Download - Trabajo de Grado. Enero 2012
UNIVERSIDAD CENTROCCIDENTAL LISANDRO ALVARADO
DECANATO EXPERIMENTAL DE HUMANIDADES Y ARTES
PROGRAMA LICENCIATURA EN PSICOLOGIA
Relación entre los agentes involucrados en el bullying (victimas y agresores)
con los niveles de depresión e ideación suicida en adolescentes del Edo Lara.
Trabajo de grado presentado por:
Yackeline ROMAN LEAL
Ana D. SOSA PEREZ
Profesor Guía:
M. Auxiliadora DE POSADAS
Barquisimeto, Enero 2012
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INDICE Introducción ........................................................................................................................ 3
Marco Teórico ..................................................................................................................... 5
Violencia escolar ............................................................................................................. 6
Bullying .......................................................................................................................... 7
Agentes involucrados ...................................................................................................... 9
Niveles de depresión ..................................................................................................... 13
Niveles de Ideación suicida .......................................................................................... 18
Método .............................................................................................................................. 23
Planteamiento del problema .......................................................................................... 23
Objetivos ....................................................................................................................... 25
Objetivo general ........................................................................................................ 25
Objetivos específicos ................................................................................................. 25
Variables ....................................................................................................................... 25
Variable independiente ............................................................................................. 25
Tabla 1. Operacionalizacion del Cuestionario de Intimidación y Maltrato entre
Iguales (CIMEI) ........................................................................................................ 26
Variables dependientes ............................................................................................. 26
Tabla 2. Operacionalizacion del Inventario de Depresión Infantil (Kovacs, 1977). 27
Tabla 3. Operacionalizacion de la Escala de Ideación Suicida (Roberts, 1980). .... 27
Variables controladas .................................................................................................... 27
Tipo de investigación .................................................................................................... 28
Diseño de la investigación ............................................................................................ 28
Participantes .................................................................................................................. 29
Instrumentos .................................................................................................................. 29
Procedimiento ............................................................................................................... 33
Consideraciones éticas .................................................................................................. 34
Análisis de resultados ................................................................................................... 35
Hipótesis de investigación: ....................................................................................... 35
Prueba de comprobación de hipótesis ....................................................................... 35
Cronograma del plan de trabajo de la tesis de Grado.................................................... 37
Referencias ........................................................................................................................ 40
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Introducción
América latina es considerada “el continente más violento” por el Banco
Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial. Venezuela no escapa de esta
realidad, por el contrario según el “Observatorio Venezolano de Violencia”
dirigido por el psicólogo Roberto Briceño León, Venezuela es el país con más
homicidios en América del Sur, registrando aproximadamente 19.000 asesinatos
en el presente año. De hecho, no es de extrañar que la principal causa de muerte
en la juventud sean los accidentes, homicidios y suicidios.
La violencia se manifiesta de diferentes formas y en ámbitos diversos, son
numerosos los estudios que lo abordan e intentan comprender sus causas y sus
expresiones. En las últimas décadas, a nivel mundial, ha llamado la atención de
medios y profesionales, numerosos eventos violentos ocurridos dentro y en las
adyacencias de las instituciones educativas protagonizados por estudiantes
(Barrientos, 2007).
Actualmente, el CECODAP (Centro Comunitario de Aprendizaje),
organización que defiende los derechos de los niños y adolescentes señala que
existe un fenómeno nuevo, al menos en cuanto a las solicitudes de asesoría
presentadas ante dicha institución. Se trata del fenómeno del bullying, que
constituye una gran preocupación para la sociedad y de manera particular para la
escuela por sus consecuencias físicas y psicológicas sobre quienes participan de
alguna manera en él (Arellano, 2008).
Olweus (1978) y Lowenstein (1977) acuñaron el término de bullying, que
se ha extendido ampliamente y lo definieron como el acoso escolar hacia los
individuos más débiles en forma continua que se manifiesta en golpear, insultar,
amenazar, rechazar y excluir socialmente, etc. Estas conductas involucran a dos
agentes: la víctima y el agresor.
Es fundamental considerar las graves consecuencias de este fenómeno
tanto para la víctima como para el agresor. Como es bien conocido, los
adolescentes tienen entre sus tareas básicas la consolidación de la identidad y el
conocimiento propio y ajeno, para tal fin la convivencia con los pares es crucial
(Quintana, Montgomery y Malaver, 2009).
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De acuerdo a las investigaciones, los adolescentes que han sido víctimas
de acoso escolar comúnmente presentan problemas de sueño, disminución de la
autoestima, aislamiento social, depresión y dolores de cabeza o abdominales. Por
otra parte, el intimidador, sin duda tiene algunas características particulares, y su
conducta se asocia con conductas antisociales, síntomas de depresión y déficit de
atención e hiperactividad (Díaz-Atienza et al., 2004).
Asimismo, Arellano (2008) señala que la intimidación a largo plazo
produce altos niveles de ansiedad, angustia, hiperactividad e incluso cuadros
depresivos, este último relacionado estrechamente con conductas suicidas, por tal
motivo estos últimos casos son de interés de medios de comunicación masivos.
Además mientras la victima reprima la ira y la frustración que le causan tales
agravios, mayores serán las secuelas y las conductas autodestructivas.
En esta ocasión, se considerarán las variables depresión e ideación suicida
debido a su gran importancia e impacto en la sociedad, específicamente en los
adolescentes, ya que la situación en los planteles ha alcanzado los limites,
provocando muertes violentas y suicidios junto a un gran número de secuelas
físicas y psicológicas (Iriarte, 2008). A pesar de la situación previamente reseñada
y la preocupación pública por dichos episodios violentos, en Latinoamérica
existen escasos estudios del tema (Cajigas, Kajan, Luzardo, Najson, Ugo y
Zamalvide, 2006).
Considerando lo expuesto, la presente investigación pretende examinar la
relación entre los agentes involucrados en el bullying (victimas y agresores) con
los niveles de depresión e ideación suicida en adolescentes. Los resultados
podrían contribuir a la creación de programas preventivos para la depresión y el
suicidio, además de intervenciones para el mejoramiento del clima escolar.
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Marco Teórico
A continuación, en este apartado se presentarán los aspectos teóricos
relacionados con la investigación, así como antecedentes que sustentan el
desarrollo de la misma. Inicialmente se expondrán los conceptos y tipos de
violencia, centrándose la información posteriormente hacia el ámbito escolar. Se
desarrollarán los conceptos de violencia escolar y bullying, seguidos de
información relacionada con los agentes involucrados (victimas y agresores) y las
consecuencias que estos presentan. Seguidamente, se hará hincapié en los niveles
de depresión e ideación suicida en adolescentes, variables escogidas para la
presente investigación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS,1996) define violencia como
“El uso intencional de la fuerza o el poder físico de hecho o como amenaza contra
uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del
desarrollo o privaciones” pp.5.
Para Barbeito y Caireta, (2005) la violencia es una conducta que implica
una violación o privación de lo que es fundamental en la persona, entendiendo
como fundamental la integridad física, psíquica o moral, así como los derechos y
libertades que le corresponden al ser humano. Esta no debe ser sólo entendida
como el acto físico de agresión, pues implica también todo lo que dificulte el
desarrollo del sujeto hacia su autorrealización (Arellano, 2007).
Valadez (2008) plantea que la violencia es una conducta aprendida,
consciente o inconscientemente, para la defensa o la agresión a otra persona, ésta
se manifiesta de diversas maneras: física, verbal, psicológica y simbólica.
Al hacer referencia a la violencia física, esta se puede expresar en aquellos
actos dirigidos al cuerpo de la victima para producir daño o dolor, por ejemplo,
golpes, patadas, cachetadas, etc. Por otra parte, la violencia sexual se entiende
como cualquier acto obligado, perpetrado para satisfacer los deseos sexuales del
agresor. Por otro lado, la violencia o maltrato psicológico se refiere a cualquier
acción para controlar, aislar socialmente, desvalorizar, denigrar y humillar (Rey-
Anacona, 2009).
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La OMS (1996) hace la siguiente clasificación:
Violencia auto infligida: comprende las conductas suicidas y las
autolesiones tales como pensamientos e intentos suicidas y suicidio
consumado, además de la automutilación.
Violencia interpersonal:
a) violencia familiar o de pareja: involucra a los miembros de la familia
o la pareja, por ejemplo el maltrato de menores y de personas
mayores.
b) violencia comunitaria: se da entre personas sin parentesco, conocidas
o no que conviven en una comunidad como por ejemplo, la violencia
juvenil, violación sexual, violencia escolar y laboral.
Violencia colectiva: puede ser social, política y económica.
Violencia escolar
En el presente trabajo, se resalta de modo particular la violencia escolar,
que es uno de los fenómenos que se ha estudiado desde los años 70 en países de
Europa y Estados Unidos. Se definía como violencia escolar a aquellos actos de
vandalismo leve y destrucción a la escuela, sin embargo este concepto ha ido
evolucionando, incluyendo además aquellas conductas agresivas tanto físicas
como verbales por parte de los alumnos hacia sus pares (Estévez, 2005).
Bronfenbrenner (1979) presentó un enfoque para analizar dicho fenómeno.
El autor describe diversas causas para conocer algunos factores que influyen en el
origen de la violencia escolar. Este modelo expone un enfoque ecológico que
incluye los siguientes factores:
1. Biológicos: características genéticas, y psicológicas propias de la persona.
2. Familiares: el clima familiar negativo, los problemas de comunicación
entre padres e hijos, la frecuencia de conflictos familiares, la utilización de
estrategias disfuncionales para su resolución y los estilos de socialización
parental autoritaria y negligente. Así mismo, es común que la familia no
tenga métodos de comunicación asertivos con los hijos y exista violencia
entre sus miembros.
3. Del entorno social: falta de recursos comunitarios en su zona de residencia
y el grado de violencia del barrio o comunidad, la agresividad visualizada
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en medios de comunicación y la tolerancia e impunidad de la violencia
como valor predominante de la sociedad.
Las conductas violentas perpetradas por niños o adolescentes se
consideran aquellos hechos que incumplen las reglas sociales y escolares para
romper con el clima de convivencia en los centros educativos mediante hechos
punitivos hacia los demás. (Marín, 1997).
Arellano (2008) define la violencia escolar como, aquellas conductas
agresivas realizadas de forma intencional y persistente, de escolares hacia
escolares, que buscan una relación de dominio ejerciendo poder para controlar al
más débil. Para esto, es perpetrada la intimidación y la violencia verbal, física y
psicológica, así como el hostigamiento, lo cual puede generar múltiples
consecuencias en ambos sujetos implicados.
En otro sentido desde la perspectiva de Olweus (2007) el término violencia
o comportamiento violento ha sido malinterpretado como sinónimo de agresión o
comportamiento agresivo. Así pues, dicho autor considera que la violencia debería
ser una clasificación de los comportamientos agresivos, que se ejerce para infligir
una lesión o daño a otro individuo mediante la utilización de su cuerpo o de un
objeto, por ejemplo: un arma. Por lo tanto, se infiere que la agresión o
comportamiento agresivo, es el término general que abarca la definición de acoso
escolar y violencia o comportamiento violento.
Asimismo, la violencia y el acoso escolar se conjugan cuando el acoso se
vuelve físico, por ejemplo, dar puñetazos o empujones. Resulta importante aclarar
que, de igual manera existe acoso sin violencia al realizar por ejemplo, gestos
irrespetuosos o exclusión social; del mismo modo se dan otros comportamientos
violentos que no se consideran dentro de la definición de acoso escolar, como es
el caso de una pelea ocasional durante el recreo (Olweus, 2007).
Bullying
Olweus, (1978) desarrolló los primeros criterios en relación a este término,
con la intención de diferenciar el bullying de otras manifestaciones propias de la
convivencia escolar, tales como: conductas disruptivas, juegos turbulentos,
bromas e incidentes puntuales. Así pues, el bullying se entiende como aquella
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acción agresiva dirigida a otro sujeto que no es capaz de defenderse por sí solo,
con la intención de intimidar, con la intención de intimidar, o victimizar.
Literalmente, del inglés “bully” significa matón o bravucón; en este
sentido, se trataría de conductas que se relacionen con la intimidación, la
tiranización, el aislamiento, la amenaza, los insultos, sobre una víctima o victimas
señaladas que ocupan ese papel, (Avilés, 2002). Así mismo para que la conducta
agresiva se considere como bullying debe cumplir con los siguientes criterios,
(Olweus, 1978):
a) La acción debe ser repetida y por un tiempo prolongado.
b) Una relación de indefensión y desequilibrio de poder social y
psicológico con dos agentes involucrados: victimas y agresores.
c) La agresión puede ser:
Física: referida a agresiones del cuerpo.
Verbal: referida a insultos, sobrenombres y burlas.
Psicológica: referida a aislamiento, rechazos y chantaje.
El abuso que se presenta con mayor frecuencia es el verbal (Riobó, 2005).
El acoso psicológico y el acoso social le siguen en porcentaje. Es importante
mencionar que, en los escolares de primaria dominan la violencia
reactiva/impulsiva; mientras que en los estudiantes de secundaria se observa más
la violencia instrumental de tipo psicológico y el ciber-acoso. (Carozzo, 2010).
Sullivan, Cleary y Sullivan (2003), definen el bullying como un evento o
cadena de eventos de intimidación de naturaleza agresiva o de manipulación
dirigida a un alumno por parte de uno o varios pares durante un tiempo. Este
fenómeno es ofensivo e implica un desbalance de poderes entre los implicados.
De acuerdo a estos autores, existen una serie de elementos involucrados en el
bullying:
El agresor tiene mayor poder que la victima
La conducta de bullying suele ser organizada, sistemática y oculta
Todos los actos de intimidación tienen una dimensión, bien sea
emocional o psicológica
Se produce a lo largo del tiempo
9
Las víctimas suelen sufrir daños físicos, emocionales o
psicológicos
Sullivan et al., (2003) también realizan una clasificación del acoso entre
pares:
Acoso Físico: es el más común y asume un daño en la víctima al ser
arañada, escupida, mordida, pegada, pateada, halada por el cabello o a
causa de algún otro ataque físico.
Acoso no físico: conocido también como acoso social, que a su vez
tiene dos divisiones:
Verbal: el cual incluye llamadas telefónicas ofensivas, pedido de
dinero u objetos materiales mediante amenazas, asignación de
sobrenombres, insultos, comentarios crueles y burlas, difusión de rumores
falsos y malintencionados y uso de un lenguaje agresivo hacia la víctima.
No verbal: puede ser directo e incluye los gestos y caras de
desprecio que son utilizados para amedrentar y mantener la posición de
agresor ante la víctima. El acoso no verbal indirecto, implica el aislamiento,
exclusión, envío de notas ofensivas y manipulación.
Los actores más frecuentes del acoso son los varones y predominan las
agresiones físicas, mientras que las chicas recurren más a otras acciones
denigrantes de carácter no físico como los rumores, los chismes y la exclusión.
(Carozzo, 2007).
Agentes involucrados
La víctima y el agresor, son los agentes principales que intervienen en el
fenómeno del bullying, sin embargo, actualmente se entiende que los espectadores
son también partícipes de dicha dinámica. Los espectadores pueden ser testigos
directos, aquellos que presencian el hecho, e indirectos, formados por el personal,
las autoridades del colegio, la familia y la sociedad en general (Trautmann, 2008).
Avilés (2002) realiza una descripción de los perfiles psicosociales de los
principales agentes involucrados en el bullying pertinentes en la presente
investigación:
El agresor: de acuerdo a lo señalado por Olweus (1998), los agresores
tienen temperamento agresivo e impulsivo y cuentan con deficientes
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habilidades para expresar y negociar sus deseos. Asimismo, muestran falta
de control de la ira, son violentos y con bajo nivel de autoestima. En
relación a los aspectos físicos, los agresores son por lo general del sexo
masculino y poseen mayor fuerza física. En lo social, estos presentan un
desbalance en sus respuestas con una gran carga agresiva en sus relaciones
sociales.
Se pueden observar inmersos en grupos de alumnos repitientes por
ser mayores y su integración escolar es deficiente (Cerezo, 1997). Estos no
son tan populares en la escuela como los pares bien adaptados pero sí más
que las víctimas. Asimismo, los agresores suelen no tener lazos fuertes con
su familia y no estar muy interesados por la escuela y al persistir en las
conductas de bullying es muy probable que terminen involucrados en actos
de vandalismo, uso del alcohol y las drogas y porte de armas (Trautmann,
2008).
Las víctimas: por su parte, suelen ser débiles, inseguras, ansiosas,
sensibles, tranquilas, tímidas, con bajos niveles de autoestima y muchas de
ellas presenta de dos a a cuatro veces más problemas de salud somática
que aquellos individuos que no han sido victimizados (Farrigon, 1993).
Las víctimas suelen tener una opinión muy negativa acerca de si mismas y
de su situación. En el ámbito familiar, pueden ser dependientes y apegadas
al hogar, pasando generalmente más tiempo en casa. Físicamente las
víctimas son más débiles, dóciles, lentas y con mayores niveles de
ansiedad e inseguridad. En cuanto a las relaciones sociales, por lo general
son alumnos rechazados y poco populares (Olweus, 1993).
En lo que respecta a las investigaciones, Avilés y Monjas (2005) se
propusieron conocer la incidencia del fenómeno del maltrato y sus formas más
frecuentes. Además, diferenciaron la incidencia de las variables de sexo y edad
entre las conductas de intimidación y victimización y las formas que adoptan.
Se aplicó el CIMEI (Cuestionario sobre Intimidación y Maltrato Entre Iguales,
Avilés, 1999) a una muestra de 496 alumnos entre 12 y 16 años y se concluyó lo
siguiente:
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Al menos uno de cada veinte alumnos fue víctima del bullying por parte
de sus compañeros y la misma proporción aproximadamente fue la de
agresores.
Se encontró más varones agresores que niñas.
A mayor edad menor victimización, mientras la intimidación ocurre
aproximadamente a partir de los 15 años.
Las victimas y los agresores actúan en presencia de testigos que en su gran
mayoría se quedan al margen. Un 81,6% reconoce que el maltrato convive
con ellos diariamente.
Los participantes perciben que existe más maltrato de tipo social y verbal
que de tipo físico, además se observa que los maltratos más elaborados
ocurren en las edades más avanzadas del curso escolar.
El bullying sucede la gran mayoría de las veces en el interior de la
institución educativa y lejos de la vista de los adultos.
Los agresores expresan que agreden debido a que son provocados, y las
victimas informan que son agredidos por el deseo del agresor de gastarles
una broma y molestarlos.
Recientemente, Lozano, Salas y Dovat, (2010) realizaron una investigación
descriptiva con el fin de conocer la prevalencia, las características y la relación del
bullying con el bienestar emocional y físico de los adolescentes. Se contó con una
muestra de 203 alumnos de 2do año de bachillerato, a quienes se les administró un
cuestionario que media las siguientes variables: tipo de participación en el
bullying (No participa, participa como víctima, como agresor, como víctima y
agresor, como espectador pasivo, como espectador activo), edad, sexo, frecuencia
de las agresiones sufridas e infringidas, las formas de agresión, los motivos, la
conducta ante las agresiones, los antecedentes médicos patológicos, consumo de
sustancias psicoactivas, tipo de rendimiento escolar, la existencia de disfunciones
familiares y la existencia de somatización.
Los datos mostraron que, el 65% de los participantes están involucrados en
el bullying (22,4% como agresores, 12% como víctimas y 30% como víctimas y
agresores). En relación con la tipología de la agresión, se determinó que la
mayoría 92% es de carácter psicológico. En cuanto a la motivación, los resultados
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reflejan que 50 % de los participantes lo hace sin ninguna motivación en especial,
además de 78% de los jóvenes que han presenciado el bullying solo 22% han
tomado acciones para intervenir.
Por último se determinó que, la edad de las víctimas y los agresores es de
aproximadamente 13 años y que el 46% de las niñas son acosadas frente a un 37%
de los varones. Es importante resaltar que, no se encontró una correlación
significativa entre el bullying y la situación familiar, sin embargo, se encontró que
existe relación con variables como enfermedades crónicas, consumo de alcohol y
trastornos psicosomáticos.
Evidentemente, existen diversas consecuencias del bullying tanto físicas como
psicológicas, reflejadas en la adolescencia o más adelante en la adultez. Las
victimas de bullying, según investigaciones, tienen más dificultades para
mantener amistades estables que aquellos que no lo son. Por otro lado es muy
probable que algunos individuos comiencen a acosar a otros en respuesta al acoso
del que ellos son víctimas, de esta manera se convierte el bullying en un círculo
vicioso donde cada vez más niños comienzan a ser acosados (Lund, Kragelund,
Hjorth, Kriegbaum, Molbo, Due y Christensen, 2008).
Schäfer, Korn, Smith, Hunter, Mora-Marchan, Singer y Maulen (2004) en su
investigación, aplicaron un cuestionario retrospectivo donde se indaga sobre
experiencias de victimización en la escuela, cuyos resultados arrojaron que el 28%
de los niños habían sido victimizados en la escuela y las consecuencias se
manifiestan de la siguiente manera: En cuanto a seguridad personal y
psicopatologías, el 5% expresó tener ideas recurrentes sobre las agresiones, lo
cual les producía trastornos de sueño, pérdida de apetito y ansiedad. La idea de
suicidio fue recurrente: 9% “Si, una vez”; 13% “si, mas de una vez”. En general
mostraron un auto concepto bajo y mayor vulnerabilidad para la depresión.
Por su parte, Fernández y Martín (2005) exponen también las
consecuencias del bullying tanto en la victima como en el agresor. En primer
lugar, en la víctima los efectos que se han observado con mayor frecuencia
apuntan hacia la sensación de soledad e infelicidad, dicen sentir temores y miedos
permanentes, niveles bajos de autoestima, problemas psicosomáticos y
emocionales, ansiedad y depresión, miedo de asistir a la escuela, problemas en los
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hábitos alimenticios y de sueño, ideas e intentos suicida. En segundo lugar, en el
agresor se puede predecir que a futuro podría estar involucrado en hechos
delictivos por la naturaleza de su comportamiento. Estos buscan alcanzar
aceptación y popularidad utilizando la violencia y sometiendo a sus pares a la
sumisión. La impunidad de sus acciones es reforzante para su intolerancia y falta
de autocontrol.
Igualmente Baeza, Vidrio, Martínez y Godoy (2010) describen las
consecuencias que el bullying puede tener para la víctima, afirmando que es
común que dichos individuos padezcan de ataques de ansiedad, gastritis, cefalea,
terrores nocturnos, fobias y miedo a ir a la escuela. Así mismo, sienten que sus
vidas se encuentran amenazadas sin saber cómo solucionar esta situación. Por otro
lado, en la adultez se pueden presentar problemas de ansiedad, comportamiento
antisocial y abuso de drogas y alcohol.
De igual manera, se asocia la victimización con alteraciones del sueño,
vómitos, dolores de cabeza y del cuerpo. Además, se relaciona con poca
aceptación de los pares, debilidad física, sentimientos de soledad y abandono. En
el ámbito escolar, presentan baja satisfacción y rendimiento escolar lo que puede
causar a largo plazo ausentismo y fobia al colegio. Finalmente se ha comprobado
que las victimas de bullying suelen presentar pensamientos e ideas suicidas
(Toledo, 2009).
Como se ha estudiado, las consecuencias en las victimas pueden ir desde la
pérdida de la capacidad de establecer relaciones interpersonales estables, de la
confianza en sí mismo y los demás hasta altos niveles de depresión que, en
ocasiones le lleva a desear la muerte, en otras acrecienta el deseo de venganza
como modo de escapar a las agresiones vividas (Cerezo, 2008).
Así pues, el bullying se ha asociado con diversas variables que son
consecuencia de su práctica. En esta investigación se tomarán en cuenta los
niveles de depresión y de ideación suicida por ser las de mayor gravedad y
competencia en la psicología.
Niveles de depresión
En 2002, la depresión se consideró como la 4ta enfermedad a nivel
mundial y se predijo que en 2030 alcanzaría el 2do lugar (López y Mathers,
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2006). De hecho, las consecuencias sociales y personales de la depresión para el
individuo que la sufre son diversas, en particular los hombres experimentan un
déficit significativo en el ámbito laboral por otra parte las personas con depresión
tienen más probabilidades de morir principalmente por el suicidio (Lund et al.,
2008).
La APA (Asociación Americana de Psicología, 1994) define la depresión
como un trastorno caracterizado por sentimientos de tristeza, irritabilidad,
cambios en el apetito y en los patrones de sueño, baja autoestima y pensamientos
o actos suicidas.
Por su parte el DSM-IV (Manual Diagnostico y estadístico de los
Trastornos Mentales) clasifica la depresión como un trastorno del estado de
ánimo que incluye aquellos que tienen como característica principal una alteración
del humor, ésta clasificación se divide en:
1. Trastorno depresivo mayor.
2. Trastorno distímico.
3. Trastorno bipolar.
Visto de esta forma, se describirá a continuación los criterios para
identificar los episodios afectivos que están presentes en la depresión y así poder
diagnosticar un trastorno depresivo mayor.
Episodios afectivos
Criterios para el episodio depresivo mayor.
a. Presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas durante un
periodo de 2 semanas, que representan un cambio respecto a la
actividad previa; uno de los síntomas debe ser (1) estado de ánimo
depresivo o (2) perdida de interés o de la capacidad para el placer.
1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según
lo indica el propio sujeto (p. ej., se siente triste o vacio) o la
observación realizada por otros (p. ej., llanto). Nota: En los niños y
adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable.
2. Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en
todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día
(según refiere el propio sujeto u observan los demás).
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3. Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (p. ej.,
un cambio de más del 5% del peso corporal en 1 mes), o perdida o
aumento del apetito casi cada día. Nota: En los niños hay que valorar el
fracaso en lograr los aumentos de pero esperables.
4. Insomnio o hipersomnia casi cada día.
5. Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por
los demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido).
6. Fatiga o pérdida de energía casi cada día.
7. Sentimiento de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que
pueden ser delirantes) casi cada día (no los simples autoreproches o
culpabilidad por el hecho de estar enfermo).
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión,
casi cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena).
9. Pensamientos recurrentes de muerte (no solo temor a la muerte),
ideación suicida recurrente sin un plan especifico o una tentativa de
suicidio o un plan especifico para suicidarse.
b. Los síntomas no cumplen los criterios para un episodio mixto.
c. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro
social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
d. Los síntomas no son debido a los efectos fisiológicos directos de una
sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o una enfermedad medica
(p. ej., hipotiroidismo).
e. Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (p. ej.,
después de la pérdida de un ser querido), los síntomas persisten durante
más de 2 meses o se caracterizan por una acusada incapacidad
funcional, preocupaciones mórbidas de inutilidad, ideación suicida,
síntomas psicóticos o enlentecimiento psicomotor.
Criterios para el diagnóstico de el trastorno depresivo mayor, episodio
único.
a. Presencia de un único episodio depresivo mayor.
b. El episodio depresivo mayor no se explica mejor por la presencia de un
trastorno esquizoafectivo y no esta superpuesto a una esquizofrenia, un
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trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o un trastorno
psicótico no especificado.
c. Nunca se ha producido un episodio maniaco, un episodio mixto o un
episodio hipomaniaco.
Nota: Esta exclusión no es aplicable si todos los episodios similares a
la manía, a los episodios mixtos o ala hipomanía son inducidos por
sustancias o por tratamientos o si se deben a los efectos fisiológicos
directos de una enfermedad medica.
Debe señalarse que presuntamente hay factores biológicos y psicológicos
que causan la depresión, sin embargo, el fenómeno del bullying es un ejemplo de
un factor psicosocial prevenible que puede causar dicha enfermedad (Lund,
Kragelund, Hjorth, Kriegbaum, Molbo, Due y Christensen, 2008).
En el 2008, Lund et al., realizaron una investigación donde examinaron la
relación que existe entre el bullying, la depresión en la adultez y el estado de salud
mental de los padres como factor determinante para la depresión en hombres, ya
que se ha demostrado que puede ser la causa del desarrollo dicha enfermedad. Se
utilizó como muestra a 6096 hombres nacidos en el año 1953 y se aplicó el Major
Depression Inventory (MDI) para medir la depresión, basado en 12 ítems.
Además se realizaron preguntas como: ¿Algún doctor le ha dicho que ud sufre de
depresión? (si/no), seguidamente se pide que el sujeto especifique la edad en la
que fue diagnosticado teniendo la opción de responder lo siguiente: antes de los
20 años, 21-30 años, 31-40 años, después de los 41 años.
En segundo lugar para medir el bullying se realizaron preguntas como:
¿alguna vez fuiste acosado en la escuela? con la opción de responder lo siguiente:
1.No 2. Si, por un corto periodo de tiempo 3. Si, por mucho tiempo. Esta
información se utilizó para crear tres variables: a) prevalencia del bullying vs
ausencia b) intensidad del bullying c) duración. Dichas preguntas fueron
desarrolladas a partir de las investigaciones de Olweus (1989).
Para medir la variable relacionada con la salud mental de los padres se
utilizaron dos preguntas: ¿Su madre biológica sufrió alguna enfermedad mental?
(si/no/no lo sé/), ¿Su padre biológico sufrió alguna enfermedad mental? (si/no/no
lo sé). Esta información se utilizó para determinar lo siguiente: a) al menos uno de
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los padres sufrió alguna enfermedad mental b) ninguno de los padres ha sufrido
una enfermedad mental c) al menos uno de los padres sufrió de alguna
enfermedad mental y no conozco si el otro sufrió de alguna enfermedad mental y
d) no conozco si mis padres sufrieron de alguna enfermedad mental.
Los resultados de dicho estudio, demuestran que los participantes que
fueron víctimas de bullying en la escuela tienen más probabilidades de ser
diagnosticados con depresión entre los 31 y los 51 años de edad o de presentar
síntomas severos a los 51 años. Los autores concluyen que ser víctima de
bullying, puede ser uno de los factores psicosociales más severos para el
desarrollo de la depresión en la edad adulta. Sin embargo, no se encontraron
evidencias acerca de una relación entre el bullying y la existencia de
enfermedades mentales en los padres (Lund et al., 2008).
Uba, Yaacob y Juhari (2009) examinaron los predictores de depresión en
la agresión entre pares utilizando como muestra 242 adolescentes entre 13 y 17
años. Se aplicó el Inventario de Depresión Infantil (Kovacs, 1985) para medir la
depresión en niños y adolescentes. Para evaluar el bullying, se contó con el
Cuestionario de agresión entre pares (Rigley y Slee, 1993) que contiene 3
subescalas que incluyen:
1. Subescala de bullying de 6 ítems para medir las conductas agresoras,
2. Subescala de 5 ítems para medir la tendencia a ser victimizado por
otros.
3. Subescala de 4 ítems para medir el comportamiento pro-social.
El estudio indicó que la depresión se relaciona significativamente con el
bullying (r=.296,p ≤.01) y la victimización (r = .432, p ≤ .01). Además se
demostró que, no existe una relación significativa entre el bullying y las conductas
prosociales coincidiendo con estudios previos que concluyeron que, el
comportamiento prosocial se relaciona con una buena salud mental. Por otro lado,
se encontró una diferencia considerable en relación con el género, ya que los
participantes del sexo masculino se inclinan más hacia las conductas de bullying
que las participantes del sexo femenino.
Por último, se demostró que existen predictores que relacionan a las
victimas con la depresión, y que los adolescentes con altos puntajes para el
18
bullying de igual manera indican altos puntajes para la depresión, sin embargo, no
se encontraron diferencias significativas entre el género en relación a la depresión.
Los resultados de dicha investigación confirman los hallazgos de estudios
anteriores sobre la agresión entre pares y su relación con la depresión
concluyendo que los agresores y las victimas presentan significativamente más
predictores de depresión que aquellos individuos que no están involucrados en
este fenómeno.
Niveles de Ideación suicida
Las investigaciones asocian la ideación suicida con la depresión,
pensamientos disfuncionales y eventos negativos de la vida (Adams y Adams,
1996), así como también se ha vinculado con la autoestima; siendo la depresión el
predictor más influyente en la conducta suicida.
Mundialmente el suicidio se considera como un problema de salud pública
que se ha incrementado con el pasar de los años reflejado en las cifras de suicidio
en la población adolescente entre los 15 y 19 años, p e., en Venezuela en el año
1981 la tasa de suicidio era 9,0 para llegar en 1989 a 10,6 (Robledo, 2007).
La adolescencia es un período de numerosos cambios, tanto físicos como
emocionales, llena de nuevos retos que impone la sociedad. Diversas vivencias
que ocurren durante la adolescencia, pueden ocasionar pensamientos suicidas en
el adolescente, aun cuando estos pensamientos pueden estar presentes desde la
niñez (Rosselló y Berríos, 2004)
Para profundizar acerca de este tema es esencial definir los siguientes
términos según Serfaty (1998):
Suicibilidad: conductas e impulsos que abarcan desde ideación,
planificación, intento suicida y suicidio consumado.
Suicidio: etimológicamente significa “muerte de sí mismo”, hecho que
una persona en forma voluntaria e intencional realiza caracterizado
por la fatalidad y la premeditación.
Intento de suicidio: Conductas que intencionalmente realiza un
individuo para dañarse a sí mismo para alcanzar la muerte sin lograr
su objetivo.
19
Ideación suicida: pensamientos relacionados con la muerte expresados
en ideas como “no quiero seguir viviendo” estas expresiones pueden o
no contener la planificación del suicidio. Se pueden clasificar en:
i. Leves: solo ganas de morir.
ii. Moderadas: ganas de morir con esbozo de clasificación.
iii. Graves: decisión de morir con planificación exhaustiva para su
concreción.
Pagán, Parrilla y Parrilla, (1990) igualmente afirman que el comportamiento
suicida implica una serie de conductas manifestadas por ideas, amenazas, intentos
y la consumación del suicidio. La idea, hace referencia a aquellos pensamientos
concurrentes que tiene el sujeto acerca del deseo de matarse o morir. La amenaza,
es por su parte la expresión de ese deseo, bien sea de forma oral o escrita, y que
puede estar acompañada por algún daño auto infligido o la muerte. Finalmente, el
intento es toda aquella acción realizada con el objetivo de causarse un daño o
quitarse la vida.
Se ha evidenciado que los eventos de vida negativos contribuyen en el
desarrollo de síntomas depresivos (Kwon y Oei, 1992). A pesar de no estar
justificado el suicido por causa alguna, ciertos sucesos pueden colocar en una
situación de vulnerabilidad caracterizada por desesperanza extrema y desaliento,
lo cual predispone al adolescente a cometer una conducta suicida. Algunos de
estos sucesos suelen estar relacionados a los cambios físicos, las relaciones con
los pares, los conflictos filosóficos y espirituales y la influencia familiar (Kirk,
1993).
Roland (2002) estudió los síntomas depresivos y pensamientos suicidas en los
agresores, las victimas y los alumnos no involucrados en el bullying, en una
muestra de 2.088 niños de 8vo grado. Los resultados revelaron que tanto los
agresores como las víctimas tenían puntuaciones significativamente más altas de
síntomas depresivos y pensamientos suicidas que los alumnos no involucrados en
el bullying. Asimismo, las víctimas tenían una puntuación media
significativamente mayor en depresión que los agresores, observándose en los
agresores puntuaciones más altas en pensamientos suicidas que las víctimas
20
Díaz-Atienza et al. (2004) realizaron un estudio con una muestra de 410
estudiantes entre 12 y 17 años de edad cuyo objetivo era conocer la relación entre
ser agresor o victima de bullying con la depresión e ideación suicida. El
instrumento para conocer la incidencia del bullying fue el Cuestionario sobre las
Relaciones entre Compañeros de clase (Fernández, 1998) donde se definen como
victimas aquellos participantes que sufren la intimidación (abusos, amenazas o
malos tratos) con una frecuencia mayor de cuatro veces desde que empezó el
curso escolar, así pues, los agresores fueron aquellos individuos que respondieron
que en lo que llevaban de año escolar habían acosado a algún compañero por más
de cuatro veces.
Se utilizó el Inventario de Depresión Infantil (Kovacs, 1980) donde se
incluyeron preguntas sobre ideación e intentos suicida. Las preguntas de ideación
suicida valoraron lo siguiente: 1) Autoestima, 2) Ideación, 3) Ganas de vivir, 4)
Esperanza, 5) Deseo de muerte, 6) Ilusión de vida, 7) Intentos de autolisis o
autolesiones voluntarias.
En consonancia con los resultados, los autores concluyeron que las víctimas y
los agresores presentan más síntomas depresivos que los adolescentes que no se
encuentran expuestos a este tipo de comportamiento. Además, la investigación
arrojó datos que demuestran que los agresores presentan más síntomas depresivos
y las victimas reflejan mayor deseo de muerte. Por otro lado, se constató que el
mayor número de víctimas y agresores se encuentran en los grupos de más de 13
años (Díaz- Atienza et al., 2004).
Fekkes, Pijpers y Verloove-Vanhorick (2004) realizaron un estudio transversal
a una muestra de 2.766 niños de primaria de 9 años a 12 años. Les fue aplicado un
cuestionario sobre el comportamiento de intimidación y problemas de salud. El
objetivo de dicha investigación fue evaluar la asociación entre el comportamiento
de intimidación y una gran variedad de problemas de salud psicosomáticos y la
depresión. En los resultados se obtuvo que, las victimas de bullying mostraban
mayores posibilidades de padecer depresión y síntomas psicosomáticos en
comparación con niños que no participan en el comportamiento de intimidación.
Por su parte, Brunstein et al. (2007) plantearon como objetivo en su
investigación, evaluar la asociación entre la conducta de intimidación y la
21
depresión, ideación e intento suicida en los adolescentes. Utilizaron una encuesta
de auto informe en una muestra de 2342 alumnos obteniendo como resultados
que, aproximadamente el 9% de la muestra manifestó ser víctima frecuentemente
y el 13% informó haber intimidado a sus pares. Asimismo, constataron que la
exposición frecuente a la victimización estaba relacionada con un alto riesgo de
depresión, ideación e intentos de suicidio en comparación con los adolescentes no
involucrados en este fenómeno. Igualmente, en los agresores se encontraron
resultados similares, especialmente entre las niñas
Brunstein, Sourander, Kumpulainen, Piha, Tamminen, Moilanen, Almqvist
y Gould (2008) en un estudio que buscaba conocer, la relación predictiva entre la
conducta de acoso infantil con la depresión y la ideación suicida a los 18 años,
aplicaron una prueba psicológica a 2348 niños nacidos en 1981 para un examen
del servicio militar. Los jóvenes escogidos, habían sufrido de acoso escolar a la
edad de 8 años. Los resultados de la investigación reflejan que, los niños que
fueron intimidadores con frecuencia eran más propensos a sufrir una depresión
grave e ideación suicida, en comparación con niños que no eran intimidadores.
Los niños que fueron víctimas a su vez, eran más propensos a estar deprimidos y
presentar ideación suicida a los 18 años, concluyendo que el acoso escolar en la
niñez es un factor de riesgo para la depresión e ideación suicida posterior.
Por su parte, Flemings y Jacobsen (2009) se propusieron establecer una
relación entre el bullying y los síntomas depresivos en 8131 adolescentes,
aplicaron una encuesta de salud y los resultados revelaron que 47% de los
estudiantes habían sido víctimas del bullying y 30% de ellos reportaban haberse
sentido tristes y desesperanzados por 2 o más semanas en el último año. Los
estudiantes de noveno año de secundaria reportaron niveles más altos de soledad,
problemas del sueño e ideación suicida. Las niñas evidenciaron más síntomas de
depresión, desesperanza, soledad, problemas del sueño y pensamiento suicidas
que los niños. Además demostraron que ser acosado por un largo periodo de
tiempo suele relacionarse con un aumento estadísticamente significativo para la
depresión.
22
Luego de haber realizado la revisión bibliográfica, resulta de interés
relacionar el bullying con la depresión e ideación suicida en adolescentes
venezolanos, debido a la ausencia de investigaciones en el país.
Por otro lado, como manifestó Menéndez (2004) la mayoría de las
investigaciones están enfocadas en describir los efectos negativos sobre la
víctima, dejando de lado al agresor quien también presenta características
relevantes. Mayormente, en los agresores han sido evaluados los predictores de
conducta antisocial, ignorando que estos al igual que las victimas pudieran
presentar rasgos de depresión e ideación suicida. Es por esto que se realizará un
estudio de los dos principales agentes involucrados en el fenómeno del bullying
considerando la relación entre las variables seleccionadas.
23
Método
Planteamiento del problema
Actualmente la sociedad está invadida por hechos violentos que se reflejan
diariamente en la prensa, la televisión y en la vida cotidiana de los ciudadanos del
mundo. Dichos eventos generan un clima de incertidumbre y desesperanza por la
imposibilidad de convivir en paz y tranquilidad. Es alarmante comprobar que una
gran cantidad de jóvenes han escogido el camino de la violencia, actuando
muchos de ellos dentro de los planteles de educación (Arellano, 2007).
Organismos internacionales como la UNESCO y la UNICEF junto a
profesores, psicólogos y personas involucradas en el ramo, han visto con
preocupación este fenómeno debido al aumento de las cifras de las conductas
agresivas de adolescentes, lo que dificulta el desarrollo normal del aprendizaje
(Fernández, 2011).
Recientemente, el 5 de Octubre de 2011, el diario Tal Cual publicó un
artículo acerca de las cifras que manejan las instituciones pertenecientes a la “Red
por la Convivencia Pacífica” (CECODAP, el Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UCAB, la Fundación TAAB, Fe y Alegría, la fundación Luz de vida, el
Observatorio Venezolano de Violencia Escolar, el centro Gumilla y la Cátedra de
Prevención de Violencia Escolar). Ellos registraron entre el 2009 y el 2010 un
número de 339 casos de violencia escolar.
En la actualidad, este tipo de conductas violentas entre escolares se entiende
como bullying. Trautman (2008), señala que es un comportamiento agresivo hacia
un individuo más débil escogido y, no al azar, con el fin de causar atropellos
repetidamente.
Avilés y Monjas (2005), quienes hicieron una investigación sobre el tema,
concluyeron que de veinte alumnos, más de uno ha sufrido de violencia escolar
por parte de sus pares, lo que es similar en cantidad, a los alumnos que son
agresores de forma continua.
Es hora de aceptar que, el bullying es una realidad en los colegios y liceos
del país y que se han venido contemplando como conductas normales en los
adolescentes, encubriendo lo que verdaderamente implica este tipo de violencia.
24
Así pues, resulta necesario tomar en cuenta las consecuencias de las
conductas de bullying en los escolares. Menéndez (2004), afirma que a la víctima
se le ha relacionado con diversas variables tales como: fracaso escolar, ansiedad y
ausentismo escolar. Por su parte, el intimidador se asocia con: conductas
antisociales, depresión, déficit de atención e hiperactividad (Díaz-Atienza et al.,
2004).
Los estudios sobre el bullying y la ideación suicida son bastante nuevos,
así como su asociación con el malestar depresivo. Sin embargo, estas variables se
han convertido en objeto de estudio probablemente porque su aparición hace
referencia al tabú que ha representado por mucho tiempo este tema (González-
Forteza, Ramos, Vignau y Ramírez, 2001). En relación a esto, es importante
resaltar que el suicidio es la tercera causa de mortalidad más común en jóvenes de
15 a 29 años (Fréitez, 2008).
Haciendo hincapié en las últimas dos variables mencionadas, se resalta la
investigación realizada por Uba, Yacoob y Juhari (2010) quienes a través de su
estudio obtuvieron como resultado una correlación significativamente positiva
entre el bullying y la depresión en adolescentes.
Brunstein, Marroco, Kleinman, Schonfeld y Gould (2007) determinaron
que la condición a largo plazo de ser víctima o agresor se relaciona con la
depresión e ideación suicida en comparación con aquellos adolescentes que no
están involucrados en conductas agresoras ni de victimización.
Por su parte Mills, Guerin, Lynch, Daly y Fitzpatrick (2004) concluyeron
en su estudio que ser víctima de bullying, está significativamente asociado con la
depresión y pensamientos e intentos suicidas.
Los antecedentes hasta aquí expuestos, permiten dimensionar el fenómeno
para entender su importancia, pues, como se ha demostrado este no sólo puede
marcar para siempre a las personas involucradas si no traer la muerte como
consecuencia de su práctica (Iriarte, 2008).
Al considerar las repercusiones físicas y psicológicas de estos actos
violentos entre pares, en las escuelas y liceos, es lamentable que en América
Latina se hayan empleado únicamente encuestas con base en lo antropológico y
sociológico, obviando la importancia de los procesos psicológicos. Por otro lado,
25
como se mencionó anteriormente, las primeras investigaciones estaban enfocadas
en describir los efectos negativos sobre la víctima, dejando de lado al agresor
quien también presenta características relevantes (Menéndez, 2004). Asimismo,
las variables estudiadas en la presente investigación no han sido relacionadas
anteriormente en Venezuela a pesar del impacto de la violencia escolar en los
adolescentes del país (CECODAP, 2009, 2010).
Por otro lado, cuando el bullying está presente en la adolescencia podría
considerarse como un factor de riesgo para padecer depresión e intentar suicidarse
por lo que su prevención podría disminuir significativamente ambos riesgos.
De acuerdo a lo planteado, se formulan las siguientes interrogantes:
¿Existe una diferencia significativa entre los niveles de depresión e ideación
suicida en victimas y agresores del bullying?
Objetivos
Objetivo general
Examinar la relación entre los agentes involucrados del bullying (victimas y
agresores) con los niveles de depresión e ideación suicida en adolescentes.
Objetivos específicos
Identificar adolescentes víctimas y agresores del bullying.
Determinar los niveles de depresión en adolescentes víctimas y
agresores del bullying.
Determinar la presencia de ideación suicida en adolescentes
víctimas y agresores del bullying.
Establecer la diferencia entre los niveles de depresión e ideación
suicida en victimas y agresores del bullying.
Variables
Variable independiente
Agentes involucrados en el bullying:
Definición conceptual: alumnos involucrados en conductas basadas en el daño
físico y psicológico, donde existe una relación de dominio-sumisión en la cual se
26
figuran dos perfiles: el agresor quien se dirige de forma repetitiva a hacia otro
compañero que toma el papel de víctima (Olweus, 1978; Avilés, 2005).
Definición operacional: puntaje obtenido para identificar víctimas y agresores
del bullying mediante la aplicación del Cuestionario de Intimidación y Maltrato
entre Iguales CIMEI para (Avilés, 1999).
Tabla 1. Operacionalización del Cuestionario de Intimidación y Maltrato entre Iguales
(CIMEI) (Avilés, 1999).
Variable Dimensión Definición Perfiles Ítems
Agentes
involucrados
Cognitivo -
conductual
Alumnos percibidos
como inseguros,
físicamente más débiles
y con pocas habilidades
sociales, sometidos a
constantes episodios de intimidación por parte de
sus pares.
Alumnos considerados
físicamente más fuertes
que sus pares, dominantes e impulsivos,
que ejercen conductas
agresivas, por lo general violentas, con aquellos
pares que consideran
más débiles.
Victimas
Agresores
10, 11, 12, 13
y 18.
19, 20, 21 y
24.
Variables dependientes
Niveles de depresión
Definición conceptual: síndrome o agrupación de síntomas en el que predominan
los síntomas afectivos (tristeza patológica, decaimiento, irritabilidad, sensación
subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida) aunque, en
mayor o menor grado, también están presentes síntomas de tipo cognitivo,
volitivo o incluso somático, por lo que podría hablarse de una afectación global de
la vida psíquica, haciendo especial énfasis en la esfera afectiva.
El modelo teórico propuesto por Beck sobre la base del cual se desarrolló el
Inventario de Depresión infantil de Kovacs, señala que los eventos negativos
producidos en edades tempranas forman un estilo de pensamiento con esquemas
cognitivos inadecuados acerca de uno mismo, el mundo y el futuro. Estos
esquemas se mantienen latentes en la persona y se activan cuando surge algún
acontecimiento análogo a la experiencia que les dio origen (Ramírez, 2009)
27
Definición operacional: puntaje obtenido en el Inventario de Depresión
Infantil (Kovacs, 1977) con el requerimiento de presentar los síntomas depresivos
por al menos 2 semanas.
Tabla 2. Operacionalización del Inventario de Depresión Infantil (Kovacs, 1977).
Variable Dimensión Definición Escalas Ítems
Depresión Cognitiva-
Conductual
Eventos negativos
producidos en edades
tempranas que forman un
estilo de pensamiento
con esquemas cognitivos
inadecuados acerca de
uno mismo, el mundo y
el futuro. Estos esquemas
se mantienen latentes en
la persona y se activan
cuando surge algún
acontecimiento análogo a
la experiencia que les dio
origen.
Disforia
Autoestima
2, 3, 6, 11,
13, 14, 15,
19, 23,
24 y 26.
1, 4, 5, 7, 8,
9, 10, 12,
16, 17, 18,
20, 21, 22,
25 y 27
Niveles de ideación Suicida:
Definición conceptual: ideas sobre la posibilidad de hacerse daño a sí mismo y
de producirse la propia muerte (Roberts, 1980).
Definición operacional: Puntaje obtenido en la Escala de Ideación Suicida
(Roberts, 1980).
Tabla 3. Operacionalizacion de la Escala de Ideación Suicida (Roberts, 1980).
Variable Dimensión Definición Ítems
Ideación
suicida Cognitiva.
Ideas sobre la posibilidad de
hacerse daño a sí mismo y de
producirse la propia muerte.
1,2,3 y 4
Variables controladas
Ramos y cols. (2004) hacen una clasificación de las variables extrañas de
acuerdo a su procedencia. Nos basaremos en los conceptos de estos autores para el
desarrollo de esta investigación:
28
Variables extrañas originadas por los participantes: para el control de la
variable edad y sexo se seleccionarán alumnos entre un rango reducido
de 14 y 16 años que se registrarán por medio de una ficha de datos y se
seleccionaran muestras donde hayan igual número de hembras y varones.
En relación a al control de las variables socio-demográficas y de nivel
socioeconómico, se utilizaran los alumnos que pertenezcan a dos liceos en
zonas de clase media-baja.
Variables extrañas originadas por la situación: Para controlar ciertas
variables como la iluminación y la contaminación sónica se examinarán
previamente los salones donde se aplicarán los instrumentos para constatar
que se encuentren en el estado requerido y se aplicará la prueba en el
mismo lugar para todos los alumnos. Asimismo, las investigadoras al
momento de aplicar las pruebas vestirán de forma neutral y utilizarán las
mismas instrucciones hacia todos los participantes.
Tipo de investigación
El presente estudio se enmarca dentro de lo denominado, investigación no
experimental de campo, es considerada no experimental, por la no manipulación
de las variables de estudio, pues estas variables están presentes como una
característica de la población estudiada (Kelinger y Lee, 2002), por otro lado se
considera de campo puesto que los datos de los sujetos serán recolectados
directamente y en su ambiente natural. Así mismo, las variables serán observada y
evaluadas en situaciones ya existentes y no construidas por el investigador, sin
ejercer influencia sobre las mismas (Arias, 2006). Los objetivos del estudio son de
tipo descriptivo (Ramos et al. 2004).
Diseño de la investigación
Para la investigación se utilizará un diseño cuasi experimental de dos
grupos independientes, donde no se manipularan las variables y los sujetos de
investigación; estos no serán elegidos al azar si no que serán escogidos por una
característica propia de los participantes. La muestra será seleccionada, de
acuerdo al puntaje obtenido a través del CIMEI, formando dos grupos: agresores y
victimas. Por otro lado, la investigación es de corte transversal, pues los datos
29
serán seleccionados en un solo momento para cumplir los objetivos de la
investigación (Hernández, Fernández y Baptista, 2001).
Participantes
La población estará compuesta por alumnos de ambos sexos cursantes de
9no
grado, 4to y 5to año de bachillerato de los liceos “Federico Carmona” y
“Ambrosio Perera”, ubicados en zonas de clase media-baja, de la ciudad de
Barquisimeto, Estado Lara.
La muestra no probabilística, será seleccionada a conveniencia (Peña,
2009) y estará conformada por los participantes que tengan edades comprendidas
entre 14 y 16 años y que cumplan con los requisitos de agresores o víctimas,
según los resultados de la prueba que se aplicará para evaluar tales perfiles
(CIMEI). Por lo tanto, la muestra se reducirá a un número aproximado de 50 en
cada grupo, haciendo un total de 100 alumnos.
Instrumentos
Con el objetivo de evaluar las variables en estudio, se aplicarán tres pruebas:
1. Cuestionario sobre Intimidación y Maltrato Entre Iguales (CIMEI):
El cual consta de 32 ítems de opción múltiple, más un ítem de respuesta
abierta. Los participantes deben marcar con una cruz, la opción que mejor
describa su comportamiento, en la hoja especial para respuestas. La prueba será
aplicada de forma anónima, aunque el último ítem brinda, al alumnado, la
oportunidad de identificarse si así lo desea. La prueba consta de una hoja de
instrucciones (Avilés y Monjas, 2005).
El cuestionario está concebido considerando seis dimensiones teóricas que
exploran:
Aspectos situacionales del alumnado (7 items)
Condiciones del perfil de las victimas (7 items)
Aspectos situacionales de las intimidaciones (5 items)
Condiciones del perfil de los agresores y de las agresoras (7 items)
Condiciones del perfil de los espectadores y de las espectadoras (4 items)
Propuestas de solución (3 items)
30
Este instrumento está basado en los elaborados, previamente, por Ortega,
Mora y Mora-Merchán (1995) y por Fernández y Ortega (1998). Sin embargo,
todos ellos son modificaciones del concebido por Olweus (1983). Este último ha
tenido amplia repercusión en el ámbito científico y ha sido utilizado en múltiples
investigaciones sobre la intimidación y el maltrato entre iguales en Europa
(Byrne, 1994; Fonzi et al., 1999; O´Moore, Kirkham y Smith, 1997; Pereira et al.,
1996, y otros).
El análisis estadístico de la validez (cada ítem en forma aislada) se efectuó
mediante la Lambda y Tau de Goodman y Kruskal. Se utilizó el método de
escalamiento óptimo de componentes principales no lineales (Princalps) y los de
validez por juicio de expertos, este último, por su mejor accesibilidad y mayor
contacto con la realidad del aula y la práctica docente. La validez de contenido
obtenida entre los jueces fue alta (8.612). Por su parte, la validez del constructo se
comprobó mediante la coincidencia de las dimensiones del planteamiento teórico
previo y los resultados obtenidos con el escalamiento óptimo de componentes no
lineales “Princalps”.
El análisis de consistencia interna del instrumento se efectuó mediante el alfa
de Cronbach que permitió valorar los coeficientes de fiabilidad de las variables
integradas en cada uno de los ítems, el resultado fue de 0.8278. Luego se asigna a
cada sujeto una puntuación en cada factor, y se practica una comparación de
medias a través de pruebas no paramétricas, finalmente se obtienen baremos para
cada uno de los nueve factores y para el total de la escala.
Las respuestas de los sujetos, se interpretan a partir de los baremos obtenidos
del análisis factorial aplicado a la muestra, que permite situar al sujeto en cada
uno de los factores y en la escala global de riesgo de ocurrencia de maltrato.
2. El Inventario de Depresión infantil (CDI) de Kovacs (1977):
Es un instrumento compuesto por 27 ítems. Fue creado para sujetos entre 8 y
17 años. El tiempo de aplicación es, aproximadamente, entre 10 y 20 minutos.
Cada uno de los ítems consta de tres opciones con el fin de medir intensidad y/o
frecuencia de síntomas depresivos en el niño o el adolescente en una escala tipo
Likert. Las respuestas obtienen puntuaciones desde “cero” (ausencia del síntoma)
hasta “dos” (forma más severa del síntoma) (Polaino-Lorente y Ascaso, 1998).
31
El contenido de los ítems del CDI cubre la mayor parte de los criterios para el
diagnóstico de la depresión:
Autoestima negativa
Problemas interpersonales
Sentimientos de inutilidad
Anhedonia
Baja autoestima
Los resultados obtenidos de las contestaciones al cuestionario aportan
datos sobre depresión total en el niño o adolescente. La puntuación total puede
oscilar entre 0 y 54 puntos. Según Kovacs (1982), las puntuaciones iguales o
superiores a 19, corresponden al perfil 90 en poblaciones no psiquiátricas. Para
considerar un síntoma depresivo, debe tener una duración de por lo menos dos
semanas (Polaino-Lorente y Ascaso, 1998).
Confiabilidad y consistencia interna: Se han realizado diversas
investigaciones entre 1978 y 2003 en distintos países de Europa y los Estados
Unidos que indican que el inventario es fiable con un Alfa de Cronbach entre 0,70
y 0,94 (Kovacs, 2004). En América latina, se hizo un estudio con población
Peruana donde Raffo (1991) obtuvo un puntaje elevado de 0.81 para la
consistencia interna (Ramirez, 2009).
Validez: A) Validez de contenido: se encontró una validez de contenido
por encima del 80% en todos los ítems de acuerdo al criterio de los jueces en la
investigación de Raffo (1991). B) Validez de criterio: se han realizado diversos
estudios entre 1980 y 2001 para correlacionar los puntajes del instrumentos con
otras escalas de depresión más utilizados como: el Reynold Adolescent
Depression Scale (Reynolds, 1989) cuyos puntajes con el Inventario de Depresión
Infantil (Kovacs, 1977) varían entre 0,56 y 9, 94 (Ramirez, 2009). C) Validez de
constructo: en las investigaciones realizadas entre 1980 y 2001 se utilizaron varias
pruebas que miden constructos relacionados con la depresión en niños y se
obtuvieron correlaciones positivas con aquellos que miden ansiedad, estilo
atribucional, miedo, ira, agresividad, eventos de vida etc. La ansiedad obtuvo el
mayor grado de correlacion con un puntaje de 0,81 evidenciando una estrecha
relación entre la depresión infantil con la ansiedad (Ramírez, 2009).
32
3. La Escala de Ideación Suicida (Roberts, 1980):
Se utilizará la adaptación hecha por Mariño, Medina, Chaparro y
González (1993) de la Escala de Ideación Suicida de Roberts (1980). Este
instrumento consta de 4 reactivos:
«No podía seguir adelante»,
«Tenía pensamientos sobre la muerte»,
«Sentía que mi familia estaría mejor si yo estuviera muerto »
«Pensé en matarme».
Las opciones de respuesta permiten conocer la presencia de los síntomas
en la última semana y por días en una escala de razón con las siguientes opciones
de respuesta: 1= 0 días; 2= 1-2 días; 3= 3-4 días, y 4= 5-7 días.
En un estudio reciente, Sánchez-Sosa, Villarreal-González, Musitu y
Martínez-Ferrer (2010), reportaron que el índice de adecuación de la muestra de
Káiser-Meyer-Olkin toma un valor mayor a .70 (MSA=.786) y el test de
esfericidad de Bartlett (χ2(6)=1725 p=.000) rechaza la hipótesis nula de variables
independientes, encontrando una estructura unifactorial que explica el 64.49% de
varianza.
El rango de puntuaciones de la escala varía entre 4 y 16. Todos los
reactivos están redactados en sentido directo y la puntuación en la escala se
obtiene por la suma simple de reactivos. Se suman todos los ítems y su recorrido
es de 4 a 16 puntos. A mayor puntaje mayor ideación suicida. Es de
administración individual y dura aproximadamente de 3 a 4 minutos
Se ha evaluado la consistencia interna en adolescentes mexicanos,
variando de α=.81 a α=.88 (González-Forteza, 1996, González-Forteza, et al.
1998, Mariño, Medina-Mora, Chaparro y González-Forteza, 1993, Sánchez-Sosa
et al., 2010). La validez concurrente de la escala se correlaciona
significativamente con valores positivos y medio altos con sintomatología
depresiva (r=.509; p=.000), intento suicida (r=.430; p=.000) dificultad para
identificar y expresar emociones (r=.399; p=.000) además, se correlaciona
significativamente con valores negativos y medios y con medidas de autoestima
general (r=-.344; p=.000) y familiar (r= -.365; p=.000). (Sánchez-Sosa, et al.
2010).
33
Procedimiento
Para llevar a cabo la presente investigación, se efectuará una primera
reunión con los directivos de las instituciones elegidas, con el fin de explicar el
propósito y los alcances de la investigación. Luego de la aprobación de la
dirección del plantel, se acordará el día y la hora convenientes para la aplicación
de las pruebas a los respectivos participantes.
El día pautado para realizar la aplicación de los instrumentos, las
investigadoras asistirán al plantel vestidas uniformemente y capacitadas para
cumplir con los objetivos. Se presentarán en el aula de cada una de las secciones
que conforman 9no, 4to y 5to año de bachillerato para establecer contacto con los
alumnos, expresando lo siguiente:
“Buenos días, en primer lugar nos permitimos presentarnos, somos
estudiantes de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Centroccidental
Lisandro Alvarado y estamos cursando actualmente el décimo semestre.
Nos encontramos aquí con el fin de recolectar datos para un trabajo de
investigación sobre un tema en el que estamos muy interesadas por lo cual
solicitamos de su colaboración para su desarrollo.
Se aplicarán tres pruebas a cada uno de ustedes, las cuales pedimos sean
respondidas de forma honesta, pues de esa manera los resultados que
obtengamos tendrán una mayor confiabilidad.”
Luego de repartir la batería de prueba a cada uno de los alumnos se
expresa lo siguiente: “Las pruebas que tienen en sus manos serán respondidas
individual, no es necesario colocar tu nombre y apellido, sólo deben colocar su
edad y sexo en los espacios destinados para eso.”
Una de las investigadoras toma una batería de prueba y muestra el primer
instrumento a responder e indica lo siguiente “Al comienzo de cada prueba se
encuentran las instrucciones” y se procede a leerlas en voz alta. “En el caso de
que tengan alguna pregunta pueden levantar la mano y nos dirigiremos a su
pupitre para responder las dudas. Tendrán un tiempo máximo de 60 minutos para
responder las tres pruebas, sin embargo es muy probable que muchos las
contesten en menos tiempo, si terminan antes del tiempo estimado pueden
entregar el material y esperar sentados hasta que todos culminen. Gracias de
antemano”.
34
Posteriormente, serán recolectadas las pruebas en sobres de manila para su
respectivo análisis.
Consideraciones éticas
Para la siguiente investigación serán tomados en cuenta los artículos del
Código de Ética profesional del Psicólogo en Venezuela referidos a la
investigación, la cual deberá ser realizada y supervisada por personas
técnicamente entrenadas y científicamente calificadas como expone el Art. 30 de
esta ley.
Por otro lado es importante considerar el contenido del Art.31. cuyo texto
expresa que la investigación deberá ser precedida de una evaluación cuidadosa de
los riesgos y los beneficios y debe un contrato claro y justo entre el investigado y
el sujeto de la investigación, que delimite las responsabilidades de cada uno. En la
investigación se tomo en cuenta cada uno de los puntos expuestos en este artículo.
La población elegida no será coaccionada ni obligada a participar en la
investigación, por lo cual tienen plena libertad para retirar su consentimiento y
suspender su participación en cualquier momento, sin que esto les acarree
perjuicio alguno (Art. 32).
Del mismo modo, como señala el Art. 35, se deberá respetar el derecho del
individuo a su intimidad, para lo que se tomarán las debidas precauciones. Por
tanto, se garantizará el anonimato de los sujetos y la confidencialidad de la
información obtenida de ellos.
En cuanto a la comunicación en materia de investigación, se tendrá en
cuenta que si los resultados de la investigación no son los esperados por los
investigadores, no será razón admisible para silenciar la publicación. Asimismo,
al publicar los resultados de la investigación, los autores se comprometen a
preservar la veracidad de los mismos y a dar crédito a las instituciones y personas
que hayan colaborado para su realización (Art. 42).
Al hacer referencia a la aplicación de los instrumentos a utilizar para la
medición de las variables en estudio, se debe explicar a los sujetos de
investigación la naturaleza, propósitos y resultados de la prueba en lenguaje
comprensible, siendo los resultados de las pruebas expuestos al finalizar la
investigación en este caso (Art. 59).
35
Análisis de resultados
Como se ha señalado anteriormente el objetivo de dicha investigación es
examinar la relación entre los agentes involucrados en el bullying (víctimas y
agresores) con los niveles de depresión e ideación suicida en adolescentes del
Estado Lara. El cumplimiento del mismo se llevará a cabo a través de la
contrastación de las siguientes hipótesis estadísticas:
Hipótesis de investigación:
1. Variable dependiente: niveles de depresión.
Ho: Mv=MA
Es decir, el nivel de depresión de las victimas es igual al de los agresores.
HA: Mv≠MA
Es decir, el nivel de depresión de las victimas es diferente al de los
agresores.
2. Variable dependiente: niveles de ideación suicida.
Se utilizará la misma estrategia para contrastar las hipótesis de la variable
niveles de ideación suicida.
Prueba de comprobación de hipótesis
Para contrastar dichas hipótesis de investigación, en primer lugar se
describirán los datos y puntuaciones obtenidas para cada variable a través de una
distribución de frecuencia, donde se reflejarán las puntuaciones ordenadas en sus
respectivas dimensiones.
Posteriormente se utilizará la prueba estadística t de Student para grupos
independientes. Esta es una prueba para evaluar si dos grupos difieren entre sí de
manera significativa respecto a sus medias (Peña, 2009) la selección de esta
prueba estadística, se debe a que el objetivo de la investigación se basa en
examinar la relación entre los agentes involucrados en el bullying (victimas y
agresores) con los niveles de depresión e ideación suicida, buscando contrastar la
hipótesis alternativa que señala que los niveles de depresión e ideación suicida
difieren en victimas y agresores de bullying.
Para ello se utilizará un nivel de significancia (α) de 0,05.
Previamente se habrán comprobado los supuestos de homogeneidad de la
varianza.
36
Para determinar en qué medida están relacionadas las variables se
calculará el tamaño del efecto de Cohen.
El procedimiento estadístico se realizará utilizando en paquete estadístico
SPSS 18.0, que facilitará el procesamiento y el posterior análisis de los resultados.
Cronograma del plan de trabajo de la tesis de Grado
Control de Actividades MESES
CAPÍTULO N° ACTIVIDAD OCT NOV DIC ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL
EL PROBLEMA
1 Revisión de
literatura X
2
Selección del
problema de
investigación
X
3
Redacción de la
Introducción y el
planteamiento del
problema
X
4
Revisión del tutor y
profesor de la
materia
X
MARCO TEORICO
5
Selección de los
aspectos a
desarrollar en el
marco teórico
X
6 Elaboración del
Marco teórico X
7 Revisión y
corrección X
38
MARCO
METODOLÓGICO
8
Formulación de los
objetivos de
investigación
X
9 Diseño de la
investigación X
10 Selección de los
participantes X
11
Búsqueda y
selección de
instrumentos
X
12 Redacción del
Marco metodológico X
13 Revisión y
corrección X
ANÁLISIS DE
RESULTADOS
14
Elaboración de
hipótesis de
investigación
X
15 Aplicación de
instrumentos X X
16 Análisis de datos X
17 Tutoría X
39
CONCLUSIONES Y
RECOMENDACIONES
18 Elaboración de
conclusiones X
19 Elaboración de
recomendaciones X
20 Tutoría
X
21 Revisión y
corrección final X
DEFENSA DE TESIS
DE GRADO
22 Entrega final de tesis X
23 Defensa de tesis de
grado X
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