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    DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIAPARROQUIA SAN JOSDICESIS DE SAN ROQUE

    PBRO. DR. SEBASTIN COMBIN

    MATERIAL PARA EL ENCUENTRO DEL DA 18/09/2014 (21:00 HS)

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATLICA (2197-2257)

    TERCERA PARTE

    LA VIDA EN CRISTO

    SEGUNDA SECCIN

    LOS DIEZ MANDAMIENTOS

    CAPTULO SEGUNDOAMARS A TU PRJIMO COMO A TI MISMO

    ARTCULO 4EL CUARTO MANDAMIENTO

    Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus das sobre la tierra que el Seor, tu Dios, te vaa dar (Ex 20, 12).

    Viva sujeto a ellos (Lc 2, 51).

    El Seor Jess record tambin la fuerza de este mandamiento de Dios (Mc 7, 8 -13). El apstolensea: Hijos, obedeced a vuestros padres en el Seor; porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu

    madre, tal es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: para que seas feliz y se prolonguetu vida sobre la tierra (Ef 6, 1-3; cf Dt 5 16).

    2197 El cuarto mandamiento encabeza la segunda tabla. Indica el orden de la caridad. Dios quiso que,despus de l, honrsemos a nuestros padres, a los que debemos la vida y que nos han transmitido elconocimiento de Dios. Estamos obligados a honrar y respetar a todos los que Dios, para nuestro bien, hainvestido de su autoridad.

    2198Este precepto se expresa de forma positiva, indicando los deberes que se han de cumplir. Anuncialos mandamientos siguientes que contienen un respeto particular de la vida, del matrimonio, de losbienes terrenos, de la palabra. Constituye uno de los fundamentos de la doctrina social de la Iglesia.

    2199El cuarto mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con sus padres, porqueesta relacin es la ms universal. Se refiere tambin a las relaciones de parentesco con los miembros delgrupo familiar. Exige que se d honor, afecto y reconocimiento a los abuelos y antepasados. Finalmentese extiende a los deberes de los alumnos respecto a los maestros, de los empleados respecto a lospatronos, de los subordinados respecto a sus jefes, de los ciudadanos respecto a su patria, a los que laadministran o la gobiernan.

    Este mandamiento implica y sobrentiende los deberes de los padres, tutores, maestros, jefes,magistrados, gobernantes, de todos los que ejercen una autoridad sobre otros o sobre una comunidad depersonas.

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    2200 El cumplimiento del cuarto mandamiento lleva consigo su recompensa: Honra a tu padre y a tumadre, para que se prolonguen tus das sobre la ti erra que el Seor, tu Dios, te va a dar (Ex 20, 12; Dt 5,16). La observancia de este mandamiento procura, con los frutos espirituales, frutos temporales de paz yde prosperidad. Y al contrario, la no observancia de este mandamiento entraa grandes daos para lascomunidades y las personas humanas.

    I. La familia en el plan de Dios

    2201La comunidad conyugal est establecida sobre el consentimiento de los esposos. El matrimonio y lafamilia estn ordenados al bien de los esposos y a la procreacin y educacin de los hijos. El amor de losesposos y la generacin de los hijos establecen entre los miembros de una familia relaciones personales yresponsabilidades primordiales.

    2202Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Esta disposicin esanterior a todo reconocimiento por la autoridad pblica; se impone a ella. Se la considerar como lareferencia normal en funcin de la cual deben ser apreciadas las diversas formas de parentesco.

    2203 Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituy la familia humana y la dot de su constitucin

    fundamental. Sus miembros son personas iguales en dignidad. Para el bien comn de sus miembros y dela sociedad, la familia implica una diversidad de responsabilidades, de derechos y de deberes.

    La familia cristiana

    2204La familia cristiana constituye una revelacin y una actuacin especficas de la comunin eclesial;por eso [...] puede y debe decirse Iglesia domstica (FC 21, cf LG 11). Es una comunidad de fe, esperanza

    y caridad, posee en la Iglesia una importancia singular como aparece en el Nuevo Testamento (cf Ef 5, 21-6, 4; Col 3, 18-21; 1 P 3, 1-7).

    2205La familia cristiana es una comunin de personas, reflejo e imagen de la comunin del Padre y delHijo en el Espritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Esllamada a participar en la oracin y el sacrificio de Cristo. La oracin cotidiana y la lectura de la Palabrade Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evangelizadora y misionera.

    2206Las relaciones en el seno de la familia entraan una afinidad de sentimientos, afectos e interesesque provienen sobre todo del mutuo respeto de las personas. La familia es una comunidad privilegiadallamada a realizar un propsito comn de los esposos y una cooperacin diligente de los padres en laeducacin de los hijos (cf. GS 52).

    II. La familia y la sociedad

    2207La familia es la clula original de la vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer

    son llamados al don de s en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida derelacin en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de lafraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se puedenaprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La vida de familiaes iniciacin a la vida en sociedad.

    2208 La familia debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y la responsabilidadrespecto de los pequeos y mayores, de los enfermos o disminuidos, y de los pobres. Numerosas son lasfamilias que en ciertos momentos no se hallan en condiciones de prestar esta ayuda. Correspondeentonces a otras personas, a otras familias, y subsidiariamente a la sociedad, proveer a sus necesidades.La religin pura e intachable ante Dios Padre es sta: visitar a los hurfanos y a las viudas en su

    tribulacin y conservarse incontaminado del mundo (St 1, 27).

    2209 La familia debe ser ayudada y defendida mediante medidas sociales apropiadas. Cuando lasfamilias no son capaces de realizar sus funciones, los otros cuerpos sociales tienen el deber de ayudarlasy de sostener la institucin familiar. En conformidad con el principio de subsidiariedad, las comunidades

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    ms numerosas deben abstenerse de privar a las familias de sus propios derechos y de inmiscuirse ensus vidas.

    2210 La importancia de la familia para la vida y el bienestar de la sociedad (cf GS 47, 1) entraa unaresponsabilidad particular de sta en el apoyo y fortalecimiento del matrimonio y de la familia. Laautoridad civil ha de considerar como deber grave el reconocimiento de la autntica naturaleza delmatrimonio y de la familia, protegerla y fomentarla, asegurar la moralidad pblica y favorecer laprosperidad domstica (GS 52, 2).

    2211La comunidad poltica tiene el deber de honrar a la familia, asistirla y asegurarle especialmente:

    la libertad de fundar un hogar, de tener hijos y de educarlos de acuerdo con sus propias conviccionesmorales y religiosas;

    la proteccin de la estabilidad del vnculo conyugal y de la institucin familiar;

    la libertad de profesar su fe, transmitirla, educar a sus hijos en ella, con los medios y las institucionesnecesarios;

    el derecho a la propiedad privada, a la libertad de iniciativa, a tener un trabajo, una vivienda, elderecho a emigrar;

    conforme a las instituciones del pas, el derecho a la atencin mdica, a la asistencia de las personas deedad, a los subsidios familiares;

    la proteccin de la seguridad y la higiene, especialmente por lo que se refiere a peligros como la droga,la pornografa, el alcoholismo, etc.;

    la libertad para formar asociaciones con otras familias y de estar as representadas ante lasautoridades civiles (cf FC 46).

    2212 El cuarto mandamiento ilumina las dems relaciones en la sociedad. En nuestros hermanos yhermanas vemos a los hijos de nuestros padres; en nuestros primos, los descendientes de nuestrosantepasados; en nuestros conciudadanos, los hijos de nuestra patria; en los bautizados, los hijos denuestra madre, la Iglesia; en toda persona humana, un hijo o una hija del que quiere ser llamado Padre

    nuestro. As, nuestras relaciones con el prjimo se deben reconocer como pertenecientes al ordenpersonal. El prjimo no es un individuo de la colectividad humana; es alguien que por sus orgenes,

    siempre prximos por una u otra razn, merece una atencin y un res peto singulares.

    2213 Las comunidades humanas estn compuestas de personas. Gobernarlas bien no puede limitarsesimplemente a garantizar los derechos y el cumplimiento de deberes, como tampoco a la sola fidelidad a

    los compromisos. Las justas relaciones entre patronos y empleados, gobernantes y ciudadanos, suponenla benevolencia natural conforme a la dignidad de personas humanas deseosas de justicia y fraternidad.

    III. Deberes de los miembros de la familia

    Deberes de los hijos

    2214La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana (cf Ef 3, 14); es el fundamento del honordebido a los padres. El respeto de los hijos, menores o mayores de edad, hacia su padre y hacia su madre(cf Pr 1, 8; Tb 4, 3-4), se nutre del afecto natural nacido del vnculo que los une. Es exigido por el preceptodivino (cf Ex 20, 12).

    2215El respeto a los padres (piedad filial) est hecho de gratitud para quienes, mediante el don de lavida, su amor y su trabajo, han trado sus hijos al mundo y les han ayudado a crecer en estatura, ensabidura y en gracia. Con todo tu corazn honra a tu padre, y no olvides los dolores de tu madre.

    Recuerda que por ellos has nacido, cmo les pagars lo que contigo han hecho? (Si 7, 27-28).

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    2216El respeto filial se expresa en la docilidad y la obediencia verdaderas. Guarda, hijo mo, el mandatode tu padre y no desprecies la leccin de tu madre [...] en tus pasos ellos sern tu gua; cuando teacuestes, velarn por ti; conversarn contigo al despertar (Pr 6, 2 0-22). El hijo sabio ama la instruccin,el arrogante no escucha la reprensin (Pr 13, 1).

    2217Mientras vive en el domicilio de sus padres, el hijo debe obedecer a todo lo que stos disponganpara su bien o el de la familia. Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios enel Seor (Col 3, 20; cf Ef 6, 1). Los nios deben obedecer tambin las prescripciones razonables de sus

    educadores y de todos aquellos a quienes sus padres los han confiado. Pero si el nio est persuadido enconciencia de que es moralmente malo obedecer esa orden, no debe seguirla.

    Cuando se hacen mayores, los hijos deben seguir respetando a sus padres. Deben prevenir sus deseos,solicitar dcilmente sus consejos y aceptar sus amonestaciones justificadas. La obediencia a los padrescesa con la emancipacin de los hijos, pero no el respeto que les es debido, el cual permanece parasiempre. Este, en efecto, tiene su raz en el temor de Dios, uno de los dones del Espritu Santo.

    2218El cuarto mandamiento recuerda a los hijos mayores de edad sus responsabilidades para con los

    padres. En la medida en que ellos pueden, deben prestarles ayuda material y moral en los aos de vejez ydurante sus enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento. Jess recuerda este deber degratitud (cf Mc 7, 10-12).

    El Seor glorifica al padre en los hijos, y afirma el derecho de la madre sobre su prole. Quien honra asu padre expa sus pecados; como el que atesora es quien da gloria a su madre. Quien honra a su padrerecibir contento de sus hijos, y en el da de su oracin ser escuchado. Quien da gloria al padre vivirlargos das, obedece al Seor quien da sosiego a su madre (Si 3, 2-6).

    Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza,s indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor [...] Como blasfemo es el que abandona a supadre, maldito del Seor quien irrita a su madre (Si 3, 12-13.16).

    2219El respeto filial favorece la armona de toda la vida familiar; atae tambin a las relaciones entrehermanos y hermanas. El respeto a los padres irradia en todo el ambiente familiar. Corona de los

    ancianos son los hijos de los hijos (Pr 17, 6). [Soportaos] unos a otros en la caridad, en toda humildad ,dulzura y paciencia (Ef 4, 2).

    2220Los cristianos estn obligados a una especial gratitud para con aquellos de quienes recibieron eldon de la fe, la gracia del bautismo y la vida en la Iglesia. Puede tratarse de los padres, de otros miembrosde la familia, de los abuelos, de los pastores, de los catequistas, de otros maestros o amigos. Evoco elrecuerdo [...] de la fe sincera que t tienes, fe que arraig primero en tu abuela Loida y en tu madreEunice, y s que tambin ha arraigado en ti (2 Tm 1, 5 ).

    Deberes de los padres

    2221 La fecundidad del amor conyugal no se reduce a la sola procreacin de los hijos, sino que debeextenderse tambin a su educacin moral y a su formacin espiritual. El papel de los padres en laeducacin tiene tanto peso que, cuando falta, difcilmente puede suplirse (GE 3). El derecho y el deber

    de la educacin son para los padres primordiales e inalienables (cf FC 36).

    2222Los padres deben mirar a sus hijos como a hijos de Dios y respetarlos como a personas humanas.Han de educar a sus hijos en el cumplimiento de la ley de Dios, mostrndose ellos mismos obedientes a lavoluntad del Padre de los cielos.

    2223 Los padres son los primeros responsables de la educacin de sus hijos. Testimonian estaresponsabilidad ante todo por la creacin de un hogar, donde la ternura, el perdn, el respeto, lafidelidad y el servicio desinteresado son norma. La familia es un lugar apropiado para la educacin de lasvirtudes. Esta requiere el aprendizaje de la abnegacin, de un sano juicio, del dominio de s, condiciones

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    de toda libertad verdadera. Los padres han de ensear a los hijos a subordinar las dimensionesmateriales e instintivas a las interiores y espirituales (CA 36). Es una grave responsabilidad para los

    padres dar buenos ejemplos a sus hijos. Sabiendo reconocer ante sus hijos sus propios defectos, se hacenms aptos para guiarlos y corregirlos:

    El que ama a su hijo, le corrige sin cesar [...] el que ensea a su hijo, sacar provecho de l (Si 30, 1-2).Padres, no exasperis a vuestros hijos, sino formadlos ms bien mediante la instruccin y la correccinsegn el Seor (Ef 6, 4).

    2224La familia constituye un medio natural para la iniciacin del ser humano en la solidaridad y en lasresponsabilidades comunitarias. Los padres deben ensear a los hijos a guardarse de los riesgos y lasdegradaciones que amenazan a las sociedades humanas.

    2225 Por la gracia del sacramento del matrimonio, los padres han recibido la responsabilidad y elprivilegio de evangelizar a sus hijos. Desde su primera edad, debern iniciarlos en los misterios de la fe,de los que ellos son para sus hijos los primeros [...] heraldos de la fe (LG 11). Desde su ms tierna

    infancia, deben asociarlos a la vida de la Iglesia. La forma de vida en la familia puede alimentar lasdisposiciones afectivas que, durante toda la vida, sern autnticos cimientos y apoyos de una fe viva.

    2226La educacin en la fe por los padres debe comenzar desde la ms tierna infancia. Esta educacin sehace ya cuando los miembros de la familia se ayudan a crecer en la fe mediante el testimonio de una vidacristiana de acuerdo con el Evangelio. La catequesis familiar precede, acompaa y enriquece las otrasformas de enseanza de la fe. Los padres tienen la misin de ensear a sus hijos a orar y a descubrir suvocacin de hijos de Dios (cf LG 11). La parroquia es la comunidad eucarstica y el corazn de la vidalitrgica de las familias cristianas; es un lugar privilegiado para la catequesis de los nios y de los padres.

    2227Los hijos, a su vez, contribuyen al crecimiento de sus padres en la santidad (cf GS 48, 4). Todos ycada uno deben otorgarse generosamente y sin cansarse el mutuo perdn exigido por las ofensas, lasquerellas, las injusticias y las omisiones. El afecto mutuo lo sugiere. La caridad de Cristo lo exige (cf Mt18, 21-22; Lc 17, 4).

    2228 Durante la infancia, el respeto y el afecto de los padres se traducen ante todo en el cuidado y laatencin que consagran para educar a sus hijos, y para proveer a sus necesidades fsicas y espirituales.En el transcurso del crecimiento, el mismo respeto y la misma dedicacin llevan a los padres a ensear asus hijos a usar rectamente de su razn y de su libertad.

    2229. Los padres, como primeros responsables de la educacin de sus hijos, tienen el derecho de elegirpara ellos una escuela que corresponda a sus propias convicciones. Este derecho es fundamental. Encuanto sea posible, los padres tienen el deber de elegir las escuelas que mejor les ayuden en su tarea deeducadores cristianos (cf GE 6). Los poderes pblicos tienen el deber de garantizar este derecho de lospadres y de asegurar las condiciones reales de su ejercicio.

    2230 Cuando llegan a la edad correspondiente, los hijos tienen el deber y el derecho de elegir suprofesin y su estado de vida. Estas nuevas responsabilidades debern asumirlas en una relacin deconfianza con sus padres, cuyo parecer y consejo pedirn y recibirn dcilmente. Los padres debencuidar de no presionar a sus hijos ni en la eleccin de una profesin ni en la de su futuro cnyuge. Estaindispensable prudencia no impide, sino al contrario, ayudar a los hijos con consejos juiciosos,particularmente cuando stos se proponen fundar un hogar.

    2231 Hay quienes no se casan para poder cuidar a sus padres, o sus hermanos y hermanas, paradedicarse ms exclusivamente a una profesin o por otros motivos dignos. Estas personas puedencontribuir grandemente al bien de la familia humana.

    IV. La familia y el reino de Dios

    2232Los vnculos familiares, aunque son muy importantes, no son absolutos. A la par que el hijo crecehacia una madurez y autonoma humanas y espirituales, la vocacin singular que viene de Dios se afirma

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    con ms claridad y fuerza. Los padres deben respetar esta llamada y favorecer la respuesta de sus hijospara seguirla. Es preciso convencerse de que la vocacin primera del cristiano es seguir a Jess (cf Mt 16,25): El que ama a su padre o a su madre ms que a m, no es digno de m; el que ama a su hijo o a su hijams que a m, no es digno de m (Mt 10, 37).

    2233 Hacerse discpulo de Jess es aceptar la invitacin a pertenecer a la familia de Dios, a vivir enconformidad con su manera de vivir: El que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ste es mihermano, mi hermana y mi madre (Mt 12, 49).

    Los padres deben acoger y respetar con alegra y accin de gracias el llamamiento del Seor a uno de sushijos para que le siga en la virginidad por el Reino, en la vida consagrada o en el ministerio sacerdotal.

    V. Las autoridades en la sociedad civil

    2234El cuarto mandamiento de Dios nos ordena tambin honrar a todos los que, para nuestro bien, hanrecibido de Dios una autoridad en la sociedad. Este mandamiento determina tanto los deberes de quienesejercen la autoridad como los de quienes estn sometidos a ella.

    Deberes de las autoridades civiles

    2235Los que ejercen una autoridad deben ejercerla como un servicio. El que quiera llegar a ser grandeentre vosotros, ser vuestro esclavo (Mt 20, 26). El ejercicio de una autoridad est moralmente reguladopor su origen divino, su naturaleza racional y su objeto especfico. Nadie puede ordenar o establecer loque es contrario a la dignidad de las personas y a la ley natural.

    2236El ejercicio de la autoridad ha de manifestar una justa jerarqua de valores con el fin de facilitar elejercicio de la libertad y de la responsabilidad de todos. Los superiores deben ejercer la justiciadistributiva con sabidura, teniendo en cuenta las necesidades y la contribucin de cada uno yatendiendo a la concordia y la paz. Deben velar porque las normas y disposiciones que establezcan noinduzcan a tentacin oponiendo el inters personal al de la comunidad (cf CA 25).

    2237El poder poltico est obligado a respetar los derechos fundamentales de la persona humana. Y aadministrar humanamente justicia en el respeto al derecho de cada uno, especialmente el de las familiasy de los desheredados.

    Los derechos polticos inherentes a la ciudadana pueden y deben ser concedidos segn las exigencias delbien comn. No pueden ser suspendidos por la autoridad sin motivo legtimo y proporcionado. Elejercicio de los derechos polticos est destinado al bien comn de la nacin y de toda la comunidadhumana.

    Deberes de los ciudadanos

    2238Los que estn sometidos a la autoridad deben mirar a sus superiores como representantes de Diosque los ha instituido ministros de sus dones (cf Rm 13, 1-2): Sed sumisos, a causa del Seor, a todainstitucin humana [...]. Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la libertad un pretextopara la maldad, sino como siervos de Dios (1 P 2, 13.16.). Su colaboracin leal entraa el derecho, a

    veces el deber, de ejercer una justa crtica de lo que les parece perjudicial para la dignidad de laspersonas o el bien de la comunidad.

    2239 Deber de los ciudadanos es cooperar con la autoridad civil al bien de la sociedad en espritu deverdad, justicia, solidaridad y libertad. El amor y el servicio de la patria forman parte del deber degratitud y del orden de la caridad. La sumisin a las autoridades legtimas y el servicio del bien comnexigen de los ciudadanos que cumplan con su responsabilidad en la vida de la comunidad poltica.

    2240La sumisin a la autoridad y la corresponsabilidad en el bien comn exigen moralmente el pago delos impuestos, el ejercicio del derecho al voto, la defensa del pas:

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    Dad a cada cual lo que se le debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quienrespeto, respeto; a quien honor, honor (Rm 13, 7).

    Los cristianos residen en su propia patria, pero como extranjeros domiciliados. Cumplen todos susdeberes de ciudadanos y soportan todas sus cargas como extranjeros [...] Obedecen a las leyesestablecidas, y su manera de vivir est por encima de las leyes. [...] Tan noble es el puesto que Dios les haasignado, que no les est permitido desertar (Epistula ad Diognetum, 5, 5.10; 6, 10).

    El apstol nos exhorta a ofrecer oraciones y acciones de gracias por los reyes y por todos los que ejercenla autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad (1 Tm 2,

    2).

    2241 Las naciones ms prsperas tienen el deber de acoger, en cuanto sea posible, al extranjero quebusca la seguridad y los medios de vida que no puede encontrar en su pas de origen. Las autoridadesdeben velar para que se respete el derecho natural que coloca al husped bajo la proteccin de quienes loreciben.

    Las autoridades civiles, atendiendo al bien comn de aquellos que tienen a su cargo, pueden subordinar

    el ejercicio del derecho de inmigracin a diversas condiciones jurdicas, especialmente en lo queconcierne a los deberes de los emigrantes respecto al pas de adopcin. El inmigrante est obligado arespetar con gratitud el patrimonio material y espiritual del pas que lo acoge, a obedecer sus leyes ycontribuir a sus cargas.

    2242 El ciudadano tiene obligacin en conciencia de no seguir las prescripciones de las autoridadesciviles cuando estos preceptos son contrarios a las exigencias del orden moral, a los derechosfundamentales de las personas o a las enseanzas del Evangelio. El rechazo de la obediencia a lasautoridades civiles, cuando sus exigencias son contrarias a las de la recta conciencia, tiene su justificacinen la distincin entre el servicio de Dios y el servicio de la comunidad poltica. Dad [...] al Csar lo que esdel Csar y a Dios lo que es de Dios (Mt 22, 21). Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch

    5, 29):

    Cuando la autoridad pblica, excedindose en sus competencias, oprime a los ciudadanos, stos nodeben rechazar las exigencias objetivas del bien comn; pero les es lcito defender sus derechos y los desus conciudadanos contra el abuso de esta autoridad, guardando los lmites que seala la ley natural yevanglica (GS 74, 5).

    2243La resistencia a la opresin de quienes gobiernan no podr recurrir legtimamente a las armas sinocuando se renan las condiciones siguientes: 1) en caso de violaciones ciertas, graves y prolongadas delos derechos fundamentales; 2) despus de haber agotado todos los otros recursos; 3) sin provocardesrdenes peores; 4) que haya esperanza fundada de xito; 5) si es imposible prever razonablementesoluciones mejores.

    La comunidad poltica y la Iglesia

    2244Toda institucin se inspira, al menos implcitamente, en una visin del hombre y de su destino, dela que saca sus referencias de juicio, su jerarqua de valores, su lnea de conducta. La mayora de lassociedades han configurado sus instituciones conforme a una cierta preeminencia del hombre sobre lascosas. Slo la religin divinamente revelada ha reconocido claramente en Dios, Creador y Redentor, elorigen y el destino del hombre. La Iglesia invita a las autoridades civiles a juzgar y decidir a la luz de laVerdad sobre Dios y sobre el hombre:

    Las sociedades que ignoran esta inspiracin o la rechazan en nombre de su independencia respecto aDios se ven obligadas a buscar en s mismas o a tomar de una ideologa sus referencias y finalidades; y, alno admitir un criterio objetivo del bien y del mal, ejercen sobre el hombre y sobre su destino, un podertotalitario, declarado o velado, como lo muestra la historia. (cf CA 45; 46).

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    2245La Iglesia, que por razn de su misin y de su competencia, no se confunde en modo alguno con lacomunidad poltica [...] es a la vez signo y salvaguardia del carcter trascendente de la persona humana.La Iglesia respeta y promueve tambin la libertad y la responsabilidad poltica de los ciudadanos (GS

    76, 3).

    2246Pertenece a la misin de la Iglesia emitir un juicio moral incluso sobre cosas que afectan al ordenpoltico cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvacin de las almas, aplicandotodos y slo aquellos medios que sean conformes al Evangelio y al bien de todos segn la diversidad detiempos y condiciones (GS 76, 5).

    Resumen

    2247Honra a tu padre y a tu madre (Dt 5,16 ; Mc 7,10).

    2248 De conformidad con el cuarto mandamiento, Dios quiere que, despus que a l, honremos anuestros padres y a los que l reviste de autoridad para nuestro bien.

    2249 La comunidad conyugal est establecida sobre la alianza y el consentimiento de los esposos. El

    matrimonio y la familia estn ordenados al bien de los cnyuges, a la procreacin y a la educacin de loshijos.

    2250 La salvacin de la persona y de la sociedad humana y cristiana est estrec hamente ligada a laprosperidad de la comunidad conyugal y familiar (GS 47, 1).

    2251Los hijos deben a sus padres respeto, gratitud, justa obediencia y ayuda. El respeto filial favorece laarmona de toda la vida familiar.

    2252Los padres son los primeros responsables de la educacin de sus hijos en la fe, en la oracin y entodas las virtudes. Tienen el deber de atender, en la medida de lo posible, las necesidades materiales yespirituales de sus hijos.

    2253Los padres deben respetar y favorecer la vocacin de sus hijos. Han de recordar y ensear que lavocacin primera del cristiano es la de seguir a Jess.

    2254La autoridad pblica est obligada a respetar los derechos fundamentales de la persona humana ylas condiciones del ejercicio de su libertad.

    2255El deber de los ciudadanos es cooperar con las autoridades civiles en la construccin de la sociedaden un espritu de verdad, justicia, solidaridad y libertad.

    2256El ciudadano est obligado en conciencia a no seguir las prescripciones de las autoridades civiles

    cuando son contrarias a las exigencias del orden moral. Hay que obedecer a Dios antes que a loshombres (Hch 5, 29).

    2257. Toda sociedad refiere sus juicios y su conducta a una visin del hombre y de su destino. Si seprescinde de la luz del Evangelio sobre Dios y sobre el hombre, las sociedades se hacen fcilmentetotalitarias.

    MISA "PRO ELIGENDO PONTIFICE"

    HOMILA DEL CARDENAL JOSEPH RATZINGERDECANO DEL COLEGIO CARDENALICIO

    Lunes 18 de abril de 2005

    Is 61, 1-3. 6. 8-9

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    Ef 4, 11-16

    Jn 15, 9-17

    En esta hora de gran responsabilidad, escuchemos con particular atencin cuanto nos dice el Seor consus mismas palabras. De las tres lecturas quisiera elegir slo algn pasaje, que nos conciernedirectamente en un momento como este.

    La primera lectura presenta un retrato proftico de la figura del Mesas, un retrato que recibe todo susignificado desde el momento en que Jess lee este texto en la sinagoga de Nazaret, cuando dice: EstaEscritura se ha cumplido hoy (Lc 4, 21). En el centro del texto proftico encontramos una palabra que, almenos a primera vista, parece contradictoria. El Mesas, hablando de s mismo, dice que ha sido enviadoa proclamar el ao de misericordia del Seor, da de venganza de nuestro Dios (Is 61, 2). Escuchamos,con alegra, el anuncio del ao de misericordia: la misericordia divina pone un lmite al mal, nos dijo elSanto Padre. Jesucristo es la misericordia divina en persona: encontrar a Cristo significa encontrar lamisericordia de Dios. El mandato de Cristo se ha convertido en mandato nuestro a travs de la uncinsacerdotal; estamos llamados a proclamar, no slo con palabras sino tambin con la vida, y con los signoseficaces de los sacramentos, el ao de misericordia del Seor. Pero qu quiere decir Isaas cuandoanuncia el da de venganza del Seor? Jess, en Nazaret, en su lectura del texto proftico, no pronunci

    estas palabras; concluy anunciando el ao de misericordia. Fue este, quizs, el motivo del escndaloque se produjo despus de su predicacin? No lo sabemos. En todo caso, el Seor hizo su comentarioautntico a estas palabras con la muerte en la cruz. Sobre el madero, llev nuestros pecados en sucuerpo..., dice san Pedro (1 P 2, 24). Y san Pablo escribe a los Glatas: Cristo nos rescat de la maldicinde la ley, hacindose l mismo maldicin por nosotros, pues dice la Escritura: "Maldito todo el que estcolgado de un madero", a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jess, la bendicin de Abraham, y porla fe recibiramos el Espritu de la Promesa (Ga 3, 13-14).

    La misericordia de Cristo no es una gracia barata; no implica trivializar el mal. Cristo lleva en su cuerpo yen su alma todo el peso del mal, toda su fuerza destructora. Quema y transforma el mal en el sufrimiento,en el fuego de su amor doliente. El da de venganza y el ao de misericordia coinciden en el misteriopascual, en Cristo muerto y resucitado. Esta es la venganza de Dios: l mismo, en la persona de su Hijo,sufre por nosotros. Cuanto ms nos toca la misericordia del Seor, tanto ms somos solidarios con susufrimiento, tanto ms estamos dispuestos a completar en nuestra carne lo que falta a las tribulacionesde Cristo (Col 1, 24).

    Pasemos a la segunda lectura, a la carta a los Efesios. Aqu se trata, en sustancia, de tres cosas: en primerlugar, de los ministerios y de los carismas en la Iglesia, como dones del Seor resucitado y elevado alcielo; luego, de la maduracin de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, como condicin y contenido dela unidad del cuerpo de Cristo; y, por ltimo, de la participacin comn en el crecimiento del cuerpo deCristo, es decir, de la transformacin del mundo en la comunin con el Seor.

    Detengmonos slo en dos puntos. El primero es el camino hacia la madurez de Cristo; as dice,

    simplificando un poco, el texto italiano. Segn el texto griego, deberamos hablar ms precisamente de lamedida de la plenitud de Cristo, a la que estamos llamados a llegar para ser realmente adultos en la fe.No deberamos seguir siendo nios en la fe, menores de edad. En qu consiste ser nios en la fe? SanPablo responde: significa ser llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina... (Ef4, 14). Una descripcin muy actual!

    Cuntos vientos de doctrina hemos conocido durante estos ltimos decenios!, cuntas corrientesideolgicas!, cuntas modas de pensamiento!... La pequea barca del pensamiento de muchos cristianosha sido zarandeada a menudo por estas olas, llevada de un extremo al otro: del marxismo al liberalismo,hasta el libertinaje; del colectivismo al individualismo radical; del atesmo a un vago misticismo religioso;del agnosticismo al sincretismo, etc. Cada da nacen nuevas sectas y se realiza lo que dice san Pablo sobreel engao de los hombres, sobre la astucia que tiende a inducir a error (cf. Ef 4, 14). A quien tiene una feclara, segn el Credo de la Iglesia, a menudo se le aplica la etiqueta de fundamentalismo. Mientras que elrelativismo, es decir, dejarse llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina, parece ser la nicaactitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que noreconoce nada como definitivo y que deja como ltima medida slo el propio yo y sus antojos.

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    Nosotros, en cambio, tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el hombre verdadero. l es la medida delverdadero humanismo. No es adulta una fe que sigue las olas de la moda y la ltima novedad; adulta ymadura es una fe profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Esta amistad nos abre a todo lo quees bueno y nos da el criterio para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engao y la verdad.Debemos madurar esta fe adulta; debemos guiar la grey de Cristo a esta fe. Esta fe slo la fe creaunidad y se realiza en la caridad. A este propsito, san Pablo, en contraste con las continuas peripecias dequienes son como nios zarandeados por las olas, nos ofrece estas hermosas palabras: hacer la verdaden la caridad, como frmula fundamental de la existencia cristiana. En Cristo coinciden la verdad y lacaridad. En la medida en que nos acercamos a Cristo, tambin en nuestra vida, la verdad y la caridad sefunden. La caridad sin la verdad sera ciega; la verdad sin la caridad sera como cmbalo que retie (1Co 13, 1).

    Vayamos ahora al Evangelio, de cuya riqueza quisiera extraer slo dos pequeas observaciones. El Seornos dirige estas admirables palabras: No os llamo ya siervos..., sino que os he llamado amigos (Jn 15,15). Muchas veces nos sentimos y es la verdadslo siervos intiles (cf. Lc 17, 10). Y, sin embargo, elSeor nos llama amigos, nos hace amigos suyos, nos da su amistad. El Seor define la amistad de dosmodos. No existen secretos entre amigos: Cristo nos dice todo lo que escucha del Padre; nos da toda su

    confianza y, con la confianza, tambin el conocimiento. Nos revela su rostro, su corazn. Nos muestra suternura por nosotros, su amor apasionado, que llega hasta la locura de la cruz. Confa en nosotros, nos dael poder de hablar con su yo: Este es mi cuerpo..., yo te absuelvo.... Nos encomienda su cuerpo, laIglesia. Encomienda a nuestras mentes dbiles, a nuestras manos dbiles, su verdad, el misterio de DiosPadre, Hijo y Espritu Santo; el misterio de Dios que tanto am al mundo que le dio a su Hijo nico (cf.Jn 3, 16). Nos ha hecho amigos suyos, y nosotros, cmo respondemos?

    El segundo modo como Jess define la amistad es la comunin de las voluntades. Idem velle, idemnolle, era tambin para los romanos la definicin de amistad. Vosotros sois mis amigos, si hacis lo queyo os mando (Jn 15, 14). La amistad con Cristo coincide con lo que expresa la tercera peticin delpadrenuestro: Hgase tu voluntad en la tierra como en el cielo. En la hora de Getseman Jesstransform nuestra voluntad humana rebelde en voluntad conforme y unida a la voluntad divina. Sufritodo el drama de nuestra autonoma y, precisamente poniendo nuestra voluntad en las manos de Dios,nos da la verdadera libertad: No como quiero yo, sino como quieres t (Mt 21, 39). En esta comuninde voluntades se realiza nuestra redencin: ser amigos de Jess, convertirse en amigos de Jess. Cuantoms amamos a Jess, cuanto ms lo conocemos, tanto ms crece nuestra verdadera libertad, crece laalegra de ser redimidos. Gracias, Jess, por tu amistad!

    El otro aspecto del Evangelio al que quera aludir es el discurso de Jess sobre dar fruto: Os hedestinado para que vayis y deis fruto y vuestro fruto permanezca (Jn 15, 16). Aparece aqu eldinamismo de la existencia del cristiano, del apstol: os he destinado para que vayis... Debemos estarimpulsados por una santa inquietud: la inquietud de llevar a todos el don de la fe, de la amistad conCristo. En verdad, el amor, la amistad de Dios se nos ha dado para que llegue tambin a los dems. Hemos

    recibido la fe para transmitirla a los dems; somos sacerdotes para servir a los dems. Y debemos dar unfruto que permanezca. Todos los hombres quieren dejar una huella que permanezca. Pero qupermanece? El dinero, no. Tampoco los edificios; los libros, tampoco. Despus de cierto tiempo, ms omenos largo, todas estas cosas desaparecen. Lo nico que permanece eternamente es el alma humana, elhombre creado por Dios para la eternidad. Por tanto, el fruto que permanece es todo lo que hemossembrado en las almas humanas: el amor, el conocimiento; el gesto capaz de tocar el corazn; la palabraque abre el alma a la alegra del Seor. As pues, vayamos y pidamos al Seor que nos ayude a dar fruto,un fruto que permanezca. Slo as la tierra se transforma de valle de lgrimas en jardn de Dios.

    Por ltimo, volvamos, una vez ms, a la carta a los Efesios. La carta dice, con las palabras del salmo 68,que Cristo, al subir al cielo, dio dones a los hombres (Ef 4, 8). El vencedor da dones. Estos dones son:apstoles, profetas, evangelizadores, pastores y maestros. Nuestro ministerio es un don de Cristo a loshombres, para construir su cuerpo, el mundo nuevo. Vivamos nuestro ministerio as, como don de Cristoa los hombres! Pero en esta hora, sobre todo, roguemos con insistencia al Seor para que, despus delgran don del Papa Juan Pablo II, nos d de nuevo un pastor segn su corazn, un pastor que nos gue alconocimiento de Cristo, a su amor, a la verdadera alegra. Amn.