Versión extensa y referencias de los argumentos condensados en la nota que la
AsAIH está presentando ante diversas instancias, dado el anuncio de demolición de
la Penitenciaría de Barrio San Martín, en la ciudad de Córdoba.
1- Valor edilicio: La Penitenciaría de Córdoba fue proyectada en 1886 por Francisco
Tamburini, el proyecto aprobado en 1889 y éste construido en su mayor parte, en varias
etapas, entre 1889 y 1909, habilitándose en 1895 los primeros pabellones e instalándose
allí en 1903 el conjunto de la población carcelaria de la ciudad (v. Milena Luciano). La
planta se organiza a partir de un esquema radial de inspiración panóptica, esquema que
(a diferencia del circular de Bentham que apuntaba a dominar visualmente las celdas,
pero en consonancia con las soluciones más habituales en Europa y América) favorece
el control de los cinco pabellones en sus dos niveles, desde un centro en cuyo primer
nivel se ubica también la capilla. A eso se suman un pabellón de ingreso paralelo al eje
horizontal -y separado de él por un muro-, destinado a administración y sobre el que
reposa la fachada principal, y dos pabellones posteriores consagrados a talleres y
escuela. Siendo posterior a la Penitenciaría de Mendoza (Pompeyo Moneta, 1864-1865)
y a la Nacional de Buenos Aires (Ernesto Bunge, 1872-1876), ambas demolidas, la
Penitenciaría de Barrio San Martín sería el más temprano ejemplo en pie de esta
tipología penitenciaria en el país.
La Penitenciaría es, por lo demás, un notable ejemplo de buena arquitectura estatal de
esa etapa. Considerado respecto de otros proyectos atribuidos a Tamburini en la ciudad
(ante todo el Teatro Rivera Indarte y el Banco de Córdoba), su valor se subraya también
en tanto ejemplar dominado por la función antes que por la voluntad representativa;
algo que la coloca más en sintonía con otro proyecto importante, presumiblemente
realizado en su condición de funcionario de la Dirección Nacional de Arquitectura: el
Hospital de Clínicas.
2- Valor histórico: La Penitenciaría de Barrio San Martín es, como los otros ejemplares
tempranos, expresión arquitectónica de un momento central de las ideas jurídicas en
Argentina: es la forma que intenta expresar y viabilizar la modernización punitiva en el
país, el tipo de “castigo civilizado” del que habla Lila Caimari, ligado a los esfuerzos
por crear “penitenciarías modelo”. En este sentido, la previsión de talleres, escuela,
celdas individuales y aun de una capilla traduce, como ha señalado Milena Luciano para
este caso en particular, el lugar que esas ideas criminológicas, formuladas en clave
liberal o positivista, otorgaban a la “regeneración” social y moral, o a la “curación” del
penado”, según sus respectivas claves de lectura. Esta relación íntima entre formas e
ideas no parece ser un elemento menor, máxime cuando una serie de trabajos recientes
(entre ellos el de Liliana Chaves) ha mostrado que esa voluntad penal de templar el
derecho fue contradicha tempranamente por ciertas prácticas efectivas de castigo
(probadamente entre 1909 y 1911, cuando cierta documentación permite colegir, por
ejemplo, declaraciones tomadas bajo tortura). Dicho sumariamente: la penitenciaría es
tanto testimonio material de una voluntad de reforma punitiva cuanto de la transgresión
no sólo de todo principio de reforma sino de toda legalidad en la larga duración. Una
suerte de artefacto muy significativo tanto de la identidad como del desacople de ideas,
formas y prácticas punitivas o represivas; algo que permite eslabonar las transgresiones
de las primeras décadas del siglo a las detenciones, torturas y muertes constatadas allí,
en radical ilegalidad, en 1976, y aun a algunas de las razones implicadas en el motín de
2005.
Lo señalado en 1 y 2 sugiere, en primer lugar, que el valor histórico-patrimonial del
edificio puede extenderse a todo el núcleo histórico implicado en el proyecto original.
Actualmente, el edificio cuenta con protección media en el Catálogo municipal de
bienes patrimoniales, pero existe un pedido de elevación de la categoría patrimonial del
edificio a los fines de su preservación.
3- Valor identitario-memorial: La Penitenciaría fue, además y por su propia escala,
una pieza central en la producción material del barrio y la ciudad. Instalada en un predio
externo al centro histórico pero próximo a él, su proyección y construcción inicial
coincidieron con el inicio de los loteos en la zona (1887), promoviendo la articulación al
centro y alentando la instalación de una población que ya en el Censo de 1914 se
contaría entre las más numerosas del municipio: San Martín es uno de los tres barrios
cordobeses que ese censo señala entre las poblaciones argentinas con más de 2000
habitantes, contando 4.395. Esto implica, en el nivel más evidente y como ya señalaron
los trabajos de Cristina Boixadós y Waldo Ansaldi, que la cárcel fue uno de los agentes
de urbanización del barrio. Pero también sugiere, en un orden no menos sustantivo, su
condición icónica respecto del barrio y la ciudad y su carácter de pieza de una memoria
comunitaria que no cesa por su desalojo (y aquí parecen pesar, de manera especial,
todas las formas ambiguas pero efectivas de relación entre el interior y el exterior
carcelario, comenzando por la venta de los productos de los talleres). Testimonio del
crecimiento de la ciudad en su conjunto, que comenzó estando separada de la
Penitenciaría para muy pronto rodearla, es también un artefacto potente para la
recreación significativa (todo lo contrario de una tabla rasa) del barrio y la ciudad.
4- Valor conmemorativo-memorial: La potencia significante de ese edificio reconoce
expresiones diversas, ligadas en ciertos casos a valores universales y en otros a
episodios y memorias particulares que no sólo no pueden desatenderse sino que podrían,
también, convivir en un proyecto meditado, incluso experimental (idealmente austero,
de calidad, utilidad e interés públicos), de refuncionalización del edificio. El uso
documentado de la entonces UP1 como sede de detención ilegal, tormento y asesinato
en 1976 es precisamente del tipo de episodios que involucran valores universales y
memorias particulares, pero además subraya el especial interés probatorio y
conmemorativo de ciertas zonas del penal que no siempre corresponden (al menos en
una primera superposición del plano original y del acumulado en la Causa de la UP1) al
núcleo histórico original. Esto implica que es preciso también resguardar esas zonas,
que trazan el hilo material de la barbarie, revistiendo alto valor memorial y ofreciendo
huellas (aun cuando el elemento probatorio fuera sustituido por su representación) para
la problematización del pasado reciente de toda una sociedad y para la producción de
consensos urgentes. Conviene retomar en este punto el señalado pedido de cambio de
categoría patrimonial municipal, ya que no puede dejar de advertirse que la calificación
vigente tuvo lugar en 1979, en plena dictadura.
Finalmente, como recinto la Penitenciaría fue cargándose de sentidos múltiples, muchas
veces más lúgubres que prometedores, a lo largo de los años; y también añadiendo valor
histórico y memorial: la violencia presumible en los testimonios arrancados entre 1909
y 1911, la que habrían sufrido los presos del plan CONINTES, la constatada en los
detenidos ilegales de 1976 o la subtendida al motín de 2005, viene no sólo a exponer la
distancia respecto de aquella voluntad reformista que había preformado la “penitenciaría
modelo” de fin de siglo sino a señalar a la Penitenciaria de Barrio San Martín como sede
de un desajuste de larga duración, que no cesará por su derrumbe. Propone también en
su gigantismo, contradictoria e incómoda, un proceso a nuestra sociedad, que es sin
duda parte de lo que interesa a la historia.
Referencias bibliográficas: -Ansaldi, Waldo, Industria y urbanización. Córdoba, 1880-1914, Tesis doctoral, FFyH-UNC,mimeo, 1991. -Boixadós, Cristina, Las tramas de una ciudad, Córdoba entre 1870 y 1895. Élite urbanizadora,infraestructura, poblamiento, Ferreyra, Córdoba, 2000 -Caimari, Lila, Apenas un delincuente. Crimen, castigo y cultura en la Argentina, 1880-1955,Siglo XXI, Buenos Aires, 2004.-Chaves, Liliana, “Representaciones y prácticas acerca de la pena capital y el perdón: la‘Masacre de Malagueño’, Córdoba 1909-1911”, en http://horizontesyc.com.ar -Gallardo, Rodolfo, “Historia de la arquitectura de Córdoba desde el prehispánico al siglo XX”,Nuestra arquitectura, año 52, Nº 516-517, Buenos Aires, 1982.-Luciano Milena, La modernización penitenciaria en Córdoba. Una mirada al interior de laCárcel de San Martín (1887-1916), Trabajo Final de Licenciatura en Historia, Escuela deHistoria, FFyH, Córdoba, 2015. -Luciano, Milena, “La Penitenciaría de Córdoba: proceso de construcción, régimen interno ytensiones institucionales, 1887-1907”, Prohistoria (online), vol. 21, http://www.scielo.org.ar-Luciano, Milena, “Penitenciaría de Barrio San Martín”,http://culturasinteriores.ffyh.unc.edu.ar/iac002.jsp?pidf=NM3P6A&po=R -Page, Carlos, La arquitectura oficial en Córdoba, 1850-1930, Ministerio de Cultura yEducación, Bs. As., 1994.-Posic, Carola, http://www.cafedelasciudades.com.ar/cordoba_151_152.html.-Ruiz, Adolfo, http://comercioyjusticia.info/blog/opinion/siete-razones-para-no-demoler-la-penitenciaria-de-bo-san-martin/ -Schmidt, Claudia, “Tamburini, Francesco”, em Jorge Francisco Liernur- Fernando Aliata(Comps.), Diccionario de Arquitectura en la Argentina, Clarín, Buenos Aires, 2004.
Pueden verse también las voces “Francesco Tamburini” (http://culturasinteriores.ffyh.unc.edu.ar/ifi002.jsp?pidf=632NAWPMD&po=FT ), “Barrio SanMartín” ( http://culturasinteriores.ffyh.unc.edu.ar/iac002.jsp?pidf=AM3M3A&po=R ) e“Imprenta penitenciaria / Talleres Gráficos de la Penitenciaría” (http://culturasinteriores.ffyh.unc.edu.ar/iec002.jsp?pidf=AKJM35&po=R ), así como “LaPenitenciaría de Barrio San Martín: historia, memoria, patrimonio e identidad en concreto”, deAna Clarisa Agüero, próxima a aparecer en Deodoro, gaceta de crítica y cultura, UNC (http://www.unc.edu.ar/sobre-la-unc/perfil/editorial/deodoro ).
Aparición periodística del tema (parcial): -http://www.lavoz.com.ar/categoria/temas-libres-9062-http://prensa.cba.gov.ar/informacion-general/quedo-oficialmente-cerrada-la-penitenciaria-de-barrio-san-martin/ [incluye imágenes del interior de la cárcel]
Planta de la Penitenciaría de Córdoba. F. Tamburini, 1886. Tomado de Page, 1994.
Captura de pantalla. Imagen aérea Google maps.
Fachada
Plano de la Penitenciaría que señala algunas de las zonas de detención, tormento y fusilamientode presos políticos en 1976. Ha sido acumulado en la causa “Videla, Jorge Rafael y otros, p.ss.aa. imposición de tormentos agravados, homicidio calificado, imposición de tormentosseguidos de muerte, encubrimiento” (expediente 172/09).