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REORGANIZACIÓN TERRITORIAL Y PRODUCCIÓN DE AGAVE TE QUILERO
EN LA CIÉNEGA MICHOACANA
TERRITORIAL REORGANIZATION AND PRODUCTION OF TEQUIL ERO
AGAVE PLANT IN THE CIENEGA MICHOACANA
Guillermo Paleta Pérez1
Teodoro Aguilar Ortega2
Recibido el 15 de febrero de 2012
Aceptado el 8 de octubre de 2012
RESUMEN
En los últimos diez años la región Ciénega de Michoacán experimenta procesos de reconversión agrícola acelerada en casi todos sus rincones como consecuencia de las recurrentes crisis en el campo mexicano. La producción de agave tequilero en la región emerge en el contexto de reorganización territorial y agropecuaria creciente. Las plantaciones de agave tequilero en la zona se convirtieron en una opción para los productores agrícolas de temporal que lo veían como una opción de bajo costo, sin embargo, los resultados no han sido los esperados.
ABSTRACT
In the last ten years, the Ciénega region of Michoacan experience conversion processes accelerated agricultural in almost all its corners as a result of the recurrent crises in the Mexican countryside. The production of agave plant in the region emerges in the context of territorial reorganization and agricultural growing. Plantations of agave plant in the area became an option for agricultural producers in temporary who saw him as a low-cost option, however, the results have not been expected.
PALABRAS CLAVE
Agricultura, trabajo, región, paisaje
KEYS WORD
1 Investigador de Tiempo Completo de la Unidad Académica de Estudios Regionales de la UNAM. Sede la
Ciénega, Jiquilpan de Juárez, Michoacán. Dirección laboral: Av. Lázaro Cárdenas s/n, esquina Felicitas del Río. Jiquilpan, Michoacán, México. C.P 59510. Teléfono y fax oficina: 01 (353) 5 33 05 57 y 5 33 07 58 Ext. 502. E-mail: [email protected], [email protected]
2 Investigador de Tiempo Completo de la Unidad Académica de Estudios Regionales de la UNAM. Sede la Ciénega, Jiquilpan de Juárez, Michoacán. Dirección laboral: Av. Lázaro Cárdenas s/n, esquina Felicitas del Río. Jiquilpan, Michoacán, México. C.P 59510. Teléfono y fax oficina: 01 (353) 5 33 05 57 y 5 33 07 58 Ext. 507. E mail: [email protected].
2
Agriculture, labor, region, landscape
JEL 013, 018, Q13
INTRODUCCIÓN
El objetivo de este artículo es analizar la producción de agave tequilero en
Jiquilpan y Sahuayo, pertenecientes a la Ciénega michoacana, en el marco de la
reorganización territorial y agropecuaria acelerada que experimentan estos
municipios en los últimos diez años.
La Ciénega de Michoacán o Ciénega de Chapala (ver mapa 1) forma parte
de la región Lerma- Chapala (ver mapa 2), que es una de las diez en que se
encuentran agrupados de manera oficial los 113 municipios que conforman el
estado de Michoacán. La Lerma-Chapala sirve de límite territorial entre Jalisco y
Michoacán en su costado noroeste.
En la región Lerma-Chapala sobresalen dos zonas urbanas de importancia
regional y estatal, las cuales están articuladas en dos duplas de ciudades:
Zamora-Jacona y Sahuayo-Jiquilpan.3 Estas dos últimas se ubican en la Ciénega
de Chapala y son las de mayor importancia poblacional, económica y política en la
región.
La Ciénega ha tenido históricamente vocación agrícola y ganadera. Su
mayor volumen de producción se logró entre finales del siglo XIX y mediados del
XX. Esta región abastecía de productos agrícolas a zonas michoacanas como el
Occidente y el Bajío. Entre sus principales cultivos sobresalen frijol, maíz, sorgo,
cebolla, trigo y caña de azúcar. En años recientes además de estos cultivos, con
excepción de la caña de azúcar, ha emergido la producción de agave en espacios
donde antes se cultivaban otros productos.
3 Las zonas urbanas de Sahuayo-Jiquilpan forman un núcleo poblacional cercano a los 100 mil habitantes. Según datos del INEGI (2010), Jiquilpan cuenta con 34,233 y Sahuayo con 64,431 habitantes.
3
En los últimos años en la región Ciénega de Chapala ha sucedido un
proceso de reconversión agrícola acelerada en casi todos sus rincones, situación
que se traduce en cambios y transformaciones del entorno visible. En este
contexto el objetivo del escrito es reflexionar sobre un territorio que ha tenido
históricamente vocación agrícola pero que en los últimos años experimenta
procesos acelerados de reconversión productiva, entre ellos la de cultivos
emergentes como el agave tequilero. También pretendemos examinar la
experiencia local a diez años de haber iniciado el cultivo y ver si es una opción
viable para productores de Jiquilpan y Sahuayo.
LA CIÉNEGA DE MICHOACÁN
La región Ciénega de Michoacán o de Chapala está ubicada en el noroeste de
Michoacán y está conformada por diez municipios: Briseñas, Jiquilpan, Marcos
Castellanos, Pajacuarán, Cojumatlán de Régules, Ixtlán, Sahuayo, Venustiano
Carranza, Villamar y Vista Hermosa (Aguilar 2007: 10). Existen diferentes criterios
para regionalizar a la Ciénega, desde nuestra perspectiva asumimos a la Ciénega
dentro de la zona que históricamente fue inundable por los remanentes del lago de
Chapala (Martínez García, 2011).
La Ciénega está enmarcada por formaciones montañosas: la sierra del
Tecúan, los lomeríos de San Nicolás y San Juan Tecomatlán, la sierra de
Mezcala, los lomeríos de Ocotlán y Jamay, la sierra de la Rivera sur del lago de
Chapala que va de Tizapán, el Tigre y Mazamitla y el cerro de Cojumatlán
(Covarrubias, et. al, 2008). También cruzan la zona los ríos Lerma y Duero.
La Ciénega de Chapala está conformada por profundos suelos aluviales
que se integraron a través de millones de años, con la presencia de
precipitaciones, escurrimientos y sedimentación. Sus suelos son de origen
cenagoso con importantes concentraciones de material orgánico (algas, plancton),
4
plantas acuáticas que crecían durante las estaciones húmedas en las que
permanecía inundada el área; así como de elementos de carácter mineral, que
fueron arrastrados por las corrientes de los ríos Duero y Lerma. Los suelos que
abundan en la Ciénega de Chapala son vertisoles y litosoles (Martínez García,
2011).
La región de la Ciénega está entrecortada por sierras y valles con clima
templado y mantiene en general una vocación agrícola que se desarrolla en
extensiones de suelos negros y café-rojizos de buena calidad donde predominan
los cultivos de temporal,4 empero, también existen zonas agrícolas en la Ciénega
que enfrentan algún tipo de erosión o de daño químico.
La principal forma de tenencia de la tierra en la Ciénega en el contexto
posrevolucionario fue el ejido. Las extensiones asignadas a cada ejidatario fueron
de cuatro hectáreas, en el caso de las tierras de riego y de ocho para el caso de
las de temporal (Gledhill, 1997:215). Al recibir tierras de cultivo las comunidades
de la región también obtuvieron acceso al riego y gozaron de las importantes
inversiones en el rubro de infraestructura, principalmente en las décadas de los 60
y 70 del siglo XX, situación que se prolongó en los sexenios de Díaz Ordaz, Luis
Echeverría y José López Portillo.
La actividad agropecuaria tuvo momentos muy importantes en la época
cardenista puesto que los ganaderos contaban con certificados de no afectación
de sus propiedades con el propósito de desarrollar su actividades sin problema
alguno.
POLÍTICA AGRÍCOLA EN MÉXICO
Desde los años cuarenta hasta los setenta del siglo XX la política agrícola del
Estado asumía al sector agropecuario como base para impulsar el desarrollo
4 El riego cubre una extensión considerable en la depresión Lerma-Chápala de los municipios: Sahuayo, Jiquilpan, Briseñas, Venustiano Carranza, Pajacuarán, Ixtlán, Zamora, Jacona y Villamar (Gobierno del estado de Michoacán, 2004: 143).
5
industrial y urbano. Hacia finales de los años sesenta el sector pecuario
experimenta una fuerte crisis por la incapacidad de desarrollar una industria
alimentaria competitiva y por la falta de apoyos gubernamentales y crediticios. En
las décadas posteriores la actividad pecuaria en el país ha sido inestable y se
caracteriza por no tener crecimiento alguno (Gerritsen y Jan Douwe, 2006). El
adelgazamiento del Estado y el debilitamiento paulatino de las instancias agrarias
colocaron al agro mexicano en franca crisis.
Esa situación se aceleró en el sexenio del Lic. Carlos Salinas de Gortari,5
debido a las modificaciones constitucionales de privatización del ejido, el fin de los
subsidios, su política externa que incluye el inicio del Tratado de Libre comercio
(TLC) con Estados Unidos y Canadá. Todos esos factores marcaron la bancarrota
para el agro en México, con fuertes implicaciones sociales y territoriales.
Una de las expresiones más significativas de este nuevo contexto lo
representa las modificaciones al Artículo 27 constitucional llevada a cabo durante
los primeros meses de 1992. Uno de los aspectos centrales de esta modificación
es la privatización del ejido a través del PROCEDE (Programa de Certificación de
Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos). Estos cambios estuvieron
acompañados de una parafernalia en torno a los beneficios que la modernización
de la agricultura traería para los diferentes sectores agropecuarios y para el país
en general.
Desde la perspectiva del Estado mexicano, esta modernización implicaba
fundamentalmente lograr que la agricultura mexicana fuera competitiva en el
marco del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, en donde los campesinos
mexicanos quedarían sujetos a las leyes del mercado internacional. En esta
situación, las políticas federales dirigidas al agro mexicano se alejaban del
productor tradicional, quien contaba con pequeñas parcelas de uso intensivo,
mínima inversión por hectárea y bajos rendimientos productivos.
5 Esta situación antecedería a una de las mayores crisis vividas en México, la de 1994, detonada por el llamado “error de diciembre”.
6
Desde 1992, debido a las políticas neoliberales aplicadas en nuestro país,
el gobierno mexicano impulsa cuatro lineamientos principales para el sector
agrícola:
1) Formar en las áreas campesinas empresas rentables mediante la
compactación de las tierras.
2) Privatizar los ejidos para que los campesinos renten, vendan o se
asocien.
3) Sustituir los cultivos tradicionales por cultivos comerciales más rentables
(algunos de los cultivos cuentan con apoyos gubernamentales –agave,
granos-).
4) Cambiar la mentalidad campesina de autosuficiencia.
Más recientemente el campo mexicano enfrenta una serie de transformaciones
impulsadas por el Estado en el marco de una política neoliberal, en donde se
refleja claramente la influencia de contextos estructurales globales, que ha traído
como resultado cambios significativos en las relaciones establecidas entre los
campesinos y el Estado.
En este sentido, Harvey (1987) señala que las crisis del capitalismo crean
relaciones cambiantes del espacio en las que se imponen redefiniciones de
regiones y territorios dentro de procesos políticos-sociales complejos y
heterogéneos, tal fue la situación que se empezaba a experimentar en la Ciénega
de Michoacán.
LA CIÉNEGA Y LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
Por mucho tiempo esta región se caracterizó por su importante producción
agropecuaria debido a la fertilidad de la tierra, los abundantes humedales y por
tener una ubicación geográfica estratégica en torno al occidente y hacia la zona
del bajío. Otra situación que contribuyó a la importancia agrícola en estos años fue
7
la expansión de productos comerciales y que tuvieron auge en la Ciénega, tal fue
el caso de las hortalizas.
En la Ciénega se vivieron años en los que algunos productores lograron
amasar importantes fortunas en este contexto de bonanza. La producción
intensiva de hortalizas en los años setenta del siglo XX trajo consigo aparejado
nuevos escenarios sociales en la Ciénega.6
Sin embargo, la política agrícola en México ha influido enormemente en las
maneras de reorganizar la producción agrícola y de organización social en la
Ciénega michoacana. Como en todo el país, la Ciénega también presentó
panorama desolador, se quedaría en el recuerdo la bonanza experimentada
durante los años setenta del siglo XX. La producción agrícola se inserta en nuevos
contextos de reorganización del trabajo en el que se manifiesta la reconfiguración
de los espacios productivos.
Las respuestas de los productores y trabajadores de la Ciénega no se han
hecho esperar y, al igual que otras regiones, han actuado en términos del impacto
de estos cambios de múltiples formas (migración –local, regional, nacional e
internacional-, diversificación del trabajo –pluriactividad-, uso intensivo de la fuerza
de trabajo familiar (Salas, et. al, 2011).
Durante el periodo 1970-1982 las áreas agrícolas en la Ciénega
experimentaron la “Época de Oro”, pero también se profundizó la transformación
capitalista de la sociedad rural y donde las dimensiones internacionales llegaron a
ser más visibles. También fue un periodo en el que fue más notoria la destrucción
ecológica de la zona para producir su riqueza debido al uso de plaguicidas y
herbicidas sin control (Gledhill, 1997).
RECONVERSIÓN PRODUCTIVA. EL AGAVE EN LA CIÉNEGA 6 La ocupación de mano de obra femenina se hizo evidente cuando se instala en Venustiano Carranza una empacadora que da empleo a dos mil personas, de las cuales mil seiscientas eran mujeres (Covarrubias, 2007:143).
8
En los últimos años ha sucedido un proceso de reconversión agrícola en
casi todos los rincones de la Ciénega como resultado de la disminución de
campos de cultivo y el bajo precio por las cosechas de granos, por ello es que
desde 1999 pueden observarse campos de cultivo de agave tequilero.7
Aunque la presencia de agave en la Ciénega, a decir de algunos habitantes,
es añeja, hay quienes afirman que desde 1830 hay agave en la zona. Existe una
variedad de agave conocida localmente como Cenizal o Sahuayo8. En 1953 Felipe
Villaseñor Sánchez funda en Sahuayo la planta productora de tequila denominada
“Eréndira”.9
Durante el gobierno del Lic. Víctor Manuel Tinoco Rubí (1996-2002) se
promovió, a través del programa federal Alianza para el Campo, la obtención del
reconocimiento de la Denominación de Origen del Tequila (DOT) en tierras de
Michoacán y el registro de plantaciones administradas por el Consejo Regulador
del Tequila. El cultivo de agave tequilero, al ser apoyado con recursos
económicos del programa federal (1999 al 2001), generó un boom regional que se
tradujo en el aumento gradual del cultivo en la zona. Aunado a esta situación hubo
una creciente demanda del producto en el mercado internacional por lo que en el
2002 aumentaron de manera significativa las extensiones de cultivo,
transformando el entorno y el paisaje en la Ciénega de manera acelerada.
El inicio del cultivo de agave estuvo marcado por altas expectativas dado
que el gobierno del estado mediante la instancia de Parques Agropecuarios
planteó una producción de 3,300 piñas por hectárea con un peso promedio de 27
kilos lo que representaría un volumen producido de 89,100 kilogramos a un precio
de $8.00 el kilo, situación que se traduciría en buenos rendimientos para los
productores (SAGARPA, 2004).
7 Agave tequilano weber. Conocido como agave azul. Esta variedad está autorizada por la norma oficial de 1974. En la Ciénega ya existía la experiencia en la producción de agave, al respecto un ejidatario y ganadero de Sahuayo nos comentó que en los años cincuenta del siglo XX existió en el mismo municipio una destiladora de agave que producía tequila de nombre “Erendira” (en su opinión era tequila de muy buena calidad) pero por razones para él desconocidas se terminó la producción años más tarde. Entrevista al señor Salvador Amescua. Sahuayo, abril de 2007. 8 Entrevista a Lic. José Ciprés. Propietario de la destiladora de tequila en Jiquilpan. 17 de Junio de 2009. 9 Tribuna. 30 de Mayo de 2010. Sahuayo, Michoacán.
9
En el 2002, SAGARPA motiva a los productores de la región a organizarse
a nivel municipal en asociaciones agrícolas; empero, los productores difícilmente
lograron organizarse de manera eficiente. El propósito de organizarlos era el de
generar una planeación adecuada del cultivo, hacer eficiente la comercialización y
obtener asesoría técnica. En los años 2002-2004 se realizó el registro de un buen
número de predios ante el Consejo Regulador del Tequila, requisito de la propia
norma para poder comercializar hijuelos y piñas para elaboración de tequila.
La creciente demanda del producto en el mercado internacional provocó
que aumentaran las extensiones de siembra. Algunos de los terrenos sembrados
no eran aptos por encontrarse en extensiones planas10, por lo que se generaron
severas transformaciones en el entorno y en el paisaje. Existió el ingreso
discriminado y sin control fitosanitario de plantas provenientes de Jalisco. Las
plantas no cumplían con la norma oficial NOM-EM-037-FITO-2002, la cual
establece los procedimientos para la producción y propagación de agave
(SAGARPA, 2004). El precio de compra de las plantas de agave en 2002 fue muy
alto con respecto de los años posteriores, esta condición evidentemente encareció
desde el inicio los costes de producción del cultivo de agave en la Ciénega (ver
cuadro 1).
El cuadro 1 contrasta de manera significativa los precios elevados en que
fueron adquiridas las primeras plantas de agave que oscilaban de seis a doce
pesos. El inicio del cultivo se caracterizó por los altos costos en el proceso
productivo y en la obtención de plantas que no tenían la calidad que se requería.
Para el 2010 el precio de la planta era de dos a tres pesos, dependiendo del
tamaño.
10 El agave requiere ser sembrado en superficies altas que permitan un buen desagüe de lo contrario la planta se pudre, esta fue una situación generalizada en Jiquilpan y Sahuayo. Hay algunas personas que han afirmado que las plantas que se trajeron a Jiquilpan estaban enfermas, situación que justificaría el fracaso del cultivo.
10
CUADRO 1. Precios de la planta de agave en la Ciéne ga
Tamaño de la
planta 2002 2003 2004 2010
Tamaño limón 6.00 3.0 1.5 2
Tamaño lima 7.50 4.0 2.0 2
Tamaño naranja 9.0 6.0 3.5 3
Tamaño toronja 12.0 7.0 5.0 3
Fuente: SAGARPA, 2011.
El precio está dado en pesos mexicanos a valor corriente.
NOTA: El precio medio rural del cultivo de agave tequilero es aproximadamente de $ 1,500.00 por
tonelada durante 2006-2007. El rendimiento equivale a 100 toneladas por hectárea (2007). Ya para
2010, el precio de la tonelada de piña tequilera, es de tres mil pesos.
Al poco tiempo de haberse iniciado la plantación se constituyó la Asociación
de Productores de Agave que albergaba a productores de Jiquilpan, Sahuayo y
Villamar. El objetivo de dicho agrupamiento era conformar un organismo que
sirviera como ámbito regulador en el proceso de producción, empero esta
asociación no ha logrado consolidarse como tal.
El agave en la región puso en evidencia la poca experiencia local en su
cultivo al plantarse en tierras planas donde anteriormente podían obtenerse dos o
tres cosechas de maíz y sorgo por año. El cultivar en terrenos planos generó
proliferación de hongos en la planta y su posterior putrefacción. Aunada a esta
situación, en el contexto nacional en el mismo año 2002, los productores de
agave, principalmente de Jalisco, enfrentan problemas fitosanitarios, falta de
planeación, sobreproducción o en ciertas temporadas desabasto del producto. El
desabasto había sido ocasionado por plagas y enfermedades atribuidas al
monocultivo y a la falta de variación genética, situaciones que provocaron
11
inestabilidad en el mercado con severas repercusiones para el estado de
Michoacán y para la Ciénega en particular.
En 2004 SAGARPA registra 2,775.55 hectáreas de agave sembradas en
veinte municipios de Michoacán. En 2005 treinta municipios de Michoacán son
reconocidos dentro de la zona de la DOT.11 Así, el cultivo de agave en la Ciénega
de Chapala surgió como un cultivo alternativo para agricultores con tierras de
temporal. Al obtenerse la denominación de origen se le otorgó un nuevo valor a la
tierra cultivable de la región. En un esquema de disminución gradual y
generalizada de los precios agrícolas, el agave se volvió un cultivo,
aparentemente, rentable.
El auge en el cultivo de agave se propagó hacia municipios que se
encontraban fuera de la zona de denominación de origen, tal fue el caso de los
municipios de Jacona y Tlazazalca que reportaban extensiones sembradas.
Aunque seguramente las extensiones en la Ciénega rebasaban por mucho lo
reconocido oficialmente debido a que era un cultivo en franca expansión y no
existía un detallado registro de las parcelas cultivadas.
PRODUCCIÓN DE AGAVE TEQUILERO EN LA CIÉNEGA
Como ya hemos apuntado, la plantación de agave en la región Ciénega de
Michoacán se ha incrementado desde el año 2000 debido principalmente a que
esta región quedó inserta dentro de la zona de Denominación de Origen del
Tequila y al boom en el consumo mundial de esta bebida. En estos años México
exporta tequila gravado con tasa cero, principalmente a los Estados Unidos en el
marco del Tratado de Libre Comercio (Hernández, 2011).
11 Los municipios son: Briseñas, Chavinda, Chilchota, Churintzio, Cotija, Ecuandureo, Jacona, Jiquilpan, Maravatio, Marcos Castellanos, Nuevo Parangaricutiro, Numaran, Pajacuarán, Periban, La Piedad, Cojumatlán de Regules, Los Reyes, Sahuayo, Tancitaro, Tangamandapio, Tangancicuaro, Tanhuato, Tinguindin, Tocumbo, Venustiano Carranza, Villamar, Vista Hermosa, Yurecuaro, Zamora y Zinaparo (Gobierno del Estado de Michoacán, 2005). Los municipios en cursivas no pertenecen a la región Lerma-Chapala.
12
En este contexto las plantaciones de agave tequilero en la Ciénega eran
escasas, únicamente en Sahuayo había algunas hectáreas cultivadas y la
producción se utilizaba para consumo local. Es hasta mediado de 2004 cuando se
incrementa el número de hectáreas dedicadas a este cultivo.
El tiempo de maduración de la planta es mayor a los siete años y respecto
de la productividad por hectárea de agave tequilero plantado se esperaba según
las autoridades de SAGARPA de entre 3,300 a 3,500 piñas por hectárea, con un
peso real por cada una de 30 kilos, lo que ascendería a cien toneladas por
hectárea.12 Las proyecciones productivas en la región difícilmente se lograrían.
En la actualidad algunos productores de la región de la Ciénega abastecen
del producto a la destiladora de nombre “Hacienda Sahuayo” que se encuentra en
la cabecera del mismo municipio y que es propiedad de la familia Villaseñor, una
de las más prominentes y con cierto liderazgo político en la zona.
Las plantaciones de agave tequilero en la región Ciénega se convirtieron en
una opción para los productores agrícolas de temporal que lo veían como una
opción de bajo costo. Para el 2005 en la Ciénega se registraban más de
setecientas hectáreas dedicadas a este cultivo y un año después aumentaron
doscientas hectáreas más. El aumento en su cultivo se debió principalmente a los
apoyos gubernamentales y a las altas expectativas en la zona por parte de los
nuevos productores. El cuadro 2 exhibe la superficie sembrada de 2005 a 2010 en
los nueve municipios que conforman la Ciénega.
Como puede observarse en el cuadro 2 el municipio de Jiquilpan registra el
mayor número de superficie sembrada con agave tequilero desde el 2005. Este
mismo municipio prácticamente mantiene la misma extensión cultivada de 2006 a
2010. Vista Hermosa a su vez se posiciona como el municipio con menor
extensión cultivada. Jiquilpan y Villamar son los municipios con mayor aumento
sostenido en el cultivo. Por su parte Sahuayo aumenta solo quince hectáreas en
su zona de cultivo en un quinquenio.
12 Aproximación tomada del diagnóstico “Estrategias para el Desarrollo Regional del Noroeste de Michoacán”, 2005; Gobierno del estado de Michoacán, 2005.
13
CUADRO 2. Producción de agave tequilero en la Ciéne ga, 2005-2010
Municipio Años Sup. Sembrada Sup. cosechada Producción
Briseñas 2005-2009 30.99 0.00 0.00
2010 28.99 0.00 0.00
Cojumatlán 2005-2010 7.50 0.00 0.00
Ixtlán 2005-2009 6.00 0.00 0.00
2010 77.00 0.00 0.00
Jiquilpan
2005 291.50 0.00 0.00
2006 399.00 0.00 0.00
2007 399.00 9.00 1,035.00
2008-2010 389.00 0.00 0.00
Pajacuarán 2005-2009 98.50 0.00 0.00
2010 93.50 0.00 0.00
Sahuayo 2005 51.00 0.00 0.00
2006-2010 66.25 0.00 0.00
Venustiano
Carranza 2005-2010 89.50 0.00 0.00
Villamar 2005 171.00 0.00 0.00
2006-2010 251.00 0.00 0.00
Vista
Hermosa
2005-2008 32.00 0.00 0.00
2009 34.00 2.00 200.00
2010 34.00 0.00 0.00
Total de la
Ciénega
2005 777.99 0.00 0.00
2006 970.74 0.00 0.00
2007 980.74 9.00 1,035.00
2008 963.24 0.00 0.00
2009 972.74 2.00 200.00
2010 1,036.74 0.00 0.00
Fuente: Elaboración propia con base en datos de SAGARPA, 2011.
La superficie sembrada y cosechada está medida en hectáreas y la producción en toneladas.
14
En números totales podemos señalar que en la Ciénega michoacana el cultivo del
agave fue creciendo de manera sostenida de 2005 a 2010. En la actualidad se
encuentran sembradas más de mil hectáreas de agave tequilero en la región. En
porcentajes, el cultivo de agave tequilero ha aumentado en la región, de 2005 a
2010, en un 33%.
En el 2006 la destiladora de Sahuayo compraba a 10 pesos el kilo de piña13
(se llegó a pagar a los productores hasta 25 pesos por kilo), un año después el
precio había disminuido hasta un peso por kilo debido a las inestabilidades del
mercado regional y nacional. Esta considerable disminución en el precio obedeció
a la sobreproducción de agave en el país ocasionando que los productores de la
zona difícilmente recuperaran hacia el futuro la inversión del cultivo. Esta situación
ha puesto en riesgo la continuidad de la reconversión productiva hacia este cultivo
en la Ciénega michoacana.
Los productores de agave en la región no han recuperado la inversión del
cultivo debido a la casi nula cosecha en la zona (ver foto 1). Como ejemplo
evidente se encuentra el municipio de Jiquilpan que en el 2007 se cosecharon
solamente nueve hectáreas de una extensión de cuatrocientas. En este mismo
año el precio promedio del agave ere de dos mil pesos por tonelada, lo que
significa que las nueve hectáreas cosechadas de agave produjeron un total de dos
millones de pesos para el productor, que divididos entre los casi diez años que
requirió el proceso de maduración de la planta de agave resultan 200 mil pesos
anuales como ingreso para el productor; es decir, cerca de veinte mil pesos
ganados por hectárea por año, empero, hay que restar los gastos anuales por
hectárea que ascienden a más de 25 mil pesos, es decir, la ganancia es negativa.
El ejemplo anterior explica en buena medida el motivo por el cual la mayor
parte de las hectáreas siguen sin ser cosechadas. Aunque los productores tenían 13 El agave tequilero requiere de entre siete y diez años para madurar y obtener de ella la mayor cantidad de azúcares. Del agave solo se utiliza la parte central (corazón o piña) de la planta, donde se concentra la mayor cantidad de azúcares.
15
la esperanza de que el precio de la piña de agave se incrementara eso no sucedió
en los años siguientes.
En 2008 se inicia en Jiquilpan la construcción de una destiladora que tiene
como propietaria a la familia Ciprés, que tiene parentesco con la familia Villaseñor
de Sahuayo. Estas familias están ligadas a la producción del agave tequilero
desde muchos años y mantienen cierta influencia política en la región, ello puede
explicar en parte la existencia de una mayor superficie sembrada de agave en
Jiquilpan.
La producción de agave ha generado cierta diferenciación entre productores
provocada, en buena medida, por el poco o nulo conocimiento de su cultivo.
Además, en los últimos años la región ha pasado de ser zona productora de
agave, para su venta en Jalisco, a la transformación del producto mediante la
instalación de tequileras en Sahuayo y Jiquilpan. Los productores de la Ciénega
invirtieron en el agave tequilero por varios años, desde la siembre hasta la
maduración de las plantas. En algunos casos las inversiones fueron aportadas por
familiares migrantes en los Estados Unidos o en algunos casos se contrajeron
deudas para iniciar su cultivo.
CONCLUSIONES
Si bien en Jiquilpan se ha optado por utilizar parte de sus terrenos de cultivo para
la producción de agave tequilero, el costo de la mano de obra y el rendimiento
promedio en sus parcelas no hacen redituable la cosecha. En la Ciénega se ha
llevado a cabo un incremento gradual de las plantaciones de agave motivadas
principalmente por la esperanza de aumento el precio de venta del producto.
Sin embargo, actualmente pueden observarse cultivos abandonados porque
los propietarios no pudieron vender la cosecha o porque el agave no contiene los
niveles mínimos de contenidos de azúcares y por ende la cosecha no tiene valor
alguno por las destiladoras de Jiquilpan y Sahuayo.
16
Además, el precio de compra de la piña en el mercado nacional está por
debajo de los costos de producción, por lo que los productores han alargado el
tiempo de cosecha del agave en espera de una mejora en el precio de compra. Es
posible observar que en algunos campos de cultivo las plantas no fueron
cosechadas y están siendo arrancadas o quemadas por sus propietarios para
cultivar otro producto. En suma, podemos afirmar que la iniciativa de desarrollo
rural establecida mediante el cultivo de agave en la Ciénega de Michoacán no
logró el éxito que auguraba.
La poca experiencia en el cultivo de agave en la Ciénega ha provocado la
pérdida económica de varios productores locales, los cuales comenzaron un
rápido proceso de reconversión productiva hacia el agave tequilero motivados por
el alza en el precio de este bien y del apoyo gubernamental; sin embargo, la caída
del precio de la piña de agave los ha colocado en una difícil situación.
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Fuentes hemerográficas
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Fuente: Mapa interactivo INEGI 2010. Elaboró Lic. Xóchitl Aguilera.
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MAPA 2. REGIÓN LERMA-CHAPALA
Fuente: Mapa interactivo. INEGI 2009.
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FOTO 1. TERRENOS DE AGAVE TEQUILERO SIN COSECHAR, J IQUILPAN,
MICHOACÁN
Fuente: Fotografía del Dr. Guillermo Paleta Pérez. Agosto de 2010.