.

En cuanto a cultura de la legalidad, CORANTIOQUIA emprende proyectos educativos con usuarios y población escolar, que buscan fomentar una relación de respeto y cuidado con el ambiente.

Garras

Hocico

Manchas

Cola

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Si quieres ser un

Materiales

1. Garras:

3. Manchas

4. Cola

2. Hocico

Ponte tu disfraz, y ahora sí

eres un jaguar… Puedes rugir,

saltar y ronronear.

Para ser unjaguar necesitas:

Sigiloso entre la maleza, al jaguar le gusta esperar, a que su mejor amigo aparezca y poderle un gran susto dar… ¡¡¡ragggrrr!!!Veloz, fuerte y silencioso, el jaguar es un misterioso animal de habilidades asombrosas, que espera paciente a sus desprevenidas presas. ¿Quieres averiguar los misterios que se esconden detrás de la máscara del jaguar?

Botellas de gaseosa, ropa que puedas pintar, pedazos de plásticos, telas, papeles, cartones y cartulina reci¬clada, pintura amarilla y

negra, pinceles, tijeras, pegan¬tes y cuerdas.

Toma una botella de gaseosa de plástico, lo suficientemente grande para que cubra tu antebrazo, y recórtala como se ve en el

dibujo.

Para ponerte tus garras, perfóralas como ves en el dibujo, amárralas a tu antebrazo con cuerdas y píntalas… ¡Ten cuidado con

tus garras, ahora eres un jaguar feroz!

¿Tienes por casualidad una camiseta y un

pantalón viejo o que ya no uses y puedas

pintar? Son perfectos para que les hagas

unas buenas manchas a tu jaguar.

Los jaguares son amarillos con

manchas negras, usa pinturas de estos colores para darle

vida.

Necesitas pedazos largos de plásticos o tela, que puedas unir

para hacer una cola larga y gruesa. Píntala con lindas manchas y

amárrala a tu cintura.

Recorta un triángulo que vaya desde tus cejas hasta la altura de los labios.

Redondea las puntas, pinta el hocico de jaguar, no te olvides, con colmillos y todo.

Recorta el espacio de la nariz y amarra dos cuerdas a los extremos, como se ve en la

figura.